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CONSUMO DE ESTEROIDES ANDROGÉNICOS ANABOLIZANTES EN EL FISICOCULTURISMO: RELACIONES CON VARIABLES DEL ENTRENAMIENTO Y LA IMAGEN CORPORAL Félix Arbinaga Ibarzábal. Dpto. Psicología Clínica, Experimental y Social Universidad de Huelva 47 REVISTA DE IBEROAMERICANA DE PSICOLOGÍA DEL EJERCICIO Y EL DEPORTE Vol. 3, nº 1, pp. 47-60 ISSN: 1886-8576 RESUMEN: Se presentan datos de 150 varones fisicoculturistas sobre consumo de esteroides androgénicos anabolizantes (EAAs) y sus relaciones con variables de entrenamiento y de imagen corporal. El 24,67% reconoce explícitamente consumir EAAs y mediante el Índice de Masa Corporal Libre de Grasa se llegaría al 36,67% de los participantes. Son los que participan en competiciones los que significativamente muestran un mayor consumo (Chi 2 =16,491, p=0,000). Los consumidores reconocen en mayor número que sus amigos son mayoritariamente fisicoculturistas (Chi 2 =9,952, p=0,007). No se diferencian en entrenar más de lo previsto, ni fuera de lo programado, ni en encontrarse mal los días que no entrenan; ahora bien, los consumidores sí llevan más tiempo entrenando (t=4,658 p=0,000) y entrenan más días a la semana (t=3,466 p=0,001). De igual forma no dan diferencias en comportamientos de comprobación como número de veces que se pesan, se miran al espejo o piensan que son pequeños y poco musculosos. Sin embargo, sí son los consumidores quienes en mayor número evitan mostrar el cuerpo fuera del gimnasio (Chi 2 =6,575 p=0,01) o se encuentran mal tras compararse físicamente con otros (Chi 2 =4,894 p=0,027) aunque no se comparan en mayor medida. PALABRAS CLAVE: Fisicoculturista, esteroides, levantamiento de pesas, competición

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  • CONSUMO DE ESTEROIDES ANDROGÉNICOS ANABOLIZANTES EN EL FISICOCULTURISMO:

    RELACIONES CON VARIABLES DEL ENTRENAMIENTO Y LA IMAGEN CORPORAL

    Félix Arbinaga Ibarzábal.Dpto. Psicología Clínica, Experimental y Social

    Universidad de Huelva

    47

    REVISTA DE IBEROAMERICANA DE PSICOLOGÍA DEL EJERCICIO Y EL DEPORTEVol. 3, nº 1, pp. 47-60 ISSN: 1886-8576

    RESUMEN: Se presentan datos de 150 varones fisicoculturistas sobre consumo de esteroidesandrogénicos anabolizantes (EAAs) y sus relaciones con variables de entrenamiento y de imagencorporal. El 24,67% reconoce explícitamente consumir EAAs y mediante el Índice de MasaCorporal Libre de Grasa se llegaría al 36,67% de los participantes. Son los que participan encompeticiones los que significativamente muestran un mayor consumo (Chi2=16,491, p=0,000).Los consumidores reconocen en mayor número que sus amigos son mayoritariamentefisicoculturistas (Chi2=9,952, p=0,007). No se diferencian en entrenar más de lo previsto, ni fuerade lo programado, ni en encontrarse mal los días que no entrenan; ahora bien, los consumidoressí llevan más tiempo entrenando (t=4,658 p=0,000) y entrenan más días a la semana (t=3,466p=0,001). De igual forma no dan diferencias en comportamientos de comprobación comonúmero de veces que se pesan, se miran al espejo o piensan que son pequeños y pocomusculosos. Sin embargo, sí son los consumidores quienes en mayor número evitan mostrar elcuerpo fuera del gimnasio (Chi2=6,575 p=0,01) o se encuentran mal tras compararse físicamentecon otros (Chi2=4,894 p=0,027) aunque no se comparan en mayor medida.

