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1 ORDENACIÓN EPISCOPAL DEL PADRE OBISPO JUAN JOSÉ CHAPARRO STIVANELLO, CMF

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ORDENACIÓN

EPISCOPAL DEL

PADRE OBISPO

JUAN JOSÉ

CHAPARRO

STIVANELLO, CMF

LEMA EPISCOPAL

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ORDENACIÓN EPISCOPAL

Monseñor Juan José Chaparro Stivanello, cmf

Obispo de San Carlos de Bariloche

OBISPOS CONSAGRANTES

Monseñor Fernando Carlos Maletti

Obispo de Merlo – Moreno

Monseñor Rubén Oscar Frassia

Obispo de Avellaneda – Lanús

Monseñor Guillermo José Garlatti

Arzobispo de Bahía Blanca

IGLESIA CATEDRAL

“NUESTRA SEÑORA DEL NAHUEL HUAPI”

28 de septiembre de 2013

SíNTESIS y ORDEN DE LA CELEBRACIÓN

La celebración comienza con la solemne procesión por el templo hacia el altar de los ministros, sacerdotes y obispos.

Se inicia la misa. Un presbítero pide al Obispo consagrante que ordene al candidato al Episcopado; este pedirá la lectura del Mandato Apostólico emitido por el Papa Francisco. El Pueblo santo de Dios aclamará con una acción de gracias.

Leído el Evangelio, se invoca al Espíritu Santo y el Obispo consagrante realiza la alocución al Pueblo de Dios y al candi-dato. Terminada la alocución, se interroga al candidato acer-ca de sus disposiciones para el cumplimiento de su oficio.

El Obispo electo se postra y se cantan las Letanías de los Santos y Beatos. Momento solemne: en silencio el Obispo consagrante principal impone sus manos sobre la cabeza del electo. Luego hacen lo propio todos los obispos presentes.

Se impone el Libro de los evangelios abierto sobre la cabeza del Obispo electo, y se dice la oración de consagración, parte de la cual pronuncian los tres Obispos consagrantes.

El nuevo Obispo consagrado después de ser ungido con el santo Crisma en la cabeza, recibe los Evangelios y las insig-nias de su oficio episcopal: el anillo, la mitra y el báculo pas-toral. Luego es puesto en su Sede episcopal y recibe el saludo de los Obispos.

Toma la presidencia de la celebración para ofrecer y consagrar como sumo sacerdote de la Iglesia particular de San Carlos de Bariloche. La misa continúa y después de la comunión mien-tras el Pueblo alaba con Te Deum. El nuevo Obispo acompa-ñado de otros dos obispos recorre el templo, bendiciendo al Pueblo y dirigiendo una alocución a la Asamblea.

Concluida la celebración encomendará su ministerio episco-pal a la Virgen María.

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MISA y RITUAL DE LA ORDENACIÓN

Cuando todo está preparado, comienza la procesión por el templo Catedral, dirigiéndose hacia el altar.

RITOS INICIALES

Ant. ¡Qué alegría cuando me dijeron: ¡Vamos a la casa del Señor! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén

Jerusalén, estás fundada como ciudad bien compacta. Hacia Ti suben las tribus, las tribus del Señor. Ant.

Felicidad te auguramos, prosperidad al que te ama; bienestar entre tus muros, en tus palacios haya paz. Ant.

Por el amor a mis hermanos voy a decir: la paz contigo. Por la casa del Señor nuestro Dios, te deseo todo bien. Ant.

QUé LINDO LLEGAR CANTANDO

Qué lindo llegar cantando a tu Casa, Padre Dios, y hermanados en el canto, comenzar nuestra oración. Darte gracias y alabanzas, pedirte ayuda y perdón. Qué lindo llegar cantando a tu Casa, Padre Dios.

Qué lindo traer la vida y en nuestra celebración contarla a nuestros hermanos y que se vuelva oración, sudor, lágrima, esperanza, trabajo, rezo y amor. Qué lindo rezar cantando la vida que se nos dio.

Qué lindo encontrar hermanos que viven la misma fe y amando son serviciales y esperando saben ver que el Reino de Dios avanza sencillamente y de a pie. Qué lindo rezar cantando el misterio de la fe.

Qué lindo saber que somos una Iglesia Comunión, que nace con el bautismo y crece con la misión de unir entre sí a los hombres y a la humanidad con Dios. Qué lindo rezar cantando y sentir la comunión.

Qué lindo ver a la gente compartir y festejar, y es que la Pascua de Cristo nos obliga a celebrar, comenzando aquí en la tierra el banquete celestial. Qué lindo rezar cantando nuestra alegría pascual.

