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8/17/2019 Num011_005 http://slidepdf.com/reader/full/num011005 1/12 Fernando Chueca Goitia España invertebrada, sesenta años después Decía Ortega, en la cuarta edición de  La España Invertebrada, que las ideas que más le interesaban eran las que seguían siendo anticipaciones, las que aún no se habían cumplido. Veamos, pues, cuando han pasado cuatro generaciones, es decir, sesenta aos, según el lapso generacional del propio Ortega, cuáles se han cumplido ! cuáles no se han cumplido ! siguen sien" do anticipaciones según el maestro. #l primer problema que a mí se me presentaría es el de saber cómo se clasi$ican las %deas de la #spaa %n&ertebrada, es decir, cuáles son las cumplidas 'en otras palabras, las &eri$icadas' ! cuáles son las que toda&ía siguen siendo anticipaciones !, por ende, las que interesaban al autor. #n realidad todas se han cumplido ! todas siguen siendo anticipaciones, pues se seguirán cumpliendo.  La España Invertebrada es uno de los escritos $undamentales en la obra de Ortega. (o es que su $iloso$ía racio&italista est) !a implícita* no es que el  yo soy yo y mi circunstancia,  base de la antropología orteguiana, se encuentre e+presada, pero sí que muchas ideas básicas de su obra están no sólo apuntadas, sino desarrolladas. Desde luego,  La Rebelión de las Masas, obra cumbre de Ortega ! acaso la que más di$usión uni&ersal ha tenido, está claramente e+presada en este ensa!o sobre #spaa. De aquí, entre otras cosas, su imponderable importancia ! el &alor anticipatorio que ha tenido. in duda,  La España Invertebrada es el libro más importante de este siglo entre los que anali-an la realidad histórica ! social de #spaa. Viene  precedido por las amargas re$le+iones de los regeneracionistas Costa, a" cías /ica&ea, 0ucas allada, Damián %sern, 1ulio enador, ! por el  Idearium  Español de 2ngel Gani&et, que intenta sistemati-ar una serie de ideas sobre la realidad histórica de #spaa, sobre sus caracteres espirituales ! raciales ! sobre lo que )l llama su espíritu territorial. #l libro de Ortega, con estos precedentes, es plena ! totalmente origi" nal ! uno de los libros más apasionados ! directos, más &alientes que se han escrito ! que más detractores le han proporcionado a su autor. 3a dice el propio Ortega que no es un libro construido con mansedumbre ! d)te"

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Fernando Chueca Goitia

España invertebrada,sesenta años después

Decía Ortega, en la cuarta edición de  La España Invertebrada, que lasideas que más le interesaban eran las que seguían siendo anticipaciones, lasque aún no se habían cumplido. Veamos, pues, cuando han pasado cuatrogeneraciones, es decir, sesenta aos, según el lapso generacional del propioOrtega, cuáles se han cumplido ! cuáles no se han cumplido ! siguen sien"do anticipaciones según el maestro.

#l primer problema que a mí se me presentaría es el de saber cómo seclasi$ican las %deas de la #spaa %n&ertebrada, es decir, cuáles son lascumplidas 'en otras palabras, las &eri$icadas' ! cuáles son las que toda&íasiguen siendo anticipaciones !, por ende, las que interesaban al autor. #nrealidad todas se han cumplido ! todas siguen siendo anticipaciones, puesse seguirán cumpliendo.

 La España Invertebrada es uno de los escritos $undamentales en laobra de Ortega. (o es que su $iloso$ía racio&italista est) !a implícita* no esque el yo soy yo y mi circunstancia,  base de la antropología orteguiana, seencuentre e+presada, pero sí que muchas ideas básicas de su obra están nosólo apuntadas, sino desarrolladas. Desde luego, La Rebelión de las Masas,

obra cumbre de Ortega ! acaso la que más di$usión uni&ersal ha tenido, estáclaramente e+presada en este ensa!o sobre #spaa. De aquí, entre otrascosas, su imponderable importancia ! el &alor anticipatorio que ha tenido.

in duda, La España Invertebrada es el libro más importante de estesiglo entre los que anali-an la realidad histórica ! social de #spaa. Viene precedido por las amargas re$le+iones de los regeneracionistas Costa, a"cías /ica&ea, 0ucas allada, Damián %sern, 1ulio enador, ! por el  Idearium

 Español de 2ngel Gani&et, que intenta sistemati-ar una serie de ideas sobrela realidad histórica de #spaa, sobre sus caracteres espirituales ! raciales! sobre lo que )l llama su espíritu territorial.

#l libro de Ortega, con estos precedentes, es plena ! totalmente origi"nal ! uno de los libros más apasionados ! directos, más &alientes que sehan escrito ! que más detractores le han proporcionado a su autor. 3a dice

el propio Ortega que no es un libro construido con mansedumbre ! d)te"

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nimiento, sino algo que ha brotado de unas ideas que bullían en su inte "rior, que saltaban en su cerebro sin poderse contener ! que hubo de liberar  por necesidad &ital de su persona. (o cabe duda que los libros, o bocetosde libros, o esquemas de libros, que, como )ste, arrebatadamente nacende un impulso &ital incontenible, suelen ser como relámpagos en la noche,$ulgurantes pero esclarecedores de las tinieblas más pro$undas.