    PALABRAS CLAVE: Fisicoculturista, esteroides, levantamiento de pesas, competición

  • ABSTRACT: We present data of 150 male bodybuilders on the consumption of androgenicanabolic steroids (AAS) and its relationship with training variables and body image 24.67%explicitly recognise they consume EAAs and through the Index of Fat Free Corporal Mass thisnumber would reach 36.67% of those taking part. Those who take part in competitions are theones who significantly show a greater consumption (Chi2=16.491, p=0.000). These consumerslargely recognise that their friends are for the most part, bodybuilders (Chi2=9.952, p=0.007).They don’t differ in training more than planned, nor outside what was programmed, nor do theyfeel bad the days they don’t train; however, the consumers spend more time training (t=4.658p=0.000) and they train for more days a week (t=3.466 p=0.001). In the same way, there is nobehavioural difference shown in the number of times they weigh themselves, they look in themirror or they think they are small and not very muscular. Nevertheless, it is the consumers wholargely avoid showing their bodies outside the gym (Chi2=6.575 p=0.01) or who feel bad aftercomparing themselves physically with others (Chi2=4.894 p=0.027) although they don’t comparethemselves excessively.

    KEY WORDS: Bodybuilder, steroid, weightlifting, competition

    RESUMO: São apresentados dados de 150 homens fisiculturistas sobre consumo de esteróidesaqnabólicos (EAAs) e suas relações com variáveis de treinamento e imagem corporal. 24,67%reconhecem explicitamente consumir EAAs e mediante o Índice de Massa Corporal magra sechegaria a 36,67% dos participantes. São os que participam de competições quesignificativamente mostram um maior consumo (Chi2=16,491, p=0,000). Os consumidoresreconhecem em maior número que seus amigos são principalmente fisiculturistas (Chi2=9,952,p=0,007). Não se diferenciam em treinar mais que o previsto, nem fora do programado, nem emsentir-se mal nos dias que não treinam; no entanto, os consumidores ficam mais tempo treinando(t=4,658 p=0,000) e treinam mais dias por semana (t=3,466 p=0,001). Igualmente, não hádiferenças nos comportamentos como número de vezes que se pesam, se olham no espelho oupensam que são pequenos e pouco musculosos. No entanto, são esses consumidores que emmaior número evitam mostrar o corpo fora do local de treinos (Chi2=6,575 p=0,01) ou seencontram mal ao se compararem fisicamente com outros (Chi2=4,894 p=0,027) mesmo que nãose comparam com uma medida maior.

    PALAVRAS CHAVE: Fisiculturista, esteróides, levantamento de pesos, competição.

    Félix Arbinaga Ibarzábal

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    INTRODUCCIÓNPor fisicoculturismo podría enten-

    derse aquella actividad física o ejerciciocuyo objetivo es el desarrollo muscular anivel hipertrófico de definiciónmuscular, simetría corporal y la máximareducción posible de grasa corporal

    (Garhammer, 1989); la hipertrofia aunpersiguiéndose en todos loscomponentes musculares se lograríaprincipalmente en el sarcoplasma(hipertrofia sarcoplasmática) (Tous,1999). El fisicoculturismo, comoentrenamiento muscular estético, es un

  • tipo de entrenamiento de la fuerza, y hoysabemos que el entrenamiento de lafuerza, llevado a cabo bajo parámetrosespecíficos puede mostrar un amplioabanico de beneficios para quien lopráctica (Tous, 1999; Jiménez, 2003;Arbinaga, 2006).

    El fisicoculturismo ha experi-mentado en los últimos años un augeinusitado, a pesar de la situación deaislamiento a la que se ha visto sometidoentre los órganos oficiales del mundodeportivo y la mala imagen que, aún hoy,mantiene en el seno de la sociedad(Consumer, 2004). A esta situación hanpodido contribuir dos cuestionesrelevantes: el uso-abuso de esteroidesanabolizantes, reconocido de forma máso menos explícita por parte de losdeportistas, y la errónea o escasainformación que la sociedad tiene sobredicha actividad y sus cualidades comoejercicio físico. En este sentido, se hapuesto de relieve, entre estudiantes demagisterio en la especialidad deeducación física, que las fuentes deinformación sobre dicha actividadprovienen principalmente de la T.V y delos amigos; y que su nivel deconocimiento sobre conceptos ycaracterísticas de la musculación estéticason realmente insuficientes (Arbinaga,2005a), mostrando además una actitudnegativa en la mayoría de los casos yespecialmente entre las mujeres(Arbinaga, 2005b).

    Por otro lado, el entrenamientomuscular como forma de incrementar lafuerza se ha convertido en objetivoprioritario de muchos deportistas y para

    ello se recurre a una diversidad deayudas y métodos de trabajo. Entre lasayudas ergogénicas que más se hanutilizado destaca el uso de esteroidesanabolizantes-androgénicos (EAAs);más comúnmente referenciados comoesteroides anabolizantes.

