Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan...

86
Amante liberal Miguel de Cervantes Obra reproducida sin responsabilidad editorial

Transcript of Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan...

Page 1: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Amante liberal

Miguel de Cervantes

Obr

a re

prod

ucid

a si

n re

spon

sabi

lidad

edi

toria

l

Page 2: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Advertencia de Luarna Ediciones

Este es un libro de dominio público en tanto que losderechos de autor, según la legislación españolahan caducado.

Luarna lo presenta aquí como un obsequio a susclientes, dejando claro que:

1) La edición no está supervisada por nuestrodepartamento editorial, de forma que no nosresponsabilizamos de la fidelidad del conte-nido del mismo.

2) Luarna sólo ha adaptado la obra para quepueda ser fácilmente visible en los habitua-les readers de seis pulgadas.

3) A todos los efectos no debe considerarsecomo un libro editado por Luarna.

www.luarna.com

Page 3: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

AMANTE LIBERAL

-¡Oh lamentables ruinas de la desdichadaNicosia, apenas enjutas de la sangre de vuestrosvalerosos y mal afortunados defensores! Si comocarecéis de sentido, le tuviérades ahora, en estasoledad donde estamos, pudiéramos lamentar jun-tas nuestras desgracias, y quizá el haber halladocompañía en ellas aliviara nuestro tormento. Estaesperanza os puede haber quedado, mal derribadostorreones, que otra vez, aunque no para tan justadefensa como la en que os derribaron, os podéisver levantados. Mas yo, desdichado, ¿qué bienpodré esperar en la miserable estrecheza en queme hallo, aunque vuelva al estado en que estabaantes deste en que me veo? Tal es mi desdicha,que en la libertad fui sin ventura, y en el cautiverio nila tengo ni la espero.

Estas razones decía un cautivo cristiano,mirando desde un recuesto las murallas derribadasde la ya perdida Nicosia; y así hablaba con ellas, yhacía comparación de sus miserias a las suyas,como si ellas fueran capaces de entenderle: propiacondición de afligidos, que, llevados de sus imagi-

Page 4: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

naciones, hacen y dicen cosas ajenas de toda razóny buen discurso.

En esto, salió de un pabellón o tienda, decuatro que estaban en aquella campaña puestas, unturco, mancebo de muy buena disposición y gallard-ía, y, llegándose al cristiano, le dijo:

-Apostaría yo, Ricardo amigo, que te traenpor estos lugares tus continuos pensamientos.

-Sí traen -respondió Ricardo (que éste erael nombre del cautivo)-; mas, ¿qué aprovecha, si enninguna parte a do voy hallo tregua ni descanso enellos, antes me los han acrecentado estas ruinasque desde aquí se descubren?

-Por las de Nicosia dirás -dijo el turco.

-Pues ¿por cuáles quieres que diga -repitióRicardo-, si no hay otras que a los ojos por aquí seofrezcan?

-Bien tendrás que llorar -replicó el turco-, sien esas contemplaciones entras, porque los quevieron habrá dos años a esta nombrada y rica islade Chipre en su tranquilidad y sosiego, gozando susmoradores en ella de todo aquello que la felicidadhumana puede conceder a los hombres, y ahora los

Page 5: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

vee o contempla, o desterrados della o en ella cau-tivos y miserables, ¿cómo podrá dejar de no dolersede su calamidad y desventura? Pero dejemos estascosas, pues no llevan remedio, y vengamos a lastuyas, que quiero ver si le tienen; y así, te ruego, porlo que debes a la buena voluntad que te he mostra-do, y por lo que te obliga el ser entrambos de unamisma patria y habernos criado en nuestra niñezjuntos, que me digas qué es la causa que te trae tandemasiadamente triste; que, puesto caso que solala del cautiverio es bastante para entristecer el co-razón más alegre del mundo, todavía imagino quede más atrás traen la corriente tus desgracias. Por-que los generosos ánimos, como el tuyo, no suelenrendirse a las comunes desdichas tanto que denmuestras de extraordinarios sentimientos; y hácemecreer esto el saber yo que no eres tan pobre que tefalte para dar cuanto pidieren por tu rescate, niestás en las torres del mar Negro, como cautivo deconsideración, que tarde o nunca alcanza la desea-da libertad. Así que, no habiéndote quitado la malasuerte las esperanzas de verte libre, y, con todoesto, verte rendido a dar miserables muestras de tudesventura, no es mucho que imagine que tu penaprocede de otra causa que de la libertad que perdis-te; la cual causa te suplico me digas, ofreciéndote

Page 6: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

cuanto puedo y valgo; quizá para que yo te sirva hatraído la fortuna este rodeo de haberme hecho vestirdeste hábito que aborrezco. Ya sabes, Ricardo, quees mi amo el cadí desta ciudad (que es lo mismoque ser su obispo). Sabes también lo mucho quevale y lo mucho que con él puedo. Juntamente conesto, no ignoras el deseo encendido que tengo deno morir en este estado que parece que profeso,pues, cuando más no pueda, tengo de confesar ypublicar a voces la fe de Jesucristo, de quien meapartó mi poca edad y menos entendimiento, puestoque sé que tal confesión me ha de costar la vida;que, a trueco de no perder la del alma, daré porbien empleado perder la del cuerpo. De todo lo di-cho quiero que infieras y que consideres que tepuede ser de algún provecho mi amistad, y que,para saber qué remedios o alivios puede tener tudesdicha, es menester que me la cuentes, como hamenester el médico la relación del enfermo, ase-gurándote que la depositaré en lo más escondidodel silencio.

A todas estas razones estuvo callando Ri-cardo; y, viéndose obligado dellas y de la necesi-dad, le respondió con éstas:

Page 7: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

-Si así como has acertado, ¡oh amigo Ma-hamut! -que así se llamaba el turco-, en lo que demi desdicha imaginas, acertaras en su remedio,tuviera por bien perdida mi libertad, y no trocara midesgracia con la mayor ventura que imaginarsepudiera; mas yo sé que ella es tal, que todo el mun-do podrá saber bien la causa de donde procede,mas no habrá en él persona que se atreva, no sóloa hallarle remedio, pero ni aun alivio. Y, para quequedes satisfecho desta verdad, te la contaré en lasmenos razones que pudiere. Pero, antes que entreen el confuso laberinto de mis males, quiero que medigas qué es la causa que Hazán Bajá, mi amo, hahecho plantar en esta campaña estas tiendas ypabellones antes de entrar en Nicosia, donde vieneproveído por virrey, o por bajá, como los turcos lla-man a los virreyes.

-Yo te satisfaré brevemente -respondió Ma-hamut-; y así, has de saber que es costumbre entrelos turcos que los que van por virreyes de algunaprovincia no entran en la ciudad donde su antecesorhabita hasta que él salga della y deje hacer libre-mente al que viene la residencia; y, en tanto que elbajá nuevo la hace, el antiguo se está en la campa-ña esperando lo que resulta de sus cargos, los cua-les se le hacen sin que él pueda intervenir a valerse

Page 8: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

de sobornos ni amistades, si ya primero no lo hahecho. Hecha, pues, la residencia, se la dan al quedeja el cargo en un pergamino cerrado y sellado, ycon ella se presenta a la Puerta del Gran Señor,que es como decir en la Corte, ante el Gran Conse-jo del Turco; la cual vista por el visir-bajá, y por losotros cuatro bajaes menores, como si dijésemosante el presidente del Real Consejo y oidores, o lepremian o le castigan, según la relación de la resi-dencia; puesto que si viene culpado, con dinerosrescata y escusa el castigo; si no viene culpado y nole premian, como sucede de ordinario, con dádivasy presentes alcanza el cargo que más se le antoja,porque no se dan allí los cargos y oficios por mere-cimientos, sino por dineros: todo se vende y todo secompra. Los proveedores de los cargos roban losproveídos en ellos y los desuellan; deste oficiocomprado sale la sustancia para comprar otro quemás ganancia promete. Todo va como digo, todoeste imperio es violento, señal que prometía no serdurable; pero, a lo que yo creo, y así debe de serverdad, le tienen sobre sus hombros nuestros peca-dos; quiero decir los de aquellos que descarada-mente y a rienda suelta ofenden a Dios, como yohago: ¡Él se acuerde de mí por quien Él es! Por lacausa que he dicho, pues, tu amo, Hazán Bajá, ha

Page 9: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

estado en esta campaña cuatro días, y si el de Ni-cosia no ha salido, como debía, ha sido por haberestado muy malo; pero ya está mejor y saldrá hoy omañana, sin duda alguna, y se ha de alojar en unastiendas que están detrás deste recuesto, que tú nohas visto, y tu amo entrará luego en la ciudad. Yesto es lo que hay que saber de lo que me pregun-taste.

-Escucha, pues -dijo Ricardo-; mas no sé sipodré cumplir lo que antes dije, que en breves razo-nes te contaría mi desventura, por ser ella tan largay desmedida, que no se puede medir con razónalguna; con todo esto, haré lo que pudiere y lo queel tiempo diere lugar. Y así, te pregunto primero siconoces en nuestro lugar de Trápana una doncellaa quien la fama daba nombre de la más hermosamujer que había en toda Sicilia. Una doncella, digo,por quien decían todas las curiosas lenguas, y afir-maban los más raros entendimientos, que era la demás perfecta hermosura que tuvo la edad pasada,tiene la presente y espera tener la que está porvenir; una por quien los poetas cantaban que teníalos cabellos de oro, y que eran sus ojos dos res-plandecientes soles, y sus mejillas purpúreas rosas,sus dientes perlas, sus labios rubíes, su gargantaalabastro; y que sus partes con el todo, y el todo

Page 10: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

con sus partes, hacían una maravillosa y concerta-da armonía, esparciendo naturaleza sobre todo unasuavidad de colores tan natural y perfecta, quejamás pudo la envidia hallar cosa en que ponerletacha. Que, ¿es posible, Mahamut, que ya no mehas dicho quién es y cómo se llama? Sin duda creo,o que no me oyes, o que, cuando en Trápana esta-bas, carecías de sentido.

-En verdad, Ricardo -respondió Mahamut-,que si la que has pintado con tantos estremos dehermosura no es Leonisa, la hija de Rodolfo Floren-cio, no sé quién sea; que ésta sola tenía la famaque dices.

-Ésa es, ¡oh Mahamut! -respondió Ricardo-;ésa es, amigo, la causa principal de todo mi bien yde toda mi desventura; ésa es, que no la perdidalibertad, por quien mis ojos han derramado, derra-man y derramarán lágrimas sin cuento, y la porquien mis sospiros encienden el aire cerca y lejos, yla por quien mis razones cansan al cielo que lasescucha y a los oídos que las oyen; ésa es porquien tú me has juzgado por loco o, por lo menos,por de poco valor y menos ánimo; esta Leonisa,para mí leona y mansa cordera para otro, es la queme tiene en este miserable estado. «Porque has de

Page 11: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

saber que desde mis tiernos años, o a lo menosdesde que tuve uso de razón, no sólo la amé, masla adoré y serví con tanta solicitud como si no tuvie-ra en la tierra ni en el cielo otra deidad a quien sir-viese ni adorase. Sabían sus deudos y sus padresmis deseos, y jamás dieron muestra de que les pe-sase, considerando que iban encaminados a finhonesto y virtuoso; y así, muchas veces sé yo quese lo dijeron a Leonisa, para disponerle la voluntada que por su esposo me recibiese. Mas ella, quetenía puestos los ojos en Cornelio, el hijo de Asca-nio Rótulo, que tú bien conoces (mancebo galán,atildado, de blandas manos y rizos cabellos, de vozmeliflua y de amorosas palabras, y, finalmente, todohecho de ámbar y de alfeñique, guarnecido de telasy adornado de brocados), no quiso ponerlos en mirostro, no tan delicado como el de Cornelio, ni quisoagradecer siquiera mis muchos y continuos servi-cios, pagando mi voluntad con desdeñarme y abo-rrecerme; y a tanto llegó el estremo de amarla, quetomara por partido dichoso que me acabara a purafuerza de desdenes y desagradecimientos, con queno diera descubiertos, aunque honestos, favores aCornelio. ¡Mira, pues, si llegándose a la angustia deldesdén y aborrecimiento, la mayor y más cruel rabiade los celos, cuál estaría mi alma de dos tan morta-

Page 12: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

les pestes combatida! Disimulaban los padres deLeonisa los favores que a Cornelio hacía, creyendo,como estaba en razón que creyesen, que atraído elmozo de su incomparable y bellísima hermosura, laescogería por su esposa, y en ello granjearían yer-no más rico que conmigo; y bien pudiera ser, si asífuera, pero no le alcanzaran, sin arrogancia seadicho, de mejor condición que la mía, ni de másaltos pensamientos, ni de más conocido valor que elmío. Sucedió, pues, que, en el discurso de mi pre-tensión, alcancé a saber que un día del mes pasadode mayo, que éste de hoy hace un año, tres días ycinco horas, Leonisa y sus padres, y Cornelio y lossuyos, se iban a solazar con toda su parentela ycriados al jardín de Ascanio, que está cercano a lamarina, en el camino de las salinas.»

-Bien lo sé -dijo Mahamut-; pasa adelante,Ricardo, que más de cuatro días tuve en él, cuandoDios quiso, más de cuatro buenos ratos.

