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O ^ M A S

c r ì t i c o - g e o g k A f i c a s

CQ^. ¿JvmM.9 (B aèct flW o.

C o r r f f f t o n f r a t r m a .

T E S O R r

LIbrus 41

RiM iotec

Procedei;-

C U A R T A

CORRECCION FRATERNA

AL PRESBÍTERO MI?!AN0,

adoirtiéndole algunos de los muchos descuidos qu9

ha tenido en ¡a redacción del Diccionario geo~ gráfico de la Península.

POR Er, SÜSCRIPTOR ARREPENTIDO

D . F . Caballero.

C O N L I C E N C I A .

Imprenta de E . A g u ad o , bajada de Sta. Cruz.

f 8a.y.

S e ven d e con la s a n te r io r e t en la s l i b r t n a s de C ifu e n -

t e s t c a lle de P r ec ia d o s ', de S á n ch ez c a lle de la C o n -

tep cio n G erón irfia , y de M in u tr ia s a lle de T oledo,

A L A U T O RP J l

del Diccionario geográfico de España,

un poeta de origen arábigo.

N unca fuera escritorzué D el vulgo tan admirá, Com o lo fue Sebasti P or su estrañ'o Diccioná. Los críticos le m ordí,Los necios le celebra,Los sábios le escarnecí',Y los chulos le silvá.

Parturient montes, nascetur ridiculas mus.

H o r a t . in arc. poet.

V e r s io n p a r a fr d tt ic a .

Preguntas por do quiera repetidas . Im p r enta nueva , frases escogid as.Pom poso a n u n c io , gran de c a m p a n ad a,¿ Y qué e r a en s u m a ? £ i D ic c io n a r io , nada.

M i mas admirado y siempre imperturbable G eó grafo: E n grande aprlelo le creia á V . con el lomo 5 .° de su Diccionario. Las hablillas que corrian entre los Suscriptores j la promesa tan reiterada de darlo á los cincuenta dias , tenerlo impreso un mes de callada , y no anunciarlo, era cosa de hacer cosquillas á cualquiera que no estuviese en la peregrina idea de los cuatro papelotes, que han puesto et voliím en á parir, y al Suscriptor en la tentación de aflojar 17 reales mas sobre los 34-. E l tomo 6.® también espera hace mucho tiempo que le saquen al sdl. ¿Q ué será ello? ¿ s i pensará V , que el público atribuye la tardanza al cuidado que pone en ha-

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cci'lo miíjor? ¡Q u é lo b e ría ! L a lectura dcl úl­timo totíío le liace conocer bien , que cada vez se trabaja m enos, y qui: solo se procura ace­lerar la conclusión de la obra. Y a se v é , como las noticias vuelan con las (xacelas y el des­crédito cunde___como los críticos muerden enlo vivOi y los compradores se retraen j es pre­ciso salir pronto del paso, no dar lugar á la rellexion, aprovecharse de los gritos para me­ter algunos pianos en los tornos , y deslizarse con las ganancias del mejor modo cjue se pueda. ¿ Y este es el fi uto que el público saca de los oportunos avisos que se le han dado á V , ? Jira de esperar j que viendo demostrados los crasísimos y mullipiicados errores de su D ic— ciunario) se iria con mas calm a, rcctificaria las noticias, corregii'ia el lenguage, y volverla por su honor. L a conlesiacion que debió V . dar á sus impugnadores , íiie presentarles los tomos siguientes mas correrlos , mas exactos, mas aca­bados. Esto hubiera dado á V . opinión y cré­d ito , que valen mas que todo el oro del m un­do. ís"o labará V . con las ganancias el borron que ha echado á su fama literaria , que difícil- mente recobrará entre los inteligenlés é im par­ciales. Si V . tiene valor para emprender el J)ic- clonnrio U niversal (si es (jue concluye el de la Península) , palpará esta verdad bien á su p c - sai’. Pero dejándome de cuentos y adivinanzas, voy á'esplicar á V . un sueno que tuve noches

pasadas, de aquellos sueños como el del cicgo que oeia , y de los que verdades son. Digo, pues, que VI en sueños á un severo Juez sentado pro tribunali^ administrando jusücia á una multitud de gentes que acudían á pedírsela. A In entra­da del tribunal habia un tar^eton con este le­trero : J U Z G A D O G E O G R Á F I C O . D e su lectura , y de lo que después oi> pude conocer qüe todas aquellas personas eran de los d iferen­tes pueblos y provincias de E sp a ñ a , y venian á quejarse al Juez, geográfico de los agravios que se les han hecho en la obra de V . Según mi cálculo pasaban de i 50 los quejosos, sin contar los de P ortugal, que aun no habian lle­gado; de lo que in ferí que era raro el pueblo ó distrito que estaba contento con la relación del Diccionario. ‘ '¿ Q u e queréis vos?^'’ dijo el Juez á un pobre a rriero , que por estar espe­rando á la puerta del tribunal desde el am ane­cer, habla logrado el prim er puesto.

