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La Patria Grande, la unión nuestramarericana, unión latinoamericana y caribeña, integración regional, Comunidad de Estados y Naciones, mercado común, mucho más que denominaciones son conceptos funda-mentales, estratégicos y políticos, que en diferentes períodos de nuestra historia han enfatizado en la necesidad de auto reconocernos como un entramado de naciones compartiendo un territorio de una rica biodiversidad y un horizonte pluricultural, asediado constantemente por los imperios y ante lo cual, el llamado a la unidad es el grito persistente de sus pueblos.

Nuestramerica no es sólo un lugar en el mapa. Los modos de producción y el mundo simbólico que sustenta nuestra existencia se desenvuelven en un espacio determinado, no existen sociedades sin territorio, siempre y cuando aceptemos conceptos plurales sobre lo que entendemos por “territorio”. En un espacio convenido, físico y simbólico, nacemos, vivimos y morimos, y de cuya relación construimos una identidad individual y colectiva que nos define como pueblo, país, región y continente. El territorio que hoy ocupamos ha sido desde su historia ante-rior a la invasión europea, área de profundos y constantes intercambios sociales entre los pueblos indígenas que allí habitaron. Largas vías de comunicación fluviales y marítimas (los ríos Amazonas, Orinoco, Bravo, Mar Caribe y Atlántico) y terrestres (senderos montañosos, calzadas en llanos y travesías por bosques y sabanas) permitieron, como aun en la actualidad, la interculturalidad entre las diversas poblaciones. Estas condiciones favorecieron el origen de áreas culturales en Nuestramerica que hasta hoy comparten prácticas sociales y mundos de sentidos. Bien sabemos que a partir del silgo XVI estas realidades se estremecieron frente a las violentas acciones genocidas de los imperios europeos y la traída forzosa desde África de seres humanos esclavizados.

Sobre este tramado de la vida de los pueblos, que conquistaron su libertad durante el siglo XIX, se ha ido comple-

jizando el mapa humano del continente, hoy enfrentado al gran desafío del sistema de mercado capitalista. Por ello, la Unidad es la herencia cultural más importante de nuestros pueblos, de ello vienen dando ejemplos los diversos movimientos indígenas del continente, tales como el movimiento indígena de Chiapas, del Congreso Nacional Indígena de México, el EZLN de México, la Confederación de Naciones Indígenas del Ecuador, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), la Unión Nacional de Comunidades Aymaras (UNCA), entre otros. También los movimientos sociales en lucha por la equidad de género, los movimientos campesinos y los movimientos sociales contra el racismo y la discriminación de los pueblos afrodescendientes.

Para esta décima sexta edición de la revista Así Somos, hemos convocado a doce compatriotas preocupados por la unidad nuestramericana desde diversas perspectivas, pero que confluyen en la necesidad de comprender la unión de nuestros pueblos desde nuestras complejidades socio-culturales, con la intensión de contribuir al debate colectivo sobre esta gran batalla que hoy enfrentamos, herencia ideológica de Bolívar, Miranda y Martí y desarrollada de forma vertiginosa en este siglo XXI por la pasión y entrega de Hugo Chávez, quien muy bien supo convocar y articular a los líderes políticos de nuestras naciones a favor del nacimiento de organizaciones de integración regional como también el fortalecimiento de las ya existentes o su re-conceptualización, pero también estimuló con la crítica certera y oportuna de su verbo encendido, la articulación de los movimientos sociales del continente, dejándonos así el escenario de la Patria Grande mucho más cerca del ideario bolivariano, nos toca a todos y todas continuar esta batalla.

Luis Adrián Galindo C.Dir ector Del Museo NacioNa l De Histor ia y De las cultur as

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así somos Nº 16Unidad, el grito persistente de los pueblos

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Hoy, al inicio del siglo XXI, de nuevo a Venezuela le ha correspondido encabezar la lucha por la verdadera y definitiva independencia, logro que solo es posible obtener a través de la integración y unión de nuestras naciones en una sola patria. dándole verdadero contenido político y socio-cultural al proceso de unión al rebasar las típicas relaciones de Estado y de empresarios para impulsar la relación entre los pueblos y propiciar su acer-camiento y reconocimiento mutuos.

Pío Tamayo, viene a ser uno de los grandes poetas revolucionarios que ha tenido el país y podemos afirmar que sobre él aún falta mucho por conocer debido a que gran parte de su obra se encuentra extraviada y dispersa, lo cual ha originado que no se le haya dado difusión a la totalidad de sus escritos políticos y poéticos.

La cacareada integración hoy tiene tres bloques esenciales Mercosur, Alba y celac, donde el tema de la cultura pasa tímidamente al ruedo de la discusión, pese a experiencias previas en América Latina: el encuentro de políticas culturales organizado por Unesco (Bogotá 1978) y la conferencia Mundial de Políticas culturales (México 1982), donde hubo acuerdos que marcaron las políticas culturales de finales del siglo XX y el tema de la integración estuvo presente.

Hoy día resulta indispensable reflexionar sobre la importancia de estudiar los procesos milenarios de colonización humana del espacio suramericano, para construir el imaginario de la integración como un proceso integral que viene desde la antigüedad más remota hasta el presente.

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Entrevista al sociólogo Santiago Arconada Rodríguez. Profesor de la Universidad indígena de Venezuela. Está convencido de que no hay que ser indígena para luchar con ellos y por ellos. Reivindica el capítulo Viii de la constitución como una de las mayores victorias en nuestra América y, en un despliegue de “hones-tidad necesaria”, se declara en contra de las políticas del Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas.

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Esta ruta es una invitación para recorrer nuestra Matria Grande y reconocernos en lo que compartimos y en lo que nos diversifica como pueblo, en nuestros sueños de libertad, solidaridad, igualdad y compromiso con la tierra que nos cobija.

El feminismo tradicionalmente ha exaltado el proceso de coerción a la que ha sido sometida la mujer blanca, pero ha obviado la explotación, relegación y sub valoración cultural a la cual han sido expuestas las mujeres indígenas y afrodescendientes.

Hoy día, el caribe muestra, a pesar de su compleja extensión y dispersión geográfica, una profunda vitalidad en cuanto a sus vinculaciones culturales, las mismas que se expresan en casi todos los ámbitos de la vida cotidiana, desde el deporte y la gastronomía, hasta llegar a dos de las más importantes, el baile y la música.

HUgo CHávEz, iNtEgrador dE pUEblosEl comandante Supremo Hugo Rafael chávez Frías (1954-2013) desde su primer período de gobierno perfiló sus esfuerzos en política internacional hacia la creación proyectos y fortalecimiento de acuerdos de cooperación desde su mirada visionaria que lo impulsó a forjar iniciativas integradoras en Nuestramérica, revolucionando la manera de concebir las culturas, las artes, la educación, la tecnología, las ciencias, lo social, y por supuesto la economía, las relaciones comerciales y financieras, la agricultura, la energía, el petróleo, la industria.

En la cumbre de Mar del Plata realizada en 2005, chávez estratégicamente junto a los presidentes Fidel castro, Néstor Kirchner y Luiz inácio Lula da Silva, con el apoyo de la presidenta Michelle Bachelette y la mayoría de los mandatarios latinoamericanos, derrum-baron uno de los más grandes tótems de la domina-ción colonial: la Asociación de Libre comercio de las Américas (ALcA).

Entre los grandes emprendimientos integracionistas que gestó Hugo chávez se pueden enumerar: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de comercio de los Pueblos (ALBA-TcP); el Sistema Único de compensación Regional (SUcRE); TeleSUR (hoy en día canal de televisión, radio y página web); Petrocaribe (18 países miembros); el Banco del Sur; la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR); el consejo Sudamericano de defensa, la comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (cELAc), cons-tituida por 33 países; el más grande espacio de unidad sin la presencia de Estados Unidos y canadá.

chávez dio marcha a una nueva geopolítica inter-nacional, independiente del dictamen imperial la cual permitió consolidar relaciones estratégicas de amistad, diplomáticas y comerciales respetuosas y soberanas con naciones latinoamericanas y caribeñas como Brasil, Argentina, Bolivia, cuba, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Ecuador, Uruguay, Paraguay, San Vicente, Las Granadinas, Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago, Martinica, Haití.

Hugo chávez motivó incansablemente la hermandad entre países latinocaribeños, así como la importancia de afianzar las relaciones Sur-Sur, históricamente distantes. Ideó una agenda común sustentada en el anticolonialismo y en el antiimperialismo con el obje-tivo de fomentar el intercambio y la cooperación alter-nativa entre los pueblos como una manera de contra-rrestar el dominio de las potencias del norte y los efectos de la globalización neoliberal.

Hugo chávez, por mérito propio, se erigió en líder natural de Latinoamérica y el caribe, así mismo, buscó siempre a través de mecanismos políticos de media-ción, la consolidación de la paz tanto en la subregión como en otras partes del mundo mediante orga-nismos regionales como el Grupo de Río, el consejo Suramericano de defensa y la OEA.

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Desde el mes de septiembre del año 2012, el Gobierno Bolivariano, a través

del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y en el marco de la Misión Cultura, ha venido estimulando en siete estados del país la organización de expe-riencias comunitarias para la educación popular sobre diversos campos de nuestros saberes ancestrales y tradicionales.

Estos espacios comunitarios, gestionado por el Poder Popular con el acompañamiento del Gobierno Bolivariano, tienen el objetivo fundamental de garantizar la continuidad de la enseñanza de nuestras culturas de tradición popular en los propios lugares de vida y trabajo de los cultores y las cultoras y en los

NacionalEscuelade las

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avances de las comunidades organizadasen educación popular

L u i s G a l i n d odirector Museo Nacional de las culturas y de la Histor ia

espacios sociales colectivos de las comunidades, problematizando entre sus participantes, sobre los contenidos y valores presentes en nuestras sociedades y promo-viendo el nacimiento de un país más justo, libre, socialista y sobe-rano. Estas experiencias educa-tivas se vienen organizando a partir de la creación de proyectos socio-productivos que vinculan a varios campos de nuestros saberes ancestrales tales como la agricultura, la pesca artesanal, la música, la danza, la medicina tradicional o la artesanía, entre otros, buscando el fortalecimiento de nuestras capacidades produc-tivas a partir del conocimiento del territorio y su biodiversidad, a la par de la valoración social, disfrute y enriquecimiento

de nuestro mundo simbólico expresado en las danza, la música, las lenguas o la literatura.

De esta forma, la plena partici-pación de los miembros de cada comunidad en estos programas permanentes de educación popular, no solo busca el autoreconoci-miento de sus propios saberes sino también a partir de ello, consolidar espacios productivos que garanticen una vida digna en consustancia con nuestra herencia cultural y el cuidado y defensa de nuestra biodiversidad.

El programa de acompañamiento denominado Escuela Nacional de las Culturas Populares, viene desarrollándose como etapa inicial en los estados Barinas, Portuguesa, Trujillo, Lara, Bolívar, Sucre y Distrito Capital. El programa se

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conjunta se definen los indica-dores del avance del proyecto y se realizan evaluaciones en distintas modalidades y de forma continua. Por otra parte, se realizan un tejido social entre las comunidades participantes con el fin de esta-blecer acuerdos de cooperación para actividades conjuntas tales como programas de formación con participación de maestros y maestras de tradiciones de comunidades diversas, ferias artesanales, circuito de trueques y comercio solidario, entre otras.

A continuación presentamos un breve resumen de los avances de este programa.

La etapa inicial correspondiente a la conformación de la ENCP se divide en cuatro Fases: en al I Fase nos planteamos la construcción

Populares

colectiva del proyecto ENCP, y de alguna forma contribuir con la fundación del Estado Comunal. En la II Fase la elaboración y desa-rrollo de proyectos socio produc-tivos relacionados con nuestra diversidad cultural. En la III Fase fortalecimiento del trabajo cultural ya existente en las comunidades y en la IV Fase la firma del acta de corresponsabilidad Estado- ENCP –Comunidad, lo cual da inicio la entrega de financiamiento por parte del Gobierno Bolivariano a las comunidades organizadas para el desarrollo de los proyectos socio-productivos elaborados durante las etapas anteriores. En esta IV Fase también se garantiza el debido acompañamiento de las comunidades para el desarrollo de dichos proyectos. Además de la construcción conjunta de la filosofía de la escuela, está la

inició con jornadas de consulta en estos estados, con la contribución de cultores y cultoras populares, promotores sociales, educadores, especialistas e investigadores, con el fin de elaborar un propuesta filosófica y metodológica compar-tida, a partir de allí se organizaron visitas a las comunidades, talleres de debate sobre la propuesta y luego talleres para la elaboración de los proyectos socio-produc-tivos, a la par de actividades masivas como las denominadas Convites de Saberes, en las cuales maestros y maestras de nuestras tradiciones, habitantes de las comunidades comporten sus cono-cimientos con todos los asistentes, en diferentes módulos o espacios dentro de plazas públicas, museos o centros culturales, en un día de jornada orientados por los valores de la solidaridad, la comple-mentariedad, la inclusión social, comidas, bailes y música colectiva.

Las comunidades que parti-cipan en este programa con sus proyectos socio-productivos y educativos están siendo acompa-ñadas por grupos de facilitadores-pioneros que hacen vida en estas regiones del país, de forma

convite de Saberes en honor a San Antonio, Barquisimeto, estado Lara, junio 2013. Fotografía: HAROLd PALAciOS

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formación de los responsables dentro de las comunidades de crear los Núcleos Iniciales y las Mancomunidades Culturales, siendo estos los 24 Formadores Pioneros, originarios de los estados Sucre, Trujillo, Bolívar, Amazonas, y Lara cuya tarea es organizar el Desarrollo Curricular de los N.I. y la formación de los Facilitadores Acompañantes o Problematizadores. Los criterios que se toman para la selección de los Facilitadores Pioneros es que deben ser venezolanos, con un trabajo cultural reconocido en la comunidad, conocedor y practicante de alguno se los saberes, danza, música, Artesanía, entre otros, Bachiller / Técnico medio, tener capacidad para para tratar con personas adultas y dirigir grupos culturales, con cualidades morales e intelec-tuales, Disposición expresa de asumir la filosofía y la naturaleza de la ENCP , y con una capa-

cidad de trabajo en equipo. Por otra parte el Facilitador

Acompañante o problematizado, es el que acompaña al Maestro/ra de Tradición, y complementa los aprendizajes profundizando en la producción de conocimientos de manera problematizada, igualmente debe ser venezolano, responsable, Bachiller / Técnico medio, con experiencia en el áreas cultural en alguno de los saberes y por supuesto Disposición expresa de asumir la filosofía y la natura-leza de la ENCP. E n los 7 N.I. de los estados mencionados se están formando estos Facilitadores para estos momentos se cuentan con 16 Formadores acompañantes, dentro de estos facilitadores encon-tramos a Tutores y Facilitadores de Misión Cultura, trabajadores culturales comunitarios y activa-dores de Misión Cultura, tanto en los espacios criollos como en los espacios de nuestras culturas origi-narias, asimismo se están estruc-

turando 24 Mancomunidades Culturales con la integración de los grupos culturales activos e individualidades ( trabajadores culturales, artesanos, fabricantes de Instrumentos musicales, tejedores/as, entre otros), hasta el momento se ha socializado la propuesta de la ENCP mediante la consulta y construcción colectiva de los principios filosóficos de la ENCP y las comunidades atendidas en los estados antes mencionados y con los “Convites de Saberes”, espacios donde la comunidad participa con sus tradiciones, danzas, cantos música, juego y juguetes, medicina tradicional, la diversidad alimentaria, gran-jería, siendo esta participación fundamental, pues los asistentes reflexionan sobre sus propias culturas de tradición, identificando aquellos aspectos que son contra-rios a una vida justa, solidaria, incluyente y respetuosa de la diversidad cultural y de nuestro territorio, estos “Convites de Saberes”, se realizaron en Distrito Capital, Lara y Trujillo, podemos decir que esta socialización nos ha permitido llegar a un número aproximado de 1.127 venezolanos en forma directa. Estamos seguros que esta cantidad de venezolanos se multiplique cuando arranque de manera continua los Encuentros Pedagógicos en los N.I. fase que está estipulada dentro del trimestre que nos queda. as

Músicos participantes en el convite de Saberes en honor a San Antonio, Barquisimeto, estado Lara, junio 2013.Fotografía: HAROLd PALAciOS

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Patriagrandehoy, al inicio Del siglo xxi, De nuevo a venezuela le ha corresponDiDo

encabezar la lucha por la verDaDera y Definitiva inDepenDencia, logro que solo es posible obtener a través De la integración y unión De nuestras naciones en una sola patria. DánDole verDaDero conteniDo político

y sociocultural al proceso De unión al rebasar las típicas relaciones

De estaDo y De empresarios para impulsar la relación entre los pueblos

y propiciar su acercamiento y reconocimiento mutuos

c a s i m i r a M o n a s t e r i o s invest igadora Museo Nacional de las culturas

atria Grande, lo nuestroame-ricano, palabras que casi sin darnos cuenta han pasado en

los últimos años a formar parte de nuestras conversas diarias, de nuestra cotidianidad. La primera, herencia de nuestro Libertador Simón Bolívar: Para nosotros la patria es la América; la segunda, creación de José Martí: Nuestra América. Ambas expresiones recogen el pensamiento y senti-miento que alienta a la Revolución

Bolivariana, liderizada y echada a andar por nuestro comandante Hugo Chávez a lo largo y ancho de nuestra América Latina y el Caribe.

Desde hace más de doscientos años la idea de integración ha sido un sueño de los pueblos latinocaribeños, nuestroamericanos, requerimiento y necesidad de ser que el imperialismo norteamericano, los desvencijados imperios europeos y las oligarquías apátridas, hasta ahora han impedido

que se haga realidad. Correspondió a Venezuela, a través de la persona de Francisco de Miranda, quien siempre pensó en toda la América española como un solo territorio, impulsar la concepción de libertad de nuestro continente. Buena parte de los héroes de nuestra independencia fueron formados por Miranda, miembros de una logia masónica cuyo objetivo fundamental fue la libertad y la inde-pendencia de la América toda.

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Mural creado por el Movimiento del Poder Popular Estudiantil de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE).Plaza Armando Reverón, caracas, mayo 2013. Fotografía: ORiANA OROzcO

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Bolívar y San Martín fueron grandes colosos de la independencia y de la integración de nuestra Patria Grande, entendieron perfectamente que primero era imprescindible erradicar de todo el territorio americano al imperialismo español; luego, la nece-sidad de conformar grandes repúblicas y no pequeñas republiquetas que fueran presas fáciles de los imperios europeos y del que se desarrollaba en el norte, así como de confederarse en una república de repúblicas para ser fuertes y grandes, y cuando ese fin supremo estuvo en peligro no dudaron en hacer cualquier sacrificio en aras de la unidad, dando ejemplos de despren-dimiento al separarse del poder.

Hoy, al inicio del siglo XXI, de nuevo a Venezuela le ha correspondido enca-bezar la lucha por la verdadera y defi-nitiva independencia, logro que solo es posible de obtener a través de la inte-gración y unión de nuestras naciones en una sola patria. Dándole verdadero contenido político y sociocultural al proceso de unión al rebasar las típicas relaciones de Estado y de empresarios para impulsar la relación entre los pueblos y propiciar su acercamiento y reconocimiento mutuos.

La unidad e integración reque-ridas en estos tiempos de cambio de época, como bien ha precisado el presidente de Ecuador, Rafael Correa, no se limitan a las frías relaciones de

discursos vacíos y actos protocolares (por cierto, protocolo no establecido por nosotros sino impuesto por los imperios de ayer y de hoy). La unidad esbozada en la Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América (Alba), la Comunidad de Estados Latioamericanos y Caribeños (Celac), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) está transversalizada por el reconocimiento cultural, no basta decir que somos una cultura, es necesario vivirlo, sentirlo, asimilarlo, mirarnos desde nuestras propias almas de pueblo, para recocernos en olores, sabores, ritmos y melodías, en gestos y movimientos, en nuestros cantos y poesías, en nuestros saberes ances-trales y contemporáneos, en nuestras luchas, en nuestro diario caminar construyendo lo nuestro americano. Venciendo la ignorancia de nosotros mismos acerca de quiénes somos y cómo somos, erradicando los este-reotipos xenófobos descalificadores y estigmatizadores que nos dividen y separan; creando verdaderas barreras infranqueables, obstáculos para la unión de las Repúblicas que soñaron nuestros libertadores y nuestros más insignes pensadores, creadores y luchadores sociales indígenas, mestizos y afrodescendientes, obreros y campesinos.

