El Reparto Del Mundo

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. EL REPARTO DEL MUNDO ENTRE LAS GRANDES POTENCIAS En su libro sobre el "desarrollo territorial de las colonias europeas"*, el geógrafo A. Supan establece el siguiente breve resumen de dicho desarrollo a fines del siglo XIX: PORCENTAJE DE TERRITORIO PERTENECIENTE A LAS POTENCIAS COLONIALES EUROPEAS Y A LOS ESTADOS UNIDOS 1876 1900 Aument o In Africa . . . . . " Polynesia . . . . " Asia . . . . . . " Australia . . . . " América . . . . . 10, 8% 56,8 % 51,5 % 100,0 % 27,5 % 90, 4% 98,9 % 56,6 % 100,0 % 27,2 % +79.6% +42.1% + 5,1% -- - 0,3% "El rasgo característico de este período -- concluye dicho autor -- es, por consiguiente, el reparto de Africa y Polinesia". Como ni en Asia ni en América hay tierras desocupadas, es decir, que no pertenezcan a ningún Estado, hay que ampliar la conclusión de Supan y decir que el rasgo característico del período que nos ocupa es el reparto definitivo de la Tierra, definitivo no en el sentido de que sea imposible repartirla de nuevo -- al contrario, nuevos repartos son posibles e inevitables --, sino en el de que la política colonial de los países capitalistas ha terminado ya la conquista de todas las

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Reparto de las riquezas del mundo entre las grandes potencias.

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.EL REPARTO DEL MUNDO ENTRE LASGRANDES POTENCIAS

En su libro sobre el "desarrollo territorial de las colonias europeas"*, el gegrafo A. Supan establece el siguiente breve resumen de dicho desarrollo a fines del siglo XIX:

PORCENTAJE DE TERRITORIO PERTENECIENTEA LAS POTENCIAS COLONIALES EUROPEASY A LOS ESTADOS UNIDOS

1876

1900

Aumento

In Africa . . . . . " Polynesia . . . . " Asia. . . . . . " Australia . . . . " Amrica . . . . .

10,8%56,8%51,5%100,0%27,5%

90,4%98,9%56,6%100,0%27,2%

+79.6%+42.1%+5,1%---0,3%

"El rasgo caracterstico de este perodo -- concluye dicho autor -- es, por consiguiente, el reparto de Africa y Polinesia".

Como ni en Asia ni en Amrica hay tierras desocupadas, es decir, que no pertenezcan a ningn Estado, hay que ampliar la conclusin de Supan y decir que el rasgo caracterstico del perodo que nos ocupa es el reparto definitivo de la Tierra, definitivo no en el sentido de que sea imposiblerepartirla de nuevo-- al contrario, nuevos repartos son posibles e inevitables --, sino en el de que la poltica colonial de los pases capitalistasha terminadoya la conquista de todas las tierras no ocupadas que haba en nuestro planeta. Por vez primera, el mundo se encuentra ya repartido, de modo que lo que en adelante puede efectuarse sonnicamentenuevos repartos, es decir, el paso de territorios de un "amo" a otro, y no el paso de un territorio sin amo a un "dueo".

Vivimos, por consiguiente, en una poca singular de la poltica colonial del mundo que se halla ntimamente relacionada con la "novisima fase de desarrollo del capitalismo", con el capital financiero. Por eso es necesario detenerse ante todo ms detalladamente en los hechos concretos, para formarnos una idea lo ms precisa posible de la diferencia existente entre esta poca y las precedentes, as como de la situacin actual. Ante todo, surgen dos cuestiones de carcter prctico: se observa una acentuacin de la poltica colonial, una exacerbacin de la lucha por las colonias precisamente en el perodo del capital financiero? Cmo se halla precisamente repartido el mundo en la actualidad desde este punto de vista?