''S e ñ o r , dijo él metiéndose la mano en el cinto; yo dispuse un viage desde mi pueblo á V a len cia , y como no sabia el cam ino, pedi á un Señor m uy hábil que hr.y en mi lugar, que me pusiese en un papel la rufa que tenia que seguir. Pues , Señor , me puso !a ruta de mil am ores, y me encamino por E strem erà, para que pasase el rio 'l ’ajo por el puente que me di­jo habian hecho allí años atrás. Pues como iba di­ciendo, comencé mi viage; llegué con m i recua

á Estremerà , y bajé al rio á buscar el puente: pero me quedé muerto al encontrarme con una barca mal parada , y que no podia andar por la gran crecida del rio. L a imposibilidad de pa­sar , y la grande lluvia y tempestad que cre - cia por mementos , me obligaron á volver al pueblo ; pero fueron tantos los desmanes que me sucedieron en las cuestas con las ramblas y avenidas , que me conté aquel dia con los d e- funlos. E n fin , Señor, para acabar presto, des­pués de tantos trabajos, llegué á la posada con tres bestias menos, y contento porque nos ha­bíamos salvado las demás. He acudido al Señor que me dio la r u ta , quejándome del engaño del puente , y me ha sacado unos libros gordos que se llam a n .. . Tinieblario , creo que fue el nombre que les d io; y en uno de elloí dice que en Estrem erà se construyó un puente de ma­dera el año de 1820 , y apurado el caso es en otro lugar que dicen Fueniidueña donde está el puente. S i su mercé manda en el autor como me han inform ado, le pido justicia, para que se me abonen los danos y perjuicios que rae ha causado su maldito y mentiroso libro ; pues no es justo que la gente pierda su probeza sin mas ni mas.’ '

'* Y o , S eñ o r, dijo el que seguia al arriero, soy un tratante en frutas. E ntre unos papeles que he comprado para envolver , encontré unos que li atan de las cosas de España y de las pro­

ducciones de cada pueblo; y le í que en un lu­gar que llaman A b ia de la Obispalía á unas 20 leguas de esta Corte, abundan mucho las avella­nas. Con esta noticia , hice allá un viage para acopiar una buena partida. Llegué al pueblo y me encontré que ni en é l , ni en muchas le­guas en contorno hay un avellano por un C ris­to. M e he quejado de esta falsedad al autor del papel, y d ice, que él no la ha sacado de su ca­beza , sino que asi se lo ha escrito el barbero de A b ia , contestándole á varias preguntas que le hizo, y aun me ha dado con el testo en los hocicos, enseñándome la carta del barbero. Ahora entra , S eñ o r, mi duda, de si debo re­petir mis agravios contra el b arb ero , ó contra el autor ; pues á mi corto entendimiento , no todos estamos obligados á saber responder, pe­ro es gran culpa no saber preguntar, y á quién se ha de preguntar ; y el que imprime una co­sa , vea lo que im prim e.”

Seguíase un templado andaluz , y lomando la palabra, dijo : Ha de zaber zu ceñoría que yo zoi vecino de A la n iz , en el reino de C e v i- y a ; donde todoz creiamoz tener nuezira alma en nuoztro alm ario , hazta que un Pae Cura que dizfrula una ración de nueztra iglezia C a­tedral , ha zacao un libro tan eztrafalarioy pin­turero, que noz ha dejao á toditoz con un ca­chito de alma. V ea zu ceñoría á como tocare- moz Cada vecino de los 887 que zomoz repar-

líéndonoz zolamente i 3a alm ai : á menoz de media alma por familia, j Jezuz y qué hombre! Z i le p iy a ra , yo le baria ver q u e je n g o maz alma que un A lejandro, y niaz puííoz que un Hérculez. Acompañó á sus razones tan sala­das y airosas maneras , que todos le oyeron con gusto.

