Enero 2012 EL MUNDO COMO VOLUNTAD Y REPRESENTACIÓN”. · 2015. 8. 5. · 8 Schopenhauer, Arthur:...
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Enero 2012
“ EL MUNDO COMO VOLUNTAD Y REPRESENTACIÓN”.
lic.: Yuniesky Matos Castillo
Licenciado en filosofía
Centro Universitario Imias
RESUMEN El filósofo que ocupa la atención denota un pensamiento en el cual es necesario
profundizar; pues la obra citada resulta compleja, multitemática, donde la reflexión
filosófica se vale de la hermenéutica, de los métodos y principios del materialismo
dialéctico, desentrañando así las ideas controvertidas que expone Arthur Schopenhauer
al argumentar la razón y la voluntad. Cuestión que motiva el estudio realizado para
esclarecer la relación que ofrece el pensador en estos conceptos columna vertebral del
sistema, abordando la condición natural y existencial en el (objeto-sujeto) que
representan los mismos.
ABSTRACT The philosophy which occupies attention denotes a thought of which it is necessary to
carefully study; it is complicated, multitheemed, where the philosophical reflections,
methods and scientific, dialectic and materialist principles of comprension resurface the
controversial ideas which are expressed by Arthur Schopenhauer in this argument of
reason and will power. The question which motwates the study which was carried out
in orde to resurface the relation which offers the thinker in a vertical cord concept
approaching the natural and existential condition (object - subject) which the represent.
PALABRAS CLAVES
- Representación - Voluntad - Irracionalismo
INTRODUCCIÓN “El Mundo Como Voluntad y Representación1”, nacida en 1819 entre el “mar de
entronques dialécticos” del pensamiento hegeliano y los aires renovadores de 1848,
representó la columna vertebral de las concepciones de Arthur Schopenhauer sobre el
mundo y el hombre en su re-juego existencial.
A podido observarse a través de los años, la cierta apatía o pereza hacia este modo del
interrogar, pero Arthur Schopenhauer ocupa un puesto en la historia de la filosofía no
solo por la relevancia existencial y originalidad teórica –independiente del complejo
doctrinario filosófico-religioso en que se nutre, y con los que trató de interpretar los
problemas de su tiempo,- sino por abonar el mundo intelectivo humano e insistir en una
comprensión natural-psicologísta del mismo.
Aunque sus reflexiones han sido tomadas muchas veces y entendido pocas por la
ligereza crítica, en circunstancias de manera absoluta, encerrándolo solo en el marco del
pesimismo irracionalista o voluntarismo representacional, Schopenahur mantiene una
lucha significativa hacia el optimismo voluntarista y racional.
1 La obra en su primer tomo se levanta sobre cuatro libros en un intercalar de los conceptos
representación-voluntad con primeras y segundas consideraciones acerca de los mismos,
argumentando para dar validez a sus reflexiones en un tomo II. La certidumbre varía entre la
generalidad de sus concepciones más la calidad multitemática que exhibe, utilizando puntos de
partida diversos a variadas cuestiones naturales, existenciales, representacionales que merecen
de la paciencia y reparo de horas de estudio al encuentro comprensivo de un método pragmático,
positivista, existencialista, metafísico, dialéctico, cosa que no ha realizado a cabalidad esta tesis.
En nuestro tiempo, cuando se habla de irracionalismo, no se deja de mencionar a
Schopenhauer situándolo junto a Sören Kierkergard como los máximos representantes
de esta corriente, es de dilucidar, que las referencias al punto no excluye la totalidad que
representa, quiere esto decir que podemos encontrar en toda su obra el contraste de un
debatido racionalismo sin sopesar, un análisis de la voluntad natural instintiva como de la
representación, del amor y la locura, de la verdad y la política, de la razón y el poder, del
genio y la erudición, lo metafísico y lo contradictorio, de pesimismo y optimismo entre
otras disyuntivas, que forman parte de un cuerpo doctrinal interpretativo.
Mark Mitin señala que ‘’los problemas del racionalismo y el irracionalismo ocupan un
destacado lugar tanto en la historia de la filosofía como en la vida espiritual
contemporánea. El racionalismo en sus diferentes formas, se orienta a la ciencia, al
conocimiento de las regularidades del desarrollo del mundo material y los fenómenos
espirituales. El irracionalismo, por el contrario, niega en general o rebaja por todos los
medios el conocimiento científico y apela a ciertas premisas inmediatas, intuitivas,
instintivas, supuestamente incomprensibles para la razón’’2. Por lo que se deduce
partiendo de análisis actuales acerca de Schopenahuer, el mismo forma parte de esta
negación o desvalorización de la ciencia, consideración que ha de interrogarse desde
una nueva interpretación desde el andamio contemporáneo.
Pudiéramos denominar la filosofía de Schopenhauer de dos maneras:
- Voluntarismo representacional o
- Racional voluntarismo.
Ello no es más que una tendencia de su tiempo, decir irracionalismo no es decir
voluntarismo, decir sin embargo racionalismo es decir en gran medida, representación.
Schopenahuer escribió en pleno romanticismo, un rasgo general de aquella sociedad que
llamaron después la enfermedad del siglo, aquel sufrimiento intelectual que marco la vida
del londinense George Byron3 del español Mariano José Larra4, y del alemán Goethe:
2 Revista trimestral de la academia de ciencias de la URSS: Problemas del mundo
contemporáneo. Mark Mitin: El concepto social uno de los tipos de racionalidad. Edición en
Español por V. Tkachenko. Segunda edición. 1979. Pág. 5.
3 sexto lord Byron, George Gordon: Byron nació en Londres, 22 de enero de 1788 el mismo año
en que nace Schopenahuer, muere el 19 de abril de 1824 en Missolonghi, Grecia. Poeta inglés,
considerado uno de los escritores más versátiles del Romanticismo. Se involucró en la
“Los sufrimientos de Joven Werther”, “El Fausto”. Como obra cumbre de esta corriente
llamada irracionalista en su tendencia artística es el “Tristan e Isolda” de Ricardo
Wagner5, incubada precisamente al calor de “El mundo como voluntad y representación”
según lo confiesa el propio Wagner. La desesperación romántica parte del sentido
pesimista de la realidad en pleno movimiento, la convulsión social descrita en el plano
literario y la búsqueda de nuevos estilos artísticos, categoríales que implican nuevas
concepciones e incertidumbres.
Estudiando “El mundo como voluntad y representación”, no damos cuenta de
referencias6 a estas concepciones, si bien es claro que no determina solución alguna,
deja Schopenhauer libre alternativa, no define al final si es necesario este camino o
aquel, solo descansa en el comentario de decisión voluntaria desde la permisión
voluntarista natural, haciéndole digno de su teoría refiriendo una liberación a través de
umbrales enajenativos en – especie de nirvana, velo de Maya, flagelación- función de
gobernar el imperio del instinto o la voluntad individual también en forma de placer, única
vía al paso pasional por la ciencia.
revoluciónes Italiana y Griega. Su hija Ada Lovelace contribuyó en la invención de la máquina
analítica junto con Charles Babbage. Para más información ir a: http://es.wikipedia.org/wiki/Byron.
4 de Larra y Sánchez de Castro, Mariano José: Nace en Madrid España el 24 de marzo de 1809,
muere el 13 de febrero de 1837. Fue un escritor y periodista español uno de los más
importantes exponentes del romanticismo español. Para más información ir a
http://es.wikipedia.org/wiki/Byron.
5 Richard Wagner: nació el 22 de mayo de 1813 en Leipzig, Alemania. Escritor y compositor de
obras para operas, compuso su primera opera desde el puesto de director de orquesta: Las
hadas (Die Feen), en Magdeburgo (1834), basada en un cuento de Gozzi (La donna serpente),
que por su complejidad se estrenó en 1888 (cinco años después de su muerte), y La prohibición
de amar (Das Liebesverbot), estrenada en Magdeburgo (1836) e inspirada en la obra de
Shakespeare “Medida por medida”, entre otras. Muere el 13 de febrero de 1883 en la ciudad de
Venecia. Ver para más información http://www.wagnermania.com/Biografia/.
6 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como
voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo II. Buenos
Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 601; 602; 603; 605;607; 611; 612; 613; 614; 615; 616; 617;619.
Al estudiar a los cínicos, estoicos, hindúes, cristianos, recetaba que “la vida más sencilla
más llena de privaciones, a pesar de los inconvenientes de que la naturaleza la ha
rodeado, es la más soportable y la que más conviene que sigamos, pues todo medio
amplio para hacerla más grata, toda comodidad, toda diversión y todo placer no hacen
sino atraernos nuevos tormentos y mayores dolores que los naturales a la vida”7. Sin
embargo, ¿quién conoce que dicha privación es un fundamento para el bien y a la vez
una fuga a los tormentos sino la misma razón? ¿Quién determina a fuerza de decisión el
privarse o no sino la voluntad natural que constituye el individuo?, para Schopenhauer la
voluntad es el motor neurodinámico pero inconsciente de la vida, la que impulsa hacia el
futuro correspondiente a la condición natural que posee en la objetivación humana, el
combustible del futuro “es”, función orgánica de dos elementos esenciales: la voluntad y
la Razón.
Para él la renuncia al placer forma parte de la posibilidad de concentrarse en sus
reflexiones (razón) aunque el cuerpo (voluntad objetivada), lo instintivo, imponga
olvidarse de ello requiriendo de un gran esfuerzo intelectual.
Si bien ambos conceptos (voluntad-razón humanas) son necesarios móviles, es patente
que la renuncia conlleve a un mayor comprometimiento con la ciencia, aunque de aquí
surja la idea de pasión por la ciencia donde se sintetiza la voluntad y la razón ordenando
dicha actividad la segunda. Recordamos – a través de esta especificidad aparentemente
sencilla- pocos hombres de ciencia que no renunciaron a placeres, a la satisfacción de
necesidades básicas hasta vivir en la más paupérrima pobreza, a ellos debe la ciencia
que no solo es fundamento de la razón sino también de la voluntad.
A partir de la propuesta del pensador podemos conocer este proceso sustancial que
forma esencia en el hombre común y científico, la Voluntad y la Razón, reconociendo de
antemano que no parte del objeto ni del sujeto sino de la representación para
comprender el mundo real, fuente del conocimiento sin dejar de reconocer ni poner en
duda que el mismo exista. En fin, el objetivo que nos hemos propuesto en esta
investigación es Valorar la relación voluntad-razón desde la complejidad de la obra “El
mundo como voluntad y representación”, definiendo la esencialidad de la concepción
filosófica en Arthur Schopenhauer.
7 Ibídem, Pág. 170.
DESARROLLO .
1- Fundamentos relacionales de la existencia repres entacional y la razón
voluntarista.
