Premiados y finalistas. Concurso de Microrrelatos BCB 14
Click here to load reader
-
Upload
burgosconbici -
Category
Art & Photos
-
view
732 -
download
0
Transcript of Premiados y finalistas. Concurso de Microrrelatos BCB 14
262. LOS SURCOS DEL SILENCIORaquel Lozano Calleja
Palencia
PRIMER PREMIO
Mamá nos dijo que había brotado allí, en medio del
huerto. Que probablemente fuera un milagro o cosa de brujas,
de las buenas, que dice, también las hay.
Nos impidió hacer mueca alguna. Con ese luto que
asustaba, nos hizo callar y ayudada por nosotros, llevó la bici al
desván. La escondió con los libros prohibidos, con las cartas de
papá desde la cárcel y con su ropa almidonada en un baúl.
El día de Reyes mamá la colocó junto a los zapatos, con
un gran lazo rojo. Corrían tiempos de silencio, de rumores a
gritos en el estómago.
En el pueblo dijeron que la bici fue un regalo de Don
Fidel, el párroco con el que mamá se desahoga cada tarde.
Mienten. Yo sé que fue papá, aunque digan que está muerto.
Él me confesó, antes de que lo apresaran, que los
Reyes, a veces, son los padres.
302. PROPIEDADESEva Mª Campos Molines
A Coruña
SEGUNDO PREMIO
Tengo en propiedad una farola que alumbra mi calle, aunque a
veces se declara en huelga de luces y nos hace ir entre tinieblas
antes de los amaneceres. Tengo en propiedad unas calles que
me llevan donde quiera. No siempre están cuidadas, no siempre
están rebajadas, pero la lluvia las limpia, las inunda y oscurece.
Tengo en propiedad unas vistas a tus ventanas que me permiten
verte cuando paso, aunque a veces me cierras las cortinas y me
tengo que imaginar el resto. Tengo en propiedad la libertad de
mis dos ruedas, que me llevan por esas calles entre tinieblas,
debajo de tus ventanas a seguir otras estelas. Tengo en
propiedad un cielo. Un cielo que me ofrece todo lo que tiene,
que me cubre las penas, me calienta las alegrías, me moja las
ganas, me sonríe por las noches y me permite contar estrellas
de camino al infierno.
257. SUEÑOS DE CAMPEÓNBruno Ortega Ledesma
Burgos
PREMIO ESPECIAL ESTUDIANTES
Me duelen las piernas, pero yo sí que puedo, aún
tengo cuatro delante, el sudor me resbala por la frente, el
polvo me seca la garganta, el cansancio se apodera de mí,
ya he adelantado a uno, ya solo me quedan tres. Me
agarro con fuerza al manillar, me levanto y aprieto los
pedales, estoy lanzado, el sprint es mío. ¡SIII, HE
GANADO POR UNA RUEDA!
¡Pero que ruedas ni que pedales! ¡Deja de perseguir
a las gallinas y al perro! ¡Si solo tienes un aro y un palo!
¡Ya nos gustaría tener una bici de esas! Lo bien que nos lo
pasaríamos… Esos cacharros solo los tienen los niños
ricos, y ahora vete a coger la leña que falta.
19. PARALELOSGregorio Magno Toral Jiménez
Sevilla
-Hoy se lo digo - pensó Carlos mirando su reloj mientras
salía por el portal hacia una mañana fresca y húmeda. Cerró su
chaqueta y se deslizó hacia el carril de la avenida.
- Llego tarde - pensó Miguel mientras observaba
nervioso por el retrovisor el cierre de la puerta del garaje.
Lucía no sabía nada. Cada mañana disfrutaba de su
paseo a la oficina, esos pequeños detalles que regala la calle
con un paraguas abierto en la mano. Julián le sonrió desde
detrás de la barra de su café favorito.
El viento lo encontró sin aliento a los pies del último
cruce. ¿Llegaría a tiempo? Verde. Pedal. Hola, ¿te apetece
compartir ese café? - dijo con la cara empapada de entusiasmo.
Lucía miró a los ojos al chico y sonrió. Le pareció simpático y
familiar con aquella bici de colores chillones. Ya la había visto
antes.
43. LA DICHAMarta Terrero Carrillo
Burgos
“Una bicicleta te llevará a la felicidad”- le auguró
la vidente. Lleva pedaleando sin cesar en busca
de algo que desconoce por todos los carriles de
bici del mundo desde hace quince años. Todavía
le queda medio planeta por recorrer. Y desea que
el camino no acabe nunca.