#l libro es mu! simple ! por eso mu! contundente en todos sus plan"teamientos. #mpie-a por asignar a unos pueblos el poder creador de na"ciones, como un quid divinum que no a todos alcan-a, ! por destacar laenergía que para ello tu&ieron 4oma ! Castilla. iguiendo a ommsen, lahistoria de toda nación, ! sobre todo de la nación latina, es un &asto sis"tema de incorporación. #+trapolando a ommsen se llega a establecer queuna nación asciende mientras este &asto sistema de incorporación no sedetiene ! una nación desciende en cuanto se detiene ! más toda&ía cuando,reali-ando el camino in&erso, se &a produciendo la desintegración.

i se piensa en ello resulta estremecedora la $rase de Ortega5 60a his"toria de la decadencia de una nación es la historia de una &asta desintegra"ción.7 (o cabe duda que esto nos lle&a a una &isión dinámica de la historiacomo capacidad de e+pansión de unos pueblos sobre otros, período $orma"ti&o ! ascendente, ! como decadencia o desintegración de estos mismos pue" blos. #s una &isión imperialista que sin duda ha tenido una con$irmaciónhistórica a tra&)s del auge ! hegemonía de las potencias europeas ! nomenos de los imperios orientales ! asiáticos.

#n el caso de #spaa, estas ideas, este dinamismo conducen, ine+ora" blemente, a en$rentarse con el problema del separatismo. Como dice Orte"ga5 6Desde estos pensamientos 8ascendencia ! descendencia9, como desdeun obser&atorio, miremos ahora desde la le:anía de una perspecti&a casiastronómica el presente de #spaa. 3 desde ese obser&atorio recae;esdecir, se da de bruces, con el separatismo.7

/ensando en esto nunca se nos ocultó, aunque las antenas ! la in$or"mación propias sean mucho más modestas, que la aparición de los separa"

tismos tenía algo que &er con la liquidación del imperio colonial. 6<node los $enómenos más característicos de la &ida política espaola en los últi"mos &einte aos ha sido la aparición de regionalismos, nacionalismos, sepa"ratismos* esto es, mo&imientos de secesión )tnica ! territorial.7 i esto seescribía en =>?=, quiere decir que estos mo&imientos aparecen o cobran&ida hacia =>@@. 1usto al día siguiente del desastre colonial. 0uego, por lomenos, un enlace e+iste.

Cuando una nación desciende por la pendiente, noA cabe duda de quese a$lo:an muchos recursos humanos ! se debilitan muchas energías en trá"gica coincidencia con el temple de dichas energías en otros pueblos ascen"dentes. #l proceso es dúplice. 0a decadencia, desgaste ! demolición de algo,sea una nación, una casta, una sociedad, un mo&imiento político o unaempresa industrial, se produce por dos causas concomitantes, una interna

! otra e+terna. /rimero por una corrosión interna, producto de una com"

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 ple:a serie de circunstancias, entre las que no $altan el propio desgaste del poder, la $atiga, la abulia o el hastío de las &enta:as cu!a conquista $ueraun tiempo principal aliciente. Como quiera que sea, lo interno coincide conla agresión e+terna, que nace de la competiti&idad humana, ! ambas $uer"-as coad!u&an a la total demolición.

#l caso de nuestro %mperio, %mperio comple:o ! de e+traa estructura,

si los ha!, ha su$rido la misma suerte, con etapas en que la agresión e+ter"na era ma!or que la corrosión interna, pero tambi)n con otras en que sein&irtieron escandalosamente los t)rminos.

/ero cae uno en la cuenta de que en el proceso histórico de #spaa,la nación ane+ionante, mientras el ascenso se producía por  synoikismo,mientras se daba el sistema de incorporación de que hablaba ommsen,era a su &e- una nación ane+ionada. #s decir, esa nación no era un unicum,no era esa masa homog)nea de que habla Ortega, sin discontinuidades cua"litati&as, sin con$ines interiores de unas partes con otras. (o era el queso bien cua:ado que se corta con cuchillo ta:ando cuerpos distintos en lo queera un compacto &olumen.

