PARA LA HISTORIA · 2008. 12. 12. · PARA 1A HISTORIA DEL SOCORRISMO. 4 Nadie ignora la gran...

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PROF. DIEGO FERRER

PARA LA HISTORIA

PUBLICACIONES MEDICAS BIOHORM. . SECCIÓN: MEDICINA E HISTORIA | N.<> R.: B. 1023-63 | D. L,:.B. 27541-63 | EDITORIAL ROCAS, - DIRECTOR: DR. MANUELCARRERAS. COLABORAN: DR. AGUSTÍN ALBARRACIN - DR. DELFÍN ABELLA - PROF. P. LAIN ENTRALGO - PROF. J. LÓPEZ IBOR • DR. A. MARTIN DE PRADOS.- DOC-TOR CHRISTIAN DE NOGALES - DR. ESTEBAN PADROS - DR. SILVERIO PALAFOX -PROF. J. ROF CARBALLO.- PROF. RAMÓN SARRO - PROF. MANUEL USANDIZAGA •PROF. LUIS S. ORANJEL • PROF JOSÉ M 8 LÓPEZ PINERO - DR, JUAN RIERA - SECRETARIO DE REDACCIÓN: DR. FELIPE CID - DIRECCIÓN GRÁFICA: PLA-NARBONA

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De esta edición se han separado cien ejemplaresnumerados y firmados por el autor.

Ejemplar n.° M j | C L

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PROF. DIEGO FERRER

NOTASPARA 1A HISTORIADEL SOCORRISMO

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Nadie ignora la gran importancia que se concede, y la difusión que en estos momentos se está dando, al conoci-miento de las prácticas de socorrismo, palabra con la que se designa el oportuno y eficaz auxilio a los accidenta-dos de cualquier índole.Este empeño, que parece actual, ha sido siempre objeto de interés, y no deja de ser curiosa, la forma como enotros tiempos se llevó a cabo la práctica del socorrismo, así como los fundamentos en que se apoyaban las téc-nicas recomendadas en cada caso.Por la limitación de espacio, vamos a referirnos, fundamentalmente, a los auxilios prestados a los ahogados oasfixiados por submersión. No pretendemos ser exhaustivos, sólo queremos aportar algunos datos que nos hanparecido curiosos, sacados de nuestra colección de documentos de la Medicina del siglo xvm, pretendiendo puedantener utilidad para quien desee desarrollar este tema con mayor amplitud.Allá por los primeros años veinte (no había terminado la carrera), pasando unos días de vacaciones en casa deun buen amigo, el Dr. Budallés, farmacéutico de Port-Bou, y cuando estaba formando parte de la agradabletertulia que acostumbraba a reunirse en su rebotica, fue interrumpida la charla por la solicitud de ayuda, queunos chicos vinieron a suplicar, para atender a un compañero de juegos a quien habían sacado del agua sin co-nocimiento.Provistos de los fármacos de urgencia, corrimos todos a una pequeña playa de las cercanas calas de su bahía.Rápidamente iniciamos bajo la dirección de un médico, las prácticas que en aquellos tiempos se recomendaban :expulsión del agua, ejercicios respiratorios, masaje precordial, administración de tónicos, etc.Ocupados por turno en ello, llegaron dos viejos pescadores, empeñados en introducir un fragmento de caña porel ano del accidentado, a fin de proceder a la insuflación del recto, soplando por el otro extremo. Tal procederno les fue permitido, por parecemos a todos no ortodoxo, y no interrumpir el ritmo de los ejercicios respira-torios a que estaba sometido y que se prolongaron inútilmente, pues según confesaron luego, el cuerpo habíapermanecido bajo el agua más de dos horas.De vuelta y de nuevo en la rebotica, no pudimos menos que comentar el tozudo empeño de aquellos marineros,en insuflar el recto con la ayuda de una caña y su indignación al no dejarles actuar. Mucho nos intrigó, de quiény cuándo pudo surgir la idea de semejante práctica.Ha sido preciso esperar cerca de cuarenta años, para comprender, como veremos, que debía tratarse sin duda deuna tradición oral, trasmitida a partir de la experiencia adquirida por gentes de nuestros pueblos de la costa,que afectados por las levas de Marina, navegaron en las naves de la Real Armada en el siglo xvm.El dato más antiguo que hemos encontrado acerca del particular (y es muy probable tenga anterior origen), pro-cede de la obra de Tissot, titulada «Tratado de las enfermedades más frecuentes de las gentes del Campo-a,cuya primera edición apareció en agosto de 1761, aunque el capítulo que comentamos se editó en folleto aparte, enjunio del mismo año, a fin de propagar el sistema que preconiza para el auxilio a los ahogados (fig. 1).