Durante la incensación el coro LIKUI bajo la dirección de Olga Liudkova canta SEÑOR, ESCUCHA MI ORACIÓN (Vnushi Boye molitvu moiu) de Alexander Arjangelskiy

«Señor, escucha mis plegarias, no me abandones,

ilumina mi camino, despeja de miedos mi corazón.

El Espíritu Santo desciende sobre mí. Estoy en Paz.»

SALUDO INICIAL

PETICIÓN y LECTURA DEL MANDATO APOSTÓLICO

Los Obispos consagrantes se dirigen a las sedes preparadas, toman asiento y se colocan la mitra. El Pueblo también toma asiento.

El electo es conducido por los presbíteros que lo asisten hasta la sede del consagrante principal.

Un presbítero se dirige al Obispo ordenante con estas palabras:

Queridísimo Padre, la Iglesia de San Carlos de Bariloche pide que ordenes Obispo al presbítero Juan José Chaparro Stivanello.

El Obispo ordenante principal le pregunta:

¿Tienen el Mandato apostólico?

El presbítero responde: Sí, lo tenemos.

El Obispo ordenante principal dice: Que se lea el Mandato.

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Todos toman asiento para escuchar. Terminada la lectura todos asienten a la elección del Obispo cantando:

ACTO PENITENCIAL

El coro de niños y jóvenes de Bariloche bajo la dirección de Héctor Bisso canta: KYRIE de Carl-Aage Eliasson.

Kyrie eleison Señor, ten piedad

Christe eleison Cristo, ten piedad

Kyrie eleison Señor, ten piedad

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro,

que por la generosidad de tu gracia

estableces hoy al frente de tu Iglesia

de San Carlos de Bariloche

a tu hijo, el presbítero Juan José,

concédele ejercer dignamente

el ministerio episcopal

y guiar, bajo tu inspiración,

con la palabra y el ejemplo,

el rebaño que le haz confiado.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo,

que vive y reina contigo

en la unidad del Espíritu Santo,

y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

1ª LECTURA: IS 61, 1-3A

SALMO RESPONSORIAL: (115)

¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor. R

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor. Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo. R

Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: en los atrios de la Casa del Señor, cumpliré mis votos al Señor. R

2ª LECTURA: TIM 4, 12B-16

ALELUIA

Yo Soy el buen Pastor, dice el Señor; conozco a mis ovejas

y mis ovejas me conocen a mí. Jn 10, 14

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EvANGELIO DE NUESTRO SEñOR JESUCRISTO SEGúN SAN JUAN JN 10, 11-16

Después de la proclamación del Evangelio comienza la ordenación del Obispo. Estando todos de pie se invoca al Espíritu Santo.

1. Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles. * Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.

Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra: ¡envíalo!

2. Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, * fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.

Envía tu Espíritu, Señor, …

3. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios, * Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.

Envía tu Espíritu, Señor, …

4. Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones * y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.

Envía tu Espíritu, Señor, …

5. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz, * siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.

Envía tu Espíritu, Señor, …

6. Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo * y que en Ti, que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.

Envía tu Espíritu, Señor, …

7. Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos, * y al Espíritu consolador, por los siglos de los siglos.

Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra: ¡envíalo!

El consagrante principal habla al Pueblo, al Clero y al Electo sobre el ministerio episcopal.

ALOCUCIÓN AL PUEBLO DE DIOS

Queridos hermanos:

Consideren atentamente a que ministerio será promovido en la Iglesia este hermano nuestro. Nuestro Señor Jesucristo, enviado por el Padre para redimir a los hombres, envió a su vez por el mundo a los doce Apóstoles para que, llenos del Espíritu Santo, anunciaran el evangelio y reuniendo a todos los hombres en un solo rebaño, los santificaran y gobernaran. A fin de asegurar la continuidad de este ministerio hasta el fin de los tiempos, los Apóstoles eligieron colaboradores a quienes comunicaron por la impo-sición de las manos, que confiere la plenitud del sacramento del Orden, el don del Espíritu Santo que habían recibido de Cristo.

De este modo se ha conservado tan importante ministerio a través de los tiempos. Por la ininterrumpida sucesión de los Obispos, permanece

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y se acrecienta hasta nuestros días la obra del Salvador.

En el Obispo, rodeado de sus presbíteros, se hace presente en medio de ustedes el mismo Jesucristo nuestro Señor, Sumo y Eterno Sacerdote.

