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    ENERO / JUNIO2013

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    ISSN 2224-4727

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    ISSN 2224-4727

    Ana Magdalena GranadinoSECRETARIA DE CULTURA

    Sajid Alfredo Herrera MenaDIRECTOR NACIONAL DE INVESTIGACIONESEN CULTURA Y ARTE

    Sajid HerreraRicardo Roque BaldovinosLilian VegaAntonio Garca EspadaGerardo MonterrosaIsabel VillaltaLuis R. Huezo MixcoCarlos PrezCOMIT EDITORIAL

    Federico Paredes UmaaRoberto Gallardo MejaJos Heriberto ErquiciaCOORDINACIN DE ESTE NMERO

    Brbara ArroyoOswaldo Chinchilla MazariegosRafael CobosGabriela Escobar UrrutiaRosemary JoyceGeoffrey McCaffertyJos Cal MontoyaKatherin Sampeck

    Imagen de portada:Collage de vasijas prehispnicas

    Imagen de contraportada:Ilustraciones del dibujante Daniel Salazar sobre varios ejemplos de la tradicin Cabeza de Jaguar. Federico A. Paredes Umaa, LocalSymbols and Regional Dynamics: the jaguar head core zone in Southeastern Mesoamerica during the Late Preclassic period (Unpublisheddissertation, University of Pennsylvania. Robert J. Sharer, principal advisor, 2012).

    Identidades, revista de la Direccin Nacional

    de Investigaciones en Cultura y Arte, de laSecretara de Cultura de la PresidenciaPasaje Mar de Plata n. 1 y calle Gabriela Mistral,urbanizacin Buenos Aires 2, San Salvador.Telfonos: 2244 2300, ext. 2336email: [email protected]

    El contenido de esta revista puede ser reproducido,total o parcialmente, citando la fuente.

    Impreso en los talleres de la DPI

    17. Avenida Sur n. 430, San Salvador,El Salvador, Centroamrica

    Arturo Taracena ArriolaFabricio ValdiviesoWilliam FowlerCOMIT CIENTFICO

    Jasmine Campos

    COORDINADORA EDITORIAL

    Miroslava RosalesCORRECCIN DE ESTILO

    Ren RamosDIAGRAMACIN Y DISEO GRFICO

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    SumarioPresentacin

    PARA EL DEBATE

    Los conceptos de pasado histrico, Estado y patrimonio como elementos indispensablespara la elaboracin de una biografa crtica de la arqueologa salvadoreaFederico Paredes Umaa y Jos Heriberto Erquicia Cruz

    Un acercamiento crtico al fenmeno del saqueo, el comercio de bienes culturales y elcoleccionismoFabricio Valdivieso

    DOSSIER

    Pasado, presente y futuro de la arqueologa en El SalvadorJuan Albarracn-Jordan y Fabricio Valdivieso

    Ignacio Gmez Menndez y la Estadstica General de la Repblica del Salvador 1858-1861: el intersdel Estado salvadoreo por el pasadoJos Heriberto Erquicia

    Nuevas investigaciones en la Cordillera de Apaneca: una revisin de la tesis deldespoblamiento PosIlopangoFederico Paredes Umaa

    AVANCES DE INVESTIGACIN

    Nahua-pipiles: aproximaciones simblicas del paisaje Posclsico en la Costa del Blsamo, ElSalvadorMarlon V. Escamilla

    FUENTES

    Correspondencia entre el Museo Nacional de Mxico y el incipiente Museo Nacionalde El Salvador en 1884Elsa Hernndez Pons

    Restos vegetales identificados en sitios arqueolgicos salvadoreos. Sntesis deinvestigaciones paleoetnobotnicasFelipe Trabanino

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    RESEAS

    The Archaeology of Cihuatan, El Salvador. An Early Postclassic Maya City.Por Rafael Cobos

    Las figuras del enemigo. La alteridad y conflictos en CentroamricaPor Eugenia Lpez Velsquez

    Hacia una historia de las literaturas centroamericanas. (Per)Versiones de la modernidad.Literaturas, identidades y desplazamientosPor Luis Alvarenga

    El sueo del retornoPor Emilio Delgado Chavarra

    ndice de imgenesNormas editoriales

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    203204

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    Presentacin

    La arqueologa en El Salvador es una disciplina en construccin. Sus inicios se remontan ala exploracin de ruinas prehispnicas usando la intuicin y la curiosidad como herramientasbsicas. Las referencias al pasado en la construccin de ideas de Nacin aparecen a finales del

    siglo XIX e inicios del siglo XX, pero la preparacin profesional en universidades locales dainicio en las ltimas dcadas del siglo XX. En suma, se trata de una disciplina con una histo-ria por escribir, que se nutre a partir de variadas contribuciones de profesionales nacionalesy extranjeros en un territorio con abundantes vestigios materiales del pasado.

    Este nmero especial de Identidadesaparece en el marco de los 130 aos de la fundacindel Museo Nacional de Antropologa. Este ao tambin celebramos el V Congreso deArqueologa Centroamericana en El Salvador, evento bianual que se celebra desde el ao2005. Presentamos, pues, una serie de trabajos enfocados en arqueologa y patrimonio, desdela ingente perspectiva de reflexionar en los retos y perspectivas en El Salvador del siglo XXI.

    As, Federico Paredes y Herbert Erquicia arrancan en la seccin Para el debateuna reflexinsobre cmo los conceptos de pasado histrico, Estado y patrimonio son indispensables en laelaboracin de una biografa crtica de la arqueologa salvadorea que contribuya a orientarel rol transformador de dicha disciplina en el pas. Esta contribucin plantea la necesidad deque los arquelogos construyan un cuerpo documental, para analizar las inercias socialesque determinan la relacin simblica entre el pasado y el presente en el pas. Luego, FabricioValdivieso reflexiona, a partir de su experiencia profesional, sobre los estrechos lmites queexisten entre el saqueo, el comercio de bienes culturales y el coleccionismo.

    La parte central, o Dossier, de este nmero abre con un recuento histrico de la arqueo-loga en El Salvador, con la que Juan Albarracn Jordan y F. Valdivieso describen logros ypendientes en la administracin del patrimonio arqueolgico, con miras a replantearlo. Enla segunda contribucin de esta seccin, Erquicia nos lleva a un personaje poco conocido ysu contribucin a la conformacin de un primer mapa cultural del pas, a travs del artcu-lo Ignacio Gmez Menndez y la Estadstica general de la Repblica del Salvador 1858-1861:el inters del Estado salvadoreo por el pasado. El tercer material nos conduce hacia lasrecientes investigaciones de Paredes Umaa en la Cordillera de Apaneca, en donde el grupo

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    Los Tablones en Ataco sirve de base para revisar la tesis del despoblamiento en la zona altadel occidente, luego de la erupcin de la caldera de Ilopango.

    En los Avances de investigacin se presenta el trabajo de Marlon Escamilla enfocado en laapropiacin simblica del paisaje, a partir del estudio de asentamientos del Posclsico en la

    Costa del Blsamo, identificados como nahua-pipiles.La seccin Fuentes, dedicada a ofrecer materiales de apoyo para nuevas investigaciones,

    trae dos importantes contribuciones: la primera, de carcter documental, ofrece el trabajode Elsa Hernndez Pons, quien rescata correspondencia de finales del siglo XIX entre elMuseo Nacional de Mxico y el entonces recin inaugurado Museo Nacional de El Salvador;la segunda, se enmarca en la paleobotnica de la zona maya. En esta contribucin, FelipeTrabanino nos ofrece una sumatoria de informacin de los hallazgos de restos vegetales iden-tificados en sitios arqueolgicos salvadoreos.

    Finalmente, se dedica una seccin a resear novedades bibliogrficas, que inicia con una

    aproximacin de Rafael Cobos al libro recientemente publicado The Archaeology of Cihuatan,El Salvador. An Early Postclassic Maya City, de K.O. Bruhns y P. Amaroli. El segundo materialnos lleva al plano de la produccin editorial de la DNI, con una aproximacin a Las gurasdel enemigo. La alteridad y conictos en Centroamrica, de Benjamin Moallic, escrita por MaraEugenia Lpez. Luego, la seccin se abre hacia contribuciones en el campo de la literatura,donde Luis Alvarenga hace una aproximacin al libro de crtica literaria Hacia una historiade las literaturas centroamericanas. (Per)Versiones de la modernidad. Literaturas, identidades y despla-

    zamientos y Emilio Delgado Chavarra analiza El sueo del retorno,del novelista salvadoreo

    Horacio Castellanos Moya.En suma, se brinda un nmero abundante en temas arqueolgicos, como parte de unesfuerzo por promover la reflexin acadmica en torno a esta importante disciplina, queenvuelve y atae a la sociedad salvadorea. Para ello agradecemos el trabajo desarrolladopor el equipo coordinador, integrado por los arquelogos Federico Paredes Umaa, RobertoGallardo Meja y Jos Heriberto Erquicia Cruz, quienes se apoyaron para esta labor editorialen los arbitrajes de Brbara Arroyo, Oswaldo Chinchilla Mazariegos, Rafael Cobos, GabrielaEscobar Urrutia, Rosemary Joyce, Geoffrey McCafferty, Jos Cal Montoya, KatherinSampeck, Arturo Taracena Arriola, Fabricio Valdivieso y William Fowler. A cada uno de

    ellos, vaya el agradecimiento por hacer de esta recopilacin de materiales una realidad.

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    Para el debate

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    FEDERICO PAREDES UMAA

    JOS HERIBERTO ERQUICIA CRUZ

    Los conceptos de pasado histrico, Estado y patrimoniocomo elementos indispensables para la elaboracin de una biografa crtica dela arqueologa salvadorea

    Becario del Programa de Becas Posdoctorales en la UNAMInstituto de Investigaciones Antropolgicas, UNAM

    Universidad Tecnolgica de El SalvadorAcademia Salvadorea de la Historia

    Resumen

    Los trabajos que historizan la arqueologa de El Salvador se dedican usualmente a compendiar el

    estado del conocimiento sobre las diferentes ocupaciones humanas en el pasado; sin embargo, pocose ha hecho para esbozar una aproximacin a la relacin entre las ideas de pasado ms comunes enla sociedad salvadorea y las inercias de la prctica arqueolgica en el pas. Este trabajo critica losconceptos de pasado histrico y patrimonio en su concepcin oficial, y con dicha aproximacinbusca contribuir a construir una historia de la arqueologa salvadorea que se aleje de las narrativaslineales y la historizacin acrtica. Tomando como modelo los paradigmas de la arqueologa sociallatinoamericana, este artculo propone al menos cuatro unidades de anlisis para la construccin deuna biografa crtica de la arqueologa de El Salvador: 1) arqueologa y proyecto nacional; 2) desarro-llo institucional de la arqueologa en El Salvador; 3) los arquelogos como actores en la construccindel discurso sobre el pasado; 4) los proyectos arqueolgicos que definen la praxis de la disciplina enel pas. A partir de ello, se exploran las primeras dcadas del siglo XX para mostrar cmo se hanmodelado las ideas de Nacin en El Salvador, y cmo las nociones del pasado indgena han jugadoroles secundarios en dicha construccin. A partir de estos datos, se describe un panorama de laarqueologa nacional contrastada con la de los pases vecinos.