El escritor norteamericano Morris, en su libro sobre la historia de la colonizacin[*], intenta resumir los datos concretos sobre la extensin de las posesiones coloniales de Inglaterra, Francia y Alemania durante distintos perodos del siglo XIX. He aqu, brevemente expuestos, los resultados obtenidos:

EXTENSION DE LAS POSESIONES COLONIALES

Aos

Inglaterra

Francia

Alemania

Superficie(en millonesde millascuadradas)

Poblacin(en millo-nes)

Superficie(en millonesde millascuadradas)

Poblacin(en millo-nes)

Superficie(en millonesde millascuadradas)

Poblacin(en millo-nes)

1815-30 . .1860. . .1880. . .1899. . .

?2,57,79,3

126,4145,1267,9309,0

0,020,20,73,7

0,53,57,556,4

------1,0

---------14,7

Para Inglaterra el perodo de intensificacin enorme de; las conquistas coloniales corresponde a los aos 1860-1880, y es muy considerable durante los ltimos veinte aos del siglo XIX. Para Francia y Alemania, corresponde precisamente a estos veinte aos. Hemos visto ms arriba que el perodo del desarrollo mximo del capitalismo anterior al monopolista, el capitalismo en el que predomina la libre concurrencia, va de 1860 a 1880. Ahora vemos quees precisamente despus de este perodocuando empieza el enorme "auge" de las conquistas coloniales, se exacerba hasta el grado mximo la lucha por el reparto territorial del mundo. Es indudable, por consiguiente, el hecho de que el paso del capitalismo a la fase de capitalismo monopolista, al capital financiero, se hallarelacionadocon la exacerbacin de la lucha por el reparto del mundo.

Hobson, en su obra sobre el imperialismo, destaca el perodo de 1884-1900 como perodo de intensa "expansin" (ensanchamiento territorial) de los principales Estados europeos. Segn sus clculos, Inglaterra adquiri durante ese perodo 3.700.000 millas cuadradas con una poblacin de 57 millones de habitantes; Francia, 3.600.000 millas cuadradas con 36,5 millones de habitantes; Alemania, 1.000.000 de millas cuadradas con 14,7 millones de habitantes; Blgica, 900.000 millas cuadradas con 30 millones de habitantes; Portugal, 800.000 millas cuadradas con 9 millones de habitantes. La caza de las colonias a fines del siglo XIX, sobre todo desde la dcada del 80, por parte de todos los Estados capitalistas, constituye un hecho universalmente conocido de la historia de la diplomacia y de la poltica exterior.

En la poca de mayor florecimiento de la libre concurrencia en Inglaterra, en los aos 1840-1860, los dirigentes polticos burgueses de este pas eranadversariosde la poltica colonial y consideraban como til e inevitable la emancipacin de las colonias y su separacin completa de Inglaterra. M. Beer indica en un artculo, publicado en 1898, sobre "el imperialismo ingls moderno"[*], que en 1852 un hombre de Estado ingls como Disraeli, tan inclinado en general al imperialismo, deca que "las colonias son una rueda de molino que llevamos atada al cuello". En cambio, a fines del siglo XIX, los hroes del da en Inglaterra eran Cecil Rhodes y Joseph Chamberlain, los cuales predicaban abiertamente el imperialismo y aplicaban la poltica imperialista con el mayor cinismo!

