Brevario de Ideas Políticas-Gerardo Molina

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Breviario de Ideas Polticas-Gerardo Molina

Datos del LibroGerardo Molina, bien conocido de los lectores del pas despus del xito de su obra Las ideas liberales en Colombia, presenta hoy su ltimo libro, Breviario de ideas polticas, preparado con el cuidado y el rigor que le son propios. Es un trabajo sencillo, ajeno a toda clase de divagaciones abstrusas, que busca satisfacer una necesidad sentida por multitud de personas: ver claramente en la selva formada por las diversas escuelas polticas. Son muchos en verdad los colombianos que experimentan simpatas por ste o aquel credo, pero que se encuentran perplejos e inseguros por que no disponen de los textos que les digan cules son los principios rectores de sta o aquella (ideologa. Gerardo Molina se ha dado cuenta de esa situacin, y por eso, en este pequeo libro, hace de gua y le explica al lector cmo surgi determinada escuela, qu desarrollos ha tenido y cules son sus manifestaciones actuales.Al tratar, por ejemplo al liberalismo, el autor examina el proceso que condujo a que en Occidente ese modo de ver la sociedad y el Estado fuera artculo exportable, cmo se incorpor a nuestra manera de ser en el siglo pasado, qu transformaciones ha tenido en virtud de acontecimientos como la primera guerra mundial y la revolucin socialista de 1917, y cul es la encrucijada en que hoy se encuentra.Cosa parecida ocurre con el socialismo. Gerardo Molina muestra en forma didctica su gestacin por obra de las aspiraciones de las masas a un destino mejor, y por qu hoy en da se divide en dos grandes corrientes, la socialista propiamente dicha y la social democracia, tan en boga ahora en la Amrica Latina. En qu coinciden y en qu se apartan esas tendencias, es punto analizado por el autor en forma que ser de mucha utilidad.El captulo que seguramente despertar mayor inters es el ltimo, dirigido a establecer las discrepancias y los aspectos en que coinciden el socialismo y el comunismo. Es un tpico no bien dilucidado por los tratadistas de ideas polticas, pero que aqu alcanza cierta precisin, lo que tiene alguna importancia, ya que muchas personas, inclusive de cierta cultura confunden, los dos trminos y as creen de buena, o a veces de mala fe, que todos los partidarios del cambio social son "comunistas".Los grandes medios de comunicacin, siempre apresurados o enfeudados a determinados intereses, han llevado a esa falsa conclusin.Digamos, en sntesis, que este Breviario puede ser un auxiliar eficaz de muchas gentes que no disponen de tiempo y de oportunidades para cimentar sus inclinaciones doctrinarias y para deslindarlas de otras. Ojal estas pginas contribuyan a que cada lector sea un ciudadano capacitado para escoger entre diferentes opciones, es decir, para que sea un ciudadano completo.El liberalismo clsico

Para comprender el sentido de esa asombrosa aventura que fue la consolidacin del liberalismo como doctrina poltica, debemos situarnos en la Europa continental del siglo XVI. En esos aos ocurrieron hechos que cambiaron la cara y el destino del mundo: los grandes descubrimientos se sucedan, el comercio comenzaba a adquirir dimensiones planetarias, la produccin abandonaba definitivamente su carcter pueril de simple economa de subsistencia para trocarse en ilimitada, por obra de las invenciones tcnicas, y el viejo anhelo de libertad individual obtena ritmo irreprimible. En suma, las fuerzas productivas sea hallaban en pleno desenvolvimiento.Esta revolucin, desde luego, no se dio de manera sbita. Desde varias centurias atrs se perciban los cambios que habran de conducir a ese resultado. Cmo seguir tolerando una organizacin econmica que limitaba el nmero de explotaciones? Cmo soportar ms un sistema en el que el siervo estaba siempre adscrito a la gleba y el aprendiz a su oficio, todo meticulosamente reglamentado y a base de monopolios? En vez de lo seores feudales, que carecan de la nocin del cambio, por lo cual la Edad Media . fue antes que otra cosa el reinado de la fijeza y del tradicionalismo, haba que abrirle la ruta a tantas energas sociales en ebullicin.Desde el siglo XI se observaba el desarrollo de las ciudades en diferentes partes de Europa, las que tropezaban con el estorbo de los gremios profesionales. Esas ciudades, en las que dominaban los comerciantes y artesanos, eran centros de individualismo, rodeados por la inmensa red seorial con su severa organizacin jerrquica. El comercio internacional, al tomar vuelo, corra a cargo de hombres de gran iniciativa, que naturalmente procedan a romper los cuadros estrechos en que se venan moviendo las actividades productivas y de intercambio. Era lgico entonces que la primera demanda de los comerciantes fuera la de la libertad. Otro ncleo econmico iba a actuar dentro de esa misma direccin: fue el constituido por quienes haban obtenido del rey el privilegio de explotar las minas. Con base en los ricos yacimientos de plata de Hungra, el Tirol y Bohemia, se formaron considerables fortunas personales. Hombres de presa como los Fuggers, de Alemania, y Jacques Coeur en 'Francia, obtuvieron sealadas preeminencias, entre otras, la de ser banqueros de los reyes. Jacques Coeur lleg a establecer 300 factoras en Inglaterra y en Blgica. Debe destacarse en ese perodo la estrecha alianza de la burguesa mercantil, financiera y manufacturera con el monarca, fenmeno que tanto contribuy al establecimiento del Estado moderno.Para ese desarrollo, de tipo industrial especialmente, era necesaria la conjuncin de dos factores: la acumulacin de capital, el cual ya exista, segn acabamos de decir, y una creciente masa de trabajadores proletarizados. En la ilustrativa descripcin que de esa poca hace Jacques Pirenne (1), se ve cmo pequeos menestrales que tejan paos con lanas facilitadas por comerciantes, acabaron por estar al servicio de stos, como obreros. Igualmente seala aquel historiador que algunos miembros de la nueva clase de negociantes, al encontrarse estrechos en el marco municipal fueron a instalar sus talleres en el campo, sin duda en busca de mano de obra ms barata. Todo esto fue desintegrando el feudalismo, y as encontramos que en 1415 Florencia elimin definitivamente la servidumbre del hombre de la gleba, y casi un siglo despus ocurri lo mismo en los Pases Bajos.No debe creerse sin embargo que toda Europa experiment al mismo tiempo esta mutacin de signo capitalista. Eso ocurri en la parte Occidental, no as en la Oriental, que debi seguir por un extenso perodo dentro de los cuadros tradicionales, ajena por tanto a la sacudida del Renacimiento y al despertar del individualismo y de las ansias libertarias.Acabamos de mencionar el Renacimiento. Sin el potente desarrollo econmico y social a que hemos aludido, l no habra sido posible, como tambin es cierto que su influencia se hizo sentir inmediatamente en la velocidad que adquiri ese desarrollo. Sin duda fue en el terreno jurdico donde primero se percibi el mpetu renacentista. Y era natural. La joven burguesa, ebria del deseo de afirmar su personalidad, no poda regirse por las normas de tipo feudal, las que lo menos que hacan era impedir que se manifestara la libre personalidad. Esto implicaba la resurreccin del Derecho Romano, y por eso l se propag por la Europa continental. Si el comercio entre naciones estaba adquiriendo el volumen y la regularidad de que hemos hablado, era necesario que el hombre de negocios tuviera delimitados y asegurados sus derechos.. Y dentro de esa indispensable ordenacin jurdica, el hoy llamado Derecho Internacional deba obtener particular relieve, ya que por obra del' comercio, de radio muy extenso, se ponan en relacin individuos de un pas con los de otros. E1 Estado Nacional, comenzaba a ser un hecho, y de ah se desprenda la existencia, por lo menos en boceto, de una comunidad internacional.La fundacin de varias universidades en el siglo XV, aunque sometidas al principio a la Iglesia, atendi a la necesidad de impulsar no slo la ciencia del Derecho, sino otras, vitales para el desarrollo iniciado. Cuando un artista como Leonardo da Vinci, al par que contribua al resurgimiento de la esttica y de todas las formas de belleza hablaba de la importancia que tendra para la agricultura 1a tcnica de la irrigacin, se situaba en el espacio del hombre del cuatrocientos, vido de creacin individual, y de ah que propiciara la vuelta al mundo clsico y que exaltara la necesidad de amaestrar la naturaleza para que le sirviera a la raza humana.Al fundir en plomo los caracteres impresos en madera, Gutemberg iba a hacer posible hacia 1440 la difusin rpida de las obras cientficas y literarias, al tiempo que se generalizaba en Europa la fabricacin de papel, asombroso invento de la China y del Asia Central. El Renacimiento, en suma, no fue slo un episodio brillantsimo en lo que se relaciona con el arte, sino una secuencia de innovaciones en los diversos rdenes del conocimiento, cuyo resultado fue la afirmacin del ser humano como sujeto del cambio social y de la historia. Mientras ms cunda el gusto de la emancipacin individual, el hombre de esa poca senta que se ensanchaba su fe en el destino que le esperaba. No fue cosa del azar que el genio representativo de ese tiempo, Leonardo, hubiera descubierto la irrigacin de la sangre y presentido la teora de la gravitacin universal. Debi haber sido muy intensa la euforia de esos das cuando un personaje exclam en pleno arrobamiento: Oh, qu gran milagro es el hombre!De ah que para volver al perodo que hemos tomado como punto de partida, la iniciacin del siglo XVI, digamos que tiene razn Pirenne cuando afirma que no fue el descubrimiento de Amrica el que cre las condiciones de una economa nueva, sino que, a la inversa, fue el desarrollo del capitalismo el que empuj a Occidente a la bsqueda de otras rutas para el trfico, las cuales, una vez consolidadas, precipitaron y ampliaron el ritmo de la economa capitalista, en proporciones tales que habra de transformar por completo el equilibrio del planeta.Debemos tener presente que no slo haba aparecido el capitalismo. Otro fenmeno no menos importante surgi como punto cenital de la evolucin descrita: fue el colonialismo. De ese modo la conquista y la colonizacin de Amrica y del Asia quedaban inscritas en el orden de las cosas, con todo lo que aqullas significaban para que el sistema capitalista pudiera implantarse como fenmeno mundial. Era lo que ms tarde habra de llamar Kipling "la carga del hombre blanco".De los soberanos de la primera mitad del siglo XVI fue sin duda Carlos V el que mejor entendi lo que estaba sucediendo. Coronado rey de Espaa en 1516 y Emperador en 1519, gracias al apoyo de los banqueros Fuggers, sinti que su deber era extender su dominacin sobre otros pueblos y de ah su divisa orgullosa: plus ultra! En ese mismo ao de 1519 Hernn Corts empezaba la Conquista de Mxico y dos decenios despus formaban parte del Imperio Espaol toda la costa del Pacifico y la Amrica Central y del Norte. Lo que muestra mejor la clarividencia de Carlos V fue el convencimiento a que lleg de que no podan subsistir y ser gobernadas por la misma poltica dos regiones tan dispares como la Europa Occidental, volcada ya hacia el capitalismo, y la Central que todava se inscriba en el orden feudal. Por eso en 1522 procedi a dividir el Imperio, con base no en criterios geogrficos sino econmicos. El se qued con la parte martima, es decir la Occidental, y le dej a su hermano Fernando I la Continental, o sea la atrasada. El mar era en aquella emergencia, Espaa, Italia y los Pases Bajos, como quien dice la fraccin del Imperio con apetencias no slo capitalistas sino colonizadoras, para lo cual era imprescindible el control de la navegacin ultramarina. El ecumenismo de su religin, la catlica, haba de ayudar a Carlos V a hacer del Imperio algo sinnimo de dominacin universal.A1 comenzar a integrarse al mercado mundial, el hombre de la nueva poca tena que actuar en trminos planetarios. El criterio del xito, en este caso la acumulacin de la ganancia, era el que en definitiva deca si se haba escogido el buen camino. Cualquier error era castigado con la ruina. A la luz del sistema que se estaba inaugurando, el que obtiene riqueza cumple una tarea que la sociedad debe aplaudir, ya que el bien social es el resultado de las acciones ejecutadas por ese individuo que se comporta como bravo en una organizacin del tipo de la capitalista, selvtica por naturaleza. Como seala Laski (2), antes del advenimiento del sistema capitalista los hombres vivan dentro de una ordenacin en que las instituciones efectivas -Estado, Iglesia o gremios- juzgaban el acto econmico con criterios ajenos al mismo acto. Ahora el juicio econmico se manifestaba segn que el interesado hubiera triunfado o no en la actividad emprendida. O sea que segn el autor citado, el movimiento del feudalismo al capitalismo es el trnsito de un modo de vida en el que el bienestar individual es el efecto de la accin socialmente controlada, a un conjunto de conceptos en los que el bienestar social aparece como el resultado de la accin individualmente controlada.

