CAPOEIRA OS JOGOS POLÍTICOS DA CAPOEIRA: ANÁLISIS …
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CAPOEIRA
Revista de Humanidades e Letras
ISSN: 2359-2354
Vol. 4 | Nº. 2 | Ano 2018
Erick Serna Luna
OS JOGOS POLÍTICOS DA
CAPOEIRA: ANÁLISIS DE LA
POLÍTICA CULTURAL NACIONAL E
INTERNACIONAL SOBRE LA
CAPOEIRA _____________________________________
RESUMO O artigo é uma proposta de analises crítica sobre os diferentes
pontos políticos que se relacionam com as implicações da
Declaratória da UNESCO que desde o 24 de novembro do 2014
fez da Roda da Capoeira o Patrimônio Imaterial da Humanidade.
Ao respeito a minha perspectiva, o olhar dum pesquisador
mexicano praticante de Capoeira, é duma proposta posicionada e
auto reflexivo ao respeito das implicações socio políticas e
econômicas da Declaratória do Patrimônio num contexto da
globalização da Capoeira. Neste contexto, em contra das políticas
culturais que fazem dos saberes ancestrais uma atração turística e
económica, a proposta do meu trabalho é que se precisa da
criação de politicas culturais transnacionais que fortaleçam o
trabalho comprometido dos grupos, Mestres e praticantes de
Capoeira aqueles que tem no dia a dia a responsabilidade de ser
as e os embaixadores de essa patrimonialidade imaterial da
Capoeira.
Palavras chave: Capoeira, Política cultural, Património.
___________________________________
ABSTRACT The paper is a critic approach about different politic affairs in
relation with the implications of the UNESCO´s the Safeguarding
of the Intangible Cultural Heritage of The Capoeira Roda
declared since November 24th 2018. About that, my approach, a
perspective of a Mexican research and Capoeira student, is about
an auto- reflexive and positionality critical analysis of socio
political and economic implications of the UNESCO´s
Patrimonial Declaration into a context of Capoeira´s
globalization. In this context, against cultural politics which
transform ancient wisdom in tourism and economic attraction, my
essay is a proposal to recognize other way to create political
culture of Capoeira together with the work of the Capoeira
groups, Mestre of Capoeira and students of this culture, who are
living day by day as responsible persons and ambassadors of the
immaterial heritage of Capoeira.
Keywords : Capoeira, Cultural Policy, Heritage.
Site/Contato
www.capoeirahumanidadeseletras.com.br
[email protected] Editores
Marcos Carvalho Lopes
Pedro Acosta-Leyva
Erick Serna Luna
Capoeira – Revista de Humanidades e Letras | Vol.4 | Nº. 2 | Ano 2018 | p. 143
OS JOGOS POLÍTICOS DA CAPOEIRA: Análisis de la
política cultural nacional e internacional sobre la Capoeira
Erick Serna Luna
Jogos dentro e fora da roda. La Capoeira como un campo de disputas políticas.
A pesar de tener cinco años comprometido con el aprendizaje de la Capoeira en la
Ciudad de México en el grupo Oficina da Capoeira Internacional, un grupo de Capoeira
contemporánea originario de la ciudad de Belo Horizonte, quizá por mi profesión como
investigador social o a que comencé mi educación en la Capoeira después de los 25 años, he
conservado cierto compromiso distante con el fascinante y envolvente mundo de la Capoeira.
Ese “compromiso y distanciamiento”, formulado desde la perspectiva del investigador
social que toma de su vida los insumos para construir sus temas de estudio, me ha permitido
identificar que la Capoeira bien podría ser analizada desde una óptica política, en términos
micro, sobre las jerarquías y relaciones de poder que involucran desde las rodas como la
constitución de los grupos de Capoeira; como desde una perspectiva más estructural sobre las
relaciones políticas que históricamente la Capoeira ha establecido con el gobierno. Un tema que
fue parte de mis primeros intentos por construir una reflexión sobre la Capoeira (Serna, 2014).
En este ensayo trato de hacer un tenue vínculo entre ambos círculos de la política de y
sobre la Capoeira, pues, entiendo que, ambos niveles de la política se entrecruzan e influencian
mutuamente. Al respecto, para un análisis político de la Capoeira, convendría partir de una
concepción, siguiendo la idea de Fonseca (2008: 2), como un campo político, integrado por
disputas interiores, protagonizadas por sus practicantes, y exteriores, en relación, histórica, con
las autoridades del territorio brasileño, las cuales se encuentran interrelacionadas y pueden
ayudar a comprender las expresiones políticas contemporáneas.
Entendiendo que la complejidad de estas tensiones políticas, históricas, endógenas y
exógenas, se encuentran cimentadas, del lado de los practicantes, en los fundamentos políticos y
filosóficos de la Capoeira, que se convierten en los argumentos que se esgrimidos contra la
regulación de la práctica y enseñanza de la Capoeira; y por parte de las autoridades, en un
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interés histórico por apropiarse cultural y deportivamente de la Capoeira, dejando de lado los
elementos esenciales de la tradición.
Sólo que, en este caso, habría que añadir un tercer círculo político que se entrecruza en
el campo político de la Capoeira, que es el círculo de las políticas internacionales. Las cuales,
desde la década de los años ochenta han comenzado a cobrar una notable importancia en el
diseño de las políticas públicas nacionales. En este caso concreto, el ejemplo que me permite
mostrar el entramado político que entrecruza los círculos en torno a la Capoeira, es la
Declaración de la Roda de Capoeira como Patrimonio inmaterial de la Humanidad, realizada por
la UNESCO el 25 de noviembre del 2014.
La hipótesis que guía mi análisis es que la Declaratoria realizada por la UNESCO, más
allá del papel jurídico y de las buenas intenciones que enmarcan la propuesta de política cultural,
no ha transformado de manera sustancial el trabajo cultural de los grupos y Mestres de Capoeira.
La inoperancia del potencial que el respaldo internacional de la UNESCO le podría otorgar a la
Capoeira, entiendo que se debe a los siguientes factores:
a) El primero tiene que ver con el hecho de que la política internacional de la UNESCO
depende de las acciones previas que realizan los Estados Partes, que en el caso de Brasil, si bien
ha avanzado en las formas jurídicas, éstas no se han aplicado con constancia a lo largo del
tiempo y más allá de las ideologías de los gobiernos.
b) La Declaratoria de la UNESCO se sostiene sobre un concepto de “cultura popular”
que se fundamenta en los antiguos debates sobre el clasismo y el paternalismo de lo popular.
Concepciones que buscan preservar a las culturas populares como “artículos de museos”
detenidos en el tiempo. Lo cual choca con manifestaciones culturales vivas y en constante
producción como la Capoeira.
c) Siguiendo el esquema metodológico de Ortiz (2017) la concepción contemporánea de
la cultura popular se encuentra rodeada de múltiples intereses políticos y económicos que
dificultan la implementación de políticas culturales que puedan beneficiar de manera autónoma
a los grupos que se encargan de producir la Capoeira, sin exponerlos a las veleidades de la
mercantilización del neoliberalismo.
d) Existen irresueltas e históricas disputas políticas entre los grupos y Mestres de
Capoeira y el gobierno, que se expresan en las resistencias e insistencias a la regulación de la
Capoeira como un deporte o una profesión, que impiden la implementación de las políticas
culturales propuestas por la UNESCO y las leyes culturales del Gobierno brasileño.
Así, en la primera sección de este trabajo describo en que consiste la Declaratoria de la
UNESCO, y como ésta ha influido y se relaciona con la política cultural que ha desarrollado el
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gobierno brasileño desde la década de los años ochenta y con mayor intensidad a lo largo del
gobierno de Lula da Silva. En la segunda sección analizó la concepción del término cultura
popular y cómo esta concepción es clave para entender la perspectiva desde la cual la
Declaratoria de la UNESCO construye la idea de la Capoeira como un bien inmaterial de la
humanidad dentro de un contexto neoliberal. En la tercera sección describo las disputas
históricas que han rodeado las regulaciones entre los Mestres y Grupos de Capoeira y el
Gobierno brasileño. Finalmente, ofrezco algunas rutas críticas para reflexionar en torno a las
rutas que se podrían tomar para implementar una política cultural que, realmente, haga de la
Capoeira un “Patrimonio inmaterial de la Humanidad”.
La historia detrás del Patrimonio. Breve recorrido sobre los antecedentes de la política
cultural de la Capoeira
El 25 de noviembre del 2014 en el marco de la 9ª sesión del Comité Intergubernamental
para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, realizada en la Ciudad de París, Francia,
la UNESCO anunciaría la decisión de nombrar a la “Roda de Capoeira”, como un Patrimonio
cultural Inmaterial de toda la Humanidad. Un nombramiento que, en la perspectiva de la
Representante adjunta de la UNESCO en Brasil, Marlova Jovchelovich Noleto:
El título asegura una mayor visibilidad de la Capoeira, aumenta el grado de
concientización sobre su importancia y propicia formas de dialogo que respeten la
diversidad cultural brasileña. Esperamos que el titulo ayude no sólo en la promoción de
la Capoeira, pero, sobre todo, estimule la adopción de políticas públicas de salvaguardia
y sustentabilidad de este importante patrimonio cultural por parte de los gobiernos y de
la sociedad civil organizada1
La declaratoria de la UNESCO, ratificó el impulso político cultural que se le había dado
a la Capoeira a lo largo del gobierno de Lula en Brasil (Leite, 2010; Fonseca, 2014). Para Leite
(2010) el trabajo del Ministerio de Cultura (MinC) en los siete años del Gobierno de Lula, del
2003 al 2010, permitió construir un inusitado puente de trabajo entre el gobierno y los grupos de
Capoeira. Trabajo que es un consecuente con el impulso que se dio a las actividades populares
como parte del trabajo de la política de cultura a lo largo de este período (Fonseca, 2014). Por
supuesto que tanto la perspectiva desde la que se construyó esta política como su
implementación, tiene aspectos críticos que vale la pena señalar. Pero, antes de ello, considero
necesario hacer una breve descripción sobre las bases y perspectivas que fundamentan el
carácter del valor inmaterial de expresiones culturales populares como la Capoeira.