Por el ministerio paternal del Obispo, el Señor continúa predicando el evangelio, administrando los sacramentos de la fe a los creyentes. Por el ministerio paternal del Obispo, agrega a su cuerpo nuevos miembros. Por la sabiduría y prudencia del Obispo, los conduce a través de la pe-regrinación terrena a la eterna felicidad.

Reciban, por tanto, con alegría y gratitud a este hermano nuestro.

Nosotros, los Obispos presentes, por la imposición de las manos, lo agregaremos a nuestro orden episcopal.

Hónrenlo como ministro de Cristo y dispensador de los misterios de Dios. A él se le confía dar testimonio de la verdad del evangelio y el mi-nisterio de la vida del Espíritu y la santidad.

Recuerden las palabras de Cristo a los Apóstoles: Quien los escucha, a Mí me escucha y quien los rechaza, a Mí me rechaza, y el que me rechaza, rechaza al que me ha enviado.

ExhORTACIÓN AL ELECTO

Querido hermano, elegido por el Señor:

Recuerda que has sido tomado de entre los hombres y puesto al servicio de los hombres en las cosas que se refieren a Dios.

En efecto, el Episcopado significa un servicio, no un honor, y es necesa-rio que el Obispo, más que presidir sirva a sus hermanos, ya que según el mandato del Señor, el que es mayor hágase el menor, y el que preside sea como el que sirve.

Proclama la Palabra oportuna e inoportunamente; corrige siempre con paciencia y deseo de enseñar.

En la oración y en el sacrifico eucarístico que ofrecerás por el pueblo a ti encomendado, implora insistentemente la abundancia de la multiforme gracia, que procede de la plenitud de Cristo.

En la Iglesia a ti confiada. Sé fiel dispensador, moderador y custodio de los sacramentos de Cristo. Elegido por el Padre para gobernar a su familia, acuérdate siempre del Buen Pastor que conoce a sus ovejas y es conocido por ellas y que no dudó en dar su vida por el rebaño.

Ama con amor de padre y hermano a todos los que Dios te encomienda, en primer lugar, a los presbíteros y diáconos, tus colaboradores en el minis-terio de Cristo; también a los pobres y débiles, a los que no tienen hogar y a los desamparados.

Exhorta a los fieles a que trabajen contigo en la obra apostólica y escú-chalos gustosamente.

Preocúpate incansablemente de aquellos que aún no pertenecen al único re-baño de Cristo, porque ellos también te han sido encomendados en el Señor.

Nunca te olvides que has sido agregado al orden episcopal en la Iglesia católica, reunida por el vínculo del amor, de tal modo que no dejes de tener preocupación por todas las iglesias y no olvides socorrer con ge-nerosidad a las iglesias más necesitadas de ayuda.

Por tanto, preocúpate por todo el rebaño en el que el Espíritu Santo te pone para gobernar a la Iglesia de Dios. En el nombre del Padre, cuya imagen representas en la Iglesia. En el nombre del Hijo Jesucristo, cuyo ministerio de Maestro, Sacerdote y Pastor ejerces. Y en el nombre del Espíritu Santo, que vivifica a la Iglesia de Cristo y fortalece con su po-der nuestra debilidad.

Terminada la homilía, solamente el elegido se pone de pie delante del Obispo consagrante.

LITURGIA DEL SACRAMENTO DEL ORDEN

PROMESAS DEL ELEGIDO

El Obispo ordenante principal dialoga con el electo:

La antigua norma de los Santos Padres manda de quien va a ser ordenado Obispo sea interrogado delante del pueblo, acerca de su propósito de custodiar la fe y de cumplir con su oficio.

Por eso, querido hermano: ¿Quieres cumplir hasta la muerte, con la ayuda del Espíritu Santo, el oficio pastoral que los Obis-pos hemos recibido de los Apóstoles y que se te comunica por la imposición de nuestras manos?

El elegido responde: Sí, quiero.

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El Obispo ordenante principal:¿Quieres anunciar con fidelidad y constancia el evangelio de Jesucristo?

El elegido responde: Sí, quiero.

El Obispo ordenante principal:

¿Quieres conservar puro e íntegro el depósito de la fe, tal como fue recibido de los Apóstoles y que la Iglesia conservo siempre y en todas partes?

El elegido responde: Sí, quiero.

El Obispo ordenante principal:¿Quieres edificar el cuerpo de Cristo que es tu Iglesia y perseve-rar en su unidad junto con todos los obispos bajo la autoridad del sucesor del Apóstol san Pedro?

El elegido responde: Sí, quiero.

El Obispo ordenante principal:¿Quieres obedecer fielmente al sucesor del Apóstol san Pedro?

El elegido responde: Sí, quiero.