Desde la llegada de los invasores la historia de Abya Yala, Nuestra América, ha estado signada por la contradicción dada entre los que niegan nuestra independencia y sobe-ranía cultural y los que la reafirman. Los primeros, aquellos que no superan el complejo de europeos de segunda y de pitiyanquis siempre buscan lejos de nuestro suelo y de nuestra gente los modelos a seguir, sin darse cuenta que no puede haber “desarrollo”, “progreso”, si antes no nos reconocemos en nuestra propia historia y cultura, que sin identidad no hay felicidad posible. Los segundos conforman la mayoría inmensa que desea conocerse y reconocerse en nuestras semejanzas y diferencias para ser complementarios, solidarios, corresponsables, cooperativos y poder elevar nuestra voz, fuerte y contun-dente, por nuestra soberanía, por la paz, hermanados desde nuestra propia realidad y no desde los mass medias.

Por eso con Chávez decimos: Alerta, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina y el Caribe.

Bolívar y San Martín fueron grandes colosos de la independencia y de la integración de nuestra Patria Grande, entendieron perfectamente que primero era imprescindible erradicar de todo el territorio americano al imperialismo español; luego, la necesidad de conformar grandes repúblicas y no pequeñas republiquetas que fueran presas fáciles de los imperios europeos y del que se desarrollaba en el norte, así como de confederarse en una república de repúblicas para ser fuertes y grandes…

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13 en esta dieciseisava edición dedicada a la integración

latinoamericana y caribeña, los lectores podrán disfrutar de once artículos en la Venezuela Plural que relatan desde una

mirada nuestroamericana diversas realidadestransversalizadas por lo social, lo político y lo cultural que,

indiscutiblemente, nos hermanan como un solo pueblo no sólo en nuestras vicisitudes y carencias sino también en nuestras

fiestas, saberes, diversidad y riqueza ancestral.

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El futuro será nuestro;de los que agarramos el porvenir en la mano

para moldearlo con líneas de ciencia y arte nuevos. Pío Tamayo

ío Tamayo, el poeta de la carpa roja, nació en el Tocuyo, estado Lara, el 4 de marzo de 1898 y no un 4 de abril como ha aparecido en algunas biogra-

fías publicadas. Su educación primaria la inicia en la escuela del maestro Virgilio Arráiz, luego en el colegio Concordia, bajo la orientación de Egidio Montesinos y, finalmente, en el colegio La Salle de Barquisimeto. A esto se le une su actividad en las bibliotecas de los Montesinos y Losadas, donde, solitario, conoce los clásicos y se le abren las puertas hacia un mundo total-mente desconocido que lo llamaría a tomar una actitud visionaria ante la vida.

Desde joven se destaca por sus inquietudes e intran-quilidad. En su época de infancia vio la miseria en que vivía la peonada, todo esto influyó en su espíritu apasio-nado. De muy poca edad Pío Tamayo funda la primera línea de automóviles de El Tocuyo que comunicaría a esta población con Barquisimeto. Para el año 1914, junto a Roberto Montesinos, Rafael Elías Rodríguez, Alcides y Hedilio Losada, Ernesto Nordoth, Agustín Gil y Jesús García fundan un centro cultural llamado El Tonel de Diógenes. A los 16 años, en Barquisimeto, en el año 1915, en la calle Comercio tenía la imprenta Gil Blas.

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En el año 1922, parte de El Tocuyo, motivado a que su familia había tenido noticias de una orden de detención contra el y no como se ha dado a entender, que el poeta sale de El Tocuyo a estudiar nuevas técnicas azucareras. Llega a Puerto Rico donde profundiza su actividad lite-raria, dirige la revista Gráficas y escribe Las crónicas mías. En Panamá participa en la huelga de inquilinos, como producto del aumento de impuesto a las inmo-biliarias, es detenido junto a dos estudiantes peruanos: Esteban Pavlevitch y Luis Bustamante, ambos apristas, con los cuales Pío profundiza en las teorías de José Carlos Mariátegui y de los socialistas, contactándose con todo un mundo político y revolucionario que le permite fortalecer aquellas ideas que había adquirido durante sus lecturas juveniles en El Tocuyo. Motivado a sus discursos y proclamas estos tres jóvenes son expulsados de Panamá. De allí pasa a Nueva York y hace contacto con los conspiradores venezolanos que estaban organi-zando una invasión contra el tirano Juan Vicente Gómez.

Posteriormente, en Cuba se reencuentra con Luis Bustamante y se relaciona con Julio Antonio Mella, cofundador del Partido Comunista cubano. En Costa Rica dirige la revista Silueta, colabora en distintas publucaciones como Avispa y deja un sinnúmero de cuentos y relatos. En Barranquilla funda la Unión Obrera Venezolana; según algunos investigadores que cono-cieron los estatutos y principios de esta organización, redactados por Pío Tamayo, expresan que en estos se plasman los primeros intentos en el continente de crear un sindicato que fuese más allá de lo reivindicativo. Esta unión obrera tenía objetivos muy precisos y una estra-tegia muy bien definida. Se trazaba una meta anticapi-talista y, por supuesto, antiimperialista para concluir en una sociedad socialista. Pío Tamayo, en sus viajes por Centroamérica, participa en las ligas antiimperialistas y hace contacto con la Tercera Internacional, se relaciona con otros venezolanos que luego constituiran el germen del pensamiento marxista en el país, por ejemplo, Salvador de la Plaza y Gustavo Machado.

Con fecha octubre 18 de 1925, Pío Tamayo recibe, desde La Habana, una carta de Francisco Laguado Jaime —revolucionario venezolano que murió asesinado en La Habana por órdenes de Juan Vicente Gómez y con la complicidad de Machado, debido a sus actividades en un periódico que dirigía llamado Venezuela Libre—, sin duda este hecho es de mucha importancia en la decisión de Pío de retornar a Venezuela para enfrentar la dictadura gomecista, lo cual le dio la oportunidad de participar en las luchas estudiantiles de 1928, precisamente con un poema vanguardista: “Homenaje y demanda del indio”

entra a la historia de este país, hecho que le costó la cárcel desde 1928 hasta finales de 1934.

Durante este período Pío Tamayo se convierte en el maestro de toda una generación de revolucionarios orientados por lo que el llamó “las escuelas sociales”, donde se impartían clases de economía, política, artes y ciencias, además se hacia el reconocimiento a los científicos del socialismo y otras teorías, como Marx, Engels y Bakunin, pero siempre estaba allí Pío como un defensor del socialismo, el internacionalismo proletario y de la integración latinoamericana, continuando el pensamiento del Padre de la Patria, Simón Bolívar, o del peruano Mariátegui, entre otros.

Es de hacer notar la existencia de unos documentos importantísimos que Pío Tamayo escribió desde la prisión, dirigidos a un amigo que allí no identifica, y de donde se extrajo lo siguiente: “son sin dudas buenas lecciones para sacar de ellas lo que más nos convenga y necesitamos; campos de experimentación cuyos resul-tados prácticos debemos aprovechar adaptando y asimi-lando, nunca copiando servilmente, porque cada país debe dar su expresión característica”, son precisamente estas concepciones visionarias las que orientan hoy día estos procesos de integración en Nuestramerica, ya que nos plantean un proceso original, cargado de todas esas prácticas y conocimientos que heredamos de nues-tros clásicos, entre los cuales Pío fue un extraordinario maestro y defensor del pensamiento bolivariano.

El precursor del socialismo en Venezuela, el de la idea-lidad avanzada y las nuevas estructuras organizativas políticas, sale del castillo Libertador a finales de 1934 y muere en Barquisimeto, en el barrio Namur, un 5 de octubre de 1935, para ser recibido, para su siembra, en un día fresco y tranquilo por el pueblo tocuyano.

Para seguir leyendo…

Freites, r. Pío Tamayo y la vanguardia. Caracas, Ediciones de la Biblioteca UCV, 1969.

taMayo, Pío. Amigo mío, 11 de septiembre de 1930 (documento original). Carta escrita en prisión dirigida a un amigo, Castillo Libertador, Puerto Cabello (Venezuela).

Peraza, WilMer. “Pío Tamayo, el poeta de la carpa roja”, suplemento Asunto del Ingenio y de las Artes, año 1, no 8, p. 11, 2 de octubre de 1997.

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Pensamientonuestroamericano

antiimperialista

J o s é G r e g o r i o L i n a r e s director de Publicaciones de la Universidad Bolivar iana de Venezuela (UBV )

a integración de naciones de Nuestra América es la única garantía de desarrollo y prosperidad de nuestros pueblos. Esta integración es antiimpe-

rialista y anticolonial o no es una integración verdadera.Para las metrópolis y los imperios las relaciones

entre los países se basan en la hegemonía que ejercen las naciones poderosas sobre las débiles. Jamás nación alguna ha prosperado bajo la sombra de un imperio. Entre los países desarrollados y las naciones pobres no

existe integración sino extorsión.En cambio, para los socia-listas de Nuestra América la verdadera integración va unida a la resistencia antiimperialista. Si reco-gemos las lecciones de la historia aprendemos que desde que nos plan-

teamos la independencia acometimos el proyecto

de integración articulado con el anticolonialismo y el antiimperialismo.

Para los socialistas de Nuestra américa la verdadera

iNtegracióN va uNida a la resisteNcia aNtiimPerialista.si recogemos las leccioNes de la historia aPreNdemos

que desde que Nos PlaNteamos la iNdePeNdeNcia

acometimos el Proyecto de iNtegracióN articulado

coN el aNticoloNialismo y el aNtiimPerialismo

L Miranda y BolívarFrancisco de Miranda difunde el primer documento sobre este sueño, la Carta a los españoles americanos del peruano Juan Pablo Viscardo y Guzmán (1748-1798), un memorial de agravios donde este recuerda las vejaciones a que eran sometidos los habitantes de este hemisferio por parte del colonialismo europeo. Denuncia: “Con nuestros tesoros inmensos no hemos comprado sino miseria y esclavitud. Bajo cualquier aspecto que sea mirada nuestra dependencia (…) se verá que todos nues-tros deberes nos obligan a terminarla. El Nuevo Mundo es nuestra patria. La América reunirá las extremidades de la tierra, y sus habitantes serán atados por el interés común de una sola Grande Familia de Hermanos”.

Igualmente, en el pensamiento del Libertador, inde-pendencia e integración son nociones indisolubles. “Para nosotros, la Patria es la América”, proclamaba en la temprana fecha de 1814. En la Carta de Jamaica, de 1815, insistía: “Seguramente la unión es lo que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración, mas esta unión no nos vendrá por prodigios divinos sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos”. Su vida la dedicó a cumplir ese cometido. Cuando tiene que enfrentarse a los imperios que se oponen a sus propó-

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sitos, lo hace con firmeza. Los Estados Unidos en 1818 les facilitan armas a los colonialistas españoles, entonces les responde: “Lo mismo es contra Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende”.

Bilbao y HostosTodos los grandes pensadores y luchadores latinoame-ricanos y caribeños han defendido este ideal. El escritor y político chileno Francisco Bilbao (1823-1865) expresó: “Uno es nuestro origen y vivimos separados. Uno mismo nuestro bello idioma y no nos hablamos. Tenemos un mismo principio y buscamos aislados el mismo fin. Sentimos el mismo mal y no unimos nuestras fuerzas para conjurarlo. Columbramos idéntica esperanza y nos volvemos las espaldas para alcanzarla, tenemos el mismo deber y no nos asociamos para cumplirlo”. A la vez denunció el avance destructivo, a costa de las naciones latinoamericanas, del naciente imperialismo estadounidense: “Los Estados Unidos están cerca. Los Estados Unidos extienden sus garras cada día en esa partida de caza que han emprendido contra el Sur. Y esa nación que debía haber sido nuestra estrella, nuestro modelo, nuestra fuerza, se convierte cada día en una amenaza de la AUTONOMÍA de la América del Sur”.

Luego, el ideal de la integración articulado con la lucha por la independencia es retomado con pasión por el puertorriqueño Eugenio María Hostos (1839-1903). Lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico, primero del colonialismo español, y luego del impe-rialismo estadounidense. Vivió en distintos países de América. Buscaba forjar un pensamiento y una praxis en la que el denominador común fuese la solidaridad y la integración entre pueblos hermanos en oposición a sus enemigos imperialistas. De allí que cuando el Imperio del Norte invade Puerto Rico proclame: “En los Estados Unidos no hay autoridad, ni fuerza, ni poder, ni voluntad que sea capaz de imponer a un pueblo la vergüenza de una anexión llevada a cabo por la violencia de las armas”.

Martí y SandinoLa misma idea integracionista antiimperial es expresada por el líder cubano José Martí (1853-1895), quien expre-saba: “¡Tan enamorados que andamos de pueblos que tienen poca liga y ningún parentesco con los nuestros!, y tan desatendidos que dejamos otros países que viven de nuestra misma alma”. Cuando los Estados Unidos, en 1889, convocó a distintas naciones latinoamericanas a un congreso internacional con el propósito de deslum-brarlas con su prosperidad y someterlas a su dominio, Martí alerta: “De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia”.

Otro de los proyectos de alcance continental fue el concebido por el “General de Hombres Libres”, el nica-ragüense Augusto César Sandino (1895-1934), el cual se conoce como Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar. En primer lugar, habla de una alianza entre naciones americanas conformada por todos los países del continente, de la cual se desprende “una sola nacio-nalidad, denominada Nacionalidad Latinoamericana”.

La misma idea iNtegracioNista aNt i i mPerial es expresada por el líder cubano José Martí (1853-1895), quien expresaba: “¡tan enamorados que andamos de pueblos que tienen poca liga y ningún parentesco con los nuestros!, y tan desatendidos que dejamos otros países que viven de Nuestra misma alma”.

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Se plantea la conformación de un ejército continental que será la “base fundamental de los efectivos con que habrá de contar la Nacionalidad latinoamericana para la defensa y sostenimiento de su Soberanía”. En caso de agresión imperialista a cualquiera de las naciones lati-noamericanas se procederá a “la confiscación automática de los intereses e inversiones que la o las potencias agre-soras tuvieren dentro de los límites de la Nacionalidad Latinoamericana”. También se propone “el boicot económico contra la o las potencias que originaran la fricción”. Igualmente exige “la desocupación inmediata y total de los Estados que se hallen intervenidos, recu-perándose inmediatamente las porciones territoriales empleadas por los Estados Unidos de Norteamérica y que entrañen menoscabo de la Soberanía”.

Por otra parte, se plantea “realizar la unificación de la tarifas aduanales de los veintiún Estados, efectuando además, sobre el arancel ya unificado, un descuento del 25% para las exportaciones e importaciones. Las expresiones de cultura, libros, revistas y demás obras necesarias para el desarrollo de las ciencias y artes, gozarán de la más absoluta franquicia”. Asimismo, se propone fomentar “el turismo latinoamericano, de manera de promover el acercamiento y mutuo cono-cimiento entre los ciudadanos de los veintiún Estados Latinoamericanos, concediéndoles a los turistas, entre otras ventajas, una rebaja del 10%”. Del mismo modo “acuerda adoptar las medidas conducentes a que el ingreso de ciudadanos de los Estados Unidos de Norte América en territorio latinoamericano, no entrañe, por ningún motivo, una amenaza”. Asimismo, se plantea “la constitución de un Comité de Banqueros Latinoamericanos, haciéndose cargo dicho comité de la construcción de obras materiales y vías de comunicación y transporte, así como de la flotación de empréstitos”.

Esta es la enseñanza que la historia de la integra-ción latinoamericana y caribeña le aporta al presente: la unión de los pueblos y naciones enfrentados a los imperios. Por tanto, debemos estar alerta contra las falsas banderas “integracionistas” enarboladas desde los centros imperiales. El panamericanismo y la globa-lización neoliberal se plantean una seudointegración de contenido comercial, basada en acuerdos leoninos de puertas abiertas que acaban con las economías nacio-nales y desarticulan los vínculos entre los distintos países de la región. Esta es la idea del ALCA (Alianza de Libre Comercio para las Américas) y los TLC (Tratados de Libre Comercio) bilaterales.

Frente a los proyectos integradores imperiales, los socialistas oponemos propuestas justicieras de integra-ción alternativas. El ALBA, Unasur, la Celac, sustentan principios que son radicalmente opuestos a los de esa colonización globalizadora maquillada de integración. Juan Pablo Viscardo y Guzmán, Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Francisco Bilbao, José Martí, Augusto César Sandino y muchos otros hijos e hijas de Nuestra América son los autores intelectuales de esa integra-ción que es antiimperial o no es verdadera integración. Reivindicamos su ideal. Ya estamos dando los primeros pasos. Seguimos su ejemplo.

PE N s a m i E N to N u E s t roa m E r i c a N o a N t i i m P E r i a l i s ta

esta es la enseñanza que la historia de la iNtegracióN latiNoamericaNa y caribeña le aporta al presente: la unión de los pueblos y naciones enfrentados a los imperios. Por tanto, debemos estar alerta contra las falsas banderas “integracionistas” enarboladas desde los centros imperiales. el panamericanismo y la globalización neoliberal se plantean una seudointegración de contenido comercial, basada en acuerdos leoninos de puertas abiertas que acaban con las economías nacionales y desarticulan los vínculos entre los distintos países de la región.

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P e d r o R . R e y e s M i l l á nMaestro ar tesano integral

Es en el modo de producción artesanal donde la actividad productivade los pueblos revela mayor grado de aptitud artística y constructiva

respecto al entorno, al mundo que nos rodea; lo que lo convierteen un medio extraordinario para incidir sobre la formación y

educación para el trabajo liberador y productivo, logrando queel mismo deje de ser medio de subsistencia para convertirse

en una necesidad vital para quien lo realiza

Artesanía,alma de los pueblos

a acción del trabajo bajo el culto de la maestría de la mano en el uso de una herramienta creada para hendir y cortar adecuadamente, girando

y penetrando con destreza la cálida piel de la madera que acepta la herramienta que la hiere, con un dolor que reivindica su belleza, dándole forma escultural a la mágica naturaleza de sus fibras y vetas; las tibias redon-deces, oquedades, bajos y altos relieves que revelan el diseño de la inédita, atrevida y audaz propuesta que rompe la virginidad de lo ya consagrado como excelente en el delicado arte de la talla en madera… Así se hace artesanía, es un proceso complejo, la mayoría de las veces arduo, que requiere el uso de una suma de capa-cidades mentales, habilidades y destrezas manuales guiadas por estrategias cognitivas que se coordinan para dar cuerpo a los sueños, ideas, vivencias y emociones que cobran vida en la materia prima que la naturaleza generosamente nos brinda.

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Warao tejiendo un chinchorro de moriche. Orillas del río morichal largo, estado Monagas. Fotografía: GUSTAVO MARcANO

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La artesanía es una actividad cultural de dinámica propia que el artesano desarrolla espontáneamente a partir de sus propias técnicas, aplicando la premisa elemental de que lo segundo corrige lo primero y que todo cuanto haga puede ser superado. Las artesanas y artesanos asumen la creatividad como motor evolutivo de todas sus actividades y la integralidad del conoci-miento como una necesidad fundamental en su proceso formativo, satisfaciendo las necesidades materiales más sentidas y emotivas de su desarrollo humano. En su obra la belleza que atrae y la maestría que comunica y conmueve van a depender siempre de la calidad del trabajo que realicen, conscientes de sus responsabili-dades sociales e individuales, promoviendo una nueva racionalidad social y productiva con conciencia ecoló-gica y principios de sustentabilidad y sostenibilidad.

Pueblo creadorLa artesanía es el modo de producción por excelencia de la clase obrera, por ser la única actividad sociopro-ductiva en donde las clases dominantes no han podido nunca apropiarse de la plusvalía, ni de los conocimientos ni de la capacidad creativa de los seres humanos que la conforman, los artesanos no solo son dueños de su fuerza de trabajo, sino que además son dueños de sus medios de producción que, en la artesanía, consisten en la creatividad y el intelecto, más las habilidades y destrezas de las manos, así como en unas herramientas que, en la mayoría de los casos, son creadas por los propios artesanos y artesanas; lo que les permite soñar con pertinencia una sociedad donde puedan crear y consolidar espacios alternativos, donde el ser humano y la naturaleza sean destinatarios y protagonistas, y la vida sea concebida, disfrutada y compartida en armonía con el bienestar material de nuestra sociedad.

