Mitos y Realidades, Niños en CD.juarez

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    IntroduccinSi en Jurez: Las nias y los nios son primero, Cules sonlas prcticas sociales que se dan en la atencin y en el cui-dado infantil? Qu transformaciones estn presentando enlos ltimos cinco aos? Cules y qu tipo de mecanismos,apoyos sociales se desarrollan para su atencin y qu funcindesempean otros actores sociales, en particular la familiay la comunidad? Son algunas de las preguntas que hemossistematizado en los ltimos cinco aos y que el presente do-cumento recoge, abriendo as potenciales para entender tan-to las dinmicas existentes alrededor del cuidado infantil enedades de cero a tres aos. En sntesis, tales hallazgos cons-truyen a la vez nuevas preguntas y reexiones por las que se

    da crianza y reexionando, constantemente para la genera-cin de acciones ms corresponsables para la intervencin enesta poblacin.

    Los resultados encontrados dan cuenta de por lo menos cua-tro aspectos:uno;padre y madre mantienen la creencia quelos nios son de su propiedad y por consiguiente pueden de-cidir por los ms pequeos, por lo menos en su nutricin, sudesarrollo y el tipo de higiene.Dos;hay un desconocimientode los padres para llevar una nutricin adecuada, para preve-nir enfermedades y para evitar accidentes en la infancia, esesto, desde otro punto de vista, una de las funciones socialescon poca atencin y preparacin. Tres;existe una preocupa-

    cin de mam y pap por conocer todo lo relacionado con sushijos en sus primeros tres aos; qu se debe aprovechar paramejorar con ello las oportunidades en el futuro de sus hijase hijos y, cuatro;cada vez hay ms reconocimiento hacia losadultos en su acompaamiento especializado para mejorar susalud y su persona y, en consecuencia, su relacin con losms pequeos, pero poco la responsabilidad para aplicar po-lticas publicas para su cuidado.

    Sin embargo, un problema serio que enfrenta la infancia eslo relativo a los tradicionalismos que de generacin en gene-racin son transmitidos y que los adultos traen consigo regu-lando as la atencin y la vida de las nias y los nios por tal

    motivo es que las nias y los nios de esta edades poco se lesreconoce y por consiguiente .

    A diferencia de la sabidura popular, estos tradicionalismosse instalan en el psique de los adultos haciendo complicadoincidir y modicar ciertas prcticas sociales que impactan

    hondamente en el desarrollo de la infancia. Muchos de ellosse observan principalmente en los momentos correctivos co-tidianos entre padres/madres a hijos e hijas: golpes, insultosy violaciones que lastiman y denigran psicolgica y fsica-mente a la niez.

    Si bien histricamente ser padre y madre ha sido una tarea di-fcil, dicha labor es complicada cuando el pap y la mam tra-bajan por igual nmero de horas a la semana, slo para aten-der las necesidades de subsistencia econmica de la familia.

    No obstante, su complicacin es an mayor cuando slo unode los adultos (la mujer), atiende las labores domsticas y elcuidado infantil, es hasta una triple jornada de trabajo quedesgasta fuertemente a la mujer. Esta situacin, adems deser uno de los cambios ms importantes observados hasta elmomento, repercute fuertemente en el desarrollo de las niasy los nios, ya que si slo una de las partes asimila el cuidadoinfantil (mayormente la mujer), se aumenta la cantidad defunciones que debe desempear, lo cual nos orilla a hacernos

    la siguiente pregunta, qu hacer para vivir con mayor cali-dad y mayor calidez con los nios y las nias? Los hallazgosson muy contundentes ya que al existir un exceso de trabajo

    para la mujer, la calidez y la calidad en el cuidado infantil seva dando de forma automatizada, perdiendo peso el afecto yel cario necesarios para el desarrollo.

    Lo anterior ha generado que el cuidado de los infantes seaasumido por otras personas que no son la madre, como pue-den ser otros miembros de la familia u otros actores cercanos;una red primaria, tal como una vecina o una comadre. El bajo

    poder adquisitivo ha obligado a extender la red familiar parasobrevivir en ncleos familiares que rebasen el esquema tra-

    dicional de pap-mam-hijos. Este fenmeno de nuevos cui-dadores (comadre, amigos, vecinos, etc.) es emergente, porlo que no cuenta con los referentes culturales adecuados alos de la propia madre, ni siquiera para establecer claramentelos criterios de relacin entre los familiares, mucho menos

    para identicar el papel de quien ser la persona encargada

    del cuidado del infante. Es as que, la atencin infantil se veafectada por este fenmeno social.

    Por ejemplo, la alimentacin, la salud y la educacin, sonfenmenos sociales variados y sujetos a tradiciones y cos-tumbres familiares, a pesar de existir lineamientos generalesde organismos ociales (IMSS) que promueven la atencin

    adecuada de las nias y nios menores de 4 aos

    En la actualidad vemos un incremento signicativo en los n-dices de obesidad y de maltrato infantil; este fenmeno socialllama la atencin dado que la dinmica y el estrs tan intensosque viven diariamente los padres al procurar llevar el sustentoa la familia, impacta negativamente en los nios y las nias,ya que se delega esa facultad a los cuidadores sustitutos. Ade-ms, lo ms lamentable es que la dieta familiar la conformanfrituras y refrescos, sin un sistema de horario, de espacio; hoyse nutren los nios y las nias viendo la televisin, es decir,

    Mitos, tradiciones y realidades en el cuidadoinfantil en Ciudad Jurez.

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    satisfaciendo ms su vista que sensibilizando a su organismoen el placer que por s mismo implica el comer.

    Aunado a lo anterior, las nuevas generaciones crecen con me-nos intercambios y menos afectos, que si bien son aprendiza-

    jes cotidianos, ocasiona que la infancia est delimitada por laprogramacin de la mam cuidadora, su entorno lo constituyela estructura del tiempo exclusivamente de ella. Los nios

    crecen solos, con menos nios y nias a su alrededor que lespermitan construir y enriquecer su entorno, dado que ste seha transformado en un espacio peligroso para ellos(as), ahorael espacio privado (hogar) es el lugar donde se juega y el es-

    pacio pblico pas a ser el espacio privado para los menores,debido a los riesgos que implica.

    Es importante reconocer que el cuidado infantil no es algo in-nato al ser humano, es decir, no se nace sabiendo los elemen-tos bsicos del cuidado infantil, se necesita de herramientasnecesarias, stas deben ser aprendidas mediante un procesoeducativo que reexione y resignique los mitos y las prc-ticas sociales de los adultos hacia el cuidado infantil, que losadultos se den la oportunidad de aprender a ser diferentesy apostar fuertemente a la infancia y que los conocimientostransmitidos de generacin en generacin tengan un alto y unmomento de reexin-anlisis sobre sus consecuencias.

    Cuando hablamos del cuidado infantil nos referimos a unproceso social que contiene una gran cantidad de mitos, tra-diciones y costumbres en lo que reere a desarrollo infantil,

    a los alimentos que los infantes deben consumir, a la formacmo se debe educar, al amamantar, a la higiene y a la pre-vencin de enfermedades.

    A pesar que en las entrevistas a profundidad observamos una

    mayor participacin de los hombres en el cuidado infantil,es en la mujer donde ste descansa mayormente; por lo queavanzar ms, sobre todo en la distribucin de las actividadesdomsticas para aminorar el cansancio existente en la mujeres uno de los principales retos, de lo contrario no bastar elapoyo de los abuelitos, los amigos, los vecinos, los conoci-dos, hay que dar pasos en diferentes sentidos.

    Por lo que es inminente conformar espacios de intercambioldicos, menos tcnicos, ms dinmicos, concisos, que pro-voquen la participacin de hombres y mujeres, para que pue-dan reconocer tanto su impacto como sus alcances en la aten-cin a la infancia, es decir, que quieran mejorar su calidezy calidad con sus hijos e hijas, ese hecho es una puerta que

    presenta posibilidades de cambio de los adultos y desarrollopara los nios y las nias. Es un avance importante que venlas madres y los padres de familia para trastocar fuertementesus creencias y tradicionalismos transmitidos de generacinen generacin alrededor de la crianza; mejor dicho, prcticassociales cuestionables que impactan hondamente en la au-toestima y crecimiento de la infancia.

    Es necesario cambiar el golpe como medida correctiva; esimportante fortalecer los espacios de intercambio. Sin embargo, debemos evaluar las prcticas cambiantes de los padresen sus hogares.

    El presente documento es un anlisis de cmo construyen losadultos su funcin de padres y madres de familia; as comode los mitos y de las tradiciones existentes alrededor de ellosAnaliza a mayor amplitud los recursos y prcticas de los adul

    tos en temas de nutricin infantil, salud e higiene, cuidadoinfantil, deteccin y prevencin del abuso infantil, deteccinde malos hbitos alimenticios y obesidad, estimulacin tem

    prana, autoestima, desarrollo y requerimientos infantiles, formacin para padres, orientaciones para ser mejores padressalud e higiene para la prevencin de accidentes en el hogar ytalleres de resolucin no violenta de conictos.

    Lic. Catalina Castillo Castaeda

    Coordinadora General

    Organizacin Popular Independiente, A.C.

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    El presente documento aborda desde un enfoquesociolgi-co y antropolgico los conceptos de salud, higiene, mitos ycreencias del cuidado infantil, ya que desde estas perspecti-vas han sido poco abordadas, a diferencia de la psicologa yla medicina, donde encontramos una literatura basta que dancuenta de algunas caractersticas haciendo de lado los proce-sos de socializacin y aculturacin de los nios y las nias alespacio donde crecen y se desarrollan. En la actualidad el tema de cuidado infantil es desuma importancia debido al incremento de los factores de

    riesgo y a los detonadores de la violencia, que cada vez estms expuesta en esta poblacin. La vulnerabilidad en la quems nias y nios viven, donde el reconocimiento y goce desus derechos no existe, son realidades que ponen al centro undebate que debemos participar muchas personas e institucio-nes, en ese sentido nuestra investigacin trata de dar cuenta,mediante un anlisis terico y conceptual, de los mitos, tradi-ciones y creencias existentes al cuidado infantil en los temasde salud, higiene y alimentacin para generar alternativas so-ciales de intervencin para las nias y los nios.

