Dos documentos para la historia de la prehistoria

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Dos documentos para la historia de la prehistoria por Juan Comas v"",-- p-#-;' " . .(. "1-#-"-- Primera página del Acta número 1 La prehistoria, como ciencia, es relativa- ménte moderna; apenas un siglo de exis- tencia. Fue exactamente en agosto de 1866 cuando se pudo organizar y celebrar en Neuchatel (Suiza) el Primer Congreso In- ternacional de Antropología y Arqueología prehistóricas. Apenas dos años antes, en 1864, había fundado Gabriel de Mottillet, en París, la revista titulada Materiales pa- ra la historia natural y primitiva del Hom- bre. Son bien conocidos los obstáculos de varia índole, pero sobre todo los derivados de una errónea interpretación de ortodoxia religiosa, que retrasaron durante muchas décadas, quizás siglos, el conocimiento del hombre (física y culturalmente hablando) , en sus primeras etapas evolutivas. Claro que, como ocurre en todos los campos de la investigación, hubo precur- sores que lucharon aisladamente y muchas veces sin el menor éxito tratando de que prevalecieran sus ideas al respecto. Entre otros merecen recuerdo Leonardo da Vinci (1452-1519), Bernard de Palissy (1510- 1590), Michaelis Mercati (1541-1593), con su famosa obra M etallotheca, opus posthumum que no se publicó hasta 1717, a los 124 años de la muerte de su autor. En 1797 dio a conocer John Frere, en la Sociedad de Anticuarios de Londres, una serie de instrumentos líticos que atribuía con gran acierto "a un periodo verdadera- mente antiguo, mucho más allá del mundo actual". Pero estos -y otros- intentos por remontarse en el pasado prehistórico del hombre, cayeron en el vacío y la indi- ferencia, si es que no motivaron persecu- ciones. La ciencia oficial, simbolizada en Fran- cia por Elie de Beaumont (1798-1874), Secretario perpétuo de la Academia de Ciencias; opuso tenaz resistencia a todo avance en ese campo de la investigación; incluso deteniendo la publicación de tra- bajos de positiva importancia. . Es en ese ambiente cuando surge la per- sonalidad de Boucher de Perthes (Jacques Boucher de Crevecoeur de Perthes) , nacido en 1788 y fallecido en 1868. Descendiente de una familia aristócrata, persona muy erudita¿ entusiasta de las antigüedades y 1117

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Dos documentospara la

historia dela prehistoria

por Juan Comas

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Primera página del Acta número 1

La prehistoria, como ciencia, es relativa­ménte moderna; apenas un siglo de exis­tencia. Fue exactamente en agosto de 1866cuando se pudo organizar y celebrar enNeuchatel (Suiza) el Primer Congreso In­ternacional de Antropología y Arqueologíaprehistóricas. Apenas dos años antes, en1864, había fundado Gabriel de Mottillet,en París, la revista titulada Materiales pa­ra la historia natural y primitiva del Hom­bre. Son bien conocidos los obstáculos devaria índole, pero sobre todo los derivadosde una errónea interpretación de ortodoxiareligiosa, que retrasaron durante muchasdécadas, quizás siglos, el conocimiento delhombre (física y culturalmente hablando) ,en sus primeras etapas evolutivas.

Claro que, como ocurre en todos loscampos de la investigación, hubo precur­sores que lucharon aisladamente y muchasveces sin el menor éxito tratando de queprevalecieran sus ideas al respecto. Entreotros merecen recuerdo Leonardo da Vinci(1452-1519), Bernard de Palissy (1510­1590), Michaelis Mercati (1541-1593),con su famosa obra M etallotheca, opusposthumum que no se publicó hasta 1717,a los 124 años de la muerte de su autor.En 1797 dio a conocer John Frere, en laSociedad de Anticuarios de Londres, unaserie de instrumentos líticos que atribuíacon gran acierto "a un periodo verdadera­mente antiguo, mucho más allá del mundoactual". Pero estos -y otros- intentospor remontarse en el pasado prehistóricodel hombre, cayeron en el vacío y la indi­ferencia, si es que no motivaron persecu­ciones.

La ciencia oficial, simbolizada en Fran­cia por Elie de Beaumont (1798-1874),Secretario perpétuo de la Academia deCiencias; opuso tenaz resistencia a todoavance en ese campo de la investigación;incluso deteniendo la publicación de tra­bajos de positiva importancia.. Es en ese ambiente cuando surge la per­sonalidad de Boucher de Perthes (JacquesBoucher de Crevecoeur de Perthes) , nacidoen 1788 y fallecido en 1868. Descendientede una familia aristócrata, persona muyerudita¿ entusiasta de las antigüedades y

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Acta número 1

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Abbeville 17 de mayo de 18631- Boucher de Perthes.

