Instituto Teológico de Vida Religiosa - Índice- 52 - rá comienzo un nuevo ciclo de creci-miento....

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Índice Presentación....................................................................................................... 7 I. Laicos y Sagrados Corazones “El reencuentro”......................................................................................... 9 1. Fe, conversión, vocación......................................................................... 9 2. La Congregación..................................................................................... 10 3. La rama secular SS.CC........................................................................... 10 4. La comunidad de la rama secular SS.CC. de Madrid............................. 12 5. Relaciones laicos-religiosos/as............................................................... 13 II. Laicos y Compañía de María “Apresurémonos a unir nuestras fuerzas”........................................... 17 III. Laicos e Hijas de Jesús Un carisma que se transmite y se hace fecundo.................................. 25 1. Breve presentación.................................................................................. 25 2. Orígenes de la relación religiosas-laicas/os en el Instituto y evolución histórica................................................................................................... 26 3. Situación actual en el compartir carisma y misión................................. 28 IV. Laicos y jesuitas Experiencia y reflexión de un laico que conoce e intenta vivir desde la espiritualidad ignaciana............................................................ 33 1. Introducción............................................................................................ 33 2. Contexto.................................................................................................. 33 3. La Compañía de Jesús y los laicos......................................................... 35 4. Experiencia personal de mi vinculación a la Compañía en mi misión compartida............................................................................................... 36 5. Misión compartida hoy ........................................................................... 38 6. Valores de la opción por la misión compartida...................................... 41 Caminos de encuentro entre religiosos y laicos: ocho experiencias - Autores varios

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ÍndicePresentación....................................................................................................... 7

I. Laicos y Sagrados Corazones“El reencuentro”......................................................................................... 9

1. Fe, conversión, vocación......................................................................... 92. La Congregación..................................................................................... 103. La rama secular SS.CC........................................................................... 104. La comunidad de la rama secular SS.CC. de Madrid............................. 125. Relaciones laicos-religiosos/as............................................................... 13

II. Laicos y Compañía de María“Apresurémonos a unir nuestras fuerzas”........................................... 17

III. Laicos e Hijas de JesúsUn carisma que se transmite y se hace fecundo.................................. 25

1. Breve presentación.................................................................................. 252. Orígenes de la relación religiosas-laicas/os en el Instituto y evolución

histórica................................................................................................... 263. Situación actual en el compartir carisma y misión................................. 28

IV. Laicos y jesuitasExperiencia y reflexión de un laico que conoce e intenta vivirdesde la espiritualidad ignaciana............................................................ 33

1. Introducción............................................................................................ 332. Contexto.................................................................................................. 333. La Compañía de Jesús y los laicos......................................................... 354. Experiencia personal de mi vinculación a la Compañía en mi misión

compartida............................................................................................... 365. Misión compartida hoy........................................................................... 386. Valores de la opción por la misión compartida...................................... 41

Caminos de encuentro entre religiosos y laicos:ocho experiencias - Autores varios

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V. Laicos y salesianosSalesianos Cooperadores, una forma de hacer Iglesia...................... 43

1. Un poco de historia................................................................................. 432. Mi historia: la formación........................................................................ 463. Una decisión definitiva........................................................................... 474. Misión compartida.................................................................................. 49

VI. Laicos y escolapiosCamino conjunto religiosos y laicos escolapios, un reto apasionante... 51

1. Ciclo de crecimiento del compartir Carisma y Misión escolapia.......... 512. Momento actual...................................................................................... 563. Mi recorrido personal.............................................................................. 584. Reflexión conclusiva............................................................................... 59

VII. Laicos y viatoresLa comunidad viatoriana, don del Espíritu a la Iglesia y al mundo... 63

1. Los orígenes............................................................................................ 632. Llamada de Jesús, una llamada personal................................................ 653. Misión de la comunidad viatoriana........................................................ 654. Relaciones mutuas.................................................................................. 655. Un gran reto............................................................................................ 666. Quiénes forman la comunidad viatoriana............................................... 677. Inculturación........................................................................................... 688. Vivir como Viator.................................................................................... 68

