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Gilberto de Mello Kujawski

La experiencia en Ortega

Cualquiera de los escritos de Ortega referentes a las cosas más con-cretas o a las más abstractas destila la savia suculenta, jugosa, de su expe-riencia personal sobre el asunto. Leer a Ortega es quedar ofuscado por eltejido rutilante de experiencias concentradas y originales que constituyensus páginas, derivadas con toda certeza de su apego frentico a la realidaden todas las formas. Ortega está apegado a lo real como la ostra a la roca,y, como la ostra, le basta con una pequenez !un grano de arena! para

 provocar en l la genial secreci"n de #umores que dará por resultado laformaci"n de una perla, palabra con la que los fil"sofos árabes designan la$esencia% de las cosas (al-jahuar, de donde deriva nuestro $alj"far%&. 'or eso no ser(a del todo inoportuno el indagar un poco !s"lo un poco!,con ocasi"n del centenario de su nacimiento, sobre c"mo se constituye yc"mo funciona la experiencia en la econom(a del pensamiento orteguiano.

Lo primero que #ay que observar es que si, por un lado, Ortega injertaconsustancialmente su pensamiento en la experiencia vivida, por otro, no

 pierde ocasi"n de criticar el puro empirismo, tal como se manifiesta, por ejemplo, en los que pretenden reducir a ciencia los $#ec#os% y nada más)

o en los que conciben la #istoria como $documento%) o en el $sensualismo%aristotlico, larga y complejamente criticado en La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva (Obras completas, *+++&.

n un libro anterior, editado en //,  En torno a Galileo, al explicar c"mo se construy" la ciencia moderna, Ortega insiste en que los #ec#os por s( solos no nos presentan la realidad. $'or s( mismos no nos dan la reali-dad, al contrario, la ocultan, esto es, nos plantean el problema de la reali-dad. 0i no #ubiera #ec#os no #abr(a problema, no #abr(a enigma, no #a-

 br(a nada oculto que es preciso des-ocultar, descubrir. La palabra con quelos griegos nombraban la verdad es altheia, que quiere decir descubrimien-to, quitar el velo que oculta y cubre algo. Los #ec#os cubren la realidady mientras estemos en medio de su pululaci"n innumerable estamos en elcaos y la confusi"n. 'ara des-cubrir la realidad es preciso que retiremos por 

un momento los #ec#os de en torno nuestro y nos quedemos solos con

!uenta y Razón, n.° 111ayo-2umo 1983

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nuestra mente. ntonces, por nuestra propia cuenta y riesgo, imaginamosuna realidad, fabricamos una realidad imaginaria, puro invento nuestro)luego, siguiendo en la soledad de nuestro (ntimo imaginar, #allamos quaspectos, qu figuras visibles, en suma, qu #ec#os producir(a esa realidadimaginaria. ntonces es cuando salimos de nuestra soledad imaginativa, denuestra mente pura y aislada y comparamos esos #ec#os que la realidad

imaginada por nosotros producir(a con los #ec#os efectivos que nos rodean.0i casan unos con otros es que #emos descifrado el jerogl(fico, que #emosdes-cubierto la realidad que los #ec#os cubr(an y arcanizaban.

sta faena es la ciencia3 como se ve, consiste en dos operaciones dis-tintas. 4na puramente imaginativa, creadora, que el #ombre pone de su

 propia y librrima sustancia) otra confrontadora con lo que no es el #om- bre, con lo que le rodea, con los #ec#os, con los datos. La realidad no esdato, algo dado, regalado, sino que es construcci"n que el #ombre #ace conel material dado% (O!, *, 5-6&.

n un antiguo trabajo, fec#ado en 78, Ortega ya explicaba que lainnovaci"n sustancial de 9alileo no fue, como se dice, la introducci"n del$experimento%, y s( la adjunci"n del puro empirismo observador con unadisciplina ultraemp(rica, el $análisis de la :aturaleza%, o sea, la elaboraci"nde una figura conceptual con la cual se compara el fen"meno sensible. nsuma, como dec(a el propio 9alileo, mente concilio, $concibo con la men-te%. l sabio florentino $conceb(a con la mente%, matemáticamente y a

 priori, una interpretaci"n de los fen"menos para en seguida confrontarlacon la experiencia. ;e este modo result" la f(sica moderna (La "#iloso$íade la %istoria& de %e'el y la historiólo'ía O!  ) +*, 57 y sigs.&.

1. ri!era de"inici#n de la experiencia. $u extensi#n

<iene toda la raz"n =errater 1ora al se>alar que el concepto de expe-riencia es uno de los más vagos e imprecisos. ?s( es, en primer lugar, por-

que toda experiencia es de un orden estrictamente personal, o sea, yomismo tengo que incluirme necesariamente en la conceptuaci"n de la expe-riencia. <oda experiencia es experiencia de alguien. sta no puede definirse$en s(%, sino s"lo $conmigo% o $para m(%, con mi participaci"n personalen su constituci"n. @ como las posiciones ad hominem son recalcadas por el pudor invencible caracter(stico de la $objetividad% cient(fica, el conceptode experiencia permanece vago, impreciso, además de inadecuado, insufi-ciente, en la teor(a del conocimiento.

