Perspectivas Sociales – Social Perspectives

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Perspectivas Sociales – Social PerspectivesVol. 10, no. 2, otoño/fall 2008

Publicación semestral de/ Biannual publication of the:Universidad Autónoma de Nuevo León, México (Ing. José Antonio González Treviño, Rector; MTS. Graciela Jaime Rodríguez, Directora de la Facultad de Trabajo Social; Dr. Daniel Flores Curiel, Director de la Facultad de Economía); University of Texas at Austin (Dr. Larry R. Faulkner, President; Dr. Barbara W. White, Dean School of Social Work); University of Texas at Arlington (Prof. James D. Spaniolo, President; Dr. Philip R. Popple, Interim Dean School of Social Work); University of Texas Pan American (Dr. Blandina Cardenas, President; Dr. Héctor Luis Díaz, Chair Department of Social Work); University of Tennessee (Dr. John Petersen, President; Dr. Karen Sowers, Dean College of Social Work); Universidad Juárez del Estado de Durango (C.P. Rubén Calderón Luján, Rector; Lic. Ana María Alvarez del Castillo González, Directora de la Facultad de Trabajo Social), Universidad de Colima (Mtro. Miguel Ángel Aguayo López, Rector; Mtro. Sergio Wong de la Mora, Director de la Facultad de Trabajo Social).

Editores / EditorsDiego Juárez Bolaños (Facultad de Trabajo Social, UANL), Lori Holleran (University of Texas at Austin), Vijayan Pillai (University of Texas at Arlington), Rodney Ellis (University of Tennessee), María Guadalupe Salas Medina (Universidad Juárez del Estado de Durango), Héctor Luis Díaz (University of Texas- Panamerican), Claudia Angélica Alcaraz Munguía (Universidad de Colima), Jorge Valero (Facultad de Economía, UANL).

Comité Editorial / Editorial BoardClaudia Campillo Toledano (UANL, México), Guillermina Garza Treviño (UANL, México), Dennis T. Haynes (UT Austin, E.E.U.U.), Cora Le-Doux (Our Lady of the Lake University), Raúl Eduardo López Estrada (UANL, México), María Elena Ramos Tovar (UANL, México),Manuel Ribeiro Ferreira (UANL, México), Veronika Sieglin (UANL, México).

Comité Científico / Scientific CommitteeSocorro Arzaluz (El Colegio de la Frontera Norte, México), Avital Bloch (Universidad de Colima, México), Nilsa Burgos (Universidad de Puerto Rico), Jacques Caillouette (Universidad de Sherbrooke, Canadá), Claudia Campillo Toledano (UANL, México), Miguel Ferguson (UT Austin), Victor García Toro (Universidad de Puerto Rico), José González Freire (Universidad de Colima, México), Nirmal Goswami (Texas A&M University-Kingsville), Dagmar Guardiola (Universidad de Puerto Rico), Emilio Hernández Gómez (Universidad Autónoma de Baja California, México), María de la Luz Javiedes Romero (UNAM, México), Christina Krause (Universidad de Göttingen, Alemania), Francisco Laca (Universidad de Colima, México), Gisela Landázurri Benítez (UAM, México), Luis Alfredo Lobato Blanco (Universidad Nacional de Nicaragua), María Cristina Maldonado (Universidad del Valle, Cali, Colombia), Amparo Micolta León (Universidad del Valle, Cali, Colombia), Jacques Moreau (Universidad de Montreal, Canadá), Benito Narváez Tijerina (UANL, México), María Imelda Ramírez (Universidad Nacional de Colombia), María Elena Ramos Tovar (UANL, México), Cecilia Rhoades (Texas A&M University-Kingsville), Manuel Ribeiro (UANL, México), Dolores Rodríguez Martínez (Universidad de Almería, España), Alba Nubia Rodríguez Pizaro (Universidad del Valle, Cali, Colombia), Juan Russo Foresto (Universidad de Guanajuato, México), Emma Ruíz Martín del Campo (Universidad de Guadalajara, México), Flavio Sacco dos Anjos, (Universidad Federal de Pelotas, Brasil), Verónica Vázquez García (Colegio de Posgraduados, México), María Zebadúa (UANL, México).

Editor del actual número /Editor of this numberDiego Juárez Bolaños

Publicación Semestral/ Semestral PublicationCorreo electrónico/e-mail: [email protected]; [email protected]

Sitio web (artículos en texto completo): http://www.fts.uanl.mx/publicaciones/revistas.htm

ISSN: 1405-1133Impreso en /Printed in Monterrey, Nuevo León, México

Otoño de 2008 / Fall 2008Tiraje /issue: 1500

Los artículos publicados son responsabilidad exclusiva de los autores / The articles published in this journal are solely the responsability of the authors

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INDICE DE CONTENIDO – TABLE OF CONTENTS

Presentación - Presentation

ENSAYOS – ESSAYS

Juventud, cultura y globalización Marcos Urcola

Contradicciones capitalistas: algunas reflexiones sobre la realidad de los adolescentes infractores brasileños Andréa Pires Rocha

Equidad de la educación en México. Propuesta de un sistema de indicadores Carlos Rafael Rodríguez Solera

Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México Luis Gutiérrez Flores

ARTÍCULOS DE INVESTIGACIÓN – RESEARCH ARTICLES

Opciones económicas y productivas de reestructuración de las unidades indígenas de producción de café ante la crisis agrícola: estudio en la Sierra Nororiental de Puebla, México Benito Ramírez Valverde y José Pedro Juárez Sánchez

NORMAS DE PRESENTACIÓN DE ARTÍCULOS – GUIDELINES FOR CONTRIBUTORS

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Revista Perspectivas Sociales / Social Perspectives otoño/fall 2008. Vol.10, Num. 2 / 3

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Presentación/Presentation

El presente número de Perspectivas Sociales/Social Perspectives incluye cuatro ensayos y un artículo de investigación. En los prime-ros se hace una revisión de literatura secundaria sobre diversos temas: juventud, adolescencia, criminalidad, globalización, educación, equidad, ingreso, pobreza, entre otros. El artículo de investigación se apoya en información obtenida en campo y aborda la producción de café en el estado de Puebla.

El texto de Marcos Urcola analiza cómo el concepto de juventud tiene diversos usos, ya que en ocasiones define a la población que se ubica dentro de cierto rango de edad, pero también se presenta como un modelo socio- cultural mediante el cual “lo juvenil” establece estilos de vida y de consumo, convirtiéndose en un recurso político y de mercado en tiempos marcados por la globalización. Como el mismo autor destaca, durante los últimos decenios en las sociedades capitalistas hemos pasado de un protagonismo juvenil que cobró fuerza en los movimientos sociales de las décadas de los 60 y 70, hacia una disminución de este protagonismo en la esfera política y a un incremento en el ámbito de las industrias culturales, la moda y la comunicación. Urcola invita a revisar de forma conceptual y empírica las nuevas condiciones de producción, consumo y circulación de las culturas juveniles y su correspondencia con las formas de ser joven en tiempos de globalización e intercultu-ralidad creciente, en los cuales el ser, aparentar o vivir como joven ya no está necesariamente determinado por la edad.

En el segundo artículo, se examina cómo parte de los adolescentes brasileños buscan en las acciones criminales la conquista del estatus social, la provisión de necesidades y el llenar deseos de consumo. Andréa Pires destaca situaciones que en México son cada vez más cerca-nas: el crimen organizado como una referencia positiva para segmentos de adolescentes marginados y sin mayores oportunidades educativas y

ISSN 1405-1133 © 2008 Universidad Autónoma de Nuevo León, University of Texas of Austin,University of Texas of Arlington, University of Tennessee, University Texas-Pan American, Universidad

de Colima, Universidad Juárez del Estado de Durango.

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laborales; la preferencia de los menores infractores a vivir poco, pero teniendo acceso a bienes de consumo; las organizaciones criminales cada vez son más respetadas que el propio Estado en ciertos espacios marginales, en los cuales los criminales llenan espacios en los que las instituciones de gobierno no participan; la diferencia en el trato dado hacia los jóvenes criminales de las clases populares y los de las clases medias y altas; cuando la violencia alcanza a los sectores privilegiados de la población, se origina una reprobación social y acciones jurídicas, en cambio, las clases populares se ven afectadas con la banalización de las expresiones de la violencia urbana a las que son vulnerables en condición de víctimas; la creciente inversión por parte del Estado en la privación de libertad de adolescentes, al mismo tiempo en que son casi inexistentes las políticas sociales destinadas a la juventud y cómo los adolescentes criminales sólo logran ser visibles en la sociedad hasta que cometen algún delito, ya que de otra manera no se les ve ni escucha.

Frente a este contexto, Andréa Pires invita a los trabajadores sociales a desarrollar su ejercicio profesional reconociendo la libertad como valor ético central, defendiendo los derechos humanos y eligiendo un proyecto profesional vinculado al proceso de construcción de un nuevo orden social.

En el tercero de los cinco artículos que componen esta edición, se hace una propuesta metodológica para monitorear los avances en materia de equidad educativa. Carlos Rafael Rodríguez Solera propone un sistema de indicadores para conocer las desigualdades educativas que se presentan en el contexto socioeconómico en el que se imparte la educación en México, las desigualdades internas de la educación que se está impartiendo y las consecuencias externas de las desigualdades educativas. Para cada una de estas dimensiones se identifican variables, las cuales se miden por medio de un conjunto de indicadores, los cuales integran el sistema propuesto.

Luis Gutiérrez Flores analiza y cuantifica la incidencia de la pobreza en las regiones de México en los años que van de 1990 a 2004, utilizando la metodología de las líneas de pobreza oficiales. El autor concluye que el moderado crecimiento de la economía mexicana experimentado durante la década de los noventa, no contribuyó a

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reducir de forma significativa los niveles de pobreza de las economías regionales ni mejoró la asignación del ingreso. Además, que la apertura económica experimentada por México en la década de los noventa parece haber funcionado como un elemento poco dinamizador de la economía, visto esto desde una perspectiva regional.

En la sección de Artículos de Investigación, se presenta un trabajo de Benito Ramírez Valverde y José Pedro Juárez Sánchez, en el cual se describe cómo la reducción del precio del café ha traído consigo el abandono parcial y total de las fincas, desempleo, migración y profun-dización de la pobreza de las personas que dependen de esta actividad. El documento analiza las opciones económicas y productivas desarrolla- das por los campesinos quienes cultivan café en una región del estado de Puebla, ante la disminución de sus ingresos como consecuencia de la crisis agrícola.

Por último, debo informar que la nueva coordinadora de Perspec-tivas Sociales/Social Perspectives es la Dra. María Elena Ramos, por lo que a partir del siguiente ejemplar toma las riendas de la edición. Con seguridad este será un periodo fructífero para la revista.

Diego Juárez BolañosUniversidad Autónoma de Nuevo León

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ENSAYOS - ESSAYS

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Juventud, cultura y globalización

Marcos Urcola *

ResumenEl presente artículo plantea la necesidad de un breve análisis conceptual de las formas de producción, circulación y consumo de lo juvenil como modelo y/o recurso socio-cultural para la generación de significados en los ámbitos políticos y económicos. Se pretende hacer una distinción conceptual entre las prácticas y estrategias de vida de los jóvenes y los usos de la “cultura juvenil” como recurso político y/o de mercado. También se intentan relacionar las prácticas y representaciones “de” y “sobre” los jóvenes con las nuevas condiciones de movilidad global.

AbstractThe following article raises the concern of providing a concise conceptual analysis on the methods of production, circulation and use of youth as a prototype and/or a socio-cultural resource for the construction of political and economical concepts. It aims to make a distinction between the practices and strategies inherent to the lives of young people and the use of “youth culture” as a political or marketing tool. In addition, the article intends to identify the relationship between practices and representations of “from” and “about” young people given the new conditions of global mobility.

Palabras claveJuventud, globalización, culturas juveniles

Key wordsYouth, globalization, youth cultures. * Trabajador Social. Estudia el Doctorado en Antropología en la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano, Rosario, Argentina. Correo electrónico: [email protected]

ISSN 1405-1133 © 2008 Universidad Autónoma de Nuevo León, University of Texas of Austin,University of Texas of Arlington, University of Tennessee, University Texas-Pan American, Universidad

de Colima, Universidad Juárez del Estado de Durango.

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Introducción

El concepto de juventud ocupa un lugar central como noción referen-ciada por una multiplicidad de estudios académicos, discursos políticos, empresariales y/o religiosos que apelan a “lo juvenil” como forma de legitimar propuestas sociales o de mercado e influir en prácticas sociales concretas de los jóvenes como miembros actuales de la sociedad civil y futuros “hombres del mañana” como ciudadanos, profesionales, clientes y consumidores.

Los múltiples usos de la idea de juventud o lo juvenil permiten observar cómo dicho concepto se desprende de su referencia concreta a la edad y se presenta como un modelo socio-cultural que consolida posiciones, estilos de vida y prácticas sociales en diferentes campos.

En este sentido, podemos pensar lo juvenil como modelo ético y estético. Ideal que se instala como referencia para la inserción de productos en el mercado (utilizando la imagen de “lo juvenil” para captar al público joven y al que no lo es) o como referencia para la elaboración de políticas sociales y/o culturales.

Por ello, podemos pensar las formas de ser joven en su doble dimensión (simbólica y material) a través del análisis de lo juvenil como práctica social concreta y como práctica social representada. Estudios académicos sobre la temática de los jóvenes se han dedicado a contrastar la imagen construida desde los medios y las instituciones del Estado con las prácticas sociales concretas a través de las cuales los jóvenes de hoy elaboran y reelaboran proyectos, estrategias de vida (y/o sobrevivencia) e identidades individuales y colectivas.

Según Urresti (2002), con el correr de los años los estudios sobre jóvenes han devenido en estudios culturales, puesto que la dimensión cultural de la realidad social contemporánea es donde los jóvenes se hacen más visibles.

Así, podemos trazar una cronología general de los estudios socio-antropológicos sobre jóvenes que va desde los primeros trabajos empíricos de la Escuela de Chicago referentes a las pandillas juveniles,

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hasta los estudios sobre trasgresión, resistencia y alternatividad de la contracultura juvenil de las décadas de los 60 y 70.

Los primeros trabajos sobre la temática datan de la década de 1920 y centran su atención en las conductas criminales adoptadas por grupos juveniles (pandillas), como síntoma de anomia y desajustes sociales, producto de los cambios generados por los procesos de industrialización, explosión demográfica, inmigración extranjera y crecimiento de barrios pobres en las grandes ciudades.

Durante el período de la segunda posguerra, es Parsons (Urresti, 2002:47) el primero en señalar que el pasaje hacia la adultez se ve retrasado en las sociedades contemporáneas, como consecuencia del mayor margen de tiempo libre que disponen los jóvenes y observa en las manifestaciones de los mismos la emergencia de una cultura generacional autónoma.

Los cambios culturales que se produjeron durante los años dorados del Estado de Bienestar (1945-1975), tales como la “cultura rock” y la revolución sexual, pusieron a los jóvenes como movilizadores de nuevas formas alternativas de vida, que luego se trasladarían al plano político a través de los movimientos sociales donde participaron gran cantidad de jóvenes durante la década de 1960, tales como el Mayo Francés, la Primavera de Praga y demás movimientos estudiantiles de 1968 en México, Varsovia, Tokio, Roma, Berkeley y Berlín, entre otros.

El uso de drogas, los gustos musicales, la moda y el uso de objetos distintivos significados como expresión de rebeldía y una forma alternativa de vida encarnada en el movimiento hippie, dieron lugar a nuevas interrogantes que tendieron hacia enfoques teórico-metodológicos que privilegiaron a la cultura como dimensión de análisis.

Con el correr de los años, el protagonismo juvenil ha ido disminu-yendo en la esfera política y las culturas juveniles van ganando terreno en el ámbito de las industrias culturales, la moda, la comunicación y la vida cotidiana de las ciudades. El objetivo del presente artículo es establecer algunas líneas analíticas que permitan señalar cómo dicho protagonismo cultural de los jóvenes no implica necesariamente un

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mismo protagonismo social.

En los siguientes párrafos se pretende revisar conceptualmente las nociones de juventud, desde la perspectiva de la cultura y de los cambios que imponen los nuevos tiempos de la globalización, para intentar renovar el análisis y proponer líneas o hipótesis para futuros proyectos indagatorios.

Cabe aclarar, que nuestro análisis se concentrará en los cambios producidos en la cosmovisión del concepto y no en las prácticas concretas de los jóvenes, las cuales deben ser estudiadas de acuerdo a cada contexto social específico. El campo que analizamos y los cambios en la significación de ser joven, refieren a las formas de comprender lo juvenil en las sociedades de tipo capitalistas, occidentales y modernas1. Esto nos posibilitará establecer algunas líneas teóricas generales que puedan ser aplicadas en diversos campos específicos de investigación empírica.

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1 Bajo esta denominación se señala a las sociedades que, desde el siglo XVI, trans-formaron el orden cristiano-medieval en Europa, a través de un proceso que invo-lucró una diversidad de fenómenos y acontecimientos que producen la ruptura con las llamadas sociedades tradicionales. Tales acontecimientos pueden resumirse en: la ampliación del mundo a través de descubrimientos, exploración y conquista de territorios extraeuropeos, la aparición de las ciencias naturales, la conformación de los Estados nacionales, la formación de un mercado mundial, el incremento de la producción mercantil y la innovación de los medios de comunicación y transporte que dieron lugar a la consolidación de la Revolución Industrial en Inglaterra. Toda esta serie de fenómenos pueden sintetizarse en cuatro elementos que hacen a los procesos modernizadores de las sociedades occidentales: el capitalismo como modo de producción, la industrialización que creó nuevos ambientes socioeconómicos, la democracia de tipo liberal sobre la base del Estado-Nación que permitió incorporar nuevos actores y transformar las instituciones políticas y la urbanización como proceso demográfico de concentración poblacional en torno a las ciudades que caracterizan a la sociedades típicamente modernas. Entre las sociedades afectadas por los procesos modernizadores, incluimos también a nuestras sociedades latinoamericanas que, a partir de la conquista y los procesos colonizadores europeos, han sido afectadas por la necesidad de transformar sus estructuras tradicionales e incorporarse al proceso modernizador promovido por los países centrales (dominantes) que han impuesto los cambios políticos, económicos y sociales funcionales a sus intereses y perspectivas de progreso humano. Las sociedades de tipo capitalistas, occidentales y modernas involucran diversas y dispares poblaciones, territorios y regiones, atravesando fronteras geográficas, étnicas, nacionales, generacionales y de clase.

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El concepto de cultura

Entendemos la cultura como el conjunto de prácticas destinadas a la producción, circulación y apropiación de significados en la vida social (García Canclini, 2004:34). La cultura es la dimensión significante de cualquier práctica social, aunque no todo lo que ocurre en la sociedad puede pensarse linealmente como cultural. Los procesos de apropiación, circulación y producción cultural son activos e integrales y se conjugan con otras dimensiones de lo social, como las esferas política y econó-mica.

Comprendiendo la estrecha relación existente entre cultura y sociedad y entre los procesos materiales y simbólicos, lo social se comprende como una red de significados densos que se interrelacionan y construyen de forma continua.

En este sentido, tratamos de desprendernos de una visión esencialista de la cultura y de definiciones apriorísticas de la misma, poniendo el acento en las condiciones metodológicas y analíticas que nos permiten separar los elementos (culturales y sociales) de una realidad, cuya dinámica y componentes constitutivos se encuentran compleja e intensamente imbricados.

Para el análisis de las culturas juveniles y sus usos, nos interesa destacar la noción de la cultura como instancia para la conformación del consenso, la hegemonía y la legitimidad (García Canclini, 2004:37), situando las formas en que los diversos grupos representan y gestionan las relaciones con los otros y lo social en general.

Se destaca así el problema de la cultura como recurso en el análisis de los usos que de ella se hace, según se la defina desde los espacios académicos de las ciencias sociales, los organismos gubernamentales, no gubernamentales e internacionales, los movimientos sociales o las empresas privadas y sus políticas de mercado.

Según Yúdice (2002:23), “el papel de la cultura se ha expandido de una manera sin precedentes al ámbito político y económico, a tiempo que las nociones convencionales de cultura han sido considerablemente

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vaciadas”. Agrega que “tal vez sea más conveniente abordar el tema de la cultura en nuestra época, caracterizada por la rápida globalización, considerándola como recurso”, destacando entonces, el uso creciente de la misma como medio para el mejoramiento de lo político y lo económico cuando es invocada como estrategia implícita para la realización de algu-na meta o propósito por los distintos actores o grupos involucrados.

Estos elementos conceptuales nos permiten distinguir de forma analítica las culturas juveniles como las practicas de producción, circulación y apropiación de significados de los jóvenes y los usos de lo juvenil como recurso cultural sociopolítico o de mercado.

Cuestiones conceptuales en torno a la juventud como fenómeno moderno

A la luz de las transformaciones actuales en todos los campos y, fundamentalmente, en el de la cultura, es necesario reflexionar sobre las redefiniciones del concepto de juventud y las propias formas de la cultura juvenil que conformaban, hasta no hace tanto tiempo, un conjunto de significados y consumos culturales bien definidos e identificables socialmente.

Una primera aproximación al concepto de juventud remite a la edad de la persona pero no se agota ahí, puesto que hay distintas formas de ser joven y de vivir la juventud que corresponden a diversas condicionantes históricas, económicas, sociales y culturales. Reducir la juventud a un período del ciclo vital es desconocer lo heterogéneo y diverso de las relaciones sociales. La juventud se construye como un estado previsional de pasaje entre una etapa de la vida y otra ya que es una categoría de edad a la que los sujetos no pertenecen, sino que atraviesan.

Esta etapa del ciclo vital está marcada por el acontecer bio-psicológi-co de los cuerpos pero, sobre todo, por las marcas socio-culturales (mitos y ritos) que abren el camino a la vida adulta o ponen fin a la niñez. Los ritos sociales o de paso marcan las condiciones graduales de pasaje de un momento de la vida a otro, en este caso, a la vida adulta.

Por ejemplo, el matrimonio y la conformación de un hogar son uno

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de los principales ritos que han determinado la finalización de la fase juvenil en la era moderna. Al respecto, es claro el ejemplo que encontramos en el libro sobre “Historia de los jóvenes” de Levi y Schmitt (1996:11), donde se detallan los ritos de ingreso y egreso a la juventud: “(...) en la tradición católica, llevan de la primera comunión a la confirmación; y en la vida del ciudadano, del servicio militar al acceso a los deberes cívicos, a la responsabilidad civil y penal, a la posibilidad legal de casarse, al compromiso sindical o político, etcétera”.

El retraso en el ingreso al mercado laboral de una porción de los integrantes del conjunto social que permita un desarrollo educativo más elevado de la población con calificaciones acordes a los nuevos desafíos de la producción y división social del trabajo, ha constituido uno de los hechos centrales para la conformación de la idea de lo juvenil como fenómeno moderno.

La juventud comenzó a destacarse como un período (cada vez más prolongado) en el que se retrasaba el ingreso al mercado laboral y a la vida de responsabilidades matrimoniales, una especie de “lapso que mediaba entre la madurez física y la madurez social” (Margulis, 1996). En dicho periodo, que dedicaban al aprendizaje y capacitación, los jóvenes eran captados básicamente por las instituciones educativas, así como también al ocio y a las actividades lúdicas que completaban su formación cultural y social.

De este modo, lo que se produce a partir de la Revolución Industrial en las sociedades occidentales-modernas, es un ajuste en la cosmovisión del concepto de juventud. Mientras que en la Edad Media la juventud se sustentaba bajo los emblemas de la valentía, la fuerza física y la voluntad transformadora, en los tiempos modernos se produce un ajuste de estos atributos hacia el campo de la producción (mundo del trabajo) y posteriormente hacia el mercado de consumo (Levi y Schmitt, 1996).

Si bien las formas que cobraron los movimientos modernizadores en cada contexto social han sido diferentes, los cambios que estos introducen en los modos de producción económica y en las formas de reproducción de la cultura, establecen nuevas formas relacionales que reconfiguraron significados, valores y prácticas en la vida cotidiana de las personas, así

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como también en los diversos momentos del ciclo vital.

En términos generales podemos afirmar que, en la modernidad, la idea misma de madurez social está asociada al ingreso en el mercado laboral y la asunción de obligaciones y responsabilidades civiles que implican la conformación de un hogar. Hoy en día, este periodo de moratoria social se prolonga por la falta de oportunidades en el mercado de trabajo, sobre todo en los sectores altos y medios, no sin consecuen-cias. Diferente es la situación de las clases populares ,ya que la falta de trabajo, oportunidades educativas y la lucha diaria por la supervivencia (carencia de alimentos, de medicamentos, de vivienda digna, etc.) hacen que el tiempo libre del que disponen no pueda ser identificado como prolongación de la moratoria social sino como una circunstancia de marginación social.

Las representaciones sociales acerca de la juventud se construyen y reconstruyen continuamente, por lo que es un concepto que nunca logra una definición estable y acabada. Son estas representaciones de la vida social y cultural moderna las que nos permiten asociar la juventud a la idea de goce, de ocio y, fundamentalmente, a la idea de futuro. De allí emerge la frase popular que sentencia: “los jóvenes son el futuro de toda sociedad”. El desarrollo de los intereses, la vocación y los proyectos de vida están directamente asociados al concepto moderno de juventud.

Esta imagen social de la juventud como futuro de nuestra sociedad se fue instalando de forma ambigua en el imaginario social durante los comienzos de la era moderna. En efecto, la juventud podía ser entendida como la esperanza futura del progreso y desarrollo nacional o como fuente de todo desorden y perversión. Recién con la aparición de la sociedad de consumo se pudo instalar la idea positiva de “lo juvenil” como modelo sociocultural.

La juventud como fenómeno posmoderno

La realidad que atraviesan los jóvenes de hoy se plantea como una situación compleja. El futuro se les muestra incierto como producto de una cotidianidad acosada por las crisis nacionales y por los cambios mundiales que invaden todos los aspectos de la vida pública y privada de

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las personas. Estas crisis marcadas por las reformas y reestructuraciones económicas, junto con las transformaciones tecnológicas, no afectan sólo al ámbito laboral, sino también al conjunto de la vida cultural y social.

Podríamos hablar de una generación en la que el futuro cobra el sello de lo aleatorio y en la que toma desmedida fuerza el presente: “Es posible interpretar que, ante las dificultades de saber qué hacer con el pasado ni con el futuro, las culturas jóvenes consagren el presente, se consagran al instante (...)” (García Canclini, 2004:174).

En el período moderno (lo que podríamos denominar como una “primera modernidad” -Beck, 1997-), las culturas juveniles toman importancia como forma de identificación y diferenciación del resto del colectivo social. Mientras que lo institucional tendía a acotar y regular lo juvenil, el campo de la producción, circulación y apropiación de significados culturales se presentaba como principal ámbito de manifes-tación y expresión de los jóvenes. De este modo, cobraron importancia simbólica las modalidades éticas y estéticas, la vestimenta, el uso de drogas, el lenguaje gestual y verbal, los gustos musicales y demás expresiones artísticas (literatura, pintura, cine, etc.) como formas específicas juveniles de rebeldía, diferenciación, construcción alternativa de vida o como estrategia de sobrevivencia frente a las adversidades de la vida social. Podemos decir, que la cultura juvenil tenía su sello claro y definido: el de la trasgresión y renovación valorativa de lo social.