-«Súpelo -replicó Ricardo-, y, al mismo ins-tante que lo supe, me ocupó el alma una furia, unarabia y un infierno de celos, con tanta vehemencia yrigor, que me sacó de mis sentidos, como lo veráspor lo que luego hice, que fue irme al jardín dondeme dijeron que estaban, y hallé a la más de la gente

Page 13: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

solazándose, y debajo de un nogal sentados a Cor-nelio y a Leonisa, aunque desviados un poco. Cuálellos quedaron de mi vista, no lo sé; de mí sé decirque quedé tal con la suya, que perdí la de mis ojos,y me quedé como estatua sin voz ni movimientoalguno. Pero no tardó mucho en despertar el enojoa la cólera, y la cólera a la sangre del corazón, y lasangre a la ira, y la ira a las manos y a la lengua.Puesto que las manos se ataron con el respecto, ami parecer, debido al hermoso rostro que tenía de-lante, pero la lengua rompió el silencio con estasrazones: ''Contenta estarás, ¡oh enemiga mortal demi descanso!, en tener con tanto sosiego delante detus ojos la causa que hará que los míos vivan enperpetuo y doloroso llanto. Llégate, llégate, cruel, unpoco más, y enrede tu yedra a ese inútil tronco quete busca; peina o ensortija aquellos cabellos de esetu nuevo Ganimedes, que tibiamente te solicita.Acaba ya de entregarte a los banderizos años desemozo en quien contemplas, porque, perdiendo yo laesperanza de alcanzarte, acabe con ella la vida queaborrezco. ¿Piensas, por ventura, soberbia y malconsiderada doncella, que contigo sola se han deromper y faltar las leyes y fueros que en semejantescasos en el mundo se usan? ¿Piensas, quiero decir,que este mozo, altivo por su riqueza, arrogante por

Page 14: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

su gallardía, inexperto por su edad poca, confiadopor su linaje, ha de querer, ni poder, ni saber guar-dar firmeza en sus amores, ni estimar lo inestima-ble, ni conocer lo que conocen los maduros y expe-rimentados años? No lo pienses, si lo piensas, por-que no tiene otra cosa buena el mundo, sino hacersus acciones siempre de una misma manera, por-que no se engañe nadie sino por su propia ignoran-cia. En los pocos años está la inconstancia mucha;en los ricos, la soberbia; la vanidad, en los arrogan-tes, y en los hermosos, el desdén; y en los que todoesto tienen, la necedad, que es madre de todo malsuceso. Y tú, ¡oh mozo!, que tan a tu salvo piensasllevar el premio, más debido a mis buenos deseosque a los ociosos tuyos, ¿por qué no te levantas deese estrado de flores donde yaces y vienes a sa-carme el alma, que tanto la tuya aborrece? Y noporque me ofendas en lo que haces, sino porque nosabes estimar el bien que la ventura te concede; yvéese claro que le tienes en poco, en que no quie-res moverte a defendelle por no ponerte a riesgo dedescomponer la afeitada compostura de tu galánvestido. Si esa tu reposada condición tuviera Aqui-les, bien seguro estuviera Ulises de no salir con suempresa, aunque más le mostrara resplandecientesarmas y acerados alfanjes. Vete, vete, y recréate

Page 15: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

entre las doncellas de tu madre, y allí ten cuidadode tus cabellos y de tus manos, más despiertas adevanar blando sirgo que a empuñar la dura espa-da''.

»A todas estas razones jamás se levantóCornelio del lugar donde le hallé sentado, antes seestuvo quedo, mirándome como embelesado, sinmoverse; y a las levantadas voces con que le dije loque has oído, se fue llegando la gente que por lahuerta andaba, y se pusieron a escuchar otros másimpropios que a Cornelio dije; el cual, tomando áni-mo con la gente que acudió, porque todos o los máseran sus parientes, criados o allegados, dio mues-tras de levantarse; mas, antes que se pusiese enpie, puse mano a mi espada y acometíle, no sólo aél, sino a todos cuantos allí estaban. Pero, apenasvio Leonisa relucir mi espada, cuando le tomó unrecio desmayo, cosa que me puso en mayor corajey mayor despecho. Y no te sabré decir si los mu-chos que me acometieron atendían no más de adefenderse, como quien se defiende de un locofurioso, o si fue mi buena suerte y diligencia, o elcielo, que para mayores males quería guardarme;porque, en efeto, herí siete o ocho de los que hallémás a mano. A Cornelio le valió su buena diligencia,

Page 16: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

pues fue tanta la que puso en los pies huyendo, quese escapó de mis manos.

»Estando en este tan manifiesto peligro,cercado de mis enemigos, que ya como ofendidosprocuraban vengarse, me socorrió la ventura con unremedio que fuera mejor haber dejado allí la vida,que no, restaurándola por tan no pensado camino,venir a perderla cada hora mil y mil veces. Y fue quede improviso dieron en el jardín mucha cantidad deturcos de dos galeotas de cosarios de Biserta, queen una cala, que allí cerca estaba, habían desem-barcado, sin ser sentidos de las centinelas de lastorres de la marina, ni descubiertos de los corredo-res o atajadores de la costa. Cuando mis contrarioslos vieron, dejándome solo, con presta celeridad sepusieron en cobro: de cuantos en el jardín estaban,no pudieron los turcos cautivar más de a tres perso-nas y a Leonisa, que aún se estaba desmayada. Amí me cogieron con cuatro disformes heridas, ven-gadas antes por mi mano con cuatro turcos, que deotras cuatro dejé sin vida tendidos en el suelo. Esteasalto hicieron los turcos con su acostumbrada dili-gencia, y, no muy contentos del suceso, se fueron aembarcar, y luego se hicieron a la mar, y a vela yremo en breve espacio se pusieron en la Fabiana.Hicieron reseña por ver qué gente les faltaba; y,

Page 17: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

viendo que los muertos eran cuatro soldados deaquellos que ellos llaman leventes, y de los mejoresy más estimados que traían, quisieron tomar en míla venganza; y así, mandó el arráez de la capitanabajar la entena para ahorcarme.

»Todo esto estaba mirando Leonisa, que yahabía vuelto en sí; y, viéndose en poder de los co-sarios, derramaba abundancia de hermosas lágri-mas, y, torciendo sus manos delicadas, sin hablarpalabra, estaba atenta a ver si entendía lo que losturcos decían. Mas uno de los cristianos del remo ledijo en italiano como el arraéz mandaba ahorcar aaquel cristiano, señalándome a mí, porque habíamuerto en su defensa cuatro de los mejores solda-dos de las galeotas. Lo cual oído y entendido porLeonisa (la vez primera que se mostró para mí pia-dosa), dijo al cautivo que dijese a los turcos que nome ahorcasen, porque perderían un gran rescate, yque les rogaba volviesen a Trápana, que luego merescatarían. Ésta, digo, fue la primera y aun será laúltima caridad que usó conmigo Leonisa, y todopara mayor mal mío. Oyendo, pues, los turcos loque el cautivo les decía, le creyeron, y mudóles elinterés la cólera. Otro día por la mañana, alzandobandera de paz, volvieron a Trápana; aquella nochela pasé con el dolor que imaginarse puede, no tanto

Page 18: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

por el que mis heridas me causaban, cuanto porimaginar el peligro en que la cruel enemiga míaentre aquellos bárbaros estaba.

»Llegados, pues, como digo, a la ciudad,entró en el puerto la una galeota y la otra se quedófuera; coronóse luego todo el puerto y la ribera todade cristianos, y el lindo de Cornelio desde lejos es-taba mirando lo que en la galeota pasaba. Acudióluego un mayordomo mío a tratar de mi rescate, alcual dije que en ninguna manera tratase de mi liber-tad, sino de la de Leonisa, y que diese por ella todocuanto valía mi hacienda; y más, le ordené quevolviese a tierra y dijese a sus padres de Leonisaque le dejasen a él tratar de la libertad de su hija, yque no se pusiesen en trabajo por ella. Hecho esto,el arráez principal, que era un renegado griego lla-mado Yzuf, pidió por Leonisa seis mil escudos, ypor mí cuatro mil, añadiendo que no daría el uno sinel otro. Pidió esta gran suma, según después supe,porque estaba enamorado de Leonisa, y no quisieraél rescatalla, sino darle al arráez de la otra galeota,con quien había de partir las presas que se hiciesenpor mitad, a mí, en precio de cuatro mil escudos ymil en dinero, que hacían cinco mil, y quedarse conLeonisa por otros cinco mil. Y ésta fue la causa porque nos apreció a los dos en diez mil escudos. Los

Page 19: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

padres de Leonisa no ofrecieron de su parte nada,atenidos a la promesa que de mi parte mi mayor-domo les había hecho, ni Cornelio movió los labiosen su provecho; y así, después de muchas deman-das y respuestas, concluyó mi mayordomo en darpor Leonisa cinco mil y por mí tres mil escudos.

»Aceptó Yzuf este partido, forzado de laspersuasiones de su compañero y de lo que todossus soldados le decían; mas, como mi mayordomono tenía junta tanta cantidad de dineros, pidió tresdías de término para juntarlos, con intención demalbaratar mi hacienda hasta cumplir el rescate.Holgóse desto Yzuf, pensando hallar en este tiempoocasión para que el concierto no pasase adelante;y, volviéndose a la isla de la Fabiana, dijo que lle-gado el término de los tres días volvería por el dine-ro. Pero la ingrata fortuna, no cansada de maltra-tarme, ordenó que estando desde lo más alto de laisla puesta a la guarda una centinela de los turcos,bien dentro a la mar descubrió seis velas latinas, yentendió, como fue verdad, que debían ser, o laescuadra de Malta, o algunas de las de Sicilia. Bajócorriendo a dar la nueva, y en un pensamiento seembarcaron los turcos, que estaban en tierra, cuálguisando de comer, cuál lavando su ropa; y, zar-pando con no vista presteza, dieron al agua los

Page 20: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

remos y al viento las velas, y, puestas las proas enBerbería, en menos de dos horas perdieron de vistalas galeras; y así, cubiertos con la isla y con la no-che, que venía cerca, se aseguraron del miedo quehabían cobrado.

»A tu buena consideración dejo, ¡oh Ma-hamut amigo!, que considere[s] cuál iría mi ánimoen aquel viaje, tan contrario del que yo esperaba; ymás cuando otro día, habiendo llegado las dos ga-leotas a la isla de la Pantanalea, por la parte delmediodía, los turcos saltaron en tierra a hacer leña ycarne, como ellos dicen; y más, cuando vi que losarráeces saltaron en tierra y se pusieron a hacer laspartes de todas las presas que habían hecho. Cadaacción déstas fue para mí una dilatada muerte. Vi-niendo, pues, a la partición mía y de Leonisa, Yzufdio a Fetala (que así se llamaba el arráez de la otragaleota) seis cristianos, los cuatro para el remo, ydos muchachos hermosísimos, de nación corsos, ya mí con ellos, por quedarse con Leonisa, de lo cualse contentó Fetala. Y, aunque estuve presente atodo esto, nunca pude entender lo que decían, aun-que sabía lo que hacían, ni entendiera por entoncesel modo de la partición si Fetala no se llegara a mí yme dijera en italiano: ''Cristiano, ya eres mío; en dosmil escudos de oro te me han dado; si quisieres

Page 21: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

libertad, has de dar cuatro mil, si no, acá morir''.Preguntéle si era también suya la cristiana; díjomeque no, sino que Yzuf se quedaba con ella, conintención de volverla mora y casarse con ella. Y asíera la verdad, porque me lo dijo uno de los cautivosdel remo, que entendía bien el turquesco, y se lohabía oído tratar a Yzuf y a Fetala. Díjele a mi amoque hiciese de modo como se quedase con la cris-tiana, y que le daría por su rescate solo diez milescudos de oro en oro. Respondióme no ser posi-ble, pero que haría que Yzuf supiese la gran sumaque él ofrecía por la cristiana; quizá, llevado delinterese, mudaría de intención y la rescataría. Hízo-lo así, y mandó que todos los de su galeota se em-barcasen luego, porque se quería ir a Trípol de Ber-bería, de donde él era. Yzuf, asimismo, determinóirse a Biserta; y así, se embarcaron con la mismapriesa que suelen cuando descubren o galeras dequien temer, o bajeles a quien robar. Movióles adarse priesa, por parecerles que el tiempo mudabacon muestras de borrasca.

»Estaba Leonisa en tierra, pero no en parteque yo la pudiese ver, si no fue que al tiempo delembarcarnos llegamos juntos a la marina. Llevábalade la mano su nuevo amo y su más nuevo amante,y al entrar por la escala que estaba puesta desde

Page 22: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

tierra a la galeota, volvió los ojos a mirarme, y losmíos, que no se quitaban della, la miraron con tantierno sentimiento y dolor que, sin saber cómo, seme puso una nube ante ellos que me quitó la vista,y sin ella y sin sentido alguno di conmigo en el sue-lo. Lo mismo, me dijeron después, que había suce-dido a Leonisa, porque la vieron caer de la escala ala mar, y que Yzuf se había echado tras della y lasacó en brazos. Esto me contaron dentro de la ga-leota de mi amo, donde me habían puesto sin queyo lo sintiese; mas, cuando volví de mi desmayo yme vi solo en la galeota, y que la otra, tomando otraderrota, se apartaba de nosotros, llevándose consi-go la mitad de mi alma, o, por mejor decir, toda ella,cubrióseme el corazón de nuevo, y de nuevo maldi-je mi ventura y llamé a la muerte a voces; y erantales los sentimientos que hacía, que mi amo, enfa-dado de oírme, con un grueso palo me amenazóque, si no callaba, me maltrataría. Reprimí laslágrimas, recogí los suspiros, creyendo que con lafuerza que les hacía reventarían por parte queabriesen puerta al alma, que tanto deseaba desam-parar este miserable cuerpo; mas la suerte, aún nocontenta de haberme puesto en tan encogido estre-cho, ordenó de acabar con todo, quitándome lasesperanzas de todo mi remedio; y fue que en un

Page 23: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

instante se declaró la borrasca que ya se temía, y elviento que de la parte de mediodía soplaba y nosembestía por la proa, comenzó a reforzar con tantobrío, que fue forzoso volverle la popa y dejar correrel bajel por donde el viento quería llevarle.