    Palabras clave: arqueologa nacional, El Salvador, legislacin cultural, ideas de Nacin, pasadoindgena

    Abstract

    Previous efforts to historicize Salvadoran archaeology are usually focused on summarizing the stateof knowledge on different human occupations in the past, however little has been done to outline

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    10 Federico Paredes Umaa, Jos Heriberto Erquicia Cruz

    an approach to the relationship between the ideas of past most common in Salvadoran society andthe driving forces of archaeological practice in the country. This work confronts the concepts ofhistory and heritage as they were constructed by the State. This effort seeks to contribute a historyof Salvadoran archaeology that departs from linear narratives and uncritical historizing models.Inspired by Latin American Social Archaeology, this article proposes at least four units of analysis

    for the construction of a critical biography of Salvadoran archaeology: 1) archaeology and the natio-nal project; (2) institutional development of archaeology in El Salvador; (3) archaeologists as actorsin building discourse on the past; (4) archaeological projects that define the practice of the disciplinein the country. Additionally, the first decades of the 20th century are explored in order to showhow the ideas of nation in El Salvador were modeled, and how notions of the indigenous past playedsecondary roles in such construction. Drawing from these data, this article gives an overview ofnational archaeology, which contrasts with neighboring countries.

    Keywords:National archaeology, El Salvador, cultural laws, Ideas of Nation, indigenous past

    1. Introduccin

    Hacia el mes de noviembre de 2012, mientras nos disponamos a lanzar la convocatoriapblica para recibir las contribuciones a este nmero de la revista Identidades dedicado a laarqueologa de El Salvador, ocurran en el pas diferentes acciones encaminadas a pensary reivindicar los derechos culturales de los ciudadanos a travs de un nuevo marco legal.La propuesta de ley nacional de cultura1es una de ellas; otros ejemplos son las reformasllevadas a cabo en la Direccin Nacional de Patrimonio Cultural y la convocatoria a losprofesionales de la arqueologa a discutir en torno al reglamento de prcticas arqueolgicas

    en El Salvador. Pensar la arqueologa de El Salvador en este contexto, como objeto de estu-dio y como proceso incompleto y perfectible en mtodo y en epistemologa, es sin dudauna urgente necesidad y tambin un compromiso para los profesionales de esta disciplina.Solo la presentacin y debate de las ideas puede proporcionar el marco necesario paraintentar la modificacin de los limitados marcos de referencia actuales.

    La reciente propuesta de ley nacional de cultura incluye un marco filosfico que daprioridad a la investigacin de los procesos creativos del ser humano. Tal investigacin,la difusin de sus resultados e interpretaciones, puede generar dinmicas de reflexinencaminadas al anlisis crtico de determinados aspectos de la historia del Estado-Nacin

    en El Salvador.Los ttulos del I al V contienen la parte conceptual de la propuesta, la cual promue-ve una nueva forma de acompaar la produccin cultural y a sus creadores. El FondoConcursable para la Cultura y las Artes(FONCCA) es una figura especial que permitira elfinanciamiento de proyectos de investigacin. Dicho fondo est pensado para todos los

    1 Presentada por la fraccin legislativa del part ido de izquierda FMLN el da 20 de noviembre de 2012.Actualmente en discusin en la Comisin de Cultura de la Asamblea Legislativa y consta de 14 ttulos.

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    11Los conceptos de pasado histrico, Estado y patrimonio

    campos de la cultura y las artes, incluidala arqueologa como una de las ramas dela antropologa.

    El marco filosfico de la propuesta deley deber permear toda ley secundaria;por ejemplo, la Ley Especial de Proteccindel Patrimonio Cultural, en vigencia desde1993. La propuesta disea una nuevaestructura para la Direccin Nacional dePatrimonio Cultural, con nfasis en laparticipacin ciudadana y en la defensa ymonitoreo del patrimonio de la Nacin;

    promueve reforzar la administracin de losparques arqueolgicos nacionales; reorien-ta la funcin rectora intrnseca del MuseoNacional de Antropologa, y refuerza elsistema integrado de informacin cultural,el cual ser un salto cualitativo en mate-ria de inventario, registro, catalogacin,monitoreo y planificacin del patrimoniocultural mueble e inmueble, tangible e

    intangible.De esta manera, en nuestro carcter de

    investigadores sociales y de arquelogos,nos hemos planteado la siguiente pregun-ta: cul es la relacin entre los conceptosy nociones de Estado, pasado y patrimo-nio arqueolgico? Reconocemos que estapregunta es generadora de un debateprcticamente indito en El Salvador yque su sola formulacin deriva en pre-guntas subordinadas. De momento nopretendemos dar respuesta a la preguntageneradora, pero formularemos de mane-ra concreta varias preguntas derivadas, yesbozaremos las formas de responder aellas en futuros trabajos.

    2. Del rol transformador de laarqueologa salvadorea

    Inspirados por los aportes tericos de laarqueologa social latinoamericana, consi-deramos que la praxis arqueolgica en ElSalvador no puede existir al margen de losdiversos fenmenos sociales que confor-man la realidad del pas. En ese sentido,nuestro objetivo no es solo conocer elpasado sino transformar el presente.

    Cmo se puede aportar como

    arquelogos, desde posiciones polticasresponsables, a la transformacin de lasociedad del presente? Una respuestaconcreta es la disposicin al debate, a laformulacin de preguntas generadorasque se siten fuera de la esfera de laautocomplacencia, de los nacionalismosfacilistas y de la tradicin culturalistaque subyace a la praxis de la arqueolo-

    ga en la regin. El rol transformadorde la arqueologa salvadorea depende,en primer lugar, del establecimientode sus principios y sus fines. Creemosque los aportes de la arqueologa sociallatinoamericana constituyen un marcode referencia bsico y formador; entreellos, destacamos el compromiso pol-tico expresado mediante la produccincientfica, la contrastacin del datoemprico con la formulacin terica,el anlisis de las posiciones y posturasadoptadas por otras arqueologas, con elfin de transformar los discursos acercade la realidad y la bsqueda de aplicacio-nes sociales de las contribuciones tericas

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    de la arqueologa social en el campo de laeducacin formal e informal.2

    3. Hacia una biografa crtica de la

    arqueologa salvadorea

    Asumimos que una biografa crtica de laarqueologa salvadorea es necesaria paracomenzar a comprender la relacin Estado,pasado y patrimonio.3Entendemos por bio-grafa crtica de la arqueologa salvadorea laconstruccin de un cuerpo documental quepermita responder preguntas sobre la rela-

    cin simblica entre el pasado y el presentede los salvadoreos; una biografa crtica sefundamenta en entender cmo interactanal menos cuatro unidades de anlisis: 1)

    arqueologa y proyecto nacional; 2) desa-rrollo institucional de la arqueologa en ElSalvador;3) los arquelogos como actoresen la construccin del discurso sobre el

    pasado;4) los proyectos arqueolgicos quedefinen la praxis de la disciplina en el pas.De estas cuatro unidades de anlisis, las dosprimeras estn ya parcialmente trabajadasen este escrito; la tercera est en la fase deacopio de informacin; la ltima, an no hasido iniciada.

    Creemos que estas unidades de anlisissern fundamentales para responder las

    siguientes preguntas:la arqueologa salva-dorea ha cumplido un rol nacionalista alo largo de su desarrollo?, cules son lossupuestos incuestionables sobre el patrimo-

    2 Rodrigo Navarrete, El fin de la arqueologa social latinoamericana? Reflexiones sobre la trascendenciahistrica del pensamiento marxista sobre el pasado desde la geopoltica del conocimiento latinoamericano,en La Arqueologa Social Latinoamericana: de la teora a la praxis, comps. Hernry Tantalean y Miguel Aguilar(Colombia: Universidad de los Andes, 2012), 45-66.

    3 Los trabajos que se han dedicado a compilar la historia de la arqueologa de El Salvador son Rafael Cobos,Sntesis de la arqueologa de El Salvador 1850-1991, Coleccin Antropologa e Histor ia, n. 21 (San Salvador: DPI,1994); William Fowler, El Salvador: antiguas civilizaciones (San Salvador, El Salvador: Fomento Cultural BancoAgrcola Comercial de El Salvador, 1995); Heriberto Erquicia, El desarrollo de la arqueologa histricaen El Salvador: el proyecto de reconocimiento de sitios histricos, en Ciudades de la transculturacin: ciclo decharlas, Cuadernos del Centro (Centro Cultural de Espaa en El Salvador, 2009), 51-57; Fabricio Valdivieso,Remembranzas de un departamento de arqueologa con los primeros arquelogos formados en El Salvador,Kot1(2) (UTEC, El Salvador, 2010): 77; Marlon Escamilla y William Fowler, Prctica y conducta de laarqueologa salvadorea durante los ltimos 25 aos: el inicio de una arqueologa nacional (Memorias delXXV Simposio de Investigaciones Arqueolgicas de Guatemala, 2011); Heriberto Erquicia, El papel dela arqueologa salvadorea en la construccin del Estado-Nacin y el imaginario nacionalista 1883-1930,Identidades 1, nmero 2 (DNI, SECULTURA, San Salvador, El Salvador, 2011); Heriberto Erquicia, A quinceaos de la formacin de arquelogos en El Salvador, 1995-2010. Perspectivas y desafos (Memorias del XXVSimposio de Investigaciones Arqueolgicas de Guatemala, 2011); Heriberto Erquicia, La enseanza de laarqueologa en El Salvador. Un breve bosquejo (Memoria del II Encuentro Latinoamericano y del Caribe deEducadores, 2012); y Albarracn y Valdivieso en esta revista. Estos trabajos se han concentrado en estableceruna sntesis del estado del conocimiento sobre los antiguos pobladores del territorio; en hacer comentariossobre teoras y mtodos usados en los proyectos arqueolgicos desarrollados en El Salvador, en contrastecon los desarrollos en el resto de las Amricas; en compendiar bibliografa que describe el desarrollo de lostrabajos arqueolgicos sobre El Salvador; a narrar de manera anecdtica el paso de individuos por inst itucionesvinculadas a la arqueologa de El Salvador, entre otros. Creemos que estos trabajos constituyen esfuerzos queaportan a la sistematizacin del conocimiento arqueolgico en El Salvador, pero tambin reflejan limitacionesde carcter conceptual para abordar la compleja relacin Estado, pasado y patrimonio que aqu nos ocupa.

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    descripciones de sitios histricos como elde la antigua villa de San Salvador de 1528,as como de sitios prehispnicos; por ejem-plo, el localizado en la isla de Igualtepeque.

    Tambin se reportan excavaciones llevadasa cabo en Nuevo Cuscatln e Izalco, conreportes de hallazgos de elementos prehis-pnicos y coloniales.

    Si tomamos en cuenta que Menndez eraun liberal que laboraba para el Estado, seraposible argumentar que los datos recolec-tados por este pasaron a formar parte delos inventarios oficiales bajo la categora de

    riqueza del pasado indgena de la Nacin, ya su vez contribuyeron a sostener los mitosque le dieron origen a la misma a fines delsiglo XIX e inicios del XX.