El Obispo ordenante principal:¿Quieres como padre bondadoso, junto con tus colaboradores, los presbíteros y diáconos, alimentar al pueblo santo de Dios y guiarlo por el camino de la salvación?

El elegido responde: Sí, quiero.

El Obispo ordenante principal:¿Quieres mostrarte afable y bondadoso, en el nombre del Señor, con los pobres, con los que no tienen casa y con todos los nece-sitados?

El elegido responde: Sí, quiero.

El Obispo ordenante principal:¿Quieres, como buen pastor, buscar las ovejas perdidas y con-ducirlas al redil del Señor?

El elegido responde: Sí, quiero.

El Obispo ordenante principal:¿Quieres orar siempre a Dios Todopoderoso y cumplir con toda fidelidad la función del sumo sacerdocio?

El elegido responde: Quiero, con la gracia de Dios.

El Obispo ordenante principal dice:Que Dios perfeccione la obra que ha comenzado en ti.

SúPLICA LITáNICA

Nos ponemos de pie.

El Obispo, pronuncia la siguiente invitación:

Queridos hermanos:

Oremos a fin de que la bondad de Dios Todopoderoso conce-

da a este elegido la abundancia de su gracia, para el bien de

su Iglesia.

El electo se postra. Los cantores comienzan las letanías a las que todos responden.

El diácono dice: Nos arrodillamos.

LETANíAS DE LOS SANTOS

Señor, ten piedad de nosotros

Cristo, ten piedad de nosotros

Señor, ten piedad de nosotros

Santa María, Madre de Dios ruega por nosotros

San Miguel ruega por nosotros

Santos Ángeles de Dios rueguen por nosotros

San Juan Bautista ruega por nosotros

San José ruega por nosotros

Santos Pedro y Pablo rueguen por nosotros

San Andrés ruega por nosotros

Santiago, el Mayor ruega por nosotros

San Juan ruega por nosotros

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Santo Tomás ruega por nosotros

Santiago, el Menor ruega por nosotros

San Felipe ruega por nosotros

San Bartolomé ruega por nosotros

San Mateo ruega por nosotros

San Simón ruega por nosotros

San Tadeo ruega por nosotros

San Matías ruega por nosotros

Santa María Magdalena ruega por nosotros

San Esteban ruega por nosotros

San Ignacio de Antioquía ruega por nosotros

San Lorenzo ruega por nosotros

San Roque González ruega por nosotros

San Alonso Rodríguez ruega por nosotros

San Héctor Valdivieso ruega por nosotros

San Pancracio ruega por nosotros

Beatos mártires claretianos ruega por nosotros

Santas Perpetua y Felicidad rueguen por nosotros

Santa Inés ruega por nosotros

San Gregorio ruega por nosotros

San Agustín ruega por nosotros

San Atanasio ruega por nosotros

San Basilio ruega por nosotros

San Martín de Tours ruega por nosotros

Santo Toribio de Mogravejo ruega por nosotros

San Benito ruega por nosotros

Santos Francisco y Domingo rueguen por nosotros

San Francisco Javier ruega por nosotros

San Francisco Solano ruega por nosotros

San Martín de Porres ruega por nosotros

San Juan María Vianney ruega por nosotros

San Antonio María Claret ruega por nosotros

Beato Gabriel Brochero ruega por nosotros

Santa Catalina de Siena ruega por nosotros

Santa Teresa de Jesús ruega por nosotros

Santa Teresa del Niño Jesús ruega por nosotros

Santa Rosa de Lima ruega por nosotros

Santa Teresa de los Andes ruega por nosotros

Beato Artémides Zatti ruega por nosotros

Beata Laura Vicuña ruega por nosotros

Beato Ceferino Namuncurá ruega por nosotros

Santos y Santas de Dios rueguen por nosotros

Por tu bondad líbranos, Señor

De todo mal líbranos, Señor

De todo pecado líbranos, Señor

De la muerte eterna líbranos, Señor

Por tu encarnación líbranos, Señor

Por tu muerte y resurrección líbranos, Señor

Por la venida del Espíritu Santo líbranos, Señor

▪ Nosotros, que somos pecadores. Te rogamos, óyenos

▪ Para que gobiernes y conserves a tu santa Iglesia. Te rogamos...

▪ Para que conserves en tu santo servicio al Papa y a todos los miem-

bros del clero. Te rogamos...

▪ Para que bendigas a este elegido tuyo. Te rogamos...

▪ Para que lo bendigas y santifiques. Te rogamos...

▪ Para que bendigas, santifiques y consagres a este elegido tuyo.

Te rogamos...