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T R A T A D O I ' ' 1T 'ENFERMEDADES MAS FREQUENTES LT^^N jx

LAS GENTES DEL CAMPO, "jl J | 1 1OBRA COMPUESTA A BENEFICIO DE ESTAS, ÍÉ& / Jw I, üdel Pueblo de las Villas y Ciudades,de todos aquello»que ^ H j f e I «" "*¡ /W BLJB'

no pueden tener un Medico que los dirija en sus males, y ^faHfet I )É'-^(w «aUTde los Cirujanos que se hallan en Lugares, donde les J S R 3 lM¿2mJPc J i

precisa exercer la Medicina, V^BfUSPiUÉt ¿JlPOR MR. TISSOT, DOCTOR Y CATHEDR ÁTICO JHBBP<PNf ^de Medicina , de la Sociedad Real de Londres, de la Acadcm ^ B B o ^ A m Ni

Medico-Física de Basilea, y de la Sociedad Económica. J ^ ^B^i^vffl w

TRADUCIDO AL CASTELÍANO J fw Ni ¡

POH DON JUAN GALISTEO T XÍORRQ+ ' Jdf f fProfesor de Medicina? Academia de U Real Aesémi» Mease» rJF Vm

COK LAS LICENCIAS NECESARIAS. I v^L yj&

EN MADRID: EN LA IMPRENTA DE PEDRO ÍMARIK» I ^^£¡¿Z?3^¿2^^

S¿ hallará en ¡a Librería de Francisco Fernandez » frente de /<*r ^ Mi,jHt meGradas de San Felij>e el Real*

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En el capítulo XXVIII, dedicado a los «Socorros a los ahogados», comienza exponiendo el mecanismo de la as-fixia que no considera como debido simplemente al agua que penetra en el pulmón, sino a que : «Esta agua mez-clada intimamente con el ayre que está en el pulmón, forma una espuma viscosa sin resorte, que impide del todolas funciones de esta entraña, y por este motivo no sólo se sofoca el enfermo, sino que no pudiendo volver la san-gre de la cabeza, se llenan los vasos del celebro, y la apoplegía se junta a la sofocación. Esta causa segunda, estoes, el agua que entra en el pulmón, no es general, y en muchos ahogados se ve que no la hay, y que han pereci-do únicamente por la sofocación^.Como procedimientos terapéuticos recomienda : «El fin a que se debe aspirar, es a desahogar el pulmón y elcelebro, y avivar la circulación amortiguada. Para esto es preciso i.° quitar al paciente todos sus vestidos mo-jados, frotarle con fuerza con un paño seco; ponerle si se puede, en una cama caliente, y continuar por mucho tiem-po las friegas. 2.0 Una persona sana y robusta debe soplar en sus pulmones el ayre caliente, y el humo deltabaco, si le hubiese, por medio de algún cañón de pipa, una paja, un embudo, etc. que se introduce en la boca;soplando con fuerza este ayre, si al mismo tiempo se tapan las narices, penetra en el pulmón; dilata con su ca-lor el ayre que mezclado con el agua forma la espuma; se desprende de esta agua; recobra su resorte; dilata elpulmón; y si queda aun un principio de vida, en este instante vuelve a empezar la circulación. 3.0 Al mismo tiem-po si hay un Cirujano algo hábil, éste abre la vena yugular o vena gruesa del cuello, y dexa salir ocho, diez odoce onzas de sangre. Esta sangría es útil por muchos motivos: primeramente, como sangría restablece la circu-lación, porque éste es el efecto constante de la sangría en los síncopes, que dependen de una circulación sofocada:en segundo lugar, es la que en este caso alivia más pronto el infarto de la cabeza y del pulmón: en tercero sueleser la única que sale sangre. De la del pie casi nunca sale, de la del brazo rara vez, pero de la yugular casi siem-pre. 4.0 Por el ano o sieso se introduce en los intestinos el humo de tabaco con la mayor prontitud y en la mayorcantidad que se pueda. Para esto hay máquinas muy cómodas, pero como en pocas partes la tienen, se puedensuplir con muchos medios prontos: uno conque se salvó a una mujer, consiste {íen introducir en el ano el cañónde una pipa encendida; cúbrese ésta con un papel lleno de agugeros, se mete en la boca, y se sopla con todafuerza; a la quinta bocanada se oyó en el vientre de la mujer un ruido grande, arrojó el agua por la boca, y pocodespués recobró el conocimiento33: también se pueden encender dos pipas, y juntando sus bocas se mete el cañónde la una en el ano, y se sopla con el de la otra. Del mismo modo se puede introducir cualquier vapor, metiendoen el ano una cánula u otro tubo bien atado a una vexiga; ésta se sugeta por el otro extremo a un embudogrande de hoja de lata, debaxo del cual se pone tabaco encendido. Este medio me ha producido buen efecto en otroscasos, en que la necesidad me hizo inventar». En una nota del traductor, dice que como «Siempre repugna el ha-ber de tener la boca junto al ano de una personan se había inventado una cómoda pipa, cuya imagen evita todadescripción (fig. 2).

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AVISO MÉTODO"AL. PUEBLO PARA SOCORRER

SOBRE L A S A S F I X I A S -LOS

ó MUERTES APARENTES, AHOGADOS.Y SOBRE LOS SOCORROS QUE CONVIENEN.a los' Ahogados, á los Niños recien nacidos con apa* DISPUESTOriendas de muertos , á los Sofocados por una pasión

vehemente de animo , por el frió, ó calor excesivos, PARA EL USO DE LOS CIRUJANOSpor el tufo del carbón , ó por los vapores corrora- -*«•«• •<~tn.~jnu.i\j,3

pidos de cementerios, pozos, letrinas, de la Real A r m a d a , destinados á loscárceles &c. » • • » « « »

A QL-E VA AÑADIDO UN MÉTODO SEGURO ' A X X m k s d e S« **• ' « *y fácil de curar las Enfermedades Venéreas. fláo de 178<?t

C O M P U E S T O TOBO TOR Mr, G A K D A N K ,

V A U M E N T A D O EN LA S E G U N D A EDICIÓNdel Trata Jo de las Enfermedades mas frecuentes délas Gentes

del Campo, 6 Aviso al Pueblo de Mr. Tissor,

POR DON JUAN GALISTEO T XlÓRRO,

Profisor de Mitlkina &c.

