La luz del yasuní

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I El paraíso de Yasuní Sin pecado original, tal como Dios los creara: sol, luz, agua, vientos, bosques armonía ¡PACHAMAMA! La tierra virgen palpita -corazón que bulle y canta- Lo con razón o sin ella se funden en la esperanza. La Naturaleza entera viste sus mejores galas, y los indígenas viven desnudos en cuerpo y alma: sin amontonar deseos, sin acumular en granjas; vacíos son de ambiciones su nada es pura abundancia. De las hojas, sus vestidos; sus casas hechas de ramas; sus espejos, las lagunas; sus lavabos, las cascadas. En el ambiente, la música, en el entorno, la magia. Los humanos y las cosas gozan la vivencia hermana. II La Proclama Como una luz estalló en mi mente la proclama de que Yasuní es sagrado y no acepta petrolada. Como música sonó y alborozóse mi alma: la vida del Yasuní es médula ecuatoriana. En ello nos va la vida. Ahí están las llamaradas del primigenio Big Bang: fuego, luz, volcán y magma. El oxígeno y la sangre, las estrellas y montañas, nuestro código vital… todo es como al día el alba. Desde España a Dios rogué por el triunfo de la Alianza País de todos, señores, por ser coherente y honrada. En esta candidatura de Andes, maíz y guayaba, de indios, Yasuní y de cóndores, se respiraba esperanza. Rayito de luz y paz, en noches sin alborada donde los cargos electos siempre eran sombras amargas. Como una luz ecológica se nos coló en propaganda; mas nuestros ojos auténticos se pusieron lentes blancas. El Yasuní es paraíso -por esta tierra ahumarada- con aires puros y límpidos en el país que otros turbaran. ¡Qué bello el horizonte era! ¡Qué amaneceres al alba! ¡Qué sueños en utopías! ¡Ay, petroleras malvadas! Fuimos juntando las manos; gritaron nuestras gargantas, marcamos fronteras verdes, muy verdes, sin alambradas. Fundamos en Yasuní un reino de flora y fauna, con un rey de luz y sombras y una reina plateada.

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Page 1: La luz del yasuní

I El paraíso de Yasuní

Sin pecado original,

tal como Dios los creara:

sol, luz, agua, vientos, bosques

armonía ¡PACHAMAMA!

La tierra virgen palpita

-corazón que bulle y canta-

Lo con razón o sin ella

se funden en la esperanza.

La Naturaleza entera

viste sus mejores galas,

y los indígenas viven

desnudos en cuerpo y alma:

sin amontonar deseos,

sin acumular en granjas;

vacíos son de ambiciones

su nada es pura abundancia.

De las hojas, sus vestidos;

sus casas hechas de ramas;

sus espejos, las lagunas;

sus lavabos, las cascadas.

En el ambiente, la música,

en el entorno, la magia.

Los humanos y las cosas

gozan la vivencia hermana.

II La Proclama

Como una luz estalló

en mi mente la proclama

de que Yasuní es sagrado

y no acepta petrolada.

Como música sonó

y alborozóse mi alma:

la vida del Yasuní

es médula ecuatoriana.

En ello nos va la vida.

Ahí están las llamaradas

del primigenio Big Bang:

fuego, luz, volcán y magma.

El oxígeno y la sangre,

las estrellas y montañas,

nuestro código vital…

todo es como al día el alba.

Desde España a Dios rogué

por el triunfo de la Alianza

País de todos, señores,

por ser coherente y honrada.

En esta candidatura

de Andes, maíz y guayaba,

de indios, Yasuní y de cóndores,

se respiraba esperanza.

Rayito de luz y paz,

en noches sin alborada

donde los cargos electos

siempre eran sombras amargas.

Como una luz ecológica

se nos coló en propaganda;

mas nuestros ojos auténticos

se pusieron lentes blancas.

El Yasuní es paraíso

-por esta tierra ahumarada-

con aires puros y límpidos

en el país que otros turbaran.

¡Qué bello el horizonte era!

¡Qué amaneceres al alba!

¡Qué sueños en utopías!

¡Ay, petroleras malvadas!

Fuimos juntando las manos;

gritaron nuestras gargantas,

marcamos fronteras verdes,

muy verdes, sin alambradas.

Fundamos en Yasuní

un reino de flora y fauna,

con un rey de luz y sombras

y una reina plateada.

Page 2: La luz del yasuní

El sol y la luna velan

la pureza de sus aguas,

mientras los árboles altos

vigilan cual atalayas.

III Falsos rumores

Suenan rumores de muerte.

Ya se oyen en las vaguadas

bramidos de petroleras

que destrozan y amenazan.

Dicen que el nuevo gobierno,

del noble País Alianza,

la proclama ha destrozado

matando las esperanzas.

Mas yo no creo los rumores

¿cómo aceptar tal infamia,

que tras ganar en las urnas

rompan la verde fragancia?

Yo voté por Yasuní

y también voté a la Patria,

patria expoliada y vendida,

patria ya recuperada.

IV Signos de Esperanza

Batallones juveniles,

llenos de fe y confianza,

llevan banderas al aire

con Yasuní de vanguardia.

Enterremos los rumores

-que vuelan entre humaradas,

ensuciando los paisajes-

de que a Yasuní se mata.

Voces satánicas son,

salidas de las bancadas

de economistas avaros

de camarón y bananas.

Gritemos al mundo entero,

levantemos las pancartas,

que los rumores nocturnos

no venzan al alba blanca.

Entonemos la canción

que ya empezó la Alianza:

nuestro Yasuní es bandera

de la causa ecuatoriana.

Combatamos los rumores

que son heridas del alma,

y parten los corazones

sembrando desesperanza.

V Viva Yasuní

Viva Yasuní impoluto

con la Amazonía brava,

sin los tubos ni by pass

con su sangre en las entrañas.

Los vampiros petroleros

no extraerán a Pachamama

su sangre líquida y negra,

sudor de penas y lágrimas.

Sangre negra y sangre rubia,

verde sangre, amanzanada,

con los pulmones aireados

y en las venas sangre y raza.

Viva Yasuní glorioso,

del gobierno la proclama,

pues Rafael Correa

no era pura propaganda.

Es una vida tan nueva

y en lo real tan fundada

que su labor bien se atiene

a la Patria ecuatoriana.

José Antonio Casasola Guerrero

Loja, agosto de 2007