    La categora patrimonio cultural,usada hoy en da en El Salvador, tiene suorigen en la nocin de tesoro histrico-artstico, y es una construccin elaborada

    desde las lites criollas; por tanto, nosera difcil encontrar la gnesis de dichascategoras en la formacin de los nuevosEstados nacionales del siglo XIX.7 Laarqueologa salvadorea debe asumir latarea de investigar este proceso a travsde los discursos reproducidos en institu-ciones como la escuela y el museo, y deherramientas como el mapa, el censo y

    la prensa. As lo ha propuesto BenedictAnderson8 en su estudio sobre el surgi-miento de los nacionalismos del siglo XIX.

    4.2 Segundo argumento: arqueologay nacionalismo en El Salvador: unaalianza improbable

    En opinin del otro autor de este texto(Paredes), es necesario poner en perspecti-va histrica el alcance de algunos esfuerzoscomo la Estadsticade Gmez Menndez enel proyecto nacional. A pesar de su impor-tancia documental, la Estadstica de GmezMenndez es una compilacin de tesorosdel pasado indgena de la nacin, y estetipo de evidencia no basta para proponer

    que en efecto el proyecto nacional en ElSalvador est asentado sobre un pilar que sellama pasado indgena.

    Si el pasado indgena fuese uno de estospilares, entonces, cabra esperar que elinters y la presencia institucional delEstado salvadoreo en torno a estos temasfuesen ms robustos, pero la realidad nos

    demuestra lo contrario. El lento desarrollode las ciencias sociales en el pas en general,y de las disciplinas de la historia, la antro-pologa y la arqueologa, en particular, sonlas pruebas ms contundentes que tenemospara afirmar que el proyecto nacional tieneasiento sobre pilares distintos que el pasadoprehispnico. Si bien existen datos quesugieren una preocupacin latente por este

    tema en crculos intelectuales a lo largo delsiglo XX, estos resultan de carcter limita-do para explicar las ideas de Nacin.

    7 Cfr. Heriberto Erquicia, El papel de la arqueologa salvadorea en la construccin del Estado-Nacin yel imaginario nacionalista 1883-1930, Identidades 1, n. 2 (Direccin de Investigaciones en Cultura y Arte,Secretara de Cultura de la Presidencia, San Salvador, El Salvador, 2011).8 Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reexiones sobre el origen y la difusin del nacionalismo(Mxico:Fondo de Cultura Econmica, 1993 [2007]).

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    15Los conceptos de pasado histrico, Estado y patrimonio

    Es muy probable que el proyecto nacio-nal, surgido a fines del siglo XIX, echaramano de elementos retricos, invocandolas contribuciones del indgena a la esencia

    nacional; sin embargo, en la prctica, elproyecto nacional se fundament en otrospilares.9En El Salvador, los primeros inten-tos por crear smbolos nacionales estn acargo de los conservadores, quienes reem-plazan la bandera de la extinta FederacinCentroamericana en 1865 por una debarras y estrellas que permanece vigentehasta 1905.

    A inicios del siglo XX, el Estado salva-doreo se plantea una nueva construccinde lo nacional. Ya para entonces el ideal dela unin centroamericana estaba debilitadoy la bandera nacional de los conservadoreshaba sido reemplazada por una azul y blan-co portando la leyenda Dios Unin Libertad.Para la segunda dcada del siglo XX, la

    prensa y los intelectuales liberales concibie-ron un proyecto nacional que buscaba indi-vidualizar a la Nacin salvadorea, y paralograrlo buscaron echar mano de elementosculturales. En este giro de timn emergeel mtico Atlacatl como cacique indgenaheroico.10Sin embargo, hace falta conocercmo estas iniciativas permearon la vidanacional. Lpez Bernal argumenta que en

    el medio urbano, el nacionalismo tuvo unadbil acogida entre la creciente poblacin

    obrera, la cual encontr ms ventajosa parasus intereses una identidad de clase que unaidentidad nacional.

    Hacia finales del siglo XX, en el discursode lo nacional es ms visible la idea de unsalvadoreo mestizo, ms bien de caracte-rsticas homogneas, pero con aspiracina la blancura, en donde la contribucin del

    9 Lpez Bernal propone que hasta las primeras dcadas del siglo XX el imaginario nacional salvadoreoestuvo determinado por una idea de nacin cvica, en donde las ideas de ciudadana, libertad y progreso semezclaron con el ideal de la reunificacin de Centroamrica. Carlos Gregorio Lpez Bernal, Identidadnacional, historia e invencin de tradiciones en El Salvador en la dcada de 1920, Historia n. 45 (Universidadde Costa Rica, 2002): 40. Esta cita es importante porque muestra una idea de Nacin que no se centra enaspectos culturales que individualicen lo salvadoreo, sino en un esfuerzo de unidad centroamericana bajoel esquema del progreso. La individualizacin de los pases centroamericanos emerge a inicios del siglo XX.10 Lpez Bernal, Identidad nacional, historia e invencin de tradiciones en El Salvador en la dcada de1920, 53.

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    16 Federico Paredes Umaa, Jos Heriberto Erquicia Cruz

    indgena a la esencia nacional es referidacon poco entusiasmo. Esta falta de entusias-mo se refleja, entre otras cosas, en el retrasode dos siglos para iniciar la formacin de

    arquelogos profesionales en el pas,11en eltratamiento institucional de los temas refe-ridos a las ciencias sociales y en la jerarquaestatal que histricamente ha ocupado laadministracin del patrimonio culturaldentro del Estado.

    En torno a la relacin arqueologa y nacio-nalismo, es invariablemente de naturalezapoltica, y sus frutos a nivel global son bien

    conocidos. Existe una tradicin de uso de estadisciplina en la construccin de las Naciones.Su finalidad es la reconstruccin de una erao una civilizacin pasada y la bsqueda deconexiones de aquella civilizacin con lassociedades de perodos posteriores, incluidaslas del presente. De esto se deriva que elnacionalismo es una forma de arqueologa, y

    el nacionalista es una especie de arquelogosocial y poltico.12A partir de esta visin, elpasado ha sido urdido en la construccin deEstados nacionales, y es en la misma visin quelos arquelogos son los soldados del Estado

    nacional. Adems, el pasado proporcionamodelos de nobleza y virtud para su emula-cin. Es as que vemos cmo hroes antiguosy edades de oro (reales y ficticias) han entrado

    en el panten de la mayora de las nacionesmodernas.13

    Algunos Estados han recurrido a la grandezadel pasado para sus nombres modernos, comoen el caso de Mxico o Zimbabwe, cuyosnombres se desprenden de aquellos centrospolticos que antiguamente fueron sedes degrandes imperios; sin embargo, estos son msbien ejemplos excepcionales. Por otro lado,

    la relacin entre arqueologa y nacionalismoencarna inconvenientes; tal es el caso de losusos del pasado para justificar la invasin deterritorios vecinos, como en efecto sucedi enla Alemania nazi con la instrumentalizacin delos trabajos del arquelogo Gustaff Kossinna.14

    Las arqueologas nacionalistas adolecende profundidad antropolgica y a menudo

    hasta de profundidad histrica, sus aportesuniversales son ciertamente limitados y susposiciones tericas son usualmente eclcticas.Conocemos pocos estudios profundos sobrelas instituciones que emergieron producto

    11 La UES no logr impulsar una carrera de estudios en Arqueologa a pesar de haber fundado una facultadde ciencias sociales en la dcada de los sesenta, de corta vida. Fue durante la primera rectora del Dr. FabioCastillo Figueroa (19631967) que el antroplogo Alejando D. Marroqun participa de estos esfuerzos. Esen ese mismo perodo que la UES adquiere una biblioteca especializada en arqueologa, la cual an existe. En

    dicho perodo se implementa un vigoroso impulso a las ciencias naturales, quedando inconcluso el proyectode las ciencias sociales y humanidades. Por otro lado, las revistas La Cofraday Arte Popular, editadas por laAdministracin del Patrimonio Cultural entre 1976 y 1979, fueron esfuerzos que buscaron la profesionalizacinde los estudios arqueolgicos y etnogrficos en El Salvador, pero se extinguieron al estallar la guerra civil.12 Anthony Smith, Gastronoma o Geologa? El rol del nacional ismo en la reconstruccin de las Naciones,en La invencin de la Nacin. Lecturas de la identidad de Herder a Homi Bhabha , comp. Alvaro Fernndez Bravo(Buenos Aires, Argentina: Editorial Manantial, 2000).13 Smith, Gastronoma o Geologa? El rol del nacional ismo en la reconstruccin de las Naciones.14 Henning Hamann, Archaeology in the Third Reich, enArchaeology, Ideology and Society. The GermanExperience (2a ed. revisada), ed. H. Hrke (Frankfurt: Peter Lang, 2002), 67-142.

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    17Los conceptos de pasado histrico, Estado y patrimonio

    de las arqueologas nacionalistas en AmricaLatina; sin embargo, aquellos aportes en estecampo son sumamente esclarecedores.15

    En contraste con Mxico, es claro que el

    proyecto nacional salvadoreo poco tiene quever con una apuesta por reivindicar el pasadoindgena. Adems, la relacin arqueologa ynacionalismo est poco sustentada histrica-mente; basta ver la historia de sus institucio-nes durante el siglo XX. Si bien en El Salvadorla arqueologa tuvo un papel en el proceso dedefinicin del discurso nacionalista hacia lasegunda dcada del siglo XX, este papel fue

    modesto.16 Un ejemplo claro de esto es que elMuseo Nacional de Antropologa en sus 130aos de existencia ha jugado un papel secun-dario en ese esfuerzo.

    5. El desarrollo institucional de laarqueologa de El Salvador

    5.1 Arqueologa estatal, una salida en falsoEl Departamento de Historia fue fundado en1928. Su director Antonio Sol realiz explo-

    raciones arqueolgicas en el pas entre 1928y 1930 y visit sitios como Tehuacn en SanVicente, Quelepa en San Miguel. Sol es recor-dado por haber excavado en el sitio posclsico

    de Cihuatn. A este ltimo sitio Sol se refierecomo una ciudad prehistrica de arqueolo-ga estrictamente cuscatleca, autnoma.17

    Este discurso del arquelogo nacional es inte-resante, puesto que representa los esfuerzospor consolidar una conciencia nacional ligadaal pasado. Ese sentimiento es acompaado porJacinto Paredes, quien en 1930 deca: Empeoinaudito de nuestro Departamento de Historia

    ha sido el de reconstruir en forma cientfica,todos los monumentos arqueolgicos quehablndonos del pasado nos sirvan para edificarnuestra historia nacional.18

    Esos discursos responden a la exhortacinque hiciera un siglo atrs uno de los idelogosdel proyecto nacional centroamericano,19

    Jos Cecilio del Valle, quien abog porque

    la nueva Nacin tuviera una geografa y unahistoria patria, exhortando as a la explo-racin de su origen, progresos y retrocesos,incluidas las glorias del pasado indgena.20

    15 Una de las crticas ms fundamentadas en torno a la arqueologa practicada desde el Instituto Nacionalde Antropologa e Historia de Mxico es el trabajo de Manuel Gndara, La arqueologa ocial mexicana. Causasy efectos (Mxico: INAH. Coleccin Divulgacin, 1992). Otro aporte sumamente interesante en torno a lacuestin es el trabajo de Luis Vzquez Len, El Leviatn arqueolgico. Antropologa de una tradicin cientca enMxico. Segunda Edicin (Mxico: CIESAS, 2003).16 Carlos Gregorio Lpez Bernal, Identidad nacional, historia e invencin de tradiciones en El Salvador enla dcada de 1920,48.17 Erquicia, El papel de la arqueologa salvadorea en la construccin del Estado-Nacin y el imaginarionacionalista 1883-1930.18 Jacinto Paredes, Vida y obra del doctor Po Romero Bosque. Apuntes para la historia de El Salvador (San Salvador:Imprenta Nacional, 1930): 146.19 Arturo Taracena Arriola, La civilizacin maya y sus herederos. Un debate negacionista en la historiografamoderna guatemalteca, Estudios de Cultura MayaXXVII (Centro de Estudios Mayas, UNAM 2006): 45.20 Taracena tambin subraya la tesis de Del Valle, quien postula la gloria del indgena del pasado y sudegradacin en el presente. La civilizacin maya y sus herederos.