Las tres direcciones de la evolucin Se hallaba por tanto la sociedad en frente de un tipo humano distinto: era el nuevo empresario, el administrador, el comerciante, y por qu no decirlo?, el aventurero. Ese tipo, desconocido antes, tuvo tiempo para cuestionar el dogma y para abrir los horizontes cientficos, lo cual se present en tres direcciones:a) La reforma de la Iglesia: aunque lanzado a la vida pblica en uno de los aos cenitales, Lutero no puede considerarse como uno de los guas espirituales de la nueva poca. Su posicin fue ambivalente: por su culto de los valores medioevales, por su principio tutelar "el justo se salva por la fe", por su defensa de la tesis tomista del justo precio, por su condenacin del prstamo a inters y por su adhesin a la causa estrictamente nacional, el predicador alemn demostraba que no era apto para entender el capitalismo. Pero s le prest un eminente servicio al minar la autoridad de Roma, al denunciar la opulencia desafiante en que vivan las gentes que rodeaban al Papa y negocios tan torpes como la venta de indulgencias, aunque sta se disimulara con el noble pretexto de la necesidad de terminar la Capilla Sixtina. sa acumulacin de riquezas en manos de un ncleo ocioso y su condenacin por el rudo reformador, le permitan entrever la creciente clase burguesa, la posibilidad, que luego fue un hecho, de la confiscacin de esa inmensa suma de bienes materiales para lanzarlos al torrente de los intercambios.Del mismo modo le serva al capitalismo, individualista por esencia, la campaa de Lutero dirigida a la interpretacin libre de las Escrituras. No hay que olvidar que la imprenta estaba ya a la disposicin de todos, por lo cual se multiplicaban las ediciones de la Biblia.Mucho ms positivo en el empeo de despejarle la va al capitalismo fue el aporte de Calvino. Este hizo de la conciencia individual la base de la fe, punto a que no pudo llegar Lutero, quien antepona la decisin del prncipe terrenal a la del individuo. Calvino entonces se nos presenta como el reformador que batall con su intransigencia, bien conocida, por devolverle al catolicismo los dos principios bsicos, el del individualismo y el de la universalidad, que eran justamente los que el capitalismo ms necesitaba. Si tenemos por otro lado en cuenta que el dictador de Ginebra autoriz el prstamo a inters, que era partidario de que se extendiera la ciencia, y que comulgaba con la tesis de los ltimos canonistas medioevales de que el principio del justo precio es ya insostenible, entendemos por qu su doctrina y su obra se extendieron con fuerza en los pases capitalistas, aunque esa doctrina y esa obra se vieron deslustradas por la propensin de Calvino a las persecuciones religiosas y a llevar el combate contra los herejes a exageraciones que estremecen.De todas maneras, la reforma signific el desmoronamiento en la parte espiritual del orden econmico del medioevo. Removidas las restricciones morales, el capitalismo poda caminar con piernas incansables. Cuando algunos tericos atacaban la abundancia de das festivos, no lo hacan por el gusto de provocar la clera del Vaticano, sino porque el nuevo sistema tena un altsimo valor del tiempo. As elabor la magnfica consigna: el tiempo es oro. Vino en consecuencia un desarrollo tal de la tcnica de la relojera, que fue posible medir hasta los segundos y hacer que cada quien pudiera adquirir a bajo precio el maravilloso artefacto.b) Los Humanistas. Nos referimos concretamente al movimiento de renovacin espiritual aparecido a comienzos del siglo XVI y que lleva aquel nombre, aunque otros prefieren llamarlo el de los Erasmistas. El jefe de fila de ese grupo, Erasmo de Rotterdam, public en 1508 "E1 Elogio de la Locura", ataque ingenioso y custico a la teologa escolstica. A su vez, Toms Moro dio a conocer en 1516 su "Utopa", libro en el cual el pensador ingls, llevado por su pasin democrtica, lleg a sostener el comunismo de bienes. Los dos hombres, Erasmo y Moro, se conocieron poco despus y de all eman una amistad que fue fecunda para la marcha de las ideas. En torno de ellos cuaj una constelacin de agitadores intelectuales, estilo Luis Vives, el espaol, que pusieron al da un nuevo humanismo que giraba en torno de la libertad del espritu. Para dar ejemplo de ella, Erasmo supo resistir las tentaciones de Roma para que aceptara el capelo cardenalicio. A fin de apreciar lo que signific ese aporte, hay que tener en cuenta la atinada observacin de Pirenne de que no es cierto que Lutero hubiera fundado la libertad de conciencia, ya que no hizo otra cosa que desplegar el principio de autoridad; pues del Papa lo transfiri a la Biblia y de sta al respectivo monarca temporal. El luterano debe por tanto inclinarse ante el Estado, como debe hacerlo ante el Creador mismo. Esto nos permite comprender por qu uno de los primeros actos de Erasmo fue romper con el reformador protestante. Es claro que los humanistas en mencin eran cristianos, pero dentro de esa religin colocaban muchos granos de tolerancia y de racionalismo. Armados de sus libros, de su influencia en la educacin y de su multiforme capacidad polmica, los erasmistas le infligieron golpes irreparables a la intolerancia y a los desvaros religiosos.Por eso supieron enfrentarse a monarcas como Felipe II que quisieron destruir en la cuna esos avances de la libertad de pensamiento, para establecer un imperio que combinaba la ortodoxia catlica con el absolutismo poltico. Mientras los erasmistas alentaran, all donde hubiera un conato reaccionario ah estaban su presencia y su accin. Hablando de ellos escribi Germn Arciniegas: (3) "No es poco el riesgo que implica reclamar de los grandes una conducta severa, cuando las cortes se han relajado, ni sostener la teora de la paz frente a guerreros ambiciosos y triunfantes -entonces hasta el Papa tena ejrcitos y los usaba-, ni contraponer la idea de un gobierno justo para el hombre libre a la poltica de clculo fro e inescrupuloso de los nuevos Estados, ni alzarse contra el poder de la burguesa que comienza a enriquecerse con las mquinas para defender a quienes iban hundindose en una pobreza precursora de la de los tiempos modernos".c) Desarrollo de la ciencia y de la tcnica. Los grandes descubrimientos, la creacin de un mercado mundial y los avances de la libertad del espritu, tenan que suscitar un progreso inusitado de la ciencia y de la tcnica. Es evidente que la navegacin ocenica exiga la colaboracin de la astronoma y de la fsica, que para atender la produccin fabril de escala era preciso construir mquinas tejedoras, que para explotar la metalurgia haba que aprender a hacer perforaciones a gran profundidad, y que inclusive el nuevo arte militar haca indispensables audaces avances en la ingeniera. Como dice Laski; a fines del siglo XVI se vea. claro el decurso en virtud del cual las investigaciones emprendidas socavaban la influencia de la fe sobre la mente y conducan a la elaboracin de una nueva cosmogona, con ayuda de la cual el hombre afincara su poder sobre el universo fsico.A poco vendra Bacon a decir que merced a tantos descubrimientos se haba cambiado "la faz y el estado de las cosas en todo el mundo", y a exaltar la importancia que tiene el saber, no por el deleite que produce sino "por el poder que el saber confiere". Bacon no fue slo un pensador que peda ms y ms experimentos, el abandono de los prejuicios y el empleo de la razn, sino un hombre de Estado, condicin en la cual defendi la usura, con lo que demostraba que le daba mayor importancia a las necesidades de la economa que a los principios teolgicos. Una de las ideas formidables que expres fue sta: "Hay que obedecer a la naturaleza para poder gobernarla". Obedecerla s, es decir, descubrir el ritmo que ella sigue, pero eso se hace para algo, para ponerla, con un sentido utilitario, a disposicin de los hombres. Para ser ms exactos, lo que requera ese dominio sobre la naturaleza era la urgencia de activar la produccin y el comercio.Todos estos fueron hitos capitales en el proceso iniciado por el Renacimiento.

