FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

24

description

Capítulo do livro

Transcript of FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

Page 1: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas
Page 2: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

BIBLIOTECA DE CIENCIAS SOCIALES

PSICOLOGIASSOCIALESMARGINADASLA LINEA DE MARXEN LA PSICOLOGIA SOCIAL

Por Frederic Munné.

Prólogo por Pedro Ridruejo Alonso.

IEDITORIAL HISPANO EUROPEA, S. A.

BARCELONA (ESPA~A)

Page 3: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

""

r

1/

k~,.---v

lI} PSICOLOGiASSOCIALESMARGINADAS

clcdnd por Ia acción, del hornbre como praxis, pasando delIWI' individual ai ser colectivo. En efecto, 10 que caracterizaI cualquier milieu social es que en gran medida está cons-

f Ituido por conjuntos estructurados de agrupamientos, queti Ia vez son formas de inercia (práctico-inertes) y de praxis.Estes conjuntos prácticos son Ia manifestación natural deIa vida social. Tienen dos clases de realidad social: el cole c-tivo y el grupo.

La estructura elemental y fundamental de Ia socialidadse produce en el campo práctico-inerte. El ser de Ia socialidadviene dado por Ias reuniones más aparentes, inmediatas ysuperficiales tal y como se presentan en Ia experiencia co-tidiana: el colectivo. Este es una relación con doble sentidode un objeto material, inorgánico y trabajado con una mul-tiplicidad que encuentra en él su unidad de exterioridad. Loscolectivos son modos antidialécticos de existir fuera de sí,Pero además der ser el fundamento de Ia socialidad son tam-bién Ia matriz de los grupos. Con frecuencia aparecen a tra-vés de éstos, ya que constituyen su estructura fundamental.

La forma más elemental que estructura Ias relaciones delos individuos en un colectivo es Ia serie. Las series son con-juntos de hombres que están meramente unos al lado deotros; un ejemplo, banal y cotidiano pero paradigmático, esel de varias personas esperando Ia llegada de un autobús.Su estructura se limita a un orden generado por Ia escasezpues no hay bastante sitio para todos. La serie es Ia pura ysimple existencia práctica de los hombres entre los hombres.A pesar de que es un fenómeno que constituye fundamental-mente Ia sociedad, los sociólogos han desdefiado Ia estruc-tura serial.

Las series son yuxtaposiciones de individuos que se defí-nen dentro dei conjunto únicamente como otros. En efecto,en Ia serie cada uno es otro más. Es, por tanto, una plura-lidad inorgánica, es decir de separaciones, de soledades vi-vidas, pero en relación de reciprocidad. Y también de alte-ridad: cada uno se vuelve el mismo -como otro distinto desi mismo- en tanto que es otro distinto de los otros. Porello, todos son anónimos y como individuos separados, idén-ticos e intercambiables. Sin embargo, Ia serie es ya una uni-dad de todos, una unidad no simbólica que viene impuestadesde fuera, que está dada por el interés común a todos losindivíduos y que les une externamente dotando de una es-

',I

~I.d

)l

PSICOLOGiAFENOMENOLÓGICA 195

tructura ai ser práctico-inerte, cuya praxis consiste CI1 con-ductas, sentimientos y pensamientos serialcs, En rcsumcn,una serie es un «modo de ser de los indivíduos, los unos eurelación con los otros, y en relación con el ser común» (l960,316).

Otro colectivo es Ia opinión pública. Es una seric de se-ries. Su fuerza no reside en nadie, porque no es el productode todos. Es Ia alteridad misma: para todos está en otro lu-gar. Las opiniones de Ia opinión pública se forman de Iamisma manera que el pánico: tomándola dei otro, porque clotro Ia piensa en tanto que otro que se hace informador delos otros. Su fuerza es invencible, sencillamente porque noIa piensa nadie.

Un colectivo serial más cornplejo es Ia reunión. En ésta,hay copresencia de los miembros. Y Ia posibilidad de unapraxis común, así como Ias relaciones de reciprocidad que Iafundan, están inmediatamente dadas; por ejernplo, una colacontiene Ia posibilidad inmediata de una brusca praxis uni-taria (el alboroto). Una reunión, indirecta y definida por Iaausencia, es Ia de todos los oyentes de un mismo programaradiofónico.

La clase social es un conjunto especial. Puede darse yacomo colectivo, o sea al nivel práctico-inerte, ya como grupototalizante, en una praxis que niega Ia forma pasiva propiadei colectivo. Como colectivo, Ia clase está en cada uno enIa medida en que cada uno está en ella. En este aspecto esuna serie indefinida, cuya unidad se encucntra en Ia impo-tencia de los individuos, impotencia que les viene de su sepa-ración. La explotación se descubre aqui como una unidadpasiva de todos. La clase existe como scric totalizada de se-ries. La otra forma de Ia clase como grupo totalizador enuna praxis nace en el corazón de esta forma pasiva, comosu negación. Acto seguido veremos en quê consiste, paraSARTRE,un grupo pero precisemos ya que Ia clasc como gru-po totalizado, Ia clase totalmente activa cuyos aparatos enlugar de oponerse se organicen en Ia unidad, 5610 se ha rea-lizado en momentos raros y revolucionarios de Ia historia.Antes de organizarse y de crear sus aparatos, Ia clase aparececon el aspecto contradictorio de una cspccic de inercia co-mún como sÍntesis de Ia multiplicidad.

Cuando una situación colectiva cs ínsoportable y variosindividuos coinciden em un mismo proyccto, éste pasa a ser

Page 4: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

rrr

.J Jlr _~~__ ___

IIIC) PSICOLOGiASSOCIALESMARGINADAS

común. Así se totaliza el conjunto práctico, generando «ungrupo en fusíón», el cual ya no responde aI orden naturalcomo el colectivo sino que tiene un carácter «revoluciona-rio». En efecto, con éI se pasa de Ia inercia de 10 colectivoti Ia praxis conjunta. Un grupo es una colectividad que seorganiza para lograr un resultado definido. Un grupo se de-fine por su empresa y por un movimiento constante de inte-gración, que trata de suprimir en él todas Ias formas de Iainercia y hacer de él una praxis.

EI grupo tiene existencia ontológica, como totalidad quees, gracias a otro grupo que cataliza a Ios individuos de aquelpara que se unan; pero, en otro sentido, son estos mismoslos que Ie dan una existencia práctica. Sus miembros sonterceros, es decír, que entre ellos no hay alteridad, sino re-ciprocidad. Esta reciprocidad es mediada: Ia relación en elgrupo no es binaria sino ternaria, ya que entre el individuoy el grupo, o entre dos individuos dei mismo, siempre hayun tercero mediador que está inclui do en Ia praxis dialécticagrupal. Este tercero puede ser, en un primer momento, eIgrupo en totalidad o, en un segundo momento, cada indivi-duo del grupo. La mediación dei grupo, consistente en Ia ta-rea común que éste va creando y por Ia que cada individuose siente eI mismo como otro, integra el yo ai tú. La media-ción de cada individuo se efectúa aI funcionar éste como eltercero entre el yo y Ios otros. Esto permite Ia integracióngrupal.

En el grupo hay una dialéctica entre Ia libertad y Ia coer-ción. Hay controles y Iimitaciones, pero cada individuo con-tinúa siendo Iibre, porque es Ia libre elección de cada uno 10que permite Ia totalización. En efecto, en Ia totalidad deIgrupo en fusión hay Iibertad: todos pueden actuar como an-tes no podían. Además, hay igualdad, porque todos están enuna' situación y con unas posibilidades semejantes. Y tam-bién hay fraternidad, porque todos necesitan de todos. EIgrupo en fusión, que es amorfo, con eI tiempo puede disoI-verse, regresando entonces sus individuos a Ia serialidad,o puede cristalizar en un grupo organizado.

AI grupo organizado, estable, se llega cuando sus miem-bros se «juramentan» explícita e implícitamente. EI juramen-to, paso dialéctico aI grupo reflexivo y permanente, represen-Ia Ia aceptación de un compromiso mutuo que implica Ia con-sauración de unas normas y Ia definición de un objetivo se-,I

PSICOLOGÍAFENOMENOLÓGICA 197

gún el propósito común. (La munifcxrncióu Illt'l:-Iradical deello es :«10 sagradov.) En el grupo oq.(:tIlI1.odo ',(' 1'(')1111'11.-'11Iastareas. Y Ia praxis común es dirigida y l'OIlII'ollldn )101'npu-ratos. Implica eI terror, esto es, Ia npnrlctúu dl' :1:11I1'1011l~Sy de amenazas. Así empieza Ia alicnación slll'lill: 10 111l('l'lndindividual se entrega al grupo, para eL cuul st'llo rlu'lll" Iafunción que en eI mismo se desempena.

EI grupo va así evoIucionando hacia su inslllllclollall1.u,ción, La institución es contradictoriamente pruxis y CUNII. LtIforma culminante de Ia institución es Ia burocrucin, 111 l'IllIlconsolida el poder encarnado por una autoridad SO\)1.'1'I1I1I1 ,!IH'reina por y sobre Ia impotencia de todos. Entonccs, III lndlvidualidad queda totalmente absorbida por Ia organiznclón.Y Ia alteridad queda instaurada, ai distribuir roles cxcluslvumente basados en Ias diferencias o desigualdades. En lu lns-titución, cualquier propuesta de cambio es inrnediata y taxativamente cortada por peligrosa y amenazante. Es Ia vueltua Ia pasividad, a 10 inerte.

La historia y Ia vida social no son sino un constante sur-gir de grupos que, desde Ia serialidad, se dirigen hacia Ia íns-titucionalización para regresar otra vez a Ia serialidad. Sinembargo, el individuo siempre mantiene su libertado En todomomento es libre para escaparse. Y aunque no 10 haga, sulibertad puede expresarse como Ia conciencia de Ia necesidad.

Que Ias ideas deI primer SARTREtuvieron una gran trascen-dencia social es cosa sabida. A ellas se debe Ia moda existen-cialista (cfr. MUNNÉ, 1965) que sacudió a Europa durante1945-1955 y Ia renovación literaria de Ia posguerra en tornoal engagement político.

BURNIER(1966, 103) ha sefialado de un modo muy precisoel carácter de Ia influencia sartriana en el existencialismocomo moda: «Después de Ia Liberación, Ia obra de SARTREoscila entre dos polos: Ia ontología y Ia política, el análisisde Ia libertad y Ias tomas de posición sobre Ia sociedad, elpapel de Ia literatura, Ia exigencia revolucionaria. La moralque debía unir estos dos aspectos y justificar Ias actitudes po-líticas no aparece. Pero paradójicamente, Ia influencia deSARTREes una influencia ética. De L'être et le neant, de losartículos de Les Temps Modernes y de Ia falsa representa-ción que Ia prensa y Ia opinión dan de Ia obra sartriana cicr-to sector de Ia juventud deduce una concepción moral y SAlt·TRE pasa a ser el Bob DYLANde Ia época».

14

Page 5: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

I')/{ PSICOLOGiASSOCIALESMARCINADAS

1\1\ cl aspecto ideológico, aunque el foco estuvo en el gru-po ele Les Temps Modernes (MERLEAU-PONTY,CAMUS,Simonedl' I3I!AUVOIR,etc.), el eje sobre el que és te giró siempre fueSAR'J'ltD.La dirnensión política era ya patente en muchos es-critos sartrianos de mediados de Ios treinta, época en Ia queIundó un movimiento de corta duración pero significativa.mente llamado «Socialísme et liberté». Después de su parti-ipación en Ia Resistencia, su sensibilidad se agudizó ante

cualquier situación en Ia que el hombre sufría violencia físi-ca (guerra, tortura) o moral (dictadura, dogmatismo). Susanálisis sobre Corea, Cuba, Algeria, Vietnam, etc., el estali-nisrno, el franquisrno, etc., siempre se movieron entre dosideas obsesivas, Ia libertad radical y el compromiso, difícilesde unir en Ia práctica.

La conexión no conseguida entre Ia libertad y Ia praxisrevolucionaria es 10 que intenta alcanzar en el plano teóricoel segundo SA~TRE.,De ahí, una segunda oleada de influenciade sus ideas, sobre Ia juventud intelectual de los sesenta. Elpensamiento sartriano, en rebeldía abierta contra Ia esclero-tización del marxismo, incide directamente en los sucesos delmayo francés de 1968; basta con recordar que, según uno desus dirigentes, COHN-BENDIr,casi todos los militantes habíanleído a SARTRE.

El existencialismo afectó incluso, aunque con cierto retra-so, hasta algunos países dcl Este europeo. Hacia 1957, porejernplo, se había convertido ya en «una fuerza real» en Po-lonia, como reconoció Adarn SCHAFFsín ocultar su sorpresaante este hecho extrafio a Ia tradición de su país. Esto y Iaaparición de Ias Questions sartrianas obligaron a SCHAFF(1961)a tomar posición frente a SARTRE.Su análisis es interesantepor Ia valoración que hace de Ia obra de este último, 10 quele lleva a entrar en el problema de Ias relaciones entre el exís-tencialismo y el marxismo, problema que había levantadoy continuaría levantando una encendida polémica (J. Hvrr-o-LIrE, G. LUKÁcs, R. GARAUDY,A. SÁNCHEZVÁZQUEZ,etc.; sobreIa evolución de esta disputa, vide CHIODI,1963).

