Suplemento Cultural 03-11-2012

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“Estampas del Popol Vuh”, de Carlos Mérida. Página 3 Páginas 4 y 5 Volcanes: en la cima del país Carlos M é rida y su pueblo Una idea original de Rosauro Carmín Q. Suplemento Cultural Guatemala, 3 de noviembre de 2012

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Page 1: Suplemento Cultural 03-11-2012

“Estampas del Popol Vuh”, de Carlos Mérida.

Página 3 Páginas 4 y 5

Volcanes: en la cima del país

Carlos Mérida y su pueblo

Una idea original de Rosauro Carmín Q.

Suplemento CulturalGuatemala, 3 de noviembre de 2012

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B andas de músicos itinerantes perse-guían coches en una de las más concurridas ave-nidas de la ciu-

dad, y se apoyaban en las ventanas para regatear el precio de una can-ción. Acto seguido, músicos vesti-dos de negro, con botas de vaque-ro, tocaban desafinados mientras cantantes de voz ronca interpreta-ban baladas melancólicas sobre el amor y el desamor.

La música de los mariachis si-gue siendo una de las principales exportaciones culturales de Mé-xico, por la cual se conoce el país en el mundo. Pero ha caído en desgracia en su tierra natal, donde hay pocos músicos bien formados y escasos lugares decentes en los cuales interpretarla.

Una nueva escuela de ma-riachis en la Ciudad de México intenta revivir el género, que ha perdido terreno con el paso de los años y que por momentos parece relegado a jingles comerciales y música de fondo en los elevado-res. La Escuela de Mariachi Ollin Yoliztli, cuyo nombre significa vida y movimiento en Náhuatl, enseña a las bandas de música po-pular a tocar de manera profesio-nal mientras prepara a una nueva generación de cantautores y com-positores.

“Lo que queremos hacer con esta escuela es dignificar la músi-ca de mariachi”, dijo la directora Leticia Soto.

Ubicada en un edificio de la plaza que solía albergar un club nocturno, es la primera escuela profesional dedicada al género en México. Después de un tiem-po, Soto espera poder ofrecer el primer diploma a nivel universi-tario de este estilo musical en el país. Otra escuela ofrece talleres en el estado occidental de Jalis-co, la cuna del mariachi, pero no un título.

La meta es formalizar una mú-sica que en gran medida se trans-mite de generación en generación, sin educación formal. El año pa-sado, la UNESCO reconoció el mariachi como Patrimonio Cul-tural Inmaterial de la Humanidad, y la capital ha intentado proteger ese patrimonio, tanto al arreglar la plaza como al contribuir a echar a andar la escuela.

Muchos de los más de 2.000 músicos que ejercen su oficio en la plaza colonial aprendieron de sus padres u otros familiares a tocar algunos de los temas tradicionales más populares como “Cielito Lin-do” y “Guadalajara”. La mayoría no sabe leer partituras e interpreta las canciones de oído.

Miguel Martínez, de 91 años, recuerda una época diferente. Co-menzó a tocar la trompeta hace 78 años en la Plaza Garibaldi, cuan-do sólo cinco grupos de mariachis trabajaban allí, y únicamente dos incluían una trompeta.

Se unió al Mariachi Vargas de Tecalitlán, el conjunto más impor-tante de México, en 1940, cuando el género estaba casi todos los días

2 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 3 de noviembre de 2012

Reportaje

México: EscuEla buscadignificar El Mariachi

En la época dorada del mariachi, miles de amantes de la música abarrotaban los cines y restaurantes de lujo o llenaban la Plaza Garibaldi, en el corazón de la capital, sólo para escuchar sus canciones favoritas en guitarra y violín. En esa misma plaza, en una tarde reciente, esa edad de oro era un recuerdo lejano.

Por OLGA R. RODRÍGUEZen la radio. Cientos abarrotaban el Teatro Blanquita para espectácu-los que incluían a algunos de los mejores cantantes de rancheras, otro género con una mayor pre-sencia de guitarras.

“A mí me da mucha lástima ver lo que los mariachis de estos tiempos han hecho con la músi-ca que el Mariachi Vargas traba-jó tanto para poner en alto”, dijo Martínez. “La verdad que yo me iría muy feliz de este mundo al ver que este folclor va a seguir porque nuestra tradición se estaba perdiendo”.

Con esto en mente, calificó la escuela como “una idea fantás-tica” y algo que las autoridades deberían haber hecho hace mucho tiempo.

Para la guitarrista Arlette Gu-diño, una entre la decena de muje-res aceptadas en la Ollin Yoliztli, tocar música de mariachi es una pasión que le trasmitió su bisabue-lo trompetista.

“Hay lugares fuera de Méxi-co donde la gente se emociona al escuchar mariachi más que aquí”, dijo la actriz de 23 años. “A mí me gustaría hacer algo para que la gente valore el tesoro musical que tenemos”.

Los 102 integrantes de la pri-

mera promoción van desde un es-tudiante de secundaria de 14 años hasta una enfermera jubilada de 68. Comenzaron clases la semana pasada y está previsto que se gra-dúen en tres años con un diploma técnico.

Durante ese tiempo, apren-derán teoría musical así como la historia del mariachi, y les ense-ñarán tanto a cantar como a tocar la trompeta, la guitarra, el violín y la guitarra de apoyo, llamada vihuela.

El trompetista Raúl Rosas, de 38 años, admitió mientras espe-raba por clientes en la plaza que a él y los otros músicos les vendría bien algún tipo de formación.

“Todos deberíamos de ir a esa escuela porque la mayoría no to-camos como se debe”, dijo Rosas, uno entre nueve hermanos que trabajan en bandas de mariachis. “Somos músicos liricos, ¿para qué engañarnos?”

Las primeras bandas de ma-riachis, en el siglo XVIII, sólo tocaban instrumentos de cuerda y se vestían con trajes de algodón blanco, huaraches (sandalias) y sombreros de paja de ala ancha, la ropa de los trabajadores agrícolas mexicanos de la época.

Las trompetas llegaron en el

siglo XX, y las bandas de maria-chis comenzaron a usar el mucho más elegante traje de charro, o va-quero, la vestimenta familiar para las audiencias modernas: una cha-queta corta y bordada, pantalón ceñido con botones brillantes a lo largo de las piernas, y los emble-máticos sombreros de ala ancha.

Para mediados del siglo XX, la música mariachi se había conver-tido en un símbolo muy popular de la cultura mexicana, que se es-cuchaba en las estaciones de radio y en películas de charros durante la Época de Oro del cine mexi-cano, entre 1935 y 1959. Para en-tonces, la música se había hecho popular en Centroamérica, Suda-mérica y Estados Unidos.

La década de 1980 vio como el género perdía intensidad a medi-da que la radio ponía música más exitosa en términos comerciales como la norteña, que incluye le-tras sobre el narcotráfico, o mú-sica pop.

Hoy, pocas canciones exitosas pertenecen el estilo mariachi, y sólo un puñado de lugares en esta metrópoli de 20 millones de habi-tantes presentan bandas de maria-chis profesionales.

La ausencia del género en los medios de comunicación y los

círculos intelectuales también contribuyó a su declive, explicó el antropólogo Jesús Jáuregui, el principal experto de música ma-riachi en México.

“El lugar en que se pone al mariachi en las películas de hoy no es un lugar muy digno, salen como personajes de segunda acompañando al charro cantor”, dijo Jáuregui. “Otro factor es el desprecio que ha tenido la inte-lectualidad mexicana con el ma-riachi. No tenemos estudios de historiadores o de sociólogos, ni de folkloristas o musicólogos so-bre el mariachi”.

A pesar de todo, el mariachi conserva profundas raíces en la cultura mexicana y muchas perso-nas conocen de memoria las can-ciones. Prácticamente cualquier gran evento en México, desde bo-das y funerales hasta las celebra-ciones del Día de la Madre, inclu-ye una banda de mariachis, y en el extranjero el género ofrece a mu-chos mexicanos un vínculo con su tierra natal. La mayor parte de esa música es interpretada por aficio-nados, en el mejor de los casos.

Aun así, el puñado de estre-llas de música mariachi que aún queda todavía llena auditorios en México, y los aficionados pueden escuchar a los mejores mariachis en festivales ocasionales.

“En Estados Unidos, la músi-ca (de mariachi) es vista con más respeto que aquí y eso tiene que ver con que allá el mariachi se en-seña en secundarias, en las prepa-ratorias y eso no pasa en México”, asegura Jáuregui.

La escuela de Soto ha tratado de cambiar esa situación al con-tratar a algunos de los mejores músicos de ese estilo, incluyendo antiguos miembros del grupo Ma-riachi Vargas de Tecalitlán, que aún hace giras por todo el mundo y a menudo se presenta con or-questas clásicas y sinfónicas.