    El tema de cuidado infantil atraviesa por un deberser en el que participa activamente la poblacin adulta; para

    ellos las nias y los nios, principalmente en las edades de 0 a6 aos, son personas dependientes econmica y socialmente.Es este intercambio donde la poblacin infantil entiende yconstruye el cario, el amor, la seguridad alimentaria, la sa-lud y el vestido, requerimientos que deben ser cubiertos paramejorar la calidad de vida de las nias y los nios y para la

    produccin de saberes que permitan convivir socialmente.No obstante, encontramos que dichos saberes son

    producto de la relacin paternal y por consiguiente transmiti-dos de generacin en generacin, y que al faltar elementos de

    ponderacin y anlisis se reproducen prcticas social y cultu-ralmente que conforman mitos hacia la infancia y el cuidadodiario. Desde esta perspectiva, las familias son mecanismos

    para la reproduccin de sus hijos, son parte de la socializa-cin de actitudes y valores con otras familias. Son fenmenosque se dan en la realidad social y que, por lo tanto, debenser abordados de manera metodolgica y sistemtica para darcuenta del estado que guardan.

    Adems del cuidado infantil, atraviesa necesaria-mente el tema de quin cuida o quines son sus tutores. So-cialmente se le ha asignado a las madres de familia el rol decuidadora infantil, este paradigma donde lasmadres deben

    Mitos relacionados con el cuidado, salud,higiene y alimentacinLic. Nemesio Castillo, Doctorado en Ciencias Sociales, Investigador y docentede la Universidad Autnoma de Cd. Jurez.

    La alimentacin, la salud y la relacin cotidiana, tiende a mejorarse en la medida que se trabaje ms y

    permanentemente con los adultos sobre el cuidado de la infancia.

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    estar atentas en la salud, la higiene y la alimentacin de sushijos y los hombres son los proveedores de la casa, el sos-tn de la misma. En la actualidad est trastocado, ya quela incorporacin de mujeres al mercado laborar en horariosde trabajo de ms de 8 horas diarias, as como la doble (yen ocasiones la triple jornada que realizan con el trabajo do-

    mstico), son factores precursores de violencia y maltrato, yaque el cuidado diario se desarrolla en condiciones de muchocansancio y estrs; en ese contexto asumir el cuidado infantiles una cuestin complicada y desigual.

    El cuidado infantil est prcticamente determinadopor factores culturales y sociales, entendindose por el cultu-ral el que se genera y transmite por la tradicin, de generacinen generacin, los cuidados no estn asociados o interpreta-dos como positivos o negativos, simplemente, es cuidadoinfantil que se asume por el hombre o la mujer. El cuidadoinfantil desde el otro punto de vista es el que se produce da ada a travs de la socializacin y la transformacin familiar.

    Entonces, la alimentacin est determinada por lacultura y la socializacin, no hay reglas universales de losmejores alimentos, simplemente, se da una interpretacin dela nutricin en relacin a la cultura, en trminos de subsisten-cia, es decir, culturalmente no se cuestiona si los alimentoscontribuyen al desarrollo bio-psico-social, nicamente seconsumen. Por lo tanto, la nutricin de las nias y los niosse desarrolla en funcin de los factores culturales y econmi-cos.

    Al igual que la alimentacin, la salud es un temadifcil cuando se le aborda desde una mirada sociolgica yantropolgica, en primer lugar, se parte de la premisa que las

    enfermedades se construyen socialmente, es decir, el tratamiento y diagnstico puede variar de cultura en cultura y demdico a medico. As y alrededor de la salud existen mitoy tradiciones que slo pueden entenderse desde la culturacomo son el mal de ojo, el espanto, enfermedades del empacho, cada de mollera, etctera.

    La higiene es otro de los temas con mltiples aristaal momento de su abordaje como fenmeno social. Existenmiradas culturales muy divinas al momento de asumir la higiene cuerpo. Para unas culturas el baarse es imprescindibly para otras importa poco. En nuestro contexto, las familiasreducen la higiene al bao diario y al lavado de manos, edecir, hay prcticas que no se interpretan en trminos de lim

    pieza o no limpieza, simplemente la higiene se asume comoprcticas familiares que se transmiten de generacin en generacin.

    El origen del mito

    El mito da sentido y estructura a la sociedad, tambin, constituye parte de la identidad individual. Cada grupo social puedecrear y recrear los mitos que dieron origen a su estructura social. Las reglas, valores e ideologas estn cargadas de mitos

    principalmente son ideas que estructuran el pensamiento y ecomportamiento de los individuos. Prcticamente los mitoson principios que justican nuestras acciones.

    Es importante preguntarnos por el origen de los mitos. El mito es un producto social, carece de autor, es an-nimo. Si el mito posee un origen individual, su producciny transmisin se encuentran exigidas y determinadas social

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    mente. Dicho en otras palabras, el mito no tiene autor, per-tenece al grupo social y cultural que lo relata (LviStrauss,

    1987).Entonces, realmente es una produccin cultural

    colectiva que se transmite de individuo en individuo. Lorealmente signicado por los mitos, en ltima instancia, es

    la estructura del espritu, su mapa de construcciones (Lvi-Strauss, 1987: 187). Parte de la sociedad y de las prcticassociales se generan a partir de los mitos. Necesariamentelos mitos no tienen una connotacin de positivo-negativo,simplemente estn en la memoria colectiva. Es as, como elcuidado infantil se carga de mitos que se transmiten de gene-racin en generacin.

    Como se mencion, los mitos no se presentan comopropiedad intelectual; desde el momento que se hace uso deellos son percibidos as, sea cual haya sido su origen real, noexiste ms una conexin con la memoria colectiva. Al contarun mito, oyentes individuales reciben un mensaje que no vie-ne, por hablar propiamente, de ningn sitio; sta es la raznde que se le asigne un origen sobrenatural. As es compren-sible que la unidad del mito se proyecte en foco virtual: msall de la percepcin consciente del oyente, que de momen-to slo atraviesa hasta un punto donde la energa que irradiaser consumida por el trabajo de reorganizacin inconsciente,desencadenado anteriormente por l (LviStrauss, 1987:

    27).Por otro lado, es necesario destacar que el mito es

    temporal. LviStrauss reere que el mito se dene por un

    sistema temporal, que combina las propiedades de la lenguay el habla. Cuando se hace uso del mito se reere siempre a

    acontecimientos del pasado (antes de la creacin del mundoo durante las primeras edades o en todo caso hace muchotiempo). Pero el valor intrnseco atribuido al mito provieneque estos acontecimientos, que se suponen ocurridos en unmomento del tiempo, forman tambin una estructura perma-nente. Ella se reere simultneamente al pasado, al presente

    y al futuro (LviStrauss, 1987: 232).Otra denicin que nos da LviStrauss, y desde

    nuestro punto de vista ms completo, el mito es un siste-ma de operaciones lgicas que opera mediante varios c-digos. El mito no slo se realiza por medio del cdigo oral,sino tambin a travs de otros cdigos culturales como elastronmico, meteorolgico, cosmolgico, zoolgico, bo-tnico, psicoorgnico (que incluyen los visuales, acsticos,olfativos, gustativos y tctiles) y tecnolgico entre otros, conlos que el mito puede elaborar una especie de metacdigo(LviStrauss, 1987: 23b).

    Para LviStrauss, la mente humana, al ser confron-tada con un fenmeno como una enfermedad, no permaneceinactiva. No slo no se limita a contemplarla o mirarla, sinoque reacciona ante ella y la constituye como sistema de sm-

    bolos culturales y sociales, tomando conciencia de su culturay de la forma en que otras gentes reaccionan ante ese mismohecho social. El fenmeno se convierte en imaginario en lu-gar de ser reconocido como falso o inexistente, comparadocon las circunstancias reales presentes. Lo que pasa con losmitos sucede con todas las actividades del cerebro humano.El mito transforma simblicamente la realidad. La mentehumana tambin conere capacidad simblica y da valor a

    los mitos que produce, lo que hace precisamente una de sus

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    caractersticas denitorias, su resistencia al cambio: la fuerza

    del mito reside en que es invulnerable a las pruebas racio-nales que lo desmienten (Corsi, 2003, 21), sin embargo, su

    transformacin deviene en mejoras en la calidad de vida.

    Historia de la infancia.

    Para entender el concepto de cuidado infantil es necesarioconocer los antecedentes del concepto de infancia. Este con-cepto es producto de la modernidad, en la edad media noexista alguna categora para referirnos a la primera etapa delhombre. Se puede decir que la historia de la infancia es untema dominado por gran nmero de mitos. Para evidenciarel fenmeno, es necesario destacar las fechas y los aconteci-mientos que se dieron en la historia para entender la infanciaen la poca actual.

    De acuerdo con Pollock, en el perodo de 200 a 800D.C. los padres no tenan criterios denidos sobre sus hijos, alos que consideraban tanto como un placer y parte integrantede la vida familiar, como una molestia (Pollock, 2004,19). Por otro lado, a partir del siglo IV los padres em-

    pezaron a aceptar que los nios tenan alma, razn por lacual no podan matarlos y por ello recurrieron a abandonar-los. Durante los siglos XIV a XVII, el nio sigui siendo un

    almacn de proyecciones peligrosas (Pollock, 2004,20). En la Edad Media no hubo concepto de niez (Po-llock, 2004, 9). Aunque en siglos anteriores no hubo per-cepcin de la naturaleza de la niez, esto no signica que a

    los nios se les tratara mal, simplemente, se les considerabacomo criaturas pequeas. Segn Aries, en la poca medievano percibi a la niez porque no se perciba una diferencia y

    una transicin entre el mundo de los nios y el de los adultosAries tambin arma que en el siglo XVI los adultos empezaban a ver en los nios una fuente de diversin y distraccin(se les vea nicamente como juguetes), y todava no se vea ala niez como algo separado de la edad adulta (Aries citada

    por Pollock, 2004,16).