VIII. Laicos y Sagrada Familia de BurdeosLa familia de Pedro Bienvenido Noailles: una llamada a la expe-riencia comunitaria.................................................................................... 71

RETIRO de PASCUA - De la primera inocencia a la segunda ino-cencia (Jn 21,1-23) - José Luis Elorza, ofm......................................... 79

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Una palabra que puede resumir larealidad que vamos viviendo juntos re-ligiosos y laicos escolapios sería “apa-sionante”. Sintetizar en unas pocas pá-ginas varias décadas de historia com-partida se me antoja muy complicado.Más difícil todavía tratar de describirmi propio recorrido y experiencia per-sonal. A pesar de ello, y dando res-puesta a esta oportunidad que se meofrece, intentaré hacerlo. Partiré de laProvincia de Vasconia y de cómo loshechos fueron desplegándose en Bil-bao. A la vez haré referencias a lo quese ha ido planteando en la Escuela Píaen general, permitiendo que surgieranprocesos análogos en otros lugares yque todo vaya adquiriendo coherenciaentre sí.

Espero que al finalizar pueda in-tuirse el desarrollo de los aconteci-mientos, las opciones tomadas, las vi-vencias de los participantes y las pers-pectivas actuales.

1. Ciclo de crecimiento del com-partir Carisma y Misión escolapia

Propongo analizar la historia quehemos recorrido religiosos y laicos deVasconia diferenciando varios ciclosde crecimiento. Los ciclos son perio-dos de tiempo caracterizados por variasfases. Al comienzo del ciclo aparecenunas intuiciones de fondo que puedeninterpretarse en clave de fe como vocesdel Espíritu. Invitan a hacer apuestasaudaces, no carentes de riesgos, y a to-mar decisiones importantes para el fu-turo. Esas opciones posibilitan expe-riencias significativas, nuevos caminosy realidades ad experimentum. Poste-riormente se hace necesario consolidarciertas experiencias a través de la for-mación, su extensión, el afianzamientoinstitucional,… Y finalmente llega elmomento del discernimiento, el exa-men de todo para quedarse con lo bue-no y el alzar la mirada para configuraruna nueva visión o inspiración. Así da-

6. Laicos y escolapiosCamino conjunto religiosos y laicos escolapios,

un reto apasionante

Pablo Santamaría- Escolapio laico- Miembro de la Fraternidad escolapia de ITAKA

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rá comienzo un nuevo ciclo de creci-miento.

Podemos preguntarnos qué es loque tiene que crecer en cada uno de losciclos. Diría que, sobre todo, la misióny su sujeto, el ministerio y la comuni-dad cristiana que lo impulsa. En nues-tro caso, la Escuela Pía y la Comunidadcristiana escolapia.

Analicemos de modo muy sintéticocinco ciclos de crecimiento desde laperspectiva del camino conjunto.

Primer ciclo. Del esfuerzo pas-toral a la asociación Itaka (1985)

Tras el Vaticano II hay una granintuición de fondo respecto a la laborpastoral: toda pastoral es vocacional.La acción pastoral tiene como meta po-sibilitar que las personas descubran suvocación. Sin llegar a formularse ex-plícitamente así, diferenciamos, en lapráctica, una pastoral de procesos(scoultismo, grupos de fe, catecumena-do juvenil y de adultos,…) e infinitasiembra cristiana (campamentos, con-vivencias, retiros, experiencias religio-sas,…). Y por otro lado la pastoral vo-cacional a la vida religiosa. Se van con-solidando procesos de crecimiento enla fe de niños, jóvenes y adultos queterminan generando proyectos educati-vo-pastorales sólidos y bien estructura-dos. Los escolapios dieron mucha im-portancia a la educación para el com-promiso por el Reino lo que permitió atodos los implicados adquirir sentido

de “misión”: experiencias entre los po-bres, rastrillos, compromiso en parro-quias, campañas de navidad, semanasde la paz, campos de trabajo.

Mientras, el Padre General escribíaa toda la Orden escolapia: “El carismaescolapio no es de los escolapios. Noes propiedad de la Orden. Es del Pue-blo de Dios. Y en éste habrá y hay per-sonas, de ambos sexos y de todas lasedades, además de los escolapios, quetengan el carisma a la vocación evan-gelizadora de los jóvenes. Si esto fueraasí, esas personas participarían delcarisma calasancio” (P. G. Angel Ruiz,1983).