SCHAFFno regatea elogios a SARTRE,«un gran escritor que011 mismo tiempo es un gran psicólogo», que ha sabido plan-tear problemas reales y acuciantes, descuidados por el mar-xismo contemporáneo entregado a Ias preocupaciones po-I(Iiras y a Ia lucha obrera. De ahí, el éxito del existencialis-IlIO. Estes problemas se refieren a Ia responsabilidad del

PSICOLOGÍAFENOMENOLÓCICA 199

hombre por sus actos, aIos conflictos entre Ia concicnciay Ia disciplina, a Ia posición y el papel dei ludividuo eu losmovimientos de masas, a Ias decisiones •.\ tornar ante losconflictos de normas, etc. SARTREtiene razón cuundo ad-vier te en Ia filosofía marxista una laguna histórica relativaa Ia teoría de Ia personalidad. Otras cucstioncs importnutcsplanteadas por SARTREdescubren Ia naturalcza eSt.!I1t'iallllen-te conflictiva de Ias situaciones morales, el valor de Ia si tua-ción social en Ia aplicación de Ias normas moralcs y Ianecesidad de cuestionarse el sentido de Ia vida.

Ahora bien, SARTREpretende solucionar todos estas pro-blemas del marxismo a través del existencialismo. Pcro éstcno puede llenar tal laguna, por los errores que le son inhc-rentes y porque su matrimonio con el marxismo es, dice lite-ralmente SCHAFF,un «rnonstruo» que únicamente puede con-ducir al fracaso. Con respecto a 10 primero, critica a SARTRI!,entre otras cosas, Ias siguientes: Se contradice al afirmar deun lado Ia soberanía del indivíduo, creador autónomo de sudestino, y proclamar de otro que el hombre está en manosde un destino ciego en el que siempre triunfa el mal (tesisde su drama Le diable et le bon dieu). Aborda Ia libertad delhombre de un modo abstracto, esto es aisladamente del mar-co social e histórico. No explica el significado y emplea va-gamente conceptos fundamentales como los de «dialéctica» y«contradicción». Y el uso que hace del concepto de «esca-sez» no es marxista: responde a Ia ideología burguesa, ba-sada en el darwinismo social y el malthusianismo, según Iacual Ias necesidades no pueden satisfacerse porque hay ex-ceso de personas; en cambio, para el marxismo, Ia explota-ción capitalista y Ia plusvalía se basan en el hecho de queel obrero produce más que 10 mínimo de los medios nece-sarios para satisfacer sus necesidades vitales. Por último,en cuanto a Ia cuestión del sentido de Ia vida, SCIIAFFdiceque sólo Ia sociología y Ia psicología social pueden explicarpor qué motivos hoy, se plantea esta cucstión, sobre todoentre Ia juventud. A todo 10 anterior hay que afiadir, en elsegundo aspecto antes indicado, que aparte de que Ia in-tegración entre el existencialismo y e1 marxismo propuestapor SARTREes aparente, puesto que en rcalidad éste nada sa-crifica de aquél y 10 único que hacc cs subordinar el mar-xismo a su filosofía, entre ambos hay una oposición esencial,dado que el existencialismo no parte de Ia sociedad para ex-

Page 6: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

rr

n()PSICOLOGiASSOCIALESMARGINADAS

plicar Ia formación deI individuo ni considera que aqueIladl!tl!rmina el comportamiento de éste, sino que, por el con-rrario, cae en el subjetivismo al sostener que en el análisísde 10s problemas humanos el punto de partida está en elindíviduo autônomo, el cual con su libertad elige y crea Iavida social.

A Ias objeciones puestas por SCHAFF,el cual evolucionóhacia un marxismo humanista, habría que sumar muchasotras menos matizadas. Kostc (1963) denunció a SARTREporpretender legitimar el existencialismo sobre Ia base de queel marxismo carece de una ontoloía deI hombre y esto es10 que aquél aporta, olvidando SARTREque precisamente enel pensamiento de MARx se encuentra ya tal ontología. Estono es óbice, afiade Kosíc, para que no sea posibIe un diálo-go fecundo entre ambas corrientes deI pensamiento contem-poráneo. Por su parte, SilVE (1962), sin concesión alguna, ca-lificó de aberrante Ia tentativa sartriana de fundar a prioriel materialismo histórico sobre una especie de sociologíatrascendente. Estas críticas no fueron, empero, ningún obs-táculo para que otro marxista, André GORZ (1964), basándo-se en Ia concepción sartriana de Ia escasez y de Ia his-toria, construyera su noción de Ia estrategia socialista enel neocapitalismo.

Pasando ahora a Ia influencia de SARTREen el campo psi-copatológico social, sus ideas han tenido un impacto limita-do. En parte, esto es debido aI hecho de que el psicoanálisisexistencial ignora, o al menos prescinde, de Ia práctica clí-nica. Pero 10 más importante es que, como ha destacadoHANLY(1979), entre FREUDy SARTREexiste una absoluta in-compatibilidad de base al concebir el primero que eI horn-bre está determinado casualmente, mientras que para el se-gundo se caracteriza por su radical libertado Con todo, SAR-TREha dejado su hueIla en Ia obra antipsiquiátrica de LAING(1960; LAING y COOPER,1964), aunque Iuego éste haya evo-lucionado hacia otros caminos próximos al misticismo orien-tal. Y eI malogrado psiquiatra espano 1, Martín SANTOS(1964),sin Ilegar a proponerse una síntesis entre SARTREy FREUDjpero inspirándose en ambos, llevó a cabo el examen y Iadescr.ipción existencial de Ios hechos que ocurren en eltranscurso de una cura psicoanalítica clásica, Recientemen-te, VILLEGASBESORA(1981) preconiza una psicoterapia exis-

I'

I

I~

I",

PSICOLOGÍAFENOMENOLÓGICA 201

tencial fundamentada en Ias nociones sartrianas de libertady de proyecto.

Mayor interés ha despertado Ia teoría de los conjuntosprácticos. Apenas conocida, fue rápidamente asimilada porun sector de Ia dinánica de grupos (ANZIEu, 1961; LAPASSADE,1961; etc.), que Ia aplicó a Ia interpretación de Ia evolucióndialéctica de Ios grupos de diagnóstico, sobre todo por consi-derar que había grandes coincidencias entre dicha teoría y10 que en estos casos muestra Ia praxis clínica. En Argentina,ROSENFELD(1971) ha aplicado el modelo sartriano sobre Iadialéctica de Ia constitución y Ia evolución de los grupos a Iaexperiencia deI training group y a Ia terapia grupal de orien-tación psicoanalítica. EI concepto clave en el que se basaROSENFELDes el deI «punto de fusión», Según él, SARTREsu-ministra una teoría comprensiva de los macromovimientosgrupales y unos indicios valiosos sobre Ia evolución generalde los grupos. Su esquema es útil porque puede ser comple-mentario del desarrollo de Ia teoría de Ia psicotcrapia delos grupos basada en el psicoanálisis. Por último, Ia teoriasartriana ha nutrido aI movimiento del análisis institucional,de tendencia anarquizante, surgido en Francia a mediadosde Ios sesenta y desarrollándose en Ia actualidad. Este mo-vimiento, cuyos principales inspiradores son Georges LAPAS-SADEY René LOURAU(1969), defiende el socioanálisis -que,a diferencia del sociopsicoanálisis mendeliano, no trabajaen el nivel psicosocial, sino más bien en el microsociológico-como instrumento de intervención activa en una organización,a solicitud de ésta, para descubrir el conjunto de -sus fuer-zas sociales y facilitar cambies en Ia misma.

La valoración psicosocial de Ia aportación sartriana ha departir de que su objetivo declarado es Ilegar a Ia inteligibi-lidad fundamental de Ia realidad deI hombre como existen-te, y con este fin elabora, a través de Ia razón dialéctica, unaontología social. Pero, en realidad, SARTREva mucho más le-jos. Su obra, que gira sobre Ios dos ejes fenoménicos de Iaconciencia y Ia voluntad, se mueve en una doble dimensión,presidida por Ia idea de Ia Iibertad, que va de Ia epistemolo-gía hasta Ia ética, generando una teoria psicológica y socialmás allá de Ia estricta fundamentación ontológica.

Como ha podido verse, en Ia primera etapa de SARTRTI,elelemento psicológico es central, mientras que en Ia segundael centro se despIaza hasta 10 social (cfr, RAYIM,1980). Dejan-

Page 7: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

ItI I PSICOLOGíASSOCIALESMARGINADAS

do ele lado Ia discusión, de interés filosófico sobre todo, acer-('li de si hay más o menos continuidad entre ambas etapas,lu que es tanto como dilucídar si puede o no hablarse con pro-picdad de un SARTREexistencialista versus un SARTREmar-xista, es indudable que en ambas etapas concurre un indi-vidualismo de base, Probablemente con su segunda etapa,

ARTREintentó superar Ia contradicción vital entre su pen-sarniento filosófico, radicalmente individualista, y su actua-ción práctica, profundamente socialista. Sin embargo, comoIa ortodoxia marxista ha repetido sin cesar contra él, Ia dia-Iéctica sartriana de Ia realidad social continúa estando me-tida dentro de cada existencia. En términos psicológicos, 10social es intrapsíquico sin poder dejar de serlo. Porque Iatricotomización ontológíca, siempre mantenida por SARTRE,entre el ser-en-sí, el ser-para-sí y el ser-para-otros, le cierrael paso a una teoría propiamente psicosocial. SARTREno Ilegaa articular el indivíduo y Ia sociedad. En vez de explicar suartículación, nos explica por qué jamás pueden Ilegar a in-tegrarse ambos aspectos de Ia realidad. Por ejernplo, cuandoargumenta Ia imposibilidad del «encuentro» humano: yo nopuedo encontrar aI otro y mantenerme en mi propia subje-tividad, y si salgo de mí mismo objetivándome, entonces yano soy yo el que encuentra aI otro (agudamente FLEISCHMANN,1966, ha Ilamado Ia atención sobre el hecho de que estosmismos argumentos sirven en otro marco teórico, el plan-teado por LÉVI-STRAUSS,para defender precisamente Ia po-sibilidad de un verdadero encuentro entre los individuos).SARTREno supera el intersubjetivismo monadológico de Hus-SERL,en el que el otro es sólo un análogo a mí, o, Ia que esIa misrno, un extrafio en rní.

En el trasfondo sartriano se encuentra, como idea obse-siva y radical Ia libertado A tal punto, que MARcusE (1948)pudo Ilegar a decir contra el primer SARTREque el presupues-to de Ia libertad ineliminable deI individuo conduce a Ia pa-radoja de hacer prácticamente gratuita toda lucha contra eltotalitarismo. Esta apuntaba implícitamente a Ia contradic-ción vital de SARTREantes mencionada, contradicción queéste procura superar en su segunda etapa haciendo entrar aIa libertad en relación dialéctica con Ia escasez. Pero conrsto, al foso que separa toda relación interpersonal se afia-de ahora Ia imposibilidad de unas relaciones sociales autén-ficas cn términos de reciprocidad. La teoría social sartriana

PSICOLOGfAFENOMENOLÓGICA 203es más bien una teoría de Ia asocialidad. Y ~H que SlI conccp-ción de Ia escasez transparenta una hcrcnciu [rcudiuna (jus-to, en contradicción con su concepción de Ia llbertnd que esantifreudiana). SCHAFFtiene razón al decír que Ia conccpciónsartriana de esta categoría fundamentalmente no cs lu conccp-ción marxista. Pero SCHAFFno ve que SARTRn1/1C/IWl! 11/; seinspira más en FREUI'Jque en MARx; recuérdcsc que luuun(1916-1917) basó Ia socieelad en Ia insuficiencia ele 10s modiosde subsistencia, afirmando que esta insuficiencia dcsvía Iaenergía sexual hacia el trabajo. Lo que hace SARTREcs extra-polar el concepto, desexualizándolo, al contexto dado por clmarxismo. Pero olvida el carácter claramente relativo de Iaescasez, o sea su dependencia de Ia distribución.

SARTREnos tiene acostumbrados a Ias olvidos. Con ex-trema agudeza, en Ia Critique, recrimina a Ia antropologiamarxista -en favor del psícoanálísis-> el haber desatendido alnino y considerar que el individuo sólo comienza cuandocobra un salario, y aI psicoanálisis -en favor del marxis-mo-, que hace 10 inverso, es decir, ve en el hombre siempreun nino y desprecia Ias relaciones de trabajo y de salariodel adulto. Mas, y esta es 10 que quería subrayar, Ia teoríasartriana olvida sus propias críticas y termina sin dar unaimportancia real ni al nino ni al salario. Otra clase de olvi-dos de SARTREson Ias promesas incumplidas consigo mismo:en sus inicias, anunció una obra de psicología fenomenoló-gica, Psiquis, que acabó en dos libros partes de aqueIla; alfinal de L'être et le neant se compromete apresentar un li-bro sobre moral, que no llega a escribir; el segundo volumende Ia. Critique, sobre el sentido de Ia historia, tratando dedemostrar que sólo hay una historia con una sola verdad yuna sola inteligibilidad, no se publica; incluso en su produc-ción literaria acontece esta (de Ia importante tetralogía Leschemins de Ia liberte, 1945, únicamente apareccn algunosfragmentos del cuarto libro en Les Temps Moâernesi. No tra-to de discutir a SARTREsu derecho a Ia libertado Sólo quierohacer constar mi duda de si tales olvides, aparte de revelaruna especie de mauvaise foi sobre Ias poslbilidades de susideas, se deben a Ia evoluci6n de su pcnsarnicnto, cosa pocoprobable, dado que esta cvoJución no cs L8n radical y cons-tante para ello, o al fracaso de unos proyectos inviables encuanto a su final, 10 que probablemente guarda relación con

Page 8: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

'()I\ PSICOLOGÍASSOCIALESMARGINADAS

1·1 método fenomenológico, ya que en los trabajos inacaba-dos SARTREsigue el ejemplo de HUSSERL.Como HEIDEGGER.

