Cuaderno del diario SUR
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Málaga bajo los Reinos
de Tiafa
En la crisis del Estado Omeya la legitimidad cali fal será mantenida por los hammudíes de Málaga, si bien en la práctica se encontrará con la división en el seno de la misma dinastía y la presión de las Taifas vecinas, que terminaron por englobar a Ronda en la de Sevilla, mientras que Málaga será conquistada por la de Granada. En este siglo de luchas se produce
laconformación de la Alcazaba de Málaga.
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expresión muluk al-tazvaif, que se suele traducir por “reyes de taifas”, significa literalmente “reyes de
banderías”, con el matiz peyorativo que el término “rey” tiene en árabe, aplicable generalmente a soberanos no islámicos, o bien a usur padores musulmanes. Es la forma con que los cronistas designan el fracciona miento político resultante de la destruc ción del Califato de Córdoba, que se prolongará durante casi todo el siglo XI. En realidad, la fórmula expresa el desprecio de los intelectuales musulmanes ante unas construcciones polí ticas que
consideraban des provistas de legalidad y responsables del debilita miento político y econó mico de alAndalus. Este debilitamiento fue ocasio nado por los enfrenta mientos entre los diversos régulos, por cuyas rivali dades no dudarán en aliar se con los monarcas cris tianos del otro lado de la frontera, o en pagarles cuantiosas sumas con objeto de comprar una paz que se utilizaba para guerrear contra el vecino.
Si bien dichos intelectuales tenían razón en acusar a los distintos príncipes de los desastres y pérdidas territoriales que sufrió el conjunto de alAndalus durante ese periodo, sin embargo no acer taron al acusarlos de ilegalidad y usurpación, lo, que, en todo caso, sólo se dio al final del proceso. Efectivamente la mayoría de estos régulos no ostentaron títulos sobe ranos, sino que adoptaron
o recibieron el de hayib (“visir” o “primer ministro”), que implicaba el de un califa legítimo, al que reconocían y en virtud del cual gobernaban.El problema se originó cuando en la crisis del Califato, tras la dictadura de los amiríes, surgieron diversos califas, apoyados por unos u otros grupos, y que los gobernantes locales reconocerán o dejarán de reconocer según sus intere ses, o bien propiciarán a un nuevo can didato con el fin de conseguir una inde pendencia práctica en su territorio. En la aplicación de esta última medida se lle gará hasta la superchería, y de ahí que aceptáramos la acusación de ilegalidad vertida por los cronistas para el final de la época.En consecuencia, puesto que los diversos gobernantes dependen legalmente de la existencia de un califa, no hay una solución de continuidad clara entre la época del Califato y la de los Rei nos de Taifas. (La fecha del 1031 que se suele dar en los manuales tan sólo signi fica la del fin del último califa de la fami lia Omeya que gobernó en Córdoba, pero, como se verá más adelante, ello no supu so la supresión de la dignidad califal). Sin embargo, históricamente podemos señalar hacia el 10141a fecha en que los distintos gobernantes locales comienzan a adquirir una autonomía frente al poder central, mediante la fórmula ya indicada de no reconocer al que poseía el título en ese momento, o sustentar a un aspiran te distinto al Califato.
En esa fecha fue cuando Sulayman alMustain distribuyó a los contingentes beréberes del ejército por territorios de la actual Andalucía. De éstos, el
(Foto pág. 217) Alcazaba de Málaga.
(Silueta pág. 217) Basa de mármol (Alcazaba de
Málaga).
Triple arquería (Alcazaba de Málaga).
Jarrita del siglo XI procedente de la Alcazaba (Foto: M. Acién Almansa).
En la crisis del Califsto, tras la dictadura de los amiríes,
sugieron diversos califas, apoyados por unos u otros
grupos y que los gobiernan-tes locales reconocerán o no
según sus intereses
Los Reinosde Taifas
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grupo más importante era el de los ziríes, que se establecieron en tierras de Granada y Jaén. Pertenecían a la confederación beréber de los Sinhaya; algunos miembros de este linaje habían ocupado puestos de poder en el Estado fatimí y, de hecho, unos parientes suyos gobernaban en la zona de Túnez como sucesores de los fatimíes.
Los otros grupos beréberes pertenecían al tronco de los Zanata, entre los que señalaremos a los birzalíes, asentados en Carmona; los Banu Jazrun, en la zona de Arcos, y los Banu lfran, en Ronda.