<ratándose de Ortega, ese pudor relativo a la argumentaci"n ad homi-nem ya no tiene raz"n de ser. 'ues es bien sabido que Ortega lanza al

 primer plano de su pensamiento, en gran close-up, el principio de que lavida #umana, es decir, la vida personal, mi vida es la realidad radical Anola Bnica, ni la más importante, pero s( aquella en la que radican todas las

demás realidades&. La lecci"n de rigor inaugurada por Ortega no requiere

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la colocaci"n del $yo% del fil"sofo entre parntesis Acomo exige el $objeti-vismo% cient(fico&, sino muy al contrario) el imponer el reconocimiento demi vida como realidad radical supone la necesidad de pensar siempre en la primera persona del singular. @ #e aqu( de d"nde procede la importanciade la experiencia personal en el pensamiento orteguiano. La conciencia dela verdad tiene que ser experimentada por m( directamente, personalmente.

 :o puede ser engendrada indirectamente por el argumento de autoridad,o por el formalismo abstracto, vac(o y sin intuici"n, sino que tiene que ser construida o reconstruida por mi propio esfuerzo creador, a fin de consti-tuirse en el ámbito de mi vida l raciovitalismo trae consigo la exigenciadel empirismo radical que, justamente por ser radical, no se parece a nin-gBn empirismo clásico.

;on 2ulián 1ar(as define esplndidamente la realidad como $todoaquello que encuentro y tal como lo encuentro% (*ntroducción a la #ilo-

 so$ía, traducci"n brasile>a, pág. //&. ;e a#( se sigue que podemos definir la experiencia, en una primera aproximaci"n, como mi encuentro con larealidad(

La experiencia es siempre correlativa a la realidad, a una realidad par-ticular, y sta solamente se constituye a medida que yo me encuentro conella. ste encontrarme con la realidad es la experiencia. ? las diversas cla-ses de realidad corresponden los diversos tipos de encuentro. :o me en-cuentro con una piedra de la misma forma que me encuentro con una per-sona, ni me encuentro con sta de la misma forma que me encuentro conla $gente%, o con una obra de arte, o con una ecuaci"n algebraica. e a#(otra raz"n de la dificultad para conceptuar la experiencia, que var(a deacuerdo con la pluralidad de la perspectiva personal y de acuerdo con ladiversidad estructural de la propia realidad. Conformes con las varias mo-dificaciones posibles de la experiencia subsisten s"lo dos notas3 la referen-cia necesaria a la realidad y mi encuentro con ella. 'or eso la vaguedad eimprecisi"n de este primer concepto de experiencia no es un defecto, esuna virtud, pues solamente ella permite abrazar toda la inmensa anc#ura

de su extensi"n.l campo de la experiencia se coextiende al de la propia vida #umana,en la cual se implantan... todas las cosas. @ por $cosas% entendemos aqu(no solamente aquellos $objetos individuales% o individuos existentes a quese refiere usserl, sino literalmente todo cuanto #ay. @ aclara Ortega3$'or cosas entenderemos no s"lo las reales f(sicas o an(micas, sino tambinlas irreales, las ideales y fantásticas, las transreales, si es que las #ay. 'or eso elijo el verbo D#aberD) ni siquiera digo Dtodo lo que existeD, sinoDtodo lo que #ayD. ste D#ayD, que no es un grito de dolor, es el c(rculomás amplio de objetos que cabe trazar, #asta el punto que incluye cosas,es decir, que #ay cosas de las cuales es forzoso decir que las #ay, pero queno existen. ?s(, por ejemplo, el cuadrado redondo, el cuc#illo sin #oja nicac#a, o todos esos seres maravillosos de que nos #abla el poeta 1allarm,

como la #ora sublime, que es, segBn l, la #ora ausente del cuadranteD,

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o la mujer mejor, que es la mujer ningunaD. ;el cuadrado redondo s"lo podemos decir que no existe, y no por casualidad, sino que su existencia esimposible) pero para poder dictar sobre el pobre cuadrado redondo tancruel sentencia es evidente que tiene previamente que ser #abido por nos-otros, es menester que en algBn sentido lo #aya% (+u es #iloso$ía, lec-ci"n +*, OC, *++, /&.

n el ámbito de mi encuentro con la realidad cabe todo cuanto #ay !un bosque, una estrella, un #ombre o una mujer, un recuerdo, un valor,una ciudad, un deseo, un triángulo, amlet y ;on Euijote, una ley, unamor, un proyecto. La experiencia es coextensiva a la realidad en su ili-mitado pluralismo y en su multivario matizamiento, desde el momentoque se entiende por realidad todo lo ue hay

%. $egunda de"inici#n de la experiencia. $u pro"undidad

ncontrarse con algo significa $dar cuenta% de algo. 0egBn Ortega, sondos las formas de darse cuenta de algo, o de que algo exista para m(3

a) $reparar%, es decir, tener conciencia de algo por separado)b) $contar con%.$Cuando bajamos la escalera no tenemos propiamente conciencia de

cadg pelda>o, sino que contamos con todos ellos) y por lo general, de lamayor parte de las cosas que existen para nosotros no tenemos concienciade ellas, sino que contamos con ellas% (.nas lecciones de meta$ísica, pági-na 6&.

