Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

download Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

of 8

Transcript of Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

  • 8/14/2019 Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

    1/8

    ANDRS TORRES QUEIRUGA

    DEL TERROR DE ISAAC AL ABB DE JESS

    Este mismo ao nuestra revista public un artculo (ST, n 134,102108) en el que A.Torres Queiruga haca una revisin del concepto teolgico de revelacin. Su lectura

    puede ser una excelente introduccin para el que ahora presentamos del mismo autor.Tanto all como aqu lo que importa es comprender que, tal como ense el Vaticano II(Dei Verbum, n 11), mediante la Escritura Dios nos transmite la verdad para nuestra

    salvacin. De ah que no est condicionada por la historicidad, entendida como lo queexactamente sucedi. Ms an: si se parte de la literalidad, si no se interpreta el texto

    de acuerdo con el contexto religioso-cultural, se falsea su significado. Y esto implicamuy a menudo que se forme una imagen de Dios distorsionada, que no tiene nada quever con el Padre de nuestro Seor Jesucristo. Tras la lectura atenta de este artculo,

    uno se queda con la impresin de que en 19 versculos (Gn 22,1-19) no se podaexpresar de forma ms impactante y radical el rechazo por parte de la revelacin

    bblica del sacrificio de la persona humana en aras del poder absoluto de un Dios

    inmisericorde y aparentemente arbitrario ni se poda afirmar con mayor fuerza elrespeto ms absoluto a la inviolabilidad de la vida y de la dignidad humana, que nada

    ni nadie puede violar sacrlegamente en nombre de Dios.

    Do Terror de Isaac Abb de Xess. Cmo ler criticamente a Biblia, Encrucillada18 (1994) 325-342

    Estas reflexiones nacen de una preocupacin; el dao que una lectura acrtica de laBiblia puede hacer en la conciencia religiosa. El sacrificio de Isaac (Gn 22, 119)

    constituye un caso modlico, por su misma fuerza y grandiosidad. Demostrar que unalectura crtica puede eliminar este dao, sin perder nada del autntico significado del

    texto, es el propsito de este trabajo.

    Hay que tener muy en cuenta la distincin fundamental entre lo que los autores bblicospensaban en su tiempo y lo que nosotros, aprendiendo de ellos, hemos de pensar hoy.

    La revelacin es un camino en el que el hombre, ayudado por Dios, intenta comprendersu presencia y su modo de actuar. De esta manera, algo que en un determinado

    momento resultaba pensable acerca de Dios y que incluso pudo representar entonces unavance notable puede ms tarde demostrarse como imperfecto y necesitado desuperacin. Recordemos simplemente el herem, o sea, la orden de exterminar a sangre y

    fuego los habitantes de una ciudad entera. Pero hay otros muchos relatos bblicos oexpresiones de los salmos que golpean nuestra sensibilidad y nos desconciertan.

    El problema

    Pocos relatos existen en la historia de la literatura universal como el del sacrificio deIsaac que dejen sentir lo sorprendente del Absoluto y el temor de la criatura ante susoberana suprema. De hecho, la impresin de esta lectura atraviesa intacta los siglos.

    Pero, a travs de ellos, cambia el significado del relato. As, lo que en un contexto fuesalvacin puede volverse maldicin en otro diferente. No sera, entonces, buen mtodo,

    por respeto a la letra bblica, negarnos a ver el componente de escndalo que deordinario produce este relato. Una lectura mnimamente sensible demuestra enseguida

  • 8/14/2019 Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

    2/8

    ANDRS TORRES QUEIRUGA

    que la dificultad no es, de ningn modo, superficial. Ya en la misma Biblia se trasluce

    un cierto espanto muy real: no es segura la lectura de Gen 31,42.54 en la que se llama aDios Terror de Isaac, pero resulta significativo que sea probable. Resulta an ms

    significativo la tradicin rabnica que cuenta cmo Sara, al or lo acontecido, "lanzsiete gritos y muri". Pero lo que, sobre todo, confiere gravedad a la cuestin es el

    hecho de que el movimiento cultural convirti esta dificultad en un interroganteineludible, capaz de condicionar el valor religioso de todo el episodio.