Fruto de todo este enfoque y expe-riencias surge una gran “movida” quees preciso asentar y fortalecer. En 1985nace la asociación ITAKA. Permite daridentidad común a la cantidad de gru-pos, proyectos y acciones de este pe-riodo y, también, seguridad jurídicacoincidiendo con la aprobación de laLey de Asociaciones. En definitiva,abre un nuevo ciclo.

Segundo ciclo. De la asociaciónde ITAKA a las pequeñas comunida-des cristianas (1992)

Aparecen novedades que tendrángran importancia para el futuro: unaescuela de formación de monitores,iniciativas sociales como el Gesto porla paz, ITAKA se constituye comoONGD,… Desde la fe cristiana se va

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forjando un estilo de experiencia deDios ligada a la militancia eclesial ysocial que ilusiona y apasiona a muchagente.

En la Orden se pide “proceder congradualidad en la integración de losseglares y mentalizar antes para loscambios que deben operarse en la rea-lidad. Obrar de tal modo que la pre-vención y el miedo sean sustituidos porel deseo activo de crear ‘escolapios se-glares’ al lado y en estrecha colabora-ción con los ‘escolapios religiosos’”(Capítulo General 1991).

Los niños y jóvenes fuimos cre-ciendo y los más mayores llevaban yaaños de catecumenado. ¿Qué quiereDios de nosotros? ¿Qué tenemos quehacer ahora? Son años de intensa for-mación y reflexión sobre las comuni-dades cristianas en la Iglesia que danlugar a la elaboración de un Ideario. Eltérmino “desembocadura” cobra espe-cial relevancia. Nace ITAKA como co-munidad cristiana de pequeñas comu-nidades vinculadas a los escolapios.

Tercer ciclo. De las pequeñascomunidades a la Fraternidad Esco-lapia de ITAKA (1996)

Los horizontes se amplían y seabren a posibles inéditos. Surgen pro-yectos de mayor compromiso compar-tido; las primeras experiencias de lai-cos en el tercer mundo e inicio de en-víos por tres años a Venezuela, la pri-

mera comunidad de techo mixta reli-giosos y laicos, comunidades de techoen San Francisco, Santutxu,… Hay al-go de cambio cualitativo en nuestra ex-periencia como laicos. Somos cristia-nos adultos en comunidad por afirma-ción y contenido. Ya no somos meros“objeto” de la pastoral, sino también“sujetos”. Participamos en la EscuelaPía haciendo propuestas de disponibili-dad al Capítulo Provincial, contribui-mos en la elaboración del documento“El laicado en las Escuelas Pías”, de-cisivo para el futuro de la relación en-tre laicos-religiosos.

Y, de nuevo, momentos de gran re-flexión y formación sobre nuestra in-serción eclesial y el Carisma escolapio.Además de ser Asociación de fieles, en1996 nos constituimos en Fraternidadescolapia, lo que supondrá un granavance en nuestra identidad cristiana einserción eclesial.

Ciclo 4. De la Fraternidad Es-colapia a la Fundación ITAKA-Esco-lapios (2001)

Vamos siendo conscientes del po-tencial misionero y evangelizador quesupone el camino conjunto. Intuimosque Dios nos pide que arriesguemos to-dos en este proceso. En cada ciclo con-tinúan los saltos cualitativos: comprade un piso en San Francisco, conveniocon la Diócesis para la animación pas-toral de la parroquia de Altamira-Ma-sutegi, consolidación de los envíos a

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América, nueva presencia en Boliviacomo respuesta a una petición del Pa-dre General a la Fraternidad. Tras va-rios años de reflexión y formación sur-ge el proyecto de impulsar un ministe-rio laico de pastoral entre la Provinciay la Fraternidad. Otro paso de enormeimportancia para nuestro futuro.