 (o era ese el caso de #spaa, pre&iamente consecuencia de un sistemade incorporación lle&ado a cabo por Castilla. 6ás de una &e- me he en"tretenido imaginando 'dice Ortega' qu) habría acontecido si, en lugar de hombres de Castilla, hubieren sido encargados, mil aos hace, los Auni"tariosA de ahora, catalanes ! &ascos, de $or:ar esta enorme cosa que llama"mos #spaa. 3o sospecho que aplicando sus m)todos ! dando con sustestas en el !unque, le:os de arribar a la #spaa una, habrían de:ado la/enínsula con&ertida en una pululación de mil Cantones.7

Desde =B@ hasta nuestros días acontece la decadencia ! desintegra "ción. 6#l proceso incorporati&o &a en crecimiento hasta Felipe %%. #l ao&ig)simo de su reinado puede considerarse como la di&isoria de los destinos peninsulares. asta su cima, la historia de #spaa es ascendente ! acumu"lati&a* desde ella hacia nosotros, la historia de #spaa es decadente ! dis" persi&a. #l proceso de desintegración a&an-a en riguroso orden de la peri "

$eria al centro. /rimero se desprenden los /aíses Ea:os ! el ilanesado*luego, apóles. principios del siglo +i+ se separan las grandes pro&inciasultramarinas, !, a $ines de )l, las colonias menores de m)rica ! #+tremoOriente. #n =>@@, el cuerpo espaol ha &uelto a su nati&a desnude- pen"insular. HIermina con esto la desintegraciónJ erá casualidad, pero el des" prendimiento de las últimas posesiones ultramarinas parece ser la seal parael comien-o de la dispersión intrapeninsular. #n =>@@ se empie-a a oír elrumor de regionalismos, nacionalismos, separatismos... #s el triste espec"táculo de un larguísimo, multisecular otoo, laborado periódicamente por rá$agas ad&ersas que arrancan del in&álido rama:e en:ambres de ho:ascaducas.

#l proceso incorporati&o consistía en una $aena de totali-ación5 grupossociales que eran todos aparte, quedaban integrados como partes de un

todo. 0a desintegración es el suceso in&erso5 las partes del todo comien-an

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a &i&ir como todos aparte. este $enómeno de la &ida histórica llamo par"ticularismo, ! si alguien me preguntase cuál es el carácter más pro$undo !más gra&e de la actualidad espaola, !o contestaría con esa palabra.7

emos &isto, pues, que Ortega no de:a de apuntar sin ambages que eldesprendimiento de las últimas posesiones ultramarinas parece ser la seal para el comien-o de la dispersión intrapeninsular. (o cabe duda que esto

se presta a seguir en las consideraciones que este enlace promue&e. i #s" paa, uni$icada por Castilla, es la nación integradora de dos mundos, cuan doesta nación ha destruido su propia obra ha llegado a su liquidación, eoipso Castilla acaba perdiendo el prestigio que ganara entre los pueblos peninsulares. #spaa, mientras tu&o un %mperio colonial $uerte, go-aba deun prestigio que por sí mismo in&alidaba la re&uelta de las antiguas comu"nidades peninsulares. Cuando ca!ó la estructura colonial sintieron aquellosotros pueblos de la península que la misión trascendental de Castilla habíadesaparecido ! que su autoridad moral como nación integradora caía por su base ! perdía sentido el pacto de $idelidad. ería mu! triste pensar queeste hecho $uera irre&ersible ! que con la p)rdida de la empresa ci&ili-a"dora de #spaa llegara como segundo acto la dispersión de #spaa. #n esecaso, ! ba:o otra lu-, tendría ra-ón de ser el dicho de Ortega de que Cas"tilla ha hecho a #spaa ! Castilla la ha deshecho.

/ero Castilla la ha deshecho porque no supo mantener su misión uni"&ersali-adora, porque se empequeeció, quedó cani:a ! miserable, e+hausta! agónica, corroída, como dice Ortega, por sus particularismos. /erdió, por tanto, imagen, como ahora se dice, ante las otras comunidades peninsulares,que le perdieron el respeto. 0a misión uni&ersali-adora puede recuperarse*no es necesaria una política de conquistas territoriales, e+isten otras con"quistas. Como dice Gani&et, otro analista del caso espaol, 6si por el soloes$uer-o de nuestra inteligencia lográsemos reconstruir la unión $amiliar de todos los pueblos hispánicos, e in$undir en ellos el culto de unos mis"mos ideales, cumpliríamos una gran misión histórica ! daríamos &ida a unacreación grande, original, nue&a en los $astos políticos, ! al cumplir esta

misión no traba:aríamos en bene$icio de una idea generosa, pero sin utilidad práctica, sino que traba:aríamos por nuestros propios intereses, por inte "reses más trascendentales que la conquista de unos cuantos peda-os deterritorio. /uesto que hemos agotado nuestras $uer-as de e+pansión mate"rial, ho! tenemos que cambiar de táctica ! sacar a lu- las $uer-as que nose agotan nunca, las de la inteligencia, las cuales e+isten latentes en #s" paa ! pueden, cuando se desarrollen, le&antarnos a grandes creacionesque, satis$aciendo nuestras aspiraciones a la &ida noble ! gloriosa, nossir&an como instrumento político, reclamado por la obra que hemos deanali-ar...7.