?l contrario de la inveterada tradici"n racionalista e idealista que du-rante toda la dad 1oderna afirma que nuestra relaci"n primaria con lascosas es pensarlas, Ortega insiste en que las cosas son primariamente paranosotros lo que ellas son cuando no pensamos en ellas, sino que, simple-mente, las vivimos. 'ensar en algo, tener conciencia separada de algo no

 puede ser nunca nuestro #acer primario con ese algo. 0olamente puedo pen-sar en esta cosa, despus que entr en ella, vivindola o contando con ella,o solamente despus que o( #ablar de ella. La silla en la que estoy sentado,el suelo en el que estoy de pie, los pelda>os de la escalera, no tengo con-ciencia de ellos como silla, suelo, escalones, sencillamente cuento con ellosa medida que voy viviendo.

;e donde se deduce que mi encuentro inmediato con las cosas, mifuente primaria de experiencia asume la modalidad de contar con y no de$pensar% o $tener conciencia de%.

l contar con es el modo de vivir instalado en nuestras creencias, queconstituyen, en palabras de Ortega, $la base de nuestra vida, el terrenosobre el cual ella acontece%. Las creencias no las tenemos nosotros, sonellas las que nos tienen. ncarnan para nosotros la realidad misma) en ellas

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$vivimos, nos movemos y somos%) y cuando creemos de verdad en unacosa, no tenemos $ni idea% de ella.

l #ombre está moldeado por las creencias desde que nace, en el modode vestir y alimentar al beb, en las primeras palabras que se le inoculan,#asta el desarrollo completo del lenguaje y los primeros vislumbres de laestructura del mundo. l substrato primario de experiencias de mi vida

está consolidado en las creencias, esto es, en la modalidad de contar conlas cosas, sin la conciencia expl(cita de stas, sino solamente en su vivenciacotidiana y comBn.

La otra modalidad de darse cuenta de aquello con que nos encontramoses precisamente la conciencia expl(cita de algo por separado, o reparar enalgo. <oda conciencia es conciencia de algo, como quiere usserl, prolon-gando la explicaci"n de Frentano. sta conciencia $de% constituye la inten-cionalidad La intencionalidad, segBn la fenomenolog(a, es la nota distintivade los fen"menos ps(quicos, en relaci"n a los fen"menos f(sicos. La concien-cia está #ec#a de direccionalidad Aconciencia de/ 'or eso mismo se cons-tituye, intr(nsecamente, de sentido, o sea, de inteligibilidad, al contrar(odel fen"meno f(sico, ciego y sin direcci"n. @a se sabe #asta qu punto estedescubrimiento innov" la teor(a del conocimiento, permitiendo la supera-ci"n radical del empirismo y del positivismo en la obra de usserl.

0egBn Ortega, la conciencia de puede referirse a una realidad patenteo a una realidad latente. 'or ejemplo, veo una naranja. $s sta un cuerpoesfrico, por tanto, con anverso y reverso. G'retenderán tener delante a lavez el anverso y el reverso de la naranjaH Con los ojos vemos una parte dela naranja, pero el fruto entero no se nos da nunca en forma sensible3 lamayor porci"n del cuerpo de la naranja se #alla latente a nuestras miradas%(0editaciones del +uijote O!, +3 $1editaci"n preliminar%, 7&. 'rosi-guiendo su análisis, Ortega a>ade que #ay sobre el pasivo ver $un ver activo que interpreta viendo y ve interpretando) un ver que es mirar%.1ar(as comenta as( el texto3 $La pasividad de la visi"n nunca revelar(a unmundo, sino s"lo un caos de puntos luminosos) el ver activo o mirar !el

Bnico ver real! es interpretaci"n) la relaci"n entre ambos es rec(proca ynecesaria) no #ay interpretaci"n sin visi"n ni visi"n sin interpretaci"n) esdecir, la visi"n !la percepci"n en general! es interpretativa, y la inter-

 pretaci"n es perceptiva.%l asunto adquiere una plena claridad al entrar Ortega en la teor(a del

concepto, tal como lo expone en 0editaciones del +uijote  :o la vamos areproducir) nos basta apuntar aqu( cuál es la funci"n del concepto3 $;e lacosa retiene el concepto meramente el esquema. ?#ora bien, en un esquema

 poseemos s"lo los l(mites de la cosa, la caja lineal donde la materia, lasustancia real de la cosa, queda inscrita. @ estos l(mites, segBn se #a indi-cado, no significan más que la relaci"n en que un objeto se #alla respectode los demás. I...J 0in el concepto, no sabr(amos bien d"nde empieza nid"nde acaba una cosa) es decir, las cosas como impresiones son fugaces,

