Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4

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  • 8/7/2019 Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4

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    Soberana Alimentaria

    Biodiversidad y CulturasENERO201

    1/NM.4LATIERRA,

    UNDEBATEARETOMAR

    SHARA, LATIERRAASEDIADA

    ELCONTROLCORPORATIVO

    ENLAGANADERA

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    ORGANIZACIONESCOEDITORASLa Va CampesinaPlataforma RuralFundacin Agricultura Viva-COAGGRAIN

    ORGANIZACIONESCOLABORADORASACSUR-Las SegoviasAmigos de la TierraEcologistas en AccinEntrepueblosIngeniera Sin Fronteras ValenciaMundubatVeterinarios Sin FronterasXarxa de Consum SolidariFundacin Biodiversidad

    COMIT EDITORIAL-Paul Nicholson.-Jernimo Aguado Martnez.-Eduardo Navarro.-Henk Hobbelink.-Helen Groome.-Beln Verdugo Martn.-Marta G. Rivera Ferre.-Ismael Sanz Remn.-Fernando Fernndez Such.

    -Carlos Vicente.

    COORDINACIN YEDICINGustavo [email protected]: +34 616 114 005

    ARTEYMAQUETACINwww.mareavacia.com

    DIRECCINPOSTAL:GRAINc/ Girona 25, principal08010 Barcelona

    WWW.SOBERANIAALIMENTARIA.INFO

    Depsito Legal B-13957-2010ISSN 2013-7567

    EDITORIALEl deber de cuidar la tierra.

    AMASANDO LA REALIDADResacralizar la tierra.La propiedad privada de la tierra.Defender el comunal.Mapa de la distribucin y tenencia de la tierra

    en el Estado espaol.EN PIE DE ESPIGA

    La mano que mece la cunaEl acaparamiento de la tierra agraria.

    PALABRA DE CAMPOLa tica del campesino.

    ATAQUES Y RESISTENCIASProyecto microvia.Tren de Alta Velocidad.El eufemismo del bien comn.Tentayape, cuando un pueblo dice no.

    DE UN VISTAZO Y MUCHAS ARISTASShara, tierras y pueblos sin soberanas.

    2

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    2429

    33

    34394143

    45

    Soberana AlimentariaBiodiversidad y Culturas

    ENERO2011/NM.4

    Soberana Alimentaria, Biodiversidad yCulturas es una publicacin trimestral parael Estado espaol de informacin, debate yrefl exin sobre temticas rurales bajo unaptica poltica de Soberana Alimentaria. Unnstrumento de pensamiento crtico hecho

    por las manos y para las manos de las gentesque integran los movimientos campesinos quedefi enden un mundo rural vivo.

    El ejemplar que tienen entre manos revisa la relacin campesina con la tierra. El acceso a ella, si es que es posible; el uso quee decide darle o como se fuerza a un cambio de usos ; los intereses del capital fi nanciero y corporativo por la mis ma y el poconters que el sector pblico demuestra sobre un bien tan preciado...Y se ilustra con relatos de resistencia concreta en el Estadospaol y fuera de l que tambin hemos querido refl ejar en las fot ografas que acompaan a muchos ar tculos. Se trata de unaerie fotogrfi ca del autor brasileo Eduardo Seidl elaboradas entre el ao 2006 y 2008 en un seguimiento a las actividades del

    Movimiento de los Sin Tierra, en sus campamentos, en su da a d a rural o en las an necesarias o cupaciones de fi ncas. Porqueo se puede hablar de campesinado y tierra sin mirar hacia el Sur, sin mirar a las gentes luchadoras del Brasil. Muchas gracias,

    Eduardo.

    Y para acabar es te primer ao de andadura de la revista, nos despedimos de las obras de Rafael Zabaleta con el retrato Parejade Campesinos. Desde la revista damos las gracias por la comprometida colaboracin que nos ha brindado el Museo Zabaleta,

    ue sabemos ya se suma a la lista de colectivos defensores de la soberana alimentaria de los pueblos.

    Les invitamos a que se comuniquen con el equipo redactor ([email protected]) y nos envenus experiencias, sugerencias y comentarios as como aportaciones grfi cas para prximos nmeros. Los ar tculos

    fi rmados son responsabilidad de sus autores. El material aqu recogido puede ser divulgado libremente, aunqueagradeceramos que citaran la fuente.

    Las organizaciones que coeditamos la revista Soberana Alimentaria, Biodiversidad y Culturas somos:

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    El deber de cuidar la tierra.

    Dicen los pronsticos demogrfi cos que para el

    2.050 conviviremos en el planeta una poblacin

    mundial de 9.200 millones de personas, lo queobligar a un aumento en la produccin agrcola y gana-

    dera. Si slo nos quedamos con este dato como muchas

    veces quieren hacernos creer pareciera que el futuro de

    a humanidad requiere de cultivos ms productivos, de

    ganadera ms industrializada, de nuevos milagros tecno-

    gicos, etc. Seguro?

    El gran reto de reducir el hambre y la pobreza actual

    para aspirar a un 2.050 posible no tiene que ver con

    ncrementos en la produccin de alimentos. De un modo

    ncuestionable debe resolverse prioritariamente, el pro-

    blema del acceso de la poblacin mundial a los recursos

    que hacen posible la alimentacin (y la dignidad del

    rabajo campesino): las semillas, el agua y la tierra; y a los

    propios alimentos.

    La mayora de las personas pobres y hambrientas del

    mundo viven paradjicamente en zonas rurales donde

    a produccin de alimentos es la principal actividad

    conmica. Pero su agricultura, la agricultura de pequea

    scala, est siendo continuamente atacada por el modelo

    de negocio agroexportador, que entre otras muchas cosas

    depende de la disposicin de tierras para sus cultivos. Aspues existe una clara competencia entre dos modelos que

    e disputan un a misma tierra. Debemos entonces reafi r-

    marnos en la importancia de preservar (y cuidar) la tierra

    para asegurar una agricultura duradera y la soberana

    limentaria de los pueblos.

    Es decir, fi nalmente hablamos como se analiza en

    varios artculos de este nmero de la revista de una

    EDITORIAL*

    *

    Hablamos comose analiza en variosartculos de este nmerode la revista de unaconcentracin de latierra en pocas manos,auspiciada por lasmultinacionales, algunosestados y los lobbies de la

    especulacin, que ponengravemente en riesgo lasupervivencia de millonesde familias campesinas.

    La crisis, europea y global, ha demostrado el fracaso deas polticas agroalimentarias orientadas al libre mercado.

    concentracin de la tierra en pocas manos, auspiciada por

    las multinacionales, algunos estados y los lobbies de la

    especulacin, que ponen gravemente en riesgo la supervi-vencia de millones de familias campesinas. Ah es donde

    hemos de focalizar nuestras reivindicaciones y proponer

    opciones transformadoras.

    En la Unin Europea de los 27, tenemos 13,7 millones

    de unidades o explotaciones agra rias y la fi nca media tiene

    una dimensin de 12,6 hectreas. Pero este modelo agr-

    cola el que piensa en alimentar y no en negociar tiene

    serios problemas, lo que lleva, por ejemplo a que, de todas

    estas unidades, un 36,4% de ellas son pequeas unidades

    familiares que se ven obligadas a complementar sus rentas

    con otras actividad remuneradas. Adems un tercio de los

    y las titulares de esas explotaciones tienen ms de 65 aos

    y ms del 20% son trabajadas por personas de entre 55 y

    64 aos. Tambin la desigualdad de gnero de este modelo

    patriarcal, se evidencia en el acceso a la tierra, tenencia,

    uso y derechos de produccin de las mujeres campesinas.

    Una estructura cada vez ms concentrada en la propie-

    dad de la tierra con fi ncas ms grandes, desplazando a la

    agricultura campesina y biodiversa, empieza a dominar en

    la agricultura de la UE con una tasa anual de disminucin

    del nmero de explotaciones del 2,2%.Efectivamente, la funcin ms importante que deben

    cumplir quienes trabajan en la agricultura y la gana-

    dera es la de proporcionar alimentos para la sociedad,

    siendo su desempeo garanta de su propia subsistencia.

    Lgicamente, las cuestiones relativas a cmo se produce,

    dnde se producen y quin debe producirlos estn intrn-

    secamente vinculadas a una correcta distribucin de la

    tierra, as como al uso sostenible y adecuado de este y

    otros recursos naturales, que compartimos con el resto de

    seres vivos del Planeta.

    La crisis, europea y global, ha demostrado el fracaso de

    las polticas agroalimentarias orientadas al libre mercado.

    Esas son las causas reales de la pobreza y hambre en el

    medio rural. No conduce a nada plantear debates sobre

    el aumento de produccin si no aseguramos previamente

    una transformacin del modelo agroalimentario domi-

    nante. La agricultura tienen que basarse en la tierra para

    llegar a un equilibrio agroambiental, pero en el acceso a

    dicha tierra tienen que primar valores socia les y no fi nan-

    cieros para llegar a un equilibrio agrosocial.

    Los artculos que presentamos en este nmero de la

    revista analizan cmo la relacin mercantilizada entre la

    agricultura y la tierra est en la base de muchas desigual-

    dades: el abuso de los supuestos derechos de la propiedadprivada, la especulacin con la tierra agraria para otros

    usos (proyectos energticos, industriales, tursticos, inmo-

    biliarios), el precio de la tierra inalcanzable para nuevos

    proyectos campesinos, etc. Por ello es el momento de vol-

    ver a exigir herramientas reguladoras y de intervencin

    pblica, as como replantear nuevas formas de tenencia,

    gestin y uso colectivo de la tierra, que aseguren que la

    tierra frtil t iene un fi n prioritario: producir alimentos.

    El ser humano no tiene derechos sobre la tierra, tiene

    ante todo deberes. El deber de cuidar la tierra.

    PCuando tenga la tierra(Daniel ToroAriel Petrocelli)Cuando tenga la tierraSembrar las palabrasQue mi padre martin fi erroPuso al viento...

    Mulheres Sem Terra fazem bloqueio da entrada

    da Fazenda Tarum. 04.03.2008. Eduardo Seidl.

    3EDITORIAL / SABC / ENERO 2011 / NM.4

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    *AMASANDOLAREALIDAD

    Resacralizar la tierra

    ELAPEGOALATIERRA.

    En los ltimos aos, sobretododespus de la crisis alimentaria,hemos visto mayoritariamenten los pases del Sur cmo el capital

    fi nanciero (bancos, fondos de inver-

    in, etc.) est comprando millones de

    hectreas de tierras para desarrollar

    proyectos de agricultura intensiva y

    de agrocombustibles, sabiendo que

    on sus producciones tendrn muchas

    acilidades para ganar dinero. Una

    rmula clara de especulacin. Se da

    ste fenmeno en Espaa o existen

    otros nuevos usos sobre la tierra que

    difi culten su funcin bsica de produ-

    ir alimentos?Julio, que recorre las zonas centro

    del territorio espaol dando cursos

    obre agricultura biodinmica, habla

    de dos cuestionas a tener en cuenta.