    No es casual que fuese a partir de la Ilustracin cuando la pregunta se plante con todasu fuerza: la crisis general del texto bblico, al cuestionar la lectura literal, permiti

    establecer la cuestin decisiva acerca del carcter real del hecho y, as, puso sobre unanueva base el problema del significado. De un modo ejemplar lo expres Kant: su

    razonamiento bien conocido es difcilmente refutable:

    "Como ejemplo puede servir el mito del sacrificio que Abrahn, por mandato divino,quera llevar a cabo inmolando y quemando a su nico hijo, con el agravante de que el

    pobre nio, sin saberlo, llevaba la lea. Abrahn debera haber respondido a estapretendida voz divina: "que no debo matar a mi hijo es completamente cierto; pero quet, que te me apareces, seas Dios, de esto no estoy seguro, ni podra estarlo aunque esa

    voz resonase desde el cielo visible"".

    Los dos motivos de fondo de su razonamiento son, por un lado, que no es posibledemostrar con seguridad la realidad emprica de una revelacin divina y, por otro, que elcontenido de cualquier revelacin efectiva no puede contradecir los principios de la

    moralidad autntica. En sus palabras se anunciaba un cambio de poca en el modo decomprender la revelacin: por primera vez en la historia se ponen en cuestin -de

    manera expresa y por motivos de principio- tanto la verdad literal de todas las

    afirmaciones bblicas como la realidad de los hechos empricos que servan de soporte asu significado religioso. Era el mayor desafo cultural que tuvo que afrontar el

    cristianismo establecido, puesto que tocaba a la misma raz de su fundamento: laautoridad de la revelacin bblica. Era la crisis del principio de la inspiracin literal.

    El sacrificio de Isaac, por su misma fuerza, constitua un caso paradigmtico: el horror

    moral que la lectura realista suscitaba no poda ya ser encubierto, como ya tampocopoda esconderse la evidente contradiccin entre la figura de Dios que aqu apareca y laque se configurara ulteriormente tanto en el AT como en su culminacin en Jess de

    Nazaret.

    Necesidad de una reformulacin radical

    Afrontar el problema en toda su radicalidad tropezaba con una caractersticafundamental de la religin bblica: su realismo, el enraizamiento de su mensaje en loshechos reales de la historia con su pretensin de verdad absoluta apoyada en la historia.

    Ante esta dificultad, la tentacin es, como casi siempre, la de la simplificacin extrema:o mantener a toda costa la realidad del hecho o, con la negacin del hecho, echar por la

    borda toda posibilidad de significado. Hoy da la ciencia bblica puede lograr una

    solucin equilibrada que, sin agarrarse al literalismo del hecho, recupere la profundidad

    del significado, reforzada en su dinamismo ms autntico y profundo.

  • 8/14/2019 Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

    3/8

    ANDRS TORRES QUEIRUGA

    1. El hecho contra el significado. Es obvio que hoy no se puede tomar a la letra esta

    narracin que as resultara verdaderamente horrible e inaceptable: de hecho, laconviccin vivida y profunda la da como no acontecida en el mundo real. Lo grave es

    que, al no hacerse consciente, deja que el literalismo siga influyendo en la teologa ycausando estragos en la vivencia de fe. Conviene distinguir expresamente dos estratos:

    el hecho de la orden divina y el de su misma posibilidad.