En cualquier caso, el merca-do ha mostrado que pagaría más por mariachis de mejor calidad, apunta Víctor Lemus, de 44 años, quien ha tocado el violín con Los Emperadores en la Plaza Garibal-di durante los últimos 22 años.

Muchos en el grupo de 14 miembros han tomado clases pri-vadas de música, y practican dos veces a la semana. Eso les permite cobrar el doble de los 100 pesos (8 dólares) que cobra en promedio por cada canción una banda de seis miembros.

Sin embargo, en una noche reciente, a ninguno de los juer-guistas mexicanos y extranjeros que bailaban en la plaza parecía importarle que la mayoría de las bandas carecieran de lustre, y pe-dían canciones hasta que se que-daban sin dinero o energía.

“La mayoría de los mariachis se ponen el traje y salen a la calle a tocar y se les olvida que des-pués de la bandera, los mariachis somos lo más representativo de México”, dijo Lemus. Pero “si las nuevas generaciones aprenden a tocar como se debe, se va a enal-tecer la música”.

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Carlos Mérida y su puebloGalería de artistas

Nueva Guatemala de la Asunción, 3 de noviembre de 2012 Suplemento Cultural 3

La Galería Rozas Botrán (16 calle 4-66 zona 14) presenta actualmente la muestra “Mérida y su pueblo”, del artista guatemalteco Carlos Mérida (1891-1984), la cual se encontrará abierta hasta el 15 de noviembre; ese día, a las

19:00 horas, se realizará la subasta de la obra gráfica.

L a Galería de la Fundación Ro-zas Botrán recibe en su sede de la zona 14 el valioso acervo del trabajo del Maestro Carlos Mérida. El conjunto, com-puesto por obra gráfica, foto-

grafías, recuerdos y objetos propios del oficio artístico, fue donado al Estado de Guatemala por sus descendientes las señoras Alma y Cris-tina Mérida, hija y nieta -respectivamente- del insigne artista guatemalteco.La colección Mérida se encuentra depositada

en el Museo Nacional de Arte Moderno que lle-va el nombre del inolvidable Maestro. Agrade-cemos la disposición del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, representado en este caso por el Director del Museo, Arquitecto José Mario Maza, quien ha prestado toda su colabo-ración para llevar a cabo esta exposición.Esta alianza entre gobierno y sector privado

destaca el interés de ambos sectores por el de-sarrollo cultural de nuestro país. Presentamos la exposición de todo el acervo Mérida resguarda-do en el Museo de Arte Moderno Carlos Méri-da del 30 de octubre al 23 de noviembre. Para los coleccionistas, hemos editado esta serie de 10 litografías de obra seleccionada de las carpe-tas de los grabados originales. Nos impulsa la misión de propiciar la difusión del talento y la dedicación de un apasionado creador, que dedi-có su vida a comunicar a través del arte.A continuación, presentamos opiniones sobre

esta obra.

SEGÚN THELMA CASTILLOEl grabado era la manera de ilustrar y comu-

nicar en forma intensiva del siglo XV al XVIII. Sus técnicas y sus productos, la estampas, te-nían perfectamente perfiladas sus variadas fun-ciones sociales, ya fueran religiosas, lúdicas, ornamentales o didácticas. A diferencia de la pintura, adquirió una función práctico-utilitaria

que lo convirtió en un vehículo idóneo para mostrar y divulgar la realidad más inmediata. Sin duda alguna, Carlos Mérida se vio cautiva-

do por el grabado, precisamente por la cualidad de esta técnica, para trasladar el ser y el sentir popular a los distintos ámbitos de la sociedad. Magistralmente lo aprovechó para documentar distintas costumbres y tradiciones mesoameri-canas con el fin de difundirlas para provocar su conocimiento y conservación. La variedad de producciones de Mérida fue ex-

tensa, entre ella: tapices, escenografías para tea-tro y danza y las series de grabados en serigrafía o litografía de temas de la cultura popular que son entrañables y de inmenso valor histórico y patrimonial para Guatemala y México.

SEGÚN JOSÉ MARIO O. MAZA PONCELa obra gráfica contiene una tradición ligada a

las sociedades y en particular al pueblo. Surge en el medioevo, siendo la ilustración el vehículo directo a los observadoresCon los años, surgieron grandes grabadores,

apropiándose y profesionalizando el oficio, creando importantes obras maestras. Más allá de la propuesta como respuesta visual a un con-cepto, la ilustración se convirtió en icono artís-tico con alcances populares y entendimiento del pueblo.La fuerza industrial, el empuje de la moder-

nidad y los procesos sociales involucrados en ésta, permitieron nuevamente al grabado socia-lizar las ideas del momento, consolidando en la población su encargo y facilitando su accesibi-lidad: una apropiación del pueblo. Asimismo, Concedió al arte apoderarse de su sociedad de una manera consciente, sensible, creativa y aca-démica, otorgando una oferta factible de poseer.Es Mesoamérica una mente creadora, bajo la

perspectiva romántica y compromiso social, se interesó por traducir y conducir la belleza de su cultura: Carlos Mérida, un hombre del pueblo que nunca se separó de sus raíces, devolvió a los suyos los elementos de su universo. La tra-ducción de su cosmovisión, sumada al entorno cultural y natural enriqueció su propuesta plás-

tica, siendo la gráfica el vehículo que le permi-tió ofertar un arte que pertenece a todos y que representa a todos.Diez carpetas que contienen la responsabilidad

de formar: figurativo, abstracto, paisaje, lite-ratura, tradición, textiles, terrenal y espiritual conforman el adeudo a su pueblo. La responsa-bilidad de difundirlo bajo paradigmas informa-tivos, formativos y educativos constituye una labor elemental del Museo que lleva su nombre, guardián de su donación y responsable de la so-cialización y difusión de los paradigmas de su creación, producto de su vida. Un espacio para las musas... el lugar de su pueblo.

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4 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 3 de noviembre de 2012 Suplemento Cultural 5“TRIBUNA, NO MOSTRADOR”, Clemente Marroquín RojasDECANO DE LA PRENSA INDEPENDIENTE

Nueva Guatemala de la Asunción, 3 de noviembre de 2012

A mi parecer, Guatemala tiene dos épocas climáticas que valen la pena resaltar por sus características únicas. La primera es en el inicio del segundo trimestre del año, cuando las jacarandas empiezan a florecer, y la segunda, en noviembre.

POR MARIO CORDERO ÁVILA

en la cima de GuatemalaDesde la portada

Volcanes:

La primera debería considerarse como una breve prima-vera, que marca el paso entre un in-vierno frío y seco

y una época calurosa. Ocurre cuando se celebra el carnaval y da inicio a la cuaresma, que son dos celebraciones que están mar-cadas no por la fecha calendario, sino por el ciclo de rotación de la Tierra, y por ello son fiestas mo-vibles.

La segunda época a la cual me refiero ocurre en estas épocas, y debería considerarse también como breve otoño. Si bien, las estaciones en Guatemala no son muy marcadas, y, sobre todo, la primavera y el otoño son desco-nocidos para nosotros, en reali-dad estas estaciones sí ocurren, necesariamente, aunque pasan inadvertidas por su brevedad.

Pero, para no desviarme mucho del tema, noviembre es quizá el mes con mejor clima en Guate-mala. Las lluvias cesan y el cielo se despeja de nubes. Para la agri-cultura, este período es necesa-rio para que la siembra empiece a secarse, preparándose para la cosecha. Un viento frío recorre por el aire, sin que llegue a re-gistrarse una temperatura gélida; tan solo es necesario abrigarse un poco. Pero lo mejor es que por la posición del Sol y por los cielos despejados, es que los celajes aparecen por esta época.

Por estas condiciones climáti-cas es que desde finales de octu-bre, pero en especial noviembre y diciembre, es que se inicia la tem-porada de ascenso a los volcanes. Ya sabemos hasta el hartazgo que nuestro país tiene un enorme po-tencial en cuanto a estos colosos. Y no es para menos, porque en un espacio tan reducido se en-cuentran tantos volcanes juntos, algunos tan juntos que podrían escalarse en una sola travesía.

A los once años habré subido mi primer volcán, gracias a que formé parte de los Boy Scouts en donde mi jefe de tropa, Richard, era un entusiasta explorador y le gustaba mucho salir a acampar. Con nuestras pesadas mochilas al hombre, caminábamos lo más que podíamos, y hacíamos trave-sías que se podrían antojar inne-cesarias, porque algunos destinos tenían vías de acceso mucho más fáciles. Pero el objetivo era expe-rimentar y conocer, como la vez que fuimos caminando desde el Obelisco hasta el lago de Ama-titlán, o ir a puro jalón desde la capital hasta Tikal.