CoH tAS LICENCIAS ÍUCSSAMAS.

EN MADRID: IÍN LA IMPRÍSTA"- DE PBORO MARÍN.

Año de 1776.Si hjUjrj in h Liínrij .!.< Fram-lre* Ftmmkt , fríñitUTCrjljit

.(« SJ; I\II¡¡ ,1 Híul.Flg. 3 Flg. 4

También recomienda la inhalación de aguas fuertes, o polvo de salvia, ruda, romero, etc. Insiste después enque no se intente administrar ningún líquido por la boca, en tanto no de señales de vida.Considera de inferior eficacia, el uso de otros procedimientos entonces practicados tales como : envolverles enuna piel recién sacada a un cordero o ternera, o en su lugar en varias de perro. Tampoco es partidario de hacerrodar al ahogado dentro de un tonel o de colgarle por los pies. Aceptando sólo como de posible efecto la extensiónde la víctima sobre un grueso lecho de cenizas calientes y cubrirle también por una gruesa capa de lo mismo.En la obra «Aviso al pueblo sobre las asfixias» del que fue autor el señor Gardane, recomienda en primer lugarllevar al asfíctico a lugar seco, donde se le harán, con la ayuda de un paño seco, o lo que se tuviere a mano,friegas «casi como cuando se restriega a un caballo-» (fig. 3).Si existe posibilidad, debe mojarse el paño con agua ardiente alcanforado, y aún utiliza también brozas o cepillosfuertes «estregando con ellos ásperamente la pieh.Luego de ello recomienda «introducir aire en la nariz-a, con el auxilio de un tubo o canuto, tapando la nariz dellado opuesto. De estar obstruidas las fosas nasales, recomienda soplar aire por la boca y sigue : «Todavía seríamedio más rápido y más seguro, soplar directamente con la boca, arrimando los labios el que sopla a los delahogado; pero para esto se requiere mucho celo, a fin d vencer la repugnancia que causa una operación tanfastidiosa-».Tanto con este ejemplo como con otros que seguirán, se demuestra que la hoy tan propagada técnica del boca aboca, para la realización de la respiración artificial, no es con mucho una idea moderna.Considera eficaz la acción de la «cama caliente» de cenizas o en su lugar : de arena, estiércol, orujo fermentado,o de lo que hubiere, y sigue :«Mientras se practican estos primeros medios, hay tiempo de armar la pipa (a) y encender el tabaco que se ha-brá puesto en ella; y luego que está encendido, se introduce la cánula B en el ano del ahogado, después se meteen ésta el extremo C del tubo flexible D, y se empieza a soplar en la pipa por el segundo tubo E, puesto en elotro extremo de la misma pipa. Así se continúa soplando hasta que se consume todo el tabaco, el que se vuelvea renovar al instante, y no se dexa de introducir el humo en los intestinos del ahogado hasta que da señales devida ciertas y permanentes» (fig. 5).A falta de aparato, recomienda el citado dispositivo de la doble pipa, aconsejando también que se mueva suave-mente el cuerpo del ahogado. Cree útil, asimismo, golpear las plantas y palmas de los pies y manos con palitosfinos ; hacer cosquillas en las fosas nasales ; que se insufle en las mismas polvo de tabaco ; o que se les haga oler«sal de armoniaco volátil».Como remedio heroico, aconseja la broncotomía (traqueotomía).

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Fig. 5

En un apéndice al final de la obra, se extiende en consideraciones de detalle sobre el aparato, intensidad de lainsuflación, regulación del calentamiento del humo, etc. La explicación va acompañada de dos láminas. En unase representa la pipa y sus accesorios y, en la segunda, la forma como se practica la insuflación de humo de ta-baco (fig. 5).Por otra parte nos dice que : «La pipa de Bartholino descrita en la primera edición de esta obra y la que el señorFerguson, habitante de Mans, describió en los carteles públicos de aquella provincia, dieron la primera idea deesta máquinas.Como hecho que hoy no carece de gracia transcribimos : «Como esta pipa se halla destinada principalmente a losahogados, y por lo mismo les es muy necesario a los Marineros, y a los que navegan en los ríos, se ha construidode manera que pueda servir a un tiempo para fumar y para resucitar a los asfícticos».Don Augusto Conté, nos permitió obtener unos microfilms, de un curioso folleto titulado «Método para socorrera los ahogados, dispuesto para el uso de los Cirujanos de la Real Armada, destinados a los Arsenales de S. M. enel año de 1786» (fig. 4).En resumen, recomienda la práctica de fuertes friegas con una bayeta empapada en agua ardiente, sólo o alcan-forado ; rechaza la cama de ceniza caliente, no por considerarla ineficaz, sino por la dificultad de realizarla.Indica la aplicación por inhalación del alkali-volátil fluido, o bien de la aplicación en la mucosa bucal de 4 a5 gotas.Recomienda la insuflación de aire con preferencia por las fosas nasales, pero agrega : «Si no se puede introducirel aire por las narices, por hallarse tapadas con la espuma, que suelen arrojar los ahogados, se procurará desta-par y de no poderse conseguir se soplará por la bocay).En este folleto se cita el salvamento de cuatro hombres asfícticos, en fecha anterior a la de la publicación de lasobras citadas en primer lugar. Dice : En el año de 1755, se abrió una de las Bóbedas de la Iglesia del Real Hos-pital de Cádiz, y haviendo entrado en ella un Hombre con el fin de limpiarla, cayó Asfíctico por la Mofeta, quehavían ocasionado los cadáveres, que se pusieron y corrompieron en ella, y por el largo tiempo que no se abría.Sucesivamente entraron otros cuatro al socorro unos de otros, y tuvieron la misma suerte, en vista de esto semetió una luz en dicha Bóbeda y haviéndose apagado se reconoció era peligroso al intentar sacarlos sin que seventilase algo, por lo cual se determinó abrir otra boca con la mayor prontitud, con cuyo medio de desahogo,y pudieron sacarse los cinco hombres que havían baxado: en este estado se pusieron a un ayre libres y fresco,y se aplicaron algunos de los que se hallaron presentes a soplar con su Boca en la de los Asfícticos, con lo quese restituyeron a la vida cuatro, y sólo pereció el quinto, que había acabado de comer cuando entró en la Bóbedan.