    Los motivos alegados por losdeportistas para el uso de EAAs(Anshel, 1991) se agrupan en: causaspsicofisiológicas (vg. alivio de dolor,rehabilitación de lesiones, incremento dela energía y de los estados de alerta,control del peso, etc.), causaspsicológicas y emocionales que sederivan de su uso (miedo al fracaso, sercompetitivo, confianza en sí mismo,perfeccionismo, etc.) y en causaspsicosociales (comparaciones con otrosdeportistas, deseo de parecerse, presiónde compañeros y apoyo social recibido).

    La prevalencia estimada sobre el usode los EAAs se ha ido incrementando alo largo de los años. Buckley, Yesalis,Frield, Anderson, Streit y Wright (1988)informaban que el 6,6% de los varonesestudiantes en escuelas superioresreconocían ser usuarios de EAAs y dostercios del grupo señalaban habercomenzado a usarlos con 16 años.Algunos estudios han mostrado queaproximadamente el 40% de los atletasusan EAAs y comienzan durante suescolarización en la escuela superior(Anderson, Albrecht, McKeag, Hough yMcGrew, 1991). Por su parte, Lloyd,Powell y Murdoch (1996) indican quesobre 21 gimnasios de Inglaterra,Escocia y Gales el 9,1% de los varones yel 2,3% de las mujeres reconocían

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  • consumir EAAs, observando un rangoque variaba desde 0 al 46% de la muestrasegún el gimnasio entrevistado; estosresultados venían a confirmarse con eltrabajo de Lenehan, Bellis y McVeigh(1996) y apoyaría la hipótesis de lainfluencia social en su uso. La BlueCross and Blue Shield Association(2001) informa que la segunda sustanciamás consumida tras la creatina, enjóvenes de 12 a 17 años que practicandeporte, son los EAAs (31 vs. 57%).

    Hay que señalar que las miradas sehan dirigido hacia el entrenador como lafuente de adquisición de las sustanciasen jóvenes atletas (Gaa, Griffith, Cahill yTuttle, 1994); siendo ellos quienespudieran actuar como modelos para losjóvenes al imponer criterios decompetición exigentes -“ganar a todacosta”-. También se ha puesto demanifiesto que al llevar a caboprogramas de formación sobre losEAAs pueden modificarse las actitudessobre los mismos; suponiéndose queesto ayudará a reducir un futuroconsumo entre los jóvenes (Trenhaile,Choi, Proctor y Work, 1998).

    Por lo que se refiere a lasconsecuencias derivadas del uso habitualde los EAAs han sido múltiples lasobservaciones realizadas. Entre losefectos adversos pueden señalarseaquellos relativos al: sistema hepático(Socas, Zumbado, Pérez-Luzardo,Ramos, Pérez, Hernández y Boada,2005), sistema cardiovascular (Urhausen,Albers y Kindermann, 2004), sistemaendocrino y sistema reproductor(Torres, González, DeCelis, Calzada y

    Pedrón, 2001). De forma genérica puedeconcretarse en: retención sódica, acné,ginecomastia, hipertensión, hipercoles-terolemia, palpitaciones, agrandamientodel corazón, virilización (en el caso delas mujeres), cáncer, hemorragias,dolores de cabeza, dolores de estómago,ictericia, desgarros musculares,agrandamiento de la próstata, calvicieprematura, estatura baja, supresión delsistema inmunológico, insomnio, atrofiatesticular y posibles disfuncionessexuales, etc. (Phillips, 2001).

    Entre los efectos psicológicos másdestacados se indican la euforia eirritabilidad (Haupt y Rovere, 1984),fuga de ideas, hiperactividad (Freinhar yÁlvarez, 1985), estados depresivos,ideación paranoide y “pensamientosaudibles” a los pocos meses de iniciarseel régimen alimenticio y el uso de EAAs(Wilson, Prange y Lara, 1974; Annitto yLayman, 1980) o síndromes afectivospsicóticos (Pope y Katz, 1987, 1988).También se ha observado cómo lahipomanía correlacionaba con el uso deEAAs y la depresión mayor con ladiscontinuidad en el mismo (Malone,Dimeff, Lombardo y Sample, 1995). Porlo que a las conductas agresivas serefiere, no quedan del todo claras lasposibles relaciones entre éstas y elconsumo de EAAs; observándoseinformes que las apoyan (Sharp yCollins, 1998), mientras otros no lohacen (Lindman, Pahlen, Öst yEricksson, 1992).

