CORRAL, GABRIEL DEL - La Cintia de Aranjuez

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"La Cintia de Aranjuez" (1624)

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GABRIEL DEL CORRAL

La Cintia de Aranjuez(1629) Ed. de Joaqun de. Entrambasaguas CSIC,Madrid, 1945

Prlogo...................................................................................................................................3 Libro Primero.........................................................................................................................6 Libro Segundo......................................................................................................................43 Vexamen...............................................................................................................................63 Libro Tercero.......................................................................................................................78 Libro Quarto.......................................................................................................................106

PRLOGOAL SEOR DON IORGE DE TOUAR VALDERAMA, Y LOAYSA. Ivan Bautista Annulo confiessa que le di motiuo para escriuir vn libro que intitul de Picta Poesi, hallar vnas laminas ociosas en la oficina de vn impressor a que aplic vnos emblemas de no pequeo gusto y erudicin; assi yo imitando esta ingenuidad, confessar a v. m. que todos los versos que contiene este volumen estauan escritos antes del intento; y para hazerlos tolerables, los engarz en estas prosas y acompae con estos discursos, no me atreuiendo a publicar rimas desnudas, donde tienen conocido peligro los ingenios mas sazonados. Si alguno reparara en la falta de vnion, aunque he procurado que sea menester intencion para echarla, menos disculparme esta confession, y aun los menos malignos hallaran que agradecer. Lo que mas riesgo tiene, es dar a luz libro de entretenimiento, aunque honesto y exemplar quando de la opinion de mis estudios se esperauan mas importantes materias: mas v. m. sabe que justos respetos ocultan otro de mayor asunto que tuue cerca de la estampa, y atento a quien me pudo mandar hizo lo que segun Marcial raros hazen. Aurum, & opes, & rura, frequens donabit amicus Qui velit ingenio cedere, rarus erit Presto desquitar este ocio con mas luzidas fatigas; entretanto no odo aplauso, sino paciencia, no hablo con los Patricios de la cultura, sino con el vulgo con quien Marcial se entiende tal vez diziendo, Vobis pagina nostra dedicatur. Y el nuestro Cordoues. Popular aplauso quiero, Perdonenme los Tribunos. Tengo por muy aspera aquella sentencia de Epicuro, aunque la venero, que mal quisto con el pueblo a quien por la mayor parte se escriue. Quanto se publica dize, Numquam volui popule placere, nam quae ego scio mon probat populus, quae probat populus ego nescio. Yo a lo menos aora deseo agradar al pueblo, y que se agrade de lo que escriuo que los Puritanos de la erudicin bastan que me lean las fiestas, sin ocuparles todo el ingenio. Y si como dize Seneca, Pendemus toti ex alienis iudicijs. Quantos mas votos sobornaren mis burlas, mas negociado tendr el aplauso, a que todos, por mas que lo disimulan aspiran; no afirmo que esta sea la senda de la inmortalidad, mas tengo experiencia que es dulcissimo alago de la vida. Y quando me faltara la aprouacion popular que la de los que se llaman prouectos no la espero; en la de V. merced, que tantos fauores me assegura, lo hallar todo, y quedar mas premiado. Assi lo dixo por mi Epicuro, Haec ego non multis sed tibi, satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. Y Democrito en muy vezino sentido. Vnus mihi pro populo est, populus pro vno: Porque en vn gran pueblo no hallare yo tan excelentes partes, como juntas resplandecen en vuessa merced, de quien hablo con mas temor de su modestia, que del excesso en alabarlas, pues todos reconocen su entendimiento en su cortesa, su valor en su templana, la erudicion en sus escritos, lo afable en sus amigos, la generosidad en sus obligados; siendo oy perdida vniuersal de todos ver ocioso su talento criado en la dotrina del seor Iorge de Touar Valderrama su padre (sin lisonja, ni injuria mayor ministro de nuestros siglos) de quien hered V. merced no solo tan ilustres obligaciones de su nombre, sino el merito de sus trabajos, casi

como vinculados en la capacidad del sujeto que en V. merced admiramos, a quien lustrosamente esmaltan las prudentes experiencias que consiguio el cuidado en los mayores puestos que ocup siruiendo aquel exemplar y venerable (no solo padre a sus hijos, pero vniuersal de los afligidos) cuyos passos seguira vuessa merced gloriosamente, quando con mejor fortuna prosiga sus dignas ocupaciones. Finalmente alabe a vuessa merced el mayor Poeta de nuestros tiempos, con quien gloriosas las Musas ponen entre sus blasones la tiara, vnico honor de los ya desvalidos estudios, que haze felizes los numeros tan perseguidos de la venenosa ojeriza de la embidia. Nuestro santissimo Padre VRBANO VIII. Nam melle pascit recreatqu Ingenii tua vena mentes. Con que no se puede aadir alabana sin ofensa de ambos. Aora me falta disculpar con algunos, y satisfazer a algunos, y satisfazer a muchos auer dado tan alto nombre a tan humilde libro, a quienes parecer osadia asiendo sido rezelo: porque quando le di tan grande amparo, bien conoc lo que peligrara, si fuera menor la defensa, con que parece que est disculpada la direccion: y mas si Marcial hablasse por mi, dedicando, aunque a menor Regulo vn libro en estos dos disticos. Cum tibi sit Sophiae par fama, & cura deorum, Ingenio pietas, nec minor ipsa tuo. Ignorat meritis dare munera, qui tibi libris, Es qui miratur Regule thura dari. Dedicar vn libro, es reconocer deidad a vn Principe, como lo fuera ofrecerle incienso, porque le atribuyen el poder que a vn Dios, a quien solo es dado enmudecer malignas vozes, que hasta en acciones tan pequeas arrugan el ceo, y arman de veneno el aliento. Siendo assi que yo en mi misma humildad presumo seguridad, si es cierto que Alta petit liuor. Y quando se atreua la malicia, laurel tengo en que acogerme: Laurel amigo del sol el gran Velasco, a quien con supuesto nombre de Virginio parece que dixo nuestro santissimo Padre, Decus eruditorum, Amor Castalidum, rubar Quiritum Y en otra parte. Fallor an Cyrrhae comitata coetu, Palladis ductu, tibi se videndam Exhibet virtus Quien vio juuentud tan cana, donde anticipado el consejo, la prudencia espera a los aos, culpando de perezoso al tiempo. A otro merito escriui estos versos, que aqu vienen, como si en vaticinio se huuieran escrito. Sentiriqu ingens; nam menten non capit aetas Sed micat angustis animus, robustior annis. Con este amparo pues osar a que vuessa merced publique mi Cintia, que si como pienso, la pluma se halla en mi ocio: desquitar estas humildades con asuntos mas iguales a mi profession y estudios; que como desde que naci, escriuo lo proseguir hasta que en esta milicia. Canitiem galenpraenam. Pues aora en este camino que hago a Roma sin libros, ni preuencion escriuo estos borrones, no para su estimacion, sino para dar a entender mi afecto, assi a la pluma, como a la atencion de las obligaciones en que V. merced me ha puesto, a quien Dios guarde, y aumente, como merece, y yo deseo.

Zaragoa, y Agosto 15. de 1628. Capellan de V. merced DON GABRIEL DE CORRAL.

LIBRO PRIMEROPastores con luzidos pellicos representauan a hermoso auditorio de zagalas acompaadas de garones bizarros, esta egloga; a que dio principio la musica de quatro vozes con instrumentos sonoros. Dulce remora del viento, Coro entero en vna voz, Que fue mordaza inuisible De arroyo murmurador. Iman del risco, y del eco, Impossible imitacion, Y de un aliso pomposo Alada y parlera flor. Auecilla en fin quexosa De amor, si bien desmintio A las quexas el concento, y la musica al dolor. Calla tu cuidado, No le digas no, Que diran, si le cantas, Que, te falta amor. Como blasonas martirios, Si en los indicios del Sol Madrugan tus sentimientos A templarse con tu voz? Qual amante sus querellas Tan suaues disfrazo, Si el merito del amar Se pierde en la explicacion? Merezcate amor silencio, Imitemonos los dos, Aprende a morir callando, Agradecido al rigor. Calla tu cuidado, etc. Mas si ardor mas poderoso Sobra a la estrecha prision De tu pecho, aunque bien sabe, Rendirse a carcel menor: No te declares alegre, Que quien de veras am, Las lagrimas, los suspiros, O quan retoricos son. No se dignan de la lengua Cuidados tan nobles no. Que por los ojos se manda Este generoso ardor. Calla tu cuidado, etc.

Al pie de vn alamo, Principe de otros pocos menores, que en cerco hazian el sitio sombro, y le dauan natural obediencia, estaua vn pastor manteniendo la mexilla con la mano, indiferente a los ojos, si le ocupaua el sueo, o la melancolia; a quien otro dezia desta suerte. CORIDON Donde, Salicio, escondes tu alegria? O que nacion te la rob, que escusas A la amistad la lengua, el rostro al dia? Las ideas parece que confusas Pelean con tu claro entendimiento, Alcaar hasta ahora de las Musas. Vista firme, y intil mouimiento; Voz que solo suspiros articla, Y sin ellos ignora humano acento. No solo tu tristeza dissimla, Mas la ofrece tan publica, que entiendo, Que aun el dolor con su rigor te adla. Pues te huyes del valle, preuirtiendo Deste desierto el cebo a tu tristeza, Donde aun el viento pisa sin estruendo. Si al lobo da temor tu fortaleza. Y el leon te rezela, si en diez Lunas De tu rebao no falt cabeza: Si al auaro logrero no importunas, Para sulcar tres leguas; y si el cielo Tan a su cuenta pone tus fortunas: Si el subito rigor del torpe yelo La locura a tus arboles perdona, Quando en hierto temblor eriza el suelo: Si la piadosa luz del Sol sazona Tus miesses enrubiando las espigas, De que primero Ceres se corona: Y si a la suerte (con pensarlo) obligas, Que obediente execute tu deseo, Sin esperar jamas a tus fatigas: Si la gala acreditas en tu aseo, Y si Fileno embidia tu pellico, Siluio tu ingenio, y tu valor Danteo, Si en tan igual amor te comunico, Como no me respondes? que accidente Te turba, siendo noble, moo y rico? Quien te aparta, Salicio, de la gente? Quien te obliga a tan sordas soledades, Y te tiene de valde tan doliente? Salicio, Pues que no te persuades A tanto afecto, y en injuria mia, Diuides dos tan firmes voluntades: Quexareme de ti: mas que seria (Con mi sospecha el rostro se concierta)

Que fuesse sueo, y no melancolia? Venciole acaso la quietud desierta Deste bosque, Salicio, assi consientes Oluidos? como amor no te despierta? SALICIO A mis cuidados, Coridon, no afrentes, Ni vasallos del sueo los Presumas, Que aun no admiten descansos aparentes. Amor los viste vigilantes plumas, Y velan igualmente con las aues, Del ramo flores, y del viento espumas, No permitidas penas tan suaues Al imperio de calma tan ociosa Diuierten dulces, y desvelan graues. Coridon, quien bien ama, mal reposa, No del sueo, vencida del cuidado, Extasi al alma ocupa generosa. Facil de la memoria arrebatado, El espiritu al cuerpo desampara, En objeto glorioso mejorado. Qual vista combatida de luz clara, Del sueo admite las lisonjas feas, Que a temporal oluido la entregara? Di que no amasa Argos quando veas, Que al halago fatal se rindi luego, De las que el dios compuso hojas Leteas. Quando mi libertad a arbitrio entrego De escrupulosas ansias, imaginas Que otro tendre que el vltimo sossiego Si mejor sus efetos examinas, Muerte creeras a amor, que de otra mano Nunca admitio impressiones peregrinas No mezcles lo diuino con lo humano, Quien muere amando, y a exceder seguro Al vil temor de desigual tirano; Como al soldado escusa sobre el muro La vil fatiga de la accion cobarde De voluble metal el golpe duro: Assi sin que mi amor al sueo aguarde, Me da Primero generosa muerte, Que aun la breue del sueo llega tarde: Si de mi necessitas, que igual suerte Licenciosa rindio nuestro aluedro, Que viua has de dezir, no que despierte. Y los dos a la selua, al monte, al rio, A las fieras, las aues y montaas. Daremos atencion, piedad y brio: En dolor, y en aliuio me acompaas; Afina tu ampoa, y entretanto