“…mi sistema no va nunca más allá de la experiencia; se
contenta con desarrollar la verdadera explicación del mundo
experimental. No es un sistema de conceptos puros…ni un
sistema de conclusiones deducidas a priori …es un saber
inspirado en el estudio del mundo real y en las conclusiones que
respecto de él nos suministra nuestra propia conciencia, saber
orientado en nociones claras.”8
I
Relación (objeto-sujeto- representación).
“El mundo es mi representación, esta realidad es aplicable a todo ser que vive y
conoce”9. Así inicia Arthur Schopenhauer las reflexiones acerca de la existencia objetiva
en cuanto “objeto del conocimiento”, y la existencia subjetiva o estado interno del
conocer en cuanto “sujeto del conocimiento”, categorías que veremos en su implicación
8 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como
voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo II. Buenos
Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 201. 9 Ibidem, Tomo I Pág. 203
mutua y dualidades de contenidos en cada una. Partir del sujeto al objeto o viceversa no
hace en el pensamiento de Schopenhauer mella alguna, si desde esta máxima10
podríamos decir que se reconoce la intención interpretativa del mundo y sus relaciones a
través de una posición psicologísta entre lo fenomenológico y lo representacional,
haciendo necesario subordinar el complejo natural al complejo subjetivo.
“El mundo es mi representación”, se recrea esencialmente como fundamento
gnoseológico que demuestra la existencia de dos elementos de universos complejos y
coexistencia real para producir conocimiento, relacionable directamente con los
intereses del sujeto.
Por siglos el hombre busca conocer el mundo en todas dimensiones de existencia, desde
la subjetividad histórica que le tocó, vivió y vive, en un espacio- tiempo limitado para sí.
Medida esta en que lo trasforma a sus necesidades desde la afección y cognición
individual haciéndose colectivo, provocando ciertas alteraciones en el objeto de su
conocimiento imponiéndole dependencia figurativa desde su condición de sujeto creador.
Obviamente, para Schopenhauer no era difícil comprender, no solo la necesidad de que
el mundo era su representación, sino, de que sin representación no se cumpliría la
relación (objeto-sujeto) del conocimiento.
10 Abbagnano reconoce como Schopenhauer que “además de un aserto, es un principio, pues
como los axiomas de Euclides, resulta evidente apenas es comprendido (…) si bien no todos los
que los escuchan están en condiciones de comprenderlo”. Tomo 2, Pág. 8 (Referencia en
Historia de la filosofía. Tomo III. Pág. 26) Pero es de observar, que el mismo Abbagnano no
realiza un análisis puramente filosófico-lógico del mismo, sino, existencial. Abbagnano define
que “la filosofía moderna, desde Descartes hasta Berkeley, ostenta el merito de haber llevado a
su pleno conocimiento este principio. Ello significa que la verdadera filosofía debe en todo caso
ser idealista”. Pero no es el caso de Schopenhauer, que aunque como filosofo se mantiene en el
terreno del idealismo objetivo para fundamentarlo y comprenderlo a través de la representación,
no quiere decir que niegue esta objetividad de las cosas independiente de su ser consciente
como tratamos de demostrar. Su labor fundamental es la comprensión del sujeto, su mundo
intelectivo, el devenir que le acontece y el doble carácter de su existencia determinado por la
Razón y la voluntad. Sin embargo no intentó hacer Schopenhauer una teoría del conocimiento,
sino, comprender la actividad psíquica humana desde su nacimiento y el poder de la elección
(voluntad).
Algunos pensadores de inicios del siglo XIX, han reconocido en función de teorías
psicológicas11, el proceso de relación que establece Schpenhauer entre objeto-sujeto-
representación, siendo esta última la mediadora, estructurada junto al complejo real del
sujeto que conoce como ser, el ser de las cosas. Por tanto el ser de las cosas no implica
que conozcamos las cosas mismas, sino, solo las relaciones con otros seres diversos y
finalmente la relación con el ser: sujeto del conocimiento todo ello como forma de
interconexión compleja del ser en general. Solo al hombre le ha sido dada la posibilidad
natural de tener conciencia de su representación, y llegar a poseerla es llegar a tener un
sentido filosófico del ser de las cosas, o sea, imagen genérica y particular del ser. El re-
conocer – noción de experiencia o participación de ella, sentido de aguda reflexión - la
realidad que determina al ser que es capaz de representación (Hombre), no es problema
para Schopenhauer, pues es necesaria para dicha reflexión y cada hombre que conoce
esta verdad “sabe muy bien que no conoce un sol ni una tierra y si únicamente un ojo
que ve el sol y una mano que siente el contacto, pero que el mundo que lo rodea no
existe mas que como representación, esto es en relación con otro ser, aquel que le
percibe, o sea, él mismo.”12 Esto es que, el complejo sensorial recibe conforme su
acción, información objetiva que a la vez codifica y reproduce, sea en acciones
lingüísticas, semánticas o simbólicas pudiendo quedar en el sentido de la reflexión o
conjugarse con la práctica siendo o no el resultado final del movimiento intelectivo; pero
todo ello en su mayor contenido es trabajo del proceso interno del hombre -precisa
Schopenhauer- de su subjetividad, sin la cual sería imposible llamarnos seres racionales.
La representación (puente) entre el (objeto-sujeto) del conocimiento, es un factor
integrado a los demás factores internos y para Schopenhauer es el portal de
conocimiento. La pregunta que realiza el hombre al “ser general” natural en sus dos
11 El doctor en filosofía de la pontificia universidad católica de Valparaíso Adolfo Vásquez Rocca,
en varios artículos hace notar los aportes de Arthur Schopenhauer a la psiquiatría moderna, aun
antes que Freud iniciara comprender el poder de la voluntad como un proceso natural llegándose
a convertir en parte esencial del la conducta. Para una referencia más exacta visitar la Página:
http://www.scribd.com/doc/6885292/Vasquez-Rocca-Schopenhauer-y-Freud-articulo
12 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como
voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo I. Buenos
Aires. Edt. El ateneo.1950.Pág. 203.
aspectos: (objeto-sujeto) sobre quien se impone en cuestión de conocimiento, o sea,
¿quién determina al final a quien?, no es lo neurálgico del pensador, sino, ¿cómo se
determinan ambos elementos? Y en cuestión de práctica humana, ¿cuál es el más
importante? Las condiciones históricas que influyeron en el análisis de las condiciones
subjetivas propiciando el conocimiento al ser humano, son un factor de importancia para
entender su filosofía; Schopenhauer de hecho no asume un partido, aunque sí como él
mismo lo manifiesta, se inicia desde el pensamiento Platónico y
Kantiano13proyectándose más al idealismo objetivo. Puede considerarse que parte de la
“idea de relación (sujeto- R-objeto)” para el análisis de la realidad cognoscente, siendo
estos clásicos la columna vertebral de su sistema.
Para el materialismo de la primera mitad del siglo XIX, una de las limitaciones que
contenía el idealismo era partir del sujeto, más bien de condiciones existenciales para la
comprensión de la realidad; en tanto para el idealismo la limitación del materialismo
residía en partir del objeto en cuanto escapaba constantemente ser aprehendido en su
forma más pura, claro que no era la intención del materialismo apropiarse de forma
mágica del objeto real, concreto, sino de sus relaciones internas y externas si el mismo lo
permitía, siendo lo único posible de acatar o apropiar relativamente; pero tal confusión
que se extendía en cuestión de conocimiento era obvia a causa del poco desarrollo de la
ciencia en su generalidad, y si es de considerarse, ni de los métodos mecanicistas o
metafísicos en sí mismos sino del propio paso de la ciencia. En Schopenhauer partir de
la experiencia pura, del racionalismo silogístico o del racionalismo experimental, a fin de
cuentas no respondía a las necesidades o dificultades mismas del sujeto, sean
existenciales o románticas, ideológicas o prácticas, sino más bien, provocaban una
individualización partidista especulativa del conocimiento que trataremos más adelante,
sin embargo caía el pensador en el mismo error que critica al individualizar el sujeto
cognoscente.
II
Relación (objeto- sujeto-existencia).
13 Para alguna referencia se puede tener en cuenta además el análisis de Papini en su
“Crepúsculo de los Filósofos…” Pág. 74.
Cierto es la defensa del objeto real para el conocimiento sin el cual no existiría, sin
embargo, en Schopenhauer no es suficiente para entender al ser individual buscando
conocer, en cuanto es capaz de determinar a posteriori si interrogar o no, todo depende
del motivo que active la voluntad, de su capacidad para descubrir y analizar, por la razón
de que conocimiento es comprensión de la existencia en su “es” activo pero no la
existencia misma, esta puede o no estar dotada de inteligencia entendimiento o
razonamiento, por tanto se puede comprender el hombre desde el objeto pero también
desde el sujeto, así lo hace pensar Schopenhauer buscando comprender al individuo
natural y racional en relación al “es” natural y la naturaleza misma.
El punto común es que el hombre necesita del conocimiento para su proceder, necesita
vencer en función de sus intereses, pero siempre dos fundamentos lo van a dominar: el
ser sujeto de un objeto, el ser objeto de un sujeto. Esta correlación puede entenderse de
la siguiente manera: si el “ser humano” se compone en sujeto (razón, pensamiento)
objeto (cuerpo) y la naturaleza en derredor de este individuo natural en objeto (cosas)
sujeto (es, movimiento), mostrando ambos elementos como dualidades recíprocas ello
conlleva a entender la subordinación de la primera a la segunda. El primer fundamento:
ser sujeto de un objeto en el plano particular es la dependencia de su “es” (razón,
inteligencia, razonamiento) como elementos de la actividad permitida por su ser objeto
natural (instinto, necesidad). Pero este traspasa el plano individual en el que se recrea y
actúa sobre el objeto natural conforme a la condición del “es” que comporta o el “para lo
que es”, o sea, dependiendo de su sustancia material. El ser objeto de un sujeto como
segundo fundamento se valora a partir de la subordinación del objeto a los caprichos
del sujeto creador individual quien se considera dueño de la acción del objeto y le
domina, solo cuando el objeto se revela en su necesidad natural este le libera como
autocomprensión de la sobrevivencia. En la segunda variante de este fundamento
segundo, nuestro objeto natural (cuerpo) está determinado por el sujeto natural o “es” el
cual comporta las leyes del movimiento, variación, selección, muerte, etcétera. Se
concluye de todo esto que en el ser humano las relaciones se establecen entre ambos
“es”, o lo mismo, entre el es humano y el es natural fuera de su re-conocer o de su yo
como expresión máxima de su “es” que como sabemos implica acción. Ambos sujetos
forman parte del objeto general, del individual por un lado y del natural por el otro, siendo
el “es” individual expresión más acabada. Como el sujeto está ligado con el objeto
individual y el objeto con el sujeto, por lo que ser sujeto significa tener un objeto, y ser
objeto tanto como ser conocido de un sujeto, lo mismo exactamente, cuando un objeto es
determinado, de modo que dará lo mismo decir: “el sujeto conoce de tal o cual manera” y
yo digo: “los objetos se pueden dividir en tantas clases de facultades cognoscitivas”. Si
decimos ya no existen la sensibilidad ni la inteligencia es lo mismo decir: “el mundo ha
terminado”, si se dice “no hay ningún concepto” o “la razón ha desaparecido” es lo mismo
que decir ya no hay más que bestias14.