El liberalismo El sistema capitalista, cuyos balbuceos y primeros pasos hemos tratado de anotar, necesitaba una doctrina poltica que expresara sus relaciones con el Estado, con la opinin pblica, con el hombre mismo, como sujeto de derechos, y desde luego con los otros Estados. Fue el liberalismo. Este deba en primer trmino interpretar el hecho de que el nuevo sistema econmico exiga una amplia apertura hacia el individualismo, y de ah la ofensiva intelectual contra las viejas formas de organizacin social que al colocar al individuo dentro de una telaraa de reglamentaciones, le quitaba toda libertad de movimiento, como tambin haba que combatir al papado, el cual mediante las redes restrictivas del dogma o la inmovilizacin de inmensas propiedades, reduca el juego del espritu creador y el mbito en que se mueven las fuerzas productivas: Es decir, el hombre que el liberalismo tena por delante era un ser lleno de iniciativas y de atrevimiento.De ese modo dice Laski (4): "Los fundamentos de una doctrina liberal, por decirlo as, se establecen en el siglo XVI. Existe una disciplina social cuyas sanciones son independientes del ideal religioso. Hay un Estado que se basta a s mismo. Una disposicin intelectual consciente, quiz un poco inquietamente consciente de que una limitacin del derecho especulativo es tambin una merma al derecho del poder material. Tenemos un nuevo mundo fsico, tanto en el sentido geogrfico como en el ideolgico. Puesto que el contenido de la experiencia es nuevo tambin, se requieren postulados nuevos para su interpretacin. Su carcter se est definiendo en el campo de la teora social no menos que en los de la ciencia y de la filosofa. Su contenido es material y de este mundo, en vez de serlo espiritual y del venidero. Es expansivo, utilitario, confiado en s mismo. Pone adelante el ideal del dominio sobre la naturaleza por razn de la tranquilidad y comodidad que conferir tal dominio. Es en su esencia el punto de vista de una nueva clase que, con la autoridad, est convencida de que puede remoldear los destinos del hombre en forma mejor que en el pasado. Ha apuntado la filosofa sobre la que se propone proceder".O sea, para decirlo en forma ms abreviada, haca falta una doctrina que legitimara tantas oportunidades de riqueza que haba venido creando el proceso de que hemos dado cuenta. El liberalismo es por tanto la justificacin filosfica y poltica de las prcticas y expectativas creadas por el sistema capitalista.El liberalismo as basado en la evolucin de la poca vino al mundo con el vigor y con el peso que le daban antecedentes de cinco siglos. Respirando el aire de su tiempo, se fusion desde sus orgenes con la nocin de libertad, lo que le dio desde entonces la predisposicin a enfrentarse a todas las modalidades del privilegio, y a las pretensiones de la autoridad de salirse de ciertos lmites. Se esbozaba as el Estado constitucional y el catlogo de derechos sin los cuales no se concibe la accin del hombre en la sociedad. Pero a quines beneficiaba el reconocimiento de esa tabla de derechos y de libertades? Aqu aparece el gusano en el fruto: naturalmente a los miembros de las clases poseedoras, circunstancia que en aquel momento no empaaba el lustre de la doctrina liberal, pero que habra de traerle dificultades sin medida cuando en el seno de las ciases trabajadoras empezaran a brotar reclamaciones dictadas por el afn igualitario y por el sentimiento de la dignidad.Pero el liberalismo no es slo un conjunto doctrinario; es tambin un modo de ser, una conducta: en ese sentido ha sido escptico por naturaleza, tolerante y enemigo de todos los expedientes que conduzcan a la regimentacin y al unanimismo.Para poder fijar con exactitud el pensamiento liberal frente a las libertades, hay que recordar dos frases que definen el cambio ocurrido: en la Edad Media haba regido el principio de que "slo puede hacerse lo que est permitido expresamente". Ahora rega ste: "Es permitido todo lo que no est prohibido expresamente".El vasto complejo de libertades y derechos defendidos por el liberalismo se form por la confluencia de las tres corrientes enumeradas por Werner Sombart (5):Una corriente de derecho natural, o sea, la apelacin a los inalienables derechos econmicos del hombre; una corriente filosfica-metafsica, consistente en la creencia en una armona preestablecida dentro de una comunidad formada por seres independientes unos de otros, y una corriente utilitaria constituida por los intereses del empresario capitalista, del comerciante y del artesano que ha logrado independizarse de su gremio.Para ser ms concretos, esas libertades pueden reducirse a dos series: las de carcter econmico, que en una u otra forma provienen de la propiedad privada. Las principales son:1) La libertad de industria, o lo que es lo mismo, la libertad de ejercer la actividad que uno quiera, como quiera y donde quiera; 2) La libertad de contratacin, y 3) La libertad de apropiacin, que se descompone en la libertad de utilizacin de bienes, en la de enajenacin y en la de sucesin hereditaria, que es tanto como decir la libertad de extender el derecho de propiedad ms all de la muerte. Como se ve, las libertades econmicas son de naturaleza capitalista, lo cual nos permite sostener que no tienen por qu prolongar su vigencia una vez que desaparezca ese sistema. El hecho de que hayan girado en torno de la propiedad privada, condujo a que despus de varios siglos de existencia, se encuentren en los ltimos tiempos frente a una contradiccin con las. corrientes de orientacin socialista, las que afirman que es concebible una sociedad en la cual aquel tipo de libertades desaparezca sin ningn deterioro para el hombre, antes con positivas ventajas para su desarrollo, como lo veremos en su hora. En sntesis, la circunstancia de que el liberalismo hubiera hecho desde su aparicin causa comn con la propiedad privada de estirpe capitalista, la que permite la explotacin de unos hombres por otros, le confiere a esa doctrina poltica, en dicho dominio, un carcter transitorio, por lo cual no deber tener cabida en el mundo futuro.Muy distinta es la situacin del segundo grupo de libertades individuales y polticas, que a nuestro entender deben subsistir aunque cambie el sistema. Las principales son:a) La libertad de pensamiento, de conciencia y de expresin; b) El derecho a la vida y a la seguridad; c) La inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia; d) La libertad de conciencia, de pensamiento y de expresin; e) El derecho a no ser condenado sin ser odo y vencido en juicio; f) el derecho a tener una nacionalidad, a salir de su pas y a volver a l; g) La libertad de asociacin y de organizacin; h) El derecho al sufragio y a las diversas formas de participacin ciudadana, y i) El derecho a la existencia de las minoras y de la libertad de la oposicin. Es de advertir que en el decurso de los tiempos esas libertades y derechos han sido enriquecidos con otros, como los de carcter social, y que forman parte de las declaraciones de derechos del hombre, sean stas de carcter universal, regional o nacional. Inclusive en los ltimos aos se han propuesto otros, muy novedosos, como la garanta de la estabilidad de la moneda y el derecho a la informacin.Los fundadores del liberalismo tuvieron en cuenta las dos aspiraciones centrales del hombre, la libertad y la igualdad. Como no era posible que en aquel instante de ascenso de una clase a costa de las otras, esas dos aspiraciones fueran equiparadas, el liberalismo opt por la libertad. Era lgico, porque en sta vea la garanta para el individuo de desplegar su accin sin imposiciones de los que ejercieran el mando. La lucha por la igualdad quedara para pocas posteriores, y ante la imposibilidad de que el liberalismo la hiciera suya por las jerarquas sociales a que l dio lugar, pas a convertirse en el principio animador del socialismo.A1 hacer el liberalismo el escogimiento de la libertad, y al dejar a un lado la igualdad, creaba una situacin que por el momento no era perceptible: era una situacin tensa, inestable, de combate, porque a medida que la sociedad se iba haciendo cada vez ms compleja, los anhelos de igualdad empezaron a tomar mpetu y fuerza. Hoy sabemos que dentro de un conglomerado verdaderamente democrtico, no debe haber libertad sin igualdad, ni igualdad sin libertad.Pero el liberalismo no poda contentarse en los das iniciales con resolver el problema de cmo se debe gobernar, es decir a base de reconocer las libertades para buscar de ese modo limitaciones a la autoridad. Haba que preocuparse tambin por atender la otra magna cuestin: quin gobierna? Las respuestas posibles eran tres: gobierno de uno solo, de varios o de muchos. La opcin se inclin por la ltima, y as, aun dentro de las pocas absolutistas que siguieron a la aparicin del liberalismo, ste se mostr partidario de la democracia representativa, como manera de que las clases nuevas que haban tomado la conduccin de la sociedad participaran en el manejo del Estado. Por democracia representativa, en la acepcin que se le dio en aquella poca, entendemos la constitucin de los rganos de gobierno mediante el voto, libertad de cada uno para sufragar segn la opinin formada de la manera ms libre posible, igual valor del voto de los ciudadanos, posibilidad de eleccin entre varias alternativas, principio de la mayora numrica tanto en el escogimiento de los representantes como en las deliberaciones, y respeto a las minoras, las que deben estar protegidas contra todo atropello de las mayoras.