La Orden, en su Capítulo Generalde 1997, aprobará el documento “Ellaicado en las Escuelas Pías” que de-fine las cuatro modalidades de partici-pación carismática de laicos. Desde en-tonces será el marco de referencia paraimpulsar su crecimiento vocacional.En concreto estas cuatro modalidadesson: Cooperación (“personas que, in-terviniendo de alguna manera en eltrabajo que desarrollan las EscuelasPías, sea en colegios, parroquias uotras obras son humanamente estimu-lantes y educativamente eficaces, enlínea abierta con el carácter propio”.);Misión compartida (“Se trata de unamayor pertenencia al carisma de lasEscuelas Pías. Requiere, de parte de lapersona, la decisión voluntaria deavanzar más en la vinculación con laOrden; y de parte de ésta, que llame alos laicos a asumir su responsabilidaddentro de la misión específica de la Or-den y que está dispuesta a compartirlacon ellos”); Integración carismática(“En este caso se da un salto de cuali-dad, desde compartir la misión a com-prender que hay un carisma que laengloba. Se trata de la participación

en las tres dimensiones que antes sehan explicitado, referidas a los religio-sos escolapios, que son: participaciónen la misión, espiritualidad y vida co-munitaria escolapia”); Integracióncarismática y jurídica (“Un paso es-pecial en este camino sería la integra-ción jurídica del laicado en las Es-cuelas Pías. Es decir, una integraciónademás de carismática, también jurídi-ca al mismo tiempo, por la cual se ac-cedería a ser verdadero escolapio lai-co en sentido pleno”).

El documento capitular mandótambién “Diseñar, experimentar y eva-luar participativamente entre religio-sos y laicos un programa formativoteológico y calasancio común”,“Crear estructuras jurídicas y organi-zativas que pongan en práctica, pro-muevan y potencien el crecimiento deeste proyecto institucional”. La con-clusión del documento es: “Se trata,pues, de una opción institucional irre-versible, que exige de todos una reno-vada visión eclesial, un discernimientoconstante y gran respeto a la diversi-dad dentro de la unidad de la Orden”.

Empiezan a surgir nuevas Fraterni-dades escolapias en otros lugares(Pamplona), lo que permite nuevaspresencias (Brasil). Se crea una nuevaorganización provincial para irse adap-tando a la realidad que el camino con-junto va marcando.

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Y en 2001 nace la FundaciónITAKA-Escolapios. Un proyecto com-partido institucional que nos lanzará,una vez más, a nuevos retos desde lapasión por el Reino y la comunión lai-cos-religiosos.

Ciclo 5. De la Fundación ITA-KA-Escolapios a la Comunidad cris-tiana escolapia (2005)

Las posibilidades de mayor servi-cio a la Iglesia y al Mundo aumentanen progresión geométrica. Hay un fuer-te impulso a las modalidades de coope-ración y misión compartida entre elpersonal laico de las obras escolapias,especialmente profesores de los cole-gios. Se elaboran “Proyectos en clavede identidad” convencidos de que en laidentidad cristiana de los centros yobras nos jugamos su futuro: forma-ción permanente del personal, curso deeducadores escolapios, itinerario a lamisión compartida, claustros formati-vos en clave de identidad. Nacen gru-pos de misión compartida formadospor personal de los colegios que asumeel liderazgo de la presencia escolapia.

El trabajo por impulsar nuevas Fra-ternidades en otros lugares es intenso:Andalucía, Aragón, Valencia,… LaFundación ITAKA-Escolapios comien-za a extenderse también: Pamplona,Vitoria, Tolosa, Zaragoza, Valencia,Brasil, Camerún, Venezuela, Bolivia,República Dominicana, Filipinas,… Seva ampliando su Patronato.

Detrás de todo ello hay mucho másque conseguir dinero para financiarobras y proyectos entre los más pobres,que también. Se trata de impulsar loque intuimos que Dios sueña para no-sotros. Las estructuras y la organiza-ción se mueven y sufren contraccionespara poder albergar esta nueva vidaescolapia.