»Llevaba designio el arraéz de despuntar laisla y tomar abrigo en ella por la banda del norte,mas sucedióle al revés su pensamiento, porque elviento cargó con tanta furia que, todo lo que había-mos navegado en dos días, en poco más de catorcehoras nos vimos a seis millas o siete de la propiaisla de donde habíamos partido, y sin remedio algu-no íbamos a embestir en ella, y no en alguna playa,sino en unas muy levantadas peñas que a la vistase nos ofrecían, amenazando de inevitable muerte anuestras vidas. Vimos a nuestro lado la galeota denuestra conserva, donde estaba Leonisa, y a todossus turcos y cautivos remeros haciendo fuerza conlos remos para entretenerse y no dar en las peñas.Lo mismo hicieron los de la nuestra, con más venta-ja y esfuerzo, a lo que pareció, que los de la otra,los cuales, cansados del trabajo y vencidos deltesón del viento y de la tormenta, soltando los re-mos, se abandonaron y se dejaron ir a vista denuestros ojos a embestir en las peñas, donde dio lagaleota tan grande golpe que toda se hizo pedazos.

Page 24: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Comenzaba a cerrar la noche, y fue tamaña la gritade los que se perdían y el sobresalto de los que ennuestro bajel temían perderse, que ninguna cosa delas que nuestro arráez mandaba se entendía ni sehacía; sólo se atendía a no dejar los remos de lasmanos, tomando por remedio volver la proa al vien-to y echar las dos áncoras a la mar, para entretenercon esto algún tiempo la muerte, que por cierta ten-ían. Y, aunque el miedo de morir era general entodos, en mí era muy al contrario, porque con laesperanza engañosa de ver en el otro mundo a laque había tan poco que déste se había partido,cada punto que la galeota tardaba en anegarse o enembestir en las peñas, era para mí un siglo de máspenosa muerte. Las levantadas olas, que por enci-ma del bajel y de mi cabeza pasaban, me hacíanestar atento a ver si en ellas venía el cuerpo de ladesdichada Leonisa.

»No quiero deternerme ahora, ¡oh Ma-hamut!, en contarte por menudo los sobresaltos, lostemores, las ansias, los pensamientos que en aque-lla luenga y amarga noche tuve y pasé, por no ircontra lo que primero propuse de contarte breve-mente mi desventura. Basta decirte que fueron tan-tos y tales que, si la muerte viniera en aquel tiempo,tuviera bien poco que hacer en quitarme la vida.

Page 25: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

»Vino el día con muestras de mayor tormen-ta que la pasada, y hallamos que el bajel habíavirado un gran trecho, habiéndose desviado de laspeñas un buen trecho, y llegádose a una punta de laisla; y, viéndose tan a pique de doblarla, turcos ycristianos, con nueva esperanza y fuerzas nuevas,al cabo de seis horas doblamos la punta, y hallamosmás blando el mar y más sosegado, de modo quemás fácilmente nos aprovechamos de los remos, y,abrigados con la isla, tuvieron lugar los turcos desaltar en tierra para ir a ver si había quedado algunareliquia de la galeota que la noche antes dio en laspeñas; mas aún no quiso el cielo concederme elalivio que esperaba tener de ver en mis brazos elcuerpo de Leonisa; que, aunque muerto y despeda-zado, holgara de verle, por romper aquel imposibleque mi estrella me puso de juntarme con él, comomis buenos deseos merecían; y así, rogué a unrenegado que quería desembarcarse que le busca-se y viese si la mar lo había arrojado a la orilla. Pe-ro, como ya he dicho, todo esto me negó el cielo,pues al mismo instante tornó a embravecerse elviento, de manera que el amparo de la isla no fuede algún provecho. Viendo esto Fetala, no quisocontrastar contra la fortuna, que tanto le perseguía,y así, mandó poner el trinquete al árbol y hacer un

Page 26: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

poco de vela; volvió la proa a la mar y la popa alviento; y, tomando él mismo el cargo del timón, sedejó correr por el ancho mar, seguro que ningúnimpedimento le estorbaría su camino. Iban los re-mos igualados en la crujía y toda la gente sentadapor los bancos y ballesteras, sin que en toda la ga-leota se descubriese otra persona que la del cómi-tre, que por más seguridad suya se hizo atar fuer-temente al estanterol. Volaba el bajel con tanta lige-reza que, en tres días y tres noches, pasando a lavista de Trápana, de Melazo y de Palermo, embocópor el faro de Micina, con maravilloso espanto delos que iban dentro y de aquellos que desde la tierralos miraban.

»En fin, por no ser tan prolijo en contar latormenta como ella lo fue en su porfía, digo quecansados, hambrientos y fatigados con tan largorodeo, como fue bajar casi toda la isla de Sicilia,llegamos a Trípol de Berbería, adonde a mi amo(antes de haber hecho con sus levantes la cuentadel despojo, y dádoles lo que les tocaba, y su quintoal rey, como es costumbre) le dio un dolor de costa-do tal, que dentro de tres días dio con él en el infier-no. Púsose luego el rey de Trípol en toda suhacienda, y el alcaide de los muertos que allí tieneel Gran Turco (que, como sabes, es heredero de los

Page 27: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

que no le dejan en su muerte); estos dos tomarontoda la hacienda de Fetala, mi amo, y yo cupe aéste, que entonces era virrey de Trípol; y de allí aquince días le vino la patente de virrey de Chipre,con el cual he venido hasta aquí sin intento de res-catarme, porque él me ha dicho muchas veces queme rescate, pues soy hombre principal, como se lodijeron los soldados de Fetala, jamás he acudido aello, antes le he dicho que le engañaron los que ledijeron grandezas de mi posibilidad. Y si quieres,Mahamut, que te diga todo mi pensamiento, has desaber que no quiero volver a parte donde por algunavía pueda tener cosa que me consuele, y quieroque, juntándose a la vida del cautiverio, los pensa-mientos y memorias que jamás me dejan de lamuerte de Leonisa vengan a ser parte para que yono la tenga jamás de gusto alguno. Y si es verdadque los conti[n]uos dolores forzosamente se han deacabar o acabar a quien los padece, los míos nopodrán dejar de hacello, porque pienso darles rien-da de manera que, a pocos días, den alcance a lamiserable vida que tan contra mi voluntad sostengo.

»Éste es, ¡oh Mahamut hermano!, el tristesuceso mío; ésta es la causa de mis suspiros y demis lágrimas; mira tú ahora y considera si es bas-tante para sacarlos de lo profundo de mis entrañas

Page 28: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

y para engendrarlos en la sequedad de mi lastimadopecho. Leonisa murió, y con ella mi esperanza; que,puesto que la que tenía, ella viviendo, se sustentabade un delgado cabello, todavía, todavía...»

Y en este "todavía" se le pegó la lengua alpaladar, de manera que no pudo hablar más pala-bra ni detener las lágrimas, que, como suele decir-se, hilo a hilo le corrían por el rostro, en tanta abun-dancia, que llegaron a humedecer el suelo. Acom-pañóle en ellas Mahamut; pero, pasándose aquelparasismo, causado de la memoria renovada en elamargo cuento, quiso Mahamut consolar a Ricardocon las mejores razones que supo; mas él se lasatajó, diciéndole:

-Lo que has de hacer, amigo, es aconse-jarme qué haré yo para caer en desgracia de miamo, y de todos aquellos con quien yo comunicare;para que, siendo aborrecido dél y dellos, los unos ylos otros me maltraten y persigan de suerte que,añadiendo dolor a dolor y pena a pena, alcance conbrevedad lo que deseo, que es acabar la vida.

-Ahora he hallado ser verdadero -dijo Ma-hamut-, lo que suele decirse: que lo que se sabesentir se sabe decir, puesto que algunas veces elsentimiento enmudece la lengua; pero, comoquiera

Page 29: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

que ello sea, Ricardo, ora llegue tu dolor a tus pala-bras, ora ellas se le aventajen, siempre has dehallar en mí un verdadero amigo, o para ayuda opara consejo; que, aunque mis pocos años y eldesatino que he hecho en vestirme este hábitoestán dando voces que de ninguna destas dos co-sas que te ofrezco se puede fiar ni esperar alguna,yo procuraré que no salga verdadera esta sospe-cha, ni pueda tenerse por cierta tal opinión. Y, pues-to que tú no quieras ni ser aconsejado ni favorecido,no por eso dejaré de hacer lo que te conviniere,como suele hacerse con el enfermo, que pide lo queno le dan y le dan lo que le conviene. No hay entoda esta ciudad quien pueda ni valga más que elcadí, mi amo, ni aun el tuyo, que viene por visorreydella, ha de poder tanto; y, siendo esto así, como loes, yo puedo decir que soy el que más puede en laciudad, pues puedo con mi patrón todo lo que quie-ro. Digo esto, porque podría ser dar traza con élpara que vinieses a ser suyo, y, estando en micompañía, el tiempo nos dirá lo que habemos dehacer, así para consolarte, si quisieres o pudierestener consuelo, y a mí para salir désta a mejor vida,o, a lo menos, a parte donde la tenga más seguracuando la deje.

Page 30: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

-Yo te agradezco -respondió Ricardo-, Ma-hamut, la amistad que me ofreces, aunque estoycierto que, con cuanto hicieres, no has de podercosa que en mi provecho resulte. Pero dejemosahora esto y vamos a las tiendas, porque, a lo queveo, sale de la ciudad mucha gente, y sin duda es elantiguo virrey que sale a estarse en la campaña, pordar lugar a mi amo que entre en la ciudad a hacer laresidencia.

-Así es -dijo Mahamut-; ven, pues, Ricardo,y verás las ceremonias con que se reciben; que séque gustarás de verlas.

-Vamos en buena hora -dijo Ricardo-; quizáte habré menester si acaso el guardián de los cauti-vos de mi amo me ha echado menos, que es unrenegado, corso de nación y de no muy piadosasentrañas.

Con esto dejaron la plática, y llegaron a lastiendas a tiempo que llegaba el antiguo bajá, y elnuevo le salía a recebir a la puerta de la tienda.

Venía acompañado Alí Bajá (que así se lla-maba el que dejaba el gobierno) de todos los jeníza-ros que de ordinario están de presidio en Nicosia,después que los turcos la ganaron, que serían hasta

Page 31: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

quinientos. Venían en dos alas o hileras, los unoscon escopetas y los otros con alfanjes desnudos.Llegaron a la puerta del nuevo bajá Hazán, la ro-dearon todos, y Alí Bajá, inclinando el cuerpo, hizoreverencia a Hazán, y él con menos inclinación lesaludó. Luego se entró Alí en el pabellón de Hazán,y los turcos le subieron sobre un poderoso caballoricamente aderezado, y, trayéndole a la redonda delas tiendas y por todo un buen espacio de la cam-paña, daban voces y gritos, diciendo en su lengua:''¡Viva, viva Solimán sultán, y Hazán Bajá en sunombre!'' Repitieron esto muchas veces, reforzandolas voces y los alaridos, y luego le volvieron a latienda, donde había quedado Alí Bajá, el cual, conel cadí y Hazán, se encerraron en ella por espaciode una hora solos. Dijo Mahamut a Ricardo que sehabían encerrado a tratar de lo que convenía haceren la ciudad cerca de las obras que Alí dejaba co-menzadas. De allí a poco tiempo salió el cadí a lapuerta de la tienda, y dijo a voces en lengua tur-quesca, arábiga y griega, que todos los que quisie-sen entrar a pedir justicia, o otra cosa contra AlíBajá, podrían entrar libremente; que allí estabaHazán Bajá, a quien el Gran Señor enviaba porvirrey de Chipre, que les guardaría toda razón yjusticia. Con esta licencia, los jenízaros dejaron

Page 32: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

desocupada la puerta de la tienda y dieron lugar aque entrasen los que quisiesen. Mahamut hizo queentrase con él Ricardo, que, por ser esclavo deHazán, no se le impidió la entrada.

Entraron a pedir justicia, así griegos cristia-nos como algunos turcos, y todos de cosas de tanpoca importancia, que las más despachó el cadí sindar traslado a la parte, sin autos, demandas ni res-puestas; que todas las causas, si no son las matri-moniales, se despachan en pie y en un punto, mása juicio de buen varón que por ley alguna. Y entreaquellos bárbaros, si lo son en esto, el cadí es eljuez competente de todas las causas, que las abre-via en la uña y las sentencia en un soplo, sin quehaya apelación de su sentencia para otro tribunal.

En esto entró un chauz, que es como al-guacil, y dijo que estaba a la puerta de la tienda unjudío que traía a vender una hermosísima cristiana;mandó el cadí que le hiciese entrar, salió el chauz, yvolvió a entrar luego, y con él un venerable judío,que traía de la mano a una mujer vestida en hábitoberberisco, tan bien aderezada y compuesta que nolo pudiera estar tan bien la más rica mora de Fez nide Marruecos, que en aderezarse llevan la ventaja atodas las africanas, aunque entren las de Argel con

Page 33: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

sus perlas tantas. Venía cubierto el rostro con untafetán carmesí; por las gargantas de los pies, quese descubrían, parecían dos carcajes (que así sellaman las manillas en arábigo), al parecer de purooro; y en los brazos, que asimismo por una camisade cendal delgado se descubrían o traslucían, traíaotros carcajes de oro sembrados de muchas perlas;en resolución, en cuanto el traje, ella venía rica ygallardamente aderezada.