    No es muy evidente la presencia de

    apital fi nanciero comprando tierras

    grcolas en el territorio del Estado,

    xcepto la ya lamentablemente

    lsica especulacin con proyectos

    nmobiliarios, bien sea en zonas turs-

    icas o en zonas cercanas a grandes

    iudades. Una realidad que la crisis

    conmica ha detenido, pero an as,

    n esas zonas, el precio del suelo hace

    En esta ocasin, y para abordar la relacin entre el campesinado y la tierra en el estado espaol, reprodu-

    cimos la tertulia mantenida entre Charo Snchez, horticultora, ganadera ecolgica y representante del

    Sindicato Labrego Galego; Camino Fernndez agricultora en la Vega de Zamora; Julio Arroyo agricultor

    biodinmico en Cercedilla, Madrid; y los histricos dirigentes sindicales agrarios, Pep Riera agricultor enla comarca del Maresme y Juan Manuel Snchez Gordillo del Sindicato Obrero del Campo en Andaluca.

    Conversatorio

    imposible la adquisicin de tierras

    para dedicarse a la agricultura. Por

    otro lado continua Julio las per-

    sonas campesinas del Estado tienen

    una mentalidad conservadora de la

    tierra, en el sentido estricto de la pala-

    bra: la tendencia a conservar la tierra,

    a no desprenderse de ella.

    Exacto, en Galicia las luchas

    para recuperar las tierras en manos

    de los caciques han sido muchas y

    muy largas explica Charo y la

    gente tiene un aprecio fuerte a la

    tierra, al terruo, y no se vende por

    que s. Lo que s est existiendo y es

    alarmante son muchas maniobras

    de grandes grupos empresarialeslocales y forneos que, apoyados con

    legislaciones favorables de la admi-

    nistracin, consiguen expropiaciones

    para proyectos que sern considera-

    dos de benefi cio social o de bien

    pblico. Un terrible mecanismo que

    en realidad es un robo legal. Lo ms

    comn en estos ltimos aos son las

    expropiaciones ligadas a nuevos culti-

    vos energticos, empresas de biomasa

    o fi nes mineros. Cuando se declara

    expropiacin forzosa los precios

    que pagan son simblicos. Entonces

    puntualiza Charo claro que no hay

    compraventa de tierras, directamente

    los grandes empresarios que requie-

    ren ms tierras, utilizan estas vas. O

    bien buscan arrendamientos, que por

    la propia presin de la expropiacin

    son tambin a precios irrisorios: para

    las mejores tierras agrarias en Galicia

    estn ofreciendo 200 ridculos euros

    por hectrea.

    Camino, que junto a su compa-

    ero Rubn trabajan tierras en la

    Vega de Zamora, conocen de primera

    mano lo que es el asedio a su trabajo,

    por supuestamente un bien pblico

    (ver artculo en la seccin ATAQUES

    Y RESISTENCIAS: El eufemismo del

    bien comn), nos habla de esteapego campesino a la tierra. La gente

    que vimos lo que supuso a nuestros

    padres y madres tener suelo agrcola,

    le damos un valor muy alto, que no es

    monetario.

    En Andaluca explica Juan

    Manuel s que podemos advertir un

    nuevo fenmeno: la compra de fi ncas

    agrcolas por parte de empresas de la

    agroindustria. Grandes corporaciones

    crnicas o las grandes superfi cies

    como Mercadona y sus fi liales, se

    hacen con tierras dnde producir

    los alimentos que luego colocarn

    directamente en las estanteras,

    olvidando en todo ese trayecto la

    funcin del campesino y campesina,

    que acabarn siendo simplemente

    asalariados. Se trata de tener todo el

    control en la cadena alimentaria, que

    se inicia por asegurar el control de

    la tierra. Pero seguramente el pro-

    ceso ms grave en este asunto es la

    reconcentracin de la propiedad de

    tierras. Las directrices de la Poltica

    Agraria Comn primando en funcin

    del nmero de hectreas, ha signifi -

    cado que los principales cazaprimas

    sean la Duquesa de Alba, los Domecq

    o el Duque del Infantado, y que el

    pequeo campesinado est cayendoen la ruina. La concentracin de la

    propiedad de la tierra, hoy 2010, es

    superior en 10 puntos a la que haba

    a mitad del siglo pasado: el 2% de

    los propietarios y propietarias posee

    el 50% de las tierras. A ms concen-

    tracin, ms desaparicin de campe-

    sinos y campesinas. Y aqu, s, a los

    y las terra tenientes de ofi cio se le

    han aadido banqueros, presidentes

    de equipos de futbol y todo este

    linaje capitalista que nada sabe de

    agricultura.

    La situacin en Catalunya sera

    una combinacin de lo que comentis

    especifi ca Pep la crisis de la agricul-

    tura, la falta de relevos en el campo,

    los intereses para otros usos, y todo

    bajo la mano invisible del mercado,

    ha llevado a que muchas familias

    campesinas sin futuro vendan sus

    tierras a quien mejor la pague, en

    nuestro caso, las multinacionales

    agroalimentarias catalanas, como Vall

    Companys.

    LASTIERRASPBLICASY/OCOLECTIVAS.

    Cada una de estas cinco personas

    destaca la importancia de sistemas

    colectivos de tenencia de tierras, que

    han venido existiendo en el Estado.

    Hay diferentes ejemplos (ver cuadro)

    Laconcentracinde la propiedadde la tierra, hoy2010, es superioren 10 puntos ala que haba amitad del siglopasado: el 2% de

    los propietariosy propietariasposee el 50% delas tierras. A msconcentracin,ms desaparicinde campesinos ycampesinas.

    Charo Snchez

    5AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4

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    *

    que, garantizados por leyes que vie-

    nen de muchos aos atrs, aseguran

    que esas tierras se mantengan activas

    para diferentes usos agrarios, que no

    e pueden partir ni vender, para el

    uso comunal de aquellos vecinos y

    vecinas (como en Galicia) que viven

    n el monte, con una casa abierta

    chando humo por la chimenea

    nueve meses al ao.

    Es necesario reclama Charo

    mantenernos fi rmes en la def ensa de

    sas tierras colectivas que tanta lucha

    ha representado, a la vez que necesita-

    mos nuevas frmulas de tenencia de

    as tierras que aseguren que su uso es

    y ser para agricultura. Si, por unado hay que preservar y revalorizar

    os diferentes tipos de uso colectivo

    de la tierra, pero tambin necesitamos

    dice Julio nuevos mecanismos para

    segurar que las tierras agrcolas que

    stn hoy en propiedad privada no se

    vean afectadas por la especulacin, el

    ambio de uso, etc. Hay que destacar

    la existencia de iniciativas de colecti-

    vos de personas campesinas y de con-

    sumidoras que (en base a la propiedad

    privada) se hacen con tierras que,

    entre ellos y ellas, pactan se dediquen

    exclusivamente a la produccin de

    alimentos para sus familias.

    En este sentido, Pep introduce

    la experiencia francesa del mercado

    de tierras. Desde 1962 existe en

    Francia la Sociedad de Planifi cacin

    Territorial y de Establecimiento

    Rural (SAFER) que regula las

    transacciones de tierras evitando, en

    buena medida, la especulacin con las

    mismas, la concentracin de tierras

    y facilita el acceso al medio rural anuevas y nuevos pobladores. En

    Galicia cuenta Charo tenemos una

    experiencia similar pero no podemos

    estar de acuerdo con ella, porque ha

    ampliado el objeto del uso de la tierra

    a otras funciones que no las propia-

    mente agrcolas. Pep recuerda que

    tambin debemos volver la mirada

    hacia los sistemas verdaderamente

    cooperativistas para defi nir nuevos

    proyectos comunitarios, pero que, en

    defi nitiva, hay que conseguir la est a-

    bilidad del campesinado en la tierra

    con las frmulas que sean necesarias.

    Y Camino, puntualiza que la defensa

    de modelos de tierra colectivos son

    compatibles con un manejo indivi-

    dual de la tierra, de la fi nca, de la

    unidad agraria donde el campesino o

    campesina desarrolla toda su creati-vidad, su desempeo y su propia sobe-

    rana que despus aunar con otros

    compaeros y compaeras. Se trata

    de distinguir adecuadamente entre la

    tenencia pblica o social del suelo (la

    tierra), y el uso privado o particular

    del suelo.

    Pero, el enfoque actual, parece

    diferente escuchando a Juan Manuel

    denunciar que la Junta de Andaluca

    est vendiendo las pocas tierras

    pblicas que an gestiona. Con los

    argumentos de la crisis econmica y

    la necesidad de dinero para las arcas

    del estado, se est favoreciendo la pri-

    vatizacin de esos suelos comunales.

    No quieren el engorro de tener que

    gestionar tierras pblicas. Otro ejem-

    plo ha sido la supresin del Instituto

    de Reforma Agraria de Andaluca.

    No necesita ya Andaluca la reforma

    agraria? se cuestiona.

    ENTONCES LATIERRANONOSPERTENECE, ELSERHUMANOPERTE-

    NECEALA TIERRA.En la base de estas reclamaciones,

    explica Camino, hay unos valores

    espirituales e inmateriales, no eco-

    nmicos, que nos llegan de nuestra

    ascendencia no contaminada por

    tanto capitalismo. Debemos recuperar

    el respeto por la tierra y la cultura

    campesina. Nos hemos blindado con

    hormign armado, prepotencia e

    individualidad, y hemos perdido la

    relacin con la tierra, como madre, la

    madretierra.

    Julio explica que, desde su opi-

    nin, esa forma de relacionarnos con

    Necesitamosnuevas frmulasde tenencia delas tierras queaseguren que suuso es y ser paraagricultura.

    La tierra esla condicin

    primaria para laregeneracin de lanaturaleza, de laalimentacin y dela vida social, porlo que debemostratarla ypreservarla comoalgo sagrado.

    Papel de la mujer?Camino Fernndez

    Considero que uno de los pilares fundamentales del mundo campesinoes la familia (u otros modelos relacionales y convivenciales). Yo herecibido una cultura campesina a travs de mis ascendientes. Mi

    guardera fue el aire libre y a medida que creca tambinayudaba en las tareas del campo. Ahora con lo recibido,

    aprendido y descubierto quisiera ser capaz, yo tambin, de

    transmitir esta cultura asociada a la tierra y luchar por ella.

    Para m las hijas e hijos son el futuro. Los que vivimos en elcampo tenemos la oportunidad de rescatar y transmitir los valores

    campesinos a nuestros hijos. Las mujeres debemos luchar paraque el campo pueda ser una alternativa real para ellos, porque sin

    posibilidades la gente se seguir yendo de los pueblos a unas ciudadescada vez ms populosas, ms inhumanas y ms insostenibles.

    En esta revalorizacin de la cultura campesina, que pasanecesariamente por el acceso a la tierra productiva, las mujeres

    tenemos un papel fundamental y decisivo. Para nosotras, desde nuestrarealidad, tenemos clara la defensa del uso de la tierra en su funcin

    de proveedora de alimentos, antes que ponerla a generar, digamos,benefi cios empresariales que ahora sabemos cotiz an en bolsa.