Habló en seguida un hombre de larga es­tatura , enjuto de barriga y de piernas, con unos calzoncillos anchísimos de lienzo. Plabia estado sentado sobre sus talones antes que le tocase el tu rn o , y erguiendo suenmelenada ca­beza sobre los dem as, dijo de esta manera: ' 'Y o hé iiaixciit en la Torreta de Canals prop del poblé de Canals. E n la casa que visch n aix- qué el Papa Calisto tercer , cosa que em soslen- gut y demostrat els de lorreta contra els de C a— nals. Pero en un Uibrot que está publicant un tal M iñano, nos ha IJovat esta gloria, fent na­tural de Canals al dit Señor P a p a , que va á naixér en la nostra Tórrela.’^

Apenas acabó su rehtcion el valenciano, se adelantó un caballerete de provincia diciendo: ' ' L a Comunidad de Caiatayud, de que soy in­dividuo, me encarga haga presente á V . S. un singular agravio , que entre otros ha hecho á la nueva B ilbilis el autor de ese Oifñador de cartas c[\i(í llaman Diccionario. H adado una es- tension á nuestro partido de mas de 120 le­guas de N . á S . , pues le hace empezar á los

35® íe latitud ó hacia Trcmecdn en Berhen'a, y concluir á los ¿í i° 5' : y á pesar de darle 6° 5' en latitud , todavía se ha dejado fuera del par­tido á la Capital que está mas al N . de ios ^ 1° 5 L a longitud entre 26® 2q' y 27^ no saldemos á qué meridiano puede referirla , co­mo no lo busque en las Azores ó en la G r e ­c ia : pues no corresponde al de la isla de Hier­ro ni al de T c id e , ni al de C ád iz , ni al de M a d rid , ni al de P arís, ni á ninguno otro de los muchos que ha citado y puede citar. La Comunidad quiere que se reformen tales des­aciertos en el suplemento que ha ofrecido el autor; y como es de presumir que lo dé gratis á los Suscriptores, y de consiguiente que sea m uy reducido y dim inuto, implora la autori­dad de V . S. para que lo haga cumplir así, por ser conforme á justicia, que geográficamen­te pido , juro , &c.^^

Todo el concurso óyó atento al bilbilitano; pero el que le siguió en la palabra llamó mas la atención por lo raro y duro de su lenguage, que ni aun el Juez hubiera entendido, si un intérprete no se lo hubiera traducido al cas­tellano. Dijo pues:

Guezaltíiargo Eley— E l Intérprete zaurreco erria nere bidez hizo la siguiente ira— quejatcen dá , hitz/egui duccion.luciazaJtar Espanacoa, La Ante-I;^lesia do tdü erderaz Diccionario G ucsalibarse queja por

geográfico de Españaderitzun Uhurua gaur iicribatcen duanac , tz duela aren ganean bes~ teric esaten, baicic ar~ quUcen dirala banutoqui sufredun batzuec *ciüto lilquidaluac: uzquetatcen a'e duela Sta. Agueda- ren bere izen ezagutua. Ezdu ere esaten ulorqui are erizpi batean heti cmaiendutla berrogueita amasei chupín edu ocliaoa lauren: ur arlan eun ma- Uaco beroneurriac ama— lau garren malla era- custen duela: bereci ver- tutea dala narmeco edo narruco gaitzac séndat- cea: azquenengo obra oer- TÍetan eguindirala baoa artceco baíiutoquiac F a ­riseo Tii>ül¿ deritzon fe- cuan dirán antcecoac: chorrozco banuioqui bu— gaindarrac eta marboi— llarrac: banutvqui su-

fredunac eta ur gozoz- coacf ostatu on baíequin.

mi medio de que el au-< tor del Diccionario geo­gráfico de España no ha dicho de ella otra cosa, sino que hay unos baños de agua sulfuro­sa muy concurridos, y ha oniilido el nombre de Santa Águeda con que también se la co­noce; que el mananlia! da cincuenta y seis cuartillos de agua por minuto en todo tiem­po ; que la temperatu­ra del agua es catorce grados del termómetro centígrado; que son es­peciales sus virtudes on las erupciones cutáneas; que en las obras que se han egecutado liltim a- mente se han construi­do baños idcnlicos á lus del Tívoli de París, ba­ños de chorro, vertica­les y horizontales, baños de agua sulfurada, y baños de agua dulce, y una fonda á hospede«

"Baita ere da ur burnii- r/a; qne hay adema* catuco iturri hat , eta una fuente de agaa fer- Ceñuaco ur gaciarequico ruginosa, y un depósi- toqui hat ; alaco moduz to de agua salina de non ¡ecubacar onetan vi— Ceslona ; de modo que llatzen diiusie eriac iru losenfermos encuentran ur mofa chito gayonac, en este solo punto tres eta erara izateco modua. aguas útilísimas y m u - yiugustia ezanzuenigaz- chas comodidades. N a - co garagariUean Madri— da de esto pone el Dic— lien aterazan gazetac, cionario á pesar de ha— gustien ezagiifíraco; ha- herse insertado en la ña Diccionario edo U- Gaceta de M adrid ( i ) buru aren escrihazalUac para que llegase á n o - ez dio eeer , eta iracurf— ticia de todos; y no «e- zen dulenac haJizate bes— rá estraño qué en lo te iritzian egotea gure sucesivo formen mala hanutoqiden gánean ,ba-‘ idea de nuestros bafios tezere Gari>e arbola p in- los que vean que el a u - iatzen eta beste onelaco lor no encontró en ellos ecerezco ganzetan de.m— cosa digna de contarse» horii eta papera gastai— siendo asi que gasta pa- zen duenian gjire baHu- peí y tiempo en des— toquien gánean zer ezan cribirnos el árhol ( ia r - eilldlu gafte. \6. '

