Bellam Summer - Rescate Contratado 01 - El Cachorro Del Oso

8/15/2019 Bellam Summer - Rescate Contratado 01 - El Cachorro Del Oso

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Conoce a los miembros del equipo que componen una empresa yforman una familia de héroes.

Cade Miller es el propietario de la empresa, es un alfa dominante en

mente y cuerpo. Cade rescata a Bret James en una misión. La conexióninstantánea entre los dos no se puede negar, y decide quedarse con Bret.Bret puede tener cualidades sumisas que combinan por completo con

el gran oso, pero es su lado travieso el que mantiene a Cade de puntillasy regresando a por más.

Pero Bret tiene un mal persiguiéndolo.Cuando el pasado quiere venganza, ¿Cade puede averiguar quién

tomó a Bret e impedir que sea una víctima de nuevo?

El equipo tendrá que utilizar todas sus habilidades para rescatar a Bretantes de que todo vaya mal. Porque cuando el gran y malo alfa esdesafiado, nada le impedirá conseguir a su malcriado de regreso.


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1 El cachorro del Oso


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Capítulo Uno

― Prepárese, Medio Oeste, esto va a ser un gran problema.― Anuncióel meteorólogo rubio con entusiasmo, lo que llamó la atención de CadeMiller.― El área destacada en rojo puede tener al menos dieciséismilímetros de lluvia en un período de veinticuatro horas. Estamoshablando de cantidades records, personal.

Apartando los ojos del colirio para los ojos, Cade especuló acerca delas ramificaciones que esta tormenta podría tener, ya que ellos estabanen el medio del enorme círculo rojo del mapa meteorológico.

Hacía cinco años Cade abrió una empresa de rescate contratado. Élcuidadosamente seleccionó a mucha gente y finalmente escogió ungrupo de élite de hombres. Además del propio Cade, otros cuatrohombres formaban parte del equipo, cada uno tenía una especialidad,aunque todo el mundo sabía de armas y de primeros auxilios. La empresaera contratada para rescatar personas, especialmente en América delNorte, a pesar de que haber estado volando a través del océano una odos veces. Sus rescates fueron desastrosos para situaciones con rehenes.

El invierno pasado, la zona tenía más nieve de lo que la mayoría podríaenfrentar. El estado de emergencia fue declarado por lo menos tres veces.Él y sus hombres habían sido llamados para rescatar a las personas de sushogares y a los atrapados en sus coches. También encontraron decenasde personas que se perdieron cuando un enorme manto de nieve cubriótodo.


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Cade descubrió que la mayoría de la gente podría manejar uno o dosdías sin electricidad, pero cuando empezó a durar más de tres días contemperaturas por debajo de cero, fue cuando comenzaron los incendios.Cuando el frío se hizo demasiado, algunas personas se volvieron tandesesperadas como para encender los quemadores de la cocina paracalentarse. Había sido testigo de los resultados de las personas quetrajeron grandes cantidades de gas y carbón al hogar. Esto había llevadono sólo al fuego, sino también a la intoxicación por monóxido de

carbono.Durante una de las tormentas, todo en un radio de quince millasestuvo sin electricidad durante cinco días. Su compañía de salvamentocontratado había sido llamada por los municipios de las áreasproblemáticas para ayudar a los departamentos locales para buscar a losdesaparecidos y para llevar a la gente a un lugar seguro.

Terminaron yendo de casa en casa y por todos los caminos de losalrededores. Hubo algunos rescates realmente increíbles y algunos

terribles, y mucha recuperación con ese trabajo. Ahora era primavera, y lanieve estaba derritiéndose rápidamente. En un par de días, según elmeteorólogo Sr. Ojos Dulces, habría una gran cantidad de lluvia cayendosobre la nieve, haciendo que se derritiera más rápido. Añadido alproblema estaba el hecho de que en cualquier momento, las presasarriba del río tendrían que ser abiertas para no romperse bajo el peso delos ríos y lagos que nacían en el norte. Esto no sólo traería más agua alrío, sino que entrarían en movimiento muy rápido, creando aún más

problemas. Las personas de alrededor estaban acostumbrados a unapequeña inundación en cada primavera, pero esto podría serpotencialmente devastador.

Apenas un año antes, en un estado vecino, el hielo se rompió en un ríopor la noche y el agua subió rápidamente, inundando casas, atrapando alos ocupantes en su interior. Cade y su equipo habían utilizado airboats


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especiales para evacuar a las personas, a veces a través de las ventanas oagujeros en el techo.

Cade sintió pena por ellos porque no habían tenido tiempo de llevarseconsigo ningún medicamento, o bolsas. La mayoría estaba todavía en suropa de dormir, sólo consiguiendo coger a sus mascotas antes de que sevieran obligados a subir a un piso más alto o al techo de su casa.

Cade tuvo, en un punto, que cargar con una mujer de edad avanzadamojada y temblando que no podía haber pesado más de ochenta kilos, a

través del agua hasta la cintura por más de un cuarto de milla hasta unaambulancia. Mientras yacía en la camilla, un pequeño gatito rayado salióde la manta que sostenía todo el tiempo. La pobre mujer no consiguiósalvar nada de su casa, pero ella no estaba dejando ir a ese gato.

Cade había visitado a la mujer en su nuevo apartamento meses mástarde. Y se le había calentado su corazón ver, como incluso en su vejez, selas arregló para recuperarse de una tragedia. También disfrutó viendo aese gatito correr por la habitación y jugando con juguetes para gatos,

pero volviendo siempre, de vez en cuando, por un rasguño en la barbillade su amada propietaria.Era el momento de llamar a su equipo y tener una reunión antes de

tener todos sus vehículos de transmisión y salvamento listos.Cuatro horas más tarde, Cade se reunió con los otros cuatro miembros

de su personal preparando todo el equipo profesional para ayudar atantas personas como pudieran rescatar de las aguas revueltas.

Y veinticuatro horas más tarde, estaban con trece centímetros de lluvia

sobre la nieve derretida y el hielo pesado, que habían creado un infiernoacuoso. Sacaron a adultos, niños, bebés y ancianos en sillas que estabansiendo barridos hacia lo que antes eran carreteras. Por no hablar de lasmascotas de la gente que no los querían dejar a merced del agua.

Su equipo estaba cansado, mojado, con frío y hambre. Pero no habíatiempo para detenerse aún. Estaban en el propio río, ahora, dos


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miembros de rescate y un voluntario que conducía un barco,especialmente equipado para el rescate en el agua.

Encontraron personas colgando de las ramas de los árboles yaferrándose a cualquier cosa que pudieran conseguir, de alguna maneratratando de mantener la cabeza por encima de la muerte que lesesperaba bajo la superficie del río.

Cade había sido testigo de tres casas siendo arrastradas por lascorrientes furiosas. Parecía como si estuvieran hechas de papel por la

facilidad con la que el río había rasgado sus cimientos y despedazado. Élacababa de ser avisado de otra casa que fue arrastrada unos minutosaguas arriba. Él sabía que una gran cantidad de escombros se dirigíahacia ellos y tuvieron que abandonar el río hasta que pasase. Entonces,algo en el agua le llamó la atención.

En medio de las placas destrozadas, muebles y otros restos flotantesque pasaban, había una persona que se aferraba a lo que parecía ser lacabecera de una cama. Cade señaló al conductor, e inmediatamente él y

su compañero de equipo, Tony, se dirigieron hacia la persona. A medidaque se acercaban, Cade podía decir que era un hombre al que estabantratando de rescatar.

También se dio cuenta de que el chico no llevaba mucha ropa. Esto noera inusual, la ropa tendía a ser arrancada por el agua que se mueverápidamente. Tuvieron que reducir la velocidad antes de llegar a él, parano causar una ola y empujar la placa más lejos. También existía laposibilidad de inundar el cabecero con agua y terminaran hundiéndolo

con su ocupante.Con maniobras hábiles el conductor consiguió el barco losuficientemente cerca para que Cade y Tony pudiesen agarrar al pequeñohombre de las aguas agitadas. Sin perder tiempo, el barco dio la vuelta yse dirigió hacia la costa. Cade cogió al chico tratando de prevenir que le


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causaran más daño. Podía decir a simple vista que el pobre hombreestaba gravemente herido.

Finalmente llegaron a la rampa del barco designado donde Jack, queera su segundo al mando y un paramédico, tenía un puesto de primerosauxilios configurado.

De mala gana, Cade entregó al herido a un voluntario que lo llevóhasta un par de camas que estaban dispuestas para una evaluaciónmédica inicial. Inmediatamente, Jack estaba comprobando al muchacho.

El mismo voluntario tenía un portapapeles y estaba escribiendo ymarcando las casillas de un formulario con Jack, él continuó su examen,discretamente haciendo preguntas. Saliendo del vehículo, Cade fue hastael pequeño hombre en la cama improvisada y se puso a su lado,observando. Por alguna razón, Cade no podía apartarse.

― ¿Cuáles son sus órdenes, jefe?― Pidió Tony.Sin apartar los ojos del pequeño hombre, se encontró un poco molesto

porque Jack estaba tocándolo, Cade ordenó:

― Haz que todos vengan para tomar un descanso. Encontrad algo paracomer y descansad durante treinta minutos.El hombre de la cama volvió la cabeza y miró a Cade. Incluso si el

pobre hombre estaba agotado, con frío y herido, tenía los más bellos yaterciopelados ojos castaño―cálidos que Cade había visto nunca. Y ellossólo se agarraron a algo en su interior, quitándole el aliento. Cade nopudo evitar colocar suavemente su mano sobre la pierna fina y mojadadel hombre.

― No me dejes.

― El hombre imploró.― Yo no voy a ninguna parte.― Le dijo Cade.

Girándose hacia a Jack, le preguntó:― ¿Tiene que ser llevado al hospital, o puedo llevarlo a casa conmigo?― ¿Qué diablos, jefe?― Jack estaba claramente confuso. El

procedimiento estándar después de un rescate masivo de desastre era


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recoger información básica de identificación. Jack también evaluaba a lavíctima y decidía si la persona necesitaba un hospital o solo tenía que ir aun refugio que se creaba normalmente para que las víctimas se reunierancon sus seres queridos. Jack no recordaba que ninguno de suscompañeros de equipo se involucrara personalmente con una víctima.Especialmente su poderoso, jefe duro. Jack nunca lo había visto actuar deesta manera hacia una víctima antes.