Admirados desta primera vista el cadí y losdemás bajaes, antes que otra cosa dijesen ni pre-guntasen, mandaron al judío que hiciese que sequitase el antifaz la cristiana. Hízolo así, y descubrióun rostro que así deslumbró los ojos y alegró loscorazones de los circunstantes, como el sol que, porentre cerradas nubes, después de mucha escuri-dad, se ofrece a los ojos de los que le desean: talera la belleza de la cautiva cristiana, y tal su brío ysu gallardía. Pero en quien con más efeto hizo im-presión la maravillosa luz que había descubierto,fue en el lastimado Ricardo, como en aquel quemejor que otro la conocía, pues era su cruel y ama-da Leonisa, que tantas veces y con tantas lágrimaspor él había sido tenida y llorada por muerta.

Page 34: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Quedó a la improvisa vista de la singular be-lleza de la cristiana traspasado y rendido el corazónde Alí, y en el mismo grado y con la misma heridase halló el de Hazán, sin quedarse esento de laamorosa llaga el del cadí, que, más suspenso quetodos, no sabía quitar los ojos de los hermosos deLeonisa. Y, para encarecer las poderosas fuerzasde amor, se ha de saber que en aquel mismo puntonació en los corazones de los tres una, a su pare-cer, firme esperanza de alcanzarla y de gozarla; yasí, sin querer saber el cómo, ni el dónde, ni elcuándo había venido a poder del judío, le pregunta-ron el precio que por ella quería.

El codicioso judío respondió que cuatro mildoblas, que vienen a ser dos mil escudos; mas,apenas hubo declarado el precio, cuando Alí Bajádijo que él los daba por ella, y que fuese luego acontar el dinero a su tienda. Empero Hazán Bajá,que estaba de parecer de no dejarla, aunque aven-turase en ello la vida, dijo:

-Yo asimismo doy por ella las cuatro mil do-blas que el judío pide, y no las diera ni me pusiera aser contrario de lo que Alí ha dicho si no me forzaralo que él mismo dirá que es razón que me obligue yfuerce, y es que esta gentil esclava no pertenece

Page 35: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

para ninguno de nosotros, sino para el Gran Señorsolamente; y así, digo que en su nombre la compro:veamos ahora quién será el atrevido que me la qui-te.

-Yo seré -replicó Alí-, porque para el mismoefeto la compro, y estáme a mí más a cuento haceral Gran Señor este presente, por la comodidad dellevarla luego a Constantinopla, granjeando con él lavoluntad del Gran Señor; que, como hombre quequedo, Hazán, como tú vees, sin cargo alguno, hemenester buscar medios de tenelle, de lo que túestás seguro por tres años, pues hoy comienzas amandar y a gobernar este riquísimo reino de Chipre.Así que, por estas razones y por haber sido yo elprimero que ofrecí el precio por la cautiva, estápuesto en razón, ¡oh Hazán!, que me la dejes.

-Tanto más es de agradecerme a mí -respondió Hazán- el procurarla y enviarla al GranSeñor, cuanto lo hago sin moverme a ello interésalguno; y, en lo de la comodidad de llevarla, unagaleota armaré con sola mi chusma y mis esclavosque la lleve.

Azoróse con estas razones Alí, y, levantán-dose en pie, empuñó el alfanje, diciendo:

Page 36: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

-Siendo, ¡oh Hazán!, mis intentos unos, quees presentar y llevar esta cristiana al Gran Señor, y,habiendo sido yo el comprador primero, está puestoen razón y en justicia que me la dejes a mí; y, cuan-do otra cosa pensares, este alfanje que empuñodefenderá mi derecho y castigará tu atrevimiento.

El cadí, que a todo estaba atento, y que nomenos que los dos ardía, temeroso de quedar sin lacristiana, imaginó cómo poder atajar el gran fuegoque se había encendido, y, juntamente, quedarsecon la cautiva, sin dar alguna sospecha de su daña-da intención; y así, levantándose en pie, se pusoentre los dos, que ya también lo estaban, y dijo:

-Sosiégate, Hazán, y tú, Alí, estáte quedo;que yo estoy aquí, que sabré y podré componervuestras diferencias de manera que los dos consig-áis vuestros intentos, y el Gran Señor, como dese-áis, sea servido.

A las palabras del cadí obedecieron luego; yaun si otra cosa más dificultosa les mandara, hicie-ran lo mismo: tanto es el respecto que tienen a suscanas los de aquella dañada secta. Prosiguió, pues,el cadí, diciendo:

Page 37: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

-Tú dices, Alí, que quieres esta cristiana pa-ra el Gran Señor, y Hazán dice lo mismo; tú alegasque por ser el primero en ofrecer el precio ha de sertuya; Hazán te lo contradice; y, aunque él no sabefundar su razón, yo hallo que tiene la misma que tútienes, y es la intención, que sin duda debió de na-cer a un mismo tiempo que la tuya, en querer com-prar la esclava para el mismo efeto; sólo le llevastetú la ventaja en haberte declarado primero, y estono ha de ser parte para que de todo en todo quededefraudado su buen deseo; y así, me parece serbien concertaros en esta forma: que la esclava seade entrambos; y, pues el uso della ha de quedar a lavoluntad del Gran Señor, para quien se compró, a éltoca disponer della; y, en tanto, pagarás tú, Hazán,dos mil doblas, y Alí otras dos mil, y quedaráse lacautiva en poder mío para que en nombre de en-trambos yo la envíe a Constantinopla, porque noquede sin algún premio, siquiera por habermehallado presente; y así, me ofrezco de enviarla a micosta, con la autoridad y decencia que se debe aquien se envía, escribiendo al Gran Señor todo loque aquí ha pasado y la voluntad que los dos hab-éis mostrado a su servicio.

No supieron, ni pudieron, ni quisieron con-tradecirle los dos enamorados turcos; y, aunque

Page 38: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

vieron que por aquel camino no conseguían su de-seo, hubieron de pasar por el parecer del cadí, for-mando y criando cada uno allá en su ánimo unaesperanza que, aunque dudosa, les prometía poderllegar al fin de sus encendidos deseos. Hazán, quese quedaba por virrey en Chipre, pensaba dar tan-tas dádivas al cadí que, vencido y obligado, le diesela cautiva; Alí imaginó de hacer un hecho que leaseguró salir con lo que deseaba. Y, teniendo porcierto cada cual su designio, vinieron con facilidaden lo que el cadí quiso, y, de consentimiento y vo-luntad de los dos, se la entregaron luego, y luegopagaron al judío cada uno dos mil doblas. Dijo eljudío que no la había de dar con los vestidos quetenía, porque valían otras dos mil doblas; y así erala verdad, a causa que en los cabellos, que partepor las espaldas sueltos traía y parte atados y enla-zados por la frente, se parecían algunas hileras deperlas que con estremada gracia se enredaban conellos. Las manillas de los pies y manos asimismovenían llenas de gruesas perlas. El vestido era unaalmalafa de raso verde, toda bordada y llena detrencillas de oro. En fin, les pareció a todos que eljudío anduvo corto en el precio que pidió por el ves-tido, y el cadí, por no mostrarse menos liberal quelos dos bajaes, dijo que él quería pagarle, porque de

Page 39: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

aquella manera se presentase al Gran Señor lacristiana. Tuviéronlo por bien los dos competidores,creyendo cada uno que todo había de venir a supoder.

Falta ahora por decir lo que sintió Ricardode ver andar en almoneda su alma, y los pensa-mientos que en aquel punto le vinieron, y los temo-res que le sobresaltaron, viendo que el haber halla-do a su querida prenda era para más perderla; nosabía darse a entender si estaba dormiendo o des-pierto, no dando crédito a sus mismos ojos de loque veían, porque le parecía cosa imposible ver tanimpensadamente delante dellos a la que pensabaque para siempre los había cerrado. Llegóse enesto a su amigo Mahamut y díjole:

-¿No la conoces, amigo?

-No la conozco -dijo Mahamut.

-Pues has de saber -replicó Ricardo- que esLeonisa.

-¿Qué es lo que dices, Ricardo? -dijo Ma-hamut.

-Lo que has oído -dijo Ricardo.

Page 40: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

-Pues calla y no la descubras -dijo Ma-hamut-, que la ventura va ordenando que la tengasbuena y próspera, porque ella va a poder de miamo.

-¿Parécete -dijo Ricardo- que será bien po-nerme en parte donde pueda ser visto?

-No -dijo Mahamut- porque no la sobresal-tes o te sobresaltes, y no vengas a dar indicio deque la conoces ni que la has visto; que podría serque redundase en perjuicio de mi designio.

-Seguiré tu parecer -respondió Ricardo.

Y ansí, anduvo huyendo de que sus ojos seencontrasen con los de Leonisa, la cual tenía lossuyos, en tanto que esto pasaba, clavados en elsuelo, derramando algunas lágrimas. Llegóse elcadí a ella, y, asiéndola de la mano, se la entregó aMahamut, mandándole que la llevase a la ciudad yse la entregase a su señora Halima, y le dijese latratase como a esclava del Gran Señor. Hízolo asíMahamut y dejó sólo a Ricardo, que con los ojos fuesiguiendo a su estrella hasta que se le encubrió conla nube de los muros de Nicosia. Llegóse al judío ypreguntóle que adónde había comprado, o en quémodo había venido a su poder aquella cautiva cris-

Page 41: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

tiana. El judío le respondió que en la isla de la Pan-tanalea la había comprado a unos turcos que allíhabían dado al través; y, queriendo proseguir ade-lante, lo estorbó el venirle a llamar de parte de losbajaes, que querían preguntarle lo que Ricardodeseaba saber; y con esto se despidió dél.

En el camino que había desde las tiendas ala ciudad, tuvo lugar Mahamut de preguntar a Leo-nisa, en lengua italiana, que de qué lugar era. Lacual le respondió que de la ciudad de Trápana. Pre-guntóle asimismo Mahamut si conocía en aquellaciudad a un caballero rico y noble que se llamabaRicardo. Oyendo lo cual Leonisa, dio un gran suspi-ro y dijo:

-Sí conozco, por mi mal.

-¿Cómo por vuestro mal? -dijo Mahamut.

-Porque él me conoció a mí por el suyo ypor mi desventura -res-pondió Leonisa.

-¿Y, por ventura -preguntó Mahamut-, co-nocistes también en la misma ciudad a otro caballe-ro de gentil disposición, hijo de padres muy ricos, yél por su persona muy valiente, muy liberal y muydiscreto, que se llamaba Cornelio?

Page 42: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

-También le conozco -respondió Leonisa-, ypodré decir más por mi mal que no a Ricardo. Mas,¿quién sois vos, señor, que los conocéis y por ellosme preguntáis?

-Soy -dijo Mahamut- natural de Palermo,que por varios accidentes estoy en este traje y ves-tido, diferente del que yo solía traer, y conózcolosporque no ha muchos días que entrambos estuvie-ron en mi poder, que a Cornelio le cautivaron unosmoros de Trípol de Berbería y le vendieron a unturco que le trujo a esta isla, donde vino con mer-cancías, porque es mercader de Rodas, el cualfiaba de Cornelio toda su hacienda.

-Bien se la sabrá guardar -dijo Leonisa-,porque sabe guardar muy bien la suya; pero decid-me, señor, ¿cómo o con quién vino Ricardo a estaisla?

-Vino -respondió Mahamut- con un cosarioque le cautivó estando en un jardín de la marina deTrápana, y con él dijo que habían cautivado a unadoncella que nunca me quiso decir su nombre. Es-tuvo aquí algunos días con su amo, que iba a visitarel sepulcro de Mahoma, que está en la ciudad deAlmedina, y al tiempo de la partida cayó Ricardomuy enfermo y indispuesto, que su amo me lo dejó,

Page 43: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

por ser de mi tierra, para que le curase y tuviesecargo dél hasta su vuelta, o que si por aquí no vol-viese, se le enviase a Constantinopla, que él meavisaría cuando allá estuviese. Pero el cielo lo or-denó de otra manera, pues el sin ventura de Ricar-do, sin tener accidente alguno, en pocos días seacabaron los de su vida, siempre llamando entre sía una Leonisa, a quien él me había dicho que quer-ía más que a su vida y a su alma; la cual Leonisame dijo que en una galeota que había dado altravés en la isla de la Pantanalea se había ahogado,cuya muerte siempre lloraba y siempre plañía, hastaque le trujo a término de perder la vida, que yo no lesentí enfermedad en el cuerpo, sino muestras dedolor en el alma.

-Decidme, señor, -replicó Leonisa-, ese mo-zo que decís, en las pláticas que trató con vos (que,como de una patria, debieron ser muchas),¿nombró alguna vez a esa Leonisa con todo el mo-do con que a ella y a Ricardo cautivaron?

-Sí nombró -dijo Mahamut-, y me preguntósi había aportado por esta isla una cristiana desenombre, de tales y tales señas, a la cual holgaría dehallar para rescatarla, si es que su amo se había yadesengañado de que no era tan rica como él pen-

Page 44: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

saba, aunque podía ser que por haberla gozado latuviese en menos; que, como no pasasen de tre-cientos o cuatrocientos escudos, él los daría de muybuena gana por ella, porque un tiempo la habíatenido alguna afición.