En el mismo año indicado Sulayman alMustain nombró a los hammudíes como gobernadores suyos, así como a otros linajes andalusíes; pero para esa fecha un buen número de altos dignatarios “eslavos”, contrarios a Sulayman, se habían ya labrado Taifas propias en el levante peninsular, desde Almería a Tortosa, y asi mismo, en otras zonas com i e n zan a deten tar el p o d e r l o c a l a n t i g u o s linajes andalusíes.
Hacia el año 1014 losgobernantes locales adquierenuna autonomía frente al podercentral, no reconociendo al queposeía el título o apoyando a unaspirante distinto al Califáto
Puerta de recinto de entrada a la Alcazaba de Málaga.
Mqabriyya de una liberta hammudí
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La dinastía hammudí
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Marmita de alfar de Bezmiliniana
os hammudíes eran descendientes de la dinastía Idrisí, que Había gobernado en buena parte del actual Marruecos, hasta
que fueron depuestos con motivo de las luchas entre omeyas y fatimíes por el control del Magreb. El fundador de la dinastía, Idris I, había llegado huyendo desde Oriente y consiguió formarse un reino en el siglo VIII, a semejanza de lo que hizo el Omeya Abd alRahman I en alAndalus. Le valió para ello el pertenecer a la familia del profeta Mahoma, y ese mismo ascedente lo utilizarán sus s u c e sores hammudíes. Varios
miembros de esta familia fueron llevados a Córdoba a raíz de su destitución, al igual que se había hecho con los rebeldes andalusíes, con objeto de controlarlos y evitar la influencia que seguían manteniendo, principalmente entre los Gumara del Rif.
Esa misma influencia la quiso aprovechar el califa alMustain, para lo cual confirió el control del Estrecho a los hermanos Alí y alQasim, nombrados gobernadores de Ceuta, el
primero, y de Tánger y Algeciras, el segundo. Sin embargo, ante el reconocimiento limitado que había alcanzado alMustain, Alí ibn Hammud hizo valer su ascendiente y se dispuso a conseguir el Califato.
Una información tardía nos dice que el califa Hisam II lo había proclamado heredero, a condición de que acabara con alMustain. La noticia probablemente sea fal
sa, pero muestra cómo, desde el punto de vista de los andalusíes, no existía ningún problema para que la dignidad califal recayera en un descendiente del profeta a través de los idrisíes.
Con esa finalidad Alí ibn Hammud desembarcó en Málaga el año 1016, suprimió a Amir ibn Fatuh, gobernador de la ciudad por alMustain, y con el apoyo de otros taifas, especialmente el Zirí de Granada y el eslavo Jayran de Almería, ese mismo año conquistó Córdoba. Allí, tras ejecutar a alMustain, acusado de haber hecho lo mismo con Hisam II, se proclamó sucesor de este último y adoptó el sobrenombre honorífico de alNasir, significativamente el mismo que había llevado el fundador del califato, Adb alRahman III.
Desde ese momento comienza el Califato hammudí. Este se mantendrá en Córdoba hasta el año 1023, en que el tercer califa de la dinastía, Yahya, se instale en Málaga a consecuencia de una nueva entronización omeya en Córdoba. Dos años después, el mismo Yahya consiguió conquistar Córdoba de nuevo, pero en esta ocasión dejó allí a un gobernador y se volvió a Málaga, en buena muestra de lo poco que significaba ya la antigua ciudad califal.
Hasta su final, en el 1057, fecha de la conquista de Málaga por los ziríes granadinos, los hammudíes ostentarán el título califal, con bastante reconocimiento por parte de otros taifas. Ese
reconocimiento, no obstante, se fue mermando a consecuencia de las rivalidades y luchas por el poder en el seno de la propia familia hammudí. Los cronistas nos han dejado un relato de esas rivalidades, en el que proliferan los asesina
Hasta su final, en el 19057,fecha de la conquista de
Málaga por los ziríesgranadinos, los hammudíes
ostenatarán el título califal, conbastante reconocimiento por
parte de otros taifas
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tos y envenenamientos de unos miembros de la familia por otros, en los que tienen también un papel destacado dos visires enfrentados, el eunuco alNaya y el beréber Ibn Baqanna.