#s e&idente que la recuperación del prestigio nacional ! de misionescomo las que nos propone Gani&et ! en las que coincidimos todos los espa"oles, ser&irán de $undente a la unidad peninsular agrietada desde la caída

del sistema colonial, que por mu! caduco que $uera representaba un poten"

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cial de prestigio. Desgraciadamente Castilla ha perdido todo tipo de supe"rioridad, material, moral, política ! misional. /ero la puede ir recuperando.Iengamos en cuenta que el despegue, o el despego 'incluso a$ecti&o' de las nacionalidades peri$)ricas hacia el centro se basa en un comple:o desuperioridad. #l catalán ! el &asco, especialmente, se despegan porque secreen superiores en todo, en rique-a, en talento, en cultura ! hasta en pres"

tancia $ísica. Con este comple:o de superioridad, el &erse atados a un pue" blo pobre ! raquítico, como la &ie:a Castilla en escombros de la que noshablaba 1ulio enador, lo consideran un desdoro, casi deprimente. /ero,claro está, todo esto puede cambiar, está cambiando, porque Castilla estádespertando ! Vasconia, por e:emplo, a $uer-a de particularismos 'pala" bra c la&e de la  España invertebrada ' se está hundiendo.

un le:ano pariente mío, &asquista ac)rrimo, le preguntaban hace mu"chos aos que por qu) los &ascos del otro lado de los /irineos no tenían&eleidades separatistas. Contestaba sin &acilar5 6/orque esos tienen me:or amo.7 #sto pone a las claras ese comple:o de superioridad que tenía esteseor respecto a #spaa ! acaso de in$erioridad respecto a Francia.

/ero como decimos, las cosas pueden cambiar ! los índices compara"ti&os entre Francia ! #spaa irse acercando. 3o me pregunto, por otra parte, si uno de los signos del despertar de Castilla no residirá en la nue&aestructura del #stado de las utonomías que ha establecido la Constitu"ción de =>K. 0a Constitución, sin duda, es un tanto torpe ! ambigua,! &a a traer complicaciones sin cuento en la marcha ! buen desarrollo del país* pero con sus muchos de$ectos '! conste que !o he sido ! sigo siendomu! re$ractario a estas autonomías', me pregunto si no es el último rasgode genialidad de Castilla, que prueba que no ha perdido del todo el poder creador de naciones, ese quid divinum de que hablaba Ortega. Dando la&uelta al problema de las autonomías !, sobre todo, de las autonomíasduras, se ha $undado una estructura autonómica general que a la larga puede ser un estupendo entramado uni$icador, lo que probaría el instintocastellano para crear naciones ! para apuntalar aquellas que parecen des"

moronarse. (os gustaría mucho conocer el parecer de Ortega sobre esto que deci "mos ! si estaría con$orme en pensar que esto puede ser un rasgo de genia"lidad hacia adelante, capa- de $renar la descomposición $inal.

Ortega, en su  España invertebrada,  pone en el primer plano de susre$le+iones el problema de la desintegración de #spaa ! de los separatis"mos. #sto, en realidad, es un análisis nue&o con relación a lo que eran lasinquietudes de todos los escritores que han sentido la preocupación de#spaa, como puede &erse en el bien conocido ! bien ponderado libro deDolores Franco España como preocupación.

Ortega comprende que el separatismo es la consecuencia cruel de ladecadencia espaola. Ortega, a lo largo de toda su &ida, intenta hacer unanálisis pro$undo ! a la &e- delicado de este tema tan doloroso para #s"

 paa. Hon los mo&imientos regionalistas comprendidos por los espaolesJ

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Hon muchos los espaoles que ha!an llegado a hacerse cargo de cuál esla &erdadera realidad histórica de tales mo&imientosJ e temo que no,nos dice.

60a A#spaa unaA nace así en la mente de Castilla, no como una intui"ción de algo real '#spaa no era, en realidad, una', sino como un idealesquema de algo realizable, un pro!ecto incitador de &oluntades, un ma"

ana imaginario capa- de disciplinar el ho! ! de orientarlo, a la maneraque el blanco atrae la $lecha ! tiende el arco.7 3, más adelante, sigue5 60aunión se hace para lan-ar la energía espaola a los cuatro &ientos, parainundar el planeta, para crear un %mperio aún más amplio. 0a unidad de#spaa se hace para esto ! por esto. 0a &aga imagen de tales empresases una palpitación de hori-ontes que atrae, sugestiona e incita a la unión,que $unde los temperamentos antagónicos en un bloque compacto. /araquien tiene buen oído histórico, no es dudoso que la unidad espaola $ue,ante todo ! sobre todo, la uni$icación de las dos grandes políticas interna"cionales que a la sa-ón había en la península5 la de Castilla, hacia 2$rica! el centro de #uropa* la de ragón, hacia el editerráneo. #l resultado$ue que, por &e- primera en la istoria, se idea una Weltpolitik la unidadespaola $ue hecha para intentarla.

#n el capítulo anterior he sostenido que la incorporación nacional, lacon&i&encia de pueblos ! grupos sociales, e+ige alguna alta empresa decolaboración ! un pro!ecto sugesti&o de &ida en común. 0a historia de #s"

 paa con$irma esta opinión, que habíamos $ormado contemplando la his"toria de 4oma. 0os espaoles nos :untamos hace cinco siglos para emprender una Weltpolitik ! para ensa!ar otras muchas $aenas de gran &elamen.7

 (o cabe duda entonces, &ol&emos a insistir, que, arruinada la ra-ón, elanhelo que hi-o posible dicha unidad, )sta quiebra ! se agrieta como algo$alto de sentido.