    La negacin del hecho obliga a revisar la concepcin, en tantos aspectos genial perolastrada por un literalismo incuestionado, de Kierkegaard en Temor y temblor.A pesarde su recurso a la teora de los estadios (esttico, tico y religioso), su aplicacin directa

    a nuestro caso lo lleva a extremos inaceptables, que no pueden ser salvados por elrecurso a lo "paradjico", a la "excepcin" o incluso al "absurdo": lo religioso, que

    ciertamente supera a lo tico y se sita en un plano distinto, no puede construirse sobresu destruccin, como sucedera en caso de haber existido esta orden monstruosa. Algo

    parecido, pero con un mayor pesimismo escptico, agudizado por la falta de fe, le

    ocurre a Kafka. Lo sintomtico es que en ambos casos la fascinacin por esta escena

    tiene conexiones profundas con la relacin traumtica que los dos mantuvieron con suspadres.

    Pero no basta con excluir el hecho. Es preciso negar la posibilidadmisma: que Diospodra, si quisiese, dar esta orden. En este sentido tampoco es vlido el inteligenterecurso de G. von Rad: al lector ya se le anticipa desde el comienzo el desenlace feliz,

    pues lo decisivo es lo que pensara el protagonista. Un Dios que un da pudiese exigiresa monstruosidad moral estara en contradiccin con la esencia divina tal como la

    llegamos a entender ("Dios es amor" de Un 4,8.16), al mismo tiempo que destruira lamisma esencia moral del hombre.

    2.El significado ms all del hecho.Pero sera igualmente simplista, adems de estril,la actitud contraria de apoyarse en la imposibilidad del hecho emprico para negar la

    realidad del significado teolgico. Eso significara, en primer lugar, desconocer laenorme flexibilidad que caracteriza el mundo simblico en su relacin con los hechos

    empricos, y en segundo lugar, y en este caso tal vez lo ms importante, perder una delas adquisiciones ms decisivas de la exgesis: que la fundamental historicidad de lareligin bblica no exige la facticidad de todo lo narrado en ella. Hubo que aprenderlo

    duramente no slo en los relatos del Gnesis, sino tambin en la misma historia de Jessde Nazaret.

    Todos los comentaristas dan hoy por supuesto que esta narracin no puede ser tomada

    como descripcin exacta o protocolaria de un hecho acontecido. Incluso aquellos queadmiten la realidad de una base factual, es decir, la existencia de un acontecimientodesencadenante, no pueden ne gar que la narracin, como tal, es una construccin

    teolgica.

    Las razones son claras. En primer lugar, el ciclo patriarcal representa todo l unareconstruccin eminentemente teolgica, basada en los escasos recuerdos vehiculados

    por la tradicin oral, sin que en la mayora de los casos resulte siquiera posible unacuerdo sobre los datos ms elementales. Adems, Isaac representa una figura ms bien

    secundaria, reducida a no ser ms que un vnculo entre las dos ms importantes de

    Abrahn y Jacob. Y el episodio concreto del sacrificio, que en su redaccin definitivaparece pertenecer al elohsta* (aunque hay quien lo retrotrae hasta la poca postexlica),

  • 8/14/2019 Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

    4/8

    ANDRS TORRES QUEIRUGA

    tiene una relacin muy laxa con lo precedente: pertenece a las narraciones relativamente

    tardas destinadas a ejemplarizar la conducta de Abrahn y de hecho constituye ladcima y ms importante de las pruebas a que ste fue sometido. Es evidente que se

    trata de una construccin teolgica libre, interesada por la leccin religioso-moral: laradical obediencia de Abrahn desde su fe en la absoluta soberana de Dios.