Bajo esas luchas lo que se esconde en realidad son dos concepciones distintas del Califato y de su función en las diversas zonas geográficas. Por una parte están los que pretenden la continuidad del Califato de tipo cordobés, orientado fundamentalmente a conseguir el reconocimiento de los taifas andalusíes, como paso previo a su implantación efectiva en todo alAndalus. A esta línea obedecen monarcas como Yahya 1 o Idris II, en cuyas cortes respectivas tienen acogida notables intelectuales cordobeses y se elogia su mecenazgo artístico. Asimismo, obtiene el apoyo del sector mayoritario de la población malagueña, encabezada por la familia
de gadíes Banu 1Hasan.El sector opuesto, más realista,
consiera a alAndalus como irremediablemente perdido y sólo ve en éste el lugar de legitimación del Califato, por lo que desarrolla una vía belicista en defensa de los derechos de los hammudíes. Pero la utilidad de ese Califato es su implantación en el Magreb, donde la dinastía sigue teniendo influencia, y será el lugar de refugio del último califa de Málaga, Muhammad 11, tras la conquista de la ciudad por los ziríes. El principal impulsor de esta tendencia será el visir alNaya, que no dejó de controlar Ceuta, y contó con el apoyo del incipiente sector comercial de la ciudad, cuyo máximo representante fue el ministro y comerciante alSaytifi.
Vista parcial de Ronda.
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n tiempos de Abd alRahman alNasir llegaron a alAndalus los primeros elementos de esta tribu de los Zanata, pos
teriormente incrementados con nuevos contingentes, que sirvieron en el gran ejército de Almanzor. Durante la crisis del califato, tras una breve estancia en Jaén, se hicieron con la antigua kura de Takurunna hacia el año 10141015, y gobernarán hasta el año 10641065, en que es conquistada por el monarca sevillano alMutadid.
Las escasas noticias que se nos han conservado de ese medio siglo sugieren que fue una Taifa bastante tranquila, a diferencia de otros zanatas que continuaron como ejército del mejor postor, y que durante esa época se dio el desarrollo urbano de la ciudad de Ronda.
Partidarios del califa alMustain, como el resto del ejército beréber en un principio, a raíz de la proclamación de los califas hammudíes reconocerán a éstos, a los que mantendrán fidelidad durante la mayor parte de su existencia. Esa fidelidad comenzará a romperse con motivo de las desavenencias entre los propios hammudíes, uno de los
cuales, Idris 11, se refugiará en la Taifa rondeña a la espera de volver a tomar el poder en Málaga. Sin embargo, será la presión ejercida por los abbadíes de Sevilla la que al final prevalezca. Estos, para romper su dependencia de los califas, hammudíes, recurrieron a la superchería de un falso Hisam 11, del que afirmaban que seguía vivo y, en teoría, dependían. Con esa nueva legitimidad iniciaron un expansionismo a costa de las restantes Taifas de Andalucía occidental, a las que acabarán por englobar en su territorio, entre ellas la de los Banu Ifran.
Esto se desarrolló en diversas fases; comenzó el rey sevillano por comprar la alianza del rondeño Abu Nur Hilal en el 1051, para, a continuación, apresarlo en Sevilla tras una artera invitación, junto a otros jefes beréberes. Abu Nur consiguió volver a Ronda en el 10571058 para asesinar a su hijo Badis ibn Hilal, que lo había suplantado mientras tanto, y nombrar sucesor a su segundo hijo, Abu Nasr Futuh. Este se vio sometido, durante los ocho años de su gobierno, a la presión del sevillano alMutadid, que, por fin, propició la traición de unos oficiales y la anexión de la Taifa rondeña.
A partir de ese momento la zona de Takurunna estará gobernada por príncipes abbadíes hasta que se produzca la conquista de los almorávides. Es de recordar que fue en esa época de dominio sevillano cuando se instaló en la ciudad la familia de los Banu 1Hakim, procedente también de Sevilla y emparentada con los propios abbadíes y la antigua familia de los Banu Hayyay, los cuales permanecerán en Ronda hasta el final de alAndalus, donde conseguirán un protagonismo destacado.
Los Banu Ifran de Ronda
Vista exteior de la Alcazaba.
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a Taifa de los ziríes de Granada es una de las que poseemos mavor información, gracias, sobre todo, a un texto excep
cional, como son las memorias del último soberano de la dinastía, Abd Allah. El nombre de la dinastía, los ziríes, no designa, como en el resto de las Taifas beréberes, un grupo tribal, sino tan sólo el de un linaje de los Sinhaya. De ello se deriva una de las particularidades de su historia, puesto que esta Taifa se estructuró como una especie de federalismo tribal, en el cual los ziríes ostentaban el papel de “primus inter pares” entre los restantes príncipes sinhayas. Su historia se puede limitar a los intentos, y fracasos, del linaje zirí por superar esa situación y obtener una hegemonía real sobretodos los territorios ocupados por los sinhayas.