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    Para Stone, en los siglos XV y XVI los nios y las

    nias estaban sometidos a una disciplina estricta y medianteprocedimientos brutales se les obligaba a obedecer. A nes

    del siglo XVI y a lo largo del XVII, los castigos infringidos alos nios se hicieron an ms brbaros:

    este aumento se debi a los primeros re-sultados de la mayor atencin prestada a los nios,un producto secundario de un inters mayor a lacaptacin moral y acadmica de los nios y tambinde la doctrina del pecado original. Arma que hay

    un gran acopio de pruebas que revelan la voluntadde quebrantar la rmeza de los nios, especialmente

    entre los puritanos, y que el castigo corporal fue elprincipal mtodo usado para lograr este n, tanto en

    el hogar como en la escuela. no hay duda que los

    crueles azotes fueron un hecho normal y diario en lasescuelas primarias de los siglos XVI y XVII; azotar

    fue el mtodo normal de disciplina en los hogaresde los siglos XVI y XVII; quebrantar la voluntad del

    nio era la meta primordial, y el castigo fsico elmtodo usual para conseguirlo (Stone citada porPollock, 2004, 29).

    De acuerdo con Aries, a lo largo del siglo XVII es

    cuando la gente gozaba mimando a sus hijos, gradualmentese iba percibiendo que los nios eran diferentes a los adultosy no solamente versiones menores de ellos (Pollock, 2004,17). Tambin, a lo largo del siglo XVIII tomaron importancia

    dos elementos del concepto de niez y adems de la saludfsica.

    Segn Pollock, en la sociedad francesa, antes de1760, algunos educadores, lsofos y telogos considera-

    ban que los nios eran le mal ou le peche (un ser maloo pecador), y la gente comn los consideraba habitualmen-te como una molestia (o hasta como una desgracia), (Po-llock,2004,22).

    A diferencia de Estados Unidos, en el siglo XVII

    se les vea como cosas sin importancia: la infancia no era

    otra cosa que un preludio biolgicamente necesario al mundoadulto y socialmente importantsimo de los negocios. Aun-que se amaba a los nios, se les tena como propiedad de sus

    padres y como adultos en miniatura (Pollock, 2004,20).Dice Pollock que es necesario dar un cierto gradode reconocimiento de la infancia en el siglo XVII, puesto

    que a los nios menores de siete aos se les vesta de maneradiferente a la de los adultos. Hubo un sentimiento casi rudi-mentario de que los nios deban construir un grupo especialcon sus necesidades, intereses y capacidades peculiares. Envez de esto, se les vio ms bien como adultos en miniatura: elmuchacho era un modelito de su padre, del mismo modo quela nia lo era de su madre (Pollock, 2004,17,18).

    Ya con los escritos e investigaciones sobre la educa-cin de Rousseau, para mediados del siglo XVIII haba sur-gido el concepto moderno de infancia. Para la modernidad, el

    concepto de infancia ya se encontraba en la discusin de laclase poltica, como en las familias, porque se pone al niocomo eje central para el futuro, es por ello que los nios y lasnias ocupaban y ocupan un lugar central en la familia.

    En el perodo moderno los nios y las nias cobra-ron importancia ya que se convirtieron en el centro de intersy atencin de los padres, adems, se sostiene que en la EdadMedia se les estigmatizaba como el pecado original, perodespus del siglo XVIII los padres adoptaron una actitud

    ms benevolente y ms racional hacia sus hijos empez a novrseles como ramas del viejo Adn, cuyas voluntades debanser quebradas (Pollock, 2004, 23) .

    Shorter destaca que nuestra actitud hacia los nios ylas nias ha cambiado sustancialmente. Ya dejaron de perte-necer al nivel ms bajo del estrato social, han dejado de ser el

    pecado original por el amor de pareja, ahora son motivo denuestra mxima preocupacin. Arma tambin que el buen

    trato de parte de la madre es un invento de la moderniza-cin. Dice que a los nios se les tuvo en tan poca estimaque ni siquiera se les vio como humanos. Ni tampoco estasmadres vean con frecuencia (no falta quien diga nunca) asus hijos como humanos dotados de las mismas capacidadesde sufrimiento y gozo que ellas (Shorter citada por Pollock,2004,18).

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    Cuidado infantil

    El cuidado infantil es un tema que se construye socialmente,son las familias y los sujetos individuales quienes participandiariamente en su construccin. Debe reexionarse desde

    donde las familias construyen este cuidado infantil; en prin-cipio sus prcticas estn ancladas en la tradicin; sin embar-go, se combinan con las plticas, las asesoras y las consultasque los padres de familias tienen con los especialistas en elcuidado infantil (mdicos, pediatras, orientadores familiaresy enfermeras).

    La cultura de las familias es un factor principal parael cuidado de los hijos; la educacin, la alimentacin y la

    salud son temas que se pasan de generacin a generacin, esinformacin y prcticas cargadas de mitos y tradiciones que aprimera impresin no estn presentes o visibles en el lenguajecotidiano de los padres y las madres de familia.

    Adems de la cultura, el conocimiento producido delas familias en relacin al cuidado infantil es producto de las

    prcticas cotidianas, donde da a da, a partir del ensayo y delerror, las familias crean y recrean los temas de la salud, laeducacin y el cuidado de los nios y las nias. Durkheim, socilogo y pedagogo, considera quelas prcticas de crianza caben bien dentro del concepto desocializacin. El autor coincide con el de educacin que es

    la accin ejercida por las generaciones adultas sobre las queno estn an maduras para la vida social. Tiene por objetosuscitar y desarrollar en el nio un cierto nmero de estadofsicos, intelectuales y morales que reclama de l la socie-dad (Durkheim citado por Gmez, Daz y Ramrez, 200081,82). El abordaje terico y conceptual del concepto decuidado infantil es poco tratado, y los documentos que existen son eminentemente psicolgicos, existen pocas investigaciones que hablen del cuidado infantil como un procesosocial. Abordar este tema desde la psicologa implica quedarse en el plano del ni@, por otra parte, el abordaje del temadesde lo social implica atenderlo en sus mltiples determina

    ciones, como proceso psicolgico, social, cultural e inclusoreligioso.Existen aspectos culturales y sociales que son prc

    ticamente los que determinan las prcticas del cuidado in-fantil. En alguna parte de la sociedad no se ve al nio comosujeto de derechos, por lo tanto no existe una combinacin dela cultura y los derechos de los nios y las nias.

    Una de las acepciones en la que se desarrolla el cuidado infantil es otorgar este rol a las abuelas, las tas, y en algunos casos a los hijos mayores. Es importante destacar queel cuidado de los ms pequeos permanece en la tutela delas mujeres, son las tas, las abuelas y las hermanas mayore

    El cuidado infantil se construyesocialmente, son las familias, los sujetosindividuales, las instituciones pblicas y elmercado quienes participan diariamenteen la construccin del cuidado infantil

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    quienes se encargan del cuidado infantil cuando la mam noest, adems, en el hogar es la mujer quien se encarga de laeducacin, la salud y el cuidado de los hijos, desde la culturaal hombre, como construccin masculina, se le excluye y seauto excluye del proceso de crianza. La construccin cultural masculina se encarga deroles sociales como la represin de los hijos, los trabajos defuerza en la casa y el sustento econmico del hogar. Los pro-cesos de socializacin de lo femenino y lo masculino son en

    principio para la diferenciacin de roles y funciones, esteproceso no da cuenta de la desigualdad entre hombres y mu-jeres en el tema del cuidado infantil.

    Los procesos de socializacin se convierten en ele-

    mentos mticos que sostienen a la sociedad en su proceso deconstruccin histrica. Los mitos estn siendo referente delcuidado infantil. As, de segn Gmez, Daz y Ramrez, las

    pautas de crianza son aprendidas por los padres de sus pro-pios padres y son transmitidas de generacin en generacinen generacin, algunas veces sin modicaciones. Este pro-ceso que inicia durante la socializacin del nio en el ncleofamiliar, social y cultural, lo asimilan por medio del juegode roles, con el que se apropian de las pautas con las que sus

    padres se orientan, las asumen e incorporan, para ms tarde,al ser padres, implementarlas con sus hijos.(Gmez, Daz yRamrez, 2000,86).

    La crianza como proceso de socializacin y desa-rrollo del individuo alude al esfuerzo productivo de sacar,engendrar, crear algo con medios humanos (Gmez, Dazy Ramrez, 2000, 79). El individuo es el nico ser en la tie-rra al que se le ensea para construirse como ser humano1.Los medios para hacer de los individuos seres humanos es atravs de la cultura y del proceso de construccin social (lasocializacin).

    La cultura y la socializacin en el proceso de lacrianza estn marcados transversalmente por los mitos y porlos derechos de los nios y las nias; sin embargo, lo que pre-domina en la realidad son los mitos y la informacin/forma-cin que es producida en los procesos de capacitacin que las

    mujeres reciben en las instituciones privadas (en organiza-ciones de la sociedad civil) y pblicas (clnicas y hospitales).As, el proceso de crianza es un estrecho margen por el cualse transmite la cultura en una comunidad, por lo tanto, losritos y mitos en la crianza logran que:

    1 De acuerdo con Gmez, Daz y Ramrez para cump-lir el propsito de generar seres humanos, se requiere generarambientes domsticos que faciliten el desarrollo progresivo dela conciencia, una formacin creciente racional que le permitaa la persona vivir desde ella misma. Este es un trabajo, que sibien comienza en la casa, slo ser exitoso al encontrar solu-cin de continuidad en otras instituciones junto con otros ac-tores (Gmez, Daz y Ramrez, 2000,82).

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    los pequeos se conviertan en miem-bros efectivos del grupo, porque les ayuda a inte-riorizar los ideales que expresan lo que es tal grupoy de cuyo cumplimiento se desprende el sentido deidentidad y pertenencia. En este horizonte coincidecon educacin, lo mismo que con socializacin(Gmez, Daz y Ramrez, 2000, 79).

    La crianza es por tanto una accin que se desplie-ga y se asume como acto privado de las familias, es en s,un hecho tpicamente humano encargado a las familias, loque implica la interiorizacin de las normas y valores de lafamilia compartidos socialmente, implica pues, el abandonode los instintos de destruccin. La familia, consciente o in-consciente, acta hasta congurar un ethos que envuelve al

    nuevo miembro de la familia y as lograr conformidad social(Gmez, Daz y Ramrez, 2000, 80). Segn Gmez, Daz y Ramrez, el proceso de crian-za de los hijos se da a partir de la informacin que recogende su propia familia, por lo tanto, es de esperar que padresque poseen una autoestima adecuada ofrezcan el ambiente

    que igualmente la propicie en sus hijos, y a los que carecende ella, les restar posibilidades, sin con esto querer decirque no lo puedan lograr, pues con esfuerzo y compromiso se

    puede conseguir lo que con ellos no se logr (Gmez, Dazy Ramrez, 2000, 87). Otro de los argumentos centrales de Gmez, Daz yRamrez es que consideran que las parejas de padres estnconformadas por dos personas que vienen de grupos fami-liares diferentes, se puede entender la necesidad de llegar aacuerdos, que partan de la negacin y que faciliten a los pa-dres el establecimiento de los lineamientos con los que acom-

    paarn a los hijos durante su desarrollo (Gmez, Daz yRamrez, 2000, 87).