    La segunda cuestin es ms delicada y sutil: si el significado no es solidario con el

    hecho real, puede tambin desvincularse de la misma posibilidad de la orden divina?podemos negar la posibilidad de tal orden y, sin embargo, mantener viva la leccinreligiosa? La respuesta es afirmativa y se apoya en un dato que tambin puede

    considerarse adquirido por la hermenutica actual: la historicidad de los smbo los. Estostienen su nacimiento y su muerte: lo que un smbolo en un momento determinado

    significa puede dejar de significar en otro. Por otra parte, las realidades son siempresignificantes en un contexto: si ste se cambia, aqullos pueden perder su capacidadevocadora. Adems de los ejemplos de Gen 1-2 (el agarrarse al smbolo de un Dios

    alfarero llev a verdaderos disparates teolgicos ante el problema de la evolucin) y del

    muy actual de los testigos de Jehov (intento de mantener fuera de su contexto lacapacidad simblica que la sangre tena en el mundo bblico), tenemos -ms relacionadocon nuestro caso- el juramento de Jeft (Jc 11,31 ss), en el cual todava la epstola a losHebreos no encontr motivo de censura (11,32-34). Sin embargo, quin de nosotros

    podra escoger un voto as (ofrecer en holocausto al primero que salga a su encuentro)como base expresiva para un significado simblico?

    Pero, a pesar de esa imposibilidad, podemos captar en toda su grandeza aquel gesto

    entonces heroico. Una buena hermenutica ensea que el rechazo del significante nosiempre impide captar el significado: el medio expresivo puede ser rechazado y, a pesarde ello, permanecer transparente a la intencin original.

    3. La letra mata, el espritu vivifica. Este modo de ver representa la nica forma

    autntica de respetar el pasado del otro. La posibilidad de que Dios pueda dar la ordende sacrificar un nio inocente resulta monstruosa para nuestra religin y nuestra cultura.

    Pero, cuando con sentido histrico nos retrotraemos al mundo religioso-cultural en quenaci la narracin, comprendemos que las cosas eran radicalmente distintas. Lossacrificios humanos constituan un dato ambiental, incluso en Israel, como lo prueban

    las prohibiciones legales (Lv18,21; 20,2-5; Dt 12, 31; 18, 10) y las diatribas profticas(Jr 7, 31; Mi 6, 6-7; cfr Sal 106, 37), y la idea de Dios -an no estrictamente monotesta

    y en pugna con las continuas tentaciones idoltricas- mantena trazos terribles, tanto deamenaza y castigo como de causa directa de vida y de muerte (Dt 32, 39; Os 4, 10; Sal55, 24; Sb 16, 13; Job 9, 22; Qo 7,13-14.18). En estas circunstancias resulta claro que

    una orden de este tipo poda tener una fuerte capacidad simbolizante que el autor bblicosupo aprovechar genialmente para dar un salto increble sobre su propio tiempo.

    La libertad frente a la letra posibilita dos cosas importantes: definir la funcin exacta

    que el significante -el material narrativo- tena en su contexto y, en un segundo paso,captar el significado profundo que motiv el uso de ese material y moviliz sumaravillosa estrategia expresiva. Y lo cierto es que ahora aparecen en su verdadera luz

    los dos motivos comnmente admitidos por la exgesis: la explicacin etiolgiea* delnombre Moria ("Yahv viene" o "Yahv aparece") y la crtica de los sacrificios

    humanos en nombre de la religin de Yahv. Entonces comprendemos bien toda lagrandeza de este segundo motivo: un smbolo que a nosotros hoy nos repugna constitua

  • 8/14/2019 Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

    5/8

    ANDRS TORRES QUEIRUGA

    entonces por el modo de usarlo un enorme avance religioso y cultural. No verlo

    significara una torpe ceguera etnocntrica.

    Pero implicara una no menor ceguera histrica y hermenutica*, y una grave falta derespeto para el texto agarrarse a la letra, ya que de esta manera su intencin quedara

    atada a un significante que, juzgando con criterios actuales, resulta inaceptable ymonstruoso. Esta vez s que cometeramos un real asesinato cultural: el de matara Isaac

    con la terrible muerte de la letra (2 Cor 3,6), relegndolo ya para siempre al infierno delos smbolos muertos.

    Rescatar con toda libertad el significado sin atarnos a la letra de su significante no tienepor qu implicar una soberbia absolutista, como si, nicamente y para siempre, fuese

    vlido lo que nosotros hoy vemos: la temporalidad de una interpretacin es la inevitablemodestia de toda hermenutica autntica.