Ni qué decir tiene que los laicossomos conscientes de que nuestro pa-pel en la pastoral vocacional específica(vida religiosa) es también decisivapara el futuro que queremos construirentre todos: trabajamos en el Proyectode pastoral vocacional específica, asu-mimos compromisos para animar ajóvenes a la vida religiosa, acompaña-mos grupos y experiencias “vocaciona-les” junto con los religiosos,…

En 2002 hacen su promesa los pri-meros siete escolapios laicos/as trasvarios años de reflexión compartidaentre religiosos y laicos.

La Provincia consolida su propues-ta de participación laical con un Estatu-to del laicado elaborado en común conla Fraternidad. Comienza la reflexión yformación sobre un nuevo ministeriolaico que decidimos impulsar: el minis-terio familiar como servicio a las fami-lias de la Fraternidad y los colegios.

Y en 2005 surge la intuición de laComunidad Cristiana Escolapia (CCE).

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En el núcleo de esta comunidad se en-cuentran la Orden y la Fraternidad es-colapia, encarnada en cada lugar a tra-vés de todos sus miembros. A este nú-cleo se añaden otras personas que de-sean vivir el proyecto de la comunidaddesde otras modalidades del laicado. Elconjunto de todo ello forma el sujetoque evangeliza cada obra, siendo su re-ferencia cristiana y de fe inmediata. Ladesembocadura de todos los procesospastorales será la CCE. Siempre porcontenido y opción, bien a la vida reli-giosa o a la vida laical (modalidades departicipación carismática).

2. Momento actual

Asoma entre nosotros un nuevoparadigma fundamentado en los si-guientes pilares:

- El Carisma escolapio tiene cuatrodimensiones: espiritualidad, mi-sión, vida comunitaria e institu-ción. La misión es el criterio her-menéutico del camino conjunto yel bien mayor que nos une más alláde la diversidad vocacional.

- Según se participe vocacionalmen-te en mayor o menor medida deestos elementos, hay cinco modali-dades de inmersión en el Carisma:cooperación, misión compartida,miembro de Fraternidad escolapia,escolapio laico/a, y escolapio reli-gioso. Son claves las vocaciones

“cremallera” de doble pertenenciaa la Fraternidad y Orden (escola-pios laicos y religiosos en unaFraternidad).

- Los religiosos asumen el liderazgocarismático y la responsabilidad enla transmisión de la experiencia delEspíritu recibida “para ser porellos vivida, custodiada, profundi-zada y desarrollada constantemen-te” (MR 11) con fidelidad creativa.Este principio lleva al convenci-miento de que vivir y guardar elCarisma supone profundizarlo ydesarrollarlo mediante su actuali-zación y apertura a novedades se-gún los signos de los tiempos. Esasí como puede un Carisma seguirrevelando todo su potencial salvífi-co y realizarse en la historia. Loslaicos aceptamos y deseamos eseliderazgo siempre y cuando poda-mos relacionarlos como adultostanto personal como institucional-mente.

- Asumimos el compromiso mutuode hacer crecer la CCE: la Orden ylas vocaciones religiosas, la Fra-ternidad y toda su diversidad voca-cional, y el resto de vocacionescristianas a las que invitamos a par-ticipar.

- La Presencia escolapia es lo quehacemos juntos todos los cristianosescolapios de un lugar. En cada

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presencia se elabora un Proyectode Presencia escolapia impulsadopor un equipo de presencia.

- La cultura vocacional, que permitesembrar la buena tierra dondesurge la planta de la vocación, es eltelón de fondo y paraguas de todoesto.

Pienso que nos encontramos anteun nuevo “nosotros” que visualiza elactual Credo y Misión escolapios cuan-do afirma: “Nosotros escolapios, reli-giosos y laicos”. Este nuevo nosotrosno pone en peligro la Escuela Pía y laOrden. La fortalece y orienta a un futu-ro atractivo para otras personas y gene-raciones. El término “refundación” vadejando de vivirse con temor y empie-za a ser intuido como Gracia. Los lai-cos no tenemos ningún miedo a cleri-calizarnos o “religiosizarnos”. Tengoque confesar que entre nosotros nuncahemos sentido, ni de muy lejos, estepeligro. Más bien percibimos estos tér-minos como una barrera para frenar elcrecimiento laical. No deja de resultarparadójico que se suela hablar del retode los laicos adultos, serios en su for-mación teológica y pertenencia ecle-sial, insertos con pasión en el mundo ycargando con la realidad, pero cuandoaparecen estos laicos/as comienza elretroceso: “Bueno, bueno,… sin tantocompromiso eclesial”, “A la familia,que es lo suyo, y al mundo, pero nomuy cerca de los pobres que eso es de