Las ideas de John Locke Con estos antecedentes estaba preparada la atmsfera intelectual para que apareciera el pensador que habra de fijar de una vez por todas el ideario del liberalismo. Fue John Locke. Nacido en 1632 en Inglaterra, mdico de profesin, lo cual le dio una finsima sensibilidad para lo que tuviera que ver con el organismo social y con las ciencias experimentales, Locke no form su ideario poltico al calor del pas natal sino en el ambiente helado del destierro. Obligado a alejarse de la patria por ser miembro activo de la oposicin al rey catlico Carlos II, despus de errar por algunas naciones y de ponerse en contacto con los disidentes y heterodoxos de varias capitales, Locke se instal en Holanda. Si como dice Paul Hazard, "no hay una escuela ms ruda y mejor que el exili", el ambiente de la librrima Holanda era el ms adecuado para fecundar un cerebro en trance de receptividad como el de John Locke, por lo cual fue all donde escribi las dos obras que le abriran las puertas de la fama, "El ensayo sobre el entendimiento humano" de carcter filosfico, pieza maestra del empirismo, y "El ensayo sobre el gobierno civil qu es donde est su pensamiento poltico. En el destierro haba madurado y consolidado su amor por la libertad y todas sus reflexiones giraban en torno de la idea de que Inglaterra, en lo cual no se equivocaba, estaba a punto de romper con el absolutismo monrquico, para convertirse en la tierra de eleccin de las garantas individuales y morales que ennoblecen al individuo. En ese estado de espritu volvi al suelo natal en 1688, cuando Guillermo de Orange desembarc all para derrocar a los Estuardos y ; dar cumplimiento desde el trono a las palabras inscritas en sus banderas: por la libertad, por la religin protestante y por el Parlamento. Como quien dice, el ataque frontal al absolutismo. Guillermo hizo honor a sus promesas, y de ese modo Inglaterra, gracias a la revolucin incruenta de 1688, se convirti en la primera monarqua constitucional.El derrocamiento del Estuardo Jacobo II haba sumido en la confusin mental a muchos whigs, o liberales, que aunque felices porque eso hubiera ocurrido, no dejaban de inquietarse ante el hecho de que un rey hubiera sido despojado de la corona, rey desptico, perseguidor y todo lo que se quisiera, pero que al fin y al cabo era el monarca legtimo. Como lo recuerda muy bien Jean Jacques Chevallier (6), a tranquilizar esos espritus fue a lo que se le consagr Locke, para lo cual estableci la distincin entre poder legislativo y poder ejecutivo; ambos. limitados, limitacin vigilada y asegurada por el pueblo mediante el derecho de insurreccin. Se insinuaba as una de las ideas centrales del liberalismo, la separacin de poderes.En la concepcin de Locke, el poder ejecutivo es decididamente responsable y est subordinado al Parlamento, lo cual le da el golpe de gracia a los regmenes absolutistas, y sienta las bases para que la doctrina liberal se haya manifestado en todas partes defensora de las prerrogativas del rgano legislativo. Pero por encima del aparato de la autoridad est el derecho de insurreccin. Segn Locke, cuando el pueblo se considere en condicin miserable, puede rebelarse contra quienes quiera que sean los gobernantes, no importa que stos sean "sagrados y divinos, que desciendan. o hayan sido autorizados por los cielos, que hayan venido de donde quieran, siempre suceder lo mismo". Adems, Locke insiste en que los hombres no se rebelarn "por cualquier pequeo manejo de los asuntos pblicos, y en que el gobierno por consentimiento, junto con l derecho del pueblo a rebelarse, es la mejor muralla contra la revolucin".Sobr este punto observa el tratadista W. Ebenstein (7): "La insistencia de Locke en que hay una ley superior a la ley del Estado ha llevado a la idea, tan profundamente arraigada en las tradiciones de las naciones democrticas, de que la obediencia a la ley es una muy alta virtud cvica, pero no la ms alta. Los oponentes al gobierno democrtico han insistido en que haciendo que la norma poltica dependa del consentimiento del gobernado "hace que quede un fermento para la rebelin frecuente", como dijo Locke. Locke no niega eso, pero afirma que su hiptesis no invita a la anarqua y a la rebelin ms que cualquier otra, y qu todo depende de la situacin, buena o mala, en que se encuentren los gobernados. Cunto ms se mantengan las vas de libre comunicacin y consentimiento en una sociedad, menos se da la necesidad de una revolucin".Locke, como casi todos los pensadores de su tiempo, parti de la base del estado de naturaleza ,y del contrato original para llegar a la sociedad poltica y al gobierno civil. Cmo fundar sobre esos cimientos la libertad, cuya existencia y defensa eran la razn de su obra? Locke da la respuesta: es por medio de los derechos naturales, vigentes en el estado de naturaleza, como el hombre va a protegerse de los abusos del poder al llegar al estado de sociedad. Es decir, segn Locke, al alcanzar ese elevado punto de la evolucin, el ser humano no renuncia a esos derechos; ellos persisten, y es sobre esa persistencia sobre la que est fundada la libertad. "La razn, dice el pensador ingls, ensea a los hombres que como todos son iguales e independientes, nadie debe hacerle dao a otro en relacin con la vida, la salud, la libertad y su bien". Y es claro, si alguien le hiciera dao a otro acabara hacindoselo a s mismo.Pero aquel estado de naturaleza no ser una de tantas fantasmagoras de que se nutre la insaciable capacidad de ensoacin de los hombres? No, contesta Locke. Ese estado existi y existe todava, para demostrar lo cual aporta dos ejemplos: el primero es el de la sociedad primitiva, tipo de organizacin en el que la comunidad acta como un todo para repeler o castigar una transgresin. As, en caso de un asesinato, todo el grupo tiene derecho a sancionar el ilcito, por lo cual el miembro de l que mata al asesino no comete delito alguno, pues obra como el agente que restablece la santidad de la norma. Se trata, como es claro, de una sociedad indiferenciada y sin rganos de autoridad. El segundo ejemplo se refiere a una sociedad compleja, como son las naciones desarrolladas de nuestro tiempo. Es seguro que ellas se rigen por la ley internacional, pero cuando no hay una justicia internacional, como no la haba en los tiempos de Locke, encargada de dirimir las controversias entre Estado, aqul que sufre una agresin tiene derecho a castigar al responsable. Es esa, ciertamente, una forma de estado de naturaleza.A1 describir el sistema de sociedad y de gobierno, chocan las teoras de los dos grandes antagonistas: Hobbes y Locke. El primero formul la filosofa del conservatismo, el segundo la del liberalismo: Cuando los sbditos instalan al soberano en su puesto le transfieren todos los poderes, he ah la suprema enseanza de Hobbes. De ese modo el gobernante no tiene deberes hacia los asociados, por lo cual dentro de esta concepcin no cabe la idea de contrato entre la autoridad y los gobernados. En cambio, el que ejerce el mando, segn Locke, jams se convierte en el ser autoritario hobbesiano, pues sigue siendo un instrumento para realizar los propsitos que la sociedad establece.Esta es, sin duda, la gran revolucin doctrinaria efectuada por Locke: en la teora del carcter divino de los gobernantes, slo stos tenan derechos; en cambio, en la que l defiende, slo el pueblo tiene derechos y el gobierno es apenas un tutor, limitado por tanto y que puede ser removido. En sntesis, para Locke, a diferencia de Hobbes, nadie le confiere a la autoridad derecho alguno contra el pueblo.Como se ve, el principio de la libertad est vivsimo en el pensamiento y en la accin del filsofo que comentamos. Pero no slo el de la libertad, tambin el de la propiedad. Esta es tan importante, 'que la sociedad civil se constituye precisamente para defenderla. El derecho de propiedad es de tal modo necesario al desarrollo cabal del individuo que ste lo tena en el estado de naturaleza. Pero el espritu fino de Locke no poda entender ese derecho de otra manera que limitado, como es limitada la capacidad del hombre para consumir los bienes de que se apropia por medio del trabajo. Bien se ve que Holanda e Inglaterra estaban an lejos del capitalismo salvaje de hoy que acumula por el mero deleite de acumular. El sistema de vida que parece aconsejar Locke es tranquilo y prudente, y si el hombre est ya instalado cmodamente en la sociedad civil es para que disfrute de las cosas y de los bienes con mesura.Llegado a ese hermoso punto de la evolucin que es la sociedad civil, Locke comprende que para asegurar el reinado de la libertad y para garantizar en consecuencia que no quedara margen para la arbitrariedad, haba que redondear su tesis ya esbozada de la separacin de poderes. De ah que hubiera hablado de tres: el Legislativo, que organiza la manera como la fuerza del Estado debe ser empleada para proteger a los asociados; el Ejecutivo, que asegura la aplicacin de las leyes positivas en el interior; y para el exterior, es decir, para todo lo que concierne a la paz, a la guerra y al comercio, hay un tercer poder, ligado al Ejecutivo, llamado poder Confederativo. Es lgico, es necesario que esos poderes, sobre todo los dos primeros, estn en manos distintas, para que no haya tentacin de abuso, como puede ocurrir si estn reunidos en una sola persona o en un grupo. Con un siglo de anticipacin, Locke anuncia a Montesquie.No poda faltar una referencia la mejor forma de gobierno. Locke la encuentra en el precepto de que sea el mayor nmero el que decida. Es la democracia representativa, slo que en esa poca an no se postulaba la participacin del hombre comn en la fijacin de los destinos colectivos. Pero de todas maneras hay que buscar el consentimiento de los ms. Esa palabra consentimiento aparece muy a menudo en la pluma de Locke. Si se trata de un recorte al derecho de propiedad, l dice que se requiere siempre que el propietario consienta, y en el vasto espacio de los cambios sociales, se debe procurar que stos sean producto del consentimiento. Ingls hasta los tutanos, lo cual lo predispona a pensar hondamente, segn observa Paul Hazard, l crea que as podran hacerse las grandes transformaciones. La revolucin de 1688, que le dio el triunfo a la burguesa y que Locke salud con jbilo, pudo ocurrir sin causar sufrimientos y espasmos, porque las clases dirigentes consintieron en ella. Y las otras dos revoluciones que Inglaterra ha tenido, la de 1832, tambin incruenta y que llev al poder a las clases medias a travs de la ampliacin del voto, y la de 1945, que marc el ascenso de los trabajadores britnicos a las alturas del mando, se realizaron de ese modo, segn explica W. Ebenstein, porque en ambas oper el consentimiento de los que tenan mucho que perder y de los que tenan mucho que ganar.

El liberalismo y el Estado Una poca como la personificada por Locke no poda esquivar el enorme tema del Estado. El se halla presente en las lucubraciones del filsofo. Cuando ste hablaba de derechos naturales, o sea, de la vida, de la libertad y de la propiedad, de hecho tocaba los predios del poder poltico. Si se tiene en cuenta lo dicho anteriormente, se comprende con facilidad que ese siglo XVII, transido de individualismo, de simpata hacia el orden constitucional, de fe en el hombre con xito, para lo cual deba tener todos los caminos expeditos, slo poda sentirse bien con una filosofa que implicara el mnimo de intervencionismo estatal. El rechazo de las reglamentaciones excesivas de la poca medioeval deba contar mucho en ese modo de pensar.Por lo mismo que slo la monarqua constitucional poda realizar el nuevo orden y aquellas obras requeridas por una economa en expansin, era obvio que el deber de comerciantes y de manufactureros consista en mantener la alianza con el poder pblico a efecto de que las fuerzas sobrevivientes del feudalismo entraran en liquidacin. Era una alianza en la cual la burguesa dictaba las condiciones: los impuestos seran votados por el Parlamento, la judicatura sera independiente del Ejecutivo, y el ejrcito estara bajo la dependencia del rgano legislativo. Sera, pues, una monarqua limitada la que los mercaderes e industriales aceptaban, y por eso oportuna e inoportunamente le recordaban al rey la leccin explosiva de Locke: hay derecho a la insurreccin cuando quiera que el monarca viole las normas preestablecidas.Pero la tesis del Estado abstencionista no puede tomarse como una verdad absoluta. Era imposible que en un perodo como aqul, sacudido por vientos contrarios en lo econmico, en lo social, en lo moral, la autoridad poltica pudiera cruzarse de brazos. El capitalismo incipiente, como sucede hoy, le peda simultneamente al Estado que se mantuviera a distancia del proceso de produccin y de cambio e interviniera para que la actividad del empresario pudiera realizarse. Era el reino del pragmatismo.La escuela econmica prevaleciente en el siglo XVII, la mercantilista, ilustra muy bien lo que venimos diciendo. La importancia reconocida en esa poca al comercio exterior, del cual se afirmaba que constitua la riqueza de las naciones, llevaba directamente al intervencionismo del Estado. Sin la accin de ste no es posible que la actividad mercantil opere con la mxima seguridad y en el radio ms dilatado posible. La proteccin estatal era de vida o muerte a fin de que como deca la Escuela, siempre se exportara ms de lo que se importara, y para destruir las numerosas barreras al intercambio que quedaban como residuos del medioevo. Mientras el capitalismo no hubiera llegado a su plenitud, haba que recurrir a los monopolios, a la proteccin y a las reglamentaciones.La riqueza de los pueblos se meda entonces por la balanza comercial favorable y por las reservas de oro y plata con que se contara. Saber qu se importa y en qu cantidad es por eso de inters vital y no puede dejarse a cargo de los particulares. Como deca rudamente William Cecil, "nunca se roba ms al reino de Inglaterra que cuando entran en l mayor cantidad de mercancas de las que salen". El ilustre Bacon, ms mesurado, deca lo mismo cuando en 1616 explicaba que "se cuidara de que la exportacin excediese en valor a la importacin, pues entonces el saldo debera entregarse necesariamente en moneda o en metal".Las frecuentes guerras de ese tiempo le creaban al gobernante la necesidad imperiosa de tener en las arcas de la tesorera una buena provisin de oro y plata. Bastarse a s mismo es la aspiracin a la cual todo lo sacrifica un pas que tiene siempre un pie en la guerra. Una balanza comercial favorable se convierte de ese modo en el desidertum. Si el Estado deba intervenir, lo nico que se le peda era que no lo hiciera en forma arbitraria. Era un movimiento paralelo al del mundo cientfico, en el que muchos sabios estudiaban apasionadamente el cosmos a fin de que en l no hubiera sorpresas ni golpes del azar.El comercio era en esa poca el que mandaba y habra que esperar un siglo para que la industria ocupara el primer lugar. Pero tambin la consolidacin de sta, como forma suprema de "la riqueza de las naciones", exigira por un tiempo la intervencin del Estado, mediante el establecimiento de tarifas, el embargo de importaciones, la prohibicin de exportar obreros .especializados y herramientas, la produccin en el pas de las materias primas indispensables, la inspeccin de la calidad de los productos, la fijacin de subsidios a quienes establezcan industrias nuevas, tal como lo seala Eric Roll en su erudita "Historia de las doctrinas econmicas". Slo ms tarde, una vez consolidada la industria, vendra el auge del lesezferismo.Aquel Estado, aun cuando era intervencionista, le daba muy poca importancia al problema social. La desigualdad entre propietarios y trabajadores, entre ricos y pobres, les pareca a los pensadores y polticos de entonces algo dictado definitivamente por la naturaleza. Se trataba de que unos hombres son ahorradores y ascetas, por lo cual tienen derecho a la prosperidad, y de que otros son holgazanes y dilapidadores, lo que los condena de por vida a la pobreza. Es muy poco por tanto lo que las autoridades pueden hacer en favor de los ltimos, ya que los compromisos de ellas son con los propietarios. Estaba bien que stos expulsaran a los labradores de sus tierras para cercarlas; a los desalojados, lo mismo que a los proletarios urbanos, les quedaba el recurso de vender su fuerza de trabajo como mercanca. El propio Locke, tan dueo de lo que afirmaba, no tena inconveniente en sostener que el mundo, por el hecho de ser mundo, estaba dividido funda mentalmente en dos clases, la de los ricos, a los que debe impartirse una instruccin que los habilite para manejar tanto sus asuntos como los del Estado; y la de los pobres, cuyo deber es obedecer, y a quienes por tanto slo cumple impartirles algunas enseanzas, como la de la religin a fin de que sean dciles, y uno que otro oficio manual como tejer e hilar.Claro que en la poca de Cromwell (siglo XVII) el problema social ya se senta, por la fiebre acumulativa de los empresarios urbanos y rurales, y de ah que en el curso de la revolucin encabezada por aqul, en orden a obtener la libertad constitucional, se hicieran sentir los "Niveladores" y los comunistas agrarios, pero la poca no estaba madura para un cambio social de esas proporciones. El destino de los obreros, de los campesinos y de los aprendices, era el mismo de toda revolucin burguesa, como la de 1789 en Francia, ayudar a la derrota de las clases reaccionarias y a implantar la hegemona de las clases medias. Una filosofa que combinaba el respeto a la riqueza con el respeto a Dios, se expresaba as en la pluma de un escritor de esos das: "Si el hombre es afable y religioso, esto es, grande y rico, har una armona ms dulce y melodiosa en los odos de Dios que si fuera pobre y de baja condicin".