#uideras, se nos van de entre las manos, no las poseemos. ?l atar el con-

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cepto unas con otras, las fija y nos las entrega prisioneras% (ob cit $1edi-taci"n preliminar%, K&. l concepto recorta las cosas en sus l(mites, enten-dindose por $l(mites% la l(nea que separa y al mismo tiempo liga la cosacon las demás. 'or lo tanto, el concepto nos da la cosa en su contexto,inserta en el mundo Las meras impresiones, caos de puntos luminosos,vislumbres impresionistas y fugaces, no son las que nos dan las cosas como

tales, sino que es el concepto, mediante el cual consolidamos significativa-mente aquellas meras impresiones sensibles. n una palabra3 $0"lo la visi"nmediante el concepto es una visi"n completa) la sensaci"n nos da Bnica-mente la materia difusa y plasmable de cada objeto) nos da la impresi"nde las cosas, no las cosas.%

n resumen3 la experiencia de lo patente, restricta y sensorial, mera-mente impresionista, $caos de puntos luminosos%, se completa por la inter-venci"n del concepto. l ver pasivo se perfecciona por un ver activo, gra-cias al cual se miran las cosas en su dimensi"n de profundidad virtual

 !la naranja, el bosque! apre#endiendo los objetos más allá de sus aspec-tos aislados e impresionistas, o sea, desestructurados.

1ólo la visión mediante el concepto es una visión completa n otras palabras3 la experiencia sensible, segBn Ortega, ya es intr(nsecamente con-ceptual) vemos interpretando

?>os más tarde, Ortega formulará la idea rec(proca de sta3 todo con-cepto es la descripción de una escena vital2 interpretamos viendo @ enverdad, la obra entera de Ortega no pasa de la ejecuci"n fiel de esta Bltima

 proposici"n, desde los primeros pasos. 0u libro inicial,  0editaciones del +uijote, toma cuerpo a partir de una $lectura% reflexiva del bosque, del

 paisaje no meramente contemplado a distancia, sino vivido circunstancial-mente, de tal manera que todo concepto florece en el texto a la sombra

 profunda de los árboles, entre los murmullos del arroyo y el canto distantede los pájaros, alternando con momentos de esplndido silencio. n esta

 profusa y animada escena vital, que no funciona nunca como $decoraci"n%exterior, sino como verdadera fuente de inspiraci"n creadora, e (ntimamente

entrelazados con la vivencia esttica del paisaje, se dibujan los primerosconceptos fundamentales del pensamiento orteguiano3 el descubrimiento deque yo soy yo y mi circunstancia, el perspectivismo, la superaci"n concomi-tante del idealismo y del realismo, la importancia de la cultura medida por la conquista de lo inmediato, la teor(a de la verdad y del concepto, la inter-acci"n entre lo'os y eros, el germen de la raz"n vital y otros más, todosestos descubrimientos inspirados por la inmersi"n en el bosque del sco-rial en una tarde de primavera. $ste bosque benfico que unge mi cuerpode salud #a proporcionado a mi esp(ritu una grande ense>anza. s un bos-que magistral) viejo, como deben serlo los maestros, sereno y mBltiple.?demás, practica la pedagog(a de la alusi"n, la Bnica pedagog(a delicada y

 profunda% (ob cit $1editaci"n preliminar%, M&. :o fue preciso esperar .por -el famoso $'r"logo a *einte ?>os de Caza 1ayor% para entender lo

que dice Ortega3sobre el concepto como $descripci"n de una escena vital%.

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0u libro inaugural ya ilustra y pone en práctica la tesis posteriormente ex- plicitada y formulada, la inscripci"n del concepto en el dramatismo de unaescena vivida.

La verificaci"n de que s"lo la visi"n mediante el concepto es una visi"ncompleta significa que el concepto nos revela la cosa en su profundidad.@ Gqu es la profundidadH $@ esto es la profundidad de algo3 lo que #ay

en ello de reflejo de lo demás, de alusi"n a lo demás. l reflejo es la formamás sensible de existencia virtual de una cosa en otra. l DsentidoD de unacosa es la forma suprema de su coexistencia con las demás, es su dimensi"nde profundidad% (ob cit, &.

l concepto no apre#ende la cosa aislada sin apre#enderla al mismotiempo en el contexto de las demás cosas con que guarda relaci"n, la cosaimplantada en el mundo. Los l(mites conceptuales de un ser, tal como lasfronteras geográficas de un pa(s, no tanto lo destacan cuanto lo avecinana otros seres. ?qu( tenis el presupuesto para volver a formular la anterior definici"n de experiencia !-mi encuentro con la realidad! en esta otra,más integral y adecuada3 la experiencia es mi encuentro de las cosas en el horizonte del mundo l #orizonte del mundo se incluye en mi experiencia.

@o no me encuentro simplemente con la cosa aislada y aparte !la na-ranja, el árbol, el bosque-!, sino, al mismo tiempo, con la perspectiva enque ella aparece. La cosa es arrojada en mi direcci"n por el mundo comolos detritos marinos son lanzados a mis pies por el ocano. l aura del$mundo% circunda necesariamente cada cosa en mi trato con ella, y aun#asta incluyendo la modalidad de contar con Aen la cual está latente elconcepto&.

ste es otro rasgo importante de la experiencia orteguiana3 la direcci"nmundanal, la trascendencia de cada cosa en el ámbito o mundo en que estáinclusa3 el mundo en su inagotable latencia, palpitando en cada ser con quenos encontramos. n la experiencia de lo que #ay, cada ser encontradosiempre nos #abla del mundo como viajero recin llegado de tierras desco-nocidas y lejanas. l poeta, el #ombre de ficciones, es quien mejor sabe o(r 

la voz del #orizonte impregnada en la sustancia de cada cosa, dando pala- bra y ritmo a lo que parec(a inefable al comBn de los #ombres.

