Programa De Intervención Para Niños Con Dificultades Lectoras

Post on 26-Jul-2015

1.333 views 3 download

Transcript of Programa De Intervención Para Niños Con Dificultades Lectoras

Programa de intervención para niños con dificultades lectoras.

Realizado por: Consuelo Coloma

Índice de Textos

Mumú– Texto que desaparece– Texto acumulativo

El leómetro– Texto que desaparece– Texto acumulativo

El digasauro– Texto que desaparece– Texto acumulativo

El dragón Danilo– Texto que desaparece– Texto acumulativoEl leómetro– Texto que desaparece– Texto acumulativoEl digasauro– Texto que desaparece

–Texto acumulativo

TEXTO 1

Mumú

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.

Mumú

Mumú tiene miedo a caerse. Ha nacido hace tan solo una hora y como pesa más de 100 kilos, mal lo sostienen sus patas anchas y cortas. Es gris, tiene grandes orejas que casi parecen alas y una trompa que, hasta ahora, sólo le ha sido un estorbo para mamar.Su madre, una elefantona buenísima, lo mira enternecida: es su primer hijo, lo ha llevado veintidós meses en el vientre y está agotada por el esfuerzo que ha hecho por traerlo al mundo.