De mis albogues ligar las caas. A Filida y Clarinda aplauda quanto Cairela el Sol con oro, y oficiosa Naturaleza viste verde manto. CORIDON Filida, tu que doras venturosa Nuestra edad, de ti sola competida, Que aun excedes los limites de hermosa. SALICIO Clarinda del amor obedecida Quando por singular, no por ingrata, Tu pecho estraa general herida. CORIDON El paramo escarchado que recata De amor el fuego, playa indiferente, Le llama amor entre cristal y plata. SALICIO Los indicios, adorno de tu oriente, Los dulces rayos digo abrasadores, Que fraguas en la nieue de tu frente. CORIDON Ingeniosa de negros resplandores Hazes balla a palenque de jazmines, Donde lidian deseos y temores. SALICIO Como flores repite en los jardines Solicito cristal assi el cabello Pretende que en la frente le examines. CORIDON Deciende ensortijado al blanco cuello Ebano docil, quando el Sol pudiera Con luz escura parecer tan bello. SALICIO Si las delicias el amor supiera, De tus ojos, de Chipre se oluidara, De su inmortal y alegre primauera. CORIDON Glorioso si el murice imitara El nacar de los labios y mexillas. La purpura del iris despreciara. SALICIO

Est admirando nueuas marauillas, Acechando la grana por cristales, Sin que a numero pueda reduzillas. CORIDON Ablanda risa minas Orientales Responden; cuyos granos por hazaa De amor entre si solo son iguales. SALICIO Tirio es raudal que breue cerco baa, De faciles rubies, o tu boca Rosa que la aue mas sagaz engaa. CORIDON Trozo de elada transparente roca De tanto cielo Atlante es la garganta, Donde se yela cuanto incendio SALICIO Cendal decente, si de gloria tanta Zelosa embidia impide al pensamiento, Modera el gusto. Aun no dio lugar de acabar el verso la apresurada venida de Perecindo, pastor mas graciosa, que rusticamente vestido. Las vozes que embi adelante enmudecieron a los que recitauan, y alborotaron a los que oian. Lleg al fin embarazado de vn coxin y portamanteo de terciopelo con hierros dorados; y arrojandole sobre el verde teatro, dixo assi. Cesse ahora la representacion, que ay grandes cosas. Yo me estaua mirando al agua con ojeriza de que fuesse enemigo tan foroso quando Dios y norabuena oigo ruido a mis espaldas: bueluo la cabea, y veo vn rozin, pared en medio de cauallo, que traa casi colgados estos adereos: quise cogerle, mas al llegar me assent, no se como se llaman las cozes pastoril cultura; dos destas en fin como para mi. Con la fuera acabaron de desasirse estos ajuares, y el rozin mas que de passo se fue por essos prados adelante, bien quisiera desvalijar esta manga; mas pareciome poca fidelidad, y traigolo a vuestro registro con condicion que se me de la parte que me toca, como a fiel y legal hallador. A todos toc, tanta curiosidad como codicia a Perecindo y de comun voto Cintia, que era Monarca de aquella soledad, tanto por el absoluto imperio de su hermosura, como por mantener aquel festiuo concurso de curiosos pastores de su misma hazienda, mando que abriessen vn pequeo candado: sacaron ropa curiosa delgada, y que en el olor daua indicios de hidalgo dueo: algunas joyas y dineros, a que se acotaua con todas veras Perecindo; y entre algunas curiosidades vn legajo de papeles, que ataua vn liston. Y si ellos dauan a conocer a quien los auia perdido, sacaron vno, luego en lo desigual de los renglones conocieron que eran versos; y entregandolos a vn pastor, ley estos epigramas. EPIGRAMA PRIMERO A CINTIA Cintia, mas actiuidad En el fuego se presume, Quando en dos horas consume Voraz una gran ciudad,

Que quando durar permite Vna casa en lento ardor Dos aos: fuego es amor, La breuedad le acredite. Auer encontrado primero con el nombre de Cintia, y casi tocado en su condicion y parecer, assimismo el epigrama agudo, y muy obediente a la ley que deuen guardar, oblig a todos a proseguir el papel; y assi dezia: EPIGRAMA 2.A LA PLUMA

Renombre mas generoso Da la pluma sobre azero, Que si no escriuiera Homero, No fuera Vlisses famoso. Menos el valor presuma, Si a eternidades anhela: Porque si la fama buela. Quien la alcanar sin pluma? EPIGRAMA 3. A ALCINO Ya Alcino que te acompaes Con muger en lao santo, No quieras que sepa tanto, Que te engae, y no la engaes. Con la hermosura podras Viuir, Alcino, dichoso: Que al gusto lo mas hermoso Es lo que le sabe mas. EPIGRAMA 4. A DELIO De hombre el mayor coraon, Delio, es tan corto manjar, Que a la hambre no puede dar De vn buitre satisfacion. Mas quanto le considero Pequeo (cosa admirable) Tanto es voraz y insaciable, Que no le harta vn mundo entero. EPIGRAMA 5. A FILON Prodigo de mal ganados Bienes, sin deuer amor Vn deleite, que furor Te esta Por diez mil ducados. Con este excesso, Filon, Ocasion tu largueza

De vna muger la riqueza, De muchas la perdicion. EPIGRAMA 6. A DECIO Decio que todo lo alcana, Por nuestra mayor fatiga Iuzg a la sed enemiga Del juizio, y de la templana: Que despues de su inquietud Peligros notorios son El vino de la razon, Y la agua de la salud. EPIGRAMA 7. A PERSEO Llamaste infeliz, Perseo, Porque Arsinda te dex, Y con otro se cas, Mal logrando su deseo: Para, juzgarte dichoso Contempla el pobre marido, Si impaciente, aborrecido; Si sufrido, peligroso. EPIGRAMA 8. DE FAETN En fauor de su opinion Magnanimo, y generoso De su padre el carro hermoso Tom a su cargo Faeton. Enmudecio el alto intento A los que del murmuraron; Las lagrimas deslustraron A tan noble atreuimiento. EPIGRAMA 9. A PINELO Llego Pinelo a entender, [fol Que la pluma con que hurtaste, Tanta hazienda, la sacaste De vn alon de Luzifer. Mas aunque amigo te aduierto, No te espero escarmentado, Que tu robas en poblado, Y yo predico en desierto. EPIGRAMA 10. DE LIUIO

Con los ojos tiende el suelo, Liuio, entre dientes murmura, Y dize que se las iura, Si alguna vez mira al cielo. De su ceo desleal Pienso que nacio el desden, Sin duda en ageno bien Consiste su mayor mal. EPIGRAMA 11. A SILUIO Dudas, Siluio, de que acierte La ley que el gentil admite, Quando al marido permite Dar a la adultera muerte: Antes con gran sutileza Disculpa al furor preuino, Que esse agrauio es como el vino, Que se sube a la cabea. EPIGRAMA 12 A CELSO Celso, aquel Rey es perfeto, Que a negocios diligente Da el tiempo, y al confidente Priuado de su secreto; Que al digno da su fauor, Su atencion a la verdad, Al cielo su voluntad, Y a los vassallos su amor. EPIGRAMA 13. DE DEDALO Dedalo, en nueuo exercicio De bolar no alicionaua Al hijo a quien moderaua Poco tan piadoso oficio. Y dexando de bolar, Icaro dixo al caer: Padre, mas he menester Que me ensees a nadar. EPIGRAMA 14. A FANIO CALUO Mal tus visitas recibo, Fanio, porque en mi conceto Huir de ti de discreto, Es un acto positiuo. Aun tus cabellos pidieron

Licencia a naturaleza Para huir de tu cabea; Que buen gusto que tuuieron. EPIGRAMA 15. A FILIS Filis, cautelosa has dado En despreciarme, ya veo, Que como bestia el deseo Es diligente picado. Mas teme tambien tu dao; Y de picarle imagina; Que quando veloz camina Mas se acerca al desengao. EPIGRAMA 16. A FABIO Persuadete amor, o Fabio, Que son falsos tus antojos, Hasta que ceues los ojos En la presa de tu agrauio. Malgastas tu vigilancia: Que llegar a tal estado, O es dicha en el agrauiado, O en el aue agrauia ignorancia. EPIGRAMA 17.A UN ESCULTOR

Form en bronze tu destreza Vn cauallo tan lozano, Que le permitio a tu mano Sabia la naturaleza. Fogoso espiritu anhela, Y a la ley del freno atento, Solo aguarda el mouimiento Al auiso de la espuela. EPIGRAMA 18. A EUANDRO Aprende, Euandro a morir, Llegaras a viuir bien; Y para morir tambien Aprende, Euandro, a viuir. EPIGRAMA 19. A ROSELO Aunque nos diferenci Tan en mi favor el cielo, Dizes, que tienes, Roselo,

Igual credito que yo. Lo cierto en parte asseguras, Que nadie nos cree despues Que yo te alabo cortes, Y tu necio me murmuras. EPIGRAMA 20. A CLETO En el ingenio eminente Notorio riesgo sealo, Pues te auerguena lo malo Menos que lo indiferente. El cielo melibre, Cleto, (Que aunque estremo, no es distante, De Pensar como ignorante, Y de errar como discreto. EPIGRAMA 21. A LAUSO No ay pariente a quien no heredes, Del mundo eres venerado, Lauso, y quanto quieres puedes Mas temo, que de enojado Te haze Dios tantas mercedes. EPIGRAMA 22. A FELIS Felis, de tanto tropel De escritores, sin prouecho, Me fastidio, que sospecho Que encarecen el papel. Precipitanse a pie quedo Estos Icaros; y en suma De la tierra con la pluma No se leuantan vn dedo. EPIGRAMA 23.DE LAS PALABRAS

Las palabras (cosa es clara) No tocan al que es discreto, Que en el bien templado peto Del desprecio las repara. Nada al sabio le prouoca, Que como de los sentidos Es seor de los oidos, Y el necio no de su boca. EPIGRAMA 24.DEL REYNAR

Si los hombres alcanaran De reynar la ley seuera, Quan pocos reyes huuiera, Y quantos cetros sobraran. Que en el Rey (si ajusta fiel El gouierno, y la razon) Tiene mas juridicion El Reyno, que el Rey en el. EPIGRAMA 25. A CLORI Armandote cada da Contra mi, Clori, hazer quieres Flechas de los alfileres De la vista artillera. Tu espejo con preuencion Me auisa de tal fortuna; Que al juntarse Sol y Luna, Anuncios de guerra son. EPIGRAMA 26. A FEBO Febo, tu que al viento igualas, Sigues a Daphne inferior? O como es torpe tu amor, Pues le faltaron las alas. Siguiendo vn desden cruel, Sin vencerle has alcanado Mas honor; que mal logrado Fenece el vicio en laurel. EPIGRAMA 27. A LICINO Bato dixo vna malicia, Que siendo en edad, y en trage Hombre, ests en pupilage En poder de tu auaricia Licino, en peligro igual Que riqueza ay estimable? No la goza el miserable, Y pierdela el liberal. EPIGRAMA 28.A UN AMIGO DESTERRADO

Destierrate de tu hermosa Patria alguna vil cautela? Porque la virtud desvela A la enbidia perezosa. No llores, ni se te acuerde

De estimara; que en perdella, Nada pierdes: antes ella Te llore, pues que te pierde. EPIGRAMA 29. A ARSENIO De ti suele murmurar Clenardo, aquel detractor, Que eres enxuto hablador, Pues no escupes por hablar. Alas aunque el naipe no dexes, Dizes siempre, y nunca paras, Yo se, Arsenio, que callras Si tuuieras mis orejas. EPIGRAMA 30. A CAMILA Tanto rigor y crueldad, Mal te aconseja, si piensas, Que con injurias y ofensas Asseguras mi amistad. Con tu traicin y desden, Camila, conseguiras, Que yo venga a amarte mas, Y te quiera menos bien. EPIGRAMA 31. DE BALBO Y CELSO Balbo rico, y con salud No ay cosa que no le sobre; Celso est enfermo, y tan pobre, Que da a entender su virtud Loca condicion injusta De fortuna inmoderada, Que con muchos es sobrada, Y con ninguno se ajusta. EPIGRAMA 32. A NISE Nise, en tan escura calma Se deslustra tu belleza, O muere; que la tristeza Es calabozo del alma. Da treguas al sentimiento, Y daras embidia al Sol: Que el mas hermoso arrebol Para el rostro es el contento.