Los artesanos luchan por crear propuestas que ayuden a los organismos oficiales ligados a la cultura, el ambiente, la educación, el turismo, la producción, la ciencia, la tecnología y al poder popular a conocer,

La artesanía es el modo de ProduccióN Por exceleNcia de la clase obrera, por ser la única actividad socioproductiva en donde las clases dominantes no han podido nunca apropiarse de la plusvalía, ni de los conocimientos ni de la capacidad creativa de los seres humanos que la conforman, los artesanos no solo son dueños de su fuerza de trabajo, sino que además son dueños de sus medios de producción…

a r t E s a N í a , a l m a d E lo s P u E b lo s

Artesanía: actividad culturalEs en el modo de producción artesanal donde la acti-vidad productiva de los pueblos revela mayor grado de aptitud artística y constructiva respecto al entorno, al mundo que nos rodea; lo que lo convierte en un medio extraordinario para incidir sobre la formación y educa-ción para el trabajo liberador y productivo, logrando que el mismo deje de ser medio de subsistencia para conver-tirse en una necesidad vital para quien lo realiza, no como trabajo, sino como un acto de placer dignificante y eficaz en la conquista del otro mundo posible, el mundo socialista.

Aymara constructor de balsas de totora. Parte boliviana del lago Titicaca, 2007. Fotografía: GUSTAVO MARcANO

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preservar y divulgar los valores de la cultura ances-tral presentes en el modo de producción artesanal, a la razón de que tales valores no solo forman parte de nuestra identidad nacional y diversidad cultural, sino que los mismos permiten la creación de técnicas propias no dependientes que promueven el trabajo liberador, evidenciando el valor ideológico de las creaciones del pueblo y la denuncia permanente de la existencia de la sociedad dividida en clases antagónicas, cuya cultura nunca podrá ser homogénea, porque en ella existen principios y valores contrapuestos.

Artesanía y Patria GrandeEn la edificación de la Patria Grande que estamos empe-ñados en construir, uno de los pilares fundamentales debe ser la consciente integración de los tres grandes grupos étnicos que originaron el mestizaje de nuestros pueblos, quienes han creado y construido sus vidas y sus valores societarios, recreando sus tradiciones con legítimo orgullo de su origen de clase, por eso el trabajo que recrean sus manos es toda una filosofía de vida, su artesanía es la representación, en el lenguaje de las imágenes, del afán y el deseo de perpetuidad que tiene la cultura de las clases tradicionalmente explotadas.

Las artesanas y artesanos interactúan con la natura-leza, tratan de interpretarla y logran crear un lenguaje que les permite, en un momento dado, hacer la lectura correcta del momento histórico en que sus manos e intelecto se conjugan para producir la tecnología que les permite crear el bien material que llena de gozo, de alegría de rebosante felicidad su espíritu.

Las artesanías no son simple elaboración manual de piezas de índole diversa y en diferentes materias primas, son obras con una gran carga de valor estético, donde se conjugan diferentes expresiones del arte y, lo más importante, son expresiones de la creatividad de los pueblos, obras que adquieren una dimensión capaz de producir satisfacciones a la gente que las ve y las juzga

suficientemente atractivas y buenas como para querer poseerlas.

En las sociedades de consumo, en el capitalismo, las artesanías son simples mercancías, un objeto más que manejan los comerciantes intermediarios, buscando única y exclusivamente la utilidad económica, sin ninguna consideración humana. El artesano, especial-mente el nuestroamericano, en cambio, elabora sus piezas con amor, con infinita ternura, acariciando el material que juguetea en sus manos, el artesano verda-dero no produce mercancía, produce emociones, vierte en cada pieza una carga inmensa de emotividad que trasmite vida al material, en cada obra van represen-tados sus sueños, los valores ancestrales de su cultura, son obras impregnadas de un gran calor humano.

Ante esta inocultable realidad la Unesco, en un simposio internacional celebrado en Manila, Filipinas, en octubre 1997, declaro públicamente que: “Cada día es más evidente que la esperanza para lidiar con el desarrollo mundial en el presente siglo no depende del desarrollo industrial, sino de un desarrollo soste-nido enfocado en la herencia cultural, materia prima sostenible y con la creación artística y expresiva de un grupo de personas con destrezas únicas, quienes aplican su talento a la creación de productos que reflejan su herencia cultural, su identidad, formando parte indi-visible de la historia, de la cultura y la economía. Los artesanos, especialmente los de naciones en desarrollo, pueden ganarse la vida si a sus productos se les ofrece acceso apropiado en el mercado mundial”.

El inteligente uso de las manos ha sido durante toda la evolución del Homo Sapiens uno de los factores determinantes del crecimiento humano, ello en Nuestra América es un distintivo particularmente característico de nuestros pueblos, especialmente de los habitantes originarios de este continente, lo que nos asocia con las luchas de integración por la justicia y la dignidad de los hombres y mujeres nuestroamericanos.

las artesaNías no son simple elaboración manual de piezas de índole diversa y en diferentes materias primas, son obras con una gran carga de valor estético, donde se conjugan diferentes expresiones del arte y, lo más importante, son exPresioNes de la creatividad de los Pueblos, obras que adquieren una dimensión capaz de producir satisfacciones a la gente que las ve y las juzga suficientemente atractivas y buenas como para querer poseerlas.

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está al margende la nuevaintegración

regional?

afrodescendiente ¿La cultura

J e s ú s c h u c h o G a r c í aEscritor/ activ ista por los derechos de los afrodescendientes

la cacareaDa integraciónhoy tiene tres bloques

esenciales mercosur, alba y celac, DonDe

el tema De la cultura pasa tímiDamente al rueDo

De la Discusión, pese a experiencias previas en américa latina: el encuentro De políticas

culturales organizaDo por unesco (bogotá 1978) y la conferencia munDial De políticas culturales (méxico 1982),

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Del siglo xx y el tema De la integración

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Un doloroso proceso de resistenciaComo resultado del surgimiento del capitalismo mercantil y el mal llamado “descubrimiento” de Abya Yala (hoy las Américas y el espacio Caribe), se va a iniciar un traumático despoblamiento de los primige-nios habitantes de este amplio espacio tanto continental como insular. No obstante, hubo resistencia, desde la hermosa Anacaona hasta Guaicaipuro, Tucpamarú, ante la agresión de conquista y colonización por parte del estandarte del capitalismo (cañones, barcos y espadas), acompañado por el símbolo de la cruz y el rosario, de la imposición religiosa Católica, Apostólica y Romana.

El padre Bartolomé de las Casas, expresó claramente horrorizado en su Brevísima relación de las Indias las formas crueles y bárbaras como occidente intentó destruir grandes civilizaciones desde las tierras Aztecas-Mayas hasta los Incas-Tupiguarani-Arawacos.

Ante esta masacre, hubo resistencia y el proceso de destrucción cultural o “deculturación” no fue del todo posible. Con el exterminio de casi doce millones de indí-genas y la ausencia de seres humanos para desarrollar las unidades productivas carcelarias llámense minas de oro, plata, haciendas, plantaciones, entre otras modalidades de explotación intensiva, el mismo Bartolomé aconsejó a los nacientes capitalistas la alternativa de repoblar a las “Américas y el Caribe” con las inteligencias y fuerza física de las y los africanos.

Comenzaría así, a principios del siglo XVI un doloroso proceso conocido como la “Trata negrera” que propor-cionalmente durante casi quinientos años, “reforestó” deshumanizadamente los doce millones de hombres y mujeres que habían exterminado los conquistadores europeos.

Esa reforestación humana trajo para occidente el levantamiento de sus economías y la recuperación de la crisis económica que vivía para esos momentos. Doscientos años después, durante el siglo XVIII, las economías europeas se convertirían en la hegemonía económica planetaria, donde Inglaterra con el desarrollo industrial marcaría la pauta.

Pero esa reforestación humana sometida a la más salvaje esclavitud y a la discriminación racial, trajo consigo una fuente cultural extraordinaria que se iría sedimentando a través de medio milenio y que hoy el resultado expresa aportes sustanciales para la rica diver-sidad cultural de las Américas y el Caribe.

Colonización y cultura de resistenciaComencemos a revisitar el proceso histórico cultural desde las perspectivas del haitiano Gerald Pierre Charles.

“Durante la conquista y la colonia, la violencia, la agresión y el despojo dominaron el espacio antillano en todas sus dimensiones e instancias: producción de bienes materiales, organización social, modos de pensar y de vivir, visión del mundo, de la naturaleza y del hombre, creación cultural e ideológica y artística. Contra esta empresa totalizadora de aniquilamiento, dirigida por el hombre blanco hacia la población indígena y luego hacia los hombres de raza negra, los pueblos oprimidos impusieron una praxis, una filosofía, UNA CULTURA DE RESISTENCIA. Entre el universo y la cultura de la opresión y aquel mundo subyugado se fue formando una contracultura, nueva creación de la inteligencia y la sobrevivencia; esta cultura, procedente de la matriz civilizadora africana, experimentó un largo y complejo proceso de regerminación en este retorno ecológico antillano.

El impacto económico y sociocultural de la trata, la esclavitud y la colonización introdujo elementos nove-dosos en esta obra de creación colectiva, los basamentos y sedimentos de la prehistoria antillana (indígena) se enriquecieron con todo un flujo civilizador nacido del complejo desarrollo productivo del homo faber, esclavo enajenado, trabajador

Estudiantes de la EscuelaLatinoamericana de Medicinadr. Salvador Allende (ELAM),participan en cumbe de pazy libertad en los espaciosdel Teatro Teresa carreño. Fuente: http://noticiaselam.wordpress.com

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libre, cimarrón, hombre social en todos sus diversos momentos creadores. La esclavitud resultó ser un crisol para la cultura de resistencia y también para la expre-sión social y humana antillana". (Gerard Pierre Charles. Sociedad e ideología en el Caribe. En: Plural. Nº181, p.50, México, Octubre, 1986).

Cultura de la resistenciaEntiéndase la cultura de resistencia como un proceso dinámico donde los elementos culturales originarios se oponían a su desaparición compulsivamente planificada por las autoridades religiosas y gubernamentales colo-niales. No debe entenderse como oposición al enrique-cimiento provocado por el contacto con otras culturas. Debe entenderse como la posibilidad de mezclarse dignamente con las otras culturas en una relación horizontal, de respeto y tolerancia, de moldeamiento mutuo, provocando por esta vía nuevos resultados a través de un proceso de transformación continua para lograr confrontar y convivir en nuevos escenarios.

Ya lo hemos sostenido en otros trabajos que no se trataban de configuraciones culturales "puras" y que hoy a las puertas del siglo XXI, no se puede seguir hablando de culturas "puras" y mucho menos de las culturas Bantú, Yoruba, Fon, entre otras, que migraron hacia este continente hace más de cuatrocientos años, las cuales estaban en contacto con las culturas ibéricas. Lo del "purismo africano" se lo dejamos a los afro-centristas y a los románticos e idealistas que andan buscando a África en América en pedacitos aislados, en supervivencias, o en pervicencias dirán otros. "Cuándo se habla de influencia se sigue una vieja escuela antropo-lógica, cuyo punto culminante es Melville J. Herskovits, quien como ustedes recordarán llegó a trazar un cuadro casi matemático de africanismos en América y a fijar el grado de intensidad de los mismos. Y así, fue estrati-ficando "influencias" de carácter religioso, lingüístico, literarias, de patrones de cortesía, etc. Es decir, fue anali-zando todos los aspectos de la vida americana donde pudieran hallarse influencias africanas... Ahora bien,

ese doloroso proceso histórico fue dejando a su paso destellos de diversidad cultural que posteriormente luego de sedimentarse en las culturas nacionales contribuyeron a la iNtegracióN de los Pueblos siN iNterveNcióN de los estados Ni los gobierNos.

¿l a cu lt u r a a f ro d E sc E N d i E N t E E s tá a l m a rg E N d E l a N u E va i N t Eg r ac i ó N r Eg i o N a l?

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un análisis de este tipo parte indudablemente de la idea de que existe una cultura básica nuestra, una cultura "pura", de carácter europeo, que ha sido penetrada o, casi diríamos, que dentro de un cierto contexto se trans-forma continuamente y, por lo tanto, hoy ya no son africanas". (Manuel Moreno Fraginals. Boletín Unesco, Cuba, Nº 78, Nov-Dic, 1978).

La América sobre la cual hablamos comenzó a construir su identidad inicial al mezclarse dinámica, violenta o amorosamente, con los códigos culturales de nuestros aborígenes, europeos y africanos. De ahí que ciertamente como lo hemos sostenido, en muchos congresos nacionales e internacionales, no podemos hablar de influencia africana en América Latina, pues cuando forzosamente traen a los afrosubsaharianos a estas tierras no existía tal América Latina como nos han intentado convencer los eurocentristas. Pero ¿Qué es el eurocentrismo? "El eurocentrsimo es un culturalismo en el sentido de que supone la existencia de invariantes culturales que dan forma a los trayectos históricos de los diferentes pueblos, irreductibles entre sí. Es entonces antiuniversalista porque no se interesa en descubrir eventuales leyes generales de la evolución humana. Pero se presenta como un universalismo en el sentido que propone a todos la imitación del modelo occidental como única solución a los desafíos de nuestro tiempo" (Amín, Samir. El Eurocentrismo. Crítica de una ideo-logía, p.9, México, 1989).

A esta reflexión sobre el eurocentrismo que hace el intelectual egipcio Samir Amín, debemos agregar que occidente "No ha tenido en cuenta que otras culturas y otras civilizaciones han aspirado fervorosamente, sobre todo a través de la religión y del arte, a valores que trascienden el espacio y el tiempo para abarcar misteriosamente la condición de todos los hombres; que en el ámbito metafísico, ético, estético o racional han contribuido a la expresión más o menos acabada de figuras de lo universal; y que el pensamiento del mismo occidente se ha alimentado con todas sus aportaciones antes de producir, a su vez, esa nueva figura que es el hombre moderno" (Mahmoud Hussein. Un Hombre multiplicado. En: El Correo de la Unesco. Julio-Agosto 1992, p.25, París).

Ese doloroso proceso histórico fue dejando a su paso destellos de diversidad cultural que posteriormente luego de sedimentarse en las culturas nacionales contri-buyeron a la integración de los pueblos sin intervención de los Estados ni los gobiernos.

En primer lugar existe una sedimen-tación marcada hasta cierto punto por un trasfondo ideológico que entrampó a la mayoría de la intelectualidad de las Américas y el Caribe, cuando definieron “la modernización de los Estado en las primeras décadas del siglo pasado y se quedaron en primer lugar entrampados en el mestizaje como máxima expresión de la integración que escondía el blanqueamiento hegemo-nizando la diversidad cultural. Los trabajos de Uslar Pietri, Vasconcelos, Ureña, Gilberto Freire, Mariátegui, entre otros, dejaron cons-tancia en sus escritos de cierto racismo que colocaron en minusvalía la cultura de las y los afrodescendientes. Ese sedimento se prolongó hasta nuestros días.

Gracias a la toma de conciencia de los movimientos afrodescendientes, la cultura pasa a hacer un centro focal para la movili-zación que lograría desmitificar las ausen-cias y desfolklorizar los aportes culturales a las sociedades contemporáneas de nuestra América.

La cacareada integración hoy tiene tres bloques esenciales donde el tema de la cultura pasa tímidamente al ruedo de la discusión, pese que ya en América Latina a finales de los setenta se realizó el encuentro de pol ít icas cu lturales organizada por Unesco (Bogotá 1978) y luego la Conferencia Mundial de políticas culturales realizada en México en 1982, donde se hicieron acuerdos que marcaron las políticas culturales a finales del siglo XX y donde el tema de la integración estuvo presente.

¿PoR Qué LoS eStAdoS no hAn entendidoeL PAPeL JuGAdo PoR LAS CuLtuRAS AfRo?

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4) Crear concursos literarios y festivales regionales de cine, teatro, danza y música, así como salones de artes plásticas, cogestionados por los cuatro países del área, los que aportarán a los mismos en un porcentaje que tome en cuenta su población y su producto bruto interno;

5) La creación de premios, becas y reconocimientos en las distintas disciplinas científicas, en los que

se tome especialmente en cuenta el intento de abrir camino a un saber propio, indepen-

diente del hegemónico, y de ejercer un control de las transferencias científicas

y tecnológicas;6) Eliminar las trabas

aduaneras a la circulación de libros, discos, videos, filmes,

obras de arte, artesanías y demás productos culturales de

la región, y desgravar su importación y exportación;7) Establecer líneas de crédito para las copro-

ducciones de las industrias culturales en el marco regional, y sobre todo las ediciones bilingües;

8) Promover el desarrollo cultural de los sectores populares y las minorías étnicas, con planes

conjuntos para los grupos indígenas que ocupan el territorio de más de un Estado;

9) Generalizar la enseñanza del español y el portugués, y tomar en

cuenta, en los contextos que corres-pondan, al guaraní y otras lenguas

amerindias, las que gozarán de recono-cimiento legal;10) Tomar especialmente en cuenta en

la educación media y superior la historia, geografía, cultura y realidad socioeconó-mica de los otros países de la región, contri-buyendo así a alimentar el síndrome de país hermano;

11) Crear canales regionales de televi-sión abierta y cable, así como emisoras de radio, y privilegiar con la publicidad del Estado a los canales y radios que se ocupen de un modo especial de la integración cultural. (Adolfo Colombres. Hacia una política cultural de la integración en el ámbito del Mercosur).

Veamos algunos ejemplos. La diáspora espiritual de los yoruba, Kongos o Fon hoy tienen códigos culturales que se identifican a través de un proceso de regermina-ción en Cuba con la Regla de Ocha, Culto de Shangó en Brasil o Shango Cult en Trinidad y Tobago. La espiri-tualidad Yoruba hoy integra a esos pueblos que hablan tres idiomas diferentes (español, portugués e inglés) a través del tablero de Ifá o los caracoles de la santería. La diáspora Fon hoy integra a los pueblos de Haití, New Orleans o Tobago a través de la práctica del Vudú. Lo mismo sucede con la espiritua-lidad Kongo que se expresa con la Kumina de Jamaica, el Candomblé Angola en Brasil, la Regla de Palo mayombe y sus derivados Kimbisa, Briyumba en Cuba. Si vamos a los elementos integradores de la diáspora africana, la música es el mejor ejemplo con sus distintas variedades que hoy son unificadores desde Estados Unidos hasta la Patagonia, tomando como expresión el son y la Salsa, el mambo, la samba, el Calypso, el reague, entre otros.

Bloques estadales de integración cultural:Mercosur, ALBA Y CELAC.En la última década de los años noventa, es el Mercosur el que toma la bandera de la integración cultural como lo expresa el intelectual Adolfo Colombres. Algunas de sus propuestas para una Política Cultural Común son:

1) El fortalecimiento de las subcomi-siones de cultura y subcomisiones de educación en los Ministerios de Relaciones Exteriores de los cuatro países, con la inter-vención de los Ministerios de Cultura y Educación, y la puesta en marcha de acciones conjuntas que vayan más allá de lo declarativo y el gesto de buena voluntad;

2) La creación de comisiones interparlamentarias de cultura y educación, con partidas presupuestarias suficientes para implementar programas;

3) Apoyar en cada país miembro el funcionamiento de foros permanentes, en los que intelectuales, artistas, docentes y científicos elaborarán propuestas para una política cultural de la integración;

¿l a cu lt u r a a f ro d E sc E N d i E N t E E s tá a l m a rg E N d E l a N u E va i N t Eg r ac i ó N r Eg i o N a l?

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El otro factor de Integración desde los Estados se desprende de la Alternativa Bolivariana de los Pueblos (ALBA). “La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) aprobó en el año 2008 el Proyecto Grannacional ALBA Cultural, con el fin de contribuir a la unidad de Nuestra América median te la cultura. Participan los países del ALBA y otros de la región, así como gobiernos locales, movimientos sociales, instituciones y organizaciones que comparten sus fines y estrategias.

ALBA Cultural promueve la creación y difusión de los valores y bienes que en todas las mani-festaciones de la cultura producen nuestros pueblos, con el fin de propiciar un mejor conocimiento y una mayor relación entre los creadores y porta-dores de la rica diver-sidad cultural que caracteriza la región, así como de su efectiva apropiación y su disfrute por nuestros pueblos.

Su actividad se integra a los procesos de descolo-nización e interculturalidad que se desarrollan en nues-tros países, en los que se construyen las nuevas hege-monías frente a influencias homogenizadoras y pseudo culturales ejercidas y alentadas desde los centros aún dominantes.

La labor del ALBA Cultural se complementa con la del Fondo Cultural de ALBA, Empresa Grannacional que desde el año 2007 trabaja en la producción, distribución y promoción de diversos bienes y servicios a favor de la cultura de América Latina y el Caribe. También gestiona las acciones del ALBA Cultural ante el Banco del ALBA y con las instituciones en cada país.

Por último tenemos la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, sin la participación de

Estados Unidos. La creación de la CELAC se concretó en el 3 de diciembre en Caracas en el año 2011. El Movimiento Social Afrovenezolano logró influenciar para que en unos de los párrafos de la declaración y el plan de acción se incluyera el tema afro.