El último SARTREintenta salvar el impasse a que abocasu individualismo mediante una teoría sociologista, en tan-to que ontologizadora de 10 social que sitúa apriorísticamen-te 10s conjuntos prácticos más allá de los individuos -con-secuencia de partir de Ia tricotomización ontológica aludi-da-, 10 que imposibilita el que éstos puedan llegar a inte-grarse realmente en una totalidad. Recordemos que, paraSARTRE,el grupo tiene escrito el fracaso en su ser, Ia vueltaa Ia serialidad. Además, Ia tesís de que Ia serialidad es elpunto de partida constituyente deI grupo fuerza Ia realidadfáctica para salvar Ia continuidad dentro del ser social, exi-gida quizás ontológicamente, pero no psicosocialmente. BLE-GER (en ROSENFELD,1971), por ejemplo, critica aquella tesisporque contradice Ia experiencia en Ia terapia grupal. Tam-bién se ha objetado que Ias situaciones analizadas por SAR-TRE (la espera deI autobús, una cola, etc.) no sirven para des-cubrir los fundamentos de Ia sociedad, porque son secun-darias, y que su fenomenología única mente aporta un puntode partida pero no de llegada como él pretende (LÉVI-STRAUSS,1962). Pese a tales objeciones, Ia teoría de los conjuntos prác-ticos tiene aspectos de sumo interés. Sus descripciones feno-menológicas de Ia diferenciación entre el colectivo y el gru-po, de los tipos y procesos colectivos, y deI comportamientodeI individuo en dichos colectivos coinciden en muchos as-pectos con Ia teoría que, independientemente de SARTRE,hepresentado (1971; 1980) sobre los agrupamientos y el com-portamiento masivos basada en un análisis tipológico, fun-cional y causal de estos fenómenos. DeI mayor interés sontarnbién, a mi juicío, Ias observaciones sartrianas sobre Iatendencia de Ia dialéctica grupal hacia un establishment, Ta~les observaciones no deben arrinconarse; cuando menos de-ben ser objeto de una seria reflexión crítica. Por último, apesar de su fracaso global, quizá 10 más notable de Ia apor-tación de SARTREesté en su esfuerzo por fundamentar unapsicosociología en Ia que el hombre es visto desde Ia liber-tad, aunque a Ia postre esa perspectiva haya representado,por su radicalismo, el sacrificio de Ia auténtica socialidad.

No podemos terminar este apartado sin una referencia alfilósofo husserliano y psicólogo influído por Ia Gestalttheo-ic, Maurice MERLEAU-PONTY(1908-1961), en el que está presen-

I t.l;.)_

PSICOLOGÍAFENOMENOLÓGICA 05

te Ia psicología fenomenológica y I11l1tl'l'illlistll til'! primerSARTRE.Su «psicología estructural» está COlltt'llhl1l fI"llll'iplll-mente en La structure du comportement (1942) y eu 111P/lê-noménologie de Ia perception (1945). TIs IIl1t()!·, II<I\'III(IS,til)ensayos sobre diversas cuestiones socialcs y polltkllS, t rulu-das desde un pensamiento de izquierda no COIIIUIIIstll.

MERLEAU-PONTY,que antes que SARTREya hubln nl'lruuulu(1948, 164) que «un marxismo vivo debería snlvnr 11\ IIIVl's,tigación de Ia existencia en vez de sofocarla», adoptu In dia.léctica como un pensamiento que posee varlos ccnt I'OS, sll'lI'do Ia unidad de los contrarios o el salto de 10 cuantluu lvoa 10 cualitativo manifestaciones suyas. En cuanto ul Jlskoanálisis, a su juicio, ha visto Ia importancia de Ia scxuulldud,pero no que esta importancia se debe a que en Ia scxuulldndel hombre proyecta su manera de ser respecto del mundo til'los otros, del mundo social. Y si también ha visto que todoacto tiene un sentido, tampoco ha advertido que el incons-ciente única mente es una conciencia latente o implícita, de-bida a una percepción ambigua.

A diferencia de SARTRE,para MERLEAU-PONTY,el hombrees Ia existencia de una conciencia-cuerpo. Por esto, su obrase dirige a describir este íenómeno, más que analizarlo y ex-plicarlo. La conciencia no es pura interioridad, ni el cuerpoes una cosa, como afirma SARTRE.La conciencia actualíza Iaexistencia en el mundo precisamente mediante el cuerpo, elcual es esencialmente acción o comportamiento. Con respec-to a Ias nociones clásicas de 10 psíquico y 10 psicológico, Ianoción de comportamiento tiene el mérito de ser neutra, por-que no se refiere ni a una cosa ni a una idea sino a unaestructura o Gestalt dotada de sentido o significación. Elsentido del comportamiento es comprensible a partir de Iaexperiencia diaria de un cuerpo fenoménico orientado haciaIas cosas, de Ias que no tiene de antemano Ia clave pero deIas que lleva el proyecto. El comportamiento se da en tresniveles: en el más bajo, está aprisionado en el marco de suscondiciones naturales; en el intermedio, Ias Gestalten estánbasadas presumiblemente en estructuras relativamente indc-pendientes de los materiales en los que se realizan; y en clmás alto, se dan formas simbólicas y con ellas aparece unaconducta que expresa el estímulo para si mismo y ticndc aIa adecuación del significante y del significado, de Ia intcu-ción y de 10 que «intenciona», es decir que en este último 111

Page 9: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

()(lPSICOLOGÍASSOCIALESMARGINADAS

vel, que da una nueva estructuración al anterior, el compor-11I11Iientoya no tiene sólo una significación sino que él mismol'S signifícacíón.

La percepción es eI hecho fundamental del conocimiento,xicndo el mundo todo aquello que es percibido por Ia con-icncia. Esta tiene Ia experiencia del otro como realidad cor-

poral percibida, de Ia que emergen comportamientos. Unsigno de Ia existencia propia y de Ia del otro es el lenguaje,el cuaI sobre todo modula ambas existencías, puesto que pue-de variar y amplificar tanto como se qui era Ia comunicaciónintercorporal. Pero en Ias relaciones con el mundo, Ia con-ciencia es ambigua: quiere existir en sí y a Ia vez hace queel mundo sea de ella; es decir, en cuanto a Ias relaciones in-terpersonales, a Ia par que encierra nuestra existencia enIa subjetividad nos remi te al otra.

MERLEAU-PONTY,que analizó Ias estructuras tanto deI pen-samiento, concebido como algo más que una simple sumade elementos senslbles, como deI comportamiento, entendidotambién como algo más que una mera agrupación de reflejos,evolucionó acentuando el papel de 10 sensible. «Todo el enig-ma radica en 10 sensible», escribió en uno de sus últimosescritos (1960). Lo sensible es 10 que, sin moverse de sitio,puede estar en más de un cuerpo, de tal modo que todo elmaterial deI mundo sensible y los demás que están cogidosen mis pensamientos, acuden cuando yo intento aprehender-me a mí mismo. .

La «psicología estructural» de MERLEAU-PONTYreduce elidealismo y acusa el materialismo sartrianos. Incluye unapsicología social, cuyo proceso de desarrollo quedó truncadopor Ia muerte de su autor, que intenta superar Ia dicotomíade 10 individual y 10 social, no solucionada por el primerSARTRE,con Ia corporeidad y su sensibilidad como fenómenosmediadores entre ambos aspectos de Ia realidad.

PSICOSOCIOLOGIA DE LA NECESIDAD(HelIer)

II

Graduada en filosofia, Agnes HELLER (n. 1929) fue variosnfios ayudante de LUKÁCS,que le había dirigido su tesis doe-toral sobre una interpretación marxista deI hombre deI Re-nucirniento, en Ia Universidad de Budapest, su ciudad natal.

1

II

~

~

PSICOLOGÍAFENOMENOLÓGICI\ 207

Por sus ideas, consideradas Iiloburgucsns Y nnt huurxistn« porun comité de expertos en cícncias sociulcs, I'lIl' npnrtudn deiPartido. Rehabilitada más tarde, trabnjó eu cl IIIS I i lu Io deInvestigaciones Sociológicas de Ia Acadciulu de.' Cil'lll'IlIS hún-gara, hasta que su revisionismo provoco qlll' hu-rn defillili-vamente apartada de toda actividad cicutf! it'1I dl' curúctoroficiaL En 1978 se exilió a Australia, donde lu lllliVl'rsidadde La Trobe (Melbourne) le había ofrecido UIl plll~sl(l en clDepartamento de Sociología, volviendo a cnscuur d('spllésde no poder hacerlo durante veinte anos,

La obra de HELLER,muy abundante, se dirige ti const ru]:'una antropología social basada en Ia estructura psicosocln!deI individuo. Sus libros, pasos sucesivos hacia este objc-tivo, contienen varias teorías parciales en diverso estudo deconstrucción y desarrollo relativas a los valores (1972), Iasnecesidades (1974), los instintos (1977) y los sentimicntos(1979), todas ellas dentro del marco básico de «Ia vida coti-diana», tema y título de un extenso volumen, A minâennapiélet (1970 b; vide también 1969 -en HELLER,1982~ Y 1970 a).

prologado por su maestro LUKÁCS.Otros escritos suyos con-tienen trabajos sobre los roles, los prejuicios, etc. (1966;1970 a). Ultimamente ha precisado numerosos aspectos de supostura teórica y práctica en el importante libra Per cambia-re Ia vi ta (1980), una extensísima entrevista que le hizo elmarxista italiano F. ADORNATO.(Otra larga entrevista, intere-sante sobre todo desde el punto de vista biográfico, se in-cluye en HELLER,1982.) AIgunos de estos libros, como el de-dicado a Ia revisión y desarrollo de Ia teoría de MARXsobreIas necesidades humanas (1974), fueran prohibidos en Hun-gría siendo publicados en Europa occidental.

Las principales influencias recibidas por HELLER se de-ben, además de a MARXy a LUKÁCS,a HUSSERLsobre el queya me he referido en Ia introducción a este capítulo, y al filó-sofo austríaco nacionalizado inglés Ludwig WITTGENSTEIN,es-pecialmente al último WITTGENSTEIN,autor de una teoríapragmática del lenguaje basada en el uso cotidiano de Iaspalabras. Por 10 que se refiere a MARX,Ia postura de HELLERes crítica: reconoce que en él hay insuficiencias, ambigüe-dades y contradicciones, considerando empera que estas úl-timas se deben al hecho enriquece dor de que él experimentóIas más diversas alternativas. Aclaremos, por otra parte, queel marxismo helleriano es antipositivista, 10 que se revela en

-

Page 10: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

OH PSICOLOGíASSOCIALESMARGINADAS

:-.tI crítica a ALTHUSSERal decir que éste, para poder demos-t 1'0r que el marxismo es una ciencia, paga el precio muy altode todo positivista consistente en separar los hechos de losvalores,

lCuál es su posición sobre FREUDy el freudismo? SegúnHELLER,FREUD,al que califica del mayor filósofo natural deIa época moderna, se equivoc6 al considerar que Ia civiliza"ci6n ha de pagar necesariamente el precio de Ia enfermedad;en cambio, vislumbr6 que en el individuo hay tres mundosseparados, sin interacci6n orgánica, el del sentimiento o afec-to (aunque FREUD10 degrada al instinto: Id), el de Ia raz6ninstrumental (correspondiente al Ego) y el de Ia moralidad(el Superego). Esto aparte, el freudismo ha planteado im-portantes problemas que no deben infravalorarse y que noentran en contradicci6n con Ias reflexiones de MARX.Estosproblemas son básicamente: 1) La importancia decisiva deIas experíencias infantiles. 2) EI otro que habita en nosotrosy que se rebela contra Ias ambiciones racionales que sole-mos ocultar, es decir que nuestra psique posee unos rasgosno manifestados conscientemente en nuestras relaciones per-sonales y en su forma de pensar. HELLERconsidera impor-tante Ia concepci6n de aquellos marxistas que entienden elpsicoanálisis como un proceso -no limitado a Ia relaciónmédico-enfermo- de aclaración o toma de .conciencia de losrasgos ocultos del carácter del individuo y de liberaci6n deIas acciones o formas de pensamiento coaccionadas. 3) Lanecesidad de un censor para Ia formación completa de Iapersonalidad. Y 4) el papel de Ia sexualidad en Ia vida pú-blica.

En 10 que concierne aI freudomarxismo, HELLERse refierea Ia imposibilidad de una coincidencia entre FREUDy MARXporque sus respectivas filosofías de Ia historia son antitéti-caso Sin embargo, esto no le impide considerar valiosas al-gunas de Ias aportaciones de los freudomarxistas, aunque engeneral es más bien crítica con ellos. A FROMMle discute afondo su concepto de Ia esencia humana, que es una psicolo-

ización de FREUD,y su teoría de Ia agresión y Ia destructi-vidad del hombre. A MARcusE, el mantener, como ADORNO,una tcoría de Ia fetichizaci6n total dei capitalismo, que lecnndujo a ver Ia única posibilidad de transformación sociall'll los marginados sin darse cuenta de que, al no tener éstos1l11l/ltll1nrclación con Ias funciones econórnicas-sociales, su

IIi

I

fl

209PSICOLOGíAFENOMENOLÓGICA

teoría conduce al catastrofismo Y ti Ia dl~HcsrcJ"tl<:iÓn.12ncambio, el análisis del capitalismo IlW(\UI'I> de IltlllllltMflSnosólo es considerado por HELLERuno de los II1l'.IW·(lS n'nllza-dos por Frankfurt sino que prcdice que xu Imporllllll'ill seráaún mayor a largo plazo. Además asume crlt il'lIl1H'lllt' l'I COIl-

cepto habermasiano de Ia «comunicaCÍón libre dl' dOl\lilla-ción».