El siglo XVIII o la embriaguez de la libertad Si el siglo XVII fue el de la consolidacin del liberalismo en los pases ms adelantados, el XVIII fue el de su plenitud. Esto se puede ver a travs de las enseanzas de Adam Smith, de las tesis de la escuela fisiocrtica y de la monumental obra de los filsofos de la Ilustracin.Acabamos de ver que la escuela mercantilista tuvo muchos elementos de intervencionismo. En el siglo XVIII haba de ser de otro modo: la produccin capitalista se haba desarrollado en tal forma que pareca inconcebible que surgiera otra diferente: la acumulacin de capital tena tales dimensiones que todo converga hacia lo que vino enseguida: la gran revolucin industrial. Era lgico por tanto que en el pas de mayor progreso, Inglaterra, apareciera el hombre que formulara las leyes de una economa que cuenta exclusivamente con la iniciativa privada y con la libre competencia, y que tiene confianza inquebrantable en una mano invisible que lleva a todas las gentes, aunque en apariencia trabajen slo por su bien personal, a trabajar en realidad por el bien comn. Nada distinto esperaba una sociedad que pensaba nicamente en trminos de expansin.Nacido en 1723, Smith, al contemplar lo mucho que su pas haba realizado y lo muchsimo que an poda hacer, obr siempre de acuerdo con la idea simple de que hay un orden natural, ms sabio que el que pueden crear los hombres. Obrar de acuerdo con ese orden, adaptar a l la organizacin social y la conducta humana, he ah la regla suprema de vida. Ese orden, claro est, esas leyes naturales, surgen y se imponen espontneamente, y por tanto cualquier brote de intervencin de la autoridad afecta la armona universal, altera el equilibrio y disminuye la utilidad econmica.En tales condiciones, era natural que Smith impugnara la escuela mercantilista y echara en su obra capital "La riqueza de las naciones" las bases de otra, la libertad, que tena en el librecambio el primero de los dogmas. Sera locura desde el punto de vista econmico producir en el pas un artculo que puede comprarse ms barato en el extranjero. El empresario debe tener libertad para que slo acometa la produccin de lo remunerativo. Lo primero entonces, es cerrarle a una nacin atrasada todo empeo de construir una estructura industrial, pues para hacerlo tendra que recurrir a los procedimientos que Smith considera herticos: la proteccin, la creacin de privilegios en contra de los intereses de los consumidores, las reglamentaciones, los subsidios. Esa nacin debe limitarse por tanto a producir aquello de que la naturaleza lo ha dotado, las materias primas y los alimentos. As Smith se nos presenta como el economista de los pases ya desarrollados, del mismo modo que en el interior de cada sociedad coloca, segn veremos, todas sus preferencias del lado de las clases altas.Segn Smith, dentro del orden natural ya mencionado, la conducta humana es movida por seis fuerzas: el amor de s mismo, la simpata, el deseo de ser libre, el sentido de la propiedad, el hbito del trabajo y la tendencia a permutar una cosa por otra. La filosofa liberal est encerrada ah. A1 poner la simpata a continuacin del amor a s mismo, lo hizo sin duda para evitar que ste arrastre al individuo a ejecutar actos contrarios al inters de los dems. El sentido de la propiedad, el hbito del trabajo, la libertad contractual y el deseo de ser libre, tienen en Smith una clara connotacin capitalista y muestran con elocuencia la manera como l contribuy a los avances del liberalismo.El rea dentro de la cual puede y debe moverse el gobierno queda trazada de antemano: defender a los nacionales contra la agresin extranjera, prestar debidamente el servicio de justicia para que los negocios puedan desenvolverse, hacer y sostener las obras que como las carreteras, los puertos, los puentes, sobrepasan la capacidad econmica de los particulares, y que son en extremo necesarias; y desde luego algo de educacin para aumentar la productividad de la mano de obra. Lo dems debe ser extrao al sector pblico, porque si quisiera hacer ms, sera tanto como poner en duda la bondad del orden natural.La obra terica de Smith fue una obra comprometida con la sociedad de la poca y por eso tuvo xitos inmediatos. En su Historia de las doctrinas econmicas, Eric Roll anota con razn que entre las fuerzas que libertaron al comercio ingls de las reglamentaciones y que suprimieron los derechos excesivos de importacin y los tratados comerciales restrictivos, el papel jugado por "La riqueza de las naciones" fue de primera importancia Como lo fue en todo lo que se relaciona con el estmulo a la produccin. Para el negociante de cualquier gnero deba tener prestigio sagrado una teora que le, quitaba a sus actividades toda sombra infamante. Hacer dinero a cualquier precio, acumularlo, se volvi ttulo de buena conducta social, as quedaran maltrechos muchos de los competidores y hubiera lamentos del lado de los asalariados.Porque estos ltimos se llevaron la peor parte en la doctrina de Smith. Reglamentar las condiciones de trabajo, intervenir de cualquier modo en los jornales, era pecado contra el catecismo de la escuela. Por eso se ha dicho con razn que l representaba los intereses de una sola clase. Qu tal, por ejemplo, un sindicato? Eso habra sonado a escndalo, pues era ni ms ni menos que un monopolio. Lo mismo podra decirse de la fijacin colectiva de los salarios. Para los heridos en la guerra a muerte de la competencia, quedaban algunos socorros en la forma de la beneficencia y de la caridad. La burguesa conquistadora deba contar con una mano de obra resignada, llena del santo temor de Dios, desde luego muy barata y hasta donde se pudiera, productiva.El culto de la propiedad privada y de la iniciativa individual llev, con su terrible lgica, a Smith a conclusiones descarnadas, llenas de una despiadada verdad, como la que hace del Estado el ente que se ha organizado histricamente para defender la propiedad. No fue, pues, Marx como se ha dicho, el autor de ese descubrimiento, base de la concepcin materialista de la historia. Casi con un siglo de anticipacin Smith escribi lo siguiente: (8) "El gobierno civil, en la medida en que est instituido para defender la propiedad, en realidad est instituido para defender al rico contra el pobre, o a los que tienen alguna propiedad contra los que no tienen ninguna". Otro tanto podra decirse de las enfticas afirmaciones d Smith en el sentido de que el trabajo es la fuente del valor por lo cual la medida de ste es la cantidad de trabajo incorporada en una mercanca.