De esa época conocí muchos volcanes, y otros los escalé pos-teriormente. Debo reconocer que cada vez que subía uno, pensaba que cómo es que alguien se sen-tía atraído por cansarse en ese tre-mendo esfuerzo físico, pasando incomodidades, especialmente frío. Y que si el ascenso era te-rrible, ya se imaginaba lo difícil del descenso, que no por ser ba-jada era más fácil. Y, entonces, en plena subida, se despotrica contra todo el mundo y uno se pregun-

ta por qué se está uno allí y no en su cama, viendo televisión y tomando chocolate caliente. Y refunfuñando y refunfuñando, se va avanzando, y cuando se llega a la cima y se ve todo el horizonte, se olvidan todas las incomodida-des y hasta ese momento uno se da cuenta de que valió la pena; si bien se promete nunca más vol-ver a escalar un volcán, es casi seguro que en una futura ocasión, si el tiempo lo permite, allí se es-tará presente.

Porque los volcanes ofrecen un encanto especial. En la Meseta Central y Altiplano del país su presencia es omnipresente, como observándonos desde cualquier ángulo. Es natural, pues, retarse para escalarlos.

Cuando George Mallory le preguntaban sobre cuál era la insistencia de escalar el Monte Everest, él respondía “Porque está allí”. Quizá Mallory, junto a Andrew Irvine, habrían sido los primeros en escalar la cima más alta del mundo, pero ya no regre-saron de la expedición y no se sabe si finalmente lo lograron. La respuesta de Mallory se revitaliza cada vez que vemos alguna meta, algún reto, quizá innecesario. El ser humano está constantemente retándose, a veces por orgullo, otras veces por dignidad.

Por experiencia propia, sé que Guatemala tiene un enorme po-tencial turístico con respecto a los volcanes, casi tan enorme como el potencial que ofrece la cultura maya y sus antiguos sitios arqueológicos. Sin embargo, has-ta el momento no hay una política nacional seria para promover el turismo de volcanes, tanto a ni-vel nacional como internacional. Incluso, estamos en la capacidad de ofrecer “paquetes” de volca-nes, es decir, giras para conocer colosos que tienen algo que ofre-cer. He elegido los que son, a mi criterio, los cinco destinos más atractivos en cuanto a volcanes, para intentar detallar una breve crónica sobre los ascensos.

EN LA CIMA DE MESOAMÉRICA

El volcán Tajumulco llama po-derosamente la atención por ser el más alto del istmo centroame-ricano. Hecho que no pasa in-advertido sobre todo por la gran cantidad de volcanes que hay en el país, destacar por la altura es no poca cosa.

Pero pese a ser el más alto, no necesariamente es el que mayor tiempo de caminata requiere. El Tajumulco se empieza a subir desde la orilla de la carretera del municipio homónimo. El centro de este municipio se encuentra mucho más abajo, pero no es ne-cesario subirlo desde la Munici-palidad. El transporte es escaso en esta zona y habitualmente lo que hacen los viajeros es hospe-darse en el municipio y de ma-drugada tomar un bus o picop que los deja en el punto del inicio de la caminata.

En el municipio de Tajumulco, se puede encontrar albergue para

pasar la noche y, alrededor de las cuatro de la mañana, salir con el primer bus, que subirá por el camino de tierra hasta llegar a la carretera principal, desde donde se puede iniciar el ascenso.

El clima casi siempre es muy frío, porque el municipio se en-cuentra a una gran altura a nivel del mar, y a medida que se sube al volcán, la temperatura aumen-ta. Por ser especialmente alto, este volcán es lugar para ceremo-nias de la espiritualidad maya, debido a que desde la cima se comprende aún más cuando los mayas piden permiso a los cua-tro puntos cardinales para vivir y para emprender sus proyectos.

Y es que en la cima, en días des-pejados, es posible observar el océano Pacífico, y algunos luga-res distantes, como el volcán de Agua, y algunas altas montañas de México. Algunos residentes locales aseguran que incluso se podría alcanzar a ver el océano Atlántico, pero yo no pude corro-borar esta aseveración.

El ascenso es bastante accesi-ble, salvo los últimos cien me-tros, que se empinan en un án-gulo de casi 45 grados en medio de filosas rocas volcánicas. Y a pesar de que esta última parte es un trayecto corto, la dificultad hace que sea muy cansado. Como

todo buen volcán, el escalador se maravilla al llegar a la cima por la espectacular vista. El cráter es amplio y bastante despejado. Maravilla observar que en cien-tos de kilómetros a la redonda no habrá punto más alto.

PARA PEDIR LLUVIAEn el municipio de Palencia, se

encuentra un pico muy curioso por su forma. Se trata del pico Tomastepeque, y a pesar de no ser volcán, presenta dificultad en su ascenso, además de poseer características mágicas, según las poblaciones vecinas.

Un bonito recorrido podría ser rodear buena parte de la ciudad capital, tal y como yo hice el re-corrido. Salir por Mixco o por Chinautla, y después caminar ha-cia el oriente para buscar Palen-cia. Por tratarse de la parte con mayor altitud de la capital, en muchos puntos se puede observar el valle como hormiguero que no cesa. En esta forma, el camino podría hacerse en dos días, per-noctando cerca de Palencia, y al amanecer continuar hasta llegar al pico, el cual no lleva más de una hora en su ascenso. En caso de no tener mucho tiempo, se puede viajar en carro, porque es muy accesible, llegando al punto del inicio del ascenso aproxima-

damente en una hora de conducir el vehículo desde la capital.

La forma de este pico es muy particular; algunos lo conocen también como “El Colmillo”, porque tiene la forma de un dien-te incisivo. Viajando por la ca-rretera al Atlántico, su forma es fácilmente reconocible.

Los pobladores de las aldeas aledañas consideran que el To-mastepeque tiene propiedades mágicas. En su cima, hay enor-mes piedras y muy compactas, que evidencian la formación pri-mitiva de su terreno. Si se hace una grieta más o menos conside-rable en estas piedras, provocará una lluvia muy fuerte, debido a la concentración de energía magné-tica del pico. En tiempos de se-quía, los pobladores suben para motivar las lluvias; no por nada en los alrededores hay muchas fincas de cultivo de arroz, cereal que requiere de terrenos acuosos para poder crecer.

El ascenso al Tomastepeque es corto, pero dificultoso, debido a que hay tramos en que el ángulo de ascenso es de más de 45 gra-dos, incluso, hay puntos en que la subida era casi vertical.

LA TRIPLE CUMBREEl volcán de Agua se ha conver-

tido en una de las opciones más

diodía, con el objetivo de escalar-lo en la noche. Para ello, habría que esperar una noche de luna llena para que ilumine el camino. Subir este coloso en la oscuridad le da un atractivo extra, y gracias a las facilidades que presenta, el ascenso nocturno es muy agrada-ble.

El volcán de Agua puede subir-se en promedio en cuatro horas, por lo que si se inicia el ascenso a las seis de la tarde, a las diez de la noche podrá llegar y buscar un lugar en la cabaña, o bien armar una tienda de acampar. Levantar-se temprano para ver el amanecer es imperativo, además de que el Sol rápidamente logra calentar después de pasar una fría noche.

Tras ello, se desayuna algo lige-ro aún en la cima, y se empieza el descenso, que usualmente es más rápido que la subida. Una vez en el municipio de partida, se empieza a buscar la localidad de Acatenango, no muy lejos de allí, para iniciar al mediodía el ascenso al volcán homónimo de este municipio.

El volcán de Acatenango es mucho más complicado que el de Agua, además de que es más frío. No tiene tantas facilidades, pero para un escalador con ex-periencia, éste podría ser de más gusto. El ascenso dura más, unas

seis horas o más en promedio. Este volcán tiene dos cimas: en la primera que se llega, hay una cabaña. Si se han cumplido más o menos con los tiempos previstos, se estaría llegando por la noche, y se podría albergar en la cabaña.

Al contrario del volcán de Agua, el Acatenango no es tan popular, y la cabaña, aunque más pequeña, casi siempre cobija a to-dos los que sube al coloso.

Tras pasar la segunda noche en esa cabaña, habrá que levantarse otra vez para ver el amanecer, subiendo de nuevo a la primera cumbre. Tras la aurora, se puede continuar el camino, buscando escalar la segunda cumbre, que no lleva más de media hora. Una vez arriba, podrá ver al hermano gemelo del Acatenango: el vol-cán de Fuego.

El punto en que se une el Aca-tenango y el de Fuego se llama La Horqueta, y hay que bajar allí para iniciar el ascenso al úl-timo volcán, el de Fuego. Desde la cima del Acatenango se puede evaluar si el volcán de Fuego es escalable, aunque casi nunca, en los últimos años, es posible esto.