▪ Para que concedas la paz y la concordia a todos los pueblos.

Te rogamos...

▪ Para que tengas misericordia de todos los que sufren. Te rogamos...

▪ Para que nos fortalezcas y conserves en tu santo servicio. Te rogamos...

▪ Jesús, Hijo del Dios vivo. Te rogamos...

Cristo, óyenos Cristo, óyenos

Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos

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Terminadas las letanías, el Obispo consagrante, de pie y con las manos extendidas, dice:

Padre bueno:

Escucha nuestras súplicas y derramando la plenitud de la gracia sacerdotal sobre este servidor tuyo, infúndele la fuer-za de tu bendición.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Todos responden: Amén.

Nos ponemos de pie y permanecemos orando en silencio, los Obispos con-sagrantes se ponen la mitra y permanecen de pie delante de sus sedes, mi-rando al Pueblo. El electo se levanta y se acerca al consagrante principal, poniéndose de rodillas delante de él.

IMPOSICIÓN DE LAS MANOS

El consagrante principal efectuará la imposición de manos en silencio so-bre la cabeza del electo y después los demás obispos presentes.

IMPOSICIÓN DEL LIBRO DE LOS EvANGELIOS

Luego, el consagrante principal impone el Libro de los evangelios, abierto, sobre la cabeza del electo; dos diáconos que estarán de pie junto a él lo asisten a la derecha e izquierda del electo, mientras se recita la plegaria de consagración.

ORACIÓN CONSECRATORIA

Luego el consagrante principal, sin mitra, con las manos extendidas, dice la oración de consagración. El electo se arrodilla delante del Obispo con-sagrante.

Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,

Padre misericordioso y Dios de todo consuelo,

que habitas en el cielo

y te fijas en los humildes;

que lo conoces todo antes de que exista,

tu estableciste normas en tu Iglesia

con tu palabra bienhechora.

Desde el principio tu predestinaste

un linaje justo de Abraham;

nombraste príncipe y sacerdotes

y no dejaste sin ministros tu santuario.

Desde el principio del mundo te agrada

ser glorificado por tus elegidos.

Lo que sigue lo recitan los Obispos consagrantes con las manos juntas:

INFUNDE AHORA

SOBRE ESTE TU ELEGIDO

LA FUERZA QUE DE TI PROCEDE:

EL ESPÍRITU DE GOBIERNO

QUE DISTE A TU AMADO HIJO JESUCRISTO,

Y ÉL, A SU VEZ,

COMUNICÓ A LOS SANTOS APÓSTOLES,

QUIENES ESTABLECIERON LA IGLESIA

COMO SANTUARIO TUYO

EN CADA LUGAR

PARA GLORIA Y ALABANZA INCESANTE

DE TU NOMBRE.

Prosigue solo el Obispo ordenante principal

Padre santo,

tu que conoces los corazones,

concede a este servidor tuyo,

a quien elegiste para el episcopado,

que sea un buen pastor de tu santa grey

y ejercite ante ti el sumo sacerdocio

sirviéndote sin tacha día y noche;

que atraiga tu favor sobre tu pueblo

y ofrezca los dones de tu santa Iglesia;

que por la fuerza del Espíritu,

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que recibe como sumo sacerdote

y, según tu mandato,

tenga el poder de perdonar pecados;

que distribuya los ministerios

y los oficios según tu voluntad,

y desate todo vínculo conforme al poder

que diste a los Apóstoles;

que por la mansedumbre y la pureza de corazón

te sea grata su vida como sacrificio de suave olor,

por medio de tu Hijo Jesucristo,

por quien recibes la gloria, el poder y el honor,

con el Espíritu, en la santa Iglesia

ahora y por los siglos de los siglos Todos responden: Amén.

Cuando termina la oración de consagración los diáconos retiran el Evan-geliario que mantenían sobre la cabeza del electo, y uno de ellos lo tiene hasta que sea entregado al ordenado.

Los Obispos ordenantes toman asiento y se ponen la mitra.

UNCIÓN DE LA CABEzA y ENTREGA DEL EvANGELIO y DEMáS INSIGNIAS EPISCOPALES

UNCIÓN DE LA CABEzA

Los acólitos extienden el gremial sobre las rodillas del consagrante prin-cipal; el ordenado se arrodilla frente al mismo, quien le unge la cabeza con el Santo Crisma, mientras dice:

Dios, que te hizo partícipe del Sumo Sacerdocio de Cristo,

derrame sobre ti el bálsamo de la mística unción,

y haga fecundo tu ministerio

con la abundancia de la bendición espiritual.