No carece de inters saber que la ligazn existente entre las races puramente econmicas, por decirlo as, y las social-polticas del imperialismo moderno era, ya en aquel entonces, clara para esos dirigentes polticos de la burguesa inglesa. Chamberlain predicaba el imperialismo como una "poltica justa, prudente y econmica", indicando sobre todo la competencia con que ahora tropieza Inglaterra en el mercado mundial por parte de Alemania, EE.UU. y Blgica. La salvacin est en el monopolio, decan los capitalistas, fundando cartels, sindicatos, trusts. La salvacin est en el monopolio, repetan los jefes polticos de la burguesa, apresurndose a apoderarse de las partes del mundo todava no repartidas. Y Cecil Rhodes, segn cuenta su ntimo amigo, el periodista Stead, le deca a ste en 1895 a propsito de sus ideas imperialistas: "Ayer estuve en el East-End londinense (barriada obrera) y asist a una asamblea de los desocupados. Al oir, en dicha reunin, discursos exaltados cuya nota dominante era: pan!, pan! y al reflexionar, cuando regresaba a casa, sobre lo que haba odo, me convenc, ms que nunca, de la importancia del imperialismo. . . La idea que yo acaricio representa la solucin del problema social, a saber: para salvar a los cuarenta millones de habitantes del Rein Unido de una guerra civil funesta, nosotros, los poltico coloniales, debemos posesionarnos de nuevos territorios para colocar en ellos el exceso de poblacin, para encontrar nuevo mercados en los cuales colocar los productos de nuestra fbricas y de nuestras minas. El imperio, lo he dicho siempre, es una cuestin de estmago. Si no queris la guerra civil, debis convertiros en imperialistas"[*].

As hablaba, en 1895, Cecil Rhodes, millonario, rey financiero, principal culpable de la guerra anglo-boer. Esta defensa del imperialismo es simplemente un poco grosera, cnica, pero, en el fondo, no se diferencia de la "teora" de los seores Mslov, Sudekum, Ptresov, David, del fundador del marxismo ruso, etc., etc. Cecil Rhodes era un socialchovinista algo ms honrado. . .

Para dar un panorama lo ms exacto posible del reparto territorial del mundo y de los cambios habidos en este aspecto durante las ltimas dcadas, utilizaremos los datos suministrados por Supan, en la obra mencionada, sobre las posesiones coloniales de todas las potencias del mundo. Supan compara los aos 1876 y 1900; nosotros tomaremos el ao 1876 -- punto de comparacin elegido muy acertadamente, ya que puede considerarse, en trminos generales, que es precisamente entonces cuando termina el desarrollo del capitalismo de la Europa occidental en su fase premonopolista y el ao 1914, sustituyendo las cifras de Supan por las ms recientes de Hubner, que entresacamos de sus "Tablas geogrfico-estadsticas". Supan estudia slo las colonias; nosotros consideramos til (para que el cuadro del reparto del mundo sea completo) agregar unos cuantos datos sobre los pases no coloniales y semicoloniales, entre los cuales inclumos a Persia, China y Turqua; el primero de estos pases se ha transformado casi por completo en colonia; el segundo y el tercero se van transformando en tales.

Como resultado, obtendremos lo siguiente:

POSESIONES COLONIALES DE LAS GRANDES POTENCIAS(En millones de kilmetros cuadros y de habitantes)

PAISES

Colonias

Metrpolis

Total

1876

1914

1914

1914

Km.2

Habit.

Km.2

Habit.

Km.2

Habit.

Km.2

Habit.

Inglaterra. .Rusia . . .Francia . . .Alemania . .EstadosUnidos . . .Japn . . .

22,517,00,9------

251,915,96,0------

33,517,410,62,90,30,3

393,533,255,512,39,719,2

0,35,40,50,59,40,4

46,5136,239,664,997,053,0

33,822,811,13,49,70,7

440,0169,495,177,2106,772,2

Totalpara6grandes po-tencias . .

40,4

273,8

65,0

523,4

16,5

437,2

81,5

960,6

Colonias de las dems potencias (Blgica, Holanda, etc.) . . . . .Semicolonias (Persia, China, Turqua) . . . . . . . . . .Dems pases. . . . . . . . . . . . . . . . . .

9,914,528,0

45,3361,2289,9

Superficie y poblacin totales de la Tierra . . . . . .