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1 : " ; "" — - — — — , r I Fig. 4

Es posible que este relato exponga la práctica más antigua de respiración boca a boca (1755) conocida en Es-paña. Los hechos debieron ocurrir en la bóveda que para enterrar a los colegiales fallecidos durante su períodode estudios en el Real Colegio de Cirugía, ordenó construir su fundador Pedro Virgili, en la Capilla de Sto. Án-gel Custodio.También recomienda la aplicación rectal del humo de tabaco, con la innovación de la Máquina fumigatoria, enla forma que transcribimos : «... se pondrá en práctica el uso de la máquina fumigatoria, que demuestra la Lá-mina z.a (fig. 6), para esto se dispondrá la Máquina, llenando su pipa de Tabaco picado, el que se encenderá conun poco de Agárico, Yesca, soplándole con suavidad; inmediatamente que el Tabaco empieze a arder se armarála Máquina de todas sus piezas según se representa en la Lámina i.a, figura i.a Después se introduce la Cánu-la del extremo opuesto en el Ano del Asfíctico, y soplando con suavidad con el Fuelle en la pipa, se echa el humoen los intestinos, advirtiendo que no debe insistirse demasiado en esta operación, por el riesgo que amenaza lainflación del Vientre, pues siendo ésta excesiva, e imprudente bastaría a impedir, que el Asfíctico recobrase lavida.»Para que esta operación se execute con comodidad, se situará (si fuese posible) un Ayudante que sostenga todala Máquina, tomándola con la una mano por el extremo inferior del Fuelle, y con la otra por el Tubo fumigatorio,evitando así tocar la Pipa, cuando el Tabaco esté encendido, porque precisamente ha de quemarse-».También recomienda mover suavemente al accidentado, así como que se mantenga en la posición que representa laLámina 2.a (fig. 7).Pedro Virgili, estableció como obligada entre los Profesores y Cirujanos del Real Colegio de Cádiz, la lecturade Observaciones sobre casos clínicos de interés, que debía realizarse en público un día a la semana. En la se-sión celebrada el día 22 de diciembre de 1787, Pascual de Vega, Cirujano de la fragata Sta. Rosa, leyó una Ob-servación, que fue elogiosamente comentada por D. Carlos Feo. Ameller, Secretario del Rl. Colegio (fig. 8).«OBSERVACIÓN (1787). — Josef Rodríguez, embarcado en esta Fragata de S. M. nombrada Sta. Rosa, na-tural de la Rl. Isla de León, de edad de 12 años, temperamento vilioso-sanguíneo. El 12 de julio del de la fecha,al arrojar una Espuerta de Basura al Agua desde el Pescante de dicho Buque, perdió pie, y cayó ala Mar: conel impulso del peso de su cuerpo, y el remolino, que forman las aguas en las Proas de las Embarcaciones, cuan-do se lleba salida, fue sumergido, y mantenido a pique por espacio de más de diez minutos, en cuyo tiempo avis-tándose por la Popa, a más que regular distancia, voca arriba y sin hacer algún movimiento por no saber nadar;fue causa para que se empezase a maniobrar a fin de recogerlo, lográndose efectivamente a más de media horade su caída.