    En cuanto al carácter adictivo o ladependencia que pudiera derivarse comouna consecuencia del uso EAAs las

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  • opiniones tampoco llegan a estar deltodo aclaradas (Tennant, Black y Voy,1988; Kaskin y Kleber, 1989; Keane,2003). Ahora bien, hay que tenerpresente que no se describen casos dedependencia a dosis terapéuticas porprescripción médica (Lukas, 1993). Encuanto a los riesgos de poder llegar a unadependencia se ha indicado que la tomade dosis supraterapéuticas, autoad-ministradas durante largos períodos detiempo, con un inicio temprano y elpoliconsumo, parecen aumentar suprobabilidad (Yesalis, Anderson,Bruckley y Wright, 1990; Brower, 1993).

    Una variable del espectro psicológicoque se ha señalado en estrecha relacióncon el uso de los EAAs es el de laimagen corporal. A final de la década delos noventa Pope, Gruber, Choi,Olivardia y Phillips (1997) presentan unposible trastorno de la imagen corporal,que ha venido a conocerse comodismorfia muscular. Inicialmente fueconsiderada como un efecto derivadodel uso de EAAs; sin embargo, prontose pudo observar el caso de un jovencon dismorfia muscular que no erausuario de EAAs (Phillips, O`Sullivan yPope, 1997). Aun pudiendo existirproblemas para establecer una relacióncausal entre el consumo de EAAs y lasalteraciones de la imagen corporal, loque es innegable es la existencia de datosque apoyan tal relación, la cual habrá deaclararse en el futuro (Cole, Smith,Halford y Wagstaff, 2003).

    En estudios experimentales centra-dos específicamente sobre fisicocultu-ristas se indica, para éstos, una mayor

    probabilidad de manifestar unainsatisfacción corporal, siendo reco-nocida como un motivo para el uso deEAAs y lograr mediante su consumouna mejoría en la misma. Lascaracterísticas psicológicas de estosdeportistas, entre las que se indican unamenor autoestima y perfeccionismo,tendencias bulímicas y otros rasgossimilares a los sujetos con desórdenes dealimentación, servirían de contextopredictor para el uso de esteroidesanabolizantes androgénicos (Blouin yGoldfield, 1995).

    Por último, señalar brevemente quelos beneficios buscados con el consumopueden resumirse en: un incremento delrendimiento deportivo a través de unamejora en la composición corporal -reducción de grasas y aumento de masamuscular- e incrementos de la fuerza y lapotencia (Lombardo, 1990). También seha señalado que pudiera aumentar lamotivación, reducir la fatiga, mejorar larecuperación (Bierly, 1987) y aumentar laagresividad en los deportes de combate(Hoberman y Yesalis, 1995). Sinembargo, la evidencia científica -enhumanos como en otros animales- noaclara si se logran tales objetivos, comolos mismos usuarios de EAAsreconocen.

    En el contexto descrito, se hapretendido llevar a cabo con este trabajouna aproximación al consumo de EAAspor parte de un grupo defisicoculturistas, ya sean competidores ono. Así como observar las relaciones quepudieran presentarse entre su consumoy algunas conductas relacionadas con el

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  • entrenamiento o con variables deimagen corporal, que se hanconsiderado relevantes en este marcodeportivo.

    MÉTODO

    ParticipantesEl grupo con el que se trabajó fue de

    150 varones (tabla 1), de los que 71(32,57%) conforman el grupo defisicoculturistas competidores (GFC) y79 (36,24%) son del grupo defisicoculturistas no competidores(GFNC). Por fisicoculturistas competi-dores se consideran aquellos sujetos quecomo actividad física principal oejercicio, y en muchos casos de maneraexclusiva, se dedican al entrenamiento de

    la fuerza con pretensión de lograr elmayor grado de desarrollo muscular -anivel hipertrófico- y han participado encompeticiones oficiales de fisico-culturismo al menos durante los dosúltimos años. Por su parte, losfisicoculturistas no competidores hansido definidos de manera similar a losanteriores pero teniendo presente queno han participado en competiciones defisicoculturismo. Ambos grupos debíancumplir con el requisito de llevar almenos dos años practicando muscu-lación de manera continuada y comoejercicio principal.