    P

    Cuando tengala tierraLa tendran losque luchanLos maestros,los hacheros,Los obreros

    Julio Arroyo

    SABC / ENERO 2011 / NM.4 / AMASANDO LA REALIDAD6 7AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4

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    *

    La propiedad privada

    de la tierra

    Sofa Monsalve Sureza tierra en el campo, se est recupe-ando. La tierra es un ser vivo y loseres humanos somos parte de ella,

    i cuidamos la Tierra, nos cuidamos

    nosotros mismos. Hay un acerca-

    miento nuevo a la tierra, de volver

    l campo y de trabajar en agricultura

    colgica. As pues la conclusin,

    egn Julio es obvia, se ha recupe-

    ado el verdadero sentimiento cam-

    pesino, de proveedor y proveedora de

    limentos, en armona con la tierra,

    que no es un simple medio de produc-

    in; lo que ahora falta son polticas

    ctivas a favor de estos principios.

    La base de estas polticas dice

    uan Manuel debera ser la defensadel uso colectivo de la tierra, no de la

    propiedad individual y privada que

    s la base del capitalismo. La tierra

    s un prstamo de nuestros hijos e

    hijas que tenemos que devolverles

    mejorada. Si es as, adems de romper

    con una dinmica mercantilista, se

    asegura una relacin armoniosa con

    la tierra. Aunque hemos de recono-

    cer que este discurso tampoco ha

    sido el habitual entre los sindicatos

    agrarios espaoles. Si las polticas

    que regulan el sector agrario dice

    Camino entiende la alimentacin

    como una mercanca, la tierra slo

    ser un medio de produccin, con-

    fundiendo aade Julio valor con

    precio.

    La defensa que la tierra tiene

    que estar dedicada a la produccin

    de alimentos (sosteniblemente, con

    valores ticos y sociales, etc.) afi rma

    Charo es la base del paradigma dela Soberana Alimentaria. La tierra es

    la condicin primaria para la regene-

    racin de la naturaleza, de la alimen-

    tacin y de la vida social, por lo que

    debemos tratarla y preservarla como

    algo sagrado.

    *Algunos tipos de explotacin colectiva de la tierra en Espaa:

    Explotacin en mano comn

    Tiene una ley especial, que establece el Jurado de Montes de Mano Comn, y se rige por la comunidad de

    vecinos que habitan ese territorio en el que se encuentra el Mano Comn. Esta competencia inicialmente eradel estado, pero con las transferencias ahora corresponde a la Administracin regional. Esta catalogacin es

    minoritaria en Espaa, y slo se encuentra en Sanabria (Zamora), Galicia y As turias. Se caracteriza porque esgestionado por la comunidad de habitantes, que adquieren ese derecho por ser vecino o vecina en ese territorio ylos benefi cios que del mismo se obtengan, tienen que revertirs e en el co mn no se heredan, ni transfi eren, etc.

    Montes comunales

    Son propiedad del ayuntamiento y normalmente lo que gestionan son los pastos,mediante subasta. Tambin adjudican las quionadas, que son las porciones que

    corresponden a cada vecino o vecina de lea, pasto e incluso tierra de cultivo.

    Montes de Utilidad Pblica

    Principalmente son zonas de masas forestales, pero tambin hay zonas de cultivo y pasto. Parael pastoreo se hace un contrato de granjera en el que se pagan unas tasas que se destinan al

    Ayuntamiento y otra parte al fondo de mejoras que gestiona la Comunidad Autnoma.

    Rompiendo las cercas mentales

    Aunque cueste admitirlo, los saberes culturales ligados a la tenencia y la gestin colectiva de la

    tierra y los recursos naturales han ido desapareciendo y, en muchos casos, el mismo campesi-nado sobre todo en el Norte no puede imaginar otra cosa distinta a la propiedad privada de la tie-

    rra. Hay que subrayar el hecho de que incluso en los pases industrializados no existe un derecho

    absoluto a la propiedad privada y mejores o peores siguen existiendo instrumentos de interven-

    cin pblica. El presente artculo propone examinar los lmites de la propia propiedad privada de la

    tierra como supuesta garanta de continuidad para las actividades campesinas y el desarrollo de

    la soberana alimentaria, a la vez que presenta que, pese a todo, tambin en estos pases, siguen

    existiendo formas colectivas/pblicas de manejo de la tierra y los recursos naturales que se redes-

    cubren/reinventan ahora como una manera de enfrentar las crisis contemporneas. No se trata de

    proponer frmulas mgicas, ni soluciones homogneas, sino de estimular la discusin sobre res-

    puestas que slo podrn ser encontradas en cada valle, cada bosque, comarca, pas y regin.

    PCuando tengala tierraTe lo juro semillaQue la vidaSer un dulceracimo

    Y en el marde las uvasNuestro vinoCantar...Cantar...

    Acampamento Jair Antnio da Costa,

    municpio de Nova Santa Rita-RS

    06.08.2008. Eduardo Seidl.

    SABC / ENERO 2011 / NM.4 / AMASANDO LA REALIDAD8 9AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4

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    El desafo ahoraes dar a conocer lasexperiencias localesconcretas, promover ladiscusin sobre esteenfoque y proponernuevas polticas de tierray reforma agraria a nivelnacional e internacional.

    Generalmente la propiedad privada de la tierra esdefendida como la forma ms segura y econmi-camente ms efi ciente de tenencia de la tierra. Ladefi nicin precisa de los lmites de la propiedad y toda l a

    nstitucionalidad desarrollada en sociedades capitalistas

    catastro, registro, cdigos civiles, tribunales, etc.) para

    garantizar la proteccin especial del Estado a la propiedad

    privada incluyendo la concepcin de algunos sectores de

    que se trata de un derecho absoluto hacen que sea vista

    omo una de las formas ms seguras de la tenencia de la

    ierra. Por otra parte, la capacidad que la propiedad pri-

    vada le confi ere al propietario/a de disponer sobre la tierra

    su antojo, de controlar los bienes y el provecho que se

    derive de su usufructo y de transferir la propiedad a quien

    ms le convenga son consideradas condiciones esenciales

    para estimular la iniciativa privada, las inversiones y el

    recimiento, la productividad y la efi ciencia econmica.La propiedad privada de la tierra pareciera estar en

    vas de constituirse en la forma principal de tenencia de

    a tierra en todo el mundo. Por lo menos as lo propagan

    lgunos intereses. Los y las defensores de esta visin consi-

    deran que se trata de un proceso evolutivo con estatus casi

    que de ley natural: entre ms desarrollada una sociedad,

    quiere decir, entre ms urbanizada e industrializada, ms

    necesidad tendr de expandir la propiedad privada de

    la tierra. Esta visin, en combinacin con los procesos

    sociales y econmicos que han destruido o que hicieron

    fracasar formas de tenencia y manejo colectivo o pblico

    de la tierra, han calado profundamente en el imaginario

    cultural incluso de los y las campesinas mismas.

    Pero como veremos la propiedad privada tiene limita-

    ciones claras para asegurar la soberana alimentaria, mien-

    tras que se debe recuperar el derecho de las comunidades

    al autogobierno de sus recursos naturales, entendido como

    un derecho a la libre determinacin de los pueblos, lo cual

    no lo hace dependiente del Estado. Y al mismo tiempo,

    s le impone restricciones a sus funcin reguladora, que

    siempre tiene que ir just ifi cada por el bien comn/pblico

    y por la garanta y realizacin de los derechos humanos,

    en este caso, de las y los campesinos.

    LASVENTASVOLUNTARIASDETIERRA.Como cuentan Germn Jcome y Natalia Landivar, al

    entrar en el sector El Samn de la Ciudad de Quevedo, en

    la Provincia de Los Ros en Ecuador. se observa como el

    avance de las plantaciones de palma aceitera es notorio.

    Algunas tienen ms de 10 aos y otras son ms actuales

    y se ubican en tierras que antes fueran de pequeos y

    medianos campesinos/as. Avanzadas tecnologas de dre-

    naje, dragado de esteros y construccin de pozos profun-

    dos para extraer y almacenar agua para riego evidencian

    la presencia de una agroempresa. En septiembre de 2006

    tres campesinos del sector El Samn todos con ttulos de

    propiedad de sus respectiva s tierras f ueron califi cados

    como invasores por un informe emitido por el Instituto

    Nacional de Desarrollo Agrario (INDA) el cual procedi a

    emitir una orden de desalojo en contra de los campesinos.

    El INDA actu de esta manera a raz de una demanda

    presentada por un supuesto propietario de dichos predios.

    Si bien los campesinos lograron suspender el desalojo

    haciendo valer la legalidad de sus ttulos, en los cuatro

    aos que han transcurrido desde entonces, las empresas

    interesadas en adquirir estas tierras han recurrido a mlti-

    ples formas de presin y hostigamiento con el fi n que los

    campesinos abandonen sus tierras. El asedio y el ambiente

    confl ictivo terminaron obligando a dos de ellos a vender

    voluntariamente sus tierras.

    En este caso de nada les sirvi a los campesinos tener

    ttulos de propiedad privada de la tierra. De nada sirvi

    que formalmente sus derechos sobre la tierra estuvie-

    ran claramente defi nidos y legalmente reconocidos. Las

    instituciones del Estado no fueron capaces de proteger los

    derechos a la tierra del campesinado bien sea por negli-

    gencia, por corrupcin, o por complicidad con los inte-reses empresarios. Y si en algunos casos las instituciones

    del Estado cumplen con su obligacin de proteger a los

    legales propietarios/as de la tierra, los intereses empresa-

    riales recurren entonces a otros mtodos: la coaccin y el

    hostigamiento hasta que los campesinos y las campesinas

    vendan voluntariamente las tierras.

    Podra decirse que casos como estos slo pasan en los

    pases empobrecidos donde los poderes de facto se ponen

    por encima del estado de derecho y las leyes; y que este

    no sera el caso de Europa. Puede ser que el empleo de

    la fuerza bruta no sea parte del men de opciones para

    obligar al campesinado europeo a abandonar sus tierras

    *Ejemplos de intervencin estatal y/o colectiva

    En Francia existe la SAFER, un organismo mixto (Estado y sociedad civil) con competencia para intervenir elmercado de tierras agrcolas. As, si alguien quiere vender su tierra, la SAFER tiene prelacin para comprar la

    fi nca en venta, y puede fi jar el precio de venta en cas o de que ste sobrepase los promedios usuales en la regin.

    En Colombia, las poblaciones campesinas que fueron despojadas de sus tierras en el centro del pasy fueron a colonizar tierras de la Amazonia colombiana lograron el reconocimiento legal de Zonas

    de Reserva Campesina. La propuesta fue diseada con el fi n de protegerles de perder nuevamentesus tierras a causa del endeudamiento con los comerciantes de insumos agrcolas y otros. Las

    familias tienen propiedad privada de una parcela, pero dentro de una zona debidamente demarcadacomo zona de reserva campesina en la que nadie puede acumular ms de una cierta cantidad de

    tierra y en la que la gestin y el manejo de todo el territorio se realiza de manera colectiva.