Luego que concluyó el guipuzcoano, habló

( i ) Deí jueves i 3 de julio de 1826«*

nii afligido cesante en eslos términos: Soñor, he perdido mí deslino de oficial de Correos que desempeñaba hace treinta anos á saiisfacrion de mis gefes. K( que tenia lillimamente apasiona­do ei) estremo al Diccionario que vende al pú­blico el Doctor Mifj'ano , se ha empeñado en que hemos de arrinconar á E sp in a lt, á Solo, á L io rri, y demas autores por Ins que nos goberná­bamos , dirigiendo las cartas con arreglo en un iodo á la obra niináiiica. Esta mama , en que también han incurrido algunos al poner los so­bres ,de los pliegos, ha sido causa de que se eslravie' y estanque mucha parte de la corres- pondfncia ; pues enviamos los paquetes á ias administraciones del Campo de Criplana , de Jadraquje, Jerica » la M embrilla y otras que solo existen en el Diccionario y en la cabeza de su au tor, y se quedan en las carreras sin que haya quien los abra y como que van diri­gidos á administradores imaginarios. Y vea V . S. que ahora nos tratan de ineptos , y nos quitan «I destino y la opinion« sin que nos es- cusen tan juslas razones; pues dicen, que cuan­do un individuo dt} la Sociedad de Geografía de París asi lo ha estampado, sabido se lo ten­drá. Creo que V . S. se habrá peneírado de la razón que me asiste , y por tanto en la forma que mas haya lugar pido justicia y merced.

U n gallegote achaparrado y fornido que ansiaba por contar su cuita , fue el que siguió

al cesante. Dijo asi r M eo Señor : eu son un veciíío <le FarnadeÌros, é auiique ineus pahis foron probes, nonllcs faltou ó cuidado de man­darme á escola praque aprendese as primeiras letras. Lein un libro nobo que escribe un Se­ñor Cura de M a d ril, que os paisanos gallegos leban sempre cirigolas debaixó dos calzos , 6

non quixéra que esta noba se tomase tan ó pe da letra que nos estrellase á cumplila; pois en nunca gastei cirigolas nin podo gastalas sin os- poíierme á mil apretos ñas miñas necesidades} que son moitas é de repen te/'

Toro el Juez la campanilla , y los minis­tros hicieron salir con voces y empellones á cuantos estaban dentro del tribunal. Cerráronse las puertas, y el concurso quedó impaciente es­perando el fallo de los ocho pleitos ; pero no tardó en salir un Secretario, que en leira de no m uy buen carácter, puso en la puerta el siguiente aulo definitivo.

Nos el Juez geográfico, &c. Vistos los au- »tos que ante nos penden, y oídas las partes y »lo espuesto por el nuestro üscal, fallamos:

» A l recurso de Silveslre Jim én ez, arriero »de la villa de Kspinar; Que piérdalos burros, }»por haber emprendido un viage sin conor.i- » miento y fiado en vanas noticias; empero se »condena al autor del Diccionario á que á sus »espensas construya un puente de madera en »el sitio que está la barca de Estrem erà para

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»que se verifique la certeza de su aserto , y re- «dundeen beneficio del público.

IIA la pretensión del frutero Diego M e n - « d e z , vecino de esta Córte : Que no ha lugar wá abonarle los gastos de su viage; y se previe- >>nc al Diccionarista bajo apercibimiento , que »en lo sucesivo se abstenga de consultar p u n - jitos geográficos con los barberos, albeitaros, ni 5» otra persona que no descienda por línea rec- »ta masculina de la familia de los Tolotneos »egipcios.

» A la solicitud de Isidoro S eg u ra , vecino »de A lan is: Se declara a lD octor Geógrafo, ig- »norante en la aritmética polílica ; habiéndose »hecho acreedor por la omision de las i.S a o »alm as, á que se le recojan los diplomas de la »Sociedad Parisiense, caso de tenerlos, prohi- »biéndole el uso de este lílu lo , y dando noticia »de este auto á la Sociedad geográfica para los »efectos consiguientes.