    La recogida de información se realizaen los momentos previos a la sesión deentrenamiento. Todos cumplimentaronuna entrevista ad hoc, en la que se

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    Tabla 1. Caracterización sociodemográfica de la muestra

  • recogida información sobre: variablessociales (edad, nivel de estudios, estadocivil, ¿desde que se inició en elfisicoculturismo ha cambiado deamigos? ¿aproximadamente cuántosamigos culturistas tiene?), variables deentrenamiento (tiempo entrenando,horas de entreno al día, días de entrenoa la semana, encontrarse mal los días queno entrena, quedarse a entrenar más delo previsto, entrenar fuera de loprogramado), variables relacionadas conla imagen corporal (número de vecesque se pesan a la semana, número deveces diarias que se miran al espejocomo forma de comprobación,comparaciones físicas con otros,malestar tras las comparaciones,conductas de evitación a mostrar elcuerpo, tiempo que pasa pensando quees pequeño y poco desarrolladomuscularmente), variables de dietas(¿aproximadamente cuántas caloríasconsumes al día?, mantenimiento ygrado de cumplimiento de la dieta) yvariables antropométricas (peso, altura,índice masa corporal –IMC- e índice demasa corporal libre de grasa –IMCLG-,se tomaban las medidas a los plieguescutáneos (tríceps, subescapular,suprailíaco, abdomen, pecho y muslo)mediante plicómetro manual.

    Por otro lado, la valoración delconsumo de esteroides anabolizantes(EAAs) se lleva a cabo mediantepregunta directa en la entrevista ad hoc(¿Toma esteroides anabolizantes paraincrementar su masa muscular o suscualidades físicas?, en el caso deresponder que sí ¿hace cuánto tiempo

    que viene tomándolos? ¿cuántos ciclosha completado en ese tiempo?). Por otrolado, todos mostraban su consideraciónsobre la importancia que le atribuyen alos EAAs tanto para la salud como parael fisicoculturismo. Junto a la preguntadirecta sobre el consumo, se hacía unavaloración del mismo a través delIMCLG. Este índice permite, además decomplementar el dato aportado por elIMC, una valoración indirecta delconsumo de esteroides, ya que si éste es> 25 Kg/m2 se considera que puedeestar indicándolo con una altaprobabilidad (Kouri, Pope y Katz, 1995;Pope, et al. 1997). Debe explicitarse queen este trabajo, salvo que se explicite locontrario, el IMCLG será el indicadorque sirva para valorar el posibleconsumo.

    RESULTADOSComo se observa en la tabla 1, donde

    se recogen los datos básicoscaracterizadores de la muestra, esposible determinar diferencias estadísti-camente significativas en todas lasvariables presentadas salvo en el nivel deestudios; donde el 74,4% de losparticipantes indican disponer deestudios medios o superiores. Secomprueba que el grupo defisicoculturistas competidores (GFC)presenta una edad media mayor que elGFNC (t=2,575 p=0,011). Agrupadoslos participantes en categorías etarias lasdiferencias se marcan en los grupos de <=24 años, donde tienden a no estar losdel GFC y sí los del GFNC, ocurriendouna tendencia inversa en la categoría de

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  • > =30 años. La tabla 2 muestra el nivel de

    consumo de EAAs tanto enparticipantes competidores como nocompetidores. Se observa que cuando seconsidera la medida indirecta comoindicador del posible consumo éste seincrementa en 12 puntos con respecto alvalor reconocido explícitamente. Son losparticipantes del GFC quienes

    reconocen, en ambas medidas, un mayorconsumo.

    Con respecto al tiempo quereconocen llevar consumiendo EAAs,señalar que aquellos que muestran unvalor superior a 25 kg/m2, y por tantoposibles consumidores, llevan 2,25 años(+ 2,933) frente a los 0,15 años (+ 0,48)de los que se mostrarían por debajo deese punto de corte (t=5,268 p=0,000).

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    De forma consecuente tambiénmostrarían un mayor número de cicloscompletados 4,33 + 5,929 frente a los0,29 + 0,988 de los que indican unosvalores inferiores a 25 kg/m2 (t=5,004,p= 0,000).