― Responde a la pregunta, Jack.― Cade pudo haber hablado con

Jack, pero su atención estaba claramente en el hombre que yacía en lacamilla.― Bueno, voy a tener que extraerle sangre. El procedimiento estándar

para las infecciones. Tengo remedios para el dolor, que pueden serle deayuda en los próximos dos días. Él está consciente, pero debe estaracompañado de cerca en las próximas 24―48 horas. Sobre todo va adormir mucho y necesita hidratación.― Explicó Jack.

― Muy bien, haz lo que tengas que hacer. Entonces, cuando el resto

del equipo termine con su pausa, lo llevaré a casa para recuperarse. Sinecesitas algo, voy a tener mi teléfono a mano.― Cade dijo a susegundo. Jack lo miró directamente a los ojos por un minuto, y luegoparecieron llegar a un entendimiento. Sacudiendo la cabeza, volvió a sutrabajo.

Cade, sin embargo, no sabía bien por qué estaba actuando así.Sólo sabía que estaba llevando a este pequeño hombre a su casa para

sanar. Durante este tiempo, él averiguaría si esta atracción y conexión que

su intestino estaba gritándole era real.


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Capítulo Dos

Bret abrió lentamente los ojos, lo suficiente como para ver dóndeestaba y se dio cuenta inmediatamente de que este no era el último lugarque recordaba. Oh, él todavía estaba en la cama, pero no en una sucia,con las sábanas manchadas con sangre seca, o esposas atadas en lasesquinas, como la casa que había alquilado Dirk.

No, Bret estaba en el dormitorio de una casa de madera, por lo quepodía ver. A través de la puerta, pudo ver una chimenea de piedra que,cuando estuviera encendida, parecía que podría mantener a todoscalientes. Eso era algo que Bret no parecía ser capaz de conseguir.

Sin grasa, sin importar lo mucho que comiera, combinado con una bajaestatura, le hacía sentirse siempre frío, a menos que la temperatura fuerade más de ochenta grados.

Un pequeño sonido llamó su atención hacia un hombre muy grandesentado en la esquina, en una mecedora de madera acolchada. Cerrandolos ojos de golpe, Bret se congeló.

Él pensaba que si no se moviera y no podía ver nada, entonces él nosería visto. La mayoría de las veces nunca funcionó, pero desde que lapubertad no trajo nada en términos de altura o peso, era así que élacostumbraba a hacer frente a las cosas.

Y si eso no funcionaba, corría tan rápido como pudiera.Por desgracia, correr no había funcionado con Dirk y cuando fue

capturado, apenas pudo moverse durante una semana, y mucho menos


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correr. Él esperaba sinceramente que esta pesadilla loca hubieraterminado.

Bret no había tenido mucha experiencia con este asunto de las citas. Enla escuela, él y su mejor amigo, experimentaron juntos, finalmenteconsiguiendo tener el sexo más horrible de la historia. Ambos estaban tanavergonzados después, que ellos nunca fueron amigos de nuevo.Después de eso, aunque lo intentó, nunca consiguió encontrar a alguienpara llenar su necesidad de ser dominado, pero no herido.

Luego, conoció a Dirk.Sólo había salido con Dirk dos veces. Ir a su casa después de lasegunda cita parecía una buena idea en ese momento. Oh, el sexo erabueno, pero a la mañana siguiente había encontrado el tobilloencadenado a la pata de la cama con un grillete largo.

Dirk le informó que había decidido mantenerlo a su alrededor para jugar, y él iba a cocinar y limpiar también. Cuando él se opuso, Dirk lemostró su bastón.

Bret descubrió rápidamente que Dirk amaba castigarle con eso,especialmente en los pies.Durante los otros días, cocinaba, limpiaba y pensaba en su plan de

escape. Dirk lo ataba a la mesa o donde estuviera disponible en el sitioque él quería que Bret trabajara. Gracias a Dios, Dirk no parecía querernada sexual con él. Descubrió eso el día en que conoció al novio de Dirk,Keith. Nunca había conocido a una persona mentalmente más retorcida.Bret se negó a recordar el resto del día, pero cuando se despertó, estaba

solo. Afortunadamente, toda la sangre lo puso todo resbaladizo, y se lasarregló para escapar de la amarra de su tobillo. No pudo encontrar suteléfono, por lo que sólo cojeó hacia la puerta y continuó, tratando deencontrar a alguien que le ayudara. Por desgracia, se encontró con Dirk.

Tardó más de una semana antes de que pudiera hacer algo más que,literalmente, arrastrarse fuera de la cama para ir al baño. Las cosas


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estaban en silencio durante un tiempo hasta que Dirk trajo a Keith devuelta a la casa. Bret estaba aterrado. El tipo estaba loco. Había sidoesposado en la cama y Dirk había utilizado de forma metódica su bastónpara cubrir su cuerpo en ambos lados con contusiones. Keith habíainsistido en que tenían que estar separados exactamente cuatro pies dedistancia. Cuando terminaron y se aburrieron con sus gritos, lo soltaronde la cama y se fueron. Lo siguiente que supo, era que un ángel lo estabasacando del agua helada. ¿O había sido un sueño de alguien desesperado

por ser salvado?

Cade sabía que el chico estaba despierto. También sabía lo suficientecomo para permanecer inmóvil hasta que el pobre cachorro se calmase yvolviera a abrir los ojos. No dejaría salir su ira debido al estado delpequeño hombre, o por el estado de su cuerpo. Quedar atrapado en una

casa cerca de un río desbordado no causaba hematomas perfectamenteespaciados, contusiones rayadas por todo el cuerpo. Y el cachorro lostenía desde las plantas de los pies hasta la parte superior de los hombros,en ambos lados, por delante y detrás.

La única cosa que Cade podía hacer era ser un hombre muy paciente.Entonces esperó. Poco a poco el hermoso ojo marrón se deslizó abiertosólo un poco. El muchacho lo miró, fijándose en el pelo corto oscuro deCade, ojos azules, grandes hombros y piernas musculosas estirando sus

jeans gastados. Entonces, el temblor comenzó.― ¡Oh, no!― Cade podía moverse rápido, incluso para un hombre tangrande. Rápidamente cogió al cachorro, mantas y todo en sus brazos y ensu regazo. Se inclinó suavemente hacia atrás contra la cabecera, pero confirmeza agarró al hombre temblando de miedo.

Los ojos se cerraron de nuevo, apretados.


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― Vamos, cariño. Ábrelos. Está todo bien. Vamos ahora. Estás a salvo.―Parecía que el tono suave de Cade estaba funcionando cuando esehermoso ojo marrón se abrió lentamente y luego se cerró de nuevo.― Mi nombre es Cade, Cade Miller.― Siguió hablando, con la esperanza detranquilizar al muchacho.― Soy parte del equipo de rescate que estabaen la búsqueda de las víctimas de las inundaciones fluviales.Conseguimos sacarte, y te traje aquí. Ahora estás a salvo. Te prometo quenadie te hará daño.

El cachorro se encogió ante la palabra: víctimas. No importa ahora,Cade había decidido durante las diez horas de espera para que elcachorro se despertara, que el hombre en sus brazos nunca sería unavíctima de nuevo, no si tenía algo que decir al respecto. Cade era unmacho alfa dominante. Tenía uno noventa y cinco de puro músculo,obtenido en las misiones de trabajo duro y de rescate de desastres.Cuando tenía algo que decir acerca de algo, por lo general sucedía. Coninstintos que nunca lo abandonaron, él sabía que este pequeño hombre

rubio sería suyo para el resto de su vida. Sólo tenía que esperar a que elmuchacho lo descubriera.

― Describe seguro.― Dirk le habría abofeteado por hacer preguntas,pero Bret se había dado cuenta en ese momento que no tenía nada queperder. La paliza que había recibido de Dirk antes de que el novio

maníaco abusara de él, rompió algo dentro de él. Era como si él no fueramás que un cuerpo dolorido, de la cabeza a los pies.― El río se llevaba todo a su paso aguas abajo. Te encontramos preso a

una cabecera. Mi equipo y yo fuimos capaces de rescatarte, y nuestroparamédico te examinó.―Cade tuvo que admitir que la idea de lasmanos de otra persona en el cachorro todavía le molestaba, incluso si esa


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persona era su segundo al mando.― Jack atestiguó que era segurollevarte a casa conmigo para que te curaras. Tienes un infierno de ojocolor púrpura, querido. A parte de eso, contusiones por todo el cuerpo,pero no hay huesos rotos. Él va a estar aquí para verte durante lospróximos días.

― Me duele.― Bret no pudo evitar el temblor de su voz. El dolor sólose acumuló a través de su cuerpo, apretando sus músculos, haciendo quefuera aún peor.

Cade tomó el frasco de analgésicos de la mesita de noche y abrió latapa colocando uno en la mano de Bret. Se alegró de haber tomado laprecaución de mantener una jarra de agua y un vaso en el soporte; ayudóa Bret a tomar un pequeño sorbo para ayudar a empujar el medicamento.

― ¿Cuál es tu nombre, querido?– Preguntó Cade. Necesitaba queTony hiciese una verificación de antecedentes del cachorro, para ver a loque se enfrentaba.

― Bret, Bret James.― El cachorro se acurrucó en su pecho, lentamente

se relajó, después se quedó dormido. Cade sabía que tenía razón acercade la conexión entre ellos y sintió una paz interior que nunca habíaestado allí antes.


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Capítulo Tres

Pasaron los días y Cade estaba limpiando la cocina con una gran ollade sopa hirviendo a fuego lento en la estufa. Pronto el cachorrodespertaría y él ayudaría al muchacho, manta y todo, para el baño, paraque pueda cuidar de su negocio. Caminar no era una opción, sinembargo, con los pobres pies todavía tan hinchados y doloridos.Entonces Cade se aseguraría de que tuviese algo para comer. Por logeneral, después de haber comido, irían juntos a la cama y hablaríanhasta que el efecto del analgésico hiciese efecto, llevando al cachorro adormir inmediatamente.

Bret no había logrado permanecer despierto el tiempo suficiente paraintentar cualquier cosa todavía, pero se encontraron con que a ambos lesgustaba ver la mayoría de las mismas películas. Aunque Cade no podíadejar de temblar cuando Bret reveló que él disfrutaba de una buenapelícula de agua de azúcar de vez en cuando. Gracias a Dios a ninguno delos dos les gustaban las de horror.

De día, Bret se sentaba cómodamente en la cama, Cade trajo unabandeja con pastel de carne, puré de patatas y judías verdes cocidas. Porsupuesto, incluía un trozo de tarta de manzana.

Bret alzó la vista con lágrimas en los ojos y dijo:― Gracias.Ajustando suavemente la bandeja en el regazo de Bret, le preguntó:― ¿Te gusta el pastel de carne con patatas, bebé?