Desde la cima del Acatenango se puede observar el cráter del de Fuego, y cómo éste está en constante actividad, un espectá-culo que vale la pena verlo. En caso de que no haya peligro, se puede escalar cierta parte del de Fuego, o bien descender por sus faldas. Aunque lo recomendable es regresar por las faldas del Aca-tenango, en caso de una erupción del de Fuego.

El doble volcán Acatenango-Fuego puede escalarse en un fin de semana, pero vale la pena agregar el volcán de Agua en esta travesía.

TRES VOLCANES Y UN LAGO

La triple cumbre Agua, Acate-nango y Fuego no es la única op-ción en Guatemala. En el depar-tamento de Sololá, se encuentra el paisaje más famoso del país, con el Lago de Atitlán y los tres volcanes que lo rodean: Atitlán, Tolimán y San Pedro.

Este conjunto forma parte del mismo origen volcánico. Si bien es cierto, este lugar es más apre-ciado por el lago, las vistas que ofrece desde la cima de uno de los tres volcanes es espectacular.

Estos tres volcanes representan mucha dificultad, de ocho horas en ascenso cada uno, por lo que hay que sopesar el escalarlos los tres en una misma excursión. Lo recomendable, es escalar uno temprano, y después disfrutar la estancia en cada lugar.

El Atitlán y el Tolimán forma otro volcán doble, unidos tam-bién por una horqueta. Lo usual es escalar al punto de unión desde San Lucas Tolimán. Al llegar a la bifurcación, se puede elegir cuál de los dos volcanes es mejor. El tercer volcán, San Pedro, se puede subir desde el municipio homóni-mo. Desde la cima de cualquiera de los tres, el lago y los otros dos volcanes ofrecen una vista única.

EL VOLCÁN DE PACAYAA mi parecer, el volcán de Pa-

caya es el más espectacular, no solo porque está en constante actividad, sino porque es el que más permite acercarse a estar cer-ca del poderío volcánico. Este co-loso, junto al volcán de Agua, es el que tiene mejor infraestructura turística. Los pobladores cerca-nos han creado ciertas empresas en torno al turismo que llega, tal como recuerdos para que los visi-tantes se los lleven. También vi-sitas guiadas, caballos para trans-portarse, entre otros.

Desde el parque nacional, crea-do para subir al volcán, se ha he-cho un camino bastante agradable, hasta el punto en que se puede lle-gar al cono y empezar a escalarlo.

En trayectoria y tiempo para ascender, es menor que otros volcanes, como el de Agua. Sin embargo, la dificultad radica en que se debe subir entre la arena volcánica, que es muy floja y el paso avanza muy poco.

Debido a las constantes erupcio-nes, el volcán de Pacaya ha ido cambiando su forma. Hace unos veinte años, junto al Pacaya había un volcancito menor, que había recibido el nombre de “Pacayita”, y se formó por una actividad vol-cánica, pero después desapareció. Además del cráter principal, a lo largo de su cima, se pueden en-contrar algunas aberturas, llama-das fumarolas, que permiten sentir el calor de este coloso.

Una opción es subir este vol-cán, pero no desde el parque, sino desde la base del Cerro Chino, un montículo que está pegado al Pacaya. El Cerro Chino está con-formado de arena volcánica. En ciertos momentos se torna muy vertical, por lo que se dificulta el ascenso. Sin embargo, repre-senta un reto mayor, además de que cuando va subiendo, usted no logra ver el Pacaya, sino has-ta que llega a la cima del cerro. Entonces se sorprende del poder de este volcán. Si subió por el Cerro Chino, el descenso por este mismo lugar resulta mucho más divertido, porque puede bajar prácticamente deslizándose, y si tardó unas cuantas horas en su-bir, el descenso puede durar unos minutos. Siempre hay que tener cuidado, porque hay rocas filosas en este descenso, al igual que en la bajada del volcán.

Existen otros volcanes con atrac-tivo turístico. Siempre hay quien prefiere el volcán de Ipala, por la laguna que hay en su cráter; pero si se trata de lagunas, también es recomendable la laguna de Chica-bal, en San Juan Ostuncalco, que también es de origen volcánico y el paseo es mucho más agradable. O también el volcán Santiaguito, pero éste no puede ser escalado. Existen otros que también presen-tan dificultad para escalar, como el Tacaná o el Tecuamburro, y tam-bién hay otros de ascenso fácil, ideal para ir con niños pequeños, y hacer un paseo agradable. Afor-tunadamente, Guatemala tiene muchas opciones, para todos los gustos y necesidades.

accesibles para escalar un vol-cán, debido a que el municipio de Santa María de Jesús ha creado la infraestructura necesaria para su-birlo. Hay un camino que permite incluso subir en automóvil hasta una altura bastante considerable; este sendero es, sin embargo, de muchas vueltas. Hay personas que conocen este volcán como la palma de su mano y conocen varios extravíos que hacen el as-censo más corto, aunque más ver-tical. En la cima, hay una caba-ña que sirve de techo para quien desee pernoctar allí, aunque casi

siempre es insuficiente para la cantidad de gente que sube dia-riamente.

Por eso, el volcán de Agua ha dejado de ser atractivo para un escalador con cierta experiencia. Sin embargo, sí podría llamar la atención hacer el recorrido cono-cido como la “Triple Cumbre”, que consiste en subir el volcán de Agua, el Acatenango y Fuego en la misma expedición.

Para ello se requieren tres días y dos noches. El primer día, se puede iniciar el camino rumbo al volcán de Agua después del me-

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Nueva Guatemala de la Asunción, 3 de noviembre de 2012

A mi parecer, Guatemala tiene dos épocas climáticas que valen la pena resaltar por sus características únicas. La primera es en el inicio del segundo trimestre del año, cuando las jacarandas empiezan a florecer, y la segunda, en noviembre.

POR MARIO CORDERO ÁVILA

en la cima de GuatemalaDesde la portada

Volcanes:

La primera debería considerarse como una breve prima-vera, que marca el paso entre un in-vierno frío y seco

y una época calurosa. Ocurre cuando se celebra el carnaval y da inicio a la cuaresma, que son dos celebraciones que están mar-cadas no por la fecha calendario, sino por el ciclo de rotación de la Tierra, y por ello son fiestas mo-vibles.

La segunda época a la cual me refiero ocurre en estas épocas, y debería considerarse también como breve otoño. Si bien, las estaciones en Guatemala no son muy marcadas, y, sobre todo, la primavera y el otoño son desco-nocidos para nosotros, en reali-dad estas estaciones sí ocurren, necesariamente, aunque pasan inadvertidas por su brevedad.

Pero, para no desviarme mucho del tema, noviembre es quizá el mes con mejor clima en Guate-mala. Las lluvias cesan y el cielo se despeja de nubes. Para la agri-cultura, este período es necesa-rio para que la siembra empiece a secarse, preparándose para la cosecha. Un viento frío recorre por el aire, sin que llegue a re-gistrarse una temperatura gélida; tan solo es necesario abrigarse un poco. Pero lo mejor es que por la posición del Sol y por los cielos despejados, es que los celajes aparecen por esta época.

Por estas condiciones climáti-cas es que desde finales de octu-bre, pero en especial noviembre y diciembre, es que se inicia la tem-porada de ascenso a los volcanes. Ya sabemos hasta el hartazgo que nuestro país tiene un enorme po-tencial en cuanto a estos colosos. Y no es para menos, porque en un espacio tan reducido se en-cuentran tantos volcanes juntos, algunos tan juntos que podrían escalarse en una sola travesía.

A los once años habré subido mi primer volcán, gracias a que formé parte de los Boy Scouts en donde mi jefe de tropa, Richard, era un entusiasta explorador y le gustaba mucho salir a acampar. Con nuestras pesadas mochilas al hombre, caminábamos lo más que podíamos, y hacíamos trave-sías que se podrían antojar inne-cesarias, porque algunos destinos tenían vías de acceso mucho más fáciles. Pero el objetivo era expe-rimentar y conocer, como la vez que fuimos caminando desde el Obelisco hasta el lago de Ama-titlán, o ir a puro jalón desde la capital hasta Tikal.

De esa época conocí muchos volcanes, y otros los escalé pos-teriormente. Debo reconocer que cada vez que subía uno, pensaba que cómo es que alguien se sen-tía atraído por cansarse en ese tre-mendo esfuerzo físico, pasando incomodidades, especialmente frío. Y que si el ascenso era te-rrible, ya se imaginaba lo difícil del descenso, que no por ser ba-jada era más fácil. Y, entonces, en plena subida, se despotrica contra todo el mundo y uno se pregun-

ta por qué se está uno allí y no en su cama, viendo televisión y tomando chocolate caliente. Y refunfuñando y refunfuñando, se va avanzando, y cuando se llega a la cima y se ve todo el horizonte, se olvidan todas las incomodida-des y hasta ese momento uno se da cuenta de que valió la pena; si bien se promete nunca más vol-ver a escalar un volcán, es casi seguro que en una futura ocasión, si el tiempo lo permite, allí se es-tará presente.