Sin embargo, la velocidad en el cambio de las tecnologías de la comunicación y la informática, la precarización creciente de las condi-ciones del mercado laboral, el desempleo a escala mundial y la expansión de los medios masivos de comunicación, entre otros factores, nos introducen en este período de globalización en el que se desdibujan los mandatos generacionales2 de antaño (niños-jóvenes-adultos-ancianos), desarticulando las pautas socio-culturales que regían las relaciones

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2 Por mandatos o pautas generacionales comprendemos los parámetros socialmente establecidos que circulan a nivel del sentido común (como representaciones sociales) y que funcionan como guías para la acción de los sujetos, indicando los aspectos que permiten a las personas identificarse en relación a su momento del ciclo vital. Estas pautas suelen expresarse en modelos ideales y dicotómicos en torno a las cualidades de los diferentes grupos poblacionales o, en este caso, etarios.

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sociales de la primera modernidad. Hay nuevas dependencias y diferen-cias producto de la globalización y un desdibujamiento entre lo propio y lo extraño, es decir, en la construcción de la alteridad. De acuerdo a Lins Ribeiro (2007:67), “la línea entre lo nativo y lo no nativo se desdibujó, y las estructuras de la alteridad sociocultural en contextos globales y nacionales aumentaron su complejidad”.

Las formas culturales generacionales, de clase, de género, étnicas, etarias, se presentan como interculturalidades. Es decir, como formas culturales nuevas a partir de proceso de choque y convivencia pactada entre diferencias.

Las instituciones que contorneaban y modelaban la condición juvenil, como la familia, la escuela (o la universidad) y el ámbito del mercado de trabajo, se hallan en proceso de cambio y con ellos la misma noción de juventud.

La crisis del modelo de familia nuclear (al cual los jóvenes debían aspirar) se observa en las nuevas nociones de familia ampliada, extensa o compuesta, los nuevos modelos paterno-maternales que no se relacio-nan linealmente con la identidad de los sexos, las múltiples nociones de “hijo” que se vinculan con los avances en genética y fertilidad asistida, los embarazos y maternidades adolescentes, la mayor cantidad de mujeres sostén de hogares, las experiencias de autonomía infanto-juveniles de los “chicos de la calle” a partir de la ruptura con el grupo familiar de origen, entre otros.

Por otro lado, la experiencia educativa cobra nuevas formas y da nuevos sentidos al período de “moratoria social” como un tiempo que era pautado por las instituciones escolares y donde se transmitía y permitía el acceso graduado a la cultura. Hoy, el conocimiento no se encuentra localizado sólo en el ámbito escolar o académico, sino que se ubica de forma paralela en una diversidad de ámbitos a partir del impacto de los medios masivos de comunicación y el avance de las nuevas tecnologías de la informática.

La escuela ve reducida su influencia porque los medios masivos y, recientemente, la comunicación digital y electrónica multiplicaron los

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circuitos de acceso a los saberes y entretenimientos culturales. Aún la educación formal más abierta a la incorporación de los medios audio-visuales e informáticos ofrece sólo una parte de los conocimientos y ocupa parcialmente las horas de aprendizaje. Los jóvenes adquieren en las pantallas extracurriculares otra formación en la que conocimiento y entretenimiento se combinan. También se aprende a leer y a ser espectador siendo televidente e internauta (García Canclini, 2007:5). En cuanto a las condiciones del mundo laboral, podemos decir que este ya no brinda las certezas que brindaba antes, mediante la noción de pleno empleo y del supuesto “contrato social” donde la sociedad del trabajo necesitaba de todos sus integrantes para subsistir. Hoy el fenómeno mundial de la desocupación estructural creciente, indica que las “solidaridades orgánicas” del progreso moderno ya no incluyen a todos. Los empleadores y los dueños del poder económico ya no necesitan a todos para generar ganancias, producir bienes e imponer sus intereses. El período de moratoria social se desdibuja cuando las certezas de una inserción futura en el mercado laboral se tornan escasas, teniendo que demostrar los jóvenes aptitudes que los incluyan desde temprana edad. La precariedad laboral o el desempleo en las generaciones adultas ya no permiten brindar las certezas que se brindaban antes en el ámbito de la familia (padres) y en el de la escuela. Tanto niños, como jóvenes y adultos están preocupados por no “quedarse afuera”, es decir, por insertarse en el momento actual o futuro en el mercado de trabajo. Así como existen niños en la calle, también hay jóvenes, adultos y ancianos que viven en esa situación. No hay crisis de un sector etario o generacional por un lado y seguridades por el otro. Los desdibujamientos generacionales comparten incertidumbres.

Sobre los usos de la cultura juvenil

De forma paralela al creciente desdibujamiento de las pautas genera-cionales y de pasaje entre “etapas” etarias, en el plano simbólico y de las representaciones sociales, la juventud parece cobrar fuerza como emblema o estandarte que se traslada a todos los ámbitos de la vida pública y privada, conduciendo a la idea de la “eterna juventud” como un valor donde lo que importa no es la edad biológica, sino una apariencia acorde a los modelos simbólicos expresados en la cultura juvenil.

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En la tendencia globalista se reduce la pluridimensionalidad social, política y cultural al ámbito económico, donde se destaca el supuesto predominio (y triunfo) del sistema de mercado (Beck, 1997: 27). En este contexto, se presenta a la juventud como motivo estético o como fetiche publicitario orientado a los signos exteriores de la juventud y no a la ju-ventud misma (Margulis, 1998: 16). Lo juvenil como modelo identitario se consolida como un valor positivo y atemporal que lo vincula con la adscripción a determinados valores, actitudes y consumos culturales, más allá de la referencia concreta a la edad.

La gran cantidad de imágenes publicitarias que utilizan la figura del joven para la promoción de sus productos y programas en los medios de comunicación no necesariamente representan los intereses de los jóvenes en la actualidad. El informe sobre “Diversidad Cultural en América Latina y el Caribe” de la UNESCO reafirma esto cuando destaca “la poca diversidad en términos de función referencial de los medios, es decir, las visibilidades de quienes se presentan (en los géneros informativos) o quienes se representan (en los géneros de ficción) a través de los mensajes mediáticos” (OEI-UNESCO, 2007:101). Aunque se utiliza ampliamente la imagen y estética juvenil, los medios dedican poco espacio a rescatar las opiniones de los jóvenes, tal como lo confirma el estudio sobre “Imágenes y Presencia de la Diversidad Social en la Televisión Chilena” (UNESCO, 2007:102).

Lo juvenil pierde cada vez más su especificidad. Ya no pueden analizarse las culturas juveniles como un campo específico y aislado. Los cambios económicos, sociales, culturales, políticos y tecnológicos de este período caracterizado por procesos intensificados de globalización, provocan múltiples interconexiones entre los campos sociales y tornan difusas las fronteras y límites entre los mismos, invitando a reflexionar en torno a las formas reelaboradas de lo social que dan lugar a nuevas prácticas, formas de consumos y rebeldía y nuevas valoraciones sobre lo que los jóvenes de hoy son, deben y/o pueden ser.

Se puede pensar en el joven como consumidor y principal desti-natario de la oferta de productos electrónicos y de entretenimiento por parte de las industrias culturales, pero también se utiliza “lo juvenil” como modelo ético y estético que apunta a un público más general para

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la legitimación publicitaria de productos y servicios y la producción de significados sociales bien definidos.

Además, existe una batería de programas sociales destinados a los jóvenes como ciudadanos que necesitan ser formados y asistidos. Hay programas de deportes, de ayuda económica para estudiantes, de salud (prevención de enfermedades de transmisión sexual, embarazos prematuros), de asistencia para jóvenes “de la calle” o en condiciones de pobreza, de promoción de actividades artísticas como ferias de “arte joven”, encuentros musicales y de teatro, festivales de cine.

Pero también se sigue utilizando “lo juvenil” en los discursos políticos e institucionales, señalando y significando de forma ambigua a los jóvenes como la esperanza futura de la sociedad o como fuente de desdicha, caos y desorden. Se instalan figuras en torno al consumo de drogas y delincuencia fuertemente relacionadas con esta categoría etaria, indicando las consecuencias negativas para la sociedad si no se aplican políticas y acciones adecuadas para controlar dicho flagelo focalizado en la población juvenil. Así como se habla de culturas juveniles, también se habla de “lo juvenil” como “problemática social”. De este modo, se legitiman una serie de acciones y programas de gobierno que toman como centro “la problemática de los jóvenes” viendo en este sector un grupo difícil de controlar.

Las formas renovadas de lo político y lo cultural que proponían los movimientos estudiantiles y revolucionarios de los jóvenes de los 60 y 70 suelen ser utilizadas como “chapas” para políticas sociales y culturales de apariencia progresista extendidas a todas las edades. También, los movimientos sociales de protesta utilizan la “apuesta” a la juventud como renovación de una cultura ciudadana que genere nuevas formas de inclusión social.

Las formas de apelación a lo juvenil tienden a la universalización de nuevos estereotipos renovados de lo social. Coincidimos con Reguillo (2005:90) cuando afirma que los jóvenes “son hombres y mujeres viviendo en situaciones distintas (y desiguales), jóvenes urbanos y rurales, pobres y ricos, en distintos rangos de edad, cuya variabilidad fortalece la necesidad de romper con las generalizaciones que tienden a calificar

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a los ´jóvenes mexicanos´ como un cuerpo compacto de actores”. Pero quisiéramos agregar que las culturas juveniles o de lo juvenil como recurso de mercado o de la política, tienden a imponer generalizaciones que se ofrecen como modelos de identidad cuyos contenidos homogeni-zan formas culturales extensibles a todo el conjunto social más allá de la referencia concreta a la edad.

Por esto mismo, podemos decir que hoy todos quieren ser jóvenes y nadie quiere dejar de serlo. Tenemos “matrimonios jóvenes”, “jóvenes profesionales” o “jóvenes de la tercera edad” como denominaciones que nos permiten remarcar el carácter difuso que conlleva en la actualidad la referencia a lo juvenil como práctica concreta en relación con las formas simbólicas de apropiación, producción y circulación de “lo juvenil” como recurso cultural.

Los jóvenes y las nuevas condiciones de movilidad global

Según Bauman (1999:16), hoy en día todos estamos en movimiento. La movilidad se ha convertido en un factor estratificador poderoso a partir del cual se construyen y reconstruyen las nuevas jerarquías sociales, políticas, económicas y culturales en el mundo.

El mismo autor afirma que estas nuevas condiciones de movilidad se producen a través del salto cualitativo de las “tecnologías de la velo-cidad”, por la aceleración en las posibilidades de desplazamiento de los medios de transporte y la reducción a cero en el tiempo de las telecomuni-caciones desde cualquier punto del planeta. De este modo, se puede estar en movimiento aunque físicamente se esté quieto, se puede emitir una orden o realizar una operación económica (o bélica) de un lugar a otro con una velocidad nunca antes experimentada y con consecuencias que tienen efectos inmediatos y concretos sobre las vidas de las personas.

La era global nos permite observar la consolidación de un sistema económico de capitales extraterritoriales cuyo poder radica en la capaci-dad de operar libres de ataduras territoriales. De acuerdo a Bauman (1996), hoy en día los Estados nacionales han perdido poder en manos de los capitales especulativos de las empresas multinacionales porque unos están atados, no sólo a su territorio sino también a las consecuencias

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políticas y sociales del ejercicio del poder; mientras que los otros mudan sus capitales hacia sitios más seguros y rentables del planeta con una simple operación informática.

Por ello, la movilidad se traduce en un factor importante de estratifi-cación y como un bien escaso, donde quienes la poseen acumulan poder riqueza y prestigio. Lo que para algunos implica globalización y libertad de movimiento, para otros es localización, segregación y marginación.

En esta perspectiva, las nuevas condiciones de polarización social ponen su acento en las posibilidades de movimiento, determinando la presencia de una elite global nómada, cosmopolita y extraterritorial de empresarios, administradores de cultura e intelectuales, en contraposición con una población que, con el mismo anhelo de movilidad, se encuentra sometida a controles migratorios, leyes de residencia, políticas de “calles limpias” y “delito cero”.

Las condiciones de vida y representaciones sociales de los jóvenes están ampliamente permeadas por esta idea-sensación-necesidad de una movilidad constante, oscilatoria e indeterminada que plantea nuevas formas de lo social y lo cultural.

En un conocido comercial argentino de “Cafeaspirina”3, dos jóvenes se encuentran casualmente, luego de mucho tiempo de no verse, y se preguntan: “¿Cómo andas? ¿Qué estuviste haciendo?”. Uno responde a la pregunta contándole a su amigo un sin fin de eventos, aventuras, viajes y proyectos, acompañando su relato con un soporte de imágenes emitidas en alta velocidad. Cuando termina (agitado por la velocidad del relato) le pregunta al otro: “¿...Y vos?”. El otro joven responde con cara de compungido: “¿Yo? Laborando en la colchonería de mi viejo”, acompañando dicha frase con una única imagen casi estática de la rutina laboral de dicho joven. Finalmente, el joven “aventurero, independiente e hiperactivo” le ofrece una cafeaspirina al “lento y aburrido” que trabaja con su padre en el mismo lugar de siempre.

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3 Medicamento recomendado para contrarrestar la fatiga, la migraña y otros tipos de cefaleas.

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A tal punto impactó el comercial que era frecuente escuchar entre los jóvenes repetir irónica y socarronamente el diálogo de la publicidad cuando no tenían nada nuevo o divertido que contar a un amigo (“Hola, ¿cómo andas, qué estuviste haciendo?” “Nada... laborando en la colcho-nería de mi viejo”).

La idea global de un mundo conectado y en constante movimiento se presenta como un tópico importante a tener en cuenta en las condiciones en que se producen y representan las culturas juveniles, en la medida en que se observan nuevas formas combinadas de inclusión a través del consumo compulsivo de productos y la necesidad de una búsqueda constante de nuevas experiencias (aventuras) con las mismas intenciones de inserción o conexión con el mundo global.

Antes los jóvenes se emancipaban a través del trabajo, el estudio y el matrimonio. Ahora, para muchos, las vías preferentes son la conectividad y el consumo. Estos nuevos medios de independización de la familia, no sustituyen generalmente los anteriores; con frecuencia, se articulan con ellos, y anticipan, desde la primera adolescencia, un horizonte ajeno a los padres (García Canclini, 2005:64).

La movilidad constante o la sensación de estarlo, ofrece un panorama donde los jóvenes reconfiguran “hábitos culturales en función de bienes e imaginarios mundializados” (García Canclini, 2007: 6).

Y aquí nos gustaría reparar en el hecho de la movilidad como aparien-cia o fenómeno virtual, para distinguirlo de las condiciones concretas de movilidad física de las personas. Según destaca García Canclini (2007:8), “la exaltación del nomadismo como ideología nutriente del pensamiento cultural deriva, asimismo, de la expansión del turismo y otro tipo de viajes (...). También tiene que ver con la interdependencia global de los mercados de música y artes visuales, la proliferación de bienales, giras trasnacionales de las obras, las exposiciones y los conciertos”.

Si bien podemos afirmar que, efectivamente, los mercados y pro-ductos culturales se encuentran en un constante movimiento de flujos e intercambios trasnacionales, debido a la revolución tecnológica y de los medios de comunicación (telefonía celular, internet), los movimientos

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poblacionales de empresarios, turistas, estudiantes, migrantes o exiliados son minoritarios en relación con el total de la población mundial.

No siendo mayoritaria la población que se encuentra físicamente en movimiento, cobran importancia las condiciones virtuales de la movilidad como representación-sensación social omnipresente o como posibilidad concreta que ofrecen las nuevas tecnologías de la informática y la comunicación.

Según Lins Ribeiro (2003:35), el auge de recursos tecnológicos y de la comunicación como el internet,

(...) dejó un saldo positivo: el aumento de la percepción de la importancia de la virtualidad en la constitución de los sujetos individuales y colec- tivos. Me refiero al papel de la imaginación en la constitución de una nueva colectividad, pero enfatizo el lugar especial de la virtualidad en este proceso. (...) La calidad de la relación entre el espacio-público-real y el espacio- público-virtual es un componente progresivamente importante para la construcción de cosmopolíticas en la contemporaneidad.

Resulta interesante tomar este aspecto para distinguir ciertas prácticas de movilidad juvenil, diferenciando los movimientos físicos de los virtuales.

De este modo, pondríamos poner el acento en las condiciones de movilidad en los dos extremos de la estructura de clases. En un extremo colocaríamos las movilidades físicas de pobres y ricos en las figuras del Turista y el Vagabundo a los que refiere Bauman (1999:114) y que señala-mos anteriormente (empresarios, intelectuales, migrantes). Y, en el otro extremo, las condiciones de movilidad virtual en las figuras del Internauta (localizado, pero con múltiples conexiones virtuales que le permiten comprar productos, chatear, jugar en red y crear amistades con personas de diversos lugares del mundo u observar -visitar- cualquier lugar del planeta a través de las imágenes de satélite de mapas, terrenos y edificios en 3D desde programas como el “Google Earth”) y la de los “Jóvenes de la calle”4 (si bien su rasgo distintivo es el deambular permanente por las calles de las ciudades, dicha movilidad no deja de restringirse a espacios públicos locales muy específicos y cuya “itinerancia traslada el hábitus

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de la exclusión” -Makowski, 2004:49-, siendo el nomadismo un rasgo que caracteriza la virtualidad de un movimiento “compulsivo que repite la experiencia del no lugar” -Makowski, 2004:46-).

En este sentido, los jóvenes que no logran una condición efectiva de movilidad, pueden simular o aparentar estarlo, encontrando o buscando desesperadamente nuevas formas de conexión global e inclusión social.

Consideraciones finales

Si bien son muchos los estudios sociológicos y antropológicos que han tomado el tema de las culturas juveniles como objeto de estudio, el desdibujamiento de los campos culturales, producto de las transfor-maciones que operan simultáneamente en varios campos (político, económico, tecnológico), invita a revisar conceptual y empíricamente las nuevas condiciones de producción, consumo y circulación de las culturas juveniles y su correspondencia con las formas de ser joven en los actuales tiempos de globalización e interculturalidad creciente. Pretendemos situar así, el análisis de las formas y usos de las culturas juveniles en la intersección entre lo cultural y lo social.

En este sentido, creemos pertinente añadir en el análisis de dichas intersecciones la noción de performatividad propuesta por Yúdice (2002:43) como “el modo en que se practica cada vez más lo social”. Es decir, las prácticas culturales e identitarias de los jóvenes como formas ritualizadas de reproducción de los valores establecidos que fracasan en reproducir dichas identidades culturales, alejándose de los códigos preestablecidos, transgrediéndolos y reinterpretándolos:

Ensayamos diariamente los rituales de la conformidad a través de la vestimenta, el gesto, la mirada y la interacción verbal dentro del ámbito del lugar de trabajo, la escuela, la iglesia, la oficina de gobierno. Pero la

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4 Si bien la metáfora de los “jóvenes de la calle” corresponde a la nominación de una realidad latinoamericana, existen otras nominaciones en diferentes países que refieren a procesos similares de autonomía infanto-juvenil. Tal es el caso de los llamados “run-away” (fugitivos) en Estados Unidos: población infanto-juvenil de clase media que abandonan sus hogares por problemas de violencia y/o crisis familiares.

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repetición nunca es exacta; los individuos, especialmente aquellos que albergan el deseo de desidentificar o transgredir, no fracasan en repetir sino que fracasan en repetir fielmente (Yúdice, 2002:66).

Dicha noción parece brindarnos una clave adecuada para pensar las formas complejas en que se articulan los modos de ser joven en las actuales condiciones de producción y reproducción de lo social.

Las generaciones de jóvenes siguen promoviendo sus valores en la construcción cotidiana de nuestras sociedades, pero los signos que vehiculizan las culturas juveniles tienden a independizarse de las prácticas y necesidades de los jóvenes, deviniendo en modelos socio-culturales utilizables en diversos campos de aplicación que no implican necesa-riamente una clara inserción de los mismos en el terreno social.

El presente escrito ha pretendido señalar algunas perspectivas teóricas que permitan diseñar próximos trabajos indagatorios y dar respuesta a nuevos interrogantes que plantea la problemática juvenil actual. Las transformaciones económico-políticas de este mundo globalizado traen aparejadas nuevas formas de desigualdad y segregación, que reconfigu-ran el escenario en la vida cotidiana de las ciudades e interpelan a los científicos sociales en la búsqueda de nuevas etnografías y categorías para su interpretación.

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Contradicciones capitalistas: algunas reflexiones sobre la realidad de los adolescentes infractores brasileños

Andréa Pires Rocha *

Resumen Las reflexiones de este artículo son resultado de un proyecto de investigación que aborda la labor de trabajadores sociales con adoles-centes infractores en Brasil. La información que nutre el artículo se recolectó tanto de la revisión de literatura y de estadísticas oficiales, como de la investigación de campo desarrollada con jóvenes criminales. El materialismo histórico y dialéctico apoyan el análisis y las reflexiones desarrollados en el texto, el cual analiza la inserción de los adolescentes en el crimen como un fenómeno determinado por ideología capitalista: el tener se superpone al ser, pues sólo es quién tiene. Bajo presiones objetivas y subjetivas una parte de la juventud busca en las acciones criminales la conquista del estatus social, la provisión de necesidades y la realización de deseos. Se concluye en la necesidad de diseminar nuevos valores que ayuden a construir un nuevo orden social, sin dominación de clase, etnia ni género. Sólo una nueva sociedad podrá construir alternativas que ayuden al fin de la violencia, de la alienación, de la fragmentación humana y a la división de clases.

AbstractThe ideas in this paper are the results of discussions and studies carried out for the research project on the performance of social work-ers in Brazil, working with young offenders. The methodology is based at bibliographic study of literature of the area and, moreover, present primary sources beyond official statistics and field research in development of research on youth crimes. The historical and dialectical materialism support the analysis and reflections in this article. The daily * Departamento de Serviço Social, Universidad Estadual de Londrina, Brasil. Correo electrónico: [email protected]

ISSN 1405-1133 © 2008 Universidad Autónoma de Nuevo León, University of Texas of Austin,University of Texas of Arlington, University of Tennessee, University Texas-Pan American, Universidad

de Colima, Universidad Juárez del Estado de Durango.

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life of these adolescents is crossed by major contradictions and limits, characteristics of a society where poverty and misery are naturalized and dehumanization is expressed in many different aspects. The have overlaps the being because only the ones who have are the ones who are. Therefore, under objective and subjective pressure, a lot of young people look for criminal actions in the conquest of status, provision of needs and the realization of their desires. The teenagers we discuss are social and historical subjects. We conclude in the need of guiding dissemination of new values, which may show the urgency of building a new social order, without class, ethnicity or gender domination. Only a new society will be able to build alternatives to end the violence, alienation, human annihilation and, mainly, to end class division.

Palabras clave Adolescentes infractores, contradicciones capitalistas, criminalidad, ideología, trabajo social.

Key wordsYoung offenders, capitalist contradictions, criminality, ideology, social work.

IntroducciónEn nuestra experiencia como trabajadores sociales actuamos en programas de atención al adolescente infractor1. Durante el proceso de intervención buscamos la construcción de estrategias que posibiliten que los adolescentes abandonen la criminalidad. Sin embargo, la cotidianidad de tales adolescentes se compone por elementos objetivos y subjetivos complejos, que mantienen a una parte de ellos inmiscuidos en acciones

/ Contradicciones capitalistas: algunas reflexiones sobre la realidad de los adolescentes infractores brasileños

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1 La actuación del trabajo social en el sistema socio-jurídico es un importante campo de acción y, según Fávero (2004:10), “se refiere al conjunto de áreas que la acción del Trabajo Social se articula con acciones de naturaleza jurídica, como los sistemas judicial, carcelario, de seguridad o de protección y acogida refugios, internados, consejos de derechos, entre otros”. En Brasil, el seguimiento los jóvenes en situación de conflicto con la ley se regula mediante el “Estatuto Niño y el Adolescente” (ECA). El ECA establece la ejecución de medidas socioeducativas, las cuales son: la obligación de reparar el daño, los servicios comunitarios, la libertad asistida, la semilibertad, la internación y las acciones educativas. Estas medidas se encuentran bajo la responsabilidad de organismos gestores municipales y estatales o alianzas entre organismos públicos y la sociedad civil.

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criminales.

De esta manera, percibimos que la intervención dirigida a adoles-centes infractores exige del profesional un aparato teórico-metodológico que le proporcione referentes para el estudio de la realidad de los mismos, teniendo como perspectiva la percepción de los elementos que construyen su cotidianidad y la de sus familias. La práctica del trabajo social se materializa en un día a día de violencia, prejuicios, desmotivación, deseo de consumo. Sin embargo, vale destacar que estos fenómenos no nacen por sí mismos.

El artículo se basa en investigaciones documentales sobre el tema y en estadísticas oficiales que muestran datos que problematizan la situación de los adolescentes autores de actos infractores en Brasil. Además, en este texto se analiza material empírico obtenido por medio de entrevistas realizadas por estudiantes de trabajo social interesadas en la criminalidad urbana y juvenil2.

En el presente documento estudiamos algunas categorías que explican el modo de producción capitalista, especialmente la miseria material vinculada con el poder ideológico dominante. Reflexionamos también sobre cómo el fetiche de la mercancía es una categoría relevante para comprender la diseminación del deseo de consumo y de la alienación humana, pues en el capitalismo el tener se superpone al ser.

Las ideas desarrolladas en el artículo nacen de la incomodidad de percibir que muchos adolescentes no logran alejarse de la criminalidad en Brasil. Las lecturas utilizadas para desarrollar la presente discusión ayudan reflexionar sobre posibles estrategias que puedan producir efectos en la atención directa por parte de los trabajadores sociales sobre los adolescentes infractores.

Contradicciones capitalistas: elementos presentes en la cotidianidad del adolescente infractor

Además de miseria material, el capitalismo construye miseria humana,

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2 Angélica Bezerra y Sara Gonçalves.

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ya que el hombre alienado y fragmentado es impedido de percibirse en su totalidad y mucho menos como sujeto histórico y social. Los sujetos tienen influencias del ámbito estructural, político y económico, así como de aspectos que se muestran en el campo ideológico. Los adolescentes infractores en Brasil están insertos en este contexto. Son, en su gran mayoría, jóvenes pertenecientes a las clases populares, que viven una realidad de pauperización y de privación de derechos. Son sujetos en una sociedad construida sobre contradicciones extremas.

El hombre construye relaciones sociales, produce y reproduce ideas. No es posible separar las relaciones sociales de la construcción ideológica que sostienen las fuerzas productivas. Muchas veces se comete el error de fragmentar lo social de lo económico para camuflar la realidad concreta. Marx, además de afirmar que las relaciones sociales y las fuerzas productivas están íntimamente relacionadas, postula también que las ideas se insertan en un proceso dialéctico, son transitorias y pueden sufrir modificaciones:

Las relaciones sociales están íntimamente relacionadas con las fuerzas productivas. Adquiriendo nuevas fuerzas productivas, los hombres cambian su modo de producción y, al cambiar el modo de producción, la manera de ganarse la vida, cambian todas sus relaciones sociales (…) Los mismos hombres que establecen las relaciones sociales de acuerdo con su productividad material producen también los principios, las ideas, las categorías, de acuerdo con sus relaciones sociales. Por ello esas ideas, esas categorías, son tan poco eternas como las relaciones que las exprimen. Son productos históricos transitorios (Marx, 1976:88).

En la obra “La Ideología Alemana” encontramos discusiones profundas sobre ideología y conciencia. Sus autores, Marx y Engels (1996:36), afirman que la “(…) producción de ideas, de representaciones de la conciencia está en principio directamente entrelazada con la actividad material y con el intercambio espiritual de los hombres con el lenguaje de la vida real”. La cotidianidad humana se construye con valores concretos. Marx y Engels (2002) nos muestran cómo la fuerza del pensamiento de la clase detentora de los medios de producción es el pensamiento dominante, es decir3:

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3 Las cursivas son mías.