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y>Llegó abordo en calidad de un verdadero Asfíctico, sin dar más muestras de vitalidad en Pulsos, Respiración,ni demás funciones sensibles, que las de un obscuro y retardado movimiento en el Corazón con mui largas intermi-tencias; y también la de haber dado un ronquido en forma de Ladrido de Perro, al entrarlo por el Portalón, losPies para arriba y la Cabeza colgando; cuyo ronquido lo contemplé desde luego por de ningún valor para el pro-nóstico en atención a causarlo el Aire contenido en los Bronquios y Laringe, que impelido violentamente por supropio peso, se presibitaba cauzaba este Phenómeno en e Larinco y Cámara posterior del paladar, órganos propiosque sirven para perfeccionar los ecos.»Inmediatamente fue conducido a la Enfermería, y sin pérdida de tiempo se le aplicó la Máquina fumigatoria por-tátil, y cuasi al mismo tiempo ocho gotas del Alkali Volátil disueltas en una cucharada de agua, las cuales se lehicieron pasar por grande dificultad del Paladar, por faltarle ya la Función de la Deglución, a causa de la totalrelaxación en que el Paciente se hallaba.nSin embargo de tan funesto Espectáculo, como tenía a la vista, no demayando, antes bien, animados de grandesesperanzas logré con ésta que a los cinco minutos, de empesadas a practicar estas diligencias, arroxase por Vocay Narices, gran cantidad de agua mescalada con grande copia de humor Vilioso; a la que se siguió, como deseabael empesarse a manifestar la respiración, muy fatigosa suave, y frecuente con silvos.y*Y en atención a este conocido alivio luego que sesaron la expresadas ebacuaciones, le subministré ygual canti-dad de Alkali, en la misma forma que anteriormente, el cual por sí tragó con mucho trabajo y a más agregué,por contemplar algún desahogo en el Pulmón el tubo a la Voca con las condiciones debidas, para dilatar los bron-quios por medio del soplo, con lo que se consiguió el fin, pues ayudada la naturaleza, se manifestaron segundasebacuaciones, se descargó el peso que le oprimía completamente quedando las primeras vías y pulmón desemba-rasado de la opresión en que estaban.^Sucesivamente pasé e practicar, quedando socorrida la primera necesidad, otros medios nada menos urgentes,como son friegas, el mismo espíritu, con Plumas por las Narices, en Pulzos y Sienes, untándole junto al Cora-zón con el Agua de la Reina y tintura de Azafrán y epiclima pro corde. Y observando sucedían los efectos de-seados, pues por instantes se iban aclarando el pulso y respiración, como el que también recobraba su sentido,los seguí, siguiendo el consejo de los más Célebres autores.»Y mientras se avibaba la Máquina fumigatoria, ordené lo pusiesen en combeniente situación con el objeto, deque hiciese alguna ebacuación per se sesum, respecto de la operación causada por la virtud irritante del tabacoy efectivamente se logró, el que fuese también aligerada la naturaleza. Y aviéndole buelto a aplicar la Máquina,a poco rato comenzó a quexarse de los efectos dolorosos que sentía hacer el humo del Tabaco en el Canal Intestinal,el que hallándose del todo desembarasado, lo estaba por la misma razón más capaz de sentimiento, y desde enton-ces respondía a algunas preguntas concertadamente y se empezó a manifestar con más claridad el pulso, aunquecon bastante celeridad; y consiguientemente más desembarasada la respiración, demostrando el alibio.

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Fig. 8

^Hallándose en tan bentajosa disposición, determiné suspender el uso de la Máquina Fumigatoria por dos razo-nes: La primera, por contemplar había obrado maravillosamente, dando el tono necesario al Sistema Nervioso:Y la segunda, porque estando el Pasciente en su conocimiento, capaz de toda sensibilidad, se quexaza amarga-mente, pidiendo con altas exclamaciones que los dexasen, ¡ que sentía un calor como si le abrasasen las entrañas!,y ¡que absolutamente no podía aguantarlo! Cuyas exclamaciones teniéndolas presentes, las más ciertas para elarreglo, del punto hasta cuando debe mantenerse la aplicación de dicha Máquina, y teniendo como a regular queun grado de abuso en esta operación pueda obrar funestas consecuencias, máxime en una fibra delicada; condes-cendí gustoso, pasando a dilatar el calor por toda la periferia.»Aplicándose toda la atención en llamar el Círculo al exterior por cuya falta aun se mantenía yerto como el Már-mol; y poniendo en práctica las friegas secas con lienzos crudos calientes, las que encargué con bastante efi-cacia a cuatro hombres, para que las diesen con fuerza, y no sucediese, lo que con las anteriormente dadas queno habían servido, y encargándolas tubiesen por regla de seguirlas hasta acalorarlo completamente. Así seexecutaron, y se verificó el calor universal por todo el cuerpo a la hora y cuarto de empezadas, haviendo sido con-ducido al instante a su cama, que bien caliente le estaba preparada; y antes se le repitieron nuevas friegas calien-tes de Aguardiente alcanforado; se le subministró igualmente una Poción Cordial, se le renovó la Epictima; ytambién un Frontal Anodino; y bien abrigado se le dexó descansar, encargándole se mantubiese en aquella citua-ción; en atención a hallarse en su total juicio y conocimiento con buen Pulso aunque acelerado y la respiraciónmás libre.t¡Ala ora y media se le hizo tomar una taza de caldo, con una cucharada de vino generoso y manteniéndose aca-lorado y la Respiración y Pulso cada vez en más libertad, encargué se guardase silencio para que dexándoletantos como a la novedad lo tenían rodeado, pudiese descansar, con lo que atraxo un regular sueño y con éste unadmirable sudor que coadyubo a que pasara una noche tranquila.»No consideramos necesario encomiar el interés y curiosidad de esta Observación o historia clínica, consideran-do el momento en que fue escrita. También es claro exponente de la atención que ponían los Cirujanos de laArmada, en la salud de los hombres a ellos encomendados.Las curaciones llevadas a efecto con la Máquina Fumigatoria, o quizás la fe puesta en sus efectos, dio lugar a losinteresantes oficios que se cruzaron entre el Secretario d la Junta de Gobierno de la Casa de Misericordia y elDirector del Real Colegio de Cirugía y que tomamos directamente de los Libros de Oficios de julio de 1805, ydicen :«.Como Secretario de la Junta de Gobierno de la Casa de Misericordia y en virtud de su acuerdo, manifiesto aV. S. que el Exento. Capitán General, procediendo con la ilustración y caridad que ha acreditado en todas susoperaciones, ha dispuesto proporcionar los auxilios posibles a los que van a bañarse a las playas de la Caleta, ytienen la desgracia de estar próximos a perder la vida.