ENTREGA DEL EvANGELIARIO

El Obispo hace entrega del Evangelio, que es la Palabra de Dios.

Recibe el Evangelio

y proclama siempre la Palabra de Dios

con paciencia y deseo de enseñar.

ENTREGA DEL ANILLO y LA MITRA

El Obispo hace entrega del anillo, símbolo de alianza con la Iglesia y con su cabeza, el Papa de Roma.

Recibe este anillo, signo de fidelidad,

y adornado con una fe inquebrantable,

permanece fiel a la Iglesia, Esposa Santa de Dios.

El Obispo coloca la mitra, símbolo de la autoridad con la que es revestido en su ordenación.

Recibe la mitra y brille en ti el resplandor de la santidad,

para que, cuando aparezca el Príncipe de los Pastores

merezca la corona de gloria que no se marchita.

ENTREGA DEL BáCULO PASTORAL

Por último el Obispo entrega el báculo, símbolo de su función de Pastor.

Recibe el báculo, signo de tu ministerio pastoral.

Cuida a todo el rebaño que el Espíritu Santo

te confía como Obispo para gobernar a la Iglesia de Dios.

El Obispo ordenante lo invita al Obispo ordenado para que se siente en la cátedra, y el Obispo se sienta a la derecha del ordenando. Allí, el orde-nando, dejando el báculo pastoral, recibe el saludo del Obispo ordenante y de los demás obispos.

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SALMO 95

Ant. ¡Cantemos al Señor un canto nuevo, aleluia; porque él obró maravillas, aleluia!

Cantemos al Señor un canto nuevo porque él obró maravillas; el poder del Señor ha triunfado, nos anuncia su victoria. Ant.

El Señor manifestó su salvación ante todas las nociones, recordando su amor y su lealtad por el pueblo de Israel. Ant.

Toda la tierra es testigo de la victoria de nuestro Dios; ¡Qué aclame al Señor toda la tierra con cantos de alegría! Ant.

LITURGIA DE LA EUCARISTíA

OfERTORIO

TE PRESENTAMOS

Te presentamos la vida, Señor, vida del pueblo, de fiesta y dolor. Campo y desierto, vida y silencio, te presentamos Señor.

Te presentamos la vida, Señor, el pan y el vino en tu mesa estarán. Pan compartido, vino de fiesta, tu Cuerpo y Sangre serán.

Ofrecemos el pan y el vino signo de la entrega del Señor Jesús y el agua que unida al vino es signo de nuestra participación en su vida divina.

OfRENDAS

Durante las ofrendas los coros Melipal, Capraro y Juvenil Municipal bajo la dirección de Rodrigo Dalziel cantan: FILL MAPU de Aimé Painé, canto en lengua mapuche (arr. R. Dalziel).

Toda la tierra es una sola alma y somos parte de ella.

No podrán morir nuestras almas; cambiar sí que pueden

pero no apagarse pues una sola alma somos. Como un solo mundo hay,

así también una sola alma.

ORACIÓN SOBRE LAS OfRENDAS

Te ofrecemos Señor, este sacrificio de alabanza,

y te pedimos que acrecientes en nosotros

la entrega a tu servicio

para que, por tu bondad, lleves a feliz término

lo que gratuitamente nos has concedido.

Por Jesucristo nuestro Señor.

SANTO: Cantado por todo el pueblo.

PADRENUESTRO… reza todo el pueblo al unísono.

CORDERO DE DIOS

AGNEAU DE DIEU de Rupert Lang cantado por el coro de Cámara Patagonia bajo la dirección de Eduardo Malachevsky.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

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COMUNIÓN

EL PROfETA

Antes que te formaras dentro del vientre de tu madre, antes que tú nacieras te conocía y te consagré. Para ser mi profeta de las naciones yo te escogí. Irás donde te envíe y lo que te mande proclamarás.

Tengo que gritar, tengo que arriesgar. ¡Ay de mí si no lo hago! ¿Cómo escapar de Ti? ¿Cómo no hablar? Si tu voz me quema dentro. Tengo que andar, tengo que luchar. ¡Ay de mí si no lo hago! ¿Cómo escapar de Ti? ¿Cómo no hablar? Si tu voz me quema dentro.

No temas arriesgarte porque contigo yo estaré. No temas anunciarme porque en tu boca yo hablaré. Te encargo hoy mi pueblo, para arrancar y derribar. Para edificar, destruirás y plantarás.

Deja a tus hermanos, deja a tu padre y a tu madre. Abandona tu casa porque la tierra gritando está. Nada traigas contigo porque a tu lado yo estaré. Es hora de luchar, porque mi pueblo sufriendo está.