El ser objeto (fenómeno, cosa que es) de un sujeto ( lo que “es” – en este caso- para
nosotros a través de conocimiento, razón), no es crear al objeto por el sujeto, sino, lo
que “es” para el sujeto que conoce, significación, y desde donde lo reflexiono o qué
instrumentos lógicos necesito para una comprensión profunda o por lo menos cerca de
la verdad, que pueden llegar a desembocar en lo que fue, por ejemplo, el positivismo, el
materialismo, o el mismo voluntarismo, una clara visión de lo que fue el “objeto que es” y
a la vez se abre a la interrogante de la época, y a la respuesta del sujeto individual o
social de la misma. Sin embargo está limitado el “es” o sujeto, en cuanto es finitud
objetual, o sea depende de la existencia del objeto, a diferencia del “es” divino que se
expande a la infinitud, Schopenahuer deduce un “es” limitado al sujeto.
El ser sujeto de un objeto – aparentando una contradicción - nos pone en el entender de
la infinitud en cuanto el objeto no tiene límites reales, aún queriendo no depender el
hombre como individuo objetual de la realidad que lo determina sería esclavo en su
contenido natural, y si su sujeto dejara de ser conciente (irracional), no se reconociera
mediando aun la vida seguirá siendo sujeto – en cuanto permanece en actividad- para
un objeto natural. En Schopenhauer, la comprensión de esta relación puede entenderse,
en que la existencia del objeto real infiere el “es”, o el ser del objeto como: sujeto del
mismo, o sea, el para lo que “es”, su función natural que no “es” consciente, por tanto no
elabora ni crea, pero expresa movimiento, trasformación, cambios de estados que
discurren al azar y que solo a un sujeto le es posible comprenderlo, entender no masa
objetual sino el “es” . Este elemento consciente solo es la esencia del objeto Homo que
“es”: Sapien Sapien, el conocer, la razón es el ‘’ser’’ del homos, definiéndose como ‘’ser’’
humano. El trasfondo del asunto no le motiva al pensador porque su punto de partida es
el entender entonces el “es” del objeto natural donde también está el Homo, a través del
14 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como
voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo I. Buenos
Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 159.
“es” del mismo (razón, reflexión). “No hay otra verdad más cierta, más independiente ni
que necesite menos pruebas, la de que todo lo que puede ser conocido o sea el universo
entero, no es objeto mas que para un sujeto, percepción del que percibe, en una palabra,
representación”15. La comprensión literal manifiesta o puede manifestar a algunos
entendidos la unilateralidad del sujeto.
III
Sobre la existencia del conocer.
En nosotros se cumple, la relación (objeto-sujeto) del conocer, hasta ahora no ha existido
otro ser donde se cumpla tal dualidad, solo al hombre fue dada por naturaleza la
posibilidad de ser sujeto para los objetos. Según la fisiología, en los animales más
inteligentes no se cumple esta relación de conocimiento.
Desde el punto de vista hermenéutico, podemos decir, se interroga a cada parte del
mundo o a la materia en general desde su pluralidad. Sería entonces: ¿cual es el sujeto
de tu objeto? Para Schopenhauer “todo lo que constituye parte del mundo, tiene
forzosamente por condición un sujeto, y no existe más que por el sujeto”16, puede decirse
entonces que el sujeto de un objeto real sin que el hombre se los represente, es, el “ser
del objeto”, esto es, la función sea homogénea o heterogénea que realizan en el mundo.
En cuestión se afirma que el ser del hombre, no es su ser objeto entre muchos, sino, en
ser sujeto (razón) que en esencia dice lo que “es”, la otra interrogante redunda en la
relación ser sujeto-ser objeto ¿soy ser sujeto de mi mismo, o “ser objeto” entre los
objetos del mundo? La respuesta para Schopenhauer sería: soy de mi mismo y a la vez
del mundo, resaltando así al sujeto lleva consigo exaltar la voluntad y la representación
como sus formas máximas de existencia.
El sujeto (conciencia) es la oposición causal del objeto a conocer, que está fuera de la
conciencia siempre y cuando no sea ella misma; pero si - esbozado de otra manera -
desapareciesen todos los sujetos ¿Quién demostraría la existencia de los objetos del
conocer? Hasta sería absurdo hablar de demostrar, entiéndase esto, no como cosa,
sustancia, sino como ser objeto de un sujeto, como conocimiento. La existencia no para
la cosa sino para mi, es la idea del conocimiento, la pregunta del hombre estriba, no en
15 Ibídem, Pág. 203 16 ídem
qué pasaría o qué sería del mundo sin los seres humanos, sino, qué sería de la
existencia sin el sujeto (conciencia) que la comprenda, simplemente este es el espacio
transitivo de la prehistoria a la historia. “El mundo como representación tiene dos
métodos necesarios, esenciales e inseparables (…) -afirma Schopenhauer-: el objeto,
cuya forma es el tiempo y el espacio, y por ende la multiplicidad (…) y el sujeto fuera del
espacio y el tiempo, pues está todo e indiviso en cada ser capaz de representación (…)
si desapareciese cada uno de aquellos (sujetos), desaparecería también el mundo como
representación”17. Si dejase de existir el objeto natural (entiéndase como categoría)
como fuente de conocimiento, dejaría de existir el sujeto en cuanto parte como objeto
que “es” y forma parte del objeto natural. Por el contrario, si dejase de existir el sujeto
que conoce, también el mundo como representación. “Por eso estas dos mitades (objeto-
sujeto) son inseparables aun para el pensamiento, pues cada uno de los dos solo tiene
sentido por y para el otro, nace y desaparece con él”18.
Partiendo de las primeras ideas de A. Schopenahuer referente a la representación en el
primer libro de esta magna obra, se deja por sentado además la relación representación-
voluntad, - la primera como elemento general que comprende la razón- tratando este
asunto como “una verdad muy grave, que con seguridad hará pensar y aún temblar a
cualquier hombre, a saber que con el mismo derecho que dice: el mundo es mi
representación; pues también dice el mundo es mi voluntad”19, si se incluye razón en vez
de representación diríace el mundo es mi razón por tanto mi voluntad o el mundo es mi
voluntad conforme a mi razón, en caso contrario. A partir de aquí Schopenahuer se
pregunta ¿que es una realidad sin representación (en esencia razón) ni voluntad?
El materialismo afirma que el mundo seguiría en las mismas condiciones si
desapareciese el sujeto de la representación y la voluntad, nada exterior a este
cambiaría. Para el biologicismo significaría una alteración en el proceso de selección
natural además de una quiebra evolutiva teniendo en cuenta la conexión de la especies
de la alta escala para su desarrollo. Al romanticista no le importaría vivir del proceso
subjetivo centrado en sentimientos: placeres, dolores, injusticias, justicias, penurias,
alegrías, etcétera, del ser humano; siendo ello su caldo de cultivo, girado a la infinitud
17 Ibídem, Pág. 205 18 Ibídem, Pág. 205-206 19 Ibídem, Pág. 204
creadora del sujeto cognoscente, una especie de libertad infinita de los sentimientos,
donde la voluntad aquieta una línea y la persigue o no conforme a su decisión.
La relación de partida, conforme a cualquier sistema filosófico depende de las
condicionantes históricas en que se mueve el (sujeto-objeto) de la representación, de los
estímulos o motivos causales de su ciencia, del desarrollo del pensamiento científico de
la época, la cual expresa diversos grados de representaciones en su desarrollo, no un
cocimiento definido, sino representaciones científicos intuitivas que caracterizan y
comprenden una realidad determinante al (sujeto-objeto) del conocer, que en cierta
medida depende de un proceso de elección histórico concreta enunciado en el devenir
de la voluntad natural.
Hasta ahora se ha tratado de comprender la intrínseca relación que Schopenahuer
propone entre (objeto-representación-sujeto), o (sujeto-objeto del conocimiento)
conforme a la realidad de la existencia como acción. El pensador establece según se
aprecia un proceso de correlación, donde la voluntad es la razón del ser, formando parte
de la esencia del (sujeto-objeto) del conocimiento (Hombre) y del (objeto-sujeto) natural.
Lo cierto es que no propone una identidad de sustancias ni obviamente de conceptos,
pues fácticamente define a cada uno su contenido, revelándose ello en su tesis doctoral
donde propone que ‘’ entre el acto de la voluntad y la acción del cuerpo no hay relación
alguna causal, sino que ambas son inmediatamente una y la misma cosa, que es
percibida dos veces: una vez en la conciencia o en la sensibilidad interior, como acto de
la voluntad, y otra en la sensibilidad exterior como acción muscular’’20, debe entenderse
esto solo la interacción funcional del hombre en su dualidad Psico-natural.
(Individuo cognoscente) Representa ción (Realidad objetiva) (Sujeto del conocimiento) . (Objeto del conocimiento) (Intuitivo/a) Conocer (Mundo visible)--(materia) (Abstracto/a) (Tiempo-espacio)--(Acción)
20 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como
voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo I. Buenos
Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 100.
(Conceptos-juicios-razonamientos) (Causa-Efecto) (Entendimiento) (Movimiento- cambio--sucesión) (Inteligencia) (Senti mientos) (Voluntad finita) ––– –––––––––––––––– (Voluntad infinita) Esquema 1 La conexión con el mundo visible, o lo mismo con el mundo material, hace del individuo
un reconocer que está dentro del mismo, como objeto no como sujeto que sale de si
mismo para fundarse en identidad con los objetos fuera de él. El hecho de que se quiera
“definir” un mundo visible, representativo, perceptible – como se hizo notar más arriba-
“fuera del sujeto“ es para Schopenhauer absurdo, y no es que dependa de este para
existir, sino que el mundo fuera “cosa”, no : existencia, pues el reconocer que existe y
definirlo como tal solo corresponde al “ser humano”. La realidad objetiva no existe fuera
de la conciencia y mucho menos independiente, por lo que entendemos que esta, la
conciencia, forma parte de esta realidad sin la cual no existiera, aún en el recóndito
mundo de la fantasía y la imaginación. Esta idea asevera que (cosa-ente) y (existencia-
“es”-acción) son por demás representaciones diferentes21 aunque formen parte de un
21 Esta relación puede observarse a partir de la idea dada por Alfonso Sastre en la obra ya
citada: “De la Posmodernidad a la Neohistoria”. La diferencia de esta situación es que la
existencia se corresponde al diálogo directo sujeto del conocer-objeto del conocimiento, ello
implica razón, sin el cual no se re-conociera tal dualidad desde el yo cognoscente. La existencia
en la generalidad se expresa como movimiento acción que se verá más adelante, en la
particularidad la demostración del individuo, acción. Solo este es capaz de dialogar y es su
existencia la posibilidad de los demás existentes reconocerse en el mismo por cuanto el es
también parte de la generalidad. Reproduciremos cuatro bocadillos que acentúan la idea. Pág.