    Recuperacin cristiana del significado

    Aunque sean muy pocos los que en nuestro tiempo toman en serio la literalidad no slodel hecho, sino de su misma posibilidad, el problema radica en la no explicitacin de

    esta conciencia. Pues, al no hacerse con toda claridad, la interpretacin refleja siguefuncionando sobre la base inexpresada del presupuesto tradicional con gravesconsecuencias interpretativas. Slo el desvelamiento expreso de este presupuesto y la

    elaboracin crtica de la "distancia temporal" permiten una interpretacin justa y a laaltura de nuestro tiempo, tanto negativamente -eliminando los obstculos que impiden

    el acceso al significado- como positivamente- abrindolo a toda su riqueza

    1. Una segunda inocencia!a) Negativamente,el resultado ms obvio es la eliminacindel falso escndalo del significante, con una doble valencia. La primera y ms elementales romper su vinculacin con una interpretacin literal que, con toda razn, hara hoy

    inaceptable el significado. La segunda resulta ms sutil pero tambin ms decisiva,porque afecta a la dinmica misma de la fe, al oponerse frontalmente a una falsa imagen

    de Dios.

    Para una interpretacin creyente, lo normal es mantener la posibilidad del significado.Pero, al hacerlo de una manera acrtica, se puede cultivar de modo inconsciente una ideade Dios falsa, o en todo caso, alejada del Dios de amor, revelado a travs de una larga y

    fecunda historia que culmina en Jess de Nazaret. Es la idea de un Dios que tienta y quesomete a prueba, que causa las dificultades de la vida en vez de apoyarnos contra ellas;

    del Dios terrible del inconsciente no purificado, que puede tener exigencias arbitrarias oque afirma su soberana a costa de nuestra felicidad; del Dios tremendos,que afirma sugrandeza a costa de nuestro sometimiento. En una palabra: el Dios del Terror de Isaac y

    no del Abb de Jess. De hecho, muchas interpretaciones de la muerte de Jessestuvieron -y estn- viciadas por una falsa asociacin con una mala lectura del smbolo

    de Isaac.

    Insistir en este punto reviste una importancia trascendental, porque gran parte de lacredibilidad del cristianismo se juega en este tipo de influjos que, a travs de un

    lenguaje no purificado y de presupuestos no sometidos a la luz de una crtica expresa,trabajan el inconsciente individual y el imaginario colectivo. De ah surge una

  • 8/14/2019 Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

    6/8

    ANDRS TORRES QUEIRUGA

    consecuencia inicial de gran importancia propedutica: toda predicacin o

    interpretacin de este smbolo poderoso debe empezar por dejar bien claro que no seapoya en la letra de la narracin, pues slo as quedar libre el oyente para la

    percepcin del significado.

    Un segundo paso sera elaborar la comprensin del significante, de manera que noresulte lesivo para la imagen de Dios. Hay que insistir en esto: lo que en la narracin

    bblica aparece como directa causalidad divina obedece a una cosmovisin ya pasada.Hoy expresaramos lo mismo aludiendo a que las pruebas y tentaciones de la existenciason, efectivamente, reales y a veces terribles, pero que no las manda Dios, sino que

    constituyen el lote inevitable de nuestra finitud.

    b) Y aqu empalmamos con la aportacin positiva:sin necesidad de grandes esfuerzos oartificios interpretativos, sino dejndonos llevar por la fuerza expresiva de una lectura

    espontnea, recuperar en todo su vigor y fecundidad el significado simblico. Es lo queP. Ricoeur llam "segunda inocencia": la que nace de una fidelidad limpia que no teme

    dejarse educar por la crtica.