Porque los volcanes ofrecen un encanto especial. En la Meseta Central y Altiplano del país su presencia es omnipresente, como observándonos desde cualquier ángulo. Es natural, pues, retarse para escalarlos.

Cuando George Mallory le preguntaban sobre cuál era la insistencia de escalar el Monte Everest, él respondía “Porque está allí”. Quizá Mallory, junto a Andrew Irvine, habrían sido los primeros en escalar la cima más alta del mundo, pero ya no regre-saron de la expedición y no se sabe si finalmente lo lograron. La respuesta de Mallory se revitaliza cada vez que vemos alguna meta, algún reto, quizá innecesario. El ser humano está constantemente retándose, a veces por orgullo, otras veces por dignidad.

Por experiencia propia, sé que Guatemala tiene un enorme po-tencial turístico con respecto a los volcanes, casi tan enorme como el potencial que ofrece la cultura maya y sus antiguos sitios arqueológicos. Sin embargo, has-ta el momento no hay una política nacional seria para promover el turismo de volcanes, tanto a ni-vel nacional como internacional. Incluso, estamos en la capacidad de ofrecer “paquetes” de volca-nes, es decir, giras para conocer colosos que tienen algo que ofre-cer. He elegido los que son, a mi criterio, los cinco destinos más atractivos en cuanto a volcanes, para intentar detallar una breve crónica sobre los ascensos.

EN LA CIMA DE MESOAMÉRICA

El volcán Tajumulco llama po-derosamente la atención por ser el más alto del istmo centroame-ricano. Hecho que no pasa in-advertido sobre todo por la gran cantidad de volcanes que hay en el país, destacar por la altura es no poca cosa.

Pero pese a ser el más alto, no necesariamente es el que mayor tiempo de caminata requiere. El Tajumulco se empieza a subir desde la orilla de la carretera del municipio homónimo. El centro de este municipio se encuentra mucho más abajo, pero no es ne-cesario subirlo desde la Munici-palidad. El transporte es escaso en esta zona y habitualmente lo que hacen los viajeros es hospe-darse en el municipio y de ma-drugada tomar un bus o picop que los deja en el punto del inicio de la caminata.

En el municipio de Tajumulco, se puede encontrar albergue para

pasar la noche y, alrededor de las cuatro de la mañana, salir con el primer bus, que subirá por el camino de tierra hasta llegar a la carretera principal, desde donde se puede iniciar el ascenso.

El clima casi siempre es muy frío, porque el municipio se en-cuentra a una gran altura a nivel del mar, y a medida que se sube al volcán, la temperatura aumen-ta. Por ser especialmente alto, este volcán es lugar para ceremo-nias de la espiritualidad maya, debido a que desde la cima se comprende aún más cuando los mayas piden permiso a los cua-tro puntos cardinales para vivir y para emprender sus proyectos.

Y es que en la cima, en días des-pejados, es posible observar el océano Pacífico, y algunos luga-res distantes, como el volcán de Agua, y algunas altas montañas de México. Algunos residentes locales aseguran que incluso se podría alcanzar a ver el océano Atlántico, pero yo no pude corro-borar esta aseveración.

El ascenso es bastante accesi-ble, salvo los últimos cien me-tros, que se empinan en un án-gulo de casi 45 grados en medio de filosas rocas volcánicas. Y a pesar de que esta última parte es un trayecto corto, la dificultad hace que sea muy cansado. Como

todo buen volcán, el escalador se maravilla al llegar a la cima por la espectacular vista. El cráter es amplio y bastante despejado. Maravilla observar que en cien-tos de kilómetros a la redonda no habrá punto más alto.

PARA PEDIR LLUVIAEn el municipio de Palencia, se

encuentra un pico muy curioso por su forma. Se trata del pico Tomastepeque, y a pesar de no ser volcán, presenta dificultad en su ascenso, además de poseer características mágicas, según las poblaciones vecinas.

Un bonito recorrido podría ser rodear buena parte de la ciudad capital, tal y como yo hice el re-corrido. Salir por Mixco o por Chinautla, y después caminar ha-cia el oriente para buscar Palen-cia. Por tratarse de la parte con mayor altitud de la capital, en muchos puntos se puede observar el valle como hormiguero que no cesa. En esta forma, el camino podría hacerse en dos días, per-noctando cerca de Palencia, y al amanecer continuar hasta llegar al pico, el cual no lleva más de una hora en su ascenso. En caso de no tener mucho tiempo, se puede viajar en carro, porque es muy accesible, llegando al punto del inicio del ascenso aproxima-

damente en una hora de conducir el vehículo desde la capital.

La forma de este pico es muy particular; algunos lo conocen también como “El Colmillo”, porque tiene la forma de un dien-te incisivo. Viajando por la ca-rretera al Atlántico, su forma es fácilmente reconocible.

Los pobladores de las aldeas aledañas consideran que el To-mastepeque tiene propiedades mágicas. En su cima, hay enor-mes piedras y muy compactas, que evidencian la formación pri-mitiva de su terreno. Si se hace una grieta más o menos conside-rable en estas piedras, provocará una lluvia muy fuerte, debido a la concentración de energía magné-tica del pico. En tiempos de se-quía, los pobladores suben para motivar las lluvias; no por nada en los alrededores hay muchas fincas de cultivo de arroz, cereal que requiere de terrenos acuosos para poder crecer.

El ascenso al Tomastepeque es corto, pero dificultoso, debido a que hay tramos en que el ángulo de ascenso es de más de 45 gra-dos, incluso, hay puntos en que la subida era casi vertical.

LA TRIPLE CUMBREEl volcán de Agua se ha conver-

tido en una de las opciones más

diodía, con el objetivo de escalar-lo en la noche. Para ello, habría que esperar una noche de luna llena para que ilumine el camino. Subir este coloso en la oscuridad le da un atractivo extra, y gracias a las facilidades que presenta, el ascenso nocturno es muy agrada-ble.

El volcán de Agua puede subir-se en promedio en cuatro horas, por lo que si se inicia el ascenso a las seis de la tarde, a las diez de la noche podrá llegar y buscar un lugar en la cabaña, o bien armar una tienda de acampar. Levantar-se temprano para ver el amanecer es imperativo, además de que el Sol rápidamente logra calentar después de pasar una fría noche.

Tras ello, se desayuna algo lige-ro aún en la cima, y se empieza el descenso, que usualmente es más rápido que la subida. Una vez en el municipio de partida, se empieza a buscar la localidad de Acatenango, no muy lejos de allí, para iniciar al mediodía el ascenso al volcán homónimo de este municipio.

El volcán de Acatenango es mucho más complicado que el de Agua, además de que es más frío. No tiene tantas facilidades, pero para un escalador con ex-periencia, éste podría ser de más gusto. El ascenso dura más, unas

seis horas o más en promedio. Este volcán tiene dos cimas: en la primera que se llega, hay una cabaña. Si se han cumplido más o menos con los tiempos previstos, se estaría llegando por la noche, y se podría albergar en la cabaña.

Al contrario del volcán de Agua, el Acatenango no es tan popular, y la cabaña, aunque más pequeña, casi siempre cobija a to-dos los que sube al coloso.

Tras pasar la segunda noche en esa cabaña, habrá que levantarse otra vez para ver el amanecer, subiendo de nuevo a la primera cumbre. Tras la aurora, se puede continuar el camino, buscando escalar la segunda cumbre, que no lleva más de media hora. Una vez arriba, podrá ver al hermano gemelo del Acatenango: el vol-cán de Fuego.

El punto en que se une el Aca-tenango y el de Fuego se llama La Horqueta, y hay que bajar allí para iniciar el ascenso al úl-timo volcán, el de Fuego. Desde la cima del Acatenango se puede evaluar si el volcán de Fuego es escalable, aunque casi nunca, en los últimos años, es posible esto.

Desde la cima del Acatenango se puede observar el cráter del de Fuego, y cómo éste está en constante actividad, un espectá-culo que vale la pena verlo. En caso de que no haya peligro, se puede escalar cierta parte del de Fuego, o bien descender por sus faldas. Aunque lo recomendable es regresar por las faldas del Aca-tenango, en caso de una erupción del de Fuego.

El doble volcán Acatenango-Fuego puede escalarse en un fin de semana, pero vale la pena agregar el volcán de Agua en esta travesía.