En esa dinámica tendrá una gran relevancia la conquista de Málaga, si bien no fue esa la causa principal. Esta se debió a la amenaza que suponía para los ziríes el expansionismo sevillano, uno de cuyos objetivos principales consistía en acabar con los califas hammudíes e integrar la Taifa de Málaga en su reino. Con ello desaparecería la sombra de ilegitimidad que los acompañaba y, a la vez, ampliaban sus territorios, ya que habían emprendido esa política expansionista como medio de contrarrestar la extorsión económica a que los habían sometido los castellanos.
Ante las pretensiones sevillanas, el monarca granadino Badis ibn Habus aprovechó una de las disensiones internas de los hammudíes para no reconocer al califa recién nombrado en Málaga y adelantarse a alMutadid de Sevilla con la conquista de Málaga en el 1057.
La conquista se consiguió por medio de las armas, pero también hubo que acudir al soborno del gadí Abu Abd Allah, de la familia Banu 1Hasan, que
predispuso a la ciudad. La forma en que se llevó la conquista quizás fue la responsable de una inmediata sublevación de los malagueños contra los nuevos amos; esa ocasión la aprovechó el Abbadí sevillano para enviar un ejército al mando de su hijo alMutamid, que consiguió tomar la ciudad, pero no la Alcazaba, con lo cual se permitió la llegada de un nuevo ejército granadino y la sujeción definitiva.
Desde ese momento los ziríes utilizaron Málaga como medio para consolidar su poder personal, por lo que evitaron la presencia en ella de otros personajes Sinhaya y la vincularon a su familia. De esta forma, Málaga será gobernada por clientes adictos, como el esclavo alNaya; por qadíes malagueños, como Ibn alHasan alNubahi, también de los Banu 1Hasan, o por príncipes de la propia dinastía, tal como Buluggin Sayf alDawla, presunto heredero de Badís, o el nieto de éste y último régulo de la ciudad, Tamim.
No obstante, el experimento malagueño no se pudo consolidar en todo el territorio, pues en la zona de Antequera y Archidona conseguirá establecerse el Sinhaya Kabbab ibn Tamit. Este, tras una fase previa de bandolerismo, pasó .a tener tratos con los abbadíes de Sevilla e incluso con el rey castellano Alfonso VI. Para acabar con él tendrán que unirse los régu los enemigos de Sevilla y Granada, pero el resultado de su actividad será la decadencia de la zona, que tardará bastante tiempo en recuperarse.
Pero el control de la propia Málaga tampoco fue suficiente para el fin previsto, puesto que, a la muerte de Badis ibn Habus en el 1073, sus suce
L Málaga bajolos ziríes
La conquista se consiguió por medio delas armas, pero tambiénhubo que acudir alsoborno del “qadí” AbuAbd Allah
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sores se repartieron el territorio con la configuración de sendos reinos: el de Granada, para Abd Allah, y el de Málaga, para su hermano Tamim. A continuación se producirá el enfrentamiento de los dos, y como consecuencia de ello la llamada, por parte de Tamim, a los almorávides, la nueva fuerza que acababa de conquistar el Magreb. Estos no acudirán en esa primera ocasión, pero sí un poco más tarde, tras la conquista de Toledo por los castellanos en el 1085,
cuando la mayoría de los taifas soliciten su auxilio. Pero con ello se inicia va otra historia.
Baño árabe de Granada (Foto: “Ideal”).
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urante la época de los taifas fue cuando Málaga se convirtió en una auténtica ciudad mediterránea, ámbito en el
que alcanzó una gran prosperidad. Ello se debió, fundamentalmente, al tráfico mercantil, alentado por el sector “africanista” de los hammudíes, pero también a la actividad industrial, en la que destaca la fabricación de unos tejidos listados
que se harán famosos en todo el mundo islámico.
Una prueba de esa prosperidad la tenemos en la construcción de la que será, por varios siglos, gran mezquita de Málaga, elogiada por muchos viajeros, que ahora se ubica en el centro de la ciudad, mientras que la antigua de la Alcazaba queda relegada a mezquita del recinto militar. De ella
se nos han conservado tan sólo unos mínimos restos, pero no así de la Alcazaba, que adopta en este momento lo principal de la estructura que nos ha llegado.