    Los dos prrafos anteriores son elementos constitu-tivos de la visin hegemnica dentro de la medicina de laPuericultura2, sin embargo, esta ciencia no da cuenta de los

    principios culturales que las familias tienen para educar a sushijos.

    La visin de la medicina del cuidado infantil es emi-nentemente clnico, si niega el papel de la cultura y las prcti-cas cotidianas del ensayo y el error, la perspectiva mdica esun aporte importante, pero no es el nico, la cultura, la ideo-loga y los valores son elementos a considerar para entenderel ejercicio del cuidado infantil en las familias. Otro de los temas que se destacan en el cuidado in-fantil es el reconocimiento que es un hecho social integral,

    a ello Gmez, Daz y Ramrez (2000) comentan que en lacrianza de los hijos hay conceptos predeterminados por losenfoques desde disciplinas como: la medicina, la psicologa,la educacin, la sociologa y la antropologa. Aun considerando lo anterior, es necesario reconocerque la educacin de los nios en ltima instancia es un acto

    privado donde slo participan las familias o los encargados

    del cuidado de los nios y las nias. Aunque se cuente conuna cantidad de informacin en revistas, programas radialey televisivos; adems de libros y enciclopedias que presentanlas opciones que los padres pueden asumir para la crianzaadecuada de sus hijos; realmente son los padres, desde suintimidad familiar, los que construyen y dirigen los guionesde crianza para sus hijos (Gmez, Daz y Ramrez, 200089). La gran cantidad de informacin que se ofrece enlos medios especializados en el cuidado infantil tiene hastacierto punto una inuencia en el cuidado; sin embargo, son

    la mam y el pap, o las personas encargadas del ocio, lo

    privilegiados para establecer las pautas de crianza que creenque facilitar el desarrollo armnico de sus hijos con autonoma e independencia (Ramrez, Daz y Gmez, 2000,89).

    Es importante destacar que el cuidado infantil no eun libre albedro, aunque como hecho privado se sometea los lineamientos de los Derechos Humanos y Derechos delas Nias y los Nios. Es ah donde el cuidado infantil, lasalud, la alimentacin y la educacin dejan de ser un hecho

    privado para convertirse en pblico. Donde la familia como

    grupo fundamental de la sociedad y medio natural para ecrecimiento y el bienestar de todos sus miembros (y en particular de los nios), debe recibir la proteccin y la asistencianecesarias para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad; reconociendo que el nio, para e

    pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe creceen el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor ycomprensin, considerando que el nio debe estar plenamente preparado para una vida independiente en sociedad y sereducado en el espritu de los ideales proclamados en la Cartade las Naciones Unidas y, en particular, en un espritu de pazdignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad. En sntesis, el cuidado infantil como entramado

    social se encuentra entre la visin del Estado, los DerechosHumanos, los Derechos de las nias y los nios, la cultura yla familia. Conjuntamente crean y recrean el cuidado infantien el campo de la salud, la alimentacin, la higiene y la educacin. La ilustracin 1 reeja una relacin de construccin

    de los distintos campos y las inercias que pueden generar lonios y las nias en su propia construccin como sujetos dederechos.

    Ilustracin 1: Construccin del cuidado infantil

    2 La puericultura se dene como la ciencia mdicaque se dedica a estudiar el cuidado del ser humano en suetapa de desarrollo. Ms en especco, es el acompaamien-to del nio en su etapa de desarrollo.

    Nia

    NioEstado Cultura

    Familia

    Derecho delos Nios y

    NiasDerechos

    Humanos

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    Salud y Cultura

    Cuando se habla de salud, en pocas ocasiones hacemos re-ferencia a la cultura, se considera a la salud como elementouniversal que toda persona sufre con los mismos sntomasde alguna enfermedad; sin embargo, existen investigacionesque dan cuenta que la salud tambin se puede vivir como unelemento particular ubicado en un espacio comunitario, nogeneralizable, adems, los sntomas se perciben y se mani-estan de manera diferente en un individuo.

    La Organizacin Mundial de la Salud (OMS) rede-ne el concepto de salud inicial como el estado de completo

    bienestar fsico, mental y social, y no slo como ausencia deenfermedad o capacidad. A partir de esta denicin, surgela necesidad de replantear la salud pblica, porque implicala generacin de nuevas estrategias para cambiar el estilo devida desde el punto de vista de la cultura, adems, que se pro-mueva la modicacin de estilos de vida no saludables.

    Entonces, las polticas de salud pblica deben for-mularse a partir de la evolucin del concepto de salud y porla constatacin de que los estilos de vida son los principalescondicionantes de la misma. Esta nueva forma de promoverla salud queda denida como: el proceso de capacitacin de

    las personas para aumentar el control sobre su propia salud ypara mejorarla (OMS, 1986). La salud como elemento constitutivo del desarrollodel nio y de la nia, la cultural est presente en la formacomo se percibe la salud. Es decir, la salud est trastocada porlos mitos, las creencias, las ideologas y las prcticas dondelos padres de familia crean y recrean diariamente. Ese cmu-lo de ideologas, prcticas, tradiciones y mitos se transmitende generacin en generacin, y en ocasiones no pasan pon unanlisis en la familias.

    Las plticas en los hospitales sobre el cuidado infan-til, la salud y la higiene en ocasiones no tienen mucho eco en

    las familias, porque no se consideran los patrones culturalesque tienen; el paradigma mdico desconoce y descalica losmitos, las creencias y las ideologas que las familias crean yrecrean en el cuidado infantil. Segn Fernndez, es necesarioasumir un concepto de cultura no esencialista y, sin embargo,considerar en el anlisis su vinculacin con los aspectos so-cioeconmicos implicados (Fernndez, 2004, 154). De acuerdo con Fernndez el escenario mdico enel cual trabajan los profesionistas, los tratados de medicina,los dispositivos de salud, los planes y los programas estn di-seados para operar sobre un mundo humano occidental, re-ducido a sus miserias biolgicas y descontextualizado de las

    Cuidado infantilEl cuidado infantil se construye socialmente, son las familias, los sujetos individuales, las instituciones pblicas y el mercado quienesparticipan diariamente en la construccin del cuidado infantil

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    realidades socio-histricas que lo condicionan y lo limitan.El modelo biomdico es la ideologa mdica del liberalismoeconmico, la herramienta terico-metodolgica con la queopera en el dominio del proceso salud-enfermedad-atencin(Fernndez, 2004, 153).

    El paradigma mdico contextualizado como elemen-to culturizador/colonizador parte de los principios de univer-salidad de la medicina y de los principios ticos y morales,sin embargo, parafraseando a Bourdieu, la universalidad delos intereses mdicos particulares es la estrategia de legiti-macin de la cultura occidental, siempre incitados por todasu tradicin a pensarse como portadores y portavoces de louniversal, como funcionarios de la humanidad (Bourdieu2005:158, citado por Fernndez,153,2004).

    La intensin de tratar el tema de la salud como ele-mento cultural es pertinente por la relacin que tiene en lo lo-cal, es decir, si pretendemos incidir en la salud de los nios ylas nias es necesario entender la forma como interpretan lasfamilias la salud y la enfermedad. De acuerdo con Escobar,en ingls hay tres maneras de expresar el concepto enferme-dad, illness, disease, sickness, donde cada concepto reeja

    una ptica o posicin distinta de la enfermedad, la primeraes el sentir individual del estar enfermo, la segunda es la di-mensin biolgica orgnica de la enfermedad, y por ltimaest la dimensin social de la enfermedad (Escobar, 2003).

    Las implicaciones al usar tres deniciones de enfermedad se

    maniestan cuando los mdicos y los pacientes pueden tener

    diagnsticos e intervenciones distintas de la enfermedad.Los que intervienen en el proceso de identicacin,

    diagnstico y tratamiento de la enfermedad son el paciente,su mdico y, para la concepcin cultural de algunos pueblos,su familia y su entorno:

    el mdico interpreta los sntomasde su paciente y los traduce a las categoras

    que su saber mdico le ha enseado, basado enfunciones biolgicas, siolgicas, patolgicas;

    el enfermo de su lado tiene sus propias deduc-ciones y de acuerdo con su cultura pueden serdel orden de la explicacin, de la deduccin osimplemente de la observacin. Podemos ha-

    blar entonces de un sistema semntico de laenfermedad, designando as el conjunto de no-ciones y smbolos que estn asociados a la en-fermedad y le dan por ende sentido (Escobar,2003).

    La enfermedad, as como su tratamiento y diagnstico se identica socialmente mediante la interpretacin, y es

    a partir de la interpretacin colectiva-individual en trminode causalidad donde la enfermedad toma forma y sentido ycasi en todos los casos la sociedad juega un papel importantesus reglas, su visin del mundo, a travs de las concepcionede la enfermedad podemos tambin descubrir mitos, ritos ynuestra relacin con el orden social3 (Escobar, 2003). Hasta aqu, la salud es un sinnimo de las subjetividades. Desde la Sociologa es interesante estudiar la saludy la enfermedad como representaciones sociales; adems, enecesario destacar que las enfermedades no pertenecen amundo objetivo, por el contrario, son parte de la percepcinsubjetiva no proviene directamente del individuo pero s dela introduccin de elementos nocivos reales o simblicos dealgn elemento que irrumpe en su equilibrio, por lo regularcon la intencionalidad de hacer dao (Escobar, 2003).

    Dicho lo anterior, tanto la prevencin de las enfermedades como la promocin de la salud, responden a lolenguajes populares y por ello aumentan o disminuyen suefectividad, por tanto, se busca entender como los saberes

    (populares, mdicos, profanos, colectivos e individuales), larepresentaciones y los discursos toman sentido y me puedenayudar a entender las acciones asumidas por un grupo social(Escobar, 2003) para concientizar a la poblacin en los tema

    de salud, alimentacin y prevencin.