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― No he tenido una comida decente en mucho tiempo.La voz temblorosa tiró de las cuerdas del corazón de Cade.― Bueno, no tendrás que preocuparte por más tiempo. Me gusta una

buena comida, que incluya un buen trozo de carne. Por supuesto, elpostre es una obligación en mi libro.

― Me gusta el postre.Sus ojos se encontraron y una comprensión silenciosa pasó entre el

hombre asustado y herido y el "sólido como una roca", o casi gigante.

Al día siguiente Bret tímidamente había pedido uno de los libros querevestían la pared desde el suelo al techo de la sala de Cade. Era uno delos más recientes de una serie de acción y aventura, a la que Cade eraadicto.

Cade se lo entregó y le preguntó:― ¿Has leído alguno de estos libros antes?― Oh, sí, yo nunca podía adivinar lo que pasaría después. Antes de

todo lo que pasó, yo estaba pensando en comprar este. Gracias por

dejarme leerlo.Cade se sentó en la cama, inclinándose sobre Bret con un brazoapoyado en el regazo del otro hombre.

― Puedes leer y mirar todo lo que quieras en mi casa. Si no puedescogerlo tú solo, todo lo que tienes que hacer es pedírmelo a mí.

Cade recibió una hermosa sonrisa y una leve inclinación de cabeza a suoferta. Estaba contento de ver que no había miedo en su rostro durantesu respuesta.

En los siguientes días Cade se dio cuenta de que su personalidaddominante se adaptaba perfectamente a las necesidades más sumisas deBret. Cade necesitaba tocar a Bret cada vez que estaban en la misma


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habitación. Gracias a Dios, esta necesidad correspondía a la de Bretqueriendo el toque de Cade. Con la calma y firme actitud de Cade, elcachorro se estaba asentando lentamente. Eso era lo que Cade buscósiempre en una relación. Él haría lo que fuera necesario para mantenerlo,también.

Desafortunadamente en el pasado, Cade no había tenido el tiempo o lainclinación de siquiera intentar estar en una relación. No había conocidoa muchos hombres que soportaran sus formas exigentes y dominantes.

Los pocos que duraron más de una aventura de una noche, o que uncuerpo caliente, tuvieron problemas con las demandas de su negocio encrecimiento.

No les gustaba quedarse solos durante días y días. Muchos de elloshabían terminado gritándole, llamándolo bastardo frío. Jack había sido elúnico, después de una noche de copas, que le aconsejó que dejara elestrés. Disfrutar de un hombre que le llamaba la atención por una nocheno lo convertía en un hijo de puta, si ambos eran conscientes de ello. Jack

le dijo sin rodeos que, cuando se encontrara con el tipo adecuado, él seabriría y le contaría todos sus secretos, pasado, presente y futuro. Cadeestaba feliz de que Jack tuviera razón.

Escuchando como un camión se acercaba por el largo camino queconducía a su casa, dejó a Cade inmediatamente en estado de alerta.Había muchas preguntas sobre el paradero del hombre que mantuvo aBret en cautiverio. Bret se había negado a colaborar con la policía,aunque Cade pidió a Tony, y al equipo de TI, que investigaran en su base

de datos especial por cualquier información sobre Dirk y Keith. Loseventos que el cachorro vivió en el último mes fueron suficientes para darpesadillas a Cade. La prueba estaba en la condición de sus pies. Estabancubiertos de cicatrices, heridas recientemente cicatrizadas y contusionesfrescas, hechas con un bastón. Esos pobres pies eran muy sensibles altacto. Después de la última vez que Jack lo verificó, expresó su


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preocupación por el daño a los nervios. Era obvio que el tipo habíaestado obsesionado con descubrir la magnitud del daño que podríacausar, sin romper ningún hueso. Cade quería sólo cinco minutos conabusivo "creo―que―soy―un―dom".

Abriendo la puerta del lado de la cocina a la terraza exterior, Cade dejóentrar a Jack en la casa. Dejando caer una bolsa de comestibles y artículosde primeros auxilios en la mesa, Jack se volvió hacia su jefe.

― ¿Cómo se encuentra hoy?― Jack había aparecido un par de veces

durante la semana, comprobando a Bret. Jack no sólo era un miembrovalioso de su equipo, además también era el mejor amigo de Cade.― Mejor. La hinchazón está bajando y el dolor parece haber

disminuido. Está empezando a inquietarse. Cree que debería estar listopara empezar a trabajar. Él pensaba que yo iba a enojarme porque estádescansando y curándose en lugar de ganarse su sustento.

Jack resopló ante la idea.― ¿No ha descubierto aún que es muy poco lo que puede hacer para

que te enfades con él? Sólo ha pasado una semana o así y ya te haenvuelto alrededor de su dedo meñique.― Haciendo caso omiso de laceja levantada de Cade y cambiando de tema, Jack dijo:― El papeleopreliminar sobre las cifras del desastre del río.

Cade y su equipo continuaron trabajando para ayudar a las personasafectadas en el desastroso evento. Por lo general, él mismo estaría porahí con ellos. Pero encontrar, salvar y cuidar de Bret había cambiado eso.Cade sabía que su equipo podría hacer el trabajo por sí mismo. Mientras

que el cachorro estuviera agitado, Cade estaba atrapado cerca de casa. Ytal vez Cade redujese su participación activa en el lugar de los rescates.Después de todo, él tenía treinta y dos años y ahora tenía al cachorro ensu vida. Tendrían que ver cómo iban las cosas.

La inundación del río había alcanzado su punto más alto ayer y lalimpieza empezaría ahora que las aguas se alejaban cada día. Su trabajo


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consistía en rescatar y recuperar, durante y después del evento. Cade noenvidiaba a los equipos de limpieza ni un poco. El público no podía ver loque la furia del agua y el barro podría hacer con casas, árboles ypersonas. Olores de productos químicos, aguas residuales, y animales,son malos olores. Y los lugares podrían explotar la mente de una persona.

Jack entregó una carpeta a Cade. Cogiéndola, se sentó en la mesa,revisando los nombres de los rescatados, desaparecidos y fallecidos. Élsabía que se añadirían más nombres cuando el agua del río bajara. De

acuerdo con la columna de fallecidos, se encontró con el nombre de DirkLawson. Eso resolvía esta cuestión. Pero no había nadie en ninguna de lascolumnas con el nombre de Keith, que había animado y parecía tener unagran satisfacción en el abuso y la humillación de Bret.

― ¿Hay algo más importante?― Preguntó Cade, cerrando el archivo.― No, todavía tenemos unos días de búsqueda y rescate, a

continuación, vamos a recoger las cosas. Los departamentos localessaben lo que hacen.― Jack dijo, mientras abría la bolsa de primeros

auxilios.― Muy bien. Quiero a todo el equipo aquí para una reunión la próximasemana, entonces podemos volver a las tareas del día a día.― Cade dioinstrucciones, sabiendo que Jack se haría cargo de los detalles.

Un ruido sordo y un grito vinieron de la habitación. Cade rápidamentedio la vuelta a la mesa y se dirigió hacia la habitación mientras que Jackllegaba primero. Arrodillándose, Jack fue a ayudar al hombre envuelto ensu manta en el suelo. Bret se trasladó fuera de su alcance y se empujó

hacia atrás contra el borde de la cama. Las lágrimas de pánico y de dolorse filtraron desde los ojos bien cerrados.― No lo toques.– Empujando a Jack al lado, agarró al cachorro.―

Vamos, cariño. Permítenos llevarte de vuelta a la cama.― Con calma ycon cuidado, acunaba el cuerpo lesionado cerca por un momento.


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― Sólo quería estar allí contigo.― Bret trató de explicar. Los ojosmarrones rodeados de espesas pestañas negras pidieron comprensión aCade. Ahora que todo había pasado, él estaba experimentando ataquesde pánico. La única cosa que parecía mantenerlo calmado era el toque deCade.

― Ok, vamos a ir al sofá.― Recogiéndolo, Cade entró en la habitacióny se sentó en el sofá, dejando al muchacho en su regazo. En lo que a élrespecta, era donde pertenecía Bret, y no le importaba lo que pensaran

los demás de eso. Bret parecía estar de acuerdo y enterró su cara tancerca de su cuello como pudo alcanzar con su diferencia de altura.― Bret, este es Jack Woods. Es mi segundo en el equipo de rescate. Él

estaba allí cuando te rescaté del río. No puedes acordarte, pero ha estadoaquí un par de veces, comprobándote. Los analgésicos te dejaronbastante mareado la mayoría de las veces.― No hubo respuesta de sucuello.― Saluda a Jack, cachorro.― Había descubierto rápidamente quela calma y la firmeza funcionaban mejor con Bret.

― Hola, Jack.― La respuesta salió amortiguada.― Hey, Bret. Es bueno ver que estás despierto y mejorando. Soy unparamédico. ¿Estaría bien si compruebo cómo están tus lesiones?― Jackpodría haber preguntado a Bret, pero la pregunta era realmente paraCade.

Con la inclinación de cabeza de Cade, Jack comenzó a comprobarcuidadosamente a Bret. La hinchazón de los pies había bajado un poco,pero las plantas estaban de un azul negro y rugoso de magulladuras que

estaban empezando a ponerse verdes. Cade utilizó con ternura sus dedospara mover la cara de Bret, así Jack podría examinarle los ojos. Tomó unpoco de persuasión, en realidad, para hacer que los abriera para que Jackpudiera ver si las pupilas reaccionaban a la luz de la manera adecuada.Cade había aprendido de Bret que un trozo de madera en el río erarealmente responsable de la lesión.


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Cade estaba tan orgulloso de que el cachorro respondió a todas laspreguntas de Jack. Él sabía que Bret tendría que sanar mentalmente,tanto del desastre del río como de su dolorosa experiencia con Dirk.

― Parece que estás sanando bien. ¿Bret hay algo de dolor en el áreadel abdomen?― Preguntó Jack.

― No, sólo estoy un poco dolorido en todas partes.― Creo que es un poco más que dolor, Bret.― Jack le riñó.Y así, la cara de Bret fue enterrada en el cuello de Cade de nuevo.

Parecía que sería necesario algún tiempo para que el muchacho trataracon cualquier tipo de confrontación. Cade decidió que le daría alcachorro el tiempo que necesitaba.