Elproyecto de Agnes HELLERde una anlropoluRla sol'ial,en vías de elaboración, ha de comprender cinco estlldios oteorias ,relativas a Ias instintos, a Ias afectos Y sClltlmklltos,a 10 que llama Ia «segunda naturaleza» del hombrc, a Ias IIC-

cesidades, y finalmente a Ia personalidad. EI cje de todosellas es Ia tesis de que el organismo humano es conductuul-mente plástico, o sea capaz de incorporarse una segunda nu-turaleza. Para HELLER,Ia antropología social estudia preci-samente esta segunda naturaleza del hombre, es decir no suestructur'a biológica sino su estructura psicosocial consisten-te en Ias relaciones interhumanas, Ia cual es un productohist6rko que el individuo recibe, 10 que significa que éstepuede ir incorporando del exterior Ias nuevas posibilidades,por supuesto tanto negativas como positivas. Las posibilida-des del'individuo de incorporar a esta estructura, y a Ia con-ducta generada por Ia misma, Ia naturaleza humana son casiinfinitas. Puede aclarar Ia concepción helleriana el destacarque, en oposici6n al esencialismo, sostiene que Ia esencia hu-mana no es ni el punto de partida ni un núcleo inicial al cualse superponen Ias influencias sociales; por el contrario, IapersonaIidad es vista como el resultado de éstas. Se formaa través de Ia relacíén activa que el sujeto, desde el mismomomento en que nace, establece con su mundo. Expresadode otro modo: es a través de Ia vida cotidiana cómo cadahombre puede llegar a su identidad individual. La cotidiani-dad resulta ser, por 10 tanto el marco de Ia teoría hellerianade Ia personalidad.

Según ella misma nos cuenta, 10 que le movi6 a estudiarIa vida 'cotidiana fue, de una parte, el concepto de LuKÁcs de10 cotidiano como Ia fuente primitiva del pensamiento -osea del comportamiento- estético y científico, y de otra parteIa categoría husserliana del Lebenswelt, a Ia que ya me hereferido. En otro aspecto, su estudio es una reacción contraHEGELy. HEIDEGGER.Contra el primero porque al afirmar queel hombre particular sólo cuenta como portador del espíritu

Page 11: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

J()PSICOLOGiAS SOCIALES MARGINADAS

nulvcrsal sitúa, por principio, la vida cotidiana fuera de Iafilosofia, 10 que representa darIe a és ta Ia aIienación comobjeto. Contra HEIDEGGER porque, a pesar de ser el pensa-

dor no marxista que ha analizado más agudamente Ia cotidia-nidad deI existente (Dasein), al sostener que éste ha sido arro-jado (geworfenheit) aI mundo viene a considerar que Ia vidacotidiana es, de entrada, una vida enajenada.

EI estudio de HELLER gira teóricamente alrededor de dosfocos: Ia estructura de Ia personalidad, que como hemos vis-to es concebida psicosociaImente y en oposición aI esencia-lismo divisor del hombre en dos (uno sustancial y otro fe-nornénico), y Ias objetivaciones como marco estructural de 10cotidiano. Metodológicamente, los detallados análisis efectua-dos por la investigadora húngara responden a un doble en-foque: funcional, en cuanto a Ia reIación deI pensamientocotidiano y no cotidiano, y estructural al discutir Ia estruc-tura deI saber -cotidiano y de Ios elementos no cotidianos deIa misma.

La vida cotidiana, dice HELLER, es eI sector de Ia vida eneI que el hombre participa con todos Ios aspectos de su per-sonalidad o individualidad. EI hombre nace ya inserto enella y es adulto en Ia medida en que es capaz de vivirla porsí mismo. En Ia vida cotidiana, Ias necesidades humanas sehacen conscientes al individuo como necesidades deI yo. Esun sector heterogéneo, que va desde eI trabajo hasta Ias dis-tracciones, y cargado de alternativas y elecciones, muchas deellas morales, que cuando son importantes significan para eIindividuo elevarse por encima de Ia cotidianidad. (A estaelevación también se llega a través deI arte y Ia ciencia, queproducen objetivaciones duraderas.) Normalmente, empero,el hombre actúa en ella sin profundidad ni intensidad, y deun modo espontáneo.

HELLER llama Iukacsianamente objetivaciones a Ios siste-mas de referencia externos a Ias actividades deI hombre, elcuaI orienta su conducta hacia ellos y plasmándolos en suactividad. Su importancia en reIación con Ia vida cotidianareside en que ésta exige Ia socialidad, Ia cuaI depende de quecl individuo pueda apropiarse activamente de ellas. Cuantomenos alienada en Ia cotidianidad más posibIe es esta apro-piación y eI hombre puede reIacionarse mayormente con Iosniveles superiores y de objetivación (Ia política, eI derecho,1(1 rcligión, Ia fiIosofía, eI arte). Porque Ias objetivaciones se

PSICOLOGiA FENOMENOL6GJCA 211

dan en varios niveles. Especial lmportuncin ticnc, cn Ia vidacotidiana, eI primer nivel, que comprcndc Ires formas deobjetivación: el mundo del uso de Ias t"OS(lS li objetos, o seade los utensilios y sus productos, el mundo (il'1 Il'ngllllje y clmundo de los hábitos o usos comportamcnrules. ücntro deesta última forma de objetivación cabe dcstucnr 11 tos uso»o hábitos particulares, que regulan Ia vida y lus U('C'iOIWH nosólo de Ias personas determinadas sino tarnbién dl' IlIs cluscssociales y Ias integraciones colectivas. Como mlcmbro deuna clase, el individuo no adquiere los usos y lus llmltnclo-nes de és ta directamente sino por mediación de lus lntcgra-ciones colectivas, en Ias que Ias relaciones humanas St' l~S·tructuran constituyendo Ios grupos, y los valores relutlvn-mente homogéneos se ordenan originando Ias comunidades.(HELLER se refiere, además, a Ios fenómenos no íntogradores-masas- de los que eI hombre forma parte y en los que csfácilmente manipulable.) Los intereses, fines, sistemas de va-lores e ideología de Ias diferentes integraciones son expresa-dos en los hábitos particulares. Por ello, estos hábitos estándotados de un contenido ideológico, a diferencia de los há-bitos elementales de Ia convivencia social, y son un espejode Ia personalidad.

En todo este marco estructural, en que se desarrolla Iavida cotidiana, tíenen lugar Ias relaciones sociales constitu-tivas de Ia misma, consistentes en contactos sistemáticos uorganizados. La base y el reflejo de estas relaciones es elcontacto cotidiano en sus diferentes formas, especialmenteIa acción directa, en Ia que el otro es considerado como ins-trumento y como objeto, y Ia acción verbal mediante Ia co-municación, Ia discusión y Ia persuasión. Factores decisivosen Ias relaciones sociales son los afectos, orienta dores deIcontacto, principalmente el amor, el odio y Ia indiferencia.Otra manifestación importante de Ias relaciones sociales esIa colisión. Típicas colisiones cotidianas son Ia disputa entreintereses particulares, el conflicto cuya principal motivaciónviene dada por valores genéricos sobre todo de carácter mo-ral, yla enemistad; a ellos hay que afiadir el idilio, entendidocomo Ia vida cotidiana sin conflictos, 10 que comporta unaausencia de necesidades.

HELLER se ocupa también de Ias formas de comportamien-to y de conocimiento más corrientes en Ia vida cotidiana, asaber, Ia imitación, Ia analogía y Ia hipergeneralización. La

Page 12: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

'I PSICOLOGíASSOCIALESMARGINADAS

lmltnción, tal como esta autora Ia entiende, comprende tanto10 imitación de acciones (aprendizaje) y Ia de tipos compIejosde conducta dotados de valor y cargados ideológicamente (ro-1<':5), como Ia imitación evocativa mediante el relato. La ana-logia, importante porque el pensamiento cotidiano tiene uncarácten analógico, lleva a producir algo similar a través deIa tipología, de los precedentes, etc. Y Ias generalizacionescxcesivas; economizadoras de acción, ya en Ia forma de jui-cios preconstituidos o provisionales ya en Ia de prejuicios, enlos cuales existe un interés afectivo. Si estas formas se ab-solutízan, imposibilitando un margen de movimiento, surgela .alienacíón de Ia vida cotidiana respecto de Ias posibilida-des concretas del desarrollo específico de Ia humanidad. Deahí que Ia vida cotidiana sea Ia esfera de Ia realidad que másse presta a Ia alienación, pero no por su estructura o seanecesariamente, sino sólo en determinadas circunstancias so-ciales, ~

En resumen, Ia vida cotidiana es una categoría total, quemedia entre Ia infraestructura y Ia vida social. Es, pues, unacategoría fundamental, pero no suficiente, puesto que previay necesariarnente a ella es Ia consideración de Ia infraestruc-tura de Ias relaciones de producción. Forman parte de Iacotidianidad todas aquellas actividades a través de Ias cualesel hombre se reproduce a sí mismo para poder reproducirIa sociedad, La vida cotidiana puede definirse, en consecuen-cia, como Ia totalidad de Ias actividades que caracterizan Iasreproducciones singulares productoras de Ia posibilidad per-manente de Ia reproducción social. Pero esta definición nocomprende todos 10s aspectos de este fenómeno tan cornple-jo, porque Ia cotidianidad genera también y constantementeunas necesidades y unos valores nuevos. De ahí que esta ca-tegoría conceptual sea clave para Ia crítica de Ia forma devida que es propia de Ias sociedades, tanto de Ias de carác-ter neocapitalista como de Ias que se desenvuelven bajo el so-cialismo burocrático. Lo cotidiano es el fundamento de unanueva crítica. En efecto, Ia crítica del sistema de clases, delrégimen de propiedad privada o de Ia división del trabajoadquieren todo su valor y toda su profundidad cuando serealizan en el marco de Ia vida cotidiana, ya que sólo en:sta puede advertirse, en toda su dimensión, que esta vidaestá alienada, esto es, que impide Ia autenticidad de una exis-tcncia individual vivida con sentido.

PSICOLOGfAFENOMENOLÓGICA 213

En Ia sociedad burguesa, Ias relaciones ('o!ltllllnns cada vezpierden más autenticidad. En ella, hny \lIHI cunt rudlcx-lóu cn-tre Ia libertad y Ia seguridad: Cuanto IlIÚS quicrcn I,CI' Ilbrestos hornbres, más tratan éstos de abandonar Iml fOl'llHlH co-tidianas de vida; pero como estas formas dun N(·gllrldllcl, 111liberarse de Ias mismas o sea de 10 tradicionnl SI' W'Ill'1'H1l

neurosis. Por contra, si 10s hombres accptan lu cot lelhuro HIIl

tratar de transformarlo con su personalidud, l'1l101l1'1'S I

mantiene Ia seguridad, pero al precio de perder 111 111>1'1'-

tad (HELLER,1980). Por otra parte, 10 cotidiano, ('UIlIO lotlllidad que es, está en Ia base para una estrategia de Ia revolu-ción total, único modo de a1canzar Ia emaneipación dei !lOIlI-

bre, una emancipación que permita a cada uno Ia sa!lslal'-ción de sus necesidades. Detrás de esta afirmación, est(( Iacrítica al socialismo político, que limita y reduce en Ia (>1'((('-

tica dicha revolución a sólo Ia vida política con olvido de Iavida cotidiana.

Más allá del análisís de Ia fenomenología de Ia cotidianí-dad, Ia antropología helleriana comprende, ya se ha dicho, Iainvestigación de Ias manifestaciones fundamentales de Ia es-tructura psicosocial del hombre. Tres de estas manifestaeio-nes cuentan ya con Ia suficiente elaboración teórica para quepuedan ser expuestas aquí. Se refieren a los instintos, a Iossentimientos y a Ias necesidades.

El concepto de instinto, uno de los más ideológicos, hasido tratado teóricamente según tres modelos explicativosdiferentes: Ias teorías naturalistas, como Ia etológica y Iafreudiana, 10 interpretan como un impulso biológico; en cam-bio, Ias teorías ambientalistas, como Ia conductista o Ia neo-freudiana, loconsideran un fenómeno universal de caráctersocial; por último, hay un tercer grupo, al que HELLERcali-fica con Ia expresión «naturalismo de Ia teoría de Ia persona-lidad» y en el que incluye a MARX,FROMM,MARCUSE,MAS-LOW,etc.; el cual relaciona Ia personalidad con una eseneiahumana genérica hacia Ia que tiende el hombre para así al-canzar su pleno desarrollo. Después de criticar, por parcia-les a Ias dos primeras corrientes, HELLERse apunta a Ia «ter-cera vía», sin aceptar empero Ia realidad de una esencia ge-nérica en el individuo -posición que lleva anejo un utopis-mo filosófico- ni que eI individuo -como defiende MAS-LOW- es 10 primario por contener en su interior el ser ge·nérico. Para HELLER,cada hornbre, tomado aisladamentc, no

15

Page 13: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

PRINTED IN SPAIN

•Es propíedad 1982)© Frederi~, ~é. Barcelona (Es-pana).

Editorial Hispano Europea, S. A.Bori y Fontestá, 6-8. Barcelona-21(Espana).

Depósito Legal: B. 38.554-1982.

ISBN: 84-255-0635-2.

1IIIIIIII0IIll, S. A. - Ignacio Iglesias, ,26 .~ Badalona (Barcelona)

Page 14: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

lI\. PSICOLOGfAS SOCIALES MARGINADAS

~'S portador de una esencia o ser genéricos, sino que Ia por-rudora del género es Ia humanidad, esto es, Ia relación entrelos hombres, más exactamente Ia relación deI hombre con eImundo y consigo mismo, reIación que exige Ia apropiaciónactiva de Ias objetivaciones mediante Ia elección entre Iosvalores y Ia transformación constante de estas objetivacionesy estos valores.