A

EPIGRAMA 33. CLENARDO MAESTRO

Guiada a mayor nobleza Tu dotrina mejor La que mi padre me di, Tan ruda naturaleza. Tu, Clenardo, eres de quien El mayor lustre recibo, Que si por mi padre viuo, Solo por ti viuo bien. EPIGRAMA 34. A POLIDORO Aunque el rostro hermoso sea, Polidoro, te persuades, Que del alma las fealdades Lo lindo del cuerpo afea, Beldad del cuerpo es ociosa, Solo en el alma ay verdad: Que no emienda la fealdad Del huesped la casa hermosa. EPIGRAMA 35. A FABRICIO Fabricio, bien es verdad, Que si es la pobreza nota De vida, y vestido, agota La fuente de la piedad. Mas templese tu aspereza, Que nada se desperdicia, No atendiendo a la malicia, Sino a la naturaleza. EPIGRAMA 36. A LELIO Oye, Lelio, conociendo, Que quien no puede mostrando Su ingenio ensear hablando Es razon que aprenda oyendo: Que el cielo te quiso dar, Si lo sabes aduertir, Dos orejas para oir, Y vna boca para hablar. EPIGRAMA 37. A LUCIO El mas rico, si est triste, Lucio, padece pobreza, Supuesto que la riqueza

Solo en el gusto consiste. No ay, mas seguro plazer, Ni mejor pagada renta, Que la pobreza contenta; Mas ya lo dexa de ser. EPIGRAMA 38. A SEUERO Siempre te miro, Seuero, Atento al cuidado ocioso De adquirir: para que ansioso Cautiuas tanto dinero? 15v.] Que vtilidad, que valor Tiene, quando llanamente Con el gusto es solamente El dinero intercessor? EPIGRAMA 39. A LICIO Licio, templa tus desvelos, Si puedes, quedando honrado, Supuesto que te ha picado La vibora de los zelos. No guardes a tu muger, Aunque estes mal satisfecho: Porque si es buena, es mal hecho; Si mala, no puede ser. EPIGRAMA 40. A FINARDO Finardo, a piedad mouio Al mismo rico auariento, Su importunar es tormento, En que ninguno neg. Pudierale castigar Por ladron qualquier juez: Que pedir mas de vna vez, No es pedir, sino robar. EPIGRAMA 41. DE SELIO La Soberuia condicion Que al propio conocimienio Engaa, es sueo violento, Y pausa de la razon. Selio enfermo deste mal, Vano desprecia al menor, Tiene embidia del mayor, y no se ajusta a su igual.

EPIGRAMA 42. A CASIO No tiene, Casio, razon, Tu sentimiento aduirtiendo, Que dio tu madre muriendo Muestras de su saluacion. Ningun mal da gloria igual, Y mejorando la suerte, Viene a dar gloria la muerte: Luego la muerte no es mal. EPIGRAMA 43. A MARCO Porque esta noche trauieso Destroz en tu quadra vn gato De tu Leonida el retrato, Temes, Marco, un mal sucesso? Dexa essas vanas quimeras, Si la suerte se trocara, Y el retrato destrozara Al gato, temer pudieras. EPIGRAMA 44. A TAURO Tauro, arrogante no cuentes Tus riquezas, que las pones A peligro de ladrones, De amigos y de parientes. Poco de culpa discrepa Si el silencio la assegura: Ser rico, solo es ventura, Con que ninguno lo sepa. EPIGRAMA 45. A IULIO De todo gusto te prisas, Iulio, atendiendo a tu tienda, Solo por juntar hazienda, Con que descansado viuas. Has dado en notable error, Si descanso has procurado; Pues que con tanto cuidado Grangeas otro mayor. EPIGRAMA 46. DE TAURO A Leriano vn Letrado Nueuo Tauro examinaua, Que como testigo estaua

En vn pleito presentado, Respondio muy satisfecho, No se nada; y Tauro al Punto Le replic: no os pregunto Cosa que toque al Derecho. EPIGRAMA 47. A ZOILO Con grande solicitud, Zoilo, la vida acaricias Con regalos y delicias Lisongeas la salud. Tu cuidado se concluya Que lo que has de viuir y, Por cuenta del cielo est Y viuir bien por la tuya. EPIGRAMA 48. A GERSON En las balanas pusiste De tu necia estimacion Riqueza y virtud, Gerson; Y el mayor peso escogiste. Veloz al cielo subi La virtud, y la riqueza, Conforme con tu baxeza Pesada al suelo bax. EPIGRAMA 49. A CELIO Celebraste tu ventura, Celio, viendote heredado, Galan discreto, y casado, Con dinero y hermosura. Mas afil, no s quien, Tus sienes, y ests quexoso: No te aflijas, que a vn dichoso Todo le parece bien. EPIGRAMA 50. DE ELISA Hazaa de hado inclemente Fue quitarla su marido A Elisa; a quien como Dido, Llor atortoladamente. Mas aunque el dolor fue tanto, Ya se entretiene y passea: Ninguna cosa se crea Mas facilmente que el llanto.

EPIGRAMA 51. A LAUSO Contra lo que el cielo ordena Ya dispensa el mundo, Lauso; A la insolencia el aplauso, Y a las desdichas la pena. Que a la ley Solon famoso La llam tela de araa, Que solo al pobre enmaraa, Rompiendola el poderoso.A

EPIGRAMA 52. RUTILIO GOUERNADOR

Gouiernate cuerdamente, Rutilio, que deste modo A tu exemplo el pueblo todo Se compondra facilmente Pues si sombra tuya ha sido, Por impossible se nombra, Que se enderece la sombra, Estando el arbol torcido. Mas epigramas auia, mas aunque las celebraron por su elegancia, parecio que podrian cansar si se prosiguieran. Perecindo lleuaua mal la seueridad del Poeta, que no se desliz a vn juguete, siendo tan vsados en semejantes composturas; y pidio licencia para leer algunos que el auia escrito. Solamente la noche fue de parecer que se remitiessen a otra luz, que el conclaue ya deseaua [fol oir alguna sazon suya; que aunque no era su ingenio muy delgado, ni sus estudios de consideracion, con todo era gustoso, y no vulgar con fraude del donaire. No se pudieron leer mas papeles, recogiolos la hermosa Cintia; y prometiendo a Perecindo el hallazgo, por si parecia el dueo, hizo que la lleuassen las demas alhajas. Recogieronse las zagalas, y los pastores las acompaaron hasta vn sealado sitio; dedonde les era vedado exceder. Solo qued Danteo en poder de su melancolia, que a sazon a quien amor trataua tan mal, que de su poco valimiento se pudieran colegir sus meritos, huy de su choza, por ser camino del sossiego y enredandose entre lo frondoso de vn monte, sin instrumento cant assi. ROMANCE Tu deidad desacreditan, Amor, tan baxos respetos, Malquisto con humildades. Y cobarde con desprecios. Brioso te vio el temor, Y valiente el rendimiento: Muchos vencidos cruel, Pocos osados soberuio. Experiencias tiene el alma A costa de su sossiego En mal logradas verdades, Desconocidas por serlo. Mil vezes dixe mirando

Sin ambicion mis deseos, Mi ventura sin pension, y mi voluntad sin miedo: No puede el airado filo De la muerte, ni el seuero Imperio de la fortuna Romper lazo tan estrecho. Era Filiis (y oy es Filis) Blanco de mis pensamientos, Y de los rayos que blandos Flechan sus ojos mi pecho. En sus vmbrales gozaua Inmunidad contra el sueo, Las estrellas se dormian, Y el Sol se hallaua despierto. No mereciendo mirar Sus ojos (si bien el cielo Piadoso me los copiaua En sus mayores luzeros Se pagauan mis porfias, Viendo su cauaa; y viendo, Que para bordarla el alua Gast el aljofar mas bello. Si liberal con mis ansias, Si atenta a mis sentimientos Moder honrados desvos, Cuerda la mano escriuiendo. Prodigo con los sentidos Era entonces el contento, Y el coraon de los ojos Embidiaua el ministerio. Tal vez la nema, que hermosos Sus labios humedecieron, Perdio el ambar en los mos De su boca, y de su aliento De mi caricia oluidada, No huuo letra en todo el pliego; Pues de impression de mis labios, A mas las cupo que a sello. Solo en la margen ociosa Hall el cuidado defeto: Que escrupuloso es amor! Que lince, quanto mas ciego! Quando en la aldea el disanto Filis entraua en el templo, Embidiada de zagalas, Y celebrada del pueblo. Solo mir vna hermosura Iman, que si no violento, Valiente llamaua al alma,

Menos obligada al cuerpo. En caricia vrbana Filis, Descuidando aduertimientos, Mirada correspondia Entre desdenes risueos. Quando enjoyando el verano, Visitaua el valle ameno, Templando ardientes estios, Vistiendo pobres inuiernos. Claueles, frutas, y nieue, Solicitos aprendieron, Color, matizes, blancura Del rostro, mexilla, y cuello. Alli afable oya mis quexas: Ay Dios, y encantaua oyendo; Y en resistencia suaue Goz fauores honestos. Que glorias para inmortales! Mas de fatales encuentros Los males viuen seguros, Y al bien solo assalta el riesgo. Triste estado el de vn dichoso, Pues parece que nacieron Las dichas en ojeriza De la fortuna, y del tiempo. Not a vn pastor mi cuidado Con ordinarios passeos, De su vmbral frequente injuria, De mi amor forosos zelos Pudieranme assegurar Sus cortos merecimientos: Mas el temor, en quien ama. No califica sujetos. Temi en fin, y mis desdichas No pararon en rezelos: Ay de quien tiene razon, Si es sobre agrauios el pleyto. Entre su honor vltrajado, Y mi ofendido deseo, Igualmente repart Lastimas y sentimientos Estos de ingratas prisiones Fingieron limar los hierros, Y en libertad aparente Disfrazar mi cautiuerio. Blasonaua desenfados La lengua, y el noble afecto Del alma desde los ojos Los estaua desmintiendo. Solicit en ocasiones