Párrafo 17 de la declaración de la CELAC:Destacando la participación de los pueblos indígenas

y afrodescendientes en las luchas independentistas y reconociendo sus aportes morales, políticos, econó-

micos, espirituales y culturales en la conformación de nuestras

identidades y en la cons-trucción de nuestras

naciones y procesos democráticos.

Luego en el plan de acción se toma en cuenta la dimensión cultural:“ R e a l i z a r u n a

reunión entre meca-nismos regionales y

subregionales de integra-ción sobre integración cultural

e incentivo al desarrollo de las industrias creativas.”El 15 de marzo de 2013 para implementar el plan

de acción en sus aspectos culturales, los Ministros de Cultura de la CELAC se reunieron en Surinam para abordar el tema de la cultura y el desarrollo sostenible, el diálogo intercultural, la cultura y la paz, el bienestar social y la erradicación de la pobreza.

De los tres bloques de integración que han abordado la cultura, solo la CELAC ha mencionado el tema afro como factor de integración. Los movimientos sociales culturales afrodescendientes tienen el mandato histó-rico de hacer valer en las políticas de integración el reco-nocimiento que las distintas dimensiones culturales afro han jugado para la integración de nuestros pueblos. as

de los tres bloques de integración que han abordado la cultura,solo la celac ha meNcioNadoel tema afro como factor de integración.

Los movimientos sociales culturales afrodescendientestienen el mandato histórico de hacer valer en las políticas

de integración el reconocimiento que las distintasdimensiones culturales afro han jugado para

la integración de nuestros pueblos.

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culturaly desintegración

integración

A l d e m a r o B a r r i o scomunicador social

la integración o Desintegración como fenómenos políticos

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uscaba con mi hijo menor en el mapamundi la terri-torialidad de Suramérica, así, al hacerle compara-ciones entre el norte y sur, él se dio cuenta que

EE UU ocupaba un inmenso territorio continental y que las naciones del sur eran un grupo numeroso de países, a la pregunta: ¿Por qué esto? No me quedó otra opción que comenzar por el principio que determinó la historia de una desintegración política y explicar una de las más grandes realizaciones del venezolano Hugo Chávez en el intento de hacer de Nuestra América una sola voz como propósito polí-tico de independencia y soberanía integradora.

La integración o desintegración como fenómenos políticos tienen un fondo estructuralmente cultural como propósitos de quien intenta establecer o construir hegemonía política sobre un territorio en la búsqueda de sumar voluntades para el bien común o, en el caso contrario, de quien pretende dividir y debilitar la forta-leza de la unidad de los pueblos para obtener el mayor beneficio en la extracción de los bienes materiales que están sobre o bajo la tierra para usufructo de élites, como ya conocemos.

Una historia común: la integraciónLa cuestión histórica da cuenta de que el fenómeno de desintegración forma parte de las estrategias diplo-máticas que los centros de poder, en este caso, el Departamento de Estado de EE UU, han diseñado a lo largo de los años para aplicar políticas de dominación y control político, cultural, militar y económico sobre, en esta ocasión, el territorio de Nuestra América.

Los escritos e investigaciones del historiador y diplomático cubano Francisco Pividal forman parte de una bibliografía que se ocupó de analizar y estudiar a profundidad ese fenómeno de la integración en detalle cuando escribió sobre Bolívar: “Para él, la América Septentrional era la América Inglesa y la Meridional comprendía, en general, lo que hoy designamos como: hispanoamericanos, iberoamericanos, indoamericanos, latinoamericanos o indolatinos”.

Establecía el Libertador Simón Bolívar una clara dife-renciación entre la América de habla inglesa y la espa-ñola, de manera que la pertenencia a un idioma daba configuración a un destino cultural compartido, pero además en sus proclamas políticas identificaba a un mismo enemigo, “la monarquía española” y establecía propósitos de lucha común: el de la “independencia”

como fin liberador de los pueblos al sur del río Grande en México, tal y como hoy se plantea.

Cita Pividal a Pedro Gual, en la oportunidad de desem-peñarse este como ministro de Relaciones Exteriores, a quien Bolívar había dado indicaciones sobre la gesta integradora, cuando en 1821 escribió: “nada interesa tanto en estos momentos como la formación de una liga verdaderamente americana. Pero esta liga debe ser mucho más estrecha que la que se ha formado última-mente en Europa contra las libertades de los pueblos”.

La gestión política de Bolívar tenía correspondencia con la visión y reconocimiento del fenómeno cultural integrador entre los pueblos de Nuestra América y por ello reivindicaba el sentido de unidad en la diversidad, porque nuestros pueblos están nervados de sangre común en lo cultural desde antes de la llegada de los españoles a estas tierras, que luego se amalgamó con la inserción de valores culturales hispanos impuestos sobre las culturas originarias.

B La gestión política de bolívar tenía correspondencia con la visión

y reconocimiento del fenómeno cultural iNtegrador entre

los pueblos de nuestra América

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l iN t Eg r ac i ó N y d E si N t Eg r ac i ó N cu lt u r a l

Para seguir leyendo…

PiviDal, FraNcisco. Pensamiento precursor del antiimpe-rialismo. Caracas, Editorial Ateneo de Caracas, 1983.

ruíz tiraDo, leoNarDo. La tendencia militarista del Imperio. Ministerio del Poder Popular Para la Cultura, 2011.

La desintegraciónAsí como Bolívar expuso criterios que permitían enlazar una gestión política integradora en la América Meridional, la diplomacia norteamericana se ocupó y ocupa de hacer todo lo contrario, ha construido un inmenso entramado diplomático lleno de contradic-ciones, intrigas y espionajes que hicieron cultivo en agentes débiles de la revolución independentista para cumplir con el propósito de desarticular la gran creación de Bolívar: la Gran Colombia. Tal y como hoy lo hacen.

Con los avances de la electromagnética y luego las tecnologías digitales, el fenómeno de desintegración cultural adquiere una dimensión masiva, se establecen plataformas que son controladas desde los ejes de poder y que mantienen las mismas doctrinas del siglo XIX, la

dominación político territorial y la hegemonía cultural son las cruces sobre las que se levanta una gigantesca resistencia continental a veces oculta, otras veces abier-tamente contestataria.

El acicate de la dominación se asienta y se soporta en las plataformas culturales que solapan, excluyen e intentan exterminar toda clase de pensamiento autó-nomo, liberador, de soberanía e independencia, para ello se cuenta con una superestructura bien pensada y sólida cuyos tentáculos están regados por todos lados: la academia, la radiodifusión, la prensa, las llamadas industrias culturales y un sinfín de formas que dan contenido a la desintegración cultural porque frag-mentar es el objetivo.

De allí que construir una plataforma de resistencia que dé respuesta a la integración como recurso liberador contra la hegemonía cultural colonialista del mercado de capitales resulta una experiencia tan nueva como difícil, porque muchas veces algunos operadores medios de esas políticas no internalizan la proyección de sus acciones ni el alcance político de los mismos.

Sin embargo, desde Venezuela, especialmente por la gestión del presidente Chávez, pero de manera conjunta con otras repúblicas de la América Meridional se han iniciado pasos que han generado un impacto importante en la ruptura de la hegemonía cultural y comunicacional del norte y por la integración de Nuestra América. Tal es el caso del Alba o Telesur, entre otros núcleos alterna-tivos a los que nos han impuesto los centros mundiales de poder capitalista.

el acicate de la dominación se asienta y se soporta en las plataformas culturales que solapan, excluyen e intentan exterminar toda clase de pensamiento autónomo, liberador, de soberanía e independencia, para ello se cuenta con una superestructura bien pensada y sólida cuyos tentáculos están regados por todos lados: la academia, la radiodifusión, la prensa, las llamadas industrias culturales y un sinfín de formas que dan contenido a la desintegración cultural porque fragmeNtar es el objetivo

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MAROA i, estado Amazonas.Fotografía: EMiLiO GUzMáN

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el atláNtico y el Pacífico:

Procesoscivilizatorios

suramericanos originarios

hoy Día resulta inDispensable reflexionar sobre

la importancia De estuDiar los procesos milenarios

De colonización humana Del espacio suramericano,para construir el imaginario De la integración

como un proceso integral que viene DesDe la antigüeDaD más remota hasta el presente

M a r i o S a n o j a O b e d i e n t eAntropólogo / Premio Nacional de cultura 27

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Regiones geohistóricas aborígenesCuando analizamos de manera crítica la geohis-toria de nuestras sociedades originarias más anti-guas podemos darnos cuenta de los extraordinarios procesos de transformación de la vida social que fueron necesarios para llegar, milenios más tarde, a la conformación de las regiones geohistóricas aborígenes que conocemos para el siglo XVI y a las naciones y repúblicas que se constituyeron a partir del siglo XIX.

La arqueología, ciencia social que estudia aquellas sociedades del pasado cuyos aportes son funda-mentales para conocer la herencia cultural de los pueblos, se sustenta en la teoría de la geohistoria para analizar los condicionantes culturales y ambientales que determinan a todas las realidades históricas y todos los fenómenos sociales espacialmente defi-nidos: culturas, economías, sociedades, Estados y civilizaciones.

Si estudiamos desde aquella óptica las migraciones humanas originarias que llegaron a Suramérica y el Caribe hacia finales del Período Pleistoceno, así como la influencia que tuvieron las variaciones del paisaje geográfico sobre los procesos de colonización, podemos apreciar cómo la historia social surameri-cana y caribeña se desarrolló a lo largo de dos grandes ejes geográficos y culturales, el Pacífico y el Atlántico, diferentes pero históricamente complementarios, que se han acercado y separado coyunturalmente en diversos períodos de la historia regional.

A partir de aquel momento comenzaron a confor-marse dos grandes procesos civilizadores que son expresión territorial y cualitativa del proceso de colonización de Suramérica por las sociedades reco-lectoras cazadoras:

a) Uno que se desarrolló a lo largo de la vertiente pacífica de Suramérica y de la cordillera andina, que

podríamos denominar, grosso modo, como andino, cuyo clímax fue el Imperio inca. El mismo englobó las poblaciones originarias de un eje territorial y cultural que comprende las actuales repúblicas de Costa Rica, Panamá, Ecuador, Perú, Bolivia, el noroeste de Argentina y Chile.

b) Un proceso civilizador que ocurrió a lo largo de la vertiente atlántica suramericana, región dominada por las formaciones selváticas, sabaneras y monta-ñosas que se hallan en las cuencas del Amazonas y el Orinoco y las formaciones de pampas y sabanas que se extienden desde Venezuela hasta la Patagonia,

Cuando analizamos de manera crítica la geohistoria de nuestras sociedades originarias más antiguas podemos darnos cuenta de los extraordinarios Procesos de traNsformacióN de la vida social que fueron necesarios para llegar, milenios más tarde, a la conformación de las regiones geohistóricas aborígenes que conocemos para el siglo XVi y a las naciones y repúblicas que se constituyeron a partir del siglo XiX.

Pro c E so s c i v i l i z ato r i o s o r i g i N a r i o s su r a m E r i c a N o s

Mujeres panare junto a sus hijos, estado Bolívar. Fotografía: MARiE cLAUdE MATTEi

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el cual culminó en diversas regiones con la estructu-ración de sociedades complejas, cacicales o señoríos tipo Estado.

El litoral pacíficoAl revisar la dinámica histórica de los pueblos de la vertiente occidental de Suramérica, encontramos que en el litoral pacífico de Ecuador, Perú y el norte de Chile, ya en el año 8000 antes de ahora, grupos humanos recolectores marinos, pescadores y caza-dores comenzaron a desarrollar procesos de reco-lección y protocultivo de plantas útiles, grupos que culminaron hacia 5000-4000 años a.p. en sociedades aldeanas agroalfareras plenamente sedentarias y posteriormente en centros urbanos. De esa manera, los antiguos modos de vida de cazadores recolec-tores comenzaron a dar paso a nuevos modos de vida donde la recolección marina, la pesca, la caza

terrestre, la recolección y el cultivo de plantas comes-tibles aceleraron el desarrollo de las fuerzas produc-tivas, convirtiendose en el fundamento de las nuevas formas de vida sedentaria.

Aquellas transformaciones en los modos de vida de las poblaciones originarias podrian relacionarse con el influjo de poblaciones humanas braquicefá-licas neomongoloides, Diego positivas (Di-+), muy parecidas a las poblaciones modernas del norte de Asia, que entraron en América por Alaska alrededor de 9000 años antes del presente y se expandieron a través de Norteamérica. Alrededor de 7000 años antes del presente, algunos de dichos grupos ya habían llegado al istmo de Panamá y penetrado en Suramérica colonizando el litoral pacífico y la región andina, desde Colombia hasta el norte de Chile y Argentina, cuyos descendientes son conocidos como quechuas y aymaras

Monolito sagrado de Siwali. Aldea capihuara, Brazo casiquiare, río Orinoco, estado Amazonas. Agosto, 2011. Fotografía: cORTESíA OMAR GONzáLEz ÑáÑEz

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l Pro c E so s c i v i l i z ato r i o s o r i g i N a r i o s su r a m E r i c a N o s

El litoral atlánticoLas poblaciones de dicho proceso se relacionan con los paleoasiáticos Diego negativos que entraron a Suramérica hace 30.000 años, relicto de los cuales serían los warao y los yanomami. Existieron rela-ciones constantes entre las poblaciones de ambas regiones, uno de los cuales está plenamente docu-mentado, hacia el año 3000 ap., en el sitio arqueo-lógico de Barrancas en el Bajo Orinoco, cuya alfa-rería está relacionada con culturas del formativo temprano y medio de la vertiente amazónica de los Andes Centrales tales como Kotosh y Chavín. La

excelencia de la alfarería característica del forma-tivo andino originó, entre 3.000 y 2.200 años antes de ahora, la compleja tradición cultural Barrancas, sin reproducir las pautas de organización social ni de vida urbana del formativo andino. Ello nos indica que el nacimiento de las sociedades urbanas no se origina en acciones voluntaristas de colec-tivos humanos, sino que responde a condiciones sociohistóricas concretas las cuales no se dieron plenamente en el Bajo Orinoco hasta comienzos del siglo XVII de la era cristiana

es esencial resaltar la importancia de las poblaciones y del territorio venezolano como espacio de síNtesis de los diversos Procesos culturales que ocurrieron en el norte de Suramérica entre 10000 años antes del presente y el siglo XVi, los cuales influyeron para que existiese una fachada cultural occidental, andina y una fachada cultural oriental, amazónica-orinoquense, en la cual el río oriNoco funge como el trazo que reúne ambas fachadas y las conecta, a su vez, con la georegión cultural antillana.

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Para seguir leyendo…

DuPuy, Walter. “La teoría de la H. Venezuela, encru-cijada en el paso de las influencias culturales preco-lombinas”, Revista Tierra Firme. año 1, n° 2, nos 16-17, Caracas, 1952.

ssaNoja, obeDieNte. Mario. Las culturas forma-tivas del oriente de Venezuela: la tradición Barrancas del Bajo Orinoco. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Serie Estudios, Monografías y Ensayos, n°6, 1979.

———. Memorias para la integración: ensayo sobre la diversidad, la unidad histórica y el futuro político de Sudamérica y El Caribe. Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana/Pdvsa, Colección Milenio Libre, 2006.

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El presente del pasadoAquellos procesos culturales milenarios que venimos refiriendo culminaron en el siglo XV de la era con la formación en Suramérica de sociedades regionales cuyo grado de desarrollo de las fuerzas productivas iba desde bandas de recolectores cazadores hasta imperios, estados y señoríos. Dichas sociedades coexistieron en el tiempo y en el espacio sin ignorarse. Consideradas aisla-damente, cada una constituía una singularidad; consideradas en su conjunto, formaban una tota-lidad cuyo perfil cultural las diferenciaba del resto de otras similarmente constituidas en el conti-nente americano.

Las diferencias culturales que existieron entre las sociedades originarias recolectoras caza-doras suramericanas, se expresaron como geore-giones que se consolidarían posteriormente, con el surgimiento de la Formación Productora de Alimentos, serían la base territorial de la división político territorial colonial que nos impuso a partir del siglo XVi la corona Española.

La misma sería a su vez la base cultural y jurídica de los estados nación que se consti-tuyen en el siglo XIX luego de nuestra primera independencia, los cuales están en trance de ser reunificados como la Patria Grande que soñaran Simón Bolívar y Hugo chávez, bajo los auspicios de bloques de integración regional como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América Latina, el Mercosur ampliado, la Unión de Naciones Suramericanas y la comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños.

¿sabías qUé...?Es esencial resaltar la importancia de las pobla-

ciones y del territorio venezolano como espacio de síntesis de los diversos procesos culturales que ocurrieron en el norte de Suramérica entre 10000 años antes del presente y el siglo XVI, los cuales influyeron para que existiese una fachada cultural occidental, andina y una fachada cultural oriental, amazónica-orinoquense, en la cual el río Orinoco funge como el trazo que reúne ambas fachadas y las conecta, a su vez, con la georegión cultural antillana.

Las regiones geohistóricas existentes en el oriente y el occidente de Venezuela en el siglo XVI, producto del proceso originario de colo-nización humana son base de la posterior definición territorial venezolana en provincias y estados de la diversidad cultural y étnica de la actual nación venezolana, pivote entre Suramérica y el Caribe, de donde deriva su importancia geoestratégica presente en el contexto regional suramericano y caribeño.

Tepuy Yapacana, río Orinoco, estado Amazonas. Agosto, 2011.Fotografía: cORTESíA OMAR GONzáLEz ÑáÑEz

Fotografía: MiGUEL GARcíA MOYA

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nuestroamericanosfeminismos

surgimientode los

RoMPiENdo EL MoNóLoGo MASCULiNo

A l b a c a r o s i oFeminista militante / investigadora y docente

centro de Estudios de la MujerUniversidad central de Venezuela

(cEM-UcV)

invitamos a rescatar la memoria De las luchas por la justicia en su DiversiDaD social y cultural

recorrienDo el nacimiento De los movimientos De las mujeres latinoamericanas y caribeñas

en busca De su emancipación, en las luchas

De feministas liberales y anarquistas

finales del siglo XIX un movimiento reco-rría Nuestra América,

el feminismo latinoamericano como explícita conciencia de la opresión, diversos colectivos de lucha por derechos y liberación de las mujeres en Nuestra América fueron surgiendo a fines de ese siglo y principios del XX.

Letras subversivasLa voluntad de saber en las mujeres siempre fue expresión de la lucha por su liberación e igualdad. Avanzando el siglo XIX, las mujeres latinoamericanas escribieron múltiples reflexiones sobre su propio ser y su derecho a la educación, participaron en periódicos progresistas y fundaron algunos propios. La escritura de las mujeres fue subversión y educación a la vez. Diversas publicaciones dieron cabida a

A la escritura femenina y luego llegaron a ser diri-

gidas por mujeres. En 1811 ya existía en Cuba,

El Correo de las Damas y Gertrudis Gómez de

Avellaneda fundó el Álbum Cubano de lo Bueno y de lo Bello

en 1860. En México, entre otras, salieron a la luz pública el Semanario de

las Señoritas Mejicanas (1840), Panorama de las Señoritas (1842) y, en 1970, apareció

el primer periódico dirigido por mujeres, La Siempreviva. En Argentina se editaron La

Aljaba, La Argentina y La Camelia; en Colombia, El Rocío; en Venezuela, La Giralda; en Perú, La Alborada

y El Álbum; en Chile, La Mujer; en Brasil, O Jornal das Senhoras y O Belo Sexo. También a través novelas como Sab (1841), de la cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda; Dolores (1867), de la colombiana Soledad Acosta de Samper; La quena

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(1845), de la argentina Juana Manuela Gorriti; Aves sin nido (1889), de la peruana Clorinda Matto de Turner; El conspirador (1892), de la también peruana Mercedes Cabello de Carbonera; las escritoras cuestionaron la desigualdad de géneros y clases, la explotación y la esclavitud. Ellas y muchas más fueron las obreras del pensamiento —como las llamó Clorinda Matto— que impulsaron una nueva era.

Siglo XiX: derecho a la educaciónPara las mujeres del siglo XIX, una lucha fundamental consistió en el acceso a la educación y el conocimiento. Se desarrollaron como educadoras, crearon escuelas e insistieron en el derecho a la instrucción de las niñas. Combatientes por la ilustración de las mujeres hubo en todos los países de Nuestra América, ellas abrieron las puertas de las aulas. En Brasil, por ejemplo, Nísia Floresta Brasileira Augusta (1810-1885) dirigió un colegio de niñas y escribió 15 libros con temáticas femi-nistas, abolicionistas, indianistas y nacionalistas.