-Bien poca debía de ser -dijo Leonisa-, puesno pasaba de cuatrocientos escudos; más liberal esRicardo, y más valiente y comedido; Dios perdone aquien fue causa de su muerte, que fui yo, que yosoy la sin ventura que él lloró por muerta; y sabeDios si holgara de que él fuera vivo para pagarlecon el sentimiento, que viera que tenía de su des-gracia el que él mostró de la mía. Yo, señor, comoya os he dicho, soy la poco querida de Cornelio y labien llorada de Ricardo, que, por muy muchos yvarios casos, he venido a este miserable estado enque me veo; y, aunque es tan peligroso, siempre,por favor del cielo, he conservado en él la enterezade mi honor, con la cual vivo contenta en mi miseria.Ahora, ni sé donde estoy, ni quién es mi dueño, niadónde han de dar conmigo mis contrarios hados,por lo cual os ruego, señor, siquiera por la sangreque de cristiano tenéis, me aconsejéis en mis traba-jos; que, puesto que el ser muchos me han hechoalgo advertida, sobrevienen cada momento tantos ytales, que no sé cómo me he de avenir con ellos.

Page 45: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

A lo cual respondió Mahamut que él haría loque pudiese en servirla, aconsejándola y ayudándo-la con su ingenio y con sus fuerzas; advirtióla de ladiferencia que por su causa habían tenido los dosbajaes, y cómo quedaba en poder del cadí, su amo,para llevarla presentada al Gran Turco Selín aConstantinopla; pero que, antes que esto tuvieseefeto, tenía esperanza en el verdadero Dios, enquien él creía, aunque mal cristiano, que lo había dedisponer de otra manera, y que la aconsejaba sehubiese bien con Halima, la mujer del cadí, su amo,en cuyo poder había de estar hasta que la enviasena Constantinopla, advirtiéndola de la condición deHalima; y con ésas le dijo otras cosas de su prove-cho, hasta que la dejó en su casa y en poder deHalima, a quien dijo el recaudo de su amo.

Recibióla bien la mora por verla tan bienaderezada y tan hermosa. Mahamut se volvió a lastiendas a contar a Ricardo lo que con Leonisa lehabía pasado; y, hallándole, se lo contó todo puntopor punto, y, cuando llegó al del sentimiento queLeonisa había hecho cuando le dijo que era muerto,casi se le vinieron las lágrimas a los ojos. Díjolecómo había fingido el cuento del cautiverio de Cor-nelio, por ver lo que ella sentía; advirtióle la tibieza yla malicia con que de Cornelio había hablado; todo

Page 46: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

lo cual fue píctima para el afligido corazón de Ricar-do, el cual dijo a Mahamut:

-Acuérdome, amigo Mahamut, de un cuentoque me contó mi padre, que ya sabes cuán curiosofue, y oíste cuánta honra le hizo el Emperador Car-los Quinto, a quien siempre sirvió en honrosos car-gos de la guerra. Digo que me contó que, cuando elEmperador estuvo sobre Túnez, y la tomó con lafuerza de la Goleta, estando un día en la campaña yen su tienda, le trujeron a presentar una mora porcosa singular en belleza, y que al tiempo que se lapresentaron entraban algunos rayos del sol porunas partes de la tienda y daban en los cabellos dela mora, que con los mismos del sol en ser rubioscompetían: cosa nueva en las moras, que siemprese precian de tenerlos negros. Contaba que enaquella ocasión se hallaron en la tienda, entre otrosmuchos, dos caballeros españoles: el uno era anda-luz y el otro era catalán, ambos muy discretos yambos poetas; y, habiéndola visto el andaluz, co-menzó con admiración a decir unos versos que ellosllaman coplas, con unas consonancias o consonan-tes dificultosos, y, parando en los cinco versos de lacopla, se detuvo sin darle fin ni a la copla ni a lasentencia, por no ofrecérsele tan de improviso losconsonantes necesarios para acabarla; mas el otro

Page 47: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

caballero, que estaba a su lado y había oído losversos, viéndole suspenso, como si le hurtara lamedia copla de la boca, la prosiguió y acabó con lasmismas consonancias. Y esto mismo se me vino ala memoria cuando vi entrar a la hermosísima Leo-nisa por la tienda del bajá, no solamente escure-ciendo los rayos del sol si la tocaran, sino a todo elcielo con sus estrellas.

-Paso, no más -dijo Mahamut-; detente,amigo Ricardo, que a cada paso temo que has depasar tanto la raya en las alabanzas de tu bellaLeonisa que, dejando de parecer cristiano, parezcasgentil. Dime, si quieres, esos versos o coplas, ocomo los llamas, que después hablaremos en otrascosas que sean de más gusto, y aun quizá de másprovecho.

-En buen hora -dijo Ricardo-; y vuélvote aadvertir que los cinco versos dijo el uno y los otroscinco el otro, todos de improviso; y son éstos:

Como cuando el sol asoma

por una montaña baja

y de súpito nos toma,

y con su vista nos doma

Page 48: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

nuestra vista y la relaja;

como la piedra balaja,

que no consiente carcoma,

tal es el tu rostro, Aja,

dura lanza de Mahoma,

que las mis entrañas raja.

-Bien me suenan al oído -dijo Mahamut-, ymejor me suena y me parece que estés para decirversos, Ricardo, porque el decirlos o el hacerlosrequieren ánimos de ánimos desapasionados.

-También se suelen -respondió Ricardo- llo-rar endechas, como cantar himnos, y todo es decirversos; pero, dejando esto aparte, dime qué piensashacer en nuestro negocio, que, puesto que no en-tendí lo que los bajaes trataron en la tienda, en tan-to que tú llevaste a Leonisa, me lo contó un renega-do de mi amo, veneciano, que se halló presente yentiende bien la lengua turquesca; y lo que es me-nester ante todas cosas es buscar traza cómo Leo-nisa no vaya a mano del Gran Señor.

-Lo primero que se ha de hacer -respondióMahamut- es que tú vengas a poder de mi amo;

Page 49: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

que, esto hecho, después nos aconsejaremos en loque más nos conviniere.

En esto, vino el guardián de los cautivoscristianos de Hazán, y llevó consigo a Ricardo. Elcadí volvió a la ciudad con Hazán, que en brevesdías hizo la residencia de Alí y se la dio cerrada ysellada, para que se fuese a Constantinopla. Él sefue luego, dejando muy encargado al cadí que conbrevedad enviase la cautiva, escribiendo al GranSeñor de modo que le aprovechase para sus pre-tensiones. Prometióselo el cadí con traidoras entra-ñas, porque las tenía hechas ceniza por la cautiva.Ido Alí lleno de falsas esperanzas, y quedandoHazán no vacío de ellas, Mahamut hizo de modoque Ricardo vino a poder de su amo. Íbanse losdías, y el deseo de ver a Leonisa apretaba tanto aRicardo, que no alcanzaba un punto de sosiego.Mudóse Ricardo el nombre en el de Mario, porqueno llegase el suyo a oídos de Leonisa antes que élla viese; y el verla era muy dificultoso, a causa quelos moros son en estremo celosos y encubren detodos los hombres los rostros de sus mujeres, pues-to que en mostrarse ellas a los cristianos no se leshace de mal; quizá debe de ser que, por ser cauti-vos, no los tienen por hombres cabales.

Page 50: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Avino, pues, que un día la señora Halimavio a su esclavo Mario, y tan visto y tan mirado fue,que se le quedó grabado en el corazón y fijo en lamemoria; y, quizá poco contenta de los abrazosflojos de su anciano marido, con facilidad dio lugar aun mal deseo, y con la misma dio cuenta dél a Leo-nisa, a quien ya quería mucho por su agradablecondición y proceder discreto, y tratábala con mu-cho respecto, por ser prenda del Gran Señor. Díjolecómo el cadí había traído a casa un cautivo cristia-no, de tan gentil donaire y parecer, que a sus ojosno había visto más lindo hombre en toda su vida, yque decían que era chilibí (que quiere decir caballe-ro) y de la misma tierra de Mahamut, su renegado, yque no sabía cómo darle a entender su voluntad, sinque el cristiano la tuviese en poco por habérseladeclarado. Preguntóle Leonisa cómo se llamaba elcautivo, y díjole Halima que se llamaba Mario; a locual replicó Leonisa:

-Si él fuera caballero y del lugar que dicen,yo le conociera, más dese nombre Mario no hayninguno en Trápana; pero haz, señora, que yo levea y hable, que te diré quién es y lo que dél sepuede esperar.

Page 51: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

-Así será -dijo Halima-, porque el viernes,cuando esté el cadí haciendo la zalá en la mezquita,le haré entrar acá dentro, donde le podrás hablar asolas; y si te pareciere darle indicios de mi deseo,haráslo por el mejor modo que pudieres.

Esto dijo Halima a Leonisa, y no habían pa-sado dos horas cuando el cadí llamó a Mahamut y aMario, y, con no menos eficacia que Halima habíadescubierto su pecho a Leonisa, descubrió el ena-morado viejo el suyo a sus dos esclavos, pidiéndo-les consejo en lo que haría para gozar de la cristia-na y cumplir con el Gran Señor, cuya ella era, di-ciéndoles que antes pensaba morir mil veces queentregalla una al Gran Turco. Con tales afectosdecía su pasión el religioso moro, que la puso en loscorazones de sus dos esclavos, que todo lo contra-rio de lo que él pensaba pensaban. Quedó puestoentre ellos que Mario, como hombre de su tierra,aunque había dicho que no la conocía, tomase lamano en solicitarla y en declararle la voluntad suya;y, cuando por este modo no se pudiese alcanzar,que usaría el de la fuerza, pues estaba en su poder.Y, esto hecho, con decir que era muerta, se escu-sarían de enviarla a Constantinopla.

Page 52: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Contentísimo quedó el cadí con el parecerde sus esclavos, y, con la imaginada alegría, ofreciódesde luego libertad a Mahamut, mandándole lamitad de su hacienda después de sus días; asimis-mo prometió a Mario, si alcanzaba lo que quería,libertad y dineros con que volviese a su tierra rico,honrado y contento. Si él fue liberal en prometer,sus cautivos fueron pródigos ofreciéndole de alcan-zar la luna del cielo, cuanto más a Leonisa, como éldiese comodidad de hablarla.

-Ésa daré yo a Mario cuanta él quisiere -respondió el cadí-, porque haré que Halima se vayaen casa de sus padres, que son griegos cristianos,por algunos días; y, estando fuera, mandaré al por-tero que deje entrar a Mario dentro de casa todaslas veces que él quisiere, y diré a Leonisa que bienpodrá hablar con su paisano cuando le diere gusto.

Desta manera comenzó a volver el vientode la ventura de Ricardo, soplando en su favor, sinsaber lo que hacían sus mismos amos.

Tomado, pues, entre los tres este apunta-miento, quien primero le puso en plática fue Halima,bien así como mujer, cuya naturaleza es fácil y arro-jadiza para todo aquello que es de su gusto. Aquelmismo día dijo el cadí a Halima que cuando quisie-

Page 53: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

se podría irse a casa de sus padres a holgarse conellos los días que gustase. Pero, como ella estabaalborozada con las esperanzas que Leonisa le hab-ía dado, no sólo no se fuera a casa de sus padres,sino al fingido paraíso de Mahoma no quisiera irse;y así, le respondió que por entonces no tenía talvoluntad, y que cuando ella la tuviese lo diría, masque había de llevar consigo a la cautiva cristiana.

-Eso no -replicó el cadí-, que no es bien quela prenda del Gran Señor sea vista de nadie; y más,que se le ha de quitar que converse con cristianos,pues sabéis que, en llegando a poder del Gran Se-ñor, la han de encerrar en el serrallo y volverla tur-ca, quiera o no quiera.

-Como ella ande conmigo -replicó Halima-,no importa que esté en casa de mis padres, ni quecomunique con ellos, que más comunico yo, y nodejo por eso de ser buena turca; y más, que lo másque pienso estar en su casa serán hasta cuatro ocinco días, porque el amor que os tengo no me darálicencia para estar tanto ausente y sin veros.

No la quiso replicar el cadí, por no darleocasión de engendrar alguna sospecha de su inten-ción.

Page 54: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Llegóse en esto el viernes, y él se fue a lamezquita, de la cual no podía salir en casi cuatrohoras; y, apenas le vio Halima apartado de los um-brales de casa, cuando mandó llamar a Mario; masno le dejaba entrar un cristiano corso que servía deportero en la puerta del patio, si Halima no le dieravoces que le dejase; y así, entró confuso y temblan-do, como si fuera a pelear con un ejército de enemi-gos.

Estaba Leonisa del mismo modo y traje quecuando entró en la tienda del Bajá, sentada al piede una escalera grande de mármol que a los corre-dores subía. Tenía la cabeza inclinada sobre lapalma de la mano derecha y el brazo sobre las rodi-llas, los ojos a la parte contraria de la puerta pordonde entró Mario, de manera que, aunque él ibahacia la parte donde ella estaba, ella no le veía. Asícomo entró Ricardo, paseó toda la casa con losojos, y no vio en toda ella sino un mudo y sosegadosilencio, hasta que paró la vista donde Leonisa es-taba. En un instante, al enamorado Ricardo le so-brevinieron tantos pensamientos, que le suspendie-ron y alegraron, considerándose veinte pasos, a suparecer, o poco más, desviado de su felicidad ycontento: considerábase cautivo, y a su gloria enpoder ajeno. Estas cosas revolviendo entre sí mis-

Page 55: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

mo, se movía poco a poco, y, con temor y sobresal-to, alegre y triste, temeroso y esforzado, se iba lle-gando al centro donde estaba el de su alegría,cuando a deshora volvió el rostro Leonisa, y pusolos ojos en los de Mario, que atentamente la miraba.Mas, cuando la vista de los dos se encontraron, condiferentes efetos dieron señal de lo que sus almashabían sentido. Ricardo se paró y no pudo echar pieadelante; Leonisa, que por la relación de Mahamuttenía a Ricardo por muerto, y el verle vivo tan noesperadamente, llena de temor y espanto, sin quitardél los ojos ni volver las espaldas, volvió atrás cua-tro o cinco escalones, y, sacando una pequeña cruzdel seno, la besaba muchas veces, y se santiguóinfinitas, como si alguna fantasma o otra cosa delotro mundo estuviera mirando.