» A la pretensión'de Jaim e Alcorisa , de la »T orre tíe Cauals: Que constando como consta »documenlalmente la certeza de su relato , se »estrechará al Diccionarista á enmendar en uno »de sus Suplementos la patria de don Alonso »de Borja , despues Calixto I I I , haciéndole co- »piar la partida de su bautismo que se baila >»en la Colegiata de San Felipe de Játiva.

» A la de don Santiago Garcés y V illaba, »apoderado de la Comunidad de Calatayud Se

»le concede loq u e solícita, condenando al D oc- »tor M inano á que vaya á aprender que es »longilud y latitud al Observatorio de San F e r - »nando, sin que pueda continuar la publicar »cion de su obra, hasta que haya acreditado la »suficiencia con certificación legalizada de los »profesores de aquel establecimiento.

»Al recurso de don B runo O rionanguren, »de la república de (inesalibar: Que se haga »información sumaria de los enfermos que d e - »jan de concurrir á sus baííos causá Dictiona— »r/V, á los que estará obligado el au tora con- »ducir de su cuenta y riesgo ; para cuyo fin se »consignan sus rentas, asi eclesiásticas, como »civiles y literarias.

» A la reclamación de don Indalecio O r ti- »gosa , Oficial de correos cesante; N o ha lu - »gar á reponerle en su destino; pero se le con - »tinuará su sueldo por via de jubilación , pa-» »gándoselo de los 70^ reales que ha satisfecho »el Dircionariita por el porte de las i6 ü con- »sabidas cartas.

» Y últinjamente , á la queja de Pedro F e r - •»rcíra , de la feligresía de Farnadeiros , dióce— »sis de Orense : Que en obsequio de la deccn- »cia , se le obligue á gastar calzoncillos; sien- »do de cuenta del Diccionarista la manutención •»y salario de un Ayuda de Cám ara que auxilie »al Fcrreira en sus urgencias.

»A si lo proveyó y mandó el Seuor Juez

»geográfico, de que yo el Escribano doy fe. = »Firmado/'’

D ejo á los Jurisconsultos la discusión de si las sentencias son conformes á la legislación geográfica: lo que sé decir es, que el concurso las celebró con indecibles aplausos y Víctores.

Hasta aqui de mi sueño ; y cogiendo el tomo 4- del D iccionario, hablare dispierto de lo que pensaba dorm ido; de sus infinitos errores. Á n i­mo, don Sebastian; y si V , quiere una prue­ba de lo que ya le tengo dich o, mírese en este

E s p e j o __ Y a que V , se empeña en ponerde cuando en cuando su trozo de Itinerario, se­rá preciso que satisfaga la maldita curiosidad de los preguntones. U n Alcalde de monterilla que ha de hacer un víage desde Granada á Kstremadura , se empeña en saber qué ermita del Socorro es la que se encuentra en el trán­sito, que tiene agua y sombra -, y qué quiere decir el Cortijo de la Alam eda también con agua y sombra. L o de agua ya se deja inferir que será cosa de pozo, fu en te , charco, arro­y o , r io , laguna ó m a r; pero lo de sombra tie­ne mas que pensar. L a sombra que todos co­nocemos no será , pues tratándose de edificios, es claro que han de proyectar sombra. S i V . no puede satisfacer á este Alcalde preguntón^ como yo presum o, deberá acudir al andaluz que le comunicó la noticia , para que nos sa­que de la d uda, y se guarde otra vez de usar

áe voces y terminotes provinciales en carias que se han de copiar de molde para que las lea to­do el mundo. Y a se me olvidaba el enlrepa- rénicsis A '! 'P U B l, que es el nombre que luvo Hsppjo en tiempo de los Romanos. Quién lo habla de de ir? Plinio, \u lo Hirtio, Navagerio, Morales y demas autores de su jaez no nos han conlado mas que patrañas. V ea V . lo que dice el majadero Eaudraud en su Diccionario geo­gráfico con referencia á tales aiilicuarios :

Attühi , SRU Ucitbis vppiciiun fu it Turdulo- rum ad SingUim Jluvium à Corduba in meridiem-, ab Astigi in -ortum , itbi

forsan hodj castrum O livera dictum.

A íu b i, ó TTrubis, fue pueblo de los 'Purdulos, junto al rio G enil , al mediodia de Córdoba y al sállenle de Erija, tal vez en el sitio que hoy llaman Olii>era.

Según esla opinion la Attiibi antit^ua esta­ba muy distarne de donde hov Espejo. Dice tam-.* bien líaudrand , ó mas bien F erra n o :

Aspüí'ia , Kspejo, fes~ Aspavia, Espejo^ se-te l^lorali, onpidum Bct~ «un Morales, lugar detica , Coniidm proxi- la Bélica cerca de Cór-,mum ad Sahum flu ~ doba, á la margen delvium a/mdCastrum Ili— Salado, frcnle á Cas—í>i. Iro del Rio.