    Y por supuesto estn las formas colectivas de propiedad de la tierra, como elcaso de los ejidos y las comunidades en Mxico, donde las familias tienen derechos

    individuales de uso pero las decisiones sobre la transferencia de los derechos de usoson controladas por los rganos de gobierno de los ejidos y las comunidades.

    Senhor ganha gua durante marcha Fazenda Drago na BR290, perto de Eldorado do Sul-RS. 30.11.2006. Eduardo Seidl.

    SABC / ENERO 2011 / NM.4 / AMASANDO LA REALIDAD10 11AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4

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    pero tambin se ven forzados a vender voluntariamente

    y abandonar sus tierras porque su manera de producir

    ambin es considerada econmicamente inviable. Bien

    onocida es la estadstica que cada hora desparece una

    xplotacin campesina europea. Una mezcla de bajos pre-

    ios de los productos agropecuarios, altos costes de insu-

    mos y polticas de subsidios agropecuarios altamente dis-

    riminatorias contra la agricultura campesina y en favor

    de la agricultura empresarial son algunas de las causas.

    LARELATIFUNDIZACINDE EUROPA.Las polticas agropecuarias que favorecen la produc-

    in industrial y a gran escala, y el concomitante aban-

    dono del campesinado europeo de sus tierras ha llevado

    una reconcentracin de la propiedad de la tierra en

    Europa. Las tierras campesinas en rgimen de propiedad

    privada se tran sfi eren a grandes product ores o empresasin mayor inconveniente. En Alemania, por ejemplo,

    ntre 2003 y 2007 desaparecieron 45.000 explotaciones

    ampesinas. Las fi ncas de ms de 100 hectreas p asaron a

    ontrolar en 2007 el 52% de la tierra agrcola, incremen-

    ando en 4 puntos su porcentaje con respecto a 2003. En

    Alemania oriental esta tendencia es an ms acentuada:

    as fi ncas con ms de 500 hectreas contro lan, por ejemplo

    n el estado de Turingia el 72,9% de la superfi cie agrcola.

    Ante la sed actual de los fondos fi nancieros de comprar

    ierras agrcolas en Alemania, los precios de la tierra estn

    disparados y las perspectivas de mayor concentracin de

    a tierra son abrumadoras.

    As pues queda claro que la propiedad privada de la

    ierra tampoco vale para proteger la agricultura campesina

    y/o el uso campesino de la tierra y los recursos naturales.

    El marco de polticas de proteccin y fomento de la agri-

    ultura campesina tiene que contar tambin con formas

    de regulacin pblica o colectiva para intervenir en la ges-

    in de la tierra. Por ejemplo, deben existir mecanismos

    para intervenir en los mercados de tierra, y concretamente

    n la transferencia de los derechos sobre la tierra, con elfi n de preserva r sufi ciente tierra, agua y dems recursos

    naturales para que el campesinado pueda producir alimen-

    os. Hay muchas formas para hacer esto como puede verse

    n el cuadro adjunto.

    LADESTRUCCINMEDIOAMBIENTAL.Otra de las limitaciones de un enfoque individualista

    de la propiedad de la tierra est relacionada con el uso

    ostenible de los recursos naturales para la produccin de

    limentos. Tomemos para ilustrar el caso la historia de la

    omunidad de Tekojoja en el distrito de Vaquera, en el

    departamento de Caaguaz, en Paraguay, recogido por

    a misin investigadora de FIAN y La Va Campesina.

    La comunidad fue creada por la reforma agraria en 1976

    pero slo unas pocas parcelas recibieron ttulos de pro-

    piedad. La mayora de familias slo tienen derecheras

    o derechos de ocupacin de sus tierras, los cuales son

    intransferibles. Su condicin econmica es precaria, y la

    falta de control por parte del Estado sobre sus propias tie-

    rras hace que la poblacin de Tekojoja sea muy vulnerable

    a la introduccin de un nuevo modo de produccin meca-

    nizado como el de la soja transgnica, que tanto afecta a

    los precios de la tierra, la situacin laboral de la juventud

    y el medio ambiente.

    Cuando la soja transgnica lleg a las comunidades

    cercanas a Tekojoja en el 2000 y 2001, el cambio fue

    asombroso. Separados de una zona mayoritariamente bra-

    silea y sojera por un angosto arroyo, los pueblos del lado

    oeste sufrieron un avance repentino de intereses sojeros

    buscando tierras y ofreciendo mucho dinero por ellas.

    No import que estas compras fueran ilegales, en abiertacontradiccin de varios artculos del Estatuto Agrario

    paraguayo. A medida que algunas personas de las comu-

    nidades vendan sus tierras a los intereses sojeros, otras

    familias campesinas se vieron obligadas a dejar sus tierras

    porque en los lotes de sus antiguos vecinos y vecinas ahora

    se fumigaba intensamente con agrotxicos. En pocos aos,

    muchas comunidades desaparecieron completamente; las

    escuelas se cerraron y la mayora de la gente se traslad a

    otros lugares.

    Los linderos de mi fi nca no la protegen del agua

    contaminada ni de los agrotxicos que usan mis vecinos

    dice un campesino afectado, resumiendo as la difi cultad

    que tiene la gestin exclusivamente privada de la tierra,

    sin ningn tipo de regulacin pblica o colectiva, para

    proteger un modelo de agricultura campesina frente a

    otro.

    ELCUIDADODELA MADRETIERRAYELRESURGIMIENTODELOSBIENESCOMUNES.

    Como hemos visto la natu-

    raleza no funciona de manera

    fragmentada, lo cual debe de estarmuy presente en el debate sobre

    el control de la tierra. Dicen los

    pueblos indgenas que la natu-

    raleza es un ser vivo y tiene sus

    ciclos propios de vida que debe-

    mos respetar si no queremos poner

    en peligro nuestra existencia, de

    ah la propuesta de reconocer los

    derechos de la Madre Tierra. Por

    otra parte, es necesario reforzar

    los abordajes de manejo colectivo

    de recursos naturales que sean

    ms apropiados para cuidar los

    ecosistemas.

    Rescatar del olvido las institu-

    ciones campesinas que gobiernan

    los bienes comunes es uno de

    los grandes mritos de Elionor

    Ostrom, la mujer que gan el

    Premio Nobel de economa en

    2009. En sus investigacionesella muestra cmo las familias

    campesinas de Suiza y de Japn

    an mantienen sus sofi sticados

    sistemas de tenencia y manejo

    colectivo de la tierra en zonas de

    montaa y praderas que les han

    permitido aprovechar y cuidar

    estos ecosistemas caracterizados

    por su fragilidad a lo largo de

    siglos enteros. No es que toda la

    tierra en estos pases sea propie-

    dad colectiva. El secreto radica en

    saber encontrar la mejor forma de

    tenencia para un cierto uso de la

    tierra en un cierto ecosistema. En el caso de las praderas

    de alta montaa alpina en Suiza, cerca de cuatro quintas

    partes de estas zonas estn bajo rgimen de tierra comu-

    nal, garantizando un uso sostenible de los recursos.

    La experiencia de las Cooperativas Territoriales del

    norte de Holanda es tambin digna de mencionar en

    este marco. Las Cooperativas Territoriales surgieron en

    Puede ser que elempleo de la fuerzabruta no sea parte delmen de opciones paraobligar al campesinadoeuropeo a abandonar

    sus tierras pero tambinse ven forzado a vendervoluntariamente yabandonar sus tierrasporque su manerade producir tambines consideradaeconmicamenteinviable.

    Mulheres Sem Terra fazem bloqueio da entrada

    da Fazenda Tarum. 04.03.2008. Eduardo Seidl.

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    Flix Rodrigo Mora

    LOCOMUNALSIEMPREENPELIGRO.

    Los rumores sobre que el comu-nal sobreviviente al aciagoproceso desamortizador ilus-trado, constitucional y liberal de los

    siglos XVIIIXX podra ser en breve

    apropiado por el ente estatal (lo que

    es ilegtimo e incluso ilegal, a mi

    entender), subastado y entregado al

    mejor postor, ya son sealados con

    aprensin por Alejandro Nieto, autor

    de Bienes comunales y otros trabajos

    sobre esta materia, en el libro Arabako

    Kontzejua XXI. Mendean, de manera

    que el artculo arriba citado slo viene

    a confi rmar que algo inquiet ante est

    siendo planeado en las alturas.En primer lugar se ha de expo-

    ner que no se comprende por qu

    estos caballeros fi jan su atencin en

    el comunal para reducir el endeu-

    damiento del Estado, en vez de

    considerar otras posibilidades.Los

    bienes y terrenos comunales han

    estado y estn siendo expoliados de

    manera regular. Por ejemplo, hay

    montes que aparecen en los catlo-

    gos y relaciones como propiedad de

    los Ayuntamientos, cuando lo cierto

    es que son de las y los vecinos. Esto

    lleva siglos sucediendo, lo que explica

    que el consistorio de Cuenca sea, al

    parecer, el mayor terrateniente del

    pas, y que las corporaciones locales

    se inmiscuyan a menudo en lo que

    no les compete, el control y rentabi-

    lizacin monetaria del comunal all

    donde an perdura. Otras veces son

    las voraces Comunidades Autnomas,

    que inscriben en ocasiones como

    suyos lo que es del vecindario organi-

    zado en concejo abierto.Lo expuesto viene a signifi car que

    si el Estado central fue quien aniquil

    coercitivamente lo sustantivo del

    comunal (y del orden social sobre l

    constituido, lo que es califi cable de

    etnicidio) sobre todo con las leyes

    desamortizadoras de tierras y otraspropiedades colectivas populares de

    1770, 1813 y 1855, en el presente ste

    y las otras dos expresiones de lo esta-

    tal, las Comunidades Autnomas y

    los Ayuntamientos, se proponen liqui-

    dar ya por completo aqul, haciendo

    que en el agro slo existen dos tipos

    de propiedad particular, la estatal

    (errneamente tenida por pblica) y

    la privada capitalista, con una pre-

    sencia cada vez ms reducida de la

    pequea hacienda campesina. La pro-

    piedad comunal es cualitativamente

    diferente de ambas, y es la nica que

    puede ser califi cada sin comilla s de

    pblica, puesto que es del comn de

    las y los vecinos, al realizarse la toma

    de decisiones respecto a ella por todas

    y todos los adultos de cada localidad.

    Por tanto, teniendo en cuenta que

    la bancarrota de facto del Estado se

    Holanda despus de las crisis agrarias de los aos ochenta

    y como una salida a la s asfi xiantes e inadecuadas regula-

    iones impuestas por el Estado. El objetivo era entonces

    ransformar las relaciones entre ste y el campesinado de

    manera que fuera posible crear nuevas formas de auto

    egulacin y estrategias para negociar desarrollo rural. Las

    egulaciones ambientales, por ejemplo, eran altamente

    egmentadas, no eran consistentes y terminaban siendo

    una mera limitacin para las unidades campesinas sin

    umplir con el cometido de cuidar el ambiente. Por otra

    parte, es obvio que el agua y el aire puro no se producen

    n las fi ncas individuales. As, la proteccin y el manejo

    del medio ambiente requieren cierta escala regional y

    oordinacin. Las cooperativas entonces buscan construir

    se espacio de cooperacin regional que integre en las

    prcticas agrcolas actividades para el cuidado del medio

    mbiente, la naturaleza y el paisaje, al mismo tiempo quequieren democratizar las estructuras de gobernanza del

    mundo rural.