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En primera instancia, quiero analizar el sentido de la idea de Patrimonio que enmarca
las acciones de la UNESCO en el plano internacional, mismas que, también se relacionan con la
perspectiva política sobre la cultura que han desarrollado los Estados Nación
contemporáneamente. El análisis de la política cultural que realizó Pellegrini (2008) nos
permite, a través del recorrido histórico, recordar que la idea de patrimonio y la idea de
preservación, tienen un fundamento en el derecho internacional, y en la preocupación de la
“humanidad” por preservar los bienes históricos y culturales en los períodos bélicos, en los que
se había destruido buena parte de los acervos y bienes históricos de las naciones en pugna
(Pellegrini, 2008: 160).
El punto más álgido de esta preocupación internacional se constituyó en el período de la
postguerra, justo en el centro de incertidumbre que se vivía en plena Guerra Fría. En la década
de los años sesenta, nos recuerda Pellegrini (2014: 161-162) con el fortalecimiento de los
saberes antropológicos, los elementos mundanos del día a día de los pueblos y las comunidades,
se integran al espectro de los bienes culturales, las riquezas de la humanidad, que buscan ser
preservados contra toda amenaza de olvido o aniquilación que, en su momento, resultaba
palpable ante el clima de guerra latente que significaba el conflicto entre las grandes potencias
del norte del mundo.
En este sentido, la definición institucional sobre el Patrimonio que propone la
UNESCO y que va a permear la postura que busca que adopten los Estados Partes, es la de “…
un concepto con el que se asocian bienes -tangibles e intangibles- y valores. Por eso, el
patrimonio puede ser importante tanto para el individuo como para los grupos, naciones y hasta
para que la humanidad se reconozca en cuanto tal, es decir, que puede ser valorado
colectivamente” (Bottallo, 2014: 8)
Con ese espíritu de construir una “Arca de Noé” que resguarde todas las riquezas de la
humanidad2, es que, del 17 de octubre al 21 de noviembre de 1972 la UNESCO celebró en la
ciudad de París su 17ª reunión en la que se creó la “Convención sobre la protección del
patrimonio mundial, cultural y natural”. En apego al papel de la política internacional que juega
la UNESCO en relación con los Estados que se adscriben a sus propuestas y convenciones, el
1 Extraído del sitio oficial de la UNESCO: http://www.unesco.org/new/pt/brasilia/about-this-office/single-
view/news/capoeira_becomes_intangible_cultural_heritage_of_humanity/ (Consultado por última vez el 29 de
septiembre del 2018). 2 Como presenta la UNESCO desde el inicio, “Constatando que el patrimonio cultural y el patrimonio natural están
cada vez más amenazados de destrucción, no sólo por las causas tradicionales de deterioro sino también por la
evolución de la vida social y económica que las agrava con fenómenos de alteración o de destrucción aún más
temibles” (UNESCO, 1972: 1).
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papel de la institución es siempre propositivo y de colaboración con los Estado Partes3. En lo
consecuente, como lo señala en su artículo cuarto, la responsabilidad de la preservación del
patrimonio que cada una de las naciones resguarda en su territorio, será responsabilidad del
propio Estado.
Articulo 4
Cada uno de los Estados Partes en la presente Convención reconoce que la obligación
de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el
patrimonio cultural y natural situado en su territorio, le incumbe primordialmente.
Procurará actuar con ese objeto por su propio esfuerzo y hasta el máximo de los
recursos de que disponga, y llegado el caso, mediante la asistencia y la cooperación
internacionales de que se pueda beneficiar, sobre todo en los aspectos financiero,
artístico, científico y técnico. (UNESCO, 1972: 4).
Haciendo un veloz análisis del discurso, quiero destacar dos aspectos que, desde mi
perspectiva, son elementos que, a la postre, van a problematizar el trabajo y la efectividad de la
Declaratoria respecto de la Capoeira. El primero de ellos, reside en el carácter sustentable de la
propuesta de la UNESCO en el que las riquezas del patrimonio cultural deben de preservarse
para las generaciones futuras, punto álgido para una cultura viva, dinámica y cambiante, como es
la Capoeira. El segundo aspecto tiene que ver con la intervención de los Estados, en primera
instancia, como responsables de salvaguardar las riquezas culturales en su territorio, y, en
segunda instancia, el apoyo internacional, que es consecuente a las acciones que haya
emprendido inicialmente cada uno de los Estados partes.
No obstante, sería una década después que la concepción de cultura y patrimonio de la
UNESCO comenzaría a desarrollar la noción de bien inmaterial. Específicamente, “Declaración
de México sobre las políticas culturales” (UNESCO, 1982), producto de la “Conferencia
mundial sobre las políticas culturales”, realizada en México del 26 de agosto al 6 de julio de
1982, se establecen las directrices que deben de contemplarse en los instrumentos nacionales de
política cultural. Sin ahondar en detalle sobre cada uno de los puntos que constituyen el
documento, quiero destacar el punto vigesimotercero en el que se describen los elementos que
constituyen el “Patrimonio cultural” de un pueblo, el cual:
“…comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así
como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan un
sentido a la vida. Es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de
3 Así lo recalca en el primer inciso del artículo sexto: “Articulo 6: 1. Respetando plenamente la soberanía de los
Estados en cuyos territorios se encuentre el patrimonio cultural y natural a que se refieren los artículos 1 y 2 y sin
perjuicio de los derechos reales previstos por la legislación nacional sobre ese patrimonio, los Estados Partes en la
presente Convención reconocen que constituye un patrimonio universal en cuya protección la comunidad
internacional entera tiene el deber de cooperar.” (UNESCO, 1972: 6).
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ese pueblo: la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura,
las obras de arte y los archivos y bibliotecas (UNESCO, 1982: 3).
Con esta primera resolución en mente, con una gran previsión política, es que el Estado
brasileño, adscrito a la “Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y
natural” desde 1977, comenzó a trabajar en el reconocimiento de la riqueza cultural, histórica y
natural de Brasil, en términos materiales e inmateriales, desde las últimas décadas del siglo XX.
Para Leite (2010), siguiendo a Oliveira (2008), la nueva fase de la política del Patrimonio se
constituye en la Constitución de 19884, en donde obra en los artículos 215 y 216 un bosquejo de
lo que entendería el Estado brasileño por “Patrimonio cultural”. En el Artículo 216, se señala
que “Constituyen Patrimonio cultural brasileño los bienes de la naturaleza material e inmaterial,
tomados individualmente o en su conjunto, portadores de referencia a la identidad, a la acción, a
la memoria de los diferentes grupos conformadores de la sociedad brasileña…” (Oliveira, 2008:
132. Citado por Leite, 2010: 299).
Una propuesta que, curiosamente, es coetánea a la que la propia UNESCO haría en su
“Recomendación sobre la salvaguardia de la cultura tradicional y popular”, realizada en el
marco de la 25a. reunión de la Conferencia General de la UNESCO en la ciudad de París del 17
de octubre al16 de noviembre de 1989 (Unesco, 1989). La cual da continuidad y fortalece la
declaración de 1982, en ella, se hace el llamado para que se reconozca la cultura tradicional y
popular, ya que considera la Recomendación que “…forma parte del patrimonio universal de la
humanidad y que es un poderoso medio de acercamiento entre los pueblos y grupos sociales
existentes y de afirmación de su identidad cultural, Tomando nota de su importancia social,
económica, cultural y política, de su papel en la historia de los pueblos, y del lugar que ocupa en
la cultura contemporánea” (UNESCO, 1989: 295).
Al igual que sucede con otros bienes patrimoniales que se consideran del interés de la
humanidad, la UNESCO recomienda a los Estados Partes que instauren los mecanismos que
sean conducentes para la definición, inventario y salvaguarda de los bienes que sean
considerados como parte de las tradiciones y la cultura popular de sus territorios (UNESCO,
1989: 247). Entendiendo las “tradiciones y la cultura popular” como:
…el conjunto de creaciones que emanan de una comunidad cultural fundadas en la
tradición, expresadas por un grupo o por individuos y que reconocidamente responden a
las expectativas de la comunidad en cuanto expresión de su identidad cultural y social;
las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación o de otras maneras. Sus
4 Cabe anotar que “La Constitución brasileña de 1988 fue promulgada con el impulso de la euforia política provocada
después de 21 años de dictadura militar (1964--1985). El texto constitucional es, por esta razón, extremadamente
progresista y abierto a extender a los diferentes grupos los derechos políticos, sociales y culturales” (Costa, 2016: 20-
21).