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    rea mayay muchos de los trabajos de inves-tigacin posteriores se vieron inf luenciadospor aquellos trabajos pioneros. El trata-miento marginal del territorio salvadoreo

    y buena parte del territorio hondureo enel Maya Research Program es un factor si nodeterminante, al menos interesante paraestudiar la historia de la antropologa enla regin. Los trabajos arqueolgicos enEl Salvador de la dcada de 1960 hechospor investigadores norteamericanos surgencomo una necesidad de entender las zonasperifricas del rea maya de la Carnegie.

    5.3 El 32 y los usos del pasado

    El proyecto de biografa crtica de la arqueolo-ga salvadorea pasa por documentar los usosdel pasado en la construccin de imaginariosnacionales, locales, de faccin y hasta de grupopoltico. El 32 es una suerte de crisol de la

    poltica y la historia cultural de El Salvador.

    24

    Los discursos modernos de la derecha y de laizquierda tienen asiento en los eventos ocu-rridos en torno a la insurreccin de enero de1932. La derecha canta Patria s, comunismono y la izquierda contesta Aquino, Mart yMonseor Romero, verdaderos prceres de lapatria.25En ambos casos se acude al pasadopara consolidar una justificacin histrica tan

    efectiva que modifica para siempre la vidasocial de la Nacin y su vida cultural.A finales de la dcada de 1920 ocurre

    un desplome de la economa global que

    afecta de manera sensible a las nacionescentroamericanas con la cada de losprecios internacionales del caf. La crisislleg directamente a las fincas cafetaleras

    de El Salvador, y especialmente a las deloccidente, reflejndose en una disminu-cin sensible de los salarios de los obrerosrurales. Esto agrav la situacin poltica ysocial del pas, dado que el modelo agroex-portador haba sido, hasta entonces, elprincipal generador de ingresos del Estado.Varios elementos de la poltica internaagravaron la crisis, entre ellos la dificul-

    tad que enfrent el Estado para poner enmarcha reformas econmicas que aliviaranla crisis del campo. Las tensiones genera-das por la crisis y la negativa de las litesdel pas a reconocer las limitaciones delmodelo cafetalero produjeron el golpe deEstado contra el Gobierno del Dr. ArturoAraujo en 1931. En ese mismo ao asume

    la presidencia el general Maximiliano H.Martnez (quien se mantendra en el poderhasta el ao 1944).

    Por entonces ya se gestaba una insu-rreccin en el occidente de El Salvador,zona donde las fincas de caf dependandel trabajo de obreros rurales asalariados,en su mayora de tradicin indgena. Lossucesos de enero de 1932 vieron la movili-

    zacin de entre 5,000 y 7,000 insurgentesque atacaron los cuarteles militares en lascabeceras departamentales de Ahuachapny La Libertad y tomaron el control de

    24 Carlos Gregorio Lpez Bernal, Lecturas desde la derecha y la izquierda sobre el levantamiento de 1932:implicaciones poltico-culturales, en Las masas, la matanza y el martinato en El Salvador: ensayos sobre 1932, ErickChing et al (El Salvador: UCA Editores, 2007).25 Lpez Bernal, Lecturas desde la derecha y la izquierda sobre el levantamiento de 1932.

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    varios municipios en el occidente y centrode El Salvador.26 Esta movilizacin en elcampo que fue acuerpada por el PartidoComunista de El Salvador27 desencadenuna brutal respuesta del ejrcito que esrecordada en la tradicin popular como LaMatanza. En tanto que estos eventos confi-guran la historia poltica del siglo XX, suscausas y sus efectos no pueden ser obviadosen una biografa crtica de la arqueologa deEl Salvador.

    En lo nacional, el debate en torno a los

    sucesos del 32 oscila entre dos polos.Las versiones de la izquierda poltica, enexpresin de sus intelectuales orgnicos,28enfatizan la toma de conciencia poltica decampesinos y obreros desde los aos veintey el acompaamiento del PCS en la organi-zacin de la revuelta en occidente. Las dela derecha justifican la represin como unavictoria sobre el comunismo.

    Tambin existen las aproximacionesacadmicas desde diversas pticas que,obviando en mayor o menor grado la crisisdel caf, la aparicin de una conciencia declase entre los obreros rurales indgenas

    de la regin, el aparecimiento del PCS y elSocorro Rojo Internacional, han buscadoaportar una dimensin tnica a dichos even-tos.29 Entre los argumentos de esta nuevaola de interpretacin estn los sealamien-tos de que los poblados donde se originaronlos alzamientos tenan una larga historia deconflictividad entre comunidades indgenasy ladinas respecto a la posesin de tierrasy el control del poder va alcaldas locales.

    5.4 El indio en el discurso nacional

    Durante las primeras dos dcadas del sigloXX emerge un proyecto de Nacin que buscaindividualizar a la Nacin salvadorea.30Esas que un grupo de intelectuales busca rede-finir lo nacional, y utiliza el componente cul-tural para tal fin. En ese proyecto aparece elindio como lo ms puro del alma nacional.Sin embargo, entre los intelectuales intere-

    sados por la identidad nacional de principiosdel siglo XX hay pocos interesados en apro-ximarse al indio a travs de la antropologao la arqueologa. Dominan en el ambienteintelectual la literatura y la pintura. Es as

    26 Jeffrey Gould L. y Aldo Lauria-Santiago, 1932: Rebelin en la oscuridad. Revolucin, represin y memoria en ElSalvador (San Salvador, El Salvador: Ediciones Museo de la Palabra y la Imagen, 2008).27 Michael Lwy, El Marxismo en Amrica Latina de 1900 a nuestros das(Mxico: Era, 1980), 114.28

    Roque Dalton, Miguel Mrmol. Los sucesos de 1932 en El Salvador, 2da edicin (San Jos: EDUCA, 1982).29 Erick Ching y Virginia Tilley, Indgenas, militares y la rebelin de 1932 en El Salvador, en Las masas,la matanza y el martinato en El Salvador: ensayos sobre 1932, Erick Ching et al(San Salvador, El Salvador: UCAEditores, 2007); Gould L. y Lauria-Santiago, 1932: Rebelin en la oscuridad. Revolucin, represin y memoria en ElSalvador; Rafael Lara-Martnez, Balsamera bajo la guerra fra. El Salvador 1932, historia intelectual de un etnocidio(San Salvador, El Salvador, Editorial Universidad Don Bosco, 2009); Hctor Lindo Fuentes, Erick Ching yRafael Lara-Martnez, Recordando 1932: La matanza, Roque Dalton y la poltica de la memoria histrica. Traduccinde Knut Walter (San Salvador, El Salvador: Facultad de Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO,programa El Salvador, 2010).30 Carlos Gregorio Lpez Bernal, Identidad nacional, historia e invencin de tradiciones en El Salvador enla dcada de 1920: 40-53.

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    que surge una tradicin indigenista queAlejandro Dagoberto Marroqun31 llamaIndigenismo Post-independentista, en sufaceta romntica.

    Como veremos, la dificultad de los inte-lectuales por retomar el tema del indiodespus del 32 reside justamente en suidealismo al tratar el tema del indio. Alrespecto, Lpez Bernal nos dice:

    la masiva participacin indgena en ellevantamiento (de enero de 1932) eviden-ciaba que esos indios, que se deca consti-

    tuan la parte ms pura del alma nacionalno estaban nada a gusto con la misrrimavida que llevaban, y no eran tan sumi-sos y dciles como algunos escritores loshaban presentado en sus obras.32

    Es en esta fase que el Estado salvadoreo semuestra interesado por la causa indigenistalatinoamericana. Dicho inters se fund en las

    condiciones internacionales que adversabanla continuidad de Martnez en el poder. Esas que el indigenismo salvadoreo se incubacomo una poltica con un componente internoy otro de exportacin. Asimismo, la escuelarural y el arte indigenista se enfocan en culturizar y educar el alma del pueblo en suverdadera vocacin de ser salvadoreos.33

    A mediados de la dcada de 1930, elGobierno efectu una poltica de pro-mocin de las artes y del turismo; el

    inters estatal por la plstica indigenistase enfoca en ofrecimientos de desarrolloetnoturstico.34As fue que posicion loindgena bajo los eptetos folclrico ytpico.35

    Segn Rafael Lara-Martnez, el turismo y elregionalismo fueron los dos pilares centralesde la poltica del Gobierno de la dcada de

    31 Alejandro Dagoberto Marroqun, El Problema Indgena en El Salvador,Amrica IndgenaXXXV n. 4(Instituto Indigenista Interamericano, Mxico 1975): 747-772.32 Carlos Gregorio Lpez Bernal, Lecturas desde la derecha y la izquierda sobre el levantamiento de 1932: 19233 Rafael Lara-Martnez, Poltica de la cultura. Martnez y el indigenismo, en Revista Cultura, n. 104(Secretara de Cultura de la Presidencia de la Repblica de El Salvador, Direccin de Publicaciones e Impresos,San Salvador, 2010a).34 Lara-Martnez, Poltica de la cultura. Martnez y el indigenismo.35 Rafael Lara-Martnez, Poltica cultural y secuelas de 1932. Mujer e Indgena en el regionalismosalvadoreo, Revista Cultura, n. 90 (Concultura, San Salvador, El Salvador, mayo-agosto, 2005).

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    1930. En esta interpretacin lo indgena seremita al pasado, a lo arqueolgico; y el ind-gena ofreca su carcter tpico y folclrico paraque lo contemplara el pintor citadino y pos-

    teriormente el turista extranjero.36 CuandoLara Martnez nos dice que lo indgena remitea lo arqueolgico, posiblemente se refiere aun razonamiento de fondo que aparece en lastesis racistas de los criollos centroamericanos:El mejor indio es un indio muerto.37 Deeste razonamiento se deriva que los arquelo-gos lidian con indios muertos, y por lo tantolos proyectos arqueolgicos no son tan proble-

    mticos como los proyectos antropolgicos.Sin embargo, en El Salvador de la dcada de1930 los proyectos arqueolgicos seguan sinconcretarse.