    3 Existen enfermedades donde la medicina occiden-tal da cuenta que hasta cierto punto son parte de una culturacomo por ejemplo los parsitos intestinales, y para muchosgrupos tnicos africanos son parte del aparato digestivo y ayu-dan en sus funciones. En otros casos la dicultad para encontrarexplicacin a algunas enfermedades, han terminado como en

    Amrica Latina por denominar algunas enfermedades comosndromes de la cultura, entre ellas tenemos el mal de ojo, oel famoso susto de nuestras culturas indgenas colombianas ymexicanas(Escobar, 2003).

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    Mujeres y crianza

    El cuidado infantil est causalmente cruzado por diferentesvariables, donde una aumenta y otra puede disminuir. La po-

    blacin de Jurez que tiene hijos y que vive en los sectorespopulares tiene dicultades estructurales para asumir el cui-dado infantil. En primer lugar, el pap y la mam trabajan,

    por lo tanto, el tiempo que dedican a la educacin y el cui-

    dado infantil es poco y de mala calidad. En otros casos sonlos abuelos, familiares y/o los hermanos mayores que se en-cargan del cuidado, sin embargo, la calidad no es la misma sila asumen la mam y el pap. Otra de las dicultades es que

    los paps ganan un poco ms del salario mnimo, por lo tan-to, no alcanza para una alimentacin sana, adems que seramuy complicado sostenerse econmicamente si la mujer o elhombre dejara de trabajar.

    Hay que dejar algo en claro, a pesar de que las mu-jeres participan activamente en los ingresos familiares, se en-cuentran en una situacin de desventaja. El hombre participamenos, en algunos casos no participa, en el trabajo doms-

    tico, en el cuidado de los hijos, en la educacin, en llevar alos hijos a la guardera, es as, que la mujer se encuentra enuna condicin de desigualdad. Ante esta condicin de des-igualdad, es necesario promover una participacin activa delhombre en el campo de la educacin infantil.

    Segn Estrada, el trabajo de las mujeres ha proble-matizado la divisin sexual del trabajo en la familia, modi-cando los roles de gnero; sin embargo, a pesar de su cre -ciente participacin en los mercados de trabajo, las mujeressiguen considerndose como responsables primarias de lavida familiar, en tanto que los varones se consideran como

    proveedores principales de los hogares (Estrada, 2003,137).

    La creciente participacin de las mujeres en losmercados de trabajo plantea desde hace ya varias dcadas el

    problema de la conciliacin y la imposibilidad entre la vidalaboral, la domstica y el cuidado infantil. En los discursosde la poltica social se expresa la equidad de gnero respectode las responsabilidades domsticas y familiares comparti-das, pero en la prctica, el trabajo domstico contina siendodevaluado (Estrada, 2003,138).

    Es reconocido que existen enormes cambios en lasdinmicas familiares y en la creciente participacin laboral delas mujeres, sin embargo, es posible argumentar que poco seha modicado la divisin sexual de trabajo. Existe una baja

    participacin masculina en las labores domsticas y en el cui-dado infantil. En lo que se reere a las labores de las mujeres,

    stas soportan una sobrecarga de trabajo en la medida en quepersiste su rol tradicional y naturalizado de cuidadoras. Elagravamiento a futuro de la crisis del cuidado hace necesariotransformar los sistemas de proteccin social y las normaslaborales, as como modicar las pautas culturales que subya-cen a una distribucin desigual del trabajo remunerado y no

    remunerado entre mujeres y hombres (CEPAL, 2009, 1).La incorporacin de las mujeres al mercado laboral

    es estraticada por su nivel socioeconmico y condiciona-da por su edad, su nivel educativo, su nmero de hijos y las

    personas dependientes en sus hogares. Las secuelas de estadesigual divisin del trabajo golpean a las familias con ms

    bajos ingresos, con lo cual el trabajo domstico y de cuidadode las mujeres pobres constituye un eslabn dentro de la re-

    produccin de la pobreza y la desigualdad.

    Son la mujeres las que estnde lleno en el cuidado infantil.Con doble o triple jornada. Noexiste otro gura al tanto delos ms pequeos. El hombrepoco participa en las laboresdel cuidado.

    Ms del 30% de las mujerespreeren vivir solas y un 22% enunin libre.

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    De acuerdo con la CEPAL la distribucin de tareasentre hombres y mujeres tiene menos que ver con la raciona-lidad econmica que con pautas de dominacin que estructu-ran las decisiones de los hogares y las personas a lo largo delciclo vital, y con el funcionamiento del mercado de trabajoformal e informal. Esta constatacin es central para replan-tear los sistemas de proteccin social, promoviendo servicios

    de cuidado universales, as como regulaciones e incentivosestatales que reconozcan y favorezcan la redistribucin y laarticulacin del trabajo remunerado y no remunerado entresexos (CEPAL, 2009).

    Por lo dicho, la crianza es un concepto universalde la cultura que se modera y expresa segn condicionesde tiempo, espacio y tradiciones (Ramrez, Daz, Gmez,2000,82). As, en lo local, la crianza como proceso biolgi-co y de socializacin permite la construccin de formas deejercerla.

    La crianza es un proceso en el que la familia haceun aporte signicativo a partir de las caractersticas propias

    de cada uno de sus integrantes, a n de que se logre la forma-cin de un ser social integral con comportamientos coheren-tes al medio sociocultural en el que se desarrolla.

    En el proceso de crianza los padres necesitan variarsus dinmicas y su cotidianidad en forma continua para res-

    ponder adecuadamente, tanto en las necesidades individualesdel nio como en las del medio socio-cultural al que pertene-cen (Ramrez, Daz, Gmez, 2000,111).

    Es reconocido que durante la crianza la familiacumple funciones muy especcas: entre ellas estn la biol-

    gica, la econmica, la cultural social y la afectiva. De ellasdos contribuyen de manera especial en la formacin del sersocial. Una es la cultura social que es la encargada de integraa sus nuevos miembros al sistema sociocultural, lo cual es

    posible por medio de su actividad socializadora. La otra esla afectiva, que contribuye en el desarrollo de la estructuraemocional del nio, partiendo de las caractersticas propia

    de ste (Ramrez, Daz, Gmez, 2000,111).

    Los prrafos anteriores hacen ver el proceso decrianza como un hecho social donde todos los miembros dela familia participan, sin embargo, es ms complejo. Histricamente las mujeres se han encargado de la crianza cuandoel hombre era el sustento de la casa, ahora la mujer tambines el sustento de la casa, no obstante, el hombre no participa(o participa poco), en el proceso de crianza y atencin de lanias y los nios.

    Segn Batthyny la construccin social de la maternidad y la paternidad, permite comprender tambin las formas contradictorias en que se trata la maternidad:

    a la maternidad como un papel de lasmujeres, se le da una visibilidad y una importancique no se le atribuyen a la paternidad como un pa

    pel de los hombres. La maternidad se trata comola razn, el motivo principal y la realizacin de losinstintos de crianza de las mujeres. A la vez, las mu

    jeres o madres en potencia, rara vez son percibidacomo actores competentes, capaces de elegir conresponsabilidad, por su cuenta y en benecio de su

    familias (Batthyny, 2004, 85).

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    Autoritariamente, en ocasiones, se le atribuye a lasmujeres los cuidados y las responsabilidades familiares, noobstante, lesiona el desarrollo de la ciudadana social de s-tas:

    compartir las responsabilidades familia-res y de reproduccin social, renegociar al interiorde los distintos modelos familiares estas responsa-

    bilidades, es un reclamo presente hoy, a partir de losplanteos de las organizaciones de mujeres, y tam-bin como resultado de los acuerdos planteados enlas conferencias internacionales. La sobrecarga porel trabajo domstico y las responsabilidades familia-res han estado en el centro del debate feminista des-de sus inicios, y es un tema que contina vigente conla actual divisin sexual del trabajo (Batthyny,2004, 85).

    La maternidad subsiste como norma social. Las mu-jeres que eligen no ser madres se someten a presiones de sumedio, pues establecen un conicto con las construcciones

    de gnero dominantes. La maternidad es tambin objeto de

    regulacin social; varias prescripciones en cuanto a la buenaedad reproductiva, al nmero ideal de hijos, a los intervalosentre nacimientos, al perodo y conveniencia de lactancia ma-terna, muestran esto.

    De acuerdo a las problemticas presentadas, se vi-sualiza la necesidad de desarrollar una nueva perspectiva dela necesidad de cuidados y de responsabilidades domsticas,del valor social de estas actividades y de su carcter constitu-tivo de la ciudadana social.

    en denitiva, se trata de desprivatizar

    este tema, es decir, sacarlo de la esfera privada yconvertirlo en un tema de inters pblico. El ele-mento central es, entonces, dejar de tratar el tema

    de los cuidados como un problema individual y, portanto, que debe ser resuelto individualmente, paracomenzar a tratarlo como un problema colectivo,social y que por ello requiere de respuestas colec-tivas. Esta consideracin es de suma importancia.Este tema contina siendo un problema individual,que debe resolverse de puertas adentro; no integraan la llamada agenda pblica de problemas socia-les (Batthyny, 2004, 54).

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    Este breve artculo intenta presentar algunos datos que nosayuden a comprender la situacin en la que se encuentran lasnias y los nios juarenses, as como apuntar algunos aspec-tos a considerar del papel que debe desempear y el que en la

    praxis desempea el Estado en aras de favorecer el desarrollo

    y la proteccin de la infancia en Ciudad Jurez.

    La infancia en el Mundo.

    Con motivo del veinte aniversario de la adopcin de laConvencin sobre los Derechos de los Nios, la AgenciaInternacional de las Naciones Unidas para la Infancia(UNICEF),present hace unas semanas el estado que guar-da la infancia en el mundo y destac algunos logros, peroenfatiz de la misma manera los desafos y pendientes en elmismo tema.

    Entre las buenas noticias est que el nmero anual de muertesde nios menores de cinco aos se haya reducido en un 28%entre 1990 y 2008 (de 12,5 millones en 1990 a 8,8 millo-nes).

    Se destaca tambin que alrededor del 84% de los nios enedad escolar primaria van hoy en da a clase y que gobiernosy organizaciones internacionales han adoptado medidas im-

    portantes destinadas a proteger a los nios contra la posibili-dad de tener que servir como soldados o de ser vctimas de latrata con nes de prostitucin o servidumbre domstica.