Volvió Ricardo de su embelesamiento, y co-noció, por lo que Leonisa hacía, la verdadera causade su temor, y así le dijo:

-A mí me pesa, ¡oh hermosa Leonisa!, queno hayan sido verdad las nuevas que de mi muertete dio Mahamut, porque con ella escusara los temo-res que ahora tengo de pensar si todavía está en suser y entereza el rigor que contino has usado con-migo. Sosiégate, señora, y baja, y si te atreves a

Page 56: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

hacer lo que nunca hiciste, que es llegarte a mí,llega y verás que no soy cuerpo fantástico: Ricardosoy, Leonisa; Ricardo, el de tanta ventura cuanta túquisieres que tenga.

Púsose Leonisa en esto el dedo en la boca,por lo cual entendió Ricardo que era señal de quecallase o hablase más quedo; y, tomando algúnpoco de ánimo, se fue llegando a ella en distanciaque pudo oír estas razones:

-Habla paso, Mario, que así me parece quete llamas ahora, y no trates de otra cosa de la queyo te tratare; y advierte que podría ser que elhabernos oído fuese parte para que nunca nos vol-viésemos a ver. Halima, nuestra ama, creo que nosescucha, la cual me ha dicho que te adora; hamepuesto por intercesora de su deseo. Si a él quisierescorresponder, aprovecharte ha más para el cuerpoque para el alma; y, cuando no quieras, es forzosoque lo finjas, siquiera porque yo te lo ruego y por loque merecen deseos de mujer declarados.

A esto respondió Ricardo:

-Jamás pensé ni pude imaginar, hermosaLeonisa, que cosa que me pidieras trujera consigoimposible de cumplirla, pero la que me pides me ha

Page 57: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

desengañado. ¿Es por ventura la voluntad tan ligeraque se pueda mover y llevar donde quisieren llevar-la, o estarle ha bien al varón honrado y verdaderofingir en cosas de tanto peso? Si a ti te parece quealguna destas cosas se debe o puede hacer, haz loque más gustares, pues eres señora de mi voluntad;mas ya sé que también me engañas en esto, puesjamás la has conocido, y así no sabes lo que has dehacer della. Pero, a trueco que no digas que en laprimera cosa que me mandaste dejaste de ser obe-decida, yo perderé del derecho que debo a serquien soy, y satisfaré tu deseo y el de Halima fingi-damente, como dices, si es que se ha de granjearcon esto el bien de verte; y así, finge tú las respues-tas a tu gusto, que desde aquí las firma y confirmami fingida voluntad. Y, en pago desto que por tihago (que es lo más que a mi parecer podré hacer,aunque de nuevo te dé el alma que tantas veces tehe dado), te ruego que brevemente me digas cómoescapaste de las manos de los cosarios y cómoveniste a las del judío que te vendió.

-Más espacio -respondió Leonisa- pide elcuento de mis desgracias, pero, con todo eso, tequiero satisfacer en algo. «Sabrás, pues, que, acabo de un día que nos apartamos, volvió el bajelde Yzuf con un recio viento a la misma isla de la

Page 58: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Pantanalea, donde también vimos a vuestra galeo-ta; pero la nuestra, sin poderlo remediar, embistióen las peñas. Viendo, pues, mi amo tan a los ojossu perdición, vació con gran presteza dos barrilesque estaban llenos de agua, tapólos muy bien, yatólos con cuerdas el uno con el otro; púsome a míentre ellos, desnudóse luego, y, tomando otro barrilentre los brazos, se ató con un cordel el cuerpo, ycon el mismo cordel dio cabo a mis barriles, y congrande ánimo se arrojó a la mar, llevándome tras sí.Yo no tuve ánimo para arrojarme, que otro turco meimpelió y me arrojó tras Yzuf, donde caí sin ningúnsentido, ni volví en mí hasta que me hallé en tierraen brazos de dos turcos, que vuelta la boca al suelome tenían, derramando gran cantidad de agua quehabía bebido. Abrí los ojos, atónita y espantada, y via Yzuf junto a mí, hecha la cabeza pedazos; que,según después supe, al llegar a tierra dio con ellaen las peñas, donde acabó la vida. Los turcos asi-mismo me dijeron que, tirando de la cuerda, mesacaron a tierra casi ahogada; solas ocho personasse escaparon de la desdichada galeota.

»Ocho días estuvimos en la isla, guardán-dome los turcos el mismo respecto que si fuera suhermana, y aun más. Estábamos escondidos enuna cueva, temerosos ellos que no bajasen de una

Page 59: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

fuerza de cristianos que está en la isla y los cautiva-sen; sustentáronse con el bizcocho mojado que lamar echó a la orilla, de lo que llevaban en la galeo-ta, lo cual salían a coger de noche. Ordenó la suer-te, para mayor mal mío, que la fuerza estuviese sincapitán, que pocos días había que era muerto, y enla fuerza no había sino veinte soldados; esto sesupo de un muchacho que los turcos cautivaron,que bajó de la fuerza a coger conchas a la marina.A los ocho días llegó a aquella costa un bajel demoros, que ellos llaman caramuzales; viéronle losturcos, y salieron de donde estaban, y, haciendoseñas al bajel, que estaba cerca de tierra, tanto queconoció ser turcos los que los llamaban, ellos conta-ron sus desgracias, y los moros los recibieron en subajel, en el cual venía un judío, riquísimo mercader,y toda la mercancía del bajel, o la más, era suya;era de barraganes y alquiceles y de otras cosas quede Berbería se llevaban a Levante. En el mismobajel los turcos se fueron a Trípol, y en el caminome vendieron al judío, que dio por mí dos mil do-blas, precio excesivo, si no le hiciera liberal el amorque el judío me descubrió.

»Dejando, pues, los turcos en Trípol, tornóel bajel a hacer su viaje, y el judío dio en solicitarmedescaradamente; yo le hice la cara que merecían

Page 60: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

sus torpes deseos. Viéndose, pues, desesperado dealcanzarlos, determinó de deshacerse de mí en laprimera ocasión que se le ofreciese. Y, sabiendoque los dos bajaes, Alí y Hazán, estaban en aques-ta isla, donde podía vender su mercaduría tan biencomo en Xío, en quien pensaba venderla, se vinoaquí con intención de venderme a alguno de los dosbajaes, y por eso me vistió de la manera que ahorame vees, por aficionarles la voluntad a que mecomprasen. He sabido que me ha comprado estecadí para llevarme a presentar al Gran Turco, deque no estoy poco temerosa. Aquí he sabido de tufingida muerte, y séte decir, si lo quieres creer, queme pesó en el alma y que te tuve más envidia quelástima; y no por quererte mal, que ya que soy de-samorada, no soy ingrata ni desconocida, sino por-que habías acabado con la tragedia de tu vida.»

-No dices mal, señora -respondió Ricardo-,si la muerte no me hubiera estorbado el bien devolver a verte; que ahora en más estimo este instan-te de gloria que gozo en mirarte, que otra ventura,como no fuera la eterna, que en la vida o en lamuerte pudiera asegurarme mi deseo. El que tienemi amo el cadí, a cuyo poder he venido por no me-nos varios accidentes que los tuyos, es el mismopara contigo que para conmigo lo es el de Halima.

Page 61: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Hame puesto a mí por intérprete de sus pensamien-tos; acepté la empresa, no por darle gusto, sino porel que granjeaba en la comodidad de hablarte, por-que veas, Leonisa, el término a que nuestras des-gracias nos han traído: a ti a ser medianera de unimposible, que en lo que me pides conoces; a mí aserlo también de la cosa que menos pensé, y de laque daré por no alcanzalla la vida, que ahora estimoen lo que vale la alta ventura de verte.

-No sé qué te diga, Ricardo -replicó Leoni-sa-, ni qué salida se tome al laberinto donde, comodices, nuestra corta ventura nos tiene puestos. Sólosé decir que es menester usar en esto lo que denuestra condición no se puede esperar, que es elfingimiento y engaño; y así, digo que de ti daré aHalima algunas razones que antes la entretenganque desesperen. Tú de mí podrás decir al cadí loque para seguridad de mi honor y de su engañovieres que más convenga; y, pues yo pongo mihonor en tus manos, bien puedes creer dél que letengo con la entereza y verdad que podían poner enduda tantos caminos como he andado, y tantoscombates como he sufrido. El hablarnos será fácil ya mí será de grandísimo gusto el hacello, con pre-supuesto que jamás me has de tratar cosa que a tudeclarada pretensión pertenezca, que en la hora

Page 62: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

que tal hicieres, en la misma me despediré de verte,porque no quiero que pienses que es de tan pocosquilates mi valor, que ha de hacer con él la cautivi-dad lo que la libertad no pudo: como el oro tengo deser, con el favor del cielo, que mientras más se acri-sola, queda con más pureza y más limpio. Contén-tate con que he dicho que no me dará, como solía,fastidio tu vista, porque te hago saber, Ricardo, quesiempre te tuve por desabrido y arrogante, y quepresumías de ti algo más de lo que debías. Confie-so también que me engañaba, y que podría ser quehacer ahora la experiencia me pusiese la verdaddelante de los ojos el desengaño; y, estando des-engañada, fuese, con ser honesta, más humana.Vete con Dios, que temo no nos haya escuchadoHalima, la cual entiende algo de la lengua cristiana,a lo menos de aquella mezcla de lenguas que seusa, con que todos nos entendemos.

-Dices muy bien, señora -respondió Ricar-do-, y agradézcote infinito el desengaño que me hasdado, que le estimo en tanto como la merced queme haces en dejar verte; y, como tú dices, quizá laexperiencia te dará a entender cuán llana es micondición y cuán humilde, especialmente para ado-rarte; y sin que tú pusieras término ni raya a mi tra-to, fuera él tan honesto para contigo que no acerta-

Page 63: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

ras a desearle mejor. En lo que toca a entretener alcadí, vive descuidada; haz tú lo mismo con Halima,y entiende, señora, que después que te he visto hanacido en mí una esperanza tal, que me aseguraque presto hemos de alcanzar la libertad deseada.Y, con esto, quédate con Dios, que otra vez te con-taré los rodeos por donde la fortuna me trujo a esteestado, después que de ti me aparté, o, por mejordecir, me apartaron.

Con esto, se despidieron, y quedó Leonisacontenta y satisfecha del llano proceder de Ricardo,y él contentísimo de haber oído una palabra de laboca de Leonisa sin aspereza.

Estaba Halima cerrada en su aposento, ro-gando a Mahoma trujese Leonisa buen despachode lo que le había encomendado. El cadí estaba enla mezquita recompensando con los suyos los de-seos de su mujer, teniéndolos solícitos y colgadosde la respuesta que esperaba oír de su esclavo, aquien había dejado encargado hablase a Leonisa,pues para poderlo hacer le daría comodidad Ma-hamut, aunque Halima estuviese en casa. Leonisaacrecentó en Halima el torpe deseo y el amor,dándole muy buenas esperanzas que Mario haríatodo lo que pidiese; pero que había de dejar pasar

Page 64: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

primero dos lunes, antes que concediese con lo quedeseaba él mucho más que ella; y este tiempo ytérmino pedía, a causa que hacía una plegaria yoración a Dios para que le diese libertad. Contentó-se Halima de la disculpa y de la relación de su que-rido Ricardo, a quien ella diera libertad antes deltérmino devoto, como él concediera con su deseo; yasí, rogó a Leonisa le rogase dispensase con eltiempo y acortase la dilación, que ella le ofrecíacuanto el cadí pidiese por su rescate.

Antes que Ricardo respondiese a su amo,se aconsejó con Mahamut de qué le respondería; yacordaron entre los dos que le desesperasen y leaconsejasen que lo más presto que pudiese la lle-vase a Constantinopla, y que en el camino, o porgrado o por fuerza, alcanzaría su deseo; y que, parael inconveniente que se podía ofrecer de cumplircon el Gran Señor, sería bueno comprar otra escla-va, y en el viaje fingir o hacer de modo como Leoni-sa cayese enferma, y que una noche echarían lacristiana comprada a la mar, diciendo que era Leo-nisa, la cautiva del Gran Señor, que se había muer-to; y que esto se podía hacer y se haría en modoque jamás la verdad fuese descubierta, y él queda-se sin culpa con el Gran Señor y con el cumplimien-to de su voluntad; y que, para la duración de su

Page 65: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

gusto, después se daría traza conveniente y másprovechosa. Estaba tan ciego el mísero y ancianocadí que, si otros mil disparates le dijeran, comofueran encaminados a cumplir sus esperanzas,todos los creyera; cuanto más, que le pareció quetodo lo que le decían llevaba buen camino y promet-ía próspero suceso; y así era la verdad, si la inten-ción de los dos consejeros no fuera levantarse conel bajel y darle a él la muerte en pago de sus locospensamientos. Ofreciósele al cadí otra dificultad, asu parecer mayor de las que en aquel caso se lepodía ofrecer; y era pensar que su mujer Halima nole había de dejar ir a Constantinopla si no la llevabaconsigo; pero presto la facilitó, diciendo que encambio de la cristiana que habían de comprar paraque muriese por Leonisa, serviría Halima, de quiendeseaba librarse más que de la muerte.