    5.5 El Instituto Indigenista Salvadoreo yel inicio de los proyectos arqueolgicos

    El Salvador fue uno de los primeros pasesdel continente Americano en ratificarel Convenio del Instituto IndigenistaInteramericano en 1942.38 Posteriormentese cre el Instituto Indigenista Salvadoreo,una filial. Sin embargo de ese instituto nosurgieron polticas pblicas y la ley que ledio vida fue letra muerta; incluso duranteeste perodo las comunidades indgenas

    desaparecen de las estadsticas oficiales yno se lleva a cabo ninguna poltica social

    dirigida especialmente a esos sectores dela poblacin.39En cambio, es bajo ese con-texto institucional que se desarrollan losproyectos arqueolgicos en El Salvador.

    Aunque no tenemos documentacin sufi-ciente para una valoracin de conjunto deeste caso, podemos notar que es el Gobiernode Hernndez Martnez el que autoriz elinicio de dos proyectos de investigacinarqueolgica a comienzos de la dcada de1940; uno en El Tazumal, Chalchuapa, yel otro en San Andrs Campana, Valle deZapotitn. El primero tuvo financiamiento

    nacional y el segundo fue patrocinado porel Maya Research Program de la InstitucinCarnegie de Washington. Ambos fuerondirigidos por arquelogos norteamericanos.Por el momento, solo nos queda formularpreguntas que puedan guiar futuras averi-guaciones: cules fueron las condicionessociales y polticas que permitieron iniciar

    trabajos arqueolgicos en Tazumal y SanAndrs?, responde este esfuerzo al ada-gio popular que propone que es ms fciltrabajar con indios muertos que con indiosvivos?, qu haba ocurrido 10 aos despusde La Matanza para que la exploracin delos vestigios materiales del pasado ind-gena en El Salvador no fuera consideradaun riesgo?, sera posible postular que los

    discursos del mestizaje estaban ya suficien-temente cimentados por entonces, y en

    36 Lara-Martnez, Poltica cultural y secuelas de 1932. Mujer e Indgena en el regionalismo salvadoreo.37 Wolfgang Mieder, El mejor indio es un indio muerto. Sobre la internacionalizacin de un refrnamericano, Paremia n. 10 (Asociacin Cultural Independiente, Madrid 2001): 49-55.38 Lara-Martnez, Poltica cultural y secuelas de 1932. Mujer e Indgena en el regionalismo salvadoreo.39 Alejandro Dagoberto Marroqun, El Problema Indgena en El Salvador: 747-772.

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    del Instituto le confiere a dicha entidadla coordinacin de los organismos quepara ese momento controlaban los bienesarqueolgicos, y tambin el inicio e impulso

    de estudios etnogrficos y folklricos y laprofundizacin de la investigacin histrica.La formacin profesional de arquelogos enGuatemala est ligada a la creacin de laEscuela de Historia en la Universidad deSan Carlos, una escisin de la Facultad deHumanidades que tiene efecto a mediadosde la dcada de 1970.

    Honduras

    El Instituto Nacional de Antropologa eHistoria es creado va decreto en 1952,pero su creacin no deriv en la formacinprofesional en arqueologa en sus universi-dades. A la fecha sus arquelogos se formanen el extranjero.

    Nicaragua

    El Museo Nacional de Nicaragua es fundadopor el Dr. David Joaqun Guzmn en 1891.Nicaragua inicia la formacin de arquelo-gos a nivel local en el ao de 1996, a travsdel programa de la Universidad NacionalAutnoma de Nicaragua, con apoyo de la

    Universidad Autnoma de Barcelona.44

    Costa Rica

    El Museo Nacional de Costa Rica se fundaen el ao 1887 y no es hasta 1975 que la

    Universidad de Costa Rica ofrece la carrerade Antropologa con nfasis en Arqueologa.En 2005 se introduce una Maestra enAntropologa con nfasis en Arqueologa.45

    El Museo Nacional del Salvador

    El Gobierno presidido por el Dr. RafaelZaldvar dict el decreto ejecutivo del 9

    de octubre de 1883, por medio del cual sefund en San Salvador el Museo Nacionaldel Salvador. Se nombr como su director alintelectual salvadoreo Dr. David JoaqunGuzmn. La creacin del Museo Nacionalse justific con frases como la siguiente:fomentar los intereses econmicos eintelectuales de la Repblica.46

    Luego de su constitucin, ElDiario Ocial

    del Salvadorpublic varias veces el siguienteanuncio:

    MUSEO NACIONAL

    Teniendo conocimiento de que muchaspersonas poseen algunos objetos antiguosde importancia para el estudio y formacin

    de la historia de los aborgenes del Salvador,el infrascrito hace saber que el instituto del

    44 Luis Gonzalo Jaramillo E.,Arqueologa en Latinoamrica(Universidad de Los Andes, 2008).45 Mauricio Murillo Herrera, Estado actual y perspectivas de investigacin arqueolgica en territoriocostarricense, enArqueologa en Latinoamrica, Luis Gonzalo Jaramillo E. (Universidad de Los Andes, 2008), 41.46 Diario Ocial239, 1883: tomo 15.

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    Museo Nacional recibe en sus coleccionesdichos objetos abonando por ellos el valorcorrespondiente. Tambin excita el patrio-tismo de todos los que procuran el progreso

    del pas para que donen aquellos objetos,que sin representar un valor comercial, lotienen histrico y de inters para la cienciay el arte.

    San Salvador, Mayo 26 de 1884D.J. Guzmn, Director47

    El museo expondra productos minerales,

    botnicos, zoolgicos y manufacturados,con una seccin de antigedades, historia ybellas artes. A cien aos de su fundacin,el Museo Nacional de Antropologa lleva elnombre de su primer director, y desde elao 2006 se le conoce con las siglas MUNA.

    Hasta el presente, no han existido con-diciones propicias para la fundacin de unInstituto Salvadoreo de Antropologa e

    Historia. En algunos pases vecinos comoMxico y Guatemala a la creacin de los

    institutos de antropologa le siguieron lascarreras profesionales. Hacia 1960 existiuna propuesta de creacin de un Institutode Antropologa e Historia, pero dicha ins-

    titucin no lleg a materializarse.48

    7. Sobre los arquelogos como acto-res

    Es poco lo que podemos decir todava de la vidade los actores principales del desarrollo de laarqueologa en El Salvador. La formacin emp-rica de muchos entusiastas, entre ellos muchos

    expoliadores del patrimonio arqueolgico,marc la praxis arqueolgica en el pas pordcadas, creando costumbres y cdigos socia-les en torno a esta prctica que todava existeen el imaginario de generaciones mayores.

    A finales del siglo XIX e inicios del sigloXX, los investigadores salvadoreos DavidJoaqun Guzmn, Daro Gonzlez,49Santiago Ignacio Barberena,50 Leopoldo

    Rodrguez,51 Atilio Peccorini,52 AntonioSol53y Jorge Lard y Arths,54incursiona-

    47 Diario Ocial. Tomo 16. 26 de mayo de 1884. n. 126, 514.48 Fabricio Valdivieso, Remembranzas de un departamento de arqueologa con los primeros arquelogos formados enEl Salvador: 77.49 Daro Gonzlez, Geografa de la Amrica Central (Okland, Cal. U.S.A.: Pacific Press Publishing Company, 1896).Documento escrito a solicitud del general Jos Mara Reyna Barrios, presidente de la Repblica de Guatemala. Elsalvadoreo Dr. Daro Gonzlez, uno de los grandes intelectuales de Centroamrica de su poca, elabor el primercroquis de un sitio arqueolgico prehispnico en El Salvador. Se trata del sitio Tehuacn en San Vicente, adems de visitar

    otros sitios.50 Santiago Ignacio Barberena, La Historia de El Salvador, 2 tomo (El Salvador: Imprenta Nacional, 1914).51 Leopoldo Rodrguez, Estudio geogrco, histrico, etnogrco, lolgico y arqueolgico de la repblica de El Salvador (Mxico:Antigua Imprenta de Murga, 1912).52 Atilio Peccorini, Algunos datos sobre la arqueologa de la Repblica El Salvador,Journal de Societ des Americanistes dePars 10(1) (1912): 173-180.53 Antonio Sol, Informe sobre las ruinas de Cihuatn, Revista del Departamento de Historia1 (San Salvador, 1929): 19-23.54 Jorge Lard Arths, ndice provisional de los lugares del territorio de Salvadoreo en donde se encuentran Ruinas yotras objetos de inters arqueolgico, Revista de Etnologa, Arqueologa y LingsticaI (3-6) (San Salvador, 1926): 213-221.

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    ron en investigaciones sobre el pasado pre-hispnico, tanto con campaas de campocomo documentales. Actualmente se cono-cen los escritos y las ponencias derivadas de

    las investigaciones de estos intelectuales dela sociedad salvadorea, pero poco se cono-ce sobre sus iniciativas personales comoactores en la arqueologa nacional.

    Hacia mediados del siglo XX, Stanley H.Boggs se convirti en un referente obligadode la arqueologa salvadorea. A su muerte, elarquelogo Willys Andrews V.55escribi unasemblanza sobre quien es considerado el padrede la arqueologa salvadorea. Boggs estuvo afi-liado a la institucin Carnegie de Washington,que como hemos dicho, financi a principiosdel siglo XX un programa multimillonariode investigaciones en el rea maya,56 y porun breve perodo trabaj en Guatemala(1946-1947) en los proyectos de investigaciny restauracin de Zaculeu, patrocinados

    por laUnited Fruit Company

    . Sus archivos deinvestigacin permanecen en gran parte enel MUNA,57 pero un acervo importante seencuentra tambin en la Middle AmericanResearch Institute, Tulane, y un acervo msmodesto en el Museo Peabody de Harvard.

    8. El arranque tardo de la formacinprofesional en arqueologa en ElSalvador

    Como ha sido expuesto por Escamillay Fowler,58 Erquicia59 y Valdivieso60 losltimos 15 aos marcan el inicio de unadisciplina arqueolgica a nivel nacional.La formacin profesional de arquelogossalvadoreos en el pas inicia despus de lafirma de los Acuerdos de Paz (ver tablas 1y 2). Durante esos 15 aos existe un cre-ciente posicionamiento de la disciplina en

    el mbito nacional a travs de la interaccinde universidades y entes estatales, perotambin a travs de las propias dinmicasprofesionales que se han gestado. Existe yauna generacin que cuenta con estudios deposgrado en programas de antropologade universidades extranjeras. En 2005se inaugura el primer congreso centroa-

    mericano de arqueologa en El Salvador,espacio bianual que rene acadmicosde diversos mbitos e instituciones de laregin. Recientemente se han desarro-llado esfuerzos arqueolgicos orientadoshacia los periodos colonial, republicano y

    55 E. Wyllys Andrews V., Stanley Harding Boggs 1914-1991,American Antiquity 61 (I) (1996): 5741.56 Weeks y Hill (compiladores),The Carnegie Maya: the Carnegie Institution of Washington Maya research program,19131957.57 MUNA: Museo Nacional de Antropologa de El Salvador.58 Marlon Escamilla y William Fowler, Prctica y conducta de la arqueologa salvadorea durante losltimos 25 aos: el inicio de una arqueologa nacional (Memorias del XXV Simposio de InvestigacionesArqueolgicas de Guatemala, 2011).59 Heriberto Erquicia, A quince aos de la formacin de arquelogos en El Salvador, 1995-2010.Perspectivas y desafos (Memorias del XXV Simposio de Investigaciones Arqueolgicas de Guatemala, 2011,2012). Adems en Erquicia, La enseanza de la arqueologa en El Salvador. Un breve bosquejo.60 Fabricio Valdivieso, Remembranzas de un departamento de arqueologa con los primeros arquelogosformados en El Salvador: 77.