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formas comprenden, entre otras, la lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la
mitología, los ritos, las costumbres, la artesanía, la arquitectura y otras artes.
(UNESCO, 1989: 247).
Es necesario decir, por el análisis teórico discursivo que realizaré, que tanto el interés
como la conceptualización que muestra en esta recomendación la UNESCO, son el desarrollo de
la 24ª reunión de la UNESCO, realizada en París del 20 de octubre al 20 de noviembre de 1987,
en la cual, se emitió una “Conveniencia de aprobar una normativa internacional general para la
salvaguardia del folklore” (UNESCO, 1987: 125-127), misma que, se propuso presentarse en la
siguiente reunión, y es, la que ahora presentó en el análisis, sólo que, el término “folklore”, fue
sustituido por el “cultura tradicional y cultura popular”. Cambio que, más allá de las
nomenclaturas, dentro de la historia político conceptual de las culturas populares, evidencia un
cambio en el matiz sobre su análisis (Ortiz, 1988; 2012).
Para continuar con el tejido de las relaciones entre la UNESCO y el gobierno de Brasil,
en el año de 1997, estas directrices fueron adoptadas por el gobierno brasileño a través del
Instituto del Patrimonio Histórico e Artístico Nacional (IPHAN) cuando realizó el “Seminario
Patrimonio Inmaterial: estrategias y formas de protección” en la ciudad de Fortaleza. De este
seminario surgió la “Carta de Fortaleza”, en donde se discute el término del bien inmaterial
como las maneras de atenderlo desde las acciones de las políticas culturales, en síntesis, en el
análisis que realizó Fonseca (2014: 106).
A diferencia de lo que ocurre con los bienes materiales, el enfoque de la preservación del
Patrimonio inmaterial centras sus acciones de apoyo y fomento en posibilitar condiciones
de producción y reproducción de las manifestaciones culturales por las comunidades
detentadoras de ese saber. A pesar de eso, la dimensión material también se encuentra
presente en estas acciones de preservación, sea por el hecho de que esas manifestaciones,
para expresarse, hacen uso de apoyos físicos, se por la documentación por la acción del
registro
El giro de timón en la política cultural terminaría por darse en el año 2000, cuando
Fernando Henrique Cardoso emitió el decreto 3551 instituyendo el registro de bienes culturales
de naturaleza inmaterial que constituye el patrimonio cultural brasileño. Siendo éste la piedra
angular del Programa Nacional del Patrimonio Inmaterial, constituido por cuatro libros de
registro: 1) Libro de los saberes, 2) Libro de las celebraciones 3) Libro de las formas de
expresión 4) Libro de los lugares (Leite, 2010: 299). Una construcción política que no sólo
aplicaría gran parte de las Recomendaciones previas señaladas por la UNESCO, sino que,
incluso, se adelantaría a la Declaración del 2003, en la que se definirían concretamente cuáles
serían las características del Patrimonio y salvaguarda de los Bienes culturales, materiales e
inmateriales de la humanidad.
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Es así que para la política cultural a nivel internacional y a nivel estatal, la UNESCO a
llegado a la definición de “salvaguardia como: …las medidas que procuran garantizar la
conservación del patrimonio cultural inmaterial, tales como la identificación, la documentación,
la investigación, la preservación, la protección, la promoción, la valorización, la transmisión -
esencialmente por medio de la educación forma e informal- y revitalización de este patrimonio
en sus diversos aspectos (UNESCO 2003. Citado por Botallo; et. al. 2014: 204).
Como resultado de las convenciones y documentos expedidos, el propósito de los
acuerdos expedidos por la UNESCO, es que los Estados Partes se comprometan a preservar los
bienes históricos, culturales, naturales, materiales e inmateriales que se encuentran en su
territorio y son producidos por las distintas comunidades que los habitan (Bottallo; et. al. 2014:
10). Cuestión que, al menos formalmente, el gobierno de Brasil ha cumplido de manera
ejemplar. Tanto en términos del patrimonio histórico y cultural material como del inmaterial.
Sobre el segundo, apegado a las resoluciones de la UNESCO, de entiende que “… se transmite
de generación en generación, es constantemente recreado por las comunidades y grupos en
función de su ambiente, de su interacción con la naturaleza y de su historia, generando un
sentimiento de identidad, continuidad y contribuyendo así en la promoción del respeto a la
diversidad cultural y de a la creatividad humana” (Botello; et. al. 2014).
Por último, quiero anotar que desde la declaratoria del 2003 la UNESCO estableció una
caracterización que le permite a los Estados Partes, clasificar la naturaleza de sus
manifestaciones culturales inmateriales, a efecto de poderlas clasificar, inventariar, promover y
apoyar, en apego con los instrumentos de política cultural internacional, de diversidad cultural y
de respeto a los derechos humanos, destacando, una vez más, que se promueve la idea de un
“desarrollo sustentable”, (Botello; et. al. 2014) del patrimonio cultural inmaterial que puede ser
identificado a sazón de la siguiente lista.
• Tradiciones e expresiones orales, incluyendo el idioma como medio del
patrimonio cultural inmaterial;
• Expresiones artísticas;
• Prácticas sociales, rituales y actos festivos;
• Conocimientos y prácticas relacionadas con la naturaleza del universo;
• técnicas artesanales tradicionales. (Botello, et. al. 2014).
Con este basamento y con los antecedentes que había seguido el gobierno de Brasil,
durante el mandato de Lula, Leite (2010), a partir del trabajo del a MinC, analiza la política
cultural dirigida a la Capoeira. Uno de los aspectos que hizo diferente a la política cultural del
período de Lula, fue plasmar una idea de cultura que deja de ser entendida como un
conocimiento accesible a las clases más altas, para ser entendida como un conjunto de
conocimientos construidos socialmente por todas las clases, esferas, manifestaciones y territorios
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que comprenden el territorio brasileño. Conocimientos que se representan tanto por las
construcciones físicas, como por los rituales, los conocimientos de los antiguos sabios de la
cultura popular, la pintura corporal indígena, las formas artísticas de hacer las cosas (Leite,
2010: 292).
No obstante, retomando las palabras de Juca Ferreira, exsecretario ejecutivo del MinC,
la concepción de cultura del gobierno también tenía una cara no tan alentadora “Se trata de una
comprensión de la cultura como una dimensión simbólica de la vida social, como derecho de la
ciudadanía, derecho de todos los brasileños e como una economía poderosa, generadora de
ocupación y renta”. (Ministerio de la cultura, 2006: Citado por Leite, 2010: 292). Cuando el
funcionario habla de una cultura como una “economía poderosa, generadora de ocupación y
renta”, no es paranoico pensar que sobre sus palabras se asoma la sombra de una concepción
neoliberal sobre la explotación de los bienes culturales. Sólo anoto esta intuición crítica que
retomaré más adelante. Por lo pronto, seguiré presentando el análisis que hizo Leite sobre la
política cultural durante el período de Lula, para lo cual, el autor analiza tres acciones: Puntos de
Cultura, el Programa Capoeira Viva y otras políticas de patrimonio cultural (Leite, 2010).
Puntos de cultura, como parte del Programa Cultura Viva, fue una acción que buscó
estimular el desarrollo de los trabajos culturales realizados en las comunidades a partir de fondos
de participación destinados a la sociedad civil (Leite, 2010: 293). Acción que buscó ser
promovida como una propuesta democratizante de acceso a los recursos para la construcción de
una autonomía cultural. La convocatoria del 2005 del Programa cultura Viva, fue destinada para
que se contemplarán las iniciativas dirigidas a la Capoeira. A la que fueron lanzadas 56
propuestas, de las cuales fueron sólo 15 aprobadas y de ellas sólo 10 clasificadas para repartirse
una bolsa de impulso de hasta 185 mil reales, según los requerimientos de las propuestas,
divididos en cinco apoyos semestrales.
A pesar de reconocer la desigualdad territorial de la convocatoria, que se concentró sólo
en el Estado de Bahía, olvidando que la Capoeira también floreció y ha crecido en otros Estados,
el autor insiste en decir que, a través de los Puntos de cultura, se apoyó a diferentes grupos de
Capoeira, sin especificar montos y naturaleza de los apoyos, ni especificar a qué grupos y de qué
manera se les apoyó. Por su parte, por motivos que no se mencionan, la política fue coyuntural y
no permaneció más allá de los apoyos que se otorgaron. Lo cual, repercute en el trabajo de largo
plazo de las políticas y en la planeación de las acciones que podrían ser emprendidas para
conservar, fortalecer y divulgar las actividades de la Capoeira, como el sustento de los grupos
que las detentan.
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Por su parte el programa “Capoeira Viva”, fue un programa lanzado el 15 de agosto del
2006 por la MinC, con el propósito de promover la Capoeira reconociendo que “De hecho, la
Capoeira es una de las principales expresiones de difusión de la cultura brasileña por el mundo,
sin nunca haber recibido apoyo gubernamental “(Nunes, 2000. Citado por Leite, 2010: 294). Se
contó con la coordinación técnica del Museo de la República y la Asociación de Apoyo al
Museo de la República en Rio de Janeiro, con un patrocinio de 930 mil reales, por parte de
Petrobras. El objetivo del proyecto era incentivar la producción de investigación, inventarios y
documentación histórica, tanto como acciones socioeducativas promovidas por la Capoeira. Los
interesados se inscribieron directamente en el sitio oficial del proyecto y las propuestas son
validadas por un jurado examinador. (Nunes, 2009. Citado por Leite, 2010: 294).