/ero Hpor qu) se quebró esta unidad, por qu) #spaa de:ó de ser un poderoso motor capa- de promo&er incenti&os impulsos de &ida en comúnJH/or qu) de:ó de ser un cuerpo sólido aglutinado en tareas de alto bordo

 para con&ertirse en un ente $alto de esqueleto ! músculo, en algo que,como dice el título del ensa!o, resulta in&ertebradoJ 0a España inverte!brada, escrita hace más de sesenta aos, es de suma actualidad, ! casi todolo que en ella se dice resulta asombrosamente &álido ho!. #n primer lugar,al poner el dedo en la llaga del separatismo, pone el dedo en una llagaabierta, acaso ho! más abierta que cuando Ortega escribía en =>?=, perotambi)n qui)n sabe si más pró+ima a su curación por haber ahondado

 pro$undamente en ella ! por haber cambiado de =>?= a ho! la estructura&ital de #spaa, porque el centro de #spaa ha de:ado de ser lo que eraen =>?=. /or de pronto, en el centro de #spaa han surgido tres metró"

 polis importantes con una dimensión que antes no tenían5 por este orden,Valladolid, Larago-a ! adrid. Cierto que no son ciudades que con elcambio han ganado en noble-a, serenidad ! distinción* cierto que son bas"

tante aborrecibles para una &ida deleitosa ! que ahora con&iene me:orarlas,

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 pero )stas, ! otras ciudades en grado menor, pueden romper el gra&e des"equilibrio entre centro ! peri$eria del que se resentía #spaa ! que podíaser una de las causas del despego por comple:o de superioridad del quehablábamos antes.

#s cierto, tambi)n, que $rente a ciudades pu:antes o relati&amente pu:antes quedan los campos tristes ! sumidos en la miseria, los

/obres campos solitarios sincaminos ni posadas, Moh pobrescampos malditos, pobrescampos de mi patriaN

de ntonio achado./ero ho! estamos en una ci&ili-ación de ciudades, ! el hombre que ho!

rige los destinos nacionales es el que &i&e en la urbe, el urbanita./ero si Ortega &e en la disgregación, en la desintegración ! separatismo elmal que acecha a una #spaa in&ertebrada, no se queda en ello ! ahondaen las causas de esa desintegración, que son para )l, resueltamente, el particularismo, que conduce a una &ida estancada 'en compartimientos',lo que impide que la con&i&encia nacional sea una realidad acti&a ! diná"

mica, para con&ertirla en una coe+istencia pasi&a ! estática, 6como el mon"tón de piedras al borde del camino7. #sto le lle&a a decir5 "#oy es

 España, mas bien que una nación, una serie de compartimientos estancos.$6e dice que los políticos no se preocupan del resto del país. #sto, que es&erdad, es, sin embargo, in:usto, porque parece atribuir e+clusi&amente alos políticos pare:a despreocupación. 0a &erdad es que si para los polí"ticos no e+iste el resto del país, para el resto del país e+isten mucho menoslos políticos. H3 qu) acontece dentro de ese resto no político de la naciónJH#s que el militar se preocupa del industrial, del intelectual, del agricultor,del obreroJ 3 lo mismo debe decirse del aristócrata, del industrial o delobrero respecto a las demás clases sociales. Vi&e cada gremio herm)tica"mente cerrado dentro de sí mismo. (o siente la menor curiosidad por loque acaece en el recinto de los demás. 4uedan los unos sobre los otroscomo orbes estelares que se ignoran mutuamente. /olari-ado cada cual ensus tópicos gremiales, no tiene ni noticia de los que rigen el alma delgrupo &ecino. %deas, emociones, &alores creados dentro de un núcleo pro"$esional o de una clase no trascienden lo más mínimo a las restantes. #les$uer-o titánico que se e:erce en un punto del &olumen social no es trans"mitido, no obtiene repercusión unos metros más allá, ! muere donde nace.Di$ícil será imaginar una sociedad menos elástica que la nuestra* es decir,di$ícil será imaginar un conglomerado humano que sea menos una sociedad./odemos decir de toda #spaa lo que Calderón decía de adrid en unade sus comedias5