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coleccionista de fósiles, ejercía el cargo dedirector de Aduanas en Abbeville, al nortede Francia, ciudad situada entre Amiensy el canal de la Mancha.

Fue al finalizar 1838 cuando logró ex­traer de sus excavaciones en terrenos en­tonces Ilamados "diluviales", las primerashachas de piedra; sus continuados hallaz­gos de material lítico en capas sedimen­tarias de positiva antigüedad, que Boucherde Perthes calificaba de "terciarias" si bienen realidad corresponden al "cuaternario",fueron dados a conocer periódicamente enla llamada Sociedad Imperial de Emula­ción, establecida en Abbeville. A fines de1846 publicó Boucher de Perthes un vo­lumen acerca De la industria primitiva olas artes en su origen, donde expuso susdescubrimientos hablando de la existenciadel hombre "antediluviano", contemporá­neo de especies animales fósiles ya extin·guidas en Europa. Tal libro constituye eltomo 1 de lo que tituló Antigüedades cél­ticas y antediluviales; el tomo II de estaobra monumental apareció 12 años mástarde. en 1858.

Las ideas de tloucher de Perthes, re­sultado de las inumerables muestras de lacultura lítica de los hombres "antediluvia­nos" que logró reunir, tropezaron con ~ran

resistencia de la que ofrecemos un eJem­plo.! En 1843 se trataba de crear en Parísun Museo de Antigüedades Nacionales.Para tal finalidad Boucher de Perthes hizodonación -aceptada oficialmente- de sugran colección de piezas líticas, y otras,descubiertas en el Departamento del Som-me (Abbeville y localidades próximas). Alos 5 años, en 1848, desesperado por lasdilaciones burocráticas y el tiempo per­dido, hizo construir una galería especialen su propia casa de AbbeviIle para ins­talar su colección ... Únicamente en di­ciembre de 1863 (o sea 20 años despuésde la donación) y cuando la opinión leera abiertamente favorable, las institucio­nes oficiales recordaron su compromiso yse estableció en París el Museo céltico an~

tediluviano ... No se trataba de indiferen­cia y menos de ignorancia por parte delos dirigentes de las Academias de Ciencias

1 El distinguido arqueólogo Márquez Mirandapublicó en 1959 un interesantísimo libro titu­lado Siete arqueólogos, siete culturas (932pp.), en el cual dedica las pp. 31-199 a "Unprecursor: Boucher de Perthes", donde haceun magnífico estudio infonnativo y crítico dela obra de este gran pionero de la prehistoriafrancesa.

40 cm.20 cm.40 cm.

60 cm.

1.60 m.

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Depósito diluvialde

Mesniere (Somme)

Los suscritos, Francisco Duchossois, jornalero de Cambron, cer­ca de Abbeville, Alfredo Toullier, jornalero habitando el barriode Menchecourt de Abbeville, calle de Arriba núm. 17, GedeónGarson jornalero que habita en Mautort, caIle cerrada de laFuente y Teófilo Duchossois, también jornalero con re~idencia

en Mautort sobre la carretera hacia Cambron, certificamos queel 10 de febrero de 1862 trabajando como de costumbre en lacantera de silex de Mesniere, a la izquiera del camino a Ga­mache, situada a una altura de 7 a 8 metros sobre y más altoque dicho camino, a 21 km. de Abbeville y a 5 km. de Gama­che, encontramos y extrajimos distintas piedras en presencia ·delseñor Cumont, cura de Mesniere, de una profundidad de 1.50m. a 0.70 m., en la siguiente forma:

tierra vegetal pura ., . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .tierra vegetal mezclada con arcilla .arcilla pura .arena amarilla mezclada con piedras entre lascuales estaban puntas y cuchillos de silex o pie-dra .

Todos los terrenos sin trazas de haber sido removidos y per­fectamente naturales, hemos encontrado, decimos, los restos deun hombre, o sea el cráneo roto, una parte de la mandíbulacon los dientes, los huesos de brazos y piernas. Estos huesos te­nían el mismo color de la tierra, a igual que las piedras talladaso rotas entre las cuales estaban en el terreno natural y no remo­vido, como cada uno puede ver todavía; cuyos huesos y piedrasIlevamos inmediatamente al señor Boucher de Perthes, Presi­dente de la Sociedad Imperial de Emulación de Abbeville, callede Minimes núm. 27, tal como nos lo había recomendado al or­denarnos trabajar en dicha cantera de Mesniere, del mismomodo como le llevamos durante varios meses las piedras que confrecuencia encontramos a igual profundidad o encima del ban­co de arena de donde recogimos los huesos humanos.

Certificado por nosotros, los suscritos, en AbbeviIle el dominogo 23 de febrero de 1862.

firmado: Toullier, Alfredo firmado: DuchossoisTeófilo Duchossois ha declarado no saber firmar, Gedeón Gar­

son hace la misma declaración y ambos han puesto una cruzen presencia de los suscritos.