    Las Cooperativas Territoriales, adems, tienen un

    uerte sentido de pertenencia a sus comunidades, han

    desarrollado un robusto tejido social no slo para la pro-

    duccin agropecuaria y el manejo de los bienes comunes

    naturales, sino tambin para el manejo de otros asuntos

    polticos y sociales; por ejemplo, se comprometen a resol-

    ver los confl ictos internos por su propia cuenta, resaltan

    a importancia de la unidad entre los seres humanos y

    a naturaleza, y se consideran, por lo tanto, guardianes y

    guardianas de las tierras de sus ancestros para las prxi-

    mas generaciones; son conscientes de la responsabilidad

    special que tienen de cultivar la tierra de una manera que

    espete la unidad entre los seres humanos y la naturaleza;

    y reclaman su derecho a participar en todas las decisiones

    que afecten sus reas. La cooperativa territorial Noardlike

    Fryske Wlden, por ejemplo, tiene cerca de 900 miem-

    bros, campesinas/os y no campesinas/os, y cubre un rea

    aprximada de 50 mil hectreas.

    LOSTERRITORIOSCAMPESINOS.Experiencias similares a sta en Holanda, e inspirados

    por las luchas indgenas por la tierra y el territorio han

    movido a los movimientos campesinos a lo largo y ancho

    de las Amricas y de Asia a renovar su reinvindicacin por

    la tierra en trminos de territorio. El reciente congreso de

    la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del

    Campo as lo discuti: la reforma agraria del siglo XXI

    tiene que tener una dimensin territorial. Por territorio

    se entiende generalmente la manera como un determi-

    nado grupo/colectivo humano se apropia de su entorno

    bioecolgico para satisfacer sus necesidades materiales y

    econmicas, para construir sus relaciones sociales y pol-

    ticas, y para desarrollar su cultura y su espiritualidad. El

    territorio comprende elementos dinmicos en el espacioy en el tiempo, de modo que est en permanente recrea-

    cin. El proceso de dilogo entre campesinos/as, pueblos

    indgenas, pescadoras/es, pastores/as nmadas, trabajado-

    res/as rurales y comunidades tradicionales con respecto al

    tema de tierra y reforma agraria iniciado en Porto Alegre

    en el marco de la Conferencia Internacional de Reforma

    Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR) y continuado en

    el Foro de Soberana Alimentaria de Nyleni tiene un eje

    articulador: el enfoque de territorio. El desafo ahora es

    dar a conocer las experiencias locales concretas, promo-

    ver la discusin sobre este enfoque y proponer nuevas

    polticas de tierra y reforma agraria a nivel nacional e

    internacional.

    Sofa Monsalve Surez

    FIAN Internacional

    El comunal,lejos de seruna institucinesencialmente

    econmica debeser percibidacomo laplasmacin de unideario sublimede convivencia yrelacin a un nivelsuperior entre losseres humanos.

    Defender el comunalfrente a un nuevo proceso desamortizador

    El artculo de J. Lamo de Espinos a La lucha contra el dfi cit: una nueva desamortizacin? publicad o

    en ABC el pasado 2752010 propone la venta de la parte enajenable de las tierras comunales an exis-

    tentes, aunque por lo general bastante desnaturalizadas ya, hasta 3,5 millones de hectreas, por las cua-

    les el Estad o de Espaa ingresara unos 21.000 millones de euros, destinad os a enjugar su dfi cit, exige

    una respuesta. Es un nuevo proceso privatizador el modelo de gestin de la tierra a defender? En este

    artculo se analiza y reivindica, con una visin histrica, otra frmula de entender la relacin con la tierra.

    *

    PCuando tenga la t ierraLe dar a las estrellasAstronautas de trigalesLuna nueva

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  • 8/7/2019 Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4

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    tolerada para municipios de menos

    de 100 electores (por la legislacin

    emanada de la Constitucin de 1978,

    no democrtica, en particular la Ley

    de Rgimen Local de 1985) lo que

    permite es una parodia de institucin

    concejil, tan constreida y ningu-

    neada por instituciones y leyes, y tan

    sometida a los poderes estatales y

    empresariales vigente, que no puede

    ser tomada en serio. Por tanto, el

    batallar por el comunal ha de ser tam-

    bin la brega por un sistema concejil

    soberano, no desnaturalizado, por un

    nuevo orden asambleario, libre, plural

    y colectivista, en el que la asamblea

    sea el centro de la vida poltica detodas y todos los adultos. En conse-

    cuencia, el concejo abierto hoy es

    asunto ms del futuro que del pasado.

    Las metas ltimas del comunal,

    como institucin y como trama de

    relaciones sociales, era maximizar la

    convivencia y la buena relacin entre

    el vecindario, esto es, el amor y el

    afecto mutuo, como algunas orde-

    nanzas locales del pasado recogen, la

    de Munain (lava) por ejemplo. Era

    pues dicha sociedad de naturaleza

    convivencial, esto es, cualitativamente

    diferente a la actual, que se propone

    incrementar el poder de las elites

    mandantes, el poltico tanto como el

    econmico.

    Los fi nes de dicha f ormacin

    social eran inmateriales, segn se ha

    expuesto, y las necesidades materiales

    desempeaban una funcin secun-

    daria, lo que no puede ser olvidado,

    pues los que pretenden explicar la ins-

    titucin popular del comunal desde

    criterios economicistas, o productivis-

    tas, se equivocan en lo ms sustantivo,

    error adems que contribuye a ofrecer

    una imagen deformada y manipu-

    lada, de aqulla y de la sociedad rural

    popular tradicional en su conjunto.

    En defi nitiva, aqu l satis fi zo la

    necesidad humana ms acuciante, de

    tipo inmaterial, la de relacin, afecto,

    compaa y cario, de generosidad y

    servicio desinteresado, hoy casi por

    completo ahogada, adems de demo-

    nizada, por el statu quo y sus voceros.Es cierto, no obstante, que el

    comunal proporcionaba una parte

    sustantiva de las necesidades vitales

    de las comunidades rurales en las

    que, hasta su desnaturalizacin, la

    propiedad privada era bastante rara,

    as como su correlato, el espritu de

    posesividad. Pero se realizaba con

    subordinacin a la meta nmero uno

    de aquella formacin social, la opti-

    mizacin de la convivencia, designio

    a que se diriga tambin el concejo

    abierto. Sin propiedad privada y sin

    instituciones estatales de mando y

    dominio los vnculos de amistad,

    cooperacin, simpata y amor entre

    las y los vecinos podan alcanzar su

    mxima expresin.

    Tambin el medio natural desem-

    pe una funcin de importancia en

    Sin propiedadprivada y sininstitucionesestatales demando y dominiolos vnculosde amistad,cooperacin,simpata y amor

    entre las y losvecinos podanalcanzar sumxima expresin.

    ha convertido ya en una situacin

    onsolidada, a causa de la crisis econ-

    mica iniciada en 2008, que por su

    naturaleza tiene muy difcil y larga

    uperacin, podemos estar seguros

    de que, tarde o temprano, aqul se

    anzar a aniquilar el comunal subsis-

    ente. Esto nos llama a la resistencia y

    la lucha, para:

    1) mantener lo que de l perdura,

    2) recuperar su prstina condicin,

    3) hacer que las porciones de

    omunal expoliadas por el Estado

    o por particulares sean devueltas al

    cervo colectivo,

    4) conocer mejor su naturaleza

    oncreta,5) contribuir a crear comunidades

    humanas rurales aptas para la vida

    omunitaria, vale decir, sustentada en

    os bienes comunales,

    6) cooperar en forjar seres huma-

    nos de la s ufi ciente calidad y virt ud

    omo para poder ser sujetos agentes

    de los objetivos expuestos. El primer

    paso en esa direccin es comprender

    on objetividad la cuestin.

    COMPRENDERLOCOMUNAL.La propiedad comunal se forma

    n la Alta Edad Media, poca calum-

    niada con ferocidad por la historio-

    grafa progresista hoy devenida en

    ofi cial y ortodoxa, en los territorios

    ibres del norte peninsular, como

    consecuencia y causa al mismotiempo de la gran revolucin civiliza-

    toria que tuvo lugar en ellos a partir

    del siglo VIII, de la que es expresin

    la obra escrita de Beato de Libana.

    Desde sus orgenes est ntimamente

    vinculada a la institucin asamblearia

    del concejo abierto. En efecto, sin

    comprender ste no puede inteligirse

    con objetividad el comunal, que lejos

    de ser una institucin esencialmente

    econmica debe ser percibida como

    la plasmacin de un ideario sublime

    de convivencia y relacin a un nivel

    superior entre los seres humanos,

    lo que Felipe Esquroz plasma en la

    nocin de espritu de comunalidad.

    Antes de seguir he de advertir que

    la institucin del concejo abierto hoy

    **

    *

    Beato de Libana fue un monje cntabroque vivi en el siglo VIII, vinculado al ala

    revolucionaria del cristianismo, en concreto almovimiento insurgente norteafricano denominadodonatista. Es ms conocido por las maravillosas

    iluminaciones que ilustran los manuscritosde sus obras que por estas mismas, lo cual es

    injusto. En aqullas aparece la cosmovisin quedio origen al concejo abierto y al comunal.

    El concejo abierto es la asamblea gubernativa delas aldeas, organismo propio de la pennsula ibrica,

    donde viva la mayora de la poblacin. Una de susfunciones era decidir todo lo relacionado con el

    manejo de las tierras y dems bienes comunales.El concejo abierto, surgido en el norte de la

    pennsula Ibrica, con los cambios emancipatoriosde la alta Edad Media, se hizo concejo cerrado

    en las villas y ciudades a partir del siglo XIV porimposicin de la corona que designaba a sus

    integrantes, un pequeo grupo de notables locales.

    La desamortizacin

    Antes de la revolucin liberal iniciada por laConstitucin de 1812, la gran mayora de las

    tierras no era una mercanca, estaban muertaspara el mercado. La desamortizacin consisti en

    convertirlas en bienes mercantiles, en propiedadprivada. El proceso tuvo su momento culminante

    con la Ley de Desamortizacin Civil de 1855. Entotal, al menos 17 millones de hectreas fueron

    usurpadas a las comunidades rurales y privatizadas.

    Mulher trabalhadora rural

    Sem Terra man tm-se fi rme

    frente presso militar na

    entrada da PUC, durante

    Frum Mundial da Reforma

    Agrria em Porto Alegre.