Está bien, él sabía que estaba siendo un cobarde completo. Sinembargo, el dolor y las heridas eran lo que eran. Estaba sentado en estehombre que era un oso gigante, sintiéndose completamente seguro porprimera vez en más de un mes. Bret sólo quería que todo continuara así.Caramba, ¿cómo había pasado de ser criado en una familia normal,

viviendo una vida normal, a ser secuestrado durante semanas? Luego,para colmo, tuvo que sobrevivir a un desastre, una inundación de un río.Fuertes manos suaves corrieron arriba y abajo de su espalda, calmando

la tensión. Esa voz profunda, con suaves palabras habladas trajo a Bret devuelta al presente.

― Oso, ¿podemos ir a la cama ahora?― Preguntó. Sí, él estaba siendoun cobarde.

― ¿Estás cansado, querido?― Preguntó Cade.―

No, sólo quiero que me lleves de vuelta a la cama.―

A él no leimportaba que Jack todavía estuviera allí. Él quería que su osito depeluche lo llevara de regreso a la habitación donde podrían estar solos.No estaba preparado para hacer frente a cualquier otra persona aún.Necesitaba el toque de Cade.


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Capítulo Cuatro

Ser transportado por Cade no parecía degradante o que mostraradebilidad para Bret. De hecho, podría vivir el resto de su vida en losbrazos de este hombre. Esta vez, cuando estaba siendo puesto en lacama, pasó sus manos alrededor del cuello de Cade y tiró de él haciaabajo encima de él. De manera típica, Cade no aplastó a Bret. En cambio,trató de mantenerse separado, pero Bret tenía otra idea y no lo soltaba. Élquería, no, necesitaba estar cerca de ese hombre.

Cade inclinó su cuerpo hacia un lado para mantener su peso fuera delcachorro. Pero Bret apretó sus brazos alrededor de su cuello, acercandosu rostro a un pelo de su primer beso.

Cade puso la mano en la nuca de Bret para mantener al cachorro en sulugar. La mirada cabizbaja que cruzó su rostro casi detuvo sus siguientespalabras. Pero Cade tenía que saber que el cachorro entendía en lo quese estaba metiendo cuando lo besara. No habría vuelta atrás una vezempezaran.

― Bebé, si empezamos ahora, sé que nunca te dejaré ir. Serás mío. Soyposesivo, dominante y un hombre exigente. No habrá nadie más paraninguno de nosotros. Querré saber dónde estás en todo momento, loque estás haciendo. Probablemente querré tocarte todo el tiempocuando estemos juntos. Yo seré tu centro, como tú serás el mío.

Inclinando la cabeza hacia un lado, con un pequeño ceño fruncidoentre las cejas, Bret preguntó.


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― Si no estoy de acuerdo con algo, ¿Qué pasará?― Esta era unabuena pregunta. Él no iba a tolerar el abuso de cualquier otra persona enesta vida.

Cade sonrió.― Voy a escuchar tus preocupaciones. Vamos a discutir esto y luego,

tomaremos una decisión.― ¿Qué pasa si no me gusta la decisión?― Dijo Bret.― A menos que haya una posibilidad de que perjudique tu bienestar o

tu seguridad, será negociable.― Afirmó Cade.Los ojos marrones cálidos de Bret encontraron los azules profundos deCade, evaluando para tomar una decisión.

― Muy bien.A continuación, comenzó un beso para sellar el trato con su oso.El beso comenzó con un lento deslizamiento de los labios tocándose.

Entonces, la presión aumentó hasta que se profundizó y sus lenguas seencontraron. Cade se puso boca arriba, cuidadosamente poniendo a Bret

sobre su cuerpo. Él sabía que la piel del cachorro estaba dañada y no ibaa ser capaz de manejar el intenso amor que a Cade le gustaría darle. Esotendría que esperar a otro momento.

Cade ahora era feliz de que Bret no tuviera ninguna ropa cubriendo supiel cuando retiró la manta siempre presente entre ellos. Las grandesmanos de Cade exploraron suavemente la espalda del cachorro y lascolinas redondeadas de sus nalgas. Eran apretadas y firmes, como a él legustaban. Separándolas, pasó los dedos por la costura, más cerca del

agujero apretado.Empujando suavemente sus caderas hacia adelante, deslizó su ereccióncubierta por los pantalones contra la piel desnuda de Bret. La fricción fuesuficiente para poner a prueba su determinación de tomarlo lento y fácil.Alcanzando el cajón de la mesita de noche a un lado, tomó el tubo delubricante.


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Haciendo estallar la tapa abierta y presionando una cantidad generosaen sus dedos, comenzó a frotarlos sobre el ano fruncido. Lenta peroseguramente aflojándolo. Deslizando el dedo hasta la articulación, sedetuvo para dejar que su cachorro se ajustara. El cachorro no paraba debesarlo, con su lengua explorando la boca de Cade, pasando por susdientes. Bret entonces empezó a chupar su lengua, trayendo un largoescalofrío a los brazos de Cade. Nadie había sido capaz de hacer esto consólo un beso antes. Cade deslizó rápidamente otro dedo, bombeando

dentro y fuera. Aun así, el cachorro continuó besándolo y comenzó aexplorarlo con los dedos. Esos dedos vacilantes cepillaron desde loshombros hasta el pecho de Cade, acariciando la alfombra de pelo oscuroy rizado. Explorando más, encontró un pezón apretado y lo pellizcó.Apresurando las cosas antes de que explotara en sus pantalonesvaqueros, Cade añadió un tercer dedo. A continuación, los sacó de nuevoañadiendo un cuarto, sabiendo cuán grande era su pene cuando estabaexcitado.

Bret dejó de besar a Cade, levantando la cabeza con los ojos marronesampliados con el dolor irradiando desde su culo. De su mirada fija, Bretganó fuerza para relajarse, dejando que sus dedos fueran aún másprofundo. Gracias a Dios, Cade estaba siendo especialmente amable conél, empujando con calma dentro y fuera, abriéndolo aún más. Luego, suoso sacó sus dedos, dejándolo vacío.

Poniendo a Bret sobre su espalda, Cade rápidamente se apartó y sequitó los pantalones vaqueros y la camisa. Luego tomó la botella, mojó la

mano y tomó su polla, frotándola para dejarla listo.Los ojos de Bret se agrandaron mientras miraba el tamaño de esa cosa.Era hermoso y llevaba a cabo todas las fantasías que había tenido.Suavemente, Cade le abrió las piernas de Bret y puso cabeza roma contrasu agujero, empujando y no parando hasta que golpeó, pasando elmúsculo que guarda la entrada.


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Inmediatamente Bret entró en pánico, él sabía que ese no era elmomento de cerrar los ojos. Era el momento de actuar correctamente. Ymientras luchaba contra el cuerpo sosteniéndolo firmemente en su lugar,la letanía en su mente explotó de sus labios.

― El condón, preservativo, condón.― Cálmate querido. Habla conmigo. Vamos, mírame.Mirando a los ojos de Cade, Bret casi se puso a llorar. Si Cade no lo

oyera ahora, eso sería malo para ambos.

Al ver el pánico en la cara de Bret hizo que el modo alfa de Cade seagitara a alta velocidad. La confianza era el problema aquí. No leimportaba si solo se conocían desde hacía unos días. Su voz era firme.

― Habla.― Necesitamos un condón. Tienes que salir ahora, antes de que cojas

cualquier cosa. No he tenido relaciones sexuales durante más de un año,excepto con Dirk una vez, y él usó un condón. No te puedes enfermardebido a mí. Por favor, Cade.― Una lágrima se hizo lentamente su

camino hacia el lado de la cara. Simplemente no podía perjudicar a suoso.― ¿Hicisteis las pruebas antes de estar juntos?― Un movimiento de

cabeza fue la respuesta.― ¿Estabas limpio?― Hubo otro movimiento decabeza.― Cuando fuiste sacado del río te sacaron sangre, bebé. Ha sidoprobada para cualquier cosa que podrías haber recogido en el aguasucia, o alguna otra enfermedad. Es un procedimiento estándar. Estasegunda píldora que te he estado dando con tus pastillas para el dolor

dos veces al día es un antibiótico. En el caso de que los cortes querecibiste de los restos hubieran sido infectados en el agua. Jack trajo devuelta los resultados de la prueba hace días y estás limpio bebé.

Bret ni siquiera se había dado cuenta de la segunda píldora. Habíaconfiado en Cade para cuidar de él. Y Cade estaba cuidando de él desdeel principio. Pero aun así, eso era responsabilidad de cada individuo.


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― Así que estoy limpio. ¿Y tú?― Tengo que hacer pruebas con regularidad por razones de seguridad

querido. Los dos estamos limpios, y no habrá nadie más para ninguno denosotros. Pero es tu decisión usar condones o no, bebé.

No había ninguna duda.― No, ahora muévete.― Bret había tomado una decisión, y él empujó

sus caderas para mostrar a Cade lo que quería que hiciera con el enormemonstruo entre sus piernas, que él llamaba pene.

Con calma, Cade se deslizó lentamente dentro y fuera del agujero.Luego se inclinó hacia su pene un poco hasta encontrar "el punto". Bretestaba seguro de fuegos artificiales, bengalas y chispas atravesaron sucuerpo. Clavando las uñas en los lados de Cade, se mantuvo firmecuando comenzó a volar.

Cade aceleró sus movimientos y la fricción era increíble. Bret estaba justo allí en el borde. Sólo necesitaba un poco más de algo.

― Cade, por favor.

― Córrete.― Cade ordenó.Bret perdió todo control que tenía en ese momento. Los chorros desemen salían de su pene, chorro tras chorro, pulverizando entre suscuerpos. Cuando pensaba que ya no podría haber nada más, su pobrepolla hizo un valiente esfuerzo para disparar de nuevo.

En el momento en que su agujero apretó alrededor de la polla dentrode él, el clímax de Cade fue arrancado. Su pene, literalmente, estabasiendo ordeñado en seco. Cade pensó que había experimentado casi

todo lo que un hombre podía, pero esto era totalmente diferente. Entrelos sentimientos crecientes y la química, era incluso más de lo que habíaesperado de una unión.

Entonces se dio cuenta de que Bret estaba muy quieto. De mala gana,Cade abandonó el cuerpo de Bret y miró hacia abajo para ver si algoestaba mal. Una risita escapó cuando se dio cuenta de que el pobre bebé


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estaba durmiendo. Tal vez debería haberse sentido mal teniendo sexocon el muchacho herido de aquella forma. Por otra parte, así recibiría elsueño reparador que necesitaba. Cade entonces, se levantó de la cama yfue a la habitación principal para conseguir un paño caliente y con amorlimpió a su cachorro cansado.

Luego volvió a la cama y se durmió con su bebé en sus brazos.


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Capítulo Cinco

Un mes más tarde...