De falsos diuertimientos Tus iras, que imaginadas Fund en ellas mi remedio A la que cerca de ti Lleg a merecer assiento, Dixe caricias eladas, Dixe comunes requiebros. Hallaua en estas acciones Tan torpe al entendimiento, Tan desairado al discurso, La lengua tan sin aseo. Que la menos aduertida, O me conden por necio, O la descubri mi mal El pulso de mis acentos. Por gozar de tus pesares Mira que inutil consuelo, A titulo de vengana Me violentaua grossero. No s si es amor, bien s, Que tal vez no te cupieron Los enojos en los ojos, Ni las iras en el pecho. Menandra y Laura que saben Parte de nuestros secretos Te consolaron quexosa, Y me culparon contento. Si en tus cenizas, o Filis, Ay, vn atomo de fuego, En la hoguera de mi amor Puedes presumir incendios. No hallo en que ocupar el alma, Si no la admites: ni tengo Donde entretener memorias, Donde pastar pensamientos. Suelde estas quiebras amor, Que no ha de auer, te prometo, Ni mas querida que Filis, Ni mas feliz que Danteo. En esto solo fueron venturosas las quexas este pastor, que se midieron tan puntuales a vn estruendo grande que se ofrecio que no se mal logr al canto vna silaba; aunque con el sentimiento no cumpliera con vn largo processo. El ruido era de espadas, que con tanto silencio esgrimia la ira de sus dueos, que parecia que ellas por si sin brao lidiauan. Par Danteo, y ya de mas cerca sintio passos que los que combatan, no los dexaua diuisar lo oscuro de la noche, que ya auia entrado poderosa. Con todo lo que pudo, con vozes, procuro despartirlos: mas no era ninguna de las dos colera tan bien, mandada, que se atajasse con tan poca diligencia. Lo que vltimamente no pudo hazer Danteo, fue, desgajar vn gruesso brao de vna encina, y con el acudir a los combatientes a tiempo que la primera voz que que oy, fue, muerto soy: de que lastimado, sin acordarse de detener al delinquente, que veloz se desparecio entre los arboles, llego al herido, que en el suelo casi

sin aliento yazia Animle, y como pudo le saco del monte, en cuya falda algunos pastores que acudan al cuidado del ganado de diferente profession y habito que Danteo le lleuaron a la choa de Leriano, que era la mas vezina; y en ella vieron vn gallardo mancebo, que en el vestido y rostro traa muda informacin de su nobleza. Desnudaronle, y hallaron vn brao herido, y en la cabea un golpe, que fue el que le hizo creer, deslumbrandole que era la vltima herida: mas ninguna de las dos tenia peligro, antes hizo buen animo y refrescandoselas con vino, y los primeros medicamentos, le dexaron que descansasse en la cama; que con mas regalo que de pastor cubra seda, y regalaua olanda. Su contrario anduuo turbado largo tiempo por el monte, hasta que fiandose de su espessura, y no creyendo que podria vencerla aquella noche, al pie de vn arbol esper al da, y con la primera luz salio de aquel rustico laberinto, guiado de los altos chapiteles de vn Palacio, donde el Sol formaua las primeras lneas de oro. No acostumbrado al desvelo y cansancio de la noche siguio el edificio, y cerca del hallo entre la yerua vnos papeles humedos con el rozio de la alua. Leuantlos, y hall que eran de su enemigo: agradecido a su fortuna, creyendo que el herido estara en aquella casa, para socorro de su desgracia, no le parecio que le seria segura acogida: porque la compassion del doliente, sin mas examen de la ocassin, auia de engendrar odio contra el. El contento de los papeles que auia hallado; y el nueuo da, que sin duda es fuera y alienta, le hizieron oluidar de sus fatigas. Salt por vna cerca, y a pocos passos hall el camino; y dexandole por su peligro, a la vista del, llego en pocas horas a Madrid, fin de su viage: alli descansar algunos das, hasta que le llame la trauaon de nuestra historia. El Cauallero herido a la maana agradecio a sus huespedes el buen acogimiento; y admirando, que en vida pastoril cupiesse tanta delicia, y trages tan hermosos, y assimismo por escusarse de ser preguntado, cosa que por entonces temia, rog a Leriano, que a los fauores que le auia hecho, aadiesse el dezirle que profession de vida tenia en aquella soledad, donde el vestido, y el tratamiento desmentian tanto al nombre que de pastor vsurpaua fuesse verdad lo hermosamente fingido de Sanazaro, y otros mas antiguos, de que baxauan pastores y ninfas a solo a atencion amorosa de sus dulces cuidados. Leriano se dispona va a darle cuenta de aquella curiosa Arcadia, quando entro en su choza Laurencio hombre de edad, mas jovial por estremo, mayordomo y gouierno de la seora Cintia, que auiendo sabido el sucesso de la noche passada, mando, que en el quarto de Laurencio se adereassen algunas pieas, para lleuar a ellas el herido, si el peligro daua lugar a esta mudana. De nuevo atonito el Cauallero, se dispuso a obedecer lo que tan bien le estaua; y en vna silla de manos le lleuaron al Palacio, y en la parte que le tenian compuesta, hall nueuas admiraciones en el costoso alio, en el olor, en la caricia, de manera que muchas vezes creia, que lo que passaua por el, era representacion breue de sueo mentiroso. Haziendo diligencias para despertar, finalmente despues que con dificultad se conuenci de que estaua despierto, estrao de nueuo las cosas que le auian sucedido: y teniendo presente la injuria de su enemigo, determin dissimular su nombre hasta que su salud diesse lugar a mas dichosa vengana. Acomodado el huesped, Laurencio subio al quarto de la hermosa Cintia, y diole cuenta de todo y mas eficaz prolixa del talle, del rostro, de las galas, y cortesia del Cauallero herido. Era Cintia vn bizarro espiritu, vna voluntad tan hidalga, que jamas cobro amor vn pensamiento de tributo de su libertad; preciauase de no merecida, y estaua muy poco persuadida a muger. En el anuelo pues de la relacion de Laurencio hallo seuo de curiosidad portillo en su condicion de tantos pertrechos. Encargle por entonces su regalo, y como recien nacido pudo acallar facilmente al deseo que tenia de ver al forastero. Entr el da y despues de comer retirse al sossiego de la siesta con Filis: ocasion hermosa de las quexas de Danteo, y archiuo fiel de los cuidados de Cintia. Trataron del huesped, y no pudo oluidarsele a Cintia lo encarecido por Laurencio en razon de sus buenas partes. Despues de muchos rodeos se determino, que Filis le visitasse de su

parte, y le rogasse, que con libertad pidiesse lo que le agradasse, que aunque en el campo, de nada necessitaua aquella casa. Hizieron juizio las dos de que el coxin que auia trado el dia antes Perecindo seria sin duda deste Cauallero; mas estaua tristissima Cintia, de que descuidadamente se le auian perdido los papeles que all auia hallado, que pudieran darlas luz de todo, y por faltar la del dia, no pudieron leer mas que los versos, y en las demas alhajas no auia indicio que les sacasse desta duda. Visit pues Filis al enfermo, que ya casi sin dolor la recibio muy corts, y aun con algunos indicios de agrado, ya por pagar el buen hospedage en aquella moneda, que se labra facilmente en la edad, y la lisonja; ya porque Filis era digna de todo rendimiento: mas quando oy, que Cintia le embiaua a visitar, y que era a quien deuia todo aquel regalo, quiso guardar la inclinacion para este empleo; aunque en ciertos desvelos antiguos, y nueuos cuidados la tenia diuertida. Entre otras cosas admir el Cauallero el trage de Filis, que era de tela riza de plata, sembrada de flores de nacar y verde, con guarnicion de caracolillos de oro sobre pestaas negras, de que era vn curioso sayuelo, y delantal con faldellin de la misma tela desparecida entre franjones de oro: bolante de plata suelto, y rizo el cabello con adereo de flores: gargantilla, garcillos, y manillas de rubies, por imitar mas preciosamente a los corales. En fin cultissima labradora, de manera que la hizo la misma pregunta que a Leriano: Tanto deseaua salir de la confusion, que la enigma de los trages le daua: mas Filis, remitiendo para mas espaciosa visita la relacion de aquel caso, viendo que en la piea auia vna guitarra, mand a Laurencio que la templasse sin fastidio del doliente. Y para hazerle mas preciosa la visita, cant assi, sin ser importunada, ni aun rogada. Si tanto el silencio alcana, Enmudeced, pensamiento; Porque aun al menor acento Infama la confiana: Solo os dure la esperana De morir; mas no digais Que la muerte deseais: Dichoso padecereis, Pues entretanto que ardeis, Es forzoso que viuais. No os fieis de la humildad, Porque si aueis pretendido Callando ser admitido, Callar es temeridad: Que entiende toda deidad Quanto quiere, es presuncion Deuida a su perfeccion; Mas que lo quiere entender, Caso es que no ha de caer En vuestra imaginacion. Loco estais, si presumis, Que os atienden, solo es Lo desvalido interes: Mucho alcanais, si seruis. Mas si por dicha arguis, Que el que sirue mas perfecto Al noble, al hidalgo afecto De amar se ha de conceder: Yo no os sabre responder,

Preguntadselo al respecto. Grosero ser quien pida De su amor satisfacion, Sino hazer ostentacion, Y preciarse de la herida: Si se goza padecida, El peligro esta en viuir: Si esperar es presumir, Y si es baxeza esperar, No ay premio como callar, Ni vida como morir. Agradecio mucho el forastero a Filis el fauor, prometiendose con el breue y cierta salud; y despues de muchas cortesias se despidio la dama, que de nuevo solicit con su relacion los deseos de Cintia, aunque los dissimulaua con mucho recato; no salia estos das de casa y assi lo passauan mal los pastores con la ausencia de sus zagalas, y determinaron embiar estos motes; a que ellas muy corteses respondieron en este modo. Seoras. Con ser tan gran mal la ausencia, muchas vezes es aliuio de los presentes rigores: con todo de las dos muertes, si no fuera groseria, escogieramos morir de ver, y no desear; pero la mejor de todas ser la que os pareciere. A Filis Danteo Filis A Elisa Lauro Elisa A Anarda Lucindo Anarda A Clarinda Leriano Clarinda A Rosela Gerardo Rosela A Silvia Liseno Silvia A Amaranta Que merece vn pensamiento: Que no admite otro ninguno? Que todos aprendan del. Quien aun no tiene esperana, No pierde nada en la ausencia, Sino el miedo de la muerte, Que es perdida, y es ganancia. A ausentarse el pensamiento, Fuera a la ausencia descanso, Quien tan mal est con el, Cierto es que no le merece El silencio, ni la ausencia, Aun no dan que merecer, Pues como os pudieran dar Lo que os ha negado el cielo? Dulce ausencia si me diera Licencia de desear. Desearla aun es licencia. Ocioso estoy, permitidme Que os ame, o por vos padezca. Pareceme que es mejor La ociosidad que el delito.

Olimpo Amaranta

Quien muere ausente podra Dezir a que manos muere. Pues no es remedio ni alivio, Vengana deue de ser.

Comunicaron los motes con el herido, que ya con mejoria conocida se leuantaua y como vio desembaraado el lugar de Cintia, aadio este de su mano. A Cintia. Cintia Quien sin ver ha deseado, Grande castigo merece, N. Tendrale sin merecerle.