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(…) los pensamientos dominantes no son nada más que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes; ellos son esas relaciones materiales dominantes consideradas bajo la forma de ideas; por lo tanto, es la expresión de esas relaciones lo que hace de una clase la clase dominante; en otras palabras, son las ideas de su dominación. Los individuos que constituyen la clase dominante poseen, entre otras cosas, también una conciencia, y consecuentemente piensan; en la medida en que dominan como clase y determinan una época histórica en toda su extensión, es evidente que esos individuos dominan en todos los sentidos y que tienen una posición dominante, entre otras cosas también como seres pensantes, como productores de ideas que reglamentan la producción y la distribución de los pensamientos de su época; sus ideas son, por lo tanto, las ideas dominantes de su época (Marx y Engels, 2002:48-49).

En medio de la lucha de clases, los discursos ideologizados ejercen su papel. Para Mészáros (1996: 22), la ideología puede ser considerada como “(…) una forma específica de conciencia social, materialmente anclada y mantenida. Como tal es insuperable en las sociedades de clase”. Se constituye y reconstituye como “conciencia práctica inevitable de las sociedades de clase, relacionada con la articulación de conjuntos de valores y estrategias rivales que buscan el control del metabolismo social en todos sus aspectos principales” (Mészáros, 1996:22).

Según este mismo autor, la ideología dominante “se afirma violenta-mente en todos los niveles, del más grosero al más refinado” (Mészáros, 1996:15). La ideología ejerce el control de las instituciones culturales y políticas de la sociedad, utilizándolas para mantener su dominación. Por medio de los discursos ideologizados, la clase dominante llega a hacer que la lucha de clases no sea percibida y camufla el papel protagonista de los sujetos históricos y sociales en el proceso de construcción de un nuevo orden. Esta ideología determina los valores humanos; por lo tanto, los adolescentes infractores son “educados” cotidianamente en este contexto.

Hemos observado tanto en nuestra investigación, como en los textos consultados, que el adolescente autor de actos de infracción (como el tráfico de drogas) gana visibilidad en dos sentidos: por medio del “poder” traído por el propio tráfico o cuando es aprehendido y se convierte en

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objeto de políticas policiales que desean dar respuesta a la sociedad “amedrentada” por el crecimiento de la violencia urbana.

La subjetividad está presente en las relaciones sociales que son determinadas por la objetividad del modo de producción capitalista. En una sociedad en que el tener determina el ser, el cotidiano de todos los individuos está prejuzgado e inserto en la ideología dominante, en el fetiche de la mercancía, en el consumismo y en otros elementos que mantienen al capitalismo. Los adolescentes no están fuera de estas influencias. Según Sales (2007:142):

Se puede calificar, por ejemplo, el deseo de fama entre los adolescentes pobres en el Brasil, sobre todo entre los autores de actos de infracción (muchas veces asociados al mundo del crimen y del narcotráfico, y con alcance variable), como apelación de la individualidad perdida: embotada, más por masificación de la era de la industria cultural, por los preconceptos y por la estigmatización, que les hace sentirse dilacerados; más por el anonimato, por una (in)visibilidad perversa. Así que el deseo de dejar para tras a muerte (aunque eso signifique la asunción de nuevos riesgos por dentro de la carrera delictuosa) y el cortejo de experiencias sociales y simbólicas a ella asociadas: el dolor, la soledad, el abandono, el olvido, por un poco de gratificación y reconocimiento.

Feffermann (2006: 239), en la misma línea de Sales (2007), resalta la necesidad de pertenecer a un grupo y ser reconocido, la búsqueda de la satisfacción de los deseos formados por la industria cultural, la condición juvenil y la aventura existente en las acciones de riesgo son factores que impulsan desarrollar acciones ilícitas. Según ella, “un universo asociativo ambiguo, lleno de refugios y escondrijos, pero que sólo se realizan por acciones espectaculares” forma parte del involucramiento de adolescentes en actividades de riesgo extremo, como son las relaciones con el crimen organizado, pues en ocasiones, algunos adolescentes sienten que sólo podrán ser visibles si tienen un arma en las manos.

Observando las relaciones cotidianas de los adolescentes insertos en el contexto de la criminalidad, es perceptible que la miseria material, vinculada con la subjetividad del “deseo” de consumo, puede ser vista como un elemento fundamental. En las entrevistas publicadas en el libro

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“Halcón: niños del narcotráfico”, organizado por Athayde y Bill (2006)4, encontramos testimonios que comprueban tal reflexión:

Athayde: Además de ser bandido, ¿quieres ser algo más? ¿Qué ventajas ves en ser bandido? Menor 3: ¿En ser bandido? Traficar, ganar dinero. Comprar la ropa uno mismo, no depender de su mamá ni de su papá ni de su familia (Athayde y Bill, 2006:35).

Bill: ¿Qué es el crimen para ti? Betinho: En mi época, me metí a criminal porque pasé mucha hambre, mucha necesidad. El crimen hizo realidad muchos sueños míos. Cuando yo era chamo quería tener una bicicleta, quería ponerme una ropa de marca o quería pasar la navidad con mi familia teniendo la mesa llena de cosas. Y el crimen facilita eso… (Athayde y Bill, 2006:221).

Recordemos que estamos discutiendo elementos presentes en el modo de producción capitalista, es decir, sus contradicciones y sus instrumentos para la manutención de la división de riquezas. Por ello, es esencial recordar la importancia de la categoría trabajo, teniendo en vista su centralidad para comprender las contradicciones capitalistas.

Para Marx, el trabajo hace al hombre, lo construye. Así, si el trabajo ocurre en actividades alienantes, toda la actividad humana será perjudi-cada. Uno de los instrumentos utilizados para la acumulación de capital es el fetichismo de la mercancía. La fantasía causada por la mercancía atraviesa su valor de uso y camufla el trabajo colectivo desarrollado para su construcción. Mostraremos a continuación cómo Marx explica el fetiche de la mercancía:

A primera vista, la mercancía parece ser algo trivial, inmediatamente comprensible. Analizándola, se ve que es algo muy extraño, llena de sutilezas metafísicas y argucias teológicas. Como valor de uso no hay nada de misterioso en ella, bien sea que la estemos observando desde el aspecto

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4 Celso Athayde y MV Bill son militantes de la defensa de los derechos humanos y denuncian la situación de adolescentes implicados con el crimen. Decidimos citarlos por la legitimidad de sus actividades.

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de que se destina a satisfacer necesidades humanas, con sus propiedades, o bien desde el ángulo de que sólo adquiere esas propiedades en consecuencia del trabajo humano (Marx, 1988:70-71).

Las “sutilezas metafísicas” poseen un cuño alienante e ideológico, pues además de privar al trabajador de percibir el resultado de su propia producción, también hacen que el consumidor se “enamore” de cuestiones fantasiosas que atraviesan el valor de uso. Se olvida la importancia del trabajo humano colectivo necesario para elaborar aquella mercancía. La mercancía es vista como si poseyese vida propia. De esta forma, se utilizan artimañas para agregarle valores sociales.

Si las discusiones marxianas muestran que el ser humano se vuelve alienado frente a su propia producción, imaginemos la condición de aquellos sujetos que fueron privados inclusive del derecho al trabajo. Generaciones que viven en situación de pobreza y miseria. Jóvenes que el Estado brasileño no alcanza a atender mediante políticas de tiempo libre o educación, a pesar de la existencia de aparatos legales.

En una entrevista a la revista “Caros Amigos”, el cantante de rap MV Bill defiende la hipótesis de que existen dos caminos que llevan a la juventud a la criminalidad, especialmente al narcotráfico. El primero es la falta de oportunidades, es decir, la ausencia de acciones públicas que propicien un mínimo de calidad de vida para los jóvenes residentes en la periferia urbana. El segundo camino es un elemento que debemos investigar, ya se refiere a la búsqueda de posibilidades para poder adquirir recursos financieros y consumir. Así, percibimos que las determinaciones provenientes del modo de producción capitalista son innumerables e interfieren enormemente en la cotidianidad de sujetos en situación de pauperización.

La pobreza es un hecho concreto. Sin embargo, la ideología dominante, por medio de la defensa del consumo, del mercado, de la alienación, también influencian la vida cotidiana de jóvenes residentes en las periferias urbanas. Veamos parte del testimonio del rapero MV Bill:

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El joven que vive en la comunidad no logra ser visible. Sólo logra sentirse visible cuando está cometiendo algún delito, arma en mano (…) Ya escuché a mucha gente diciendo que los muchachos siguen el ejemplo de quien está cerca de ellos. Pero quien está más cerca no es el bandido: es el desempleado, son las empleadas domésticas, los recogedores de basura, el mecánico, el borracho. No digo que esas profesiones no sean dignas, sino que no es eso lo que ellos quieren ser. Entre esas posibilidades surge el narcotráfico y el crimen, que pagan lo mismo que esas profesiones o más y que vienen acompañados de otra cosa… autoestima. El joven pasa a ser respetado dentro de su comunidad, todas las muchachitas empiezan a andar detrás de él. Aun sabiendo que el precio es alto, él prefiere vivir poco, pero como un rey, en vez de vivir mucho, pero siendo un Don Nadie (Bill, 2005:33).

La situación vivida por los grupos juveniles y señalada por Bill (2005), muestra que la situación de exploración laboral es la más cercana al adolescente, quien la percibe y no la desea. En algunos ámbitos, la crimi-nalidad puede ser vista como resistencia. Sin embargo, consideramos que tal manifestación se da a partir de la deshumanización que trae el capi-talismo y que es reproducida cotidianamente en el mundo del crimen.

Mészáros (2002) muestra que para hacer que la producción de riqueza se convierta en una finalidad de la humanidad, el valor de cambio sobre-sale respecto al valor de uso. Para ello, las características fetichizadas de la mercancía se tornan esenciales. Este autor afirma que “la completa subordinación de las necesidades humanas a la reproducción del valor de cambio –siguiendo el interés de la autorrealización ampliada del capital- ha sido el rasgo resaltante del sistema del capital desde sus inicios” (Mészáros, 2002:606).

Los valores, con base en el pensamiento capitalista, destruyen el ser, es decir, el ser humano como ser en su totalidad. El tener determinará las relaciones insertas en el movimiento dialéctico entre objetividad y subjetividad. Mészáros continúa:

Al mismo tiempo, el yo real de los sujetos productivos es destruido por medio de la fragmentación y de la degradación del trabajo a medida que los sujetos son subyugados a las exigencias embrutecedoras del proceso

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de trabajo capitalista. Ellos son reconocidos como ‘sujetos’ legítimamente existentes apenas cuando son consumidores manipulados de mercancías. A decir verdad, ellos se vuelven más cínicamente manipulados –como ficticios ‘consumidores soberanos’– mientras mayor sea la presión de la tasa decreciente de uso. Naturalmente, en tales circunstancias y determinaciones, los seres humanos productivamente activos no pueden ocupar, como seres humanos, su lugar legítimo en las ecuaciones del capital, y mucho menos ser considerados, en los parámetros del sistema del capital, como la verdadera finalidad de la producción (Mészáros, 2002:611).

Si el ser humano es visto como mero consumidor manipulado por la mercancía, hay una inversión de prioridades: la mercancía es más importante que el sujeto productor. La producción de mercancías tiene su razón de ser en la acumulación de riquezas, atraviesa el valor de uso y estimula el consumo. Frente a ello, la construcción de las relaciones está pautada en la mercantilización.

De esta forma, se utilizan estrategias para agregar valores a los productos. El clamor consumista de la sociedad contemporánea es un importante instrumento para ello. Basta ver la propaganda televisiva. La sociedad en su conjunto es alcanzada por tales exigencias, por lo que las clases populares no se encuentran fuera de estos procesos. El consumo pasa a significar dignidad. Por ello, como resultado de presiones objetivas y subjetivas, una parte de la juventud busca en las acciones criminales la conquista de estatus, la satisfacción de necesidades y la realización de deseos fetichizados.

Además, vemos la materialización del Estado Penal apuntado por Löic Wacquant, en el que existe una gran inversión financiera en la privación de libertad de adolescentes, pero donde son casi inexistentes las políticas sociales destinadas a la juventud. Wacquant (2001) analiza el fenómeno de la violencia urbana en el contexto del neoliberalismo. Muestra que el Estado no garantiza el cumplimiento de derechos sociales, pero al mismo tiempo aumenta la inversión en seguridad pública para buscar el control de los individuos considerados como los únicos responsables por el caos urbano. El autor menciona que “la penalidad

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neoliberal presenta esta paradoja: quiere remediar con un ‘más Estado’ policías y penitenciarias, o ‘menos Estado’ económico y social que es la propia causa de la escalada generalizada de la inseguridad objetiva y subjetiva en todos los países, tanto del Primer como del Segundo Mundo” (Wacquant, 2001:7). Sigue el autor5:

Desarrollar el Estado penal para responder a los desórdenes suscitados por la desreglamentación de la economía, por la desocialización del trabajo por sueldo y por la pauperización relativa y absoluta de anchos contingentes del proletariado urbano, aumentando los medios, la amplitud y la intensidad de la intervención del equipo policial y judicial, equivale a (r)estabelecer una verdadera dictadura sobre los pobres.

En el fenómeno de criminalización de la pobreza existe diferenciación en el tratamiento dado hacia los jóvenes de las clases populares y para los de las clases medias y altas. En un estudio sobre adolescentes im-plicados con el tráfico de drogas, Batista (2003) traza el “perfil” de los jóvenes detenidos por tráfico de drogas en el período de 1968 a 1988 6, por medio del estudio de 180 casos del juzgado de jóvenes que todavía no hubieran sido mayores de edad. En una de sus conclusiones la autora apunta lo siguiente:

(…) la visión selectiva del sistema penal para adolescentes infractores y la diferenciación en el tratamiento dado a los jóvenes pobres y a los jóvenes ricos, en el lado de la aceptación social que existe cuanto al consumo de drogas, nos permite afirmar que el problema del sistema no es la droga en sí, sino el control específico de aquel grupo de la juventud considerado peligroso (Batista, 2003:134).

Almeida (2000:102) muestra que la condición de clase determina de manera diferente las visiones que se tienen acerca de la violencia. Según ella, cuando la violencia alcanza a los sectores privilegiados de la población, se origina una reprobación social y acciones jurídicas. Pero cuando la violencia alcanza las clases populares “las reacciones son ambiguas, si tenemos la asociación entre exclusión, marginalidad,

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5 Las cursivas son mías.6 Período en que todavía estaba en vigencia el “Código de los Menores” de 1979.

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violencia y su consecuente banalización. Incluir esta forma de violencia en la agenda nacional de derechos humanos exige embates y negocia-ciones”. Es decir, las clases populares se ven afectadas con la banalización de las expresiones de la violencia urbana a las que son vulnerables en condición de víctimas.

Debido a eso, no podemos desvincular las reflexiones acerca de la criminalidad juvenil con los valores que fundamentan y mantienen el capitalismo como modo de producción. Hace falta que comprendamos cómo la violencia estructural interfiere en las relaciones sociales y, más que eso, cómo la violencia urbana es determinada por diversas contradic-ciones propias del orden social vigente. Vemos también, que los vacíos dejados por el Estado neoliberal, facilitan que el crimen organizado se convierta, en algunas situaciones, una referencia “positiva” en las comunidades en que las que actúa. Según Barbato (2006:103-104), la legitimidad del poder de los traficantes de droga reside en diversas iniciativas asistencialistas que desarrollan dentro de ciertos segmentos sociales, Dentro de ellas, realzamos: a) pagar el entierro a las familias que tuvieron a alguno de sus miembros ejecutados, ya sea por policía o por grupos rivales; b) compra de material escolar para los niños residentes en las chabolas7; c) obras en la comunidad como: pavimentación, sumideros, iluminación, arreglos en instituciones y establecimientos comerciales; d) construcción de guarderías, canchas deportivas y otros espacios de convivencia; e) asistencia médica y compra de medicinas para aquellos que no tienen condiciones materiales para ello.

Los elementos enlistados muestran cómo el tráfico de drogas se inserta en un contexto social en el cual predomina la ausencia de derechos vinculados a la salud, educación, infraestructura, deporte, pasatiempo, entre otros; por lo que la violencia y las consecuencias negativas del tráfico para la comunidad son naturalizadas. Al respecto, Wacquant (2001:8) menciona que,

En la ausencia de cualquier red de protección social, es cierto que la juventud

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7 Barrios marginales.

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de los barrios populares agotados por el peso del desempleo y del subempleo crónicos seguirán a buscar en el ‘capitalismo de pillaje’ de la calle (como diría Max Weber) los medios de sobrevivir y realizar los valores del código de honor masculino, ya que no se logra escapar de la miseria en el cotidiano.

Amorim (2003:416), resalta que las organizaciones criminales son más respetadas que el propio Estado en ciertos espacios marginales. Refiere que la “naturalización” que los habitantes de las comunidades hacen sobre las acciones de los criminales se da por la premisa de que “pobres y criminales están en al mismo barco – y el denominador común se llama sobrevivencia. Las bandas (...) son la policía, la justicia, el alcalde y el principal generador de empleos en la comunidad”.

Son diversos los elementos estructurales y superestructurales que llevan a una parte de la juventud perteneciente al proletariado urbano a considerar al crimen organizado como un empleador en potencia8. En el estudio realizado por Angélica Gonçalves Bezerra, las entrevistas hechas a jóvenes implicados con la criminalidad evidencian cómo las organizaciones criminales son vistas como una posibilidad de trabajo,

Así que yo creo que es la manera más fácil de estar logrando las cosas, es donde las puertas están abiertas, porque la sociedad, o lo que sea, ahí fuera el mercado no ofrece empleo, principalmente cuando descubre que usted es una persona periférica. Usted ya tuvo un pasado que te condena, así es difícil abrir las puertas para usted y en el crimen no tiene de esos rollos, la puerta está abierta para todo el mundo, sólo hay que tener coraje y disposición (Sujeto B) (Bezerra, 2006).

Los fenómenos que rodean la vida cotidiana de los adolescentes en conflicto con la ley remiten a cuestiones relacionadas con la violencia. Lemgruber (2002)9 muestra que los datos recogidos por el ILANUD (en el estado de São Paulo), la UNICEF y el Departamento del Niño y

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8 Existen jóvenes de otras clases sociales también implicados con el crimen organizado, pero nos ocuparemos de los chicos en situación de pobreza.9 http:/www.ucamcesec.com.br/md_art_texto.php?cod_proj=32 (Recuperado en diciembre, 2008)

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el Adolescente, muestran que una gran incidencia de actos infractores (75%) se refieren a acciones equiparadas a crímenes contra el patrimonio y, de éstos, 50% son hurtos (delitos sin violencia).

En párrafos anteriores discutimos cómo la ideología dominante “educa” el pensamiento humano en pro de la manutención de las relacio-nes capitalistas. La reproducción de valores ideológicos dominantes alcan- za a los adolescentes, independientemente de la clase socioeconómica de la cual forman parte. Sin embargo, la preocupación de nuestros estudios se dirige a una parcela de los adolescentes de clases populares, que, afectada por todas las “sugerencias” capitalistas, realizan actos infractores a fin de dar respuesta a las necesidades cotidianas o deseos fetichizados.

Por otro lado, no podemos generalizar y afirmar que todos los adolescentes brasileños que viven en situación de pauperización se vuelven infractores. Como muestra Lemgruber (2002), de cada 10.000 adoles¬centes, sólo 2,7% están implicados en la criminalidad. Sin embargo, los adolescentes que están relacionados con el crimen organizado y con la práctica de actos criminales merecen atención, teniendo en consideración que se encuentran en situación de extremo riesgo, insertos en un cotidiano orientado por la violencia de la que son víctimas y, en muchas ocasiones, agentes.

El trabajador social que actúa en el área de adolescentes infrac-tores encuentra discursos y acusaciones conservadores que quieren resolver el problema de la violencia brasileña reduciendo la edad penal, encarcelando adolescentes junto con adultos. La retórica de los medios de comunicación frente a todo el caos contemporáneo “bombardea” a los adolescentes infractores, culpándolos por gran parte de la coyuntura violenta que vive la sociedad brasileña. Matos (2005)10 relata que según el sociólogo Marcelo Campos, de la Universidad Estatal Paulista (UNESP), entre 1993 y 2004 fueron presentadas al Congreso Nacional 21 propuestas de enmienda de la Constitución Brasileña proponiendo la reducción de la edad penal.

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10 http:/www.comcicia.br/reportags/2005/12/03.shtml (Recuperado en noviembre, 2008)

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Consideramos que la reducción de la edad penal no resolverá el problema de la violencia en Brasil, ya que según la investigadora Irandi Pereira, en entrevista a Glugosk (2006)11, el número de adolescentes infractores no pasa de 10% en relación al número de adultos que cometen crímenes.

En este sentido, Lemgruber (2002) muestra que en año 2000 ocurrieron más de 40.000 homicidios en Brasil, de los cuales los adolescentes fueron responsables de 448 y víctimas en 3.800 casos12. Estadísticas divulgadas por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) señalan que de 1993 a 2002 creció en 88.6% el número de casos por homicidio en el segmento entre 15 y 25 años13. En 1993 fueron divulgadas 10.173 muertes de jóvenes en las edades mencionadas. En 2002 el número crece llegando a 19.188 muertes (de acuerdo con el SIM/DATASUS, en Waiselfisz, 2004:31-32).

Como Marx (1987:16) nos enseña, “lo concreto es concreto porque es la síntesis de muchas determinaciones, esto es, unidad de lo diverso”. Reflexionar sobre lo concreto es desarrollar mediaciones. Por ello sintetizamos que la concreción vivida por los adolescentes infractores brasileños se encuentra permeada por innumerables contradicciones. Por un lado, son afectados por la ideología dominante y afectan a la sociedad a través de la práctica de actos infractores. Por otro lado, son victimados por la pobreza, necesidades materiales, violencia, entre otros fenómenos. Si lo concreto es la síntesis de múltiples determinaciones, lo que se muestra en la cotidianidad violenta es la síntesis de diversos elementos. Es por ello que la situación del adolescente es extremamente compleja.

Las implicaciones de jóvenes y adolescentes con el crimen organizado materializa una relación dual que por un lado expresa las

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11 http:/www.incubadora.fapesp.br/portal/artigos/educacao (Recuperado en noviem-bre, 2008)12 Según la autora, este número se refiere sólo a adolescentes infractores víctimas de homicidio.13 Esta estadística considera todos los jóvenes que fallecieron por homicidio, indepen-diente si eran o no infractores.

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contradicciones sociales provenientes de la cuestión social, resultante del conflicto entre capital y trabajo y, por otro lado, enseña el grado extremo de deshumanización a que los individuos son sometidos y, además, pueden reproducir. Una parte de la juventud brasileña que no posee condiciones para construir identidades hacia el trabajo formal, se inserta en el crimen organizado, sufriendo la explotación de su fuerza de trabajo, sin considerarla como tal, pues junto a la remuneración obtenida con acciones criminales, los adolescentes se sienten satisfechos con el poder y el respeto que el crimen, supuestamente, les proporciona. Vemos en el estudio de Oliveira (2006) un ejemplo del reconocimiento alcanzado por medio de la relación con la criminalidad:

Ah, cuando se empieza así nos aparecen muchas cosas, drogas, fiestas, muchas cosas, vamos conociendo mucha gente ¿Lo pillas? Así que, todo es muy diferente, todo nos parece guay. Entrevistadora: ¿Qué es guay para ti? Ah, es fumar un porro14, es muy chachi, y he conocido a los tíos veteranos, se conoce a los revólveres, vemos un poquito de cada cosa, [...] nos enteramos de las cosas que pasan (Sujeto E).

Los adolescentes de barios pauperizados que forman parte de grupos criminales son protagonistas de acciones violentas que el tráfico de drogas y sus frentes de acción proporcionan. Pero al mismo tiempo, son victimi-zados por la exploración del trabajo y a través de los riesgos que sufren de forma constante. Los jóvenes implicados con la criminalidad no logran identificarse con el trabajo convencional, pero resulta que proporcionan su fuerza de trabajo a la exploración, sin considerar que son explotados, pues, como ya hemos resaltado, además de la remuneración obtenida, se sienten satisfechos por el poder y respeto que el crimen les proporciona. Jóvenes que ven en las relaciones objetivas y subjetivas presentes en la criminalidad la “oportunidad” de reconocimiento como sujetos, aunque mueran o sean encarcelados. Es un fenómeno social complejo, que debe analizarse más allá de la apariencia, pues, como nos enseña Marx, el concreto es síntesis de múltiples determinaciones.

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14 Termino utilizado para referirse al uso de cannabis sativa.

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Reflexiones finales

Partiendo del análisis concreto, discutimos al respecto de la juventud inserta en la criminalidad y enfatizamos la urgencia de buscar herra-mientas para la construcción de nuevos caminos. No es nuestra inten-ción desarrollar una visión determinista o pesimista; buscamos señalar algunos elementos que podrían contribuir con la reflexión y el análisis de la cotidianidad de adolescentes que “cargan en sus espaldas” la responsabilidad de todo un contexto de violencia, del cual ellos también son víctimas.

La pobreza no es el único elemento que lleva a un adolescente a insertarse en el contexto de la criminalidad. Tal como mostramos en este artículo, diversos elementos poseen potencial ideológico y muchas veces dirigen las acciones cotidianas. El adolescente que practica actos infractores a partir de “sugestiones” que son consecuencia de la ideología dominante busca, de esta forma, alcanzar visibilidad en la sociedad de consumo. Muchas veces “el joven que vive en la comunidad no logra ser visible dentro de la vida. Sólo logra sentirse visible cuando está cometiendo algún delito, arma en mano” (Bill, 2005:33).

Frente a todas estas reflexiones mantenemos algunas convicciones que caminan en dirección a la necesidad de cambios estructurales, que sólo serán alcanzados a partir de los procesos de construcción de una conciencia crítica y colectiva. Es necesario desarrollar una actuación vinculada con la defensa intransigente de los derechos sociales, pero además, es esencial que la práctica interventora avance en dirección a la vinculación con movimientos proletarios y sociales.

Los adolescentes de quienes hablamos son sujetos históricos y sociales. Sin embargo, están sofocados en la cotidianidad construida bajo el escudo de la miseria material y repleta de “determinaciones” ideológicas. Frente a esos desafíos, defendemos que los trabajadores sociales actúen en consonancia con los principios del Proyecto Ético y Político del Servicio Social Brasileño. En especial, que desarrollen el ejercicio profesional reconociendo la libertad como valor ético central, defendiendo los derechos humanos y eligiendo un proyecto profesional vinculado al proceso de construcción de un nuevo orden social, sin domi-

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nación de clase, etnia o género. Esperamos que estos deseos se hagan evidentes para los adolescentes que atendemos y que ellos también se puedan percibir como sujetos en la lucha por una sociedad libre de la opresión.

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Equidad de la educación en México. Propuesta de un sistema de indicadores

Carlos Rafael Rodríguez Solera *

ResumenEn el trabajo se hace una propuesta metodológica para monitorear los avances en materia de equidad educativa. Para ello, se propone un sistema estatal de indicadores para medir qué tan equitativa es la educación en México. Se desarrolla primero una discusión teórica acerca del concepto de equidad educativa. Se parte de una idea de Amartya Sen, según la cual, toda concepción de equidad supone la definición de una igualdad fundamental. Se exponen las principales propuestas que los teóricos identifican como criterios de igualdad fundamental en educación. Sen concluye que existen tres grandes alternativas: igualdad de acceso, igualdad de trato o igualdad de logro. Se argumenta que la legislación mexicana tiene implícito un concepto de equidad basado en la igualdad de logro, lo que establece un criterio fundamental para evaluar la equidad educativa en México. A partir de esta reflexión, se propone un sistema de indicadores para medir desigualdades del contexto, desigualdades del proceso educativo y consecuencias de las desigualdades educativas, considerando para ello las desigualdades que existen entre géneros, etnias y grupos de edad y proponiendo que el análisis se concentre en las características de los individuos o grupos que están debajo de un umbral educativo mínimo.

