INCERTEZA – CERTEZA

Divaldo Pereira Franco

La incerteza, en cuanto al instante de la muerte, debe constituir para el

hombre la más seria advertencia al respecto de la transitoriedad del cuerpo

físico. Dentro de cinco minutos, a través de una parada cardiaca; de cinco años,

en un accidente de vehículo; o de cincuenta años, por una enfermedad de largo

plazo, dolorosa, nadie sabe cuando acontecerá el desprendimiento del alma en

relación a la materia.

Un cutis físico, sano, no siempre compete con seguridad ante una organización

frágil y enfermiza, por cuanto la primera puede interrumpirse, mientras la

otra, tal vez permanezca desafiadora.

Un cuerpo juvenil, atrayente y promisor, cede campo para que quede un ser

caquéctico, deficiente físico y mental.

La criatura rica de energías desfallece, al tiempo que el enfermo desengañado

se recupera…

*

El Espíritu es lo que cuenta, en el proceso reencarnatorio.

Sus actos pretéritos le generan los mecanismos de prolongamiento, o

abreviación de la temporada carnal.

Ninguna excepción, sin embargo, produce algún privilegio ante la muerte.

Las enfermedades visitan a ricos y pobres con la misma indiferencia; bellos y

deformados con igual libertad; mozos y ancianos de manera equivalente,;

buenos y malos con naturalidad…

Se descomponen los cuerpos bajo condiciones idénticas, nivelándose las formas

y asumiendo los mismos criterios transformadores.

*

La mente, reflejando el estado de evolución intelecto moral, responde por la

manera; como cada persona enfrenta la vicisitud del desgaste y el fenómeno de

la muerte.

Morir, por tanto, es un acontecimiento inevitable.

Bien morir y morir bien, depende de la conducta de cada individuo.

Aquellos que viven bien, disfrutan de los favores terrestres, no siempre

morirán felices.

Cuantas personas se dejaron desequilibrar por los fracasos, que les cabia

vencer, enfrentando la muerte con desventura.

Solamente quien supo aplicar el patrimonio del tiempo con eficencia, bien

muere, liberándose y siendo dichoso.

*

Piensa en la muerte, como te preocupas con la vida.

Armonízate ante su realidad, permaneciendo preparado para su ocurrencia.

Si fueran breves tus días terrestres, busca vivirlos con intensidad positiva y si

fueran largos tus años, utilízalos con sabiduría.

Esta incerteza de cuando se dará y esta certeza de que la muerte vendrá, son el

díptico de la vida orgánica, en la cual te desarrollas.

Has la luz del discernimiento intimo con el Evangelio de Jesús y, sea en la

situación que sea, permanece en paz y feliz.

Libro: Momento de Coraje.

Joanna de Angelis /Divaldo Franco

TRADUCIDO POR: M. C. R