TRES VOLCANES Y UN LAGO

La triple cumbre Agua, Acate-nango y Fuego no es la única op-ción en Guatemala. En el depar-tamento de Sololá, se encuentra el paisaje más famoso del país, con el Lago de Atitlán y los tres volcanes que lo rodean: Atitlán, Tolimán y San Pedro.

Este conjunto forma parte del mismo origen volcánico. Si bien es cierto, este lugar es más apre-ciado por el lago, las vistas que ofrece desde la cima de uno de los tres volcanes es espectacular.

Estos tres volcanes representan mucha dificultad, de ocho horas en ascenso cada uno, por lo que hay que sopesar el escalarlos los tres en una misma excursión. Lo recomendable, es escalar uno temprano, y después disfrutar la estancia en cada lugar.

El Atitlán y el Tolimán forma otro volcán doble, unidos tam-bién por una horqueta. Lo usual es escalar al punto de unión desde San Lucas Tolimán. Al llegar a la bifurcación, se puede elegir cuál de los dos volcanes es mejor. El tercer volcán, San Pedro, se puede subir desde el municipio homóni-mo. Desde la cima de cualquiera de los tres, el lago y los otros dos volcanes ofrecen una vista única.

EL VOLCÁN DE PACAYAA mi parecer, el volcán de Pa-

caya es el más espectacular, no solo porque está en constante actividad, sino porque es el que más permite acercarse a estar cer-ca del poderío volcánico. Este co-loso, junto al volcán de Agua, es el que tiene mejor infraestructura turística. Los pobladores cerca-nos han creado ciertas empresas en torno al turismo que llega, tal como recuerdos para que los visi-tantes se los lleven. También vi-sitas guiadas, caballos para trans-portarse, entre otros.

Desde el parque nacional, crea-do para subir al volcán, se ha he-cho un camino bastante agradable, hasta el punto en que se puede lle-gar al cono y empezar a escalarlo.

En trayectoria y tiempo para ascender, es menor que otros volcanes, como el de Agua. Sin embargo, la dificultad radica en que se debe subir entre la arena volcánica, que es muy floja y el paso avanza muy poco.

Debido a las constantes erupcio-nes, el volcán de Pacaya ha ido cambiando su forma. Hace unos veinte años, junto al Pacaya había un volcancito menor, que había recibido el nombre de “Pacayita”, y se formó por una actividad vol-cánica, pero después desapareció. Además del cráter principal, a lo largo de su cima, se pueden en-contrar algunas aberturas, llama-das fumarolas, que permiten sentir el calor de este coloso.

Una opción es subir este vol-cán, pero no desde el parque, sino desde la base del Cerro Chino, un montículo que está pegado al Pacaya. El Cerro Chino está con-formado de arena volcánica. En ciertos momentos se torna muy vertical, por lo que se dificulta el ascenso. Sin embargo, repre-senta un reto mayor, además de que cuando va subiendo, usted no logra ver el Pacaya, sino has-ta que llega a la cima del cerro. Entonces se sorprende del poder de este volcán. Si subió por el Cerro Chino, el descenso por este mismo lugar resulta mucho más divertido, porque puede bajar prácticamente deslizándose, y si tardó unas cuantas horas en su-bir, el descenso puede durar unos minutos. Siempre hay que tener cuidado, porque hay rocas filosas en este descenso, al igual que en la bajada del volcán.

Existen otros volcanes con atrac-tivo turístico. Siempre hay quien prefiere el volcán de Ipala, por la laguna que hay en su cráter; pero si se trata de lagunas, también es recomendable la laguna de Chica-bal, en San Juan Ostuncalco, que también es de origen volcánico y el paseo es mucho más agradable. O también el volcán Santiaguito, pero éste no puede ser escalado. Existen otros que también presen-tan dificultad para escalar, como el Tacaná o el Tecuamburro, y tam-bién hay otros de ascenso fácil, ideal para ir con niños pequeños, y hacer un paseo agradable. Afor-tunadamente, Guatemala tiene muchas opciones, para todos los gustos y necesidades.

accesibles para escalar un vol-cán, debido a que el municipio de Santa María de Jesús ha creado la infraestructura necesaria para su-birlo. Hay un camino que permite incluso subir en automóvil hasta una altura bastante considerable; este sendero es, sin embargo, de muchas vueltas. Hay personas que conocen este volcán como la palma de su mano y conocen varios extravíos que hacen el as-censo más corto, aunque más ver-tical. En la cima, hay una caba-ña que sirve de techo para quien desee pernoctar allí, aunque casi

siempre es insuficiente para la cantidad de gente que sube dia-riamente.

Por eso, el volcán de Agua ha dejado de ser atractivo para un escalador con cierta experiencia. Sin embargo, sí podría llamar la atención hacer el recorrido cono-cido como la “Triple Cumbre”, que consiste en subir el volcán de Agua, el Acatenango y Fuego en la misma expedición.

Para ello se requieren tres días y dos noches. El primer día, se puede iniciar el camino rumbo al volcán de Agua después del me-

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IdentIfIcan las regIones del cerebro vInculadas a los valores sagrados

6 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 3 de noviembre de 2012

Un estudio realizado con técnicas de neuroimagen por especialistas de la Universidad de Emory, en Estados Uni-dos, ha revelado que los valores “sagrados” son procesados por regiones del cerebro que nada tienen que ver con el sistema de recompensa cerebral. Esto significaría que no puede convencerse a nadie de que renuncie a sus creen-cias más profundas, a cambio de incentivos. Los resultados obtenidos en la investigación ayudará comprender mejor ciertos factores influyentes en el comportamiento humano, en todos los países y culturas.

n e s t u -dio realizado con técnicas de neuro-imagen por especialistas de la Uni-

versidad de Emory, en Estados Unidos, ha revelado que aque-llos valores que las personas se resisten a rechazar, incluso cuando se les ofrece dinero a cambio, son procesados de ma-nera distinta en el cerebro que los valores a los que se renuncia fácilmente.

“Nuestro experimento ha constatado que el ámbito de lo sagrado -ya sea lo sagrado una fuerte creencia religiosa, una identidad nacional o un código ético- entraña un proceso cog-nitivo distinto”, afirma Gregory Berns, director del Center for Neuropolicy de la Universidad de Emory y director del estudio, en un comunicado emitido por la propia universidad.

Los resultados obtenidos en esta investigación han apareci-do publicados en la revista es-pecializada Philosophical Tran-sactions of the Royal Society.

EL CEREBRO Y LOS VA-LORES CULTURALES FUNDAMENTALES

Según los autores del estu-dio, los valores sagrados provo-can una mayor actividad en una región del cerebro relacionada con normas básicas y procesos mentales sobre lo correcto o lo incorrecto. En cambio, no po-tencian la actividad neuronal en regiones cerebrales relacio-nadas con la consideración de costes y beneficios.

Para la investigación, se aplicó un método que permitirá comenzar a responder a cues-tiones científicas sobre cómo la gente toma decisiones que implican a valores sagrados, ex-plica Berns.

Los resultados obtenidos permitirían asimismo entender mejor ciertos factores influ-yentes en el comportamiento humano, en todos los países y culturas. “Estamos viendo cómo están representados los valores culturales fundamen-

A ciencia cierta

POR YAIZA MARTÍNEZ

U

Berns declara: “La mayoría de las políticas públicas están basadas en ofrecer a la gente incentivos o disuasiones. Pero nuestras constataciones indi-can que es irracional pensar que una política basada en aná-lisis de costes y beneficios in-fluirá en el comportamiento de los individuos, en lo referente a sus valores personales sagra-dos, porque el cerebro humano procesa dichos valores en re-giones que no responden a los incentivos”. El científico añade que “a medida que la cultura cambia, nuestro cerebro tam-bién, y los cambios en el cere-bro afectan a la cultura. No se pueden separar ambos elemen-tos. Ahora tenemos los medios para empezar a comprender esta relación, y esto está lle-vando al relativamente nuevo campo de la neurociencia cul-tural a un escenario global”.

En su estudio, Berns ha di-rigido a un equipo constituido por la economista de la Univer-sidad de Emory, Monica Capra; por Michael Prietula, profesor de sistemas de información de la Goizueta Business School de Emory; por un psicólogo y por antropólogos del instituto Jean Nicod de París, en Francia.

tales en el cerebro”, asegura el investigador.

CARACTERÍSTICAS DEL ESTUDIO

Los científicos usaron la técnica de exploración de re-sonancia magnética funcional (fMRI), un procedimiento que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que eje-cutan una tarea determinada, para captar las respuestas neu-ronales de 32 adultos norteame-ricanos, en el transcurso de un experimento.