Un año después, el 9 de octubre del 2007, la convocatoria Capoeira Viva, fue relanzada
con la coordinación de Fundación Gregorio Matos en Salvador, Bahía, asumió la gestión del
proyecto, con un patrocinio de 1,2 millones de reales, para más de 800 propuestas inscritas,
siendo contempladas sólo 113. De las que sólo 108 fueron apoyadas, pues cinco desistieron
(Leite, 2010: 294). En este marco, el Ministerio de cultura declara que “Los Mestres de Capoeira
son los verdaderos portadores del saber. El Estado, comprende importancia de la Capoeira, y
tiene que respetar ese proceso de producción del conocimiento” (Ministerio de la cultura, 2007.
Citado por Leite, 2010: 294). Cuestiones que se expresan en los desacuerdos y denuncias de los
grupos y Mestres de Capoeira beneficiados, quienes denunciaron los problemas burocráticos, los
atrasos en los pagos, además de los incumplimientos de la convocatoria (Leite, 2010: 294-295).
En resumen, “Capoeira Viva” fue un proyecto inestable, pues no se realizó en sus
ediciones 2008, 2009; y, en el momento en que Leite cerraba su análisis, por falta de patrocinio,
estaba en ascuas de realizarse en 2010. Esto evidencia la política real que se ha tenido respecto
de la Capoeira y otros saberes culturales en los gobiernos brasileños. El tema es preocupante,
pues, si en el propio país de origen de la Capoeira no se cuenta con el apoyo gubernamental que
la “máxima embajadora en el mundo de la cultura brasileña”, qué se puede esperar del apoyo
privado y del apoyo internacional que se pudiera proveer en los demás países en donde las
distintas expresiones de la Capoeira tienen sede.
Finalmente, pese a los errores e inconsistencias, de lo que se denominó una política “de
cal y piedra” (Leite, 2010: 295-296) en la reunión del 15 de julio del 2018, el Consejo
Consultivo del Patrimonio Cultural del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional
(IPHAN), reunido en la ciudad de Salvador, Bahía, reconocería jurídicamente a la Capoeira
como Patrimonio inmaterial de la Humanidad. El nombramiento fue acreditado debido a que,
entre otras cosas, “…la capoeira presentó una peculiaridad en relación a las otras
Erick Serna Luna
Capoeira – Revista de Humanidades e Letras | Vol.4 | Nº. 2 | Ano 2018 | p. 153
manifestaciones culturales registradas hasta ese momento (…) el Registro se dio de dos maneras
distintas: el oficio de los Mestres de capoeira fue inscrito en el libro de los saberes y la roda de
capoeira fue registrada en el libro de las formas de expresión” (Fonseca, 2014: 111).
Así, con base en el proceso número 01450.002863/2006-80, n° 031/08 quedaría
asentado en el “Registro de la Capoeira como Patrimonio Cultural de Brasil”, el cual destacaba
que “La Capoeira tiene, por tanto, la particularidad de estar presente en todos los Estados de
Brasil, y, a pesar de las diferencias regionales, guardar una considerable uniformidad en el estilo,
dentro de cada una de sus “modalidades”: capoeira Angola, regional y contemporánea” (Silva.
Et. Al. 2004: 4). Un reconocimiento que, también enaltecía la labor de los Mestres que han
llevado esta arte por más de 150 países a lo largo y ancho del mundo. El registro tenía como
intención, entre otras cosas: 1) Una providencia especial para los Mestres más viejos 2) El
establecimiento de un programa de incentivos de esta manifestación en el mundo 3) la creación
de un centro nacional de referencia de la Capoeira y 4) Planeamiento del manejo de las
plantaciones de biriba. (Leite, 2010: 300-301).
No obstante, pese a todos los esfuerzos que ha realizado en gobierno brasileño por
seguir al pie de la letra las Recomendaciones y Declaraciones que ha hecho la UNESCO, el
cierre del período que encabezó el gobierno de Lula, trae avances y tareas pendientes en
términos de políticas culturales destinadas al fomento y preservación de la Capoeira en Brasil y
el mundo. El resumen final de este período sin querer pecar de pesimismo, tampoco es del todo
optimista, por ejemplo, para Leite (2010: 301):
Realmente el gobierno de Lula inauguró una nueva postura, una nueva política cultural
para el País (…) Como consecuencia de esas acciones, la cultura capoerística se organiza
de otra manera y ya se articula a partir de otra premisa, desarrollando sus actividades
dignamente. Pero, podemos percibir que aún hay resquicios de gobiernos pasados en el
trato de esa cultura, en donde el clientelismo, la terciarización e el monopolio benefician
a muy pocos grupos (Leite, 2010: 301).
Si bien es cierto el avance que tuvo el trabajo de las políticas culturales destinadas a la
salvaguardia y desarrollo de la Capoeira en Brasil, existen problemáticas que nunca fueron
atendidas durante este período, y mucho menos en los años que siguieron después del período de
Lula, incluso, después del período posterior a la declaración de la Capoeira como Patrimonio
inmaterial de la Humanidad. Algunas de las tareas pendientes que son señaladas por Pellegrini, a
sazón de la Declaración de la UNESCO del 2003, (2008: 165-166) tienen que ver con la falta de
precisión y claridad en los mecanismos de selección de las actividades que entrarían en la
categoría de “bien inmaterial”, como respecto de otros problemas estructurales sobre los que las
políticas culturales, nacionales e internacionales, no han querido asumir una postura clara, así,
conforme a lo que señala la autora
Os jogos políticos da Capoeira: Análisis de la política cultural nacional e internacional sobre la Capoeira
Capoeira – Revista de Humanidades e Letras | Vol.4 | Nº. 2 | Ano 2018 | p. 154
Nos podemos arriesgar a decir que, en un intento de entender algunos posibles resquicios dejados por la
“Convención de 2003”, la UNESCO priorizó el reconocimiento de las distintas expresiones culturales en la
“Convención para la protección y promoción de la diversidad cultural (2005). A pesar de sugerir la
valorización de estrategias de defensa de los patrimonios locales, no enfrentó un problema fundamental, que
es el de la industria cultural en el ámbito de la economía globalizada.
Estos temas, la falta de constancia en el programa de la política cultural como los
entramados estructurales económicos y políticos que rodean hoy en día la política de la
Capoeira, se suman a otros factores como la ríspida relación política que históricamente la
Capoeira ha tenido con el gobierno brasileño, como su propia naturaleza cultural como una
práctica dinámica en constante transformación; son factores que, considero, han dificultado la
articulación de una política cultural de la Capoeira en Brasil que logre promover la práctica
como preservarla, tanto a ella como a las personas y grupos que la promueven. Factores que, por
consecuencia, afectan el desarrollo mundial de la Capoeira como Patrimonio Inmaterial de la
Humanidad. Este análisis lo presentaré en las siguientes secciones.
La cultura viva de la Capoeira. Por un entendimiento conceptual de la
preservación de la cultura inmaterial
Quizá el primer paso que se tiene que dar para realizar un análisis de política pública,
sin querer sonar a manual, sea comenzar por identificar la perspectiva desde la cual se está
conceptualizando el problema. Si bien se pueden entrever algunos visos de la perspectiva
política desde la que se define la Capoeira a lo largo del recorrido histórico que he presentado
sobre las Declaraciones de la UNESCO y de las acciones de política cultural del gobierno
brasileño acciones, para una comprensión más precisa, conviene esclarecer dos concepciones
que, entiendo, son claves para realizar un análisis sobre la formulación de políticas culturales.
Esta es la propia concepción del término cultura desde un entendimiento y uso político.
Sin querer ser exhaustivo en el análisis de un término tan polémico y polisémico como
lo es el concepto de “cultura”, del que no existe un acuerdo tácito sobre su definición, incluso
me parece una tarea ociosa e inalcanzable5, cuando el término cultura, como otros conceptos de
las ciencias sociales, sólo cobra sentido cuando se pone en juego con el contexto sociohistórico
de definición, como desde la perspectiva del sujeto que enuncia el concepto, así como del uso
que tiene la cultura en el campo socio-político.
Es debido a este posicionamiento teórico-metodológico que he decidido construir una
breve genealogía política sobre el concepto de cultura, específicamente, sobre el uso político del
5 Em este sentido, como en otros más, coincido con el análisis de Renato Ortiz, quien al analizar el contexto
contemporáneo del concepto de “cultura”, confiesa que: “No es mi intención encontrar una definición del concepto
de cultura, pues esta es una estrategia exhaustiva e inútil, y ya fue intentada por dos antropólogos, Kroeber y
Kluckhon (1952), cuando encontraron 164 significados del término em cuestión (con el paso de los años, el número
tendría obviamente que haber aumentado” (Ortiz, 2017: 17).