Una mañana, Bret se dirigió a la cocina para preparar el café. Sus pies ycostado estaban todavía un poco doloridos, pero las contusiones habíandesaparecido casi todas. Tenía que pensar en su apartamento. Habíafirmado y pagado por seis meses de arrendamiento. Eso fue hace cuatromeses. Habían pasado más de dos meses desde que había estado allí.Cuando él había llamado a su madre a los pocos días después de serrescatado, le había costado un poco dejar de llorar. Bret habíadescubierto después que sus padres habían presentado un boletín depersona desaparecida, poco después de que se hubiera ido con Dirk.Cuando Bret le dijo a Cade sobre el boletín, Cade había llamado al sheriffdel condado, que también era un amigo, y se había ocupado de él.

Después de asegurar a su madre que se encontraba bien, le pidió demala gana que fuera allí y vaciara la nevera. Era desagradable tirar unacomida que hacía más de un mes que estaba en un refrigerador y sesentía mal pidiéndole que hiciera un trabajo tan sucio. También recogiósus cartas y se las envió a la casa de Cade. Pero eso todavía le trajo denuevo al problema de su apartamento.


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Incluso si las cosas con Cade iban tan bien, supuso que debería volver asu vida y recoger los pedazos. Pero él no quería irse. Bret amaba la casade madera que parecía rústica, pero con todas las comodidadesmodernas. A él le gustaba mantenerla limpia y ordenada. Cocinar en lacocina era un sueño con todos los aparatos modernos que Cade tenía allí.Bret había descubierto que su oso tenía una debilidad por los pequeñosutensilios de cocina que se vendían por la televisión.

Luego, estaba su relación con Cade. La idea de no estar con él en la

misma casa le hizo sentir como si un ataque de pánico empezara aapretar su pecho quitándole el aire. Sus sentimientos por Cade habíancrecido hasta incluir ahora la palabra― A. Pero Cade no le pidió que sequedara. Por lo que él sabía, Cade lo trajo aquí simplemente para sanar.Sí, había dicho que no habría nadie para ellos, pero esto podría significarsolo que ellos estaban saliendo exclusivamente.

Bret tenía que morder la bala y volver a su apartamento. Se envolvió enla manta que estaba usando con un viejo par de pantalones de chándal

de Cade. En sus pies llevaba calcetines gruesos suaves con una cubiertade plástico y tejido en la planta del pie. Sus pobres pies eran muysensibles a la presión y eso era todo lo que podía tolerar ahora. Él habíacogido prestada una camisa que le llegaba hasta las rodillas, y se veíacomo un vestido en él. Pero olía a Cade, por eso no le importaba. Algo asícomo un cálido abrazo. Mierda, él no quería irse.

Pensando en ello oyó a Cade ir a su oficina, Bret a desgana hizo sucamino hasta la oficina. De pie en la puerta, vio a su oso sentado detrás

de su escritorio, leyendo algún informe o algo así. Tratando demantenerlo leve, dijo:― Cade, ¿crees que me podrías llevar a mi apartamento hoy?― ¿Que necesitas coger de allí, bebé?― Cade preguntó, con los ojos

todavía en el informe.


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― Bien, estoy casi curado y pensé que tal vez era el momento de salirde tu regazo. No es necesario que esté molestándote todo el tiempo.― Parecía que hablaba en serio.

Profundos ojos azules encendidos de ira miraron a Bret y Cade seenderezó en su silla.

― ¿Que dices?― Su voz no parecía haberse elevado un decibelio, peroBret sabía que Cade estaba profundamente enojado.

Retrocediendo, trató de aliviar la tensión en la sala.― Sólo pensé que podrías estar cansándote de mí. Ya sabes. No quieroabusar de tu hospitalidad.― Mierda. Se dio cuenta de que estaba

balbuceando y poniéndolo peor.Cade apartó la silla de la mesa. Indicando con un movimiento de

cabeza al espacio frente a él, dio en voz baja una orden.― Ven aquí y ponte sobre la mesa, bebé.Los pies de Bret de forma automática lo hicieron avanzar hasta que se

encontró entre la mesa y los muslos abiertos de Cade. Cade lo levantó

sobre la mesa poniéndolos al mismo nivel, ojo con ojo.― ¿Qué te dio la idea de que yo quería que te fueras?– PreguntóCade.

― Bueno, vamos a ver. Dijiste que me trajiste aquí para sanar. Ahoraque estoy casi curado, pensé que era hora de irme.― Esto, no obstante,no estaba yendo bien. Dio a Bret un poco de esperanza de que tal vez,Cade quisiera que se quedara. Pero tenía que estar seguro. Luego,continuó.― Así que pensé, que dejaría que volvieras a tu vida y cuando

tuvieras tiempo, tal vez podríamos tener una cita o algo así.– Dijo,poniendo una nada genuina sonrisa en su rostro.

― Bésame, querido.― Cade se inclinó hacia delante y Bret lo encontróen el camino para darle el beso que le exigía. Cuando terminó el beso,Cade se echó hacia atrás un centímetro. Mirándolo directamente a losojos, dijo:― No estoy, ni nunca estaré harto de ti. Nunca vas a ser una


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molestia. En lo que a mí respecta, puedes permanecer en mi regazo ymolestarme todo lo que quieras. Voy a llamar al equipo y todos pasamospor tu apartamento y cogeremos tus cosas. Voy a hablar con el gerentesobre tu contrato de arrendamiento.

Cade le cogió la barbilla en un apretón.― Si no lo ha dejado lo suficientemente claro, óyeme. Mi casa es ahora

nuestra casa. Tu lugar está a mi lado y en nuestra cama. Espero que sea losuficientemente claro para ti, querido.―Entonces, el alfa lo miró a los

ojos, haciéndole saber lo serio que era.― Muy bien.― Dijo Bret. La próxima vez que estuviera fuera de la vistade Cade, iba a hacer un baile feliz, al menos tanto como sus costillas ypies doloridos le dejaran.

Cade le dio otro beso, profundizando con la lengua y los dientes. Estavez Bret se alejó. Bajando de la mesa, se puso de rodillas. Desabrochandoel cinturón de Cade, abrió los pantalones. Sacando su gran pene, lobombeó hasta que estaba duro como una roca cubierta de terciopelo.

Una gota de pre― semen comenzó a hacer su camino hacia abajo por lacabeza, seguida de otra. Con la lengua, lamió la cabeza limpiándola,asegurándose de prestar una atención especial a la ranura como a su osole gustaba. Entonces, él lo tomó en su boca tanto como pudo, usando sumano alrededor de la base para torcerlo con una presión firme.Chupando y moviendo la cabeza, continuó amando a su oso, tragandocada vez que sintió que su cabeza tocaba la parte posterior de sugarganta. Los dedos de Cade se enredaron en su pelo y con golpes

rápidos, comenzó a joder la boca de Bret. Pronto los movimientos deCade se desaceleraron un poco y le ordenó:― Toma todo, bebé, hasta la última gota.― Después de que Bret

hubiera tragado hasta la última gota, empezó a lamer a su oso dejándololimpio.


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Cade entonces, lo levantó y lo puso sobre la mesa. Antes de Bret lepudiera decir que ya había disfrutado, Cade sacó sus pantalones dechándal hacia abajo y lamió y chupó la polla hasta que estaba dura otravez. Cade fue implacable en dar al cachorro tanto placer como pudo.Pasó una de sus manos alrededor en busca de ese pequeño botón rosa.Mientras succionaba fuertemente a su cachorro, masajeó el brote hastaque el músculo estaba aflojado lo suficiente para que pudiera penetrar enél con un dedo. Eso fue todo lo que se necesitó Bret para venirse por

segunda vez. Cuando no había nada más para dar, el pobre cachorroapenas cayó de nuevo sobre la mesa hasta que Cade lo atrajo a su regazopara abrazarlo cerca.

Después de un par de llamadas, cinco camiones fueron al edificio deBret. Bret simplemente no podía creer el giro de los acontecimientos. Esta

mañana, se preparaba para una noche solo en su apartamento, y ahoraestaban recogiendo sus cosas y moviéndolas a la casa de Cade, no, sucasa. Él estaba prácticamente vibrando, estaba tan excitado.

Ellos tuvieron que parar en el apartamento del gerente para coger unallave, porque todo lo que Bret tenía con él en esa fecha fatídica con Dirkse perdió en el río. Cade se quedó para hablar con el gerente, y el restodel grupo subió el tramo de escaleras hasta el segundo piso donde seencontraba el apartamento de Bret. Al llegar a la puerta, Bret estaba

poniendo la llave en la cerradura sólo para tener la puerta abierta antesde que pudiera empujar todo el camino hasta el ojo de la cerradura. Jacky Tony agarraron inmediatamente a Bret por ambos brazos y lo apartaronde la puerta.

Bret observó como Treb desapareció en silencio a través de la puerta.Alex estaba en la sala, hablando en voz baja y urgente. Él no podía


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entender por qué todo el mundo estaba tan agitado. Su madre,obviamente, había dejado la puerta abierta cuando ella había venido alimpiar su refrigerador.

El ritmo de rápidos pasos pesados por las escaleras llamó la atenciónde Bret lejos de la puerta abierta. Observó como Cade subió los últimostramos de escaleras y se acercó hasta él presionando su cuerpo contra lapared y se quedó allí, cubriéndolo.

― Cade, ¿qué haces?― Esto se estaba volviendo muy extraño.― Querido, quedarte quieto hasta que veamos cuál es la situación.― Dijo Cade.Bien, ahora se estaba volviendo loco. Cade hizo su voz alfa. Jack y Tony

flanqueaban la puerta, Alex estaba en el teléfono de nuevo, y Treb estabaen su apartamento. Empujando el pecho de Cade, exigió.

― Cade, ¿qué está pasando?― Alguien entró en tu apartamento, bebé. Treb está comprobando

para ver si todavía están allí.― Cade podía ver, incluso desde donde

estaba de pie al otro lado del pasillo, los arañazos alrededor del ojo de lacerradura en la puerta. Observó que la puerta se abrió más y Treb saliódel apartamento.

― No hay nadie ahí, jefe. Está todo muy limpio.― Cade pudo ver queTreb tenía más que añadir, pero se contenía.

Bret empujó de nuevo, tratando de hacer que el oso lo dejara ir.― Cade, déjame pasar.― No ―. Respondió firmemente Cade. Bret no lo podía creer. Tenía

que ver lo que había sucedido a su apartamento. ¿Quedó alguna cosa?¿Qué diablos? Este era su apartamento.― Cade, ¡Déjame ir ahora!― Lo siguiente que supo fue que tenía los

pies fuera del suelo y que estaba mirando el rostro muy severo de Cade.― Seguridad y bienestar, bebé. No hay discusión.