X XJ. Boucher de Perthes (firmado) Landot (firmado)Certificado conforme al Acta original, por mí como Presiden­

te de la Sociedad Imperial de Emulación del ·Departamento delSomme.

Acta número 2

Abbeville 2 de marzo de 1862.

e Inscripciones, sino sencillamente de malavoluntad. Hay otro detalle revelador: Eliede Beaumont que como Secretario perpé­tuo de la Academia de Ciencias, ejercíainfluencia decisiva en tal corporación, con­taba con parientes en Abbeville, a cuyaciudad iba a pasar largas temporadas... ;pues bien a raíz de su nombramiento comomiembro de una Comisión designada parainformar acerca de la veracidad de loshallazgos de Boucher de Perthes, se abstu­vo de visitar Abbeville j durante 25 años!,el lugar al que antes concurriera con tantafrecuencia.

Se reconoce que Boucher de Perthes fueel primero en descubrir, señalar y carac­terizar muchos ejemplares.de la industriahumana retogidos en capas geológicas decronología perfectamente definida. Huboantes otros observadores (Boué, Tournal,Schmmerling, etcétera) que habían yatratado de establecer la contemporaneidaddel hombre con los grandes mamíferosfósiles; pero sus tentativas fracasaron anteel prejuicio dominante y la descorazonado­ra acogida que tuvieron por parte de loscientíficos de su época. También Boucherde Perthes tuvo que luchar muchos añoscontra la desdeñosa incredulidad de loshombres de ciencia contemporáneos. ; perosu perseverancia no desmayó ni un soloinstante y, con más suerte que otros, logróver el triunfo de sus ideas acerca de la granantigüedad del hombre.

En 1859 la opinión pública empezó atomar en cuenta seriamente la tesis deBoucher de Perthes, gracias sobre todoal criterio netamente favorable de los in­vestigadores ingleses que visitaron Abbe­ville estudiando sus yacimientos y sacandosus propias conclusiones: Falconer, Prest­wich, Evans, etcétera; incluso el eminente~eólogo Lyell se sumó calurosamente algrupo. Fue entonces cuando ciertos sabiosfranceses modificaron poco a poco su ac­titud inclinándose en favor de Boucher dePerthes: Rigollot, Gaudry, Broca, Lartet,Quatrefages, etc.

Pero aún en la sesión del 17 de noviem­bre de 1859 al examinar la Sociedad deAntropología de París2 diversas hachas

2 Bulletins de la Société d'Anthropologie deParis, tomo 1, pp. 57-78 y 84-98. 1860.

firmado: Duchossoisfirmado: Toullier, Alfred

Abbeville 2 de marzo de 1862.

Depósito diluvialde

Mesniere (Somme)

Abbeville 17 de mayo de 1863.j. Boucher de Perthes.

El miércoles 26 de febrero de 1862, los mismos obreros han en­contrado en el mismo banco de arena de Mesmere, en presen­cia del guarda forestal de Mesniere, Fidel Constant Cailleux,otro esqueleto con la cabeza que asemeja la de una mujer, deun niño o de un hombre muy pequeño. La cabeza del esqueletoestaba vuelta hacia Gamache y colocada oblicuamente, como sihubiera sido arrastrada por un derrumbe, la cabeza unos 20 cm.más elevada que los pies, a unos tres metros de distanoia delsitio donde se recogió el anterior esqueleto, y a la misma pro­fundidad, en el mismo banco de arena. No todos los huesos es­taban enteros, las dos terceras partes quedaron reducidas apolvo. A un lado de los huesos se encontraron tres silex talladosen forma de espiga y otros tres semejantes estaban al otro lado.Algunos otros silex similares fueron hallados encima y debajo,todo ello mezclado con muchas piedras naturales y poco erosio­nadas.

Los suscritos, jornaleros que hemos hecho la extracción dedichos huesos humanos, certificamos la verdad de lo dicho.

Los peones que han descubierto este esqueleto en el bancoarenoso de Mesniere, camino de Gamache a Abbeville, son losmismos nombrados en el Acta de 22 de febrero 1862, a saberFrancisco Duchossois residente en Cambron, Alfredo Toullierde Menchecourt, Gedeón Garson que vive en Mautort y Teó­filo Duchossois de Mautort.*

Habiendo declarado Teófilo Duchossois y Gedeón Garson nosabe~ firmar, hacen una cruz en presencia de los suscritos.

firmado: J. Boucher de Perthes firmado: LandotCertificado, conforme al Acta original, como Presidente de la

Sociedad Imperial de Emulación del Somme.

* Se alude aquí al Acta anterior de 22 de febrero, cuando en realidadla fecha es 23 de dicho mes. [Juan Comas.]