D e los dichos autores resulta que Espejo se

llamó Aspavia , y no Atfubi ; pues este ùltimo nombre conviene al sitio de Olivera en las már— genes del Genil , y Espejo está en la del río Salado como Aspavia. Pero estas son opiniones antiguas, y por lo mismo cstravagantes. Los geógrafos á la violeta seguimos otra moda en esto de icnografía, y no tenemos que revolver medallas , inscripciones, ni antigüedades. Para m í la autoridad de V . vale mas que la de los rancios autores citados. S i Señor; Espejo en tiempo de los Romanos A ttu b i, y no me apea­rán de lo dicho los doce Pares de Francia.

E s t a c a s (paso d é la s ) — i Qué bella pin­tura ! Aprendan Madrazo y Lopez á presentar cuadros interesantes de las cosas mas triviales. E n solas diez varas de renglones nos dice V . mas que otros dirían en muchos tornos, ¡Qué espantoso se presenta aquel precipicio ó sima donde han sido algunos despeñados sin poder lie • gar á tierra porque no la hay,, ni tampoco agua\ jQ ué exacíUud en las dimensiones! ¡Qué proli- gidad en las descripciones! |Cuánta acción en las posturas ! ¡ Y qué naturalidad en las transi­ciones y saltos ! Se me figura estar viendo á un Sayagup's que se va arrastrando hasta tropezar con los pies en las Nalgas de San Marned ( r ) y

( I ) Penon asi llamado porque se le parece algo en su figura. Vean el tom. A . pág. 87. col. i.* Un. i j .

que fijando los dedos en el labio del peñón, que tiene dos de ancho, se agarra con la mano de­recha al hueco que llaman poyata , y con la iz­quierda ¿ la segunda estaca todo á un golpe ; lo­ma la primera , deja la segunda, echa la dere­cha y suelta la izquierda , con la derecha la ter­cera, con \a izquierda la cuarta^ acompañando al juego de manos el rastreo de pies de puntillasi y se baja despues medio rodando. . . . ¡Jesú s, que se le va la cabeza! j pobre hombre ! ¡ por Dios, que se precipita! Apartemos la vista de cuadro que lauto nos conmueve, y convengamos en que no es esto para cabezas redondas. S i es poco ser una ardilla para movimientos tan veloces y ra­ros. N o cruzará- el hijo de mi madre por el pa­so de las Estacas, porque

Según dice el Diccionario es una empresa arriesgada, y no quiero yo esponerme á quedar en la Estacada.

Salgamos de este atolladero , y pasemos mas adelante. Hete aqui á

F jg c e r c e l. ís ._Pueblo de A ragón , situa­do en las inmediaciones de Borja , como lo con— firiua el fin del artículo diciendo: Vista 7 le­guas de Borja ■. y S de Zaragoza. G in que lo que está á 7 leguas de Borja y 5 de ^ ra g p za lo llama Y . inmediaciones de Borja. M uy Inen.

Cerca del rio Ebro. Esfe cerca es mas de media legua , y el canal imperial que es(á á la puerta de la calle , ni lo pone V . cerca, ni lejos. B ra­vísimo. Pero ya veo con placer que va V . en­trando en los trotes, y tomando nuestros salu­dables consejos. Para este artículo, ya copió V . del Atlante español lo de los despoblados de A zuer y Rezuer, y la fuente de la Parrilla; so­lo que el señor P ierart-P cra ita , que por ca­sualidad estaria entonces adormilado, puso A z - nér por A zu e r, y Pardilla por Parrilla. M as esto poco importa ; un lapsus HngutXy calamip iypive, cualquiera lo tiene.

Ff-AViOBRiGA. — • También se ponen artícu­los de geografía antigua, como es este y el de Deobriga ; mas se echan de menos la m ayor parle como Cartago, Com plutum , Arcobriga, C lun iat A lc e , E gelasta, A ugustobriga, &c. ¿ Por qué alguno y no lodos ? Porque no de todos se sabe lo que de Fiaviobriga. Se sabe exactamente su situación, por mas que lo ha­yan dudado hasta el dia los escritores. Verdad es que Y . duda si fue Bcrníeo ( i ) ü Otañ'ez, y