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Mierda, él había accedido a esto. Pero realmente necesitaba ver lo quehabía sucedido a su apartamento. Por desgracia no había un "pero" consu oso posesivo y dominante.

La siguiente hora la pasó con Bret de pie en el pasillo cuando dospolicías llegaron a su departamento, tomaron fotos, buscaron huellasdigitales, y tomaron nota. Con el tiempo, se sentó en el suelo con laespalda contra la pared, mirando a través de la puerta. Parecía que todossus pequeños electrodomésticos y cualquier cosa electrónica se fueron.

Pero era lo que no podía ver lo que le estaba molestando. Hubo una olade murmullos entre Treb y Cade antes de salir. Cade no estaba hablandoy se quedó junto a él con una cara de piedra. Finalmente, parecía que lapolicía terminó cuando empacaron sus equipos y fueron hacia él.

― Tomamos todas las pruebas que pudimos Sr. James.― El más altode los dos se dirigió a él.― Vamos a presentar un informe, pero necesitair a la estación de policía y firmar unos papeles.

Con unas palabras a Cade, se fueron. Bret se volvió a Cade y puso su

mano sobre su oso.― Ahora, llévame allí y muéstrame.― Sabía que había algo allí dentroque había puesto a Cade todo protector. Y no era sólo un televisorrobado.

Cade no dijo una palabra. Sólo llevó al cachorro a lo que quedaba desus pertenencias. Las sillas del comedor habían sido derribadas y algunasestaban rotas. Las puertas de los armarios de cocina estaban abiertas y elcontenido arrojado por el suelo. El baño estaba de la misma manera. Pero

era la habitación la que hacía que su pelo se erizara en el cuello. Alguienhabía tomado un cuchillo y atacó la cama, cortando la ropa de cama y elcolchón. Parecía como si estuvieran en un estado frenético de rabiacuando atacaron. Tan inquietante como la idea era, se le ocurrió que elcolchón parecía como si alguien hubiera tratado de matarlo.


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La ropa de Bret no estaba en condiciones mucho mejores. Fueronesparcidas por todas partes. Los cajones y el armario habían sidovaciados por completo. Algunas prendas estaban en jirones. Otrasparecían que se cortaron con un cuchillo. Quien hizo esto había tomadolimpiadores, lejía y detergente para la ropa, y los había vertido en la partesuperior de todo. No se respetó nada, ni los armarios, cama o ropa.

Su pobre cachorro estaba pálido y tenía los ojos como platos.― Oso, por favor llévame a casa.– Le suplicó en un susurro.

Sin decir una palabra, simplemente cogió a su cachorro y lo llevó acasa.

Durante los próximos días, el equipo de Cade limpió el apartamento deBret. Cualquier cosa aprovechable fue cargada en un camión y llevada ala casa de Cade para Bret. Todo el resto se desechó. Treb había tomado

nota de marcas de productos y tamaños de ropa en el apartamento deBret. Luego compró lo básico para que Bret pudiera ir de compras sinsentirse ridículo con una camisa de Cade. Hasta el momento, la policía notenía pistas sobre quién había destruido el apartamento. Todavía nohabía huellas digitales.


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Capítulo Seis

Bret entró en la oficina de Cade y lo encontró recostado en su silla, susbellos ojos cerrados, tomando un breve descanso. Las facturas sedispersaban por toda la mesa, junto con los formularios de seguros y losarchivos que necesitaban ser actualizados. Las cajas de entrada y desalida estaban desbordadas. Sentado en el regazo del hombre grande,comenzó la reorganización de los papeles, separándolos para poderfinalizarlos. En la forma usual de Cade, él no dijo nada, apenas abrió susojos y se quedó mirando un momento. Cuando terminó, Cade preguntó:

― ¿Sabes algo sobre el papeleo?― Sí.― Dijo.― Antes de que todo esto de Dirk sucediese, yo tenía un

trabajo como asistente administrativo para una compañía de seguros enla ciudad. Acostumbraba manejar este tipo de documentos, además de sucontabilidad. Pero cuando mi madre envió el último lote de correo aquí,había una carta de rescisión del contrato en él y mi último cheque. Creoque no apreciaron que no apareciera en el trabajo en los últimos meses.

― ¿Te gustaba tu trabajo bebé?– Preguntó Cade.― Sí, me gustaba la parte del papeleo. Las políticas de la oficina, no

tanto. ― Ahora estaba empezando a ponerse un poco nervioso acerca dedónde iba toda esta charla. ¿Cade estaba tratando de hacer queconsiguiera un trabajo? A pesar de su pequeña bravuconería intentandovolver a su apartamento después del incidente, no sabía si estaba listopara estar lejos de Cade todavía. El equipo había salido en una breve


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misión de rescate de dos días la semana pasada. Estos dos días deseparación fueron suficientemente prueba, ya que Bret estabapreocupado. Cuando Cade había llegado a casa, Bret se había pegado allado de su oso durante el próximo par de días. Gracias a Dios a Cade noparecía importarle.

― ¿Considerarías la opción de trabajar unas pocas horas al día paraayudarme con el papeleo? Te pagaría y todavía tendrías tiempo paratodas las otras cosas que haces en casa.

Bret no podía ocultar el suspiro de alivio al no tener que buscar unempleo lejos de Cade y por la creciente emoción de hacer algo que legustaba mucho. Así que, empezó a trabajar con Cade en su oficina todoslos días. Lo adoró. Estaba empezando a conocer al resto del equipo,también. Y parecía que él les gustaba. Cade aún hacía a Bret reírpensando en la primera vez que Cade lo atrajo a su regazo durante unareunión con Tony. Cade nunca dejó de tocarlo durante toda laconversación. Le gustaría tener una foto de la mirada en la cara del pobre

Tony. La posesión de su oso se estaba convirtiendo en una leyenda.Bret levantó la vista por encima de la impresora y observó a Cadeentrar en la oficina. Mirar a Cade era una de sus actividades favoritas.Acababa de terminar de llenar algunos formularios que debían serenviados fuera, para que un par de chicos pudieran tener los certificadosde algunas armas ocultas. Él había descubierto rápidamente que todo elequipo necesitaba tener los certificados y licencias de varias categorías,para poder funcionar. Él terminó haciendo una hoja de cálculo de todo,

incluyendo las fechas de renovación. Entonces, creó los archivos para quecoincidieran con la hoja de trabajo y el estado en que estaban regulados.― ¿Te gustaría ir a comer esta noche querido?― Cade se sentó en su

silla, volviéndose a mirar donde Bret estaba de pie. Automáticamente,Bret se acercó y se puso cómodo en el regazo del gran oso.


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― Pensé que podríamos ir al restaurante del hotel y tener una buenacomida. Tienen una banda tocando allí esta noche. Podríamos escucharun poco de música. Jack mencionó que él puede llevar a Sherry allí estanoche. Tal vez salir y pasar un buen rato.

― ¿Estás seguro de esto, oso? Los otros chicos estaban hablando deSherry, el otro día. Ellos están preocupados de que Jack solo está saliendocon ella para divertirse de vez en cuando. Estaban diciendo que ellarealmente es una fiestera y si Jack no tiene cuidado, ella le pedirá más de

lo que está dispuesto a dar ahora.― Me sorprende que cotillearas sobre Jack, Bret.― Cade lo miraba conel ceño fruncido.

― Espera un minuto.― Bret trató de saltar del regazo de Cade, perocomo de costumbre, Cade no le dejaba ir a ninguna parte a la que él noquería que Bret fuera.―Yo no estaba cotilleando. Los chicos estabanpreocupados por un compañero de equipo. Eso no es un chisme. Sellama preocupación.

― Muy bien, es justo.― Admitió.― Los chicos están preocupadosacerca de la relación de Jack con Sherry. Eso no significa que no podamosdisfrutar de una buena cena y pasar un buen rato. ¿Entonces vas a venir acenar conmigo o no?― Cade estaba empezando a preguntarse cómouna simple idea se había vuelto tan complicada. Él sólo quería llevar elcachorro a una cita.

Bret todavía estaba un poco molesto por que Cade le había dicho queestaba cotilleando, pero en realidad quería salir con Cade.

― Creo que suena divertido. Voy a tomar una ducha rápida en primerlugar, y estaré listo.

Cade asintió y besó al cachorro bobo antes de separarlo de su regazoacariciando su trasero para ponerlo en su camino. Él sabía que si Bret nohubiera estado un poco afectado por el beso y el posterior deseo, habríaconseguido una bronca por haberle hecho esa pequeña caricia. Pero eso


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habría estado bien, también. Cade lo hubiera simplemente agarrado ybesado hasta que se olvidara de seguir molesto. Esperó unos minutos yluego corrió hacia la habitación. No había terminado su cita con sucachorro todavía.

La cosa que más le gustaba a Bret de la casa de Cade era la suiteprincipal. Tenía una bañera grande en la que, incluso sumergidos en ella,podían mirar por una ventana que daba al patio lateral y más allá. Cadetenía un poco de hierba plantada alrededor de su casa. El resto, por lo

que se podía ver, todo era de madera. Cade había explicado que teníamás de cien acres. Al parecer había un arroyo y un estanque en algúnlugar de la propiedad, pero Bret no había tenido la oportunidad deexplorarlo aún.

La otra cosa impresionante de la suite principal era la ducha. Estabacompletamente hecha de azulejos y lo suficientemente grande como paracaber cinco hombres. También tenía un banco incorporado y un estantepara almacenar todo tipo de productos para el cuerpo, incluyendo lo que

él consideraba más importante, lubricante resistente al agua. El agua salíaal menos de ocho grifos diferentes establecidos en el techo y a diferentesalturas en las paredes. Estos podrían ser ajustados con un dispositivo decontrol remoto. No había puerta en la ducha. Los azulejos se iniciaban enuna entrada y daban la vuelta a la esquina y luego, se abrían a estaenorme área de ducha. Uno de los pequeños secretos favoritos de Bretera redirigir todas las duchas para que el agua golpeara su cuerpo desdetodos los lados. Luego se daría la vuelta, doblaría y estiraría, era como

darse una especie de masaje pervertido.Él acababa de lavarse el cabello cuando sintió la presión de un pechohúmedo y duro contra él por detrás. Brazos musculosos, de mayortamaño que sus propios muslos estaban envueltos alrededor de él. Loslabios se abrieron camino desde su oído al lado de su cuello para


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mordisquear en el punto donde se une con su hombro. Una mano leapretó el pezón, mientras que la otra bajó y le frotó las pelotas.