PESCADOR DE hOMBRES

Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos; tan sólo quieres que yo te siga.

Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca, junto a Ti buscaré otro mar.

Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espadas; tan sólo redes y mi trabajo.

Tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descansen; amor que quiera seguir amando.

Tú pescador de otros lagos, ansia eterna de almas que esperan; amigo bueno, que así me llamas.

MEDITACIÓN

Después de la comunión el coro Juvenil Municipal bajo la dirección de Cintia Alvarado canta: SICUT CERVUS de Giovanni Pierluigi da Pa-lestrina.

Sicut cervus desiderat ad fontes

aquarum ita desiderat anima

mea ad te, Deum.

Como la cierva sedienta busca

las corrientes de agua, así mi

alma suspira por ti, mi Dios.

ORACIÓN DESPUéS DE LA COMUNIÓN

Padre nuestro,

realiza en nosotros la obra de tu misericordia,

y concédenos tu gracia

para que podamos agradarte en todo.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Terminada la oración post-comunión se canta TE DEUM. Mientras tan-to el ordenado con mitra y báculo pastoral, es conducido por los Obispos consagrantes para que bendiga y salude al Pueblo de Dios.

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Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a Ti nuestra alabanza, a Ti, Padre del cielo, te aclama la creación. Postrados ante Ti, los ángeles te adoran y cantan sin cesar: R.

¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles, la multitud de los profetas te enaltece, y el ejército glorioso de los mártires te aclama. R.

¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!

A ti la Iglesia santa, por todos los confines extendida, con júbilo te adora y canta tu grandeza: Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. R.

¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!

Padre, infinitamente Santo, Hijo eterno, Unigénito de Dios, Santo Espíritu de amor y de consuelo. Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria. R.

¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!

Tú el Hijo y Palabra del Padre, tú el Rey de toda la creación. Tú, para salvar al hombre, tomaste la condición de esclavo en el seno de una Virgen. Tú destruiste la muerte y abriste a los creyentes las puertas de la gloria. R.

¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!

Tú vives ahora, inmortal y glorioso, en el reino del Padre. Tú vendrás algún día, como juez universal. Muéstrate, pues, amigo y defensor de los hombres que salvaste. R.

¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!

Salva a tu pueblo, Señor, y bendice a tu heredad. Sé su pastor, y guíalos por siempre. Día tras día te bendeciremos y alabaremos tu nombre por siempre jamás. R.

¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad. A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado. R.

¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!

ALOCUCIÓN DEL NUEvO OBISPO. IMPARTIRá LA BENDICIÓN SOLEMNE

Señor Dios, que cuidas a tu pueblo con misericordia

y lo gobiernas con amor,

envía el Espíritu de sabiduría sobre los pastores

a quienes confiaste la conducción de tu rebaño,

para que la santidad de las ovejas

sea el gozo eterno de los pastores.

R: Amén

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Señor Dios, que estableces los tiempos de nuestra vida

y por tu poder admirable gobiernas la historia;

mira con bondad nuestro humilde ministerio

y concede a nuestros días la abundancia de tu paz.

R: Amén.

Señor Dios, concédeme los dones de tu Gracia

ya que me elevaste al orden episcopal,

para que te agrade en el ministerio,

y dirige los corazones del pueblo y del obispo,

para que no le falta al pastor la obediencia del rebaño,

ni el rebaño carezca de los cuidados del pastor.

R: Amén.

Y a todos ustedes, que están aquí reunidos,

Los bendiga Dios todopoderoso,

Padre, + Hijo, + y Espíritu + Santo.

R: Amén.

El diácono envía al pueblo de la manera acostumbrada.

Luego de la bendición solemne el Obispo ordenando efectúa un acto mariano.

Todos los coros cantan el AVE MARÍA de Jacob Arcadelt.

Los ministros regresan procesionalmente por el templo a la sacristía.

MAGNIfICAT

Mi alma glorifica al Señor, mi Dios, gózase mi espíritu en mi salvador. Él es mi alegría, es mi plenitud, Él es todo para mí.

Ha mirado la bajeza de su sierva muy dichosa me dirán todos los pueblos, porque en mí ha hecho grandes maravillas

Mi alma…

Su clemencia se derrama por los siglos, sobre aquellos que le temen y le aman. Desplegó el gran poder de su derecha, dispersó a los que piensan que son algo.

Mi alma…

Derribó a los potentados de sus tronos y ensalzó a los humildes y a los pobres. Los hambrientos se saciaron de sus bienes, y alejó de sí vacíos a los ricos.