religiosos”, “Comunidad sí, pero do-méstica”,… Subyacen las teologías delas ideas claras y distintas sobre lo quesomos unos y no pueden ser otros, delo propio como exclusivo que no puedetener el otro (donde casi siempre es ellaico el que “no puede, no debe,…”),se proyectan sobre los laicos miedosvividos en un pasado que nos es ajeno.

Algo que me parece muy significa-tivo es que lo que estamos construyen-do religiosos y laicos en la Escuela Píanace de experiencias discernidas comollamadas del Espíritu que piden res-puestas de crecimiento vocacional per-sonal y comunitario. Su consolidaciónen documentos, encajes teológicos yeclesiales, propuestas generalizables,estatutos, etc. viene después. No es queno nos importe todo esto, al contrario.Lo que ocurre es que, analizando nues-tra historia, vemos que la audacia, lavida y el riesgo evangélico han ganadomuchos partidos a los miedos com-prensibles, la inercia del pasado y elexceso de sentido común. Una claveimportante ha sido mirar y soñar juntosen la misma dirección más que mirar-nos unos a otros muy a menudo (encuanto ha habido un exceso de estenarcisismo grupal nos hemos empeza-do a ver feos y con demasiados defec-tos como para querer apostar unos porotros).

Ahora vemos ante nosotros un nue-vo ciclo de enormes oportunidades de

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crecimiento en misión y sujeto: Vasco-nia y Andalucía hemos formado unanueva Provincia escolapia (Emaús) pa-ra aumentar el dinamismo y vigorevangélico mutuos, Dios nos llama anuevas presencias para las que estamosdispuestos y preparados, barruntamosimpulsar nuevos ministerios laicales(ministerio educativo) y el diaconadopermanente, la pastoral vocacionalespecífica cobra fuerza como para quehaga nacer nuevas vocaciones religio-sas, nacen itinerarios hacia la misióncompartida entre las familias de los co-legios,…

3. Mi recorrido personal

Cada laico de los cientos que hoyforman las Fraternidades escolapiaspuede contar su propio recorrido y si-tuación personal en este relato. Trataréde narrar el mío.

Fui feliz en un colegio con laspuertas siempre abiertas. En mi infan-cia y juventud se sembraron en mísobredosis de ilusión, ideales y expe-riencias significativas. Participé desdepequeño en el scoultismo y los proce-sos pastorales posteriores, y encontréen religiosos con nombre y apellido unapoyo y acompañamiento de infinitovalor en momentos difíciles. Al termi-nar el Bachillerato, en 1987, hice miproyecto personal donde en síntesisdecía: “yo no me voy de este sitio, meapunto a esto”. En los años de univer-

sidad tuve experiencias gozosas comomonitor en ITAKA y voluntario enProyecto Hombre. Fueron mis prime-ras verificaciones evangélicas (perderpara ganar, el misterio de la cruz y laresurrección, ser feliz haciendo felicesa los demás). Cuando terminé la carre-ra empecé a trabajar profesionalmenteen Proyecto Hombre manteniendo mivoluntariado educativo en ITAKA. En1995 nos propusieron a mi novia y a míir a Venezuela una temporada. Conarritmia de corazón dijimos que sí, noscasamos y nos fuimos tres años deviaje de novios a compartir espirituali-dad, vida, misión con los escolapios deVenezuela. Allí hicimos la opción defi-nitiva por las comunidades de ITAKA.Lo vivido en Venezuela tuvo algo deexperiencia fundante que permitió unasegunda vocación, más teologal. Pró-ximos al regreso, el Provincial me pro-puso prepararme para asumir un minis-terio laico de pastoral. Me aclaró queera un proyecto compartido con la Fra-ternidad en el marco de ir impulsandoministerios entre los laicos. Una vez devuelta, compaginé mis estudios de teo-logía con la llegada de nuestro primerhijo, Ander, y el trabajo que comen-zaba en el colegio de Bilbao. En 2002abrazamos la vocación del escolapiolaico. En el artículo 9 del Estatuto delescolapio laico puede leerse: “La espi-ritualidad del Escolapio Laico es, tam-bién, la de quien encarna con su vo-cación el “caminar conjunto” entre re-ligiosos y laicos de las Escuelas Pías.