AbstractThis paper makes a methodological proposal in order to check the advances in education equity in Mexico. The work proposes a State Indi-cators System to assess the equity of Mexican education. First, the paper includes a theoretical discussion about the idea of educational equity. According to Amartya Sen, all equity criteria are based on a definition

* Profesor investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Correo electrónico: [email protected]

ISSN 1405-1133 © 2008 Universidad Autónoma de Nuevo León, University of Texas of Austin,University of Texas of Arlington, University of Tennessee, University Texas-Pan American, Universidad

de Colima, Universidad Juárez del Estado de Durango.

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of a fundamental equality. The paper shows three major principles of education equity: equality of access; equality of treatment and equality of achievement. The Mexican educational laws are based in the concept of equality of achievement. The paper proposes an education indicator system to measure the inequalities in a social context, inequalities of educational process and suggests data to understand the consequences of education inequalities, focusing on inequalities between genders, ethnic groups and age groups, and proposing the analysis must concern the characteristics of individuals or groups under the minimal educational threshold.

Palabras claveEquidad, educación, indicadores, teoría, metodología.

Key wordsEquity, education, indicators, theory, methodology.

Un breve diagnósticoAunque existe consenso sobre la importancia que tiene la educación en la sociedad del conocimiento (estudios como el de Griffin y Ickowitz -1998- coinciden en el papel estratégico que juega la formación de capital humano en la sociedad globalizada), es claro que, a pesar de los esfuerzos que se han hecho por mejorar la educación básica en México, ésta sigue teniendo graves rezagos.

Los principales problemas que enfrenta la educación básica en México pueden sintetizarse en tres grandes aspectos: a. Un problema de cobertura. Aunque la educación primaria se ha extendido a todo el territorio hasta alcanzar una cobertura universal, aún persisten algunos rezagos. El trabajo infantil en sectores campesinos, indígenas y pobres urbanos dificulta el acceso a la escuela de muchos niños, a pesar de que exista oferta educativa en sus lugares de residencia (Rodríguez, 2007). Por otra parte, subsiste aún un bajo nivel de matriculación a nivel secundaria (Patrinos, 2007). b. Un problema de calidad, el cual se puede apreciar en los bajos rendimientos que los alumnos mexicanos tienen en evaluaciones internacionales como PISA (Programme for Internacional Student

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Assessment). Esta evaluación, desarrollada en todos los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en 2000, 2003 y 2006, mide la capacidad que tienen los jóvenes de quince años para aplicar conocimientos en la solución de problemas y situaciones reales en ámbitos de lectura, matemáticas y ciencias naturales. c. Un problema de equidad, ya que existen diferencias considerables entre la educación que reciben los estudiantes que asisten a escuelas públicas y privadas, urbanas y rurales, indígenas y no indígenas. De acuerdo con los resultados de PISA, los alumnos de escuelas privadas tienen mejores niveles de logro que los que asisten a las públicas. Los que residen en ciudades grandes obtienen mejores calificaciones en relación a quienes viven en pequeñas poblaciones rurales, los estudiantes de escuelas indígenas tienen un desempeño menor a los que asisten a escuelas no indígenas y los alumnos de telesecundarias tienen el peor rendimiento que todos los otros tipos de escuelas de ese nivel (Patrinos, 2007:18).

De estos tres problemas, el de la cobertura es el más fácil de resolver y de hecho es el único ámbito en el que han habido avances considerables en los últimos años. De ahí, que el incremento en la calidad y la búsqueda de una mayor equidad educativa sean los principales retos que tiene la educación básica en México, tal como reconocen las autoridades educativas del país.

Por ello, es fundamental contar con un sistema de monitoreo que permita saber si se está avanzando en la construcción de un sistema educativo más equitativo y de mejor calidad, por lo que uno de los imperativos de la sociología de la educación en México es aportar herra-mientas teóricas y metodológicas para fortalecer la investigación en estos dos ámbitos. En este trabajo sólo se aborda el tema de la equidad.

¿Qué es una educación equitativa? ¿Cuándo podemos decir que una sociedad tiene una educación más equitativa en relación a otra? ¿Cómo podemos saber si en una sociedad la educación se ha vuelto más equitativa o se ha profundizado la inequidad? Estas interrogantes nos impulsan a profundizar en las reflexiones teóricas que se exponen a continuación,

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aunque no pretendemos resolver todas estas cuestiones. Tal como ocurre en las discusiones sobre qué es una sociedad justa, consideramos que se darán muchos debates y se escribirán muchos libros antes de que pueda haber consenso sobre una respuesta a este tipo de interrogantes. En este trabajo no buscamos resolver el problema de qué debe ser considerada como una educación equitativa, pero sí asumimos una posición sobre el tema, porque nos parece fundamental definir qué se entiende por un concepto antes de proceder a medirlo. Algo que, por cierto, no siempre se hace cuando se proponen sistemas de indicadores o se discute el tema de la equidad1.

El concepto de equidad

Este tema es relativamente reciente en los debates sobre política educa-tiva; es a partir de la década de los 90 cuando aparece en las discusiones el concepto de equidad, que puede verse como contrapuesto al de igualdad. Dado que el tema es introducido por el Banco Mundial, algunos han sospechado que con este término se intentan defender oscuros intereses o amparar políticas neoliberales, por lo que la discusión ideológica abona a la confusión conceptual que ya de por sí es amplia (López, 2005).

No obstante, consideramos que el esclarecimiento del concepto de equidad es fundamental para avanzar en la construcción de una sociedad más justa, un ideal compartido por amplios sectores sociales en México y América Latina.

La igualdad y la libertad constituyen dos importantes pilares de las naciones occidentales contemporáneas. A diferencia de las sociedades estamentales en las que se reconoce la existencia de grupos o castas con distintos derechos, las sociedades abiertas parten de la idea de igualdad ante la ley y suponen la existencia de ciudadanos que ejercen deberes y derechos en un contexto de libertades civiles, políticas y económicas.

En las sociedades democráticas se promueve la igualdad y la libertad como valores fundamentales, pero es paradójico que se trata de objetivos contrapuestos que no pueden alcanzarse en forma simultánea.

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1 Algunos ejemplos de trabajos en los que se emplea el concepto de equidad en educación sin definir qué se entiende por tal concepto son SEP, 2006 y España, 2000.

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Si se decide dar prioridad a la igualdad es necesario que se restrinja la libertad, estableciendo por ejemplo impuestos a los ricos o prohibición de los monopolios. Si, por el contrario, se opta por priorizar la libertad, se deben admitir sus consecuencias, pues su pleno ejercicio lleva a que se profundice la desigualdad. Debido a esta contradicción fundamental de origen, la cuestión es cómo conciliar ambos ideales contrapuestos para alcanzar un equilibrio en el que se promueva la libertad sin que se llegue a extremos de desigualdad, o cómo se puede alcanzar una sociedad más igualitaria sin restringir la libertad.

Otro aspecto de gran importancia es que no existe una sola forma de igualdad ni de libertad, pero mientras los distintos tipos de libertad se pueden promover en forma simultánea e incluso se refuerzan mutuamente, no ocurre lo mismo con las diversas formas de igualdad.

Los seres humanos somos diferentes en muchos aspectos, por ello se puede buscar la igualdad en alguno de ellos, pero no en todos al mismo tiempo. Amartya Sen plantea que siempre debemos responder a la pregunta ¿igualdad de qué? Tal como lo menciona este autor, debemos optar entre si damos prioridad a la igualdad de ingresos (aceptando que exista un cierto grado de desigualdad en cuanto al bienestar social) o si, por el contrario, buscamos que existiera cierta homogeneidad en el nivel de vida (aceptando que exista desigualdad en los ingresos). En el caso de la salud, las personas enfermas deberían recibir mayores recursos que las que gozan de buena salud, puesto que la compra de medicinas o el pago de tratamientos médicos supone que estas personas deban hacer mayores gastos que una persona sana para alcanzar el mismo objetivo de tener una vida saludable (Sen, 1987).

Por ello, aunque no se pueda aspirar a una sociedad por completo igua- litaria, sí se puede buscar una sociedad equitativa, en la cual si bien van a seguir existiendo infinidad de desigualdades, se promueva la igualdad en un aspecto que se considere fundamental para construir una sociedad justa.

Así, el debate se concentra en cuál debe ser esa igualdad funda-mental que nos permita decir que en una sociedad hay equidad. En otras palabras, debemos escoger una igualdad fundamental la cual, si está presente, permitiría considerar como legítimas todas las otras formas de

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desigualdad. Tal como lo plantea Sen, toda teoría normativa del orden social se sustenta en la defensa de un principio de igualdad. La principal diferencia no es que unas sociedades busquen la igualdad y otras no, sino cuál es el tipo de igualdad que patrocinan.

Si consideramos los dos grandes paradigmas político-económicos que prevalecieron en el siglo XX, veremos que tanto los que propugna-ban por democracias con sistemas de mercado, como los partidarios de los sistemas socialistas, defendían cada cual a su modo su propia visión de lo que consideraban como la igualdad fundamental que se debía promover. Los socialistas consideran que el objetivo es la búsqueda de la igualdad económica, que una sociedad justa es aquella en la que no existen grandes diferencias de riqueza y en la que todos tienen acceso similar a bienes y servicios. La búsqueda de este ideal justificaría otras formas de desigualdad, como la concentración del poder político en un partido único o las restricciones a la libertad personal.

Por su parte, los defensores de las democracias liberales se adscriben a otra idea de igualdad. Para ellos, lo fundamental es que exista igualdad de oportunidades e igualdad ante la ley. Si en un marco de libertad, en el que todos tengan las mismas oportunidades iniciales, algunos acumu-lan riqueza u otros se empobrecen como producto de la competencia, se tratará de una sociedad en la que existe una desigualdad justa, pues es resultado del libre ejercicio de capacidades individuales. En toda sociedad se “premia” a los más eficientes, talentosos y productivos y se “castiga” con bajos ingresos a los que hacen menos aportes, por lo que la estructura de desigualdad que resulta de la competencia es legítima, pues los actores tuvieron las mismas oportunidades iniciales.

En síntesis, para los socialistas una sociedad equitativa es la que promueve la igualdad económica, aún a costa de otras libertades funda-mentales. Lo importante para ellos son los resultados económicos. Para los liberales una sociedad equitativa es la que garantiza la libertad y la igualdad de oportunidades, aún cuando su funcionamiento implique la desigual distribución de la riqueza o de otros objetos sociales valiosos. Lo importante desde esta perspectiva son los procedimientos.

Este debate ha girado en torno al concepto de equidad económica,

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pero en esencia, se puede aplicar el mismo razonamiento al tema educativo. Recuperemos ahora nuestras preguntas iniciales ¿Qué es una educación equitativa? La respuesta, como es obvio, depende de qué entendemos por equidad educativa y este concepto a su vez depende de qué es lo que consideremos como la igualdad básica que se debe buscar en educación. Cualquiera que sea la respuesta, se debe aclarar que no hay ninguna idea educativa que sea por sí misma deseable, buena o justa. Lo que sí puede haber son ideas sobre las que exista algún grado de consenso. Hay acciones que en un determinado momento histórico se consideran relevantes para construir un cierto tipo de sociedad que las personas de la época consideran “justa”. ¿Cuáles son esas acciones en el ámbito educativo? ¿Cuál debe ser la igualdad fundamental que podría legitimar todas las otras formas de desigualdad y que permitiría decir que una sociedad tiene una educación equitativa?

En los Cuadros 1 y 2 se exponen las principales propuestas que encontramos en la literatura sobre el tema, en las que se intentan establecer criterios para identificar una igualdad fundamental en educación.

Cuadro 1. Cinco principios de igualdad en educación propuestos por Grisay.

A. Posición “natural” o “libertaria”. Esta posición en realidad no se interesa en la equidad, pues considera que el nacimiento, el poder o la pertenencia a un determinado grupo social determinan los derechos. Cualquier redistribución es una medida “artificial” que afecta a la libertad y por lo tanto es nociva, por lo que admite la reproducción y el mantenimiento del orden “natural” y de las diferencias basadas en una adquisición justa, basada sólo en el pleno ejercicio de la libertad.B. Igualdad de acceso o de oportunidades. La existencia de talentos o aptitudes naturales definen el nivel o el umbral que un individuo puede alcanzar. Pueden existir resultados desiguales, siempre y cuando sean proporcionales a las aptitudes que las personas tengan al inicio. Para esta concepción, lo importante es la igualdad de acceso a las oportunidades de estudiar para los niños que tengan la misma capacidad, sin importar el contexto socioeconómico o cultural del que provengan. Las escuelas deben ofrecer una variedad de opciones

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educativas adaptadas a las habilidades de los estudiantes y ayudar en especial a los alumnos talentosos que provienen de contextos desfavorables, por ejemplo, mediante el otorgamiento de becas.C. Igualdad de trato. Parte del criterio de que todos tienen la capacidad de aprender ciertos conocimientos elementales y, por lo tanto, beneficiarse de la educación básica. Admite la existencia de talentos o aptitudes naturales que pueden provocar resultados desiguales, a condición de que los alumnos hayan podido benefi-ciarse de ambientes de aprendizaje de calidad similar. Lo que es inadmisible son los resultados desiguales que se derivan de haber recibido educación de distinta calidad, como ocurre cuando existen escuelas para elites y para ghettos. Lo ideal sería que todos alcancen al menos un cierto nivel educativo, en particular un núcleo común de educación secundaria.D. Igualdad de éxito o de logro. Considera que características individuales como la capacidad cognitiva pueden ser modificadas para que las personas accedan al aprendizaje. Aunque admite que pueden darse distintos resultados, critica la ideología de los talentos y la discriminación negativa que se da en todas las situaciones donde la calidad desigual de la enseñanza amplía las inequidades iniciales. Para esta concepción debe alcanzarse la igualdad de resultados en las habilidades esenciales y debe promoverse la discriminación positiva, la evaluación formativa y cualquier otro mecanismo que sea necesario para reducir las desigualdades iniciales.E. Igualdad en el desarrollo de capacidades. Aunque admite que existen diferencias culturales o motivacionales entre los individuos, no se considera que haya una jerarquía entre ellas, por ello critica la idea de un solo estándar de excelencia o de que pueda existir una elite cultural o una subcultura y aboga por la instrucción individu-alizada.

Fuente: Aletta Grisay, citado por European Group of Research on Equity of the Educational Systems (EGREES, 2003).

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Cuadro 2. Cuatro principios de igualdad educativa propuestos por Demeuse.

A. Igualdad en el acceso. Esta es la forma en que se expresa en el campo de la educación el principio de igualdad de oportunidades: un sistema educativo es equitativo si todas las personas tienen las mismas oportunidades de acceder a él. Si se cumple este principio, se consideran legítimas las desigualdades que puedan surgir en la escuela, en las trayectorias o en los logros educativos a partir de las diferencias sociales y culturales de los alumnos.B. Igualdad en las condiciones o medios de aprendizaje. Pone el énfasis en las estrategias pedagógicas y las propuestas institucio-nales desde las cuales se abordan las prácticas educativas y acepta las diferencias en los logros que resultan de la diversidad en los alumnos. No propone atender esa diversidad, pues no considera que los alumnos cuenten con diferentes recursos para participar de las prácticas educativas propuestas. C. Igualdad en los logros o resultados. Todas las personas, con independencia de su origen social o cultural, deben tener igual acceso al conocimiento. Los sistemas educativos deben reconocer las diferencias iniciales y tomar medidas para contrarrestarlas y asegurar que todos tengan acceso a un similar nivel de logro educativo2.D. Igualdad en la realización social de los logros educativos. Un sistema educativo es equitativo si el impacto social de la educación es el mismo en cada uno de los escenarios sociales en que se despliega.

Fuente: Marc Demeuse, citado por López, 2005:70

Aunque existen algunas diferencias importantes entre estas posturas, hay algunos puntos de coincidencia. Con la única excepción de la propuesta libertaria, que considera como una intromisión indebida cualquier alteración del statu quo, los otros principios parten de la idea de que las personas deben tener oportunidad de desarrollar sus capacidades, con

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2 En México Carlos Muñoz Izquierdo parte de un criterio similar al definir la equidad educativa de la siguiente forma: “Que los diferentes sectores integrantes de la socie-dad tengan las mismas oportunidades de obtener –después de haber realizado esfuer-zos personales semejantes– los mismos logros.” (Muñoz Izquierdo, 2003:6).

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independencia de las condiciones socioeconómicas y culturales de su familia de origen. Quizá las diferencias surjan en relación a quiénes son los que deben tener acceso a educación en cantidad y calidad similar y en esto identificamos tres posiciones principales: a. En el caso de los que propugnan por la igualdad de oportunidades o igualdad de acceso, subyace la idea de que los niños de similar capacidad son quienes deben acceder a similares escuelas, con independencia de su situación socioeconómica. La equidad se daría, no cuando todos tengan acceso a la misma calidad educativa, sino cuando todos puedan desarrollar su potencial, con independencia del nivel sociocultural de su familia de origen. Esta posición admitiría incluso que se impartiera educación de diferente calidad, pero en función de las capacidades intelectuales, no de la clase social de origen. b. Quienes abogan por la igualdad de trato o de medios de aprendizaje, consideran que si bien pueden existir diferentes aptitudes individuales, todas las personas tienen la capacidad necesaria para cursar un núcleo de educación básica y que por lo tanto, todas las personas deben tener acceso a la misma calidad de educación, al menos hasta la secundaria. No admite que deba impartirse educación de distinta calidad, ni en función de las capacidades ni mucho menos en función de la clase social de la que se provenga. c. La posición que busca la igualdad de resultados es similar a la anterior, sólo que en lugar de abogar porque todos tengan acceso a educación básica de la misma calidad, admite acciones de discriminación positiva para ayudar a los más rezagados, por su condición cognitiva o socioeconómica, a alcanzar un nivel similar al del resto de estudiantes, para lograr que todos alcancen un logro educativo lo más igualitario posible. En esta posición se admite que puede impartirse educación de distinta calidad, si ello es necesario para ayudar a los más desfavorecidos.

A pesar de sus distintos énfasis, todos los principios de igualdad educativa coinciden en un aspecto: consideran inaceptable que la calidad y la cantidad de la educación recibida por una persona dependa del nivel socioeconómico o cultural de la familia de la que provenga. Con la ya mencionada excepción de la perspectiva libertaria, las demás posi-

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ciones coinciden en que todos deben recibir la misma calidad educativa al menos en el nivel básico, excepto cuando se requieran acciones de discriminación positiva para proteger a los más vulnerables (principio de igualdad de resultados) o cuando haya que darles opciones distintas a los más talentosos para que desarrollen su potencial (principio de igualdad de oportunidades).

Consideramos que existe un criterio básico de equidad educativa que subyace en las distintas posiciones estudiadas: su rechazo a que la herencia social tenga injerencia en las oportunidades educativas a las que pueda acceder una persona. Pero, ¿por qué estos teóricos tendrían derecho de señalar cuáles sistemas educativos son justos o equitativos y cuáles no? ¿No es acaso que el ámbito del deber ser no es de incumbencia de los científicos?

Uno de los problemas fundamentales para los estudiosos de la ciencias sociales ha sido determinar cuáles desigualdades son justas, necesarias o inevitables y cuáles, por el contrario, se deben evitar por injustas, innecesarias o perjudiciales. Esto nos remite a la discusión sobre qué tan legítima es una estructura de desigualdad, ya que el problema fundamental no es en realidad si existe una desigual distribución del poder, el prestigio, la riqueza o el conocimiento, sino más bien, si la forma desigual en que estos bienes sociales se distribuyen puede ser considerada como legítima.

Las formas legítimas o justas de desigualdad son aquéllas cuya existencia puede justificarse, sea porque no es posible concebir una situación alternativa o porque esa forma de estructurar la desigualdad trae tales beneficios a la sociedad en su conjunto, que sea imprescindible para el orden social. De acuerdo con el segundo principio de justicia de Rawls puede existir una distribución desigual de bienes primarios como la riqueza, la autoridad o el ingreso, si esta distribución desigual mejorara las expectativas de los menos favorecidos. Es decir, les otorgara mayor bienestar que el que obtendrían con una distribución más igualitaria (Caballero, 2006). De acuerdo con Rawls (2002:69), “Todos los valores sociales (…) habrán de ser distribuidos igualitariamente a menos que una distribución desigual de alguno o de todos estos valores redunde en una ventaja para todos.”.

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En las ciencias sociales existe una vieja discusión sobre cuáles formas de desigualdad son susceptibles de ser transformadas y cuáles deben tolerarse o incluso estimularse. Rawls (2002:69), sostiene que la injusticia existe cuando hay desigualdades que no benefician a todos. Una distinción ya clásica es la que se hace entre la desigualdad natural, cuyo origen estaría en las diferencias biológicas que existen entre los seres humanos y la desigualdad social, que surge como resultado de las relaciones que las personas establecen entre sí.

Dado que las diferencias naturales no son susceptibles de ser modificadas, la desigualdad natural se considera como inevitable y, por lo tanto, como una forma de diferenciación que, nos guste o no, debemos aceptar. La desigualdad social, por el contrario, ya que se origina en relaciones humanas de origen cultural, sí sería objeto de transformación y por lo tanto podría moldearse a voluntad y corregirse.

Uno de los problemas claves planteados por Rousseau en el siglo XVIII es el de distinguir qué parte de la desigualdad es de origen social y qué parte no lo es, por ser sólo la expresión de diferencias naturales. Esta distinción es también crucial para Durkheim, quien plantea que una sociedad justa es aquella en la que la desigualdad existente refleja, en forma exacta, las diferencias naturales (citado por Béteille, 1983).

En la actualidad sabemos que existen cualidades personales que pueden ser claves para tener éxito escolar que no tienen que ver con condiciones naturales heredadas, sino con ciertas virtudes psicológicas como el empeño, la creatividad, el compromiso o la inteligencia emocional, las cuales no son transmitidas por los genes. Por ello, en lugar de las diferencias naturales, sería preferible considerar todo tipo de diferencias interpersonales, sean éstas naturales o no.

Retomando dichas discusiones, en este trabajo partimos del criterio que una sociedad tendría una educación equitativa si las desigualdades educativas que se observan reflejaran únicamente las diferentes capacidades personales, con independencia del nivel económico de las familias de donde provienen los alumnos, de su origen étnico, de su sexo o de cualquier otra consideración distinta a su capacidad y empeño individual. Esta es una idea teóricamente sustentada pero difícil de

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contrastar, puesto que tendríamos que establecer si el logro educativo que cada uno alcanza es resultado sólo de sus capacidades individuales o refleja el contexto socioeconómico y cultural del que proviene el alumno. Por ello, nos parece oportuno avanzar en la adopción de un criterio de equidad que retome tanto las discusiones teóricas descritas, como las concepciones prevalecientes en México y que sea factible de ser evaluado mediante un sistema de indicadores. Esto último es lo que intentamos elaborar en el siguiente apartado.

Hacia un criterio de equidad

Un procedimiento que nos parece útil para identificar un principio de igualdad educativa es fundamentarlo en un criterio normativo. Las aspiraciones de una sociedad se reflejan en sus leyes y éstas pueden ser una fuente importante para conocer no sólo lo que un pueblo es, sino también lo que quiere ser. Por otra parte, existen acuerdos internaciona-les que establecen ciertos consensos sobre lo que se debe entender por equidad educativa.

De la Declaración Mundial sobre Educación para Todos de 1990 se desprende que una educación equitativa es aquella en la que la totalidad de la población pueda satisfacer sus necesidades básicas de aprendizaje. Estas necesidades abarcan herramientas esenciales como la lectura, la escritura y el cálculo, así como conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes necesarios para que los seres humanos puedan sobrevivir, desarrollar sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, participar en el desarrollo, mejorar su calidad de vida, tomar decisiones fundamentadas y continuar aprendiendo (Jomtien, 1990).

En el ámbito nacional es importante conocer lo que mencionan las leyes mexicanas con respecto a la equidad educativa. El artículo tercero constitucional dice que toda persona tiene derecho a recibir educación. Establece como educación básica obligatoria los niveles de preescolar, primaria y secundaria, señalando la responsabilidad del Estado de impartir dicha educación básica.

La Ley General de Educación, por su parte, establece que todos los habitantes del país tienen las mismas oportunidades de acceso al sistema

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educativo nacional, reitera como obligatorio cursar preescolar, primaria y secundaria y precisa que el Estado está obligado a prestar servicios educativos para que toda la población pueda cursar la educación básica.

Es importante recuperar estos instrumentos legales, para conocer cuál es el parámetro que la sociedad se ha puesto a sí misma en materia educativa, lo que permitiría contrastar lo que ocurre en la realidad, con los objetivos que la sociedad se ha propuesto.

En el caso de México, la legislación establece criterios en cuanto a la cantidad educativa que todos los habitantes deben recibir, al plantear como obligatorio estudiar hasta la secundaria. Por otra parte, el capítulo tercero de la Ley General de Educación establece que la equidad es uno de los objetivos fundamentales del sistema de enseñanza.

Para ello, el artículo 32 de la Ley General de Educación faculta a las autoridades educativas a tomar las medidas necesarias para garantizar el ejercicio pleno del derecho a la educación de cada individuo, a promover una mayor equidad educativa, así como a impulsar el logro de una efectiva igualdad de oportunidades de acceso y permanencia en los servicios educativos. El mismo artículo especifica que este tipo de medidas deben estar dirigidas, de manera preferente, a los grupos y regiones con mayor rezago educativo o que enfrenten condiciones económicas y sociales de desventaja.

La Ley General de Educación contempla acciones de discriminación positiva para ayudar a los grupos más rezagados a mejorar. En forma literal establece que las autoridades educativas:

Atenderán de manera especial las escuelas en que, por estar en localidades aisladas o zonas urbanas marginadas, sea considerablemente mayor la posibilidad de atrasos o deserciones, mediante la asignación de elementos de mejor calidad para enfrentar los problemas educativos de dichas localidades.3

A partir de estos elementos podemos plantear que una educación

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3 Ley General de Educación, Artículo 33, Inciso I.

/ Equidad de la educación en México. Propuesta de un sistema de indicadores

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equitativa es aquella que le permite a todas las personas tener acceso a una educación básica de similar cantidad y calidad, con independencia de su origen socioeconómico y que las únicas diferencias de calidad admisibles serían las necesarias para elevar el nivel académico de alumnos de grupos vulnerables, con necesidades educativas especiales o con problemas de rezago educativo.

En el caso de la educación básica se busca que todos obtengan un cierto resultado: concluir como mínimo hasta tercero de secundaria. He aquí un criterio para medir hasta qué punto se están alcanzando las metas de equidad educativa que la sociedad se ha propuesto, al menos desde el punto de vista de la cantidad de la educación recibida. Desde una perspectiva cualitativa, las metas de equidad se alcanzarían si, además de que todos culminaran su educación básica, hubieran recibido una calidad educativa similar.

Sujetos en el estudio de la equidad

No es posible analizar la equidad educativa en abstracto, pues ésta se refiere a la forma en que se distribuye la educación en un país, en un estado o en cualquier otro espacio físico o social delimitado con claridad. El criterio de igualdad de resultados parte de la idea que todas las personas que habitan en un lugar deben tener acceso a la misma cantidad y calidad educativa en el nivel básico, con independencia de la clase social de origen, el género, la etnia, la nacionalidad o cualquier otra consideración. Es fundamental que se identifiquen las desigualdades que en un espacio físico puedan existir entre los individuos, pero más importante aún, si las personas que pertenecen a distintas categorías tienen diferentes oportunidades educativas.