Con la misma facilidad que él lo pensó, conla misma se lo concedieron Mahamut y Ricardo; y,quedando firmes en esto, aquel mismo día dio cuen-ta el cadí a Halima del viaje que pensaba hacer aConstantinopla a llevar la cristiana al Gran Señor,de cuya liberalidad esperaba que le hiciese GranCadí del Cairo o de Constantinopla. Halima le dijoque le parecía muy bien su determinación, creyendoque se dejaría a Ricardo en casa; mas, cuando el

Page 66: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

cadí le certificó que le había de llevar consigo y aMahamut también, tornó a mudar de parecer y adesaconsejarle lo que primero le había aconsejado.En resolución, concluyó que si no la llevaba consi-go, no pensaba dejarle ir en ninguna manera. Con-tentóse el cadí de hacer lo que ella quería, porquepensaba sacudir presto de su cuello aquella para éltan pesada carga.

No se descuidaba en este tiempo HazánBajá de solicitar al cadí le entregase la esclava,ofreciéndole montes de oro, y habiéndole dado aRicardo de balde, cuyo rescate apreciaba en dos milescudos; facilitábale la entrega con la misma indus-tria que él se había imaginado de hacer muerta lacautiva cuando el Gran Turco enviase por ella. To-das estas dádivas y promesas aprovecharon con elcadí no más de ponerle en la voluntad que abrevia-se su partida. Y así, solicitado de su deseo y de lasimportunaciones de Hazán, y aun de las de Halima,que también fabricaba en el aire vanas esperanzas,dentro de veinte días aderezó un bergantín de quin-ce bancos, y le armó de buenas boyas, moros y dealgunos cristianos griegos. Embarcó en él toda suriqueza, y Halima no dejó en su casa cosa de mo-mento, y rogó a su marido que la dejase llevar con-sigo a sus padres, para que viesen a Constantino-

Page 67: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

pla. Era la intención de Halima la misma que la deMahamut: hacer con él y con Ricardo que en elcamino se alzasen con el bergantín; pero no lesquiso declarar su pensamiento hasta verse embar-cada, y esto con voluntad de irse a tierra de cristia-nos, y volverse a lo que primero había sido, y ca-sarse con Ricardo, pues era de creer que, llevandotantas riquezas consigo y volviéndose cristiana, nodejaría de tomarla por mujer.

En este tiempo habló otra vez Ricardo conLeonisa y le declaró toda su intención, y ella le dijola que tenía Halima, que con ella había comunicado;encomendáronse los dos el secreto, y, enco-mendándose a Dios, esperaban el día de la partida,el cual llegado, salió Hazán acompañándolos hastala marina con todos sus soldados, y no los dejóhasta que se hicieron a la vela, ni aun quitó los ojosdel bergantín hasta perderle de vista; y parece queel aire de los suspiros que el enamorado moro arro-jaba impelía con mayor fuerza las velas que le apar-taban y llevaban el alma. Mas como aquel a quien elamor había tanto tiempo que sosegar no le dejaba,pensando en lo que había de hacer para no morir amanos de sus deseos, puso luego por obra lo quecon largo discurso y resoluta determinación teníapensado; y así, en un bajel de diez y siete bancos,

Page 68: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

que en otro puerto había hecho armar, puso en élcincuenta soldados, todos amigos y conocidos su-yos, y a quien él tenía obligados con muchas dádi-vas y promesas, y dioles orden que saliesen al ca-mino y tomasen el bajel del cadí y sus riquezas,pasando a cuchillo cuantos en él iban, si no fuese aLeonisa la cautiva; que a ella sola quería por despo-jo aventajado a los muchos haberes que el ber-gantín llevaba; ordenóles también que le echasen afondo, de manera que ninguna cosa quedase quepudiese dar indicio de su perdición. La codicia delsaco les puso alas en los pies y esfuerzo en el co-razón, aunque bien vieron cuán poca defensa hab-ían de hallar en los del bergantín, según iban des-armados y sin sospecha de semejante aconteci-miento.

Dos días había ya que el bergantín camina-ba, que al cadí se le hicieron dos siglos, porqueluego en el primero quisiera poner en efeto su de-terminación; mas aconsejáronle sus esclavos queconvenía primero hacer de suerte que Leonisa ca-yese mala, para dar color a su muerte, y que estohabía de ser con algunos días de enfermedad. Él noquisiera sino decir que había muerto de repente, yacabar presto con todo, y despachar a su mujer yaplacar el fuego que las entrañas poco a poco le iba

Page 69: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

consumiendo; pero, en efeto, hubo de condecendercon el parecer de los dos.

Ya en esto había Halima declarado su inten-to a Mahamut y a Ricardo, y ellos estaban en poner-lo por obra al pasar de las cruces de Alejandría, o alentrar de los castillos de la Natolia. Pero fue tanta lapriesa que el cadí les daba, que se ofrecieron dehacerlo en la primera comodidad que se les ofrecie-se. Y un día, al cabo de seis que navegaban y queya le parecía al cadí que bastaba el fingimiento dela enfermedad de Leonisa, importunó a sus escla-vos que otro día concluyesen con Halima, y la arro-jasen al mar amortajada, diciendo ser la cautiva delGran Señor.

Amaneciendo, pues, el día en que, según laintención de Mahamut y de Ricardo, había de ser elcumplimiento de sus deseos, o del fin de sus días,descubrieron un bajel que a vela y remo les veníadando caza. Temieron fuese de cosarios cristianos,de los cuales, ni los unos ni los otros podían esperarbuen suceso; porque, de serlo, se temía ser losmoros cautivos, y los cristianos, aunque quedasencon libertad, quedarían desnudos y robados; peroMahamut y Ricardo con la libertad de Leonisa y dela de entrambos se contentaran; con todo esto que

Page 70: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

se imaginaban, temían la insolencia de la gentecosaria, pues jamás la que se da a tales ejercicios,de cualquiera ley o nación que sea, deja de tener unánimo cruel y una condición insolente. Pusiéronseen defensa, sin dejar los remos de las manos yhacer todo cuanto pudiesen; pero pocas horas tar-daron que vieron que les iban entrando, de modoque en menos de dos se les pusieron a tiro decañón. Viendo esto, amainaron, soltaron los remos,tomaron las armas y los esperaron, aunque el cadídijo que no temiesen, porque el bajel era turquesco,y que no les haría daño alguno. Mandó poner luegouna banderita blanca de paz en el peñol de la popa,por que le viesen los que, ya ciegos y codiciosos,venían con gran furia a embestir el mal defendidobergantín. Volvió, en esto, la cabeza Mahamut y vioque de la parte de poniente venía una galeota, a suparecer de veinte bancos, y díjoselo al cadí; y algu-nos cristianos que iban al remo dijeron que el bajelque se descubría era de cristianos; todo lo cual lesdobló la confusión y el miedo, y estaban suspensossin saber lo que harían, temiendo y esperando elsuceso que Dios quisiese darles.

Paréceme que diera el cadí en aquel puntopor hallarse en Nicosia toda la esperanza de sugusto: tanta era la confusión en que se hallaba,

Page 71: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

aunque le quitó presto della el bajel primero, que sinrespecto de las banderas de paz ni de lo que a sureligión debían, embistieron con el del cadí con tan-ta furia, que estuvo poco en echarle a fondo. Luegoconoció el cadí los que le acometían, y vio que eransoldados de Nicosia y adivinó lo que podía ser, ydiose por perdido y muerto; y si no fuera que lossoldados se dieron antes a robar que a matar, nin-guno quedara con vida. Mas, cuando ellos andabanmás encendidos y más atentos en su robo, dio unturco voces diciendo:

-¡Arma, soldados!, que un bajel de cristia-nos nos embiste.

Y así era la verdad, porque el bajel quedescubrió el bergantín del cadí venía con insignias ybanderas cristianescas, el cual llegó con toda furia aembestir el bajel de Hazán; pero, antes que llegase,preguntó uno desde la proa en lengua turquescaque qué bajel era aquél. Respondiéronle que era deHazán Bajá, virrey de Chipre.

-¿Pues cómo -replicó el turco-, siendo voso-tros mosolimanes, embestís y robáis a ese bajel,que nosotros sabemos que va en él el cadí de Nico-sia?

Page 72: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

A lo cual respondieron que ellos no sabíanotra cosa más de que al bajel les había ordenado letomasen, y que ellos, como sus soldados y obedien-tes, habían hecho su mandamiento.

Satisfecho de lo que saber quería, el ca-pitán del segundo bajel, que venía a la cristianesca,dejóle embestir al de Hazán, y acudió al del cadí, ya la primera rociada mató más de diez turcos de losque dentro estaban, y luego le entró con grandeánimo y presteza; mas, apenas hubieron puesto lospies dentro, cuando el cadí conoció que el que leembestía no era cristiano, sino Alí Bajá, el enamo-rado de Leonisa, el cual, con el mismo intento queHazán, había estado esperando su venida, y, por noser conocido, había hecho vestidos a sus soldadoscomo cristianos, para que con esta industria fuesemás cubierto su hurto. El cadí, que conoció las in-tenciones de los amantes y traidores, comenzó agrandes voces a decir su maldad, diciendo:

-¿Qué es esto, traidor Alí Bajá? ¿Cómo,siendo tú mosolimán (que quiere decir turco), mesalteas como cristiano? Y vosotros, traidores solda-dos de Hazán, ¿qué demonio os ha movido a aco-meter tan grande insulto? ¿Cómo, por cumplir el

Page 73: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

apetito lascivo del que aquí os envía, queréis ir con-tra vuestro natural señor?

A estas palabras suspendieron todos lasarmas, y unos a otros se miraron y se conocieron,porque todos habían sido soldados de un mismocapitán y militado debajo de una bandera; y, con-fundiéndose con las razones del cadí y con su mis-mo maleficio, ya se les embotaron los filos de losalfanjes y se les desamayaron los ánimos. Sólo Alícerró los ojos y los oídos a todo, y arremetiendo alcadí, le dio una tal cuchillada en la cabeza que, sino fuera por la defensa que hicieron cien varas detoca con que venía ceñida, sin duda se la partierapor medio; pero, con todo, le derribó entre los ban-cos del bajel, y al caer dijo el cadí:

-¡Oh cruel renegado, enemigo de mi profeta!¿Y es posible que no ha de haber quien castigue tucrueldad y tu grande insolencia? ¿Cómo, maldito,has osado poner las manos y las armas en tu cadí,y en un ministro de Mahoma?

Estas palabras añadieron fuerza a fuerza alas primeras, las cuales oídas de los soldados deHazán, y movidos de temor que los soldados de Alíles habían de quitar la presa, que ya ellos por suyatenían, determinaron de ponerlo todo en aventura;

Page 74: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

y, comenzando uno y siguiéndole todos, dieron enlos soldados de Alí con tanta priesa, rancor y brío,que en poco espacio los pararon tales, que, aunqueeran muchos más que ellos, los redujeron a númeropequeño; pero los que quedaron, volviendo sobresí, vengaron a sus compañeros, no dejando de losde Hazán apenas cuatro con vida, y ésos muy mal-heridos.

Estábanlos mirando Ricardo y Mahamut,que de cuando en cuando sacaban la cabeza por elescutillón de la cámara de popa, por ver en quéparaba aquella grande herrería que sonaba; y, vien-do cómo los turcos estaban casi todos muertos, ylos vivos malheridos, y cuán fácilmente se podía darcabo de todos, llamó a Mahamut y a dos sobrinosde Halima, que ella había hecho embarcar consigopara que ayudasen a levantar el bajel, y con ellos ycon su padre, tomando alfanjes de los muertos,saltaron en crujía; y, apellidando ''¡libertad, liber-tad!'', y ayudados de las buenas boyas, cristianosgriegos, con facilidad y sin recebir herida, los dego-llaron a todos; y, pasando sobre la galeota de Alí,que sin defensa estaba, la rindieron y ganaron concuanto en ella venía. De los que en el segundo en-cuentro murieron, fue de los primeros Alí Bajá, que

Page 75: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

un turco, en venganza del cadí, le mató a cuchilla-das.

Diéronse luego todos, por consejo de Ricar-do, a pasar cuantas cosas había de precio en subajel y en el de Hazán a la galeota de Alí, que erabajel mayor y acomodado para cualquier cargo oviaje, y ser los remeros cristianos, los cuales, con-tentos con la alcanzada libertad y con muchas co-sas que Ricardo repartió entre todos, se ofrecieronde llevarle hasta Trápana, y aun hasta el cabo delmundo si quisiese. Y, con esto, Mahamut y Ricardo,llenos de gozo por el buen suceso, se fueron a lamora Halima y le dijeron que, si quería volverse aChipre, que con las buenas boyas le armarían sumismo bajel, y le darían la mitad de las riquezas quehabía embarcado; mas ella, que en tanta calamidadaún no había perdido el cariño y amor que a Ricar-do tenía, dijo que quería irse con ellos a tierra decristianos, de lo cual sus padres se holgaron enestremo.