En rigor, el hombre nace sin instintos, pero no es una ta-bula rasa, escribe HELLER (1980); nace con determinados dri-ves (impulsos y motivaciones, que junto con los reflejos in-condicionados forman nuestros instintos) y con Ia concienciade Ia necesidad de reprimirlos. Sin embargo, Ia forma que Iosreprime o deja de reprimirlos está determinada socialmente;por ejernplo, Ia orientación competitiva de una sociedad y elquantum de agresividad en Ia misma están en razón directaentre sí. En cuanto a Ios drives sociales no pueden ser con-siderados fuerzas represoras de Ia civilización, porque con-tribuyen al desarrollo de nuestra socialidad y de nuestros co-nocimientos. Esto enlaza con Ia «segunda naturaleza» delhombre, de Ia que habla HELLER, naturaleza surgida históri-camente y que se encarna en Ia interacción actual entre 10sindividuos y Ias objetivaciones así como en Ias posibilidadescontenidas en el presente.

La sociedad determina, de manera aún más fuerte que en10s instintos, 10 que ha de causar un sentimiento, tanto si setrata de afectos (tristeza, alegría, rabia, mie do, etc.) como delos sentirnientos más elevados o emociones. No debe verseen esto una función represiva, pues el sistema normativo so-cietal contribuye a Ia formación del individuo. EI análisis quehace HELLER de Ia fenomenología de los sentimientos ponede relieve Ia importancia de su naturaleza social e histórica.Sentir no es meramente una experiencia subjetiva. Es estarimplicado en algo y, por 10 tanto, es también una expresiónque al propio tiempo es información. En efecto, Ia expresióndcl sentimiento es una de nuestras principales fuentes de in-Iorrnación respecto de 10s otros. Ahora bien, como esta ex-prcsíón varía considerablemente según Ia sociedad, nacióno estrato social, para poder movemos en el medio sociallu-mos de adquirir ellenguaje de los sentimientos. Ciertamen-fi" vi otro nunca es yo, siempre es un objeto para nosotrosy III(IS cxactamente un otro-yo, es decir, un sujeto-objeto. Nosn-hu-lounrnos con él como sujeto-activo. Y no puede haber

215PSICOLOGiA FENOMENOLÓGICA

rnayor alienación que Ia que llcva a relacionarse con otrapersona completamente como un objeto. Scn í ir cs, así, tam-bién estar implicados en el reconocimiento y cvuluución de10s sentimientos del otro. Sin esta, 110 somos capaccs depreservarnos y a Ia vez de expandir nuestro yu.

El análisis helleriano de los senlilllll!ntos nboca en unacrítica social, fundamentada en Ia h:sls de que cl hombre esun ser en el que los sentimientos, e1 pCIlSIIIl1Íl'llloy Ia mora-lidad forman una unidad. La socicdud actual permite, sinembargo, un campo de accíón y dcturmlna un penstll11ientoque producen y fijan sentimientos pari lculurcs, rcpmducicn-do Ia alienación de aquélla. Esto cs, cn Ia personalidud ac-tuaI -tal como 10 refleja el modelo pslcoanulítlcc (11Bl.l.1!R,1980)- en vez de Ia unidad entre estos trcs mundos reina Iaescisión. La fenomenoIogía del sentimiento conducc, por lodo10 expuesto, a una sociología en Ia que HELLER hacc UI1 inten-to de incursión, referido a Ia formación del mundo burguésde los sentimientos, basándose para ello en el análisis docu-mental de diversas obras literarias.

El estudio que HELLER ha realizado sobre Ias necesidadeshumanas es presentado por ella como Ia teoría de éstas se-gún Ia obra de MARX. En realidad, tal investigación le llevaa esbozar su propia teoría. HELLER demuestra que el concep-to de necesidad es en MARX mucho más importante de 10 quea primera vista puede parecer. Pero, a Ia par, sefiala queéste es uno de los conceptos que él emplea con menos rigory con varios sentidos. Y tambíén que MARX no llegó a supe-rar el punto de vista del racionalismo ilustrado en cuanto alos aspectos psicológicos de Ias necesidades del hombre. Aun-que su enfoque es correcto, Ias desigualdades Y dificultadesque llenan el tratamiento que hace del tema obligan a ir másallá de él.

HELLER relaciona estrechamente el concepto de necesidadcon Ia temática del valor: no sólo Ia necesidad es el funda-mento materialista del valor, sino Ia base real que permitesituarse más allá de todo idealismo ético y apropiarse de unespacio político (ROVATTI, en HELLER, 1974, trad.). El núcleode Ia posición helleriana se encuentra en Ia afirmación deque Ia sociedad capitalista, además de generar alienación.produce tarnbién Ia consciencia de Ia misma o, 10 que es 10mismo, unas necesidades sin Ias cuales no podría funcionarIa estructura del capitalismo. El movimiento estudiantil, el

Page 15: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

li, PSICOLOGfASSOCIALESMARGINADAS

movlmlcnto de Ias comunas, Ia problemática de Ia juventud,.tcétcra, son manifestaciones de este fenómeno. Dichas ne-cesidadcs son necesidades radicales, es decir, unas necesida-dcs que nacen en el capitalismo, como consecuencia deI desa-rrollo de Ia sociedad civil, pero, y esto es 10 que Ias caracte-riza, no pueden ser satisfechas dentro de los límites de Iamisma (HELLER,1980). Se trata, en consecuencia, de unas ne-esidades subversivas en tanto que están dirigi das a trans-

formar radicalmente el sistema de vida social y político bur-gués. Son factores de superación del capitalismo, ya que susatisfacción exige una sociedad de productores asociados sinIa cual no es posible maximizar Ia humanización de Ias nece-sidades, humanización en Ia que es central el hecho de que elobjeto más elevado de Ia necesidad humana es el otro.· SegúnHELLER,esta teoría de Ias necesidades radicales es esencialpara superar Ia contradicción entre Ias dos proposicionesfundamentales de MARXde que el proletariado es el sujetode Ia revolución y que el desarrollo de Ias fuerzas produc-tivas conduce necesariamente a superar Ia sociedad capitalis-ta. Porque se desprende de dicha teoría que todos los estra-tos que experimentan aquellas necesidades pueden conver-tirse en sujetos de Ia transformación revolucionaria.

Agnes HELLERdefiende un marxismo pluralista y crítico.Fiel indicador del interés que el mismo ha despertado es elexpresivo dato de que, a pesar de 10 reciente de toda su obra,Ia mayoría de sus libros están traducidos a Ias lenguas másimportantes, incluido el japonés.

Sus críticas tienen el interés y Ia virtud de ser casi siem-pre muy matizadas y sobre todo, en 10 posible, constructi-vaso De los marxistas formados en el Este europeo es indu-dablemente uno de los pensadores que mejor conoce el mar-xismo occidental actual en sus diferentes versiones. Comoejemplo de ello y por 10 que tiene de inforrriación acerca deIa postura que HELLERadopta frente a SARTRErecordemosque, pese a Ias grandes diferencias separan a ambos, decla-ra (1980) que L'être et le neant introdujo el problema fun-damental de Ia subjetividad activa y el problema de Ia liber-rncl, y que en Ia Critique SARTREno sólo buscó Ia relacióncxlstcntc entre Ia totalidad social y el sujeto sino que, meri-toriamente, dejó de concebir esa totalidad como inevitable-1111'111(' negativa considerándola en el interior de un proceso111111(\('1 lco. Es más, llega a afirmar que SARTREfue en reali-

PSICOLOGfAFENOMENOLÓGICA217

dad quien situó el problema de Ias necesidades humanascomo cuestión central dcl cstudío filosófico. Por contra, Hu-LLERsefiala resueltamcntc que, en cl plano de Ia praxis, SAR-TREse equivocó al defender Ia víolcncla para liherar aI hom-bre del Tercer mundo, porque olvidó preguntarse qué clascde personalidad se formaria de este modo y COIII rn quicn estehombre podría luego utilizar su viotcnclu.

Ouizás el punto nodal de Ias difen.:ncias entre III\Ll.BRYSARTREestá en su discrepante noción de Ia llbrrtud hUllwna.Ciertamente HELLER(cfr. 1982) ha escrito que cI II011lbre cscompletamente libre, pcro esta afirmación se rcí'lcre li lu ca-pacidad que tiene el ser humano para elaborar un sistcmu denecesidades totalmente nuevo a partir de Ias pn:eolldiciol1esbiológicas. (Sin este radicalismo, Ia tesis de Ia capacidad degenerar necesidades nuevas Ia hemos encontrado ya formu-lada por LEÓNTIEV:capo 2.) En cambio, frente al caráctcrabsoluto que Ia libertad de elección tiene en SARTRI.!,soslie-ne HELLER(1980) que el hornbre dispone siempre de variasalternativas Y posee una autonomía de elección, porque nucs-tras acciones surgen de nosotros mismos, pero que esta auto-nomía es relativa ya que los límites de Ia elección están de-finidos no sólo por cada sistema normativo sino también porcada situación social concreta.

El enfoque helleriano de Ia vida cotidiana se inspira enel concepto de Ia cotidianidad de LUKÁCS,según ella rnismaindica. Pero Ia presentación por aquél del principal libro desu ex-alumna acusa también una influencia de ésta sobre él.Lo que LUKÁCSescribe en dicha presentación es Ia muestrapalpable de ello. Pero además Ias palabras de LUKÁCSson in-;teresantes porque ac1aran el alcance y Ia importancia realesde Ia investigación de HELLER.En resumen, el iniciador deIa escuela de Budapest dice que Ias ciencias sociales despre-cian a menudo esta zona intermedia concreta que es Ia acti-vidad cotidiana, en Ia que se encuentra el nexo real, porquees una zona considerada un mundo meramente empírico queen cuanto tal no es digno de un análisis científico en profun-didad. Pero sólo a través de Ia mediación de esta zona pue-den ser científicamente comprendidas Ias interrelaciones YIas interacciones que se dan entre el mundo económico-socialy Ia vida humana. Si no estudiásemos el significado de estasinterrelaciones e interacciones precisamente en Ia vida co-tidiana, esto es en el teatro real de su resolución, nunca po-

Page 16: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

r18 PSICOLOGiASSOCIALESMARGINADAS

ddamos comprender de una forma correcta 105procesos queIlcncn lugar en Ia realidad. La vida cotidiana aparece comoIn base de todas Ias reacciones espontáneas de los hombresa su ambiente social, base que a menudo parece actuar deuna forma coactiva. Así, quien quiera comprender Ia géne-sís histórico social real de estas reacciones está obligado ainvestigar con precisión esta zona dei ser. Dada Ia universa-lidad extensiva de 10 cotidiano, Ia sociedad -concluye Lu-KÁCS-,sólo puede ser comprendida en su totalidad y en sudinámica evolutiva cuando se está en condiciones de enten-der Ia vida cotidana en toda su heterogeneidad universal.

Tarnbíén LEFEBVREestá presente, aunque más por reac-ción que por acción -recuérdese, por ejemplo, que para él(1946), HUSSERLes el más monstruoso de los hombres teóri-cos- en Ia concepción que HELLERtiene de 10 cotidiano.Y MARCUSE,cuya obra -no exenta de Ia impronta fenome-nológica- ha dejado, en HELLERuna huella mucho más pro-funda de 10 que posiblemente ella desea, si bien el rechazodei elemento hedonista establece una diferencia fundamentalentre su teoría y Ia marcusiana. Ya el informe evacuado enel ano 1973 por Ia comisión condenatoria de sus escritos y delos de sus compafieros de Escuela, comisión que ya se ha ci-tado al comienzo dei apartado, hizo hincapié en tal influen-cia. EI alcance de Ia misma ha sido explicitado por ROVAT-TI (en HELLER,1974 trad.) al escribir que en HELLERhay unaexigencia revolucionaria de una reestructuración global de Iavida cotidiana, no limitable a Ia humanización dei trabajoproductivo, que tiene claras resonancias marcusianas ya queno es sino una exigencia política de un nuevo modo de vida.

Dejando aparte a quienes no comulgan con el pluralismoy el criticismo de HELLER,el marxismo que ésta defiende hasido tachado de excesivamente eticista. Y en este sentido,hay que reconocer que ciertamente Ia perspectiva axiológica,heredada de LUKÁCS,caracteriza fuertemente el conjunto desu obra, dotando a ésta de una dimensión ética muy acusa-da que, en algunos momentos, recuerda Ias preocupacionesfrommianas al respecto.

En un plano más particularista, el trabajo de HELLERqueh(\ suscitado quizá más críticas sea su teoría de Ias necesi-dado/;. En su entrevista con ella (1980), ADoRNATOmencionaVlIl'lllS objeciones dirigidas directamente contra esta teoría,011 [evkmcs a Ias que HELLERprocura dar cumplida respues-

I

219PSICOLOGiAFENOMENOLÓGICA

ta. Entre tales objeciones está Ia de aquellos que consideranque es una teoría que exalta el espontaneísmo, 10 cual no esnegado por ella. Curiosamente, hay también una doble acu-sación contradictoria: para unos, Ia teoría helleriana exclu-ye del ámbito de Ias necesidades a todo juicio de valor y dauna interpretación naturalista de éstas que acepta cualquieraspiración -HELLERasume esto último- y que no permitecriticar el sistema de inducción de necesidades; en cambio,para otros, es una teoría que otorga un peso excesivo al jui-cio de valor, ya que Ia investigadora húngara pasa de Ia teo-ría de 10s sentimientos a aquella otra teoría sin renunciaral concepto de valor. El comentario de HELLERes que, efec-tivamente, tal paso es un problema que todavía no ha re-suelto.Más específicamente, se ha discutido desde varios ángulossu concepto de Ias necesidades radicales. No carece de baseIa opinión de quienes arguyen contra el mismo que Ia tcoríaque origina es negadora de Ia racionalidad y del desarrollohumanos. Aquí Ia réplica de HELLERes ambígua. trasladandoy reduciendo Ia cuestión de Ia racionalidad a una cuestiónde procedimiento en el comporta-interhumano. Otro sectorcrítico entiende que Ias llamadas por HELLERnecesidades ra-dicales no son sino aquellas necesidades que no pueden sersatisfechas en el marco institucional de Ia democracia for-mal. Pero, para HELLER,precisamente Ia democracia es Iacondición preliminar, aunque no suficiente, para que dichasnecesidades puedan ser satisfechas.