3. &ercera de"inici#n de la experiencia. $u contenido

Los trminos de la segunda definici"n de la experiencia nos colocan enseguimiento de otra formulaci"n, la más t(pica y genuina sugerida por losBltimos textos orteguianos. n uno de estos textos escribe Ortega3 $Le(ayo a 'aracelso, el mir(fico mdico que, como es sabido, era un farsante, pero, a la par, una autntica genialidad. 0u idea !muy t(pica de estos#ombres en que culmina el Nenacimiento intelectual, por tanto de comien-zos del siglo xvi, mentalidades ambivalentes en que la materia es aBn me-

dieval, pero en ella fermentan las ansias modernas !su idea, digo, es que

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#ace falta fundar el saber en la experiencia o  Er$ahrun' 'ero conforme lole(a ca( en la cuenta de que 'aracelso usa esta palabra en un sentido queno estaba vivo en la lengua de entonces !no muy distante del que #oytiene!, sino en un sentido que l encuentra reviviendo en ella) a saber3 er-

 $ahren es viajar) land-$ahren, andar por las tierras. ay que fundar elsaber viajando, yendo a ver efectivamente las cosas, con los ojos de la cara,

all( donde están. La :aturaleza es un Dc"diceD que es preciso leer Dpere-grinando y vagabundeando por ellaD (pere'rinisch una mit landtreichenum3eren/ #abren significa normalmente en la lengua alemana viajar, sobretodo viajar en ve#(culo, sentido contemporáneo nuestro que postula otroexclusivo anterior de viajar a pie. @, en efecto, 'aracelso, con el prop"sitodeliberado de emplear un Dmodo de pensarD, un mthodos, se puso encamino !en hados ! y se dedic" a viajar para ver. n los viajes, a la vez,se arrostran peligros, de los cuales #ay que buscar salidas,  portus y eupo-rías n los viajes se ven muc#as cosas. 'or eso los árabes llaman a suslibros de viajes Dlibros de andar y verD. l empirismo o experiencia es,

 pues, un efectivo Dandar y verD como mtodo, un pensar con los pies, quees lo que, segBn los modernos, #ac(an los escolásticos% (La idea de principioen Leibniz O!, *+++, 6-&.

xperiencia, que se dice en griego empeiría, tanto en el griego como enel lat(n y en las lenguas latinas vive de la ra(z comBn  per, que es el equi-valente del alemán $ahr La ra(z per está presente en palabras de significadoaf(n, como experto, perito, y tambin en peli'ro, que significa en lat(n pri-mitivo $prueba%, $ensayo%, precisamente lo que entendemos #oy por $experiencia%. ?l final de largo y laborioso análisis etimol"gico Aque nosvemos obligados a suprimir&, Ortega llega a la conclusi"n de que el sentidooriginario del vocablo $experiencia% es haber pasado peli'ros ombreexperimentado, probado, es el que pas" en la vida muc#os peligros.

'or lo tanto, la experiencia, en el sentido originario y constitutivo, encuanto operaci"n de andar y ver, o, como dice Ortega, $pensar con los

 pies% Atal vez un poco #umor(sticamente&, tiene su nervio vital en el peli'ro

de estar en el mundo, o de pasar por el mundo. *ivir es peligroso. 'orquevivir es probar, tantear, ensayar, experimentar nuestro proyecto vital, mi-dindolo en cada momento con nuestra circunstancia, ganar-se o perder-seen esta luc#a) ser o no ser  yo mismo A#e aqu( la cuesti"n&.

*ivir es ponerse a prueba, experimentarse en el peligro para ganar-seo perder-se en cada #ora, de manera que no #ay diferencia entre encon-trarse con las cosas en el mundo, o en el #orizonte del mundo Acomo qued"dic#o& y enfrentarse con el peligro. ;e a#( una tercera definici"n de expe-riencia, suscitada, rigurosamente, por los textos orteguianos.

 Experiencia es mi prueba en el peli'ro del mundo ;espus de ver laextensi"n de la experiencia en Ortega Atodo lo que #ay&, su profundidadAla cosa en su contexto o en el mundo&, tropezamos a#ora con el contenidode la experiencia Ael peligro&.

n cierto cap(tulo de El hombre y la 'ente, Ortega indica, por ejemplo,

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c"mo es peligrosa mi convivencia diaria con el Otro, cuyo comportamientoes siempre imprevisible, y me obliga a estar permanentemente en guardiaen anticipaci"n de su posible reacci"n #ostil o feroz ante mi presencia. Lo

 peligroso !apunta Ortega! no significa forzosamente lo malo y adverso) puede ser, por el contrario, benfico y feliz. 'ero, en cuanto es peligroso,se anuncian ambas posibilidades. ;e a#( la necesidad de ensayar, probar,

experimentar la situaci"n para salir de la duda. :o #ay manera de escon-der que el fondo cotidiano de nuestra convivencia con los demás !escribeOrtega! s"lo merece una expresi"n3 luc#a. *ivimos en luc#a permanentecon el Otro, #asta cuando podemos contar con l como amigo, o con ellacomo amante. La buena convivencia, la armon(a ejemplar entre los miem-

 bros de una familia es s"lo un equilibrio resultante de los innBmeros c#o-ques e impactos diarios con el Otro. n Bltimo análisis, concluye Ortega,la peligrosidad del Otro no deriva del mal o el disgusto eventuales que nos

 pueda causar, y s( de algo más #ondo y radical, a saber3  su no coincidenciainsuperable con mi modo de ser 'or el simple #ec#o de que $tB eres tB%,emanas de ti frecuentes y reiteradas negaciones de mi ser, de mi modo desentir, de pensar, de querer.