133,9

1.657,0

Se ve claramente cmo a fines del siglo XIX y en los albores del siglo XX se hallaba ya "terminado" el reparto del mundo. Las posesiones coloniales se ensancharon en proporciones gigantescas despus de 1876: en ms de una vez y media, de 40 a 65 millones de kilmetros cuadrados para las seis potencias ms importantes; el aumento representa 25 millones de kilmetros cuadrados, una vez y media ms que la superficie de las metrpolis (16,5 millones). Tres potencias no posean en 1876 ninguna colonia, y la cuarta, Francia, casi no las tena. Para el ao 1914, esas cuatro potencias haban adquirido colonias con una superficie de 14,1 millones de kilmetros cuadrados, es decir, aproximadamente una vez y media ms que la superficie de Europa, con una poblacin de casi loo millones de habitantes. La desigualdad en la ampliacin de las posesiones coloniales es muy grande. Si se comparan, por ejemplo, Francia, Alemania y el Japn, cuya diferencia no es muy considerable en cuanto a la superficie y la poblacin, resulta que el primero de dichos pases ha adquirido casi tres veces ms colonias (desde el punto de vista de la superficie) que el segundo y tercero juntos. Pero por la cuanta del capital financiero, Francia, a principios del perodo que nos ocupa, era acaso tambin varias veces ms rica que Alemania y el Japn juntos. Las dimensiones de las posesiones coloniales se hallan influenciadas no slo por las condiciones puramente econmicas, sino tambin, a base de stas, por las condiciones geogrficas y otras. Por considerable que haya sido durante las ltimas dcadas la nivelacin del mundo, la igualacin de las condiciones econmicas y de vida de los distintos pases bajo la presin de la gran industria, del cambio y del capital financiero, la diferencia sigue siendo, sin embargo, respetable, y entre los seis pases mencionados observamos, por una parte, pases capitalistas jvenes, que han progresado con una rapidez extraordinaria (Estados Unidos, Alemania, el Japn); por otra parte, pases de viejo tipo capitalista, que durante los ltimos aos han progresado mucho ms lentamente que los anteriores (Francia e Inglaterra); en tercer lugar, un pas, el ms atrasado desde el punto de vista econmico (Rusia), en el cual el imperialismo capitalista moderno se halla envuelto, por as decirlo, en una red particularmente densa de relaciones precapitalistas.

Al lado de las posesiones coloniales de las grandes potencias, hemos colocado las colonias menos importantes de los Estados pequeos y que son, por decirlo as, el obieto inmediato del "nuevo reparto" de las colonias, posible y probable. La mayor parte de esos pequeos Estados conservan sus colonias nicamente gracias a que entre las grandes potencias existen intereses contrapuestos, rodamientos, etc., que dificultan el acuerdo para el reparto del botn. En cuanto a los Estados "semicoloniales", nos dan el ejemplo de las formas de transicin que hallamos en todas las esferas de la naturaleza y de la sociedad. El capital financiero es una fuerza tan considerable, por decirlo as tan decisiva en todas las relaciones econmicas e internacionales, que es capaz de subordinar, y en efecto subordina, incluso a los Estados que gozan de una independencia poltica completa, como lo veremos ms adelante. Pero, naturalmente, para el capital financiero la subordinacin ms beneficiosa y ms "cmoda" esaquellaque trae aparejada consigo la prdida de la independencia poltica de los pases y de los pueblos sometidos. Los pases semicoloniales son tpicos, en este sentido, como "caso intermedio". Se comprende, pues, que la lucha por esos pases semidependientes haya tenido que exacerbarse particularmente en la poca del capital financiero, cuando el resto del mundo se hallaba ya repartido.

La poltica colonial y el imperialismo existian ya antes de la fase actual del capitalismo y aun antes del capitalismo. Roma, basada en la esclavitud, llev a cabo una poltica colonial y realiz el imperialismo. Pero los razonamientos "generales" sobre el imperialismo, que olvidan o relegan a segundo trmino la diferencia radical de las formaciones econmico-sociales, se convierten inevitablemente en banalidades vacuas o en fanfarronadas, tales como la de comparar "la Gran Roma con la Gran Bretaa". Incluso la poltica colonial capitalista de las fasesanterioresdel capitalismo se diferencia esencialmente de la poltica colonial del capital financiero.