― Pon las manos contra la pared bebé.― Cade ordenó.Agachándose, puso sus manos sobre las baldosas enfrente de él.

Abriendo sus piernas, le expuso todo a su oso. Entonces sintió una lengualamiendo sus bolas. Sus piernas temblaban cuando esa lengua viajó ypuso besos chupando por detrás de su saco. Una vez más esa lenguaviajó, esta vez de nuevo a sus bolas tomando una en su boca. Bret no

pudo detener sus gemidos que llenaban la ducha. Uno de los pulgares desu oso violó su entrada. Cuando Cade suavemente tomó otra bola en suboca, trabajó con el pulgar alrededor para soltarlo. Entonces, el otropulgar de Cade se unió al primero, extendiéndolo aún más. Bret comenzóa balancear de vuelta contra la invasión que se sentía tan bien.

Cade dejó de lado las bolas del cachorro y comenzó darle besosmordiéndole en sus nalgas y poco a poco trabajó su camino hasta lacolumna vertebral. De vez en cuando se detuvo y mordisqueó uno de los

puntos calientes del cachorro. Durante todo este tiempo, continuótrabajando con los pulgares dentro y fuera de su agujero apretado. Unavez que llegó a los hombros de Bret, empezó a chupar el lugar donde seencontraban con su cuello. Cade estaba pensando que en el futuro sucachorro tendría una marca de color púrpura en ese punto. Continuósuccionando y trabajando el cuerpo de su bebé, disfrutando de losgemidos que salían de su boca. Sacando un pulgar, cogió la botella delubricante. Al abrir la tapa puso el tubo al lado de su otro pulgar y

presionó lubricante sobre su bebé, trabajando alrededor de su dedopulgar. Sacando el pulgar, utilizó el exceso de lubricante sobre su pene ylo puso en su dulce agujero. Parando por un momento, dejó al cachorroajustarse a su invasión. Iniciando un lento deslizar, estiró al cachorro desu posición curvada contra su pecho y lo encerró en sus brazos.


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Continuó aumentando la velocidad, asegurándose de estar golpeandoese grupo de nervios cada vez. Su recompensa fue un grito que resonóen las paredes de la ducha y los flujos de semen pintando la pareddelante de ellos. Dejó a su propio orgasmo golpearlo, vertiendo chorrotras chorro en su bebé. Muchos besos más tarde, estaban limpios y Cadeestaba vestido y esperando por él en la sala pasando a través de loscanales de TV.

No importa lo rápido que Bret trataba de ser, siempre tardaba un poco

más de tiempo para estar listo. Al pasar por una de las ventanas de losdormitorios, un movimiento le llamó la atención. Parecía que alguienestaba parado en la esquina de una de las naves de almacenamiento. Seapresuró a terminar de vestirse. Él pensó que Cade había dicho queestaban reuniéndose con Jack en el hotel. Debía haber habido un cambiode planes. Al llegar a la sala de estar un poco sin aliento, Bret anunció:

― Estoy listo. Lo siento por haceros esperar.― ¿Hacernos, querido? Sólo estoy yo aquí.― Cade frunció el ceño en

confusión.― Oh, pensé que Jack estaba aquí. Vi a alguien en el cobertizo ysupuse que era él.― Ahora Bret estaba confundido. Cade se levantó delsofá dirigiéndose a la puerta.

― Voy a comprobar alrededor. Tú te quedas aquí.Bret observaba por la ventana mientras Cade fue al cobertizo y

desapareció en el interior. Minutos más tarde estaba de regreso a la vistay caminando hacia atrás. Vio cuando apareció al otro lado del edificio y

comenzó a caminar hacia la casa. Bret se sintió un poco tonto por toda lasituación.― No hay nadie allí querido.― Cade dijo, entrando en la casa.― La

única cosa que puedo pensar es que está haciéndose oscuro y un ciervopodría haber estado deambulando por el césped. Tal vez fue lo que viste.


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Aliviado de que había una explicación lógica, Bret estuvo de acuerdoinmediatamente.

― Debe haber sido eso. Vamos oso. Estoy listo para ir a disfrutar unrato.

El comedor del hotel estaba lleno. Las personas estaban disfrutando de

la cena. Había bebidas fluyendo y la música estaba sonando. Otrosestaban bailando o simplemente de pie hablando y riendo. Con la manode Cade en la parte inferior de la espalda, Bret siguió a la anfitriona a unacabina que indicó que era la suya. Bret se deslizó en el asiento sólo paratener que deslizarse aún más contra la pared mientras Cade se sentaba junto a él, en lugar de enfrente. Cade era tan grande, que sólo podríancaber siendo presionados juntos a lo largo de sus lados.

― Cade, ¿Esto va a estar bien? Yo no quiero causar problemas.― Bret

sabía que la ciudad era muy tolerante con las parejas del mismo sexopero ostentarlo no parecía ser una buena idea.― Estamos bien querido. Sólo estamos guardando el otro asiento para

Jack y Sherry. Jack llamó mientras yo estaba fuera en la nave. Él dijo quedebíamos adelantarnos y comer, porque llegarán un poco tarde.

― Espero que todo esté bien.― Bret pensaba, que ya que estabancomiendo solos, Cade podría trasladarse al otro asiento hasta que llegarala otra pareja. Sin embargo, se hizo evidente que el oso estaba apostando

su reivindicación. Y quién era él para argumentar que estaba siendoempujado hacia arriba al lado del gran oso.― Jack no parecía muy feliz. Así que supongo que lo sabremos cuando

llegue aquí.― Cade cogió el menú y se lo entregó a Bret.Resultó ser una comida maravillosa. Ambos pidieron el plato tierra y

mar, salmón, dos papas al horno y un guiso de verduras. Bret estaba


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disfrutando de la experiencia de ser una pareja y sabía que estabaapasionado por su oso, como nunca antes estuvo en su vida por otrapersona.

La camarera acababa de tomar sus platos cuando un Jack con cara depiedra se acercó a la mesa con una pequeña rubia en un minivestidoaferrándose a su brazo.

― Siento llegar tarde.― Dijo mientras firmemente guiaba a la mujer alotro lado del banco.

― Hola, soy Sherry, la novia de Jack.― La mujer sacó la mano sobre lamesa para estrechar la mano de Bret. Tintinearon con todas las pulserasrodeando su muñeca, y había al menos tres anillos en sus dedos conenormes piedras en cada uno.

Tomando su mano brevemente, Bret dijo:― Hola, soy Bret.― Podía ver que Jack estaba enojado con el

comentario dela novia . Él sabía que Jack no iba en serio con la mujer yhabía pensado que ella era eso, una chica dulce y sabrosa muy divertida

para tenerla alrededor. Bret estaba adivinando que Jack la había visto conuna luz totalmente diferente recientemente.Cade se volvió a Bret.― ¿Puedo conseguirte una copa querido?― Solo voy a tomar una cerveza.― Respondió.Volviendo a Sherry, le preguntó:― Y a ti, Sherry? ¿Qué te traigo?― Gracias, Cade. Voy a tener un Manhattan.― Las cejas de Cade se

levantaron. Esa era una bebida muy fuerte. Una de esas podría hacer queun hombre adulto se sintiera zumbado. Volviéndose a mirar a Jack, podíaver a su amigo que estaba claramente frustrado con su mujer.

― Creo que voy a ayudarte a obtener esas bebidas.― Jack se levantó yse dirigió a la barra. Cade dio un apretón al muslo de Bret debajo de la


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mesa y le siguió. Bret se sentó allí mirando a la mujer, tratando deconseguir una conversación inteligente.

Sherry finalmente rompió el silencio incómodo.― Entonces, Bret, no te he visto aquí antes. ¿Cuánto tiempo hace que

estás en el barco de los sueños de Cade? Es una lástima que no tenganingún interés en las mujeres. Yo lo habría cogido hace tiempo.― Losojos azules de Sherry estaban directamente sobre el pelo, la cara y lacamisa de Bret, como si estuviera evaluando la competencia. Era evidente

que las bebidas que había encargado no eran la primera bebida de lamujer esa noche.Bret no estaba seguro de qué decir. Jack era un tipo muy bueno para

estar con esta liosa, pero de nuevo, Jack era un muchacho grande ytendría que tratar con ella. Gracias a Dios Jack y Cade regresaron a lamesa enseguida.

Antes de que Cade pudiera deslizarse en la cabina, Bret se deslizó porel banco y se puso de pie. Colocando su mano en el brazo, dijo:

― Tengo que usar el baño. Ya vuelvo.― Bret hizo su camino a travésde la habitación pasando el área de baile hasta la puerta con un grancartel― Baños ― por encima de ella. Caminando por un pasillo pocoiluminado, se encontró con una puerta lateral izquierda claramentemarcado― Ellos . ― A la derecha había una puerta marcada― Ellas ―. Alfinal del pasillo había una puerta con una luz de salida en rojo por encimade ella. Después de tomar cuidado de su negocio se lavó las manos y sedirigió por el pasillo vacío.

Preparándose para lo que le esperaba en el restaurante.Bret salió por la puerta de entrada a la zona de baile ahora llena. Losiguiente que supo, es que fue empujado por detrás y voló por los aires.Él terminó derrapando en las manos y las rodillas unos metros por elsuelo duro.


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Cade estaba sentado en la cabina a la espera de Bret, dudando de sudecisión de reunirse con Jack y Sherry. Después de lanzarle unas cuantasobservaciones coquetas en su camino, ella exigió que Jack le dejara salirde la cabina y ahora estaba bailando con un grupo de amigas. Jack nodijo mucho, desde su llegada, pero Cade podía decir que su mejor amigohabía tenido suficiente de la mujer.

Mirando hacia el baño para ver qué estaba tomando tanto tiempo aBret, Cade observó a Bret salir volando de la puerta oscura. Podía ver lasombra de una silueta justo al lado de la luz, pero nada más. El saltó de lacabina, corrió por el pasillo mientras observaba a Bret patinar los últimosmetros sobre el suelo duro. Cuando Cade se acercó a él, había unamultitud de personas que le ayudaban a ponerse en pie. Abriéndose pasoa través de las personas involucradas, llevó suavemente a su hombretembloroso a la silla más cercana.

― ¿Estás bien querido? ¿Tienes algo roto?― Antes de que Bret lepudiera responder, Jack se plantó firmemente frente a Cade y comenzó apreguntar en voz baja a Bret, evaluando sus manos y los arañazos en lasrodillas de sus pantalones.

Un toque en el brazo trajo a su atención al gerente del hotel. Cade lohabía conocido antes en varias reuniones de la ciudad.