AI enjuiciar Ia obra helleriana debe tenerse presente, antetodo, que se encuentra en plena fase de desarrollo Y que envarios de sus ámbitos, como es el caso de Ia teoría de Ias ne-cesidades, aún no está elaborada. Dicho esto, forzoso es re-conocerle por de pronto a esta teoría que ha ofrecido unalectura inédita de MARXque pone al descubierto Ia impor-tancia que el concepto de necesidad tiene en su pensamien-to. Y en segundo lugar, que el potencial crítico que posee elconcepto de Ias necesidades radicales, le hace acreedor deuna mayor profundización. Además de este concepto, y apar-te de Ia teoría de Ias necesidades, HELLERaporta a Ia psico-logía social varios elementos de gran interés. EI concepto deIa segunda naturaIeza dei hombre y, en relación con ésta, Iaperspectiva posibilista de Ia potencialidad humana, perspec-tiva que no implica Ia renuncia de Ia trascendencia de Ias

..•

Page 17: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

() PSICOLOGfASSOCIALESMARGINADAS

condiciones materiales e infraestructurales; Ia consideraciónlu 10 cotidiano como un fenómeno total, cuya transforma-.ión cs necesaria si se quiere transformar al hombre; Ia con-cpción deI otro como sujeto-activo, en respuesta tácita al

imposible «encuentro», por objetivante y por 10 tanto aliena-dor, sartriano; he ahí algunas de Ias más sugestivas aporta-ciones de HELLER.Y aI hablar de sus méritos no puede omi-tirse, en otro orden de cosas, Ia finura de sus análisis, llenosde ricos matices descriptivos, que llegan hasta Ia interpreta-ción explicatíva, aspecto del que apenas ha podido quedarconstancia en Ia anterior exposición de su teoría. Y aún ha-bría que afíadir el notable esfuerzo de sistematización y for-malización conceptual, constante en toda su obra, 10 que Iadiferencia de otras de temática más o menos coincidente(MARcusE, LEFEBVRE).

Por supuesto, desde nuestra perspectiva, 10 más sugestivode Ia antropologia crítica de Agnes HELLERes el lugar privi-legiado que en aquélla ocupa el fenómeno psicosocial. Estoconecta con Ia observación, quizá menos precisa, de ADORNA-TO(loe. cit.) de que Ia contribución más original al marxismocontemporáneo hecha por HELLERconsiste en colocar en eIcentro de Ia refIexión general Ia temática del individuo. Otroaspecto, en relación con 10 mismo, es Ia pretensión helleria-na de ensayar con su antropología el difícil encuentro entreel nivel histórico y el nivel teórico general, encuentro que aImenos un sector deI marxismo contemporáneo (por ejemplo,SARTRE)ha planteado como su principal objetivo. EI que estaantropología se mueva dentro del marxismo, acrecienta eI in-terés del proyecto -serio, honesto y prometedor- de HE-LLER.Porque, con palabras de SACRISTÁN(en HELLER,1970a),tal como ella ensefia claramente, el marxismo y Ia ciencia so-cial académica (burguesa) no son dos modos de hacer 10mismo: Ia diferencia entre aquél y ésta no reside en que dandiferentes respuestas a unas mismas preguntas sino en el he-cho de que formuIan unas preguntas diferentes.

Unas reflexiones finales

EI panorama desplegado en Ias anteriores páginas mues-tra una pluralidad de teorías que contienen una psicologiasocial totalmente distinta a Ia que impera hoy en Occidente.Ni Ias cuestiones que plantean ni el tratamiento dado a Iasmismas coinciden con Ios de esta última.

Estamos, pues, ante otra psicología social, cuya existen-cia revela que sufrimos aún los efectos de Ia polaridad his-tórica que siguió a SAINT-SIMON.En efecto, esa psicología so-cial responde a los rasgos de Ia línea de MARXen Ia cienciasocial. Frente a Ia comtiana, aquella línea está centrada no enel orden, sino en el conflícto, no en Ia armonía supres ora deIa lucha sino en Ia lucha por Ia arrnonía, en el cambio socialen vez de en Ia reproducción, en Ia transformación del hom-bre en vez de en su adaptación. Y todo ello conduce a unapsicología social orientada hacia 10 concreto (en último tér-mino a una teorización de 10 concreto) en lugar de 10 abstrac-to. En consecuencia, más hacia el análisis de los aspectoscualitativos que de los cuantitativos de Ia realidad. Y quebusca el conocimiento crítico frente al dogmático; es decir,a un conocimiento basado en Ia denuncia en vez de en Ia su-misión.

Las psicologías sociales así enmarcadas no son sino eldesarrollo plural de una misma concepción, que afecta a to-das Ias ciencias humanas, Ia cual presenta tendencialmentetres características básicas estrechamente interrelacionadas.La tendencia más general es el antropologismo humanisia. En

Page 18: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

~

8Psicología fenomenológica

y materialismo histórico

MARXISMO Y FENOMENOLOGIA

La alianza MARX-FREUD ha sido, como ensefían 10s capítu-los anteriores, enormemente fructífera. Pero no es el únicointento de unión para llegar a construir, desde el pensarmen-t o de MARX, una teoría psicológica social del hombre. Las in-suíiciencias de dicho pensamiento para lograr tal objetivo:-,c han procurado complementar también desde otra pers-pcctiva, Ia de Ia fenornenología, Por ello, no debe extrafiar elver reunidos en este capítulo a dos nombres tan distintos1111110los del filósofo f~nc~~ .J:~an-Paul ~'!!!l y Ia investi-/:1Ic1ora social ~ê@ra A,gges 'HiLr..LEll... EI punto de enlace de11respectiva obra está ~omún neomarxismo fenomeno-

IIIHleO. En ambos casos, esa obra contiene una importantel''''ll'osociología. ti

P.11Ia relación marxismo-fenomenol0 ía late necesariamen-1\ 1l11i1psico <?gla social. n e ecto, el mterés por o socialulu-untc al marxismo y Ia orientación psicológica consus-

t 1111illl a Ia fenomenología tenían que conducir tarde o tem-1'111110,111entrar en contacto, al enfoque psicosociaI de Ia rea-'''.11111,I\:-,It' enfoque conduce a Un anáhsis de dobIe perspec-Ih'lI I/tll' I'il' caracteriza, entre otras cosas, Ror su orientación v1011I:'11:111.l'orquc Sibien es cierto que Ia fenomenología pro-ílllO 111111p~i<:(llogía marcadamente especulativa en 10 social

'0'1111'1dl'M·, por cjcmplo, Ia guinta meditaciól~ cartesianaIli. ·,111/1ol'·os» de HUSSERL, 1929-, al yuxtaponerse al mar-

Page 19: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

l!l PSICOLOGfASSOCIALESMARGINADAS

xisrno el análisis fenomenológico se dirige hacia situacionescolectivas específicas aprehendidas dentro del marco del ma-terialismo histórico.

Las relaciones entre el marxismo y Ia fenornenología, comoIas de esta última con Ia psicología (DRÜE, 1963; PINILLOS,1971), no están exentas de problemas. Sin entrar a fondo enesta cuestión, Ia fenomenología husserliana entendida como

lIa filosofía deI idealismo trascendental no parece ser conci-liable, por Ia componente idealista que lleva, con el marxis-mo. Así 10 han entendido, entre otros, NAvILLE (1947), DESAN-TI (1963) y en general todo el marxis~ ortodoxo.

No comparte esta opinión el"fiarXíSa "tÍêtnamita de for-

Imación francesa TRÂN-Duc-THAO(1951), decidido defensor deIa aproximación de ambas corri entes por Ias ventajas que asu juicio comporta. Para él, Ia fen0IE.enolo~!iene eLpéritode~~r.. ~gÜi.J,)1.~do._el_valoL.sI~.todas Ias significaciones deIa ~i§.~e.!J.ç1g.!m_tn.agª y de establecer Ia auto~~Il1ía de l~ su-p~res~rllcturªs, esencial par~--1~:-:çO.illnIT.õSí6n,de Ia .lJ..istoriacomo el movimiento de Ias fuerzas productoras. En congruen-cia con esto, THAOha defendido el ~empleo en Ia investiga-ción marxista de 'los análisis fenomenológicos, referentes' a IacqpCíe[~ia~"i?ara põdermre-rp.r~:té!fJa ~.!a~ión d~alé~!!c_q"entreIa con~~~!1sia, como fuente de Ias sobreestructuras, .Y.lê....iJ11ra-estruc!.~~_~çonójJ:lica a._"~ .9.1!.e.uquélla está.víncnlada en úl-tiIJ1ª...ins.tan,cia. En cambio, THAO(1977) rechaza el psicoaná-lisis aunque no el rico material de datos objetivos acumuladopor él. La razón de este rechazo es que, en S1L<2J2iFiQnJJa...Q!:?rade FJ.w.yD.~stá se.~a..9.fl.E.~.q,Ii:.QJp.gía_cl.~_~1,!._~.p-QÇa-el bio-logismo Esicológico -L~U9çiolog!~m.9.....slu!lcl1c;:irDi_:mo-, 10cual Ia incapacita para comprender Ia vida humana en suesencia real como esencia social, verdadero fundamento deIpsiquismo individual. Por e110, sólo el materialismo histórico,al desarrollar Ia teoría de Ias formas histórico sociales de luindividualidad, puede interpretar de una forma correcta clmaterial psicoanalítico.

De un modo más general, Ia profesora neoyorquina Rolyn W. BOLOGH(1979) ha intentado mostrar que el méw'th

(Ide teorización de MARXrespon51e_.-ª-...Yllilfel)..9.E.1~gologíadluIéçjica, a través de Ia cual pueden ser analizados el lenguu]y el conocimiento, así como Ias relaciones sociales y Ias prricas de Ia vida cotidiana.

En realidad, MARXy HUSSERLtienen aI menos en com

PSICOLOGfAFENOMENOLÓGICA 183

Ia pretensión de convertir Ia filosofía en una ciencia estric-ta y Ia crítica deI conocimiento ideológico (cfr. para esto úl-timo BOEHM,1958). Ahora bien Ia posibilidad de una relacióncompatible y aÚD complementaria entre el marxismo y Ia fc-nomenología depende en gran medida de hasta qué puntoesta última como método derivado de una filosofía deI cono-cimiento puro puede ser desprendida de tal filosofía. Y aúnmás, depende también de que se considere que Ia flllQjé Imetódica no áesarra~~QJZQ~a...rn~~1}lLªLiJJ,.v:~_~tjgª_d.,QJ::a~làrealidad. Las aportaciones de SARTREy de HELLER compar-ten, más tácita que expresarnente, tales puntos de vista.

En nuestra temática y dejando aparte el caso de SARTRE,el sector más importante de 12enetración fenQm __ .ca encl campo marxista se encuentra en Ia obra d UKÁCS susseguidores. Se trãta de una penetración SQlapa en mu-chos casos tímida pero que repercute enormemente en el co-nocimieDtõ que genera, al mostrar una especial sensibilidadhacia Ia problemática psicosocial. EI pensador marxista hún-garo....§xfu:g:y.J.•UKÁC§..(1885}9Z1), formado en Alemania donderue alumno de Max WEBERy cuyo papel en Ia génesis de IaEscuela de Frankfurt yanemos visto, siempre mantuvo unaictitud relativamente respetuosa hacia HUSS!lRL,a diferencia(de Ia que tuvo con sus continua dores (SCHELER,HEIDEGGER,prirner SARTRE)a.l.9L9ue at~~é....ª~!E~~La_.~ia~ac:I<:l (cfr.11)48, 1953). Entre 1907 y 1914, LUKÁCSestu~muy influi~por :aº§..~L,a través de Nikolai HARTMANN.Y aunque des-pués evolucionó hacia Ia dialéctica hege1íaíiã; aquella influen-, 111quedó latente en él. Probablemente no es ajeno a Ia mis-11111 cl énfasis que puso en Ias categorías de Ia esencia y el1"lu'>rl1eno,aunque procuró contemplarlas y valorarlas segúnLI versión que de Ias mismas presenta Ia dialéctica materia-11 •• 111. Ya en Die Theorie des Romans (1916) se basó en 6uena1,,11 li' cn cllas Pãiã" esboza~ ....§!L-§.oría e,stética, manteniendo'11"' 1'1 análisis literario no debe quedarse ~D.-eL.p~ro fenó-1111 1111, Y con ambas categorías construyó el"-.,fOnCe~de l-ª1111. 11 Iti ml) como perspectiva metodológica illhê"fênt ~ pen-

IlId,'lllo de Mi\RX-LUKÁCS olvida pues Ia raÍz saint-simonia-1.1 dl'l ('()Ilccpto- en su famoso y polémico libro dedicadoI Id" I,'lnl'iol1cs entre Ia historia y Ia conciencia de clase (1923),

(111111) vemos. cl ingrediente fenomenológico del pensamien-'li 1111\111 'dllllO, adcmás de estar por el historicismo de HEGEL111'" 1'1'1111 <Iv éstc que de HUSSERL,queda totalmente subor-

Page 20: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

184 PSICOLOGiASSOCIALESMARGINADAS

dinado al marxismo en el aspecto ideológico. Por esto, Ia po-sición de LUKÁCSes fácticamente matizada. De Ia fenomeno-Iogía rechaza Ia filosofía, noeI método analítico. EI alcancede esto se observa en su crítica a Ia intuición. Según él (1948),ésta debe ser rechazada como instrumento independiente deIpensamiento discursivo y destinado a Ia comprensión de ver-dades superiores. En ese aspecto, Ia intuición es el bastiónde Ia filosofía imperialista del irracionalismo. Pero Ia intui-cíón, que psicológicamente consiste en Ia brusca entrada enIa conciencia de un proceso de reflexíón hasta entonces sub-consciente, no es 10 contrario sino el complemento necesariodel pensamiento discursivo. Aunque su ernpleo no puede sernunca un criterio de verdad, afiade LUKÁCS,todo pensamientocientífico -estricto, diría HUSSERL- debe tener como pri-mera misión Ia de integrar tal proceso en su propio sistemaracional.