    08.03.2006. Eduardo Seidl

    SABC / ENERO 2011 / NM.4 / AMASANDO LA REALIDAD16 17AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4

  • 8/7/2019 Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4

    11/27

    quella sociedad, porque al poseer

    metas espirituales reduca al mnimo

    as exigencias materiales, lo que la

    permita vivir con la naturaleza y

    no contra ella, como acontece ahora,

    dado que el consumo y la abundancia

    de bienes eran tenidos por negativas

    indeseables. Al ser el orden social

    oncejil y comunal un vasto agregado

    de aldeas, en el que cada comunidad

    deba subsistir con lo local, la preser-

    vacin del medio se converta en una

    xigencia estructural. La inexistencia

    de ciudades, por la no ausencia o

    xtrema debilidad del Estado, siempre

    unestas medioambientalmente, con-

    ribua al mismo fi n, lo mismo que elmplio consumo humano de frutos

    y hierbas silvestres, que limitaba la

    ctividad agrcola, estando el resto

    ocupado por un bosque alto intermi-

    nable, que an exista como tal en el

    iglo XV y que fue liquidado en el

    Naturaleza, ruralidad y civilizacin de Flix Rodrigo Mora.

    Quien dice Cantabria dice concejo abierto (Diagonal Cantabria n 18, 2010). FlixRodrigo Mora.Historia de la propiedad comunal en Navarra y Comunal y utopa de Felipe Esquroz.Beato de Libana. Obras completas y complementarias. II tomos.Beato de Libana. Manuscritos iluminados, Joaqun Yarza.Villamor de Riello: un antiguo concejo leons en la comarca de Omaa, de J.M. Hidalgo.Concellos abertos na Limia, de X. Faria.

    Parasaberms

    *

    XIX, entre otras cosas, por la aplica-

    cin de las leyes sobre desamortiza-

    cin civil impuestas por el ente estatal

    liberal y constitucional, para robuste-

    cerse, crear el capitalismo y debilitar

    al elemento popular. Finalmente el

    ideario de amor a las y los iguales se

    hacia extensivo a la naturaleza.

    Todo ello, que ya slo sobrevive

    como recuerdo que casi hace brotar

    las lgrimas, va a ser ahora destruido

    hasta en s us ms nfi mas manifes-

    taciones. En nuestras manos est el

    evitarlo.

    Flix Rodrigo Mora

    [ [email protected] ]

    Fernando Fernndez Such

    La poblacin rural espaola siguedisminuyendo y ao tras ao lasestadsticas demogrfi cas muestranla sangra de poblacin que vive elmedio rural.

    Mapa de la distribucin

    y tenencia de la tierra

    en el Estado espaol,para seguir pensando.

    El aprovechamiento, los diversos usos, la tenencia, la propiedad o la posesin de la tierra han

    estado histricamente en el centro de la vida de la poblacin campesina y rural, as como han for-

    mado parte de los debates polticos y de las medidas econmicas aplicadas en cada momento.

    De hecho, la tenencia de la tierra ha constituido la base de las relaciones polticas y sociales, y

    tambin, de muchos de los confl ictos existentes en el campo. Constituye un componente des-

    tacado de la cultura y de la identidad de la poblacin rural y de la propia imagen que la socie-

    dad rural transmite al exterior. Para un buen anlisis y debate es fundamental conocer los datos

    al respecto que como explica el artculo nos revelan algunas conclusiones importantes.

    En febrero del 2008, el parla-mentario andaluz por Mlaga,Antonio Romero, revel en unacarta enviada a Manuel Chaves que

    la propiedad de la tierra en Andaluca

    est hoy ms concentrada y en menos

    manos que en 1.930. Romero llamala atencin sobre la cuestin de la

    propiedad de la tierra en Andaluca,

    y afi rma que segn el Instituto de

    Estadstica de Andaluca, depen-

    diente de la Consejera de Economa

    y Hacienda, en Andaluca en el ao

    30, 5.400 fi ncas sumaban el 43,24%

    de las tierras de Andaluca, y en los

    aos 90, 5.980 fi ncas cuentan con

    una superfi cie de correspondiente al

    55,05% del total de tierras agrarias

    que hay en Andaluca.

    Estas declaraciones explican muy

    grfi camente como la concentracin

    de la tierra lejos de disminuir va

    aumentando, dibujando una enorme

    complejidad para las actividades

    agropecuarias en un futuro. El pro-

    ceso de urbanizacin avanza y como

    consecuencia la emigracin rural

    no cesa; el despoblamiento rural endeterminadas provincias y comarcas

    es dramtico; el porcentaje de activos

    agrcolas disminuye a cada estadstica

    nueva que se publica; el nmero

    de fi ncas agropecuarias es cada vez

    menor y las que sobreviven cada vez

    concentran ms cantidad de tierra y;

    los y las jvenes que se incorporan a

    la actividad agrcola son muy pocos

    pues es casi imposible conseguir tierraagrcola por la fuerte presin especu-

    lativa que existe sobre ella.

    PCuando tengala tierraFormar conlos grillosUna orquestaDonde cantenlos que piensan

    SABC / ENERO 2011 / NM.4 / AMASANDO LA REALIDAD18 19AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4

  • 8/7/2019 Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4

    12/27

    PRIMERA IDEA. EL 10% DELAPOBLACINESPAOLAVIVEYGES-TIONAEL 80% DELTERRITORIO.

    La poblacin rural espaola sigue

    disminuyendo y ao tras ao las

    stadsticas demogrfi cas muestran

    a sangra de poblacin que vive el

    medio rural. Las causas son diver-

    as. En determinadas comarcas de

    Andaluca, Extremadura o Galicia la

    migracin sigue ligada a la falta de

    oportunidades econmicas o laborales

    de las familias. En otras zonas la emi-

    gracin se contina concentrando en

    a poblacin juvenil. En las comarcas

    urales donde ya el ndice de despo-

    blamiento es muy grave no existeasa de reposicin, y la mortalidad de

    as personas ancianas unida a la falta

    de nacimientos hace que la pobla-

    in disminuya. Slo determinadas

    omarcas agrarias, donde el desarrollo

    ha sido intensivo en capital y mano

    de obra, la poblacin aumenta incluso

    on inmigrantes en busca de oportu-

    nidades de empleo.

    El mapa del despoblamiento en el

    Estado espaol es grave. De un total

    de 326 comarcas en las que se divide

    el territorio del estado 138 concentran

    el 90% de la poblacin. Por lo tanto,

    el 10% del resto de la poblacin, es

    decir en torno a 3.900.000 de per-

    sonas se distribuye a lo largo de 188

    comarcas. Todas estas comarcas tienen

    una densidad de poblacin menor a

    los 10 habitantes por Km2, indicador

    que marca la Unin Europea como de

    crtica recuperacin demogrfi ca.

    Si analizamos los padrones de los

    aos 2006 y 2009 vemos como salvo

    en el tramo de municipios de menos

    de 100 habitantes, la poblacin ha

    disminuido perdiendo el medio rural

    un total de 112.712 personas.

    La poblacin rural adems deutilizar la tierra para la actividad

    agropecuaria, vive dentro o alrede-

    dor del 90% de los espacios naturales

    protegidos. Los pueblos donde residen

    estn rodeados de las masas forestales

    ms importantes de Espaa, gestionan

    montes y prados comunales o residen

    al lado de lagos, lagunas y humedales

    muy signifi cativos. Al mismo tiempo

    pasean a la vera de ros y riachuelos y

    en el territorio se concentra el 80% de

    las especies silvestres protegidas.

    sobre todo en aquellas de un tamao

    medio. Adems el proceso de cierre

    de una fi nca implica que n ormal-

    mente tierras, cuotas y dems bienes

    sean adquiridos por otra fi nca de la

    zona. Tambin, con l as difi cultades

    actuales, la sucesin en la propiedad

    de la tierra por parte de la persona de

    la familia que decide continuar con

    la actividad lleva a la concentracin

    de tierras que antes trabajaban varias

    personas de la familia. Y, por ltimo

    y muy importante, las polticas de

    ayuda de la UE han favorecido esta

    concentracin.

    TERCERA IDEA. LAGRANPRO-PIEDADCONTINAACAPARANDO TIERRAEN ESPAA.

    Una de las constataciones queapreciamos es que el proceso de

    reconversin que ha vivido el sector

    agropecuario espaol desde la entrada

    en la Unin Europea se ha concen-

    trado sobre todo en las explotaciones

    de un tamao medio y medio

    pequeo. El nmero de unidades

    de produccin de un tamao muy

    pequeo se han logrado mantener

    porque la renta familiar se sustenta

    en otras actividades complementarias.

    Si analizamos el ltimo tramo con

    ms detalle veramos que las fi ncas

    que tienen ms de 1.000 Has de tierra

    total, son poco ms de 5.000 explota-

    ciones, un 03%, y manejan el 16% de

    la superfi cie agraria til total del t erri-

    torio espaol, destacando el hecho de

    que apenas utilizan en muchos casos

    el 50% de sus disponibilidades de

    tierra.

    Si llevamos estos datos sobre unmapa de comarcas (v. fi g.4) veremos

    una imagen muy clara. En marrn

    ocre sealamos aquellas comarcas

    donde las explotaciones de ms de

    1.000 Has superan el 50% de la tierra

    total, en marrn claro aquellas comar-

    cas donde estas explotaciones ocupan

    entre un 30 y un 50%. En amarillo

    cuando la gran explotacin se sita

    entre el 20 y el 30%. En beige aque-

    llas comarcas en las que ocupa entre

    el 10 y 20% y los otros dos colores,

    blanco y gris aquellas comarcas donde

    es inferior al 10%.

    De quin es la titularidad de estas

    explotaciones mayores a mil hect-

    reas? Destacan dos grupos. Por un

    lado aquellas grandes explotaciones

    propiedad de sociedades mercantiles

    (excluidas cooperativas y sociedades

    agrarias de transformacin) y por

    otro, entidades pblicas como ayunta-mientos, institutos, empresas pblicas

    y dems. Sealar cmo de la totalidad

    SEGUNDA IDEA. DISMINUYEELNMERODEUNIDADESDEPRO-DUCCINAGROPECUARIAPEROALMISMOTIEMPOAUMENTAELTAMAODELASMISMASYLATIERRAQUEUTILIZAN.

    Este proceso es constante desde

    hace tres dcadas y tiene varias expli-

    caciones. La crisis y endeudamiento

    de las fi ncas agropecuarias se produce

    Figura 1. Mapa del despoblamiento en Espaa. Nivel municipal.

    Elaboracin propia a partir de los datos de INE.

    Censo de Poblacin y Vivienda del ao 2009.

    En verde los municipios con densidades de poblacin por debajo de los 10 habitantes por km2

    y en amarillo los municipios con densidades inferiores a los 50 habitantes por km 2.

    Figura 2. Evolucin del n mero de explotaciones con tierras,

    de la superfi cie agraria utilizada y del nmero de parcelas.

    Fuente: elaboracin propia a partir de datos del Censo Agrario hasta 1999

    y Encuesta de explotaciones agrarias del ao 2007.

    Figura 3. Clasi fi cacin de las fi ncas agrco las en funci n

    de la cantidad de tierra que manejan.