El feminismo latinoamericano de fines del siglo XIX fue también obrero, socialista y anarquista. Las femi-nistas anarquistas denunciaban la doble opresión del matrimonio y el trabajo. Convocaban a las mujeres a movilizarse contra su subordinación, tanto como mujeres como trabajadoras. Exigían derechos sobre su cuerpo y sexualidad, llevaban a la esfera pública cues-tiones que eran relegadas a la vida íntima o privada. “¡¡¡¡Ni Dios, ni patrón, ni marido!!!!” fue la consigna que definía su programa. En 1896 aparece en Buenos Aires, La Voz de la Mujer, periódico del feminismo radical anarquista que pugna por la total igualdad entre mujeres y hombres. Sus fundadoras, Juana Rouco Buela, Virginia Bolten y otras lucharon por la emancipación general y declaraban: “No queremos leyes, queremos pan”.

Las feministas anarcocomunistas del siglo XIX postu-laron la unión libre, fundada en el amor y la igualdad entre los sexos, sin la intervención de los poderes públicos o religiosos, sostenían que “Nuestra familia es

más grande que esa pequeñita mole de herederos: es la inmensa humanidad universal”. Estaban convencidas de que la reproducción continua condena a las mujeres a un grado de inferioridad frente al hombre y, por este motivo, la instrucción en métodos de anticoncepción se tomaba como una acción militante.

Siglo XX: ola Feminista LatinoamericanaA comienzos del siglo XX, a lo largo y ancho de Nuestra América, se produjeron importantes huelgas de mujeres por derechos laborales y se organizaron las acciones por el derecho al voto. Esta es la Primera Ola Feminista Latinoamericana: la lucha por los derechos políticos, civiles y laborales. Sin voto ni patria potestad sobre sus hijos, obligadas a depender de su esposo, sin derechos laborales, la ciudadanía de las mujeres era inexistente en situaciones donde los estados eran, sin disimulo, la representación de los intereses de los grupos oligár-quicos. Esto empezó a ser erosionado por los movi-mientos obreros, anarquistas y socialistas. Del mismo modo aparecieron organizaciones de mujeres traba-jadoras que llevaron adelante huelgas de lavanderas, maestras y obreras textiles por condiciones laborales dignas para ellas y sus familias.

A comienzos del siglo XX, a lo largo y ancho de nuestra América, se produjeron importantes huelgas de mujeres por derechos laborales y se organizaron las acciones por el derecho al voto. esta es la Primera ola feminista Latinoamericana: la lucha Por los derechos Políticos, civiles y laborales. Sin voto ni patria potestad sobre sus hijos, obligadas a depender de su esposo, sin derechos laborales, la ciudadanía de las mujeres era inexistente en situaciones donde los estados eran, sin disimulo, la representación de los intereses de los grupos oligárquicos.

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Las sufragistas se constituyeron como grupo en América Latina en las décadas de los treinta y cuarenta. Su meta concreta era el derecho al voto, en relación con los distintos ángulos de la injusticia hacia las mujeres. La reforma del código civil para reorganizar derechos de mujeres y hombres en igualdad se consideraba también imperativa. Si la maternidad era un deber, también daba derechos y por ellos había que clamar. Sostenían que el voto femenino tendría una función de agente de cambio social.

Feministas venezolanas, reunidas en la Acción Cívica Femenina en 1946, afirmaban que la intervención de la mujer en el desenvolvimiento de la vida política nacional “ha de tender a la humanización del Estado y a elevar el nivel moral de las actividades cívicas”. Ellas promovieron el debate sobre madres solteras, ilegitimidad, elevadas tasas de mortalidad infantil y prostitución, todo lo cual encerraba una acusación implícita contra las leyes y costumbres que declaraban culpable a la mujer y absol-vían al hombre de toda responsabilidad.

Costura, cigarrería, planchado, lavandería y servicio doméstico constituían entonces las principales acti-vidades a las que se dedicaban las trabajadoras. Mal pagadas, peor alimentadas, sin educación, las mujeres —y también los niños— eran considerados la mano de obra ideal, dócil y con menor salario, para el capita-lismo. Igual salario por igual trabajo fue una demanda mínima, junto a la cual la preocupación feminista por los problemas que asediaban a la mujer obrera y, en parti-cular, a la madre obrera, tuvieron importancia central.

Los procesos de organización de las mujeres ocurrieron simultáneamente al de organización de las clases popu-lares, fuertemente influidas por el pensamiento socialista y anarquista internacional. Pronto surgieron ligas femi-nistas y organizaciones de trabajadoras.

En 1910, en Argentina, y en 1916, en México, se realizaron congresos femeninos internacionales, sus objetivos fueron el mejoramiento de la situación social

de las mujeres, exponiendo su pensamiento y su labor, demandando el derecho al voto, modificando prejuicios y procurando fortalecer lazos de unión entre todas las mujeres del mundo, en especial las latinoamericanas. Hermila Galindo, feminista de la revolución mexicana, sostenía que “Las mujeres necesitan el derecho al voto por las mismas razones que los hombres; es decir, para defender sus intereses particulares, los intereses de sus hijos, los intereses de la patria y de la humanidad, que miran a menudo de modo bastante distinto que los hombres”.

El feminismo latinoamericano desde sus inicios se caracterizó por su fuerte compromiso social y por la relación cercana con los movimientos populares de la época, con las corrientes de pensamiento de izquierda y con una visión latinoamericanista e integradora. Fueron luchadoras feministas quienes plantearon no solamente la justicia y necesidad de la educación y derechos de las mujeres, sino su organización y su emancipación como colectivo para construir una sociedad mejor.

Para seguir leyendo…

alcáNtara costa, aNa alice. El movimiento feminista en Brasil, Anuario de Hojas de Warmi, nº 16, 2011.

belluci, Mabel. Anarquismo, sexualidad y emancipa-ción femenina. Argentina alrededor del 900, Nueva Sociedad, nº109, 1990.

GarGallo, FraNcesca (coorD.). Antología del pensa-miento feminista nuestroamericano. Caracas, Biblioteca Ayacucho, disponible en http://ideasfem.wordpress.com/textos/.

lavriN, asuNcióN. Mujeres, feminismo y cambio social, en Argentina, Chile y Uruguay 1890-1940. Santiago de Chile, Centro de Investigaciones Diego Barros Aranda. 2005.

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su rg i m i E N to d E lo s f E m i N i sm o s N u E s t roa m E r i c a N o s

el femiNismo latiNoamericaNo desde sus inicios se caracterizó por su fuerte compromiso social y por la relación cercana con los movimientos populares de la época, con las corrientes de pensamiento de izquierda y con una visión latinoamericanista e integradora. fueron luchadoras feministas quienes plantearon no solamente la justicia y necesidad de la educación y derechos de las mujeres, sino su organización y su emancipación como colectivo Para coNstruir uNa sociedad mejor.

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Movimientos de mujeresindígenas y

afrodescendientes El feminismo tradicionalmente ha exaltado el procesode coerción a la que ha sido sometida la mujer blanca,

pero ha obviado la explotación, relegación ysub valoración cultural a la cual han sido expuestas

las mujeres indígenas y afrodescendientes

E s t h e r P i n e d a G . Escr itora / Socióloga / Magister en Estudios de la Mujer

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uando se aborda la temática de la emergencia de los movimientos indígenas y afrodescendientes en América Latina y el Caribe, con frecuencia

se suele concebir como un fenómeno reciente, el cual tiempo espacialmente se ubica a mediados y finales del siglo XX. Pero pese a la dificultad de organización colectiva y creación de comunidad indígena y afrodes-cendiente, es posible afirmar que, desde el estableci-miento de un modelo económico mercantilista y la polí-tica europea de colonización esclavista, se articularon grupos y movimientos de resistencia, a fin de combatir el progresivo enterramiento de la originalidad cultural (Fanon, 1952) de nuestros pueblos propiciada por el colonialismo.

Pero la resistencia indígena y africana en nuestro conti-nente fue masculinizada, el liderazgo, heroísmo y escaso reconocimiento otorgado por una sociedad excluyente fue monopolizado por los varones de ambos grupos, y la participación de las mujeres en el proceso desarticulador de la autoridad y poder del sistema colonizador escla-vista fue invisibilizada y distorsionada.

Mujeres en luchas independentistasLas mujeres indígenas y afrodescendientes de la América colonizada y el Caribe, participaron activa-mente en los alzamientos de esclavos y cimarrones, expresión del descontento popular y detonantes de movimientos pre independentistas; luchas en las que además se hicieron presente, en medio de la batalla, el enfrentamiento, tomando las armas, como comba-tientes, sin embargo, su resistencia fue desvalorizada así como reproducida y trasmitida a través de la docu-mentación oficial y el relato oral como intervención protectora de los hombres en batalla, orientada a la preparación de sus comidas, la limpieza, reparación de sus ropas, como de igual forma, al servicio del cuidado y atención de sus heridas.

Se anuló la contribución de la mujer negra a la eleva-ción de la economía europea opresora a través de la explotación de su trabajo, como productora de mano de obra en las haciendas y plantaciones, su participación en el fortalecimiento de la cultura cimarrona en el caso de las comunidades afrodescendientes y la consolidación y el establecimiento de las comunidades posterior a su desplazamiento en el caso indígena.

Triada de la opresión Estos hechos en su conjunto contribuyeron a la confor-mación de una experiencia femenina cultural y racial diferente a la vivenciada por las mujeres eurodescen-dientes. Las mujeres indígenas y afrodescendientes, por el contrario, han estado sujetas a una triple discrimina-ción, de raza, de clase pero también de género, discri-minadas e infravaloradas no solo por el hombre blanco sino también por el hombre indio y negro, compañero de lucha y explotación; por lo cual se encuentran víctimas de una coacción plural, al ser interceptadas por el racismo, el sexismo, el clasismo, en respuesta a los crite-rios de explotación, exclusión y apropiación propios de la triada de la opresión, es decir, la ideología capitalista, patriarcal y racista.

Frente a ello, las mujeres intentarían encontrar respuestas a su situación socio-cultural en el feminismo, sin embargo, este se caracterizó por ser burgués, racista, excluyente e invisibilizador de las experiencias, particu-laridades culturales y la meta-violencia ejercida contra de las mujeres indígenas y afrodescendientes.

Será por esta razón que el feminismo tal como lo cono-cemos, ese feminismo que ha definido como su mayor preocupación la dignificación y autonomización de la mujer burguesa, eurodescendiente y heterosexual, se ha constituido como un movimiento insatisfactorio, descontextualizado y por tanto insuficiente e incapaz de dar respuesta a los intereses y necesidades de la plura-lidad de mujeres y experiencias, así como, incapaz de transformar su realidad.

Cmov i m i E N to s d E m u j E r E s i N d íg E N a s y a f ro d E sc E N d i E N t E s

Xi Encuentro Feminista Latinoamericano y del caribe, México 2009.Fuente: http://mizangas.wordpress.com

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Ruptura con el feminismo tradicionalEl feminismo y las mujeres afrodescendientes e indígenas se han configurado históricamente como opuestos, incompatibles e irreconciliables, pues el femi-nismo nace como crítica a unas condiciones de vida y organización cultural particular, como crítica y lucha contra un sistema específico de opresión contra la mujer, en la cual las mujeres indígenas y afrodescendientes nunca se reconocieron dado que sus experiencias, inte-reses y necesidades no eran los mismos; en las voces de las feministas que reclamaban el acceso al voto, al trabajo, a la libertad sexual, no se escuchaban la voces de las mujeres descendientes de africanos e indígenas y aún en la actualidad continúa siendo así.

Deviene de allí la ruptura con el feminismo tradicional y la emergencia de los movimientos feministas indígenas y afrodescendientes, orientados a la desarticulación del discurso racista “hegemónico”, y la inclusión de un discurso tradicionalmente concebido como periférico, con el propósito de democratizar el pensamiento sobre los pueblos originarios y la afrodescendencia, así como fomentar el autoreconocimiento, la dignificación y la participación indígena y afrodescendiente en esos espa-cios históricamente negados, con el fin de contribuir al proceso de erradicación del racismo, el endorracismo y

en consecuencia el fortalecimiento de distintas formas de resistencia. Un movimiento feminista alternativo en América Latina y el Caribe, capaz de validar, reconocer, visibilizar y dignificar la cultura y experiencias dife-renciadas, en la lucha por la equidad desde espacios de diferencia.

Para seguir leyendo…

Dulitzky, ariel. A region in denial: Racial discrimina-tion and racism in Latin America. En: Neither enemies nor friends. Latinos, blacks, afro-latinos. 1st ed. Palgrave Macmillan, EEUU, 2005.

FoNer, eric. Nothing but freedom: Emancipation and its legacy, Baton rouge, Louisiana State University, 1983.

Hooks, bell. Mujeres negras. Dar forma a la teoría feminista. En: Otras inapropiables. Traficantes de sueños, Madrid, 1984.

Morales, iNíriDa. Mujer Negra, Mirar del Otro y Resistencias. Nueva Granada siglo XVIII. En: Memoria y Sociedad. Diásporas Afroamericanas. Escenarios Históricos, Diálogo Atlánticos, Balances y Perspectivas. Número 15. Volumen 7. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2003.

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dulce la linda, hace trenzas a los turistas frente al capitolio.La Habana, cuba, marzo 2013. Fotografía: ORiANA OROzcO

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T r i n a I s a b e l M i j a r e scocinera

en América Latinay el Caribe

El Yantar

al estuDiar la gastronomía como elemento cultural integraDor

en américa latina y el caribe nos encontraremos con una serie

De elementos que son comunes Dentro De esa extensa DiversiDaD

cultural, nos topamos con esa cosa común que nos nutre,nos iDentifica y nos une como pueblos hermanos

i bien es cierto que la historia de Latinoamérica y el Caribe está plagada de una extensa diversidad cultural, no es menos cierto que dentro de ella

podemos encontrar una especie de unidad, de cosa común, que nos nutre, nos identifica y nos configura como pueblos hermanos. Al estudiar la gastronomía como elemento cultural de nuestros pueblos observamos esa unidad a la que anteriormente hacemos referencia, al hacer una revisión exhaustiva, nos encontraremos con una serie de elementos comunes en cada una de las cocinas nacionales (entendiendo estas como cada una de las cocinas de los países que integran este extenso territorio nuestroameri-cano). En ellas hallamos una base alimenticia compartida que tiene como cimiento la utilización de un número importante de alimentos que se repiten en cada una de ellas, además podemos verificar similitudes no solo en los métodos de cocción empleados sino que también, como señala José Rafael Lovera, nos topamos con “las mismas preparaciones culinarias cuyas recetas parecen calcadas unas de las otras, pero cuya nomenclatura es tan dispar que induce a confusiones y hace pensar en una diver-sidad culinaria que es solo aparente”; para más adelante señalar que “detrás de la aparente diversidad cultural de esta extensa región subyace una cierta unidad alimentaria, cuyo reconocimiento ha sido estorbado por la variedad de nombres para designar a la misma preparación”.

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comunidad afro venezolana Macuquita, Sierra de Falcón, 2010. Fotografía: MiGUEL GARcíA MOYA

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Nuestra despensaBasándonos en los aportes alimentarios de los tres grupos étnicos reseñaremos cuáles siguen siendo los alimentos que identifican y unen las cocinas nacionales de esta gran región. El ají (capsicum sp) es una planta de origen ameri-cano, perteneciente a las familias de las solanáceas, con muchas variedades que producen diferentes tipos de bayas llegando en la actualidad a conocerse alrededor de trescientas especies de las cuales se usan frecuente-mente en Latinoamérica un poco más de cinco. Entre las variedades más usadas del ají se encuentran el annuum y el frutescens, originarios de México y Perú respectiva-mente. Considerado el alma de las comidas de los indí-genas precolombinos, según evidencias arqueológicas, su cultivo en México data desde hace 7 mil años (usado junto al cacao en la elaboración del mole), mientras que los pueblos incas lo usaban ya hace 2 mil años. Diferentes escritos demuestran la importancia que este ha tenido desde siempre para la gastronomía de la región. Garcilaso de La Vega señaló que “los indios peruanos son tan amigos del uchu (ají en quechua), que no comerían sin él ni siquiera las yerbas crudas”. Por su parte, Bartolomé de Las Casas escribió en el siglo XVI que “sin el chile los mexicanos no creen que estén comiendo”. El gusto de nuestros pueblos precolombinos sigue intacto y hoy lo encontramos como ingrediente fundamental en muchas de las preparaciones que consumen nuestros pueblos. Se usa fundamentalmente como elemento sazonador en sofritos, adobos y marinadas, lo podemos encontrar en salsas (chimichurris consumidas en Argentina y Uruguay), guisos (como el locro, el cual se consume en Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Argentina). En Venezuela es la base fundamental del sofrito criollo y por tanto está presente en casi todos los platos consumidos en el país, es tal su importancia que es el cuarto producto con denomi-nación de origen. El maíz (Zea mays), llamado así por los arawks, también es conocido como choclo (quechua) y elote (aztecas). Es considerada la planta civilizadora del continente y alre-dedor de su siembra los pueblos precolombinos basaron su alimentación. Los primeros indicios de su cultivo se remontan a 7000 años a.C., los restos más antiguos de este cereal se encontraron al norte de América y desde allí se extendió su agricultura hasta el sur del continente, actual-mente se cultivan las siguientes variedades: maíz dulce (Zea mays-mays saccharata), maíz harinoso (Zea mays-mays amylacea), maíz de corteza dura (Zea mays-mays everta) y maíz reventador (Zea Mays-mays dentado).

Los regímenes alimentarios latinocaribeños tienen su base en los aportes realizados por los tres grandes grupos étnicos que nos conformaron, de allí nace la cultura gastronómica propia de esta región. A continua-ción, expondremos cuáles fueron estos aportes.

Aporte americanoEl régimen de los habitantes originarios de la región estaba conformado por maíz, yuca, batata, papa, algunos granos como el frijol y las caraotas, además de ají, cacao, café y proteínas animales producto de la caza y la pesca. Poseían un recetario breve basado en estos elementos entre los cuales encontramos casabe, chicha, un pan hecho con maíz y kachiri, bebida preparada a partir de la fermentación de la batata y otros tubérculos. Para confeccionar sus alimentos los métodos que usaron fueron barbacoas (especie de parrillas de madera), budares y aripos, también hervían sus preparaciones.

Aporte europeoLos europeos basaban su alimentación en trigo, ajo, cebolla, cebollín, ajoporro, apio, acelgas, espinacas, lechuga, berenjenas, pepinos, melón, duraznos, garbanzos, arroz, orégano, romero, menta, laurel, alca-parras e introducen la carne vacuna, cerdos, ovejas, cabras, aves de corral y la sal.

Aporte africanoEste régimen es preponderantemente vegetariano, basado en algunos rizomas, legumbres y frutas tales como ñame, garbanzo, lentejas, sandías, tamarindos, granadas, limones, naranjas y especies como la pimienta.

aportEs alimENtarios

Existe una amplia variedad de platos que se originan a partir de este cereal y que demuestran la importancia económica, social y cultural que tuvo y sigue teniendo en nuestros pueblos deviniendo en alimentos de consumo diario como arepas, hallacas, hallaquitas, tamales, tungos, cachapas, carabinas, bollos, burritos, tacos, enchiladas. Por otra parte, también se consumen las mazorcas salco-chadas o en sopas y locros en forma de atoles, tejuinos y chichas, o como bien encontramos en el texto sagrado de los indígenas guatemaltecos, el Popol Vuh, “De maíz amarrillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados”.