Aparte de su influencia general en el marxismo occiden-tal, LUKÁCSfue el maestro de Ia llamada Escuela marxista deBudape~(M. VAJDA,A. HEGEDÜS,G. MÁRKUS,A. HELLER,etc.),con ramificaciones exteriores importantes como en el checoKarel Kosíc. Una de Ias características de Ia citada escuelaes su fuerte inclinación antropológica y social -tomando am-bos términos en su significación más literal-, inclinación quese encuentra en el marxismo de LUKÁCScada vez más acusa-da. Recordemos que dedicó su último libro (1971) especifi-camente a Ia ontología del ser social.

Kostc (1963) ha llevado hasta sus últimas consecuencias elconcepto de totalidad Iukacsiano, haciendo del mismo Ia ca-tegoría específica deI marxismo. Adernás de enfrentarss a IaTeoría Crítica, porque suprime Ia filosofía transformándolaen teoría social, critica a SARTREen los términos que vere-

IImos más adelante. En cambio, considera que HUSSERLha es-crito una de Ias obras más destacadas de Ios pensadores deIa primera mitad deI siglo xx, Die Krisis der europaische Wis-senchaften und die transzenâentate Phanomenologie (1936)-que trata del problema del antagonismo científico que opo-ne un compromiso en Ia dimensión de una filosofía científicaa todas Ias actividades que responden a Ios intereses constí-tutivos de Ia vida natural y normal de los hombres en el mun-do-, porque en esta obra HUSSERLpone al descubierto eldespertar de Ia conciencia democrática y ta defensa de Ia .ra-zón ante Ia amenaza del fascismo. '

PSICOLOGfAFENOMENOLÚGICA 185

Si Kosfc desarrolla el concepto de totalidad, HEI.LERa par-tir también del mismo va a desarrollar otro concepto lukac-siano, el concepto de Ia vida cotidiana, dotándole de un ricocontenidó y enlazándolo con una teoría de Ias necesidades dclhombre cuyos fundamentos localiza en Ia obra de MARX.Yatendremos ocasión de referirnos a Ia concepción de Ia cotí-dianidad de LUKÁCS.P0r de pronto, interesa sefialar que estaconcepción es Ia que inspira a HELLERuna teoría psicosocialmuy prolífica en análisis fenornenológicos, pues no es en vanoque considera a HUSSERLuno de los mayores filósofos dei si-glo xx.

La t~ría de HELLERes muy distinta a Ia de SARTRE.PorIa diferente concepción que ambos tienen dei marxismo y.porIa procedencia de su respectiva fenomenología. EI caso deSARTREes claro en este último aspecto, puesto que parte ex-plícitamente deI análisis fenomenológico recibido directamen-te de HUSSERL.En SARTREpredomina desde el comienzo Iatradición BRENTANo-HuSSERL.Como es sabido, ya en BRUNIA-NO lã intenciõ"n~lidad es Ia clave dei análisis de todo actoo proceso psíquico. También en HUSSERL, cl cual subraya

\ kantianamente que Ias cosas son, ante todo, un objeto de con-1~ncia. Y es en este sentido como puede ser aprehendido elLebenswelt o «mundo vivido» antes de toda reflexión, pueseu este mundo las cosas senos dan y por 10 tanto pueden serintuidas. Como veremos, e1 citado concepto husserliano esprecisamente uno de los puntos de partida dei análisis queefectúa HELLERde Ia vida cotidiana.

A diferencia de SARIRE, HELLERrecurre al análisis feno- \menológico de manera i~!9.!ª y habiendo recibido el mé-todo a través déLuKÁCS: Además, en Ia autora húngara, Iafenomenología sin dejar de ser husserliana es también tri-bUtariã de HEGEL, 10 que no es óbice para que aquélla criti-que a éste en otros aspectos. EI resultado es que, er.; I!~~EF,

fenomenoIogía también es el instrumento de una reflexiónra~incaralnãdã en Ia "líistorla.'--otrõ pÜllTori.'illdameiíi:al-ae discrepancia entre SARTREyHELLER conSIsteen que eu el primero están presentes ele-mentos freudianos, elementos que sin ser deI todo desprc-ciados están ausentes en Ia segunda. iPuede hablarse, pucs,de freudomarxismo en SARIRE? En principio, entendido clfreudomarxismo en un sentido amplio, como hemos hcchoen el capítulo precedente, Ia respuesta es afirmativa. Sin em

Page 21: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

lHoPSICOLOGiASSOCIALESMARGINADAS

hnrgo, en SARTREIa conjunción de FREUDy MARXes muy dé-bil sicndo en cambio relevante Ia conexión entre MARX yIrUSSERL. Es más, incluso es discutible si puede ha6Iãrserealmente de una conjunción entre FREUDy MARX,ya queambos aparecen menos simultáneamente que sucesivamentecn Ia obra sartriana. ;

Otra divergencia entre SARTREy HELLERse debe a Ia vin-culación del marxismo de SARTREcon su filosofía existencial,filosofía que es claramente rechazada por HELLER.Una de Iasconsecuencias de esto es que cada uno analíza Ia realidad so-cial humana desde una perspectiva opuesta, que en, SARTREviene dada por Ia libertad y en HELLERpor Ia necesidad.

PSICOSOCIOLOGIA DE LA LIBERTAD(Sartre)~

Jean-Paul SARTRE(1905-1980) estudia filosofía y se dedicaa Ia ensefianza de Ia misma en el Lycée. Destinado el afio1934 al Institut Français de Berlín, donde sucede a Ray-mond ARON,estudia y profundiza a HUSSERLy a HEIDEGGER.Ya en sus primeros escritos se ocupa de cuestiones psicoló-gicas como Ia trascendencia del Ego, Ia irnaginacíón, 10 ima-ginarío y más tarde Ias emociones, siernpre con una orienta.ción fenomenológica y materialista que va a ser caracterís-tica de toda su obra. En plena guerra mundial publica L'êtreet le neant (1943), donde desarrolla una ontología, más alIáde Ia filosofía existencial del HEIDEGGERdel Sein unâ Zeit,que incluye una teoría psicológica conectada con el psícoaná-lisis freudiano. Con este libro, cuya temática existencialistahabía ya anunciado en varias novelas a fines de Ios treinta(sobre todo en La nausée, 1938), culmina el lIamado primerSARTRE. _

Con Ia posguerra, abandona Ia ensefianza y funda (1946)Les Temps Modernes, que pasa rápidamente a convertirse enuna revista muy influyente entre Ia intelectualidad de iz-quierdas. Después de una etapa de progresivo engagement po-lítico, del que son expresión numerosos ensayos en Ios queaborda entre otros temas sus relaciones con Ios comunis-Ias (polemiza con el PCF, COn el que tiene grandes afinida-

187PSICOLOGÍAFENOMENOLócrCA

des y grandes diferencias, 110 llcgunclo IIUIICII !I nf'lliarsc almismo), Ia cuestión judía, 10s lH'gl'OS, d coloulnllsmo, ctc.,y varias obras narrativas y sobre lodo dl' Il'IlII'O, VII ti proxi-mándose a MARX,al que ya había lctdo sill illll'l'l:sill'll' aiosveinte afios. Escribe un importante csludk}, ()//i'S!iO/lS deméthode ~ aparecido primero cn polaco ('011 (,I signifi-cativo título ~(entialis1J!:.!:.. et marxismo y !leio s(,tJllidoen francés considerablemente modificado, que IIIIIIIKIII'II 01raetapa en Ia que pretenderá integrar ambas tt'lHklll'lns y euconsecuencia combinar el análisis fenomcnológko con Ia dlu-Iécticg, Poco después, pl16lica Critiqüe de ia rolsou dlal/'/'I i-que (1960), otro voluminoso libro que constituyc (dos l'undu-mentos críticos» de Ias Ouestions, Ias cuales incluye ai co-mienzo deI volumen. En él, dice abordar una sola cucstlón:si tenemos Ios medios necesarios para constituir una antro-pología estructural e histórica. Y para contestarla, prcscutulos fundamentos de Ia socioIogía y de Ia historia.

No puede exponerse Ia teoría psicosocial de SARTRLlsinantes conocer, aunque sea muy esquemáticamente, Ias prin-cipaIes coordenadas de su ontología. Esta diferencia tres mo-dós deser,- que son denominados de uriá;nane~; caracterís-tica de lã filosofía de Ia existencia: el ser-en-sí, elser-para-sí

el ser~E.ara-otros. Aunque 'los dos últimos modos son exclu-sivõS áe1aêx~~ncia lw_m~l1é!,ésta también participa comocuerpo deI primer modo:-Er?~r-e!].s,í (materia en sentido am-plio) es 10 que es; coincide consigo mismo. En cambio, el~l2,.ara-sí (Ia conciencia de Ia existencia) es 10 que no es(conciencia siempre de algo distinto a ella misma) y no es10 que es, ya que está siempre creándose. Este modo del serconsiste en Ia nada ontoIógica. La nada entra, por 10 tanto,en el mundo con el hombre; de ahí Ia neantisation. En efecto,nuestra existencia no es al comienzo ni siquiera un ego, sinoque va definiéndose e identificándose aI ir existiendo. Poresto, el jiostulado fiiridamental" dêrexistenclalÍsmo sartrianodice que Ia existencia precede a Ia esencia (1946) y no al re-vés, como creía Ia filosofía tradicional. Para especificar máseste importante punto: Ia existencia del hombre va generan-do su esencia como individuo humano al ir decidiendo, ai ireligiendo con sus acciones, ai ir usando de su nada. Esta semanifiesta, pues, como libertad. EI hornbre, al decidir, pro-yecta sus posibilidades. Pero tiene que decidir forzosamcntoy por sí solo, librernente, el sentido de su existencia. Está,

Page 22: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

IHH

~

PSICOLOGÍASSOCIALESMARGINADAS

dkho con otras palabras, condenado a Ia libertado Y esta Ie11I1t'<..!vivir su existencia con angustia, con náusea. Sin embar-go, cl mal radical del hombre no reside en este hecho. El pro-1>1<..!lUade fondo está en Ia negación de Ia libertado Veamosdónde radica este mal, dicha negación.

La teoría social de SARTREestá contenida en el último deIas tresmodos de ser mencionados; el ~r-para-otros. Aun-que el hombre ha de decidir por sí solo su proyecto orig.inalde ser, no~ s910. Hay modos de concienéia que nos remi-ten aIos otros; por ejernplo, Ia vergüenza, en tanto que esavergonzarse ante alguien. Mi relación con los otros consti-tuye el tercer modo de ser, al que SARTREdedica toda Ia ter-cera parte de L' être et le neant. En esa relación, uno se cons-tituye s.0~o ai co~rtir al otro en objeto. SARTRE,para mos-tràr-esto, haee un análisis fenomenológico de Ia «mirada».Cuando otro me mira, Jl'íe"rêVela que esün ser-para-sí. 'Perocon su mirada, el ~ juzga no en mis posibilidades sinoen 10 que soy. Cón ello, me reduce a un ser-en-sí (objeto). Y vi-ceversa, si soy yo que Ie miro a él. La mirada de otro, porconsiguiente, nos esclaviza y nuestro mirar nos convierte enamos poderosos. Este fenômeno revela que Ia relacíon :Q.u-man<Lestá impregnada de Ia lucba por J;!oseerJa ~d dei.9tro. YeSto, tanto en Ias relaciones que objetivan aI otro(como el amor, el masoquismo o elIenguaje) como en Ias quetratan de adueiíarse de él como sujeto (como el odio, el sa-dismo, el deseo o Ia indiferencia). El~ntido orig~~-L ~lser-para-otros es, pues, el conflicto. Y el mal, en última ins-tancia, reside en el otro-«<eI infíerno son Ios otros», hacedecir SARTREa Garcin, un personaje de su obra teatral Huiselos, 1944), porque el otro es el que niega nuestra existencia.

SARTREve en el psicoanálisis un método válido para ana-lízar Ia existencia; esto es, para descubrir el proyecto de serele un individuo. Pero su interpretación del psicoanálisis sealeja de FREUDen puntos fundamentales. Objeta ai psicoaná-lisis «empírico» de éste el que considera ai hombre como unasuma de pulsiones y no como una totalidad. Además, SARTRErcchaza el inconsciente, como consecuencia de identificar elxujcto con Ia conciencia. Y sustituye Ia idea de Ia censurap()r Ia de Ia mauvaise foi, es decir, por el mentirse uno a sí11I1~1l1()para encubrir el erro r o 10 desagradable. ConsideraI/IH' ('I fonól11eno fundamental no es Ia líbido sino el proyec-111 dt' Her do cada individuo; Ia sexualidad, empero, continúa

PSICOLOGiAFENOMENOLÓGICA 189

siendo una dimensión importante, pucs í o que t'S una cstruc-tura ontológica necesaria do nucstro St'rpnI'lHIII'OS.