Erick Serna Luna
Capoeira – Revista de Humanidades e Letras | Vol.4 | Nº. 2 | Ano 2018 | p. 155
concepto de “cultura popular”. Para lo cual, me apoyaré en la revisión que ha realizado Renato
Ortíz sobre esta polémica histórica, pues, considero que nos ofrece una buena base teórica y
sociológica para comprender el contexto político del uso de la Capoeira como una expresión de
la cultura popular que tiene como fin institucional ser un “bien inmaterial para la humanidad”.
El trabajo de Ortiz es interesante, pues, a lo largo de su estudio sobre la cultura, se puede
apreciar la congruencia de su trabajo, como la evolución de su pensamiento. Por ello, quiero
recoger una de sus últimas propuestas metodológicas para comprender el estudio sociológico del
uso político de la cultura: “la constelación de sentido” y las “camadas geológicas”.
Por “constelación de sentido”, entiende Ortiz “…un conjunto formado por los
significados que giran en torno de una misma órbita y que delimitan un territorio especifico. No
importa que esos significados sean distintos (seria importante si tomáramos el camino de las
definiciones) y algunas veces conflictivos entre sí. Lo relevante es que ellos pueden ser
agrupados al interior del mismo conjunto” (Ortiz, 2017: 18). De este modo, el autor identifica
tres constelaciones de sentido que se han formado a lo largo de la historia del uso político del
concepto de “cultura”: 1) “la constelación de lo culto, lo cultivado y el arte”, que se puede
enmarcar en las discusiones del siglo XVII XVIII del romanticismo al renacimiento 2) la de “la
cultura como totalidad”, que abarca los discursos que constituyeron a los Estados Nación 3) y la
“constelación de la cultura de masas” que comienza a partir de la segunda mitad del siglo XX
(Ortiz, 2017: 18), y es en la que podríamos ubicarnos actualmente, aunque bien podríamos
hablar de un tránsito hacia, o una estadía en, una constelación digital de la cultura, pero ese
debate no es tema de este trabajo.
Por su parte, al seccionar históricamente el estudio político de la cultura, la intención de
Ortiz no es la de delimitar la discusión política a un solo momento, para ello, la noción de
“constelaciones de sentido”, se complementa con la de “camadas geológicas”, idea que tiene por
objetivo “…escapar del anacronismo como si el tiempo hubiese sepultado las connotaciones
anteriores [del término cultura]” (Ortiz, 2017: 18-19). De tal manera, el esquema metodológico
que nos propone Ortiz nos permite entender el cruce diacrónico y sincrónico que a recorrido el
uso político del concepto de cultura, con lo cual, podemos comprender su contexto presente
como un “Patrimonio inmaterial de la humanidad”, y sobre todo, como esta noción política es
particularmente problemática en lo concerniente a una arte popular como la Capoeira.
Siguiendo la línea trazada por Elias, Ortiz (2002: 20) identificaría en “…la dicotomía
acuñada por los pensadores alemanes: Kultur versus civilización. La cultura correspondería a la
esfera “más elevada” de la razón del espíritu, en ella el individuo, el “ser humano”, se realiza
Os jogos políticos da Capoeira: Análisis de la política cultural nacional e internacional sobre la Capoeira
Capoeira – Revista de Humanidades e Letras | Vol.4 | Nº. 2 | Ano 2018 | p. 156
por completo. Dejando a la “civilización” para el plano material, industrial, técnico, por lo tanto,
“menor” de las sociedades modernas.”
Esta confrontación entre la “cultura y la civilización”, que también conlleva la
consolidación de las identidades nacionales europeas en el cambio de siglo XVII al XVIII, es
que comienza a gestarse la idea de “cultura popular” como un artífice de creación de la
identidad de lo que es realmente propio a una nación, y, en ese sentido de identificación, como
punto de distinción respecto de las demás naciones. Es así como, desde su investigación seminal
sobre la historia del concepto de “cultura popular”, Ortiz (1988:74) identifica que “En Alemania
el interés por la cultura popular existe porque lo que está en cuestión es la problemática
nacional; su estudio es una forma de identificarse como alemán, esto es, de construir una
nacionalidad que no existía aún en su totalidad, pero que se pretende consolidar como realidad
histórica.”
Ahora bien, esta identidad cultura de la nación en construcción, también se edificó
sobre las distinciones de una “cultura popular”, que en principio sería conocido como “folklore”
y una “cultura de elite”, ya que entre el siglo XVII y XVIII comienzan a distanciarse cada vez
más, debido a que la cultura de elite comienza a rechazar la inclusión de los grupos populares en
las actividades culturales, incluso si había sido inspiradas en lo popular. Así, se construye una
realidad dual de universos culturales contrapuestos. “La misma oposición entre lo popular y lo
elite describe una realidad social que separa distintivamente un público, “plenbeu” de una clase
“aristócrata”. Porque la oposición entre las clases sociales es clara, se puede establecer una
frontera entre universos culturales antagónicos” (Ortiz, 1988: 68).
No obstante, al final del siglo XVIII, la cultura popular, un término inventado por el
romanticismo alemán (Ortiz, 1988: 676). El cual va a ser articulado en el contexto de la
construcción de los estados nación que busca recuperar los tesoros de una tradición pérdida en el
tiempo, que va a constituirse en una de las bases sobre las que se va a edificar la identidad de las
naciones a lo largo del siglo XIX y principios de los años XX en Latinoamérica (Ortiz, 2012:
21). Sólo que, en la relación de las ciencias sociales con el concepto de cultura, al unísono del
proceso de constitución de los Estados Nación, también, se erige la constitución de la
especialización de los saberes científicos, de este modo, recuperando la reconstrucción histórica
de Ortiz (2002: 21):
6 En este caso, Ortiz se apoya en el estudio histórico de Peter Burke para afirmar que “el concepto de cultura popular
emerge solamente con el movimiento romántico, y se articula posteriormente con los folcloristas. En este sentido
Peter Burke tiene razón cuando afirma que este es una creación de los intelectuales, quienes se concentran en este
período, en el estudio de las manifestaciones populares” (Ortiz, 1988:67)
Erick Serna Luna
Capoeira – Revista de Humanidades e Letras | Vol.4 | Nº. 2 | Ano 2018 | p. 157
Durante el siglo XIX, con la expansión del romanticismo y la emergencia de una
consciencia folclórica, el estudio sobre la cultura popular se disemina en varios países. En
tanto, y este es el punto que quiero resaltar, al final del siglo, con el proceso de
autonomización de las Ciencias Sociales, el Folklore (las tradiciones de la gente), en
cuanto campo de conocimiento, tiende cada vez más a ser situado en el margen de las
nuevas disciplinas: Sociología, Antropología e Historia.
Lo que a continuación sigue, tanto en los planos de la política como de la ciencia, y con
el pujante advenimiento de la ideología del progreso industrial, la “cultura popular” comienza a
concebirse como la “rara belleza” que debe de ser preservada al interior de los museos de “arte
popular” (Ortiz, 2002: 22). Eso se constata con mayor vehemencia en Europa, en donde se
materializan primero los dividendos del progreso industrial. Al tiempo que en el Nuevo Mundo
al inicio del siglo XX, existe la recuperación de la cultura popular como un elemento de
constitución de los emergentes Estados Nación latinoamericanos. En el caso de Brasil, es en este
período que emergen los primeros folcloristas y los intentos de construir la identidad nacional
brasileña (Ortiz, 1988: 74). Dentro de estos intentos, se encuentra la recuperación de ciertas
culturas populares, como la Capoeira, a través de su elemento deportivo marcial, de lo que
hablaré más adelante.
En este sentido, recordando el recorrido sobre las Declaraciones de la UNESCO previas
al nombramiento de “Patrimonio inmaterial de la Humanidad”, no es casualidad que, en un
principio, se haya identificado la cultura y la historia de la humanidad sólo con lo bienes
materiales, con lo tangible, y que el proceso de reconocimiento de los saberes intangibles haya
sido producto de tantos años de discusiones y precisiones. En este proceso, también vale la pena
recordar que antes de ser reconocidos los saberes inmateriales como “cultura popular” en 1989,
en 1987 la UNESCO los llamó como “folklore”, que si bien, un término no es menor o mejor
que el otro, si permite identificar una perspectiva de construcción y posicionamiento respecto de
los saberes populares.
La siguiente “constelación de sentido” que indica el análisis de Ortiz, es la de la
“cultura de masas”. Un fenómeno que se desarrolla en una época en donde el desarrollo
capitalista ya se ha instalado por completo en el mundo occidental que nace del boom de la
cultura norteamericana y su expansión a lo largo del mundo como el nuevo entendimiento de lo
“civilizado”, el triunfo del estilo de vida americano.
Cultura de masa” nomina esta dimensión em la que el proceso de producción y difusión
cultural se transformó radicalmente. O como considera Edward Shils (1959), ella es la
expresión de una sociedad en la cual la masa de la población fue incorporada a su centro.
Esto significa que los niveles de cultura, antes concentrados, restringidos a las diferencias
de clase, con el consumo generalizado, estarían disminuyendo. Se trata, por lo tanto, de
un “nuevo orden social (Ortiz, 2017: 24-25).