― ¿Está todo bien aquí Cade? ¿Tengo que llamar a una ambulancia?― Jack se unió a ellos y respondió por él.

― No, él tiene quemaduras de alfombra en sus manos y rodillas. Sepondrá bien. Dijo que alguien lo empujó desde atrás.

― Voy a asegurarme preguntando alrededor para ver si alguien vioalgo, y me aseguraré de que sepas los resultados. No te preocupes por tucena y bebidas esta noche, es a cuenta de la casa.


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Cade le dio las gracias y se fue hasta su bebé, que parecía avergonzadopor toda la atención que un grupo de chicas le estaba dando. El pobrecachorro lo miró, enviando claramente la señal de SOS.

― Muy bien, chicas. Jack dijo que iba a estar bien. Voy a llevarlo a casapara que pueda descansar.― Un coro de objeciones le siguió, pero Cadefue capaz de sacar al cachorro de allí con un mínimo de toque femenino ypicotazos cubiertos de lápiz de labios en la mejilla. El pobre parecía mástraumatizado por las mujeres que por la caída.

Una vez que estuvieron en el camión, Bret se enroscó a su lado. Cadetrató de no reírse cuando su bebé exclamó:― Cade, ¡creo que cogí piojos de esas chicas!Tratando de mantener el humor en su voz cuando el cachorro estaba

claro que no estaba lidiado con la situación muy bien, dijo:― Creo que un poco de jabón y el agua los quitará querido.― Al

volver la cabeza, los bellos ojos marrones de Bret brillaban cuandopreguntó:

― ¿Te estás burlando de mí?― No querido. ¿Viste quién te empujó?― Preguntó Cade, cambiandorápidamente de tema.

― Para que sepas, Cade Miller, hay cosas como piojos. Y no, no vinada. Un minuto yo estaba volviendo a la mesa y al siguiente, la únicacosa que sé, es que estoy volando por los aires. No tengo idea de lo queestá sucediendo.

Después de llevar a Bret a casa, Cade le puso crema en todas sus

marcas de quemaduras y se lo llevó a la cama. Allí lo acercó a su lado,cubriéndolo con un brazo y una pierna. El oso estaba en modo deprotección.


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Capítulo Siete

Un par de semanas más tarde Bret estaba haciendo una lista desuministros para reponer la cocina. La alfombra de la puerta le llamó laatención. Estaba listo para empezar a llamarla "la alfombra desaparecida."Dos veces la había colocado en la barandilla del balcón para que le dierael aire, y cuando fue a traerla de vuelta había desaparecido. Miró a sualrededor y no pudo encontrarla, entonces volvió a entrar. Cuando salióde nuevo, allí estaba la alfombra, colgada en la red. Bret no podía creerlocuando sucedió una segunda vez a la semana siguiente. De acuerdo,podría haber estado pensado en Cade, en sexo con Cade, o en chupar aCade en ese momento, pero estaba empezando a pensar que estabaperdiendo su mente. Luego, estaba la escoba de fuera. Nunca podíaencontrarla. Caminó por la casa buscándola por todas partes, sólo paradescubrir que ella estaba inocentemente junto a la puerta de atrás.

Empujando de lado la irritación, pensó en cómo las cosas en su vidaestaban mejorando desde que conoció a Cade. Todas sus heridas estabancuradas y él no había recibido ninguna más desde ese día nefasto en elhotel. Mentalmente, estaba recibiendo al viejo Bret de vuelta antes deDirk. Habló con su familia regularmente por teléfono. Estaban encantadosde oír la felicidad en su voz y estaban pidiendo para conocer a Cade. Lascosas fueron finalmente mejorando.

Bret quería que Cade fuera un poco más abierto acerca de su propiafamilia. La primera vez que había tocado el tema, Cade se negó a decir


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nada acerca de ellos. Más bien, se dedicó a distraer a Bret con besos.Pero cuando se hicieron más cercanos, Bret se dio cuenta de que habíaocurrido una tragedia en el pasado de Cade que había moldeado a lapersona que era ahora. Lentamente Cade estaba compartiendo pequeñosdetalles de su juventud con Bret. Se calentó el corazón de Bret al darsecuenta de que estaba ganando la total confianza de Cade.

Cade era su todo. Cuanto más llegó a entender lo que el gran osoesperaba de él, más resuelto se sentía. No tendía necesidad de adivinar si

estaba tomando la decisión correcta nunca más. Sin preocuparse decastigos si se equivocó. Cade tomaba las decisiones que él sentía quenecesitaba hacer. Y eso estaba bien para Bret.

Cade entró en la cocina para encontrar al cachorro escribiendo lo queparecía una lista de la compra. No podía creer cómo las cosas fáciles sóloiban encajando en su lugar. Pero el instinto le decía que algo iba a venir.Tendría que estar alerta.

Parecía extraño que este compañero Keith que había participado con el

captor del cachorro, no pudiera ser encontrado. Su nombre nunca habíaaparecido en ninguno de los informes del desastre de la inundación delrío. Tony, su mejor investigador en el equipo, estaba buscando al tipo,pero era como si ni siquiera existiera. Los detalles de cómo animó eincluso parecía mandar a Dirk a abusar de Bret eran locos.

Luego estaba el apartamento arrasado y los daños a todos sus bienes.Además de eso, el día después de la cita en el hotel, había recibido unallamada del director sobre sus investigaciones acerca de quién había

empujado a Bret. Parece que varias personas vieron a un hombre delgadoy desaliñado en la puerta poco después de la caída de Bret. Todos dijeronque desapareció inmediatamente del lugar. Cade siempre escuchó a suintestino, y él le dijo que algo estaba pasando.


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― ¿Cuándo vas a la ciudad bebé?― Inclinándose, Cade apartó unmechón de pelo rubio brillante y comenzó a mordisquear el cuello deBret.― Recuerda decirme cuando llegas allí y cuando estás regresando.

― Sabes que no soy un bebé. Puedo llegar a la ciudad y volver muybien.― Bret lo empujó un poco.

Antes de la siguiente respiración de Bret, fue arrastrado fuera de la sillahasta los brazos del oso. Instintivamente, envolvió sus piernas alrededorde la cintura del gran hombre. Los ojos azules eran difíciles de afrontar.

Mierda, él pudo haber empujado para el tipo equivocado de atención.Entonces sintió una presión que empujaba contra sus nalgas. Por otraparte, tal vez no.

― Me llamas cuando llegas a la ciudad y cuando vayas a volver a casa.Si no lo haces, voy a ir a la ciudad para encontrarte. No tengo ningúnproblema en probar a nadie, incluido tú, que eres mío.―Con estadeclaración, Cade fue hasta la habitación y tumbó a Bret en la cama extragrande. Tanto los pantalones, como la ropa interior y camisa estaban en

el suelo en cuestión de segundos. El lubricante fue retirado de debajo dela almohada y Cade cubrió sus dedos.Cade empujó dos dedos dentro de ese pequeño agujero, abriéndolo

fácilmente. Después añadió un tercer dedo, y empezó a golpear elpequeño manojo de nervios, y pronto tuvo a Bret rogándole que pusierasu pene en su interior. Pero Cade no estaba escuchando. Tomando lapolla llorosa del muchacho, dura como una roca en la boca, empezó amostrar a su bebé que él estaba a cargo. Sólo cuando Bret no podía

aguantar más, Cade se retiró. Sólo para tener la polla de Bretprofundamente en la garganta de nuevo y frotando su próstata aún másrápido. Una vez más se echó hacia atrás cuando Bret estaba a punto dellegar y había ido de implorar a quejarse incoherentemente. Oh hombre,la cara de su bebé era hermosa cuando estaba volando. Con un poco másde lubricante en su propio pene, Cade empujó fuertemente contra el


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agujero de Bret y se detuvo. Él esperó hasta que Bret lo miró, y luego leindicó de manera inequívoca:

― Eres mío.― Y en un impulso, estaba hasta las bolas profundamenteen su bebé.

La espalda de Bret se arqueó mientras tomaba el enorme pene de Cadehasta la empuñadura, amando todas las sensaciones. Esto sería rápido yáspero. Él quería ese tipo de atención por parte del gran oso y loconsiguió. Y cómo le gustaba. Algo dentro de él solo bebió y floreció bajo

la posesión de Cade.― Envuelve tus piernas alrededor de mí, bebé.― Cade ordenó.Entonces empezó a golpear el culo de Bret. En el pasado, los hombres sehabían ido después de una de sus explosiones de posesión. Gracias aDios, Bret parecía ser capaz de tomar todo lo que daba y florecer conello.

El sudor humedeció su piel mientras la polla de Cade fue absorbida porel agujero apretado una y otra vez. Descendiendo, agarró la polla de Bret

y la acarició con firmeza. Llevó apenas unos tirones en la pielaterciopelada antes de que chorros de esperma entraran en erupción,cayendo sobre su pecho. La visión y la estrangulación repentina en supropio pene tenían a Cade empujando dentro y fuera cada vez con másfuerza, entonces él explotó dentro de su bebé.

Rodando y ajustando al cachorro en su pecho, Cade envolvió susbrazos alrededor de Bret y sólo tuvo un poco de tiempo para disfrutar delmomento.

― Te amo.

― Mierda, Bret se preguntó si él acababa de decir eso envoz alta. Hubo un momento de silencio, y luego, los brazos alrededor de

él apretaron. Balanceándose un poco para dejar saber a Cade que larespiración se estaba convirtiendo en un problema, Bret tuvo el valor demirar a los ojos de color azul profundo y cálido.


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― Yo también te amo bebé.― Dijo Cade. Llegando a la mesita denoche, sacó una pequeña caja cuadrada. Levantando la tapa con unpulgar, dijo:― Usa mi anillo querido.― Esta era una afirmación, no unapregunta. No dio ocasión a su bebé de decir que no.

Dos brazos alrededor de su cuello lo apretaron con fuerza. En lo que serefiere a Cade, fue una respuesta suficientemente aceptable. Soltando losbrazos de Bret, empezó a besarlo profundamente mientras rodaba hastaque el cachorro estaba de nuevo en la parte inferior. Luego deslizó su

polla dura como el granito en el pliegue del culo de Bret, hasta que lacabeza estaba dentro de ese agujero sedoso. Con un empuje de suscaderas, estaba enterrado profundamente hasta las bolas de nuevo.

Lo hizo una y otra vez hasta que el hormigueo en la base de su espinadorsal le dijo que tomara cuidado de su bebé rápidamente.

― Vente.― Ordenó. Y así sintió el calor húmedo de la semilla de Breten su vientre. Cade entonces se soltó

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