La particularidad fundamental del capitalismo moderno consiste en la dominacin de las asociaciones monopolistas de los grandes empresarios. Dichos monopolios adquieren la mxima solidez cuando renen en sus manos todaslas fuentes de materias primas, y ya hemos visto con qu furor los grupos internacionales de capitalistas dirigen sus esfuerzos a arrebatar al adversario toda posibilidad de competencia, a acaparar, por ejemplo, las tierras que contienen mineral de hierro, los yacimientos de petrleo, etc. La posesin de colonias es lo nico que garantiza de una manera completa el xito del monopolio contra todas las contingencias de la lucha con el adversario, sin excluir la de que el adversario desee defenderse por medio de una ley sobre el monopolio de Estado. Cuanto ms adelantado se halla el desarrollo del capitalismo, cuanto con mayor agudeza se siente la insuficiencia de materias primas, cuanto ms dura es la competencia y la caza de las fuentes de materias primas en todo el mundo, tanto ms encarnizada es la lucha por la adquisicin de colonias.

"Se puede aventurar la afirmacin escribe Schilder --, que a algunos puede parecer paradjica, de que el crecimiento de la poblacin urbana e industrial en un futuro ms o menos prximo puede ms bien hallar obstculos en la insuficiencia de materias primas para la industria, que en la de productos alimenticios".

As, por ejemplo, aumenta la escasez de madera, que va encareciendo cada vez ms, de pieles, de materias primas para la industria textil.

"Las asociaciones industriales intentan establecer el equilibrio entre la agricultura y la industria en los lmites de toda la economa mundial; como ejemplo se puede citar la unin internacional de asociaciones de fabricantes de hilados de algodn de los pases industriales ms importantes, fundada en 1904, y la unin de asociaciones europeas de fabricantes de hilados de lino, constituida en 1910, segn el tipo de la anterior"*.

Claro que los reformistas burgueses, y entre ellos los kautskianos actuales sobre todo, intentan atenuar la importancia de esos hechos, indicando que las materias primas "podran ser" adquiridas en el mercado libre sin una poltica colonial "cara y peligrosa", que la oferta de materias primas "podra ser" aumentada en proporciones gigantescas con el "simple" mejoramiento de las condiciones de la agricultura en general. Pero esas indicaciones se convierten en una apologa del imperialismo, en el embellecimiento del mismo, pues se fundan en el olvido de la particularidad principal del capitalismo moderno: los monopolios. El mercado libre pasa cada vez ms al dominio de la historia, los sindicatos y trusts monopolistas van reducindolo de da en da, y el "simple" mejoramiento de las condiciones de la agricultura se reduce al mejoramiento de la situacin de las masas, a la elevacin de los salarios y a la disminucin de los beneficios. Dnde existen, como no sea en la fantasa de los reformistas dulzones, trusts capaces de preocuparse de la situacin de las masas y no de la conquista de colonias?

Para el capital financiero tienen importancia no slo las fuentes de materias primas descubiertas ya, sino tambin las probables, pues la tcnica se desarrolla con una rapidez increble en nuestros das y las tierras hoy inservibles pueden ser convertidas maana en tierras tiles, si se descubren nuevos procedimientos (a cuyo efecto un banco importante puede organizar una expedicin especial de ingenieros, agrnomos, etc.), si se invierten grandes capitales. Lo mismo se puede decir con respecto a la exploracin de riquezas minerales, a los nuevos mtodos de elaboracin y utilizacin de tales o cuales materias primas, etc., etc. De aqu la tendencia inevitable del capital financiero de ampliar el territorio econmico y aun el territorio en general. Del mismo modo que los trusts capitalizan sus bienes en el doble o en el triple de su valor, calculando los beneficios "posibles" en el futuro (y no los beneficios presentes) y teniendo en cuenta los resultados ulteriores del monopolio, el capital financiero manifiesta en general la tendencia a apoderarse de las mayores extensiones posibles de territorio, sea el que sea, se halle donde se halle, por cualquier medio, teniendo en cuenta las fuentes posibles de materias primas y ante el temor de quedarse atrs en la lucha rabiosa por las ltimas porciones del mundo todava no repartidas o por un nuevo reparto de las ya repartidas.