En la primera fase de éste, se le mostró a los participantes una serie de enunciaciones que iban desde lo más mundano (por ejemplo, “eres un bebedor de té”) hasta lo más controvertido (como “apoyas el matrimonio homosexual” o “eres pro-vida” -o contrario al aborto-).

En total, fueron presentadas 62 frases, así como otras tantas de contenido opuesto. Los in-vestigadores pidieron a los par-ticipantes que eligieran, en cada caso, el enunciado con el que se sentían más identificados.

Al final del experimento, se ofreció a los voluntarios la opción de subastar sus enun-ciaciones personales, es decir,

la posibilidad de rechazar sus elecciones iniciales a cambio de dinero real.

De esta forma, podían llegar a ganar hasta 100 dólares por frase, simplemente firmando un documento en el que señalaban estar de acuerdo con lo opuesto a aquello en lo que en realidad creían.

Además, se les ofreció a los participantes la posibilidad de no participar en la subasta de aquellas enunciaciones que ellos consideraban las más va-liosas o esenciales.

RESULTADOS OBTENIDOS

“Usamos la subasta para medir el apego de los partici-pantes a determinadas enuncia-ciones”, explica Berns. “Si una persona rechazaba coger dinero a cambio de modificar su elec-ción, consideramos que el valor (representado en esa frase) era personalmente sagrado para ella. Pero si cogía el dinero, consideramos que ese valor no le resultaba sagrado”.

Al mismo tiempo que los voluntarios realizaban sus elec-ciones, se registró su activi-dad cerebral con la tecnología fMRI.

Los datos de las imágenes cerebrales obtenidos mostraron una fuerte relación entre los va-lores sagrados y la activación de sistemas neuronales relacio-nados con la evaluación de lo correcto y lo incorrecto (unión temporoparietal izquierda) y con la recuperación de normas semánticas (corteza prefrontal ventrolateral izquierda).

Asimismo, las imágenes mostraron que los valores esen-ciales para los participantes no activaban sistemas cerebrales relacionados con el sistema de recompensa del cerebro.

Por otro lado, la investigación revelo que los participantes que previamente informaron estar activamente afiliados a organiza-ciones -iglesias, equipos deporti-vos, grupos musicales, etc.- pre-sentaban una actividad mayor en las áreas del cerebro vinculadas a los valores sagrados.

Según Berns, esto podría deberse a que los grupos or-ganizados infunden valores de manera más potente, a través de la aplicación de reglas y normas sociales.

CONSECUENCIAS SOCIALES

A partir de estos hallazgos,

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Suplemento Cultural 7Nueva Guatemala de la Asunción, 3 de noviembre de 2012

Guatemala es, y ha sido desde siempre, una nación llena de contrastes. En esta novela de Robert E. Hinshaw, la belleza del lago de Atitlán, los pueblos y volcanes que lo circundan marcan un violento contraste con la realidad que viven sus habitantes, especialmente los “naturales”.

POR VANESSA NÚÑEZ HANDALn situación de margina-

ción y esclavitud debido a las duras leyes que les han sido impuestas en beneficio de los terratenientes ladinos, los descendientes de los mayas luchan por conser-var su cultura y sus costum-

bres, que son permanentemente despreciadas y atacadas por los ladinos y la iglesia católica.

Ambientada en diferentes épocas de la his-toria de Guatemala, la obra de Hinshaw inicia durante el mandato de Justo Rufino Barrios y sus intentos reformistas y modernizadores, que sumieron a las grandes mayorías indígenas en la miseria y la marginación.

Sus ritos, creencias y costumbres se alzan en esta obra como reminiscencias de un pasa-do idealizado. Sin embargo, la desesperanza obliga a los miembros de la comunidad a re-flexionar sobre su condición y su historia, en un intento por comprender la realidad desven-tajosa y cruel en que han vivido durante siglos y que no parece tener salida.

Robert E. Hinshaw llegó a Guatemala en 1961. Gracias a su prologada convivencia con indígenas de Panajachel y a que aprendió no sólo su cultura y cosmovisión, sino también sus historias trágicas de marginación racial y pobre-za, pudo reproducir una realidad que abarca va-rias generaciones de una misma comunidad.

Escrito con un lenguaje sorprendentemente realista, ya que ilustra muy bien la forma de hablar tanto de los mayas como de los ladinos en diferen-tes épocas, el autor nos cuenta através de su obra las aventuras y desventuras de la familia Ajcojóm,

E

Los coyotes tienen suerte

Revista de libros

oriunda de Santa Catarina Palopó, una co-munidad ubicada a 120 kms. al oeste de la capital guatemalteca, a orillas del lago de Atitlán.

Marcada por la trágica muerte de un cura español asesinado por intentar combatir las injusticias a que los indí-genas eran sometidos en las grandes fin-cas de café, los miembros de la familia Ajcojóm enfrentan la vida de diversas maneras. Unos se resignan ante la bruta-lidad e injusticia, mientras otros buscan superarse y liberarse de las ataduras que a muchos de sus ancestros les costaron incluso la vida. Sus intentos de supera-ción marcarán a varias generaciones de su familia y servirán de hilo conductor a la trama de esta novela que, muchas ve-ces, se tensa en la acción conmovedora y trágica de sus protagonistas.

La belleza natural del lago de Atitlán, las costumbres y leyendas que surgen de su geografía, sirven de marco a una novela que mezcla historia, política y ficción en una historia entretenida y de fácil lectura.

Traducida del inglés, Los coyotes tie-nen suerte tiene su origen en una novela de Hinshaw, publicada originalmente en el 2007: My Lake at the Center of the World. Obra que cuenta con una secuela que aún no ha sido publicada en español y que se denomina The Rape of Hope (2008).

Robert E. Hinshaw llegó a Guate-mala acompañando al antropólogo es-tadounidense de la Universidad de Chi-

cago, Sol Tax, junto a quien publicaría en 1968, Los pueblos del lago de Atitlán. Su amor por Guatemala lo llevaría desempeñarse durante varios años como docente de la Facultad de Humanidades de la Univer-sidad de San Carlos y a dedicar gran parte de su obra a las comunidades indígenas guatemaltecas de media-dos del siglo pasado.

Esta obra es pues, una magnifica puerta para co-nocer la historia de la inmensa población indígena

guatemalteca que aún hoy, en pleno siglo XXI, sigue siendo marginada y explotada con base en el racismo.

FICHA TÉCNICA: Hinshaw, Robert E. “Los coyotes tienen suerte.” Trad. Esme-ralda Cajas Cuesta / Ángela Juanita Bunch. Guatemala: F&G Editores (Colección Puerta 8), 2012. 428 páginas, precio aproximado: Q140.00

Por HILLEL ITALIEa próxima novela de

Khaled Hosseini será un viaje en el tiempo y el es-pacio.

El autor de los éxitos lite-rarios “Cometas en el cielo” y “Mil soles espléndidos” terminó de escribir su tercer

libro, “And the Mountains Echoed”, que saldrá a la venta el 21 de mayo, anunció el lunes Riverhead Books, un sello de Penguin Group (Estados Uni-dos) y editorial de sus primeras dos novelas.

“Siempre me siento atraído por la familia, como un tema central recurrente en mi escri-tura”, dijo en un comunicado Hosseini, quien nació en Afganistán y también es médico.

“Mis primeras novelas eran historias del corazón sobre la paternidad y la maternidad. Mi nueva novela es una historia sobre una fa-milia que se extiende por varias generaciones, en la que el tiempo avanza en forma de espiral y es sobre hermanos y hermanas, sobre la for-ma en la que se aman, se hieren, se traicionan, se reconocen y se sacrifican por los otros”, añadió. “Me encanta tener la posibilidad de compartirlo con mis lectores”.

La presidenta de Penguin, Susan Petersen Kennedy, es una de las pocas personas que han

LKhaLed hosseini pubLicará nueva noveLa en mayo

Literatura

leído el libro y dijo, durante una entre-vista del lunes, que “And the Mountains Echoed” se desarrollará en diferentes partes del mundo y al igual que los libros anteriores de Hosseini ofrecerá “toda una experiencia y personajes con los que uno se puedes identificar incluso si tienen vi-das muy diferentes a las de uno”.

“Realmente te abre a lo que significa ser humano”, dijo.

Hosseini, de 47 años, es uno de los au-tores más populares de la actualidad. Sus libros han vendido más de 38 millones de ejemplares. “Cometas en el cielo” se pu-blicó en 2003 y se convirtió en una sensa-ción permaneciendo dos años en la lista de los más vendidos del New York Times.

Por ARTURO PÉREZ NAVARROl Festival Interna-

cional de Cine de Mo-relia celebra una dé-cada de trayectoria y para su directora, Da-niela Michel, "lo más

importante en estos diez años es el apoyo que le hemos brindado al cine mexicano" a través de su relación con la Semana de la Crítica de Cannes.