#stá una pared aquí de laotra más distante que

Valladolid de Gante.7

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#n este caso el diagnóstico orteguiano sigue siendo &álido ! para nues"tra desgracia toda&ía go-amos de compartimientos estancos. #s mu! :usto! mu! de aplicación lo que dice Ortega, por e:emplo, de los políticos560os políticos actuales son $iel re$le:o de los &icios )tnicos de #spaa,! aun 'a :uicio de las personas más re$le+i&as ! clari&identes que cono-"co' son un punto menos malos que el resto de nuestra sociedad. (o

niego que e+istan otras mu! :usti$icadas, pero la causa decisi&a de la repug"nancia que las demás clases sienten hacia el gremio político me parece ser que )ste simboli-a la necesidad en que está toda clase de contar con lasdemás. /or esto se odia al político más que como gobernante como parla"mentario. #l /arlamento es el órgano de la con&i&encia nacional, demos"trati&o de trato ! acuerdo entre iguales. hora bien5 esto es lo que en elsecreto de las conciencias gremiales ! de clase produce ho! irritación ! $re"nesí5 tener que contar con los demás, a quienes en el $ondo se despreciao se odia. 0a única $orma de acti&idad pública que el presente, por deba:ode palabras con&encionales, satis$ace a cada clase, es la imposición inme"diata de su seera &oluntad* en suma, la acción directa.7

#ntre estas clases des&inculadas sigue siendo &erdad lo que se re$iereal grupo militar, ! hasta lo que creíamos pasado, el 6pronunciamiento7, lohemos &isto, parece increíble, resucitado el ? de $ebrero de =>=. inembargo, el 6pronunciamiento7, aunque repetido, !a hemos &isto que por sí solo ha perdido toda su e$icacia. (o ha bastado el 6grito7 ! la 6procla"mación7 para que las es$eras tiemblen.

 (o toca el $ilóso$o una clase o grupo del que hubiera podido decir cosas mu! perspicaces5 el estamento eclesiástico. (o cabe duda que susituación es mu! distinta de la del ao =>?=. #ntonces el clero espaoltenía un monolitismo que ho! no tiene. #n ese aspecto podría decirse queel clero estaba más 6estancado7 que ho!. /ero tampoco me atre&ería adecir que ho! nuestro clero est) más integrado en la sociedad espaola. #lclero ha sido sacudido por una múltiple embestida* tanto por los cambiosdel panorama político nacional como por la gran re$orma de la %glesia,

consecuencia del Concilio Vaticano %%. Cuando, como en una &asi:a, unlíquido se agita ! los posos se depositan en los dos e+tremos produci)ndoseuna bipolaridad, así se han e+tremado las conductas del clero espaol, queno ha sabido mantenerse en su equilibrio ra-onable. /or un lado, se hane+acerbado las tendencias conser&adoras !, por otro, se han e+agerado las piruetas del salto a la i-quierda. #n suma, $alta de equilibrio ! templan-a.Fruto de estos tiempos con$usos es la cantidad de seminaristas o religiososque han colgado los hábitos ! se han lan-ado a la palestra política casisiempre para adoptar posturas de e+tremo radicalismo. Iodo ello no haa!udado a la deseada &ertebración.

0a clase obrera tiene tambi)n mucho que cambiar. Iiene que de:ar desentirse insolidaria como si $uera algo único ! superior a todo. 0e hanregalado mucho los oídos a partir de la re&olución mar+ista, dándole a en"

tender que sólo el proletariado era el grupo dirigente capa- de lle&ar a cabo

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la re&olución igualitaria redentora de la humanidad. Gomo dice Ortega, losobreros 6insolidarios.de, la sociedad actual, consideran que las demás clasessociales no tienen derecho a e+istir, por ser parasitarias, esto es, antiso"ciales. #llos, los obreros, son, no una parte de la sociedad, sino el &erda"dero todo social, el único que tiene derecho a una legítima e+istencia polí"tica. Dueos de la realidad pública, nadie puede impedirles que se apoderen

directamente de lo que es su!o. 0a acción indirecta o parlamentarismoequi&ale a pactar con los usurpadores, es decir, con quienes no tienen legí"tima e+istencia social7.

#n ese clima toda&ía nos mo&emos, pero es de esperar que el desarrolloeconómico, las e+igencias de la producción, la ele&ación del ni&el de &ida,con especial incidencia en las clases proletarias, irán limando las aristas untanto crudas del obrero clásico intransigente ! dogmático.

/ero en esa introspección a que se entrega Ortega, ! que &a del aná"lisis ascendente, incorporación, al declinante de la historia, disgregación,! de aquí a entender como causa de esa disgregación la pre&ia ruptura dela sociedad en compartimientos estancos, $alta un tercer escalón, que es elque corona su libro5 los compartimientos se hacen estancos porque se ha

 perdido la relación biuní&oca entre minoría ! masa. #l enunciado de estatesis se e+pone en el siguiente párra$o5 6<na nación es una masa humanaorgani-ada, estructurada por una minoría de indi&iduos selectos. Cualquieraque sea nuestro credo político, nos es $or-oso reconocer esta &erdad, quese re$iere a un estrato de la realidad histórica mucho más pro$undo queaquel donde se agitan los problemas políticos. 0a $orma :urídica que adopteuna sociedad nacional podrá ser todo lo democrática ! aun comunista quequepa imaginar* no obstante, su constitución &i&a, trans:urídica, consistirásiempre en la acción dinámica de una minoría sobre una masa. e trata deuna ineludible le! natural que representa en la biología de las sociedadesun papel seme:ante al de la le! de las densidades en $ísica. Cuando en unlíquido se arro:an cuerpos sólidos de di$erente densidad, acaban )stos siem"