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    contemporneo, incluyendo la arqueologaindustrial y subacutica.

    A partir del ao 2009, el Estado salva-doreo abri ms plazas para arquelogos,

    absorbiendo recin graduados y estudiantesavanzados. Las nuevas generaciones deinvestigadores, entre los cuales surgen losarquelogos salvadoreos formados en ElSalvador, deben entenderse a la luz de losfenmenos sociales de fines del siglo XX, esdecir, estos se forjaron a fines de la guerracivil y durante todo el perodo de la pos-guerra. El estancamiento de las dcadas del

    setenta y el ochenta son propios de fenme-nos sociales engendrados por la guerra civil,

    y por fenmenos naturales, como el cierretotal del Museo Nacional de Antropologadespus de 1986, debido al terremoto deoctubre. En 1992, luego de la firma de los

    Acuerdos de Paz, la arqueologa estatal esta-ba en condiciones de olvido, y desde enton-ces ha experimentado un resurgimiento.61En ese contexto es que el traspaso deconocimientos y relevos generacionales,comunes en otros pases de la regin, sevieron limitados en El Salvador. De estemodo, las nuevas generaciones han forjadosus rutas acadmicas y modos de vida, lo

    que ha permitido abrir brechas donde amenudo no haba por donde caminar.

    61 Los trabajos que hacen historia de las investigaciones arqueolgicas en El Salvador a menudo se refierenal perodo comprendido por los ltimos aos de la dcada del sesenta como un momento de auge en laarqueologa de El Salvador. En este tiempo se desarrollan dos grandes proyectos inspirados por la arqueologaprocesual anglosajona (nueva arqueologa), financiados por universidades extranjeras. Uno en el oriente delpas y otro en el occidente. Estos proyectos son fundadores de propuestas de secuencias de ocupacin humanalongevas y hasta la fecha son las columnas vertebrales de los trabajos cermicos en el pas.

    Tabla 1.Tesis de grado de Licenciatura en Arqueologa, Universidad Tecnolgica de ElSalvador, 2000-2013

    No. Ao Ttulo de tesis Autores/as1 La Estructura Q-40: Un Templo Quemado En La

    Antigua Ciudad de CihuatnCabrera, Edgar

    2 2013 Anlisis de la cermica copador procedente decuatro sitios arqueolgicos de la fase Payu del oc-cidente y centro de El Salvador: Tazumal, Joya deCern, San Andrs y Madreselva

    Alfaro Moisa, Claudia

    3 2013 Anlisis comparativo del patrn de asentamientopara los sitios arqueolgicos prehispnicos SanJorge y Las Aradas, Santa Ana, El Salvador, C.A.

    Herrera, Roco

    4 2012 Anlisis de la obsidiana de los entierros 20, 31 y32 del sitio arqueolgico la Cuchilla, Chalchuapa

    Alvarado Hernndez, Ju-lio Csar

    5 2012 Arqueologa, patrimonio y educacin: una pro-puesta didctica para la integracin del recursomusestico en la educacin formal en El Salvador

    Consuegra Premper,Karen Trinidad; AlbayeroGarca, Mara Sofa

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    28 Federico Paredes Umaa, Jos Heriberto Erquicia Cruz

    6 2012 Estructuras de planta circular prehispnicas en ElSalvador

    Morn Hernndez, Car-men Margarita; Ramos

    Iglesias, Luisa Massiel7 2012 Estudio de concheros en el Golfo de Fonseca, pormedio del anlisis de los restos de moluscos en elsitio arqueolgico El Chiquirin, La Unin, El Sal-vador

    Camacho Mayorga, OscarAntonio

    8 2011 Estudio del material cermico asociado con losentierros encontrados en el sitio arqueolgico ElChiquirn, cantn Punta Chiquirn, departamentode la Unin, El Salvador

    Mira Toledo, Rhina Mi-chelle

    9 2011 Procesos de preparacin de alimentos en la cocinade Joya de Cern. Interpretacin desde una con-cepcin materialista de la historia

    Arvalo Ayala, MiguelFrancisco

    10 2010 Investigaciones arqueolgicas en la zona orientalde El Salvador (1992-2007): aproximacin a sunaturaleza y causalidad

    Torres Aguirre, EulisesOscar Alfredo

    11 2010 La agricultura en el sitio el cambio: un estudio delas improntas agrcolas del preclsico en El Salvador

    Soto Galindo, Paulo Fran-cisco

    12 2009 El entierro preclsico EC I *8A extensin - a* tem-

    porada 2006/07 del sitio arqueolgico el cambiovalle de Zapotitn, San Juan Opico, La Libertad

    Chvez Servano, Hugo

    Ivn

    13 2009 Clasificacin de las figurillas cermicas del pero-do preclsico de los sitios Casa Blanca y LagunaCuzcachapa, Chalchuapa, El Salvador.

    Gonzlez Argumedo,Diego Fernando.

    14 2009 Sellos prehispnicos de El Salvador: ensayo deaproximacin a sus formas y su clasificacin

    Menndez Morales, Li-lian Vernica.

    15 2008 Estudio de reinterpretacin de la piedra de las vic-torias o monumento 12, de la zona arqueolgica

    de Chalchuapa, El Salvador

    Baxter Giammattei,George Charles.

    16 2008 Presencia del malacate en la produccin textil ar-tesanal salvadorea

    Mena Jandres Palomo,Gloria Armida

    17 2008 Anlisis del depsito de obsidiana registrado allado sur de la estructura 5 del sitio arqueolgicoCasa Blanca, zona arqueolgica de Chalchuapa

    Perdomo Barraza, JuanMarcelo

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    29Los conceptos de pasado histrico, Estado y patrimonio

    18 2006 Anlisis tipolgico-descriptivo del material ce-rmico del sitio arqueolgico Finca Rosita, SantaAna, El Salvador

    Mndez Arvalo, MiriamLourdez

    19 2006 Fechamiento de los entierros, a travs de anlisiscermico y osteolgico, registrados en el sectorTacuscalco/Ruiz del sitio arqueolgico Tacuscal-co-Los Cerritos, Nahulingo, Sonsonate, El Salva-dor.

    Moran Gonzalez, LiubaJoselyn

    20 2001 Patrones de enterramiento del Templo ColonialSantiago Apstol, Chalchuapa

    Ramrez Mendoza, Clau-dia Abigail.

    21 2000 La casa de un conquistador espaol en el siglo XVI: la estructura 6f1 de Ciudad Vieja

    Gallardo Meja, FranciscoRoberto.

    22 2000 Metates de El Salvador Valdivieso Surez, Clau-dio Fabricio.

    23 2000 Fechamiento de la toba San Andrs a travs delanlisis cermico pre y por erupcin del Boque-rn. Sitio el Chahuite, Zapotitn.

    Escamilla Rodrguez,Marlon Vladimir

    24 2000 Los depsitos subterrneos del periodo Preclsicoen El Salvador

    Erquicia Cruz, Jos Heri-berto

    Fuente: Biblioteca de la UTEC

    Tabla 2Arquelogos nacionales empleados en la Secretara de Cultura de la Presidenciade El Salvador (2013)

    No. Nombre Direccin

    1 Roberto Gallardo Meja Museo Nacional de Antropologa

    2 Miriam Mndez Direccin de Arqueologa

    3 Julio Csar Alvarado Direccin de Arqueologa

    4 Michelle Mira Toledo Direccin de Arqueologa

    5 Oscar Camacho Mayorga Direccin de Arqueologa

    6 Hugo Daz Chvez Direccin de Arqueologa

    7 Claudia Alfaro Moisa Direccin de Registro y Bienes Culturales

    8 Hugo Ivn Chvez Direccin de Registro y Bienes Culturales

    9 Liuba Joselyn Morn Direccin de Registro y Bienes Culturales

    Fuente: Elaboracin propia

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    30 Federico Paredes Umaa, Jos Heriberto Erquicia Cruz

    9. Conclusiones

    En esta discusin hemos abordado variospuntos relacionados a la compleja relacin

    entre las categoras de pasado histrico,Estado y patrimonio cultural. Lo hemoshecho en el marco de los debates acadmi-cos promovidos por la reciente propuestade conformacin de una ley nacional decultura. A nuestro juicio, las ideas de lonacional hacen parte de esta discusin ynecesitan ser explicitadas para orientar eldebate futuro.

    Nos propusimos construir una biografacrtica de la arqueologa salvadorea conel fin de aportar una ptica diferente conrespecto a trabajos previos, cuyo nfasis esla periodizacin de los proyectos de inves-tigacin y sus resultados. Hemos exploradolas primeras dcadas del siglo XX paramostrar cmo se han modelado las ideas de

    Nacin en El Salvador, y cmo las nocionesdel pasado indgena han jugado roles secun-darios en dicha construccin. A partir deestos datos, describimos un panorama de laarqueologa nacional contrastada con la delos pases vecinos.

    Con el fin de explorar la relacin entrepasado histrico, Estado y patrimonio cul-tural esbozamos cuatro puntos nodales:1)

    arqueologa y proyecto nacional; 2) desa-rrollo institucional de la arqueologa en ElSalvador;3) los arquelogos como actores enla construccin del discurso sobre el pasado;4) los proyectos arqueolgicos que definenla praxis de la disciplina en el pas. De estascuatro unidades de anlisis, solo las dos pri-meras fueron abordadas en este escrito.

    Los resultados de ese abordaje ponen derelieve el papel secundario de las ideas delpasado indgena en la conformacin delimaginario nacional. En la bsqueda de los

    aportes a esta construccin, logramos ubi-car diversos esfuerzos de intelectuales defines del siglo XIX e inicios del XX. Dichosesfuerzos buscaron dotar a la Nacin de uncarcter cultural basado en la pureza delalma indgena, proyecto que se conjugcon la necesidad de diferenciar a la Nacinde las naciones vecinas. Sin embargo, eseideario se vio obstaculizado por diferentes

    razones. Una de ellas puede ser la configu-racin de identidades de clase que fuerondecisivas para escribir la historia culturaldel siglo XX. De esta manera, creemos quela adscripcin de El Salvador al InstitutoIndigenista Interamericano a inicios de ladcada de 1940 debe ser contextualizadoadecuadamente. Luego de una depresin

    econmica y de una represin armada con-tra obreros asalariados de tradicin indge-na, el Gobierno nacional le apuesta a unapoca de fecunda promocin del idearionacional a partir de la literatura, la pintura,el folclor y, finalmente, la arqueologa.A pesar de las tempranas incursiones deinvestigadores nacionales e internacionalespor aproximarse a la investigacin arqueo-

    lgica dentro de los lmites de la fronteranacional salvadorea, podemos decir quela investigacin cientfica inicia entre losaos cuarenta y los sesenta del siglo XX,con los aportes de arquelogos extranjeros.A la fecha, la Universidad de El Salvadorno ha logrado impulsar la formacin dearquelogos. El programa de formacin

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    31Los conceptos de pasado histrico, Estado y patrimonio

    de arquelogos salvadoreos se gesta en lasuniversidades privadas, y data de mediadosde la dcada de los noventa.