La experiencia del Otro, as( descrita, nos lleva dialcticamente a laexperiencia y al conocimiento del propio 4o ?l contrario de lo que se

 piensa, el yo concreto y Bnico que cada uno de nosotros se siente ser nolo conocemos ni poseemos desde siempre, inmediatamente y en primer lu-gar. n los c#oques repetidos con la manera de ser de los demás, en elcontraste con los innumerables tus que me cercan y presionan en la convi-vencia Pnter-individual, es como voy descubriendo, poco a poco, los l(mitesde mi personalidad, mi figura concreta de #ombre, de yo

Ortega ejemplifica3 $<u talento matemático me revela que yo no lotengo. <u garbo en el decir me #ace caer en la cuenta que yo no lo tengo.<u recia voluntad me demuestra que soy un blandengue. Claro que, tam-

 bin viceversa3 tus defectos destacan a mis propios ojos mis dotes. ;e estemodo es en el mundo de los tus y merced a stos donde se me va mode-

lando la cosa que yo soy, mi yo% (El hombre y la 'ente O!, *++, 88y sigs.&.Con bastante sutileza observa Ortega que la primera persona del singu-

lar es la Bltima en aparecer en el orden real. @ al contrario que usserl,que parte del $ego% para interpretar el t5 como un alter e'o, Ortega partede los tus, descubriendo en el  yo concreto de cada cual un $alter tB%.@ a#( tenis c"mo el cuerpo a cuerpo con el Otro en la vida cotidiana ter-mina por la experiencia de m( mismo, en la concreci"n de mi yo, antes la-tente y desconocido.

Conste que mi figura autntica de ser, mi yo concreto, no se modelasolamente en los c#oques y fricciones con el Otro, con el peligro que esel Otro, y s(, genricamente, con el mundo, el peligro que es el mundo. ncualquier momento se corre el riesgo, no de morir, lo cual es inevitable,

sino de perderse, de traicionarse a s( mismo, lo que es peor que la muerte,

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 por ser la muerte en vida. l milenario aviso de 0"crates con que se inau -gura o se reinaugura la filosof(a, $con"cete a ti mismo%, recibe nueva inter- pretaci"n en Ortega. @o me conozco, no vuelto contemplativamente #aciael misterio de m( mismo, sino entregado a la faena irrenunciable de vivir a medida que voy tomando forma propia en mi conflicto con el mundo.

'. Originalidad del e!piris!o racio(italista. $u dial)ctica

l carácter esencialmente dialctico de la experiencia, segBn Ortega,discurre del simple enunciado de los principios básicos de su pensamiento3$@o soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo a m(.%n mi encuentro con las cosas, yo las transformo, al mismo tiempo en quesoy transformado por ellas. $La reabsorci"n de la circunstancia es el des-tino concreto del #ombre.% n la misma medida en que la circunstanciame constituye, yo me apropio de ella, reelaborándola en vista de mi pro-yecto, de aquel que tengo que ser, reabsorbindola en el enredo de mi vida,no ya como imposici"n, y s( como libre opci"n. l verdadero poeta, alcual se impone un mote forzado, lo reabsorbe en la magn(fica libertadcreadora de su glosa.

;espus de ver la experiencia #acindose, en el momento de su fla-grancia Aque etimol"gicamente significa $ardencia%, $pegar fuego%&, vamosa ver lo que queda de la experiencia #ec#a, ya producida y refrescada, dela cual podemos acordarnos. Cuando la experiencia no reduce a un #om- bre a cenizas, ella repite sobre l lo que opera el fuego en los metales, enel #ierro3 lo templa. @ Gqu se #ace de la experiencia pasada, de losd(as vividosH G0e disuelven en polvo para siempreH :o) segBn Ortega, laexperiencia pasada no se pierde) ella se incorpora al #ombre en la formade $#aber sido%. @ la experiencia de $#aber sido% no permanece, de formaalguna, desec#ada del juego, en los desvanes de nuestra memoria, como untrasto viejo y en desuso en un dep"sito, o como la ropa gastada en lo