Por ello, compartimos la idea que para estudiar la equidad en educación se deben conocer las diferencias en el logro educativo que existan entre los individuos y entre determinados grupos que se sospecha que pueden tener distintas oportunidades educativas. En cada sociedad las categorías entre las que pueden existir desigualdades pueden ser distintas. En Europa una preocupación central es identificar si los ciudadanos que gozan de todos los derechos tienen las mismas oportunidades educativas que los migrantes u otras minorías; en Estados Unidos la atención se ha

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centrado en el acceso a la educación que tienen los afroamericanos o los latinos cuando se comparan con los la población blanca. En el caso de México, consideramos que las principales diferencias en cuanto a oportunidades educativas pueden darse entre indígenas y no indígenas, entre hombres y mujeres, así como entre jóvenes y personas de edad avanzada. Por ello, nuestro sistema se concentrará en las categorías de etnia, género y grupo de edad4. Es de esperar que las desigualdades educativas se agudicen cuando se trata de personas que pertenecen en forma simultánea a varios “grupos de riesgo”. Por ejemplo, es posible que una mujer indígena, mayor de 50 años haya tenido menos oportunidades educativas que un hombre, mestizo, menor de 20 años. Para contrastar esta hipótesis, los indicadores descritos se procesarán considerando el género, la etnia y el grupo de edad y las distintas combinaciones que se pueden hacer entre estas categorías.

Es indispensable definir un umbral educativo mínimo para identi-ficar a los individuos o grupos que tienen carencias educativas. En el caso de México, este umbral lo define la legislación vigente (como el haber concluido tercero de secundaria). Es posible establecer que existe una necesidad básica insatisfecha en el ámbito educativo cuando hay personas o grupos que no completan la educación básica obligatoria. Las características de los individuos o categorías que están por debajo del umbral educativo mínimo será un tema fundamental de estudio a partir de los datos que arroje el sistema de indicadores educativos que se propone.

Ámbitos de estudio de la equidad educativa

Toda escuela opera en un determinado contexto social, económico y cultural en el que existe una estructura de desigualdad económica, social y educativa heredada del pasado. En este sentido, es importante conocer la forma cómo la educación se distribuye en un determinado espacio social, cómo ha ocurrido esto en el pasado, cuál ha sido su evolución en el tiempo, si las desigualdades tienden a reproducirse o a eliminarse, si un tipo de desigualdad es sustituido por otro o si las desigualdades

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4 La clase social es una categoría que pudo haberse incluido en nuestro sistema. No obstante, se carece de información actualizada que pueda emplearse para identificar esta variable.

/ Equidad de la educación en México. Propuesta de un sistema de indicadores

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educativas tienen relación con otras formas de desigualdad. Para ello, se deben conocer las características generales del contexto socioeconómico y cultural del lugar que se estudia y analizar las características educativas de los individuos que, por su edad, debieron haber concluido la educación básica.

El principal ámbito de atención, aunque no el único, en un estudio sobre equidad educativa deben ser las desigualdades que se puedan estar presentando en la educación impartida en un lugar ¿Todos los estudiantes de nivel básico reciben la misma calidad de educación? ¿Se le está dando trato preferencial a los grupos vulnerables para que logren alcanzar el mismo nivel educativo que el resto de la población?

Un aspecto central es conocer cuáles son los procedimientos por los que las diferencias se producen, siendo fundamental determinar si estas diferencias son atribuibles a capacidades e intereses personales o a la herencia social. Además, hay que identificar cuáles son las consecuencias que tienen las inequidades en educación sobre las personas a lo largo de su vida. Por ejemplo: oportunidades laborales, posibilidades de mejorar su nivel de vida o de salir de la pobreza dependiendo del tipo de oportunidades educativas que tuvieron los individuos. Es de esperar que el acceso a la educación permita a las personas tener mejores oportuni-dades de movilidad social.

Se podría decir que la educación satisface el criterio de equidad, si todos los sectores integrantes de la sociedad tuviesen –en igualdad de circunstan- cias– las mismas oportunidades de desempeñar determinadas ocupaciones, de participar en la población económicamente activa, de percibir los ingresos deseados y de ascender intergeneracionalmente en el sistema de estratificación social. (Muñoz Izquierdo, 2003:8).

Diferimos en parte de Muñoz Izquierdo, porque una educación equitativa no necesariamente implica que existan posibilidades de movili-dad social. Las oportunidades de empleo o el crecimiento de la economía son aspectos que no pueden ser controlados por el sistema educativo. En determinados contextos puede mejorarse la equidad educativa, pero se mantienen los problemas sociales mientras prevalezca la desigualdad

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social, como ocurre cuando los jóvenes con estudios profesionales no pueden colocarse en empleos bien remunerados. No obstante, es impor-tante estudiar la relación que existe entre determinado patrón de acceso a las oportunidades educativas y las consecuencias económicas y sociales que el acceso a dichas oportunidades (o falta de éstas) han tenido en las vidas de las personas. En otras palabras, ¿tener acceso a un mayor nivel educativo garantiza acceder a un mejor nivel de vida? ¿Cuando existe un proceso de movilidad educativa se produce necesariamente un proceso de movilidad social5? Este tipo de interrogantes se pueden abordar mediante el estudio de las consecuencias originadas por las inequidades en educación en las personas.

El marco de referencia fundamental en el que se desarrolla un sistema de indicadores sobre equidad educativa se muestra en el Cuadro 3.

Cuadro 3. Indicadores sobre equidad de los sistemas educativos.

Adaptado de (EGREES, 2005)* En el caso de México, las categorías son Etnia, Género y Grupo de Edad.**En el caso de México, el umbral es la educación básica (estudios hasta tercero de secundaria).

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5 Para ser más precisos, nos referimos a la movilidad educativa intergeneracional que se produce cuando una persona tiene un nivel educativo mayor al que tuvieron sus progenitores. La movilidad social intergeneracional se dacuando la persona accede a una clase social más alta que la de su familia de origen.

SUJETOS

Desigualdadesentre individuos

≠ ≠

Desigualdades entre categorías*

Individuos o categorías bajo

el umbral**ÁMBITOS

A. Desigualdades del contexto en que se

imparte la educaciónB. Desigualdades

internas de la educación que se está impartiendo

C. Consecuencias externas de las desigual-

dades en educación

/ Equidad de la educación en México. Propuesta de un sistema de indicadores

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Este marco conceptual lo adaptamos de la propuesta que elabora el Grupo Europeo de Investigación sobre Equidad de los Sistemas Educativos (EGREES, por sus siglas en inglés). Este grupo identifica cuatro ámbitos. Además de los aquí expuestos, incluye un apartado que denomina “Desigualdades en el proceso educativo”, tema que preferimos incluirlo en el ámbito de las desigualdades internas de la educación que se está impartiendo.

Los indicadores específicos que EGREES propone para cada uno de los ámbitos son, en su mayoría, distintos a los que proponemos en nuestro sistema. Pero en esencia compartimos el planteamiento teórico de este Grupo Europeo, en el sentido de que no se debe estudiar sólo la equidad del sistema educativo, sino también la del contexto en el que se desenvuelve y que es importante también conocer el impacto de la educación más allá del sistema educativo. Es decir, el impacto de la educación en los ingresos salariales, en el crecimiento económico y en el desarrollo social y político de un país. Por otra parte, nos parece importante rescatar la propuesta de estudiar las desigualdades entre individuos y entre categorías, concentrándose en los individuos o categorías que se ubican por debajo de un determinado umbral.

Propuesta de un sistema de indicadores sobre equidad educativa

El sistema de indicadores propuesto se desprende de las discusiones teóricas que se hacen en el presente trabajo. Los ámbitos identificados dan origen a tres grandes dimensiones, cada una de las cuales se descompone en variables y éstas en indicadores. Cada indicador se propuso partiendo de una hipótesis relacional, partiendo del supuesto de que los cambios que se observen en el indicador se relacionan con cambios en las variables y que estas nos informan sobre las características de cada una de las dimensiones. Se tomaron también en consideración los siguientes criterios técnicos: a) Confiabilidad: los datos deben provenir de una fuente confiable. b) Periodicidad: debe tratarse de datos publicados en forma periódica y que exista certeza de que se seguirán publicando en el futuro. c) Desagregación: deben existir datos desagregados, al menos para el nivel municipal. d) Viabilidad: la información necesaria para alimentar el sistema

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debe ser accesible en las fuentes secundarias disponibles. Aunque es obvio que no se puede construir un sistema de indicadores sin fuentes confiables de información6, esta es una tentación en la que se puede caer cuando entramos en reflexiones teóricas como las que hemos hecho en este trabajo.

Cuadro 4. Sistema de indicadores sobre equidad educativa

74

6 Aunque parezca extraño este requisito no siempre es tan obvio. En el excelente tra-bajo “Propuesta y experiencias para desarrollar un Sistema Nacional de Indicadores Educativos”, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa propone una gran can-tidad de indicadores de extraordinaria utilidad. Sin embargo, en la ficha técnica del indicador “RM06 Tasa de movilidad educativa intergeneracional “, después de que aparece su definición, fórmula, entre otros datos, se nos informa que la fuente de datos es inexistente (INEE, 2007: 232).

Dimensión

A. Desigualdades del contexto en que se imparte la educación

B. Desigualdades internas de la educación que se está impartiendo

Variable

1. Nivel de desarrollo social y económico

2. Nivel educativo

3. Diversidad cultural

4. Tamaño de la localidad

1. Cantidad de la educación recibida

IndicadorA.1.1 Índice de desarrollo humano municipalA.1.2 Índice de marginaciónA.1.3 Porcentaje de familias en condición de pobreza alimentariaA.1.4 Porcentaje de familias en condición de pobreza de capacidadesA.1.5 Porcentaje de familias en condición de pobreza de patrimonioA.1.6 Índice de rezago socialA.2.1 Promedio de años de escolaridad acumulada de la población mayor de 15 añosA.2.2 Tasa de analfabetismo de la población de 15 años y másA.2.3 Porcentaje de la población de 15 años y más con primaria incompletaA.2.4 Porcentaje de la población de 15 años y más con secundaria incompletaA.3.1 Porcentaje de la población de 5 años y más que habla lengua indígena.A.3.2 Porcentaje de la población total que vive en hogares donde el jefe o su cónyuge hablen lengua indígena.A.4.1 Porcentaje de la población que vive en localidades ruralesB.1.1 Tasa de asistencia de preescolarB.1.2 Tasa de asistencia de primariaB.1.3 Tasa de asistencia de secundariaB.1.4 Tasa de asistencia escolar de la población de 6 a 24 añosB.1.5 Promedio de años de escolaridad acumulada de la población de 15 a 20 años

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Un asunto relevante que debe ser mencionado para el caso de nuestro sistema, es el relativo a los indicadores de calidad. Si bien es posible hacer una reflexión teórica que nos lleve a identificar indicadores para medir con precisión la calidad educativa, llegamos a la conclusión de que no se cuenta con información confiable, periódica y desagregada para construir dichos indicadores. Por ello, hemos preferido omitir tanto la discusión teórica como los posibles indicadores. Los resultados de la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) miden el aprovechamiento de los estudiantes. Se sabe que hay muchos factores que intervienen en dicho aprovechamiento, de acuerdo a la investigación disponible en México sólo aproximadamente el 30% de la varianza total de los aprendizajes es atribuible a la escuela (Blanco, 2004:24). Por ello, los resultados de ENLACE no pueden ser tomados siquiera como una variable “Proxy” que nos informe sobre la calidad de la educación que los estudiantes reciben.

Recapitulación final

Para responder a la interrogante de qué tan equitativa es la educación en México, debemos definir qué es una educación equitativa. Siguiendo a Sen, toda concepción de equidad parte a su vez de un concepto de igualdad fundamental la cual, si se da, justificaría la existencia de otras formas de desigualdad. De acuerdo con la literatura, existen varias

75

Dimensión

C. Consecuencias externas de las desigual-dades en educación

Variable

2. Aprovechamiento de la educación recibida

1. Características so-cioeconómicas de los mayores de 18 años que no concluyeron la educación básica ob-ligatoria

IndicadorB.1.6 Diferencia entre los años promedio de es-colaridad acumulada del primero y último decilB.1.7 Coeficiente de desigualdad educativa (Índice Gini de la escolaridad acumulada de la población de 18 años y más)B.2.1 Porcentaje de alumnos por nivel en matemáticas en la prueba ENLACEB.2.2 Porcentaje de alumnos por nivel en español en la prueba ENLACEC.1.1 Porcentaje de personas sin educación básica completa según condición de pobrezaC.1.2 Porcentaje de personas sin educación básica completa según clase socio ocupacional

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posiciones sobre cuál debe ser la igualdad fundamental en educación, aunque se pueden distinguir tres tendencias principales: los que buscan la igualdad de acceso, los que propugnan por la igualdad de trato y los que consideran que debe alcanzarse la igualdad de resultados.

En el caso de México, la legislación existente en materia educativa parte de la idea que todas las personas, con independencia de su origen social o cultural, deben tener igual acceso al conocimiento. Considera que el sistema educativo debe reconocer esas diferencias iniciales y lo autoriza a tomar medidas para contrarrestarlas, por lo que el marco normativo vigente parte del principio de igualdad de resultados.

En lo que se refiere a la educación básica, el Estado mexicano se ha propuesto como meta que todas las personas logren concluir al menos el tercer grado de secundaria, lo cual establece el umbral, por debajo del cual se puede considerar que una persona tiene necesidades educativas insatisfechas.

En este artículo se propone un sistema de indicadores para conocer las desigualdades educativas que se presentan en el contexto socio-económico en el que se imparte la educación; las desigualdades internas de la educación que se está impartiendo y las consecuencias externas de las desigualdades educativas. Para cada una de estas dimensiones se identifican variables, las cuales se miden por medio de un conjunto de indicadores, los cuales integran el sistema propuesto. Cada uno de estos indicadores puede ser procesado para identificar las desigualdades que pueden existir en tres categorías: etnia (indígenas y no indígenas) género (hombres y mujeres) y edad (análisis de cohortes para distintos grupos de edad), a fin de construir indicadores para cada uno de estos grupos, así como para distintas combinaciones entre ellos (por ejemplo, la tasa de analfabetismo de mujeres, indígenas, mayores de 50 años).

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Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México

Luis Gutiérrez Flores *

Resumen Este trabajo analiza y cuantifica la incidencia de la pobreza en las regiones de México en los años que van de 1990 a 2004, utilizando la metodología de las líneas de pobreza oficiales dadas a conocer por el gobierno federal, en combinación con las funciones de distribución del ingreso estimadas a partir de las funciones de densidad tipo Gauss-Kernel. Los resultados muestran una tendencia hacia el incremento en los niveles de pobreza en la década de los noventa, para posteriormente disminuir de forma sustancial. Sin embargo, la pobreza y la desigualdad son aún fenómenos característicos de las regiones de México, en particular de aquellas que se han mantenido al margen del proceso de desarrollo que ha caracterizado a la economía mexicana en un contexto de globalización y apertura.

AbstractThis paper analyses and quantifies poverty incidence in Mexico’s regions between 1990-2004, using the poverty line methodology given by Mexico’s federal government along with income distribution functions calculated from Gauss-Kernel density functions. Results show an increase of poverty levels in the nineties decade to then diminish substantially in more recent times. Nevertheless, poverty and inequality still are charac-teristic phenomena of Mexican regions, particularly in those who have remained neglected from the development process that has characterized

* Agradezco los valiosos comentarios y sugerencias de dos dictaminadores anónimos que mejoraron el trabajo. Sin embargo, cualquier error es responsabilidad mía. Una versión preliminar del documento se presentó en el 12º Encuentro Nacional sobre Desarrollo Regional en México, organizado por la Asociación Mexicana de Ciencias para el Desarrollo Regional (AMECIDER) del 25 al 28 de septiembre del 2007 en Tlaxcala, México. El autor en Profesor investigador del Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Autónoma de Coahuila. Correo electrónico: [email protected]

ISSN 1405-1133 © 2008 Universidad Autónoma de Nuevo León, University of Texas of Austin,University of Texas of Arlington, University of Tennessee, University Texas-Pan American, Universidad

de Colima, Universidad Juárez del Estado de Durango.

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the Mexican economy in the context of a globalizing world.

Palabras claveDistribución del ingreso, funciones de densidad, línea de pobreza, incidencia de la pobreza, regiones.

Key wordsIncome distribution, density functions, poverty lines, poverty incidence, regions.

IntroducciónEn este artículo se utilizan las funciones de distribución del ingreso representadas por las funciones de densidad Gauss-Kernel con el fin de analizar la relación que éstas guardan con los niveles de pobreza en las regiones del país. Lo que se busca es cuantificar la presencia de la pobreza en las regiones definidas en este estudio, para que de esta forma podamos establecer una comparación entre tales magnitudes.

De forma similar al caso de la desigualdad económica, la medición de la pobreza es importante, ya que nos permite establecer con claridad su magnitud, al tiempo de identificar las características del fenómeno para el diseño de políticas, programas y acciones del sector público que vayan encaminadas hacia su solución. Finalmente, junto con nuestras funciones de densidad, la medición de la pobreza nos permite evaluar los cambios en las condiciones de vida de la población.

El artículo se desarrolla de la siguiente forma: la segunda parte describe brevemente la metodología utilizada para la construcción de las funciones de distribución del ingreso y la medición de la pobreza en las regiones de México. La tercera presenta los resultados de la estimación, así como una discusión entorno a los mismos. La cuarta parte muestra las conclusiones.

Metodología

Funciones de Distribución del IngresoSi suponemos que el “ingreso” agrega todas las características que se desean conocer acerca de la situación económica de los individuos,

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entonces, la distribución del ingreso puede ser representada como una lista de personas con sus correspondientes ingresos.En el caso de n personas, sí xi denota el ingreso de la persona i = 1,...,n entonces la distribución está representada simplemente como un vector de dimensión finita (Cowell,1998):

(1)

Alternativamente, se puede describir una distribución del ingreso uti-lizando algún aspecto relacionado con el concepto estadístico de dis-tribución de probabilidad1. Esta aproximación sugiere que el bienestar de una sociedad puede ser expresado en términos de un perfil de ingreso de los miembros de la población (Cowell, 1998). Usualmente, se obtiene una descripción que es susceptible de ser tratada desde el punto de vista estadístico y que permite una interpretación simple y contundente.

Enseguida, es conveniente introducir la notación en forma abstracta para la distribución que nos facilitará el desarrollo del enfoque estadístico que se le dará al análisis de la distribución del ingreso (Cowell, 1998). Sea el espacio de todas las distribuciones de probabilidad univariada con soporte , donde denota el conjunto de los números reales y es un intervalo. Podemos utilizar cómo la base para modelar la distribución del ingreso: x es entonces un valor particular del ingre-so, y F es una distribución posible del ingreso entre la población. El conjunto es importante, ya que incluye el supuesto acerca de los posibles valores que x puede tomar. Esto será determinado en la práctica por la definición precisa que se tenga del “ingreso”. Además, se utiliza el concepto para el subconjunto de con una media dada μ.

Al utilizar el concepto de una función F de distribución, se puede capturar una amplia variedad de distribuciones teóricas y empíricas, incluyendo algunos casos especiales. Dentro de estos, destaca el que nos será de gran utilidad en este estudio. Se trata de la función de densidad. Sí F es absolutamente continua sobre un intervalo podemos definir la función de densidad f: ; sí F es diferenciable sobre enton-

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1 Una distribución de probabilidad indica en una lista, todos los resultados posibles de un experimento, junto con la probabilidad correspondiente de cada uno de ellos (Lind, et al., 2004:192-193).

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ces f está dada por (Cowell,1998; Jenkins y Van Kerm, 2004):

(2)

Gráficamente, tenemos la siguiente Figura:

Figura 1. La Función de Densidad

f(x)

x

De la Figura 1, podemos observar las siguientes características:1) f(x) representa la acumulación en la distribución del ingreso, justa-mente cuando el nivel de ingreso x va cambiando.2) Es posible denotar los cambios en dicha distribución a lo largo del tiempo.3) Se pueden comparar distintas distribuciones del ingreso en términos de sus correspondientes funciones de densidad.4) Dados los movimientos en la distribución del ingreso, hay un claro impacto visual que es susceptible de ser observado al utilizar la estimación mediante la función de densidad.

Estos son los rasgos que de inicio le otorgan a este tipo de procedimien-tos una ventaja sobre las medidas convencionales: se puede observar un cambio en la distribución del ingreso, además de un cambio en la pobreza resultante.

La estimación de la función de distribución mediante una función de densidad puede dar detalles acerca de la oblicuidad y la multimodali-dad de los datos, además de ser una herramienta ilustrativa y de fácil comprensión. A su vez, a partir de las funciones de densidad estamos

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en perspectivas de observar cambios en los niveles de ingreso de los estratos poblacionales, representados mediante movimientos laterales de las mismas2.

Desde una perspectiva espacial, el procedimiento para la estimación de las funciones de densidad y la observación de la desigualdad se realiza de la siguiente forma (Sala i Martin, 2002b): 1) Se estima una función de densidad para cada región i en cada año t de estudio, como una aproximación de la verdadera función de densidad f(xit) a partir de las observaciones sobre xit. 2) Cada función de densidad tiene su correspondiente kernel, o núcleo, que no es otra cosa más que el área que se encuentra por debajo de la curva descrita por la función de densidad3. 3) Con el fin de poder observar los movimientos laterales (hacia la derecha o izquierda) de la distribución e inferir acerca de los cambios en la misma cuando el ingreso se incrementa o se reduce, no se van a normalizar los datos. A la vez, esto nos permite com- parar varias distribuciones en el tiempo. 4) Se interpretan los movimientos de las funciones de densidad regional en cada año como cambios en la estructura de la dis- tribución del ingreso. Un movimiento hacia la derecha de la fun- ción de densidad significa un incremento en los ingresos de la población, y viceversa.

Adicionalmente, a partir de la construcción de las distribuciones del ingreso regional, se pueden calcular indicadores convencionales para reforzar los resultados obtenidos por medio de las funciones de densi-dad.

Las RegionesLas reformas comerciales de México, implementadas a mediados de los

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2 Quah (1993) identifica estos movimientos en la distribución del ingreso como movimientos de “localización” de la función de densidad.3 Un aspecto importante acerca del kernel, es la selección del “ancho de banda” para la construcción de la función de densidad. El ancho de banda permite observar sí la varianza de la distribución se incrementa o se reduce a lo largo del tiempo. Típica-mente se utiliza un ancho de banda uniforme para las distribuciones en un solo estudio. Para más detalles, ver Sala i Martin (2002b:7-8).

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ochenta han incrementado dramáticamente el grado de apertura de la economía. Estas políticas parecen haber impactado más sobre algunas partes del país que sobre otras (Hanson, 2005a). De esta forma, hay regiones o entidades que han estado más expuestas a los efectos de la globalización. Para capturar estos efectos en términos de la distribución del ingreso y la desigualdad, utilizamos el siguiente criterio: la exposición a la globalización. Para esto, se utiliza la razón que guardan dos variables consideradas como trascendentes en la reconfiguración económica que México ha experimentado a partir de la implementación del TLCAN, con respecto al PIB de las economías estatales. Estas variables son: la Inversión Extranjera Directa (IED) y el Valor Agregado de la Producción de la Industria Maquiladora de Exportación (VA).

Formalmente, el índice de exposición a la globalización se construye de la siguiente forma: (3)

Donde:IGi = Índice de exposición a la globalización de la entidad i,IEDi = Inversión Extranjera Directa en la entidad i,VAi = Valor Agregado de la Industria Maquiladora de Exportación de la entidad i, y PIBpci = Producto Interno Bruto per cápita de la entidad i.

El espíritu de este tipo de agrupamientos parece estar en línea con las ideas de autores como Hanson (2005a y 2005b) quien clasifica a los grupos de entidades federativas en relación a su exposición a los efectos de la globalización y Unger (2005) cuya clasificación es un tanto más agregada, dado que utiliza franjas de entidades en relación a la distancia geográfica que éstas tienen de la frontera con los Estados Unidos.

No obstante de haberse iniciado en los años sesenta, la producción y el crecimiento del empleo de la industria maquiladora de exportación han experimentado una marcada aceleración en su expansión con el advenimiento del TLCAN (Gruben, 2001). Por un lado, la IED bajo el auspicio de las corporaciones transnacionales, se ha convertido en un

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elemento clave en el proceso de la integración económica y financiera de la economía mundial.

En México, el surgimiento de los flujos de la IED se debe a varios factores económicos e institucionales (Ramírez, 2002) entre los que destacan: el programa de reconversión de la deuda, la privatización de sectores estratégicos y desde luego, la liberalización del sector comercial. Asimismo, la IED genera las siguientes ventajas para las firmas transnacionales: en primer lugar, el establecimiento de las subsidiarias le otorga a las firmas madre la propiedad exclusiva sobre las patentes, las marcas y los procesos de producción. En segundo, se generan ventajas de localización de las subsidiarias por el acceso a mercados en crecimiento y con costos laborales más bajos, además de un reducido costo de transporte. Desde una perspectiva teórica, se ha tratado de establecer un nexo entre la IED y el crecimiento económico (Cuadros et al., 2004) cuando se analizan los efectos de la apertura sobre el desempeño económico. Se piensa que cuando un país sigue una estrategia orientada hacia el exterior, una de las variables más importantes de estudiar además de las exportaciones es la que captura el monto de la IED.

Sin embargo, es evidente que la maquila y la IED no participan de igual forma en las economías regionales del país. Consideramos entonces que ambas variables denotan la intensidad de cómo participan las distintas economías locales en la globalización y que por lo tanto, comparten esta característica o no, con otras entidades del país y en función a esto, clasificamos a los distintos grupos de entidades.

Se han definido tres regiones que cumplen con el criterio anterior-mente establecido. Cada una está integrada por un cierto número de entidades federativas. Así pues, en el siguiente cuadro, se presentan las regiones a utilizar para los fines de este trabajo:

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Cuadro 1. Regiones de México en función de su exposición a la globalización

Fuente: Elaboración propia.

Es necesario reconocer que tanto la IED como el VA no son los únicos factores que inciden sobre el desempeño de las regiones en el contexto de la globalización y los posibles cambios en la distribución del ingreso. Esto sólo nos indica una parte de la historia. Quizá algunos estados han experimentado una mejor adaptación o integración a la economía global por contar con una fuerza de trabajo más calificada, por contar con una mejor infraestructura o tener un mercado más amplio. Sin embargo, la identificación de todos los factores que determinan el desempeño regional ante la exposición a los mercados globales aunque es importante, no es el objetivo de este estudio. Creemos que la regionalización propuesta nos permitirá identificar las diferencias regionales en la distribución del ingreso, así como los distintos niveles de desigualdad económica.

De la configuración regional obtenida, destaca el hecho de que la región de Alta Exposición a la Globalización (AEG) está conformada por todas las entidades de la frontera norte además de Aguascalientes, Jalisco y Puebla. La región de Exposición Media a la Globalización (EMG) está integrada por las entidades del centro y el sur del país, además de San Luis Potosí que está ubicada en el centro-norte. Finalmente, la región de

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ALTA EXPOSICIÓNAguascalientesBaja California

Baja California SurCoahuila

ChihuahuaJalisco

Nuevo LeónPueblaSonora

Tamaulipas

EXPOSICIÓN MEDIACampeche

Distrito FederalDurango

GuanajuatoMéxico

MorelosQuerétaro

San Luis PotosíTlaxcalaYucatán

BAJA EXPOSICIÓNColima

ChiapasGuerrero

HidalgoMichoacán

NayaritOaxaca

Quintana RooSinaloa

TabascoVeracruz

Zacatecas

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Baja Exposición a la Globalización (BEG) contiene a las entidades de la frontera sur junto con varias del centro y dos del centro-norte: Zacatecas y Sinaloa.