    El sobrehumano dramatismo de la narracin no desaparece con este nuevo modo de

    leerla: la experiencia de la vida nos demuestra sobradamente que siempre y en todocontexto las "pruebas" pueden ser terribles. En los casos extremos, da toda la impresin

    de que es preciso sacrificar lo ms ntimo y querido. Tampoco desaparece la leccinfundamental: que la solucin no est en la desesperacin, la rebelda o la huida, sino enla fidelidad a la voz de la conciencia, que desvela la ley profunda de nuestro ser y, por

    lo tanto, el camino de nuestra verdadera realizacin (que coincide con la voluntad deDios para nosotros).

    De este modo no se lesiona nuestra justa autonoma ni se atenta contra el amor de Dios,

    que ya no es el amo absoluto -perenne fuente hegeliana de una "concienciadesgraciada"-, sino el Padre que, aunque pueda parecer que nos abandona, nosacompaa en la lucha. Y as el smbolo sale fortalecido: la obediencia absoluta de

    Abrahn pierde su lado oscuro de sumisin a un Dios terrible, y se transfigura en libreconfianza filial ante un Dios cuyo amor busca sola y nicamente nuestra realizacin y

    felicidad. Y la seguridad de la ayuda divina, simbolizada en el ngel y en el carnero, noest expuesta al riesgo de su inmediatez terrena, pues la cruz no queda eliminada y elfracaso es siempre posible. Pero ambos quedan iluminados por la luz trascendente de la

    resurreccin.

    El smbolo sigue impresionndonos con su grandeza: Abrahn contina representandoun modelo grandioso para nuestra fe (Rm 3,28; cfr 1,17; 3,20-27.30; 4,2-5.16-24; Ga

    2,16; 3,6-12.24) y un estmulo para abrirnos activamente a la voluntad de Dios (St2,2124; Jn 8,39-40). Y desaparecen las connotaciones oscuras que pueden provocar el

    rechazo o envenenar el inconsciente, cultivando una imagen de Dios que no est ya a laaltura del rostro paterno que se nos revel en Jess. En este sentido, todo cuidado es

    poco, pues fcilmente bajo expresiones piadosas o conceptos en apariencia profundos

    pueden colarse matices que, en realidad, reproducen el viejo significante en nuestroconcepto de Dios, ya siempre menesteroso de por s.

    2. A modo de verificacin.Para que estas reflexiones pierdan su tono abstracto, nadamejor que confrontarlas con algunas lecturas que, de algn modo, permitan verificar -en

  • 8/14/2019 Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

    7/8

    ANDRS TORRES QUEIRUGA

    positivo o en negativo- su significado concreto. El primer texto es un comentario

    exegtico de G. von Rad:

    "La exgesis se acerca mucho ms a la verdad cuando en este relato encuentra sobretodo la idea de una radical prueba de obediencia. El Dios que se revel a Israel es

    plenamente libre en su dar y tomar, y nadie puede preguntarle "qu haces?"(Job 9,12)(...). Por eso frente a todas las reflexiones que se hayan podido alzar contra este relato,

    slo podemos decir por desgracia (!) que estamos ante una cosa ms horrible que elsacrificio de un nio (!); y es un camino que discurre en el ms completo abandono por

    parte de Dios, sin que Abrahn sepa ni por asomo que Dios lo est probando. Detrs de

    estos 19 versculos hay una inmensa experiencia de fe: saber que con frecuencia Diosparece contradecirse, que acta como si quisiera excluir de la historia la salvacin que

    El emprendiera con ella. As es como Dios pone a prueba la fe y la obediencia." (Ellibro del Gnesis, Salamanca 1977, p. 300).

    El segundo texto pertenece a The New Jerome Biblical Commentary (19932). "La

    narracin es una obra maestra que presenta a Dios como Seor cuyas demandas sonabsolutas, cuya voluntad es inescrutable y cuya palabra final es gracia. Abrahndemuestra la grandeza moral del fundador de Israel, afrontando a Dios, queriendo

    obedecer la palabra de Dios en toda su misteriosa dureza."