13
Sombra (reflexiva): ¿Sabes una cosa? Que si existir es sentirse desgarrados y pensar la
situación, las cosas no existen, puesto que ellas no sienten ni piensan, y en cuanto a los
animales…
Sastre : los animales pre-existen; y en cuanto a las cosas, no, no existen- esa gran montaña que
ves hay sencillamente no existe. Es, digamos, un ente inexistente. Etimológicamente hablando,
complejo natural de apariencia unívoca, en cuanto existencia expresa la cosa en su
movimiento, transformación, o sea, (cosa-objeto) y (existencia-sujeto), elementos
inseparables pero definibles. Bueno es aclarar que “es” y existencia son sinónimos para
el pensador manifestándose solo en el individuo, así la existencia es la expresión del
“es” individual en su re-conocerse y actuar, ella se muestra en interrogantes que veremos
más adelante. En todo esto se resuelve una aparente identidad que muchos filósofos
contemporáneos analizan, identidad que se consuma en la verdadera realidad de la
conciencia, como parte de la realidad universal, depende de ella para ser, o mejor dicho
para que sea el “es” de la “cosa” existencial.
IV
Consecuencia: (Representación-Voluntad)
La comprensión gravita en la relación que se ha dejado entrever desde el principio de la
exposición, unido a la imposibilidad de la realidad objetiva fuera del sujeto de su misma
existencia, o sea del “es” que le pertenece, le mueve, le define de forma inseparable su
razón de ser. Este “es” se establece entre la imagen que se expresa en su forma y
contenido por un lado, por otro su función natural sea orgánica e inorgánica, o en
términos actuales: bióticas o abióticas. Se puede comprender pobremente con dos
preguntas que interrogan por el ser: ¿Qué “es”? (Cosa), ¿para que “es”? (Existencia),
cuestiones que posteriormente desarrolla Heidegger en el “Ser y el Tiempo”.
El papel creativo del “ser humano” por las propiedades naturales del cerebro, dio y da luz
al conocimiento, y las condiciones puras, plenamente objetivas de las cosas inciden pero
no determinan en término absoluto el proceso intelectivo, dependiendo ello en gran
medida del sujeto de la representación, siendo por un lado, que la misma, forma parte de
la realidad heterogénea, por lo que puede expresarse más o menos este intelecto, el
“es” de la “cosa” en posibilidad a lo dado natural, por otro, el poder de la voluntad para
hacer, crear, analizar, reflexionar, etcétera, una voluntad que se identifica con la “cosa” y
es una idea simple, andamos en un mundo que no existe, aunque en el haya muchos existentes,
como tu y yo.
Sombra : y yo tampoco existo, hay. (Tristícima)
Sastre : Qué sí, que sí, que tú sí existes, y aun mucho; solo que conmigo. ¡Que le vas ha hacer!
En cuanto al lenguaje, salvo las interjecciones (y aun ellas), es – todo lenguaje- diálogo.
se objetiva en el “es” racional. Si se estudia a fondo el pensamiento Schopenhaureano
respecto a la sustancia de la voluntad se puede considerar una relativa relación con la
categoría materia por cuanto las dos definen semejantes procesos. “La esencia de la
materia es la acción (…), en la materia es donde se produce la simultaneidad (…) la
verdadera esencia de la realidad”22; es decir la esencia de la cosa: voluntad es la acción,
una vista al cuadro a priori de los predicados del Tiempo, Espacio, Materia que
Schopenahuer presenta en el segundo tomo de “El mundo como voluntad y
representación” daría fundamento a este punto. Específicamente proyecta a la categoría
materia a la siguiente manera: 1) No hay más que Materia, 2) la Materia se determina
por los accidentes, 3) la Materia no se destruye sino solo sus formas y cualidades, 4) por
medio de la Materia pensamos, 5) Materia es equilibrio, 6) tiene acción propia, 7) es
absoluta, 8) carece de forma y cualidad independiente al reposo y al movimiento23. Una
realidad que expresa un principio de razón que la mueve, para Schopenahuer es el
principio de razón del devenir, en esencia: voluntad, en cuanto conservación, evolución,
movimiento, cambio, donde el objeto del conocimiento sigue diluido para el sujeto que lo
toma y lo deja siempre. “Así, hablando en términos generales, el objeto no existe mas
que para el sujeto, y (…) cada clase de representaciones – en el caso del cognoscente-
existen en el sujeto mas que para el empleo particular que llamamos facultad de
conocer”24, donde se consuma lo intuitivo y lo abstracto. El sujeto del conocimiento
analiza y comprende el movimiento por cuanto se encuentra en el mismo, la sucesión del
mundo objetual en (espacio-tiempo), la relación constante de causa y efecto, donde en
esencia todo esta identificado con la voluntad. La voluntad, no forma parte de este
movimiento en cuanto infiera algún estado de reposo, ella es en si movimiento, no forma
parte de la relación (espacio-tiempo), (causa-efecto), sucesión: es en general todo ello en
su realidad heterogénea.
La comprensión de los elementos que entran en el suceder (espacio-tiempo) cavilan en
las ideas del filósofo, afirmando que cada momento “solo puede existir en cuanto
aniquila el momento anterior, su padre, para ser a su vez aniquilado por el siguiente, 22 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como
voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo I. Buenos
Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 21
23 Ibídem tomo II Pág. 55 24 Ibídem, Pág. 211
como el pasado y futuro (…) que el tiempo y el espacio, y todo lo que en ello se da (…)
todo lo que aparece como causa y motivo solo tiene una existencia relativa(…) Heráclito
proclamaba el eterno fluir de las cosas, Platón hablaba de lo que siempre deviene pero
nunca “es” ( el conocimiento que escapa a la aprehensión humana): Spinoza de puros
accidentes de la única sustancia a la cual solamente corresponde el verdadero ser y
existe por si, Kant opuso lo conocido de este modo, como mera apariencia, a la “cosa en
si”, finalmente la antigua sabiduría de los indios se expresa del siguiente modo: es Maya
el velo de la ilusión que cubre los ojos de los mortales y les hace ver un mundo del cual
no puede decir que sea ni que no sea… de lo que todos ellos hablan (…), no es otra
cosa que lo que nosotros estamos examinando: el mundo como representación
sometido al “Principio de Razón General”25, esto es a la sucesión, al devenir, a la
indeterminación del conocimiento, la cosa y la existencia, particularmente sometido a la
representación humana.
El “Principio de Razón General” ocupa según Schopenhauer la esencialidad del (objeto-
sujeto) del conocimiento, entiéndase que todos los factores son cautivos del movimiento
y el cambio, por ello se incuban dentro de este “es”, los principios de razón suficiente del
devenir, del (espacio-tiempo), del conocer en su especificidad y generalidad, del ser en
general. La suficiencia no refiere para Schopenhauer un punto límite del (sujeto-objeto)
diferente del hombre, ni del (sujeto-objeto) humano. Significa, el motivo constante del
suceder, de la coexistencia de las cosas, del entender y reconocer la absoluta
trasformación, movimiento, cambio de la (materia-voluntad) como categoría fundamental
de la existencia. Cómo puede entenderse este principio aplicado a la realidad natural y
al hombre que pertenece a ella, sino desde la relación (objeto-sujeto) de conocimiento y
viceversa. Si la razón en el hombre forma parte de un proceso externo e interno
complejo reconociéndose como tal en la conciencia, siendo la esencia del hombre, su
“es”, en la naturaleza esta razón: “es”, abarca movimiento. Cual sería el factor común, la
acción, el movimiento, en la naturaleza serían fuerzas espontáneas, en el individuo estas
mismas fuerzas reguladas por el complejo racional.
25 Ibídem, Pág. 208
V
Principio de Razón Suficiente. Fundamento del: (ob jeto-sujeto natural); (objeto-
sujeto cognoscente).
Principio de Razón Suficiente General:
Representación
(Individuo cognoscente) (Realidad objeti va)
(Objeto-sujeto del conocimiento) (o bjeto-sujeto para el conocimiento)
(Principio d e razón del devenir)
Razón Movi miento
Entendimiento Tiempo—Sucesión--- Espac io) Cambio
Inteligencia (causa -efecto) Transformación
Esquema 2
El tiempo y el espacio se determinan recíprocamente, pero el motor que los impulsa, su
sucesión, es considerado por Schopenhauer como: principio de razón general (voluntad-
materia), quien determina todos los elementos particulares que se encuentran en su área
de acción. En esta consecutividad se consuma una interrogante que abarca todo lo
existencial, atendiendo, además de lo dicho anteriormente, “que todo tiene una razón- y
ello- nos autoriza a preguntar en todas las cosas el porqué, de ahí que este “porqué”,
pueda considerarse como la madre de todas las ciencias”26 . La columna vertebral de
esta idea Schopenhaureana es que nada- según cita a Wolf: “existe sin una razón de ser”
sin una causa que confiera de hecho algún efecto entendible desde el sujeto que busca
el conocer. Para Schopenahuer el mundo visible situado en tiempo y espacio, con una
relación intrínseca de causa y efecto, deduce de esta manera (movimiento, cambio,
sucesión), está sobre la base del principio de razón en cuanto que este complejo objetivo
existe no solo como ser (objeto-sujeto), ni seres en si metafísicos, sino como ser que es
“para sí” y “para otro”, esto es dialéctica del devenir histórico. La razón suficiente de que
el mundo o el universo es: futuro constante, sin la armonía preestablecida de Leibniz,
según la cual las leyes de la naturaleza revisten carácter conveniente razonable y moral,
26 Ibídem, Pág. 208
es la defensa de este filosofo, teniendo en cuenta además que tal movimiento no
depende del sujeto para su ‘’ser lo que es’’ natural reconociendo la objetividad de las
leyes27, pero si depende en su categoría existencial, en su única posibilidad de ser
representado y reconocido. El pensamiento como función del cerebro es el lenguaje del
universo.
Un elemento fundamental en el proceso de la representación es el entendimiento como
se ha observado en las figuras anteriores y que requiere de explicación, este funciona
como propiedad del reconocerse ante otros objetos y sujetos, “es”, el “es” del yo. El
objeto natural no cognoscente – que no puede conocer pero que es conocido- incide en
nuestros sentidos, a esta sensación le atribuimos una causa percibida como objeto. Sin
embargo “esta operación (…) no es una inferencia de nociones abstractas que deba su
origen a la reflexión o la voluntad, sino que se produce inmediatamente con certeza y
necesidad (…), este es el modo de conocer del entendimiento (…) sin el cual nunca se
produciría la intuición, y no habría más que una conciencia opaca (…)28” de la realidad,
pues es una raíz conectiva del pensamiento. Sería, no que existe el objeto, pues se que
me lo represento, que lo percibo, deduciendo a partir de la aprehensión de sus relaciones
y propiedades ciertos o inciertos criterios, que no existe como cosa en mi pensamiento,
sino como fenómeno por ello es más rica la realidad. De aquí que esta raíz permita
concretar su estructura, entender que “este mundo como mundo de la representación
existe solo por el entendimiento y para el entendimiento29”. La acción del sujeto, es
entendible además, por la condición que el entendimiento muestra el elemento
consciente, racional a través del auto conocimiento del ser, pensándose así mismo, he
aquí que “exista” por el entendimiento. En cuestión de conocimiento seguirá existiendo
para el entendimiento de las cosas del mundo y de si mismo.