Proporciones de Ingreso Regional y Función de DensidadUtilizando información de los ingresos totales individuales4 de los últi-mos dos censos generales de población y vivienda (1990 y 2000) y del Conteo de Población y Vivienda (1995) que publica el INEGI por entidad federativa, se han estimado las proporciones de ingreso por cada quintil de población primero por entidad federativa y después por región para los años de 1990, 1995 y 2000. Estas proporciones son necesarias para la estimación de la distribución regional del ingreso y son entendidas como la parte del ingreso que acumula cada 20 por ciento de la población. Se interpretan de forma ascendente: el quintil 1 representa al 20 por ciento más pobre de la población y el quintil 5 al 20 por ciento más rico.

Las proporciones regionales de ingreso para el año 2004 se estima-ron mediante el uso de un procedimiento econométrico. Dado que no se dispone de la información para realizar el cálculo de forma tradicional, se regresaron las proporciones obtenidas en los años anteriores en el tiempo y el valor de la ordenada se tomo como el valor de la proporción para cada quintil regional5.

Toda vez que hemos estimado las proporciones de ingreso regional, estamos en condiciones de calcular las distribuciones regionales de ingreso por quintil de población. El procedimiento se realiza bajo las siguientes consideraciones (Sala i Martin, 2002a): sea Nit la población total de la región i en el tiempo t, a cada quinta parte de la población, es decir a Nit/5 se le asigna el ingreso 5* Sikt*Yit, donde Sikt representa la

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4 En los censos, el ingreso total personal es obtenido de la suma de los siguientes rubros de ingreso: ingreso laboral, pensiones, remesas provenientes del exterior, reme-sas del interior y el ingreso del Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo) o el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades (antes Progresa). Véase Cárdenas-Rodríguez et al. (2004) para una explicación más a fondo. Sin embargo, a diferencia de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos (ENIGH) dicha variable no incluye el rubro de “ingresos imputados” que pueden llegar a ser importantes en la medición de la pobreza. Los resultados que aquí se presentan contienen esa salvedad. 5 Para más detalle, véase Sala i Martin (2002a:12-15).

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proporción de ingreso en la región i del quintil k en el tiempo t, y Yit es el PIB per cápita de la región i en el tiempo t. Por lo tanto, se asume que dentro de cada quintil, las personas tienen el mismo nivel de ingreso6.

Al igual que en el caso de las proporciones de ingreso, el cálculo de las distribuciones regionales se realizó de forma inicial por cada entidad federativa y posteriormente para las regiones ya definidas en los años de 1990,1995, 2000 y 2004.

Líneas de Pobreza

Hay distintas formas de medir la pobreza7. Sin embargo, es claro que la metodología planteada en el apartado anterior nos permite estimar la tasa de pobreza de la población en las distintas regiones de México, ya que al haber estimado la función de distribución del ingreso correspondiente a los distintos estratos poblacionales (o quintiles), podemos establecer umbrales de pobreza en términos del ingreso al integrar la función kernel que se encuentra por detrás de un cierto límite.

Ahora, es importante identificar el umbral de pobreza que utilizare-mos en el estudio. Como es conocido en la literatura acerca de la pobreza y la marginación, un método indirecto extensamente utilizado para la medición de la pobreza consiste en comparar el ingreso de la población con un nivel de ingreso representativo de las condiciones de vida del país o región, que es aceptado como un estándar. En otras palabras, bajo esta caracterización, se identifica como pobres a los individuos que no tienen el suficiente nivel de ingreso para satisfacer, al menos, sus necesidades básicas. De manera particular, en este caso se utilizan “líneas de pobre-za” (LP) en las cuáles se define un nivel de ingreso (o gasto) mínimo adecuado como para mantener ciertas condiciones de vida. Así, bajo este argumento los individuos cuyo nivel de ingreso no alcance al nivel de ingreso establecido en la línea de pobreza es catalogado como pobre.

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6 Es claro que esto implica que la desigualdad dentro de cada quintil no es tomada en cuenta. Sin embargo, Sala i Martin (2002a:33-35) menciona que el sesgo por esta salvedad es en realidad poco significativo. 7 Una breve revisión acerca de los distintos métodos que existen para la medición de la pobreza se encuentra en Ferez y Mancero (2001).

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La clave es, por lo tanto, la selección de la línea de pobreza con la cual se va a trabajar. En este sentido, recientemente un grupo integrado por académicos y funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) del gobierno federal se dio a la tarea de instaurar una medición “oficial” de la magnitud de la pobreza en México8. Como resultado de sus trabajos, se dieron a conocer tres líneas de pobreza (Sedesol, 2005): 1. Línea de Pobreza Alimentaria: Se considera como pobre a todos aquellos individuos u hogares que tienen un ingreso insuficiente como para cubrir sus necesidades de alimentación. 2. Línea de Pobreza de Capacidades: Se considera como población en estado de pobreza de capacidades a aquellos hogares o individuos que tienen un ingreso insuficiente para cubrir sus necesidades de alimentación, educación y salud. 3. Línea de Pobreza Patrimonial: Se considera como población en estado de pobreza de patrimonio a aquellos individuos u hogares cuyo nivel de ingreso es insuficiente para cubrir las necesidades de alimentación, salud, educación, vestido, calzado, vivienda y transporte público.

La equivalencia monetaria de cada una de las líneas de pobreza presen-tadas por la Sedesol se muestra en el Cuadro 2.

Cuadro 2. Líneas de Pobreza per cápita. SEDESOL 2005 a pesos diarios de 2000

Fuente: Elaboración propia con datos de Sedesol, 2005.

Por conveniencia, a partir de las líneas de pobreza descritas en el Cuadro 2 estimamos los umbrales que se utilizarán en este estudio, particular-mente en el ámbito urbano. Es necesario mencionar que este es uno de los primeros trabajos en donde se utilizan las líneas de pobreza oficiales

91

8 Los detalles acerca del trabajo de dicho grupo conocido como el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, así como todo el análisis, se encuentra en Székely (2005).

LPÁmbitoUrbanoRural

Alimentaria

20.915.4

Capacidades

24.718.9

Patrimonio

41.828.1

Revista Perspectivas Sociales / Social Perspectives otoño/fall 2008. Vol.10, Num. 2 /

Page 92: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

para estimar la magnitud del fenómeno en un ámbito regional9. Así pues, en el Cuadro 3 se muestran las equivalencias en pesos de 1993 de las líneas de pobreza del Cuadro 2.

Cuadro 3. Líneas de Pobreza per cápita. SEDESOL 2005 a pesos diarios de 1993

Fuente: Cálculos propios.

El proceso de estimación de la pobreza es el siguiente: dada la dis-tribución regional del ingreso, y estableciendo que el eje de las abscisas esta denominado en pesos de 1993, podemos fijar un umbral de pobreza (o una línea) que representa a cualquiera de los niveles que se han dis-cutido anteriormente. Sabemos que la función de densidad tiene un área total por debajo de la curva. La tasa de pobreza estará determinada por el porcentaje de la población que se encuentra en la parte del área de la función de densidad que va desde el origen hasta la línea de pobreza bajo caracterización. En otras palabras, se integra la función de densidad desde el origen hasta el umbral utilizado y esa magnitud define la tasa de pobreza en las distintas regiones. Formalmente, la tasa de pobreza en el tiempo t está dada por: (4)

Donde Pt toma el valor del logaritmo de la línea de pobreza, para cada uno de los tres casos y f(.) es la función de densidad estimada.

92 / Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México

9 En Cortés et al. (2003) se analiza la evolución de la pobreza en la década de los noventa utilizando los mismos umbrales en el ámbito nacional. Adicionalmente, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) ha estimado la incidencia de la pobreza por entidad federativa y por municipio para el año 2005 utilizando datos censales, más no da cuenta de la evolución de la misma.

LPÁmbitoUrbanoRural

Alimentaria

6.064.47

Capacidades

6.925.29

Patrimonio

12.128.15

Page 93: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

Por su parte, la identificación de la pobreza obedece al siguiente criterio: al haberle asignado el mismo nivel de ingreso a las personas dentro de un mismo quintil, catalogamos a todas las personas del quintil cómo pobres si el ingreso promedio del quintil se encuentra por debajo del ingreso de la línea de pobreza. Similarmente, catalogamos cómo no pobres a todas las personas de un mismo quintil si el ingreso promedio del mismo es mayor al ingreso reportado en la línea de pobreza10.

Evolución regional de la pobreza en México

En este apartado mostramos la evolución regional de la pobreza y la desigualdad entre los años de 1990 y 2004, clasificada de acuerdo con el criterio mostrado anteriormente.

Pobreza AlimentariaDe inicio, hay tres características relevantes a observar a partir de las funciones de densidad, estas son: la altura, la moda11 y el sesgo. De esta forma, a partir de la Figura 2 observamos que el valor de la moda es mayor en el caso de la región AEG ($8,104 pesos de 1993), seguida de la región EMG ($6,003) y finalmente de la región BEG ($4,024). Se aprecia también el surgimiento de jorobas en las distribuciones de las regiones AEG y EMG para niveles de ingreso elevados. Esto sugiere una tendencia a incrementar la concentración del ingreso en los estratos poblacionales de ingreso más alto.

93

10 Esta consideración puede introducir un sesgo en nuestros resultados al no considerar las posibles disparidades entre los ingresos de los habitantes que componen a cada quintil, sin embargo, pensamos que tal omisión es poco significativa en un contexto de medición de pobreza más generalizado. Véase Sala i Martin (2002b).11 La moda es el valor de la distribución que más se repite. Cuando las distribuciones presentan más de un valor que tiende a repetirse, se dice que son “bimodales”.

Revista Perspectivas Sociales / Social Perspectives otoño/fall 2008. Vol.10, Num. 2 /

Page 94: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

Figura 2. Pobreza Alimentaria. Regiones de México 1990

Fuente: Elaboración propia. ING_ALTEX = ingreso de la región AEG, ING_EXPMED = ingreso de la región EMG y ING_BAJAEX = ingreso de la región BEG. Se utilizará la misma nomenclatura en el resto de las gráficas.

La combinación de la Línea de Pobreza Alimentaria (LP1) con las funciones de densidad que se presentan en la Figura 2 nos muestran una mayor incidencia de la pobreza alimentaria por ingresos para el año de 1990 en la región BEG12, dado que ocupa una mayor área de la función de distribución. Asimismo, la región AEG es la menos pobre seguida por la región EMG. Los resultados para el año de 1995 se muestran en la Figura 3.

Figura 3. Pobreza Alimentaria. Regiones de México 1995

Fuente: Elaboración propia.

94 / Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México

12 Recordemos que BEG es la región de Baja Exposición a la Globalización. EMG es la región de Exposición Media y AEG, es la región de Alta Exposición a la Globa-lización.

Page 95: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

Por su parte, los valores de la moda en las funciones de distribución de 1995 son los siguientes: AEG ($8,955), EMG ($7,332) y BEG ($4,915). Se presentó un incremento en los niveles de ingreso promedio de las regiones entre 1990 y 1995. En cuanto al aspecto de la forma de la distribución, tenemos que en 1995 la concentración es mayor en el caso de la región EMG. Quizá esto se pueda entender como una “compresión” de los niveles de ingreso a consecuencia de la crisis de ese año.

La tendencia se repite en el caso de la Figura 3, ya que la mayor incidencia de la pobreza alimentaria en 1995 se presenta en la región BEG. La menor incidencia es similarmente para la región AEG seguida por la región EMG. No obstante, la incidencia generalizada parece haber experimentado un incremento. Es decir, la pobreza alimentaria se incrementó entre los años de 1990 y 1995 en todas las regiones del país. A continuación se presentan los resultados para el año 2000:

Figura 4. Pobreza Alimentaria. Regiones de México 2000

Fuente: Elaboración propia.

En el 2000, los valores de las modas de cada una de las distribuciones son los siguientes: la región AEG tiene su moda en $10,938, la región EMG en $8,104 y la moda de la región BEG es de $6,003. Hay incrementos en los niveles de ingreso promedio con respecto al año de 1995 en todas las regiones. No obstante, la Figura 4 nos muestra que a pesar de que el ingreso de las regiones creció entre los años de 1995 y 2000, la pobreza alimentaria no disminuyó, manteniéndose en niveles similares a los de 1995. El empeoramiento en la distribución del ingreso de las regiones contribuye directamente sobre dicho resultado.

95Revista Perspectivas Sociales / Social Perspectives otoño/fall 2008. Vol.10, Num. 2 /

Page 96: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

Figura 5. Pobreza Alimentaria. Regiones de México 2004

Fuente: Elaboración propia.

La Figura 5 nos muestra las funciones regionales de distribución del ingreso en el año 2004. La región AEG tiene una moda en $12,058 que nos indica el promedio de ingresos. La región EMG tiene su moda en $8,955 y la región BEG en $6,634. Esto nos permite afirmar que el ingreso de las tres regiones aumentó entre los años de 2000 y 2004. Gráficamente las funciones se han desplazado a la derecha sobre el eje que representa el nivel de ingreso. La concentración parece haber disminuido en las tres regiones, ya que se ha ensanchado el área que se encuentra próxima al valor de la moda en los tres casos. En contraste, los resultados del 2004 que se presentan en la Figura 5 nos indican un descenso importante en los niveles de pobreza alimentaria para el caso de las tres regiones, en comparación con el año 2000. En el siguiente cuadro, se presenta una evolución de la pobreza alimentaria entre los años de 1990 y 200413.

Cuadro 4. Evolución de la Pobreza Alimentaria en las Regiones de México, 1990-2004. En porcentajes de la población

Fuente: Cálculos propios14.

96 / Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México

AñoRegión Alta exposiciónExposición mediaBaja exposición

1990

10.0014.1727.27

1995

13.3018.9728.70

2000

13.6022.5828.00

2004

5.836.4017.39

13 Como se ha indicado con anterioridad, las estimaciones de la pobreza resultan a partir de la integración de la función de densidad desde el origen, hasta el umbral marcado por la línea de pobreza.

Page 97: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

La evolución de la pobreza alimentaria se presenta con una tendencia hacia el incremento en cada una de las regiones entre los años de 1990 y 2000, para disminuir significativamente en el año de 2004. Sin em-bargo, el incremento de la pobreza parece empezar a detenerse en el año 2000, ya que los niveles que manifestaba el fenómeno se mantuvieron relativamente constantes en las regiones AEG y BEG. Únicamente en la región EMG se presentó un incremento mayor.

También en el Cuadro 4 podemos observar que la pobreza alimentaria en México es un fenómeno diferenciado regionalmente, ya que en todos los casos, la región BEG tiene una mayor incidencia del fenómeno en su población. Enseguida se encuentra la región EMG y la que presenta menores niveles de pobreza es la región mayormente expuesta a la globalización, AEG. No menos importante es el hecho de que la región EMG es la que presentó una mayor tendencia a la reducción en la pobreza entre 2000 y 2004, además de la región BEG que también muestra un fuerte proceso de disminución en ese mismo período, quizá destacando el hecho de que los programas de transferencia de ingresos del gobierno federal se han traducido en una mejoría en los índices de pobreza en esa región en particular.

En términos absolutos, los habitantes que padecen el fenómeno de la pobreza en cada región se presentan en el Cuadro 5.

Cuadro 5. Número de Habitantes en Condiciones de Pobreza Alimentaria. Regiones de México, 1990-2004

Fuente: Cálculos propios con datos del Cuadro 4 y del CONAPO.

97

AñoRegiónAlta exposiciónExposición mediaBaja exposición

1990

2,462,2924,547,0347,816,725

1995

3,661,2166,624,7478,903,091

2000

4,112,7178,431,7809,199,154

2004

1,870,1112,503,0645,915,333

14 Las estimaciones aquí presentadas pueden diferir de las que han elaborado organis-mos como la CONEVAL, ya que las líneas utilizadas consideran al ingreso monetario y al no-monetario, y nuestro estimador se elaboró con base en el ingreso monetario únicamente.

Revista Perspectivas Sociales / Social Perspectives otoño/fall 2008. Vol.10, Num. 2 /

Page 98: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

Los resultados mostrados en el Cuadro 5 nos confirman el hecho de que la pobreza alimentaria presenta una mayor incidencia en la región BEG. Es claro también que una característica importante del elevado nivel de pobreza alimentaria es el rezago que aún existe en la cobertura de las necesidades básicas de la población.

Pobreza de CapacidadesEl segundo umbral de pobreza que se analiza en este capítulo es aquel que corresponde a lo que las autoridades de la Sedesol han denominado cómo la pobreza de capacidades, que se refiere al entorno de las condiciones que le permiten al individuo aspirar a un mejoramiento de su desempeño en la sociedad, así como a desarrollarse plenamente. Dentro de este rubro clasificamos cómo pobreza de capacidades a aquellos habitantes que no cuentan con los suficientes recursos como para sufragar aquellos gastos que surgen de las necesidades de educación y salud, además de las necesidades de alimentación.

Iniciamos con la pobreza de capacidades por región en el año de 1990, mediante lo que se muestra en la Figura 6.

Figura 6. Pobreza de Capacidades. Regiones de México 1990

Fuente: Elaboración propia.

En general, es de esperarse un incremento en la pobreza bajo este umbral, dado que se agregan más necesidades básicas que implican un costo más alto por pagar de parte de los habitantes en las distintas regiones analizadas. El valor monetario de la línea de pobreza está situado más a la derecha sobre el eje del ingreso, de tal forma que el área que va desde el origen hasta la línea de pobreza es más grande.

98 / Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México

Page 99: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

Por lo que se observa de la Figura 6, resalta el hecho de que la región BEG presenta un mayor nivel de pobreza de capacidades que las otras dos regiones. Es decir, la insuficiencia en ingresos para cubrir las necesidades de educación y salud se vuelve a manifestar como una característica de la región BEG, además de que presenta una mayor incidencia en lo que se refiere a la pobreza alimentaria. Veamos ahora la situación del año 1995:

Figura 7. Pobreza de Capacidades. Regiones de México 1995

Fuente: Elaboración propia.

A partir de la Figura 7, observamos un incremento de la pobreza de capacidades en las tres regiones. Esto en virtud de que ahora la línea de pobreza (LP2) ocupa un área mayor de las tres funciones regionales de densidad. Lo anterior nos permite afirmar que hubo un incremento ge-neralizado de la pobreza de capacidades entre 1990 y 1995. Ahora bien, similarmente que en el año de 1990, en 1995 la región BEG presenta la mayor incidencia de pobreza por capacidades.

Figura 8. Pobreza de Capacidades. Regiones de México 2000

Fuente: Elaboración propia.

99Revista Perspectivas Sociales / Social Perspectives otoño/fall 2008. Vol.10, Num. 2 /

Page 100: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

Por su parte, en el año 2000 tenemos que a partir de la Figura 8 se observa un incremento de la pobreza de capacidades en las tres regiones. Sin embargo, parece que el incremento ha sido mayor en el caso de las regiones EMG y AEG, y para la región BEG el incremento ha sido poco significativo, no obstante que mantiene un nivel de pobreza más elevado que las otras dos regiones. Por lo tanto, la pobreza de capacidades parece empezar a detenerse para el año 2000 en el caso de la región BEG.

Figura 9. Pobreza de Capacidades. Regiones de México 2004

Fuente: Elaboración propia.

La línea de pobreza de capacidades y las funciones regionales de densidad en el 2004 se muestran en la Figura 9. De esta se observa el surgimiento de una tendencia contraria en cuanto al crecimiento de la pobreza: ahora, la línea de pobreza ocupa un área más pequeña de las funciones de densidad regionales de tal forma que esto implica una reducción en los niveles regionales de la pobreza de capacidades.

De acuerdo con lo anterior, entre 2000 y 2004 hubo una manifiesta reducción en los niveles de pobreza de capacidades en las regiones del país, contrarrestando la tendencia que se había presentado entre 1990 y 2000.

Un resumen de lo anterior se muestra en el siguiente Cuadro:

100 / Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México

Page 101: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

Cuadro 6. Evolución de la Pobreza de Capacidades en las Regiones de México, 1990-2004. En porcentajes de la población

Fuente: Cálculos propios.

Ahora, la evolución de la pobreza de capacidades entre 1990 y 2004 presenta una tendencia mixta. Por una parte, hay una tendencia al incremento de la incidencia de la pobreza de capacidades entre 1990 y 2000, a excepción de la región BEG, que ya en el 2000 vio reducido el porcentaje de su población en condiciones de este tipo de pobreza. De forma interesante, hay una reducción significativa en los niveles de pobreza de capacidades en todas las regiones hacia el año final del análisis, es decir, el 2004.

La región EMG nuevamente consiguió un mayor porcentaje de reducción en sus niveles de pobreza de capacidades durante el período analizado. La cantidad de personas en condición de pobreza de capaci-dades, se muestra en el siguiente cuadro:

Cuadro 7. Número de Habitantes en Condiciones de Pobreza de Capaci-dades. Regiones de México, 1990-2004

Fuente: Cálculos propios con datos del Cuadro 6 y del CONAPO.

La pobreza de capacidades muestra los mayores niveles para todos los años en la región BEG. Sin embargo, la tendencia que se había mani-

101

AñoRegión Alta exposiciónExposición mediaBaja exposición

AñoRegión Alta exposiciónExposición mediaBaja exposición

1990

14.1718.3330.00

1990

3,489,0675,881,9438,599,258

1995

16.3022.4132.41

1995

4,487,0547,851,55210,051,780

2000

17.6025.8131.20

2000

5,322,3399,668,44110,250,486

2004

12.5016.2026.90

2004

4,030,4126,335,8819,144,969

Revista Perspectivas Sociales / Social Perspectives otoño/fall 2008. Vol.10, Num. 2 /

Page 102: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

festado en la década de 1990 al 2000 se detiene en ese último año y se revierte ya para 2004. Adicionalmente, el número de personas que pade-cen este tipo de pobreza es muy elevado cualquiera que sea la región bajo análisis. Es por esto que se requiere fortalecer el acceso a la educación en todos los niveles así como a los servicios de salud si lo que se busca es incrementar la productividad de los individuos, y así propiciar un mejor desempeño de estos tanto en la sociedad como en la economía.

La Pobreza de PatrimonioLa pobreza de patrimonio es la última de las definiciones presentadas por la Sedesol para la medición de la pobreza. Podemos pensar en que la pobreza de patrimonio se refiere a las condiciones que mantienen los individuos en referencia a los activos patrimoniales que les permiten desempeñar adecuadamente sus funciones ya no únicamente de subsis-tencia sino además productivas que son parte importante de su patrón de consumo. Así pues, la consideración de la línea de pobreza de patrimonio incluye gastos adicionales a los gastos alimentarios, de salud y educación, tales como el vestido, el calzado, el transporte público y la vivienda. De ahí que cuando el nivel de ingresos individual es insuficiente como para hacer frente a todo este tipo de erogaciones, se considera que el individuo es pobre bajo el rubro del patrimonio.

Cabe mencionar también que al igual que en el caso de la pobreza de capacidades, se han agregado una serie de gastos que elevan el nivel de la línea de pobreza, de forma tal que se encontrará una mayor incidencia de la pobreza en las regiones utilizadas en nuestro estudio.

Así, las condiciones de la pobreza regional en 1990 eran las siguientes:

Figura 10. Pobreza de Patrimonio. Regiones de México 1990

Fuente: Elaboración propia.

102 / Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México

Page 103: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

En la Figura 10 se observa de forma clara que los niveles de pobreza son generalmente más altos en virtud de que se han incluido un mayor número de necesidades. La región que presenta un menor nivel de ingresos, es aquella que padece de una mayor incidencia de la pobreza de patrimonio. La pobreza de patrimonio es mayor en la región BEG que en las otras dos regiones.

Figura 11. Pobreza de Patrimonio. Regiones de México 1995

Fuente: Elaboración propia.

El año de 1995 nos muestra un resultado interesante en la Figura 11, a saber, hubo una reducción en los niveles de pobreza de patrimonio en relación al año 1990. La línea de pobreza de patrimonio (LP3) ocupa un área más pequeña de las funciones regionales de densidad. En lo que se ha convertido en una constante que se repite a lo largo de todo el ejercicio, la región BEG es la que presenta una mayor incidencia de la pobreza, en este caso de patrimonio en comparación con las otras dos regiones.

Figura 12. Pobreza de Patrimonio. Regiones de México 2000

Fuente: Elaboración propia.

103Revista Perspectivas Sociales / Social Perspectives otoño/fall 2008. Vol.10, Num. 2 /

Page 104: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

En lo que corresponde al año 2000, la tendencia a la disminución en los niveles de pobreza de patrimonio parece mantenerse, es decir, la incidencia de la pobreza de patrimonio en las tres regiones analizadas disminuyó entre 1995 y 2000. Aún, la región BEG mantiene los niveles más elevados de pobreza: esta es ya una característica muy importante de su economía.

Figura 13. Pobreza de Patrimonio. Regiones de México 2004

Fuente: Elaboración propia.

Por último, de la Figura 13 observamos que la tendencia hacia la reduc-ción de los niveles de pobreza de patrimonio se mantiene para el año 2004, salvo en el caso de la región BEG. En esta región, la incidencia de la pobreza de patrimonio se incrementó entre 2000 y 2004. En general, la evolución de la pobreza de patrimonio entre 1990 y 2004 se muestra en el siguiente cuadro:

Cuadro 8. Evolución de la Pobreza de Patrimonio en las Regiones de México, 1990-2004. En porcentajes de la población

Fuente: Cálculos propios.

Otra vez, la región BEG presenta los niveles más alarmantes de pobreza de patrimonio. Se trata de una región pobre y rezagada con respecto de

104 / Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México

AñoRegión Alta exposiciónExposición mediaBaja exposición

1990

34.1738.3345.45

1995

16.3022.4132.41

2000

28.8034.6840.00

2004

25.0028.0042.61

Page 105: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

las otras regiones que a pesar de tener niveles de ingreso más altos, la incidencia de la pobreza tiene una magnitud importante y merecedora de la atención de los planeadores regionales y de las autoridades.

Con respecto a la evolución de este tipo de pobreza, podemos decir que presenta una tendencia a la disminución, a excepción del caso de la región BEG cuyo nivel repunta hacia el año 2004. En el caso de este umbral, la región EMG presenta el porcentaje más grande de reducción en sus niveles de pobreza de patrimonio. En número de habitantes, lo anterior se traduce a:

Cuadro 9. Número de habitantes en condiciones de Pobreza de Patrimo-nio. Regiones de México, 1990-2004

Fuente: Cálculos propios con datos del Cuadro 8 y del CONAPO.

Cuando observamos los resultados del Cuadro 9, la evolución de la pobreza de patrimonio en términos del número de habitantes más bien parece mantenerse en el mismo nivel. Sobre todo en las regiones AEG (se mantiene en 8 millones de habitantes) y BEG (se mantiene en 13 millones). Una reducción ostensible si se observa en la región EMG en el año 2004.

Por su parte, la tendencia a la disminución de la pobreza de patrimo-nio encuentre su explicación en la relación esperada entre el crecimiento y la pobreza. Como sabemos, la década de los noventa se caracterizó por ser un período de moderado crecimiento (excepto por la crisis coyuntural de 1995, donde el crecimiento fue negativo) que quizá haya incidido sobre la reducción de este nivel más generalizado de pobreza.