Ya daua la salud del Cauallero licencia para desenfadarse, y salir a gozar del aire las tardes a vn jardin, que parecia indice de quantas flores escriuio la naturaleza. Como necessitado de ropa blanca le regal Cintia con mucha y muy curiosa: y estandolo ella mas cada dia tra con Filis, que despues de algunos dias le lleuassen entre la ropa lauada dos camisas de las que hallaron en el portamanteo, por saber si era quien le auia perdido. Reconociolas el forastero, y por en cubrirse mas, despues de auer admirado que huiessen llegado a sus manos, de las de Cintia, sin dificultad cay en lo que fue, y boluiolas limpias, diziendo que se y auian trocado con las suyas: de suerte que aunque no satisfecha, qued Cintia tan engaada como antes; y el mal seguro, y inquieto con el acontecimiento, solo le dauan cuidado los papeles: donde despues de algunas letras quantiosas lleuaua vnas cartas de mucha consideracion. Quiso Cintia, que los pastores traassen vna fiesta en el jardn para entretener a su huesped; y lo que es mas cierto para verle mas despacio. En breue se dispuso con musica y sarao vn certamen Poetico, y para ser admitido al ingenioso combate, supuesto que el juez auia de ser Cintia le rogaron se impusiesse nombre; y el muy corts lo admitio, y quiso ser llamado Fileno. En tanto que el tiempo daua espacio a esta fiesta, Cintia tuno de Madrid nueuas de tanto disgusto, que a no dar que dezir, mandada cesar las preuenciones. Escriuiola vn criado que estaua en Madrid don Iuan de Toledo, Cauallero, en quien sus parientes auian hecho eleccion para que tomasse estado, y que andaua diligente buscando su casa y que sera fuera, o guiar le adonde estaua, o venir Cintia a Madrid con breuedad, dexando la soledad a quien tan alegres horas deuia. No vino este disgusto solo, que a su sombra llego vn propio de vn tio suyo; que con la licencia de viejo, no solo la entristecio con el auiso, mas aun se estendio a reprehension, diziendole entre otras cosas, que don Iuan era su huesped; y que la impaciencia de vn amante era dificultosa de entretener; que en no viniendo luego, los dos estaran en su quinta dentro de quatro dias. A esto respondi Cintia, que sentiria mucho su venida, y que ella estaua con poca salud, y gusto, que el seor don Iuan se diuirtiesse en Madrid o esperasse en Seuilla hasta que le auisassen que lo demas tocaua en violencia; y que seria darla ocasion a negarse del todo; y en cierto modo poniendo miedo a los dos, crey hazerse fuerte en su casa, como poco inclinada a este estado, y menos a la sujecion que trae consigo; por otra parte la instancia de don Iuan era increible, porque disfrazaua a titulo de deseo y fineza lo que le importaua que esto se concluyesse con breuedad. Quexauase del rigor de no dexarse ver siquiera: porque aun se auia recatado tanto, que no permitio retrato suyo quando se tratauan los conciertos; y con esto persuadia al tio que le dixesse donde podrian ver a su esposa siquiera disfrazados, y sin que ella los pudiesse conocer. Esto le parecio bien a don Antonio de Portocarrero, que assi se llamaua el tio; y de terminando para cierto dia su viage con disfraz de labradores, no replicaron a la desabrida respuesta de Cintia, por assegurarla mas: bien que ella creyendo, que la solicitud de amor antes creca en los estoruos, andaua cuidadosa encargando al criado que tenia en Madrid que se introduxesse con los dos y haziendose capaz de sus designios, la

diesse de todo preuenidos auisos. Era diligente Otalora, que este era el nombre del criado; y como acudia de ordinario a la casa de don Antonio, con facilidad supo el engao, de que Cintia fue auisada con tiempo: y para escusarse a este registro, retirse, fingiendo indisposicion, sin dexarse ver de otra que de Filis, y de vna criada; que aunque humilde, estimaua Cintia por su curiosidad y diligencia. Entanto ya del todo Fileno estaua sano; y deseando ver el rostro a Cintia, de quien le auian contado milagros, pidio ser admitido en la Academia pastoril. Hizo galas conformes a la profession, y viuia entre los demas, no solo entretenido, sino gustoso. Danteo era mas frequente en su comunicacion, y vna tarde que les apart del galn concurso de los de mas pastores lo sombrio del monte, llegaron cerca, o al sitio donde ama sido Fileno herido despertando la memoria del sucesso el lugar. Como le parecio a Danteo, que la amistad consentia preguntas, le rog encarecidamente que le dixesse la causa de aquel duelo. Fileno que no pudo hallar escusa legitima, antes crey, que de escusarlo naciera sospecha; despues de auerle encargado el secreto, fingi este sucesso por disimular el suyo. Hijo segundo de mi casa, que es de las principales de Espaa (cuyo titulo y apellido pues le niego a tu amistad, creeras que importa a mis fortunas) naci tan fauorecido del amor de mis padres, y despues del comun de todo el pueblo, que a mi hermano don Lope; aunque digno por su gala y entendimiento de ambas caricias, le causen embidia; y sospecho que algun aborrecimiento; porque pocas vezes se desvian estos dos vicios. Mis padres, va por apartarnos, va porque en caminaban mis aumentos por la Iglesia, me mandaron que cursasse en la Espaola Ate nas: donde con el luzimiento que a mi de coro deuia assisti un ao, diuertido en las trauesuras de moco, aunque puntual en mis estudios, que es en Salamanca baxeza desamparar lo que se professa. Rondaua, escriuia, passeaua a vna seora donzella. de buen nacimiento mas no igual a mi estado, deuiendome mas passos los ardores de mis aos, que la inclinacion de mi volutad. Ella aun lo tomo mas de veras, creyendo algunas lisonjas mias, ya juzgando por possible, que pudiera amor igualar la distancia, v facilitar nuestro casamiento (esperana que ha profanado tantos honores) ya que realmente la mouio amor sin otra atencion, ni interes. Profess amistad con Carlos hermano suyo, para facilitar mi amor y contentauame con festejarla y escriuirla, sin que el deseo propusiesse cosa contra su honestidad: tan corts, que merec ser notado de corto de tibio; pues aun no vs de ocasiones que tuue de entrar de noche en su casa. No temia de su amor, porque era bien nacido, la comun treta de los casamientos; que no sufriera esa violencia el poder de mis padres: mas aunque poco enamorado, temiame a mi; que no es facil de enfrenar la juuentud ocasionada: y mas que era yo tan necio que me pareciera obligacion errar. Cuidadosa estaua Clauela (que assi disfraaua yo su nombre, y con esse permitiras que sea conocida en nuestro discurso) y dio en creer, que mi cortesa era ocupacion de otros gustos, sobreuiniendo a este cuidado vna arrebatada passion de zelos, tan declarada y prolixa, que como no aula amor que la hiziesse tolerable, aun el poco ella se gusto que tenia de diuertirme con ella se convertia en fastidio. Cosa es digna de notar, que siendo los zelos alimento de la llama de amor, y materia deste dulce incendio, quando no est fina la voluntad, la desmayen tanto, que totalmente cesse; mas la agua enciende vna fraua, apaga vna hoguera el fuego endurece el barro, y deshaze la cera. Cansauame descubiertamente de que lo que yo auia cultiuado para diuertirme gustosamente por esta vana imaginacion se huuiesse trocado en vn perpetuo desabrimiento, y en vn palenque de tan ciuil batalla. Retireme algunos dias, y lo que crei que fuera remedio, confirm el accidente tanto, que faltaron pocos grados para decender en locura. Apassionada Clauela, viendo que faltaua yo al paseo a la noche, y aun a responderla a algunos papeles, atropellando el decoro de su estado. Ofreciose, que salio de casa con sus criadas y madre vna tarde a rezar en vn jubileo d mucho concurso. Era va cerca de la noche; y aunque la Iglesia estaua lexos de mi casa, de industria Clauela, mezclandose entre la gente, se

perdio de su madre y ya que la luz del dia no daua distincion a los ojos, salio de la Iglesia con determinacion de saber que hazia tan retirado en mi casa. Yo me auia recogido con tiempo, y hall en ella a Carlos su hermano con dos damas; que por ser hijo de familias, no podia regalar en su aposento, y me rog permitiesse que merendassen en la mia franqueandome la vna, que para gallarda no me desagrad. Hize preuenir lo que con breuedad fue possible de regalo: y ya que la mesa estaua puesta, y la puerta de la sala cerrada, oimos en ella fuertes golpes, de suerte que antes de responder, fui de parecer, que en vna alcoba se escondiessen Carlos, y las demas: mas la turbacion, como es ordinario, dio mas ruido a los passos, especialmente en los chapines, de suerte que los pudo oir Clauela, que en abriendo la puerta vn criado, congoxada del cansancio, y encendida de nueuo de la ocasion en que me hallaba entro. Yo que la conoci, hizela eseas, turbado, que callasse, sealando la alcoba, quando ella furiosa en mas alta. voz dixo assi: Supuesto que el desengao de vuestras ingratitudes me ha de costar la vida, precio a lo menos que morir desengaada, mas que si viuiera en burla vuestra, y necia seguridad mia Si pudiera dudarse quien sois, este termino tan desigual a vuestro nacimiento era testigo muy sospechoso. Es possible que no le valga a vna muger principal poner los pensamientos en vn hombre noble, entendido, y de obligacion, para escusarse de ser burlada? es possible que no aya seguridad en sangre para vna buena correspondencia? y finalmente que valgan tan poco los aduertimientos para las desdichas? y que con tantos exemplos no se acabe de persuadir la voluntad? Vos sabeis mentir? vos engaar, que me dexais por la gente vil, que nace para injuria de la naturaleza? Otro cuidado, y tan ordinario, que cursa vuestra casa, os adiuierte de las obligaciones que teneis a mi amor. No quiero callar, basta morir sin que me selleis los labios. Esto dezia a algunas seas mias tan mal entendidas, que tom vna bugia del bufete, y guiando a la alcoba, hall a pocos passos vn auanillo, que con el alboroto de la huida se le auia caido a alguna de las dos. Podreis, dixo, despedaandole colerica, negarme lo que tan claro es? Son estos indicios, que pueden dexar de conuenceros? No quiero ser conocida por mi reputacion; que a ser tan ordinaria prenda como la que se escondio, no rezelara mi rostro, ni dudara mi vengana. Con esto se salio de la sala, sin poder, ni procurar detenerla. Mande que vn criado la acompaasse. Passado este turbion, no menos tempestad esperaua de Carlos, que auiendo, como era foroso, conocido a Clauela, entre verguena y ira salio de la alcoba tan fuera de su rostro, que apenas le conoci. Finalmente entre mal pronunciadas razones concluy, en que o me auia de casar con Clauela, o sacar con el la espada en defensa de su honra. En razon del casamiento respondi, que no lo haria sin interuencion de mis padres; y que porque no creyesse, que con esta esperana le pretendia entretener, tenia por cierto que no me darian licencia para tomar estado: y que en quanto al vltimo rompimiento le rogaua que se reportasse, assegurandole, que dado que era verdad, que auia seruido a su hermana, no excedi jamas de los terminos de su estado, ni me atreui a su mano, como ella confessaria. No se satisfizo Carlos; y no me admiro, que es el honor muy escrupuloso, y las iras de Clauela dauan a entender mas que galantera. Finalmente dixo, que me esperaua solo de tras del Colegio de la vega con espada y capa. Yo que sin parecer cobarde, no pude de disculparme mas, despedi a las damas; vestido de corto sal al sealado puesto en vn rozin de campo que tenia, metiendo en las bolsas de los arones ropa blanca y como quinientos escudos de oro, y algunas joyuelas mias, hall en el a mi nueuamente enemigo. Apeeme, y dixele antes de sacar la espada. Carlos ya que tengo tan poco credito para con vos, que esto pudiera dar causa mas justa a nuestro duelo que quien no me cree me agrauia; no quiero disculparme, solo os juro por esta santa imagen, que no ay mas verdad que la que os tengo confessada; mas ya que es fuera morir vno de los dos, mis padres son poderosos, y si no poneis diligencia, no podreis huir su vengana. Si yo muriere a vuestras manos, que ser la primera vez que no fauorece el cielo a la razon, en este