"Desde el primer año nosotros pensa-mos en hacer una alianza con la Semana de la Crítica de Cannes, porque conocía-mos al director anterior y teníamos cier-to vínculo. Además, era una sección que había apoyado a los cineastas mexica-nos, como a (Alejandro) González Iñá-rritu y Guillermo del Toro", dijo Michel en una entrevista con The Associated Press, explicando que para su sorpresa los organizadores del evento, que trans-curre paralelamente al Festival Interna-cional de Cine de Cannes, accedieron su

EmoreLia cumpLe 10 años apoyando aL cine mexicano

Pantalla grande

solicitud y desde el 2003 ambos mantienen una relación estrecha.

La película ganadora de Morelia se exhibe en la siguiente edición de la Se-mana de la Crítica de Cannes, y las pelí-culas ganadoras en la Semana de la Crí-tica se exhiben en una sección especial dedicada a Cannes en Morelia.

El sábado el Festival de Morelia arranca con nuevas películas de cineastas locales que se medirán por la oportunidad de llevar sus obras a la Costa Azul de Francia.

La lista de largometrajes en compe-tencia incluye "Fogo" de Yulene Olai-zola, "Halley" de Sebastian Hofmann, "I Hate Love" de Humberto Hinojosa, "Las lágrimas" de Pablo Delgado Sánchez, "No hay nadie allá afuera" de Harol-do Fajardo, "No quiero dormir sola" de Natalia Beristain Egurrola, "Restos" de Alfonso Pineda Ulloa, "Rezeta" de Luis Fernando Frías de la Parra y "Táu" de Daniel Castro Zimbrón.

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8 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 3 de noviembre de 2012

N eil Harbis-son percibe el mundo en blanco y ne-gro debido a una con-

dición congénita llamada acro-matopsia. El ‘eyeborg’ es su tercer ojo. Este dispositivo tec-nológico, adherido a su cabeza, traduce los colores a tonos mu-sicales. Ahora quiere implan-tarse la herramienta en el crá-neo para mejorar esta habilidad adquirida.

- ¿Cómo funciona la pequeña cámara que le cuel-ga de la frente?

- El ‘eyeborg’ es un sensor de color que capta la frecuen-cia de luz del objeto que tengo delante y la traduce a sonido. Así percibo las tonalidades cro-máticas. El primer prototipo lo diseño el ingeniero informáti-co Adam Montandon en el año 2004. Dependía de un ordena-dor que carreteaba en mi espal-da para que el software traduje-ra el espectro electromagnético. Matías Lizana, del Tecnocam-pus Mataró-Maresme, consi-guió desarrollarlo en un chip que llevo instalado en la nuca para escuchar los colores por vía ósea, a través de presión en el hueso occipital.

- ¿Qué relación hay entre los colores y los sonidos?

- Los dos elementos son fre-cuencias: el color es una fre-cuencia de luz y el sonido es una frecuencia auditiva. Mi ojo electrónico no traduce los colo-res a notas musicales de forma arbitraria, hay una escala que clasifica las frecuencias de co-lor en notas musicales.

- ¿A qué suenan los colores?- Un color es una combi-

nación de luminosidad, tono y saturación. El primer atributo no lo traduzco a sonido porque percibo los diferentes grados de potencia que emite un cuerpo, sé cuando algo es claro u oscu-ro. El tono corresponde a notas musicales y la saturación a di-ferentes niveles de volumen. Al principio solo identificaba seis colores, pero mi objetivo era re-conocer uno por cada grado del círculo cromático. Cuando con-seguí diferenciar los 360, me di cuenta que podía ampliar mi espectro visible más allá del ojo humano convencional. Ahora soy capaz de percibir infrarro-jos y ultravioletas cercanos, cosa que vosotros no hacéis. El blanco y el negro no suenan, por supuesto.

- Percibe sonidos auditivos, como todos, pero también soni-dos visuales. Es como si viviera la realidad en modo estéreo.

- Yo ahora tengo tres orejas: la izquierda, la derecha y la de detrás de la cabeza. Por la nuca escucho a través del hueso, por lo tanto, es como una tercera oreja que en este caso me per-mite escuchar los colores. La diferencia es que escucho a tra-vés del hueso. Son como dos entradas de audio diferentes. Una cosa es lo que entra por las orejas, que son sonidos auditi-vos, y otra lo que entra por el hueso, los sonidos visuales, que son los colores.

- ¿Cómo sabe si dos colores combinan bien entre sí?

- Yo me visto de manera que suene bien, no para verme bien. Si quiero vestir alegre y armó-nico, me visto con un acorde

mayor, como do-mi-sol. Es decir, azul turquesa, rosado y amarillo.

- ¿Sueña en color?- Lo conseguí cinco meses

después de escuchar colores. Ya no soy consciente de la traduc-ción de mi percepción, el proce-so es automático.

- ¿El ‘eyeborg’ le convierte en el primer cíborg de la his-toria?

- No, yo no soy el primer cí-borg de la historia. Hay gente que así lo considera, porque para apa-recer con el aparato electrónico en la foto de mi pasaporte inglés tuve que justificar que formaba parte de mi cuerpo. Puede ser que sea el primer cíborg reconocido por un gobierno, pero para mí existen desde hace muchos años.

- ¿Y por dónde andan?- Stephen Hawking es uno de

ellos. El científico habla a través de un ordenador y la voz del sin-tetizador la considera como pro-pia. Pero él no habla, utiliza un ordenador para comunicarse con el mundo. Yo lo considero un cí-borg porque la parte electrónica forma parte de su cuerpo, como las personas con deficiencia audi-tiva que llevan implantes coclea-res para escuchar mejor.

- Su idea es integrar la tec-nología en su cuerpo y que no sea un elemento externo como ahora, pero el implante suscita muchas consideraciones éticas.

¿Ha conseguido convencer a alguien para que le opere?

- Mi idea es osteointegrar-me la entrada de sonido en el cráneo antes de finales de año. La operación es como instalar

Neil Harbisson (Londres, 1982) es un artista contemporáneo y activista cíborg británico e irlandés residente en España. Es el primer cíborg del mundo reconocido por un gobierno. Har-

bisson tiene acromatopsia, una condición visual que desde nacimiento le obliga a ver el mundo en blanco y negro. A los 20

años crea y se instala un eyeborg en la cabeza para poder es-cuchar los colores. Es cofundador y presidente de la Fundación

Cyborg, una organización internacional dedicada a ayudar a los humanos a convertirse en cíborgs. Estudió composición mu-sical experimental en Dartington College of Arts (Inglaterra) y

fotografía digital en la New York Institute of Photography.POR NÚRIA JAR

En primera persona

Neil HarbissoN: “Creo que todos seremos Cíborgs”

un conector de audio ‘minijack’ en la cabeza. Quiero que el so-nido vaya directo al hueso, en lugar de a presión como hasta ahora. Entonces habrá dos agu-jeros más, uno para el chip y otro para la antena del sensor del color que ahora llevo en la cara. Estamos viendo qué parte del cráneo se tiene que perforar. En total son tres orificios. La idea es que a los dos meses de operarme, el hueso y el implante se integren para empezar a escu-char colores.

- ¿Por qué creó The Cyborg Foundation?

- Decidimos crear una funda-ción porque durante los últimos años nos ha contactado mucha gente que quiere extender sus sentidos y habilidades median-te la aplicación y extensiones cibernéticas de su cuerpo. Has-ta crear nuevas sensibilidades. Desde entonces hacemos cola-boraciones con universidades y con personas independientes.

- A parte del ‘eyeborg’, ¿hay más catálogo de dispositivos?

- El ‘earborg’ realiza el pro-ceso inverso del ‘eyeborg’ que

yo llevo. En lugar de traducir colores a sonidos, traduce soni-dos a color. Por lo tanto, puedes visualizar en directo las fre-cuencias de sonido que emite una persona cuando habla. Has-ta de un concierto de música en directo. Otro de los sensores te permite saber dónde está el norte en todo momento y vibra cuando estás encarado en esa dirección. También estamos tra-bajando con sensores de movi-miento, como unos pendientes que en realidad son dispositivos que te permiten percibir movi-miento.

- ¿Todos seremos cíborgs?- Creo que este siglo dejaremos

de utilizar la tecnología como he-rramienta y empezaremos a utili-zarla como parte de nuestro cuer-po, porque nos ayudará a extender sentidos y percepciones. Utilizar herramientas con las manos todo el rato no es práctico. Estoy segu-ro de que las nuevas generaciones dejarán de utilizar la tecnología como herramienta y, en vez de crear aplicaciones para el móvil, crearemos aplicaciones para el propio cuerpo.