    Fuente: Elaboracin propia a partir del Censo Agrcola del ao 1999. INE.

    La poblacinrural adems deutilizar la tierrapara la actividadagropecuaria,vive dentro oalrededor del 90%de los espaciosnaturales

    protegidos.

    Ao Explotacionesagrcolas contierras (miles)

    Superfi cie agrcolautilizada (labrada)

    (miles de ha)

    Parcelas(miles)

    1962 2.857 19.442 38.992

    1972 2.514 19.488 27.027

    1982 2.344 23.672 20.497

    1989 2.264 24.767 18.433

    1999 1.764 26.247 17.476

    2007 1.029 33.162 19.430

    Explotacionescon tierras

    De 0,1a 1 Ha

    De 1 a5 Ha

    De 5 a20 Ha

    De 20 a50 Ha

    De 50 a100 Ha

    De 100a 500Ha

    Mayorde 500

    Ha

    TOTAL 1.764.456 455.424 643.128 403.109 137.010 58.994 54.872 11.919

    PORCENTAJE 26% 36% 23% 8% 3% 3% 1%

    SABC / ENERO 2011 / NM.4 / AMASANDO LA REALIDAD20 21AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4

  • 8/7/2019 Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4

    13/27

    *

    de tierra disponible por las entidades

    pblicas, apenas el 20% es superfi cie

    graria til, es decir, mayoritaria-

    mente estamos hablando de tierra

    orestal o monte.

    CUARTAIDEA. LASSOCIEDADESMERCANTILESAUMENTANENLAACTIVIDADAGRCOLAYDOMINANLAGRANPROPIEDAD.

    En los ltimos 10 aos el nmero

    de sociedades no cooperativas pro-

    pietarias de fi ncas agrcolas se ha

    duplicado y van acumulando un

    porcentaje importante de tierra agr-

    ola. No tenemos en este momento

    odava datos reveladores de que

    groindustrias o grandes empresas

    agroalimentarias se estn haciendo

    con un verdadero imperio. Sabemos

    que grupos empresariales como Ebro,

    Siro, Gulln o Pascual acumulan cada

    una de ellas ms de 10.000 Has de

    tierra.

    En el siguiente mapa (v. fi g.6 )

    podemos ver a nivel comarcal el por-

    centaje de tierra propiedad de socie-

    dades mercantiles y de esta manera

    comprobar cmo en determinadas

    zonas el perfi l del agricultor/a ya ha

    cambiado de forma radical. En verde

    oscuro se muestran las comarcas en

    las cuales el porcentaje de superfi cie

    propiedad de las empresas es inferior

    al 1%, en verde claro entre el 1 y el

    2,5%, en amarillo claro hasta el 5%,

    en naranja hasta 7,5%, en rosa hasta

    10%, en rojo hasta 15%, en granate

    hasta el 25% y fi nalmente, en color

    vino, las comarcas que superan este

    porcentaje. En total existen 16 comar-

    cas en las cuales se supera este valor.

    Es en la zona norte (Galicia,

    Asturias, Cornisa Cantabria y Norte

    de Castilla y Len) es donde existe

    una menor infl uencia de las empre-

    sas, en contraposicin con la zona

    sur, donde salvo en algunas comarcas

    de Andaluca oriental, se supera el

    10% de la su perfi cie en manos de las

    empresas. Hay una si gnifi cativa pre-

    sencia de empresas en la zona de agri-

    cultura ms intensiva, as como en

    las mesetas. De hecho, de las diecisis

    SOCIEDADES MERCANTILES ENTIDADES PBLICAS

    N fi ncas ST (Has) SAU (Has) N fi ncas ST (Has) SAU (Has)

    De 200 a300 Has

    902 220.905 164.706 1.243 304.149 76.103

    De 300 a500 Has

    1.043 398.577 282. 380 1.432 555.910 151. 041

    De 500 a1.000 Has

    1.170 806 .650 522.827 1 .817 1 .292 .537 341.300

    Ms de1.000 Has

    788 1.581.118 820.293 2.718 8.044.546 1.942.103 *Discriminacin estadstica

    En la elaboracin de este artculo se ha apreciado lo complicado que es obtener informacin desagregadapor sexo. sta falta de informacin es una reivindicacin histrica y muy actual de los movimientos rurales

    feministas, pues impide que se pueda dar visibilidad a la presencia de las mujeres. En qu modelos ytamao de tierras estn trabajando? Tienen acceso o no a la propiedad? En qu territorios y por qu?

    comarcas en las que se supera el 25%,

    diez son andaluzas y estn repartidas

    bsicamente entre las provincias de

    Sevilla, Huelva y Cdiz.

    QUINTA IDEA. ELPRECIODELATIERRAAGRCOLAALEJALAPOSIBI-LIDADDEINSTALACINDEPEQUE-OSAGRICULTORESYAGRICULTORASYFACILITALAESPECULACIN.

    Una de las limitaciones ms fuer-

    tes de acceso a la tierra es la propia

    naturaleza jurdica de la tierra. El

    hecho de que la tierra haya terminado

    siendo tratada como un autntico

    bien privado, fuera de toda regula-

    cin pblica y al margen de cualquier

    objetivo de inters social (salvo el de

    las supuestas infraestructuras para el

    bien comn) determina que su mer-cantilizacin haya sido absoluta.

    La tendencia general de creci-

    miento de los precios de la tierra es

    clara. Desde 1993 hasta 2008 se ha

    acumulado una tasa media de creci-

    miento anual del 5,6%. Sin embargo

    en el ao 2008 se acus un primer

    descenso que se consolid en el ao

    2009. Los precios de la tierra han

    bajado en 2009, el 4,6% en trminos

    nominales. La crisis generalizada, que

    ha tenido un impacto muy fuerte

    sobre los bienes inmuebles tanto

    edifi caciones como suelo, afectando

    claramente tambin a la tierra rstica,

    as como un aumento de la oferta (se

    increment en el ao 2009 un 39%

    sobre la existente en el ao 2008)

    son las explicaciones de la bajada de

    precios. El precio medio nacional por

    Has de tierra agrcola se sita en los10.485 euros.

    CONCLUSIN.La mercantilizacin de la tierra

    est en la base de las desigualdades

    sociales en el medio rural, y entre este

    y el medio urbano. Es necesaria una

    recalifi cacin de la naturaleza jurdica

    de la tierra que haga de sta, y de

    su uso agrcola campesino, un bien

    pblico. Desde esta base deben desa-

    rrollarse polticas regulatorias sobre

    la tierra que faciliten, por ejemplo, el

    acceso de jvenes o grupos interesa-

    dos en ella para repoblar el campo, as

    como defi na criterios de u so sociales

    y/o ambientales. En defi nitiva en

    el estado espaol es necesaria una

    Reforma Agraria integral, justa y

    sostenible.

    Fernando Fernndez Such.

    Agricultor y miembrodel Consejo Editor.

    Figura 5. Titularidad de las explotaciones con ms de 1.ooo Has de tierra.

    Fuente: Elaboracin propia a partir de los datos del Censo Agrario del ao 1999.

    Es necesariauna recalifi cacinde la naturalezajurdica de latierra que hagade sta, y desu uso agrcolacampesino, unbien pblico.

    Figura 4. Clasifi cacin de las provinci as segn el tamao medio

    de las explotacion es con tierras que poseen ms super fi cie.

    Fuente: Elaboracin propia a partir de datos del INE. Censo Agrario. 1999.

    Figura 6. Porcentaje de superfi cie propied ad de las sociedades mercanti les.

    Fuente: elaboracin propia a partir de datos del

    Censo Agrario del ao 2009.

    SABC / ENERO 2011 / NM.4 / AMASANDO LA REALIDAD22 23AMASANDO LA REALIDAD / SABC / ENERO 2011 / NM.4

  • 8/7/2019 Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4

    14/27

    *

    INTRODUCCIN.

    Algo huele mal en la cadena alimentaria imperantey el hedor viene del monumental desequilibrio depoder existente en ella. Esto es un hecho con-rastado: los sindicatos agrarios lo denuncian y prueban

    un da s y otro tambin; el Observatorio de precios del

    Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino

    MARM) ofrece datos claros; y a nivel europeo existen dos

    omunicaciones de la Comisin que van en ese sentido

    y que realizan algunas recomendaciones interesantes.

    Adems tambin lo constata el grupo de trabajo espec-

    fi co para el caso de la leche de la Comisin Europea y,fi nalmente, por si fa ltara algo ms, el Relator de NNUU

    para el Derecho a la Alimentacin ha expresado recien-

    emente su preocupacin por este hecho y ha propuesto

    medidas correctoras. Pero el hecho contina inmutable:

    quien posea los recursos productivos (o quien tenga poder

    de coaccin sobre quien los controla) es quien moldea

    l modelo de produccin en funcin de sus intereses. Es

    decir, que la clave est en el control de lo necesario para

    producir y/o distribuir los alimentos.

    ALGUNOSSINTOMASDELMALFUNCIONAMIENTO.Durante 20082009, en plena crisis de los precios

    limentarios, si bien inicialmente algunos precios agr-

    olas incrementaron su precio, a los pocos meses y como

    corresponde a un buen ciclo especulativo, stos cayeron a

    peso. Entonces se vio con nitidez que mientras los precios

    que perciban la agricultura se desplomaban, los que paga-

    ban los/as consumidores/as seguan subiendo o permane-

    can estables durante mucho tiempo.

    Eso hizo saltar algunas alarmas europeas (otras lle-

    van aos sonando en el desierto) y fue el inicio de las

    dos comunicaciones de la Comisin antes mencionadas.

    En ellas se dice que hay algo que no funciona bien en la

    cadena agroalimentaria europea, que ese mal funciona-

    miento es malo para el consumo y desastroso para la agri-

    cultura. Veamos algunos signos del mal funcionamientode las cadenas alimentarias imperantes:

    En Europa, el subsector de la produccin repre-

    senta aproximadamente el 11% de las ventas totales

    del sector agroalimentario pero en cambio soporta

    entre un 2030% de todos sus costes. Algunos

    casos son especialmente drsticos: en Espaa segn

    el sindicato agrario COAG, el 60% del benefi cio

    del precio fi nal del producto s e queda en la gran

    distribucin, mientras que el sector agrario lleva

    acarreando prdidas durante aos. Un caso claro

    es el de la leche donde la ganadera lechera pierde

    dinero, la distribucin se queda, al menos, con un

    60% del benefi cio de la vent a de un litro de leche

    (pudiendo llegar a ser del 90%) y la industria lctea

    con el resto (10%40%).

    Otra manera de mirar la misma cosa es observar

    el diferencial de precios de origen (campo) a destino

    (mesa), as los precios en origen de los alimentos

    han llegado a multiplicarse hasta por once en des-

    tino, existiendo una diferencia media de 390% entre

    el precio en o rigen y el fi nal.

    Las 6 primeras empresas del sector agroalimen-

    tario en el Estado tienen unas ventas iguales alpresupuesto del MARM.