Los capitalistas ingleses se esfuerzan por todos los medios para desarrollar la produccin de algodn ensucolonia, Egipto (en 1904, de los 2,3 millones de hectreas de tierra cultivada en Egipto, 0,6, esto es, ms de la cuarta parte, estaba destinada ya al algodn); los rusos hacen lo mismo en la suya, el Turquestn, pues de este modo les es ms fcil vencer a sus competidores extranjeros, les es ms fcil monopolizar las fuentes de materias primas, crear un trust textil menos costoso y ms lucrativo, con produccin "combinada", con la concentracin en una sola mano detodaslas fases de la produccin y de la transformacin del algodn.

Los intereses de la exportacin del capital empujan del mismo modo a la conquista de colonias, pues en el mercado colonial es ms fcil (y a veces slo en l es posible) suprimir al competidor por medios monopolistas, garantizarse encargos, consolidar las "relaciones" existentes, etc.

La superestructura extraeconmica, que brota sobre la base del capital financiero, la poltica, la ideologa de ste, refuerzan la tendencia a las conquistas coloniales. "El capital financiero quiere, no la libertad, sino la dominacin", dice con razn Hilferding.Y un escritor burgus francs, como si desarrollara y completara las ideas de Cecil Rhodes, que hemos citado ms arriba, escribe que hay que aadir las causas de orden social a las causas econmicas de la poltica colonial contempornea:

"A consecuencia de la complejidad creciente de la vida y de las dificultades que pesan no slo sobre las masas obreras, sino tambin sobre las clases medias, en todos los pases de vieja civilizacin se estn acumulando 'la impaciencia, la irritacin, el odio, que ponen en peligro la tranquilidad pblica; hay que hallar una aplicacin a la energa sacada de un determinado cause de clase, encontrarle aplicacin fuera del pas, a fin de que no se produzca la explosin en el interior'".

Puesto que hablamos de la poltica colonial de la poca del imperialismo capitalista, es necesario hacer notar que el capital financiero y la poltica internacional correspondiente, la cual se reduce a la lucha de las grandes potencias por el reparto econmico y poltico del mundo, crean toda una serie de formas detransicinde dependencia estatal. Para esta poca son tpicos no slo los dos grupos fundamentales de pases: los que poseen colonias y los pases coloniales, sino tambin las formas variadas de pases dependientes polticamente independientes, desde un punto de vista formal, pero, en realidad, envueltos por las redes de la dependencia financiera y diplomtica. Una de estas formas, la semicolonia, la hemos indicado ya antes. Modelo de otra forma es, por ejemplo, la Argentina.

"La Amrica del Sur, y sobre todo la Argentina -- dice Schulze-Gaevernitz en su obra sobre el imperialismo britnico --, se halla en una situacin tal de dependencia financiera con respecto a Londres, que se la debe calificar de colonia comercial inglesa"**.

Segn Schilder, los capitales invertidos por Inglaterra en la Argentina, de acuerdo con los datos suministrados por el cnsul austro-hngaro en Buenos Aires, fueron, en 1909, de 8.750 millones de francos. No es difcil imaginarse qu fuerte lazo se establece entre el capital financiero -- y su fiel "amigo", la diplomacia -- de Inglaterra y la burguesa argentina, los crculos dirigentes de toda su vida econmica y poltica.