Del análisis se deriva, como hemos venido reflexionando junto a Schopenahuer, “que el
objeto del conocimiento supone siempre un sujeto como correlativo indispensable (…)30 y
27 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como
voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo I. Buenos
Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 15.
28 Ibídem, Pág. 213 29 ídem 30 Ibídem, Pág. 215
para ello es indispensable el entendimiento del sujeto que conoce. Para el sujeto que
conoce, “objeto y representación son una misma cosa (…)31 pues, aunque aparente
identidad de ello se deduce si seguimos el hilo de la comprensión que la representación
es la imagen pobre que retiene el sujeto, pero es lo que atrapa la inteligencia, el
entendimiento, la razón. Consideró que la síntesis entre la realidad y la representación es
entonces un móvil de conexión: la voluntad, la vida.
En cuanto se reconoce el sujeto solo a través de la representación que tiene del mismo,
“luego que el ser del objeto de la intuición es su obrar (…) en este obrar consiste la
realidad de las cosas (…)”32 o sea, en el reconocernos ante el mundo objetual. Si el
mundo no existe objetivamente, sino solo en la representación como muchos parten para
entender la filosofía de Schopenahuer ¿es posible entonces conocerlo a través del
análisis de estas representaciones? Claramente el hombre analiza solo sus
representaciones en cuanto no es capaz de atrapar la realidad en sus concretas
existencias. Las cosas, los objetos o los fenómenos de la representación existen
objetivamente, de ello no tiene duda Schopenahuer, la cuestión estriba en el punto de
partida del conocimiento que busca, por la complejidad subjetiva entenderse así mismo
en primer lugar, después el mundo natural que le rodea.
El entender se hace en la comprensión del “obrar de las cosas, un movimiento
constante, incesante, esto es “devenir” o (Principio de Razón Suficiente), sin esta
propiedad de los objetos específicamente su movimiento, no existiría “la posibilidad del
conocimiento del mundo intuitivo”33. Propiedad que poseen los cuerpos materiales de
obrar uno sobre otros, de producir mutuos cambios y esto es lo que permite la actividad
de la intuición, reconociendo el movimiento como parte esencial de la realidad.
“El entendimiento- para Schopenhauer- es base indispensable para la intuición (…), que
permite comprender las relaciones de causalidad entre (objeto-sujeto) cognoscente y
natural. La actividad, “que constituye la esencia de la materia (…)”34 , al ser pensada por
el sujeto siendo el mismo a la vez producto material, por tanto movimiento interno,
implica una relación (devenir-movimiento externo)-(movimiento interno), siendo en sí uno
solo como totalidad, manifestándose para el entendimiento en esta doble naturaleza.
31 ídem 32 ídem 33 Ibídem, Pág. 225 34 Ibídem, Pág. 224
Esta relación de movimiento natural externo y natural interno, dominado por el segundo
es lo que desemboca en el conocimiento. “Los simples cambios- afirma Schopenahuer-
que sufren los órganos de los sentidos por las impresiones exteriores (…) pueden
llamarse en tanto que no producen placer ni dolor: representaciones, porque no tienen
una acción inmediata sobre la voluntad, sin embargo lo percibimos, por lo que solo
existe para el conocimiento.
Schopenhauer dedica- como ya observamos más arriba su participación en las dos
figuras- un análisis a la inteligencia, por ser la función capaz de “apoderarse de las
relaciones de causalidad de los objetos mediatamente conocidos (…)”, además de ser
fundamento de la vida práctica que opera a través de la “prudencia”. Cuando el hombre
en su capacidad de elección incitado por la voluntad, actúa por medio de la perspicacia,
la penetración (reflexión) y la sagacidad actúa con inteligencia. La prudencia es
“inteligencia al servicio de la voluntad”35. La utilidad de la inteligencia es lo que hace;
junto a los demás factores que componen el mundo cognoscitivo, el “ser creador”, sean
cuestiones prácticos-teóricas. El elemento decisivo en la práctica para el desarrollo no es
en si mismo la razón que posee, sino un integrado: el entendimiento que proviene en
alguna medida de la inteligencia, “sin embargo, no se pueden- afirma Schopenhauer-
establecer con absoluta precisión los limites de estos conceptos, puesto que siempre se
trata de una y la misma función (…) esta, en su mayor lucidez , nos sirve unas veces
para inferir en los fenómenos de la naturaleza, otras para inventar máquinas complicadas
por el empleo de causas conocidas en la producción de determinados efectos; otras
aplicados a la motivación(…), la falta de inteligencia se llama (…) estupidez y es la
torpeza a la aplicación de la ley de causalidad, la incapacidad para la incomprensión
inmediata del encadenamiento de causa y efecto, de motivos y acción”36.
Schopenahuer declara que no es solo del hombre la función de la inteligencia, también
en los animales ella opera aunque de un modo más instintivo, maquinal, se fundamenta
por la experiencia, siendo capaces de administrar más tiempo las imágenes anteriores.
La cuestión está a la hora de crear, donde la demanda es más compleja fusionando junto
a la razón y el entendimiento. Aun en los animales inteligentes se puede apreciar
“exactamente lo que puede la inteligencia sin el concurso de la razón y el entendimiento,
35 ídem 36 ídem, Pág. 224
es decir del conocimiento abstracto por conceptos; en nosotros en cambio, no podemos
conocer esto porque la inteligencia y la razón se auxilian recíprocamente”37.
Schopenhauer trata de evitar explicar la relación de los fenómenos reales y existenciales
a partir de los partidos tradicionales materialistas e idealistas, buscando una síntesis
racional para dar una nueva comprensión de la realidad natural en que se resuelve el
sujeto cognoscente y el complejo subjetivo del que depende el hombre para entender y
crear, sin embargo no sale de la especulación acerca de la complejidad interna del
pensamiento devenido por la complejidad externa natural dado a la fortaleza de la
voluntad objetivada en el ser humano. De aquí la liberación de la voluntad que impide la
libertad al pensamiento, colocándose en la región de una pura e interesante teoría. Es
además su objeto definir al hombre como objeto de un sujeto y sujeto de un objeto al
mismo tiempo, reconociendo la separación y la dependencia del sujeto al objeto para su
realidad fenoménica y la dependencia del objeto al sujeto cognoscente para su realidad
existencial. El “ser” del hombre recae más es su sujeto, en un “es” que lo determina
como lo que “es”, la naturaleza en su complejidad también posee el “es” compatible a:
movimiento, devenir progreso, evolución o sea voluntad; ese para lo que “es”, es
completamente objetivo; pero es solamente comprendido por el es interno del hombre.
“No hemos partido ni del objeto ni del sujeto, sino de la representación que los contiene y
los presupone a los dos, porque el desdoblamiento es sujeto y objeto es su forma
primera”38
VI
Método de la unidad realidad-representación.
Las ideas sobre el partido que da vida a sus reflexiones, despeñan para muchos en clara
redundancia de exclusión mutua (objeto-sujeto) cognoscente (objeto-sujeto) natural,
trascendiendo a un aparente oscurantismo eclectisista al partir de la representación,
eliminado -al parecer- desde la subjetividad toda realidad del objeto natural.
El problema de partida estriba en primer lugar, cuando se refiere a representación
infiere lo que se representa, o sea, un: ser objeto, no es en alguna medida la percepción
específica de una silla, una mesa o un caballo, reconociendo sin dudas de que existen,
sino las relaciones mediatas que se establecen entre todos esos (objetos-sujetos)
37 Ibídem, Pág. 215 38 Ibídem, Pág. 228
cognoscentes y naturales encontrándose en el proceso de transformación de la materia;
el fenómeno o los fenómenos del conocimiento son analizados desde el sujeto
cognoscente, no es ir a la realidad y unir una silla con un caballo – en función a las reglas
de la lógicas y las relaciones de subordinación, con-subordinación, etcétera, - pues es
absurdo; aunque percibimos y aplicamos la inteligencia el entendimiento y la razón
veremos en ello el inminente fundamento natural que le hace parte de una misma cosa
(factor común), una cosa universal que abarca, hasta donde conocemos, infinito, siendo
para el filósofo Alemán: la materia que se desdoble en sujeto (razón-voluntad) objeto
(realidad pura- voluntad), y a entrambos diríace que existe una unidad real que aclara el
marxismo posteriormente como concatenación universal afirmada desde los ejemplos
figurativos (Ver esquemas 1; 2). Aquí la importancia que da Schopenhauer al
pensamiento, a su poder creativo, cuando exalta la esencia del hombre indisolublemente
unido a su realidad natural, no teniendo existencia propia por lo que no existe
pensamiento como ente en si sino como producto de la fuerza energética, del
movimiento de la materia, de la evolución fisiológica anatómica y analítica del ser
humano, a todo ello lo llama Schopenahuer el poder de la voluntad: devenir.
Estas ideas se reafirman cuando define el método de trabajo, instrumento para medir sus
reflexiones formando el meollo de partida a todo análisis. Para Schopenahuer “(…) este
método diferencia -su- filosofía de todas las anteriores que han partido o bien del objeto
o bien del sujeto, (…) tratan de explicar el uno por el otro (…) con ayuda del principio de
razón, mientras que nosotros subordinamos al imperio de dicho principio las relaciones
entre sujeto y objeto, dejándole solo – aparte- el objeto”39, método de la unidad (realidad-
representación). El comprender esta relación a través del principio de razón, desde el
complejo subjetivo, se hace determinante en la búsqueda del conocimiento, es de notar
que la comprensión se aplica al método que corresponda, en el caso del subjetivo, o sea
si el problema está en un elemento conceptual, psíquico, existencial, se trataría entonces
sobre la base del principio de razón, el método de análisis lógico con la participación del
entendimiento y la inteligencia. Si el comprender redunda sobre confluencia de
fenómenos naturales en relación (causa-efecto) es el método objetivo en forma de
materialismo, para Schopenhauer el más lógico y el que conduce más lejos40. No
obstante, las impresiones que poseemos a partir del complejo representacional es lo que
39 ídem 40 ídem
subsiste para conocerla, datos mediatos condicionados por nuestra propia capacidad
más los límites reales, datos de una complejidad natural relativa, pasado por el
mecanismo y la elaboración del cerebro en sus funciones bio-psicológicas, modelándose
a las formas propias del entendimiento”41.