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Boucher de Perthes

mento de Antropología de dicho Museo.Entre otros documentos estaban dos Actas,debidamente suscritas y certificadas, des­cribiendo los resultados de dos excavacio­nes efectuadas en un depósito arenoso deMesniere, departamento del Somme, en lasproximidades de Abbeville. Las fechasde los hallazgos son 10 Y 26 de febrero de1862; las Actas se firmaron respectivamen­te en 23 de febrero y 2 de marzo del mis­mo año. La certificación de Boucher dePerthes, para ambos documentos, es de 17de mayo de 1863.

El hallazgo de estas dos Actas fue de­bido al azar; se localizaron entre otrosdocumentos heterogéneos, reunidos bajo lamisma cubierta por corresponder todosellos al año de 1862. ¿ Por qué se encuen­tran aisladas, en vez de formar parte delarchivo de Boucher de Perthes, en el su­puesto de que éste exista?, ¿quién las trajodesde Abbeville depositándolas en el Mu­seo del Hombre?, ¿cuándo?, ¿con qué fi­nalidad? He aquí una serie de interrogan­tes para las cuales se carece de respuesta;los hechos son tal como los hemos ex­puesto.

¿Son inéditos los documentos que re-

de piedra de las recogidas por Boucher dePerthes, quedó patente la clara discrepan­cia entre los miembros que reconocían de­cididamente el trabajo humano en talesinstrumentos (Broca, Lagneau, Bertillon,Trelat) y quienes no sólo manifestabandudas sino que incluso las considerabanresultado de la acción natural (Castelnau,Baillarger, Verneuil y otros).

Los hallazgos de instrumentos de piedraen la región de Abbeville, iniciados porBoucher de Perthes, han sido de tal interése importancia para la Prehistoria, queexiste todo un periodo cultural de técnicalítica peculiar que ha tomado el nombrede la región y se conoce actualmente comoAbbevilliense.

A esa época, a ese ambiente y a ese granprecursor corresponden los dos documen­tos originales que hoy damos a conocer.

Con motivo de mi reciente permanenciaen París para efectuar algunas investiga­ciones en el Museo del Hombre, graciasa la Comisión concedida por la Universi­dad y al patrocinio de la Wenner GrenFoundation, tuve oportunidad de exami­nar el archivo existente en el Departa-

producimos junt~ con ~u versión al ?a.;ste­llano? -No es pOSIble afIrmarlo categonca­mente, pero tenemos muchas'y fundadasrazones para creerlo así:

1] En la búsqueda de trabajos de Bou­cher de Perthes, publicados con posterio­ridad a mayo de 1863, última fecha delos documentos transcritos, encontramosun artículo presentado a la Sociedad deAntropología de París en sesión de 4de agosto de 1864, leído en la del 18 delmismo mes, con el título de Nouvellesdécouvertes d'os humaines dans le dilu­vium, en 1863 et 1864; pero en el mismotrata exclusivamente de los hallazgosefect~ados en MouEn' Quignon, sobre to­do la mandíbula; sólo hay una ligera alu­sión a las excavaciones en el banco arenosode Mesniere cuando dice que, en dichoJugar, "los nuesos fósiles se pr..:sentan en­teros. Si hay algunos erosionados, son ex·cepcionales y se han recogido en las capasmenos profundas".a

2] Ignoramos que existan otros estudiosde Boucher de Perthes posteriores al deMoulin Quignon; hasta su fallecimientoen 1868 no aparece en los Bulletins de laSociedad de Antropología de París ningúnotro trabajo de nuestro investigador.

3] Cabe suponer que el estudio y pu­blicación sobre los restos óseos recogidos,en Mesniere en 1862, se pospuso para darpreferencia a otros considerados de mayorimportancia, como el de Moulin Quignon,4y que más tarde, dada su avanzada edadpues contaba ya con 76 años, no tuvoBoucher de Perthes oportunidad o posibi­lid.ld de emprender la tarea.

4] Pudiera pensarse que en alguna re­vista local de AbbeviIle, hubiera dadocuenta Boucher de Perthes de ese hallazgode restos humanos en las excavaciones deMesniere, efectuadas en febrero de 1862;pero aun en tal caso no es probable quereprodujera las Actas originales que en­contramos en París. Por todo ello no cree­mos superfluo nuestro ensayo para un me­jor y más amplio conocimiento de esaetapa inicial de donde surge la cienciaprehistórica.

3 Publicado en Bulletins de la Société d'Anthro­pologie de Paris, tomo 5, pp. 730·760. 1864.(Cita en p. 731.)

4 Incidentalmente, el famoso caso de la manodíbula de Moulin Quignon resultó ser un es­candaloso fraude arqueológico del que fuevíctima la buena fe de Boucher de Perthes.Véase Les fraudes en Archéologie Préhistori­que, por A. Vayson de Pradenne, pp. 65-101.Paris, 1932.

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