Los fisicratas Pero como observa Laski, Smith no estaba solo. El problema era tan vasto, la evolucin en curso tocaba tantos registros, que deban reflejarse en ms de una cabeza. El filsofo Hume, el pensador poltico Burke, aunque de raz conservadora este ltimo, llegaron a parecidas conclusiones.Pero son los fisicratas, los que mejor indican la direccin del pensamiento. Aludiremos a esa escuela, no tanto en sus aspectos econmicos, que son los que la definen, como en sus manifestaciones polticas, sobre todo en lo que tiene que ver con la libertad y con las relaciones entre el individuo y el Estado.Esa eximia plyade de economistas y de hombres de gobierno no podan aparecer sino en el siglo XVIII y en un pas agrcola, como era la Francia de esa poca. En ellos volvemos a encontrar la tesis de que la sociedad humana est regida por leyes naturales que ningn legislador de carne y hueso puede modificar. Y cuando surge la pregunta de cules son los rasgos esenciales de ese orden natural, viene una respuesta de clara estampa burguesa: ellos consisten en el derecho a disfrutar de los beneficios de la propiedad, en el derecho a buscar el inters personal, siempre que esa libertad no estorbe la de los dems. Pero es en la exaltacin de la propiedad de la tierra donde est el meollo del pensamiento de la escuela.Francia no presentaba todava los elementos que hacan de Inglaterra una regin industrial. La explotacin del suelo, actividad predominante a la sazn, llev a los fisicratas a la conclusin de que slo la agricultura tiene la virtud de crear un excedente. Muy distante de los mercantilistas, para los cuales la riqueza de las naciones se debe al comercio, los fisicratas centran su sistema en el cultivo de la tierra. Por eso tampoco podan compartir el entusiasmo que Smith y Ricardo habran de expresar por la industria.Como sealan los historiadores de las doctrinas econmicas, el anlisis central de los fisicratas se localiz en la bsqueda del excedente, o sea la diferencia entre la riqueza que se produce y la que se consume para poderla producir. Ese excedente lo da la agricultura, por lo cual la magna cuestin que siempre ha preocupado a los economistas, la de saber cul es el trabajo productivo, ellos lo definieron en el sentido de que slo el trabajo agrcola da el buen resultado de que lo invertido en la manutencin del operario y en el empleo de insumos como las semillas, es inferior en termino medio a los productos que se obtienen. Smith y Ricardo demostraran que tambin en la industria aparece el excedente, pero los fisicratas sostenan que para poderse dedicar a la industria y al comercio, el hombre necesita resolver la cuestin previa de disponer de una buena cantidad de subsistencias, que slo la tierra puede asegurar.Pero lo interesante para nuestro estudio es relievar la contribucin de los fisicratas al avance del liberalismo. Ella fue grande, porque para ellos, en lo cual coincidan con Smith, cualquier reglamentacin estatal complica el proceso econmico y por nde lo hace menos productivo. La intervencin en todas sus formas debe desaparecer, para que puedan brillar las leyes de la naturaleza. Reiterando tesis conocidas, ellos aseguraban que si el propietario es libre para perseguir su propio inters acabar necesariamente trabajando por el bien comn. Unos propietarios razonables, como se supona que eran todos en esa poca dominada por la fe en la razn, llegarn forzosamente a enmarcar su accin dentro de normas tan sabias y prudentes que toda la comunidad obtendr beneficio.Que hay males en el mundo? Seguramente. Pero lo que se debe tener siempre presente es que la capacidad de los gobiernos para corregirlos es precaria, pequea y sujeta a equivocaciones.Ultima manifestacin terica de una era en que el feudalismo se derrumbaba, la fisiocracia ejerci sobre los grandes acontecimientos que siguieron una influencia que se mantuvo an en el siglo XIX.

La democracia representativa A poco de iniciarse la segunda mitad del siglo XVIII, Rousseau expuso en el Contrato Social su sistema filosfico y poltico al formular la teora d que el pueblo es el nico soberano y de que por tanto slo el puede dictar las leyes, las que son de ese modo la expresin pura de la voluntad general. O sea que Rousseau abog por la democracia directa, la que tiene vida cuando el pueblo se rene y da a conocer qu es lo que desea. Esa tesis revolucionaria, duea de un inmenso poder de seduccin, tena como marco una ciudad pequea, Ginebra, de la cual Rousseau se declaraba "ciudadano", en la que era posible que todos los habitantes se congregaran en un solo sitio a formular sus determinaciones, que el gobierno se encargara de ejecutar. El autor del Contrato Social fue siempre enemigo de la democracia representativa, en la que una entidad, el Congreso, dicta las leyes. Esa enemistad vena de que la voluntad general, segn l, es inalienable, indivisible y absoluta, y de que slo pertenece al pueblo.La evolucin social, y sobre todo la magnitud de los Estados nacionales, hacen imposible que el conjunto del pueblo se rena, y determinan por tanto la impracticabilidad de la construccin rousseauniana, por lo cual el liberalismo hizo suya la frmula de la democracia representativa, basada en el sufragio, tal como Locke la haba diseado en forma incompleta, que despus Montesquieu habra de redondear. Ese tipo de democracia, con la consiguiente separacin de poderes, funcionaba ya en Inglaterra, y fue all donde Montesquieu la vio en aplicacin. As pudo l publicar en 1748 su obra capital, El espritu de las leyes, que habra de asegurarle puesto de honor en la historia del pensamiento.

La Ilustracin Si aceptamos el dicho de que las grandes pocas son propiedad de una nacin, podemos admitir que el siglo XVIII fue francs y alemn el XIX. Con la misma razn se puede afirmar que el XVII fue ingls y ruso el siglo XX.Continuando en el XVIII, que es el que traemos entre manos, l merece ciertamente ser considerado como francs. Qu combustin en los espritus, qu fermento de ideas, qu capacidad de la inteligencia para discurrir en trminos de cambio! El brillante grupo de la Ilustracin ejemplifica muy bien los desplazamientos que experimentaba la nacin latina en el campo de las opiniones.El dominio de la burguesa era ya un hecho social, y slo caba esperar unos aos para que se afirmara el poder real de esa clase, inclusive por la va de la ruptura revolucionaria. Con la burguesa llegaban al mando no slo determinados estratos sociales sino un conjunto de ideas que tenan que ver con el culto de la razn, con la fe en la supremaca de la ciencia y con la conviccin de que en la sociedad humana operaban las leyes del progreso. La lucha contra el antiguo rgimen, simbolizado por el poder autoritario, por los privilegios y por las supersticiones, no se iba a adelantar slo en nombre de realidades econmicas, como el desarrollo de las fuerzas productivas, sino de un pensamiento filosfico y poltico imbuido de la idea de que acabamos de hablar."Los filsofos" o sea los grandes pensadores del siglo XVIII, no descansaban en la denuncia del enemigo contra el cual amotinaban todas las energas: era aqul que deca que la voluntad divina, y no la voluntad general, era la fuente de la autoridad, y para el cual el mantenimiento de la organizacin social dependa de que en la cspide de la escala hubiera una crema dispensadora de experiencia, de sabidura y de "savoir vivre". Para ese enemigo de las nuevas corrientes, la democracia que proclamaban las clases medias, y desde luego la libertad, iban contra el orden de las cosas, porque acabaran por darle el poder a la chusma y por entronizar la anarqua, ante el alud. de apetitos desencadenados.Como observa el socilogo norteamericano Horowitz (9), los filsofos lanzados a la batalla social, se constituyeron en los personeros de las demandas del pueblo, entendido ste como el conglomerado que no forma parte del mundo del privilegio. Defensa de la mujer, defensa de la juventud, y por consiguiente necesidad de reorganizar el sistema educativo, defensa de la libertad de prensa, todo eso y mucho ms fue objeto de sus desvelos. Era que el saber ya no se consideraba como derecho de unos cuantos sino como propiedad de todos. Horowitz, quien dedica a los filsofos pginas entusiastas, afirma que algunos de ellos, como Diderot, Helvetius y Condorcet, no se dieron cuenta de que estaban al servicio de determinada clase, la burguesa en este caso, y por eso se comportaron como un sector diferente y unificado, con un programa de reconstruccin social muy distinto del que pudiera presentar otro grupo. Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que los filsofos cumplieron un papel revolucionario al contribuir al derrocamiento del antiguo rgimen. Fueron por eso intelectuales comprometidos y su compromiso, a sabiendas o no, era con la clase que quera establecer el orden capitalista en vez del feudal.Por eso emprendieron la tarea, casi sobrehumana por ambiciosa, de escribir una obra que contuviera todo el saber de su tiempo. Ella haba de servir de fulminante para prender la mecha de una organizacin social libertaria. Fue la Enciclopedia. El lema de la burguesa "libre comercio, industria libre y hombres libres" animaba aquellas pginas prceres.El rol cumplido por el movimiento de la Ilustracin lo fija muy bien Horowitz en este. prrafo (10): "Los filsofos ensearon a la clase media el valor de la ciencia y la virtud de la libertad; representaban efectivamente el espritu filosfico de la burguesa, no obstante que no representaban el sentido comn. Los dos "espritus" se encontraban en armona slo porque en ese momento de la historia francesa la burguesa era capaz de hablar por la "humanidad" en general". La Ilustracin en Francia se convirti a s misma en un movimiento entre intelectuales para asegurarse como fuerza poltica, "introduciendo la significacin de la ideologa como factor decisivo en la evolucin humana". Lo mundano de la filosofa de la Ilustracin francesa encontr su realizacin en las ideas de igualdad y progreso. Las palabras de Condorcet proporcionan una manifestacin directa de esa circunstancia: "Nuestras esperanzas en cuanto a la futura condicin de la especie humana pueden ser reducidas a tres puntos: destruccin de la desigualdad entre las diferentes naciones; el progreso de la igualdad dentro de una misma nacin y, finalmente, la verdadera mejora del hombre. Transfiriendo la teora a la actividad social, los filsofos se convirtieron en los sumos sacerdotes de la futura revolucin democrtica-burguesa".Cuando los hombres de la Ilustracin se enfrentan a temas como el de la propiedad, aparece el concepto de clase: "Es la propiedad la que hace al ciudadano; todo hombre que tenga propiedades en l Estado est interesado en l, y cualquiera que sea el rango que convenciones particulares le asignen, ser en el plan de propietario; es en razn de sus posesiones como debera hablar y como adquiere el derecho de hacerse representar".Igual sentimiento se afirma cuando la Ilustracin se refiere a las clases inferiores. Haba que dejarlas, pensaban, que se mecieran en la idea de que son iguales a las otras clases, pero impedirles que llevaran esas ideas a la prctica. Y era lgico: si hay que mantener la propiedad privada, de hecho la desigualdad se perpeta. La civilizacin que se buscaba establecer descansara sobre el trabajo de inmensas legiones de gentes que no poseen nada. Voltaire lo dijo en el Diccionario Filosfico (11): "La raza humana, tal como est, no puede subsistir si no existe una infinidad de hombres tiles que no poseen absolutamente nada: pues es cierto que un hombre prspero no abandonar su propia tierra para ir a labrar la vuestra; y si tenis necesidad de un par de zapatos no ser el secretario del Consejo Privado el que os los va a hacer. La igualdad es, a. la vez la cosa ms natural y la ms fantstica".Algo ms: aun cuando la Ilustracin iba contra las supersticiones, Voltaire lleg a pensar que era preciso mantenerlas como manera de conservar al pueblo en situacin subalterna. Si no existiera el freno de la religin, pensaba l, qu seguridad tendra el amo ante los ataques de odio y de envidia de su siervo? La idea de Dios era necesaria para garantizar el orden social. "Qu otro freno (12) se podra poner a la codicia, a las transgresiones secretas e impunes, sino la idea de un Seor Eterno que nos ve y que juzgar hasta nuestros ms secretos pensamientos?".En sntesis, los hombres de la Ilustracin, por ms entusiastas que fueran de la idea de igualdad, estimaban que es inevitable, ms an, deseable la divisin entre ricos y pobres. Las Declaraciones de derechos que se expediran a fines del siglo estaran inficionadas de ese morbo.Claro que hubo pensadores de la Ilustracin que tuvieron clara conciencia de las sinrazones de esa divisin. Fue el caso de Helvetius, quien como lo seala Horowitz lleg a tocar los linderos del socialismo utpico. Tienen los pobres en realidad un pas?, preguntaba. Y daba esta respuesta (13): "Debe el hombre sin propiedades algo al pas donde no posee nada? No favorecer el extremadamente indigente, estando siempre al servicio de los ricos y de los poderosos, con frecuencia las ambiciones de ellos? Y no tiene el indigente demasiadas carencias para poder ser virtuoso? No podran las leyes unificar el inters de la mayora de los habitantes con los de su pas, por la subdivisin de la propiedad? Despus del ejemplo de los lacedemonios, cuyo territorio estuvo dividido en treinta y nueve mil lotes y repartido en treinta y nueve mil familias que formaban la nacin, no podra asignarse, en caso de excesivo incremento de habitantes, una extensin mayor o menor a cada familia, pero siempre en proporcin del nmero de personas que la componen?".Y en esa poca en que tanto se hablaba de leyes, Helvetius haca consideraciones sensatas como sta: (14) "La multiplicidad de las leyes, frecuentemente contrarias entre s, obliga a las naciones a emplear a ciertos hombres y corporaciones de hombres para interpretarlas. No ser que estos hombres o corporaciones de hombres, encargados de su interpretacin, cambian insensiblemente las leyes y las convierten en instrumentos de su ambicin? Y finalmente, no nos ensea la experiencia que donde hay muchas leyes hay poca justicia?".Sumergido en una corriente superior a sus fuerzas, sin una clase trabajadora organizada y consciente que recibiera su mensaje, Helvetius no poda hacer ms de lo que hizo: dejar un testimonio de que sus miras iban ms all de las que prevalecan entre sus compaeros y de que vea ntidamente las limitaciones del movimiento de que formaba parte.