La propuesta de Schopenhauer es una exigencia contra lo definitivo, si es cierto que era
esencial romper las trabas teológicas en la que estaba y sigue estando en parte el
desarrollo científico, lo adverso del materialismo constituía la sequedad que para sus
entonces trataba el elemento existencial, el complejo psicológico. Los conceptos
(voluntad-razón) dejan entrever el conflicto contra la iglesia alemana de su tiempo, el
contraste racional con la fe en la lucha por demistificar la verdad, salir de la especulación
psicológica dogmático cristiana, modelando la voluntad natural y humana al albedrío
divino. El pensamiento cristiano muestra un dios poderoso: omnisapiente, omnisciente,
omnipotente, voluntarista como esencia de su poder, verdad ensalzada desde lo más
hondo de la fidelidad teológica realizándose conforme a intereses de partido. En contra
de una voluntad reductora del poder creativo de la individualidad, de la subyugación por
medio del temor a la reprehensión, Schopenhauer la retoma lanzándola a la naturaleza
en forma de movimientos diversos (energía, magnetismo, evolución, progreso natural,
competencia, selección natural, etcétera), afianzándola a la naturaleza donde se realiza;
trayéndola en formas categóricas o lo mismo en formas de representación, puede
entenderse como lo que aprehendemos de la realidad que no es ella misma.
En la naturaleza la voluntad se hace libre y no determinada a Jehová, como se ha
entrevisto en la investigación el ser humano para Schopenhauer es un producto natural,
somos libres conforme a nuestra voluntad natural, mostrando la parte objeto del ser
humano. Esta voluntad se expresa por medio del propio producto del objeto en
movimiento complejo, o sea en el sujeto, aquí la importancia de la filosofía de
Schopenhauer, las condiciones de la voluntad a partir del sujeto, el estudio de las
situaciones diversas en que se encuentra la voluntad humana y el mecanismo regulador
de sus instintos naturales (voluntad). Es importante destacar que estas ideas fueron
reconocidas en el Psicólogo Sigmun Freud, posteriormente en Herbert Marcuce filósofo
de la escuela de Frankfurt especialmente en una obra titulada “Eros y Civilización”,
estudio que descarta los elementos ontogenéticos y filogenéticos de la evolución humana
41 Ibídem, Pág. 231
ya en su condición social; pero dichos conceptos sobre condición natural (instintiva) y
racional del ser humano, voluntad sicológica, determinación, entre otros desarrollados
por el Psicoanálisis y el Conductismo, fueron presentados primeramente por
Schopenahuer en: “El mundo como voluntad y representación” desde una comprensión
fundada más al idealismo, sobre la base de un análisis filosófico que se distingue del
pensamiento precedente .
VII
Relación: (ciencia-representación)
Solo de la ciencia es el papel transformador del conocimiento, única capaz de
desentrañar las más enigmáticas interrogantes, pero la ciencia no lo es todo para la
comprensión de la vida en su generalidad – determina Schopenhauer-, pues ninguna
ciencia verdaderamente tal, entendiendo por ciencia una serie de conocimientos regidos
por el principio de razón, puede ser completada sin darnos una explicación del mundo
enteramente satisfactoria, porque ni puede penetrar la esencia íntima de las cosas ni
puede salir de la representación en la cual está confinada42, si revelase esta la esencia,
la verdad no escapara constantemente de la ciencia, podremos descubrir una aparente
esencia pero no es más que parte de otra y así hasta un final indefinido, en esto resulta
lo relativo del conocimiento. El ser que posee razón puede ser racional y también no
racional (instintivo, voluntad natural), es un contrasentido analizado ya por Tomas
Hobbes cuando escribió que: las piedras y los seres inanimados no pueden errar porque
no tienen facultades para razonar e imaginar43, por lo que la voluntad natural de
Schopenhauer reconocida en la realidad pura donde se incluye el (objeto-sujeto)
humano, puede ser discutida o aparentemente desmentida con agudos razonamientos,
pero sería caer constancia incorrecta de la verdad. Por ello la voluntad se extiende a
través del entendimiento humano, en fin, el partir del objeto o del sujeto, depende de las
42 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como
voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo I. Buenos
Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 235.
43 Revista trimestral de la academia de ciencias de la URSS: Edición en Español por V.
Tkachenko. Segunda edición. 1979. Pág. 28.
exigencias del conocimiento, y ninguna propondría a cabalidad el definitivo saber de una
investigación expresándose la furtividad, el escape de la realidad al sujeto cognoscente.
El partir del objeto no es suficiente, lo mismo que partir del sujeto, esto sería para
Schopenahuer el punto de inicio más adecuado dado que primeros nos representamos
las cosas para luego ser interrogados por su ser. Esta propuesta de elección no es en
alguna medida al azar, sino que depende de motivos y de sus relaciones de causalidad,
donde el poder de la voluntad se hace determinante.
Schopenhauer nos hace comprender una posición dialectológica – no consecuente-
cuando valora “la dependencia recíproca inseparable del sujeto y el objeto a pesar de la
oposición”44, a pesar de sus contenidos comprendidos por separado se fundamentan en
el factor común analizado anteriormente: la naturaleza. La especulación crítico-
filosófica45, hace notar cómo ambos elementos se diluyen mutuamente, o mejor, que el
sujeto se reduce al objeto y viceversa sin ahondar en el elemento intermedio: la
representación.
Si deja de existir el sujeto de la representación en su totalidad, si dejase de existir el
hombre, dejaría de existir el mundo como representación, porque entendible es que una
cosa es la realidad natural rica e indeterminada al sujeto cognoscente, y la otra, la
realidad subjetiva determinada. La cuestión del conocimiento vista desde el sujeto
cognoscente, donde este es dependiente para conocer el objeto y a su vez el objeto que
se interroga o que es interrogado por el sujeto, se conoce no en cuanto tal, como ya
habíamos definido anteriormente, o sea como elementos metafísicos sino en
interrelación fenoménica. La dependencia del objeto natural en relación sujeto
cognoscente “es” en cuanto fuente del conocimiento, teniendo en cuenta que el mundo
objetual “es”: devenir, movimiento, cambio, transformación, interrelación, evolución,
dialéctica en su lenguaje natural trasformando el sujeto o mejor dicho interpretando el
sujeto sin lo cual no sería posible comprender, entender, razonar el objeto, por ello “todo
lo que el mundo nos revela (…) es relativo y dependiente”46. Este revelar del mundo es
44 Ídem, Pág. 235 45 Abbagnano, Nicolás: historia de la filosofía. Tomo III. Pág. 27. 46 Schopenhauer, Arthur: La cuádruple Raíz del principio de razón suficiente; El mundo como
voluntad y representación; Eudemonología. Obras escogidas en dos tomos. Tomo I. Buenos
Aires. Edt. El ateneo.1950. Pág. 235.
realizado a través de un sujeto cognoscente, un revelar que demuestra la limitación, o
mejor dicho, la imposibilidad de un conocimiento aprendido en su totalidad por el
individuo que busca descubrirlo y se reconoce en la generalidad descubierta hasta el
momento. El mundo objetivo se nos revela en y desde la representación, el complejo
subjetivo se revela a través de la conducta, de las acciones cognoscitivas con la razón
como fundamento. “Cuando consideramos el sujeto-afirma Schopenhauer- hay en el
hombre solamente, entre todos los habitantes de la tierra, otra facultad cognoscitiva; en
él se inicia otra nueva conciencia que ha sido denominada muy atinadamente y con
certero instinto: la reflexión”47. Es posible entender el doble carácter de este revelar, por
un lado objetivo y por otro subjetivo; la relación entre movimiento, cambio, (causa-efecto)
en el (espacio-tiempo), es un completo revelarse en su leguaje fenoménico y natural.
La función de la representación, percepción, noción, conceptos y su génesis compleja
abstracta, el entendimiento, el razonamiento, la inteligencia etcétera, es un revelar
interno conocido por la auto comprensión. Existe una estrecha relación entre el saber
que somos parte de este revelar natural y la naturaleza del mismo, pero Schopenahuer
busca referirse a los contenidos que estructura cada uno, específicamente el
comprender, y los puntos alternativos del mismo dominado por el poder heterogéneo de
la elección. La naturaleza no elije revelarse en su devenir heterogéneo en la diversidad
natural donde se encuentra el hombre, simplemente se revela, o se objetiva.
Schopenhauer conoce de antemano, que solo al hombre ha sido dado, como parte del
movimiento natural, esta posibilidad de elección, este dar no viene de la dádiva exterior
de alguna criatura real o mítica, sino, que es parte de su propia condición orgánica, real.
Finalmente podemos hacer un redefinición de estas ideas en especie de conclusión
acentuando finalmente que el modo de ser de la voluntad es un continuo devenir en el
que se afirma el querer-vivir. Todos los seres se disuelven en la voluntad única y su
afirmación en el incontenible devenir; el determinismo absoluto es la expresión de esta
disolución de los múltiples en la serialidad del devenir: todo momento del devenir
procede de un momento anterior y va hacia un momento siguiente en una serie infinita;
en la serie del proceso todo tiene una razón suficiente de “ser”. Si el determinismo
domina el proceso del devenir de la voluntad, ésta en cuanto tal es irracional: no hay
razón de ser de la voluntad, entendámoslo como fin determinado; el proceso del devenir
47 Ibídem, Pág. 240
es un proceso necesario pero la existencia de la voluntad es contingente; la voluntad es
razón de ser pero no hay razón de ser de la voluntad.
En el devenir la voluntad se mantiene como “ser”; la producción de lo devenido en el
devenir “es”, en realidad, reproducción de la voluntad única: la incesante muerte de aquél
la condición de la vida de ésta. La voluntad natural es ciega, no “ve” lo que hace, no es
inteligencia de sí sino obrar sin inteligencia; no tiene amor ni odio para lo que crea, es
indiferente para con su obra, sólo quiere ser lo que ya era, repetirse. Esta voluntad se
halla fragmentada en individualidades en las que se contrapone y lucha como voluntad
única y en las que se va objetivando, de forma gradualmente creciente, el querer vivir. La
forma más alta de objetivación del querer vivir es el hombre, ya lo observamos; la
conciencia humana es la reflexión del querer vivir sobre sí mismo, la visión que de sí
mismo tiene el querer vivir, la representación de la voluntad.
En la conciencia humana se produce la manifestación de la voluntad en forma
representacional escindiéndose en un objeto en permanente devenir y un sujeto estable
permanente inobjetivable. Aun cuando en su origen la conciencia humana sea tan sólo la
visión de la voluntad natural individual y aunque ese yo individual no sea más que una
manifestación de ella es también para el hombre la ocasión de sustraerse al horror; la
conciencia, que de modo inmediato es visión del horror, se protege de ese mismo horror
por medio de la contemplación pura, en la que el sujeto se separa y diferencia de su yo
individual convertido en conciencia de su propio ser, abismándose en el goce de la
visión que tiene por objeto no ya el horror inmitigado de la voluntad, sino la
representación del mismo para el conocimiento.