#ondo del armario, de la cual a veces nos acordamos al recordar el pasadoo al escribir memorias. :o es as(. l $#aber sido% pervive dinámicamenteen nosotros) cualifica y configura concretamente nuestro ser actual, deter-minando cuál es el nivel de nuestra pretensi"n existencial aqu( y a#ora,y modela el perfil que nos cabe en la presente altura de nuestra vida. Ne-curriendo una vez más a su peculiar mtodo teorizante-narrativo, exponeas( Ortega este punto3 $Lindero, antiguo homme a $emmes, me #ace estaconfidencia3 Q?yer #e conocido a ermione3 es una mujer encantadora. aestado conmigo deferente, insinuante. 0e me ocurre #acerle el amor e in-tentar ser correspondido. 'ero Ges que mi autntico ser, eso que llamo yo, puede consistir en Dser el amante de ermioneDH n la participaci"n quees el imaginar, apenas me represento con alguna precisi"n mi amor conermione, rec#azo enrgicamente tal proyecto de ser. G'or quH :o en-

cuentro reparo alguno que poner a ermione, pero es... que tengo cin-

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cuenta a>os, y a los cincuenta a>os, aunque el cuerpo se conserve tan elás-tico como a los treinta, y los resortes ps(quicos funcionen con el mismo ri-gor, no puedo ya ser amante de ermione. 'ero Gpor quH R?#( estáS'orque, como tengo bastantes a>os, #e tenido tiempo de ser antes el amantede Cidalisa y el amante de ?rsinoe y el amante de 9luTeia, y ya s lo quees Dser amanteD, conozco sus excelencias, pero conozco tambin sus

l(mites. n suma, #e #ec#o a fondo la experiencia de esa forma de vidaque se llama Damar a una mujerD, y, francamente, me basta. ;e donde re-sulta que la DcausaD de que yo no sea ma>ana un amante es precisamenteque lo #e sido. 0i no lo #ubiera sido, si no #ubiese #ec#o a fondo esaexperiencia del amor, yo ser(a el amante de ermione.Q

%e aqu( !prosigue Ortega! una nueva dimensi"n de esa extra>arealidad que es la vida. ?nte nosotros están las diversas posibilidades deser, pero a nuestra espalda está lo que #emos sido. @ lo que #emos sidoactBa negativamente sobre lo que podemos ser.

l #ombre europeo #a sido Ddem"crataD, DliberalD, DabsolutistaD, DfeudalD, pero ya no lo es. GEuiere esto decir, rigurosamente #ablando, que no sigaen algBn modo sindoloH Claro que no. l #ombre europeo sigue siendotodas esas cosas, pero lo es en la Dforma de #aberlo sidoD. 0i no #ubiese#ec#o esas experiencias, si no las tuviese a su espalda y no las siguiesesiendo en esa peculiar forma de #aberlas sido, es posible que, ante lasdificultades de la vida pol(tica actual, se resolviese a ensayar con ilusi"nalguna de esas actitudes. 'ero D#aber sido algoD es la fuerza que más auto-máticamente impide serlo% (%istoria como sistema O!, /6-/&.

<odo lo que el #ombre fue no se evapor" en el aire. <odo lo que nos-otros fuimos continuamos sindolo bajo la especie de haberlo sido l #om- bre está constituido por la sustancia del tiempo, y la experiencia temporala lo largo de la #istoria, en sus diversas pocas o fases, consolida en amal-gama los más diversos $#aber sido%. 'or eso dirá Ortega que el #ombreno tiene naturaleza, tiene #istoria... *imos c"mo plasmamos nuestro  yoconcreto en contacto o en roce con los innBmeros tus con que nos enfren-

tamos. ;e manera análoga, alcanzamos nuestra condici"n #ist"rica concretaa medida que tomamos conciencia de nuestra semejanza y de nuestra dife-rencia con las numerosas fisonom(as del haber sido que emergen de nuestrasangre #ist"rica y biográfica.

'or todo lo que #emos visto, se percibe distintamente c"mo la expe-riencia en Ortega se conserva fiel a su gnesis y a su figura de experienciavital, es decir, ocurrida en el ámbito de nuestra vida. sto es diferente delo que propone el empirismo clásico) el empirismo raciovitalista no seconstituye con base Bltimamente psicol"gica o naturalista, sino en unsubstrato #ist"rico y biográfico. 0us elementos m(nimos no se reducen aimpresiones o sensaciones abstractas, mecánicamente conjugadas entre s(,sino que consisten en vivencias concretas, depuradas de todo residuo abs-tracto e intelectualista, dramáticamente integradas unas con otras. l empi-

rismo raciovitalista tiene su origen en aquel $pensar con los pies% referido

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 por Ortega, en el andar y ver atravesando peligros. :o deriva automática-mente la experiencia de la mera receptividad de los sentidos, de la mismamanera que el pensamiento no se desencadena automáticamente por nues-tro aparato intelectual.

'ensamiento y experiencia nacen del intercurso dramático del #ombrea vueltas con sus dificultades de instalaci"n en el mundo, en c#oque perma-

nente con las cosas y las personas, como se despide la c#ispa en roce conel mineral inerte. La noci"n orteguiana de experiencia exige el ir al en-cuentro del mundo, en busca d las cosas mismas all( donde ellas están,

 pero no al modo fenomenol"gico y reductivo de usserl, y s( en el estiloexistencial de don Euijote en las salidas de su aldea natal para la inmen-sidad de lo desconocido. e aqu( un principio antiedipiano que reclamael rompimiento del cord"n umbilical con el amparo de la condici"n aut"c-tona, para impulsar al #ombre a perderse en espacios extra>os. 'ero #aytambin el momento de la vuelta para el suelo natal, el momento del re-torno a s( mismo, que es el momento maduro de la cosec#a de todo lo queen nuestra vida germin" durante la circum-evoluci"n extramuros.