Os jogos políticos da Capoeira: Análisis de la política cultural nacional e internacional sobre la Capoeira
Capoeira – Revista de Humanidades e Letras | Vol.4 | Nº. 2 | Ano 2018 | p. 158
Ortiz identifica que, hasta antes de mediados del siglo XX, las constelaciones de sentido
de la cultura poseían cierta autonomía en la medida en la que el arte y la antropología, el goce de
la cultura como su estudio, eran dos esferas del conocimiento y producción de la cultura que no
tenían mucha relación entre sí. No obstante, al crearse una industria cultural, es decir, al
aparecer la cultura como una mercancía, que se identifica con la masificación de la cultura a
través de los medios de comunicación, las fronteras se fragmentan y se asiste a un fenómeno en
el que los significados de la cultura como arte, como saber y como mercancía, “Esos
significados, sin girar en la órbita de las constelaciones, se depositan en camadas geológicas. Y,
en tanto fragmentos, elementos dispersos, son reinterpretados e integrados al debate
contemporáneo (Ortiz, 2017: 18).
Es en este contexto, acentuado por la Guerra Fría, y el riesgo latente de la extinción
humana, que, como ya he presentado, es que la cultura y la historia, se entienden, bien como
riquezas de la humanidad que se deben de conservar, bien como bienes “materiales e
inmateriales” que pueden generar riqueza y sustentabilidad para las comunidades a quienes les
pertenecen, o bien, para aquellos entes, sean estatales o industriales, que pueden explotar los
bienes culturales. Esto adquiere un especial cariz, en los tiempos contemporáneos signados por
las políticas neoliberales a nivel global que buscan explotar las plusvalías del suelo y las
riquezas históricas en colusión con los Estados que se han convertido en facilitadores de las
condiciones para generar mercados.
El estudio de Sergio Costa (2016) sobre las políticas de inclusión cultural de las
comunidades quilombolas7, después de las declaratorias de 1988, ha identificado el contexto
histórico que relaciona a las Declaratorias de los Derechos Humanos y culturales que han
impulsado la ONU y la UNESCO8 con el contexto neoliberal de políticas de liberalización de los
Derechos y las riquezas. Para Costa, desde la década de los años ochenta, el multiculturalismo,
como ideología política, ha permeado las propuestas políticas de la ONU, en un contexto de post
guerra, en el que se ha reconocido que, para la creación de un nuevo orden mundial, el
reconocimiento de los Derechos políticos y culturales de las minorías son necesarios e
indispensables para la legitimidad a un orden mundial justo e incluyente (Costa, 2016: 16).
7 “El programa Brasil Quilombola” fue creado en 2004 para organizar las actividades en 23 ministerios y agencias
federales relacionadas con los remanentes de las comunidades quilombolas Al final del 2011 Brasil tenía 3,524
comunidades quilombo que son objetivos potenciales de las actividades del programa, las cuales tienen como objetivo
principal garantizar el acceso a la tierra; a los servicios de salud y las acciones educativas; construcción de viviendas,
electrificación; recuperación ambiental; incentivos para el desarrollo local” (Costa, 2016: 21) 8 El análisis de Costa (2016: 10), como él mismo lo señala, “… no es cuestionar la legitimidad de las garantías legales
y políticas que ayudan a la protección de las minorías culturales, pero si busco delinear una comprensión realista
sobre el impacto y medición de sus consecuencias” (Costa, 2016: 10)
Erick Serna Luna
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Sin embargo, al mismo tiempo que se busca la construcción de un paradójico orden
mundial incluyente y de respeto a la diversidad cultural, siempre y cuando siga los pasos que se
han establecido desde las políticas gubernamentales, internacionales y nacionales para su
reconocimiento, se han comenzado a involucrar el interés de otras agencias internacionales
como el Banco Mundial y la Organización Internacional del Trabajo, que se suman a los
intereses de las empresas nacionales y transnacionales, quienes en un contexto neoliberal de
capitalización de los valores culturales e históricos, materiales e inmateriales, detectan un
mercado de oportunidad en la explotación de las mercancías que pueden ser ofrecidas en el
mercado mundial a través del rótulo de lo “étnico” y lo multicultural (Costa, 2016: 15).
No es casualidad que, como lo han identificado diversos estudios sobre los centros
históricos a nivel mundial, después de las declaratorias de la UNESCO sobre el Patrimonio
Histórico de los Centros Históricos, estos hayan aumentado su valor como espacios urbanos
generadores de riquezas y hayan sido testigos de fenómenos sociodemográficos y económicos
como el “revanchismo9” o la “gentrificación10”. Fenómenos que no han excluido de suceder en
la ciudad histórica de Salvador, Bahía, cuna de la Capoeira moderna, la cual, ha sufrido
recambios poblacionales y expulsiones que involucran, en algunos casos, a las propias personas
que practicaban la cultura popular en las legendarias calles del Pelourinho.
En este contexto de complejos intereses políticos, estéticos y económicos, es que la
concepción de “Patrimonio cultural inmaterial” cobra un sentido, si bien no sospechoso, si que
debe de ser tomado en cuenta para entender desde qué ángulo se instauran las políticas culturales
en torno a la Capoeira. Una expresión cultural que, por su naturaleza dinámica y de resistencia
histórica, aunado a sus propias lógicas internas de poder, es mucho más complejo y complicado
de patrimonializar y preservar. Como Ortiz lo identifica en general con todas las expresiones
culturales de matriz afro y su mezcla con las propias culturas indígenas, como es el caso de la
Capoeira, el avance de la cultura popular se ha encontrado con sendas resistencias de las propias
poblaciones que detentan las culturas populares. Por ejemplo, en el caso de la preservación y el
entendimiento de la cultura popular como una riqueza ancestral que se piensa que está anclada a
otro tiempo.
9 El término alude a la expulsión, mediante la elevación de los precios catastrales y de los servicios públicos, de las
clases bajas que fueron dejadas en los espacios históricos pauperizados y al regreso de las clases altas debido al
cambio de valor y estatus que recobran los Centros Históricos que se convierten, como antaño, en el foco de la vida
económica y cultural de la ciudad. 10 Un fenómeno sociodemográfico que se encarga de estudiar el cambio poblacional, en términos de poder adquisitivo
y capital cultural, que acontece en un espacio que ha cambiado los valores del uso del suelo o sus dinámicas sociales.
Regularmente se relaciona con la expulsión de los habitantes originarios, regularmente de estratos más bajos, y la
Os jogos políticos da Capoeira: Análisis de la política cultural nacional e internacional sobre la Capoeira
Capoeira – Revista de Humanidades e Letras | Vol.4 | Nº. 2 | Ano 2018 | p. 160
Puesto que el mundo rural, el sincretismo religioso, la diversidad indígena y la del
mestizaje nada tiene de “resquicios del pasado”, siendo en verdad fuerzas actuantes en el
presente, difícilmente esa dimensión de la vida social podría ser negociada. Las
expresiones culturales tradicionales constituyen así una referencia obligatoria (…)
orientando el debate en una dirección enteramente distinta, respecto a los Estados
Unidos, en donde el concepto de cultura popular prácticamente se iguala al de “cultura
de masa”, esto es, a los bienes culturales producidos industrialmente (Ortiz, 2002: 22)
Es entonces que la idea de Patrimonio de la cultura popular como una idea de
preservación, como un congelamiento del pasado (Costa, 2016) para ser exhibido en los museos,
como sucede con las riquezas materiales, fracasa al entender que la cultura popular es una
cuestión del pasado y no una producción dinámica, una cultura viva, que se produce y reproduce
en la vida cotidiana de las poblaciones que la han heredado y la mantienen viva en cada
momento que la repiten. Un entendimiento de la idea de cultura que se asemeja más a lo que
Simmel11, apoyándose en la filosofía de Nietszche, entendía como una cultura a la relación
dialéctica entre la producción subjetiva y su concreción objetiva, así:
…cultura es el conjunto de un movimiento subjetivo creador que se plasma
objetivamente y supone al mismo para apropiación subjetiva de lo objetivo. Este
movimiento no sólo se presenta entre los creadores de elementos culturales y los
receptores, sino incluso entre el creador y su obra. En el momento en que ésta se vuelve
autónoma, independientemente de él (Sabido, 2003: 166)
Una concepción dinámica de la cultura que pareciera más acorde a una práctica como
la de la Capoeira que, me parece de manera perfecta, ha sido entendida por Rector (2008, 185),
para quien la Capoeira “Puede ser vista como una lucha, un juego, deporte o una danza,
dependiendo de la perspectiva del receptor y del momento histórico de la percepción”. Es decir,
como una cultura viva que se produce y reproduce dentro de cada roda, en cada movimiento de
los jogadores, en cada nota del berimbau y en cada canto del coro, pensar en una cultura estática
regulada y reglamentada, en un instrumento perpetuo de museo, es una concepción errónea de
una política de preservación y resguardo, pues, no entiende que la mejor manera de preservar la
Capoeira es nutrir a sus practicantes para que puedan seguir reproduciéndola.