Efectivamente, aunque la fisonomía actual responde, de manera general, a las restauraciones modernas, a partir de las reformas que se hicieron en época nazarí, los restos del siglo XI son fácilmente detectables. Por el contrario, no hay seguridad en identificar las obras
de una y otra dinastía, pues si bien es verdad que el zirí Badis invirtió considerables sumas en su fortificación, también lo es que, con anterioridad a esas construcciones, pudo resistir el cerco a que la sometió el príncipe sevillano alMutamid.
Independientemente de ello, sabemos que al siglo XI corresponde su articulación en tres recintos: de acceso, militar y palaciego. Este último también mantiene su estructura general, con una parte áulica y otra de servicios. De la zona de servicios se pudo excavar un barrio de viviendas, con un baño anejo, mientras que de la puramente palaciega quedaban in situ una serie de elementos, entre los cuales se advierten discontinuidades constructivas que permiten adjudicarlos a cada una de las dinastías. Así, el carácter califal de la hammudí se distingue por la intencionalidad de imitar a Madinat alZahra, con el impresionante arco de lo que después se llamará Torre del Homenaje y los aposentos a los que se accedía por la triple arquería, de los que se conservan zócalos de mármol y maderas epigrafiadas. Por su parte, a la etapa zirí se le puede asignar el famoso pabellón de arcos lobulados, que corresponde a lo más evolucionado de la zona palatina.
La Alcazaba de Málaga
Torre del Homenaje de la Alcazaba de Málaga.
Barrio de casas en la Alcazaba.
Distintas fases de la construcción de la Torre delHomenaje de la Alcazaba(Dibujo: José Luis Molina).
Tablero de alicer procedente de la Mezquita deMálaga
Aunque la fisonomía actualresponde a las restauraciones
modernas, a partir de lasreformas que se hicieron enépoca nazarí, los restos delsiglo XI de la Alcazaba son
fácilmente detectables
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CONQUISTA DE RONDA POR LOSABBADIES DE SEVILLA
(Abu Nasr) reinó muchos años, durante los cuales sus súbditos gozaron de bienestar, hasta que se rebeló contra él un hombre llamado Ibn Yaqub, vigilante nocturno del castillo, célebre por su coraje y su valor. AlMutadid le pidió en secreto asesinar a Abu Nasr, prometiéndole una recompensa. Así lo hizo: se dirigió al frente de sus seguidores contra Abu Nasr, que se encontraba en una de las dependencias altas del castillo. Cuando éste oyó los gritos de Ibn Yaqub invocando a Ibn Abbad, se arrojó desde dicha dependencia... a tal altura que sólo un mulo robusto podía soportar. Abu Nasr cayó encima de una dura roca sobre la que se destrozó y murió. Ninguna persona de la ciudad levantó una mano en favor de Ibn Yaqub, sino que cerraron todas sus puertas, pues sólo les interesaba vivir en paz. Este hecho ocurrió en el año 457(106465).
(Crónica anónima de los reyes de Taifas)
SUJECION DE MALAGA POR BADIS IBN HABUS
Málaga fue consecuencia de la entrada en ella de Ibn Abbad (alMutamid). No logró éste, sin embargo, dominar la resistencia de la alcazaba, defendida como estaba por intrépidos magribíes, mandados en aquella sazón por Majluf ibn Mallul, jeque importante de toda la confianza de alMuzaffar (Badis). Estos soldados aguardaban la llegada de las fuerzas de su príncipe, llenos de constancia, confiados en el número de los que sobrevivían y por repugnancia de manchar con la capitulación el honor de los defensores de la alcazaba. Los ejércitos granadinos llegaron, en efecto, y, al salir a su encuentro la guarnición de Ibn Abbad, la derrotaron y entraron por fuerza en la ciudad.
(Abd Allah, Memorias)
ORIENTACION BIBLIOGRAFICA
• Seco de Lucena, L., “Los Hammudíes, señores de Málaga y Algeciras “. Ed. Excmo. Ayuntamiento de Málaga. Málaga, 1955.• Viguera Molins, M. J., “Los reinos de taifas y las invasiones magrebíes (Al-Andalus del XI al XIII) “. Ed. Mapfre. Madrid, 1992.• Guichard, P., “El apogeo del islam andalusí (siglo X-comienzos del siglo XIII) “, en B. Bennassar, Historia de los españoles. Tomo I. Siglos VIII-XVII. Ed. Crítica. Barcelona, 1989.