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La yuca (manihot esculenta) es otro de los productos más difundidos en esta región, fue uno de los cultivos de gran importancia económica, social y cultural para los pueblos originarios, es también conocida como manioc, mandioca, cassava, tapioca y guacamota. Evidencias arqueológicas demuestran que su cultivo data desde hace 4 mil años. Se conocen dos grandes variedades (manihot esculenta cranz) o yuca amarga y (manihot dulcis) o yuca dulce. Actualmente se consigue en la región tropical del sur de América, específicamente en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Perú, Venezuela y en la región subtropical del continente: Argentina y Paraguay. La gastronomía basada en este tubérculo es también extensa, lo podemos encontrar como ingrediente de ajiacos, sanco-chos, sopas y hervidos, aunque también se consume hervido o frito, como acompañante o contorno de platos principales, igualmente se usa su harina para preparar farola, fufu y chiapá, así como el pan de bono y el majaz, y para dar consistencia a platos como el mbejú, se usa para preparar piuras y lambayeques, lampreados, carimañolas , naiboas, buñuelos, masato y el infaltable casabe.El plátano (musa sapientum), originario del sudeste asiá-tico, desde donde es llevado a Europa, de allí llega a La Española, en 1516, de manos de fray Tomás de Berlanga y a Brasil, a través de los portugueses, quienes lo intro-ducen específicamente en Bahía. Pasa rápidamente a ser cultivado en toda Latinoamérica (exceptuando el cono sur) y el Caribe. Su consumo, sea verde o maduro, es muy elevado, bien como guarnición (acompañante) de platos principales, preparándose hervido o frito (tajadas cuando es maduro o tostones y patacones cuando es verde), horneado o en puré, o para elaborar algunos platos donde es el ingrediente principal, por ejemplo: mangú, mofongo o pastel de hojas. Del mismo modo se consume dulce, cocido en almíbar y en nuestra dulcería lo encontramos en la inigualable torta bejarana y en la mazamorra.La papa (solanum tuberosum) es otro de los cultivos origi-narios de América del Sur, específicamente en el altiplano andino, donde es utilizada desde hace aproximadamente 7 mil años, solo en Perú existen más de 3 mil variedades, se considera uno de los alimentos base de millones de personas, se consume en toda Latinoamérica ya sea hervida, horneada o frita y es ingrediente importante de muchos de los platos de nuestras cocinas nacionales. Es empleada en sopas, purés, cremas, guisos.Los frijoles (phaseulus vulgaris), también conocidos como caraotas, chicharros habichuelas, habas, judías, pochos o porotos. Se conocen alrededor de cincuenta especies de esta planta, es originaria de América y es considerado uno de los alimentos más antiguos y uno de

los más importantes de la dieta humana, se estima que su cultivo comenzó hace 7 mil años, en el sur de México y en Guatemala, los pueblos mesoamericanos fueron los responsables de extender su cultivo al Caribe y al sur de América. Hoy día sigue siendo vital para la dieta latinoa-mericana y caribeña y son consumidos como alimento y plato principal como sopas y potajes, o como parte de algunos platos típicos de las diferentes cocinas nacionales; dentro de los más populares podemos nombrar la feijoada en Brasil, el tacu-tacu en Perú, el urunanda (consumido por los pueblos guaraníes de Bolivia y Paraguay), los porotos con rienda, la cuchucoa y los porotos granados en Chile, la menestra ecuatoriana, el gallo pinto consumido en Costa Rica y Nicaragua, el casamiento en Honduras y El Salvador, arroz con moros en Cuba y República Dominicana, las zaragozas (frijoles rojos), arvejas, lentejas, caraotas negras y guandú. En Colombia, México, El Salvador y otros países centroamericanos se les llama frijoles y se les consume de distintas maneras: refritos, “de la olla”, frijoles charros, frijoles con chorizo, etc. En Venezuela se les distingue con diferentes nombres tales como caraotas (negras, blancas o rojas), arvejas, lentejas y frijolitos y se les prepara en sopas o como parte de algunos platos típicos como el palo a pique llanero o el famoso pabellón.

El ya N ta r E N a m é r i c a l at i N a y E l c a r i b E

Mujer haciendo casabe. Poblado de boquerón de Amana, estado Monagas, 2008.Fotografía: MiGUEL GARcíA MOYA

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La caña de azúcar (saccharum officinarum), originaria del sureste asiático, llegó a América a través de los colo-nizadores, se cultiva en Guatemala, México, República Dominicana, Colombia, Cuba, Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela. El producto más consumido en nuestros pueblos, derivado de la caña de azúcar, es el azúcar refi-nada, el cual proviene de someter sus jugos a una serie de tratamientos hasta llegar al estado de cristalización. También se consumen otros derivados como el jugo de sus cañas y el papelón, que recibe varios nombres, dentro de los que podemos mencionar panela, raspa-dura, atado dulce, panocha, chancaca o pilarrillo entre otros; al mismo tiempo es usado como bebida refres-cante a la cual se le puede agregar limón, dando origen al famoso guarapo de papelón. Otro de sus usos comunes es como endulzante en otras bebidas frías o calientes y como ingrediente en la preparación de un sinnúmero de dulces típicos, como el café de olla en Guatemala, el turrón de Doña Pepa en Perú y el arroz zambito en Chile; en México se usa en la preparación de atoles, camotes y en una especie de tizana que se hace hirviendo algunas frutas y agregándoles papelón; al norte de Argentina se emplea para preparar unas tabletas dulces moldeadas de la misma forma que el chocolate; de igual forma, en El Salvador, se prepara el dulce de atado y en Colombia se usa como endulzante de chichas y natillas, mientras que en Venezuela es usado en la granjería y dulcería típica, con él se preparan los dulces de lechosa e higo, se usa en el relleno de las naiboas, en el arroz con coco, en el maja-rete y en la famosa torta bejarana, también es utilizado en uno de los platos más importantes de nuestra cocina, el muy conocido asado negro.

Refundación y proyección de nuestras cocinasA mediados del siglo pasado nuestras cocinas experimen-taron un declive como consecuencia de la modernización de nuestras sociedades, muchos factores influyeron en ello, entre los cuales podemos mencionar al creci-

miento de la industria alimentaria, una nueva oleada de europeos a estas tierras y la imposición de un estilo de vida, el llamado american way of life, lo que desdibujó nuestra cultura culinaria. La penetración de los hábitos de consumo estadounidense (hamburguesas, refrescos, perrocalientes, entre otros), constituye hoy día la dieta de un porcentaje importante de nuestros pobladores, sobre todo de aquellos que viven en las grandes ciudades. El fast food y sus modelos de negocios (franquicias), consti-tuyen una de las herramientas más peligrosas que existe en la sociedad capitalista, ya que no solo promueve una pésima alimentación basada en grasas saturadas y carbo-hidratos simples, generando graves problemas de salud en la población, sino que además invisibiliza nuestra identidad gastronómica y atenta de manera directa contra nuestra historia de pueblos hermanos.Proyectar nuestra culinaria es un reto que estamos obli-gados a asumir, considerando que esta constituye uno de los elementos más importantes de nuestro patrimonio cultural, volver a la extensa y rica despensa latinoame-ricana es tarea de todos los pueblos que integran este territorio, reivindicar los productos y platos olvidados y colocarlos nuevamente en nuestras mesas es parte de las tareas que debemos hacer para consolidar una gran comunidad sustentada en la unión política, económica, social y cultural.

Para seguir leyendo…

cartay, raFael. El pan nuestro de cada día, Caracas, Fundación Bigott, 1995.

lovera, josé raFael. Gastronomía caribeña, Caracas, Centro de Estudios Gastronómicos, 1991.

saNoja, Mario. Los hombres de la yuca y el maíz. Caracas, Monte Ávila Editores, 1977.

Proyectar Nuestra culiNaria es un reto que estamos obligados a asumir, considerando que esta constituye uno de los elementos más importantes de nuestro patrimonio cultural, volver a la exteNsa y rica despensa latinoamericana es tarea de todos los pueblos que integran este territorio, reivindicar los productos y platos olvidados y colocarlos nuevamente en nuestras mesas es parte de las tareas que debemos hacer para consolidar una gran comunidad sustentada en la unión política, económica, social y cultural.

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El Caribe,

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hoy Día, el caribe muestra, a pesar De su compleja extensión

y Dispersión geográfica, una profunDa vitaliDaD en cuanto asus vinculaciones culturales, las mismas que se expresan

en casi toDos los ámbitos De la viDa cotiDiana, DesDe el Deporte y la gastronomía, hasta llegar a Dos

De las más importantes, el baile y la música

A l e j a n d r o c a l z a d i l l aAntropólogo, melómano y diseñador gráf ico

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n estos tiempos en que tanto se habla de inte-gración latino-caribeña, resulta interesante acer-carnos a tal idea desde una perspectiva cultural.

Nuestro continente, sus regiones y micro-regiones, han estado histórica y ancestralmente vinculadas, por lo que las relaciones de intercambio entre su gente no son para nada una novedad.

Sin embargo, con la invasión europea que se inició en el siglo XVI, dichos lazos sufrieron una forzada trans-formación, al imponerse desde los centros de poder coloniales nuevas formas de relacionamiento signadas, entre muchos otros aspectos, por restricciones migra-torias y privativas aduanales. Nacía el coloniaje en América junto con el empeño por separarnos y acentuar nuestras diferencias, en la esperanza de dividirnos para controlar mejor nuestros territorios y sus riquezas. Ejemplos sobran: desde las anárquicas reparticiones y parcelamientos de tierra como botín entre los europeos al inicio de la conquista, hasta elaboradas experiencias separatistas de gran escala como lo fue la creación de Panamá a principios del siglo XX.

Hoy en día, el mapa de Nuestra América muestra el saldo trágico y arbitrario de un pasado colonial que, en muchos casos, dista mucho de corresponder a los ancestrales territorios y espacios de nuestros pueblos originarios. Así, regiones culturales y lingüísticamente emparentadas se vieron, de la noche a la mañana, sepa-radas por líneas imaginarias y obligadas a reconocerse de manera diferente; en muchos casos incluso a verse como enemigos, como se ha pretendido con Haití y República Dominicana o con Colombia y Venezuela, por ejemplo.

Sin embargo, ese empeño en separar y hasta hacernos sentir que no formamos parte de algo común no siempre ha tenido éxito y, frente al hecho de la dominación, nuestra gente siempre se las ha arreglado para encontrar formas de resistencia y mantener sus manifestaciones, creencias e incluso su lengua con una sorprendente vita-lidad. Podemos corroborarlo, por ejemplo, con la reli-gión Yoruba, traída hasta América por los contingentes de africanos llegados en condición de esclavitud, o con

el culto a María Lionza, surgido en Venezuela como una de las tantas respuestas a la avasallante imposición cultural europea.

Hoy en día, el Caribe muestra, a pesar de su compleja extensión y dispersión geográfica, una profunda vita-lidad en cuanto a sus vinculaciones culturales, mismas que se expresan en casi todos los ámbitos de la vida coti-diana, desde el deporte y la gastronomía, hasta llegar a dos de las más importantes, el baile y la música.

dime cómo bailas y te diré quién eresA nuestro entender, ese complejo baile-música, con sus intrincadas ataduras al cuadro de manifestaciones popu-lares y tradicionales, juega un papel preponderante en la vida de la gente de esta región, y seguramente en su real valoración se encuentre parte de la clave secreta para la comprensión de nuestra cultura como un elemento a la vez diferenciador y aglutinante.

Es por ello, que las respuestas a preguntas tan esen-ciales como quiénes y cómo somos, posiblemente puedan encontrarse más fácilmente en una receta de comida, en la forma de bailar o en un canto de trabajo, que en cualquier tratado contemporáneo de psicología social. Esto porque muchas veces el formalismo de las ciencias no encuentra una clara explicación a nuestra particular y dialéctica forma de ser, siempre extrema entre lo trágico y lo festivo; condición existencial que por demás pareciera activarse como un canal perma-nente de mediación de nuestras relaciones. En conse-

en la actualidad, el mapa de nuestra América muestra el saldo trágico y arbitrario de un pasado colonial que, en muchos casos, dista mucho de corresponder a los ancestrales territorios y espacios de nuestros pueblos originarios. Así, regioNes culturales y liNgüísticameNte emPareNtadas se vieron, de la noche a la mañana, separadas por líneas imaginarias y obligadas a reconocerse de manera diferente…

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Países caribeños. Mapa referencial.

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en el ámbito musical, el caribe existe como un espacio integrador en tanto en él se observan históricas relaciones de confluencia, entendiendo esto como un hecho de fructífero intercambio que no supone una necesaria e ineludible influencia de una cultura sobre otra. en palabras del investigador colombiano favio Betancourt, se trata de “pliegues y repliegues, préstamos, PuNtos de eNcueNtro de tradicioNes, hibridismos, tentativas aleatorias, desplazamientos sonoros y hasta fusiones de géneros y estilos”.

cuencia, podemos pasar sin aparente problema de un estado depresivo –el bolero– a la exaltación máxima –la rumba–, o de la pena profunda –el punto y llanto– al jolgorio y la felicidad más plena –el joropo con estri-billo–, para poner un par de ejemplos.

En el ámbito musical, el Caribe existe como un espacio integrador en tanto en él se observan históricas rela-ciones de confluencia, entendiendo esto como un hecho de fructífero intercambio que no supone una necesaria e ineludible influencia de una cultura sobre otra. En palabras del investigador colombiano Favio Betancourt, se trata de “…pliegues y repliegues, préstamos, puntos de encuentro de tradiciones, hibridismos, tentativas aleatorias, desplazamientos sonoros y hasta fusiones de géneros y estilos”.

Gentilicio caribeñoEn nuestro caso, la música y su indivisible condición bailable parecieran dar cuerpo a una suerte de nacio-nalidad caribeña que, de manera mucho más poética, refiere el profesor Luis Bigott como “espacio geo-espiri-tual”, en referencia específica a los linderos geográficos del bolero.

En otra dirección, el investigador cubano Leonardo Acosta en su importante trabajo de Música y descolo-nización, se atreve a hablar de subregiones culturales asociadas a complejos musicales. Así, por ejemplo, iden-tifica el complejo del son, refiriéndose al son cubano, como uno de los más importantes y extendidos en el Caribe. Por analogía con la tesis de Acosta, podríamos proponer otros complejos musicales que hoy por hoy dibujan cartografías propias de amplia y compleja extensión transnacional, como son el caso del merengue (dominicano), el calipso, el joropo o la cumbia, o de formas musicales más contemporáneas y urbanas como la salsa o el reggae, por citar otros ejemplos.

Dónde comienza o dónde termina el espacio que ocupa cada una de estas músicas, cuál es su gentilicio,

quiénes son sus connacionales, son preguntas que cada vez se tornan más interesantes y todavía más con la rapidez que ahora le imprimen a los procesos culturales los flujos migratorios, los medios de comunicación y, sobre todo, las nuevas tecnologías.

La región del Caribe, como el mar que le da su nombre, es móvil, se desplaza y solapa permanentemente, y su música cargada de irreverencia, ironía y doble sentido, borra cuantas veces quiere las fronteras formales que se le han impuesto. De modo que en este rincón del planeta, en esta esquina del movimiento, el baile y la música operan como uno de los vasos comunicantes más importantes de nuestra sociedad, sirviendo a la vez de fibra para tejer la gran enramada identitaria de esta región a la que llamamos el Gran Caribe o, si así lo prefiere, La República del Baile. as

dato CUrioso

Las Antillas, ubicadas entre el mar Caribe y el océano Atlántico, están conformadas por un numeroso grupo de archipiélagos que abarcan Antigua y Barbuda, Barbados, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Santa Lucía, Trinidad y Tobago, Dependencias Federales venezolanas, Nueva Esparta (Margarita), Cuba, Jamaica, República Dominicana, Haití, Puerto Rico, Islas Caimán y Bahamas; además de numerosas dependencias. Los idiomas predominantes en la región son español, francés, criollo haitiano, inglés, neer-landés, papiamento.

Los ritmos considerados caribeños son: salsa, calipso, soca, palo de mayo, rumba, cumbia, merengue, cha-cha-cha, bolero, son, mambo, reggaetón, lambada, dub, reggae, guaracha, guajira, pachanga, bachata, champeta, timba, zouk, kompa, vallenato, plena.

El c a r i b E , rE P ú b l i c a d E l b a i l E

corpus christi, diablos danzante de yare, estado Miranda, 2013.Fotografía: MiGUEL GARcíA MOYA

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a bailarsalen católicosLos santos

B e t t y M e n d o z adocente Universidad Nacional de la Ar tes

“…os Debemos conceDer espontánea y favorablemente

aquellas cosas por lascuales poDáis proseguir semejante

propósito, sano y lauDable (…) como es el que las naciones

bárbaras sean subyugaDas y reDuciDas a la fe cristiana…”(bula intercaetera Del 3 De mayo De 1493, que otorga a

la corona española el “Derecho De conquista” De los pueblos y territorios americanos)

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l proceso de conquista y colonización de América cumplió con dos objetivos íntimamente entrela-zados: evangelización y sometimiento al Imperio

español. Fue además de una conquista territorial una conquista espiritual. Al objetivo de evangelizar se le anexó el de “purificar”, pero esa purificación se extendió más allá, abarcando todos los aspectos de la realidad de los pueblos sometidos, indígenas y africanos: su fe, su economía, su política, pero sobre todo su cultura, según Eduardo Mendieta: “Se tiene que admitir que es extrema-damente difícil distinguir entre la misión evangelizadora y la misión imperial pues el poder de los reyes estaba ligado a una sanción apostólica y papal”.

La espiritualidad de estos pueblos fue sometida a lo que los colonizadores llamaron dulcemente “conversión”, la cual tenía como objetivo someter a estos a la religión católica. Para ello pretendieron borrar por cualquier medio todo vestigio de su universo sagrado; la violencia, el abuso, la violación y la tortura fueron algunos de los medios utilizados, de esta manera todos los grupos étnicos que se relacionaron con los colonizadores fueron asimilados a la fe católica. Sin embargo, no tuvieron en cuenta la fuerza de la naturaleza humana y esta se coló por los resquicios de los múltiples diques que se le colo-caron y ha logrado sobrevivir hasta nuestros tiempos.

Muchos de ellos han sido transformados, adaptados, claro está; pero se mantienen sensibles a las creencias y costumbres ancestrales que nunca dejaron de regir su mundo simbólico. Así el San Juan Bautista que la Iglesia católica se empeñó en introducir en las celebraciones ancestrales del solsticio de verano o de invierno adquirió en cada región connotaciones distintas y particulares, de acuerdo con lo que podemos llamar la religiosidad popular.

Mientras en Puerto Rico todos van al mar a bañarse y lanzarle flores y frutos con la intención de acabar con la mala suerte y purificarse para obtener éxito y felicidad; en Paraguay se realizan juegos tradicionales de los indí-genas guaraní; en Bolivia se hace una gran fogata a la que se lanzan muebles viejos y todo lo viejo que se quiere botar con el objeto de que San Juan provea todo nuevo. En Venezuela, aun cuando San Juan Bautista es el santo patrón de poblaciones homónimas alrededor de todo el país, son las celebraciones que se realizan en las pobla-ciones afrodescendientes las que evidencian la presencia de elementos simbólicos ancestrales.

Las actividades adivinatorias, la magia de la noche de San Juan es potenciada por los toques, cantos y bailes de tambor en honor al santo, pero se trata sobre todo de la presencia de San Juan como propiedad del pueblo y no

de la Iglesia. San Juan desplazándose por toda las comu-nidades, entra a las casas bailando… En Venezuela, San Juan fue robado a la Iglesia y tiene su propio hogar donde sus “mamás” y “capitanas” lo atienden y le realizan su fiesta.

Resistencia culturalLa solidaridad fue una de las más importantes formas de resistencia que utilizaron los indígenas y esclavizados africanos en América, hombres y mujeres lucharon juntos, protegiéndose y amándose mutuamente en la conciencia de encontrarse en una situación que les igua-laba ante el colonizador; esto permitió que se generaran formas colectivas de responder al abuso, la opresión y el maltrato.

Elo s s a N to s c ató l i co s s a l E N a b a i l a r

CorpUs CHristi

Una de las estrategias empleadas en el sometimiento ante la fe católica fue el temor a Dios, por ello la cele-bración del día de Corpus Christi representó a lo largo de toda la América conquistada la lucha entre el bien y el mal: así el bien era encarnado por el hombre blanco, español, colonizador y su cultura; y el mal por el escla-vizado, sus creencias y sus costumbres, de allí derivó la obligación de “salvar su alma” y el sometimiento al “Santísimo” asumiendo humildemente su condición de pecador como una forma de lograrlo.En toda América se celebra la fiesta de Corpus Christi, con un sacerdote que pasea su símbolo por las calles, con misas, teatros y comedias, diablos, demonios, gigantes y tarascas, ya que es una de las más impor-tantes festividades cristianas: el Cuerpo de Cristo o Santísimo Sacramento.En Venezuela la presencia de los Diablos Danzantes en esta festividad da vida a la lucha del bien contra el mal. Quizás en sus orígenes, los esclavizados eran vestidos como diablos como una confirmación de su califi-cación como demonios que ya les había endilgado la Iglesia a través de su ideología racista. Sabemos que el nombre “mandinga”, referido en América a lo diabólico, es el gentilicio de una etnia africana; de este modo se manifiesta que para el colonizador, el africano era la reencarnación del demonio.En la actualidad y como producto del proceso de conformación de los sentires y significaciones de los venezolanos, los Diablos Danzantes representan al Diablo pidiéndole perdón a Dios en nombre de Luzbel, el ángel caído; pero en lo más íntimo significa el matri-monio de los hombres con una tradición ancestral, con su necesidad de luchar unidos, apoyándose unos a otros. En la fiesta de Corpus los danzantes reviven la lucha del bien contra el mal, pero ahora representan el bien, luchan por la imposición del bien…y triunfan…

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En lo cultural se produjo la celebración de nuevas deidades, de nuevas formas de representación del mundo simbólico y rituales convertidos en fiestas a través del tiempo, en la búsqueda de la supuesta salvación ofrecida por la Iglesia pero negada en el discurso y el accionar del colonizador.