Mi alma…

Socorrió a Israel su humilde siervo, acordándose de su misericordia. Como había prometido a nuestros padres, a Abraham y descendencia para siempre.

Mi alma…

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Participan de esta celebración animando los canto litúrgicos las si-

guientes agrupaciones corales de San Carlos de Bariloche:

Equipo Litúrgico de la Iglesia Catedral

Coro Juvenil Municipal

Directora: Laura Esteves Coro.

Asistente de Dirección: Marta Ulecia.

Coro de Niños y Jóvenes Cantores de Bariloche

Director: Héctor Bisso.

Asistente de Dirección: Sheila Strachan.

Coro de Cámara Patagonia y Coral Woodville

Director: Eduardo A. Malachevsky.

Coro Capraro y Coral Melipal

Director: Rodrigo Dalziel.

Coro Likui

Directora: Olga Liudkova.

Coro Suizo del Centro Valesano Bariloche

Directora: Camila Lobo.

Coro Empinar

Director: Joel Ini.

MONSEñOR JUAN JOSé ChAPARRO STIvANELLO, CMf

Nació en Colonia Freitas, del departamento entrerriano de Federación,

el 22 de julio de 1953.

Ingresó en la congregación de los Misioneros Claretianos en Córdoba

donde realizó sus estudios. Cursó el profesorado de Filosofía y Pedagogía

en el Instituto Católico del Profesorado y Teología en el Centro de Estu-

dios de Filosofía y Teología (CEFYT) de los misioneros claretianos. se

licenció en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad Gregoriana.

Efectuó su profesión religiosa como misionero claretiano el 1 de marzo

de 1975 y fue ordenado sacerdote el 12 de abril de 1980 en Córdoba. Ob-

tuvo la licenciatura en Teología Dogmática en la Universidad Gregoriana

de Roma en 1983.

En la Argentina se desempeñó como formador de Estudiantes Profesos

claretianos y como profesor en el CEFYT y también como rector del mis-

mo centro de estudios.

Fue consultor provincial como responsable de la formación y Superior

Provincial de los claretianos en la Argentina y el Uruguay por nueve años.

Miembro de la Junta Directiva de la Conferencia de Religiosos y Religio-

sas de la Argentina (CONFAR) y también de la Conferencia de Religiosos

y Religiosas del Uruguay (CONFRU).

Se desempeñó también como párroco del Inmaculado Corazón de María

y de San Pancracio, de Montevideo, durante siete años y a inicios de este

año 2013 fue designado párroco de San Juan Bautista, de Lambaré, Para-

guay, donde también era el superior de la comunidad claretiana.

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LA DÓCESIS DE BARILOChE

La Diócesis de San Carlos de Bariloche fue creada el 22 de julio de 1993,

por la bula In hac beati de Juan Pablo II. Comprende los departamentos

de Bariloche, Ñorquinco, Pilcaniyeu, 25 de Mayo y 9 de Julio de la pro-

vincia de Río Negro, con una superficie aproximada de 77.000 kilóme-

tros cuadrados y una población de 205.000 habitantes, de los cuales el

87% son católicos.

La Diócesis cuenta con 19 parroquias y 104 capillas; 27 sacerdotes (18 dio-

cesanos y 9 religiosos); 3 diáconos permanentes, 1 seminarista, 35 religio-

sas, 2 monasterios de vida consagrada y 8 centros educativos de la Iglesia.

Su primer obispo fue monseñor Rubén Oscar Frassia, quien siendo obis-

po auxiliar de Buenos Aires fue trasladado a San Carlos de Bariloche el

22 de julio de 1993, de cuya sede tomó posesión el 15 de octubre de 1993.

El 25 de noviembre de 2000, Juan Pablo II lo trasladó a la sede episcopal

de Avellaneda, hoy Avellaneda-Lanús.

El segundo obispo fue monseñor Fernando Carlos Maletti, elegido por

Juan Pablo II obispo de San Carlos de Bariloche el 20 de julio de 2001 y

tomó posesión de esta diócesis el 22 de setiembre de 2001. El 6 de mayo

de 2013 el papa Francisco lo trasladó a la diócesis de Merlo-Moreno.

Los santos patronos de la Diócesis son Nuestra Señora de las Nieves

(5 de agosto) y San Carlos Borromeo (4 de noviembre). La catedral está

dedicada a Nuestra Señora del Nahuel Huapi.+

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ORDENACIÓN

EPISCOPAL DEL

PADRE OBISPO

JUAN JOSÉ

CHAPARRO

STIVANELLO, CMF

LEMA EPISCOPAL