Desigualdad Regional, 1990-2004Adicionalmente, se han estimado dos de los indicadores de desigualdad más conocidos en la literatura sobre el tema: el índice de Gini y el índice

105

AñoRegión Alta exposiciónExposición mediaBaja exposición

1990

8,413,65112,299,77513,027,876

1995

8,340,96612,828,87513,774,661

2000

8,709,28212,966,20413,141,649

2004

8,060,82310,950,90614,482,368

Revista Perspectivas Sociales / Social Perspectives otoño/fall 2008. Vol.10, Num. 2 /

Page 106: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

de entropía de Theil15. Los resultados son los siguientes:

Cuadro 10. Evolución de la desigualdad en México, 1990-2004

Fuente: Gutiérrez (2008).

A partir del Cuadro 10, observamos una tendencia al incremento de la desigualdad en el país medida por los dos índices. Entre 1990 y 2000, la desigualdad aumentó de forma considerable. Sin embargo, es notable la reducción en la desigualdad entre los años 2000 y 2004. La década de los noventa fue particularmente difícil desde la perspectiva de la desigualdad.

Cuadro 11. Índice de Gini. Regiones de México, 1990-2004

Fuente: Gutiérrez (2008).

La tendencia al aumento en el valor del índice Gini se mantiene en las regiones del país en el período comprendido entre 1990 y 2000 (Cuadro 11). Sin embargo, cuando se revisan los niveles de desigualdad, encon-tramos que en todos los años la desigualdad es más alta en la región BEG. La región AEG tiene los niveles de desigualdad más bajos de las tres regiones. Asimismo, en 2004 se reduce la desigualdad regional en México.

106 / Apertura económica, distribución del ingreso y evolución regional de la pobreza en México

INDICEGINI

THEIL

RegiónAlta exposición

Exposición mediaBaja exposición

19900.53160.3383

19900.51850.53830.5423

19950.55610.3664

19950.54930.55710.5702

20000.61620.4634

20000.58390.63090.6415

20040.51710.3284

20040.51140.51990.5251

15 Los detalles acerca del procedimiento de estimación, así como los resultados mismos son replicados de Gutiérrez (2008).

Page 107: Perspectivas Sociales – Social Perspectives

Cuadro 12. Indice de Theil. Regiones de México 1990-2004

Fuente: Gutiérrez (2008).

Los resultados que se muestran en el Cuadro 12 confirman lo mencio-nado anteriormente: la región AEG presenta los niveles de desigualdad más bajos de las tres regiones estudiadas. Aparentemente, los niveles de desigualdad son similares en las regiones BEG y EMG en 1990 y 1995. Ya en el 2000 la región BEG presenta el valor más elevado del índice Theil. Otra vez, en 2004 el valor del índice disminuye en las tres regiones, denotando una reducción en la desigualdad.

Con el objetivo de conocer la contribución de las diferentes uni-dades de análisis sobre la desigualdad total, tratamos de responder las siguientes preguntas: ¿Qué tanto de la desigualdad se explica por la desigualdad que existe entre las regiones del país? Por otra parte, ¿qué tanto de la desigualdad es explicada por la desigualdad que hay dentro de las regiones del país?

Por tanto, se ha estimado el valor de la desagregación del índice de Theil en dos componentes: el componente intra-regional, que da cuenta de la participación en la desigualdad total que surge de la desigualdad hacia adentro de la región y el componente inter-regional, que nos indica la parte de la desigualdad total que se explica por la desigualdad entre las regiones del país. Los resultados se muestran en el Cuadro 13:

Cuadro 13. Descomposición del Indice de Theil, México 1990-2004

Fuente: Gutiérrez (2008).

El componente intra-regional es en todos los casos, el que mayormente

107

COMPONENTEINTRA REGIONALINTER REGIONAL

19900.32340.0149

19950.35320.0132

20000.44260.0208

20040.30450.0239

RegiónAlta exposición

Exposición mediaBaja exposición

19900.30670.33320.3307

19950.34580.36550.3641

20000.38950.45860.4766

20040.29940.30840.3074

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explica la desigualdad de las regiones de México. La tendencia al incre-mento en el componente intra-regional nos indica que en el período más intenso de apertura económica del país (la década entre 1990 y 2000), representado de forma más notable por la implementación del TLCAN, la desigualdad dentro de las regiones no disminuyó e incluso aumentó. La apertura no actuó a favor de la reducción de la desigualdad, a pesar de tratarse de una etapa donde el crecimiento económico estuvo presente y tampoco revirtió la tendencia que se venía presentando desde finales de la década de los ochenta. De forma interesante, el componente inter-regional muestra un patrón de convergencia económica entre 1990 y 1995. Este patrón cambió entre 1995 y 2000 y se ha prolongado hasta 2004. Sin embargo, al nivel en el que se da esta convergencia de ingresos es insuficiente para compensar el rezago con el que cuenta la región BEG con respecto de EMG y sobre todo de AEG.

Conclusiones

La estimación de los niveles regionales de la incidencia de la pobreza y de los índices de desigualdad, nos ha permitido acercarnos a la realidad económica que se vive en los diferentes escenarios del país.

La evolución de la incidencia de la pobreza manifiesta una tenden-cia creciente entre los años de 1990 y 2000 en todas las regiones, en el caso de la pobreza alimentaria y de capacidades. A partir del 2000, la incidencia de la pobreza empieza a disminuir y esto se manifiesta más claramente cuando se observan los resultados del 2004. En la mayoría de los casos, los niveles de pobreza se reducen para ese año. Dicha ten-dencia se había consignado antes (Sedesol, 2005) en el ámbito nacional , pero no se había diferenciado su impacto en las regiones del país, más allá de la relación entre el crecimiento económico, observado por el crecimiento en los ingresos plasmado en los movimientos laterales de las funciones de distribución del ingreso y la pobreza. De acuerdo con nuestros resultados, un empeoramiento en la distribución del ingreso está relacionado con un incremento en los niveles de pobreza y viceversa. En los años que transcurrieron en la década de 1990, el empeoramiento en la distribución del ingreso complementó al incremento en los niveles de pobreza de las regiones de México. Cuando la distribución del in-greso mejora ya para el año 2000, y dicha tendencia se fortalece hacia

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2004, la pobreza tiende a disminuir. Sin embargo, hay otros elementos que pudieran haber inducido la reducción en la pobreza y la mejora en la distribución del ingreso, que no son objeto de este estudio, tales como el efecto del tamaño del hogar sobre la incidencia de la pobreza al considerar las economías de escala ahí presentes.

Al realizar el ejercicio, observamos que la región BEG es en todos los casos, la región más pobre del país. Le sigue la región EMG. AEG se consolida como la región con un mayor nivel de ingreso y como la menos afectada por el fenómeno de la pobreza. Por su parte, la pobreza de patrimonio se ha mantenido más o menos constante sobre los mismos niveles en el período analizado, aunque presenta una tendencia decreciente.

En términos generales, el moderado crecimiento de la economía mexicana experimentado durante la década de los noventa, no contribuyó a reducir de forma significativa los niveles de pobreza de las economías regionales ni mejoró la asignación del ingreso. Más aún, la contracción de la economía mexicana observada a finales de 2000 y su lenta recuperación en los años subsecuentes hasta 2004 nos reflejan que quizá pudiera haber una relación inversa entre el ciclo económico y los niveles de pobreza, pero esto no ocurrió en la década de los noventa. Más aún, la precariedad en los niveles de crecimiento de la economía condiciona a que una proporción muy elevada de la población padezca del fenómeno de la pobreza.

La apertura económica experimentada por México en la década de los noventa, parece haber funcionado como un elemento poco dinamizador de la economía, visto desde una perspectiva regional. En las regiones de México, la pobreza y la desigualdad son fenómenos que tienen patrones geográficamente diferenciados.

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16 Al identificar el “perfil” de la pobreza, Székely et al. (2005) reportan una dismi-nución en la intensidad del fenómeno exclusivamente en el ámbito rural (poblaciones de menos de 15,000 habitantes) más no así en el ámbito urbano. Es probable que en virtud de que aquí no realizamos esta separación (urbano / rural), efectivamente la disminución total de la pobreza consignada entre 2000 y 2004 se explique por lo arriba mencionado.

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ARTÍCULOSDE INVESTIGACIÓN -RESEARCH ARTICLES

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Opciones económicas y productivas de reestructuración de las unidades indígenas de producción de café ante la crisis agrícola: estudio en la Sierra Nororiental de Puebla, México

Benito Ramírez Valverde *José Pedro Juárez Sánchez

ResumenEn México, el café se cultiva en pequeñas extensiones de tierra por productores indígenas que viven en condiciones de marginación y pobreza. La disminución del precio del café ha traído consigo el abandono parcial y total de las fincas, la disminución de los ingresos, desempleo, migración y profundización de la pobreza de las personas que dependen de esta actividad. La presente investigación se realizó en cuatro municipios de la Sierra Nororiente de Puebla, México, los cuales cuentan con población totonaca y nahua. Se utilizó un muestreo estratificado aleatorio, con asignación proporcional al tamaño de cada uno de los municipios; el tamaño de muestra fue de 216 entrevistas. El objetivo del artículo es estudiar las opciones económicas y productivas de los indígenas que cultivan café ante la disminución de sus ingresos como consecuencia de la crisis agrícola. Los resultados muestran que a los cafeticultores les gustaría transformar sus unidades de producción, incursionado en la producción de café orgánico y el comercio justo. Además, algunos de ellos han intentado diversificar la producción de cultivos en sus terrenos mediante la incorporación de la vainilla, bambú y árboles maderables. También, contemplan la migración nacional e inician la internacional como una opción que les permita mejorar su * El autor es Profesor Investigador Titular del Colegio de Postgraduados Campus Puebla, México. Su dirección electrónica es: [email protected]. El coautor es Profesor Investigador Adjunto del Colegio de Postgraduados Campus Puebla y su correo electrónico es: [email protected]. Una versión preliminar de este texto fue presentada en el “X Coloquio Internacional de Geocrítica: diez años de cambios en el mundo, en la geografía y en las ciencias sociales, 1999-2008”. Universidad de Barcelona, España en mayo de 2008.

ISSN 1405-1133 © 2008 Universidad Autónoma de Nuevo León, University of Texas of Austin,University of Texas of Arlington, University of Tennessee, University Texas-Pan American, Universidad

de Colima, Universidad Juárez del Estado de Durango.

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condición socioeconómica. La crisis agrícola nacional, y la del café en particular, han afectado a los ya empobrecidos campesinos de esta región, quienes se movilizan hacia nuevas opciones que les garantizan la supervivencia de la unidad de producción familiar.

AbstractIn Mexico, the cultivation of coffee is undertaken on small exten-sions of land, by indigenous producers living in conditions of poverty and marginalization. Coffee crisis in Mexico has caused a significant decrease in producers’ income, the partial or complete abandonment of the fields, unemployment and migration, thus more poverty to farmers in the rural areas. This research was carried out in four municipalities of the state of Puebla, Mexico, inhabited by Totonacas and Nahuas. Data was obtained by Stratified Random Sampling, with proportionate strati-fication to the size of each municipalities. The size of the sample was defined in 216 interviews. The purpose of this research is to study the productive and economic alternatives of the indigenous peoples who produce coffee during a period of crisis and consequently brings an important decrease of their income. Research results show that under conditions of poverty farmers look for alternatives such as the cultiva-tion of organic coffee, fair trade products, vanilla, bamboo and tim-ber. Coffee producers consider national and international migration as a way to improve their social and economic conditions. The national agricultural crisis and coffee production in particular have affected the already poor peasants; nevertheless they look for new options to keep family unit survival.

Palabras claveCafé, campesino, estrategias de supervivencia, pobreza, Puebla.

Key wordsCoffee, peasant, survival strategies, poverty, Puebla.

Introducción

En las últimas décadas el mundo ha sufrido una transformación vertiginosa en el aspecto económico, político, social y cultural. No se trata de transformaciones circunstanciales sino de un cambio en la

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realidad hasta ahora dominante que estaba asociada a la transición del régimen de acumulación fordista, hacia una nueva fase del capitalismo calificada como postfordista, neofordista, tercera revolución industrial o sociedad informacional. (Caravaca, 1998:40). En el aspecto económico, gran parte de estos cambios son propiciados por las empresas transnacio-nales las cuales impulsan nuevos patrones de localización espacial de la actividad productiva transformando por completo el plano económico, condicionando las perspectivas de desarrollo y la dinámica económica de cada uno de los territorios (Fernández, 2000:46). Es una reestructu- ración productiva con fuertes impactos económicos en los territorios.

En este proceso, la desconcentración industrial toma relevancia y, en este sentido, Boisier (2003:24) menciona que, cuando un proceso fabril se descompone en sus elementos y estos se localizan en diferentes partes del mundo, la empresa tenderá a ser cuidadosa en el análisis y evaluación de cada lugar, como sus condiciones naturales, infraestructura y sus condiciones sociales. Ello ocasiona que la localización espacial de los distintos sectores de la economía se de en función de su grado de desarrollo, lo que indica que a mayor nivel tecnológico existe mayor concentración geográfica en un número reducido de países y dentro de estos destacan las grandes ciudades, que al final de cuentas son las ganadoras, al concentrar la inversión más importante de la economía, especializándose en servicios financieros, educacionales y de salud, además, de los vinculados a los productos y actividades globales y culturales. Los territorios que no se insertan en esta reestructuración son los espacios perdedores. Es el caso de las periferias marginales de las grandes ciudades y las regiones agrícolas bajo condiciones de minifun-dio. Se puede concluir, que hay una tendencia hacia la especialización de los territorios a escala mundial, y que los Estados nación participan menos en su reestructuración.

Las áreas rurales también son reestructuradas con los tipos de cultivos que producen. En este sentido, Mormont (1994:17) menciona que se asiste a una deslocalización de la producción agrícola, lo que supone una desterritorialización de la agricultura adoptando múltiples formas, dependiendo de las regiones y productos. Ello conduce a la especializa- ción de la producción regional; el policultivo se concentra en las regiones costeras beneficiadas por la proximidad de los puertos, las industrias y

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las grandes aglomeraciones de consumidoras; las ventajas de suelo pre-disponen a determinadas regiones a producir cereales de forma inten-siva y las regiones con mayor marginación se les asigna la producción más difícil de industrializar como la leche y la carne de vacuno que re-quieren mayor mano de obra. También existen unidades de producción despegadas del territorio, es decir, que importan las materias primas que utilizan en el proceso productivo a través de la industria y el comercio internacional y exportan sus productos al mercado internacional. Es el caso de las hortalizas y del café.

Hoy en día, la transformación de los espacios rurales marginados no sólo se observa en la producción agrícola, sino que está presente en el decremento de la población vía migración, en el incremento de las áreas marginadas y de la población pobre, en la pérdida de rentabilidad de la actividad agropecuaria, en el incremento de las actividades no agrícolas y del número de personas que trabajan como jornaleros agrícolas. En cambio, en los espacios rurales ganadores, se observan cambios en el incremento de población no agrícola, creciente industrialización de baja tecnificación, en el aumento de la exportación de productos agropec-uarios y la producción de alimentos se considerada como una parte de la cadena de valor agroalimentaria. Ante esta transformación de los es-pacios rurales, se busca reactivar su economía y para ello se pasa de una política agrícola, a una política de desarrollo rural. Al respecto, Romero y Farinos (2007:355-356) mencionan que en los países desarrollados se fomentan actividades económicas no agrícolas relacionadas con la in-dustria y los servicios. El giro de la política agrícola también se fomenta en los espacios rurales de los países subdesarrollados, es el caso de Mé-xico. Pero debe considerarse que esta no llega a todos y que la generación de empleo es escasa y no logra mejorar el bienestar de la población. Es por ello que los cambios en las áreas rurales se considera que no son equitativos, tal y como sucede en las ciudades. Bajo el modelo neoliberal siempre existirán espacios ganadores y perdedores.

Otro elemento que ha contribuido al cambio estructural de los territo- rios, es el fomento del intercambio de mercancías a escala mundial, donde la eliminación de las barreras al libre mercado son impulsadas en primer lugar por el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) y últimamente por la Organización Mundial del Comercio

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(OMC). En la reestructuración toman importancia los bloques económi-cos, es el caso de las zonas de libre cambio y uniones económicas, cuyo objetivo es disminuir las barreras arancelarias entre países. Las direccio- nes dominantes en ese tráfico de mercancías y servicios se verifica la verdadera dimensión de los desequilibrios, pues dos terceras partes del total se realiza entre países de la triada Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, que actúan siempre como principales proveedores y clientes mutuos (Méndez, 2007:229).

Para hacer eficientes las transacciones comerciales se disminuyeron las barreras arancelarias. Al respecto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que los aranceles aplicables a los países en desarrollo que disfrutan del trato de nación más favorecida disminuyeron, pasando del 34% a mediados del decenio de 1980 a un 20% en 1998, y en teoría seguirán disminuyendo hasta el 14%, de acuerdo con los acuer- dos de la Ronda Uruguay. La liberación del comercio agrícola es otro elemento que contribuye a la marginación de los espacios rurales, como es el caso de los productores indígenas de café en México.

Cambios estructurales en los espacios productores de café

La globalización no ha traído como consecuencia el homogenizar o mejorar las condiciones de vida de los habitantes del mundo. Por el contrario, ha impulsado la eficiencia de la acumulación de capital entre las empresas transnacionales, lo que lleva a una desigualdad entre las naciones y sus regiones. Si bien la pobreza no es producto de la glo-balización, sí ha contribuido de manera importante en su agudización. La pobreza se ha incrementado e impactado mayormente a los países en desarrollo y, dentro de estos, a sus espacios rurales. Delgado (2005) menciona que los efectos de las políticas del Fondo Monetario Interna-cional (FMI) y del Banco Mundial (BM), especialmente en el Tercer Mundo, se observan en el incremento de la pobreza y sus secuelas en el incremento de la problemática social.

Por otra parte, se conoce que en el mundo existen 1,093 millones de personas con ingresos equivalentes a un dólar por día y 2,736 millones hacen frente a sus necesidades con dos dólares diarios (Cooper et al., 2006:14). Es decir, el 63% de la población en el mundo vive hasta con

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dos dólares los cuales son insuficientes para garantizar los mínimos de bienestar a que tiene derecho la población. En el informe de desarrollo humano presentado por el Programa de Naciones Unidas para el Desa-rrollo (PNUD, 2006), se menciona que los ingresos promedio anuales a escala mundial son de 5,533 dólares y el 80% de la población mundial vive con menos de este promedio. Boron (2003), desataca que en el dogma neoliberal la generación de pobreza es señal de que el modelo económico está marchando por el rumbo correcto. La agricultura es el principal generador de divisas para gran parte de los países pobres y de ingreso para sus pobladores. Representa el medio de vida del 86% de la población rural en el mundo y ofrece empleo a 1,300 millones de pequeños productores y jornaleros. De los 5,500 millones de habitantes del mundo en desarrollo, 3,000 millones viven en zonas rurales, es decir, casi media humanidad. De acuerdo a datos proporcionados por el Banco Mundial (2007:4), de la población rural aproximadamente 2,500 millones pertenecen a hogares que desa-rrollan actividades agrícolas y 1,500 millones a hogares de pequeños agricultores Ello indica que la pobreza se focaliza fundamentalmente en los espacios rurales de los países subdesarrollados, sin desconocer que también existe en sus periferias urbanas.

Con respecto al mercado agrícola, cabe destacar que son pocos los cultivos destinados al mercado internacional de alimentos, Ribeiro2 menciona que, el 10% de la producción agrícola mundial se canaliza al comercio internacional, el cual está fuertemente controlado por un grupo de empresas trasnacionales. Así sucede con el 90% del comercio global de maíz, trigo, café, cacao y piña. La política de liberación de los productos agrícolas a escala mundial ha incidido en la agudización de la pobreza de la población que se dedica a esta actividad. También es importante señalar que la agricultura perdió importancia como sumi-nistrador de alimentos directo a los consumidores, dado el crecimiento de los sectores de la transformación y distribución (Iglesias, 2001:II). Estos cambios incidieron a que la forma de comercializar los productos agrícolas a escala mundial se haya transformado.

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2 “Supermercados: ¿nueva pesadilla campesina?” en diario La Jornada, 8 de enero, 2005.

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En el Observatorio de Corporaciones Transnacionales (2004:8), se menciona que el poder se ha transferido de los productores a las im-portadoras transnacionales de los países consumidores. A su vez, los productores, comerciantes locales e incluso los gobiernos de los países productores han perdido sus posibilidades de influir en el mercado, ya que este se gesta en la bolsa de valores. De esta forma, la gran mayoría de los agricultores ahora son productores de materias primas y sus mer-cancías están a merced de la voluntad de las empresas transnacionales.

De acuerdo a la Food and Agriculture Organization (FAO, 2006:4), en esta transformación en la agricultura los países en desarrollo se han convertido en importadores agrícolas y buscan beneficiarse de la oferta y de los bajos precios de los productos agrícolas de zonas templadas en los mercados mundiales, que son producto de los subsidios a la produc-ción. Esta política es ineficiente en el mediano plazo ya que a medida que se reduzcan los subsidios los precios se incrementarán, lo que con-ducirá a un mayor costo de las importaciones para los países en desa-rrollo que dependen de las importaciones de alimentos. Se debe de tener presente que en la 6ª Reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), celebrada en Hong Kong en diciembre de 2005, sus miembros acordaron eliminar las subvenciones a las exportaciones agrícolas para el año 2013; lo que pone en dilema la política agríco-la implementada en algunos países en desarrollo, que desprecian la producción de alimentos.

En el mercado mundial de alimentos, el café adquiere relevancia por el número de transacciones que realiza año con año y por el número de agricultores que lo producen. Al respecto, las plantaciones de café de los países en vías de desarrollo en su gran mayoría se localizan en sitios marginados y son explotadas regularmente por pequeños propietarios. El 70% del café que se produce a escala mundial se cultiva en superfi-cies menores de 10 hectáreas; y de estas, la gran mayoría se cultiva en terrenos de 1 a 5 hectáreas (Bungeroth, 2004:6). En México, 486,314 productores se dedican a su cultivo y cuentan con 684,763 hectáreas plantadas con café, promediando 1.4 hectáreas por productor. El 70% de sus productores son indígenas ubicados en las regiones con mayor pobreza y marginación del país (Aragón, 2006:14). Ello indica que, en México, hablar de producción de café es hablar de indígenas que pro-

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ducen el aromático bajo condiciones de pobreza.

La actual crisis en el mercado del café está destruyendo el medio de vida de 25 millones de familias en el mundo. Los principales efectos que ha acarreado entre los productores es la disminución del consumo de alimentos, la diversificación de las actividades productivas como respuesta a los precios bajos, la migración y la venta de tierra, entre otros. Con respecto al consumo de alimentos, la pobreza se extiende en los espacios cafetaleros a consecuencia de la crisis internacional del sector y el bienestar de sus productores se ha visto afectado. Campesinos de Nicaragua, Honduras, Guatemala, Etiopía, Vietnam y otros países productores de café, ya no pueden alimentar a sus familias. Según el Programa Mundial de Alimentos, en Honduras 30,000 personas no consumen los alimentos necesarios como consecuencia de la crisis del café y la sequía y cientos de niños son hospitalizados por problemas de malnutrición (Intermón Oxfam, 2002).

La migración es otro ejemplo de la transformación de los espacios rurales. El estado de Veracruz es uno de los principales productores de café y se considera como una nueva región emigratoria. Entre 1995 y 2000 salieron del estado 800 mil personas y la entidad ha venido escalando posiciones en la tabla de los estados que mayormente contribuyen con población migrante a los Estados Unidos: en 1992 se ubicaba en el lugar 30, en 1997 pasó al 27, en el 2000 ocupó el lugar 14 y en el 2002 se ubicó en la cuarta posición (Hernández, 2005). Se tiene noticias de que en Vietnam algunos cultivadores venden sus bienes para pagar las deudas (Osorio, 2002:2). Estos acontecimientos son manifestaciones de la crisis que están enfrentando los espacios cafetaleros a escala mundial.

La crisis cafetalera que enfrentan sus productores no sólo ha afectado su alimentación, salud, educación, también ha impactado en el número de empleos que genera y las condiciones laborales. La declinación de los precios del café ha incidido de forma directa en el número de empleos generados y en la estabilidad de estos. Se estima que en Centroamérica se perdieron un total de 600,000 puestos de trabajo (Bate, 2002:45). En 2001 la demanda de mano de obra se redujo en un 30% en Guatemala, Honduras y Nicaragua, en 20% en El Salvador y cerca de 12% en Costa

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Rica. En total, para los cinco países, esto se tradujo en una pérdida de aproximadamente 42 millones de días laborales, o bien, el equivalente a 170,010 empleos permanentes (en base a 250 días laborales), y una pérdida de ingresos de casi US $140 millones (Varangis et al., 2002:55). De acuerdo Osorio (2002:2a), en Guatemala la mano de obra para la cosecha del café del ciclo 2001/02 se redujo de 500,000 a 250,000 personas. Esto fue ocasionado por los bajos precios pagados a los cafeticultores, quienes prefirieron no atender y cosechar en su totali-dad sus plantaciones con la consecuente disminución de la contratación de jornales para realizar las practicas productivas,. Es decir, que han descuidado las fincas al no controlar con eficiencia las hierbas, plagas y enfermedades, repercutiendo en la disminución de la producción y en la contratación de mano de obra. Ante este escenario, los cafeticultores guatemaltecos migran al estado fronterizo de Chiapas, México, a fin de vender su fuerza de trabajo y así obtener ingresos para sostener a su familia.

A estos problemas, se suman las violaciones de los derechos humanos denunciadas en el sector cafetalero. Es el caso de la explo-tación infantil, los salarios inaceptables, condiciones de trabajo inhu-manas, degradación medioambiental y restricciones de la libertad de asociación (Observatorio de Corporaciones Transnacionales 2004:11). De acuerdo a la UNICEF, en Guatemala, el 34% de los niños entre 7 y 14 años trabajan y buena parte lo hacen en el sector cafetalero. En el 2001, en Costa de Marfil se denunciaron casos de niños esclavos en las plantaciones de café. Además, varios estudios han confirmado el tráfico de menores en este país y la existencia de niños esclavos en las plantaciones de cacao y café. Según la Organización Internacional del Trabajo, entre 10,000 y 15,000 niños de Malí trabajan en Costa de Marfil (Observatorio de Corporaciones Transnacionales, 2006:23).

Otro aspecto de la crisis cafetalera es el deterioro ambiental. Este repercute a medida que los agricultores abandonan la cafeticultura y buscan explotar cultivos alternativos que no son propios para ese tipo suelos y traen como consecuencia su degradación por erosión. En el Taller Regional de Café realizado en Antigua, Guatemala (2002), se mencionó que la crisis cafetalera está forzando a los caficultores a talar árboles del bosque de sombra y venderlos como madera o leña.

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Osorio (2004:2) señala que el abandono de plantaciones de sombra, que a menudo representan pequeñas superficies forestales, tiene como consecuencia la tala de árboles de sombra para madera. La introducción de nuevos cultivos para sustituir al café podría provocar el desmonte de las plantaciones de café y de sus zonas aledañas.

En Vietnam no existen problemas de sustitución de las plantaciones de café, sucede un fenómeno contrario, ya que el gobierno fomenta su expansión. Los cultivadores de café han eliminado más de 74,000 hectáreas de bosque solamente en la provincia de Dac Lac y la utilización del agua para irrigar las plantaciones de café ha influido en su escasez para otros usuarios. La erosión del suelo es una constante, ya que durante los primeros años, hasta que crecen los arbustos de café, el suelo está completamente expuesto (Lang, 2001). Ello ha traído una transformación del uso del suelo agrícola ocasionando problemas de tipo social y ambiental.

Se puede concluir, que la crisis de los espacios con plantaciones de café ha traído consigo el agravamiento de las condiciones de vida de las familias que dependen de esta actividad y la disminución del valor del producto. Los beneficiados son las empresas transnacionales del café y no los consumidores.