El ejemplo de Portugal nos muestra una forma un poco distinta de dependencia financiera y diplomtica bajo la independencia poltica. Portugal es un Estado independiente, soberano, pero en realidad, durante ms de doscientos aos, desde la poca de la guerra de sucesin de Espaa (1701-1714), se halla bajo el protectorado de Inglaterra. Inglaterra lo defendi y defendi las posesiones coloniales del mismo para reforzar su propia posicin en la lucha con sus adversarios: Espaa y Francia. Inglaterra obtuvo en compensacin ventajas comerciales, mejores condiciones para la exportacin de mercancas y, sobre todo, para la exportacin de capitales a Portugal y sus colonias, la posibilidad de utilizar los puertos y las islas de Portugal, sus cables, etc., etc.*. Este gnero de relaciones entre algunos grandes y pequeos Estados ha existido siempre, pero en la poca del imperialismo capitalista se convierte en sistema general, entran a formar parte del conjunto de relaciones que rigen el "reparto del mundo", pasan a ser eslabones en la cadena de las operaciones del capital financiero mundial.

Para terminar con la cuestin del reparto del mundo, debemos todava hacer notar lo siguiente: No slo la literatura norteamericana, despus de la guerra hispano-americana, y la inglesa, despus de la guerra anglo-boer, plantearon esta cuestin de un modo completamente abierto y definido, a fines del siglo XIX y a principios del XX; no slo la litera desarrollo del "imperialismo britnico", ha juzgado sistemticamente este hecho. Tambin la literatura burguesa de Francia ha planteado la cuestin de un modo suficientemente claro y vasto, en tanto que esto es concebible desde el punto de vista burgus. Remitmonos al historiador Driault, el cual, en su libro "Los problemas polticos y sociales de fines del siglo XIX", en el captulo sobre "las grandes potencias y el reparto del mundo", deca lo siguiente:

"En el transcurso de los ltimos aos, todos los territorios libres de la Tierra, a excepcin de China, han sido ocupados por las potencias de Europa y por los Estados Unidos. Debido a esto se han producido ya varios conflictos y ciertos desplazamientos de influencia que no son ms que precursores de explosiones mucho ms terribles en un futuro prximo. Pues hay que apresurarse: las naciones que no se han provisto corren el riesgo de no percibir nunca su porcin y de no tomar parte en la explotacin gigantesca de la Tierra, que ser uno de los hechos ms esenciales del prximo siglo [esto es, del siglo XX]. He aqu por qu toda Europa y Amrica, durante los ltimos tiempos, fueron presas de la fiebre de expansin colonial, del 'imperialismo', el cual constituye el rasgo caracterstico ms notable de fines del siglo XIX" Y el autor aade: "Con un reparto tal del mundo, con esa caza rabiosa de las riquezas y de los grandes mercados de la Tierra la importancia relativa de los imperios creados en este siglo XIX es completamente desproporcionada al puesto que ocupan en Europa las naciones que los han creado. Las potencias predominantes en Europa, que son los rbitros de su destino, no predominan igualmente en todo el mundo. Y debido a que el podero colonial, la esperanza de poseer riquezas todava ignoradas tendr, evidentemente, una repercusin en la importancia relativa de las potencias europeas, la cuestin colonial -- el 'imperialismo', si queris --, que ha transformado ya las condiciones polticas de Europa misma, las ir modificando cada vez ms".

VI.EL REPARTO DEL MUNDO ENTRE LASGRANDES POTENCIAS

"El rasgo caracterstico de este perodo -- concluye dicho autor -- es, por consiguiente, el reparto de frica y Polinesia".

Como ni en Asia ni en Amrica hay tierras desocupadas, es decir, que no pertenezcan a ningn Estado, hay que ampliar la conclusin de Supan y decir que el rasgo caracterstico del perodo que nos ocupa es el reparto definitivo de la Tierra, definitivo no en el sentido de que sea imposiblerepartirla de nuevo-- al contrario, nuevos repartos son posibles e inevitables --, sino en el de que la poltica colonial de los pases capitalistasha terminadoya la conquista de todas las tierras no ocupadas que haba en nuestro planeta. Por vez primera, el mundo se encuentra ya repartido, de modo que lo que en adelante puede efectuarse sonnicamentenuevos repartos, es decir, el paso de territorios de un "amo" a otro, y no el paso de un territorio sin amo a un "dueo".