    Las ideas de patrimonio cultural, actual-

    mente de curso legal, se desprenden de loscriterios establecidos en tratados y declara-ciones internacionales. Sin embargo, cree-mos importante notar que en la prctica,la tradicin patrimonialista en El Salvadortambin se ha nutrido de la nocin de teso-ro, categora creada desde las lites crio-llas, y que ha dejado un lastre permanenteen la praxis arqueolgica a nivel nacional.

    Contrario al desarrollo de otros pasesvecinos, la creacin del Museo Nacional deAntropologa en San Salvador no deriv enla formacin de profesionales en historia,arqueologa y antropologa, tampoco en unaparato burocrtico que asumiera un papelrelevante en la defensa de sitios, monumen-tos y dems restos materiales del pasado.

    Creemos que estos antecedentes sonrelevantes para encarar las discusionessobre legislacin cultural en El Salvador. A

    inicios del siglo XXI, notamos los siguienteshechos que describen la ambigua relacindel Estado con su pasado indgena: 1) laspolticas estatales hacia los indgenas son

    casi inexistentes; 2) el MUNA no cumple yno ha cumplido su papel como formador deuna idea de Nacin; 3) no existe formacinprofesional en la universidad estatal; 4) lainstitucionalidad estatal sobre patrimonioprehispnico es reducida.

    Es notoria la instrumentalizacin departe del Estado de los smbolos indge-nas en referencia al pasado a conveniencia

    de la coyuntura. El Estado contina lainercia de un discurso contradictorio; yreconocer esto es importante para pensaren otras formas de abordar los problemasde aqu en adelante. Por lo tanto, unanueva praxis arqueolgica debe desterrarlas inercias de esa poltica incoherentey buscar alternativas desde un mejor

    entendimiento de las categoras de pasadohistrico y patrimonio en relacin con elEstado nacional.

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    FABRICIO VALDIVIESO

    Un acercamiento crtico al fenmeno del saqueo, el comerciode bienes culturales y el coleccionismo

    University of British Columbia, Canad

    Resumen

    El saqueo de sitios arqueolgicos, el comercio de bienes culturales y el coleccionismo es un fenmenoque estar estrechamente vinculado con intereses, necesidades locales y la idiosincrasia. La presenciaacadmica o cientfica en las comunidades y las instituciones del Estado juegan un rol importante en lamitigacin de este fenmeno. El presente estudio evala el fenmeno, y para ello toma como muestrala localidad de San Jos Guayabal en El Salvador, una zona rica en hallazgos arqueolgicos y carente deprogramas de desarrollo basados en la cultura, tal y como sucede en muchas otras regiones del pas. Elsaqueo de sitios puede ser entendido como una necesidad local, dirigida a suplir prioridades econmicasen donde los Gobiernos y leyes ejercen poca influencia. De este modo, el comercio de bienes culturalesmerece un anlisis minucioso hacia la realidad que valida la existencia de dicho comercio y la relacin

    que existe entre la comunidad y los sitios arqueolgicos. Este artculo pretende explicar las circuns-tancias que originan las compilaciones de material arqueolgico y sus diferentes manifestaciones, talesson los coleccionistas activosy los coleccionistas histricos. Ambos tipos de coleccionistas son el resultado derealidades derivadas del valor que la sociedad otorga al artefacto arqueolgico y al manejo institucionalde la cultura a lo largo de la historia, as como de las circunstancias de desarrollo actuales dentro delas comunidades de las que proceden las piezas. Se discute en este apartado el uso de los trminos quehan validado la existencia de una pieza en manos privadas partiendo de su procedencia, ya sea estreconocida como hallazgo fortuito o rescate particular de material, tras lo que otros llamaran saqueo.

    Palabras clave: patrimonio, saqueo, coleccionismo, arqueologa, destruccin

    Abstract

    The looting of archaeological sites, trade of cultural property and collecting is a phenomenon that isclosely linked to local interests and idiosyncrasies. The influence of academic or scientific communitiesand state institutions play an important role in mitigating this phenomenon. This study assesses thephenomenon taking as an example the town of San Jose Guayabal in El Salvador, an area rich in archae-ological findings yet lacking in developmental programs based on culture, as happening in many otherregions of the country. The looting of sites can be understood as a local need interested in meetingeconomic priorities where governments and laws have little influence and effect. Thus, the trade of

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    33Un acercamiento crtico al fenmeno del saqueo, el comercio de bienes culturales y el coleccionismo

    cultural property deserves careful analysis in the facts that validate the existence of such trade and therelationship between communities and the archaeological sites. This article aims to explain the cir-cumstances that trigger compilations of archaeological material and its different manifestations, suchas active collectorsand historical collectors. Both types of collectors are the result of the values that societygrants to the archaeological artifacts. But this result is also due to how cultural research management

    (CRM) has been working throughout history, as well as the circumstances of current developmentwithin the communities of which this material comes from. This section discusses the uses of terms,which have validated the existence of archaeological collections in private hands, either recognized asserendipity, or a particular rescue, after what others would call looting.

    Keywords:heritage, looting, collecting, archeology, destruction.

    El manejo del patrimonio, o el propio concepto de lo que denominamos o entendemos comopatrimonio visto desde las esferas gubernamentales o consejos acadmicos, all desde losescritorios en las oficinas capitalinas como parte de un sistema de manejo centralizado, distamucho de la realidad que se vive en las comunidades campesinas y rurales al interior delpas y de los conceptos que muchos campesinos otorgan al material arqueolgico. He ah unpunto con mucha tela que cortar.

    Un minsculo y accidental hallazgo arqueolgico podra ser motivo suficiente para activarla devastacin de sitios arqueolgicos y generar el comercio ilcito del patrimonio. En basea la anterior tesis, se discute aqu el lugar que toma la arqueologa frente al diario vivirde la poblacin y sus prioridades de desarrollo. En un mundo sin escuelas y carente deservicios bsicos, el artefacto arqueolgico llega a ser considerado una solucin econmica

    inmediata.1

    El concepto que esta pieza representa en ciertos contextos rurales dista muchodel valor cientfico y educativo percibido en otros espectros de la sociedad y la academia.2Elpresente estudio pretende dar una explicacin al fenmeno del saqueo, al coleccionismo y laexplotacin del recurso arqueolgico en esos lugares en donde los Gobiernos y acadmicosrara vez han puesto inters formal. La relacin que existe entre los recursos patrimoniales

    1 Roger Atwood, Stealing History: Tomb Raiders, Smugglers, and the looting of the Ancient World; David Browning,El Salvador, la tierra y el hombre (San Salvador: Direccin de Publicaciones, 1982); Christian E. Downum,Laurie J. Price, Applied Archaeology, Human Organization 58, n. 3 (1999): 226-238; The Economist,Poverty, The Economist (US)391, n. 8628 (2009): 97; Susan L. Henry, Protecting Archaeological Sites on PrivateLand (National Park Service. Honolulu, Hawi: University Press of the Pacific, 1993). William D. Lipe,Value and Meaning in Cultural Resources. A Comparative Study of World Cultural Resource ManagementSystem, en Approaches to the Archaeological Heritage, ed. Henry Cleere, 1-11 (Cambridge University Press,1984); Jeremy A. Sabloff,Archaeology Matters: Action Archaeology in the Modern World (Left Coast Press, Inc. CA,1996); Michael Shanks, Christopher Tilley,Re-constructing Archaeology. Theory and Practice (London and NewYork: Routledge, 1992); Karen D. Vitelly, K. Anne Pyburn, Past Imperfect, Future Tense: Archaeology andDevelopment, Nonrenewable Resources6, n. 2 (1997): 71-84.2 Susan L. Henry, Protecting Archaeological Sites on Private Land (National Park Service. Honolulu, Hawi:University Press of the Pacific, 1993). William D. Lipe, Value and Meaning in Cultural Resources. AComparative Study of World Cultural Resource Management System, en Approaches to the ArchaeologicalHeritage, ed. Henry Cleere, 1-11 (Cambridge University Press, 1984).

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    34 Fabricio Valdivieso

    y las comunidades rurales es un tema quedemanda estudios muy particulares, comoparte de los programas de desarrollo,proteccin del patrimonio y la bsqueda

    de un adecuado manejo del mismo. Comoejemplo de este fenmeno se toma comomuestra la regin de San Jos Guayabal,una poblacin rural rica en arqueologa,pero sin programas de desarrollo basadosen su legado patrimonial. Redactar el pre-sente ensayo requiri incursionarse en lapoblacin que convive con estos recursosarqueolgicos.

    El recorrido por San Jos Guayabal es unacercamiento a una realidad poco discutida,que permite una observacin crtica de lavisin o concepto de sus habitantes hacia elpatrimonio de la zona. Esta manera localde entender el patrimonio influir en laexistencia o destino del referido legado. Setrata de una temtica que parte de la obser-

    vacin delmodus vivendi

    de la poblacin y susnecesidades de subsistencia.Todo fenmeno tiene un punto de inicio

    que requiere ser evaluado. El negocio delpatrimonio y la destruccin de un sitiotendrn un detonante estrechamente vin-culado con la misma necesidad local, la cualcontrasta con la manera en que funcionay ha funcionado el sistema estatal para la

    proteccin y manejo del patrimonio. Deeste modo, el presente estudio reconoceun punto de partida para el fenmeno del

    coleccionismo, el comercio del patrimonioy factores claves que hacen vulnerable unsitio arqueolgico. Estos factores crean enlas localidades conceptos propios para el

    aprovechamiento de estos recursos, fuerade la ley que les protege y lejos de cualquierGobierno que les controle. Partiendo delreconocimiento de estos puntos de origense espera, con este aporte, generar un insu-mo para futuras propuestas o proyectos conmiras a la proteccin y aprovechamientode los sitios arqueolgicos y la formulacinde programas de desarrollo para las reas

    rurales.

    Hallazgo fortuito o saqueo?

    Son muchas las historias que se dicen sobrehallazgos arqueolgicos, y habr algunasque en ocasiones combinen la fantasa conla realidad, desde el embrujo mtico de

    la olla con monedas de oro enterrada porfulano cerca de algn rbol de amate enuna poca sin fecha hasta el real hallazgo devasijas durante el arado mientras el campe-sino siembra. Los dos ejemplos anterioresmuchas veces desencadenan en la bsquedade evidencias arqueolgicas a mayores esca-las, y en ocasiones ejecutadas por personasajenas a la localidad.3

    La mayora de piezas resguardadas encolecciones privadas e incluso muchas otrasresguardadas en nuestros museos nacionales

    3 Como ejemplo se recomienda consultar los informes siguientes: Paul E. Amaroli, Informe 1. La urgenciade comprar el sitio arqueolgico Las Maras, FUNDAR, 2000, acceso el 11, nov., 2012, http://www.fundar.org.sv/layout-esp1.html. Paul E. Amaroli, Reconocimiento y evaluacin del sitio arqueolgico El Cajete,FUNDAR, 1983, acceso el 11, nov., 2012, http://www.fundar.org.sv/layout-esp1.html. Paul E. Amaroli,Informe sobre el sitio arqueolgico Igualtepeque y las amenazas que enfrenta, FUNDAR, 2006, acceso el 9de nov. de 2012, http://fundar.org.sv/referencias.html

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    35Un acercamiento crtico al fenmeno del saqueo, el comercio de bienes culturales y el coleccionismo

    provienen de hallazgos casuales y saqueos.4Todas estas piezas guardan consigo el relatoque dio origen a su existencia dentro decada una de las colecciones, lo mismo que

    sin duda habr incurrido en la destruccinirreversible de algn sitio arqueolgico.Muchas de estas piezas representan histo-rias an no escritas, siendo un testimoniosilencioso de una poca en un pas sin leypara el cuido de su patrimonio.