El cadí volvió en su acuerdo, y le curaroncomo la ocasión les dio lugar, a quien también dije-ron que escogiese una de dos: o que se dejasellevar a tierra de cristianos, o volverse en su mismobajel a Nicosia. Él respondió que, ya que la fortuna

Page 76: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

le había traído a tales términos, les agradecía lalibertad que le daban, y que quería ir a Constantino-pla a quejarse al Gran Señor del agravio que deHazán y de Alí había recebido; mas, cuando supoque Halima le dejaba y se quería volver cristiana,estuvo en poco de perder el juicio. En resolución, learmaron su mismo bajel y le proveyeron de todaslas cosas necesarias para su viaje, y aun le dieronalgunos cequíes de los que habían sido suyos; y,despidiéndose de todos con determinación de vol-verse a Nicosia, pidió antes que se hiciese a la velaque Leonisa le abrazase, que aquella merced yfavor sería bastante para poner en olvido toda sudesventura. Todos suplicaron a Leonisa diese aquelfavor a quien tanto la quería, pues en ello no iríacontra el decoro de su honestidad. Hizo Leonisa loque le rogaron, y el cadí le pidió le pusiese las ma-nos sobre la cabeza, porque él llevase esperanzasde sanar de su herida; en todo le contentó Leonisa.Hecho esto y habiendo dado un barreno al bajel deHazán, favoreciéndoles un levante fresco que pa-recía que llamaba las velas para entregarse enellas, se las dieron, y en breves horas perdieron devista al bajel del cadí, el cual, con lágrimas en losojos, estaba mirando cómo se llevaban los vientossu hacienda, su gusto, su mujer y su alma.

Page 77: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Con diferentes pensamientos de los del cadínavegaban Ricardo y Mahamut; y así, sin querertocar en tierra en ninguna parte, pasaron a la vistade Alejandría de golfo lanzado, y, sin amainar velas,y sin tener necesidad de aprovecharse de los re-mos, llegaron a la fuerte isla del Corfú, donde hicie-ron agua, y luego, sin detenerse, pasaron por losinfamados riscos Acroceraunos; y desde lejos, alsegundo día, descubrieron a Paquino, promontoriode la fertilísima Tinacria, a vista de la cual y de lainsigne isla de Malta volaron, que no con menosligereza navegaba el dichoso leño.

En resolución, bajando la isla, de allí a cua-tro días descubrieron la Lampadosa, y luego la isladonde se perdieron, con cuya vista [Leonisa] seestremeció toda, viniéndole a la memoria el peligroen que en ella se había visto. Otro día vieron delan-te de sí la deseada y amada patria; renovóse laalegría en sus corazones, alborotáronse sus espíri-tus con el nuevo contento, que es uno de los mayo-res que en esta vida se puede tener, llegar despuésde luengo cautiverio salvo y sano a la patria. Y alque a éste se le puede igualar, es el que se recibede la vitoria alcanzada de los enemigos.

Page 78: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Habíase hallado en la galeota una caja llenade banderetas y flámulas de diversas colores desedas, con las cuales hizo Ricardo adornar la galeo-ta. Poco después de amanecer sería, cuando sehallaron a menos de una legua de la ciudad, y, bo-gando a cuarteles, y alzando de cuando en cuandoalegres voces y gritos, se iban llegando al puerto,en el cual en un instante pareció infinita gente delpueblo; que, habiendo visto cómo aquel bien ador-nado bajel tan de espacio se llegaba a tierra, noquedó gente en toda la ciudad que dejase de salir ala marina.

En este entretanto había Ricardo pedido ysuplicado a Leonisa que se adornase y vistiese dela misma manera que cuando entró en la tienda delos bajaes, porque quería hacer una graciosa burlaa sus padres. Hízolo así, y, añadiendo galas a ga-las, perlas a perlas, y belleza a belleza, que sueleacrecentarse con el contento, se vistió de modo quede nuevo causó admiración y maravilla. Vistióseasimismo Ricardo a la turquesca, y lo mismo hizoMahamut y todos los cristianos del remo, que paratodos hubo en los vestidos de los turcos muertos.Cuando llegaron al puerto serían las ocho de lamañana, que tan serena y clara se mostraba, queparecía que estaba atenta mirando aquella alegre

Page 79: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

entrada. Antes de entrar en el puerto, hizo Ricardodisparar las piezas de la galeota, que eran un cañónde crujía y dos falconetes; respondió la ciudad conotras tantas.

Estaba toda la gente confusa, esperandollegase el bizarro bajel; pero, cuando vieron de cer-ca que era turquesco, porque se divisaban los blan-cos turbantes de los que moros parecían, temero-sos y con sospecha de algún engaño, tomaron lasarmas y acudieron al puerto todos los que en laciudad son de milicia, y la gente de a caballo setendió por toda la marina; de todo lo cual recibierongran contento los que poco a poco se fueron llegan-do hasta entrar en el puerto, dando fondo junto atierra y arrojando en ella la plancha, soltando a unalos remos, todos, uno a uno, como en procesión,salieron a tierra, la cual con lágrimas de alegríabesaron una y muchas veces, señal clara que dio aentender ser cristianos que con aquel bajel se hab-ían alzado. A la postre de todos salieron el padre ymadre de Halima, y sus dos sobrinos, todos, comoestá dicho, vestidos a la turquesca; hizo fin y rematela hermosa Leonisa, cubierto el rostro con un ta-fetán carmesí. Traíanla en medio Ricardo y Ma-hamut, cuyo espectáculo llevó tras si los ojos detoda aquella infinita multitud que los miraba.

Page 80: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

En llegando a tierra, hicieron como los de-más, besándola postrados por el suelo. En esto,llegó a ellos el capitán y gobernador de la ciudad,que bien conoció que eran los principales de todos;mas, apenas hubo llegado, cuando conoció a Ricar-do, y corrió con los brazos abiertos y con señales degrandísimo contento a abrazarle. Llegaron con elgobernador Cornelio y su padre, y los de Leonisacon todos sus parientes, y los de Ricardo, que todoseran los más principales de la ciudad. Abrazó Ri-cardo al gobernador y respondió a todos los para-bienes que le daban; trabó de la mano a Cornelio, elcual, como le conoció y se vio asido dél, perdió lacolor del rostro, y casi comenzó a temblar de miedo,y, teniendo asimismo de la mano a Leonisa, dijo:

-Por cortesía os ruego, señores, que, antesque entremos en la ciudad y en el templo a dar lasdebidas gracias a Nuestro Señor de las grandesmercedes que en nuestra desgracia nos ha hecho,me escuchéis ciertas razones que deciros quiero.

A lo cual el gobernador respondió que dije-se lo que quisiese, que todos le escucharían congusto y con silencio.

Page 81: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

Rodeáronle luego todos los más de los prin-cipales; y él, alzando un poco la voz, dijo desta ma-nera:

-Bien se os debe acordar, señores, de ladesgracia que algunos meses ha en el jardín de lasSalinas me sucedió con la pérdida de Leonisa; tam-bién no se os habrá caído de la memoria la diligen-cia que yo puse en procurar su libertad, pues, ol-vidándome del mío, ofrecí por su rescate toda mihacienda (aunque ésta, que al parecer fue liberali-dad, no puede ni debe redundar en mi alabanza,pues la daba por el rescate de mi alma). Lo quedespués acá a los dos ha sucedido requiere paramás tiempo otra sazón y coyuntura, y otra lengua notan turbada como la mía; baste deciros por ahoraque, después de varios y estraños acaescimientos,y después de mil perdidas esperanzas de alcanzarremedio de nuestras desdichas, el piadoso cielo, sinningún merecimiento nuestro, nos ha vuelto a ladeseada patria, cuanto llenos de contento, colma-dos de riquezas; y no nace dellas ni de la libertadalcanzada el sin igual gusto que tengo, sino del queimagino que tiene ésta en paz y en guerra dulceenemiga mía, así por verse libre, como por ver,como vee, el retrato de su alma; todavía me alegrode la general alegría que tienen los que me han sido

Page 82: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

compañeros en la miseria. Y, aunque las desventu-ras y tristes acontecimientos suelen mudar las con-diciones y aniquilar los ánimos valerosos, no ha sidoasí con el verdugo de mis buenas esperanzas; por-que, con más valor y entereza que buenamentedecirse puede, ha pasado el naufragio de sus des-dichas y los encuentros de mis ardientes cuantohonestas importunaciones; en lo cual se verifica quemudan el cielo, y no las costumbres, los que enellas tal vez hicieron asiento. De todo esto que hedicho quiero inferir que yo le ofrecí mi hacienda enrescate, y le di mi alma en mis deseos; di traza ensu libertad y aventuré por ella, más que por la mía,la vida; y de todos éstos que, en otro sujeto másagradecido, pudieran ser cargos de algún momento,no quiero yo que lo sean; sólo quiero lo sea éste enque te pongo ahora.

Y, diciendo esto, alzó la mano y con hones-to comedimiento quitó el antifaz del rostro de Leoni-sa, que fue como quitarse la nube que tal vez cubrela hermosa claridad del sol, y prosiguió diciendo:

-Vees aquí, ¡oh Cornelio!, te entrego laprenda que tú debes de estimar sobre todas lascosas que son dignas de estimarse; y vees aquí tú,¡hermosa Leonisa!, te doy al que tú siempre has

Page 83: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

tenido en la memoria. Ésta sí quiero que se tengapor liberalidad, en cuya comparación dar la hacien-da, la vida y la honra no es nada. Recíbela, ¡ohventuroso mancebo!; recíbela, y si llega tu conoci-miento a tanto que llegue a conocer valor tan gran-de, estímate por el más venturoso de la tierra. Conella te daré asimismo todo cuanto me tocare departe en lo que a todos el cielo nos ha dado, quebien creo que pasará de treinta mil escudos. Detodo puedes gozar a tu sabor con libertad, quietud ydescanso; y plega al cielo que sea por luengos yfelices años. Yo, sin ventura, pues quedo sin Leoni-sa, gusto de quedar pobre, que a quien Leonisa lefalta, la vida le sobra.

Y en diciendo esto calló, como si al paladarse le hubiera pegado la lengua; pero, desde allí a unpoco, antes que ninguno hablase, dijo:

-¡Válame Dios, y cómo los apretados traba-jos turban los entendimientos! Yo, señores, con eldeseo que tengo de hacer bien, no he mirado lo quehe dicho, porque no es posible que nadie puedamostrarse liberal de lo ajeno: ¿qué jurisdición tengoyo en Leonisa para darla a otro? O, ¿cómo puedoofrecer lo que está tan lejos de ser mío? Leonisa essuya, y tan suya que, a faltarle sus padres, que

Page 84: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

felices años vivan, ningún opósito tuviera a su vo-luntad; y si se pudieran poner las obligaciones quecomo discreta debe de pensar que me tiene, desdeaquí las borro, las cancelo y doy por ningunas; yasí, de lo dicho me desdigo, y no doy a Cornelionada, pues no puedo; sólo confirmo la manda de mihacienda hecha a Leonisa, sin querer otra recom-pensa sino que tenga por verdaderos mis honestospensamientos, y que crea dellos que nunca se en-caminaron ni miraron a otro punto que el que pidesu incomparable honestidad, su grande valor e infi-nita hermosura.

Calló Ricardo, en diciendo esto; a lo cualLeonisa respondió en esta manera:

-Si algún favor, ¡oh Ricardo!, imaginas queyo hice a Cornelio en el tiempo que tú andabas demí enamorado y celoso, imagina que fue tan hones-to como guiado por la voluntad y orden de mis pa-dres, que, atentos a que le moviesen a ser mi espo-so, permitían que se los diese; si quedas desto sa-tisfecho, bien lo estarás de lo que de mí te ha mos-trado la experiencia cerca de mi honestidad y reca-to. Esto digo por darte a entender, Ricardo, quesiempre fui mía, sin estar sujeta a otro que a mispadres, a quien ahora humil[de]mente, como es

Page 85: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

razón, suplico me den licencia y libertad para dispo-ner [de] la que tu mucha valentía y liberalidad me hadado.

Sus padres dijeron que se la daban, porquefiaban de su discreción que usaría della de modoque siempre redundase en su honra y en su prove-cho.

-Pues con esa licencia -prosiguió la discretaLeonisa-, quiero que no se me haga de mal mos-trarme desenvuelta, a trueque de no mostrarmedesagradecida; y así, ¡oh valiente Ricardo!, mi vo-luntad, hasta aquí recatada, perpleja y dudosa, sedeclara en favor tuyo; porque sepan los hombresque no todas las mujeres son ingratas, mostrándo-me yo siquiera agradecida. Tuya soy, Ricardo, ytuya seré hasta la muerte, si ya otro mejor conoci-miento no te mueve a negar la mano que de miesposo te pido.

Quedó como fuera de sí a estas razonesRicardo, y no supo ni pudo responder con otras aLeonisa, que con hincarse de rodillas ante ella ybesarle las manos, que le tomó por fuerza muchasveces, bañándoselas en tiernas y amorosas lágri-mas. Derramólas Cornelio de pesar, y de alegría lospadres de Leonisa, y de admiración y de contento

Page 86: Miguel de Cervantes¡sicos en Español... · 2019-01-31 · creer esto el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren por tu rescate, ni estás en las torres

todos los circunstantes. Hallóse presente el obispoo arzobispo de la ciudad, y con su bendición y licen-cia los llevó al templo, y, dispensando en el tiempo,los desposó en el mismo punto. Derramóse la alegr-ía por toda la ciudad, de la cual dieron muestraaquella noche infinitas luminarias, y otros muchosdías la dieron muchos juegos y regocijos que hicie-ron los parientes de Ricardo y de Leonisa. Reconci-liáronse con la iglesia Mahamut y Halima, la cual,imposibilitada de cumplir el deseo de verse esposade Ricardo, se contentó con serlo de Mahamut. Asus padres y a los sobrinos de Halima dio la liberali-dad de Ricardo, de las partes que le cupieron deldespojo, suficientemente con que viviesen. Todos,en fin, quedaron contentos, libres y satisfechos; y lafama de Ricardo, saliendo de los términos de Sicilia,se estendió por todos los de Italia y de otras mu-chas partes, debajo del nombre del amante liberal; yaún hasta hoy dura en los muchos hijos que tuvo enLeonisa, que fue ejemplo raro de discreción, hones-tidad, recato y hermosura.