    La Convencin sobre los Derechos del Nio rmada el 20

    de noviembre de 1989 y adoptada ya por 193 pases es el

    tratado de derechos humanos ms raticado en la historia de

    la humanidad, dijo la directora ejecutiva de UNICEF, Ann

    M. Veneman, en la presentacin del informe.

    Polticas Pblicas y la Infanciacmo estamos?Lic. Jos Luis Flores, Maestra en Educacin, Coordinador del proyecto la Paz inicia en la Niez,Educacin en Valores A.C.

    Otros programas dirigidos a la infancia son:Programas de becas, Servicios en Centros Comunitarios, Computacin, Ingls.Preescolar Montessori, Regularizacin de nivel: Primaria, Servicios de Biblioteca y Secundaria.Centros de tareas, Estimulacin Temprana, La importancia del juego con los ms pequeos para resolver conictos de forma no

    violenta.

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    Veneman tambin celebr que en todos estos aos se haya

    mejorado el acceso a fuentes de agua, que los nios ya nosean el rostro oculto de la pandemia del VIH/SIDA o que

    la edad en que stos contraen matrimonio est aumentandoen algunos pases.

    La gente les ve ahora ms bien como individuos con derechosque los gobiernos deben proteger, le dijo la directora asistentede UNICEF, Elizabeth Gibbons, a la corresponsal de la BBC

    en Naciones Unidas, Barbara Plett.

    En cualquier momento, en cualquier ciudad o en cualquiermedio de comunicacin puedes ver una historia sobre los de-rechos de la infancia. ste es el gran cambio. Por supuestoque hay problemas que resolver, pero ahora los nios impor-tan, importan a la sociedad, a los medios y a los polticos,dijo. Sin embargo, no todo est hecho, alert UNICEF.

    Es inaceptable que los nios sigan muriendo por causas quese pueden evitar, como la neumona, el paludismo, el saram-

    pin y la desnutricin, dijo por su parte Ann M. Veneman.

    Muchos de los nios del mundo no vern el interior del aulade una escuela, adems millones carecen de proteccin con-tra la violencia, el abuso, la explotacin, la discriminacin yel abandono, aadi.

    La directora de la agencia puso especial nfasis en las nias.Segn la UNICEF, la mayora de los pequeos que no asisten

    a la escuela primaria son nias, y son ellas quienes tienen msprobabilidades de sufrir actos de violencia sexual, advirti laorganizacin.

    Adems, muchas acaban formando parte de redes de trata demujeres o deben contraer matrimonio a la fuerza, segn la

    agencia.

    En los ltimos 20 aos, ms de 70 pases se han inspirado enlas disposiciones de la Convencin sobre los Derechos de los

    Nios que entr en vigor en septiembre de 1990 paracrear nuevas leyes de proteccin a menores, de acuerdo a losdatos de UNICEF.

    Sin embargo, como explic Imogen Foulkes, periodista de

    la BBC, muchos otros gobiernos que tambin raticaron la

    convencin han fracasado a la hora de convertir ese texto enpolticas reales que benecien a los nios.

    Mxico es rmante de la convencin y con ello asume alEstado como el garante principal que tiene obligaciones ju-rdicas y legales de generar las condiciones, hacer cumplir,defender, promover y proteger los derechos de las nias, losnios y los adolescentes, de la misma manera la sociedad ylos medios de comunicacin son co-responsables en la pro-mocin, proteccin y defensa de los derechos y nalmente

    las personas y las familias tienen la responsabilidad de res-petar los derechos de las nias, los nios y los adolescentes,estableciendo normas de convivencia y redes sociales, paraas crear las condiciones para el ejercicio de los derechos.

    Algunas estadsticas que dan cuenta de las situaciones dla infancia localmente.

    El informe de 2008 de La Infancia Cuenta en la FronteraNorte,Chihuahua es el nico estado que no cuenta con unaLey de Proteccin de los Derechos de la Niez, aun y cuandola red de organizaciones de la sociedad civil conformada povarias asociaciones civiles denominada Mesa de Infancia de

    Consejo Ciudadano entreg una propuesta a la LXI Legisla

    tura del perodo 2004-2007.El mismo informe destaca en el rubro de salud que:

    Somos el estado con el nivel ms bajo de derechohabiencia, a pesar de que en Ciudad Jurez el 66.2%de su poblacin es derechohabiente, a nivel estataapenas el 50% lo es.

    Chihuahua tambin tiene el porcentaje ms alto enpoblacin de 15 a 17 aos con al menos un hijo nacido vivo, 6.9% contra 6.5% en los estados de laFrontera Norte y 5.3% nacional.

    De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadstica, Geogra

    fa e Informtica (INEGI), hacia el 2005 la poblacin infanti

    en Ciudad Jurez era de 375,318 habitantes, con edades que

    van de los cero a los 14 aos.

    Segn el INEGI, del total slo 234,452 son derechohabientes

    tanto de alguna institucin pblica como de alguna privadade servicio mdico.

    Otros 9,420 no se sabe si cuentan con algn tipo de serviciomdico.

    Los 131,446 restantes no tienen acceso a la salud, lo que sig

    nica el 35% de la poblacin infantil juarense, revelan dato

    del Instituto.

    El 0.61% de los nios en Jurez, es decir, 2,294, tiene alguna discapacidad: motriz (988), auditiva (228), del lenguaje(172), visual (225) y mental (770); otros 32 no la especica

    ron, seala el INEGI.

    Por otro lado, la situacin de la primera infancia, es decir de0 a 4 aos en Ciudad Jurez no era muy halagadora, contabcon un mnimo nmero de soportes sociales para este grupo

    poblacional y con ello para las miles de madres trabajadoras

    En el ao 2005, Jurez contaba con una poblacin de 165,000menores de 6 aos y segn un estudio presentado por la Mesade Infancia del Consejo Ciudadano por el Desarrollo Socia

    (espacio que aglutina una red de ms de una decena de organizaciones de la sociedad civil), estimaba que de esa poblacin infantil eran atendidos 5,496 en 36 guarderas adscri

    tas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), 270 en

    instancia del ISSSTE, 283 en 21 Casas de Cuidado Diario y

    1,000 en 21 guarderas privadas, lo que sumaban la cantidadde 7,049 nios atendidos en 78 espacios para su cuidado, formacin y atencin integral.

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    Conceptualizacin e implicacionesde las polticas sociales.

    Aproximarse a la intensa, compleja y particular realidad socialde Ciudad Jurez, demanda superar las visiones tradicionalesdel desarrollo social y de combate a la pobreza, centradas enla ddiva de despensas, ferias de salud, entrega de balones,reparto de calentones, de cobijas, conciertos y concursos de

    baile; para dar paso a la elaboracin de polticas y con ellode mecanismos para la cobertura de los requerimientos ma-teriales y biolgicos de la poblacin, as como el fomento aldesarrollo de sus capacidades y/o de su capital humano.

    Administraciones van y administraciones vienen, pero no seha tenido la voluntad poltica de sentar las bases para la con-tinuidad de proyectos y programas sociales que incidan en latransformacin positiva de la vida de nias y nios. Si bienes cierto que los gobiernos modernos se basan en un contratosocial entre los ciudadanos y el Estado, en el cual se acuerdanderechos y deberes por ambas partes para promover el biencomn.

    La poltica social es denida a menudo en trminos de servi-cios sociales, tales como la educacin, la salud o la seguridadsocial. Sin embargo, la poltica social incluye mucho ms:distribucin, proteccin y justicia social. La poltica socialconsiste en situar a los ciudadanos en el ncleo de las po-lticas pblicas, ya no mediante el suministro de asistenciasocial residual, sino incorporando sus necesidades y voz entodos los sectores. La poltica social es tambin instrumentaly ha sido utilizada pragmticamente por muchos gobiernos

    para conseguir el respaldo poltico de los ciudadanos, generarcohesin social y potenciar un mayor desarrollo econmico;mejorando el capital humano y el empleo productivo.

    La conexin con el desarrollo econmico es particularmenteimportante y es pertinente recordar que las polticas sociales

    pueden superar el crculo vicioso de la pobreza y el atraso,adems de crear un crculo virtuoso en el que el desarrollohumano y el empleo generen una mayor demanda interna yun crecimiento econmico.

    Las polticas sociales son necesarias porque los benecios del

    crecimiento econmico no llegan automticamente a todos losciudadanos. Las polticas sociales no se justican slo por hu-manitarismo; son una necesidad para el crecimiento econmi-co y para la estabilidad poltica de los pases, para mantener

    el apoyo de los ciudadanos en sus gobiernos. Los argumentospara promover polticas de desarrollo equitativo son:

    Invertir en las personas mejora la calidad y la produc-tividad de la mano de obra, lo que, a la vez, estimula lainversin y, por lo tanto, el crecimiento econmico.En los nios, la pobreza y la malnutricin perjudican lasalud, provocando muertes prematuras y daando las ha-

    bilidades cognitivas, lo que resulta en una productividadinferior en los futuros adultos. Un alto precio que pagar

    para un pas.

    La inversin en nias y mujeres tiene numerosos efectosmultiplicadores en el desarrollo econmico y social.Las grandes desigualdades y las intensas tensiones so-ciales asociadas a ellas tienen mayor riesgo de derivar enconictos violentos que, en ltima instancia desestabili-zan gobiernos y regiones, y pueden hacer que la pobla-cin se muestre ms receptiva a actos terroristas.Y no menos importante, la desigualdad es incompatiblecon la Carta de las Naciones Unidas, la Declaracin delMilenio y la Declaracin Universal de los Derechos Hu-manos, segn las cuales todo el mundo tiene derecho aunas mnimas condiciones de vida (alimento, ropa, vivien-da, educacin, cuidado mdico, seguridad social y otros).