Las declaraciones de derechos El largo recorrido descrito en estas pginas habra de rematar triunfalmente en las dos revoluciones del ltimo cuarto de ese siglo, la norteamericana y la francesa. Ambas recogieron el legado de ideas que se haban ido decantando, las mismas que se impusieron despus en la Amrica Latina. De ese legado victorioso destacamos los dos aspectos, estrechamente conectados entre s y que tienen que ver con nuestro estudio: el constitucionalismo y las declaraciones de derechos.Los elementos que integran el constitucionalismo son stos: (15) a) Un sistema en el cual el pueblo se gobierna a s mismo y qu emana de una amplia discusin y decisin en las urnas; b) el poder de todos los funcionarios est limitado por los derechos fundamentales reservados a ese mismo pueblo; c) todos los magistrados que ejercen el poder son escogidos directa o indirectamente por los electores, y d) esas personas elegidas, por lo mismo que tienen poderes limitados a cierto nmero de aos, estn automticamente sometidas a la confirmacin o no de la confianza en elecciones que se efectan peridicamente.En cuanto a derechos, la Declaracin Norteamericana habla de que todos los hombres nacen iguales y de que han sido dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, entre los cuales estn la vida, la libertad y la bsqueda de la felicidad. Y para asegurarlos, los gobiernos se constituyen sobre la base de que derivan sus poderes del consentimiento de los gobernados ( punto a ) del constitucionalismo) y de que cuando quiera que un rgimen se convierte en destructor de los bienes trazados, el pueblo tiene derecho a alterarlo o abolirlo y a instituir uno que interprete su voluntad.La Declaracin Francesa establece que los derechos del hombre son la libertad, la, propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresin. La diferencia entre los dos textos es grande, pues el francs menciona expresamente la propiedad, cosa que no hace el norteamericano, el cual en cambio pregona "el derecho a la felicidad". Es una concepcin distinta de las dos civilizaciones y culturas, explicada por un historiador norteamericano, citado por Charles A. Beard, el cual dice que los filsofos franceses eran en el fondo unos pesimistas, por lo cual pensaban que la felicidad es inalcanzable en este mundo. Esa era la enseanza cristiana, la cual promete eterna dicha despus del trnsito por este valle de miserias. Consecuente con esa idea, los franceses no acogieron la proposicin de La Fayette quien, impresionado por su experiencia en Norteamrica, les propuso a sus compatriotas una declaracin en la que figuraba como derecho la bsqueda de la felicidad. En cambio, el optimismo desbordante de los colonizadores de lo que hoy son los Estados Unidos, su condicin de pioneros en un pas-continente, las hazaas a que invita la constante ampliacin de la frontera, los predisponan a pensar en la felicidad como uno de los bienes terrenales y a disminuir la importancia de la propiedad. Y vindolo bien, al tratarse de una organizacin burguesa, qu urgencia haba en remachar el concepto de la propiedad?El rasgo comn de esas declaraciones es su individualismo. Fieles a la tradicin de escuelas como la fisiocrtica, los constituyentes pensaron que el orden natural se realiza por la bsqueda librrima del inters del individuo. Nada de obstculos que se opongan al logro de libertades como las econmicas, es decir, la de trabajo, la de comercio y la de industria. En estas formulaciones de derechos del siglo XVIII encontramos la imponente presencia de Rousseau. Como advierte el profesor Vedel de la Universidad de Pars (16), del filsofo de Ginebra vena la demostracin rigurosa de derechos independientes de la sociedad y del Estado. Por eso son derechos naturales, es decir, que nada le deben a las convenciones de los hombres y a la benevolencia de la autoridad. "El Contrato Social" se abre diciendo: "El hombre es libre". La declaracin francesa de derechos expresa en su artculo primero: "Los hombres nacen y permanecen libres".Pero contra quin es necesario defender a ese hombre para que siempre sea libre? Aqu viene una de las limitaciones del pensamiento de Rousseau. El contestaba diciendo: no contra la ley, que por ser expresin de la voluntad general no puede oprimir al individuo. El peligro viene del ejecutivo, que es un poder a travs del cual se manifiesta una voluntad particular. Rousseau no vio lo que vemos hoy: que tambin la ley puede ser opresiva, y que las minoras estn siempre a merced de las mayoras. De todas maneras, del autor del Contrato Social tom mucho el liberalismo para hacerse el campen, segn hemos visto, de las amplias facultades del legislativo y de las restricciones de las que incumben a la rama ejecutiva.

Conclusiones El liberalismo, segn hemos sealado, se form de un modo aluvional. Cada poca, cada regin y cada pensador, aport algo a su estructuracin como doctrina poltica. En el siglo XVIII, a los doscientos aos de iniciado el proceso de formacin, tena cuerpo y alma. Estaba por tanto en condiciones de ser artculo de exportacin.A la Amrica Latina lleg en la misma centuria por intermedio de Espaa. La monarqua liberal de Carlos III hizo de agente propagador en esta parte del mundo, pero hubo que esperar hasta el siglo siguiente para que esa escuela de pensamiento se encarnara en un partido poltico, es decir, en una institucin que pudiera presentar su candidatura a la direccin del Estado. Fue eso lo que ocurri en la Nueva Granada en 1849. El nuevo partido no tuvo que aguardar mucho tiempo, pues en el mismo ao asumi, a travs del General Jos Hilario Lpez, las responsabilidades del gobierno.En otro trabajo (17) afirmamos que con base en las influencias exteriores y en la reflexin de hombres como el doctor Ezequiel Rojas, quien redact el programa de la nueva colectividad, sta, como sucedi en la Europa Occidental y en los Estados Unidos, se hizo adalid de las siguientes reivindicaciones:Abolicin de la esclavitud; Libertad absoluta de imprenta y de palabra; Libertad religiosa; Libertad de enseanza; Libertad de industria y comercio, inclusive el de armas y municiones; Desafuero eclesistico; Sufragio universal, directo y secreto; Supresin de la pena de muerte y dulcificacin de los castigos; Abolicin de la prisin por deudas; Juicio por jurados; Disminucin de las funciones del Ejecutivo; Fortalecimiento de las provincias; Abolicin de los monopolios, de los diezmos y de los censos; Libre cambio; Impuesto nico y directo; Abolicin del Ejrcito; Expulsin de los jesuitas. Ese trasplante tena sin embargo vicios originales de gran magnitud. El liberalismo europeo, tal como lo hemos expuesto, tuvo su asiento en un sistema econmico que signific inconmensurable progreso humano, el capitalismo, y una clase social que le dio forma y lo impuso: la burguesa. En la Nueva Granada no tenamos en aquel momento ni ese sistema ni esa clase. Ocurri entonces que los sectores en capacidad de absorber la nueva doctrina fueron los intelectuales, los artesanos, la vasta capa de comerciantes y los escasos profesionales. De ah el carcter popular que tuvo el liberalismo al comienzo y que dur unos aos. Pero el poder real estaba en otra parte: en la aristocracia proveniente de la Colonia, en los seores de la tierra, en los dueos de esclavos y en los militares que venan de las guerras de independencia. Las mesnadas rurales obedecan las rdenes del propietario o del cacique, y los bajos fondos de las escasas ciudades, carecan de antecedentes de formacin poltica. No eran ciudadanos sino sbditos. Declaraciones deslumbrantes como la libertad absoluta de imprenta y de palabra y la del sufragio universal, muy poco les decan a esas masas por la imposibilidad intelectual y material de ejercer esos derechos. La democracia que el liberalismo postulaba era una democracia sin el pueblo, aristocrtica, en la cual los avances doctrinarios que se hacan eran ms concesiones de arriba que conquistas de abajo. Todo estaba organizado para que de esas libertades hiciera uso slo una minora.Por falta de una burguesa con sentido del desarrollo, no se poda esperar que el liberalismo constituyera aqu una batida en regla contra el orden feudal de la .tierra. Este haba de seguir indefinidamente, pues no puede llamarse revolucin anti-feudal la desamortizacin de bienes de manos muertas decretada poco despus, porque es sabido que esos bienes, tan pronto como salieron al mercado libre fueron rematados por quienes tenan capacidad econmica de hacerlo, de modo que lo que hicieron fue fortalecer el latifundio. De ese modo el liberalismo dej de cumplir en Colombia su tarea histrica: hacer la revolucin democrtico-burguesa.Si alguien se hubiera preguntado en esa poca en qu etapa de la civilizacin nos encontrbamos, habra tenido dificultad en contestar. En extensiones considerables vegetaban comunidades que se emparentaban con las que haban encontrado los espaoles, otras que correspondan a formas de esclavismo como aconteca en el trabajo de los campos o de las minas, los de ms all se enmarcaban en la servidumbre. En las zonas urbanas haba rudimentos del capitalismo, caso del comercio, y mucho de explotacin individual o familiar de pequeos talleres, o sea el artesanado, y desde luego la manufactura.Aqu viene otra incongruencia: en occidente el liberalismo operaba dentro de los marcos del Estado nacional; como expresin de una sociedad integrada. Aqu esa integracin no era posible, por las fronteras econmicas y raciales, an lingsticas, entre las provincias y regiones, las que por el atraso de las vas no podan comunicarse. Una orden de Bogot llegaba difcilmente a Panam o al viejo Cauca. Y para colmo de los desvaros, a poco se estableci el rgimen federal, que era una manera de debilitar al Estado y de impedir la unidad nacional. Faltaba por tanto la voluntad de vivir juntos de que habla Renn como precondicin de la nacionalidad, ese sentimiento de pertenecer a un todo superior, en este caso la patria, concepto no bien formado en aquellos tiempos. Era lgico entonces que el poder poltico no funcionara a base de instituciones, forma elevada de la civilizacin, sino que tuviera ms bien un carcter individualizado, en el que la voluntad de un caudillo civil o militar tena ms fuerza que las leyes dictadas en el Congreso, y en cuanto a la justicia que el pen conoca, no era la impartida por la rama jurisdiccional del Estado sino la que administraba discrecionalmente el hacendado.El hecho es que an hoy, en el ltimo cuarto del siglo XX, los convulsionados y castigados pueblos de la Amrica Latina, suspiran por la vigencia, entre otros, de los principios polticos que el liberalismo universal acu en su larga marcha: constituciones escritas, elecciones libres y sinceras, separacin efectiva de los rganos de poder y garanta de los derechos que tutelan al ser humano.Aquellas naciones a las cuales les ha ido menos mal, tienen que contentarse con una forma de democracia, la democracia restringida, que no fue la prometida en los buenos tiempos del liberalismo.En tales condiciones, fue una hazaa, un golpe favorable de los dados el que el liberalismo, como manera de pensar y de organizar la vida en comn, hubiera subsistido.