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QUE EL AL1ALI VOLÁTIL FLÜIBOgs el remsdio mas eficaz en las ASPSSSIA*

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COK VAHAS OBSERVACIONESSobre los buenos efectos q®t produce en te saorágátm

ík te VIVGBA* en e! mal de RAB!A9 ea J&sQUEMADURAS y en te APOFLEXIA fice»

POR Mr. SAGÉP

'éc la Real Academia de Ciencias de París»TRADUCIDAS EN ESPAfíOL

PorelDr.B* Casimira Gómez Ortega, Primr Profeso?ds¡ Real Jardín Botánico, Socio Correspondiente ¿fe I»

misma BJSÍU Academia de París, y Acad&núcQ dete Regia Sociedad de Londres*

DE ORDEN SUPERIOf?.

MADRID ? En h Imprenta Real de la GAZF.TA,

Flg. 9 _

»La proximidad de esta Casa a las playas, proporciona la ventaja de que experimenta el socorro que exige sudesgraciada situación en el menor tiempo posible; y siendo uno de los esenciales, el uso de la máquina fumiga-toria, de la cual carece esta Junta, espera el interés de V. S. a favor de la humanidad, facilite una de las que sehallan en este Hospital, bajo el recibo que D. Diego Terrero, o D. Joaquín Granados, y la obligación que unode los dos hará de devolverla, concluida la temporada de baños en el mismo estado que se reciba.í>La Junta no puede dudar, que contribuirá V. 5 . en esta parte a proporcionar un bien que la religión y la hu-manidad se interesan, pues es extraño que un pueblo rodeado de mar, falten aquellos auxilios que están en prác-tica y son comunes en otros de menor renombre y circunstancia.»Dios guarde

Fdo. Francisco de Huarte.Sr. D. Carlos Francisco Ameller

«En contestación al oficio de V. S. que viene sin fecha, debo decir a V. S. que no estando en mi arbitrio dar a lacolección de máquinas que existe en este Real Colegio, otro uso que el que el Reglamento dispone, a saber lainstrucción de los Alumnos de este Real Colegio, estando aquéllos al cargo del Prof. de Física que se hallaausente.^Deseoso sin embargo de contribuir a las sabias disposiciones del Excmo. Sr. Gobernador y de esta caritativaJunta de Gobierno de la Casa de Misericordia, remito a V. S. para los fines que V. S. expresa, una caja con unacompleta máquina fumigatoria que es de mi pertenencia, la que regalo perpetuamente a esta Santa Casa paratan loables fines, como un verdadero aunque leve testimonio, de los deseos que me asisten de satisfacer losde S. E., de V. S. y de esa lima. Junta para contribuir en algún modo al alivio de la humanidad doliente quees mi principal y sagrada obligación.»Sr. D. Francisco de Huarte Fdo.: Carlos Francisco Ameller

En un tercer oficio, se acepta el donativo y se agradece la intención, con fecha 22 de julio de 1806.También es interesante, la aportación de un pequeño librito titulado : (.{Experiencias conque se aprueba que elAlkali volátil fluido, es el remedio más eficaz en las Asphyxias, o muertes aparentes de los Ahogados, y Sofo-cados del tufo de carbón, etc.». Fue escrito por el señor Sage, de la Real Academia de Ciencias de París y tra-ducido en Madrid por el Dr. Casimiro Gómez Ortega, en 1777 (fig. 9).En el capítulo IV, dedicado a «De los Ahogados», dice :aJLas experiencias hechas en los ahogados demuestran al parecer que la sofocación no viene del agua que se traga,ni de la que se introduce en el pulmón, sino de la falta de respiración.

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•oEn el día, ya nadie duda de que el ayre que sale del pulmón por la expiración, es un ayre mefítico o sea un áci-do destructivo que no merece ya el nombre de ayre, pues queda inútil para la respiración. Si por medio de untubo se introduce este pretendido ayre en la tintura de tornasol, la pone encarnada dentro de brevísimo rato, lo quemanifiesta la acidez de semejante ayre mefítico; y así me parece que se podría explicar la causa de la Asphyxiade los ahogados del modo siguiente: la porción de ayre, que quedó en los pulmones, se descompone, y el áci-do mefítico que resulta de la descomposición, suspende las funciones de aquella viscera; y de ahí la Asphyxia,que según dexamos demostrado en las observaciones precedentes, la producen igualmente el ácido mefítico de lafermentación vinosa, y el vapor o tufo que exhala la lumbre de carbón: pues en ambos casos se verifica que pe-netrando un ácido en el pulmón, suspende sus funciones. Luego es evidente que combinándose con este ácido elAlkali volátil, le ha de neutralizar y formar un mixto, que por lo mismo cesa de ser nocivo; y no encontrandoya obstáculo para penetrar el ayre exterior, se acabará en el mismo instante el espasmo originado del ácido, quese había introducido en el pulmón. Fundado en esto no tengo reparo en asegurar que lejos de deberse mirar elAlkali volátil como un medicamento accesorio en la cura de los ahogados, debe usarse en calidad de primero yprincipal remedio según manifiesta haberlo creído el honrado Ciudadano Sr. Pía que ha extendido entre noso-tros la noticia y método de salvar la vida a los ahogados.vUn exemplar reciente de la eficacia del Alkali volátil en el caso de que vamos hablando, es el que sucedido el20 de julio de este año en un hombre que privado por el vino, viendo que algunas personas se paseaban dentro delrío Sena por medio del Escaphandro, más allá del Hospital (El Escaphandro es un vestido mediante el cual sepuede caminar por el agua, y hacer varios movimientos sin rezelo de irse a fondo. Viene a ser como una espe-cie de ajustador, hecho de pedazos de corcho aforrado por todas partes de lienzo abastillado), quiso a su imita-ción caminar por el agua o porque se le antojó que el río no estaría tan profundo en aquel parage, o porque se juz-gó nadador suficientemente diestro como quiera que sea en un abrir y cerrar los ojos se desnudó, y se metió enel agua; en vano le advirtieron a gritos que mirase lo que hacía; no hizo caso, antes bien caminó por el río muyufano mientras tuvo donde sentar pie; pero no tardó en llevársele el agua, y no apareció sino de allí a algunosminutos que asomaron los pies, y volvió a desaparecer; pasaron más de diez minutos hasta que un Barquero losacó sin movimiento, sin pulsos, y con los ojos abiertos y clavados. Uno de los que nadaba con Escaphandro, acu-dió al barco, introduxo Alkali volátil en las narices del ahogado, y le hecho cuatro o cinco gotas en la boca; con