cauallo saluareis la vida; dineros hallareis en el, y lo que os importar para poneros en saluo. Obligo, y atemoriz la preuencion a Carlos y diziendo que por solo su honor viniera conmigo a lances tan sangrientos, sacamos las espadas: defendiase, y ofendia diestramente Carlos; yo hazia de mi parte lo possible, hasta que deui a la fortuna mi victoria porque por separarme vna punta, se retiro vn passo Carlos, y enredandosele los pies en el ferreruelo, siguiendole yo con otra, sin darle tiempo, a vn punto le heri, y cayo del embarao en el suelo. Era la herida en el brao derecho, en el lagarto, de que salio luego tanta sangre, que se confesso rendido, y imagino muerto. Pusele en mi cauallo, y lleuele al Colegio para que confessasse, y yo camin toda la noche hasta que a largas jornadas llegu a mi patria, y secreto entre en casa de mis padres; que sabido el sucesso, me despacharon a Flandes, donde tenia un pariente en puesto de mucha autoridad. Milit luzidamente; porque las obligaciones de mi casa, los brios de mi edad, y la ambicion de mi condicion, eran nobles estimulos, que me alentauan. Los sucessos que aqui tuue, por largos, y fuera de nuestro caso, no te los contar. Ya yo auia oluidado a Salamanca, y todo el pensamiento me ocupaua la disciplina militar, desbelandome en galas soldadescas, en bizarras empresas, y en esperanas grandes, quando se ofrecio hazer vn viage a Bruselas a cierto negocio importante. Era inuierno, y aquella tierra es pesada de lodos y aguas, de suerte que para poder aliarme, sin darme a conocer, entre la noche que llegue, a vna hosteria. Cene, y vn criado me gui a la sala que dixo estaua preuenida para mi: despedile, y qued solo, mirando el vestido que auia de poner a la maana; y adereandole de algunas cosas que el criado auia oluidado, ya que estaua desnudo, entr en el aposento de la cama, que estaba ms adentro; y descubriendo el pauellon (aun ahora dize mi color la turbacin que tuue entonces) vi acostado en mi cama a Carlos : a Carlos aquel, a quien yo auia muerto en Salamanca. Bolui a cerrar el pao lleno de horror, y a vestirme sin orden ni aseo, erizado el cabello, palpitando presuroso el coraon, y inhabiles las manos: de espanto no pude boluer en mi en mas de media hora. 36 vuelto] Al cabo quando estuue para discurrir, pense mil disparates en razon de visiones y que era muy ordinario atemorizar los difuntos a los que los auian muerto; y que acaso la alma de Carlos queria pedirme algunos sufragios. Animeme, y muy en mi volui a la piea a preguntarle aquello de parte de Dios, quando sobre vna silla, que cerca de la cama estaua, vi vnos vestidos; y mas reportado saqu a fuera los calones, registr las faltriqueras, y entre otros papeles hall vna carta de letra conocida: le la firma, y dezia Soror Isabel de S. Diego tu hermana; y lo que dezia en sustancia era esto, Que ella auia professado aquel dia en la Religion de Franciscas Descalas, que por el voto que hizo le juraua, que yo (nombrandome) no auia ofendido su honor, que oluidase tan injusta vengana; porque siempre mi razon tendria de su parte a Dios; y temiesse, que si la primera herida fue mortal, en la segunda no hallaria tan cerca el reparo; que sus padres le rogauan, y ella de su parte con mucha humildad le pedia, que depusiesse los odios, y viniesse a consolarlos con su presencia. Ya conoceras por este papel el intento de Carlos, el sucesso de Clauela, y la causa de estar en Bruselas. Entendiendo pues que el criado auia errado el aposento, con breue deliberacion bueluo a la cama, acerco la luz a vn bufete, y sin armas corro el pauellon, y digo con mas alta voz: Carlos, a Carlos despierta, que aqu tienes a quien buscas. Despert Carlos, y auiendome mirado, y conocido, mas atonito y alborotado, aun no crea que estaua libre de la juridicion del sueo, hasta que leuantandose, sin acertar a pronunciar palabra entera, no pudo dudar de que no dormia, y que tenia delante a su enemigo: Espera, falso amigo, dixo, espera a que me vista, y despida la torpeza del sueo. Aparteme sin replicarle palabra; y el calandose el jubon, y vistiendose las medias, en mucho tiempo no atin a acomodar el vestido a los miembros, en que esta repartido. Finalmente desiguales las cintas, arrugadas las medias, confusas las ligas, y sin orden, los

botones, salio a la sala con la espada desnuda, y el ferreruelo mal acomodado al brao izquierdo; a quien yo esperaua mas en mi, pero con deseo de que su precipitada colera no me obligasse a matarle. Comenamos la desesperada batalla, y a los primeros golpes cayo el bufete y la luz, quedando a escuras, tropeando entre las sillas y bancos dando cuchilladas en vago, y siguiendo la voz del contrario. Incierta la execucion, y neutral el mouimiento, que lineas, que postura obseruara aqui la destreza, donde tan a dictamen de la fortuna se lidiaua? Fue tanto el estruendo de nuestra batalla, que se alborot la casa. Acudio el huesped con gente, derrib la puerta, a tiempo que por no poder vsar de las espadas, auiamos venido a los braos. Y anhelando vno, y forcejando otro, caimos en tierra: rodando los dos por la sala con las luzes, y gente, se encrudecio la lucha, que del teson y corage ya brotaua la sangre por las narizes y boca, mezclndola en los rostros ferocissimamente. Con dificultad la gente nos apart, y aumentando el ruido, acaso el Gouernador de la ciudad, en cuya demanda venia yo, pasaua por la calle de ronda: entr en la casa, y despues de saber que no auia herida de consideracion, mando que nos pusiessen en la carcel. Yo entonces me di a conocer, con que el enojo que auia repartido entre los dos, cay todo sobre Carlos, que con pesadas razones y tratamiento mand que le lleuassen a vn calabozo. Yo le rogu con toda instancia que le tratasse bien, porque era vn cauallero principal de Espaa. Finalmente me parecio que auia hecho mucho, quando le acab de persuadir a que le tratasse con cortesa y escusasse de la molestia de la prision. Hizolo, pidiendome palabra de que no me atrauesaria mas con el; y obligme a ir a su casa mas apacible: acetlo con condicion que Carlos participasse deste agasajo. Todos admiraron mi proceder, y los dos aquella misma noche fuimos en casa del Gouernador, ya rendido Carlos de mi cortesia, seguro y afable. A la maana despach con mi ocupacin; Y pidiendome licencia Carlos para venirse a Espaa, yo que tenia mucho deseo de verla, determin acompaarle, supuesto que tan felizmente auia cessado la causa de mi ausencia; y en muy buena amistad a largas jornadas llegu a mi casa, que hall sembrada de regozijo, de luzes y fiesta: pienso que se la aumente con mi venida, aunque a mi me cost el carecer de quietud y por poco de vida. La causa deste contento era celebrarse aquella noche el desposorio de mi hermano con vna principal seora igual en estado, y no inferior en riqueza, pretendida de muchos, y amada de todos, y solo merecida de don Lope. Hallme al desposorio, y a la cena, en que concurrieron parientes de ambas casas y entre los de la nouia vn Cauellero moo primo hermano suyo, que se me hizo notable en estar sin galas, en atender mas a Alfreda (que este ser el nombre de la desposada) que a la cena, y no auer comido de otro plato, que de sus ojos. Dissimul, que no fue poco, por no turbar tan festiua noche. Y leuantadas las mesas despues de largos saraos fuese poco a poco desocupando la casa, que dando los forasteros que se hospedauan en ella; entre los quales, por serlo el primo, acompa a los demas: y quando todos repartidos por sus pieas se disponan al descanso del sueo, a quien don Lope oficioso visitaua, y entretenia; leuantase subitamente vn rumor en casa, y fuera, mezclado entre vozes de fuego, juntamente el humo nos dio mas cierto auiso que quisieramos. Confusos todos nos embaraauamos vnos a otros, sin acudir ninguno a atajar el dao, hasta que entrando gente de fuera, quitando de delante al fuego las alhajas, de piadosos las mudauan a sus casas. Mucha diligencia en efeto, y mucha agua quito el brio a la llama, y sosseg el incendio con perdida grande de hazienda, y ruina de edificios; sossegse la gente, y yo sali a recoger lo que en la calle y vezindad aula restado a la ambicion del fuego, y codicia de los fauorecedores. Hall cerca de mi casa vn hombre embozado, que nombrandome, me dixo, que si tenia honor, que le siguiesse. Hizelo, animosamente, sospechando si seria Carlos, que aun no acabaua de vencer sus iras. Sacme al campo, y sin hablarme saco la espada, y al punto se pusieron a su lado otros dos. Quexme del trato doble, pediles la causa que les mouia a darme tan aleuosamente la muerte. Callaron a todo, y solo por

seas dezian que me defendiesse. Saqu mi espada, y aunque hize por defenderme quanto pude, no queriendo herirme (que pudieron con facilidad) me fatigaron tanto que tuuieron lugar de enredarme en vn ferreruelo, y lleuarme cubiertos los ojos a vna casa que no conoci; y en ella me metieron en vn sotano, diziendome, que estuiesse con buen animo, que no auia de padecer dao ninguno, con condicion que no diesse vozes porque la primera seria la vltima. Fue foroso obedecer. En tanto que esto passaua por mi (como despues supe) en mi casa aunque se auia acabado el fuego, mayor alboroto le encendia. La causa era, que buscando mi hermano a Alfreda, no la hallo en todas sus pieas: crey que el fuego la huuiesse ofendido; mas la sala en que auia quedado estaua muy apartada del. Pensando pues mas profundamente, hall que faltauamos el primo, y yo; y creyendo que vno de los dos auia encendido la casa por robar la dama, parece que ocurrio a su duda el primo, que entonces entr sin aliento, herido en la cabea y quebrada la espada; en pudiendo formar acentos, dixo assi: Seor don Lope, las desdichas no buscan pechos menos generosos que el vuestro; que con serlo tanto, aun temo que la presente le ha de descomponer. Entre la confusion desta noche vi, que mi prima salia del vmbral acompaada de vn hombre: seguila, creyendo que a la casa de algun pariente iba, hasta que cessasse el fuego. Salimos de la ciudad sin que el hombre me hablasse palabra, atribuyendo yo este silencio a la desdicha presente, porque siempre crei que erades vos, y que a vuestra casa de campo lleuauades a vuestra esposa; mas despues de apartados del lugar, y aun del camino, me dixo: Cauallero, no necessito de vuestra compaia, bolueos desde aqu, que mi seora va segura, y con su gusto. Conoci entonces mi engao, y viendo en otro poder a mi prima, que alborotada me dixo: Libradme, primo, de las manos de mi mismo hermano, que sin duda con cautela intenta algo contra mi honor, no respondi sino con las armas: mas vuestro hermano, que el era el falso Paris, no estaua desapercebido, vna pistola pequea me puso a los pechos, y con la espada desvio algunas puntas, que colerico le tir: viendo mi resistencia, quiso valerse del traidor instrumento; mas en esta ocasion piadoso, no emprendio el pedernal la poluora. Arrojle al suelo, maldiziendo su primer inuentor, a tiempo que hall a su lado tres hombres, trage, a lo que la noche me dio licencia, de soldados: y guardando el vno a mi primo, los tres me apretaron tanto que dandome algunas heridas, me dexaron por muerto, y se apresuraron con la presa. Ved el remedio que conuiene a tal infortunio que yo lastimado de tan triste sucesso con la primera luz saldr de tan infausta casa y no ver la de mis padres, hasta que rodeando el mundo, busque vuestra esposa, y mi prima, y satisfaga esta aleuosia. Sin sentido acab de oir don Lope el bien traado enredo: y ya persuadido del dolor propio, y de las heridas del primo, ya creyendo de m esta maldad sin dificultarlo el odio que me tenia, dex al instante su casa, y fuese a vna que tenia de campo, por escusarse a pesames y visitas. Los huespedes tristissimos partieron otro da, y antes del el primo sin querer aguardar el efeto de sus heridas: mas el sabia que eran de poca consideracion. Yo en mi carcel estuue seis dias, sin ver la luz del cielo, mas muy regalado de comida, y bien acomodado de cama. Al fin dellos, vna noche auiendome assimismo vendado los ojos, me sacaron de mi prision; y trayendome por varios rodeos, me pusieron, a vista del lugar, y sin hablarme, cubiertos todava los oios me dexaron solo. Estuue vn rato escuchando, y como me parecio que nadie me acompaaua, quitme el velo, y hallme solo. Estaua mas cerca la casa de campo que la ciudad; y por tomar alli vn cauallo, fui a ella. Llam, abrieronme; y el primero que vi fue mi hermano don Lope melancolico, y sin color: Que discreto aueis andado (le dixe) hermano, en querer gozar los gustos de amor en esta dulce soledad. No me respondio a esto, sino dixome que le esperasse, que tenia que tratar conmigo cosas de mucho peso. Esper confuso, y dentro de poco tiempo vi dos cauallos adereados. Mandme subir en vno, y el en otro. Salimos de casa sin criado ninguno. Anduuo conmigo tres das, hasta que la noche que sabes llegamos a este sitio.