Las repercusiones de la crisis de este aromático se manifiestan en la subalimentación de la población y la migración. Además, los productores tienen menos recursos económicos para financiar necesidades como salud y educación. También han disminuido las divisas obtenidas por la venta de café en los países productores. Otro efecto de la crisis es el resurgimiento de plagas y enfermedades en los cafetos, lo cual disminuye su calidad y, por consiguiente, su precio. La crisis en el sector cafetalero crea desequilibrios sociales, reducción de la actividad económica en la economía rural y una migración acelerada a las zonas urbanas (Taller Regional, 2002:3). Los movimientos de los campesinos productores de café en el mundo son cada vez más constantes y han sido ocasionados, principalmente, por los bajos precios de este aromático

Características de la región y metodología

La presente investigación se realizó en cuatro municipios de la Sierra

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Nororiente del estado de Puebla, México. Dos son habitados por indígenas totonacas y el otro par por indígenas nahuas. Los criterios para la selección de los municipios para el estudio fueron: a) superficie plantada con cafetales, b) población indígena y c) municipios de muy alta marginación. Este es el caso de Cuetzalan, Huehuetla, Huitzilan e Ixtepec, los cuales se ubican entre los 20º de latitud norte y los 97º de latitud oeste y su altitud varía de los 540 a los 1,000 m.s.n.m.

Los municipios estudiados se caracterizan por tener pequeños poblados dispersos, los principales núcleos de población se concentran en las cabeceras municipales. Cuetzalan es el municipio con mayor población (45,010 habitantes), Huehuetla tiene 16,130, Huitzilan 6,589 e Ixtepec 11,670 habitantes. Los principales centros poblacionales tienen modestos servicios públicos como mercado municipal, electricidad, agua potable, clínicas de salud, teléfono, internet y biblioteca pública. Existen escuelas de nivel primaria, secundaria, preparatoria y una universidad intercultural. La principal actividad económica de los municipios es la producción de café. En el caso de Cuetzalan el sector terciario (principalmente el turismo) representa la segunda actividad económica.

Para la obtención de la información se utilizó muestreo estratificado aleatorio, con asignación proporcional al tamaño de cada uno de los municipios, la precisión fue del 15 % de la media general y una confiabilidad del 95. El tamaño de la muestra quedo definido en 216 entrevistas. La ecuación para estimar el tamaño de la muestra en un muestreo estratificado aleatorio con distribución proporcional es presentada por Gómez (1979). La distribución de la muestra fue la siguiente: en el municipio de Ixtepec se realizaron 30 entrevistas, en Huehuetla 35, Huitzilan 45 y en Cuetzalan se realizaron 106 entrevistas a cafeticultores. La totalidad de los productores entrevistados son indígenas, totonacas en un 30.1% y nahuas con 69.9% de la muestra.

Transformación del medio rural cafetalero en la Sierra nororiente de Puebla

Los cafeticultores presentan una edad madura, similar a los campesinos de otras regiones del país, ya que los jóvenes generalmente buscan

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emigrar en busca de nuevas opciones laborales y mejorar las condi-ciones de vida de sus familias. El promedio de edad de los productores en los cuatro municipios es de 50.3 años, la edad mínima encontrada fue de 24 años y la persona con mayor edad fue de 82 años. En el mu-nicipio de Huehuetla el promedio de edad fue mayor que el resto de los municipios con 54.69 años.

Los niveles de escolaridad en las zonas rurales de México son bajos y esta situación es aún más grave en áreas con población indí-gena, que históricamente han sido marginadas y donde la mayoría de sus habitantes se encuentran en condiciones de pobreza. En este rubro, se encontró que los productores asistieron a un plantel educativo en promedio 4.6 años y el 15.7% nunca asistió a la escuela. En el muni-cipio de Huehuetla es más lamentable esta situación, ya que tienen un promedio de casi de tres años de escolaridad. Este resultado muestra la desigualdad y la injusticia en la que se ha sumido a los campesinos mexicanos de diversas regiones de nuestro país. Al comparar la edad de los productores y su escolaridad, se encontró una correlación negativa (r=-0.414; p< 0.001). Es decir, los productores de café con mayor edad tienen menor escolaridad.

Los productores de café en México son minifundistas y en los municipios estudiados se encontró que tienen pequeñas superficies en posesión con un promedio de 1.42 hectáreas. La superficie con mayor tamaño tuvo 17 ha. y la menor fue de un cuarto de hectárea. La canti-dad de café producido en estos espacios en promedio fue de 1,877.38 kilogramos por hectárea. El rendimiento promedio logrado en el municipio de Cuetzalan fue de 1,178.64 kilos por hectárea; en Hue-huetla alcanzaron los 1,502.3kilos; en Ixtepec el rendimiento fue de 1,843.23 kilogramos y Huitzilan obtuvo el mayor rendimiento con 3,837.78 kilogramos por hectárea. Al analizar los rendimientos por municipio se encontró diferencia estadística entre ellos (F= 45,82; p< 0,001) y mediante la Prueba de Tukey se encontró que no existe dife-rencia en el rendimiento, estadísticamente hablando, entre los primeros tres municipios. Sólo el municipio de Huitzilan es el que presenta dife-rencia significativa con el resto de los municipios, ya que tiene los ren-dimientos más altos.

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Al considerar la superficie bajo posesión del productor y los ren-dimientos obtenidos de café cereza se encuentra que, en promedio, en la región se obtienen 3,158.92 kilogramos producidos por agricultor. Al revisar por municipio se encontró diferencia estadística entre ellos (F= 7.07; p<0.001). El municipio con menor producción total por produc-tor fue Cuetzalan con 1,310.44 kilogramos, seguido por Huehuetla con 3,420.53 e Ixtepec con 4,064.98. La mayor producción se obtuvo en Huitzilan con 6,705.61 kilogramos por hectárea de café cereza. Con respecto al precio del café cereza3, en promedio era pagado en la región a 2.11 pesos por kilogramo (Alvarado et al., 2006:313), equivalente a 0.19 centavos de dólares de 20054. Con este tipo de cambio se calculó el monto diario por venta del café cereza por las familias campesinas incluidas en la muestra y el promedio fue de 1.65 dólares. Se encontró diferencia estadística en el ingreso por venta de café entre municipios (F= 7.07; p< 0.001), con un promedio de 0.68 dólar en Cuetzalan, en Huehuetla fue de 1.78, en Ixtepec con 2.12 y Huitzilan logró un pro-medio por familia de 3.49 dólares diarios. Estos datos se utilizaron para tener una idea de los ingresos que obtienen los productores y aproxi-marnos a los niveles de pobreza de la población de esta región.

Sin embargo, es necesario hacer algunas consideraciones: 1) Los datos anteriores corresponden al ingreso bruto por la venta de café, sin considerar gastos de cultivo como, pago de insumos y jornales para las actividades del cultivo y cosecha; 2) Se consideró que todos los produc-tores venden en forma de café cereza y existe un 2.7% de productores que lo venden en forma de café pergamino; 3) La familia campesina en promedio está formada por cinco miembros. Es claro que los ingresos promedios diarios por venta de café por familia son aún menores, sin embargo nos da una clara idea que la producción de café para este tipo de productores minifundistas es totalmente insuficiente para tener una calidad de vida digna.

Los bajos ingresos coinciden con la estimación proporcionada por Alvarado et al. (2006:301) quienes mencionan que la utilidad neta anual

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3 Es el fruto maduro del café deshidratado y sin despulpar, de acuerdo con la Norma Mexicana NMX-F-551-1996.4 El tipo de cambio en 2005 fue de 11.0956 pesos por dólar. H. Cámara de Diputados. 2005. Información Económica Oportuna. Volumen 1, año 3, n° 180. Junio 22. México.

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de venta de café en el municipio de Huehuetla es de 1,557.50 pesos (140.36 dólares), lo que significa que por venta de café los productores tienen un ingreso diario de 0.38 dólares, para una familia compuesta de cinco miembros. Los hogares campesinos viven en condiciones de pobreza y su alimentación se basa en el consumo de tortillas de maíz, fríjoles y esporádicamente consumen carne y leche. Para conocer la opinión de los productores sobre su condición socioeconómica, se les preguntó si se consideraban pobres y se encontró que el 96.8% de ellos contestó afirmativamente y sólo el 3.2% asegura no estar en esa condición.

Para conocer el comportamiento de variables binarias, como la opinión de los productores respecto a si se consideran pobres o no, la regresión logística es una buena opción. Esta técnica estadística se utilizó para realizar un estudio exploratorio que permite relacionar una serie de variables con la clasificación de pobreza en la que se sitúan los campesinos5. Se buscaron las variables que tuvieran mayor relación con la opinión sobre su estado de pobreza con la información obtenida en las encuestas aplicadas. Es necesario hacer la aclaración que este estudio es de tipo exploratorio, con objeto de identificar algunas varia-bles que influyen sobre la definición de ser pobre. Pero existen un gran número de variables no consideradas dentro de esta investigación, que podrían estar estrechamente relacionadas con la variable dependiente, por lo que se sugiere continuar investigando dentro de esta línea.

Para seleccionar el modelo de regresión logística, se procedió a in-cluir y desechar variables de acuerdo con los resultados de la ejecución de los modelos hasta obtener el modelo adecuado. Al finalizar el pro-ceso de selección de variables se encontró que únicamente la variable Ingreso diario de la familia en dólares por venta de café, fue incluida en

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5 El modelo de regresión logística es: Donde es la probabilidad de que la variable respuesta que en este caso es la variable opinión sobre si se consideran pobre (y) tome el valor uno. b0, b1, . . . . bp son parámetros, desconocidos y X1, X2 . . . . Xp son variables explicatorias. En este estudio se definió la variable respuesta y con valor de 1 si el productor se considera pobre y 2 si no se encuentra en ese estado. Entonces, p es la probabilidad de que un agricultor se considere pobre y los parámetros b0, b1, . . . . bp determinan la influencia de las variables explicatorias en esta opinión.

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el modelo. Variables como edad, escolaridad, idioma materno, super-ficie total, rendimiento en kilogramos por hectárea, producción total, productores que tuvieron plagas, enfermedades o algún tipo de siniestro en el cultivo, así como a los que les agradaría producir café orgánico, a los que les gustaría participar en el comercio justo de café, o los que recibieron apoyos del gobierno para producir café, no fueron signifi-cativos. Es decir, que no afectan la opinión de los productores sobre su condición de pobreza. Los resultados de las pruebas de hipótesis se presentan en el siguiente Cuadro.

Cuadro 1 Estimadores del modelo de regresión logística seleccionado

Fuente: Elaboración propia en base a encuesta agricultores, 2005.

El estimador de la regresión logística indica que el ingreso diario de la familia en dólares por venta de café influye en la opinión de conside-rarse pobre o no. Puede verificarse en el hecho de que los productores que se consideran pobres tienen un ingreso promedio de 1.46 dólares diarios y los que no se consideran pobres obtienen un ingreso promedio de 7.27 dólares. La probabilidad de acuerdo a la regresión logística está representada en la Figura 1.

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EfectoInterceptoIngreso diario de la familia en dólares por venta de café

Estimador-3.738.120

Error estándar.444.058

Chi-cuadrada70.7844.382

p<.0001

.036

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Figura 1. Estimación de probabilidad de que los productores opinen que se consideran pobre, de acuerdo con los resultados de la regresión logística

Fuente: Elaboración propia encuesta agricultores 2005

En esta gráfica puede observarse que la opinión de considerarse pobre cambia conforme aumenta el ingreso diario de la familia en dólares por venta de café. También resalta la importancia que tiene el cultivo de café en la economía familiar, ya que la causa que define que su familia sea pobre lo constituye la magnitud del ingreso familiar como resultado de la venta del aromático.

Uno de los principales problemas que enfrentan los cafeticultores de esta región es la comercialización, debido a que son los productores quienes menos beneficios económicos obtienen de la cadena del café. El 41.4% de los productores venden la planta, por no tener recursos para su cosecha o por emergencias económicas; en cereza un 37.2% y el 19.1% de los campesinos realiza una combinación de estas dos formas de venta. Sólo una pequeña parte de ellos le proporciona valor agregado a su café al venderlo en forma de pergamino6 (2.3%).

6 Es el fruto del café sin cáscara ni mucílago con una humedad aproximada de 12% de acuerdo con la Norma Mexicana NMX-F- 1996.

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Los mecanismos de venta de café en la región contempla el 37% a los acaparadores, un 29.2 % comentó que lo vende a la gente que va a comprar a la comunidad, el 13.4% lo lleva al poblado principal de la región, un 5.6% lo vende a sus vecinos, el 11.6% lo vende a alguna organización campesina y el 3.2% lo comercializa de otra manera. La mayor parte del café comercializado fuera de la comunidad, es trasla-dado a los sitios de venta en los hombros de los campesinos. Esta característica se presenta por los pequeños volúmenes de producción, el poco capital y falta de organización de los cafeticultores.

Ante esta situación los productores tienen que buscar alternativas que coadyuven a la sobrevivencia de sus familias. Por ello, han imple-mentado una serie de actividades económicas o plantean su realización manifestando interés en determinadas actividades. Una de las alterna-tivas para mejorar las condiciones de vida de las familias rurales de esta región lo constituye el darle valor agregado al café. Al respecto, se encontró que al 44 % de los entrevistados les gustaría darle valor agregado, principalmente en forma de café pergamino. En la Figura 2 se presentan algunas de las actividades que plantean los productores como alternativas a la crisis cafetera.

Figura 2. Algunas alternativas de los campesinos a la crisis del café

Fuente: Elaboración propia encuesta agricultores 2005.

Con respecto a los agricultores quienes desean proporcionar valor

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agregado a su café, al comparar por municipio se encontró diferen-cia estadística entre ellos. De acuerdo con la prueba de chi – cuadrada (χ2=8.585; p=0.035), existe mayor interés en Huehuetla por parte de los productores por procesar café con la finalidad de obtener mayor ingreso. Las razones por las cuales los productores no dan valor agregado son: porque no se tiene el equipo (42.1%); no se tiene dinero para hacerlo (33.9%); no saben cómo darle valor agregado (12.4%); no encuentra beneficio económico (5%) y no se tiene dinero ni equipo (6.6%).

Sólo un 33.8% de los entrevistados considera que el cultivo de café actualmente es buen o muy buen negocio. Ante esta situación, una de las opciones a la crisis del café es la producción de café orgánico: al 81.5% le gustaría producirlo y el 81% le interesaría participar en el llamado comercio justo, como una forma de mejorar su ingreso. Para producir café orgánico se requiere conocimiento sobre el manejo y la certificación, además del tipo de mercado al que se puede acceder con este producto. En este sentido, se presentan limitantes ya que sólo el 28.2 % de los productores conocen el proceso para producir y certificar el producto como orgánico. Se encontró diferencia estadística entre los municipios (χ2= 14.2; p = 0.003): en Cuetzalan (38.7%) e Ixtepec (30%) se tiene mayor conocimiento sobre la producción de café orgánico. En cambio, en Huitzilan (15.6%) y Huehuetla (11.4%) se tiene menor in-formación al respecto.

Es importante destacar que en Cuetzalan se ubica la Cooperativa Tosepan– Titataniske la cual es la principal promotora del cultivo de café orgánico en el estado de Puebla. Los productores entrevistados tienen interés en la producción orgánica y están conscientes de la falta de información sobre la misma. Es por ello, que al 86.1% de los pro-ductores le gustaría capacitarse en cultivos orgánicos. Así, existe interés en conocer e incorporarse a la producción de cultivos orgánicos, por lo que se requieren apoyos del Estado a fin de iniciar este tipo de produc-ción que permita mejorar el nivel de ingresos y la calidad de vida de la familia campesina.

Con relación al comercio justo, el 81% de los productores mani-festaron interés en participar en esta modalidad para comercializar sus productos. También se encontró diferencia estadística (χ2 = 13.518; p =

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0.004) entre los municipios estudiados. La mayoría de los productores entrevistados tiene interés en un porcentaje mayor al 80%, con excep-ción del municipio de Huehuetla en el cual el 60% manifestó su interés por el comercio justo.

Es claro que tanto la producción de café orgánico como la comer-cialización vía comercio justo requiere la organización de los produc-tores y en este sentido sólo el 29.2% de los productores conoce a alguna organización que podría apoyarlos en estas actividades. Ello representa un problema, por lo que es necesario diseñar una política de apoyo y difusión a las organizaciones campesinas de las ventajas del comercio justo.

Otras alternativas para mejorar los ingresos de los cafeticultores puede ser la diversificación de cultivos en los terrenos donde se produce café. En este sentido, se analizó la incorporación de bambú, vainilla y árboles maderables en las tierras de los productores. Con relación a la vainilla, se encontró que sólo una pequeña proporción de productores la cultivan en sus predios (1.9%). Sin embargo el 49% manifestó interés en su cultivo. Un factor importante en este interés es que a pesar de que existe sólo un pequeño número de campesinos que producen vainilla, el 21.4% de los cafeticultores afirmaron conocer a otros agricultores que la producen. Un aspecto importante sobre el cultivo de la vainilla es que el 61% considera que es un buen o muy buen negocio, por lo que consideran que podría ser una forma de mejorar sus condiciones socio-económicas.

Con relación al bambú, el 60.5% están interesados en la siembra de esta especie. Se encontró diferencia estadística (χ2 = 52.748; p < 0.001) entre municipios, el 85.1% de los productores de Cuetzalan tiene mayor interés en su producción. Este resultado se debe a que la Cooperativa Tosepan– Titataniske, ubicada en Cuetzalan, está promoviendo su plan-tación y su uso. También se encuentra que el 76.3% de los entrevistados estarían dispuestos a sembrar árboles maderables y en este caso se en-contró también diferencia estadística entre municipios (χ2= 19.237; p> 0.001). El municipio con mayor interés fue Huitzilan con 95.6% de los productores y Cuetzalan 78.2%, siendo menor en los otros municipios, Ixtepec 63.3% y Huehuetla 57.1%. La especie maderable por la que

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mostraron interés fue el cedro rosado.

Respecto a las actividades no agrícolas, al 80% de los agricultores les gustaría participar en actividades turísticas. Se encontró diferencia estadística entre municipios (χ2 = 15.913; p< 0.001), los que presentaron mayor interés en participar fueron Ixtepec (93.3%) y Huitzilan (95.6%) y con menor interés Cuetzalan (73.3%) y Huehuetla (68.6%). En la región se encontró un gran número de recursos culturales y naturales que podrían ser convertidos en productos turísticos a fin de contribuir en la disminución de las condiciones de pobreza de los pobladores de esta zona. Sin embargo, se requieren apoyos estatales para promover y desarrollar este tipo de actividades.

Ante la difícil situación económica, los productores de café contemplan la migración laboral como una opción que les puede ayudar a mejorar su condición socioeconómica. Al respecto, se encontró que el 27.3% tiene pensado salir fuera de su comunidad, aunque el 17.5% considera que el idioma indígena es un problema cuando salen a trabajar. En la región el 0.9% de la población mencionó que salió a trabajar hacia los Estados Unidos y el 1.4% manifestó que sus hijos han migrado a trabajar hacia ese país. Estos resultados ponen de manifiesto que los espacios productores de café están en crisis y ante esta situación generan un sinnúmero de estrategias para hacer frente a esta situación, en donde el Estado tendría que tomar el papel de promotor del desarrollo en lugar de actuar como vigilante de la economía, situación que llevaría a mejorar las condi-ciones de vida de los cafeticultores de la región considerada como una de más pobres y marginadas del país. Dentro de las actividades no agrí-colas toma importancia como alternativa de ingreso su incursión a las actividades turísticas, pero también se observa que algunos productores de café están interesados por iniciar un proceso migratorio. Además, dentro de las unidades de producción se busca diversificar las activi-dades productivas y de incursionar en la búsqueda de empleos no agrí-colas.

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Conclusiones

La crisis agrícola nacional, y la del café en particular, han afectado a los ya empobrecidos campesinos. Sin embargo, ellos se movilizan hacia nuevas opciones que les garanticen la supervivencia de la unidad fami-liar. Es decir, se están transformando las actividades productivas en los espacios rurales productores de café.

Los cafeticultores de la región de estudio en su mayoría se consi-deran pobres y esta autocalificación depende básicamente del ingreso total obtenido por la venta de café y se expresa a través de la superficie bajo control y el nivel productivo de la plantación. La investigación confirma que su actividad principal continúan siendo las plantaciones de café y que las actividades realizadas para mejorar los ingresos son complementarias a esta actividad central.

Entre las actividades que consideran como opciones para mejorar sus condiciones de vida, se encuentran las agrícolas y las no agríco-las. Las primeras consideraron la diversificación de las plantaciones mediante la incorporación de nuevos cultivos como vainilla, bambú y árboles maderables. En el caso de las actividades no agrícolas se planteó el turismo rural y la migración como parte de las estrategias de sobre-vivencia de las familias campesinas. En estas actividades, se encon-traron diferentes respuestas a nivel municipal, donde juegan un papel importante el medio ambiente y el conocimiento sobre las alternati-vas. Es necesario destacar el papel de las organizaciones campesinas en el desarrollo de estas opciones para mejorar los ingresos de los productores. Es importante mencionar que ante las condiciones de pobreza de los productores de café en la región, se requiere de políticas estatales de apoyo a estas actividades que permitan disminuir los niveles de pobreza de estos grupos indígenas. El país tiene una deuda con ellos y es tiempo de pagarla.

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NORMAS DE PRESENTACIÓN DE ARTÍCULOS

Los artículos que se hagan llegar a Perspectivas Sociales/ Social Perspectives deben ajustarse a las siguientes normas de presentación de originales: 1. Los documentos deberán ser versiones definitivas e inéditas. 2. Los trabajos se enviarán por correo electrónico en formato Microsoft Word a [email protected] 3. Deberá enviarse, en un documento anexo llamado “Datos del autor”, la siguiente información: nombre completo, grado univer- sitario máximo, institución donde labora, cargo actual que desempeña, número telefónico, dirección postal, dirección electrónica. En el caso de coautorías deberán indicarse los datos de todos los colaboradores. 4. Las colaboraciones serán evaluadas por la dirección de la revista para verificar que se ajusten a las presentes normas. De ser así, serán enviadas a dos dictaminadores miembros del Comité Editorial y del Comité Científico de la revista, cuyo arbitraje favorable es requisito indispensable para la publicación del trabajo. 5. Los artículos se publican en ingles o español con un resumen en ambos idiomas. Los manuscritos deben tener como extensión mínima 10 páginas y máximo 30, en fuente Times New Roman, interlineado de 1.5, sin macros ni viñetas de adorno, sin hacer énfasis con fuentes tipográficas, y utilizando cursivas sólo para voces extrajeras. 6. El manuscrito típico tiene alrededor de 20 páginas incluyendo el resumen y la bibliografía. 7. Los artículos iniciarán con un resumen redactado en idioma inglés y español (300-350 palabras) e incluirán cinco palabras clave, también en ambos idiomas. 8. Las citas textuales se consignarán entre comillas, no mediante cursivas. Cuando se trate de citas breves, se mantendrán dentro del párrafo en que se produzca la referencia; si la cita rebasa las cuatro líneas, se colocará a bando, con márgenes más amplios, a un espacio y sin entrecomillado. 9. La bibliografía irá al final del artículo en este orden: autor (apellidos, nombre) año (entre paréntesis), punto, obra (en cur-

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siva), punto, lugar de edición, dos puntos y editorial.

Ejemplos.

a) Libros

Bauman, Zygmunt (2002). La ambivalencia de la modernidad y otras conversaciones. Barcelona: Paidós.

Adelantado, José, José Antonio Noguera y Xavier Rambla (2000). “El marco de análisis: las relaciones complejas entre estructura social y políticas sociales”. En José Adelantado (coord.). Cambios en el Estado de Bienestar. Barcelona: Editorial Icaria, pp. 23-60.

b) Revistas:

Boltvinik, Julio (octubre 2001). “Opciones metodológicas para medir la pobreza en México”. Revista Comercio Exterior, vol. 51, núm. 10, pp. 869-878.

c) Sitios de Internet:

Cámara Nacional de la Industria Tequilera (2004). Informe de la Cámara Nacional de la Industria Tequilera sobre su comportamiento durante el año de 2005. México. Disponible en: http://www.camaratequilera.com.mx/ (Recuperado el 19/02/08).

10. Respetando el estilo de cada escritor, sugerimos redactar los textos a través de construcciones sintácticas sencillas, párrafos preferentemente breves y articulación entre profundidad teórica, rigor científico y claridad expositiva. 11. Una vez emitidas las evaluaciones de los árbitros consultados, se comunicará al autor los resultados del dictamen en cualquiera de los términos siguientes: se publica, no se publica o se publica con las recomendaciones o modificaciones que se consideraron pertinentes. 12. Los artículos publicados en Social Perspectives/Perspectivas Sociales serán difundidos y distribuidos por todos los medios

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impresos y/o electrónicos que el Comité Editorial de la revista juzgue convenientes. 13. La revista se puede consultar en formato electrónico en la siguiente página Web: http://www.fts.uanl.mx/publicaciones/ revistas.htm Guidelines for Contributors

Contributions should adjust to the following rules:

1. Contributions submitted must be original and should not be under consideration in any other journal. 2. Contributions should be submitted electronically to one of the following e-mail address: [email protected]. The journal prefers Microsoft Word for Windows. 3. Author(s)’ information (author(s)’ name, academic degree, affiliation including telephone, postal address and e-mail address) should be typed on a separate sheet. 4. All papers deemed appropriate for the journal are sent out anonymously to two referees of the Scientific Board of the journal that consists of an international panel. Contributions will be published only if they are accepted by the referees. 5. Contributions will be published in English or Spanish. Papers should not be shorter than 10 pages and longer than 30 pages. They should be typed 1.5 spaced, Times New Roman. Avoid fancy typefaces. Use cursive type font only for foreign words. 6. The typical manuscript is about 20 pages including references, and abstract (300-350 words) in English and Spanish. 7. Include a brief abstract (300-350 words) summarizing the findings and five key words (in English and Spanish). 8. Textual quotations should use quotation marks instead of cursive letters. Please indent any citations in the body of the text that are longer than four lines as a block quotation; give them a deeper indent than the rest of your text. 9. References must be presented at the end of the paper in a separate References section as followed: author (family name, name), (year), title, place, editorial.

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Examples:

a) Books

Edelman, Peter and John Offner (Eds.). (2006). Reconnecting disadvantaged young men. Washington DC: Urban Institute Press.

Russo, Ronald (1980). “State problems and the need for research-based planning in the drug field”. In Clement Akins and George Beschner (Eds.). Ethnography: A research tool for policymakers in the drug and alcohol fields. Rockville, Maryland: U.S. Department of Health and Human Services, pp. 40-65.

b) Journal Articles:

Murray, Daniel (1984). “The prevention of cigarette smoking in children: A comparison of four strategies”. Journal of Applied Psychology, 14(3), pp. 274-288.

c) Information from web-sides:

McBride, Daniel and Hermann VanBuren (1999). Breaking the Cycle of drug use among juvenile offenders [On-line]. Retrieved March 10, 2008, from http://www.ncjrs.org/pdffiles1/179273.pdf

10. Write sentences and paragraphs clearly and succinctly with a minimum of jargon. Writing should demonstrate theoretical soundness and scientific accuracy. 11. Authors will be notified after the reviewers return their comments to the editors. The results of the reviewers may be in any of these terms: publishable as it is, not publishable, or publishable with commendations and/or modifications. 12. The articles published in Perspectivas Sociales/Social Perspec- tives may be distributed in any press or electronic format that the editorial committee considers pertinent. 13. Perspectivas Sociales/Social Perspectives´ web page (articles in full text): http://www.fts.uanl.mx/publicaciones/revistas.htm

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