Así entendido eI psicoanálisis, SII ohJt'i ivu (:11 descif'raruna intencionalidad o sentido, Ia lollllldlld di-l Indivíduo.Y-esto es EosiblepOrque, Em cada uno de NIISlIelos, ('I lndi-viduo expresa ~ totalidad, Est~s, Ia condur!u, ('111111110quees eIección, c~ne la_elección original, l'I pi'IIYI'(:lo dt' Sl'1'qÜ$);._caoãun...oelige a través de su libcrtnd, P,'ro 111I'OIlIiI'II<..!simbólicamente, porque dicha elección queda t'1I11H1M'lIl'1l<lapor Ia situación concreta, es decir, por unas t'IIl'(Il'lt'r!NIIcIlSocasionales y por Ia oportunídad histórica. Por 10 tunto, vlanálisis tiene que estudiar comparativamente lodos tos nelosdeI indivi_d,!!-oy tener en cuenta que cad~ suj~tq creu SWI pro,plo~bõ1õs de acuerdo con su proyecto original. Encont rn-mOsaquí ótro punto de discrepancia con FREUD: Ia no uccp-tación de unos símbolos generales, admitidos por este \111I·mo, por ejemplo, en Ia interpretación de los suefios, De lo-dos modos, ello no impide a SARTREel citar como símbolo g<..!-nérico a cualquier actividad de llenar o de hacer agujcros,esta es, de cubrir o de descubrir Ia vacío o 10 hueco, en luque ve un símbolo existencial de Ia nada, El mismo SARTREllevó a cabo el psicoanálisis existencial de varias autores li·terarios (BAUDELAIRE,GENET, FLAUBERT),su propio autoaná-lisis (Les mots, 1963) y el de una colectividad (los judíos).

Desde el punto de vista «terapéutico», como el proyectodei hombre es, en definitiva, Ia imposibilidad de ser. a Ia vezen-sí y para-sí (imposibilidad que corresponde a Ia idea deDios), 10 que se traduce en el fracaso de actitudes como elamor o el odio, Ia «cura» psicoanalítica sólo puede consistiren llegar hasta Ia COl'!!P.nm&é.npor el propio .in4ividuo de su 1realidaa ontológjça, El psicoanálisis puede, entonces, revelãr oIa existencÍa auténtica y llevarnos a 1~ªceptaciÓILde nuestra (><condición humana (el hombre como ser en Ia nada) .. En úl-timo término, a asumir Ia libertad,

Las Questions y Ia Critique afiaden a todo 10 anterior unnuevo elemento; el marxismo. Con ello, Ia teoría social deSARTREdesarrolla nuevas dimensiones y pasa a un primerplano. A partir de ahora, el materialismo j].i..§.1:óricop~se!,Ia clave para entender lã dialéchca transformadora de Iasactos de Ias distintos individuos en Ia vida social, a travésde los hechos70lectivos y grupales,teniendo7n"Cuenta quoestas hechos a su vez se insertan en Ia historia; (Debe acla-

Page 23: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

11)0 PSICOLOGiASSOCIALESMARGINADAS

1'11rsc que, contra ENGELS, SARTRErechaza aplicar ~aléc-Ilca a Ia naturaleza, limitándola a Ias ideas y a Ia historia.)U no de Ios resultados del nuevo enfoque sartriano va a serIa teoría~~juntoJ)_l2.!'.á.c.tiG.QS», que contiene los funda-mentes _p~a una p'sicosociologíft. Antes de entrar en ellay como Ia recepción deI marxismo en SARTREno es dogrná-tica, vamos a examinar Ia crítica -obviamente hecha desdeSll filosofía de Ia existencia- a que Ie somete y que implicaunas nuevas consideraciones sobre Ias ciencias sociales, elpsicoanálisis y, por supuesto, el propio existencialismo.

Par~_ SAR.T.RE.,A-marxis.!!!2.eL el.in ~nt~ más ~.Eica~hopasta hoy pa:@ aclarar el .E.!2ç"e~ºhistórico y del hombr~ ensu tõtãIldad, o sea a partir de Ia materialidad de su condiciôn.Por dló, en el mundo de hoy en el que el hombre aúii.-llonapodido liberarse de Ia escasez y su desarrollo social, políticoe intelectual está dominado consecuentemente p~l_illQg.od~Qd_ucción de Ia vida material, el marxismo es Ia filosofíainsuperable (indépassable) de y en nuestro tiempo, y Ia únicaantropolgía que hoy puede ser a Ia vez estructural e his-tórica.

Pero el marxismo contemporáneo, un marxismo que al bu-rocratizarse ha reducido el cambio a Ia identidad, adolece devarios falIos. Uno de ellos es que deja al azar Ias determina-ciones concretasae-raviOahumaiiã-:Cõi1 ello, no s6lõ pierdela totahCIã<f histórica y se queda única mente con el esquele-to abstracto de su universalidad, sino que pierde tambiénel sentido de 10 que es un hombre. Para superar tal deficien-cia, el marxismo actual recurre a Ia absurda psicología dePÁVLOV.Pero tal superación sólo es posible integrando Ia so-ciología y el psicoanálisis en el materialismo dialéctico desdelos principios del existencialisrno. Otro fallo~del marxismoes que elimina de su investigación aI interrogador, 10..2J.Sti-tuy~.Q.§aI2..~r2..bs()lu!o y cOI!vier.te_aLinterro.gadoS.!! unmero objeto de este Saber. Frente a esto y hasta que Ia an-tropología marxista no haya encontrado su fundarp.ento hu-mano en Ia comprensión de Ia existencia del hornbre, es pre-ciso mantener Ia autonomía del existencialismo. En fin, sinperjuicio de afiadir después otros puntos críticos lanzadospor SARTRE,éste sefiala también que el marxismo no ha...Qçsa-rrollado Ia t~oría delleticI:ili~ esbozada por M.~RX.En vezdt, cllo, ha considerado el mercado como una cosa sometida, 10 íncxorabilidad de unas Ieyes, que no hacen sino cosifi-

PSICOLOGiAFENOMENOLÓGICA 191

car también Ias relaciones intcrhumnnus. lia olviclndo que Iarealidad del mercado reposa sobre Ia rcnlldnd du 1I1WS indi-viduos que están alienados. Frente ti cstu, (~S Iltll't'sal'io cstu-diar desde su principio Ia naturalcza y vi ol'igl'll dt' los colcc-tj~os, cuya totalización nUIH;a l'sl(1 l'Olllplt'la, yaque consiste en relaciones directas entre pcrsunus, rc-Iuclonc»que dependen de otras relaciones, éstas de oll'lH-1y IIS{ suce-sivamente, 10 que muestra Ia sujeción objctlvn de Illks rda-ciones concretas. La ya mencionada teoria de los cunjuuto«prácticos supera esta cuestión.

Por supuesto que Ias referencias que SARTlUl,COIII() ucubnde verse, hace a Ias ciencias sociales no van dirlgidas a ('slllsen su forrnulación positiva. El positivismo de Ias mlsmns IlOes válido. De una parte, pretende abordar Ia expcrícnclu so-cial sin partir de ningún a priori; de otra, niega desde clprincipio una de sus estructuras fundamentales a Ia que roem-plaza por su contrario. En el caso, por ejemplo, de Ia antro-pología, ésta no puede dejar apriorísticamente de ser antro-pomórfica ni de reconocer por consiguiente Ias propiedadcsde Ia naturaleza humana; sin embargo, prescinde de una es-tructura permanente de Ias empresas humanas, como es Iarelación con Ios fines, ignorando que los hombres reales apre-cian Ias acciones, Ias instituciones y los establecimientos eco-nómicos según esa relación y que Ia comprensión .del otro sehace también necesariamente por los fines. Lo mismo sucedecon Ia sociología norteamericana e incluso con Ias ideas deciertos marxistas franceses, que reemplazan los datos de Iaexperiencia por un causalismo abstracto, por formas metafó-ricas o por conceptos como los de motivación, actitud o rolque sólo tienen sentido referidos a una finalidad. En cambio,tanto el marxismo real como el existencialismo reconocen Iaexistencia de fines y que el proceso de totalización históricapuede neutralizar algunos de ellos.

Lo anterior no elimina a Ia microsociología, ya que éstase justifica por dos razones. Prirnera, porque el grupo tieneuna consistencia, dada por el hecho de que el individuo hu-mano está condicionado y mediatizado por sus relaciones conlos otros, viviendo y conociendo su condición a través de supertenencia a grupos, por 10 que Ia relación en el grupo esuna realidad vivida por sí misma. Segunda: Ciertamente, Iamicrosociología es, sobre todo en los Estados Unidos, unmodo de conocimiento que esconde Ia historia, por ser idca-

Page 24: FredericMunné-Psicologias sociales marginadas

rr

11) PSICOLOGÍASSOCIALESMARGINADAS

lista y estático, Así, LEWINfetichiza Ia totalización y sólo vetotalidades desde Ia exterioridad y ya hechas, o sea ignoran-do cl movimiento real de Ia historia. Y KARDINER,con su con-.cpto de estructura básica de Ia personalidad, se mueve enuna circularidad estática y a medio camino entre Ias insti-tuciones primarias y Ias secundarias. (SARTREencuentra, em-pero, interesantes sus investigaciones en Las Marquesas, quemuestran Ia importancia de ciertas condiciones objetivas:. Iaescasez de alimentos y de mujeres origina una angustia la-tente en sus habitantes.) Con todo, Ia microsociología ha de-mostrado, con Ia Human Engineering, ser un arma eficaz enmanos de los patronos y los capitalistas. Y en este sentidono sólo es verdadera sino que tiene que ser arrancada deeIlos y vuelta contra ellos.

En cuanto al psícoanálísís, SARTREsefiala que, a pesar deque los marxistas creen que el método de interpretación psico-analítico reemplaza Ia historia por Ia naturaleza -una natu-raleza reducida a Ia sexualidad-, es un método que puedeser integrado en el materialismo dialéctico. Es cierto que elpsicoanálisis no tiene principios o una base teórica, y queapenas dispone de una mitología inofensiva (JuNG, FREUD).Pero es un método preocupado por establecer cómo el ninovive sus relaciones familiares en el seno de una determinadasociedad. Y sólo con él puede estudiarse hoy cómo ese ninotrata de representar el rol que los adultos le imponen. Esmás, sólo con él puede descubrirse cómo el hombre entero,o sea con todo el peso de Ia historia, se encuentra en el adul-to. Y también cómo el hornbre se inserta en su clase social,ya que el punto de unión entre ambos está en Ia familia. Elpsicoanálisis remite, en el interior de una totalización dia-léctica, a Ias estructuras objetivas dadas por Ias condicionesmateriales y a Ia acción de Ia infancia sobre Ia vida adulta.En este último aspecto piénsese que nuestra infancia apre-hende nuestra clase a través del grupo familiar, el cual acabainscribiendo ésta en nosotros como carácter.

Se desprende de todo 10 expuesto que, dentro del marxis-mo y con Ia ayuda del psicoanálisis, el existencialismo buscalIenar un hueco de aquél: el del hombre singular en el cam-po social. Este y no otro es el objeto de Ia filosofía existen-ciulista. Y este hombre es un individuo alienado que luchapncicnternente contra su propia alienación. (SARTRErechazaIa teoria de LENINde Ia conciencia como un reflejo de Ia rea-

193PSICOLOGÍAFENOMENOLÓGICA

Iidad, entendiendo que aquélla cs aclivn: atll'1I1(\Sdo rcf'lcjarIa realidad es también reflectante UII Ia 1ll1.,1I1I1.)PIIl'lI l'I exls-tencialismo, el hornbre se caracteriza por 111 SIIIH'l'l\ci(')llele unaacción mediante un proyecto; esto es, por lu lJII\' 10~\l'I\ hncercon 10 que han hecho de él; y esto aunquv 'li \,.,1(, ullcurulono reconozca su objetivación, o sea el objeto o '1l1('('SO1'1'0'ducido necesariamente por su realización de lu I'oslbll'. 1'0'"que, en cualquier caso, esta objetivación atesligulI, 11 II'IIVl'S

de Ias contradicciones originales que se rcücjun eu ('lIn. di-cha alienación. Para llegar hasta su objeto, el exlslellchllislllOemplea un método que es heurístico Y diferencial, UIl 11Iltlodoque enseíia de nuevo porque es, a Ia vez, regresivo y pl'ogl'l"sivo: determina progresivamente Ia biografía -si se trutudel análisis de una persona- profundizando en Ia época y vl-ceversa, sin integrar ambas. Ia biografía y Ia época, hasta quesu desarrollo recíproco se haga por sí mismo, ponicndo UI\

término provisional en Ia búsqueda.La teoría de los conjuntos prácticos, a Ia que SARTREde-

dica una gran parte de Ia Critique, busca Ia inteligibilidadontológica de Ias manifestaciones fundamentales de Ia socia-lidado Esta socialidad Y aquella teoria son dialécticas, porqueIa dialéctica no es algo exterior al hombre, una ley impuesta,sino Ia razón que hace inteligible el proceso humano. sociale histórico. Y además de ser Ia racionalidad histórica, Ia dia-léctica es también el motor de Ia historia.

Dos afirmaciones son Ia base de esta teoría: a) Ia relaciónfundamental del hombre con el mundo, tanto Ia naturalezacomo Ios otros, es Ia escasez. Y b) 10 que originariamente esdado son Ios individuos Y los colectivos. Con respecto a Iaprimera de estas afirmaciones. SARTRE,después de indicar queIa realidad consiste en necesidades a satisfacer, explica queIa praxis -acción, trabajo- es una negación de Ia negaciónya que consiste en Ia satisfacción de aquello de que se care-ce. La escasez (rareté) es, pues, el campo o medio (milieu)en el que se origina el conflicto social, porque Ia presenciadel otro es precisamente 10 que amenaza Ia propia existenciatomo supervivencia. Pero Ia escasez también origina Ia vidasocial, al hacer que los hombres formen totalidades cuandoreaccionan igualmente frente a aquélla. De todo ello dcrivantanto Ia alienación Y Ia violencia -Ia escasez interiorizada-como Ias reglas morales.

Con su teoría, SARTREestudia Ia transformación de lu so-

...;J L