Apeamonos, dixome que su intento era matarme, por la traicion que le auia hecho. Disculpeme, no quiso oirme: defendiame mal del; ya porque via que le ceguaua passion poderosa, ya por el respeto, que como a mayor le tenia, quando de la herida que viste cai en el suelo. El huy, y tu me amparaste piadoso. Este es mi sucesso, que te ruego cierres con la llave del secreto, hasta que yo sepa, si don Lope est desengaado; y en tanto es para mi seguridad milagroso, agrado la compaia de tan discretos amigos. Ya con el fin del sucesso admirado de Danteo, y fingido de Fileno, auian salido del monte, quando Leriano los saludo, y dio nueuas de que la hermosa Cintia se auia sangrado; y al romper la vena los auia alborotado con vn desmayo. Todos lo creyeron, siendo la sangria tan supuesta como la indisposicion. Fueronse a la choza de Leriano; y apartados Danteo y Fileno escriuieron al sucesso de la sangria este soneto y romance, embiaron entre flores y juguetes a Cintia. DANTEO A CINTIA SONETO Disfrazando el remedio en breue herida, Se valio Cintia de vn rigor piadoso: Mas fiador de la vena el rostro hermoso Pagaba tanta purpura vertida Quietud maligna aprision atreuida, El mouimiento en sueo sospechoso, Y solo en el aliento presuroso Hall el cuidado indicios de la vida. Violo amor y crecio sus marauillas, Padeciendo insensible, ardiendo frio Y en sus ojos tormenta fue la calma. Mas boluiendo el color a las mexillas, A la vista la luz, al cuerpo el brio, Cintia cobr la vida, amor el alma. FILENO A CINTIA ROMANCE Descorts vn accidente Contra la vida conspira De Cintia, error fu del hado, Si la dudaua diuina. A su ordinaria templana Sobr la sangre encendida: Que en los riesgos familiares Es donde mas se peligra. Mano ignorante escogieron, Para que fuesse atreuida: Porque en qual merecimiento Cupiera tanta osadia? Piadadosamente cruel Sin respeto el brao liga, Dando indicios de la vena Los aprietos de la cinta. Quando el marfil animado

Barbaramente ceia: O quantas, sin merecerlas, Caus mas nobles embidias! Mas ay amor! ya veloz Abrio la preciosa mina, Cuyos corrientes rubes Campos de plata salpican. Como cuando Iris hermosa Borda playas cristalinas, Terminado pardas nubes En corua purpurea linea. Assi de agrauiada nieue Media esfera decendia De dos hebras carmesies Bien juntas, y mal torcidas. Este es sin duda el estambre, Que las tres hermanas hilan: Donde de mi vida el plao Inexorable se libra. Pues senti como si fuera Toda la perdida mia, Mas debil el coraon, Y las fueras mas remissas. Que mucho, si a Cintia ya El susto mas que la herida Entorpece el mouimiento, Y la pura luz eclipsa? El accidente rob El nacar de las mexillas: Mas pues oluid la plata, Mas fue crueldad que auaricia. De los labios el clauel. Hermosamente declina, Que como en cristal guardado No tan viuo se diuisa. Poco menos que mortal, Y mucho mas que dormida La ilustre fabrica yaze Aun hermosa en su ruina. El alma si no se ausenta, Parece que se retira; Y que consiente en el breue Parentesis de la vida. Mas ya apresura el aliento En los fines la fatiga. Ya (indicios son de que viue) Asperamente respira. Dulce sucede a vn suspiro La voz el pulso se anima; Y en la tempestad mas clara

Se restituye la vista: Que va liquidas estrellas Blandamente desperdicia, En cuvo raudal precioso Se esparce el alma y se aliuia. Ya viue en fin, y ya a amor Triunfante, o agradecida La venda ofrece del brao, Porque de cristal le sirua. Recibio muy afable Cintia la sangria, y en Madrid por diligencia de Otalora se supo breuemente su indisposicion, de que pudiera resultar muy contrario efeto del que Cintia pretendia: porque les parecio al forastro y al tio obligacion el visitarla; mas don Antonio, que sabia la condicion de Cintia, mas hondamente malicioso imagin que la enfermedad seria achaque para eximirse de la ocasion presente; y para certificarse, trat con vn medico, que por caricia le quiso embiar , que examinasse con mucha atencion, si era la indisposicion cierta. Supo don Iuan que iba el medico a visitar a Cintia, regalle mucho, y prometiole mayores cosas: porque lleuando algunas joyas de precio, y curiosidades extraordinarias en nombre de sangria, de su parte fauoreciesse las suyas con Cintia tan pro digamente, que templasse su desvo. Bien pagado, y mejor esperanado el Fisico lleg al Palacio de Cintia: dixo que venia a orden de don Antonio Portocarrero a visitarla. Huso session entre Cintia y Filis sobre si entraria. Parecio que era foroso, porque caia en descortesia: si su enfermedad no estaua bien creida, era negarle la puerta, confirmar la sospecha. Entro el dicho medico con venerable aspecto, y passos medidos; quiso registrar el pulso, Cintia se escus con algun desden: llamle aparte Filis, y dixo, que el recato de su condicion era en muchas ocasiones estremo, que entre otras cosas no fiaua el pulso a otro medico que vno que la visitaua de edad de setenta aos, porque le parecia que a menos aos no deuia fiarse su mano; y que como el era moo, por essa razon se le auia negado que rastreasse el mal por los ojos, por el semblante, y por el color. El lo hizo assi, y deseando hablarla sola, rog a Filis que se apartasse algo de la cama: y con muchas saluas sac tres caxas en estremo bien labradas, diziendo, que en otra mayor venan algunas nierias vistosas, todo cuidado del seor don Iuan de Toledo. A titulo de sangria encarecio sus sentimientos, y deseos; y adonde se dilato grandemente, fu en encarecer su entendimiento, su gala, su talle, su afabilidad, y cortesia. Escuchauale, pero no le oia Cintia: antes fue mucho, que a la indignacion deste atreuimiento se resistiera su prudencia. Mandle expressamente que boluiesse el regalo, que era mayor que dadiua de cortesia; y que persona de su estado no se obligaua con demostraciones materiales. Y vltimamente que el no boluiesse a visitarla, porque no todas vezes se atreuia a tener tan presente la templana que entonces experimentaua. Turbado a la seueridad de Cintia respondio el medico con vn silencio obediente. Llego Filis, supo el caso, celebrle a pesar del enojo de Cintia, diziendo muchas sazones en razn de la mezcla de oficios de medico y corredor de gustos. Procuro que llegasse a noticia de Perecindo: el qual escriuio esta silva al Doctor enquadernador del humano linage. Doctor, no de la Iglesia, graduado, Doctor de cimenterio, a cuyas manos Mueren las fieras, mueren los humanos. Yo vi desde un tablado Que vn Cauallero, cuyo nombre ignoro, Con vn recipe tuyo mat vn toro: Tu matas Por poder, cruel cautela.

Yo he visto que seuero O inaduertido matas vna vela No mas de con tocar al candelero: Mas lo que me atribula, Que andes a pie, por no matar la mula, Matar suegros a ti se te concede; Y si ay otros que viuan tan adrede. En qualquier casa que la mano pones No dexas moscas, pulgas, ni ratones, Ni te hazen los piojos perjuizio, Porque te espulgas con tu mismo oficio. A usarse Faraones Para librar valieras infinito De tanta sauandija al triste Egito. Matas a quien escriues; Y en fin todo se muere donde viues. Tu fisica fiereza Es tal, que liberal naturaleza? En vn ao no cria Tanto como tu matas en vn dia. Viendo pues que eres rigida guadaa, Y que a este andar vendras en pocos aos A despoblar a Espaa; Por reparar los daos Arte nueua exercitas, Con que al mundo le das mas, que le quitas. Amistades compones, Y lances amorosos solicitas, Para que en estas dulces ocasiones Se engendre lo que matas. Tu de multiplicar la gente tratas, Y de matar tambien fin, principio, Por la cartilla Griega Te pudieran llamar Alfa y Omega. Si medico en efeto la destruyes, Fiel acomodador pueblas a Europa, Como quien saca sopa, y mete sopa: En tu fauor arguyes, Que es foroso que tengas dos oficios: Porque a ser solamente Medico, no tuuiera el mundo gente: Y segn lo aseguran los indicios; Si solo enquadernar tu oficio fuera, A tres mundos el numero excediera, Horca pienso que tienes y cuchillo En el lobrego Reyno de Megera: Cloto te da el ouillo, Y Atropos la tixera, Laquesi el copo, a tu poder m humillo;

Pues te dan mano los escuros Manes Para que cortes, hiles y deuanes. Toda la melancola de Cintia no pudo defenderse de algunos indicios de risa, oyendo la silua de Perecindo que se dilat por los zagales, siendo celebrada de todos. Fileno aficionado a su buen gusto le habl con mucha caricia; y en estimacion del donaire le dio vna sortija, rogandole que recitasse alguna cosa de gusto, el que aunque no estuuiera agradecido, jamas fue porfiado. Vnos epigramas dixo o algunos dias ha. Soy aficionado a esto que llaman laconico: escriui algunos, no tan graues como los que digo. Si los quereis oir, aqui estan corrientes y molientes y diziendo y haziendo sac vn papel, y ley assi. EPIGRAMA 1. A LAZARO Lazaro zeloso, y viejo, A su muger ha encerrado, Y ella en su mismo cuidado Halla mejor aparejo. Publica de ella mas brauo Que vn toro (estra rigor!) Que es cuchillo de su honor, Y dize bien por el cauo EPIGRAMA 2. A XERXE. Xerxe juzga de manera, Que por matar a vn enano, Dize que es caso inhumano Dar a vn hombre muerte entera. Con muger pequea hall En fines de voluntad A vn galan; y en la mitad Del marco le conden. EPIGRAMA 3. A CARAUEO Astrologo Caraueo Entiende sin duda alguna La conjuncion de la Luna, Del rubio Sol el passeo Y causame admiraciones, Que no acabe de entender De Quiteria su muger Passeos y conjunciones. EPIGRAMA 4. A MARTA. S en todo ganas, y yo Pierdo en todo, Marta auara; Y la que vendes tan cara,

Dios de valde te la dio: De gracia pudieras dar Lo que es gracia, si algo es; Y ya que nada nos des Vende barato vn pesar. EPIGRAMA 5. A DON COSME. Don Cosme de calua rasa, Vn Cauallero solene, A todos dize que tiene Doze pages en su casa. Mas supose, que a tres quartos Los seal de racion: Muchos por mi vida sois. Los pagos, mas no son hartos. EPIGRAMA 6. DE ROBLES. Llora (quien lo imaginara DeRobles) tanto exagera Sus zelos: mas justo fuera, Que quien se los dio llorara. Mas viendo tan grande excesso En vn barbado, se duda Si llora, o si acaso suda La cabea con el peso. EPIGRAMA 7. A DIEGO. Si de Menga la belleza Compra la purpura y nieue (Diego) y si a sus manos deue Mas que a la naturaleza: Pues de tantos deseada, Su esposo llegas a verte, Tenla Por muy buena suerte Que te ha venido pintada. EPIGRAMA 8. A IUANA Si ceguedad se interpreta Amor, aunque me resista, El ser quien a mi vista Pone antojos de vaqueta. Que en efeto vengo a ser tan ciego de puro amant; Que teniendote delante Iuana, aun no te puedo ver.