Lamentablemente, la visión desde la cual se ha creado la política de Patrimonialización
de la Capoeira, parte de una idea de la cultura como un bien estático, objetivo y estructurado,
concordando con el análisis de Costa (2016: 9)
…la definición de cultura que describe a las identidades culturales como entidades
ancestrales reproducidas por procesos que son endógenos a las minorías y que son
prioritarios a las mismas políticas. Siguiendo esta lógica, la protección del Estado es
legitimada con el argumento de que es necesario crear barreras entre las minorías
llegada de habitantes de estratos económicos y/o culturales más altos; como, también, puede aludir a la convivencia
de ambos estratos en el mismo espacio urbano. 11 Olga Sabido Ramos, una de las máximas especialistas de Simmel en América Latina, destaca que “Simmel
desarrolla un concepto dinámico de la cultura: la cultura surge propiamente cuando las categorías producidas en la
vida y por la vida se convierten en imágenes independientes de formaciones de valor propio que son objetivas frente a
la vida” (Sabido, 2003: 162)
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Capoeira – Revista de Humanidades e Letras | Vol.4 | Nº. 2 | Ano 2018 | p. 161
culturales de los grupos y el ambiente que rodea para que las identidades minoritarias
puedan ser reproducidas sin ser asimiladas o marginadas por la cultura dominante
Desde esta lógica paternalista, lejos de superar e integrar a las expresiones culturales, se
les congela y aísla para que no pierdan su “pureza cultural étnica”. Sin entender que lo que se
congela son las desigualdades estructurales que han marginalizado a las personas que producen y
reproducen estos saberes populares, en este caso, los grupos y Mestres de Capoeira.
As regras del jogo. La incesante polémica gubernamental por regular la Capoeira.
Hace cuatro años, cuando comencé mis indagaciones más serias sobre los temas, fuera
de lo acontece en las aulas y la roda de Capoeira, pero que, de igual forma, conciernen a la
Capoeira, uno de los primeros elementos que llamó mi atención, como a las investigadores e
investigadores que he citado, fue que una práctica que en su momento fue criminalizada y
perseguida se haya tornado, en aquel entonces, reconocido por el Instituto del Patrimonio
Histórico y Artístico Nacional del Ministerio de Cultura como “Bien cultural inmaterial de
Brasil” (Pires y Pinheiro, 2009: 43).
Esa curiosidad fue la que me llevó a realizar un recorrido histórico y jurídico sobre la
polémica de la regulación de la Capoeira que se había desatado a raíz del proyecto de Ley
número 2.85812, promovido por el, entonces, Diputado y economista Carlos Zarattini. La
propuesta tenía la intención de regular, entre otras profesiones, la práctica y enseñanza de la
Capoeira en Brasil. En un inicio la propuesta consistía en 12 artículos que buscaban reglamentar
las actividades de los profesionales de las artes marciales, la Capoeira, la danza, el surf, skate
entre otras actividades deportivas y culturales que no eran supervisadas por el Estado brasileño.
En lo que concernía a la Capoeira, originalmente, dentro de los artículos quinto al
noveno de la propuesta, se buscaba regular el ejercicio profesional y la enseñanza de esta arte .
En términos resumidos, los artículos señalan que para el ejercicio profesional de la enseñanza de
la Capoeira, los Mestres y Contramestres, deberán de comprobar diez años o más de práctica
profesional; además, de la impartición de las clases en academias e instituciones, la elaboración
de informes técnicos y científicos; e incluso, la inclusión de los profesionales de la Capoeira en
los programas educativos de las escuelas de enseñanza superior, es decir, que estas escuelas,
podrían formar a los profesionales de la Capoeira en un plazo de 10 años.
Este punto era uno de los más polémicos de la propuesta original, pues, como es sabido,
además de ser una práctica cultural y deportiva, la Capoeira es también una forma de vida que
contiene sus propias reglas y filosofía. Es decir, contiene formas internas de regulación que
12 Que posteriormente, con el paso de las discusiones, se transformaría en Proyecto de Ley Num. 2.858/08 y
Proyecto de Ley 5.222/09, propuesto por la Diputada Lídice da Mata, que añade la promoción de Mestre Bimba
Os jogos políticos da Capoeira: Análisis de la política cultural nacional e internacional sobre la Capoeira
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responden a la práctica tradicional del arte, lo que incluye a la preparación de las personas
encargadas de transmitir los conocimientos y tradiciones de la Capoeira, máximos depositarios
del saber: los Mestres y Contramestres. Los cuales, para alcanzar a ese rango pasan entre 20 a 30
años dedicados a aprender y desarrollar los conocimientos tanto físicos, como filosóficos,
musicales y culturales para formar a más personas en el arte de la Capoeira.
Resulta paradójico que a cuatro años de distancia, revisando la bibliografía para
comprender los entramados políticos que rodean la política cultural sobre la Capoeira, encuentre
que la polémica sobre la regulación de la Capoeira, es un tema vigente y que, incluso, puede ser
uno de los principales escollos políticos al interior del Estado brasileño, el cual impide la
construcción de una política cultural sobre la Capoeira que pueda ser constante a lo largo del
tiempo, independientemente de la facción que dirija el gobierno. Esta remembranza sobre mis
indagaciones pasadas le da sentido a una de las conclusiones que realizó Leite (2010: 303) a
propósito de la política cultural sobre la Capoeira al finalizar el período del gobierno de Lula.
Es de extrema importancia resaltar que el reconocimiento de la capoeira, como
patrimonio cultural del Estado brasileño, fortalece la desvinculación del docente de la
Capoeira con la obligación de una formación superior en Educación Física, hecho que
insistentemente el Consejo Federal de Educación Física e los Consejos Regionales
intentan implementar. Cabe ahora a los sectores jurídicos y laborales actualizarse y
apoyar a los capoeristas que, desprevenida o coercitivamente, tuvieran sus derechos
constitucionales, históricos y sociales, habilitados, siendo obligados a afiliarse y
mantenerse junto al Consejo, para no perder sus empleos
Esta desvinculación que celebró en su momento Leite, como lo muestra la propuesta de
Ley que impulsó Carlos Zarattini, no fue una acción que permaneciera en la política cultural
posterior al nombramiento del IPAHN del 2008. De hecho, con modificaciones posteriores, el
Proyecto de Ley número XXX del 2013, detalla en su artículo quinto, de manera más acuciosa
los términos laborales y de contratación que regirán a la práctica profesional de la Capoeira,
pretendiendo que, al estipularse la contratación formal del “educador” de Capoeira, se le
otorgué cierta protección laboral al practicante13. Otra modificación sustancial a la propuesta de
Ley final, fue el reconocimiento de la figura tradicional de Mestre, así como la omisión del plazo
de 10 años como experiencia mínima para ejercer profesionalmente la Capoeira.
No obstante, pese a las modificaciones, representantes de diferentes grupos de
Capoeira, sintieron que no se respetaban sus tradiciones y valores como practicantes de
Capoeira. Situación que se evidenció cuando diversos colectivos de practicantes de Capoeira,
como patrimonio rector de la Capoeira. 13 En esa tónica, en los artículos 7 y 8 se habla sobre la certificación y acreditación de los practicantes como
profesionales avalados para dar clases de Capoeira. En el artículo 11 se menciona la adscripción de los profesionales
reconocidos a la Organización Nacional de la Capoeira, la cual promoverá las actividades y recursos destinados a la
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principalmente en los estados de Bahia y Minas Gerais, se unieron para protestar en el espacio
público y conformar un núcleo político para negociar, en reuniones y debates con las cámaras de
Diputados y del Senado, contra las regulaciones, en donde precisamente, los practicantes buscan
incidir en la modificación del aspecto laboral y de reconocimiento de las tradiciones en la
propuesta de profesionalización de la enseñanza de la Capoeira.
Si bien la propuesta de Ley de Zarattini no prospero, debido a que no existe un órgano o
institución dentro de las leyes del Estado brasileño que respalde, resguarde y vigile los acuerdos
alcanzados a partir de las declaraciones nacionales e internacionales de la Capoeira como bien
cultural inmaterial de la humanidad, es latente el peligro de que se impulsen medidas que
busquen regular y expropiar la práctica de la Capoeira y de sus practicantes en nombre de una
supuesta vigilancia de su Patrimonialización. Esta incertidumbre histórica hace que no sea baladí
las dudas que planteó Leite (2010: 300) sobre las preocupaciones políticas que rodeaban los
proyectos de apoyo a la Capoeira, a saber: 1) ¿Quiénes estarían al frente de los proyectos? 2)
¿Existiría una participación de los grupos de Capoeira? 3) ¿El nombramiento de la Capoeira
como Patrimonio cultural inmaterial terminaría con la persecución histórica del “Consejo
Federal de Educación Física sobre los profesionales de la Capoeira? (Leite, 2010: 300)
Resumiendo, el desarrollo de esta polémica, a inicios del siglo XX, aún con la
prohibición vigente, dentro de un contexto de búsqueda militar de un método de defensa propio
de Brasil (Fonseca, 2008: 6), la práctica de la capoeira comienza a ser adoptada, como táctica de
pelea, por las milicias de Río de Janeiro, dando origen a los primeros manuales de enseñanza y
aprendizaje de la Capoeira14. Sin embargo, es hasta la década de los 30´s, con la aparición en la
escena de Manoel dos Reis Machado, “Mestre Bimba”, creador de las primeras academias de
Capoeira; que se institucionaliza la enseñanza de la Capoeira, para ser posteriormente, en 1937,
legalizada por el decreto emitido por el entonces presidente Getulio Vargas15. Dando inicio a
una etapa de reconocimiento y valoración tanto deportivo como político-cultural de la Capoeira.