1. Historia universal Tomo II, pg. 351 y siguientes, Barcelona, 1953. 2. El liberalismo europeo. Fondo de Cultura Economica, Mexico, 1939, pag. 20 3. Amrica en Europa, Buenos Aires, 1975, pg. 61. 4. 1 liberalismo europeo, pg. 111. 5. El apogeo del capitalismo. Fondo de Cultura Econmica, Mxico 19l6, pag. 64. 6. Les grandes oeuvres politiques, de Machiavel a nos jours, Pars, 1949, pg. 89. 7. Los grandes pensadores polticos, Madrid, 1965, pg. 477. 8. Cita tomada de Eric Roll, Historia de las doctrinas Econmicas, Mxico, 1955, pg. 159. 9. Fundamentos de sociologa poltica. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1977, Pg. 48. 10. Op. cit., pg. 51. 11. Dictionnaire philosophique, Pars, 1964. 12. Cita tomada de Laski, op. cit., pg. 303. 13. Cita tomada de Horowitz, obra mencionada, pg. 63. 14. Tomada de Horowitz, op. cit., pg. 64. 15. Charles A. Beard, The Republic, New York, 194b, pg. 16. 16. Cours de Droit Public, Pars, 1950-51, pg. 20. 17. 1as ideas liberales en Colombia, 1849-1914, Bogot, 1970, pg. 26.

Liberalismo Moderno Captulo II

Liberalismo ModernoEl liberalismo que acabamos de describir es el clsico. Pero era imposible que l siguiera rigiendo en un perodo turbulento, cuajado de guerras locales y mundiales, de crisis y de tensiones como el que ha conocido la humanidad en los ltimos sesenta aos. Por eso, sin abandonar puntos bsicos como la defensa de las libertades y derechos del hombre, el liberalismo de hoy difiere del anterior en materia grave. Sin denominacin que haya sido aceptada universalmente, podemos usar la de liberalismo moderno, y su esencia consiste en que ensancha y profundiza la democracia poltica, que fue la contemplada por el de carcter clsico, y en que le da a la democracia econmica y a la democracia social una atencin desconocida antes. El presidente Giscard D'Estaing quien a pesar de su concepcin aristocrtica de la sociedad y de la vida, trata de acercarse a esta nueva versin del liberalismo (18), expresa una idea parecida al decir que en el pasado slo se hablaba del poder poltico, mientras que hoy se ve que el poder es tambin econmico, social y cultural.Fueron sin duda el crecimiento cuantitativo y cualitativo de las masas, por obra de la industrializacin y de 1a urbanizacin, con la correspondiente demanda de mayor bienestar, la alteracin en todos los rdenes de la existencia como resultado de la primera guerra mundial y el triunfo del socialismo en la sexta parte del planeta, el avance de las ideas igualitarias que viene con toda conmocin de tipo revolucionario, fueron stos, repetimos, los factores principales que determinaron la revisin de muchas ideas polticas, fenmeno de apertura que puede sealarse hacia 1920. Como no haban de exigir esas masas una recompensa, siquiera parcial, para los sufrimientos experimentados durante los cuatro aos de la conflagracin? Cmo no haban de pedir mayor participacin en los frutos que traera la etapa de civilizacin que se iniciaba? Podran las funciones del Estado continuar siendo las mismas?La democracia poltica, o sea la que tiene relacin con la manera como se constituyen los gobiernos y como los electores controlan su ejercicio, fue la primera en sentir el contragolpe de los nuevos procesos. En Alemania, por ejemplo, al derrumbarse el Imperio, se dio a todos los ciudadanos el derecho de elegir al Presidente de la Repblica; en ese pas y en otros aument la representacin de los trabajadores en el Parlamento, con lo cual se abri el camino para que en Inglaterra hubiera a los pocos aos, por primera vez, un gobierno laborista; el rol de los partidos de izquierda fue mayor, aunque como derivado de la victoria revolucionaria en la Unin Sovitica hubiera sobrevenido la escisin en el movimiento obrero internacional entre socialistas y comunistas; los sindicatos vieron acrecida su influencia, lo que unido a lo anterior signific para el pueblo la posesin de parcelas de poder y de una mayor capacidad de negociacin. Esto quiere decir que el Estado debi ocuparse no slo de las cuestiones tradicionales, organizacin institucional, poltica extranjera, obras pblicas y relaciones con la Iglesia, sino de las que tienen injerencia en la vida diaria de las gentes. As se vio que el problema de las libertades no poda abandonarse al vaivn del dejar hacer, sino que exiga la accin de la autoridad pblica, sobre todo en las que tienen que ver con las funciones econmicas. La estructura pluralista del Estado y de la sociedad fue un hecho, y eso quera decir que la democracia poltica adquira nuevas dimensiones.Igual fenmeno se vio en el dominio de la economa. El hombre comn se preguntaba si la democracia que acababa de imponerse en las trincheras no haba de sentirse en las empresas industriales, sustrayndolas al imperio absoluto del patrn para darle participacin al trabajador en el manejo de ellas. Por eso apareci la tesis del control obrero, la que en el fondo implica el abandono por el asalariado de su papel pasivo en la conduccin del negocio para adquirir al menos uno de supervigilancia. Era el comienzo de la democracia econmica. Una manifestacin de ella la encontramos en Alemania, donde se impuso la reivindicacin del control obrero, el que se mantuvo hasta 1934, cuando fue eliminado por Hitler.Una transformacin monstruosa y preocupante en el orbe econmico exiga una funcin activa del trabajador y desde luego del Estado. Nos referimos a la consolidacin del monopolio y del cuasi-monopolio. El liberalismo clsico slo haba tenido la vista pequeas y medianas unidades de explotacin, por lo cual pudo desentenderse de la tarea de la intervencin estatal en dicha esfera. Ese liberalismo pensaba que la libre concurrencia resolvera cualquier desajuste, en la forma que ms conviniera a la armona social. Con el monopolio y el oligopolio las cosas son distintas: esos gigantes determinan a su antojo la poltica de precios y de calidades, y algo ms ofensivo, que confina ya con el delito, y es el malthusianismo econmico, o sea la disminucin calculada de la produccin para dar lugar a escaseces, y as en la crisis de 1930 hubo destruccin de cosechas, incendio del caf y del algodn, desnaturalizacin del trigo, etc., ante la clera impotente de los consumidores.Otra circunstancia que demuestra la obsolescencia del ideario liberal clsico es la aparicin y reiteracin de las crisis, las que son el ndice de que se ha producido mucho o de que se ha producido muy poco, es decir, que ya no funciona el mecanismo del mercado, sapiente regulador de la oferta y la demanda. Y la experiencia del ltimo siglo ensea que el equilibrio no se restaura como resultado del juego de la iniciativa libre, sino que es preciso suscitarlo por medio del trabajo de las agencias gubernamentales.De estas realidades se han desprendido ciertas posturas del pensamiento que se resumen en la crtica al capitalismo, crtica que ha llegado en unos casos a la eliminacin de ese sistema y al ensayo de la planeacin centralizada y obligatoria, y en otros a la adopcin de la planeacin meramente indicativa, o sea la que establece previsiones para las industrias claves y busca convencerlas para que hagan lo necesario a efecto de que se realicen esas previsiones, sin cambiar el sistema.Pero no fueron el control obrero y la prevencin de las crisis las nicas manifestaciones de democracia econmica. Ante desrdenes como los que acabamos de mencionar, se lleg a pensar despus de los aos 20 que lo mejor era sustraer al resorte privado ciertas actividades que se juzgaban primordiales para la comunidad. Fueron las nacionalizaciones. El crdito, los seguros, los transportes, las industrias qumicas, no dan rendimiento social si continan en manos de particulares. En la Constitucin de 1946, Francia consagr este sabio principio: "Todo bien, toda empresa cuya explotacin tenga o adquiera los caracteres de un servicio pblico nacional o de un monopolio de hecho, debe convertirse en propiedad colectiva" . Engrosar con todas estas actividades al sector pblico, darle participacin en ellas a los usuarios, al factor trabajo, aparecan como otras tantas evidencias a medida que avanzaba la reflexin poltica.Inclusive se pens que haba necesidad de dirigir el consumo, aun dentro del sistema capitalista. El profesor Emile James de la Universidad de Pars, quien en sus cursos de 1949 y 1950 sobre Economa Social hace observaciones muy atinadas sobre estas cuestiones, seala (19) que no es cierto que el sujeto econmico conozca su verdadero inters y lo busque a toda hora. As, aun en pases muy cultos, se ve que la demanda se orienta hacia objetos sin ninguna utilidad, objetos de pura ostentacin. Esto se evidencia ahora en la sociedad de consumo, en la que el individuo, por el efecto de la imitacin, adquiere lo superfluo, lo balad. Bernard Shaw alcanz a percibir esto cuando escribi: "Los hombres no buscan ni lo til ni lo confortable buscan la vulgaridad rica". En todo esto se esboza una tarea nueva del Estado y de las otras fuerzas organizadas: orientar de un modo inteligente la produccin, la distribucin y el consumo.Democracia poltica, democracia econmica... pero no habra llegado el instante de extender estas modernizaciones al plano social? Fue eso lo que apareci con luz resplandeciente. Lo primero que hicieron los interesados, es decir; los trabajadores, fue afirmar que ante los nuevos hechos no podan tenerse en pie las enseanzas del liberalismo tradicional, segn las cuales los salarios se fijan de acuerdo con el ritmo de la oferta y la demanda, en un terreno exento de pre