119. TRADICIONESBeatriz Palacio Rodríguez
Madrid
Recuerdo la primera vez como una sensación
indescriptible. Me agarré muy fuerte a tu cintura y para
tranquilizarme, me ofreciste tu mano. Cuando conseguí
relajarme eché a volar mi imaginación y, tal era esta, que
llegué a sentirme un pájaro volando a ras del suelo. Cerré
los ojos y disfruté del viento que me golpeaba la cara
mientras seguía agarrada a tu cintura. Y entonces empecé
a reír. Era maravilloso. Y tú reíste también.
Han pasado 45 años desde aquella primera vez.
Ahora soy yo la que lleva a tu nieta a la escuela en
bicicleta. Y soy feliz. Y ella es feliz. Lo sé porque la
escucho reírse mientras cierra los ojos y me agarra muy
fuerte de la cintura…
127. EL OTOÑOSonia Rodrigo Calvo
Burgos
Un, dos, tres.
Vuelve el vacío. Vuelven las canciones tristes y los
días oscuros. Vuelven las hojas secas. Vuelve el frío.
Regresa el sonido de ruedas apresuradas bajo el
pavimento. Unas manos temblorosas sosteniendo el
manillar oxidado. Renace la sensación de libertad, de
volar. De olvidarme de todo. Vuelve el silencio. Vuelve el
café y las noches en vela.
Desaparece el dolor. Y sonrío. Estoy perdida en un
mundo donde el aire puro y la naturaleza hacen que todo
parezca diferente.
Un, dos, tres. Vuelvo a pedalear.
271. KILDEMOES 77 STRAIGHTNata Martínez González
Burgos
No es la típica bici. Es vieja pero puesta a punto. Su
nombre evoca un taller no sé, danés o de algún otro lugar tan
sugerente. Faldón con volantes en el sillín, elegante, distinguido,
y en las ruedas los abalorios negros prometen anunciar a su
dueña con un silbido dulce, como una brisa.
El timbre con restos de esmalte rojo, la dinamo y el foco
grandes, brillantes. Que llego tarde, espera, espera…
Miro el reloj una vez más cuando llega ella. Morena, mil
aros repartidos por labios y orejas. Me baja la taquicardia, pero
no hasta su ritmo normal. Morder esa quincallería… La melena
le sale por la capucha puesta, pero, si tiene la mitad rapada,
dios santo… Oye, perdona, eh, oye, ¡¡perdona!! Se va con el
plato grande, sin mirar atrás a mis gritos desesperados.
Ahora aparece él, preguntado por su bici, como un loco
274. SIN TÍTULOMónica Sagredo González
Burgos
Mi madre me pilló con la cincha del casco y, el
pellizco fue tal que no pude dejar de llorar. Luego esa
sillita, parecía tan inestable e insegura que tuve que
aferrarme con todas mis fuerzas a sus asideros. Por otra
parte, mi madre tampoco parecía muy segura, que si no te
muevas, que si te molesta mi mochila, que si tienes frío...
Luego llegó el viento, la velocidad, las bandadas de
palomas...la libertad.
276. TRAS EL HORIZONTEBeatríz González
Burgos
No conservo recuerdos del triciclo, pero jamás olvidaré mi
flamante BH color naranja el día de mi sexto cumpleaños. A esta edad
los sentimientos lejos de estar contaminados son tan intensos….
Su timbre, la parrilla y los ruedines apenas perceptibles,
aunque para amigos y conocidos sean el centro de atención.
Una espinita de rabia e impotencia se clava, pero es el mayor
impulso para demostrar a todos que tras varias caídas, raspones, risas
y abrazos, por fin alcanzo el triunfo más deseado, mantener el
equilibrio y descubrir la velocidad.
Pasadas esas primeras angustias infantiles, llega un placer
desconocido, recorrer distancias hasta ahora impensables: dar la
vuelta a la manzana, pedalear por el barrio, bajar por la mayor
pendiente….el mundo ha crecido y cobra sentido la palabra libertad.
Asomada a la ventana contemplo el horizonte veraniego. A la
mañana siguiente emprendo el viaje. Aún tengo tiempo hasta que
empiece el colegio.
301. VISIONESSara de Juan Villaverde
Burgos
Cuando al sol le queda un tris ella monta en su escoba
de dos ruedas y se interna en el bosque que hay al final de la
ciudad, esperando a que la noche llegue. Las hojas que ha
arrancado el viento crepitan a su paso y una arañita se
prende a su pelo cuando pasa rozando el tronco frío de un
tejo.
Después, cuando la mayoría duerme en sus hogares
verticales y los conciertos de las salas han arrojado a la gente
a otros bares, las aceras son todas suyas. Dibuja curvas a la
caza del adoquín que tiembla, rodea la fuente tres veces,
atraviesa un callejón estrecho.
Al llegar a la plaza de la catedral, un niño asomado a
un ventanuco la ve volar. Será un murciélago, dice su padre.