2- Razón-voluntad, un argumento crítico de la realida d y la experiencia.
En relación con el análisis expuesto, la voluntad resulta o se expresa en su contenido
natural, siendo idéntica en causa y efecto en objeto y acción, por ello no solo se expresa
sino que “es” también naturaleza, lo que Schopenhauer indica como objetivación de la
voluntad, siendo esto la parte visible, tangible de la realidad. Teniendo en cuenta que la
esencia de esta objetivación es el devenir en su complejidad, o sea, se objetiva por y
para el devenir (movimiento, transformación, cambios cuantitativos y cualitativos
etcétera.) Por tanto el cuerpo en su constitución anatómica, fisiológica, orgánica, es parte
de esta objetivación natural genéricamente libre en su contenido y forma, en este caso
manteniendo la misma línea genética que conforma la semejanza humana en todo el
proceso de evolución.
En el reino animal donde nos encontramos, subsisten especies que por su desarrollo
natural asemejan al hombre dada su relativa inteligencia, si hombre es en general la
noción racional de actos o actividad analítica, el conjunto de estos animales inteligentes
supone actividad irracional (instintiva). Puede inferirse que en el reino animal hay grados
en que se objetiva más la inteligencia devenida esta de la objetivación corporal, o sea, si
el cuerpo es objetivación de la voluntad, la razón es objetivación del cuerpo en actividad,
pero entre todo esto existe una intrínseca relación, he aquí un fundamento importante, la
razón, dada al escalón mayor de la evolución y a la actividad práctica o experimental
como génesis de la misma.
La llegada a este nivel racional del hombre como rey del reino animal no ha sido una
simple transformación adaptativa, Biogenética, sino que dentro de todo esto se expresa
una lucha en la que hace insistencia Schopenahuer donde el (objeto-sujeto) natural
impone sustancia heterogénea al (sujeto-objeto) cognoscente variando el proceso de
actividad voluntario-instintivo racional, conforme a las cualidades de sus
representaciones. ‘’Así vemos en toda la naturaleza lucha, guerra y alternativas de
victorias- que en la condición inconsciente de la naturaleza se traduce como
adaptabilidad, imposición, competencia de las fuerzas que constituyen el movimiento
universal- en lo cual hemos de conocer el necesario desdoblamiento que se opera en el
seno de la voluntad (..) la materia cambia constantemente de forma en cuanto los
fenómenos físicos, químicos y orgánicos siguiendo el hilo de la causalidad, luchan por
manifestarse, disputándose mutuamente la materia que necesita cada uno de ellos para
expresar su idea (concreción, realidad, o para el sujeto cognoscente, representación).
A través de la naturaleza entera podemos seguir esta lucha, porque en el fondo el
mundo no consiste más que en ella’’48. Damos por entendido que esta lucha descartada
por su contemporáneo y polémico Hegel en interconexión dialéctica de los conceptos, de
las representaciones para el caso de Schopenhauer, fue interpretada por los eminentes
dialécticos: Marx y Engels en la Concepción Dialéctico Materialista de la Historia, dividida
en proceso de interconexión natural y social.
48 Ibídem, Pág. 363
El poco desarrollo de las ciencias prácticas, no permitieron a Schopenhauer comprender
a fondo esta concepción de la historia pero sí, a nuestra consideración la concepción
dialéctica de los movimientos o cambios naturales. La lucha se extiende en la
heterogeneidad objetual, no tiene límites físicos, salvo en una acepción que
complementa y forma el ‘’es’’ humano: la Psicológica. ‘’Esta lucha cósmica alcanza su
máximo de visibilidad en el mundo animal (…) cada animal solo puede conservar su
existencia por el constante sacrificio de otra existencia, de modo que la voluntad de vivir
se devora constantemente a si misma (…) hasta que la especie humana, como superior
a las demás, considera al mundo como una inmensa fábrica para su uso (…) el género
humano encarna aquella lucha (…) con la más terrible violencia en que el hombre llega a
ser enemigo del hombre’’49. El enfrentamiento causal que constituye la competencia-
como observamos ya Schopenhauer había llegado a algunas consideraciones antes que
Darwin- en el reino animal, la supervivencia, no se explicaría por la simple constitución
orgánica de las especies en pugna sino confluyeran fuerzas vitales relativamente
organizadas por leyes Bióticas y Abióticas, lo que puede también definirse como
reguladores espontáneos de la necesidad.
Por un lado la saciedad en fracciones de reposo para algunos, mientras otros reinician la
búsqueda para llegar al estado anterior; es cuando el instinto a la vida se conecta
nuevamente entrando en un círculo de actos finitos particulares. Voluntad es también
necesidad, instinto, saciedad lo que en estados de manifestación diferentes.
Para Schopenhauer ‘’cada cuerpo debe ser considerado manifestación de una
voluntad’’50, corresponde esto al hecho de que la existencia del mismo se debe a la lucha
de fuerzas naturales, manifestación de una voluntad viene siendo manifestación del
complejo natural (universal) para su realidad diferenciada. ‘’La voluntad se presenta en
forma de esfuerzo’’, aunque esta idea aparente de debilidad inicial, pues el estado
originario de cada cuerpo según la física moderna no puede ser el reposo sino el
movimiento, ‘’esfuerzo hacia delante en el espacio-tiempo infinito, sin descanso, sin
termino’’51.
Que es en fin este esfuerzo del cual proviene el hombre, pues: voluntad de vivir, en
cuanto se realiza o se niega, esta última la explicaremos más adelante. La realización y
49 Ibídem, Pág. 364 50 Ibídem, Pág. 365 51 ídem
la negación son elementos que viajan juntos en el espacio tiempo en cuanto forman el
doble carácter de la voluntad - significada para una mejor comprensión - , tanto en la
actividad natural general como en la específicamente humana. Es entonces el ser
humano un constante realizarse y negarse en parte por lo que le ha sido dado y lo que
da en su ‘’es’’ particular y general, definiéndose este último como esquema social.
“En el animal vemos la voluntad de vivir más al desnudo que en el hombre, en el cual
está como disimulada por el mucho conocimiento que tiene y cuya capacidad para fingir
consigue ocultarla de tal modo, que su verdadero ser no sale al exterior más que
casualmente y por algunos momentos’’52, en esto consiste que cuando se libera de
mecanismos de represión, el (objeto-sujeto) humano encarna esa lucha que
anteriormente referíamos, lucha con la más terrible violencia en que el hombre llega a
ser enemigo del hombre en cuanto se expresan voluntades individuales, de aquí que las
enemistades, los conflictos, puede encontrarse en esta génesis natural.
La voluntad se expresa o se manifiesta en diversos grados por un lado el grado inferior, y
conectado a este, el superior.
Pesantez
Impenetrabilidad
Solidez
Grado inferior fluidez
Elasticidad
Electricidad
Objetivación de la voluntad Magnetismo, etc.
Grado superior Hombre
Esquema 3 El grado inferior de objetivación de la voluntad lo constituyen las fuerzas primordiales de
la naturaleza, para Schopenhauer las principales, las cuales aparecen en toda materia
sin excepción. En esta concentración de fuerzas naturales Schopenhauer observa la
carencia de lo que llamamos conocimiento como matriz organizada de algún modo, dado
este análisis se puede deducir que siendo nuestro cerebro parte de la realidad material,
no independiente de ella por lo que su ‘’es’’, la conciencia, no existe sin este,- el
conocimiento como relación de contacto (objeto-sujeto) del conocer (sujeto-objeto)
52 Ibídem, Pág. 374
natural- posee todos los elementos de la parte inferior en que se objetiva solo que en
ínfima porción. Utilizando el método abstracto se congenia que quizás, aunque para
algunos parezca falto de razón, que la naturaleza contiene dentro de si, elementos que
constituyen partes de las sustancias cerebrales. ‘’En los grados superiores de
objetivación de la voluntad vemos aparecer la individualidad, especialmente el hombre,
como diferencia de los caracteres individuales, es decir como personalidad cabal
expresada ya exteriormente por la fisonomía individual fuertemente marcada, la cual
comprende todo el conjunto de la corporización’’53. Vislumbrar en los grados superiores
una mayor síntesis de la materia, es llegar a la conclusión de una realidad común, sea o
no la misma materia para su comprensión. Encontramos en esta teoría, cabe destacar,
los primeros pasos de la teoría evolucionista madurada a partir de la segunda mitad del
siglo XIX apoyándose en la antropología y otras ciencias naturales. El interés de darle al
hombre su condición primigenia fuera del teologismo, de valorarlo como lo más
importante y central del universo es notable en Schopenahuer, la limitación radica en el
carácter individual de esta valoración, en no reconocer la condición social de la
existencia (objeto-sujeto) cognoscente.
La interrogación que sigue este discurso puede representarse de la siguiente manera:
¿Como se manifiesta específicamente la voluntad en los actos concientes del hombre, o
sea cual es el papel de la razón? ¿Es completamente libre la voluntad, conforme a su
naturaleza animal? ¿A que le llamamos negación de la voluntad de vivir? La dificultad de
las interrogantes estriba en que respondiendo una de ellas a cabalidad, daría respuesta a
las demás. La presente investigación no enfatiza suficientemente en un análisis que
agote conforme al tiempo las interrogantes, pero trataremos de ser lo más sinópticos
posible.