    Dentro de la coleccin nacional dearqueologa en El Salvador parece irnico elhecho de que las piezas ms excntricas no

    provengan de excavaciones arqueolgicas,mientras que el grueso de la misma provie-ne de donaciones privadas. Otra parte delmaterial arqueolgico incluso proviene decompras realizadas por antiguos Gobiernosa distribuidores de piezas durante casi todoel siglo XX.5Su procedencia es encubiertaentre calificativos an confusos, llmeselehallazgo fortuito o llmesele saqueo.

    En lo personal, considero que el significadodel saqueo inicia donde termina el hallazgofortuito. La distincin entre estos dostrminos, saqueo y hallazgo fortuito, y lasconsecuencias provocadas por cada uno deestos incidentes es lo que propicia el destinode cada pieza y el devenir en cada uno de lossitios arqueolgicos intervenidos.

    Es claro que ambos incidentes acontecenen dos atmsferas distintas, por autores

    que difieren en su inters. El saqueo y loshallazgos fortuitos parecen ser dos caras deuna misma moneda, ya que los dos implicanla alteracin de un sitio arqueolgico sin

    fines cientficos, aunque con importantesdiferencias: el hallazgo fortuito es un inci-dente coincidente y el saqueo es provocado.

    Un claro ejemplo de este dilema espercibido en un artculo publicado en laRevista Dominicalde La Prensa Grca, sobreel supuesto desvalijamiento del patrimo-nio arqueolgico en la regin de San JosGuayabal, en el departamento de Cuscatln,

    incluyendo al casero Loma Chata, jurisdic-cin de Suchitoto.6Dicho reportaje perio-dstico seala que el patrimonio arqueol-gico de la zona se encuentra a merced delmejor postor, lo cual involucra a todossus habitantes, incluyendo a la alcalda deSan Jos Guayabal. Esto da espacio parapreguntarse si en realidad sus habitantesconocen de arqueologa y la localizacin de

    sitios arqueolgicos bajo el subsuelo. Seren realidad que el conocimiento de sitios enla regin suena como cantos de sirena paraatraer saqueadores? Sin duda lo que nosotrosentendemos como arqueologa, para otrosms apartados, aquellos que viven lejos delos libros, o ajenos al internet y a la tecno-loga que proporciona el mundo moderno,la arqueologa no ser ms que una palabrasin forma. La arqueologa yace entre ellos y

    4 Ver Stanley H. Boggs, Panorama cultural Museo Nacional David J. Guzmn (Direccin de Publicaciones,1974); Museo Nacional Dr. David J. Guzmn,Museo Nacional Dr. David J. Guzmn (San Salvador: Direccinde Publicaciones e Impresos, 1986); Fabricio Valdivieso, La institucionalizacin de la arqueologasalvadorea. Bosquejo histrico en el desarrollo de esta rama en El Salvador, Departamento de Arqueologa,CONCULTURA, 2008.5 Un estudio complementario a este punto se encontrar en Valdivieso, La institucionalizacin de laarqueologa salvadorea. Bosquejo histrico en el desarrollo de esta rama en El Salvador.6 Ntali Gonzlez, Yacimiento desvalijado, La Prensa Grca, 3 de febrero de 2008.

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    bajo su suelo sin que ellos lo comprendan,en el sentido formal del trmino.

    Pero, volviendo al artculo publicadoen uno de los medios periodsticos ms

    reconocidos de nuestro pas, este propiciorganizar en coordinacin con el alcalde deSan Jos Guayabal, Ing. Mauricio Vilanova,un recorrido en el rea y as corroborar laexistencia de saqueos arqueolgicos queatentaran contra la integridad de los sitios,al tiempo en que se confirmase de primeramano la existencia de comercio ilcito debienes arqueolgicos, tal y como se detalla

    en el informativo.

    San Jos Guayabal, un estudio encampo

    A continuacin, se pretende narrar demodo prctico un recorrido muy similar amuchos otros realizados en diferentes zonas

    del pas, para compartir la experiencia ypermitir una visin hacia una realidad gene-ralizada de la arqueologa en el rea rural.Con esta experiencia y muchas que podrnnarrarse en un futuro, el lector tendruna herramienta de juicio para entender elcontexto en el cual se suscita un hallazgofortuito y lo que esto conlleva.

    El recorrido fue realizado con fecha 5

    de febrero de 2008. El trayecto incluyentrevistas con lugareos, observacin delmaterial arqueolgico reportado, revisinde sitios arqueolgicos con previa ficha deregistro y actualizacin fotogrfica de losmismos. Este recorrido permiti tambinaadir nuevos sitios al registro oficial desitios arqueolgicos, ahora resguardados

    en el Departamento de Arqueologa de lainstitucin de Gobierno, y as confirmarsu estado de conservacin. Dejamos pen-diente la ubicacin precisa de los sitios con

    coordenadas GPS y levantamientos arqui-tectnicos, as como designacin de reasde influencia y amortiguamiento de cadayacimiento y el establecimiento de brechastemporales. Lo anterior podr precisarsemediante futuras excavaciones arqueo-lgicas, mismas que proporcionaran unreconocimiento de estratos e informacinms puntual.

    La primera observacin la obtenemosen el sector conocido como Loma Chata,a menos de dos kilmetros de San JosGuayabal, una zona que aunque perteneceal municipio de Suchitoto, sus pobladores seidentifican ms con San Jos Guayabal porsu cercana, segn se logr constatar.

    Loma Chata es registrada con ficha 22-19

    en los cuadrantes del Departamento deArqueologa de la Secretara de Cultura,sin fecha. En dicha ficha se advierte que elrea contiene concentracin de materialen superficie y sin indicar la existencia demontculos. Como un pequeo anteceden-te, Loma Chata fue una hacienda con apro-ximadamente 140 manzanas. La preguntainicial es dnde se localiza el referido sitio

    dentro de estas 140 manzanas? Ahora enda, este sector es dividido en varias propie-dades y constituye un casero.

    La primera estacin en este sector fuerealizada en el sector suroeste del referidocasero, en donde los habitantes asumenla existencia de montculos y dan fe de lapresencia de material arqueolgico en

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    sitios de primer orden para esta regin,como Cihuatn y Las Maras.7

    Es importante destacar la carencia deevidencias que denoten saqueos en el rea.

    Algunos hallazgos debieron darse en virtudde la construccin o remocin de suelospara pozos de agua, postes o siembra derboles, zanjeo y otros. En el sector oeste seperciben algunas alteraciones de suelo conla finalidad de drenar las aguas, las cualespueden dar lugar a pensar en un supuestosaqueo, pero no lo son.

    Los lugareos afirman que para el invier-

    no, con la lluvia, al ablandarse los suelos, esmuy fcil encontrar fragmentos arqueolgi-cos en la tierra hmeda. Esta observacines repetida en lugares como Chalchuapa,en donde muchos, sobre todo nios, gustande recolectar obsidianas y tiestos pintadosluego de la lluvia. Esto incluso permite alos arquelogos una ptima recoleccin de

    material en superficie y observacin de lossitios.Previo a abandonar la zona con rumbo a

    otro sector de Loma Chata, para usos delpresente estudio, se tom nota de los comen-tarios de un seor que habita en el rea,quien como mito popular agrega que losantiguos dejan los tesoros bajo los lugaresdonde hay piedras pachas. Lo anterior

    permite considerar a primera impresin lacreencia popular hacia los lugares dondeexisten evidencias arqueolgicas. Estecomentario parece encerrar experiencias

    locales en viejos hallazgos y el inters que lapoblacin tiene hacia lo antiguo o el pasadomaterial. Los lugareos los considerantesoros. Pero, qu les hace creer que loantiguo se encuentra bajo piedras pachas?Ser que algn da debi darse un descubri-miento bajo una piedra pacha? Especulando,pudo quizs suceder un hallazgo alusivo conalgn antiguo entierro, ya que en muchos

    de estos, tras sepultar el difunto se lescoloca una laja o piedra para evitar que loscuerpos sean rasgados por coyotes u otrosanimales. Este patrn arqueolgico fnebrese representa en muchos sitios en nuestropas y en otras culturas en el mundo.8Dedarse as, piedra pacha puede ser unatumba o una antigua seal.

    El trayecto contina unos quinientosmetros hacia al noreste, siguiendo la ruta enque viven personas propietarias de materialarqueolgico. Visitamos as a la Sra. GloriaOrellana, quien tiene en su poder una ollaarqueolgica presuntamente encontradahace dos aos en un caal conocido comoLa Haciendita, jurisdiccin de Suchitoto,a un kilmetro y medio del casero Loma

    7 Rafael Cobos, Sntesis de la arqueologa de El Salvador (1850-1991)(El Salvador: Direccin de Publicacionese Impresos. Coleccin de Antropologa e Historia, 1994); William R. Fowler, El Salvador: antiguas civilizaciones(SanSalvador: Banco Agrcola Comercial de El Salvador, 1995); Fabricio Valdivieso, Primer mapa digital de sitiosarqueolgicos, Departamento de Arqueologa, CONCULTURA, San Salvador, 2007; Fabricio Valdivieso,Propuesta para el desarrollo cultural en la subregin metropolitana de San Salvador, Epypsa-Lotti-Leon Sol,San Salvador, 2010.8 Fabricio Valdivieso, Chanmico: resea de una investigacin arqueolgica, El Salvador Investiga(CONCULTURA) 2, n. 2 (2007): 42-52; Valdivieso, Sondeos, rescates e investigaciones Arqueolgicas 1997-1999.

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    generar un mercado negro de estos bienes?Si llegase un traficante de arqueologa a lazona, el mercado podra explotar a revolu-ciones aceleradas, generando la destruccin

    de los sitios que pudieran existir, tal ycomo ha sucedido en otras reas del pas. Elcomercio de piezas en otros lugares iniciacomo una subasta clandestina e informal,con un precio inicial otorgado por el ofer-tante o el demandante. La pieza inicia suventa por necesidad del propietario y porignorancia, ante el conocimiento e interesesdel comprador.

    En cuanto a las caractersticas morfolgicas dela olla de la Sra. Orellana, esta carece de deco-racin, con secciones ahumadas en su superficieexterna, lo cual indica que tuvo un uso posible-mente domstico. Presenta asas horizontalesy bordes con labio afilado. Sus caractersticasconfirman su naturaleza arqueolgica.

    Ahora volvamos a la segunda pieza, en la

    alcalda de San Jos Guayabal. Esta ltimacontiene decoracin pintada consistenteen lneas rojas que bordean el cuerpo delartefacto, lo cual puede indicar correspon-der al periodo Posclsico. De este modo,el lugar donde proceden estas dos piezasdebi corresponder a un sitio con actividadpredominantemente domstica. Las peque-as aldeas son un patrn arqueolgico