 pre por quedar situados a la altura que a su densidad corresponde. Del

mismo modo, en toda agrupación humana se produce espontáneamente unaarticulación de sus miembros según la di$erente densidad &ital que poseen.#sto se ad&ierte !a en la $orma más simple de sociedad, en la con&ersación.Cuando seis hombres se reúnen para con&ersar, la masa indi$erenciada deinterlocutores que al principio son, queda, poco despu)s, articulada en dos

 partes, una de las cuales dirige en la con&ersación a la otra, in$lu!e en ella,regala más que recibe. Cuando esto no acontece, es que la parte in$erior del grupo se resiste anómalamente a ser dirigida, in$luida por la porciónsuperior, ! entonces la con&ersación se hace imposible. sí, cuando en unanación la masa se niega a ser masa 'esto es, a seguir a la minoría direc"tora', la nación se deshace, la sociedad se desmembra, ! sobre&iene elcaos social, la in&ertebración histórica7.

#s necesario reconocer el &alor de estas a$irmaciones ! más si las con"

sideramos a tenor de las ideas que ho! imperan en nuestro país. Decir 

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que una nación es una masa humana organi-ada, estructurada por unaminoría de individuos selectos es algo que irrita pro$undamente a las men"tes igualitarias de ho!. olamente el decir que pueden e+istir indi&iduosselectos, o$ende !, por ende, si e+isten, ha! que negarlos, desconocerlos,combatirlos, destruirlos. /ero con esta mentalidad no se puede a&an-ar,

 porque e+istir, e+isten, ! negar la realidad conduce a esa en$ermedad social

de que nos habla Ortega. 6/eor que tener una en$ermedad es ser unaen$ermedad. Pue una sociedad sea inmoral, tenga o contenga inmoralidad,es gra&e* pero que una sociedad no sea una sociedad, es mucho más gra&e./ues bien5 )ste es nuestro caso. 0a sociedad espaola se está disociandodesde hace largo tiempo porque tiene in$eccionada la raí- misma de laacti&idad sociali-adora.

#l hecho primario social no es la mera reunión de unos cuantos hom" bres, sino la articulación que en ese a!untamiento se produce inmediata"mente. #l hecho primario social es la organi-ación en dirigidos ! directoresde un montón humano. #sto supone en unos cierta capacidad para dirigir*en otros, cierta $acilidad íntima para de:arse dirigir. #n suma5 donde noha! una minoría que actúa sobre una masa colecti&a, ! una masa que sabeaceptar el in$lu:o de una minoría, no ha! sociedad, o se está mu! cerca deque no la ha!a.

/ues bien5 en #spaa &i&imos ho! entregados al imperio de las masas.0os miopes no lo creen así porque, en e$ecto, no &en motines en las callesni asaltos a los bancos ! ministerios. /ero esa re&olución calle:era signi$i"caría sólo el aspecto político que toma, a &eces, el imperio de una masasocial determinada5 la proletaria.

3o me re$iero a una $orma de dominio mucho más radical que la alga"rada en la pla-uela, más pro$unda, di$usa, omnipresente, ! no de una solamasa social, sino de todas, ! en especie de las masas con ma!or poderío5las de la clase media ! superior.

#n el capítulo anterior he aludido al e+trao $enómeno de que, aun enlos partidos políticos de la e+trema derecha, no son los :e$es quienes diri"

gen a sus masas, sino )stas quienes empu:an &iolentamente a sus :e$es paraque adopten tal o cual actitud. sí hemos &isto que los :ó&enes Amauris"tasA no han aceptado la política internacional que durante la guerra aura

 proponía, sino, al re&)s, han pretendido imponer a su :e$e la política inter"nacional que en sus cabe-as li&ianas ! atropelladas Q'cabe-as de AmasaA' se había instalado. 0o propio aconteció con los carlistas, que han coceadoen masa a su conductor, obligándole a una retirada7.

#n este aspecto $inal del análisis orteguiano me temo que no hemosa&an-ado nada. o! más que nunca se clama contra las 6)lites7. #sta pa"labra es insultante ! el hombre que cree en las 6)lites7 es casi un mal&ado.Creer en un arte, en una literatura, en una conducta de )lite es algo quemerece la lapidación, !, sin embargo, en algún aspecto nunca se ha hechomás cultura de )lite, hasta ra!ar en lo esot)rico. /ura contradicción. /ero

Ma! de quien se atre&a a proponer el desarrollo de una cultura elitista,

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cuando no se puede pensar en una cultura que no est) empu:ada por unasminorías e+cepcionalmente $ormadas en el culti&o del espírituN ás ho!toda&ía, en que el arte popular ha desaparecido ! es el pueblo el que des"tru!e su propia herencia cultural. /ero, en $in,Aesto de las minorías selectases tema tabú ! más si lo e+tendemos al binomio e:emplaridad"docilidadque rige toda sociedad ! es agente de su e&olución tanto hacia el bien

como hacia el mal.6#ste mecanismo de e:emplaridad"docilidad, tomado como principio de

la coe+istencia social, tiene la &enta:a no sólo de sugerir cuál es la $uer-aespiritual que crea ! mantiene las sociedades, sino que, a la &e-, aclara )l$enómeno de las decadencias e ilustra la patología de las naciones. Cuandoun pueblo se arrastra por los siglos gra&emente &aletudinario es, siempre,

 porque $altan en )l hombres e:emplares, o porque las masas son indóciles.0a co!untura e+trema consistirá en que ocurran ambas cosas.