    Por stas y otras razones, las polticas econmicas y socialesdeben ser promovidas en paralelo, de manera que se refuer-cen mutuamente, desde las fases ms tempranas del desarro-llo, como parte de la estrategia de desarrollo local y el contra-to social entre el gobierno y los ciudadanos.Mxico, Ratica la convencin de los derechos de la Infan-cia, cumpliendo 20 aos de ser el garante de este documento

    CNN, el Sistema nacional para el desarrollo Integral de laFamilia (SNDIF) es la principal instancia gubernamental que

    se ocupa de los nios; a travs de 32 DIF estatales, trata de

    fortalecer la capacidad a nivel local mediante programas deproteccin de la infancia. El DIF se estableci en los aos

    1930 para ocuparse de los nios abandonados en ciudades;

    elabora polticas nacionales para la proteccin de la infancia,as como estrategias de intervencin y rehabilitacin para lasvctimas infantiles. En sus estrategias preventivas, se destacala integracin de la familia como el elemento bsico de sus

    programas, ya que la principal razn del elevado nmero denios de la calle en Mxico se atribuye a la desintegracin dela familia. La potenciacin del papel de la familia por un lado

    y la necesidad de una revisin legislativa de las disposicionesrelativas a los nios son los dos aspectos considerados comolos instrumentos ms ecaces para evitar la explotacin y los

    abusos de nias y nios.

    El gobierno del estado por su parte, en la administracin2006-2012 puso en marcha la reforma social integral, la cualconsista en hacer reformas legislativas que protegieran y fa-vorecieran el desarrollo de grupos poblacionales en situacinde vulnerabilidad.

    Para el caso de infancia, la sociedad civil organizada presentuna propuesta de ley de Infancia en el Estado de Chihuahua,

    en cuyo contenido se planteaba una reforma de la ley parala proteccin de los derechos de las nias y los nios en elestado, y cuyo objeto era garantizar el respeto de los derechosfundamentales mediante el establecimiento de los principiosque orientaran las polticas pblicas a su favor, as como jar

    los lineamientos y establecer las bases para la instrumenta-cin y evaluacin de las polticas pblicas y de las accionesque lleven al respeto de los derechos que tendran que ser:

    jurdica, asistencia, prevencin, proteccin y participacin.Esta propuesta se qued en los escritorios de diputados y fun-cionarios del gobierno del estado.

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    Proyectos y acciones concretas del estadohacia la Infancia.

    El programa de guarderas infantiles para los trabajadoresaliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es

    sin duda la poltica ms exitosa de cuidado infantil, que havenido operando en la ciudad y que ha beneciado a miles

    de infantes. Este soporte ha venido auxiliando enormementea madres trabajadoras especialmente que requieren de esteservicio mientras trabajan. Actualmente existen 33 guarde-ras, en los esquemas de vecinal comunitario y ordinarias 4solamente de las ultimas con una capacidad instalada de porlo menos 7000 lugares para nias y nios de 45 das de naci-dos a cuatro aos de edad.

    El gobierno federal (2006-2012) puso en marcha a travs dela Secretara de Desarrollo Social el programa de EstanciasInfantiles en el pas, ante la problemtica que estn enfren-tando miles de padres de familia al no contar con serviciosde guardera, formacin y educacin para sus hijos mientrasellos trabajan, as como por el aumento del porcentaje de mu-

    jeres jefas de familia que tienen la necesidad de este soportesocial.

    A esta fecha en Ciudad Jurez existen 62 guarderas infanti-les coordinadas y auspiciadas por la Secretara de DesarrolloSocial del Gobierno Federal (SEDESOL), en las cuales seatienden a 1,340 menores con capacidad para 4000.

    Las guarderas adscritas por la Secretara de Desarrollo So-cial del Gobierno Federal (SEDESOL) fueron promocionadase instaladas con muchas deciencias de capacitacin de las

    madres cuidadoras as como de los espacios fsicos, pero estarapidez obedeci a que fuese promesa de campaa del actualgobierno federal por lo que una buena iniciativa se demerita

    por las coyunturas polticas de los gobiernos en turno.

    En este mismo sentido el gobierno municipal (2007-2010)puso en marcha en esta ciudad el proyecto denominado Cen-tro de Bienestar Infantil para prestar atencin a infantes que

    por necesidades principalmente de trabajo de sus padres setienen que quedar solos (o en el mejor de los casos al cuidadode sus hermanos o vecinos), o bien requieren de un cuidadoextraescolar mientras sus progenitores regresan al hogar. Este

    programa ha sido aplaudido por diferentes sectores de la so-ciedad por la bondad y el objetivo planteado en el mismo y

    por la necesidad de este soporte para la infancia y la ciudad.La meta es abrir por lo menos 100 centros. (Clara Torres,coordinadora del programa municipal)

    El segundo informe de gobierno municipal destaca de esterubro lo siguiente:

    Al da de hoy, hemos puesto al servicio de las familias jua-renses 35 centros municipales de bienestar infantil y tenemos12 en proceso de apertura, para un total de 47 centros. Adi-cionalmente, hemos gestionado recursos de la Secretara de

    Economa hasta por seis millones de pesos que nos permiti-ran abrir otros centros, desarrollando proyectos de microe-

    mpresas para mujeres.

    Los centros que estn operando atienden a 1,800 nios y ni

    as de las zonas marginadas de nuestra comunidad, y la ca

    pacidad instalada en dichos centros es para 4,000 menores.

    Adicionalmente, hemos iniciado un programa de sicotera

    pias a infantes que han presenciado violencia, as como a

    hijos de padres y/o madres que han sido vctimas del crimen

    organizado.

    Hemos otorgado subsidios econmicos a 1,000 familias, quepor su situacin de trabajo no pueden cubrir la cuota de re

    cuperacin de 150 pesos que da autosustentabilidad al pro-

    grama.

    Entendemos que nuestra infancia no tiene colores ni dogmas

    y mientras seamos capaces de identicar nuestras coinciden

    cias y superar nuestras diferencias, estaremos cumpliendo

    nuestra cita con la historia, construyendo ese Ciudad Jurez

    y ese Mxico que nuestras futuras generaciones nos habrn

    de reconocer.

    Por su parte, la Direccin General de Desarrollo Social deMunicipio menciona algunos programas y proyectos, que s

    bien es cierto ayudan a dignicar la vida de muchas familia

    y la infancia con ello, no dejan de ser programas asistencialistas que mejoran momentneamente las condiciones de vidade nias y nios.

    Los siguientes programas sociales se destacan como exito

    sos en el segundo informe del gobierno municipal: Techo sin

    Goteras, Pisando Firme, Muros de Contencin, Entrega de

    Tinacos, Invierno Clido, Banco de Alimentos.

    En Ciudad Jurez, el equipamiento destinado a la cultura y

    la recreacin es escaso, especialmente aqul dedicado a los

    nios, quienes no cuentan con un espacio propio. Reciente

    mente, la ciudad recibi la exposicin itinerante de papalote

    museo del nio y estableci un rcord en cuanto a las exposi

    ciones itinerantes del papalote mvil en el pas.

    Miles de nios y adultos asistieron a las instalaciones de esta

    exposicin temporal, lo que prueba la necesidad de contar

    con un museo de este tipo. Es menester disear y construir

    un espacio para los nios que sean a la vez un lugar para e

    aprendizaje y la diversin.

    Conjuntar el conocimiento y la divulgacin de la ciencia y

    las artes a travs de actividades ldicas que permitan a los

    nios conocer su entorno y relacionarse con l de una ma-

    nera creativa y sana. As ser posible recuperar las carac

    tersticas propias de la regin, la cultura del desierto y la

    frontera, reconocer la condicin multicultural que nos dene

    como juarenses y promover la tolerancia y el respeto a la

    diversidad.

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    Destacamos la importancia que tiene para las nias y los ni-os de esta regin esta iniciativa de contar con un museo quecontribuir de manera permanente a desarrollar la imagina-cin y acercarse a travs de diferentes actividades a la cien-cia, la tecnologa, la historia, la biologa, el arte, etc.

    Por su parte el Sistema Municipal para el Desarrollo Integral

    de la Familia en este segundo informe de gobierno destacaalgunos programas y proyectos que han venido funcionando

    para incidir en una mejora en la calidad de vida de nias ynios de esta comunidad. Mencionando los siguientes:Adop-ciones, Menores repatriados, Albergues DIF, Centros de

    Atencin al Menor y la Familia (CAMEF)

    Para efectos de este anlisis, el programa de adopciones esuna medida para poner en breve a menores bajo la tutela p-

    blica en una familia formal y obedece al burocratismo im-perante en esta dependencia para alcanzar la adopcin. Estetrmite en administraciones pasadas recientes era tardado ytedioso, ahuyentando a parejas que se mostraban interesadasen proteger, cuidar y educar a menores en situacin de ries-go.

    Por su parte, el programa de los albergues DIF es en verdad

    una oportunidad de trabajar sociedad civil y gobierno, en vir-tud de que los 35 albergues adscritos al DIF, coadyuvan en el

    cuidado, alimentacin, proteccin, educacin, etc. a menoresque estn bajo la tutela pblica y que son canalizados a estasinstancias, en las cuales se ven beneciados con una mnima

    cuota de apoyo para su subsistencia.

    A partir de entonces los albergues de la ciudad son inspec-cionados por esta dependencia municipal, favoreciendo conello su ptimo funcionamiento y el bienestar de nias y niosque por condiciones de riesgo en sus familias llegan a estos

    albergues en calidad de tutela pblica.

    Los Centros de Atencin al Menor Fronterizo (CAMEF), de-pendientes del DIF promueven el desarrollo familiar y el de

    sus integrantes. Funciona en uno de ellos una estancia infantilque fue remodelada y ofrece servicio de calidad a 45 nios de45 das hasta 6 aos de edad.

    A manera de conclusin

    Mxico ha tenido grandes avances en los ltimos aos en la

    proteccin de los derechos humanos de la infancia mediantela raticacin de convenciones y protocolos internacionales

    que no solamente fueron incorporados a la legislacin na-cional, sino que actan como referentes para el cambio y laactualizacin de las legislaciones estatales y las respectivas

    polticas sociales. Es destacable tambin la actitud de aper-tura al escrutinio internacional del gobierno mexicano, asu-miendo que la proteccin de los derechos humanos es materiaque obliga a toda la comunidad internacional y no slo a losestados nacionales.

    Sin embargo, an se constata un sistema de proteccin dema-siado centralizado en el Estado, lo que conlleva a que muchasredes y soportes sociales no lleguen a aquellas comunidadesms necesitadas y donde nias y nios estn sufriendo diver-sas manifestaciones de abandono, violencia, hambre, enfer-medad, etc.