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Vive como llamada de Dios ser signode ello a través de su pertenencia a laOrden y a la Fraternidad. Desde ahíbusca contribuir al crecimiento de am-bas realidades y de la ComunidadCristiana Escolapia que evangelizaeducando las obras de las EscuelasPías”. Mi mujer y yo, junto con los de-más escolapios laicos, sentimos queDios nos llama a esto.

En el año 2003 nace Irune, nuestrasegunda gran alegría de la casa porahora. En 2005 se me pide que preste elservicio de la Dirección Titular del co-legio de Bilbao, lo que acepto con grantemor y duda. En enero de 2005 nosllega el ofrecimiento de una experien-cia de comunidad de techo mixta. Ve-nimos a la comunidad cristiana de refe-rencia del colegio y hasta la actualidadseguimos viviendo juntos cuatro reli-giosos, un laico y nuestra familia. Unavez más verificamos cómo lo que tienesabor y olor evangélico no puede sermalo. Juzgamos como auténtico regalode Dios esta experiencia. Todos en co-munidad la evaluamos como de granriqueza para nuestras vidas. Es una go-zada ver cómo nuestros hijos crecencon personas humanamente estimulan-tes. Sin llegar al nivel de rareza de laSagrada Familia como modelo familiary, mucho menos al modelo del Diostrino monoparental, ciertamente que nosomos una familia “tradicional”. Sería-mos algo así como una “familia exten-sa evangelizadora”.

Cercano a los cuarenta años con-templo mi vida como un largo viaje enel seguimiento de Jesús. Una travesíallena de aventuras que pasa por desier-tos y huye de las mesetas. Domina enmí un sentimiento de enorme gratitudpor poder seguir sintiendo el gusanillovocacional, más vivo que nunca, paralo que Dios quiera de ahora en adelan-te. Y es que todos los cristianos necesi-tamos caminos para poder desarrollarnuestra vocación, tanto los laicos comolos religiosos. Caminos transitables,plurales, eclesiales, para cristianosadultos. Eso es lo que nos convierte enlaicos o religiosos por afirmación eidentidad. Y no es nada fácil el arte delcultivo vocacional. Hay que tenerpaciencia, humildad y ciencia. Huir dela urgencia, que no de la necesidad.Hay que depositar grandes dosis deconfianza en el crecer, empezando porlos cimientos y no por el tejado y, sobretodo, sabiendo ir cambiando los tiestosa medida que la planta va creciendopara impedir que muera. Eso es lo quecon gran audacia posibilita la EscuelaPía haciendo partícipes de ello a loslaicos y trabajando conjuntamente.

4. Reflexión conclusiva

La Escuela Pía está en dinámicarefundacional. Pienso que las fuentesprincipales de las que se nutre su dina-mismo son tres muy relacionadas entresí. En primer lugar el vigor y la reno-vación carismática. La memoria profé-

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tica y la búsqueda de la fidelidad alamor primero, le conduce a la segundafuente: los pobres. La vivencia del niñopobre como sacramento de Dios. Hayconciencia de que, si fuera de los po-bres hay salvación, la salvación es bienpobre. Para la Escuela Pía, fuera de lospobres no habrá Carisma escolapio.Pero, ¿cómo actualizar hoy la misión yel Carisma?, ¿con quién impulsarla ycompartirla?, ¿cómo recuperar vigorevangélico? El tercer motor de siner-gias de crecimiento somos los laicos.La Escuela Pía del siglo XXI no se en-tiende ya a sí misma sin los laicos. Pa-ra dar forma a todo ello hay movimien-tos de reestructuración, cambios orga-nizativos y nuevos planteamientos. Es-tos son necesarios y valiosos si el norteestá claro. Pueden ser una losa si seconvierten en un fin en sí mismos, oinfructuosos si son movimientos mera-mente defensivos.