EPIGRAMA 9.A VNA DONZELLA

Ocho lustros (no lo creo) Dizes que intacta estuuiste: Donde los ojos tuuiste? Donde encerraste el deseo? A que donzella acontece Oluido tan singular, Pues que por no porfiar Ninguna se est en sus treze? EPIGRAMA 10. A MANCIO De los prouectos, y graues Sigues Mancio, los corrillos, Porque de algunos librillos Solo los titulos sabes. Y tan melindroso ests, Ya que a ser discreto anheles Como el que de los pasteles Come el ojaldre, y no mas. EPIGRAMA 11. DE GIL. Gil, por flaca (con razon) A su muger desampara, Que es tan tenue, que no ay para Su congrua sustentacion. Que aunque sin carne, no est Seguro de algun error; Pues tiene contra su honor Hecha la flaqueza va. EPIGRAMA 12. A INES Siendo rica, y no pidiendo Rara aue en nuestro pais, Con ser piadosa; y en mis Faltas remedio y remiendo. No sabes por que te dexo, Y colerica terrible Pides la causa? es possible, Ins, que calla tu espejo? Muy fauorecido salio Perecindo del aplauso que tuuieron sus donaires, y Fileno muy contento de su festiuo ingenio. No lo lleg el medico a Madrid, que dando la aspera respuesta a don Antonio, y a don Juan, conocieron llanamente, que la enfermedad era a proposito de dilatar su casamiento. Sentialo don Iuan con estremo, porque sabia, que si duraua la tardana, auia de caer en gran nota; y mas quando supo, que el sitio que

habitaua Cintia, era peligrosissimo para el. No menos disgustado estaua don Antonio de la que el llamaua locura de Cintia, sin saber que medio elegir: porque el de disfrazarse ya don Iuan, lo reprouaua despues que llego a su noticia, que estaua Cintia en parte donde el no podia aparecer; pues obligar a Cintia a que viniesse a Madrid era intentar impossibles. Colerico el tio se determino a ir solo, y afearla su aspereza, como lo puso por efeto; y antes que pudiesse tener noticia Otalora, se puso en camino, y de autoridad absoluta entr sin ningun pretexto a ver a Cintia: y despues de las ordinarias preguntas, quedando los dos solos, con mucha pausa la dixo assi: Aunque tiene, seora sobrina, vuestro entendimiento tan segura opinion, considerad, que nuestra edad no acredita tan extraordinario intento, ni vuestra experiencia autoriza vn pensamiento solo a proposito para fingido: porque toda nouedad es peligrosa; y en los labios del vulgo injuriada en la peor interpretacion; y no se contenta su censura con graduar por desacuerdo las nouedades, sino que aun mas profunda y maliciosa adelgaza el designio, hasta que misterioso resulte en infamia de su dueo. Assi que de retiraros al campo, y negaros a las justas obligaciones de estado, no solo se seguir la nota de que os arrastra el dictamen de vn genio inutil: mas sera possible que diga alguno que para dilatar vuestra libertad os escondeis a los ojos del pueblo. Lo que inuentaron tan sanos juizios y mejoraron curiosos tantos siglos, que es el estilo ciuil de vida vrbana, quiere enmendar vuestro ingenio? Quien se desva de la senda, y abre camino confuso en su idea, o huye de acertar, o pone a riesgo el credito de su cordura, que no es vna misma cosa que el ingenio, de suerte que no puede estar vno sin otro. Tan delicada es la fama de vna muger de vuestras rendas, que aun las alabanas la desluzen: pues que sera justo que temais de assunto, que no ha de tener voto en vuestro fauor? Para fiesta, para entretenimiento bastan, y aun sobran, los meses que aqu aueis estado. Don Iuan os espera tan impaciente, que si no os humanais mas, sospecho que ha de hazer nouedad en su buen juizio; y yo deponiendo el respeto que me deueis os lo suplico. Por dos caminos espero conuenceros, por el de vuestro decoro, y de mis ruegos; que yo me acuerdo, que algun dia tuuieron nombre de consejos, y en vos obligaciones de obediencia. No quiero (dixo Cintia) replicaros quan sin razon condenais el mayor blason del recato, que es carecer de todo lo hermoso y vario de vna numerosa poblacion por los seguros y desocasionados desvios del campo. Solo os suplico tan hija, tan obediente como siempre, que no me trateis por ahora de cosas que me dan pesar, ni por ageno gusto os fatigueis. Don Iuan espere, que no me deue poco en darle lugar a esto; y si trae tan executiuos los deseos, auierta, que en mi tiene mucho que conquistar; y yo mas que examinar en sus partes: sea tan corts, que no pierda lo que vuestros consejos le han adquirido que yo en confirmando mi salud os dire lo que mejor estuuiere a estos aprietos. Don Antonio por no disgustarla, trat de otras materias; y mal contento se despidio de Cintia, que a su parecer, libre de aquella molestia, quiso conualecer, y boluer a la compaia de sus pastores.

LIBRO SEGUNDOEl retiro de Cintia, que quiso que se tuuiesse por indisposicion, la auia hecho deseada; y quien en esta materia se auentajaua a todos, era Fileno, que en quinze dias que sala al campo, le auia costado muchos deseos el ver muger, de quien tenia tan singular conceto, por la relacion de los que auian visto: de suerte que para igualar a su esperana, tuiera grande peligro a ser otra que Cintia. Salio pues al campo arrimada a Laurencio acompaada de Filis, y cercada de todo el hermoso numero de zagalas, que aquel dia pudieron salir seguras de competencia, aunque otras ocho amassara el cielo de estrellas en su oposicion. Fileno casi en extasi, anegado en el raudal de tanta hermosura, por poco la turbacion le estoruara cumplir con la deuida cortesia. Llego pues con grandes su missiones, habl poco, y no muy concertado, en agradecimiento de su liberal hospedage. Cintia le anim, y respondi muy afable; y entre otras cosas, que no era accin la que es timaua para ser agradecida, por ser en ella tan natural, como hablar, y ver; mostr que estimaua el nueuo pastor, en lleuarle junto a si; y hablar con el fuera de la medida de su ordinario desdn. Contentase de su buen talle, y discurri en si seria hombre noble: mas corrida boluio en si. Reprehendio su imaginacion, pareciendola, que se encaminaua a mas cuidado del que su condicion sufria. Mas que poco valen diligencias, quando amor quiere que se rinda la voluntad, por mas defendida que este de la aspereza y altiuez. . No ay duda: naturaleza nos enga, pues nos dio los ojos con nombre de atalayas, y en los peligros vienen a ser espias: ellos dan entrada al deseo, tan dissimulado enemigo, que hasta arruinar el alcazar de nuestra libertad, no es sentido. Cintia corre peligro pertrechada de tanta arrogancia? de tanto desprecio de quanto nacio? que seguridad como su intratable seueridad, que pone coto a los ojos? No es Cintia vn velo hermoso? No es vn rayo inaccesible? No blasona desde su mismo conocimiento essenciones inuiolables? Sea assi: mas Cintia mira, y a mirar, no ay castillo fuerte; todo prostra a la tacita persuasion de la vista. Amor sin duda nacio con ojos, aunque despues ceg: que no ay mas cierto principio de cegar que mirar. Miraua Cintia y los ojos hurtandose al entendimiento por no s qual atraccion, se burlauan del cuidado que en vano los queria corregir. No sentia Cintia el veneno que disfrazaua en vn dulce descuido efetos crueles: y como confiada se ceuaua en el riesgo que crecia al passo que le despreciaua, no se enredaua Fileno con tantas circunstancias. Amo el lazo, rog a las prissiones, y precise de su rendimiento. Entonces estim la libertad, quando la hallo tambien perdida, que la juzg empleada. Importunaua el alma el cautiuerio, y los sentidos hazian gala de las seales de su esclauitud, pareciendoles que jamas auia tenido amor hierros tan dorados. Despedido finalmente de otra esperana, determin Fileno de perder la vida en la empresa, no en la conquista de Cintia; y entonces (o como es mas lince amor!) se le ofrecieron las visitas del medico, y del tio, que ambas traian consigo sospechosos indicios. Por quien intercederia el medico? A quien propondria el tio? Cuidado fue este que sombra de su amor, desde el primer dulce pensamiento sembr, el amargo acibar de sus zelos, de manera que a Fileno de vn mismo vientre le nacieron amor y zelos, para que no se alabasse que aula tenido gloria sin merito. Penso que con dadiuas y caricia podria penetrar en los secretos de Cintia : para esto ninguno le parecio mas a proposito, como ni mas dificultoso que Laurencio. Con todo se resoluio intentarlo, aunque aquella anciana autoridad parecia delito tentarle con sobornos, para que excediesse de los lmites de su fidelidad: mas a esto se respondio, que no auia de ser contrato desnudo, sino con arte, y dissimulacion; que sin traarla, las ocasiones mismas la suelen disponer. En tanto que se fraguauan tantos pensamientos entre los dos,

muy a lo de Palacio los pastores y zagalas se cortejauan; y Danteo enfermissimo de zelos, ya imaginaua, que el nuevo garon le pretendia echar de la posession de sus esperanas: y rodeando el pensamiento, examinaua a Filis en razon de lo que le parecia el pastor, que falsa le alabaua mucho, con que apuraua su paciencia tanto, que apenas el de coro podia tener a raya sus iras. Lauro encarecia a Elisa su amor, y calificaua su desconfiana; y ella contenta de lo primero, en blanda entereza fomentaua lo vltimo. Olimpo persuadia a Amaranta, que el desuio no se compadece con hermosura, ni nobleza y ella a el: que desear ser querido no es obligacion, sino arrogancia. Gerardo daua a escoger a Rosela en su muerte, o en su deseo a que respondia que supuesto que lo vno le estaua a el mal, y lo otro a ella, facil era la eleccion. Liseno porfiaua con Siluia, que el sobrado desden era soberuia; y ella, que lo que se llama correspondencias, liuiandad. Lucindo pedia vn fauor a Anarda, y ella respondia, que no se dauan a precio de atreuimientos. En estas questiones se entretenian quando Perecindo lleg al assiento de Cintia y con graciosas reuerencias la dio vn papel, que dixo ser el certamen que ella recibio con muestras de gusto; y mas sabiendo que estaua a cargo de Perecindo el vexamen. Repartiase en quatro arboles, que cada vno daua dos assuntos. Eran los arboles oliua, laurel, mirto y yedra. Escriuise sin competencia, assi porque en mayor variedad huuiesse mas hermosura, como porque professauan igualdad los que auian de escriuir a el. Dedicse a vn Heroe de los mas insignes que tuuo el tronco de los Guzmanes, de quien Cintia era hermosa rama. Captado el silencio con los puntos primeros de la musica, Gerardo cant assi. Ya dizen de nuestro amor Los zagales de la villa, Que es tu tardana desden, Y mi firmeza porfia. Y viendo con quanto espacio Ingrata me martirizas, Atribuyen a crueldad La que llamas cobardia. Quando Persuaden tus labios Al deseo que me estimo: Mas colorados se ponen, Como saben que es mentira. Que esperas, Menga, si el tiempo Mi voluntad acredita, Y permanece constante Al examen de los dias. En la escuela de los aos Vanamente me exercitas; Pues es para merecerte Corto termtno vna vida. No te detenga el recato, Que haze amor quando se afina, Las temeridades cuerdas, Las locuras discursiuas. Si no sabes que es deseo (Como sospecho) no digas Que tienes amor; pues son Los dos vna cosa misma. Y si por dicha deseas, Rebelde no te resistas:

Para que con quien te adora Tan inutil valentia? Ya que no por mi, a lo menos Por tu buen credito mira; Que entender que me engaas, Mientras no te determinas. Al fin de mis esperanas O que espaciosa caminas Que solamente en tu idea Amor sin alas se pinta. Para lo que se professaua en aquel retiro parecio a las pastoras descorts la materia del Romance: mas fue tan bien cantado, que doro este desabrimiento y luego que tuuo lugar Lucindo con gallardo despejo, y voz sonora or assi. SILUA La contienda pretendo soberana, Cantar luzes hermosas deste Polo, Tenientes claros del diuino Apolo: Adonde apenas la porcion humana Se atiende en superior naturaleza Absorta, heroico trono de Deidades Donde el entendimiento, y la belleza Conseruan no ordinarias, amistades. Deste rustico cielo, gloria vrbana, Digo que la contienda soberana Cantar pretendo: anime mi Talia Minerua, y pues es tuva la victoria, La voz no se desdea de ser mia. Y tu Rey que con cetro de tres puntas Imitar al trisulco de tu hermano Cortes permite el triunfo a tierna mano, Preciate de la gloria De ser vencido, lograr mi intento, Si inspirado de dos deidades juntas Consentis f