    La desaparicin de la ganadera familiar (y

    ltimamente la no familiar tambin) no deja lugar

    a dudas. En el estado espaol en los ltimos 50

    aos se han perdido 112 explotaciones al da, pero

    la intensidad de la extincin se ha incrementado

    ltimamente y en los ltimos 8 aos son 255 las

    prdidas al da.

    NCLEOSDEPODERENLACADENADEALIMENTOSDEORIGENANIMAL.

    Para intentar cambiar esta realidad puede tener inters

    determinar primero quen controla realmente la cadena

    agroalimentaria, luego sus mecanismos de dominacin

    y fi nalmente elaborar la propuest a correctora y luchar

    por ella. Este texto trata de la primera parte. La ganade-

    ra familiar se encuentra desde hace aos atada de pies y

    manos. De pies porque aquello que necesitan para produ-

    cir leche, huevos o carne les viene dado y condicionado

    por la industria de la gentica animal y de los piensos,

    especialmente. De manos porque cuando van a vender su

    producto deben aceptar las condiciones y precios que les

    impone la industria alimentaria y la gran distribucin.

    Ncleos de dominacin

    Uno de los datos ms reveladores para analizar el

    grado de dominacin o el desequilibrio de poder en la

    cadena agroalimentaria, es el share o porcentaje de control

    de una empresa o grupo de empresas sobre un elemento

    de la cadena. Es el share de la empresa ms que el tamao

    total de st a el que defi ne el poder sobre ese eslabn. En el

    caso de la ganadera los eslabones clave son la gentica, los

    piensos y la venta del alimento a las fases siguientes de la

    cadena. En las lneas que siguen nos centramos en los dosprimeros, las ataduras de los pies de la ganadera, como

    antes sealbamos.

    ELANIMALPIENSO.Es importante resaltar que estos dos elementos, gen-

    tica y piensos, no funcionan aisladamente, se coordinan.

    Los animales son en realidad animalespienso (animales

    que responden al pienso) y el pienso es piensoanimal

    (pienso pensado para esos animales).

    Gentica animal: La mano que mece la cuna.

    Quien ms quien menos ha odo hablar del oligopolio

    de las semillas y lo inaceptable que supone la privatizacin

    de la vida (y de las semillas depende la nuestra). Menos

    La desaparicin dela ganadera familiar(y ltimamente la nofamiliar tambin) nodeja lugar a dudas. Enel estado espaol enlos ltimos 50 aosse han perdido 112explotaciones al da,

    pero la intensidadde la extincin seha incrementadoltimamente y en losltimos 8 aos son 255las perdidas al da.

    La mano que

    mece la cuna

    Este texto analiza el desequilibrio de poder en la cadena alimentaria centrndose en

    dos elementos clave de la ganadera intensiva: la gentica y los piensos. Se hace, ade-

    ms, un esbozo de la importancia de estos tipos de actores en la gobernanza interna

    de la cadena sealando su vinculacin con la especulacin alimentaria.

    ENPIEDEESPIGA

    Ferrn Garca

    es la mano que domina el mundo.

    25EN PIE DE ESPIGA / SABC / ENERO 2011 / NM.4

  • 8/7/2019 Revista Soberania Alimentaria BiodiversIdad y Culturas 4

    15/27

    onocida resulta la situacin en el caso de los animales

    de los que obtenemos alimentos. La industrializacin

    ganadera se basa, como inputs claves, en animales gen-icamente seleccionados y en pienso. Esos animales son

    propiedad privada y estn producidos, comercializados

    y controlados a nivel mundial por no ms de 10 empre-

    as. Cuatro empresas para el porcino (carne), cinco para

    l bovino (leche y carne) y cuatro para las aves (carne y

    huevos). Ellas son la mano que mece la cuna, en sentido

    iteral, y a diferencia de otros sectores la mayor parte de

    llas son de capital europeo. Algunas de estas empresas se

    epiten en cada subsector.

    Las dos mayores empresas de gentica animal del

    mundo son Genus y Hendrix. De qu grado de poder

    stamos hablando? Pues considerable: veamos, la mitad

    de los huevos industriales del mundo los ponen aves

    Hendrix. Tambin uno de cada dos pavos que se producen

    industrialmente en el mundo lleva el DNI de Hendrix en

    el pco. En Espaa Hendrix (a travs de s u fi lial Hypor)

    es propietaria de la gentica de 1 de cada 4 cerdos. Pero el

    rey indiscutible de la gentica animal es Genus, lder mun-

    dial en porcino y bovino (leche y carne). En porcino, 1

    de cada 3 cerdos de Norteamrica (el principal productor

    mundial despus de China) y uno de cada 10 en Europa

    son made in Genus. Por lo que se refi ere a su divisi n

    bovina (ABS) vende anualmente 10 millones de dosis

    seminales, con las cuales podra inseminar a la mitad de

    las vacas lecheras europeas y a 15 veces las vacas lecheras

    del estado espaol.

    Estas empresas suministran el material sobre el que

    se edifi ca la leche, los hu evos o la ca rne industrial, a ese

    material se le aade el pienso.

    Piensos: la tela de araa.

    Los piensos son el principal coste econmico de las

    ganaderas llegando a representar hasta el 7080% en el

    caso del porcino o la avicultura industrial. Son, por tanto,

    un factor clave en la rentabilidad monetaria de su pro-

    duccin, adems, su relacin directa con los complejos

    de cereales y soja a nivel mundial, as como la enorme

    infl uencia de la economa especulati va en la creacin de

    los precios de sus materias primas, hacen de este recurso

    un ariete primordial del agronegocio. Una sola empresa

    (Nutreco) controla casi el 20% del pienso que se produce

    en el estado espaol Las cuatro principales empresas,

    Nutreco, Guissona, Vall Companys y Coren, controlan el

    35% del mercado de piensos

    De todas maneras, aunque esas empresas compran los

    componentes del pienso y los mezclan, en realidad la llave

    de la alimentacin animal est an ms concentrada y

    transnacionalizada. En el estado espaol los dos principa-

    les componentes del pienso (cereales y soja) son contro-

    lados por Cargill y Bunge. En Europa esas dos empresas

    ms ADM controlan el 80% de la soja que entra en el

    continente. Ese grado de concentracin tambin existe anivel mundial, bsicamente dos actores, Cargill y ADM,

    controlan el sector de los cereales en el mundo (ms del

    70% del mercado entre los dos), y las 4 grandes, Cargill,

    ADM, Bunge y Dreyfus, dominan el de oleaginosas (soja).

    En la logstica para la exportacin de los granos, 4 empre-

    sas tienen las riendas del 60% (Cargill, Cenex Harvest

    States, ADM, General Mills).

    Esta tela de araa que captura tanto negocio se cons-

    truy promoviendo que la ganadera se basara en los pien-

    sos industriales, creando lneas genticas de animales que

    respondieran a esos piensos e integrando internamente lo

    ms posible toda la cadena. Donde vemos una pechuga de

    pollo tenemos que empezar a ver a Cargill, donde vemos

    un huevo tenemos que empezar a ver a ADM, Una

    chuleta de cerdo? Los mercados de futuros de la bolsa de

    Chicago. Un huevo frito? A Hendrix. Un caf con leche?

    Adems de Lactalis y Nestl, pensemos en Bunge.

    Pero hay una dimensin trascendental que forma parte

    de este complejo y no del de otros que tambin inciden en

    la cadena alimentaria: la especulacin fi nanciera. Los pre-

    cios y cantidades del cereal y la soja que se ponen en circu-

    lacin, as como sus condiciones, se deciden en la bolsa

    (el mercado CME de Chicago, unin del a ntiguo Chicago

    Mercantile Exchange y del Chicago Board of Trade, es

    el ms importante en el sector), y con ellos se juega en el

    sentido ms descarnado de la palabra. Por ejemplo, para

    un producto bsico como el trigo, los fondos de inver-

    sin fi nancieros controlan entre el 50% y el 60% del trigo

    comercializado en los ms grandes mercados mundiales.

    adems del animal, el pienso y la asistencia tcnica y vete-

    rinaria. El/la granjero/a integrado pone la granja donde

    todas las faenas que requiere el engorde y percibe de la

    integradora un pago por sus servicios. El resultado en tr-

    minos de poder de la integracin es la prdida de control

    sobre los recursos productivos por parte del ganadero/a

    y por tanto nula capacidad de incidir en la cadena agroali-

    mentaria. Es en realidad un asalariado de la gran empresa

    de piensos, del matadero o de la industria alimentaria.

    Podemos encontrar interesantes anlisis de la historia y

    los porqus de la integracin en numerosos estudios, pero

    lo que nos interesa remarcar aqu es que este proceso fue

    introducido a partir de los aos 50 en el estado espaol

    primeramente con el complejo mazsojaave procedente

    de Estados Unidos y un poco ms tarde con el complejo

    Dondevemos unapechugade pollotenemos queempezar aver a Cargill,donde vemosun huevotenemos queempezar a

    ver a ADM.

    cerealsojacerdo. As inicialmente las grandes empresas

    estadounidenses de granos y gentica animal lanzaron

    en paracadas el modelo integrador sobre un suelo fr-

    til, y este no ha hecho otra cosa que crecer y expandirse.

    Actualmente se han unido a la dominacin de la integra-

    cin, los mataderos y algunas industrias alimentarias, y

    an ms recientemente la reina de toda dominacin: la

    distribucin moderna que a veces realiza contratos de

    integracin pero que tiene sus propios mecanismos de

    poder.

    El modelo ganadero industrial actual, por tanto, tiene

    INTEGRANDOQUEESGERUNDIO.Pero hemos dicho que adems que la produccin

    ganadera industrial tiende a integrarse y coordinarse

    internamente todo lo posible. En el Estado espaol la prc-

    tica totalidad de la produccin estatal de huevos y carne

    de pollo y cerdo se encuentra integrada. Las empresas

    integradoras son, en general, fbricas de piensos o actores

    que tienen la fabricacin de piensos como un eje clave de

    su negocio. En el modelo espaol la integracin consiste

    en que la empresa integradora suele contratar el cebo del

    pollo o cerdo con un/a granjero/a a quien suministra,

    Fazenda Finca, Guaiba-RS. 20.01.2008. Eduardo Seidl

    Crianas e educadores so obrigados a ter aula a cu aberto, depois que Brigada Militarderrubou barraco improvisado para a Escola Itinerante no acampamento da Fazenda Nen,

    Nova Santa Rita-RS. 05.06.2007. Eduardo Seidl.

    SABC / ENERO 2011 / NM.4 / EN PIE DE ESPIGA26 27EN PIE DE ESPIGA / SABC / ENERO 2011 / NM.4

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    *

    GRAIN

    Informe del Relator especial de las NNUU sobre el derecho a la alimentacinwww.srfood.org/images/stories/pdf/otherdocuments/20101201_briefingnote03_en.pdfLivestock genetics companies. Concentration and proprietary strategies of an emergingpower in the global food economy. Susanne Gura (2007). www.pastoralpeoples.org/gura_livestock_genetics.htmFood, Inc. Corporate concentration from