La dialctica de la experiencia orteguiana obedece al ritmo de ida yvuelta, o progresivo-regresivo, que no es solamente ida y vuelta de lo fami-liar para lo extra>o, sino de lo sensorial para lo conceptual, segBn ya se #avisto, y muc#o más peculiarmente, de lo real para lo ideal, como revela,

 por ejemplo, aquel peque>o ensayo denominado  Esttica en el tranvía(O!, ++, // y sigs.&. n este escrito Ortega ensaya lo que llama $elcálculo de la belleza femenina%, inspirado en los rostros de mujer queencuentra al acaso, durante un recorrido en tranv(a por la ciudad. Nesu-miendo3 Ortega percibe desde el primer momento que no se aplica a todoslos rostros femeninos un esquema Bnico y universal de belleza, previamenteconcebido. La belleza del rostro femenino es esencialmente plural) var(a nos"lo de tipo para tipo, sino tambin de rostro para rostro. ?l mirar unrostro de mujer, yo no #ago como el juez, presuroso en aplicar el c"digo

 preestablecido, la ley vigente. $@o no conozco la ley) al contrario, la busco

en la faz transeBnte. 1i mirada lleva el carácter de una absoluta experiencia.;el rostro que ante m( veo quisiera aprender, conocer qu es #ermosura.Cada individualidad femenina me promete una belleza ignorada, nov(sima) laemoci"n que empuja mis ojos es la de quien espera un descubrimiento, unarevelaci"n subitánea% (O!, ++, /6&.

'ara saber, por fin, si la mujer que estoy viendo es bonita, y cómo es bonita, analizo las l(neas de su rostro comparándolo con otro rostro ideal,como emanado del primero $;e la propia suerte que el grupo de puntosestelares se organiza en constelaci"n, el rostro real que vemos produce laemanaci"n de un ideal perfil más o menos coincidente con l. n un mismomovimiento de nuestra conciencia surge la percepci"n del ser corp"reo y lasospec#a de su ideal perfecci"n% (ob cit,  pág. /6&. @ as(, comparandomentalmente el rostro real con el rostro ideal, voy calculando o analizando

la belleza femenina. sta, por consiguiente, no tiene un modelo Bnico y uni-

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versal, una ley a priori 'or el contrario, cada fisonom(a suscita su propio,Bnico y exclusivo ideal. ;e donde concluye Ortega3 $Cada cosa, al nacer,trae su intransferible ideal.% ;e donde se sigue !a>ade Ortega! que eldeber no es Bnico y genrico. Cada cual traemos el nuestro, inalienable yexclusivo. $@o no puedo querer plenamente sino lo que en m( brota comoapetencia de toda mi individual persona.% Como en la belleza, as( en la

tica. $l cálculo de la belleza femenina, una vez analizado, sirve de clave para todos los demás reinos de valoraci"n.% :o existe ni en la esttica ni en la moral, ni en ningBn sector de la

cultura, un patr"n de ser Bnico y genrico, principio que reformule básica-mente nuestra concepci"n y nuestro conocimiento del mundo. ste es elfecundo y gigantesco descubrimiento del empirismo raciovitalista. n otrotexto escribirá Ortega que $pensamos con las cosas%. stas nos ofrecen,

 junto con el propio ser, su norma y su principio.ay un movimiento de ida y vuelta entre la experiencia y la idea. l

empirismo puro es imposible. La experiencia, en la medida en que se cons-tituye, se trasciende a s( misma en el ideal, y a medida en que se trasciende,vuelve a lo experimentado para completarlo. Lo real inspira lo ideal comosu propia perfecci"n, y el ideal corrige lo real, sublimándolo en un movi-miento de amor que es la salvación de la circunstancia, $amor a la perfec-ci"n de lo amado%, como dice Ortega en su libro primero. La doctrinade la experiencia en Ortega se complica con la doctrina orteguiana delsaber como amor, ejercicio er"tico, tema de profunda resonancia plat"nica.

0egBn Ortega, la experiencia de lo real es tambin, y al mismo tiempo,la experiencia del ideal inscrito en ello, lo que suscita en nosotros el mo-vimiento amoroso, o er"tico, de salvación A$dado un #ec#o !un #ombre,un libro, un cuadro, un paisaje, un error!, llevarlo por el camino máscorto a la plenitud de su significado%&. 4na vez y otra recuerda Ortega que'lat"n defin(a el amor como anhelo de en'endrar en la belleza, siendo $be-lleza% el nombre plat"nico para per$ección l empirismo raciovitalista queculmina en el impulso de salvaci"n es tambin el an#elo de reproducir o

engendrar en la belleza. 'or eso será l(cito extraer del texto y del contextode Ortega la Bltima y definitiva palabra relativa a la experiencia3 experienciaes mi prueba en el peli'ro del mundo, por amor de la per$ección

9. ; 1. U.V

scritor brasile>o, 0ao 'aulo. A<raducci"n de 1.a 2osefa Canellada.&