( i ) En el artículo de Bermeo dice sin la menor duda que fu e F¡ai>io/jriga; fijando su si­tuación á tos 38° 35' de longitud, y á los i 3 *

de latitud septentrional, que curresponde al

que reserva á la Academia la aclaración de es­te punto histórico; pero mal harán los indivi­duos de esle respetable cuerpo en romperse la cabeza en tal investigación , ya que V . se la dá mas clara que el s o l , gracias á sus trabajos y lino gráfico. E n efecto , ¿ á qué dudar donde se halló la famosa F laviobriga, sí V . tiene bien apurado que estuvo situada sübrc l(i costa del mar Cantábrico á 3 o dt¡ longitud^ £staba sobre la costa cantábrica ; he aquí conocida sa latitud, y á i 3° 3o' de longitud: luego ¿qué resta por averiguar ? Conocida la longitud y la­titud, ó el punto de intersección del meridiano y del paralelo, no hay mas que echarla la ma­no y cogerla á ciegas. A un da V . mas senas: á 2o ‘ E . del rio Neiva , y que el meridiano del rio N erva es bien conocido en todos los obseryalorios astronómicos de Europa. E n la costa cantábrica á i 3" 3 o de longitud, que de­be ser de la isla del Hierro por aquella reglilla de los aprendices como V , nos dijo , equivale á decir que estuvo hácia Llanes en Asturias, unas 3o leguas al O . de Bermeo ( hablo del Bermeo de V izca y a , y no del que Y . sitúa en

Desierto de Zeu-, en el centro del Africa. E l Señor Doctor creerá haberlo trasladado á clima mas ardiente , pero yo me temo que han de morir de fr ió , como el Doctor Andney.

la Á frica cen tral) : pero habrá V . faltado á la reglilla y la longitud se contará del Pico de T e id e ; pues tampoco los i 3® 3 o corresponden á Berm eo ni á Otaííez. ¿ N o ? Pues á donde correspondan, aUí estuvo Flaviobriga; y creerlo ó matarlo. M as fácil es tragarse una patraña, que concertar tantas contradiciones y absurdos como se encuentran en este artículo y los que le anteceden y subsiguen desde Ababurreiro hasta M em brive.

F r a g a . — Bien podia V . decirnos que en esta ciudad fue muerto el rey don Alonso I. de A ragón , en la batalla que le ganaron los árabes año de i i 34- ’ que en la conquistó don R a ­món B eren g u ei, último conde de Barcelona : y que han nacido en ella muchos sugetos ilustres, entre ellos don F r, Raym undo D esp on t, pre­lado de V a len cia , á principios del siglo X I V . E n cuanto á si el nombre Fraga es de ori­gen arábigo, si viene del latin Fraga ( á lo qiie tal vez alude la planta de fresa de sus arm as), ó de fragosas por la aspereza del sitio, ó si es cor­rupción de Flavia , no están acordes con V . los elimologistas; ó mas bien dicho,- discorda V . de todos ellos. Lo que mas me gusta en este ar­tículo es la exacta , clara y precisa definición que V . da de la Maza de F ra g a , dice asi li­teralmente ; L a Maza át Fraga tan celebrada, es un instrumento de madera á modo de un ma­zo. La palabra instrumento distingue la Maza de

Fraga de todas las máquinas y objetos que no son instrumentos: y á modo de un mazo , deter­mina su figura, como si digera á manera de telonio. N o puedo leer esta definición sin que me venga al magin otra m uy parecida que dió un poeta del a m o r; decia a s i:

A m or es un no sé qué,Q ue nace no sé de donde.Que hiere no sé por donde,Y mata no sé con qué.

Serian mas semejantes los pensamientos , si la definición de V . estuviera en verso , co­mo V . gr.

M aza es cosa de madera Como mazo , ó martinete,Como tarugo , ó zoquete,O como un trozo cualquiera.

N o estrane V . que estos versos sean ma­zorrales, pues han salido á golpe de machina, y no por inspiración de A p olo , ni por coope- racion de las Musas.

( í a l i c i a . — E l método es el alma de las producciones literarias. Por esta razón ha he­cho V . m uy bien en recomendar el articulo de Galicia , porque aventaja á los demas en ol buen orden y clasificación de las materias. At-

gunos juzgarán que es inoportuno y sobreabun­dante describir por menor los rios y monles de G alicia en este articulo , cuando los tienen ó deben tener separados; pero esto solo lo dirá algún mezquino de los muchos que han aban­donado la suscripción por no gastarse las pese­tas. Los desinteresados como V , y y o , pagarán con gusto el importe de un lomo m as, con tal que las noticias esten duplicadas ó triplicadas. Por solo el relazo de economía pública de la pág. 252 y el Irocito de la carta de Puente de ITm e, ó sea Puente de Eum e como yo lo lla­mo , se pueden dar los 34- reales. Pero volva­mos al método. Bajo el título Situación dice V . que G alicia tiene 1 ,12 4 leguas superficiales, aunque Antilion ponga con confianza i ,33o . = Producciones: los paisanos gallegos usan siem­pre debajo de los calzones calzoncillos m uy lar­gos. == Idioma : las gallegas son agraciadas, fes­tiv a s , agasajadoras, muy inclinadas al baile y á las canciones propias del país, ¡ Qué buen idioma tienen las m arusiñas! E l lenguage de las gracias, de los festejos y de los agasajos es lenguage mudo , pero muy persuasivo. T a l es el desordenado desorden que reina en este co­losal artículo. E s lástima que no haya V . teni­do á la vista la descripción del reino de G a ­licia por el P . Butrón.