El negro AntonioAlgo parecido sucede con San Antonio de Padua a quien se le considera en Brasil un aliado de la vida y la salud, mientras en Colombia, México y Argentina, al igual que en Venezuela, es el santo que ayuda a conseguir pareja y las cosas perdidas. En cualquier caso es un santo al que se le trata con suma familiaridad, ya que si no se consigue a la pareja solicitada se coloca al santo frente a una pared o se le mete en agua como castigo.

En Venezuela se le dice “el negro Antonio” aunque es blanco, de Portugal, y se le bailan los “sones de negro”, que consiste en una hermosa suite de siete sones que se hacen en su honor cada 13 de junio en su día y que algunos llaman tamunangue.

Chimbanguele y candombeEn Buenos Aires, capital argentina, cada domingo sale el candombe a recorrer todo el barrio de San Telmo, compuesto por grandes y sonoros tambores cargados en los hombros de sus tocadores con una correa de cuero semejante a la que se usa en el Sur del Lago de Maracaibo para cargar los chimbangueles. El candombe suena a chimbanguele e igual que aquel llena con su

contundencia el territorio por el que transita. El candombe de Buenos Aires se realizaba dentro de

las actividades de la cofradía de San Benito de Palermo, lo mismo sucede en Montevideo, donde el sale cada domingo y día feriado acompañado por una multitud de personas que se reúnen espontáneamente, atraídos por el sonido ancestral de los tambores y la fiesta; pero a diferencia de Argentina y Uruguay, al Sur del Lago de Maracaibo en Venezuela, Benito… Ajé… sigue siendo el eje de la fiesta, los chimbangueles lo llaman, lo acom-pañan y le rinden tributo.

A lo largo de todo el territorio americano en el que los españoles desarrollaron el proceso colonizador se percibe la influencia común, la mano del conquistador controlando y hegemonizando, pero con ella pervive la contundencia de la cultura ancestral, de los deseos de sus descendientes de representarse a sí mismos con las costumbres heredadas y transmitidas por múltiples formas sutiles, sensibles y sentidas a través del tiempo y que son resultado de su historicidad.

Para seguir leyendo…

MeNDieta, eDuarDo. Religión y racismo en América Latina, Universidad del Estado de Nueva York.

Herrera salas, jesús María. Economía política del racismo en Venezuela. Fondo Editorial Mihail Bajtin C.A., 2009.

varouta, MariNa. La fiesta de San Juan Bautista. Caracas, Fundación Bigott, 1996.

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corpus christi, diablos danzantes de Naiguatá, estado Vargas, 2011. Fotografía: MiGUEL GARcíA MOYA

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E N T R E V I S T A A S A N T I A G o A R C o N A D A R o D R í G U E zSoC IóLoGo - PRoFE SoR DE LA UNIVERSIDAD INDíGENA DE VENEzUELA

“Antes de esta constituciónnuestros indígenas llevarongolpe, patá y kung fu”j a e l P a l a c i o scomunicadora social

Santiago Arconada Rodríguez es profesor de la Universidad Indígena de Venezuela (UIV). Está convencido de que no hay que ser indígena para luchar con ellos y por ellos. Reivindica el capítulo VIII de la Constitución como una de las mayores victorias en nuestra América y, en un despliegue de “honestidad necesaria”, se declara en contra de las políticas del Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas

Fotografías: R AÚ L cO L M E N A R E S

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jael Palacios: ¿Cuál es el panorama actual de las luchas indígenas en Venezuela?

saNtiago arcoNada rodriguez: La demarcación de tierras y hábitat que prevé la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el artículo 119, cuya aplicación tiene años de retardo. Estamos frente a un problema que no es sólo de “minorías”. Reconocemos que se trata de una lucha ante un Estado que ha sufrido los embates de 500 años de colonialismo y sumisión pero que debe con urgencia desarrollar procesos de autorreconocimiento. El pasado 6 de abril, el vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, entregó catorce títulos de tierra y hábitat a pueblos indígenas del estado Amazonas correspon-dientes a 1.124.387 hectáreas. Sin embargo, lamentablemente, seguimos eludiendo su exis-tencia originaria y su derecho a un espacio territorial en el que su modo de vida pueda permanecer, desarrollarse y fortalecerse.

¿Desde las instituciones que representan al Estado venezolano se entiende la demarcación comoreconocimiento o devolución?La primera vez que se reconoce como una “deuda histórica” del Estado venezolano con los pueblos indígenas es en el docu-mento de recuperación de tierras

Yukpa del fallecido procurador general de la República Carlos Escarrá, el 15 de diciembre de 2011. El documento en su primera página resalta “el compromiso establecido en la Carta Magna de saldar la deuda histórica que durante siglos ha mantenido el Estado Venezolano con los pueblos indígenas, cuya exis-tencia antecede a la llegada de los primeros europeos”. Desde la Universidad Indígena de Venezuela (UIV) reivindi-camos ese concepto que dio lugar a la comprensión de la visión que los pueblos indígenas tienen de sí mismos, prin-cipio fundamental para optar a los derechos de demarcación que prevé la Constitución.

En términos jurídicos ¿cómo se determina la propiedad de la tierra?El proceso de constitución del sujeto político-jurídico en los pueblos indígenas es la causa más profunda de que la demar-cación no sea una realidad. Creer que están tan consolidados culturalmente como estaban antes de la colonización es una idea peregrina. Sí, hay espacios sociales indígenas de un alto nivel de organización, como el mundo Eñepáque por definición cultural rechaza la sensación de Estado central y que, además de su organización comunitaria y regional, decidió conformar

una asamblea constituyente porque reconocen que tienen que dotarse de una representa-ción general para debatir con el Estado venezolano. No se quedan estáticos. Esa es la construcción de un sujeto político-jurídico.

¿Una ministra indígena facilita la consecución de los objetivos planteados en las luchas de nuestros pueblos originarios?El hecho de ser indígena no tiene que ver con ese chantaje gené-tico que nos han inculcado sino con la definición de las opciones culturales. Si le preguntáramos a los sabios originarios de este país quién es más indígena, si Esteban Emilio Mosonyi, uno de los más importantes investigadores en Venezuela sobre los pueblos originarios, o quienes han sido designados para representar ante el Estado a los pueblos indígenas, te sorprendería la respuesta. En este momento es urgente voltearnos hacia el mundo indí-gena para constatar que otras formas son posibles. Desde la UIV queremos fortalecer la existencia de los pueblos originarios como gente que, teniendo idiomas y culturas propias, desarrollan prácticas económicas y jurídicas en pro de su propio concepto de justicia. Mirar hacia ellos sin la pretensión de occidentalizarlos significa la posibilidad misma de que Venezuela pueda reali-zarse como ese país pluirétnico

desde la uiV queremos fortalecer la existeNcia de los Pueblos origiNarios como gente que, teniendo idiomas y culturas propias, desarrollan prácticas económicas y jurídicas en pro de su propio concepto de justicia. Mirar hacia ellos sin la pretensión de occidentalizarlos significa la posibilidad misma de que Venezuela pueda realizarse como ese país pluirétnico y multicultural que describe el preámbulo de la Constitución.

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y multicultural que describe el preámbulo de la Constitución. Ese es el verdadero papel del Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas.

¿La diferencia entre las luchas de nuestros pueblos originarios y las del resto del continente tiene que ver con los porcentajesde población indígena enrelación con la población total?En Cajamarca, Perú, los pueblos Quechua y Aimara enfrentados al proyecto minero Conga que afecta glaciares con consecuen-cias ambientales dramáticas son la vanguardia antiextractivista en nuestra América. “No al oro, sí al agua” es una consigna que denota la precisión de sus objetivos. El hecho numérico es tan significa-tivo como su determinación de no comprar a Occidente el supuesto bienestar de la explotación de oro, cuando lo único que eso significa es la pérdida del agua. El ejemplo de mayor determina-ción indígena en Venezuela es la del pueblo Wayúu. Cuando decimos “Península de La Guajira” estamos reconociendo un espacio territorial. Cuando estás en Paraguaipoa, Venezuela, estás en La Guajira y si estas en Uribía, Colombia, también estás en La Guajira. Es el único pueblo

indígena que le ha impuesto a dos Estados nacionales el reconocimiento de un espacio territorial. Aún así, cuando vas por la carretera Machiques-Colón no hay un solo aviso que diga “Usted está entrando al ámbito territorial Wayúu” para entender que estamos en un espacio territorial donde habitan cinco pueblos indígenas. Ahí, su determinación choca con la insistencia del mundo occidental de invisibilizarlos.

¿Esa invisibilización surge porque no nos enseñan en las escuelas cuáles son nuestras familias indígenas y crecemos creyendo que son solo los guajiros y los yanomamis?Sí. Los Guajiros porque son los más importantes numérica-mente y porque cuando vas al Zulia los ves en todas partes. ¡Y los Yanomamis porque son los indígenas que aparecen en la National Geographic! No sabemos que los Wotu, Wajama, Pariri, Chaparu son familias indígenas venezolanas. Más dramático aún: en 2012, a peti-ción de un colectivo de jóvenes warao, proyectamos en la UIV, Caño Manamo, un documental de Carlos Azpúrua (1983), porque queríamos reflexionar sobre la

devastación ambiental y el etno-cidio de 21 comunidades provo-cado por la construcción de diques de contención que favorecían la explotación de hierro en manos de la Orinoco Mining y la Iron Mining. ¡Esos chamos waraos no sabían que eso había ocurrido! Esto ocurrio en 1966, no estamos hablando de la prehistoria.

¿Ha sido determinantela participación de la mujer indígena en las luchas de sus pueblos?Para hablar sobre la forma de defensa de la mujer indígena venezolanate pongo un ejemplo. Cuando Sabino Romero estaba preso enTrujillo y la situación Yukpa se estaba complicando, el hermano José María Korta se pone en huelga de hambre. En vista de eso, el Ministerio para los Pueblos Indígenas convoca una reunión con el cacique Antonio Romero, padre de uno de los fallecidos en el conflicto, la hija de Sabino y un grupo multidiciplinario invo-lucrado con el tema. El cacique dice que quiere que el asesino de su hijo se pudra en la cárcel. En ese momento estábamos apesa-dumbrados porque ese señor, al desear eso, había denigrado de su cultura. A un yukpa lo que menos le interesa es la cárcel

a N t E s d E E s ta co N s t i t u c i ó N N u E s t ro s i N d íg E N a s l l E va ro N go l P E , Patá y k u N g f u

Cuando reconozcamos que, en buena parte, seguimos siendo diseñados por los contratistas de grandes obras y no por las necesidades de los pueblos tendremos más posibilidades de descubrir el aPorte del muNdo iNdígeNa. Mirar de cerca esa otra forma de relacionarse con la naturaleza que no deviene del tener sino del ser y que los indígenas no son, como lo dice tantas veces el profesor Mosonyi, sociedades de base carencial, que no son pobrecitos indios. Su felicidad deviene de la posibilidad de relacionarse cíclicamente con la vida como lo han hecho a través de milenios.

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como castigo, porque en sus códigos de vida si un hombre te ha hecho un daño debe repararlo y estando en la cárcel no puede hacerlo. La visión del delito es distinta a la nuestra. Nosotros castigamos y pensamos que nuestra sanción produce bien. En ese momento, se levanta la hija de Sabino Romero y pide disculpas a los presentes para dirigirse al cacique en su propia lengua. Ha comenzado esa muchacha a darle un discurso tan potente, de tal sonoridad magnética, que uno tenía la sensación de estar enten-diendo. La muchacha lo envolvió en un halo de comprensión. El que era ministro del Ambiente interrumpe ese discurso mágico para reclamar que él, como la mayoría, no entendía yukpa. Ella le pide enérgicamente que le permita terminar su conver-sación con el cacique y continúa

hablando en yukpa. Esa chama hablaba con un fulgor, con una luz impactante. Termina de hablarle al cacique Antonio y con la misma fuerza se dirige al ministro: “¡Y vos, demarcá!, ¡demarcá! ¡Que por no demarcar es que son las muertes!”. Así, en maracucho perfecto. Esa es la fotografía de la verdadera asertividad femenina. Ella no peleó como un hombre, ella luchó como una mujer. Se colocó en el espacio donde era fuerte, en su idioma. Esa es una manifestación profunda de la fuerza de nuestra mujer indígena.

¿ALBA, Unasur y Celac han significado un impulso para los movimientos integracionistas de nuestros pueblos originarios?La Celac es una victoria polí-tica del comandante Chávez que se pierde de vista. Pero yo quisiera que un indígena

viniera como canciller de su país. Ese sería un acto de inter-culturalidad mayor que dar a los indígenas un segmento para que se reúnan entre ellos. Mucho más significativa es la reunión de la Confederacion de Organizaciones Indigenas de la Cuenca Amazónica (Coica) celebrada recientemente en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en la cual pueblos indí-genas de diferentes naciones debatieron sobre la mercanti-lización de la naturaleza, los mecanismos de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD), las cuotas de polución atmosférica y las industrias farmacéuticas. Es un espacio para expresar hasta las contradicciones y tendencias negativas de los pueblos origi-narios. Ahora, la lucha en la Conga, Perú, es la vanguardia.

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“No al oro, sí al agua” tiene más capacidad integradora que los segmentos indígenas de la Celac. Insisto, el no reconocimiento a su preexistencia tiene consecuencias tremendas. Y constantemente el mundo indígena, con sus propios instrumentos de conocimiento, se ve obligado al forcejeo con el mundo criollo. Dejarán de ser segmentos en la medida en que las temáticas que se traten no sean temáticas de las que los pueblos originarios se sientan apartados. Cuando el mundo indígena, desde México hasta la Patagonia, tenga preponderancia en la Celac para discutir sobre extractivismo ¡temblará la tierra!

En las últimas décadas, ¿cuáles cree usted son los ejemplos más significativos en cuanto a conquistas de derechos indígenas en América?Insisto, el no reconocimiento a su preexistencia tiene consecuencias tremendas. Y constantemente el mundo indígena, con sus propios instrumentos de conocimiento, se ve obligado al forcejeo con el mundo criollo. Dejaran de ser segmentos, en la medida en que las temáticas que se traten no sean temáticas de las que los pueblos originarios se sientan apartados. Cuando el mundo indígena, desde México hasta la Patagonia, tenga preponderancia en la CELAC para discutir sobre extractivismo ¡temblara la tierra!¿Cuáles son los ejemplos más significativos en cuanto a conquistas de derechos indígenas en América?El capítulo VIII de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el cual el Estado reconoce la existencia de los

pueblos y comunidades indí-genas así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradi-cionalmente ocupan. Ese es el primer momento de luz en 500 años de coloniaje. Se dice rápido pero desde que llegó la invasión colonial hasta la Constitución bolivariana, nuestros pueblos originarios lo que llevaron fue golpe, patá y kung fu. Otros casos que, aún cuando siguen siendo tinta sobre papel, son de una importancia relevante: la República Plurinacional de Bolivia y los derechos de la madre tierra en la Constitución ecuato-riana, la primera reivindicación de la naturaleza como sujeto de derecho. Sin lugar a dudas, son conquistas de los pueblos indí-genas y de su cosmovisión de la naturaleza. Un ejemplo mayor por su concreción: la Conga. Se detuvo el proyecto de minería de oro en Cajamarca mediante una fortaleza social incuestio-nable. La comunión de meca-nismos indígenas y no indígenas detuvo no una mina, detuvo una “racionalidad del mundo” que ponía en peligro un glaciar. Esa es la manifestación concreta de la lucha por el buen vivir.

Un mensaje a los gobernantes del continente que, si bien reivindican algunos derechos de los pueblos originarios, no han puesto freno al saqueo e irres-peto a los territorios indígenas.Cuando reconozcamos que, en buena parte, seguimos siendo diseñados por los contratistas de grandes obras y no por las necesi-dades de los pueblos tendremos más posibilidades de descubrir el aporte del mundo indígena.

Mirar de cerca esa otra forma de relacionarse con la naturaleza que no deviene del tener sino del ser y que los indígenas no son, como lo dice tantas veces el profesor Mosonyi, sociedades de base carencial, que no son pobrecitos indios. Su felicidad deviene de la posibilidad de relacionarse cíclicamente con la vida como lo han hecho a través de milenios. No es necesario más. Y noso-tros, Occidente, en vez de sentir respeto y admiración profunda por ese ser que no necesita, lo devaluamos: no hace nada, no trabaja, es un flojo. Repetimos ese discurso colonial de 500 años para justificar nuestras minas, nuestra explotación ganadera, en definitiva, para justificar estar en contra de la naturaleza. La tierra está en una relación de dominio con nosotros. ¡No interactuamos, la dominamos! Cuando el mundo indígena dice “¡yo no la domino, mira qué feliz soy!”, nosotros, en lugar entender cómo ese mensaje nos puede salvar de la debacle, ¡no, volvemos a invisibilizar! El asunto indígena tiene que ser colocado sobre el tapete de la discusión nacional, esa es la prioridad. Su principal problema es el grado de desconocimiento que de él se tiene en el mundo criollo. Debemos entender la importancia de que en la Conga se hayan enfrentado a una explo-tación minera, salvando un glaciar, y cómo eso no se restringe a ese espacio territorial, lo cual nos permitirá darnos cuenta de la significación del mundo indígena. Un mundo que sigue esperando por decir su palabra.

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del recuerdoLos sabores

veNezuela Nos briNda la oPortuNidad de ParticiPar eN Procesos de recoNocimieNto, iNclusióN e iNtercambio coN distiNtas

comuNidades de latiNoamérica y el caribe. comer arePa

y escuchar valleNato o Probar casabe coN ceviche

mieNtras bailamos uN caliPso es el día a día de muchos de los que aquí vivimos

H a r o l d P a l a c i o s comunicador social

Venta de comida y artesanía colombiana, Plaza Brión de chacaíto, caracas, mayo 2013. Fotografía: MARiALEJANdRA OROzcO

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an solo una cuadra distan-ciaba nuestros hogares, muchísimas eran las costumbres, sueños, creen-

cias y saberes que nos alejaban y encontraban. Mi niñez, desarro-llada bajo una estrecha relación con haitianos, me permitió inmiscuirme en un mundo nuevo e incompren-sible que cada día tomaba más significado. Responder de forma positiva al llamado mwen bezyon manje, que se traduce en ¿quieres comer?, me proporcionaba un gran plato de arroz mezclado con caraotas blancas y plátano verde, o divi blanche u diu a poid.Diferenciar la diversidad de caraotas que se consumían ahí diariamente, distraerme con las historias sobre los muertos que caminan en Haití, presenciar clases guiadas de cómo elaborar hallacas o aprender esos secretos sobre cómo bajar la fiebre con agua de lechuga, me motivan a hablar de integración desde las experiencias individuales, a partir de esa cotidianidad que me permitió un acercamiento en igualdad de condi-ciones con haitianos, trinitarios, colombianos o peruanos; encuentros donde ambos nos alimentábamos de ese saber ancestral del otro.A continuación presento dos relatos que reflejan ese convivir y grafican el significado personal de integración latinoamericana y caribeña. Al igual que la historia antes planteada, la escogencia de los testimonios parte de un vínculo directo con estas naciones, considero fundamental que abordemos el tema desde nuestras experiencias, mediante los recuerdos y la emoción.

Primer relato:Colombia y VenezuelaMi permanencia en una fiesta de colombianos se

PreParacióN:Se agarra un coco, se parte en trozos pequeños y se ralla o licua con dos tazas de agua tibia. Cuélelo y exprímalo hasta que quede casi seco, coloque la leche extraída en un caldero junto a los 200 gramos de azúcar y las cucharaditas de sal; deje hervir hasta que el agua se evapore y quede solo el aceite de coco y unos granitos negros. Al coco rallado agréguele otras 4 tazas de agua, vuélvalo a exprimir y ponga el agua con el aceite, agregue el arroz y deje secar de la manera tradicional.

datos ProPorcioNados: • Originalmente no se agrega aceite porque el coco cuenta con un aceite natural.

• Se verifica si el coco tiene agua agitándolo y acercando el oído para ver si suena.