    Si se les demanda información sobrela consideración que tienen (perjudicial,neutro, beneficioso) de la implicacióndel consumo de EAAs sobre la salud dequien los toma, hay que decir que existeun 3,33% del conjunto del grupo que losvalora como beneficiosos para la saludde quien los toma, frente a un 92% quelos valora como perjudiciales, aunque no

    se mostrarían diferencias entre posiblesusuarios y no usuarios en la valoracióngeneral que se hace (Chi2=1,381,p=0,501). De igual forma, se mantiene lano diferencia, si lo consideran conrespecto al fisicoculturismo comoactividad deportiva (Chi2=3,503,p=0,173). Ahora bien existe un 43,33%de practicantes en este trabajo que losconsideran beneficiosos para elfisicoculturismo como deporte, frente aun 51,33% que dirían que su consumoes perjudicial.

    Las variables antropométricasindican que los posibles consumidores

    Tabla 2. Consumo deEAAs en fisioculturistas según compitan vs no compitan

  • se muestran significativamente (t=6,198,p=0,000) con un mayor peso (91,4+14,647) frente a los posibles noconsumidores (78,137 + 8,03). Sinembargo, los posibles usuarios no sediferenciarían en la altura (1,759 +0,075) frente a los no consumidores(1,777 + 0,059) (t=1,538, p=0,126).Ahora bien, sí se diferencian en el IMCdonde los consumidores muestran un

    valor de 29,4 + 3,518 frente a los noconsumidores que lo hacen con uno de24,659 + 1,477 (t=9,518, p=0,000).

    Puede afirmarse que los participantesconsumidores se muestran con una edadsuperior frente a los posibles noconsumidores (tabla 3); no obser-vándose diferencias en cuanto al nivel deestudios alcanzado. Ahora bien, si se lespregunta ¿desde que se inició en el

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    Tabla 3. Variables sociales según el consumo de EAAs en fisioculturistas

    Tabla 4. Variables de entrenamiento según el consumo de EAAs enfisioculturistas

  • fisicoculturismo ha cambiado deamigos?, son los posibles consumidoresquienes lo reconocen en mayor medida.De igual forma, se observan diferenciascuando los consumidores consideranque casi todos o todos sus amigos sonculturistas frente a los no consumidores,que nos dirían que casi ninguno oninguno de ellos lo es.

    Con respecto a variables relacionadascon el entrenamiento (tabla 4) secomprueba que son los posiblesconsumidores quienes dicen llevar mástiempo entrenando y entrenar más días ala semana. Ahora bien, no se marcaríandiferencias en las horas que entrenan aldía, el quedarse a entrenar más de lo quese tenía previsto, el entrenar fuera de loprogramado y el encontrarse mal -nervioso, irritado, de mal humor…- losdías que no entrenan.

    Por último, con respecto a lasvariables relacionadas con la imagencorporal y de alimentación, puedeobservarse que los posiblesconsumidores dicen ingerir un mayor

    número de calorías diarias (3403,33 +973,886) frente a los no consumidores(2851,76 + 623,520) de forma signifi-cativa (t=3,444, p=0,001). Sin embargo,no se dan diferencias entre losconsumidores que dicen mantener unadieta alimenticia (70,9%) frente a los noconsumidores (58,9%) (Chi2=2,146,p=0,143). Ahora bien, si a aquellos quedicen mantener una dieta se les preguntapor el grado de cumplimiento, vemosque los consumidores dicen cumplirlatodos los días (54,5%) frente a los noconsumidores que lo harían en el 24,2%de los casos. Para el caso de cumplir ladieta sólo algunos días, los noconsumidores lo hacen en el 46,3% delos casos frente a los consumidores quelo harían en el 29,1% de los mismos(Chi2=14,083, p=0,001).

    Si se solicita información sobre lasconductas de comprobación, conductasrituales, etc. relacionadas con la imagencorporal (tabla 5), se comprueba que nose dan diferencias en el número de vecesque se pesan a la semana, ni en el

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    Tabla 5. Variables relacionadas con la imagen corporal según el consumo deEAAs

  • número de veces al día que se miran alespejo -fuera de los entrenamientos-para comprobar como progresan en sudesarrollo muscular o en los minutosque dicen pasar pensando que sonpequeños y poco desarrolladosmuscularmente.