G r a e n a . ^ D a l e c o n p o n e r a r t íc u lo s d u ­

p lic a d o s : v u e lt a á la s c o n t r a d ic io n c s y o m is io ­

nes. Creo que V . se ha llegado á figurar que yo no trngo que hacer otra cosa mas que cor­reg ir le , sc^un la frecuencia con que se desbar­ra. A rlícuio de (iraen a , y artículo de Cortes y (iraena , y ni en uno ni en otro se hace men­ción de sus baííos medicinales tan celebrados. A un hay m as: (xraena sola tiene 8a vecinas 4o8 ¡lahilantes , y 11,imandola Corles y (»rae- ña , inclusos cinco (^orlijos , solo tiene 78 •>«- ciaos 3 i 8 habitantes: de aqui infiero y o , que el tal Corles tiene una canlidad negativa de ve­cinos y alm as, y antepuesto á G raena hace el efecto que la X delante de la L en los núme­ros romanos ; jiues L sola vale cincuenta , y con X delante solo vale cuarenta. ¿ L o vé V . como la duplicidad de artículos espone á con— tradiciones ? E l copia'nie ipsa nocet viene aqui como pedrada en ojo de geógrafo.

G u a d i a n a . — E n los artículos cortos hay errores, y faltarán on los <le tomo y lomo, j Qué calumnia ha levantado V . al naturalista Plinio ! ; Qué empefío en decir en plural los ríos Gigiiela ! E l Gigüela , aquel riachuelo, cu­yo origen fija V . entre üclés y V aldecolm e- iias , y que yo situaría para no equivocarme entre Figueras y Badajoz. Del Guadiana dice V . lo siguiente : A bastante distancia del sitio en que desaparece este rio , se ven brotar gran­des manantiales que se supone ser el Guadiana restituido á la luz del dia. Entiéndase que la

bastante distancia son 7 ú 8 leguas, que la suposición está admitida por un hecho , y que la restitución se hace lo mismo con la luz del dia que con las tinieblas de la noche. Sigue el artículo r Uno de ios ojos del Guadiana es ma­yor (fue la plaza de Zucodo\>er de Toledo y noti­cia m uy del caso para los que ignoran el térmi­no de la comparación. A l P. Roman de la H i­guera se le puede disimular , pero no á un geógrafo que escribe en el siglo X IX , ¿ Qué idea formarán de la estension del ojo de Fuen­te la H igu era, los que uo saben la que tiene la plaza de Toledo T S i V , la espresára en varas cuadradas« estadales, li otra medida superficial, lodos lo entenderían ; pero qui potest capere capiat. D ice V . también que antes de undirse el (xuadiana se mezcla con el Zancara y Gigüe- la ; vuehe á nacer, y á poca distancia de su nue- »0 curso recibe los rios Zancara y Gigüela. A tá­jeme V . esos pavos, Seíior Bedoya. A qui si que creo yo que se me van las aguas sin sen­tirlo , como le sucedió á Sanchica al saber que su padre era gobernador de una Insula. Y aun creo mas de veras que alguna ferida AUisido- ra, ó algún amartelado Narciso han tenido parte en la redacción de este artículo. Los dulces y melosos dictados de rio pomposo , rio grande., rio solitario, rio recogido^ rio furzado y rio jocoso y rio galan , son rapaces de enamorar á un bronce, y de barer abrir mas ojos que G u a d i-A n a .

N o quiero despedirme de V . ( por esta vez) sin hacer una protesta que le servirá en cierto modo de satis4 ccio n , y á muchos de desenga­ño. Como la suspicacia y malignidad de algu­nas gentes encuentra misterios y enigmas en las espresiones mas sencillas y he llegado á en­tender que m urm uran, interpretan, y comen­tan el dictado de Presbítero con que he honra­do á V . Para prueba de su infundada mor­dacidad , no necesito mas que citarles el D ia­rio de M adrid del martes 7 de noviembre de 1826 donde V . mismo se titula á boca lle­na el Presbítero don Sibastiun Minano. C on es­to queda tranquila la conciencia de S. S. S.

E l Suscriptor Seml-geógrafo.

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