Ingredientes 1 coco½ kilo de arroz200 gramos de azúcar2 cucharaditas de sal

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arroz coN coco

debatía entre dos cantos al momento de picar la torta: el cumpleaños interpre-tado por Emilio Arvelo y el cumpleaños del colom-biano Diómedes Díaz. Presenciaba el agradecimiento de un pueblo que comparte grano a grano sus cono-cimientos y celebra de forma avasallante y nostálgica su estadía.Luigi Daniel Ponce de León llegó a Venezuela hace diez años con la intención de obtener un mejor futuro. Este joven de treinta años de edad, que concibe el bullerengue y la algarabía de la gente de aquí como puntos de encuentro entre ambos pueblos, afirma que las diferencias son muy pocas. Este costeño, que se saborea al hablar del bocachico frito acompañado con arroz con coco, tostones y ensalada de agua-cate —plato tradicional de la costa colombiana— se traslada imaginariamente a Cartagena, la ciudad que lo vio nacer, al observar las playas venezolanas. Aprendió a cocinar diversos alimentos por tradición fami-liar, desde pequeño sabía elaborar estas exquisiteces del país vecino, donde la base de la mayoría de los alimentos de la costa es el coco.Con tono de melancolía asoma las palabras de su abuela, quien le transfirió parte de esos cono-cimientos que hoy contrapone con el ritmo de nuestra cotidia-nidad. “Si no se ralla el coco no sirve”, le decía, y a pesar de que él prefiere licuarlo, exalta todo esos consejos que lo han llevado a perfeccionar sus saberes en la cocina tradicional colombiana.

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Segundo relato:isla y tierra firme

Comer la torta negra de Trinidad es una de las tantas cosas que extrañaré. Sus manos sazonadas con curry y un corazón alegre como el calipso reforzaron valores y afectos que difí-cilmente apartaré de mi existencia.

Una historia de amor fue el motor para que Martha Kathleen Henry viniera desde Trinidad. Lo que se inició con un romance hoy se transforma en treinta y ocho años viviendo, sintiendo y creyendo en un país que se nutre y alimenta en cada intercambio.“En Trinidad lo primero que se aprende es a cocinar”, comentó mientras recordaba esos encuen-tros de viernes por la tarde, entre

Estas recetas de triniDaD y colombia corroboran el intercambio De saberes y la resistencia de los mismos que, a pesar de encontrarse en territorios diferentes, mantienen su matriz simbólica. La integración latinoamericana y caribeña nos ha permitido adoptar y otorgar recetas, cantos, medicinas, bailes y muchas cosas más, pero sobre todo nos ha proporcionado enlaces afectivos que marcan nuestro devenir.

PreParacióN:En un tazón grande mezcle la harina y la sal con la mante-quilla hasta hacer una arenilla, agregue agua hasta lograr una masa de consistencia suave. Cuele y muela las arvejas con ajo y ají dulce, luego póngale sal y comino al gusto y mezcle bien.Divida la masa en porciones de acuerdo con el tamaño,

Ingredientes 4 tazas de harina de trigo1 barra de mantequilla½ cucharada de sal¼ de kilo de arvejas amarillas

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rotiabra un agujero y agregue un poquito de harina de trigo mezclada con un poquito de arvejas, cierre amasando y deje reposar por 10 minutos.Extienda la mesa enhari-nada finamente, póngala en la plancha bien caliente con un poco de aceite y cocine por los dos lados.

datos ProPorcioNados: • El roti es una especie de pan que se puede acompañar con carne, pollo o pato, entre otros.• En Trinidad existen muchas variedades de curry que son utilizadas en las distintas carnes existentes.

su madre y las vecinas, donde el olor penetrante del curry quemado junto al ajo y el toque picante daban la entrada al carácter festivo que embriagaría el espacio. Este ejer-cicio de recreación de su pasado motiva la añoranza del arroz con pollo y quinchoncho, el calalú y el roti, platos que identifican las fiestas en esa isla del Caribe. A pesar de que nunca ha modificado de forma consciente las costumbres de su tierra, las particularidades de Venezuela la han influenciado en diversos aspectos: empezó con la necesidad de manejar de forma fluida el castellano, y con él empezó a cocinar caraotas negras, carne mechada y mondongo, a la par que bailaba salsa y pasaba los domingos en el parque

Generalísimo Francisco de Miranda, ejemplificando uno de los miles de procesos de interculturalidad en los que nos involucramos todos los que hacemos vida en Venezuela.Estas recetas de Trinidad y Colombia corroboran el inter-cambio de saberes y su resistencia a través del tiempo que, a pesar de pertenecer a territorios diferentes, mantienen su matriz simbólica. La integración de los pueblos latinoamericanos y caribeños nos ha permitido adoptar y compartir no solo recetas, sino también cantos, medicinas, bailes, cosmo-gonías, imaginarios y saberes de todo tipo, pero sobre todo ha generado enlaces afectivos que marcan nuestro devenir cultural fortaleciéndonos como pueblo. as

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E r n e s t o Y e v a r ainvest igador Museo Nacional de las culturas

aliaNza bolivariaNa Para los Pueblos De aMérica (alba)En este sitio podrán encontrar de manera gratuita, además de contenidos sobre las áreas de cooperación del ALBA en agri-cultura, tierra y alimentación; Alba y Petrocaribe, ambiente y cambio climático, entre otros, una importante base de datos sobre los antecedentes de esta alianza conformada con docu-mentos históricos de Francisco de Miranda, José Martí, Simón Bolívar, Augusto César Sandino o la Asamblea Americana del Congreso de Panamá, entre otros. www.alianzabolivariana.org

La integración nuestroamericana es mucho más que tratados o acuerdos de cooperación entre las naciones de nuestro continente, de hecho, estos intercambios son apenas el reconocimiento insti-tucional de principios y valores, como la complementariedad y la reciprocidad, que se sustentan en el enorme conjunto de procesos culturales y sociales comunes, producción de alimentos fundacio-nales de nuestras culturas, ritmos musicales, conocimientos sobre la naturaleza y su relación con los seres humanos, tecnologías aplicadas a materiales, gustos y estéticas, concepciones éticas, que conforman diferentes horizontes culturales que se encuentran y solapan conformando las regiones geohistóricas del continente nues-troamericano. Avanzar en el desarrollo de una conciencia sobre la importancia de los procesos culturales y sociales es de vital importancia para construir la unidad que soñaron nuestros próceres y líderes populares. A continuación vamos a sugerir algunos documentos y lugares en internet donde se puede localizar información al respecto.

Avanzar en el desarrollo de una conciencia sobre la importancia de los procesos culturales y sociales es de vital importancia para construir la unidad que soñaron nuestros próceres y líderes populares. A continuación vamos a sugerir algunos documentos y lugares en internet donde se puede localizar información al respecto

uNasur, ParlatiNo y Petrocaribe

En estos sitios es posible acceder a información y contactos de la lista de Consejos Sudamericanos sobre los siguientes ámbitos: salud, electoral, desarrollo social, defensa, energía, problema mundial de las drogas, infraes-tructura y planeamiento.Igualmente se puede conocer sobre la historia de estos proyectos de integración, decla-raciones, informes, áreas espe-ciales, el Proyecto de Ciudadanía Ambiental con temas como aguas internacionales, diversidad biológica, cambio climático y ozono, así como proyectos de leyes marco promovidas por el Parlamento Latinoamericano, empresas mixtas y gran nacio-nales.www.unasur.org/, www.parla-tino.org y www.petrocaribe.org

Qué Leemos

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MeMorias Para la iNteGracióN, eNsayos sobre la DiversiDaD, la uNiDaD Histórica y el Futuro

Político De suDaMérica y el caribe

Para profundizar más en el tema, en este libro Mario Sanoja analiza las condiciones cultu-rales y sociales que a lo largo de los siglos han determinado en gran medida nuestra existencia y podrían sustentar la creación de una comunidad suramericana de naciones, así como los problemas estructurales que han generado los niveles de pobreza, desigualdad e injusticia social.Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2007.

la posición contra el comunismo y aspectos del desarrollo econó-mico de los países del sur del continente fueron temas tratados y discutidos en cada una de las conferencias publicadas y anali-zadas en estos trabajos. Estos volúmenes presentan además algunas de las fotografías de las personas allegadas y funciona-rios de los diferentes gobiernos venezolanos, dictatoriales y de la democracia representativa que manejaron nuestras relaciones internacionales.Estos libros fueron publicados por el Mppre con la Editorial Arte y son repartidos de manera gratuita escribiendo a los correos electrónicos [email protected] y dgab.divisiondocume-tació[email protected]

De PaNaMá a PaNaMá,acuerDos De iNteGracióN

latiNoaMericaNa 1826-1881.veNezuela y las coNFereNcias

PaNaMericaNas 1889-1923, t. i.veNezuela y las coNFereNcias

PaNaMericaNas 1928-1954, t. ii.Estas publicaciones representan un gran aporte a la divulgación de los documentos resguar-dados en el Archivo Histórico del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores de nuestro país, inéditos hasta el presente, y una revisión histó-rica de la posición tomada por los distintos gobiernos venezo-lanos frente a los designios de la política del panamericanismo estadounidense en su pretensión de convertirse en el heredero del pensamiento bolivariano. El Derecho internacional público, el principio de no intervención,

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toDas las voces aMérica

Escrito por el maestro Rafael Salazar, este libro es un estudio musicológico e historiográfico sobre la música y danzas de raíces comunes en Latinoamérica, desde el período colonial hasta la actualidad. El volumen fue parte del programa editorial sobre la integra-ción latinoamericana y cuenta con un complemento de dos CD. Puede encontrarse en bibliotecas universi-tarias y librerías especializadas.Caracas, Ed. Casa Nueva América José Martí, 2005.

los HoMbres De la yuca y el Maíz

Los hombres de la yuca y el maíz es un ensayo del antropólogo Mario Sanoja Obediente, sobre el origen y desarrollo de los sistemas agra-rios en Nuestramérica, el cual nos permite entender cómo se confor-maron los grandes sistemas econó-micos sociales y políticos preco-lombinos, en torno a los cultivos fundamentales de nuestras culturas americanas, la “vegecultura” (yuca, batata, maní, ñame) y la “semi-cultura” (maíz, frijoles, algodón) a través del espacio y del tiempo, y cómo estos sistemas han influido en el desarrollo de las regiones geohistóricas y estados nacionales del presente. Esta visión “histó-rica y orgánica” de la agricultura

que amplía los contenidos de su programación para conver-tirse en el “tiempo y lugar de la música y la cultura”; una radio que comprometida más allá de lo occidental y eurocéntrico, divulga la diversidad, la cultura toda, las voces y timbres que siempre habían sido margi-nados… una radio que cree en el canto constructor, en el canto como voluntad de poder, como construcción de verdad, como tarea infinita de amor y compro-miso.Transmitido por Radio Nacional de Venezuela (RNV) Informativo y Clásico, la Radio del Sur, Radio de las Madres de la Plaza de Mayo y LUZ Radio (emisora de La Universidad del Zulia). http://demexicoalapatagonia.blogspot.com/2006/09/de-mexico-la-patagoniael-canto.html

precolombina como sistema global destaca la empresa colectiva de las comunidades aborígenes desde el suroeste de Estados Unidos, al norte de México y la cuenca del Misisipí, hasta el litoral chileno, pasando por las Antillas, las cuencas del Orinoco y el Amazonas, los valles andinos, etcétera.Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1997.

De México a la PataGoNia

Este programa radial, según su moderadora Yolanda Delgado, es el espacio para el reconocimiento de los cantores iberoamericanos. Forma parte de una radio cultural as

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La rutapatriade la

LatinoaméricaesEsta ruta es una invitación para recorrer nuestra Matria Grande y reconocernos en lo que compartimos y en lo que nos diversifica como pueblo, en nuestros sueños de libertad, soli-daridad, igualdad y compromiso con la tierra que nos cobija

a integración latinoame-ricana, más allá del punto y la raya, es pensar en un

territorio de cooperación de nuestros pueblos, es la unidad —que no es lo mismo que unifor-midad— en la multiplicidad, es lograr el encuentro en las diferencias. Es pertenecer simul-táneamente a la Patria Grande, a una región, a un país. Se es latinoamericano/a, caribeño/a, andino/a, venezolano/a, central, caraqueña/o y de San Agustín, El Valle, de Catia, etc. Es además la alteridad de identificarnos a partir de nuestras diferencias y sin embargo reconocernos como uno/a.

A r i a n n e V e l i sinvest igadora Museo Nacional de las culturas

L Primero fuimos las Indias, más tarde el Nuevo Mundo, y luego Latinoamérica; este último fue un nombre acuñado por los franceses en sus aspiraciones de neocolo-nizar parte de este territorio. Si bien la palabra expresa el mundo de quien la dice y las tres deno-minaciones son colonialistas, el reto es cómo subvertir está connotación y que el nombre que designe el sur de nuestro conti-nente exprese en su pronuncia-ción nuestro ethos cultural, que no es más que encontrar los valores compartidos que nos dan sentido de pertenencia al territorio.A lo largo del período que va desde las luchas independentistas

hasta nuestro días han existido diferentes etapas que han tenido como objetivo la integración del sur, las cuales se han ejercido en categorías políticas, como fue el proceso de independencia del siglo XIX caracterizado por un pensamiento emancipatorio; y en otras económicas y políticas a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI. Es bueno señalar que en los siglos que presidieron la colonización europea también existió la inte-gración de las naciones prehispá-nicas, que eran diversan pues los primeros pobladores vinieron a esta tierra hace aproximadamente 13000 años antes del presente, las poblaciones originarias provenían

La integración de los países suramericanos (…)es una meta que sólo se logrará de manera plena, cuando nuestros pueblos tengan conciencia de la importancia de los procesos milenarios de colonización…

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de los grupos australoides, poline-sios, africanos, asiáticos y euro-peos y fueron migraciones. Mario Sanoja hace tres grandes clasifica-ciones de las civilizaciones prehis-pánicas, las ubicadas en el litoral pacífico, las del litoral atlántico y las de las serranías andinas; éstas estaban separadas por grupos étnicos y no como nos dividieron siglos más tardes por un punto y una raya.Esta ruta es una invitación para recorrer nuestra Matria Grande y reconocernos en lo que compar-timos y en lo que nos diversifica como pueblo, en nuestros sueños de libertad, solidaridad, igualdad y compromiso con la tierra que nos cobija. En los saberes heredados de esos hombres y mujeres que nos precedieron, en los mitos, las creencias, la organización. En

vernos en el grano de maíz traba-jado a través de miles de años de ciencia que le dieron origen a la diversidad de fiestas al maíz que se celebran en Nuestramérica; en una religión impuesta, que se sublevó, se levantó y que con la dignidad que nos caracteriza la cimarroneamos para hacer de ella nuestro mito y rito, nuestra religiosidad popular expresada en el carnaval, las fiestas marianas y el Corpus Christi, entre otras, las cuales compartimos y vemos con los ojos de América… la del Sur, desde México hasta la Patagonia.

La Ruta del MaízEl maíz es una de los rublos oriundo de América, existe gracias al proceso de sistematización de nuestros primeros pobladores que lo domesticaron con sabiduría

durante más de cinco mil años, sin la intervención de ser humano no hubiese sido posible la repro-ducción del mismo en tierras distintas a las de su origen, porque el grano no se desprende solo de la mazorca.El maíz es alimento, medicina y además es unión y celebración. En casi todos los países de este conti-nente se celebran fiestas antes de la siembra o después de las cosechas, para mencionar algunos tenemos a El Salvador, Ecuador, Perú, Nicaragua, Colombia y, por supuesto, Venezuela. En nuestro país encontramos, en junio, en los Valles del Tuy del estado Miranda, la Feria del Maíz, durante la cual se consumen diversos alimentos elaborados a base de este producto y también se baila y canta joropo tuyero. En

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Pueblo indígena Kari’ña del guamo, estado Monagas, 2010. Fotografía: MiGUEL GARcíA MOYA

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septiembre, en los estados Lara y Falcón, se realiza el ritual de Las Turas para celebrar la cosecha, siendo uno de los principales alimentos que se consume la chicha de maíz. Estos ritos forta-lecen los lazos de solidaridad y hermandad entre los celebrantes. En el estado Lara, exactamente en Monte Carmelo, desde hace unos años atrás se han recuperado semillas de maíz en sus diversas variantes (morado, verde, blanco, negro, amarillo).El maíz no tiene desperdicio, con él se hacen tamales, arepas, cachapas, bebidas espirituosas, tortillas en México, almuzo (sopa) en Ecuador, con el agua de la barba se prepara una bebida que es buena para eliminar los cálculos renales y bajar la hinchazón, la harina se usa para irritaciones de la piel, sobre todo cuando tenemos enferme-dades eruptivas como la lechina, el sarampión o pañalitis. Con las

hojas se envuelven las hallaquitas y se elaboran muñecas artesanales al igual que con la tusa, esta última también se puede utilizar para darse un buen baño, es decir, vaya a restregarse con la tusa.

La Ruta de Corpus ChristiEsta fiesta es celebrada el noveno jueves después del jueves santo. En Venezuela se realiza la fiesta con diablos danzantes quienes caen rendidos ante el Cuerpo de Cristo. En ciudad de México es tradi-ción colocarse una mula cargada con alimentos en la solapa de la camisa para recordar la manifes-tación de la existencia de Dios ante la duda que tuvo un hombre llamado Ignacio, quien al paso del Santísimo pensó que si este existía hasta los asnos se arrodillarían y en ese mismo instante su animal se hincó. En el estado de Guanajuato, en el municipio Cortazar, después de la misa se realiza una proce-

sión con imágenes en formas de templos y cirios gigantes elabo-rados en cera.En Perú, en la municipalidad provincial del Cuzco, la procesión de Corpus Christi es acompañada por dieciséis imágenes de vírgenes y santos, las cuales llegan en la víspera, en lo que se denomina La Entrada. Se caracteriza por la competencia que realizan los devotos con las esfinges de San Sebastián y San Jerónimo por llegar a la catedral desde sus respectivos pueblos. El propio jueves se inicia la procesión después de la misa y una vez concluido el recorrido todas las imágenes retornan a la iglesia, luego se le da rienda suelta a la celebración con comidas y bebidas tradicionales. Durante la algarabía se escoge al próximo mayordomo o carguyoq, que será la persona que correrá con los gastos de la fiesta el venidero año. Este podrá solicitar apoyo econó-

Maíz morado. Mercado popular de chorillos, Lima, Perú, 2013. Fotografía: FLOR JAzMíN PEROzO

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Para seguir leyendo…

SANOJA, Mario. Memorias para la integración. Caracas, Monte Ávila Editores Lationoamericana, 2006.http://colegiopaulofreirede-lelqui.blogspot.com/2008/04/integracin-cultural-en-amrica-latina.htmlhttp://atanqueztierrahermosa.blogspot.com/2008_05_01_archive.htmlhttp://semillasdeidentidad.blgspot.com/2012/12/somos-hijos-del-maiz-fiesta-del-maiz-en.htm

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mico a otras familias siempre que cumpla con el ritual de llevarles en algún momento del año pan a su casa y cuando es aceptada la ofrenda será demostración de que asumirán parte de los costos.En Panamá, en la provincia de Los Santos, se realizan varias danzas el día de Corpus Christi: el Cumbembe, que es un hombre vestido de campesino pana-meño, la Montezuma Española es una teatralización con música y baile, representada en tres momentos (Corpus Christi, Octava y Corazón de Jesús), entre los personajes están el Rey Montezuma, Capitán, Caciques, Hernán Cortés, y tres militares españoles con rangos de alférez, teniente, capitán y un abanderado. Los Diablos Limpios, conocidos en otros lugares del país como Gran Diablo o Diablicos de Espejos, cubren su rostro con máscaras y

bailan al ritmo del tambor, el violín y la caja, el día jueves, a las 12 del día, representan la lucha entre el bien y el mal. Los Diablicos Sucios sin Burrión se rayan los vestuarios con barro y añil y con Burrión se colocan tiras de diferentes colores que guindan del traje, utilizan máscaras que representan cabezas de animales. La música se ejecuta con un instrumento de cinco cuerdas llamado mejoranera, que es más pequeño que una guitarra española. La danza tiene varios sones: pasacalle, mejorana, toletón y cumbia, entre otras. En Panamá además se celebra el Corpus Christi con las danzas Torito Guapo, los Parrampanes y las Mojigangas.En Colombia, la etnia kankuamo celebra la fiesta del Santísimo Sacramento, estos hermanos han sido desplazados de su territorio y se reúnen en la vertiente sur de

la Sierra Nevada de Santa Marta, exactamente en Atánquez, el reco-rrido de la procesión la realizan de espalda, van vestidos con trajes multicolores y sus rostros tapados con máscaras.

diablos de chuao, estado Aragua. Fotografía: SUSANA ARWAS

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