    Las relaciones entre Estado y sociedad civil no son todavalo sucientemente fuertes para combatir la diversidad de

    problemticas a las que se enfrentan cotidianamente nias ynios, perdiendo as oportunidades de cooperacin, donde elsector pblico requiere del dinamismo y la creatividad de lasociedad civil para llegar a los ncleos duros de la pobreza yla violencia. En Ciudad Jurez existe la posibilidad de cons-truir alianzas intersectoriales que permitan por una parte, po-tenciar los recursos disponibles para realizar intervencionesen el mbito social; y por otra, orientar mejor el destino denuevos recursos con el n de mejorar la calidad de vida en la

    ciudad y enfrentar las causas que subyacen en la violencia yen la inseguridad.

    Son casi inexistentes los programas de rehabilitacin o rein-tegracin social para nias y nios que han sido vctimas dela violencia o que han presenciado incluso el asesinato de unser querido delante de ellos.

    La revictimizacin sigue estando presente ante la ausenciade servicios profesionales de asistencia y un sistema jurdicoecaz y eciente por parte del Estado para la atencin a nios

    y nias vctimas de delito sexual, abuso fsico por parte desus progenitores, algn familiar o vecino y de trata en cuales-quiera de sus manifestaciones.

    Tenemos un sistema educativo que no est preparado, ni tc-

    nica ni administrativamente para recibir denuncias y atencininfantil, y si tomamos en cuenta la amplia cobertura del sis-tema educativo en la ciudad, quiere decir que estamos per-diendo la oportunidad de que el mismo plantel acte como

    primera barrera de contencin a las violaciones de los dere-chos humanos de los nios y las nias. Es imperante que losespacios escolares sean hoy da espacios de gestin, preven-cin, contencin y de soporte social para la infancia.

    No existen en la ciudad estudios longitudinales que demues-tren la ecacia de las intervenciones del Estado a travs de

    sus dependencias en relacin al impacto de los programas yproyectos en las vidas de nias y nios.

    Existe un abandono total a la revisin de leyes y reglamentosque garanticen la permanencia de proyectos y programas di-rigidos a favorecer la vida de la infancia en la ciudad, dejandotodo a la voluntad y al capricho de los gobiernos en turno; eneste sentido los proyectos y programas para nias y nios se

    justican en la mayora de los casos a promesas de campaas

    poltico-partidistas.

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    No cuenta la ciudad con una divisin territorial estratgica dela ubicacin de nias y nios, sus respectivas edades y condi-ciones para dirigir de una mejor manera los programas y pro-yectos, slo se lanzan de manera general y por la experienciavivida obedecen a estar en los lugares donde los gobiernos enturno quieren seguir siendo favorecidos con los votos.

    Ningn programa o proyecto dirigido a la infancia por el go-bierno municipal ha alcanzado el valor pblico que pudieraser defendido por la ciudadana misma. Los programas y pro-yectos son tan dbiles y claramente ejecutados para atender lainmediatez y los caprichos del gobierno en turno, que nacende una rma y de igual manera una rma los aniquila.

    Ciudad Jurez requiere pues, de nuevas institucionalidadesque atiendan las diferentes necesidades que requieren nias ynios para alcanzar una vida digna en el presente y en el futu-ro. Si partimos del principio de que un buen gobierno cumplesu cometido cuando es capaz de proveer paz, estabilidad y

    progreso, sin duda alguna nuestra infancia est en un riesgosin precedentes en el escenario actual.

    Bibliografa y Documentos Revisados

    Conclusiones de los trabajos del Foro Internacional

    de la Infancia, 23 y 24 de mayo de 2006 en Ciudad Jurez,

    Chihuahua.

    Promocin y Proteccin de todos los Derechos Humanos, Ci-

    viles, Polticos, Econmicos, Sociales y Culturales, Incluyen-do el Derecho al Desarrollo. Informe Especial sobre la venta

    de nios, la prostitucin infantil y la utilizacin de nios en lapornografa, Juan Miguel Petit, UNICEF, Mxico.

    Reglamento para el funcionamiento de albergues para meno-res de edad del Municipio de Jurez, Estado de Chihuahua.Peridico Ocial del Estado.

    http://www.imss.gob.mx/Delegaciones/Chihuahua/Guarde-rias/Guarderias-Juarezhttp://www.juarez.gob.mx/

    Secretara de Desarrollo Social (SEDESOL) DelegacinCiudad Jurez, Avenida Lerdo y Malecn. Titular FranciscoAlatorrePrimer Informe de Gobierno Municipal 2007-2010. Un Go

    bierno de Compromiso Social.Segundo Informe de Gobierno Municipal 2007-2010. Un

    Gobierno de Compromiso Social al Rescate de la Conanza

    Ciudadana y los Espacios Pblicos en Ciudad Jurez.Quinto Informe Estatal del Sistema para el Desarrollo Inte

    gral de la Familia. Claudia Garza de Baeza. Chihuahua, Chihuahua.Investigacin para la elaboracin de un plan de accin socia

    concertado en Ciudad Jurez. Coordinacin de Clara Jusidman Rapoport. Incide Social. Mxico, D.F.

    La Situacin de la Infancia en Jurez. Hugo Almada Mireles

    Linda Delgado. Mesa de Infancia del Consejo Ciudadano po

    el Desarrollo Social.XII Censo General de Poblacin y Vivienda, INEGI, 2000.

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    Los Entornos Sociales de la Primera Infancia

    Lic. Laurencio Barraza Limn, Maestra en Ciencias Sociales para el diseo de polticas pblicas.Coordinador del rea de Desarrollo Comunitario, Organizacin Popular Independiente, A.C.

    Los nios, sobre todo las nias de 8 aos son los nuevos tutores sociales, quedan al frente del cuidado de sus hermanos y hermanas unavez que los padres los dejan solos.La crisis econmica y la falta de fuente de empleos ha generado en los adultos un estrs colectivo que, al no tener recursos para sorteardicha crisis, trae consecuencias en la poblacin, en sus roles y en su control emocional, difcil de entender y procesar. Es una olla depresin que en cualquier momento puede explotar o descargar con los ms pequeos.

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    La convivencia social se est dando en espacios muy reducidos, la casa es uno de ellos y al no poder satisfacer necesidades de algunos,se convierte en un espacio donde hay conicto permanente: verdad que no hay descanso dan mucha carrilla los niosHay condiciones de hacinamiento: 13.1% de los nios/as viven con entre 7 y 16 integrantes.

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    Ciudad Jurez ha sido un polo de atraccin migratoria desdehace varias dcadas, especialmente a partir de los aos 60 conel impulso de la industria maquiladora. Para nales de los

    noventa, Jurez lleg a ser una de las ciudades del pas conms empleos estables creados, las ms de trescientas navesindustriales distribuidas en diferentes parques industrialesabsorbieron la mano de obra barata existente en la regin yfuera de ella; para el ao 2000, el 58% de la poblacin eco-nmicamente activa de la ciudad era absorbido por la indus-

    tria maquiladora y el 64% de la PEA, tena jornadas de hasta48 horas a la semana. Segn el Censo de Poblacin del ao2000, la poblacin econmicamente activa era casi diez pun-tos porcentuales ms alta en esta ciudad que a nivel nacional(58.9 vs 49.5); en contraparte, la poblacin dedicada al hogarera de 8 puntos menos en Jurez que a nivel nacional (15.2vs. 23.6). Lo que mucha literatura dice: Jurez es una ciudad

    volcada al trabajo.Slo en quince aos de presencia de la industriamaquiladora, la transformacin ya era profunda. Sehaba cumplido en parte las expectativas de dotarde empleos industriales a la poblacin pero, muchos

    ms (Loera. 2006: 26).De acuerdo con los datos del INEGI, el crecimiento pobla-cional registrado en el ao 20004fue 22 veces ms respectocon la poblacin existente en 1940 y cuatro veces ms, conla de 1960. Este crecimiento demogrco acelerado de Ju-rez, representa el mayor reto para cualquier intervencin enmateria social5.

    Para el 2005, Jurez contaba con 1,310,302 habitantes, de los

    cuales el 38.8% (508,826) se agrup en las edades de 0 a 19

    aos y de esta poblacin, el 27,5% (140,069) en las edades de0 a 4 aos. Jurez est poblada mayormente por una pobla-cin joven, el 52 por ciento de su poblacin se concentran enlas edades de 0 a 24 aos.El proceso de industrializacin en la ciudad, ha implicadola ruptura de la red familiar y social, en el caso de CiudadJurez se vive por partida doble, ya que por una parte las fa-

    milias se ven fragmentadas al cambiar su lugar de residencia(uno o varios de sus miembros); y por la otra, la estructura ylos roles familiares se ven trastocados, pues en esta ciudaddurante varias dcadas el empleo de la industria maquiladorafue ofrecido casi exclusivamente a mujeres jvenes. As, fa-milias mayoritariamente campesinas, en las que tradicional-mente el hombre era jefe de familia y proveedor del hogar seencuentran, adems de las profundas diferencias culturales,geogrcas, climatolgicas y ambientales, con otra realidad

    radicalmente distinta: no hay trabajo para los hombres y sonlas mujeres jvenes, en muchos casos las hijas, quienes seconvierten en proveedoras.

    A la ya de por si contrastante realidad se suma la nueva si-tuacin laboral y la reestructuracin de los roles familiares.Esta dinmica laboral tiene fuertes implicaciones para losms pequeos, pues al incorporarse masivamente las mujeresal mercado laboral, muchas de las tareas de cuidado y repro-duccin quedan sin ser cubiertas.Desafortunadamente de la misma manera en que el Estado noha tomado en cuenta el factor migratorio y la diversidad enel diseo de polticas pblicas, ha sido ignorada la insercinmasiva de las mujeres al trabajo y sus consecuencias. Estoderiva en que miles de nias y nios crezcan solos, sin lacompaa y la supervisin de algn adulto. Segn elEstudio

    4 De acuerdo a las cifras XII Censo, Jurez contabacon una poblacin alrededor de los 1,218,817 habitantes.5 Jusidman, Clara (coord), 2008, La realidad socialde Ciudad Jurez, Anlisis social, Universidad Autnoma deCiudad Jurez, pp. 11-12.

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    sobre la relacin trabajo-familia en Ciudad Jurez6, el 25%de los trabajadores entrevistados dejan a sus hijos solos du-rante varias horas en el da. Si se considera slo a las mujeres,el porcentaje pasa a 40 puntos porcentuales.Cmo se desarrolla el