    No voy a negar el valor religioso de estos textos, sensibles y profundos, pero queasumen implcitamente que la prueba fue impuesta por Dios, y que, desde este supuesto,

    pretenden expresar -despus de Cristo!- el valor perenne del smbolo. Pero no soy

    capaz de aceptar esta visin implcita de Dios que, acaso, muy a pesar suyo, estnvehiculando.

    Quizs, como una especie de prueba a contrario,nada ms eficaz que acudir al mismo

    Kierkegaard, el cual, pese a sus presupuestos, intuy con admirable lucidez eldelicadsimo trasfondo religioso implicado en esta narracin. La lectura literalista leoblig a forzar el smbolo hasta los extremos -creo- inaceptables del absurdo y de la

    paradoja. Pero el recurso genial a las "variaciones" le permiti captar lo que de verdadestaba en juego. La primera subraya de modo admirable el lado positivo: no es de Dios

    de donde puede venir el mal y todo ser poco para evitarlo. En ella Abrahn engaa aIsaac para que piense que es l y no Dios quien decidi matarlo:

    "Abrahn cogi al hijo por el pecho y lo tir a tierra, gritndole: "Cro! Crees que soy

    tu padre? No, no soy tu padre, slo soy un idlatra! Crees que hago esto obedeciendoun mandato divino? No, lo hago solamente porque me da la real gana y me llena deplacer!". Entonces Isaac se estremeci hasta la mdula de los huesos y, en medio de su

    angustia, grit a su vez: "Dios del cielo, ten misericordia de mi! Dios de Abrahn, tenpiedad de mi: s t mi padre, ya que no tengo ninguno en este mundo! ". Y Abrahn

    deca muy quedamente para s: "Seor omnipotente, recibe mi humilde accin degracias, pues es mil veces mejor que mi hijo me crea monstruo, que no que pierda la feen Ti! "".

    Impresionante, sin duda. Pero, vista crticamente, esta variacin no deja de tener su lado

    oscuro y tremendo. Lo fundamental queda salvado: Abrahn logra preservar a los ojos

    de Isaac la bondad de Dios. Pero eso mismo demuestra lo horroroso e inaceptable de laorden. Adems, al mantener la realidad de la misma, Abrahn se hace un hroe

  • 8/14/2019 Andres Torres Queiruga - Del Terror de IsaaC Al Abba de Jesus

    8/8

    ANDRS TORRES QUEIRUGA

    admirable, pero a un precio inconcebible: l aparece mejor -ms bueno y compasivo,

    ms moral- que el mismo Dios.

    La otra variacin desvela ya con toda su crudeza las consecuencias funestas delpresupuesto intuido y mal digerido que, con su monstruosidad, mina de raz y ya para

    siempre la vivencia religiosa:

    "Lleno de paz y de dulzura hizo Abrahn todos los preparativos del sacrificio, perocuando se apart un poco para coger el cuchillo, entonces vio Isaac cmo se crispaba de

    desesperacin la mano izquierda de su padre y cmo se estremeca todo su cuerpo.Pero Abrahn cogi el cuchillo! Despus volvieron a casa y Sara se apresur a suencuentro. Isaac, sin embargo, perdi la fe: jams se oy ni una sola palabra sobre esto

    en el mundo; jams dijo Isaac nada a nadie sobre lo que l viera. Y Abrahn, por suparte, nunca lleg a sospechar siquiera que alguien lo viera."

    Verdaderamente, Kierkegaard, a pesar de todo, comprendi: no es Dios quien prueba,

    no es jams una desgracia encontrarse con su voluntad.

    Proceder as constituye nuestro mayor respeto a un texto venerable y nuestra mejorfidelidad a la enseanza de Jess. Constituye sobre todo el mayor tributo que podemos

    ofrecer a la gratuidad infinita del amor de Dios.

    Tradujo y condens: MIQUEL SUOL