Prácticamente al mismo tiempo, también en la ciudad de Bahía, emerge una
contraposición de los practicantes de Capoeira contra su deportivización, de la que el máximo
práctica y difusión del arte. Acciones que son detalladas en el Capítulo quinto, artículos 15 y 16 de la propuesta de
Ley. 14 “Coelho Neto llega inclusive a defender la enseñanza de la Capoeira em las escuelas y en las Fuerzas armadas,
sirviendo, em esta última, como un método de defensa corporal. Otro defensor de la Capoeira como un deporte
nacional fue Aníbal Burlaqui (1928), que llega inclusive a publicar un manual em el cual propuso un reglamento para
la Capoeira, así como critérios para futuras competiciones” (Fonseca. 2008: 5-6). 15 “...observa Lilia Schwarcz (1993), la cultura que fue escogida como la representante oficial de Brasil en los años
1930 fue la mestiza, procurando un recate o la creación (como em el caso del bale) de manifestaciones
“genuinamente brasileñas” em diversas esferas. En este cuadro la capoeira dejo de ser considerada práctica ilícita,
dejando de figurar en el Códico Penal em 1937 (Fonseca. 2008: 9)
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representante fue, cobijado por un grupo de artistas e intelectuales, Vicente Ferreira Pastinha,
“Mestre Pastinha”, grupo que buscaba rescatar las tradiciones antiguas, rituales y vínculos
culturales que, la Capoeira Regional de “Mestre Bimba”, había dejado de lado (Fonseca. 2008:
18; Talmon-Chvaicer, 2008: 2).
Estas dos posturas, dos estilos de práctica de la Capoeira, junto con una tercera
representada por Sinhozinho en Río de Janeiro16, protagonizarían los primeros debates sobre la
deportivización de la práctica durante la década de los años sesenta. La cual no llegaría a un
acuerdo por las divergencias de ideas entre los estilos de Capoeira tradicionales, entre los que se
inscribía la Capoeira regional, y las posturas del Ministerio de Cultura y Deporte que buscaba
homogeneizar la práctica solamente a través de su sentido deportivo (Pires y Pinheiro, 2009: 49-
50).
Esta tensión entre la concepción deportivo marcial de la Capoeira y la concepción más
apegada a los rituales y a la filosofía ancestral, perdura hasta nuestros días, como se ha mostrado
a partir de las perspectivas e ideologías sobre la política de la Capoeira en Brasil. Por un lado, un
bando que busca regular y entender la Capoeira desde un ámbito eminentemente deportivo-
marcial, y en el otro lado un polo de capoeristas que defiende los fundamentos y la ancestralidad
cultural de la Capoeira. No obstante, siguiendo el juego histórico de relaciones contingentes
entre el gobierno y los grupos de Capoeira, esta relación no siempre está clara, ya que ambos
bandos, gobierno y capoeristas, se han beneficiado los unos de los otros.
Así, tiene sentido lo que señala Leite (2010: 290) quien al remitirse al aspecto deportivo
fuera posible insertar a la Capoeira dentro del entramado político a través de cinco aspectos.
Posiblemente, cinco factores irán a contribuir para la inserción de la capoeira en la
sociedad, entendida mayoritariamente como una práctica deportiva: la introducción de la
capoeira en las universidades, primero, como una disciplina denominada práctica
deportiva e, posteriormente, como una disciplina curricular de la formación del
profesorado de Educación Física (De Bahía a Río de Janeiro); la inserción de la capoeira
en la Federación de Pugilismo; la inmigración de Mestres bahianos para Sao Paulo y Rio
[de Janeiro]; e el reconocimiento como un deporte, a través de una ordenanza de 1972,
por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) e el Programa Nacional de Capoeira
(PNC), desarrollado por el, entonces, Ministerio de Educación e del Desarrollo (Liete,
2010: 290)
Otro elemento que vale la pena destacar es que estas relaciones contingentes entre
grupos de Capoeira y gobierno se realizan siempre en términos de desigualdad, ya que según el
Servicio del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (SPHAN) desde el proyecto que la
dependencia hizo en 1936, la capoeira pudo haber sido reconocida como Patrimonio inmaterial
16 El estilo de Sinozinho, eminentemente marcial, combinaba diversos estilos de pelea con movimientos de Capoeira,
sólo que de ésta, no recuperaba ningún elemento ritual, ni tradicional.
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de la cultura brasileña, pues, encuadrada como “arte popular”. Sin embargo, la Capoeira no era
aún reconocida como una manifestación legítima de la cultura brasileña, sobre ella, aún pesaba
la sombra de la criminalización que le había sido impuesta desde las últimas décadas del siglo
IXX (Leite: 2009, 291).
En resumen, sobre las pugnas políticas internas que dificultan la implementación de
medidas efectivas sobre la Patrimonialización de la Capoeira como un bien cultural inmaterial
de la humanidad, existen dos aspectos que se tendrían que atender. En primera instancia, las
pugnas internas por el prestigio y el poder que existen entre los grupos y estilos de Capoeira17.
En segunda instancia, resolver la relación contingente entre el gobierno que busca regular a toda
costa a la Capoeira, limitándola a su espectro deportivo y profesional en demerito de la riqueza
cultural, ancestral y filosófica que encierra una práctica popular tan compleja y dinámica como
lo es la Capoeira.
Reflexiones finales: La Capoeira como auténtico patrimonio de la humanidade
El 29 de septiembre en distintas ciudades del mundo, diversos grupos de Capoeira se
organizaron en torno del movimiento “Maior é deus grande é João” con el propósito de
homenajear y recabar fondos para ayudar a que la vida de uno de los últimos Mestres de la
“Vieja Guardia” de la Capoeira, tenga una vida decorosa en los años que le restan de vida. Un
gesto loable de la comunidad global de la Capoeira para que el Mestre João Grande no padezca
la misma desventura que Mestre Bimba, Mestre Pastinha y Mestre Waldemar, sufrieron, como
otros grandes Mestres que, en los últimos años de su vida viven rodeados de la miseria y la
pobreza que contrasta con los años y el esfuerzo que dedicaron al impulso de la Capoeira.
Una vez más, se muestra que es la comunidad unida de la Capoeira quien logra las
acciones más importantes y trascendentales en beneficio de su comunidad, independientemente
de los nombramientos internacionales que los las instituciones o los Estados otorguen a la
Capoeira como “Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad”. En este sentido, queda
evidenciada la falta de corresponsabilidad respecto al asunto del “Patrimonio”, pues, ninguno de
los órganos gubernamentales ha adoptado para si la responsabilidad de ministrar los recursos y
apoyos, continuos y constantes, para garantizar la preservación, desarrollo e impulso que supone
la Patrimonialización de la Capoeira en Brasil, mucho menos podemos esperar una articulación
17 “Al final, los capoeristas aun precisan de organizarse mejor, uniendo fuerzas y haciendo valer sus reivindicaciones
para que la Capoeira tenga, en verdad, un verdadero respeto y reconocimiento” (Leite, 2010: 304)
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transnacional para que esta política cultural se lleve a cabo en los demás países en los que la
Capoeira se ha desarrollado.
Contra todo y pese a todo, independientemente que se tenga o no la categoría de
Patrimonio inmaterial de la humanidad, la Capoeira ha sabido abrirse camino, por sus propios
méritos y por los esfuerzos de los Mestres, hasta conquistar el mundo y tener presencia en más
de 150 países. La Capoeira es la mejor embajadora de Brasil en el mundo, quizá, sea la máxima
embajadora cultural en el mundo. No obstante, ello no implica que sea una tarea fácil la de
difundir la Capoeira por cuenta propia, con los propios recursos de los Mestres, que en ocasiones
se limitan a un berimbau, un bolso con pocas pertenencias y un montón de esperanzas en el
corazón y la cabeza.
Por otro lado, tras el supuesto acceso universal que implican las convocatorias para los
concursos y convocatorias estatales, no sé toma en cuenta que tras esta supuesta
democratización, se esconden desigualdades internas de los grupos quienes requieren de una
preparación académica y educativa en sus cuadros de integrantes para poder concursar en las
convocatorias y quedar en los puestos finales. Tampoco se menciona la calidad de los apoyos.
Finalmente, las convocatorias, implícitamente, apoyan una lógica de competencia neoliberal en
la que los equipos deben de luchar por los recursos, como en toda competencia económica,
reproduciendo las desigualdades que aquejan a los grupos y Mestres más antiguos, quienes,
quizá, no cuenten con los capitales educativos y culturales para concursar en las convocatorias y
que, por ende, a pesar de todos los años que se han dedicado para preservar la cultura de la
Capoeira, no puedan recibir los apoyos del gobierno.
En este sentido, se evidencia una vez más cómo el gobierno se pone en una posición
dominante para ministrar los apoyos al desarrollo y preservación de la cultura de la Capoeira, no
se promueve un diálogo horizontal que reconozca las necesidades y carencias específicas y se
trabaje en el desarrollo de las capacidades que puedan garantizarle a los Mestres y los grupos de
Capoeira una autonomía económica y política que trascienda los tiempos de las convocatorias
gubernamentales. Con lo que se continúa reproduciendo la dinámica desigual de una política que
busca regular la Capoeira a toda costa e impide que se genere una política cultural Nacional que
devenga en la construcción de una política cultural internacional que haga de la Capoeira un
auténtico Patrimonio cultural de la humanidad.
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