Puede interpretarse como la no existencia de alternativas, decisión de un cuerpo
cansado a marcar el límite de su existencia. Restarle a la vida el valor que posee, la
indiferencia al amor, a la amistad, al deseo de luchar por el bienestar o la supresión de la
libido en sucesión ascetista etcétera. Schopenhauer, en todo el trayecto del discurso
bautiza al hombre de la condición instintiva desprovista de conocimiento que infiere su
génesis natural. ¿Qué ha sido el conocimiento para el hombre? ¿No es acaso un
proceso individual, un complejo sistema cerebral en fusión, de cualidad subjetiva, lo que
se le llama a través de la práctica: proceso cognoscitivo? Entonces, ¡no regula el
53 ídem
conocimiento, en todas sus variantes, éticas, estéticas, lógicas, al individuo natural,
instintivo! Este elemento genético, mediante la práctica del lenguaje y la socialización
desarrolló nuestro pensamiento racional, y para ello fue y es necesaria la relación
(objeto-sujeto). “No hemos de creer por esto que el conocimiento convertido en
aquietador por haber producido la voluntad de vivir, no este expuesto a recaer ni puede
considerarla como un bien definitivamente adquirido. Por el contrario, hay que
reconquistarlo perpetuamente (…) siendo el cuerpo la voluntad misma convertida en
objeto o fenómeno en el campo de la representación mientras el cuerpo perdura, la
voluntad de vivir existe también y aspira constantemente a volver a la realidad y a
inflamarse de nuevo con más ardor que nunca’’54, perora así una redención constante
sobre ella misma, la negación de lo que “es” para “ser” nuevamente viajando en su
naturaleza especifica hacia lo infinito. “La esencia de la voluntad en si empírica, es la
ausencia de todo fin, de todo límite, porque es una aspiración sin términos”55, ella se
niega en los movimientos constantes (materia) a través de líneas fortuitas en el espacio-
tiempo, reconociéndose en el contenido conciente del ser racional que trataremos más
adelante. Ahora bien, cuales son los obstáculos para la negación de la voluntad de vivir,
pues primero: la muerte, donde el cuerpo individual se expande en lo que fue, vuelve a
retomar su estado primitivo siendo este cuerpo escindido parte de la voluntad misma,
Schopenhauer afirma, si este muere, muere la voluntad que le mueve. Por un lado la
voluntad individual es lucha constante del cuerpo, contrariedades sin límites conocidas
por él, lucha instintiva, por otro, la lucha se hace más organizada, pues poseemos la
razón que nos orienta a elegir entre diversas acciones, entre un deseo y otro. Las
necesidades fisiológicas, orgánicas del cuerpo, son impuestas a la razón que no es
capaz de determinarlas o dominarlas por completo. Alimentarnos, liberarnos de
desechos corporales por poner algún ejemplo, son esencia de la voluntad de vivir, el
cuerpo en cuanto instintivo lucha por ello hasta no importarle suprimirse a si mismo si
fuese necesario. La razón para Schopenahuer, gobierna relativamente los deseos de la
voluntad, del cuerpo, pero no los determina en su totalidad. La voluntad adquiere un
esquema excepcional cuando esta se traslada de madre y padre a hijo, este es
gobernado mientras la capacidad de razón no haya determinado su posibilidad
conductual, o sea, cuando aun la razón maternal o paternal no observe en la razón del
hijo libertad de elección, voluntad dominante, unido a características culturales y 54 Ibídem, Pág. 625 55 Ibídem, Pág. 382
personológicas; pero no está Schopenhauer analizando culturas, sino conductas a partir
del proceso práctico de relación (objeto-sujeto) natural, (objeto-sujeto) de la
representación.
Entrado ya en el proceso de organización, la voluntad es capaz de pensarse así misma,
descubriéndose el carácter racional e irracional como condición indispensable para la
elección. No solo es irracional la voluntad genésica, o sea, en su estado natural, sino que
esta irracionalidad de la voluntad- dice Schopenahuer- se ha reconocido también en su
manifestación más elevada, es decir, como voluntad del hombre al decir que esta es
libre, independiente; pero se ha olvidado la necesidad a que los fenómenos de la
voluntad están siempre sujetos, considerando libres los actos del hombre, no siéndolo en
realidad, pues cada una de sus resoluciones se rigen necesariamente de sus propio
carácter bajo el influjo de los motivos56. Si hemos de considerar la voluntad, tenemos
que hacerlo solo a través del proceso de renunciación racional en todas las implicaciones
de la vida, una manifestación del yo sin limitación práctica.
La libertad es la relación entre la voluntad en lucha por subsistir sobre todo, y gobernar al
instinto, aun por encima de la razón que le hace organizarse y elegir entonces como
hacerlo de una forma más conveniente. La interconexión necesaria de la voluntad y la
razón es lo mismo entre el cuerpo y la conciencia, la voluntad en el ‘’es’’ natural indica
que esto no existiera sin la esencia vital de movimiento, lucha etcétera. La voluntad
traspasa estos límites a través de la actividad, adquiriendo experiencia acumula
entendimiento, elije conforme a sus necesidades instintivas si el momento lo indica o de
sus necesidades espirituales junto a la misma condición. Esto lo explica Schopenhauer –
y en lo cual hemos insistido para un mayor entender - de la siguiente manera: ‘’ la
voluntad que considerada puramente en si es un impulso inconciente, ciego e irresistible,
como lo vemos todavía en la naturaleza orgánica y vegetal y en sus leyes, así como en la
parte vegetativa de nuestra propia vida, adquiere…conciencia de su querer y de aquello
que quiere, que no es otra cosa que este mundo, la vida tal como se nos presenta; por
eso al mundo visible le llama su imagen, su objetividad (…) decir voluntad de vivir es lo
mismo que decir lisa y llanamente voluntad’’57, lo mismo diríace de la negación de la
voluntad de vivir. Ella se niega en la naturaleza, nuestra madre y casa, pues nosotros
somos parte de esa negación intrínseca. El reconocerse se establece en la condición
56 Ibídem, Pág. 327 57 Ibídem, Pág. 501
conciente de nuestra existencia, sin dudas parte dependiente de este proceso puede
negarse y establecerse ella misma un regulador que luego de creado por su misma
condición no lo domina en su totalidad ni este a ella. En caso de un dominio determinado,
sin discusión se lo lleva el poder natural de su ser.
(Voluntad)
(Naturaleza) (Hombre)
Objeto Sujeto Objeto Sujeto
Multiplicidad de Sustancias Sustancia cogn. Indiv
Tiempo Espacio Causalidad intuición inmta. Abstracción
Movimiento Causa Efecto Conceptos Juicios Raz.tos
Sucesión Entendi. Intelig. Senti.tos
Deseo inconsciente Deseo conciente
Voluntad infinita Voluntad Finita
Esquema 4
Schopenhauer establece una relación de voluntad – deseo inconciente, voluntad – deseo
conciente. En la primera parte se muestra el acaecer constante de la misma, quiere
decir, lo que quiere irremisiblemente y lucha por ello, ese estado puede explicarse desde
la actuación de los animales, pues “el animal quiere y sabemos también lo que quiere,
quiere su existencia, su bienestar, su conservación y su propagación58”. Lo mismo no
ocurre en las personas en este estado de existencia donde las necesidades naturales,
mientras nos concurra la vida será un constante fluir como modo y constitución del ser
movimiento, cambio, transformación en su totalidad.
Voluntad es igual a deseo, la misma cosa examinada desde el plano instintivo o
conciente. Claro que el deseo nos indica movimiento a partir de dos factores, el de
58 Ibídem, Tomo 2, Pág. 222
necesidad orgánica y satisfacción espiritual; pero en el estado primigenio del deseo como
lo que es, el paso del deseo inconciente, natural, al conciente es un proceso complejo de
fluctuaciones, contradicciones. El deseo consciente nos indica la elección lógica,
racional, conforme a nuestras costumbres, tradiciones, caracteres personales finalidad
proyectos, teniendo en cuenta que no siempre los deseos responden a intereses
racionales. “Toda voluntad es voluntad de algo, tiene un objeto, un fin de su querer,….La
manifestación de la esencia de la voluntad es un perpetuo fluir, un eterno devenir. Lo
mismo encontramos en los deseos y los esfuerzos del hombre que le presentan la
realización de su fines que persigue como el ultimo fin de la voluntad, pero un ves
alcanzados no parecen ya lo que antes. En fin, sin el objeto, sin la representación, yo no
puedo ser sujeto del conocimiento, sino mera voluntad ciega, sin mi, sujeto del
conocimiento, la cosa conocida no puede ser objeto, sino mera voluntad, impulso
ciego”59.
CONCLUSIONES
Las conclusiones que emite el resultado de esta investigación no imprimen finalidad
alguna en criterios categóricos en el estudio del pensamiento de Schopenhauer, solo una
resultante que pretende desentrañar la complejidad con que el filósofo interpretó su
época a través de una visión actual, que se revela mediante un análisis crítico del
contenido complejo y controvertido en el discurso de la obra por lo cual se enuncian las
siguientes conclusiones.
� La voluntad y la razón representan un concurso natural dinámico y a la vez
dilemático (voluntad –razón natural; voluntad-razón cognoscente) en la cual se
incluye el hombre individual como objetivación suprema. En el primer proceso
(voluntad-razón natural) el objeto y el sujeto son idénticos, en cuanto sujeto forma
el “es” del objeto sin el cual no tiene razón de ser, “es” nada. En el segundo
proceso (voluntad –razón cognoscente) media un proceso de actividad objeto-
sujeto cognoscente a través de la representación que opera en la aprehensión
del “es” natural del que forma parte por génesis. Esto permite valorar a
Schopenhauer desde una posición positiva ante la ciencia.
59 Ibídem, Tomo 1, Pág. 381, 382, 399
� La voluntad natural es movimiento, transformación, energía, devenir, y todo
cuanto infiera dinámica, mas no expresa organicidad sino impulsos ciegos,
mientras que la razón forma solamente los principios del devenir en el interior de
estos procesos. La objetivación humana se realiza a través de la evolución,
contrayendo toda esta dinámica (movimiento interno) formando parte del “es”
natural. Por ello el ser humano implica voluntad natural expresándose en
instintos, su razón se construye desde el impulso ciego práctico transformándose
en experiencia. Tal condición de la voluntad humana no trasciende más allá de
dicho plano existencial. Toda acción depende de la voluntad del individuo
conforme a la razón en su práctica misma.
� La individualización como elemento de la generalidad se establece en la filosofía
Schopenhaureana, mostrando el complejo esquema de la subjetividad y
valorizando en esta el poder de la representación dominante de la realidad en sus
relaciones causales, marcando la identidad de la misma con la acción del sujeto,
más la expresión de la voluntad natural como dominante impone su carácter a
dicha individualidad. Schopenhauer indica que los mecanismos reguladores de la
voluntad se alcanzan en la medida del genio o la impunidad de la razón.
� No concibe al individuo como ser social dependiente de las condiciones históricas
que le acontecen, le analiza en su comportamiento individual donde la voluntad y
la razón humana son el producto de fuerzas naturales por encima de tales
relaciones. Ser social es un concepto abstracto construido a partir de la
imaginación, no posee contenido real por ello no existe, solo existe la
individualidad.
� Schopenhauer incorpora a la evaluación de los factores cognoscentes el
elemento: representación como fundamento primordial de la existencia en su
devenir práctico, mas su idealismo objetivo, marcado por demás en todo el curso
de la obra, permite entender que la voluntad expresa la esencia de esta
representación solo posible en el individuo cognoscente.
� Si el Ezpinosismo representaba sustancia, el Panteísmo: divinidad natural,
Descartes: razón universal, Leibniz: principio de razón suficiente, el materialismo
la materia como categoría, todos analizados como punto de partida del
conocimiento o fuerza (energía) primera, Schopenhauer construye una teoría de
la voluntad que no solo se manifiesta en la naturaleza como leyes o fenómenos
de sucesión, cambio, transformación, sino también en el sujeto de la
representación, en el mundo de lo intuitivo y lo abstracto, en el hombre. Idea
recreada posteriormente por Nietzsche (voluntad de poder), y el existencialismo
más conservador (Heidegger), aspectos por los cuales se considera una fuente
interesante a tener en cuenta en el pensamiento filosófico contemporáneo no
marxista.