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A V I $rAUXGENSBEMERé

Quvragz nkejf&in &MM Chirurgfens**navig&n$\ & á tou$ ks Merinam giniml 9 qui fe tr§mm $m&harqués dans des Bátimcns oü siriy a point de €h\rurgkn$»

Par M,G. MAURAN ,Do£teurenMécteriiie,¿C ancien Chirurgien-navjgant.

Nouvtllc Edltlón y augmtntlc du doublc parVAUKUTÍ & txaUimtnt nvúi & corrige*

A MARSElllM;Chez JEAW MOSST Per* & Fils, ImprlmciM^v

du Roí , de la Vil le, de la Chambre du Com*merce, & Libraires, a b C¿nebiere , pré» leBurean des Drsps.

^fvre Jpprobathn & Prlvill^t du &H»

M. DCC LXXXVLFig. 10 . _ _ _ _ _ _ _ ™ _ _ ™ _ _ _ _

io g^^ aZ instante dio aquel hombre un gran suspiroj arrojó un agua espumosa, y dixo incorporándose: Estoyaventajado (era un artesano). Viéndole en pie exclamó e Barquero: Mejor hubiera sido haberle llevado al cuer-po de guardia mientras estaba ahogado; a lo menos me hubiera valido un luis. Oyendo esto el ahogado que estabarecogiendo su ropa, se le figuró que le querían poner preso, y así saltó sin pérdida de tiempo del barco a tierra, yechó a huir.»En la Parte quarta de la obra publicada sobre ahogados por el Sr. Fia, relativa al ano de 1775, pág. 152, se diceque el Sr. Diphort Cirujano Inglés, salvó la vida a una moza que se había ahogado en el Támesis dándola a olerAlkali volátil, y echándola en la boca una mezcla del mismo espíritu volátil y de agua, con lo que empezó a ha-blar en breve rato, y de allí a poco tiempo se volvió a su casa en coche.»Deseoso de averiguar, si era posible restituir la vida a los ahogados sin otro remedio que el Alkali volátil; heahogado de intento varios cuadrúpedos, y he reconocido que sin más auxilio que el de este Alkali volvían en sí conbastante prontitud.»Se extiende a continuación en detalles sobre sus experiencias en animales, y aboga por el Alkali, casi como tera-péutica suficiente.Nos parece curioso consignar que en la página situada frente a la portadilla, se lee en un recuadro : «5^ halla-rán frasquitos de cristal llenos del Alkali volátil fluido, preparado según el método de esta Obrita, en la Boticade la calle de la Montera a doce rs. cada uno, y pueden remitirse por el Correo».Otro libro de gran interés y del que obtenemos los datos que siguen, es el titulado : <LAVÍS aux gentes de Mer,sur leur santé»; escrito por M. G. Mauran, Doctor en Medicina y antiguo Cirujano-navegante. La primera edi-ción vio la luz en 1768 y la segunda que comentamos, renovada y ampliada, lleva fecha de 1786, editada enMarsella (fig. 10).El autor se extiende en primer lugar, sobre el mecanismo de la asfixia, que no admite se pueda atribuir al in-greso de agua en el estómago siempre escasa, ni tampoco al escaso volumen de la por él observada en el pulmónde los ahogados que tuvo ocasión de autopsiar. Y afirma : «En efecto, es el aire retenido en los pulmones yque no puede salir, el que sofoca a los ahogados. Sus bronquios están tan llenos, que pierden su elasticidad porlos esfuerzos que realizan para retenerlos. Es únicamente a la rarefacción del aire aprisionado, a quien cabeatribuir la muerte de los ahogados.