    Cuando se les pregunta si se handado cuenta de que suelen compararsefísicamente con otros compañeros delgimnasio, ambos grupos lo harían enigual medida. Son los posiblesconsumidores quienes en mayor númeroreconocen quedarse mal tras dichascomparaciones. De igual manera, son enmayor número los consumidoresquienes dicen evitar mostrar el cuerpofuera del gimnasio o usar ropa pocoajustada como forma de “disimular” elcuerpo cuando no están entrenando.

    DISCUSIÓNEl consumo de esteroides

    anabolizantes androgénicos es unproblema relevante en el mundo delejercicio, especialmente en el deportivo yasí se constata en el grupo que hatomado parte en el estudio presentado,donde se comprueba un alto grado deincidencia. Los datos mostrados hanvariado en 12 puntos al considerar lapreguntar directamente sobre elconsumo (24,67%) o a través de unindicador indirecto como es el IMCLG(36,67%). Observándose, como seríalógico esperar, una amplia diferenciaentre los fisicoculturistas que participanen competiciones frente a aquellos queno lo hacen. Al contextualizar losresultados, se observa que son muy

    superiores a los reflejados en otrostrabajos (Lloyd, et al., 1996; Buckley, etal. 1988). Ahora bien, hay que indicarque éstos se llevaron a cabo enpoblación no específicamente deportista(varones estudiantes o en gimnasios deInglaterra). Sin embargo, los datospresentados sí muestran un mayoracercamiento al indicado en trabajosdonde se han analizado atletas que llegana un 40% de ellos (Anderson, et al. 1991)o datos parciales reflejados por Lloyd etal. (1996) o Lenehan, et al. (1996).

    La información referida a lapercepción de peligro que implica elconsumo de esteroides debe llamar laatención, ya que es posible señalar queexiste un alto porcentaje de personas(43,33%) que entienden que su consumoes beneficioso para el fisicoculturismo yalgo más de la mitad lo han consideradocomo perjudicial para el mismo(51,33%). En este sentido, estosporcentajes se invierten si valoran elconsumo con respecto a la salud dequien los toma, donde sólo el 3,3%entienden que puede ser beneficiosospara el sujeto y un 92% los consideracomo perjudiciales.

    En lo que respecta a las relacionesque pudieran darse con variablesimplicadas en el entrenamiento seconstata que sólo se muestran relevantessi se habla de tiempo de entrenamiento yde días que entrenan a la semana, dondeson los consumidores quienes lo hacenen mayor medida. Ahora bien, noparecen existir relaciones con variablesque estuvieran imbricadas en laconcepción de dependencia del ejercicio

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  • (quedarse a entrenar más de lo previsto,entrenar fuera de lo programado oencontrarse mal los días que no entrena).De igual forma, no se han detectadodiferencias entre consumidores o noconsumidores en conductas decomprobación relacionadas con laimagen corporal (número de veces quese pesa a la semana, mirarse al espejofuera de las sesiones de ejercicio paracomprobar como evoluciona con elmismo o pensar en ser pequeño y pocodesarrollado muscularmente), pero síreflejan interacciones con la evitación amostrar el cuerpo fuera del gimnasio o elestado emocional en el que seencuentran tras compararse físicamentecon tros compañeros del gimnasio.

    Un aspecto que llama la atención, yque apoyaría la influencia social en elconsumo (Blue Cross and Blue ShieldAssociation, 2001) es el hecho que losconsumidores reconocen de manerasignificativa que desde que se iniciaron alentrenamiento de musculación susamigos han cambiado, y ahora son en sumayoría practicantes de fisicoculturismo.Lo que pudiera dar lugar a unareducción en la variabilidad dereforzadores y un centramiento de losmismos en comportamientos muyestrechamente relacionados con elentrenamiento de la fuerza.

    De igual manera, los datospresentados apoyarían lo que se veníaindicando sobre la imagen corporal o lasalteraciones de la misma como una delas causas o motivaciones señaladas porlos fisicoculturistas para el uso de losesteroides anabolizantes (Pope, Gruber,

    Choi, Olivardia y Phillips, 1997). En eltrabajo se han constatado las relacionescon variables de imagen corporal yevitación social más que con loscomportamientos de comprobación ode entrenamiento; pudiendo estar éstosúltimos más implicados en ladependencia al ejercicio.

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    Félix Arbinaga Ibarzábal

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    Manuscrito recibido: 1/4/2008Manuscrito aceptado: 14/5/2008