Los laicos y las Fraternidades asu-mimos este reto con gratitud y tambiéncon responsabilidad. Porque nuestro“protagonismo” sólo puede ser de ser-vicio y humilde trabajo por el Reino.Estamos convencidos de que juntos au-mentamos mucho más nuestro poten-cial evangélico que yendo por separadoo en paralelo. Juntos, en circularidadde comunión, trabajamos por hacercrecer la Orden y la Fraternidad paraque el ministerio escolapio, es decir, laEscuela Pía, se desarrolle.

Soy consciente de que muchas delas cosas planteadas generarán dudas,recelo, incluso rechazo. Sería capaz deformular muchos de los reproches teo-lógicos, ideológicos, eclesiales que sepueden hacer. Es importante conocer-los y afrontarlos, pero ante ellos, cadavez más, tiendo a decir que por los fru-tos verificaréis. La historia que he con-tado ha generado nuevas perspectivas yrealidades vocacionales a la vida reli-giosa, centenares de laicos en Fraterni-dades dispuestos a compartir Carismay Misión con los religiosos, juntos lle-gamos a miles de niños, profesores,familias, cada vez con más iniciativasevangelizadoras. Podemos asumir nue-vos colegios, presencias, proyectosentre los pobres, renovar comunidades,ampliar obras. El testimonio escolapiode miles de personas en su vida coti-diana lleva el mensaje de la Buena No-ticia en más lugares del mundo. ¿No esbuen motivo para seguir apostando pornuevos ciclos de crecimiento? No esque desconfíe de disquisiciones teóri-cas. No hay nada más práctico que unabuena teoría. Lo que pasa es que confrecuencia constatamos que la “teoría”mata e impide que la vida crezca. A es-te respecto hay que recordar que el pe-cado contra el Espíritu es el único queno se perdona.

Para terminar me gustaría aclarardos cosas. La primera es insistir en queel camino descrito no ha seguido, ni

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sigue, la lógica de primero documentosgenerales y después aplicación homo-génea para todos. Ha partido más biende una experiencia en el sentido literaldel término. Un ir recorriendo nuevassendas y afianzar los pasos dados des-pués. O en palabras de Ortega y Ga-sset, “se trata originariamente de unviaje, de un caminar por el mundocuando no había caminos, sino que to-do viaje era más o menos desconocidoy peligroso. El empirismo o experien-cia es, pues, un efectivo andar y ver co-mo método, un pensar con los pies”.Será importante seguir confirmandoaquellas experiencias que tengan den-sidad evangélica y catolicidad.

Y lo segundo y más importante quequiero aclarar es que el camino no hasido fácil. Las decisiones suponen ries-gos, sufrimiento en muchos casos, des-concierto en otros, confusión a vecessobre los pasos a dar. También ha habi-do errores y decisiones equivocadas.Es entonces cuando todo el potencialhumano de nuestra fe se pone en juego:la capacidad de empatía y de perdón, elrespeto profundo de las vivencias decada persona y de los diferentes reco-

rridos y ritmos de cada lugar, el apren-dizaje a través de la experiencia, elamor entre los hermanos por encima detodas las cosas, “la exacta ecuaciónentre carisma genuino y perspectiva denovedad y sufrimiento interior, suponeuna conexión constante entre carismay cruz” (MR 11), la oración constante,la confianza plena en que lo que sea deDios continuará.

Invito a conocer de primera manocualquiera de los pasos, proyectos, do-cumentos o conceptos descritos en esteartículo, no por vanidad, sino por laconvicción de la necesidad de que lavida religiosa crezca, aporte a la reno-vación eclesial y al Reino desde la op-ción por los pobres, y abra caminos depertenencia a la Iglesia a los laicos.

Sabemos que el futuro sólo Dios losabe y está ciertamente en sus manos.Pero nosotros, religiosos y laicos esco-lapios, trataremos de seguir descu-briéndolo y anticipándolo juntos. Ofre-cemos a Dios nuestras vidas para quelas conduzca donde Él quiera llevarlaspara mayor gloria suya y servicio delprójimo.