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nPara demostrar esto que propongo, es indispensable examinar todos los fenómenos que acompañan a la muertede los ahogados. Y son: en tanto la cabeza permanece fuera del agua, el aire entra libremente en el pecho, ya seapor la boca o nariz. Una vez sumergido, el ahogado detiene la respiración, la epiglotis se contrae; cerrada laglotis, se opone a la salida del aire que queda encerrado en los pulmones, así como a la salida del agua.y>Se preguntará posiblemente por qué medios la epiglotis se contrae y ciérrase con tanta fuerza, oponiéndosea la salida del aire contenido en el pulmón, así como a la entrada de agua en el mismo. Para comprender elmecanismo de esta constricción, es suficiente comprender la fuerza de los movimientos espasmódicos que el te-mor puede provocar en relación al uso de estas partes.» Acepta que independientemente de cualquier esfuerzo,«... esta parte se contrae expontáneamente, sin que la reflexión del que se ahoga, participe en esta acción-». Cu-riosa manera, en verdad, de interpretar lo que hoy consideramos un acto reflejo. Se extiende en consideracionessobre este mecanismo y sobre el agotamiento del aire retenido, incapaz de ser utilizado en la respiración.Conocida la causa admite que el tratamiento debe ser su consecuencia, por ello rechaza tanto por inútiles comopor perjudiciales, apoyándose en su propia experiencia : la costumbre de suspender por los pies a los ahogados ;la introducción por la boca de humo de tabaco; la práctica de sangrías en cualquier vaso, así como la de labroncotomía.Afirma que: «... el aire debe insinuarse libremente en el pecho; para introducirlo es suficiente soplar con fuer-za por la boca. Por este método se logra hacer penetrar aire en los pulmones, a desarrollarlos y se obliga ahacer ligeras inspiraciones y espiraciones. Nadie ignora que este solo método, da la vida todos los días a nume-rosos recién nacidos-».Y más adelante insiste : «.También es preciso, con mayor premura, insuflar aire en la boca de los ahogados,haciéndolo penetrar en los pulmones. Para ello se ha inventado un fuelle dotado de dos cavidades separadas, cons-truido de modo que, cuando se aplica este instrumento en la boca o en la nariz del ahogado, en una de sus cavi-dades penetra el aire de la atmósfera y en la otra el contenido en el pulmón; de suerte que cuando se cierra, elaire de la atmósfera es impelido a los pulmones y el de los pulmones a la atmósfera. Para ello, es preciso queel caño del fuelle debe ser flexible y de una longitud de un pie a un pie y medio, terminando por dos aberturasa fin de aplicar una a cada nariz. Esta invención es muy útil. Estos fuelles se encuentran en los puestos esta-blecidos por Su Magestad, para socorrer a los ahogados-».Es lamentable, no poseer un esquema del fuelle citado a fin de ser reproducido.Continuando en la descripción de los procedimientos prácticos sigue : «En tanto que se procura esta respiraciónartificial, que puede ser suficiente cuando el ahogado ha permanecido poco tiempo bajo el agua; pero que confrecuencia resulta infructuosa en caso contrario, es por lo que debe recurrirse a otros socorros, consistentes enhacerles respirar un frasco que contenga álcali volátil flúor, que según las experiencias de M. le Sage, es muycapaz de retornar la vida».Y finalmente recomienda como eficaz, la tan citada insuflación de humo de tabaco por el ano. Procedimiento defácil y rápida posibilidad de realización por los marineros, ya que todos ellos acostumbran a fumar tabaco enpipa. A continuación, cita varios casos de salvamento, realizados con la ayuda de estos procedimientos.En el discurso preliminar de esta misma obra, al tratar de los socorros a los ahogados dice : «.Desde hace variosaños, el Ministerio que ha tenido a bien ocuparse de este objeto, ha propuesto a S. M., siempre bienhechora,acordar una compensación pecuniaria, a todo aquel que tenga la fortuna de devolver la vida a cualquiera deesos infortunados. En consecuencia ha establecido en todas las Villas Marítimas, así como en aquellas que sehallan situadas en las orillas de los lagos, o de los grandes ríos, oficinas o puestos, donde se consiga con todaslas aclaraciones necesarias, que han sido impresas por Orden de Su Majestad, para el mejor uso de los instru-mentos de que han sido dotadas, utilizadas para realizar tan plausible obra. El éxito de estos establecimientos,así como el gran número de ahogados que han sido devueltos a la vida después de ello, demuestran su utilidady nos obligan a hacer votos al Cielo, para la conservación de los días de un Rey tan bueno, que se interesa porla vida, así como por la prosperidad de sus más humildes vasallos, a los que desearía volver a la vida, despuésde muertos».Con ello se demuestra que los puestos o estaciones de socorro a los ahogados, fueron establecidos en Francia, enépoca de Luis XVI, pocos años antes de 1786. Ya hemos hecho constar que veinte años después, en 1806, fueorganizado en Cádiz, un puesto de socorro semejante, en la Casa de Misericordia, situada frente a los bañosde mar de la Caleta.En resumen cabe considerar :i.° La respiración forzada, como tratamiento a los ahogados, ya fuese por mediación de un tubo introducidopor nariz o boca, así como por la respiración forzada boca a boca, hoy tan en boga, eran normalmente practica-da en el siglo xvin.2.° Se describe repetidamente el uso de las pipas y de las máquinas fumigatorias, en el auxilio a los ahogados.3.0 Se describe la aplicación del Alkali volátil fluido, y la teoría en que se fundamentó su uso.4.0 Se describe un fuelle de doble efecto, para realizar la respiración artificial, de uso en Francia en el siglo xvin.5.0 Se reconoce a Luis XVI, como fundador de puestos de socorrismo en los pueblos ribereños al mar, lagos oríos de Francia antes de 1786, y a la Junta de Gobierno de la Casa de Misericordia en Cádiz, en 1806.6.° Se cita el uso del nEscaphandro-», dispositivo para andar por el agua sin temor a sumergirse.

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BIBLIOGRAFÍA

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