V)ase hasta qu) punto la cuestión de las relaciones entre aristocracia! masa es pre&ia a todos los $ormalismos )ticos ! :urídicos, puesto que nosaparece como la raí- misma del hecho social.

i ahora tornamos los o:os a la realidad espaola, $ácilmente descubri"

remos en ella un atro- paisa:e saturado de indocilidad ! sobremanera e+en"to de e:emplaridad. /or una e+traa ! trágica per&ersión del instinto encar"gado de las &aloraciones, el pueblo espaol, desde hace siglos, detesta todohombre e:emplar, o, cuando menos, está ciego para sus cualidades e+ce"lentes. Cuando se de:a conmo&er por alguien, se trata, casi in&ariablemente,de algún persona:e ruin e in$erior que se pone al ser&icio de los instintosmultitudinarios.

#l dato que me:or de$ine la peculiaridad de una ra-a es el per$il de losmodelos que elige, como nada re&ela me:or la radical condición de un hom"

 bre que los tipos $emeninos de que es capa- de enamorarse. #n la elecciónde amada, hacemos, sin saberlo, nuestra más &erídica con$esión7.

#sto que nos lle&a a la ausencia de los me:ores en la &ida nacional esalgo en lo que, a mi parecer, no hemos a&an-ado nada, ! lo más triste esque esto nos hace pensar si no es algo que está inscrito en nuestro plasmasanguíneo como ra-a o como pueblo.

uchas obser&aciones de 2ngel Gani&et nos hacen recaer en esto. #lideal :urídico de todos los espaoles sería tener una carta $oral con un soloartículo5 6#ste espaol está autori-ado para hacer lo que le d) la gana7%Idearium, en &bras completas, tomo %, pág. R9. MCómo un espaol conesta carta $oral &a a depender de nadie ni &a a inscribirse en una articula"ción e:emplaridad"docilidadN #l espaol no admite la e:emplaridad porquerepresenta una :erarquía superior* en cambio admite la piedad para el caído.#sto en principio parece mu! noble ! lo es, mu! humano, pero igualmentedestructi&o para el concierto social. Como dice tambi)n Gani&et, el espaol

 pone una piedad e+cesi&a en sal&ar al caído, tanta como el empeo que

 puso en derribarlo. sí llegamos a la imposibilidad de una acción regene"

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radora, pues nos pondremos siempre a $a&or del torpe contra el inteligente! a $a&or del inmoral $rente al &irtuoso. Di$ícil lo ponemos.

#n este punto es donde &emos más problemático que ha!amos a&an"-ado algo respecto al diagnóstico de Ortega. quello que )l &io en =>?=sigue por desgracia e+istiendo5 particularismo, imperio de las masas, ausen"cia de los me:ores, $alta de selección, etc. /recisamente en la España inver!

tebrada está, in nuce, otro de sus grandes libros, La rebelión de las masas,que tanto a$ecta al mundo moderno, ! mu! especialmente a los espaoles.0a rebelión de las masas es un $enómeno general de nuestro tiempo, peroes un $enómeno que se recrudece cuando se producen cambios o con&ul"siones. Pui)n sabe si tiene sus ciclos, como la sequía, ! nos a-ota espe"cialmente en algunas ocasiones. 3o creo que #spaa su$re espasmódica"mente rebeliones de las masas. #ntonces el mal se agra&a, el síndromerebelión"de"las"masas aparece con sus tintes más desagradables, ! hace $altaque la sociedad se serene ! en medio del mal podamos e+perimentar ciertoali&io.

emos llegado al $inal de este artículo, acaso un poco largo ! reitera"ti&o* pero &ol&iendo al principio, a la consideración sobre la decadenciade las naciones, no cabe duda de que )sta pro&iene por agentes e+ternose internos. 0os primeros son más $áciles de detectar. Otros pueblos, otrasnaciones más &igorosas, más en)rgicas e inteligentes, tratan de demoler alun tiempo hegemónico contrincante. /ero ninguna construcción social o po"lítica muere sólo al embate de los agentes e+ternos. #l mal que la lle&aráa la decadencia reside en ella, en su interior. #s &erdad que #spaa tu&omuchos enemigos, pero tu&o uno más poderoso que todos ellos5 el carácter espaol. Conste que quisiera equi&ocarme.

F. C . G.S

T =>==. rquitecto. De las 4eales cademias de Eellas rtes ! de la istoria.